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El aparato locomotor está formado por un grupo de órganos que van a

participar en generar el movimiento del cuerpo.

El aparato locomotor está constituido por el conjunto de los huesos,


músculos y articulaciones. Su función es facilitar el movimiento
voluntario del cuerpo en respuesta a las órdenes recibidas del
sistema nervioso. La estructura de los huesos constituye el
esqueleto, consistente en unoselementos pasivos del aparato
locomotor que actúan como soporte y protección de las partes
más delicadas del organismo. Por el contrario, los músculos
constituyen el elemento activo, dado que intervienen
directamente en el movimiento.

Algunos músculos no están asignados específicamente a realizar


actividades locomotoras, por ejemplo los de la cara, capaces de
expresar gestos, sentimientos y estados de ánimo; o los que
emiten sonidos, como la voz, que permiten
realizar a los humanos la actividad de
comunicación más efectiva con su entorno. Ésta
es probablemente una de las capacidades de
relación más importantes en el ser humano, pues
no sólo constituye un medio de comunicación vocal
con otros congéneres, sino también de expresión
artística y social.
Movimiento y tensión al mismo tiempo
Al igual que el resto de los animales, los seres humanos tienen la habilidad
de mover su cuerpo y desplazarse. Estas capacidades son tan normales y
cotidianas que actos como levantar objetos con las manos, correr,
mantenerse de pie o gesticular no llaman nuestra atención.

Cuando pensamos en los músculos, lo normal es asociarlos a las masas de


carne ubicadas bajo la piel y sobre los huesos. Aunque
eso es correcto, también son parte importante de los
órganos que se encuentran dentro de nuestro cuerpo.

El que tengamos más conciencia de los músculos


externos no es ninguna casualidad, ya que sobre estos
tenemos control y decisión. En cambio, los órganos
internos trabajan por sí solos, sin que nos demos
cuenta y sin importar en lo que estemos
concentrados. ¿Has sentido cómo se mueve tu
estómago cuando tienes hambre o después de comer?
¿Te has fijado en que tu corazón nunca para de latir, o en cómo se expanden
y relajan el diafragma y los pulmones para que puedas respirar? Estas son
algunas de las cosas que suceden en tu cuerpo mientras lees, juegas,
duermes o haces cualquier otra cosa, sin que intervengas voluntariamente en
ello.
Al nacer, todas las personas tienen la misma cantidad de fibras musculares.
Número que no aumenta a lo largo de la vida, porque estas células no se
multiplican.

En la juventud, los músculos se han desarrollado, más en los hombres que en


las mujeres, porque su crecimiento se encuentra regulado por la
testosterona, que es la hormona sexual masculina. La mayor fuerza se
alcanza alrededor de los 30 años.

En la medida en que la persona se hace mayor, las células se degeneran, por


lo que el número y tamaño de las fibras musculares
disminuye.

Cuando las fibras se dañan no son reemplazadas, ni


siquiera en un cuerpo completamente sano. Sin
embargo, se puede ejercitar lo que queda del músculo
para que la parte restante se desarrolle yfortifique,
asumiendo la función de la zona dañada.

Ya hemos mencionado que los músculos mueven y


sostienen las distintas partes del cuerpo. Esto es
posible mediante la combinación de dos acciones, la contracción y la
relajación, que es cuando la primera se interrumpe o detiene.

La contracción se produce cuando una señal o impulso procedente del


sistema nervioso les ordena a las fibras que componen un músculo que se
acorten. Esto que suena relativamente simple, en realidad es bastante más
complejo. Revisemos cómo es paso a paso:

1. El impulso eléctrico que trae la orden desde el cerebro o la médula espinal


llega a las terminaciones nerviosas correspondientes al músculo que
efectuará la contracción. Pero como estas terminaciones no están unidas o
incorporadas a cada músculo, hay un pequeño espacio que la orden debe
saltar.

2. Para que el impulso logre cruzar este espacio, los nervios liberan una
sustancia química llamada acetilcolina. Se trata de un
neurotransmisor, cuya función es facilitar la
transmisión de los impulsos entre dos células nerviosas,
o entre un nervio y el músculo, como sucede en este
caso.
La acetilcolina inicia una actividad eléctrica que se extiende a través de
toda la fibra.

3. Producto de esta actividad, las membranas de las fibras musculares


liberan calcio, lo que pone en marcha el proceso mecánico de contracción.

4. Entran en acción dos proteínas que se encuentran dispuestas como


filamentos: la actina y la miosina. Al recibir el impulso eléctrico, se
entrelazan, recogiéndose. Como resultado de este proceso, se produce la
contracción.

Músculos y articulaciones

Los músculos esqueléticos tienen muchas formas y tamaños, para


permitirnos todo tipo de tareas y movimientos.

En la cabeza hay dos grandes grupos: los músculos masticadores, entre los
que se incluyen los que elevan y bajan la mandíbula, y los
músculos cutáneos, que están en contacto con la piel y
son delgados, como en el cráneo, alrededor de los ojos y
la boca y en la nariz.
Los músculos del rostro no se unen directamente a
ningún hueso, como sucede en el resto del cuerpo, sino que están ligados
entre sí, permitiéndonos una gran cantidad de movimientos pequeños para
expresar distintas sensaciones, emociones y sentimientos, conocidos como
"gestos".

Los músculos del cuello -como el esternocleidomastoideo - y los de la parte


superior de la espalda mueven y controlan la posición de la cabeza, la
columna cervical.

En la espalda o región dorsal del tronco están los músculos más potentes,
que son los que corren a lo largo de la columna vertebral. Nos permiten
ponernos de pie y permanecer erguidos mientras estamos sentados.
Además, aportan la fuerza necesaria para levantar y empujar objetos.
Destacan el trapecio, que eleva los hombros y mantiene la verticalidad de la
cabeza, y los grandes dorsales, que llegan hasta los glúteos y permiten
mover los brazos hacia atrás.

Por delante se encuentran los pectorales, que nos permiten mover los
brazos hacia adelante, y los intercostales -situados entre las costillas-, que
participan activamente en los movimientos respiratorios. Debajo de la caja
torácica están los rectos mayores del estómago, también conocidos como
músculos abdominales.

En los brazos o extremidades superiores se ubican el deltoides, que forma


el hombro, el bíceps y tríceps, que mediante una acción antagónica permiten
que el antebrazo se extienda o flexione. Los pronadores y supinadores
hacen girar la muñeca y la mano.
En las piernas o extremidades inferiores
encontramos el cuádriceps y el sartorio,
que permite cruzar una pierna sobre la
otra.

En la parte posterior de la pierna, están el


bíceps, que dobla la pierna por la rodilla, y
los gemelos, ubicados en las pantorrillas,
que entre otras cosas nos permiten
ponernos en puntillas.

Las articulaciones son los elementos más complejos del aparato locomotor.
Están presentes en las uniones entre dos huesos y hacen que el esqueleto
sea flexible. Gracias a la existencia de las articulaciones es posible el
desplazamiento de los huesos sin demasiado desgaste por el rozamiento
excesivo entre ellos.

Las articulaciones se clasifican de acuerdo con sus posibilidaes de


movimientos. Las articulaciones inmóviles o fibrosas no tienen movimiento.
La bóveda del cráneo, por ejemplo, está formada por placas de hueso que
deben permanecer inmóviles para proteger el cerebro. Entre los bordes de
estas placas, hay uniones o articulaciones de tejido fibroso. Las
articulaciones fibrosas también mantienen los dientes fijos en la mandíbula.

Las articulaciones semimóviles o cartilaginosas presentan poco movimiento.


Están unidas por cartílago, como ocurre en la columna.
Cada una de las vértebras de la columna se mueve en
relación con la de arriba y la de abajo; estos
movimientos unidos le otorgan flexibilidad a la columna.

Las articulaciones móviles se mueven en muchas


direcciones. Las principales articulaciones del cuerpo
(ubicadas en la cadera, los hombros, los codos, las
rodillas, las muñecas y los tobillos) son totalmente
móviles. Contienen un líquido sinovial, que actúa como
lubricante para ayudar a que las articulaciones se
muevan con facilidad. Existen varios tipos de articulaciones móviles que
desempeñan un papel importante en el movimiento voluntario:

Las articulaciones de bisagra permiten el movimiento en una dirección, como


en las rodillas y los codos.

Las articulaciones pivotantes permiten el movimiento giratorio, como el de


la cabeza al girar de un lado a otro.

http://www.slideshare.net/geopaloma/anatoma-y-fisiologa-del-aparato-reproductor-
femenino/

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