You are on page 1of 22

Premio Nacional de Critica

Título: Una Arquitectura de la Memoria: Hablando Desde Adentro.

Seudónimo: Castor Monserrate

Categoría: Ensayo largo.


2
Castor Monserrate

Una Arquitectura de la Memoria: Hablando Desde Adentro.

Decidí caminar hasta el Teatro Olympia para ver la exposición: bajé por la Avenida

19 hasta la carrera Séptima, crucé a la derecha para ir hacia el norte de la ciudad y esquivé a casi

todos los payasos que venden corrientazos los viernes antes de que empiece la tarde. Iba sin

chaqueta pues el día estaba soleado y ya iba siendo hora, después de tantos días de lluvia en Bogotá,

de darle a mi piel un poco de sol.

Me fui haciendo digestión a paso de playa hasta encontrar la entrada a la

exposición de la Galería Alcuadrado, ignoré el texto, el título de la obra y seguí. Una vez adentro

tuve que caminar despacio para que mis ojos se ajustaran a la luz del edificio y me encontré con

unas fotografías a escala real instaladas con mucho cuidado en el espacio. A medida que avanzaba

un escalofrío me empezó a sacudir el calor de los brazos; me sentí angustiada, asfixiada en el

contacto con esas fotografías. Las imágenes me hicieron pensar en un lugar de mucha actividad que

había sido silenciado, donde una mezcla de confusión y miedo había sido capturada en cada click.

Después de estar parada a cierta distancia, dudando si debía continuar la visita o irme, me acerqué a

una de las fotografías: lo que vi parecía ser un ascensor cerrado, la línea que marcaba el encuentro

de las dos puertas debía ser de color plata, pero un polvo gris, muy similar al color de las cenizas de

un cigarrillo, cubría la mayor parte de esta parte de la imagen. A los lados de dicha línea, una

superficie de textura aterciopelada y negra servía de base para algunos trazos amarillos. Me dejé

llevar por el impulso de poner mi mano sobre las marcas amarillas, siguiendo la dirección del trazo

no más de tres veces. Sentí terror cuando caí en cuenta del lugar al que había venido a parar: yo

estaba en frente de una fotografía tomada días después de la explosión de un carro-bomba en el

Club El Nogal que tuvo lugar el viernes 7 de febrero de 2003, y los trazos amarillos que veía bajo
3
Castor Monserrate

mi mano eran los que habían dejado las personas que estaban dentro del edificio esa noche, cuando

intentaban alejarse del fuego. Pero cómo se le habrá ocurrido a esta gente pensar que podían abrir

el ascensor, pensé. (...) Esta mano es igual a la mía, los dedos son del mismo grosor de los míos.

(...) Me tocó bajar el brazo: los dedos, las piernas, todo me temblaba.

Me devolví a la puerta del Olympia para leer el texto, el corrientazo se me revolvió

y me quise ir, pero la imagen de mi mano sobre la fotografía de las huellas que había dejado una

mano que podría haber sido la mía me tocaba Desde Adentro. Durante algún tiempo viví cerca de El

Nogal, usaba la parada del bus que está cerca al edificio y en el costado occidental de la Séptima

casi todas las mañanas para ir a la Universidad, y por las tardes me bajaba a unos pasos de la puerta

del Club. Me cambié de casa mucho tiempo antes de la bomba pero desde el día de la explosión

evité pasar frente al edificio; estar de pie frente a esa foto era como ser golpeada muchas veces por

las ruinas que ya no existían. En mi mente lo que yo había estado evitando era sólo un edificio, y

allí estaba yo, delante de un recordatorio de que me estaba diciendo: el edificio explotó, hubo gente

moviéndose dentro del club aquella noche. Y ahí estaba yo, parada en frente de una fotografía que

venía Desde Adentro.

El Club social El Nogal fue el lugar elegido por las FARC (Fuerzas Armadas

Revolucionarias de Colombia) para escenificar una represalia contra la Política de Seguridad

Democrática del Ex-Presidente Álvaro Uribe Vélez. Años de contradicciones constantes entre el

discurso de las FARC y sus actividades militares hicieron que Uribe Vélez (2002-2010) apareciera

para muchos civiles como la ‘única opción’ para terminar con el conflicto en curso. Durante su

campaña presidencial insistió en que la única salida posible del conflicto era la militar: no habría

más negociaciones, ni procesos de paz: la guerrilla de las FARC había traicionado de manera abierta
4
Castor Monserrate

y constante todo tipo de acuerdos y, en palabras de Uribe Vélez, el tiempo para ellos había

terminado.

Lo primero que hizo el Ex-Presidente fue negar que en Colombia hubiese un

conflicto armado: cuarenta años de confrontación con ejércitos ilegales altamente organizados y

más de dos décadas de intentos de diálogo habían desaparecido de un momento a otro y, de repente,

se abrió un debate basado en que con lo que el país estaba lidiando era ‘sólo’ una amenaza terrorista

contra la democracia (Valencia 189-90, 210 ). La posibilidad de una salida negociada, de intentar un

diálogo que condujese a posibles soluciones a la situación de guerra que se vive en Colombia

desapareció durante el gobierno de Uribe Vélez, y cualquier intento de abrir un diálogo con la

guerrilla que pudiese beneficiar a las víctimas del conflicto armado, fue considerado como un

conjunto de prácticas destinadas a apoyar a ‘los terroristas’ y por consiguiente una amenaza para la

democracia colombiana.

Este cambio en el uso del lenguaje no fue del todo descabellado: durante las

décadas de los ochenta y noventa las FARC perdieron irreversiblemente su perspectiva política y

hubo un incremento en el uso de practicas terroristas (Valencia 209; Petro 42). Pero negar la

existencia de una situación de guerra —en la cual se hace uso del terrorismo armado— y la

continuación de la misma implicaría que no hay nada que resolver: si no hay guerra, no hay ningún

motivo para la paz (Valencia 218). Un grupo guerrillero al que se le había cuestionado con

argumentos la legitimidad de su existencia, la validez de sus motivaciones y sus prácticas, que había

sido debilitado en el aspecto militar y que era considerado por muchos un grupo de ‘animales sin

razón’, encontró la manera de cuestionar la idea de que Colombia no estaba en guerra y reafirmar la

fortaleza de su estrategia militar plantando un carro-bomba en Bogotá: si las FARC estaban siendo
5
Castor Monserrate

derrotadas militarmente en sus territorios por el gobierno central, una respuesta contundente en la

ciudad donde se encuentra el gobierno central fue dada. La negación del conflicto, el cambio de

palabras que caracterizó el gobierno de Uribe Velez, no disminuyó las prácticas violentas, todo lo

contrario (Valencia 232). Después de casi una década en la que explotaron relativamente pocas

bombas en los centros urbanos, el atentado de El Nogal fue un recordatorio: fuera de las grandes

ciudades había una verdadera guerra en marcha y este carro-bomba era parte de la misma, miles de

civiles estaban siendo afectados por las confrontaciones armadas entre los distintos grupos armados,

la guerra era un asunto que debía interesar a todos los colombianos, y al negar su existencia, las

víctimas de la misma estaban siendo ignoradas.

Durante el gobierno de Uribe Vélez la polarización ideológica que ha servido de

base justificadora para la ejecución de prácticas violentas en Colombia se incrementó, y las

posibilidades de estar en contra de cualquier tipo de violencia, sin importar quién es el agresor,

disminuyó radicalmente: desear la paz implicaba apoyar la destrucción completa de quienes

aparecen como ‘el enemigo’, nunca la comprensión de nuestra relación con ese ‘enemigo’. Esta

situación es en parte el resultado del apoyo incondicional a la ‘Guerra Contra el Terror’ liderada por

el Ex-Presidente norteamericano Geroge W. Bush que empezó después del ataque a las Torres

Gemelas el 11 de Septiembre del 2001, y la adopción de las mismas estrategias para el conflicto

armado interno. Colombia fue el único país sudamericano que apoyó y siguió esta guerra, y

cualquier cosa era válida para luchar contra ‘los terroristas’ (Valencia 211-12).

Según la filósofa norteamericana Judith Butler, en el marco de la ‘Guerra Contra el

Terror’ cualquier intento que se haga para comprender las causas de los ataques terroristas es

“considerado ya sea cómplice del terrorismo o que constituye un ‘eslabón débil’ en la lucha contra
6
Castor Monserrate

el mismo"1 (Precarious 2). Y continúa: “La afirmación ‘no hay excusa para el 11 de Septiembre’ se

ha convertido en un medio para sofocar cualquier debate público de cómo la política exterior de

EE.UU. ha contribuido a crear un mundo en el que tales actos de terror son posibles”2 (3). En este

sentido, ante el hecho de aparecer como víctimas repentinas e indiscutibles de cualquier tipo de

violencia, se cierra la posibilidad de contextualizar dicha violencia. Basta con nombrar a un

agresor y perseguirlo, esto "nos absuelve de la necesidad de dar una explicación más amplia de los

acontecimientos"3 (5), "como si la explicación de estos hechos les otorgase racionalidad, como si la

explicación de estos hechos nos condujese a una identificación con el opresor, como si entender

estos acontecimientos implicase la construcción de un marco que justifica los mismos" 4 (8).

La explosión de un carro-bomba la noche del 7 de Febrero del 2003 en el Club El

Nogal no fue un hecho aislado. No importa cuan bárbaros e irracionales consideremos estos actos

—porque lo son, porque nada justifica el asesinato de personas, nada justifica la matanza frívola de

civiles que tuvo lugar esa noche— la explosión de ese edificio no es inexplicable, en absoluto. Las

características físicas de dicho edificio se asemejan a las de un búnker cuya función principal es

mantener a salvo a quienes pueden comprar su entrada al Club, y con dicha compra tener acceso a

un espacio de recreación, descanso e integración social. Lo qué falló esa noche en las medidas de

seguridad características de El Nogal ha sido investigado, pero debemos ir más allá. ¿Qué hemos

hecho nosotros los ciudadanos colombianos para construir un país en el que se necesitan medidas

1 considered either complicitous with terrorism or as constituting a ʻweak linkʼ in the fight against it.
2The cry that ʻthere is no excuse for September 11ʼ has become a means by which to stifle any serious
public discussion of how US foreign policy has helped to create a world in which such acts of terror are
possible.
3 absolves us of the necessity of coming up with a broader explanation for events
4 as if to explain these events would accord them rationality, as if to explain these events would involve us in
a sympathetic identification with the oppressor, as if to understand these events would involve building a
justificatory framework for them
7
Castor Monserrate

extremas de seguridad, en el que este tipo de actos de terrorismo siguen siendo posibles? ¿Qué

hemos dejado de hacer para que en este país el asesinato indiscriminado de civiles no solo sea

posible si no cotidiano en algunos lugares? ¿Qué hemos dejado de decir, a quienes hemos dejado de

escuchar para co-crear una nación en la cual las masacres se olvidan casi al instante?5 ¿Por quién

vale la pena sentir tristeza, quién merece el duelo colectivo? ¿Es que acaso la muerte es ajena a

nuestros cuerpos, es que la vida del otro ya dejo de dolernos? Quizás “uno solo hace duelo cuando

acepta que con la pérdida experimentada uno cambiará, posiblemente para siempre. Tal vez el duelo

tiene que ver con acceder a experimentar una transformación (tal vez habría que decir someterse a

una transformación) cuyo resultado uno no puede saber de antemano"6 (Butler Precarious 21).

Si estamos dispuestos a aceptar que el atentado terrorista al Club El Nogal no fue

un hecho aislado sino un evento que forma parte de las estrategias militares propias del conflicto

armado interno que persiste en Colombia, una explicación amplia sobre la serie de eventos que

hicieron posible dicho atentado debe ser considerada para aproximarnos a una comprensión del

lugar que las víctimas de este ataque terrorista ocupan en la situación de guerra en la cual se

encuentra el país; porque decir que Colombia no está en guerra es una afirmación que hace caso

omiso de la existencia de las víctimas de la misma a lo largo y ancho del territorio nacional, y las

víctimas de la bomba en El Nogal forman parte de una larga lista de colombianos que se han

encontrado atrapados en un fuego cruzado que, aparentemente, no les pertenece. Si al hacer

referencia a lo que nos hemos acostumbrado a denominar actos terroristas nos limitamos a resaltar

lo sobrecogedora que puede llegar a ser la muerte y no exigimos una explicación más amplia de los

5Ver las investigaciones del Grupo Memoria Histórica de la Comisión Nacional de Reparación y
Reconciliación.
6 [Perhaps] one mourns when one accepts that by the loss one undergoes one will be changed, possibly
forever. Perhaps mourning has to do with agreeing to undergo a transformation (perhaps one should say
submitting to a transformation) the full result of which one cannot know in advance.
8
Castor Monserrate

acontecimientos “fracasaremos en asumir nuestra responsabilidad colectiva por una comprensión de

la historia que nos conduce a este momento"7 (10). Reconocer que una explicación más amplia de

los acontecimientos puede y debe ser dada no hace a las víctimas del terrorismo menos víctimas, y

dicho reconocimiento puede que sea también una manera de entender que si hay algo que nos une

es la vulnerabilidad que caracteriza nuestros cuerpos, nuestras vidas. La posibilidad de perder a

alguien es una de las tantas bases de la palabra nosotros. Morir por causas intencionalmente

violentas podría estar a la vuelta de la esquina si nos hemos limitado a observar desde nuestro

territorio de aparente seguridad, y no hemos sido capaces de re-conocernos en el sufrimiento del

Otro; si, en silencio, nos hemos convertido en cómplices de la negación continua de las víctimas de

un conflicto armado que ha estado vivo demasiado tiempo como para tener sentido alguno (Sánchez

71). Tantas décadas de silencio producen adormecimiento y conducen al olvido.

Puede que no sea del todo cierto, como sugiere Butler, que sólo hasta que se ha

sido víctima directa de la violencia se puede responder éticamente a la misma. ¿Es necesario

esperar? ¿No es nuestra propia vulnerabilidad razón suficiente para oponerse a la violencia infligida

a los demás? ¿No es suficiente tener manos que pueden dejar marcas sobre el hollín de las paredes

luego de la explosión de un carro-bomba motivo suficiente para oponerse a todo tipo de violencia?

¿Es acaso suficiente con nombrar enemigos sin preocuparnos por entender nuestra relación con

dicho enemigo, sin preocuparnos por entender la manera como alimentamos y construimos a

nuestro enemigo con nuestros actos o con la ausencia de los mismos? Después de todo las víctimas

no aparecen de la nada, pero apenas aparecen producen vergüenza.

7 We shall fail to take collective responsibility for a thorough understanding of the history that brings us to this
juncture.
9
Castor Monserrate

No todas las masacres producto de atentados terroristas en Colombia tienen la misma

visibilidad que tuvo la masacre causada por el atentado terrorista de El Nogal, no todas las víctimas

de la violencia son visibles, e incluso cuando lo son agobian, producen vergüenza, ‘pasan de moda’,

estorban y dejan de ser convenientes. Ocultarlas no contribuye a la solución de la situación de

guerra, ni hace que vivamos en un lugar ‘seguro’, como se ha indicado continuamente en la última

década8. Que el sufrimiento de algunas personas rebose los medios de comunicación no debe ser

motivo por el cual dejemos de “preguntar qué imágenes, qué crueldades, qué muertes no están

siendo mostradas”9 (Sontag Regarding 12). Que las fotografías que se han hecho de las huellas que

dejan los actos de guerra en Colombia no lleguen hasta nosotros no indica que las muertes sean

inexistentes.

Fotografiar es congelar un momento para permitir que otros lo puedan ver, es

apoderarse de aquello que se está viendo (Sontag On Photography 8) y con ello se evidencia que lo

que ha sido capturado estuvo cerca al cuerpo de quien toma la foto. En este sentido, una fotografía

jamás es metafórica (Barthes 78). Una fotografía es un testimonio de lo real, gracias a esta algo

lejano ya sea en el espacio o el tiempo es accesible para otros. Las fotografías nos permiten

recordar, volver a visitar lugares por los cuales hemos pasado, momentos que ya han pasado a veces

dejando huellas invisibles en nuestros cuerpos, en nuestras mentes, y que pueden ser despertadas

con solo observar.

8 Vale la pena recordar el asesinato de los estudiantes de la Universidad de Los Andes Mateo Matamala
Neme y Margarita María Gómez por integrantes de ʻLos Urabeñosʼ en San Bernardo del Viento el 10 de
Enero del 2011, y como a raíz de la visibilidad que tuvieron estos asesinatos se llamó atención sobre la
cotidianidad de este tipo de muertes en la zona y la falsa idea de seguridad que se tenía sobre un territorio
en el cual hay más de tres grupos armados irregulares que siguen activos y en lucha por el control de las
tierras. Para más detalles ver Víctimas inocentes y Córdoba hace rato se salió de madre (Semana).
9 from asking what pictures, whose cruelties, whose deaths are not being shown.
10
Castor Monserrate

Fig 1. Fotografía de la noche del atentado al Club El Nogal. (El Tiempo).

Fig 2. Fotografía de la noche del atentado al Club El Nogal. (El Tiempo).


11
Castor Monserrate

Desde principios del Siglo XX la fotografía ha sido una herramienta de guerra, la verdad

que captura no se cuestiona. "Una fotografía pasa por prueba incontrovertible de que una cosa ha

sucedido. La imagen puede distorsionar, pero siempre existe la presunción de que algo existe, o

existía, y que es como lo que aparece en la foto"10 (Sontag On Photography 5). Pero a pesar de que

la fotografía ha sido considerada prueba indiscutible de ambos el horror y el heroísmo que

confluyen en el campo de batalla (Regarding), son “interpretaciones del mundo, tanto como los son

las pinturas o los dibujos”11 (On Photography 7). Quien toma una fotografía tiene un interés

particular en el momento de decidir qué enmarca, contra qué hace click, le otorga valor a algo que

considera debe trascender el acto de presencia simultánea que supone una fotografía y lo convierte

en objeto reproducible hasta la eternidad. Lo que vemos en una fotografía es el objeto de deseo de

quien activa el obturador, es el detalle que ha capturado la atención del fotógrafo, y al detenernos

frente a la fotografía, ocupamos el lugar de quien hizo el testimonio de lo real disponible para

nosotros, espectadores: la subjetividad del creador de imágenes no debe ser ignorada (23).

La serie de fotografías que constituyen Desde Adentro (María Elvira Escallón, 2004) son

ventanas rectangulares que permiten al observador presente tener acceso a un momento ausente;

entre la pared y el cuerpo que se mueve frente al instante que ha sido preservado con un click, algo

distante se vuelve real. En presencia simultánea con las imágenes a escala real de las huellas

dejadas dentro de El Nogal, la piel del espectador hace contacto con el cuerpo ausente que creó el

referente. “La fotografía es, literalmente, una emanación del referente [...] Una especie de cordón

umbilical que une el cuerpo de aquello que ha sido fotografiado a mi mirada: la luz, acaso

imperceptible, es aquí un medio carnal, una piel que comparto con cualquiera que haya sido

10A photograph passes for incontrovertible proof that a given thing happened. The picture may distort; but
there is always a presumption that something exists, or did exist, which is like whatʼs in the picture.
11 are as much as interpretation of the world as painting and drawings are.
12
Castor Monserrate

fotografiado”12 (Barthes 80-1). La huella —evidencia del movimiento de un cuerpo referente/

ausente— el objeto privilegiado de la memoria (Sánchez Guerras 22) une nuestros cuerpos y se

resiste, en la fotografía, a ser efímera. La luz que emana de la fotografía excede los límites del

tiempo y del espacio en una unión simbólica entre vida y muerte: es imposible saber si las huellas

que enmarcó Escallón fueron dejadas por un cuerpo que sigue vivo o que ya ha muerto. En este

sentido la fotografía es una prueba contundente de que algo ha sido (Barthes 115) es el testimonio

de la muerte, de lo efímero, de lo que eventualmente desaparecerá.

La fotografía, para Barthes, es quizás el lugar para la muerte en la sociedad: "si ya no se

encuentra (o está con menor intensidad) en la religión, debe estar en otro lugar, tal vez en esta

imagen que produce Muerte al tratar de preservar la vida"13 (92, énfasis agregado). Un lugar literal

para la Muerte que se reduce a un simple clic que se materializa en un soporte perecedero, mortal:

el papel, uno que envejece y desaparece. "Sociedades tempranas hicieron que la memoria, el

sustituto de la vida, fuese eterna y que por lo menos aquello que hablase de la Muerte fuese en sí

mismo inmortal: esto era el Monumento. Sin embargo, al hacer de la fotografía (algo mortal) testigo

general y natural de aquello ‘que ha sido’, la sociedad moderna ha renunciado al Monumento" 14

(93) y ha privilegiado a la huella, al negativo, al referente de la fotografía análoga que permite que

un instante se resista al olvido y permite que nosotros seamos testigos de la existencia de aquello

que se quiere hacer desaparecer: la muerte. Mientras que la reconstrucción del Club El Nogal borró

12The photograph is literally an emanation of the referent” [...] “A sort of umbilical cord links the body of the
photographed thing to my gaze: light, thought impalpable, is here a carnal medium, a skin I share with
anyone who has been photographed.
13if it is no longer (or less intensely) in religion, it must be elsewhere; perhaps in this image which produces
Death while trying to preserve life
14 Earlier societies managed so that memory, the substitute for life, was eternal and that at least the thing
which spoke Death should itself be immortal: this was the Monument. But making the (mortal) Photograph
into the general and somehow natural witness of ʻwhat has beenʼ, modern society has renounced the
Monument.
13
Castor Monserrate

toda evidencia de su destrucción en una reproducción exacta de su fachada, las fotografías que

vienen Desde Adentro son prueba contundente de la existencia de víctimas en un pasado que se

resiste a desaparecer.

“Cuando el sufrimiento es algo ante lo cual sentimos temor, nuestros miedos pueden dar

lugar al impulso de resolver rápidamente aquello que nos entristece, de borrarlo en nombre de una

acción investida con el poder de restaurar la pérdida o de devolvernos al estado de orden que se

vivía antes, o de revivir la fantasía de que el mundo antes tenía cierto orden”15 (Butler Precarious

29-30). La reconstrucción inmediata del Club El Nogal fue necesaria para escenificar que el Estado

colombiano le ofrece atención inmediata a las víctimas del conflicto armado, para borrar toda huella

de destrucción y volver a la idea de que Colombia no está en guerra, que ‘la Nación’ es más fuerte

que los ‘terroristas’, y que las acciones terroristas se limpian, se borran, se olvidan fácilmente, que

no tienen efectos en el curso de la vida cotidiana, que otra pequeña bomba no es nada en

comparación con el valor y la fuerza que los colombianos parecen haber aprendido a construir

durante décadas, que la fuerza de los ciudadanos resiste más de lo que el concreto y el acero son

capaces de resistir... como si los cuatro meses que duró la reconstrucción de la fachada del edificio

y la bandera colombiana que cubrió el proceso fuesen una cura que devolvió a la sociedad de su

estado de enfermedad, como si lo que sucede en la esfera pública correspondiese exactamente a lo

que sucede en la privada, como si la reparación del club pudiese hacer desaparecer la vulnerabilidad

que caracteriza la vida humana, como si el cemento y el acero fuesen la única cosa necesaria para

superar la situación de guerra, como si la fantasía de normalidad contribuyese a procesar el duelo.

15“When grieving is something to be feared, our fears can give rise to the impulse to
resolve it quickly, to banish it in the name of an action invested with the power to restore the loss or return
the world to a former order, or to reinvigorate the fantasy that the world formerly was orderly”.
14
Castor Monserrate

Fig 3. Club El Nogal. Noviembre del 2010.

Si nosotros —y con este nosotros me refiero a los ciudadanos que tenemos cierta

independencia ante lo que podemos hacer con y en nuestros cuerpos— tuviésemos que aprender

algo al ser confrontados a este tipo de eventos, esto podría ser empezar a “considerar la manera en

la cual nuestras vidas están profundamente relacionadas con la vida de los otros” (Butler Precarious

6) y con ello asumir las responsabilidades que supone dicha consideración.


15
Castor Monserrate

II. Un diálogo de duelos.

Fig 4. Desde Adentro, 2004.

En su ensayo Mourning and Melancholia (Duelo y Melancolía), Freud hace hincapié en que

"El duelo es comúnmente la reacción ante la pérdida de un ser querido o una abstracción que ocupa

el lugar de la persona, tales como la patria, la libertad, algún ideal y así sucesivamente"16. Según

Freud, lo que se ha de lograr con el trabajo de duelo es desapegarse de lo que se ha perdido, cortar

los lazos que unen a la persona que ha perdido algo/alguien con su pérdida. El trabajo de duelo,

propone Freud, es exitoso sólo cuando el doliente es capaz de superar la pérdida mediante la

16Mourning is commonly the reaction to the loss of a beloved person or an abstraction taking the place of
the person, such as fatherland, freedom, an idea and so on.
16
Castor Monserrate

sustitución de lo que se ha perdido, y, según él, este es un proceso que tiene lugar en la esfera de lo

privado.

Partiendo del argumento de Freud, el psicoanalista británico Darian Leader propone en su

libro The New Black: Mourning, Melancholia and Depression (El Nuevo Negro: Duelo, Melancolía

y Depresión) que para poder procesar el duelo se requiere de un estímulo externo que le indique al

doliente que su pérdida fue real, y cuestiona la idea de que el trabajo de duelo sea un proceso que

tiene como objetivo superar la pérdida argumentando que el objetivo es incorporar la pérdida a la

vida del doliente.

El segundo aspecto en el que el argumento de Leader se aleja del de Freud es en la idea de

que el trabajo de duelo es una tarea individual. En palabras del Leader,

toda sociedad humana documentada da un lugar central a los rituales públicos de duelo. La

pérdida se inscribe dentro de la comunidad a través de un sistema de ritos, costumbres y

códigos, que van desde cambios en la vestimenta y hábitos de comer hasta ceremonias de

conmemoración muy estilizadas. Éstas no sólo involucran al individuo en duelo y su familia

inmediata, si no también a un grupo social más grande.17

Con estas diferencias, tanto Freud como Leader están de acuerdo en que el duelo no es un

proceso natural, automático, y que en algunos casos nunca se lleva a cabo: hacer duelo es un

proceso doloroso y los dolientes pueden evitar, inconscientemente, iniciar el proceso. Leader

17every documented human society gives a central place to public mourning rituals. Loss would be inscribed
within the community through a system of rites, customs and codes, ranging from changes in dress and
eating habits to highly stylized memorial ceremonies. These involved not just the bereaved individual and
their immediate family, but the much larger social group.
17
Castor Monserrate

sostiene que el dolor que se produce por la pérdida debe ser reconocido por un tercero, un agente

externo, para que el trabajo de duelo pueda empezar, pero sólo iniciar el proceso no garantiza el

éxito del mismo. Estos referentes externos ayudan al doliente a asimilar que su pérdida fue real: los

ritos sociales, el luto, las ceremonias conmemorativas, los días y lugares que marcan la ausencia,

entre otros, son los símbolos que ayudan a procesar el duelo. Estos elementos artificiales, que

contribuyen a incorporar la pérdida a la vida del doliente, son también la base de lo que Leader

llama "un diálogo de duelos": "La exhibición pública del dolor permite a cada individuo a tener

acceso a sus propias pérdidas. Estos procesos no son exhibiciones arbitrarias del dolor en la esfera

pública, sino una característica básica del mismo. El duelo público está ahí para permitir que otros

duelos privados puedan expresarse"18. Un diálogo de duelos puede ayudar a que se inicie un trabajo

de duelo que ha sido bloqueado, y también pueden ofrecer los marcos simbólicos que ayudan a los

dolientes a representar la pérdida.

¿Pero qué pasa si no hay un tercero, si no llegamos a recibir el mensaje de que algo

terrible ha acontecido en nuestras vidas? ¿Qué sucede cuando en nuestra confrontación con la

pérdida, lo único que recibimos es la negación y el silencio? ¿Qué le sucede a un grupo social que

ha sufrido décadas de violencia, si en la esfera pública no ofrece otra cosa que la negación y el

silencio a las víctimas? ¿Qué sucede cuando se insiste en borrar, negar y no se abre el espacio en la

esfera pública para la reflexión y una representación simbólica que ayude a las personas a

incorporar la pérdida a sus vidas en lugar de tener que superarla, olvidarla?

18 The public display of grief allows each individual to access their own losses. Such processes are not
arbitrary additions to the public display of grief but a basic feature of them. Public mourning is there in order
to allow private mourning to express itself.
18
Castor Monserrate

Es por eso que hoy se hace tanto esfuerzo para conmemorar y marcar los acontecimientos

traumáticos del pasado, de los horrores de la Gran Guerra a la injusticia y la violencia en un

país como Sudáfrica. La Comisión de la Verdad y la Reconciliación, después de todo, se

trató menos de castigar a los autores que de reconocer y registrar sus crímenes. Una

separación, tal vez, sólo se convierte en una pérdida cuando se ha registrado (Leader).19

Los espacios físicos que sirven de anclaje para la celebración de actos de memoria

contribuyen a dar inicio al trabajo de duelo, una muestra de ello es la llama eterna ubicada en la

entrada principal del Club El Nogal, y que conmemora a las víctimas del ataque de las FARC; pero

la fantasía de normalidad generada con la construcción de una replica del edificio que fue destruido

y que tuvo lugar ante los ojos de los ciudadanos es una negación, en la esfera pública, de las

evidencias de la guerra. Un lugar que ha sido afectado por la guerra jamás debe ser dejado intacto y

en su lugar deben aparecer estructuras físicas o simbólicas que no necesariamente reemplazan

aquello que ya no está si no que contribuyen a aceptar que se ha perdido algo. Pero cortar lazos con

aquello que sea ha ido —probablemente para siempre—, superarlo, olvidarlo con la reconstrucción

de un edifico que dice ‘aquí nada ha pasado’ es quizá la confirmación de un estado de vergüenza en

en cual hemos decidido acostumbrarnos a vivir, es querer negar constantemente que la vergüenza no

es más que la imposibilidad de alejar aquello a lo cual estamos inevitablemente atados (Agamben

Remnants 104-7), o a lo que hemos decidido creer estamos atados, de una u otra manera: a una

ausencia de memoria (Uribe) que se reproduce en nuestra vida cotidiana, en el ocultamiento de

aquello que vive y sigue con nosotros: una sucesión insondable de muertes violentas que nos

19Thatʼs why so much effort is made today to commemorate and mark traumatic events of the past, from the
horrors of the Great War to the injustice and violence in a country such as South Africa. The Truth and
Reconciliation Commission, after all, was less about punishing the perpetrators than about recognizing and
registering their crimes. A separation, perhaps, only becomes a loss when it is registered.
19
Castor Monserrate

pertenecen a todos, pero que nadie quiere ver, como las fotografías colgadas en las paredes de un

viejo teatro y que hacen eco de una arquitectura de la memoria ante la cual escogimos vivir.
20
Castor Monserrate

Textos consultados

Agamben, Giorgio. Profanations. New York: Zone Books, 2007. Print.

---. Remnants of Auschwitz. the Witness and the Archive. Trans. Daniel Heler-Roazen. New York:

Zone Books, 2002. Print.

Anderson, Benedict. Imagined communities: reflections on the origin and spread of nationalism.

London: Verso, 2006. Print.

Barthes, Roland. Camera Lucida: Reflections on Photography. Trans. Richard Howard. Vintage:

London, 2000. Print.

Betancur Cuartas, Belisario. Belisario Betancourt y su Papel en la Toma del Palacio. YouTube.

16 Oct. 2007. Web. 19 Dec. 2010. <http://www.youtube.com/watch?v=qwiNseXareM>.

Benjamin, Walter. Illuminations. Ed. Hannah Arendt. Trans. Harry Zorn. London: Pimlico,

1999. Print.

Borges, Jorge Luis. El Libro de Arena. Buenos Aires: Emecé Editores, S.A, 1975. Print.

---. Ficciones. Odyssey Editions. [Ebook for kindle]. 1995.

Butler, Judith. Frames of War. When is Life Grievable?. London: Verso, 2009. Print.

---. ‘Precarious Life. The Powers of Mourning and Violence. London: Verso. 2004. Print.

---, Giving an Account of Oneself. New York: Fordham UP, 2005. Print

CNRR - Grupo de Memoria Histórica. Bojayá: La Guerra sin Límites. Ediciones Semana: Bogotá.

2010. Print.

---. La Masacre de El Salado: Esa Guerra no era Nuestra. Ediciones Semana: Bogotá. 2010. Print.

---. La Masacre de Bahía Portete. Mujeres Wayuu en la Mira. Ediciones Semana: Bogotá. 2010.

Print.

Carlson, Marvin. Performance. A critical introduction. New York: Routledge, 2004. Print.
21
Castor Monserrate

Cepeda, Iván. Ivan Cepeda Debate Ley de Víctimas Parte I. YouTube. 19 Nov. 2010. Web. 8 Dic.

2010. <http://www.youtube.com/watch?v=Q3ahDxNbEn4>.

---. Ivan Cepeda Debate Ley de Víctimas Parte II. YouTube. 19 Nov. 2010. Web. 8 Dic.

2010. <http://www.youtube.com/watch?v=QUsgHGg_2nM&feature=related>.

El Tiempo. Recordando el Paso de El Tiempo... Atentado en el Club El Nogal. Web 13 Dic.

2010. <http://e.eltiempo.com/media/produccion/atentadoalnogal/index.html>

Escallón, María Elvira. Entrevista con la artista. Julio 8 2010.

Foucault, Michel. Discipline and punish: the birth of the prison. London: Penguin. 1991.

Freud, Sigmund. On Murder, Mourning and Melancholia. Trans. Shaun Whiteside. Penguin:

London, 2005. Kindle Book.

Huyssen, Andreas. Sculpture, Materiality and Memory in an Age of Amnesia. ‘Displacements’.

Toronto: Bowne of Toronto, 1998. 31-40. Print.

Kolarevic, Branko. Ed. Performative Architecture. Beyond Instrumentality. New York: Spoon

Press, 2005. Kindle Book.

Leader, Darian. The New Black: Mourning, Melancholia and Depression. n. pag. London:

Penguin, 2008. Kindle Book.

León, Juanita. Piedad tiene Razón: Colombia es una Gran Fosa Común. La Silla Vacía. 22 Sept.

2010. Web 12 Dic. 2010. <http://www.lasillavacia.com/historia/18203>.

Levinas, Emmanuel. Entre Nous. Thinking-of-the-other. Continuum: New York. 2006. Print.

Padilla, Nelson Freddy. El Arte es el Contrapeso de la Barbarie. El Espectador. May 8. 2010.

Web Dic 15. 2010. <http://www.elespectador.com/impreso/cultura/articuloimpreso-202179-

el-arte-el-contrapeso-de-barbarie>

Petro, Gustavo; Maya, Maureen.. Prohibido Olvidar. Dos miradas sobre la toma del Palacio de

Justicia. Casa Editorial Pisando Callos: Bogotá. 2006. Print.


22
Castor Monserrate

Rancière, Jacques. The Emancipated Spectator. Trans. Gregory Elliott. London: Verso. 2009.

República de Colombia. Grupo de Memoria Histórica de la Comisión Nacional de Reparación y

Reconciliación - CNRR. Grupo de Memoria Histórica —CNRR. Web 8 Dic. 2010. <http://

www.memoriahistorica-cnrr.org.co/s-quienes/sub-quees/>.

---. Antecedentes. Comisión Nacional de Reparación y Reconciliación CNRR. 24 Apr. 2007. Web

8 Dic. 2010. <http://www.cnrr.org.co/antecedentes.htm>

Sánchez G, Gonzalo. Guerras, Memoria e Historia. La Carreta Editores: Medellín. 2009. Print.

Semana. Víctimas inocentes. Revista Semana. 15 Jan 2011. Web 20 May. 2011. <http://

www.semana.com/nacion/victimas-inocentes/150195-3.aspx>

---, Córdoba Hace Rato de Salió de Madre. Revista Semana. 15 Jan 2011. Web 20 May. 2011.

<http://www.semana.com/nacion/cordoba-hace-rato-salio-madre/150196-3.aspx>

Sontag, Susan. Regarding the Pain of Others. London: Penguin, 2003. Print.

---,On photography. London: Penguin, 1979. Print.

Taylor, Diana. The Archive and the Repertoire : Performing Cultural Memory in the Americas.

Durham: Duke University Press, 2003.

Uribe, María Victoria. Juanita León. Este es un País Amnésico. La Silla Vacía. 11 Sep. 2010. Web. 8

Dic 2010. <http://www.lasillavacia.com/historia/17769>.

Uribe Alarcón, María Victoria. Antropología de la Inhumanidad: Un Ensayo Interpretativo sobre el

Terror en Colombia. Bogotá: Grupo Editorial Norma. 2004. Print.

Valencia, León; Pizarro, Eduardo. Ley de Justicia y Paz. Bogotá: Semana. 2009. Print.

Warner, Michael. Publics and Counterpublics. Public Culture - Volume 14, Number 1, Winter 2002,

pp. 49-90

You might also like