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Significado denotativo y connotativo

Es sabido que el significado de cualquier palabra está compuesto por una serie de rasgos
semánticos, llamados semas, que constituyen en sí mismo las unidades más pequeñas de
significado.

No todos los rasgos que configuran el significado de una palabra tienen, sin embargo, el
mismo valor. Pongamos como ejemplo la palabra otoño, que podría ser definida como:

– Una determinada estación del año.


– Un período de tiempo que va desde mediados de septiembre a mediados de diciembre.
– Una época que presenta una serie de rasgos climáticos determinados.

Estas tres definiciones que hemos dado son las que configuran el significado denotativo del
término otoño. Sin embargo, todos sabemos que la palabra otoño también puede ser
utilizado para transmitir sentimientos de tristeza, nostalgia, melancolía, o proximidad a la
muerte, por ejemplo. Y es fácil pronosticar que, sin embargo, esos segundos significados no
son tan objetivos como los anteriores.

El significado denotativo es el que otorgamos a una palabra estando ésta aislada de


cualquier contexto. Por el contrario, por significado connotativo entendemos el conjunto de
significados secundarios que la palabra evoca en el hablante y en el oyente en un contexto
determinado, y necesariamente conocido y asimilado por ambos.

Los valores connotativos de las palabras son compartidos por todos los miembros de una
misma comunidad lingüística, de forma que tienen carácter sociocultural. El que una
palabra como cisne se asocie en nuestra cultura a la elegancia, la clase, la belleza o la
armonía es así porque lo hemos decidido, porque nuestra historia, a través de su utilización
oral y literaria, así lo ha configurado. La diferencia está en que, si bien personas de culturas
distintas pueden estar perfectamente de acuerdo en lo que es un cisne –significado
denotativo-, no lo estarán necesariamente en lo referente a lo que con ello se quiere decir –
significado connotativo-: uno querrá transmitir elegancia y belleza; el otro, probablemente,
no.

También es posible encontrar connotaciones de carácter individual, que son las


significaciones asociadas a una palabra a partir de la experiencia de cada hablante. Para una
persona que haya perdido a un ser querido en un accidente de tráfico, esas palabras –coche,
accidente, tráfico- tendrán connotaciones muy diferentes a las de alguien que no haya
tenido esa triste experiencia. El elemento connotativo del lenguaje varía, pues, de unos
hablantes a otros, incluso dentro de una misma comunidad.

Los significados connotativos de las palabras tienen una gran importancia en los textos
poéticos, como es fácil suponer. Sin embargo, no son exclusivos del lenguaje literario; los
textos publicitarios hacen mucho uso de ellos, utilizándolos para hacer más efectivos sus
mensajes y transmitir valores y sensaciones a través de ellos.
LENGUAJE FIGURADO

El lenguaje figurado es aquel por el cual una palabra expresa una idea en términos de
otra, apelando a una semejanza que puede ser real o imaginaria. El lenguaje figurado se
opone al lenguaje literal, que supone que las palabras tienen el sentido que define su
significado exacto.

Por ejemplo: el término perro se refiere, en sentido


literal, a un mamífero cuadrúpedo que pertenece a la familia de los cánidos. Sin embargo,
en el lenguaje figurado, el concepto permite hacer referencia, al menos en Argentina, a
alguien que es malo para desarrollar una cierta actividad. “Este equipo está lleno de
perros” es una frase que podría mencionar a un conjunto de jugadores de un determinado
deporte que no sobresalen por su calidad.

El lenguaje figurado sugiere significados y es el oyente o el lector el que debe encontrar el


nuevo referente. Una persona que escucha la frase “este equipo está lleno de perros” y no
comparte los códigos lingüísticos que se hablan en Argentina, es probable que quede
desconcertada.

Lo que produce el lenguaje figurado es un desplazamiento del sentido. “Mi jefe ya rugió y
me quedé sin alternativas” no significa que el patrón del hablante sea un león (el animal
que ruge). La frase está sugiriendo que el jefe tiene una actitud feroz y que no se le puede
discutir.

El lenguaje figurado suele estar presente en la poesía y en los textos literarios. En cambio,
en los documentos científicos o jurídicos, entre otros, se utiliza el lenguaje literal por su
mayor precisión y para evitar confusiones.

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