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Decidí caminar hasta el Teatro Olympia para ver la exposición: bajé por la Avenida
19 hasta la carrera Séptima, crucé a la derecha para ir hacia el norte de la ciudad y esquivé a casi
todos los payasos que venden corrientazos los viernes antes de que empiece la tarde. Iba sin
chaqueta pues el día estaba soleado y ya iba siendo hora, después de tantos días de lluvia en Bogotá,
exposición de la Galería Alcuadrado, ignoré el texto, el título de la obra y seguí. Una vez adentro
tuve que caminar despacio para que mis ojos se ajustaran a la luz del edificio y me encontré con
unas fotografías a escala real instaladas con mucho cuidado en el espacio. A medida que avanzaba
contacto con esas fotografías. Las imágenes me hicieron pensar en un lugar de mucha actividad que
había sido silenciado, donde una mezcla de confusión y miedo había sido capturada en cada click.
Después de estar parada a cierta distancia, dudando si debía continuar la visita o irme, me acerqué a
una de las fotografías: lo que vi parecía ser un ascensor cerrado, la línea que marcaba el encuentro
de las dos puertas debía ser de color plata, pero un polvo gris, muy similar al color de las cenizas de
un cigarrillo, cubría la mayor parte de esta parte de la imagen. A los lados de dicha línea, una
superficie de textura aterciopelada y negra servía de base para algunos trazos amarillos. Me dejé
llevar por el impulso de poner mi mano sobre las marcas amarillas, siguiendo la dirección del trazo
no más de tres veces. Sentí terror cuando caí en cuenta del lugar al que había venido a parar: yo
Club El Nogal que tuvo lugar el viernes 7 de febrero de 2003, y los trazos amarillos que veía bajo
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Castor Monserrate
mi mano eran los que habían dejado las personas que estaban dentro del edificio esa noche, cuando
intentaban alejarse del fuego. Pero cómo se le habrá ocurrido a esta gente pensar que podían abrir
el ascensor, pensé. (...) Esta mano es igual a la mía, los dedos son del mismo grosor de los míos.
(...) Me tocó bajar el brazo: los dedos, las piernas, todo me temblaba.
y me quise ir, pero la imagen de mi mano sobre la fotografía de las huellas que había dejado una
mano que podría haber sido la mía me tocaba Desde Adentro. Durante algún tiempo viví cerca de El
Nogal, usaba la parada del bus que está cerca al edificio y en el costado occidental de la Séptima
casi todas las mañanas para ir a la Universidad, y por las tardes me bajaba a unos pasos de la puerta
del Club. Me cambié de casa mucho tiempo antes de la bomba pero desde el día de la explosión
evité pasar frente al edificio; estar de pie frente a esa foto era como ser golpeada muchas veces por
las ruinas que ya no existían. En mi mente lo que yo había estado evitando era sólo un edificio, y
allí estaba yo, delante de un recordatorio de que me estaba diciendo: el edificio explotó, hubo gente
moviéndose dentro del club aquella noche. Y ahí estaba yo, parada en frente de una fotografía que
El Club social El Nogal fue el lugar elegido por las FARC (Fuerzas Armadas
Democrática del Ex-Presidente Álvaro Uribe Vélez. Años de contradicciones constantes entre el
discurso de las FARC y sus actividades militares hicieron que Uribe Vélez (2002-2010) apareciera
para muchos civiles como la ‘única opción’ para terminar con el conflicto en curso. Durante su
campaña presidencial insistió en que la única salida posible del conflicto era la militar: no habría
más negociaciones, ni procesos de paz: la guerrilla de las FARC había traicionado de manera abierta
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y constante todo tipo de acuerdos y, en palabras de Uribe Vélez, el tiempo para ellos había
terminado.
conflicto armado: cuarenta años de confrontación con ejércitos ilegales altamente organizados y
más de dos décadas de intentos de diálogo habían desaparecido de un momento a otro y, de repente,
se abrió un debate basado en que con lo que el país estaba lidiando era ‘sólo’ una amenaza terrorista
contra la democracia (Valencia 189-90, 210 ). La posibilidad de una salida negociada, de intentar un
diálogo que condujese a posibles soluciones a la situación de guerra que se vive en Colombia
desapareció durante el gobierno de Uribe Vélez, y cualquier intento de abrir un diálogo con la
guerrilla que pudiese beneficiar a las víctimas del conflicto armado, fue considerado como un
conjunto de prácticas destinadas a apoyar a ‘los terroristas’ y por consiguiente una amenaza para la
democracia colombiana.
Este cambio en el uso del lenguaje no fue del todo descabellado: durante las
décadas de los ochenta y noventa las FARC perdieron irreversiblemente su perspectiva política y
hubo un incremento en el uso de practicas terroristas (Valencia 209; Petro 42). Pero negar la
existencia de una situación de guerra —en la cual se hace uso del terrorismo armado— y la
continuación de la misma implicaría que no hay nada que resolver: si no hay guerra, no hay ningún
motivo para la paz (Valencia 218). Un grupo guerrillero al que se le había cuestionado con
argumentos la legitimidad de su existencia, la validez de sus motivaciones y sus prácticas, que había
sido debilitado en el aspecto militar y que era considerado por muchos un grupo de ‘animales sin
razón’, encontró la manera de cuestionar la idea de que Colombia no estaba en guerra y reafirmar la
fortaleza de su estrategia militar plantando un carro-bomba en Bogotá: si las FARC estaban siendo
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Castor Monserrate
derrotadas militarmente en sus territorios por el gobierno central, una respuesta contundente en la
ciudad donde se encuentra el gobierno central fue dada. La negación del conflicto, el cambio de
palabras que caracterizó el gobierno de Uribe Velez, no disminuyó las prácticas violentas, todo lo
contrario (Valencia 232). Después de casi una década en la que explotaron relativamente pocas
bombas en los centros urbanos, el atentado de El Nogal fue un recordatorio: fuera de las grandes
ciudades había una verdadera guerra en marcha y este carro-bomba era parte de la misma, miles de
civiles estaban siendo afectados por las confrontaciones armadas entre los distintos grupos armados,
la guerra era un asunto que debía interesar a todos los colombianos, y al negar su existencia, las
posibilidades de estar en contra de cualquier tipo de violencia, sin importar quién es el agresor,
aparecen como ‘el enemigo’, nunca la comprensión de nuestra relación con ese ‘enemigo’. Esta
situación es en parte el resultado del apoyo incondicional a la ‘Guerra Contra el Terror’ liderada por
el Ex-Presidente norteamericano Geroge W. Bush que empezó después del ataque a las Torres
Gemelas el 11 de Septiembre del 2001, y la adopción de las mismas estrategias para el conflicto
armado interno. Colombia fue el único país sudamericano que apoyó y siguió esta guerra, y
cualquier cosa era válida para luchar contra ‘los terroristas’ (Valencia 211-12).
Terror’ cualquier intento que se haga para comprender las causas de los ataques terroristas es
“considerado ya sea cómplice del terrorismo o que constituye un ‘eslabón débil’ en la lucha contra
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Castor Monserrate
el mismo"1 (Precarious 2). Y continúa: “La afirmación ‘no hay excusa para el 11 de Septiembre’ se
ha convertido en un medio para sofocar cualquier debate público de cómo la política exterior de
EE.UU. ha contribuido a crear un mundo en el que tales actos de terror son posibles”2 (3). En este
sentido, ante el hecho de aparecer como víctimas repentinas e indiscutibles de cualquier tipo de
agresor y perseguirlo, esto "nos absuelve de la necesidad de dar una explicación más amplia de los
acontecimientos"3 (5), "como si la explicación de estos hechos les otorgase racionalidad, como si la
explicación de estos hechos nos condujese a una identificación con el opresor, como si entender
estos acontecimientos implicase la construcción de un marco que justifica los mismos" 4 (8).
Nogal no fue un hecho aislado. No importa cuan bárbaros e irracionales consideremos estos actos
—porque lo son, porque nada justifica el asesinato de personas, nada justifica la matanza frívola de
civiles que tuvo lugar esa noche— la explosión de ese edificio no es inexplicable, en absoluto. Las
características físicas de dicho edificio se asemejan a las de un búnker cuya función principal es
mantener a salvo a quienes pueden comprar su entrada al Club, y con dicha compra tener acceso a
un espacio de recreación, descanso e integración social. Lo qué falló esa noche en las medidas de
seguridad características de El Nogal ha sido investigado, pero debemos ir más allá. ¿Qué hemos
hecho nosotros los ciudadanos colombianos para construir un país en el que se necesitan medidas
1 considered either complicitous with terrorism or as constituting a ʻweak linkʼ in the fight against it.
2The cry that ʻthere is no excuse for September 11ʼ has become a means by which to stifle any serious
public discussion of how US foreign policy has helped to create a world in which such acts of terror are
possible.
3 absolves us of the necessity of coming up with a broader explanation for events
4 as if to explain these events would accord them rationality, as if to explain these events would involve us in
a sympathetic identification with the oppressor, as if to understand these events would involve building a
justificatory framework for them
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Castor Monserrate
extremas de seguridad, en el que este tipo de actos de terrorismo siguen siendo posibles? ¿Qué
hemos dejado de hacer para que en este país el asesinato indiscriminado de civiles no solo sea
posible si no cotidiano en algunos lugares? ¿Qué hemos dejado de decir, a quienes hemos dejado de
escuchar para co-crear una nación en la cual las masacres se olvidan casi al instante?5 ¿Por quién
vale la pena sentir tristeza, quién merece el duelo colectivo? ¿Es que acaso la muerte es ajena a
nuestros cuerpos, es que la vida del otro ya dejo de dolernos? Quizás “uno solo hace duelo cuando
acepta que con la pérdida experimentada uno cambiará, posiblemente para siempre. Tal vez el duelo
tiene que ver con acceder a experimentar una transformación (tal vez habría que decir someterse a
una transformación) cuyo resultado uno no puede saber de antemano"6 (Butler Precarious 21).
un hecho aislado sino un evento que forma parte de las estrategias militares propias del conflicto
armado interno que persiste en Colombia, una explicación amplia sobre la serie de eventos que
hicieron posible dicho atentado debe ser considerada para aproximarnos a una comprensión del
lugar que las víctimas de este ataque terrorista ocupan en la situación de guerra en la cual se
encuentra el país; porque decir que Colombia no está en guerra es una afirmación que hace caso
omiso de la existencia de las víctimas de la misma a lo largo y ancho del territorio nacional, y las
víctimas de la bomba en El Nogal forman parte de una larga lista de colombianos que se han
referencia a lo que nos hemos acostumbrado a denominar actos terroristas nos limitamos a resaltar
lo sobrecogedora que puede llegar a ser la muerte y no exigimos una explicación más amplia de los
5Ver las investigaciones del Grupo Memoria Histórica de la Comisión Nacional de Reparación y
Reconciliación.
6 [Perhaps] one mourns when one accepts that by the loss one undergoes one will be changed, possibly
forever. Perhaps mourning has to do with agreeing to undergo a transformation (perhaps one should say
submitting to a transformation) the full result of which one cannot know in advance.
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la historia que nos conduce a este momento"7 (10). Reconocer que una explicación más amplia de
los acontecimientos puede y debe ser dada no hace a las víctimas del terrorismo menos víctimas, y
dicho reconocimiento puede que sea también una manera de entender que si hay algo que nos une
alguien es una de las tantas bases de la palabra nosotros. Morir por causas intencionalmente
violentas podría estar a la vuelta de la esquina si nos hemos limitado a observar desde nuestro
Otro; si, en silencio, nos hemos convertido en cómplices de la negación continua de las víctimas de
un conflicto armado que ha estado vivo demasiado tiempo como para tener sentido alguno (Sánchez
Puede que no sea del todo cierto, como sugiere Butler, que sólo hasta que se ha
sido víctima directa de la violencia se puede responder éticamente a la misma. ¿Es necesario
esperar? ¿No es nuestra propia vulnerabilidad razón suficiente para oponerse a la violencia infligida
a los demás? ¿No es suficiente tener manos que pueden dejar marcas sobre el hollín de las paredes
luego de la explosión de un carro-bomba motivo suficiente para oponerse a todo tipo de violencia?
¿Es acaso suficiente con nombrar enemigos sin preocuparnos por entender nuestra relación con
dicho enemigo, sin preocuparnos por entender la manera como alimentamos y construimos a
nuestro enemigo con nuestros actos o con la ausencia de los mismos? Después de todo las víctimas
7 We shall fail to take collective responsibility for a thorough understanding of the history that brings us to this
juncture.
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visibilidad que tuvo la masacre causada por el atentado terrorista de El Nogal, no todas las víctimas
de la violencia son visibles, e incluso cuando lo son agobian, producen vergüenza, ‘pasan de moda’,
guerra, ni hace que vivamos en un lugar ‘seguro’, como se ha indicado continuamente en la última
década8. Que el sufrimiento de algunas personas rebose los medios de comunicación no debe ser
motivo por el cual dejemos de “preguntar qué imágenes, qué crueldades, qué muertes no están
siendo mostradas”9 (Sontag Regarding 12). Que las fotografías que se han hecho de las huellas que
dejan los actos de guerra en Colombia no lleguen hasta nosotros no indica que las muertes sean
inexistentes.
apoderarse de aquello que se está viendo (Sontag On Photography 8) y con ello se evidencia que lo
que ha sido capturado estuvo cerca al cuerpo de quien toma la foto. En este sentido, una fotografía
jamás es metafórica (Barthes 78). Una fotografía es un testimonio de lo real, gracias a esta algo
lejano ya sea en el espacio o el tiempo es accesible para otros. Las fotografías nos permiten
recordar, volver a visitar lugares por los cuales hemos pasado, momentos que ya han pasado a veces
dejando huellas invisibles en nuestros cuerpos, en nuestras mentes, y que pueden ser despertadas
8 Vale la pena recordar el asesinato de los estudiantes de la Universidad de Los Andes Mateo Matamala
Neme y Margarita María Gómez por integrantes de ʻLos Urabeñosʼ en San Bernardo del Viento el 10 de
Enero del 2011, y como a raíz de la visibilidad que tuvieron estos asesinatos se llamó atención sobre la
cotidianidad de este tipo de muertes en la zona y la falsa idea de seguridad que se tenía sobre un territorio
en el cual hay más de tres grupos armados irregulares que siguen activos y en lucha por el control de las
tierras. Para más detalles ver Víctimas inocentes y Córdoba hace rato se salió de madre (Semana).
9 from asking what pictures, whose cruelties, whose deaths are not being shown.
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Desde principios del Siglo XX la fotografía ha sido una herramienta de guerra, la verdad
que captura no se cuestiona. "Una fotografía pasa por prueba incontrovertible de que una cosa ha
sucedido. La imagen puede distorsionar, pero siempre existe la presunción de que algo existe, o
existía, y que es como lo que aparece en la foto"10 (Sontag On Photography 5). Pero a pesar de que
confluyen en el campo de batalla (Regarding), son “interpretaciones del mundo, tanto como los son
las pinturas o los dibujos”11 (On Photography 7). Quien toma una fotografía tiene un interés
particular en el momento de decidir qué enmarca, contra qué hace click, le otorga valor a algo que
considera debe trascender el acto de presencia simultánea que supone una fotografía y lo convierte
en objeto reproducible hasta la eternidad. Lo que vemos en una fotografía es el objeto de deseo de
quien activa el obturador, es el detalle que ha capturado la atención del fotógrafo, y al detenernos
frente a la fotografía, ocupamos el lugar de quien hizo el testimonio de lo real disponible para
nosotros, espectadores: la subjetividad del creador de imágenes no debe ser ignorada (23).
La serie de fotografías que constituyen Desde Adentro (María Elvira Escallón, 2004) son
ventanas rectangulares que permiten al observador presente tener acceso a un momento ausente;
entre la pared y el cuerpo que se mueve frente al instante que ha sido preservado con un click, algo
distante se vuelve real. En presencia simultánea con las imágenes a escala real de las huellas
dejadas dentro de El Nogal, la piel del espectador hace contacto con el cuerpo ausente que creó el
referente. “La fotografía es, literalmente, una emanación del referente [...] Una especie de cordón
umbilical que une el cuerpo de aquello que ha sido fotografiado a mi mirada: la luz, acaso
imperceptible, es aquí un medio carnal, una piel que comparto con cualquiera que haya sido
10A photograph passes for incontrovertible proof that a given thing happened. The picture may distort; but
there is always a presumption that something exists, or did exist, which is like whatʼs in the picture.
11 are as much as interpretation of the world as painting and drawings are.
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ausente— el objeto privilegiado de la memoria (Sánchez Guerras 22) une nuestros cuerpos y se
resiste, en la fotografía, a ser efímera. La luz que emana de la fotografía excede los límites del
tiempo y del espacio en una unión simbólica entre vida y muerte: es imposible saber si las huellas
que enmarcó Escallón fueron dejadas por un cuerpo que sigue vivo o que ya ha muerto. En este
sentido la fotografía es una prueba contundente de que algo ha sido (Barthes 115) es el testimonio
encuentra (o está con menor intensidad) en la religión, debe estar en otro lugar, tal vez en esta
imagen que produce Muerte al tratar de preservar la vida"13 (92, énfasis agregado). Un lugar literal
para la Muerte que se reduce a un simple clic que se materializa en un soporte perecedero, mortal:
el papel, uno que envejece y desaparece. "Sociedades tempranas hicieron que la memoria, el
sustituto de la vida, fuese eterna y que por lo menos aquello que hablase de la Muerte fuese en sí
mismo inmortal: esto era el Monumento. Sin embargo, al hacer de la fotografía (algo mortal) testigo
(93) y ha privilegiado a la huella, al negativo, al referente de la fotografía análoga que permite que
un instante se resista al olvido y permite que nosotros seamos testigos de la existencia de aquello
que se quiere hacer desaparecer: la muerte. Mientras que la reconstrucción del Club El Nogal borró
12The photograph is literally an emanation of the referent” [...] “A sort of umbilical cord links the body of the
photographed thing to my gaze: light, thought impalpable, is here a carnal medium, a skin I share with
anyone who has been photographed.
13if it is no longer (or less intensely) in religion, it must be elsewhere; perhaps in this image which produces
Death while trying to preserve life
14 Earlier societies managed so that memory, the substitute for life, was eternal and that at least the thing
which spoke Death should itself be immortal: this was the Monument. But making the (mortal) Photograph
into the general and somehow natural witness of ʻwhat has beenʼ, modern society has renounced the
Monument.
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toda evidencia de su destrucción en una reproducción exacta de su fachada, las fotografías que
vienen Desde Adentro son prueba contundente de la existencia de víctimas en un pasado que se
resiste a desaparecer.
“Cuando el sufrimiento es algo ante lo cual sentimos temor, nuestros miedos pueden dar
lugar al impulso de resolver rápidamente aquello que nos entristece, de borrarlo en nombre de una
acción investida con el poder de restaurar la pérdida o de devolvernos al estado de orden que se
vivía antes, o de revivir la fantasía de que el mundo antes tenía cierto orden”15 (Butler Precarious
29-30). La reconstrucción inmediata del Club El Nogal fue necesaria para escenificar que el Estado
colombiano le ofrece atención inmediata a las víctimas del conflicto armado, para borrar toda huella
de destrucción y volver a la idea de que Colombia no está en guerra, que ‘la Nación’ es más fuerte
que los ‘terroristas’, y que las acciones terroristas se limpian, se borran, se olvidan fácilmente, que
no tienen efectos en el curso de la vida cotidiana, que otra pequeña bomba no es nada en
comparación con el valor y la fuerza que los colombianos parecen haber aprendido a construir
durante décadas, que la fuerza de los ciudadanos resiste más de lo que el concreto y el acero son
capaces de resistir... como si los cuatro meses que duró la reconstrucción de la fachada del edificio
y la bandera colombiana que cubrió el proceso fuesen una cura que devolvió a la sociedad de su
que sucede en la privada, como si la reparación del club pudiese hacer desaparecer la vulnerabilidad
que caracteriza la vida humana, como si el cemento y el acero fuesen la única cosa necesaria para
15“When grieving is something to be feared, our fears can give rise to the impulse to
resolve it quickly, to banish it in the name of an action invested with the power to restore the loss or return
the world to a former order, or to reinvigorate the fantasy that the world formerly was orderly”.
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Castor Monserrate
Si nosotros —y con este nosotros me refiero a los ciudadanos que tenemos cierta
independencia ante lo que podemos hacer con y en nuestros cuerpos— tuviésemos que aprender
algo al ser confrontados a este tipo de eventos, esto podría ser empezar a “considerar la manera en
la cual nuestras vidas están profundamente relacionadas con la vida de los otros” (Butler Precarious
En su ensayo Mourning and Melancholia (Duelo y Melancolía), Freud hace hincapié en que
"El duelo es comúnmente la reacción ante la pérdida de un ser querido o una abstracción que ocupa
el lugar de la persona, tales como la patria, la libertad, algún ideal y así sucesivamente"16. Según
Freud, lo que se ha de lograr con el trabajo de duelo es desapegarse de lo que se ha perdido, cortar
los lazos que unen a la persona que ha perdido algo/alguien con su pérdida. El trabajo de duelo,
propone Freud, es exitoso sólo cuando el doliente es capaz de superar la pérdida mediante la
16Mourning is commonly the reaction to the loss of a beloved person or an abstraction taking the place of
the person, such as fatherland, freedom, an idea and so on.
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sustitución de lo que se ha perdido, y, según él, este es un proceso que tiene lugar en la esfera de lo
privado.
libro The New Black: Mourning, Melancholia and Depression (El Nuevo Negro: Duelo, Melancolía
y Depresión) que para poder procesar el duelo se requiere de un estímulo externo que le indique al
doliente que su pérdida fue real, y cuestiona la idea de que el trabajo de duelo sea un proceso que
tiene como objetivo superar la pérdida argumentando que el objetivo es incorporar la pérdida a la
toda sociedad humana documentada da un lugar central a los rituales públicos de duelo. La
códigos, que van desde cambios en la vestimenta y hábitos de comer hasta ceremonias de
Con estas diferencias, tanto Freud como Leader están de acuerdo en que el duelo no es un
proceso natural, automático, y que en algunos casos nunca se lleva a cabo: hacer duelo es un
proceso doloroso y los dolientes pueden evitar, inconscientemente, iniciar el proceso. Leader
17every documented human society gives a central place to public mourning rituals. Loss would be inscribed
within the community through a system of rites, customs and codes, ranging from changes in dress and
eating habits to highly stylized memorial ceremonies. These involved not just the bereaved individual and
their immediate family, but the much larger social group.
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Castor Monserrate
sostiene que el dolor que se produce por la pérdida debe ser reconocido por un tercero, un agente
externo, para que el trabajo de duelo pueda empezar, pero sólo iniciar el proceso no garantiza el
éxito del mismo. Estos referentes externos ayudan al doliente a asimilar que su pérdida fue real: los
ritos sociales, el luto, las ceremonias conmemorativas, los días y lugares que marcan la ausencia,
entre otros, son los símbolos que ayudan a procesar el duelo. Estos elementos artificiales, que
contribuyen a incorporar la pérdida a la vida del doliente, son también la base de lo que Leader
llama "un diálogo de duelos": "La exhibición pública del dolor permite a cada individuo a tener
acceso a sus propias pérdidas. Estos procesos no son exhibiciones arbitrarias del dolor en la esfera
pública, sino una característica básica del mismo. El duelo público está ahí para permitir que otros
duelos privados puedan expresarse"18. Un diálogo de duelos puede ayudar a que se inicie un trabajo
de duelo que ha sido bloqueado, y también pueden ofrecer los marcos simbólicos que ayudan a los
¿Pero qué pasa si no hay un tercero, si no llegamos a recibir el mensaje de que algo
terrible ha acontecido en nuestras vidas? ¿Qué sucede cuando en nuestra confrontación con la
pérdida, lo único que recibimos es la negación y el silencio? ¿Qué le sucede a un grupo social que
ha sufrido décadas de violencia, si en la esfera pública no ofrece otra cosa que la negación y el
silencio a las víctimas? ¿Qué sucede cuando se insiste en borrar, negar y no se abre el espacio en la
esfera pública para la reflexión y una representación simbólica que ayude a las personas a
18 The public display of grief allows each individual to access their own losses. Such processes are not
arbitrary additions to the public display of grief but a basic feature of them. Public mourning is there in order
to allow private mourning to express itself.
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Castor Monserrate
Es por eso que hoy se hace tanto esfuerzo para conmemorar y marcar los acontecimientos
trató menos de castigar a los autores que de reconocer y registrar sus crímenes. Una
separación, tal vez, sólo se convierte en una pérdida cuando se ha registrado (Leader).19
Los espacios físicos que sirven de anclaje para la celebración de actos de memoria
contribuyen a dar inicio al trabajo de duelo, una muestra de ello es la llama eterna ubicada en la
entrada principal del Club El Nogal, y que conmemora a las víctimas del ataque de las FARC; pero
la fantasía de normalidad generada con la construcción de una replica del edificio que fue destruido
y que tuvo lugar ante los ojos de los ciudadanos es una negación, en la esfera pública, de las
evidencias de la guerra. Un lugar que ha sido afectado por la guerra jamás debe ser dejado intacto y
aquello que ya no está si no que contribuyen a aceptar que se ha perdido algo. Pero cortar lazos con
aquello que sea ha ido —probablemente para siempre—, superarlo, olvidarlo con la reconstrucción
de un edifico que dice ‘aquí nada ha pasado’ es quizá la confirmación de un estado de vergüenza en
en cual hemos decidido acostumbrarnos a vivir, es querer negar constantemente que la vergüenza no
es más que la imposibilidad de alejar aquello a lo cual estamos inevitablemente atados (Agamben
Remnants 104-7), o a lo que hemos decidido creer estamos atados, de una u otra manera: a una
aquello que vive y sigue con nosotros: una sucesión insondable de muertes violentas que nos
19Thatʼs why so much effort is made today to commemorate and mark traumatic events of the past, from the
horrors of the Great War to the injustice and violence in a country such as South Africa. The Truth and
Reconciliation Commission, after all, was less about punishing the perpetrators than about recognizing and
registering their crimes. A separation, perhaps, only becomes a loss when it is registered.
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Castor Monserrate
pertenecen a todos, pero que nadie quiere ver, como las fotografías colgadas en las paredes de un
viejo teatro y que hacen eco de una arquitectura de la memoria ante la cual escogimos vivir.
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Castor Monserrate
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