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INTRODUCCIÓN.
Es un grave error pensar que sólo los peluqueros de teatro y de cine y los
fabricantes de postizos deben estudiar los peinados históricos. En realidad, todos
los peluqueros deben conocer las principales transformaciones del peinado
(masculino y femenino) a través de los siglos.
Este estudio, aunque complejo, está sumamente simplificado por el hecho de que,
exceptuando la época antigua, la moda ha sido dictada al mundo casi
exclusivamente por Francia.
Un estudio completo de los peinados históricos iría más allá de los límites de este
manual y de los conocimientos que deben tener los candidatos al diploma
profesional.
Los elementos aquí reunidos sólo tratan someramente las principales épocas del
peinado. Constituyen un mínimo que todo profesional debe conocer.
LA ANTIGÜEDAD.
La antigüedad: Antes de la era cristiana, los egipcios, asirios, medas, persas,
finicios, griegos y romanos conocían ya el arte del peinado que alcanzó un alto
grado de perfección, tanto en la mujer como en el hombre.
LOS EGIPCIOS Y LOS ASIRIOS.
Los peinados de los egipcios y de los asirios dan testimonio principalmente del
gusto por la simetría. Ya usaban la peluca. Los egipcios llevaban peinados
hechos de trenzas delgadas y a veces de una trenza muy ancha en cada lado de
la cabeza. Los asirios llevaban el cabello semi-largo rizado y barbas rizadas
simétricamente.
LOS GRIEGOS
Las mujeres griegas usaban toda clase de peinados, pero un estilo se ha
conservado como clásico, al punto de que varias veces se ha reproducido a través
de los siglos y aún en la actualidad.
El peinado griego lleva la parte superior de la cabeza plana, los lados rizados y
echados hacia atrás para formar un chongo saliente realzado o rizado. La frente
suele adornarse con pequeños rizos. Diadema o listones.
Los hombres solían llevar un peinado muy corto, casi raso, que a veces
adornaban con un listón o una diadema.
NUESTRA ERA
LOS GALOS.
Ellos llevaban los cabellos flotantes, a veces largas trenzas en los lados o los
cabellos atados en la coronilla en forma de “cola de caballo” en cuanto a las
mujeres. Los hombres llevaban también trenzas a los lados y cola de caballo.
Llevaban la barba rasurada o abundante y los bigotes largos.
ÉPOCA GALO-ROMANA
Del siglo IIIº al siglo Vº se usaron peinados femeninos sencillos. Los cabellos se
llevaban flotando, peinados en torsiones o enlistonados. Los hombres no se
preocupaban gran cosa por el cuidado del cabello; solían llevarlo semi-largo.
A partir del siglo V, el peinado sufrió, en Francia, la influencia bizantina y
carolingia.
Los hombres cortaron el cabello más corto, despejando las orejas y dibujando la
franja frontal.
Desde el siglo XIII hasta principios del XV, los hombres llevaron el cabello semi-
largo cortado a la altura de la nuca, después lo dejaron crecer llevándolo rizado
sobre los hombros.
A fines del siglo XV, se suprimieron los armazones y se usaron peinados más
sencillos y sueltos.
RENACIMIENTO (1515-1600).
Bajo el reinado de Francisco I y Enrique II, los peinados femeninos se usaron
levantados, adornados con pedrería, tocas o diademas. Eran esponjados en las
sienes con raya en medio de la cabeza.
En tiempo de Enrique II, se continuó usando la barba, pero el cabello se llevó más
corto.
En tiempo de Enrique III, el peinado era levantado, siéndolo aún más, durante el
reinado de Enrique IV. El cabellos de la frente y de las sienes era rizado, el resto
del cabello dividido en rollos y adornado con pedrería.
El peinado de los hombres se componía de grandes rizos que caían sobre los
hombros. La parte superior de la cabeza muy levantada y dividida por una raya en
el centro. Era un verdadero andamio de rizos.
REGENCIA-ROCOCÓ (1700-1800).
Durante el reinado de Luis XV, los peinados femeninos son empolvados.
Pequeños rizos levantados enmarcan la frente y las sienes. Algunos bucles caen
hacia atrás, los cabellos se rizan formando una cabeza pequeña.
Durante esta época, se pone de moda el peinado “a la griega”, sin cabello sobre el
cuello.
Durante algunos años, el peinado se lleva bastante alto, pero el gusto general se
inclina por los peinados que presentan una cabeza pequeña.
Los hombres llevan peluca blanca o polvean el cabello. Un o dos martillos en las
sienes y el resto del cabello suelto detrás de la cabeza, atado con un listón o
envuelto.
Durante Luis XVI, los hombres y las mujeres continúan polveándose el cabello.
Los peinados femeninos adquieren altura y también anchura en proporciones
exageradas. Los adornos más variados coronan esos “edificios”.
Los peinados de esta época eran tan altos que se ordenó hacer más altas las
puertas de los palacios para que las damas pudieran pasar. A los adornos de
gasa, de tercipelo, de perlas, de collares, etcétera, se añadieron, entre otras
cosas, frutas y arreglos de paja simbólicos.
Hacia fines del reinado de Luis XVI, los peinados perdieron altura, pero se llevaron
muy anchos con innumerables rizos que caían en forma de cascada.
REVOLUCIÓN (1789)
Durante la Revolución, la mujer continuó polveándose el cabello. Después vino la
moda de las pelirrojas y las rubias, con peinados muy rizados que caían sobre los
hombros.
Los hombres del pueblo llevaban suelto el cabello, lo que pronto fue imitado por la
clase acomodada. Después de 1800, los hombres dejaron de usar la peluca.
Los hombres llevaban el cabello más corto, preparando así la moda del raro
peinado de los “Increíbles”.
EL ROMANTICISMO.
A partir de 1830, los hombres suelen usar patillas o la barba en forma de collar.
Su peinado es semi-largo, lacio, a veces rizado.
Las mujeres se peinan con una raya en medio, a veces dos formando un triángulo.
El pelo de los lados se lleva en forma de cintas lacias o rizadas y con el resto del
cabello se forma un chongo prominente en la parte superior de la cabeza (estilo “a
la jirafa”). Otras veces, el cabello va dividido por una raya central, los lados en
forma de cintas esponjadas que se anudan en la nuca. Es un peinado sencillo y
clásico.
Durante Luis Felipe, los lados rizados del peinado 1830, son sustituidos por rizos
más largos tipo caireles, el chongo se lleva en la parte posterior de la cabeza o en
la base de la nuca, pero ya no en la parte posterior.
SEGUNDO IMPERIO
El peinado de los hombres es más sencillo; se ponen de moda las barbas y las
barbillas.
Hacia 1872, el peluquero Marcel crea el ondulado que lleva su nombre y provoca
una revolución en el arte del rizado a partir de 1885.
Hacia 1924-1925, el corte femenino imitó a tal punto el peinado masculino que se
le dio el nombre de “a la garconne”.
De 1936 a 1948, los cabellos se llevaban más largos. En ondas suaves con las
puntas rizadas hacia arriba, estilo “Renacimiento”. La frente, los lados y la nuca
van despejados. Después viene el peinado “a la paje”. La parte delantera va
levantada, los cabellos de atrás forman un gran rollo ondulado que cubre la nuca.
Se impone el uso de la redecilla.
El peinado que se desea siempre atractivo expresa las tendencias de una época.
Encierra el recuerdo de otra, simboliza las costumbres y al personalidad, sitúa a la
vez el presente y el pasado cuando se cree vivir un momento excepcional de la
historia.