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La cuenca
Con el concepto de Cuenca Hidrográfica se alude, no sólo a la propia del río, sino también al
conjunto de afluentes, ramblas y acuíferos que, repartidos a lo largo de su eje central, distribuyen
sus caudales en ambas márgenes y tienen una conexión directa o indirecta con él.
Aguas abajo, el Azud de Ojós, presa construida en 1975 para derivar las aguas del
Trasvase Tajo-Segura, marca la decadencia del río Segura: A partir de Ojós, una
mínima parte del caudal continúa por el cauce, mezclado con aguas residuales urbanas e
industriales, el resto es derivado por la derecha hasta el Canal de Crevillente y desde
éste al embalse de La Pedrera, en Alicante, y hacia la izquierda el agua es conducida
para regar los campos de Lorca y Almería.
La ecología
Una de las principales características del Segura es su peculiar ciclo hidrológico. Nos
encontramos en una de las zonas de menor precipitación media anual de la Península
(inferior a los 300 mm/año de media), donde además existe una aridez creciente a
medida que nos desplazamos a lo largo de la cuenca.
El reparto de lluvia a lo largo del año es bastante desigual, concentrándose en otoño y a veces
también en primavera, aunque los ciclos anuales no se repiten en absoluto de manera homogénea
y a largos años de sequía, les suceden a veces años de grandes inundaciones. De todas formas
estos ciclos naturales ya no corresponden a la realidad: El variable caudal de agua que discurre
por el cauce depende ahora de los desembalses para riego, ya que esta cuenca es una de las más
reguladas del mundo.
Las inundaciones, suavizadas en otros tiempos por bosques y vegetación ribereños
ahora casi desaparecidos, cargadas de sedimentos que nutrían el suelo, fueron el origen
de la fertilidad de la vega del Segura. Impidiendo totalmente este proceso mediante
encauzamientos y represamientos, se evita que los periódicos aportes de nutrientes y el
lavado de sales que las riadas traían consigo se produzcan. El resultado es un progresivo
empobrecimiento del suelo, hasta límites insospechados.
El Segura aún constituye un verdadero ecosistema fluvial y un vínculo muy importante en el flujo
de especies animales y vegetales a lo largo de la mayor parte de su recorrido por la Vega Alta.
Desgraciadamente esta función es ya inexistente en la Vega Baja y en buena parte de su Vega
Media. Hasta hace unas décadas aún se podían ver peces nadando en el río a su paso por la
capital murciana, en unas aguas mucho más limpias que las que sufrimos ahora.
La problemática
Hoy el río Segura, soporta una de las mayores degradaciones de España y Europa. Los
dos factores de mayor peso son: La contaminación, (el más llamativo de sus impactos)
y la sobreexplotación del agua (la clave para cualquier alternativa de soluciones seria).
Otros problemas que no debemos perder de vista son las extendidas ocupaciones y
roturaciones ilegales de las márgenes –que son Dominio Público Hidráulico-, los
encauzamientos y entubamientos innecesarios (p.ej. el entubamiento del río Chícamo)
y con ello la destrucción de la vegetación y bosque de ribera, a veces por parte incluso
de la propia Administración que debería velar por su conservación.
Una posible nueva amenaza podría ser la construcción del túnel entre los embalses del
Talave y el Cenajo si se derivasen más caudales de los previstos inicialmente para
abastecimiento de agua potable, ocasionando con ello nuevas alteraciones.
Contaminación::
Según el Libro Blanco del Agua la cuenca del Segura contamina sus aguas como si tuviera cuatro
veces su población real, es decir, aproximadamente como 4,7 millones de habitantes, cuando
apenas sobrepasa el millón. Según un estudio encargado por la Comisión Pro-Río a la Universidad
de Elche, el Segura acumula un grado de contaminación por materia orgánica 250 veces superior
al permitido por la Ley de Aguas.
Contaminación Industrial:
Todas estas industrias nunca han depurado sus vertidos aunque sabían de su ilegalidad y
muchas amenazaban con cerrar si se les obligaba a ello. Ahora, buen número de ellas se
han adherido a “Convenios de Adecuación Ambiental” con la Consejería de Medio
Ambiente de la Región de Murcia, como conserveras o empresas del curtido. Estos
Convenios de Adecuación marcan unos plazos y niveles de contaminación permitidos
en el vertido, aunque su grado de cumplimiento no está siendo el esperado, al menos de
momento. No sabemos que ocurrirá con las empresas que ni siquiera están dentro de
estos convenios.
Contaminación Urbana:
Los vertidos de origen urbano siguen en la lista de fuentes contaminantes. Las depuradoras
municipales existentes que también reciben la gran mayoría de los vertidos industriales, pero sólo
depuran una pequeña parte de las aguas residuales. Hoy contamos con 70 pueblos y ciudades
ribereñas que no depuran sus aguas residuales.
La Directiva Comunitaria 91/271 de Saneamiento de Aguas
obligaba a depurar todas las aguas residuales de los
municipios con una población equivalente de más de 15.000
habitantes antes del 31 de diciembre del año 2000, es decir,
aunque el municipio tenga 3.000 personas, si tiene industrias
que contaminen como 12.000. El incumplimiento de esta
El Río Segura a su paso por las
Directiva en muchos municipios ribereños es manifiesto, ya
ciudades de Murcia y Orihuela
que en unos casos las nuevas depuradoras no han sido
bajan como una auténtica cloaca.
construidas todavía o funcionan incorrectamente, como
Los métodos utilizados para
ocurre con Molina de Segura o Las Torres de Cotillas.
erradicar los malos olores sólo
También la capital murciana depura sólo parcialmente sus
sirven para "maquillar" un
aguas residuales al no tener terminados sus colectores.
problema mucho más grave.
(Foto: M. Coy)
Aunque varias nuevas depuradoras están en proyecto o construcción, hasta ahora la mala gestión
municipal, el mal diseño y los vertidos industriales han hecho que las depuradoras municipales
queden bajo mínimos o fuera de servicio al poco tiempo de su entrada en funcionamiento. El
cauce concentra a lo largo de toda su cuenca un verdadero rosario de bocas de alcantarillado que
vierten sus aguas sin depurar a la cloaca a cielo abierto en que se ha convertido el Segura.
Contaminación Agraria:
Por último, los sistemas de producción agrícola intensiva demandan elevadas cantidades de
fitosanitarios y fertilizantes que, en numerosas ocasiones, son empleados en cantidades y
concentraciones innecesarias. Una vez en el suelo son arrastrados por el agua. Al final, el agua
residual sobrante regresa al río llevando grandes cantidades de plaguicidas (insecticidas
organofosforados y organoclorados, herbicidas, fungicidas...) nitratos y otros compuestos tóxicos
o eutrofizantes.
Pero si las cifras de contaminación son escalofriantes, tanto o más lo son la desidia ante
el problema de las Administraciones locales y autonómicas, junto a la mala gestión que
por parte de la Confederación Hidrográfica del Segura (CHS), dependiente del
Ministerio de Medio Ambiente se ha venido realizando.
Sobreexplotación::
Con el Trasvase, las grandes expectativas generadas, pusieron en marcha una frenética
transformación del secano en regadío muy por encima de las verdaderas posibilidades
que los nuevos caudales ofrecían. Por increíble que parezca, la llegada del Trasvase,
convirtió una sequía eventual y episódica en permanente. No debemos olvidar que más
del 80% del agua que se consume se destina al regadío.
Los caudales trasvasados desde el Tajo tenían que paliar la falta de agua del regadío en
las vegas media y baja, y servir para el abastecimiento humano. No se contemplaba la
transformación de tierras, aunque la realidad fue muy distinta: Las mejores predicciones
calculaban en 1000 Hm3/año los aportes del Tajo pero nunca se cumplieron. La media
trasvasada nunca ha superado los 300 Hm3/año. Sin embargo, las ampliaciones de
regadío se incrementaron en 53.000 has. sobre aquella predicción que estimaba unos
aportes de 1000 Hm3. Los regadíos ilegales siguen aumentando año tras año. Además
nos permitimos el lujo de permitir la proliferación de campos de golf. No es necesario
un gran esfuerzo mental para extraer conclusiones.
Además buena parte de las explotaciones agrícolas y también industrias como las
conserveras (que consumen enormes cantidades de agua), cubren sus demandas de agua
mediante la extracción de agua subterránea. Cada vez las aguas procedentes de estos
acuíferos tienen mayores niveles de salinidad, lo que repercute en el vertido y por tanto
en el río y en las tierras regadas. En actualidad los niveles freáticos han descendido
tanto que, además, peligra en algunos casos la estabilidad de zonas urbanas situadas
sobre los acuíferos.
Las soluciones
• El rechazo de los nuevos trasvases como solución, sobre todo macro-trasvases como
los previstos en el Plan Hidrológico Nacional, con enormes costes ambientales. Los
trasvases (y también su posibilidad) generan perspectivas que provocan un crecimiento
indiscriminado de los regadíos, lo que acaba creando un déficit de agua, siendo un
círculo vicioso. También pensemos que es un disparate ecológico la idea de que “el
agua se pierde en el mar”, ya que el agua de los ríos al llegar al mar le aporta sus
nutrientes y sedimentos.
• El establecimiento de nuevas estrategias y políticas que permitan una gestión del agua
basada en el uso racional de los caudales existentes, encaminada a paliar los periodos
de sequía climática, en lugar de la gestión centrada en buscar satisfacer a toda costa una
demanda cada vez más insaciable.
Todo este conjunto de medidas correctoras propuestas precisa de una nueva cultura del
agua, basada en los modelos socioeconómicos del desarrollo sostenible.