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Diana Leticia Portillo Rodríguez Lingüística General II

LA LINGÜÍSTICA EN EL SIGLO XIX

El estudio lingüístico del siglo XIX estuvo caracterizado por las corrientes positivistas, científicas
históricas y naturalistas. De este modo nos encontramos con teorías comparatistas tomando como
punto inicial estudios comparativos relacionados con la fonética de ciertas lenguas.

Tenemos como ejemplo a Rasmus Rask, fundador del método comparativo, tomó en cuenta los
cambios de sonido, estableció series de palabras y determinó que esto ocurría regularmente.
Comparó y concluyó que había afinidades entre las lenguas germánicas con las eslavas y las
bálticas y con el latín y el griego.

Jakob Grimm estudia las correspondencias fonéticas regulares, comparaba las lenguas sánscrita
con las germánicas, llamó tenues a a,p,tk; aspiradas a bh,dh,gh y medias a b,d,g, a partir de esto
creó un esquema de rotación consonántica, el cual da origen a la Ley de Grimm.

Esta ley fue corroborada por Karl Verner, lingüista danés, quien explicó las “excepciones” a la
norma de que las consonantes equivalentes pasaban del sánscrito-gótico-alemán así: t-th-d,
usando de ejemplo las palabras bhrata-brotha-Vruder correspondientes a las lenguas
mencionadas. Sin embargo, había excepciones como la de las palabras pitá en sánscrito, fadar en
gótico y Vater en alemán. Verner lo explicó así: t da th en posición postónica y t da d en posición
pretónica, así, es el lugar del acento en bhrata y pitá lo que explica la diferencia en la evolución de
las dos t intervocálicas.

Por otro lado, tenemos las teorías naturalistas de Schleicher, botánico, quien seguía la teoría
darwiniana y pensaba aplicarla en sus estudios linguísticos, nos decía que la lengua es un
organismo vivo y como tal tendría las funciones correspondientes de nacer, reproducirse y morir.
La aportación significativa de Schleicher fue la clasificación tipológica que hizo de las lenguas
dividiéndolas en tres etapas históricas: aislada, aglutinante y reflexiva.

J. Schmidt, discípulo de Schleicher, propuso la “teoría de las ondas”, diciendo que las lenguas se
difundían como las ondas sobre el agua producidas cuando se lanza una piedra, las ondas se unen
unas con otras, de esta manera actúan las lenguas interaccionando e influenciándose unas con
otras.

Los neogramáticos refutaron las teorías naturalistas, pero estuvieron de acuerdo con el principio de
regularidad de los cambios fonéticos de Rask, apoyado por la Ley de Verner, en cuanto a las
excepciones ya explicadas por él. Este grupo afirmaba que la lengua era producto colectivo de los
grupos humanos y como tal tenía que ser estudiado desde un punto de vista social.
La noción de evolución fue una de las ideas dominantes del siglo XIX, reacción en contra de la
tradición clásica del período romántico. Los primeros filólogos comparatistas estudiaron casos de
correspondencias parcialmente sistemáticas donde los sonidos de las palabras eran equivalentes.
Los creadores de la lingüística histórica científica son R. Rask, fundador del método comparativo,
F. Bopp y J. Grimm, fundador del método histórico.

Rasmus Rask escribe en 1814 su “Investigación sobre el origen de la lengua noruega o islandesa
antigua” en donde esboza una morfología y fonética comparadas de tales lenguas. Determina las
afinidades entre las lenguas germánicas con las eslavas y las bálticas y con el latín y el griego.
Puso un enfásis especial en los cambios de sonido, logrando relacionar series de palabras u
concluyendo que estos cambios consonánticos constituían un fenómeno regular.

Franz Bopp edita en 1815 su memoria “Sobre el sistema de conjugación de la lengua sánscrita”,
estudia las relaciones entre el sánscrito y las lenguas de Europa mediante un cuadro de
comparaciones morfológicas, pero no prestó atención a los rasgos fonéticos.

Jakob Grimm en su “Gramática alemana” aparecida en 1819 estudia las correspondencias


fonéticas regulares, señalando que las oclusivas sordas proto-indoeuropeas de las cuatro series
correspondían a las fricativas sordas germánicas y que las correspondencias se mantenían en
otras posiciones tales como la media. Llamó tenues a a, p, t, k; aspiradas a bh, dh, gh y medias a
b, d, g. Estableció que la tenue indoeuropea daba aspirada germánica, la aspirada indoeuropea
daba media germánica y la media europea daba tenue germánica, creando un esquema de
rotación consonántica. Esta es la llamada Ley de Grimm, fundamento de la gramática comparada y
de toda tarea lingüística posterior.

El lingüista danés Karl Verner explicó el último grupo de excepciones, hallando la clave en la
estructura acentual de las palabras. La norma era que en posición intervocálica se daba la
correspondencia: sánscrito t gótico th alemán d: bhrata-brothar-Bruder; excepciones como
sánscrito pitá gótico fadar alemán Vater fueron explicadas por Verner así: t da th en posición
postónica y t da d en posición pretónica, así, es el lugar del acento en bhrata y pitá lo que explica la
diferencia en la evolución de las dos t intervocálicas. A partir de aquí adquirió importancia el
estudio de las categorías suprasegmentales.

August Schleicher, botánico de profesión, considera que las lenguas son organismos naturales con
vida propia e independiente que nacen, crecen y mueren siguiendo las leyes que no admiten
excepciones. Tenía la inaceptable conclusión de que las lenguas se degradan a medida que se
desarrollan. Propuso una clasificación genética de las lenguas en forma de árbol genealógico.
También aportó otra clasificación tipológica en la cual divide a las lenguas en tres etapas
históricas: la aislante, la aglutinante y la reflexiva.

J. Schmidt, discípulo de Schleicher, propuso en 1872 la “teoría de las ondas” diciendo que las
lenguas se difunden como las ondas sobre las aguas de un lago tranquilo al lanzar una piedra
sobre su superficie y se entrecruzan como lo harían estas ondas con otras que provinieran de
lugares cercanos donde habrían sido arrojadas otras piedras.

Los neogramáticos estuvieron en contra de las teorías naturalistas de Schleicher, con su


pensamiento positivista, afirmaban que la lengua era producto colectivo de los grupos humanos y
no un organismo natural. Adoptaron como postulados fundamentales el principio de regularidad de
los cambios fonéticos de Rask, corroborado por K. Verner. Todo esto se ve reflejado en lo dicho
por Wilhem Scherer en 1875 “los cambios fonéticos que podemos observar en la historia lingüística
van de acuerdo en leyes fijas que no sufren ninguna perturbación si no es en concordancia con
otras leyes”.

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