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1982-1985
1. Introducción.
Las definiciones formales varían de una tasa de inflación de 100% a lo largo de tres
años, a inflación mayor de 50% al mes, según Philip Cagan. En uso informal, el
término con frecuencia se aplica a tasas mucho más bajas. Como regla general, la
inflación normal se anuncia cada año, pero la hiperinflación con frecuencia se
anuncia para periodos mucho más cortos, como cada mes.
Entre los principales signos que indican que una economía se encuentra en
inflación tenemos:
Las transformaciones más importantes que realizó la Revolución del 9 de Abril fueron:
b) una reforma agraria que repartió la tierra entre los campesinos, creando un amplio
sector de pequeños propietarios que sería fiel al MNR por varias décadas;
c) la concesión del voto a los analfabetos, que hasta allí no tenían derechos políticos
plenos y,
Paz Estenssoro, que gobernó de 1952 a 1956, implantó en el país el tipo de política
económica caracterizado por el proteccionismo, los subsidios, el intervencionismo y los
gastos descontrolados del estado
El resultado fue un enorme desequilibrio fiscal que, a su vez, produjo una inflación que
llegó a ser la más alta de América Latina para ese entonces y que obligó al segundo
mandatario del MNR, Hernán Siles Zuazo, a aplicar ciertas medidas severas de control
fiscal.
Siles gobernó hasta 1960, cuando lo sucedió otra vez Paz Estenssoro, pero la continuidad
del régimen de la revolución se quebró cuatro años más tarde: El Gral. René Barrientos,
quien era entonces vicepresidente, retornó a la práctica de los golpes de estado tan
habitual en la anterior política boliviana y asumió directamente el poder con el apoyo de las
fuerzas armadas
De allí en adelante, y especialmente después de su muerte en el cargo, se abrió un
período de inestabilidad donde se sucedieron rápidamente conspiraciones, golpes y toda
clase de regímenes políticos, incluyendo el del General Juan José Torres, que tenía una
clara orientación socialista y llegó a gobernar durante diez meses, entre 1970 y 1971
A Torres lo derrocó el Cnel. Hugo Banzer Suárez, quien implantó un régimen dictatorial,
redujo en algo el papel del estado en la economía y logró resultados bastante positivos en
cuanto a crecimiento e inflación. En efecto, Bolivia creció a tasas superiores al 5% anual
durante ese período y logró mantener la escalada de precios dentro de límites bastante
aceptables
Entre lo que podemos destacar del gobierno del Gral. Hubo Banzer Suarez tenemos:
Se dejaba de exportar petróleo por el agotamiento de los pozos petroleros descubiertos por
la Gulf Oil Company.
Una oleada de huelgas de hambre que se extendió por todo el país pesó decisivamente
para que se llegara a este resultado.
Lo que siguió fue otro de esos típicos períodos de inestabilidad que tanto han contribuido a
crear la imagen que tuvo Bolivia como el país de los golpes de estado. Las elecciones de
julio de 1978 fueron cuestionadas y el propio candidato supuestamente triunfante dio un
golpe incruento. A éste le siguió otro golpe en noviembre, nuevas elecciones al año
siguiente, un presidente interino elegido por el congreso, otro golpe de estado, otro
presidente designado por el congreso, nuevas elecciones y dos golpes de estado más,
hasta que finalmente el Gral. Vildoso, a la sazón en el poder, convocó nuevamente al
Congreso de la República para que, según la ley boliviana, designase al Presidente de la
República, ya que ningún candidato había logrado mayoría absoluta en las elecciones de
1980. El congreso eligió a quien había obtenido la mayor votación en esa ocasión: se
trataba nuevamente de Hernán Siles Zuazo quien, habiendo abandonado el MNR hacía
ya largo tiempo, encabezaba entonces la Unidad Democrática Popular, una coalición de
izquierda. En total se habían sucedido siete presidentes militares y tres civiles en apenas
cuatro años
Cuando Siles asumió la presidencia en octubre de 1982 la situación política estaba muy
lejos de haberse consolidado y la economía, por su parte, manifestaba ya signos
preocupantes de deterioro. Las presiones de la izquierda y el sindicalismo, fortalecidos tras
los últimos años de lucha, se sumaban a la presencia de una institución militar
acostumbrada a intervenir desembozadamente en la vida política del país, todo lo cual
conformaba un cuadro de debilidad institucional a la que no poco contribuía la carencia
casi absoluta de una verdadera tradición democrática.
La economía, por otra parte, conducida por gobiernos débiles y transitorios que poco
hacían para mejorarla, presentaba ya los signos característicos de la crisis final del
modelo de crecimiento hacia adentro. "Durante el período [de] 1976 a 1981, el déficit del
sector fiscal no financiero promediaba alrededor del 9,5% del PIB", lo cual inducía ya una
elevada inflación y un progresivo endeudamiento.
La situación financiera del país era grave: los ingresos fiscales disminuían en términos
reales y del mismo modo descendía la capacidad de pago frente a los acreedores
externos. Hacia mediados de 1981 se había llegado prácticamente a una cesación de
pagos con el extranjero y el gobierno militar había apelado a un control de cambios para
evitar el descenso de las reservas. La economía, en conjunto, se precipitaba hacia una
severa crisis.
1963-1977, etapa que se caracteriza por altas de crecimiento económico, entre los factores
explicativos tenemos las altas tasas de inversión, esto debido a los enormes recursos
externos de mediados de la década de los 60’s el cual fue el más considerable desde
1930. El fuerte endeudamiento externo que se da entre 1972 y 1982, y dará inicio a una de
las peores crisis económicas, la cual comienza a manifestarse a principios de 1978. El
endeudamiento que sostuvo Bolivia durante el régimen de Banzer concentro el grueso de
vencimientos en el período (1979-1984), con lo que se provoca un fuerte estrangulamiento
externo. Gran parte de este segmento estuvo destinado a componentes vinculados a la
propia deuda. Todos estos elementos confluyeron en la inestabilidad política del país y en
una sucesión de cambios de gobierno ante la imposibilidad de hacer efectivas políticas
económicas que permitieran resolver el problema del sector externo, como se verá en más
adelante con el Gobierno de Siles Suazo.
DEUDA EXTERNA DE BOLIVIA
3. Hiperinflación – Bolivia
Los precios de las materias primas bajaron generando una disminución en la renta
real y de los ingresos del estado.
La gran inestabilidad política provocó una huida de capitales nacionales y
extranjeros del país creando una espiral inflacionista que generó una depreciación
de la moneda y una mayor brecha entre los gastos del estado y sus ingresos.
Por otra parte Siles, si bien logró que la democracia se consolidara, su política
económica resultó en definitiva desastrosa, ahondando la crisis del país hasta un
punto realmente inconcebible. La gran paradoja de su actuación como gobernante es
que, habiendo sido capaz de controlar la inflación provocada por Paz Estenssoro en su
primer gobierno, allá por los años cincuenta.
El primer plan de "ajuste" del gobierno de Siles, además, estableció un rígido control
de cambios que abarcaba todos los tipos de transacciones en moneda extranjera, una
paridad fija para la moneda, aumentos en los precios de los derivados del petróleo –
que vendía YPFB, la industria estatizada del sector–, nuevos precios máximos para
todos los bienes regulados y un aumento general del 30% en el salario mínimo, con
incrementos menores para las restantes categorías de asalariados. Según el decreto
todo el comercio exterior quedaba canalizado a través del Banco Central. Una de las
medidas más negativas fue la que pretendía "desdolarizar" la economía, convirtiendo a
pesos bolivianos todos los contratos previamente existentes en dólares, u otras
monedas, que se hubiesen pactado entre particulares o con el sector público.
Con este conjunto de acciones el gobierno buscaba tanto restablecer el nivel de vida
de la población, ya erosionado por la inflación, como aumentar el caudal de divisas
disponible, que había descendido mucho y resultaba insuficiente para cumplir los
compromisos existentes con el exterior. El resultado, en cambio, fue la aparición de un
mercado paralelo de divisas, el aumento del déficit fiscal –que llegó al 14,2% del PIB
en 1982– y, en definitiva, la emergencia de una incontrolable inflación.
Como la venta de divisas del Banco Central era prácticamente nula, y muy escasos los
bienes que autorizaba importar, se generaron desabastecimientos puntuales que
afectaron en importante medida al aparato productivo nacional. La escasez de divisas,
por otra parte, hizo que la cotización del dólar en el mercado paralelo fuese
aumentando sin pausa, pues las personas ya no podían recurrir a contratos privados
en dólares y tampoco se avenían a depositar sus recursos en el sistema bancario
nacional, que pagaba tasas muy por debajo de la inflación. En síntesis, la presión por
adquirir billetes norteamericanos se fue extendiendo a sectores cada vez más
amplios de la población, al punto que gradualmente todos deseaban poseer dólares
para protegerse de la inflación y la demanda de la divisa aumentaba sin control. La
progresión del precio del dólar, durante esta época, es fiel reflejo de lo que venimos
exponiendo: éste se cotizaba, en el mercado libre, a 256 pesos bolivianos en
septiembre de 1982, antes de la asunción del nuevo gobierno, pero a fines de ese año
había llegado ya a la cifra de 283 pesos; nueve meses después alcanzaba un valor de
761 pesos, muy superior al de la cotización oficial, que todavía se mantenía en 200
pesos. Las cifras, a partir de allí, siguieron la progresión siguiente:
La respuesta del gobierno a esta escalada fue más bien defensiva: se actuó siempre
con retraso, implementando uno tras otro varios "planes económicos" que sólo
consistían en elevar los precios de algunos artículos, devaluar la moneda y, casi
siempre, fijar nuevas restricciones que sólo agravaban la situación. Las devaluaciones
sólo servían para ajustar con retardo unos precios que ya, en el mercado abierto,
habían alcanzado valores muchas veces mayores, por lo que no servían siquiera para
paliar la crisis. La brecha que mantenía el dólar oficial, por otra parte, contribuía a
agravar una situación donde el gobierno no poseía ya divisas, por lo que no podía
cumplir entonces ni con sus compromisos internacionales ni con el abastecimiento del
mercado local.
Tuvo que declararse, por ello, una moratoria sobre los pagos de la deuda externa ya
en 1982, al no poder cumplirse con la reprogramación que se había acordado el año
anterior. A ésta siguieron otras moratorias parciales mientras se proclamaba, en 1984,
que el país no pagaría al exterior más que una cifra equivalente al 25% de sus
ingresos por exportaciones. Si bien esta medida nunca llegó a ejecutarse cabalmente
–incluso porque era tanto el desorden causado por las continuas devaluaciones que
resultaba imposible calcular exactamente esas magnitudes– la banca internacional y
los organismos multilaterales suspendieron por completo el otorgamiento de nuevos
préstamos a Bolivia.
La política gradualista, de hacer pequeños ajustes en los precios pero sin atacar el
déficit fiscal ni satisfacer las demandas del exterior, llevó al gobierno a una paulatina
pérdida de control sobre la situación económica y política del país. El dólar seguía
subiendo, y con éste la inflación.
El PIB, entre 1980 y 1986 –años que de algún modo enmarcan la crisis– experimentó
un descenso del 10%, en tanto que la disminución del PIB per cápita fue,
naturalmente, mucho mayor, alcanzando al 22%. El sector informal crecía velozmente,
llegando a superar el 50% de la ocupación total, no tenían ya ningún sentido ni el
ahorro ni los proyectos a mediano plazo. Se vivía con sobresaltos, sin saber si el
sueldo podía alcanzar, sin tener idea de cuánto podían valer las cosas mañana.
Añ Mes Inflación
o Mensu Acumula
al da
198 296.5
2
198 328.5
3
198 Enero 9.6 9.6
4
Febrero 23.0 34.8
Marzo 21.1 63.3
Abril 63.0 166.1
Mayo 47.0 291.2
Junio 4.1 307.1
Julio 5.2 328.2
Agosto 15.0 392.4
Septiemb 37.3 576.1
re
Octubre 59.1 975.9
Noviembr 31.6 1,315.4
e
Diciembr 60.9 2,177.2
e
198 Enero 68.8 68.8
5
Febrero 282.7 377.2
Marzo 124.9 496.2
Abril 111.8 566.5
Mayo 135.7 804.2
Junio 178.5 1,513.7
Julio 166.3 2,583.6
Agosto 166.5 4,367.1
Septiemb 156.5 6,891.4
re
Octubre 98.1 6,761.1
Noviembr 3.2 6,980.7
e
Diciembr 16.8 8,170.5
e
Siles, con hidalguía, optó por convocar a elecciones anticipadas mucho antes de que
concluyera su mandato. El triunfador, por esas ironías de la historia, no fue otro que el
viejo líder del MNR, el revolucionario populista de 1952, Víctor Paz Estenssoro.
b. PIB y Empleo.-
El PIB representa el valor de los bienes y servicios generados en una economía
en un período determinado y es el resultado de la actividad desempeñada por
los trabajadores que operan en el ámbito productivo.
El crecimiento del PIB en este período fue negativo y muy variable alcanzando
en 1983 su más bajo valor (- 4%).
A lo largo de los 5 años la participación de los sectores productivos reduce
considerablemente su participación en el PIB. En términos relativos, en 1980
estas actividades participaban con el 60,67% mientras que en 1985 solo generan
57,84% del PIB. Por lo tanto en este período esta participación cae en 2,83%.
La minería, la industria manufacturera, y las construcciones explican en gran
medida esta declinación, la participación de estos sectores disminuye en 3.71%;
5.14% y 0.89%.
PIB por actividad económica.- En contraposición a los sectores productivos
resalta la mayor importancia que toman las actividades del sector improductivo.
En 1980 estas representaban el 39.33% del PIB, mientras que en 1985, el
42.16%.
Empleo.- Durante este periodo la economía tiene una limitada aptitud para
generar empleos para la fuerza de trabajo, que participa e ingresa al mercado
correspondiente, generando así altas tasas de desocupación. En las ramas
productivas la minería, la industria manufacturera y las construcciones acusan
una notable disminución en el coeficiente de ocupación. Este fenómeno se
refleja en el despido de 29.513, 48.052 y 48.699 trabajadores en cada una de las
ramas mencionadas.
Por otra parte la administración, queriendo respetar los compromisos con los
partidos de izquierda y los sindicatos, impuso aumentos generales de sueldos
por decreto, implantó la indexación salarial, congeló precios, aumentó el número
de empleados del estado, que llegaron a constituir el 26% del total de la fuerza
de trabajo y amplió los gastos de personal de las principales empresas públicas,
especialmente YPFB y la COMIBOL. Esta última llegó a tener, al año siguiente,
un déficit global equivalente al 1,6% del PIB de todo el país,
EMPLEO EN EL SECTOR PÚBLICO
Durante los años entre 1980-1987, la PEA tuvo una tasa de crecimiento de
2.3%, mientras que la población ocupada disminuyó en 0.4%. Esto implica el
aumento del desempleo y la propagación del “sector informal urbano” y el
aumento del cultivo de la coca.
La tasa de desempleo subió desde 5.77% en 1980 hasta 20% en 1986.
La UDP recibió al país con 208.700 desocupadas y lo entregó con 375.868
(1985).
TASA DE DESEMPLEO
EXPRESADO EN TERMINOS RELATIVOS Y PORCENTUALES
Cuenta de Capital
Como resultado del déficit de la balanza de pagos entre 1980 y 1983 las
Reservas Internacionales Netas del Banco Central de Bolivia registraron saldos
negativos debido al aumento de la deuda externa de corto plazo y se
recuperaron a partir de 1983 como resultado de la puesta al día de los pagos
atrasados gracias a la venta de gas a Argentina y la suspensión de pagos por
una parte del servicio de la deuda externa. En 1983 el saldo de reservas netas
disminuyó sólo en 44,7 millones como resultado de la reestructuración de los
pasivos del corto plazo del BCB que se convirtieron en pasivos de mediano
plazo.
Durante el periodo de gobierno del Dr. Siles, que comienza en 1982, el
endeudamiento externo no adquiere relevancia. Recibió al país con una deuda
externa de 2803.30 millones de dólares y lo entregó al Dr. Paz Estenssoro en
1985 con 3294.10 millones de dólares de deuda, es decir, con un aumento de
491 millones de dólares cuyo destino se desconoce.
En lo que se refiere a los términos de intercambio éstos se mantuvieron estables
durante el periodo 1981-1985, debido fundamentalmente al incremento en el
precio de los hidrocarburos ocurrido en 1985 y la caída de precios de
importación en términos de dólar que amortiguó la debilidad de los precios de
exportación de los años siguientes.
d. Sector Fiscal
Los ingresos del Sector financiero pasaron de representar del 44.8% del PIB al
25.3% en 1985, observándose en 1984 su nivel más crítico con 21.3%. Los
ingresos totales en representaron en promedio el 31.8% del PIB.
Desde 1980, los ingresos del gobierno cayeron de 9.6% a solo 2.4% en 1984,
debido a las siguientes causas:
Una baja en las recaudaciones tributarias reales como resultado de la falta de
indexación efectiva de las mismas.
El cobro de los aranceles a las importaciones en base del sobrevaluado tipo de
cambio oficial.
Una menor entrada de los impuestos a las exportaciones de hidrocarburos y
minerales por una caída de sus precios internacionales.
Los ingresos tributarios en 1980 alcanzaron a 10.7% del PIB, en términos reales
decrecieron en 79.4% respecto a 1984 con 2.2%, lo que representaba en 1981 el
9.8%, en 1982 5.3%, en 1983 el 3.6% y en 1985 el 2.8%. El deterioro que ocurrió
en la recolección de estos impuestos fue mayormente atribuido a YPFB, pues no
pagaba impuestos sobre las ventas de gasolina y carburantes debido a su situación
de déficit financiero.
Los ingresos de Capital se redujeron en 80% entre 1980 y1982, principalmente
entre resultados de una fuerte caída de donaciones.
Déficit Fiscal.- Obtenemos un déficit fiscal cuando el sector público gasta más de
lo que recauda, para solucionar este problema el gobierno puede financiar su
déficit el endeudamiento con el público, el uso de reservas de moneda extranjera o
la emisión de papel moneda. En nuestro caso tenemos un gobierno que se ha
endeudado fuertemente en el pasado y que ha acumulado un pasivo muy grande,
por lo cual se obtendrá problemas para endeudarse más, tanto interna como
externamente, ya que sus acreedores potenciales dudarán de su capacidad para
pagar sus obligaciones. Como las deudas conseguidas eran de gran magnitud y las
políticas adoptadas no eran sostenibles y por mantener un déficit sustancial por un
período prolongado se agotó el fondo de reservas internacionales.
-COMIBOL sus ingresos cayeron del 4% en 1981 al 2% del PIB en 1984.Si bien sus
gastos corrientes bajaron, esto no compensó la caída de los ingresos y el déficit.
Éste se incrementó del 1% en 1981 al 1.6% del PIB en 1984.
Desde fines de la década de los setentas los déficit fueron financiados en gran
medida con recursos externos; sin embargo en 1980 la banca comercial
internacional paralizó sus préstamos y asimismo los gobiernos y bancos
multilaterales redujeron significativamente sus préstamos. Como resultado a partir
de 1982 el pago del interés de la deuda externa excedió a los préstamos del sector
público y se incrementó la transferencia neta de recursos de Bolivia hacia el
exterior. Este problema llegó al punto en que en 1984 se suspendieron los pagos
por el servicio de la deuda externa.
Para concluir podemos decir que la política fiscal aplicada por el gobierno boliviano
de la época se caracterizó por ser pasiva, ya que solamente intentó ajustar el
presupuesto a las condiciones macroeconómicas vigentes. A medida que se
incrementaba la inflación se modificó el rol de la política fiscal hasta ocasionar el
uso exagerado de instrumentos, tales como el crédito doméstico transferencias y
otros que incidieron en mayores desequilibrios y crearon un nivel de déficit alto en
el país.
e. Sector Financiero.-
Entre los años 1983 y 1985 el sistema financiero de Bolivia atravesó una severa
desintermediación financiera que fue el resultado de la acelerada inflación, la
creciente tasa negativa real de interés y del mantenimiento de una tasa de cambio
oficial sobrevaluada.
Los altos niveles de crecimiento en el crédito del BCB para financiar el déficit del
sector público excedió por demás la demanda del sector privado de activos
financieros, situación que determinó una gran presión sobre los precios internos y la
balanza de pagos. El propio Banco Central había perdido el control de los
instrumentos de política monetaria.
Como medidas del BCB para contener las presiones inflacionarias y mantener la
estabilidad económica se intentaron varias medidas transitorias en 1983:
La tasa de interés activa real en moneda nacional fue negativa entre 1982 y 1985.
La tasa LIBOR fue superior a la tasa de interés pasiva boliviana entre 1977 y 1979.
La tasa de inflación anual promedio entre 1978 y 1982 fue del 51% entre 1982 y
1985 fue en promedio de 1732%. En 1985 fue de 11750%.
Por otra parte otro factor incidente en la problemática de la época es la fuga de
capital ocasionada por la hiperinflación. Si bien no existe un indicador apropiado
sobre este fenómeno, existe un indicador muy importante que es la volatización de
los recursos bancarios.
El dinero y cuasi-dinero que en 1981 alcanzaba a 19.5 billones de bolivianos, en
1985 alcanzó apenas los 4 billones (medidos en términos de pesos bolivianos de
1980).
Por otro lado el flujo neto de capitales provenientes del fuentes internacionales
entre 1983 y 1985 cayó muy por debajo de las expectativas.
f. OTROS INDICADORES
Como la venta de divisas del Banco Central era prácticamente nula, y muy escasos
los bienes que autorizaba importar, se generaron desabastecimientos puntuales
que afectaron en importante medida al aparato productivo nacional. La escasez de
divisas, por otra parte, hizo que la cotización del dólar en el mercado paralelo fuese
aumentando sin pausa, pues las personas ya no podían recurrir a contratos
privados en dólares y tampoco se avenían a depositar sus recursos en el sistema
bancario nacional, que pagaba tasas muy por debajo de la inflación.
El índice de precios al consumidor (IPC) mide las variaciones de los precios al por menor
de una serie de artículos escogidos (canasta familiar) ponderados según su importancia en
el consumó de una familia. Tomando en cuenta el IPC en Bolivia se utiliza para medir la
inflación.
La política gradualista, de hacer pequeños ajustes en los precios pero sin atacar el déficit
fiscal ni satisfacer las demandas del exterior, llevó al gobierno a una paulatina pérdida de
control sobre la situación económica y política del país. El dólar seguía subiendo, y con éste
la inflación, lo que provocaba un malestar social que se extendía de un modo generalizado
y preocupante. Se vivía con sobresaltos, sin saber si el sueldo podía alcanzar, sin tener
idea de cuanto podían valer las cosas mañana. Una fracción significativa de la población
abandonó entonces por completo la legalidad y se pasó a "la informalidad delictiva", en
buena parte vinculada al tráfico de drogas.
Los precios aumentaban a una velocidad vertiginosa los precios subieron el 614.675% em
el mismo periodo de ( 1982 a 1985)debido ha muchos aspectos entre estosque los
productores agropecuarios negociaban el tipo de cambio del tipo de cambio para la
importación de maquinaria e insumos , como puede apreciarse en las cifras que
transcribimos en el cuadro :
EN PROMEDIO %
1980 689,63 47,24
1981 923,12 32,13
Siles, sin apoyo y sin una política coherente ante la crisis, intentó al final tomar algunas
medidas parciales para sanear la situación, como la eliminación del control de precios en
el mercado de bienes, pero ya era tarde para la rectificación: sólo otro gobierno, con un
nuevo acuerdo político que lo respaldase, podía intentar la tarea de detener la
hiperinflación y encarrilar nuevamente al país. Tratando de proteger al menos la reciente
democratización de Bolivia, Siles, con hidalguía, optó por convocar a elecciones
anticipadas mucho antes de que concluyera su mandato. El triunfador, por esas ironías de
la historia, no fue otro que el viejo líder del MNR, el revolucionario populista de 1952,
Víctor Paz Estensoro.
4. Bibliografía