Professional Documents
Culture Documents
1
El mundo del trabajo les pertenece a unos cuantos operadores de lo virtual, a los manipuladores o
analistas de símbolos, que viven la era de la cibernética, de la tecnología de punta, del vértigo de lo inmediato.
Lo cierto es que para tener la facultad de vivir y los medios para hacerlo es necesario que los mercados los
necesiten, pero los presentes disminuyen constantemente y cada vez requieren menor fuerza de trabajo. Las
funciones desaparecen indefectiblemente.
La sociedad actual se sustenta ciertamente en el trabajo, pero la paulatina y sistemática desaparición
de éste y sus efectos nocivos no preocupa a la economía de mercado, sólo representan un inconveniente del
cual suelen sacar provecho. Lo que realmente importa son las especulaciones, las transacciones inéditas, los
flujos impalpables, la realidad virtual que hoy es más influyente que ninguna.
La amplitud de la expansión de las redes económicas privadas trasnacionales han posibilitado el
dominio de los gobiernos de muchos países, de tal suerte que conforman una especie de nación sin territorio
ni gobierno que rige las instituciones y las políticas de diversos países, con frecuencia por intermedio de
importantes organizaciones como el Banco Mundial (BM), el Fondo Monetario Internacional (FMI) o la
Organización de Cooperación y Desarrollo Económico (OCDE).
Un ejemplo claro del dominio que ejercen las redes económicas privadas sobre los Estados, consiste
en dominar las deudas públicas, por lo que obviamente los países dependen de las redes y están sometidos a
su arbitrio. Tales Estados, convierten a las deudas de sus protectores en deudas públicas. A partir de entonces
éstas serán pagadas sin compensación alguna, por el conjunto de la ciudadanía.
Esto lo hemos vivido en múltiples ocasiones en México. La más reciente y clara evidencia fue el
llamado Fobaproa, cuya carga pesa aún en los hombros de los contribuyentes. ¿Cuándo los pobres serán ricos,
si deben pagar los errores de los ostentadores de la riqueza?