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Rodrigo Moya

Es un fotógrafo imprescindible por la calidad de su producción fotográfica. Su archivo


comprende de más de cuarenta mil negativos, convirtiéndolo en uno de los más
importantes que existen en México, no solamente por la calidad de sus imágenes, sino
por estar catalogado, organizado y seleccionado por el propio autor. Su obra fue creada
en el lapso de trece años (1955 a 1968). Dentro de sus trabajos más relevantes se
encuentran reportajes y eventos internacionales como la cobertura del quinto
aniversario de la revolución Cubana en 1964, a finales del mismo año e inicios del
siguiente permaneció en Panamá durante el cambio de gobierno a una dictadura.
También participó en la cobertura de la invasión de EEUU a Santo Domingo, República
Dominicana en 1965. El año siguiente cubrió la guerrilla en la Sierra Falcón, en
Venezuela, así como diversas guerrillas latinoamericanas. En 1968 decidió retirarse de
la actividad periodística para crear su propia revista de temas pesqueros, hasta el año
2000 sorprendiera al mundo fotográfico con su regreso, después de treinta y dos años
de ausencia, teniendo una acogida sorprendente por propios y extraños. Desde su
reaparición a la fecha ha realizado una presencia importante, convirtiéndolo en uno de
los fotógrafos con mayor fuerza y presencia a través de sus pláticas, exposiciones
fotográficas, discusiones públicas y privadas en torno a la fotografía y sus exponentes.
Así como la realización de libros, como son: “Rodrigo Moya, foto insurrecta” (2006) y
“Una visión crítica de la modernidad” (2007), “Rodrigo Moya, Una Mirada Documental al
México de Mediados del Siglo XX” (2008), por Alberto Castillo Troncoso. Entre muchos
planes que sigue realizando. Rodrigo es de personalidad afable y convicciones claras y
firmes. Hombre crítico y generoso, defensor incansable de sus ideales.

Entrevista realizada el 4 de noviembre del 2002


En Cuernavaca, Morelos.

Nombre completo: Luis Rodrigo Moya Moreno


Fecha de nacimiento: 10 de abril de 1934
Lugar de nacimiento: Medellín, Colombia. Por circunstancias.
Fecha de inicio cómo fotógrafo: En 1955 como ayudante, en 1956 en Impacto.
Medios para los que ha trabajado: En revistas como son Impacto, Sucesos, Siempre,
principalmente, así como en otras publicaciones de manera independiente.

Mexicano por los cuatro costados.

Debo de poner en claro que soy mexicano por nacimiento puesto que mis padres son
mexicanos. Nací en Colombia porque mi padre se encontraba de gira artística en la compañía
de Fernando Soler. En aquel entonces se viajaba mucho por barco y los viajes eran muy
largos, las giras duraban meses y a veces años.

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Fue en una gira que nací cuando mis padres
estaban en Colombia. Estaba programado para
junio, pero me adelanté y fui sietemesino, me
anticipé dos meses de lo esperado, por lo que me
tocó nacer allá, pero me considero cien por ciento mexicano.
Tardé treinta y cinco años en conocer Colombia, regresé como periodista. Aunque tengo varios
vínculos con Colombia y me apasiona ese pueblo, no me considero colombiano, soy mexicano
por los cuatro costados.

La influencia paterna

Mi padre fue un escenógrafo de la época de oro del cine mexicano, con algunos laureles. Hizo
películas muy famosas, ganó algunos premios, aunque en aquella época no existían los
Arieles como ahora, pero se daba el premio a la mejor escenografía y era otorgado por la
asociación de críticos de cine, él ganó varios premios. Se llamaba Luis Moya. De ahí me
arrancó un poquito la afición por la fotografía porque lo acompañaba a los estudios a ver como
se filmaba, además él me obligaba cada fin de año a trabajar durante un mes y medio, para
ganar mi propio dinero y me obligaba a compartirlo con mi mamá. Manías de los papás de
antes. Así entré a realizar trabajos a los estudios donde también los sufría porque terminaba
haciendo los trabajos más raros del mundo, yo tendría ocho o nueve años y mientras mis
amigos jugaban pelota o se iban de vacaciones, yo trabajaba. Pero pasando ese mes y medio,
había quince días extraordinarios de vacaciones. Crecí un poco entre los estudios, las
cámaras, las filmaciones y todo ese mundo del cine, pero debo reconocer que en ese
entonces me aburría un poco todo eso.

Entre la Ingeniería y la televisión

Estudié con muchos trabajos hasta segundo año de Ingeniería, hice un bachillerato de físico-
matemático, en aquel entonces era un bachillerato específico, posteriormente entré a la
Facultad de Ingeniería donde sufrí horriblemente dos años y medio hasta que deserté, ya que
tenía dificultades con las matemáticas. Hasta que un día le dije a mi padre que no quería
estudiar más y él me respondió, pues o “Trabajas o estudias”. Y yo no quería estudiar y
tampoco sabía trabajar, lo que sí sabía hacer muy bien era jugar, era un buen jugador de Jai
Alai, era deportista nato, una experiencia deportiva que no tengo en otros sectores del
cerebro, jugaba Jai Alai, frontón y montañismo, era un chico sano. Fue entonces tuve que
empezar a trabajar vendiendo cosas muy insólitas, ya que vendía objetos de casa en casa.
Finalmente un amigo colombiano me rescató y me pagó un curso intensivo en lo que es ahora
es Televisa, antes era solamente Canal 2, mis maestros fueron Luis de Llano y Roberto Keny,
esto fue en el año de 1953 o 1954. En seis meses te querían hacer director y productor,
terminé el curso, lo hice bien, me gustó mucho la televisión, lo que no me gustó mucho fue el
ambiente que había, ya que era terrible, estaba lleno de homosexuales, mujeres bonitas que
no estaban a tu alcance, que sólo cogían con los grandes jefes, con los poderosos. Uno nada
más olía pasar los aromas de tanta muchacha bonita, era un ambiente muy clasista.

La decisión de ser fotógrafo

Un día mi amigo Guillermo Angulo, que era fotógrafo, llegó a los estudios de televisión en los
que yo trabajaba y me pidió que le explicara cómo funcionaba una cámara de televisión.
Entonces acordamos que yo le enseñaba a usar la cámara de televisión y él me enseñaba
sobre la fotografía fija, y así fue. Al día siguiente él estuvo todo el día conmigo y vio todo, le
enseñé todo lo que yo sabía y me dijo que a los dos días fuera a su laboratorio. Me empezó a

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explicar todo, paso por paso desde sacar el rollo de la cámara, hasta proyectar una foto y
revelarla y todo ese mundo mágico.
En ese momento le dije que quería ser fotógrafo,
entonces fui su ayudante durante casi un año a
cambio de un cuarto y comida. Guillermo Angulo
fue un hombre extraordinario que me enseñó todos los
secretos sobre la fotografía, me hablaba de texturas, de sombras,
de altos contrastes, de revelados especiales, incluso me enseñó
a manejar los papeles y por si fuera poco, también me enseñó de literatura.
A cambio yo le cargaba sus cámaras. Mi formación como fotógrafo fue intensa, deslumbrante,
minuciosa y profunda, de ahí viene mi amor por la buena fotografía y por el cuidado de la
técnica en el laboratorio.

De aprendiz a fotógrafo

Empecé como ayudante en el año de 1955 y a un año de estar con mi maestro Angulo, él
decidió irse a estudiar cine con Sabatini y se retiró de la foto, por lo tanto me quedé solo.
Aunque en ese momento ya tenía cierto acercamiento en la revista Impacto, por lo que Nacho
López fotógrafo y compañero de Angulo, me adoptó y de manera secreta fungí como su
suplente y fui su canchanchán durante una temporada. Hasta que en 1956 entré a la nomina
de Impacto y en noviembre del mismo año ganó mi primer portada de la revista. Y es a partir
de eso de que yo me puedo considerar fotógrafo, por fin dejé de ser un aprendiz, donde me
dije a mi mismo
“Ya soy fotógrafo, ya no quiero ser otra
cosa en la vida más que fotógrafo”.
Me sentía muy orgulloso, tanto que anduve repartiendo ese ejemplar por todas partes. Aunque
formalmente empecé en 1955.

Andanzas profesionales

Laboré principalmente en revistas, los periódicos nunca me gustaron. Trabajé en Impacto,


Sucesos, luego en una revista trivial que se llamaba Ráfaga, de Juan Martínez Ruiz, yo era su
secretario de redacción, ahí no trabaje de fotógrafo. Posteriormente como free lance realicé
trabajos relacionados con el mar, los primeros me costaron mucho trabajo hacerlos, aunque
estos viajes fueron la oportunidad convivir con mis hijos pues me acompañaban a realizarlos.

Reportajes y actitudes

Al llegar a casa con mis rollos en la bolsa, revelaba, seleccionaba e imprimía para después
llevar ese material a las redacciones a ofrecerlo. Y era cuando me enfrentaba a la realidad con
mi material en la mano, era una situación decepcionante porque nunca podía vender todo el
trabajo en su conjunto como un reportaje, porque se quedaban sólo con dos o tres fotos.
Como ejemplo y a manera de anécdota, comento lo que me sucedió un día con José Pages
Llergo director de la revista Siempre. Él era un tipo interesante pero muy voluble, y de manera
permanente andaba de malas, así que llegué con él y le entregué tres reportajes. Dos de ellos
eran acerca del mar y otro más. Y me dijo sobre los del mar “¿A quién le interesa eso?” y del
otro me dijo “Éste, déjalo”. Me fui y regresé tres números después para saber por qué no
había publicado el único reportaje que le había interesado. Llegué, entré a su oficina y las
fotos seguían en su escritorio, molesto me acerqué y las tomé, él estaba de buenas y desde
su sillón echado hacia atrás me dijo “No te lleves tus fotos, sí las vamos a publicar”. Me
indignó su tono y le respondí de manera muy grosera y le dije que su revista era una revista
para peluquería, que ahí no sabían valorar las fotografías y me salí. Pasaron algunos años y
luego me publicó otro material sobre guerrillas que me compró por otros conductos, a través

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de Víctor Rico Galán y de las propias organizaciones guerrilleras con las que trabajábamos
esos reportajes.

“Culetazo”, Ciudad de México. En el año de1958

Breve tiempo como fotógrafo

Mi carrera como fotógrafo se puede catalogar como breve si partimos de mi primera portada
que me publicó Regino Hernández Llergo en la revista Impacto en 1956 y en el año de 1968
es cuando dejé de ser fotógrafo para tomar otros caminos. Más que desencanto por el
periodismo o la fotografía en realidad fue la necesidad lo que me llevó a tomar otros caminos
porque de la fotografía no podía vivir. En la medida en que me había pulido como fotógrafo y
tenía mayor pasión por el laboratorio, por la copia fina, por la precisión, todo esto ya me
costaba mucho dinero. Para un free lance invertir más de lo que gana no es negocio, no me
daba ni para lo necesario, ahora lo puedo decir, antes no lo tenía tan claro pero un free lance
debe de ser un buen administrador de su tiempo de sus viajes y de sus viejas.
El fotógrafo independiente debe saber cobrar y saber
promoverse, y yo no lo supe hacer, ni lo sé hacer hoy
en día. Gastaba mucho y me pagaban sólo las dos o tres
fotos que me escogían, lo que provocó que me resultara
ada vez más difícil poder desarrollar cualquier proyecto.
Y con tres hijos y varios conflictos conyugales, la foto no me daba para vivir.

La necesidad de alejarse de la fotografía

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Sé que hay muchas dudas y especulaciones sobre mi desaparición de la actividad fotográfica,
todo esto a pesar de mi trabajo con los diversos movimientos sociales. Anteriormente traté de
explicarlo, aunque es muy complejo y estoy tratando de escribir de todo esto en un libro que
espero terminar más adelante.
En realidad es simple la determinación por la
que dejé la fotografía. Ya que fue un choque
personal que conjugó la parte económica,
que era insostenible, con la manutención de
tres hijos, una ex esposa y una compañera.

Nadie iba a depositar un cheque

De todo lo que gastaba en material fotográfico, cuando iba a trabajar con alguna de las
guerrillas centroamericanas, sabía de antemano que nadie me iba a depositar un cheque o
tendría una quincena segura. Si acaso conseguía para los pasajes de avión, además vivía
como podía en total clandestinidad o en la clandestinidad de un hotel o de la montaña.
Siempre estás como de prestado. Para mí ya era insostenible e incompatible trabajar de esa
forma, debía mantener a mi familia, enfrentar los problemas que tenía en las revistas en las
que colaboraba, superar el desencanto ideológico por la muerte del Che y sostener el
cercenamiento a la lucha armada, que era una de mis metas para poder cubrir como fotógrafo,
entonces todo se acabó en ese momento.

El contacto con el Che

El único contacto que tuve con el Che fue circunstancial, de coyuntura, en el año de 1965,
cuando tuvimos una entrevista periodística con él.
La cual estuvo llena de situaciones curiosas, como
el que yo llevaba pocas placas para tomarle fotos
porque no había tenido tiempo de ir por más material,
y peor fue que al final el Che me pidió mi cámara
para tomarnos una foto con ella, y pues ya no traía película.
Ya que para realizar la entrevista nos avisaron en el último momento, nos dijeron “El Che los
recibe” y fuimos tres mexicanos; Rius, Froylán Manjarres un periodista con el que trabajé muy
bien, lastima que muriera tan joven a los 29 años, y yo, estuvimos los tres. Fue una entrevista
de poco más de tres horas de conversación, donde no tuve mayor relación con él, que las
pocas fotos que le tomé en esa ocasión. El camino iba bien para haber podido realizar un
trabajo de mayor envergadura, pero con su muerte todo eso se acabó, al igual que muchas
cosas que se estaban haciendo en ese momento. De ninguna manera hubo una relación
estrecha o cercana con él, excepto durante esas tres horas de conversación que fueron muy
ricas.

El Che no era mito, ahora lo es

El Che representaba para todos los jóvenes, y no


tan jóvenes, la posibilidad de una vida distinta, de
conseguir justicia y la ilusión de participar en un cambio.
Ahora todos hemos caído en el escepticismo, hasta en nuestro
lenguaje cotidiano, usamos un lenguaje plagado de palabras
vacías y sin sentido, palabras que no llenan al espíritu, tan solo al ego.
En ese entonces el Che no era mito, mito lo es ahora. Él era una persona de carne y hueso,
que trataba de cambiar al mundo y con él había millones de personas que querían cambiar la
relación con el imperio.

La muerte del Che

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La muerte del Che me impactó mucho, principalmente porque yo era muy inocente, era muy
fanático, era una gente que soñaba con hacer el gran trabajo de su vida documentando a la
guerrilla y por una serie de circunstancias que no podría platicar por largas, complejas y llenas
de matices, me produjo un gran golpe. A partir de su muerte sabía que ya no podía ser lo
mismo, que dejaría de estar integrado a los movimientos armados como lo había estado
haciendo hasta ese momento y sumándole una bronca con Mario Menéndez quién era mi
principal contacto con los movimientos armados, en ese momento, se desmoronó para mí la
posibilidad de continuar y por lo mismo quedé volando.

Relación con la guerrilla

Aunque después nos dimos cuenta de que era un callejón sin salida, ya que no conocíamos la
potencia del imperio, la fuerza con la que actúan para destruir todo lo que se les interpone. Lo
que vimos en Nicaragua o en Argentina donde fueron implacables. Tardamos en entender que
te enfrentas a un Goliat y nosotros no éramos un David. Tendrían que surgir muchos Davids
para luchar contra ese Goliat. Yo participé como reportero en las guerrillas Guatemalteca,
Venezolana y en la Dominicana en la cual estuve en 1966 realizando materiales fotográficos
exclusivos. Fui el único fotógrafo latinoamericano que estuvo ahí, luego estuvo un argentino al
que por cierto mataron y curiosamente de la guerrilla mexicana no tengo casi nada, me
dediqué esencialmente a la latinoamericana.

La odisea de empezar una revista

Como mí anhelo de fotógrafo era cubrir la epopeya del


Che Guevara y ésta había desparecido, me encontraba
un poco frustrado y desilusionado, sin saber qué hacer con mi vida.
Entonces apareció un amigo que había visto mis reportajes sobre la pesca y el mar. Me
propuso presentarme a un político que era amigo de él, Jorge Chamis, quien era el director de
pesca en ese entonces. Esa fue otra coyuntura. Le mostré mis fotos y le emocionaron, me
propuso que realizáramos una serie de folletos explicativos para mostrarle a la gente cómo
proteger a la tortuga y cómo aprovechar el tiburón, entonces empezó a sacar una serie de
documentos para que empezáramos a planear la publicación. Al estar armando los folletos mi
amigo me propuso que mejor armáramos la propuesta de una revista, aunque yo me sentía
incapaz de hacer una revista, pero finalmente se armó, hicimos una maqueta con el apoyo de
mi mujer y de mi hijo Pablo que ahora es un gran diseñador. El domi o maqueta fue hecha con
fotos de tamaño real, textos reales y cabezas bien pensadas, las secciones estaban claras, le
integramos información nacional y quedó un trabajo bien hecho.

Entre la confusión y la realidad

Todo lo que estaba sucediendo era contrario a mis


plantes de apenas hacia unos meses antes. Todo se me
había movido, lo ideológico y lo profesional. Debo confesar
que fueron meses terribles. La muerte del Che cambió mi
mundo, fue un duro golpe y todo eso me sacaba mucho de onda.
Pero continué con este proyecto y se entregó en noviembre. Le gustó muchísimo a Jorge
Chamis y me pidió que le hiciera tres más. ¡Él no se imaginaba lo complicado que había sido
terminar estas maquetas! En realidad fue como una obra de arte artesanal, era una pieza
única y me pedía que le hiciera tres más para la semana siguiente para que ellos pudieran
empezar a promover la revista dentro del círculo de empresarios e inversionistas potenciales.

Sacamos la revista

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Trabajamos como enajenados, de esas coyunturas heroicas y logramos entregar dos
maquetas más en el plazo estipulado, a finales de noviembre y principios de diciembre. Ya
estaba asegurada la publicidad, por lo menos de palabra, lo que nos permitía sacar en enero
una revista bien hecha. Todo esto coincidió con el movimiento del 1968, en el que de alguna
manera estaba involucrado por los vínculos naturales con los movimientos estudiantiles
previos desde 1958 y con la actividad con los movimientos armados. Consciente de que el
proyecto que estábamos haciendo me iba a absorber el cien por ciento de mi tiempo, tuve que
renunciar al trabajo de fotógrafo.
Dejé de ser enlace y de viajar a Sudamérica, fue una
lástima porque era una de las mejores partes y lo que más
me gustaba realizar dentro de lo político y de la fotografía.

Dejar la fotografía

Ahí terminó mi aventura con la fotografía y a partir del año de 1968 considero que dejé de ser
fotógrafo, porque ya no hago fotografía de prensa, y ya no me interesa el reportaje de otras
áreas que no sea lo relacionado con el mar. Elegí y me incliné por dedicarme de lleno a la
revista naciente, la cual fue un éxito durante sus primeros diez años, hubo épocas buenas y
malas. Con eso terminó mi etapa como fotógrafo. La revista Técnica Pesquera fue una
publicación importante en México dentro de su género, la cual circuló mensualmente durante
veintidós años, y fuimos editorialmente muy críticos y adversarios a las directrices estatales.
Por ellos tuvimos algunos números difíciles y en ocasiones montamos dos números en uno.
Pero también hubo etapas maravillosas.

Convivir con los hijos

Desde el principio que realicé reportajes sobre el mar empecé a convivir mucho más con mis
hijos, algo que me llenaba mucho, ya que tenía poco tiempo para ellos y además pude ganar
dinero, lo que me daba tranquilidad. Entonces todo eso me jaló al mar, el cual ha sido un hilo
conductor en mi vida desde siempre.

El entusiasmo de escribir lo que se ha vivido

Después de esos veintidós años, al retirarme de las actividades de la revista, yo había


planeado dedicarme a escribir, pero me atrapo el exhumar todo este material fotográfico.
Cuando decidí venir a vivir a Cuernavaca en 1998, después de una época critica de salud,
quemé todas las naves, vendí todo lo vendible que tenía en la Ciudad de México, donde ya no
tengo ni un cacahuate y me vine a vivir a Cuernavaca, aunque estoy asombrado de vivir lejos
del mar. Lo que me trajo hasta aquí fue mi búsqueda de dedicarme a escribir y recuperarme
de mi enfermedad, por eso llegué a esta ciudad y me he quedado aquí. La posibilidad de
escribir es un proyecto que me sigue entusiasmando mucho poder realizarlo. Siempre lo he
deseado y ahora tenía la oportunidad, y la pasión por hacerlo ya que iba creciendo en la
medida que era derrotada mi empresa por los nuevos sistemas de comunicación que nos
aplastaban a todos los pequeños editores, así me introducía cada vez más a la escritura. Que
por cierto ahí tengo una novela en proceso, bueno realmente son dos en proceso de
gestación, varios apuntes avanzados y uno publicado.

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De la serie “Rueda de la Fortuna”,
Tacuba, ciudad de México. En el año de1963

Mi estudio y el tiempo

Cuando arreglamos la casa en la que ahora vivimos en Cuernavaca, me atreví a hacer un


pequeño estudio que tengo al fondo del jardincillo, ese era uno de mis sueños y me lo cumplí.
Es un espacio en el cual deseaba aislarme para poder escribir, ahora que todavía estoy vivo y
tengo toda la intención de realizar varias cosas, en cuanto me dé un espacio este archivo y
antes de que me gane el tiempo u otra situación de salud.

Los negativos que brotan por todos lados

Durante largo tiempo me repetía constantemente “Voy a escribir todo lo que tenga que
escribir”, pero cuál fue mi sorpresa que en todas las cosas que iba sacando, de las múltiples
mudanzas que hemos tenido, aparecían por todos lados mis negativos, mi trabajo de
fotografía, por supuesto lo que había sobrevivido a este tiempo.
Calculo que es la mitad del total de lo que tenía. La otra
parte se perdió entre los periódicos, las revistas y otro tanto en
las mudanzas. Seguía teniendo muchos sobres con negativos de
diversos formatos y cajas de contactos, bastante desordenados por cierto.
Por todos lados que avanzaba, seguían apareciendo por todas partes hasta que me dije “Voy
a poner en orden todo esto” y así fue como me puse a organizarlo. Desde ese momento me
perdí en todo esto, empecé a buscar con quien imprimir mi material, me encontré con dos o

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tres impresores muy malos, porque sigo con la manía de imprimir muy bien, intenté en
Cámara #1 y termine muy decepcionado, comprendí que no podía pedirle a un laboratorio
comercial que trabaje con calidad. Y entonces vine a descubrir un impresor excelente aquí en
Cuernavaca, se llama Froylan Zaks. Él y yo hemos hecho una buena mancuerna, yo he
aprendido de él y él de mí, es la conjunción de un impresor y de un fotógrafo. Un fotógrafo con
obra compleja y numerosa que ya no puede dedicarse al laboratorio y menos a mí edad.
Ahora la ampliadora que tengo la uso para calcar e indicar las zonas de preservación y los
tiempos, eso lo utilizamos como códigos entre él y yo, para llegar a una copia de calidad.

El valor del tiempo

Recuerdo que en aquella época de fotógrafo llevaba una vida muy accidentada. Uno de joven
no sabe apreciar su trabajo, hasta que pasa el tiempo y con él muchas cosas. Dándote cuenta
del peso que esas imágenes tienen otro valor muy distinto al que le dabas en su momento.
Asimismo esas fotos despiertan interés en otras personas y es cuando empiezas a valorar tu
material y lo dimensionas, incluso en ocasiones lo sobredimensionas. Por lo pronto yo estoy
contento y disfrutando todo lo que me está pasando, al mismo tiempo sigo descubriendo mi
material.

Mirar lo mismo con otros ojos

Todo esto ha sido muy confuso, estoy encontrando fotos que nunca las había copiado porque
las consideraba absolutamente inválidas o sin sentido, ahora he aprendido a verlas a través
de los ojos de otros fotógrafos. De pronto veo fotos que se valoran y recuerdo que yo tengo
muchas de esas fotos, empiezo a buscarlas y aparecen. La verdad estoy en un proceso de
aprendizaje tardío pero continuo respecto a la foto, estoy aprendiendo mucho de ver la foto
joven y de ver libros de fotos. Mi alejamiento de la fotografía fue tan radical que dejé la cultura
fotográfica en su totalidad y ahora estoy tratando de recuperarla pues la he olvidado.
Ahora todo esto me está ayudando a revalorar mi trabajo
y realizar una selección muy distinta de mi material a la que
pudiera haber hecho antes, hay una revaloración de mi manera
de ver mi propio material.

Tirar negativos

No tengo la menor idea de qué porcentaje de material estoy seleccionando e imprimiendo.


Cuando me puse a ordenar todo esto me encontré con mucho material que estaba pegado por
la humedad y el tiempo, que afortunadamente sólo fueron los sobres, la película se
encontraba bien, porque fue bien procesada y lavada en su momento. Entre mis negativos es
raro encontrar algún negativo manchado, siempre fui muy cuidadoso en eso. La primera etapa
de limpieza de mis negativos consistió en tirar todo el material que se encontrara fuera de
foco, vibrados o disparos accidentales, de los cuales ya suman varios cientos, no sé cuántos
pero son muchos, tiré cubetas y cubetas de negativos, reduje el archivo a la mitad. Ahora me
entero que pude haber cometido varios errores al hacerlo de esta manera, pues pude haber
tirado fotos valiosas que pudieran tener algún sentido, ser complemento de alguna serie, que
sirvieran para la investigación del archivo en su conjunto, o bien que representaran a la época
que me tocó retratar. Asimismo me dicen que estuvo bien, que dejar exclusivamente el
material que quiera sea consultado por otros, eso es un derecho del autor. Creo que todo
fotógrafo tiene el derecho de hacer una selección de su propio archivo, y desechar lo que no le
gusta para no crearles problemas a otros cuando uno se muera, dejándoles tanta basura,
siendo conscientes sabemos que en todos los archivos hay material infame con mala retórica
o técnicamente defectuosos, mal revelados o rayados. En mi caso deseo dejar un archivo
conciso, bien vestido y consultable.

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Las primeras etapas de selección

Este trabajo lo inicié en 1999, como primera etapa, la segunda empezó cuando encontré al
impresor en octubre de 2000. Antes de la primera etapa seleccioné material exclusivamente
relacionado con mi familia, el cual era bastante porque les tomaba muchas fotos a mis hijos.
Cuando quise poner en orden el archivo fotográfico de reportero fue que me puse a tirar y tirar
muchas cosas inútiles, muchas cosas mal hechas, que ahora hasta pueden dar vergüenza
verlas, que de pronto me digo que malo era, que maleta fui, cuando era joven cómo guardaba
estas cosas, además recordaba la intención al tomar esa foto y me sentí cursi, me sentí mal y
se fue a la basura. Pero ahora me doy cuenta que muchas fotos que tiré, al margen de su
calidad plástica o de oportunidad, eran un documento o formaban parte de alguna serie, pero
ya ni modo, ya se las tragó la tierra.

Selección de autor

La selección de autor ha sido lo más importante de este proceso.


A pesar de lo que pude haber tirado y que pudiera haber sido
considerado importante, aunque no creo que se hayan ido más
de diez fotos dignas de estar en una pared o en alguna publicación.
Puedo decir que me quedé con las fotos que verdaderamente quiero y con la cantidad de
material que puedo manejar. Me encuentro en una crisis de imagen terrible porque ahora
estoy pensando de tiempo completo en imágenes, sueño imágenes, en verdad ya es una
locura, pero deseo tomarlo con calma y terminarlo, sé que si esto lo hubiera empezado
conforme lo iba generando actualmente sería mucho más fácil, hasta por cuestiones de salud.

El reencuentro con la fotografía

La pregunta que me hago es ¿Para qué dedicarle tanto tiempo a los negativos y a las
impresiones? Y más cuando yo pensaba dedicarme a escribir. Y la respuesta puede ser
simple, que cuando tomo una cosa no la dejo hasta que la termino. Los materiales literarios
están ahí organizados para empezar a trabajar, pero a lo que le faltaba tener orden eran a los
negativos, que seguían brotando por todas partes y no me dejaban concentrarme en otras
cosas. Por eso le dedico tiempo para sacar adelante este material o no voy a hacer nada, así
que empecé a trabajar seriamente en la fotografía, de tiempo completo, la fotografía es así de
absorbente y demandante. Paralelamente a la exhumación se han presentado otras cosas,
por ejemplo hay gente que me busca para entrevistarme, para proponerme como jurado de
aquí y de allá, las visitas son continuas y me han ido retrasando. No obstante considero que
son importantes para mí y los recibo con mucha atención pero me desvían de los que en
realidad me interesa terminar. Me estoy integrando de tal forma al gremio que me atreví a
asistir a una reunión de fotógrafos en la Fototeca de Pachuca.
¡Fue la primera vez en mi larga vida que asisto a una orgía
de fotógrafos! Siempre estuve sólo en mi laboratorio, así
me manejé y ahora me siento un poco raro, y aunque me
quitan tiempo las invitaciones a pláticas o las presentaciones,
al final las siento como un reconocimiento hacía mí.
Pero me quita mucho tiempo y la exhumación también lo requiere, además añádele los gastos
que conlleva asistir a todo esto y a mí nadie me está pagando nada. Una sola copia no me
han pagado y se está convirtiendo en un conflicto económico para mí. Algunos amigo me
dicen que solicite una beca para rescatar mi archivo, pero les digo que soy virgen en eso de
los dineros con el gobierno y mejor me muero así. Como decía Juan José Arreola, esas no son
becas son vejas.

La cancelación de un negativo

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Vender fotos de mi archivo es la mejor opción la cual me permitiría continuar investigando.
Hay otra opción de financiamiento que me acaban de proponer y no estuve de acuerdo, le
llaman cancelación de negativos. Consiste en imprimir cierta cantidad de fotos de un negativo
seleccionado y desaparecerlo, romperlo, cortarlo. Eso te permite cotizarlas a buen precio en
los circuitos de galerías o en el extranjero. Por supuesto que sería agradable vender una foto
en veinte mil dólares, por varias razones sería importante para mí, pero no estaría dispuesto a
cancelar ningún negativo. Considero que las fotografías que existen son para compartirlas,
para que todos las vean y no solamente los que puedan pagarlas. Mejor guardo mi ambición
para otras cosas.

La meta son tres mil copias

Para quedar tranquilo con la reproducción de mi material, considero que debo copiar por lo
menos tres mil fotografías, esa sería mi tirada. El tiempo en el que podría lograrlo, lo
determina el dinero que vaya teniendo para hacerlo, para llegar a esa cantidad tendría que
tener la ayuda de por lo menos dos impresores, es un trabajo que me urge terminar, por un
lado porque estoy veterano y por que deseo hacer otras cosas antes de morir, ya que no
deseo terminar en la raya fotográfica.

Descubriendo su propio material

He sido el primer sorprendido al ver mi propio material. Aunque al principio imprimía mis
lugares comunes, las pruebas de trabajo las estoy imprimiendo en 8x10 y una primera
selección en 11x14, después fui observando los negativos con otros ojos y descubriendo otras
fotos. Tomando otra dimensión mi material pues me enfrentaba a fotografías que con
frecuencia me emocionaban, haciéndome sentir satisfecho. Éste ha sido un proceso intenso,
importante, todo esto es parte de lo que me ha atrapado y me ha dado la fuerzas para
continuar la exhumación.

Jubilado sin jubilación

Me han llegado ofrecimientos para comprar mí archivo


fotográfico, pero no lo vendo, aunque soy consciente
que este archivo es un recurso que tengo en determinado
momento para sobrellevar mi vejez.
Siempre fui fotógrafo independiente por lo que no tengo posibilidad de recibir ninguna pensión,
no tengo nada, nada, nada, más que la casa en la que estamos viviendo ahora y algunas
cositas menores. Eso me espanta un poco, sabes que no puedes contar con nadie más que
con tus propias fuerzas, por lo que mi archivo es una carta a ese futuro. Aunque desearía no
venderlo y menos al extranjero, aunque estoy claro que en México en cuestión de archivos
públicos estamos limitados presupuestalmente. Eso lo meditaré en su momento por ahora no
pienso morirme, solamente diría que soy un jubilado sin jubilación.

Buscar la libertad

La manera de escoger y encontrar temas a desarrollar para mis reportajes era una aventura.
Salía de la casa muy temprano rumbo a la central de camiones y me subía al primer autobús
que saliera, sin importa su destino, no siempre llevaba rumbo fijo. A donde llegaba empezaba
a buscar un tema de interés y lo desarrollaba, en ocasiones regresaba a continuarlo. Así fue
como realicé temas que no estaban asignados por un jefe de redacción y empecé a
escaparme de la esclavitud de las órdenes cotidianas, en las cuales muchas veces no haces
nada y de las que es imposible desarrollar un trabajo con otro concepto que no sea lo
informativo. Sin menospreciar la foto informativa donde se conocen trabajos importantes, pero
decidí que lo mío era la foto documental, así que me negué a seguir siendo un asalariado,

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sufriendo las consecuencias posteriores por dejar de serlo, pero tomé la decisión de
arriesgarme y buscar la libertad de mis temas.

La fotografía más allá de lo laboral

En mi época los fotógrafos casi todos éramos rufianes, éramos muy elementales. La mayoría
llegaba a la fotografía por una coyuntura de la vida. Una coyuntura que te hacia fotógrafo, pero
como te podría haber hecho mecánico o vendedor de seguros. Yo estuve apunto de ser
muchas de esas cosas. Pero de pronto algo te salva, alguna relación, una recomendación y
caes en una redacción o en un laboratorio fotográfico y te haces fotógrafo. La mayoría no pasa
de ahí, de usar la fotografía como una coyuntura existencial para pagar, para casarse o para
tener hijos y mantenerlos. Son pocos los fotógrafos que van más allá, por eso destacan sólo
unos cuantos, y de esos que se consideran importantes, objetivamente no lo son tanto, son
menos peores quizá, pero espero que eso no represente nuestro máximo a seguir y menos a
nuestras nuevas generaciones de fotógrafos.

Los Mayo, un mito de la fotografía

Siempre ha habido buenos fotógrafos en México, solo que en su mayoría no han sido
valorados y se han ido estancando. Algunos continúan haciendo cosas pero muchos otros se
rinden o desertan, por lo que como sociedad perdemos buenos elementos y con potencial de
crecimiento. A otros los inflan las instituciones, por ejemplo a los Hermanos Mayo. Quizá al
principio eran buenos o había individualidades dentro de ellos, pero se han convertido en un
mito. Faustino y Julio hacían fotos con mucha intención pero rápidamente cayeron en las
redes de la prensa de la época, convirtiéndose en fotógrafos complacientes con el poder. En el
archivo de los Mayo, que está conformado por millones de negativos y que en su mayoría
están mal revelados o rallados, hay material muy descuidado tanto técnica como visualmente.
Lo que hicieron los Mayo fue registrar su entorno y punto. Con el tiempo se convirtió en una
fuente de trabajo para los historiadores e investigadores y para la gente a la que le encanta
buscar, pero ese no es un archivo de autor, es un archivo de una agencia, en condiciones muy
caóticas y con muy pocas normas de calidad. Cuando ellos llegaron a México fueron
atrapados por la ignominia y los vicios del periodismo mexicano, hay que decirlo con todas sus
palabras sin afán de faltarles al respeto ni crear controversias con nadie, simplemente es lo
que yo vi.

La digitalización y la ética

En la actualidad la digitalización marca una revolución brutal acerca de cómo abordar y ver a
la fotografía. Ahora está por verse si es buena o mala, y descubrir si las cosas se van a ver
con la misma frescura y espontaneidad con una cámara digital la cual te puede predecir
muchas cosas, mismas que puedes modificar o trucar con absoluta libertad y facilidad. Falta
por ver el nivel de ética que se ejerce y las verdaderas bondades de esta tecnología,
principalmente en la fotografía de prensa, para ir más allá de la inmediatez que puede
funcionarles principalmente a las empresas, démosle un poco más tiempo.

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“Retrato del Che”, Habana, Cuba. En el año de1964

Censura o autocensura

La censura y la autocensura terminan estando unidas. Los


fotógrafos tendemos a la autocensura esencialmente por
la subjetividad informativa, cada medio tiene sus propios
intereses y tendencias llamadas “línea editorial”, por lo que
cada uno destacará de manera distinta la misma información.
Antes existía la sumisión absoluta al poder. En la actualidad creo que ha cambiado esa
relación entre medios y poder. Aunque, sin estar dentro de los medios comunicación, diría que
ahora hay un descontrol de los propios medios acerca de qué hacer con su libertad. Antes era
o “te alineas o te chingas” y la mayoría se alineaba, ahora supongo que debe haber otras
presiones y también otras libertades. Pero siempre la gente tiende a autocensurarse, pasaba
antes y no creo que haya cambiado ahora. En ese sentido podemos decir que la realidad tiene
varias realidades y debemos aprender a convivir con nuestra realidad.

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Hombre de principios

Me complace mencionar que siempre fui un fotógrafo ligado a las organizaciones de izquierda.
Quizá mi principal característica en el ámbito de la fotografía, más que ser un fotógrafo de
gran calidad o tener fotos excepcionales, es haber sido una persona comprometida, que
siempre ha respetado sus principios e ideales. Nunca anduve chaqueteando. Quizá ésa es la
mejor herencia que puedo dejar al gremio y a mi familia, el ser un hombre de principios.

Su mejor foto
No podría definir una sola foto como mi gran imagen,
sería imposible e injusto con mi propio archivo, porque
sigo explorándolo cotidianamente y sigo descubriendo material.
No lo sé, me gustaría saberlo, hay varias que me gustan. Tengo fotografías que contienen una
fuerza enorme que hasta yo mismo me pregunto cómo pude lograr eso. Hay muchas fotos que
me gustan de mi trabajo, pero estoy redescubriendo otras que en un inicio no les daba
importancia y que ahora las veo de otra manera, con otra intención, con otra visión y con más
experiencia. Lo que me está ocurriendo con frecuencia, es que durante las sesiones nocturnas
en la selección de negativos estoy descubriendo alguna imagen que me impacta en ese
momento, pero que tiene otro impacto al verla impresa en 11x14. De esta forma hay
fotografías que son desplazadas por otras conforme voy exhumando mi material, y de lo único
que estoy seguro es que hay mucho por hacer en mi archivo.

La foto esperada

Quizá las fotos que hubiera querido hacer, son las que pude haber hecho estando cerca del
Che, lo he dicho siempre, me hubiera gustado estar cerca de él como periodista. Me hubiera
gustado mucho tener esas fotos históricas, pero claro ahora te das cuenta que era imposible,
el único que estuvo cerca de él fue Régis Debray, igual hubiera podido ser yo o eso me
gustaría pensar. Esa es una secuencia muy personal que me hubiera gustado realizar.
También con el propio Fidel me hubiera gustado hacer algo, esas son mis dos fantasías.

La mujer en la fotografía

Después de ver el trabajo de Elsa Medina,


tengo un gran respeto por ellas y por su trabajo.

Las influencias

Uno tiene influencias de todas partes, uno es creación de


todo lo que ha visto, escuchado y experimentado. Eres lo
que traes guardado en tu interior y por medio de todo eso,
es como vas creando tu propio acervo y tu propio estilo. Eso es
parte de lo que traemos cada uno cargando en nuestra valija personal.

Una buena fotografía

Considero que entre las características de una buena fotografía de prensa deben incluirse
varios elementos, pero lo primero que debe lograr es emocionar al receptor de esa imagen,
provocar y despertar su imaginación.

Una buena fotografía debe de dar un pequeño


golpe a la conciencia, al corazón y a la emoción.
Es decir, si esa foto golpea, ya pasó el examen y pocas hay de esas.

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Las prebendas

Esencialmente los fotógrafos reciben prebendas porque el pago es infame. El trabajo de un


fotógrafo en los medios en México sigue siendo subestimado. Ya que al interior de los medios
no tienen campo de crecimiento profesional, por lo que opta por corromperse o realizar
trabajos paralelos para compensar su salario. El llamado chayo, embute, cochupo o prebenda
es lo que se da al representante de un medio por parte del poder empresarial, político o de
cualquier índole. La corrupción se da en los distintos niveles de la estructura de una empresa,
modificando las cantidades y las maneras de corromperlos a cada uno.

Qué es la fotografía

La foto es un medio de expresión moderno que difiere de las demás artes, por eso a veces me
opongo a que se diga fotógrafo artista, somos una especie aparte, al fotógrafo le puedes decir
artista o no, en mi caso yo no me siento artista.
La fotografía es la creación por medio de un instrumento
mecánico, que realizas y desarrollas a partir de lo que
traes dentro de la cabeza y del corazón, es una forma de
expresar si es que tienes algo que decir, la fotografía
te da esa oportunidad y posibilidad de hacerlo.

Arriesgar la vida por una fotografía

No creo que arriesgues la vida por una foto, pero si creo que arriesgas la vida en una
situación. Cuando cubrí la guerrilla estuve en varias situaciones de riesgo y también fui testigo
de cómo mataban a un compañero y cómo le atravesaban la pierna a otro.
El fotógrafo por naturaleza tiene espíritu aventurero y cuando
te enfrentas a situaciones de riesgo no lo piensas que pones
en riesgo tu propia integridad, no puedes titubear, debes de actuar
y disparar con tu cámara o se te va la foto. Si lo piensas no lo haces,
debes de actuar y luego arrepentirte. Eso es parte de ser fotógrafo.

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