no había escrito nunca quinientos conciertos, sino «quinientas veces el mismo concierto».

No deja de ser cierto en lo

Vivaldi hijo de uno de los violinistas principales de la capilla de San marcos , recibió
instrucció n musical ( bajo la guía de Legrenzi) y para el sacerdocio., Comenzó a
prestar servicios sacerdotales en 1705 , pero a causa de su mala salud fue
dispensado del servicio activo un añ o después y a partir de entonces se consagró
por entero a la mú sica. Una combinació n semejante de ministerio sacro y profesió n
profana no era desusada en esos tiempos. A causa de sus cabellos pelirrojos se le
cono ció siempre como il prete rosso ( el cura rojo), un apodo de los que el
pú blico italiano siempre ha tenido predilecció n por aplicar a sus artistas favoritos .
Entre 1704 y 1740 , Vivaldi estuvo continuamente empleado como director ,
compositor, maestro y superintendente general de mú sica en el Conservatorio de la
Pietà en Venecia, con frecuencias licencias para ausentarse a fin de componer y
dirigir ó peras y conciertos en otras ciudades italianas y en otras partes de Europa .

Los Conservatorios del siglo XVIII en Ná poles y Venecia eran instituciones

piadosas originariamente fundadas para amparar huérfanos e hijos ilegítimos, de
los que debe haber existido un nú mero formidable, si hemos de creer algunas de las
historias relatadas por viajeros. La organizació n de los conservatorios era similar a
la de los conventos, pero por regla general la enseñ anza musical formaba parte
importante del curriculum . La enseñ anza era profunda, y los resultadosfueron
importante para la vida musical de todo el país . La instrucció n estaba eficazmente
organizada y se llevaba a cabo sin escatimar gasto ni energías . La multitud de
jó venes y entusiatas aficionados resultante, su natural competencia, acicatada por
recompensas especiales en materia de privilegios y siempre estimulada por la
presencia de algunos individuos descollantemente dotados , debe haber brindado
un entorno altamente favorable para cualquier compositor.

Los conciertos que se realizaban en la Iglesia de La Pietà , así como en otros

lugares culturales de moda en Venecia , atraían a grandes auditorios. Los viajeros
escribían acerca de estas ocasiones con un entusiasmo que no dejaban de estar
mezclado con un sentimiento de diversió n por el espectá culo desusado de un coro y
una orquesta compuestos en su mayoría por muchachas adolescentes. Se las educa
a expensas del gasto pú blico , y se las adiestra exclusivamente para sobresalir en la
mú sica. Y así pasa que cantan como á ngeles , y tocan el violín, la flauta, el ó rgano, el
violoncello, el fagote…. En cada concierto intervienen unas cuarenta niñ as. Les
aseguro que no hay tan encantador como ver a una joven y hermosa monja en su
há bito blanco, con un ramo de flores de granadino en el pelo, dirigiendo la orqueta y
marcando el tiempo con toda la precisió n que imaginarse pueda.