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Misa Acción de Gracias – Mayo 2003

ENTRADA

La Iglesia en tiempo de Pascua, tiempo de luz y esperanza, nos invita como


hermanos a alegrarnos por la Resurrección de Cristo nuestro Señor.

Dentro de este mismo espíritu festivo, estamos en la capilla, donde viernes a


viernes entramos en el corazón del otro y tratamos de abrir el nuestro para lograr
así el verdadero encuentro.

Hoy estamos reunidos acá para agradecerle a Dios nuestro papá por Cande
y Mariano, por su vida y por haberlos cruzado en la nuestra.

Con este mismo espíritu recibimos al padre Quique.

Cantamos: Mi alma canta de gozo de la página

ACTO PENITENCIAL

Una mañana, en el Retiro de Nazaret, meditando un anuncio me encontré


con una expresión que resonó de una manera muy especial en mi corazón:
“descalzarse para entrar en el otro”. Le pregunté a Jesús qué significaba esto. Se
me ocurrían palabras como respeto, delicadeza, cuidado, prudencia.

Me sentí impulsado a leer las palabras del Éxodo (3,5): “No te acerques más,
sácate tus sandalias porque lo que pisas es un lugar sagrado”. Fueron las
palabras de Yahvé a Moisés ante la zarza que ardía sin consumirse y pensé: “Si
Dios habla al interior de mi hermano, su corazón es un lugar sagrado”.

No tardé en ponerme en oración Jesús me presentaba uno a uno a mis


hermanos de comunidad y luego a otros, y descubrí cómo habitualmente entro en
el interior de cada uno sin descalzarme, simplemente entro; sin fijarme en el modo,
entro. Experimenté una fuerte necesidad de pedir perdón al Señor y a mis
hermanos.

Pensemos algunas de las tantas veces en que no nos descalzamos para entrar en el
otro:

 Porque somos prejuiciosos


 Porque entramos en el otro avasallándolo
 Porque no nos damos cuenta que el corazón del otro es tierra sagrada

Sentí que el Señor me invitaba a descalzarme y luego a caminar.


Inmediatamente experimenté una resistencia: “no quería ensuciarme”. Me
resultaba más seguro andar calzado.

Hoy el Señor nos invita a cada uno a descalzarnos,


a cada petición respondemos: “Señor, queremos descalzarnos”

 De nuestras seguridades, “Señor, queremos descalzarnos”


 De nuestros miedos, “Señor, queremos descalzarnos”
 De nuestras comodidades, “Señor, queremos descalzarnos”
 De nuestras debilidades, “Señor, queremos descalzarnos”
 De nuestras caretas, “Señor, queremos descalzarnos”

Ahora acerquemos nuestros zapatos al altar como signo de que queremos


permanecer descalzos, vulnerables, expuestos ante Dios y los demás.

Cantamos: El Cazador de la página

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Misa Acción de Gracias – Mayo 2003

Vi, entonces, dos cosas básicas que me impiden entrar descalzo en los otros:
la comodidad y el temor.

Vencido ese primer momento comencé a caminar y el Señor a cada paso iba
mostrándome algo nuevo.

Advertí cómo descalzo podía descubrir las alternativas del terreno que
pisaba, distinguir lo húmedo y lo seco, el pasto de la tierra, necesitaba mirar a cada
paso lo que pisaba, estar atento al lugar donde iba a poner mi pie. Me di cuenta de
cuántas cosas del interior de mis hermanos se me pasan por alto, las desconozco,
no las tengo en cuenta por entrar calzado, con la mirada puesta en mí o disperso en
otras cosas.

Pude ver también cómo descalzo caminaba más lentamente, no usaba mi


ritmo habitual, sino tratando de pisar suavemente.

Donde mis zapatillas habían dejado marcas, mi pie no las dejaba. Pensé
entonces: “¡Cuántas marcas habré dejado en el corazón de mis hermanos a lo largo
del camino!”. Y experimenté un gran deseo de entrar en los otros sin querer dejar
un cartel que decía: “Aquí estuve yo”.

Por último fui atravesando distintos terrenos, primero el pasto, luego un


camino de tierra hasta llegar a una subida y con piedras. Sentí deseos ya de
detenerme y volver a calzarme, pero el Señor me invitó a caminar descalzo un
poquito más. Advertí que no todos los terrenos son iguales y no todos mis
hermanos son iguales.

Por tanto, no puedo entrar en todos de la misma manera. Esta subida me


exigía caminar aún más lentamente y cuanto más suavemente pisaba, el dolor de
mis pies era menor.

Esto me decía: “Cuanto más difícil sea el terreno del interior de mi hermano,
más suavidad y más cuidado debo tener para entrar”.

Después de este recorrido con el Señor pude ver claramente que


descalzarme es entrar sin perjuicios, atento a la necesidad de mi hermano, sin
esperar una respuesta determinada, es entrar sin interés, despojado de mi alma.

Porque creo, Señor, que estás vivo y presente en el corazón de mis


hermanos, es que me comprometo a detenerme, descalzarme y entrar en cada uno
como en un lugar sagrado.

Cuento, Señor, para ello con tu gracia.

LECTURAS

• Primera Lectura Filipenses 1, 6-11

• Salmo 126

• Aleluya por esa gente

• Evangelio: Juan 6

ORACIÓN DE LOS FIELES

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Misa Acción de Gracias – Mayo 2003

A cada intención respondemos:


“Jesús resucitado escucha con amor nuestra oración.”

1.Jesús que sos Pastor te pedimos por tu Iglesia para que siga unida en un
solo rebaño. OREMOS

2.Jesús que sos Paz te pedimos para que todos podamos encontrar
serenidad en nuestros corazones. OREMOS

3.Jesús que sos Alegría te pedimos que nos enseñes a irradiar la verdadera
alegría de ser cristiano. OREMOS

4.Jesús que sos Verdad enseñanos a ser transparentes para que pueda verse
detrás de nosotros al Dios escondido que llevamos dentro. OREMOS

5.Jesúsque sos Maestro ensenaños a ser instrumento de tu gracia. Y que de


tantas gracias que pasan por nuestras manos algunas se nos queden
pegadas. OREMOS

6.Jesúsque sos Vida te agradecemos por sostener la vida de Cande y


Mariano. OREMOS

7.Jesúsque sos Esperanza te pedimos hoy especialmente por cada familia


de Santa Fe para que no se sientan solos en estos duros momentos.
OREMOS

OFERTORIO

Las llaves de nuestra casa nos permiten entrar en el calor e intimidad del
hogar. La intimidad es algo precioso que todos sentimos muy dentro.

Todas las viviendas tienen una puerta de acceso, por ella entramos para
encontrarnos dentro de un hogar, por ella salimos tras habernos conocido.

Hay viviendas a las que es muy difícil de acceder ya que están cerradas con
doble llave.

Hay otras en las que el acceso resulta sencillo y familiar.

Hay personas, que por su mirada y sencillez, compartir la cercanía de su


interior resulta riquísimo y profundo.

A otros la vida nos va endureciendo con sus experiencias. Y poco a poco,


renunciamos a la apertura, renunciamos a seguir dando confianza, preferimos
encerrarnos solos. Entonces no solo entran muy pocos o nadie sino que también
nos alejamos de la necesidad que tenemos de los demás. Con nuestra soledad
sobreviene la dureza, la frialdad.

Como antes nos descalzamos para entrar en el corazón del otro ahora
queremos abrir las puertas de nuestro corazón en señal de acogida.

Como signo de esto acercamos al altar las llaves de nuestra casa, de nuestra
intimidad, para que Dios pueda enseñarnos a dejarnos querer por el otro.

Acercamos con humildad el pan y el vino que se convertirán en cuerpo y


sangre de Jesús. Cantamos: Te ofrecemos Padre nuestro de la página

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Misa Acción de Gracias – Mayo 2003

GESTO DE LA PAZ

Paz caracol.

COMUNION

Jesús es el sentido concreto y final de nuestras vidas. El impulso de toda


oración, el punto de arranque de toda iniciativa, el ala de toda novedad, la risa
sorprendente de la eterna juventud.

Creemos en Jesús resucitado porque sentimos su presencia como fuego,


como un inmenso sol que recorre nuestra sangre, como una lluvia interna, como un
nuevo perfume contagioso.

Acerquémonos para compartir su cuerpo.

Cantamos: Pescador de hombres de la página


Moveremos montañas de la página

MEDITACION

Cantamos: El Señor es mi fortaleza

SALIDA

El que entra al propio corazón para encontrarse consigo mismo y con Dios
encuentra también una nueva forma de relacionarse con la gente porque en Dios
estamos todos.

Cuando lo hallamos a El, nos hallamos entre nosotros.

Le pedimos a María que nos enseñe a salir del propio corazón para ir en
busca de otros corazones.

Le cantamos a la Virgen: Bendita sea tu pureza.

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