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Artículo 103
Artículo 106
“...Por eso, aun admitiendo que el Teniente autor de las acciones que
hemos calificado de degradantes, intentase con ellas la corrección o el
enderezamiento de la conducta de su subordinado o, como se afirma en la
sentencia recurrida, "superar la barrera psicológica de incapacidad que, a su
juicio, se había producido en el legionario" es lo cierto que conoció y quiso
producir las acciones que se realizaron, es decir, tratar a su subordinado con una
dureza y un desprecio, que no cabe calificar sino de degradante por vejatorio de
un ser humano. No es admisible, por tanto, la tesis de la sentencia recurrida: en
este delito no se exige el específico ánimo de degradar o de humillar y no podía
ser de otro modo, pues lo que se protege, junto al valor castrense de la
disciplina, es el valor constitucional de la dignidad humana elevada a la jerarquía
de derecho fundamental del hombre y, como tal, inatacable e inderogable. La Ley
penal no podría limitarse a defenderla frente a supuestos de superiores cuya
aberrante personalidad les llevase a un íntimo disfrute del trato humillante en sí
mismo, lo que es generalmente excepcional en la vida social y, en particular, en
la vida especialmente disciplinada de los miembros de las Fuerzas Armadas,
sino que hace referencia a todo supuesto en que, incluso por razones que
pudieran considerarse pedagógicas o profesionales, un superior atenta contra
aquella dignidad constitucionalmente protegida. De modo, que no es ni exigible ni
necesaria la prueba de una intencionalidad humilladora: el puro hecho de haber
dado un trato humillante para el inferior es suficiente a consumar el delito, salvo
que otras circunstancias excluyesen a su autor de la responsabilidad penal. Pero
tales circunstancias no son aquí apreciables, por lo que la conducta es
condenable y el recurso, consecuentemente, estimable....”
Es una tarea emprendida desde hace tiempo, que aun no ha dado los
resultados esperados, conseguir legislar y aplicar las leyes de manera que
en lenguaje técnico coincida con el jurídico. A modo de ensayo se ofrece la
siguientes definiciones:
“...Los que con infracción de las normas de prevención de riesgos laborales y estando
legalmente obligados, no faciliten los medios necesarios para que los trabajadores
desempeñen su actividad con las medidas de seguridad e higiene adecuadas, de
forma que pongan así en peligro grave su vida, salud o integridad física, serán
castigados con las penas de prisión de seis meses a tres años y multa de seis a doce
meses.”
Las reglas del concurso de delitos permiten sancionar ademas por los
daños a la vida y a la salud fisica y mental pues esta figura delictiva es una
criminalización de una infracción administrativa, no de un daño a la salud.
Es importante no olvidar que el acoso laboral afecta indirectamente
no solo a la persona objeto de acoso, sino por extension del ambiente
hostil creado, a otros trabajadores. En el caso de que se haya producido un
accidente laboral derivado del acoso laboral, la Instrucción de Fiscalia
104/2001 sobre Relaciones de la Inspeccion de Trabajo y Seguridad Social
con La Fiscalia General del Estado en materia de ilícitos penales contra la
seguridad y salud laboral, recomienda que las actas de la inspeccion laboral
hagan constar los datos de los sujetos que indirectamente hayan estado
expuestos al mismo riesgo a fin de valorar la posibilidad de proceder
conforme a las reglas del concurso ideal de delitos, por las infracciones de
peligro ocasionadas respecto de esos otros sujetos pasivos de la
infraccion12.
“...en la que se dice que el concepto de tratos degradantes acuñado por el Tribunal
de Estrasburgo se define en relación a la existencia de actos que pueden crear en
las víctimas sentimientos de temor, de angustia y de inferioridad susceptibles de
humillarles, de envilecerles y de quebrantar en su caso su resistencia física o moral;
añadiendo la STS de 2 de Marzo de 1998 que el trato degradante implica quizás
una conducta desde la habitualidad (SS. TEDH 25-2-82 y 28-1-79), conducta
repetida más en relación a situaciones de menor entidad aunque siempre hirientes
a la dignidad porque suponen en todo caso menosprecio y humillación...”
“...ninguna duda cabe albergar sobre el trato degradante infringido por el acusado
con grave menoscabo de la integridad moral de quien lo sufrió, que es la acción
típica del tipo penal aplicado y que, además, se adecua perfectamente al concepto
de tratos degradantes acuñado por el Tribunal de Estrasburgo, como son aquellos
que pueden crear en las víctimas sentimientos de terror, de angustia y de
inferioridad susceptibles de humillarles, de envilecerles y de quebrantar en su caso
su resistencia física o moral...”
"parece que hay que entender, en ausencia de una clara definición, que ha sido
propósito del legislador que se entienda que se atenta contra la integridad moral de
una persona cuando se veja su dignidad de ser humano recurriendo a formas de
presión sobre su voluntad, que pueden tal vez ser necesarias para seres que
carezcan de razón, pero no utilizables sin humillar la dignidad del hombre cuando
para el se emplean".
“... las distintas definiciones o descripciones existentes arrojan luz sobre algo que
constituye una realidad para muchas personas en su vida laboral, a saber: la idea de
que la vida laboral es inhumana, la experiencia personal de ser víctima de acoso en
el lugar de trabajo, una sensación de verse excluido de la comunidad social de este
entorno y de enfrentarse con exigencias insolidarias en el trabajo y carecer de la
posibilidad de oponerse a ellas...”
Por su parte, la Fiscalia General del Estado en la Circular 1/1998 fijo los
siguientes criterios en orden a la interpretación y aplicación del art. 173 a
los casos de violencia psíquica:
Doctrina legal.-
Respecto a este sector del mercado laboral que son los trabajadores
sometidos a régimen estatutario, también resulta de aplicación la
legislación de prevención de riesgos laborales, aunque no existe potestad
sancionadora en la Administración laboral por infracciones cometidas por
otras administraciones públicas. Si la Inspección de trabajo detectase
incumplimientos de la normativa por parte de las Administraciones
públicas, deberá limitarse a requerir la adopción de las pertinentes medidas
correctoras, sin que pueda ejercer ningún tipo de potestad sancionadora
contra las mismas.
“...Ante este panorama tan poco esperanzador, es necesario que los sujetos
diana de un acoso psicológico en el entorno laboral se defiendan y que además lo
hagan, si es posible antes de que se produzca el daño, lo que ineludiblemente nos
lleva a un enfoque multidisciplinar de afrontamiento del problema en donde se
pongan en marcha mecanismos que incidan sobre la prevención, la evitación y
desgraciadamente, el tratamiento médico, psicológico y juridico-social, cuando el
daño ya se ha producido.
Situándonos en este último punto, además de una ayuda estructurada y sólida que
le ayude a defenderse de sus acosadores y a eliminar los métodos de influencia de
ejercicio del acoso, el afectado necesita en la mayor parte de los casos lo que
pudiéramos denominar como un "tratamiento de urgencia", que comienza por un
diagnóstico psicológico que señale la ruta terapéutica a seguir a tenor del análisis
de la sintomatología presentada por el afectado, en el que se combinen los
servicios especializados del campo jurídico, para hacer frente a los complicados
pormenores del procedimiento o acciones legales a emprender en el
aprovechamiento de los recursos legales a su alcance y en cualquier caso,
acompañada de una terapia psicológica de carácter invasivo (que fortalezca las
bases de auto-estima e identidad de la persona), como primera medida para evitar
que el daño siga avanzando...”M.BARON DUQUE. 18
Abogado y acosado.-
“Si la misión del Ministerio Fiscal consiste en promover la acción de la justicia y uno
de sus ámbitos de actuación radica en procurar ante los tribunales la satisfacción
del interés social, sin duda la siniestralidad laboral es un fenómeno que atañes muy
de cerca al Ministerio Público...
Ciertamente el problema requiere más de una labor preventiva de los accidentes
laborales – que es misión más propia de otros Poderes Públicos y de los agentes
sociales que del Ministerio Fiscal- que una tarea represiva. Pero sin duda la
prevención general y especial propia de toda sentencia condenatoria en el orden
penal y la retribución que ello comporta son también factores esenciales para
erradicar esa lacra...
En esta tarea la jurisdicción penal debe respetar el principio de intervención
mínima...
Pero la escasa frecuencia con que los delitos contra los trabajadores son aplicados y
el hecho de que las faltas en esta materia resulten perseguibles tan solo a instancia
del perjudicado hacen que la intervención penal aparezca como infrautilizada
provocando problemas de impunidad que se hace necesario evitar.”
La instrucción aboga por un sistema de relaciones coordinadas entre la
Policía Judicial y la autoridad laboral, a fin de que el Ministerio Fiscal tenga
conocimiento de la notitia criminis (del hecho delictivo) se propone la
remisión de las actuaciones de la Inspección de Trabajo y de las denuncias
o atestados de la Policía Judicial a las Fiscalías. Con ello pretende mejorarse
la aplicación de normas penales y evitarse que hechos calificados
inicialmente como faltas queden impunes o no investigados por falta de la
oportuna denuncia, cuando quizá pudieran ser constitutivos de delito.
En el caso de autos, de acuerdo con los hechos probados 12º y 13º de la sentencia
recurrida, resulta que el actor, que con anterioridad al año 1993 no había padecido
trastornos ansioso- depresivos, inicia a partir de esa fecha proceso de trastorno
distímico, con bajas de incapacidad temporal del 25-3-93 al 2-4-93, del 10-11-93 al
27-11-93, del 18-1-94 al 18-11-94, del 2-5-95 al 8-5-95, del 22-9-95 al 17-3-97
y del 15-9-98 al 15-3-2000. El parte de baja de 18-1-94 fija como diagnóstico
"trastorno de conducta", obrando informe médico de 1994 que refiere un "trastorno
adaptativo con alteración mixta de las emociones y la conducta, todo ello reactivo a
una conflictividad laboral", evolucionando posteriormente el cuadro hacia un trastorno
depresivo mayor, señalando un informe de 12/95, del "Centre de Salut Mental del M."
(Dr. G.) la existencia de "un trastorno distímico reactivo a situación conflictiva laboral
de difícil solución que lleva dicho trastorno hacia la cronicidad" (folio 200), habiendo
sido posteriormente diagnosticado de depresión mayor relacionada con su estrés y
problemas de tipo laboral. En tal sentido, obra informe emitido en 1/96 a petición del
interesado por Médico Psicoterapeuta (folio 201), en el que se expresa que el cuadro ha
evolucionado hacia un trastorno depresivo mayor. Señala asimismo el hecho probado
13º que ese diagnóstico se ha seguido manteniendo en sucesivos informes del "Centre
de Salut Mental del M."; así, en informes del Dr. G. de fechas 27-3-97 y 18-6-97 (folio
240 y 244) se indica que el paciente viene siendo atendido en nuestro servicio desde el
día 13-12-95 por un cuadro de depresión mayor, fijándose como orientación
diagnóstica depresión mayor. Finalmente, según reza el indicado hecho probado, hay
un informe del CRAM sobre continuación de incapacidad temporal, de fecha 15-4-97
(folios 241 a 243) en el que se refiere que el actor cumple en la actualidad criterios
diagnósticos para trastorno depresivo mayor sin síntomas psicóticos , así como otro
informe del citado "Centro de Salud Mental del M.", fechado a 26-11-99, que
igualmente diagnostica depresión mayor.
“...despido (art. 27.2 de la Ley de Procedimiento Laboral), pero nada le impedía, desde
el momento mismo en que se le notificó la terminación del expediente disciplina rio
haber formulado, junto a la de despido otra demanda para reclamar los supuestos
daños producidos con anterioridad al cese definitivo, al tratarse de hechos totalmente
independientes y en modo alguno condicionados los supuestos salarios dejados de
percibir durante la suspensión de empleo y sueldo con la acción de despido; prueba
evidente de ello es que ya en 1996 reclamó aquel primer concepto obteniendo
sentencia resolviendo sobre el fondo; reiniciado pues el plazo prescriptivo el 15-10-97
resulta evidente que cuando el 11-11-98 replanteó su reclamación por aquel concepto
había transcurrido con exceso el plazo prescriptivo de un año del artículo 59.2 del
Estatuto de los Trabajadores y más claramente aún estaba prescrita a dicha fecha la
reclamación por presuntos daños morales derivados de la acción penal seguida contra
él, habida cuenta que esta concluyó en julio de 1996.
TSJ Castilla-La M , S 17-06-1999, núm. 818/1999, rec. 1116/1998.
Pte: García Márquez, Petra
TERCERO.- El segundo motivo de recurso, tiene por objeto el examen del derecho
aplicado, denunciando como infringido el art. 59.2 del E.T., en relación con los arts.
5.1 y 1969 del Código Civil. A través de su demanda la actora acciona conjuntamente
contra las empresas "G., S.A". y "B., S.A"., reclamando el abono de la suma de 411.088
pts., correspondientes a la mensualidad de octubre de 1993, vacaciones no disfrutadas
de 1993 y la parte proporcional de las vacaciones de 1994. Pretensión acogida
favorablemente por el Juez "a quo" tras desestimar la excepción de prescripción
alegada de contrario, en base a que en fecha 9-2-94, se dictó sentencia en
procedimiento por despido planteado por la actora frente a esas dos empresas, en la
que se declaró la improcedencia del mismo, condenando a las dos codemandadas
solidariamente por entender que si bien la actora fue contratada por "B., S.A", las dos
patronales formaban un grupo empresarial, entendiendo que hasta la fecha de tal
resolución la demandante no tenía acción para reclamar de las mismas el abono de los
conceptos salariales origen de este procedimiento, fecha por lo tanto a partir de la cual
debería computarse el plazo prescriptivo de un año fijado en el art. 59.2 del E.T.
Conclusión la expuesta que no puede ser en absoluto ratificada, efectivamente, y sin
perjuicio de dejar constatada la imposibilidad de sustituir el no disfrute de vacaciones
por compensación económica al disponerlo así taxativamente el art. 38.1 del E.T., lo
que en principio ya haría muy discutible la pretensión de abono de las vacaciones no
disfrutadas del año 1993 la parte proporcional de las vacaciones de 1994, es lo cierto
que todas las sumas reclamadas están claramente prescritas de conformidad con el
tenor literal del art. 59.2 del E.T., según el cual el plazo de prescripción de un año para
exigir percepciones económicas se computará desde el día en que la acción pudiera
ejercitarse, y ello por cuanto en ningún caso la procedencia del bono de las cantidades
reclamadas podía hacerse depender de que en una demanda por despido se declarase
la responsabilidad solidaria de las empresas codemandadas, antes al contrario las
acciones de despido y de reclamación de cantidad son absoluta y totalmente diferentes
e independientes de tal forma que la actora, además de accionar por despido contra
ambas patronales pudo perfectamente accionar, igualmente, en otro procedimiento por
reclamación de cantidad contra las mismas empresas, procedimiento este en el que
igualmente se podía haber entrado a conocer de esa posible responsabilidad solidaria
en función de la posible existencia de una unión o grupo de empresas, condenando a
ambas al abono de las cantidades reclamadas. Y no habiéndolo hecho así la actora no
cabe duda de que cuando presentó la reclamación previa en fecha 31-10-95, había
transcurrido con exceso el plazo de un año señalado en el art. 59.2 del E.T., estando
prescritas las cantidades reclamadas objeto de demanda, lo que im pide el acogimiento
de la misma, y al no haberlo entendido así el Juzgador de instancia se impone el
acogimiento del recurso y la revocación de la Sentencia impugnada.”
V.-EL ACOSO MORAL LABORAL (MOBBING) EN LA TEORIA
GENERAL DE LAS OBLIGACIONES ESPAÑOLA.(La via civil en la defensa del
mobbing)“Apuntes para una defensa y para una futura regulación legal del
acoso moral en el trabajo”
Quizá una futura Ley sobre acoso pueda remediar esta indefensión,
pero mucho nos tememos que si el Legislador no tiene en cuenta, además
de las normas de Derecho sustantivo, las de procedimiento, la indefensión
será aun mayor. Es inútil, a nuestro entender, una norma sobre acoso que
no vaya precedida de un estudio pluridisciplinar sobre el acoso y de un Plan
Nacional para adepta medidas de todo tipo contra el acoso y de protección
de los afectados. Y es especialmente necesario en este sentido, un riguroso
estudio científico jurídico desde la perspectiva procesal. Una ley de acoso
que pretenda ser eficaz debe incardinarse en el sistema jurídico en que se
va a aplicar, y por esta razón, este trabajo se centra en el Derecho español.
2. Los contratos Artículo 1091 Las obligaciones que nacen de los contratos
tienen fuerza de ley entre las partes contratantes, y deben
cumplirse al tenor de los mismos.
genero de culpa
Artículo 1093 Las que se
o negligencia” deriven de actos u omisiones
en que intervenga culpa o
negligencia no penadas por la
ley, quedarán sometidas a las
disposiciones del cap. II tít.
XVI de este libro.
24. Selon Mmes Campbell et Cosans, leurs fils Gordon et Jeffrey ont subi,
en raison du recours aux punitions corporelles comme mesure disciplinaire à
l'école, une violation de l'article 3 (art. 3) d'après lequel
28. L'arrêt Tyrer du 25 avril 1978 fournit, lui, certains critères sur
l'idée de "peine dégradante" (série A n° 26, p. 15, par. 30). Aucune
exécution de "peine" n'a eu lieu en l'occurrence. Il ressort pourtant dudit
arrêt que, pour "dégrader", un "traitement" doit lui aussi causer à
l'intéressé - aux yeux d'autrui ou aux siens (ibidem, p. 16, par. 32) - une
humiliation ou un avilissement atteignant un minimum de gravité. Il échet
d'apprécier ce dernier à la lumière des circonstances de l'espèce (arrêt
Irlande contre Royaume-Uni, précité, p. 65. par. 162, p. 66, par. 167, et
pp. 69-70, par. 179-181).
29. Les châtiments corporels correspondent à une tradition dans les écoles
écossaises et une forte majorité des parents y semble d'ailleurs favorable
(paragraphe 18 ci-dessus). En soi, cela ne résout pas la question à
trancher par la Cour: la menace d'une mesure donnée ne sort pas de la
catégorie du "dégradant", au sens de l'article 3 (art. 3), par cela seul
qu'il s'agit d'une mesure consacrée par un long usage, voire en général
approuvée (voir, mutatis mutandis, l'arrêt Tyrer précité, p. 15, par. 31).
30. Quant à savoir si les fils des requérantes l'ont été à leurs propres
yeux, la Cour souligne d'abord qu'une menace pesant sur un individu
exceptionnellement insensible peut n'exercer aucune influence appréciable
sur lui et néanmoins revêtir sans conteste un caractère dégradant; vice
versa, un individu de sensibilité exceptionnelle pourrait demeurer marqué
en profondeur par une menace que seule une déformation du sens ordinaire et
usuel du terme permettrait de qualifier de dégradante. La Cour constate du
reste, avec la Commission, l'absence de preuves - notamment médicales -
révévant, chez ces deux enfants, des effets néfastes d'ordre psychologique
ou autre (paragraphe 13 ci-dessus).
22
ANTECEDENTES DE HECHO
PRIMERO.- Por el Juzgado de Primera Instancia número 5 de Elche en los
referidos autos, tramitados con el número 55/99, se dictó sentencia con
fecha 27-3-00, cuya parte dispositiva es del tenor literal siguiente: "Que
estimando parcialmente la demanda interpuesta por D. Emigdio Tormo Ródenas
en nombre y representación de Dª Isabel contra "E., S.A." y "Eléctricas I.,
S.A." debo absolver y absuelvo a "Eléctricas I., S.A." de los pedimentos
que contra la misma se formulan, a la vez que condeno a "E., S.A." a abonar
a Dª Isabel en la cantidad de 6.600.000 ptas, a los hijos menores de Dª
Isabel y D. Tomás en la cantidad de 2.750.000 ptas para cada uno de ellos
mas intereses legales correspondientes. En materia de costas declarar la
obligación de la actora de asumir las costas causadas a instancia de los
dos codemandados absueltos, mientras que el resto de las costas las
abonarán cada parte las causadas a su instancia y las comunes por mitad".
SEGUNDO.- Contra dicha sentencia, se interpuso recurso de apelación por la
parte codemandada "E., S.A." en tiempo y forma que fue admitido en ambos
efectos, elevándose los autos a este Tribunal, donde quedó formado el Rollo
número 323/00, tramitándose el recurso en forma legal. La parte apelante
solicitó la revocación de la sentencia de instancia y la apelada su
confirmación. Para la deliberación y votación se fijó el día 19-7-00.
TERCERO.- En la tramitación de ambas instancias, en el presente proceso, se
han observado las normas y formalidades legales.
FUNDAMENTOS DE DERECHO
PRIMERO.- La sentencia dictada por el juez "a quo" es lo suficientemente
descriptiva y extensa, y el juez resuelve todos y cada uno de los puntos
que se le han planteado por las partes de la presente litis. Pero la
alegación, de nuevo, en la apelación, nos conduce a considerarlos haciendo
remisión expresa a la fundamentación del juzgador de instancia, aunque
ampliándolo en los aspectos siguientes, a saber:
23
AP Málaga , sec. 5ª , S 17-02-1998, núm. 115/1998, rec. 747/1995. Pte:
Hernández Barea, Hipólito
ANTECEDENTES DE HECHO
PRIMERO.- El Juzgado de Primera Instancia número Dos de los de Estepona
dictó sentencia de fecha 8 de mayo de 1.995 en el juicio declarativo
ordinario de menor cuantía del que este rollo dimana, cuya parte
Dispositiva dice así: "Que desestimo la demanda interpuesta por DoñIsabel
contra "A., S.L." sin hacer expresa condena en Costas".
SEGUNDO.- Contra la expresada sentencia interpuso, en tiempo y forma,
recurso de apelación la representación de la demandante, el cual fue
admitido a trámite y, emplazadas las partes para que comparecieran ante
esta Audiencia, personadas y entregados los autos a las mismas para
instrucción durante cuatro días, se señaló la vista del recurso que tuvo
lugar el día doce de diciembre de 1.996, en la cual el Letrado de la parte
apelante informó en apoyo de sus pretensiones y solicito la revocación de
la sentencia recurrida y el Letrado de la parte apelada solicitó su
confirmación. Con suspensión del trámite para el dictado de la sentencia, y
dada la contradictoria jurisprudencia del Tribunal Supremo se oyó a las
partes y al Ministerio Fiscal por escrito sobre la posible incidencia en el
pleito de la excepción dilatoria de falta de Jurisdicción de los Tribunales
Civiles sobre la materia, que se planteó como argumento de deliberación en
tanto podría ser acogida de oficio sin necesidad de ale gación de parte por
el Tribunal. La apelante se mostró contraria y pidió se reformase en todo
caso el auto de fecha 16 de diciembre en orden a que indicase la
jurisdicción que la Sala estimase competente. La representación de la parte
apelada y el Ministerio Fiscal se manifestaron de acuerdo con que el
Tribunal se declarase incompetente y remitiese los autos a la Jurisdicción
Social.
FUNDAMENTOS DE DERECHO
Aceptando la fundamentación jurídica de la sentencia recurrida en tanto no
se oponga a la que sigue.PRIMERO.- Considerando que sobre el fondo de la
cuestión la parte apelante alegó que, declarando la misma sentencia la
responsabilidad de la empresa en el fallecimiento del trabajador, hermano
de la demandante, debió proceder a la condena pues la demostrada ausencia
de medidas de seguridad en la obra hace nacer la responsabilidad reclamada
exclusivamente de la culpa o negligencia civil de la empresa, no del
contrato de trabajo ni de la póliza de seguro establecida para éste,
haciendo compatibles -la responsabilidad laboral con la civil
extracontractual-. La representación de la entidad apelada pidió la
confirmación de la sentencia recurrida insistiendo en que no solo no hay
responsabilidad civil en su defendida, sino que tampoco acredita la actora
los perjuicios que reclama como distintos de los ya indemnizados en vía
laboral.-
SEGUNDO.- Considerando que, como cuestión previa al estudio de la excepción
planteada a las partes y al Fiscal por el Tribunal como de posible
aplicación al caso, debe decirse que la apelante en su escrito de fecha 10
de enero de 1.997 confunde a juicio de esta Sala el contenido de la parte
dispositiva del auto de fecha 16 de diciembre anterior. Dicha resolución no
hacía declaración alguna sobre la incompetencia de la Jurisdicción Civil
para resolver el caso planteado, y por tanto no podía ni debía contener
indicación alguna sobre el orden jurisdiccional en que debiera seguirse el
pleito. Tampoco es cierta la afirmación de la parte apelante en el sentido
de que la sentencia citada por la Sala en el auto en apoyo de la consulta a
las partes suspendiendo el plazo para el dictado de la sentencia de
apelación, se refiriese a materia distinta de la aquí examinada y que no
hubiese tampoco en tal fecha otra del Tribunal Supremo sobre el particular.
La primera cuestión la explicaba el propio auto, que mal se examinó por la
parte recurrente pues el Fiscal y la apelada contestaron en consonancia con
lo solicitado, señalando que en atención a lo dispuesto en el número 6 del
artículo 90 de la Ley Orgánica del Poder Judicial y para el caso de
apreciar de oficio la falta de jurisdicción debía oírse primero a las
partes y al Fiscal, y esa y no otra era la orden contenida, en la parte
dispositiva del auto: que se oyese por término de cinco días a la parte
apelante, a la apelada y al Fiscal, y que a la vista de sus alegaciones se
acordaría. La segunda cuestión puede resumirse en que la Sala no desconoce
la jurisprudencia favorable a la compatibilidad de las indemnizaciones y de
las previas acciones derivadas de la responsabilidad civil y del ámbito
laboral en relación con los accidentes de trabajo, pero que también existen
sentencias del Tribunal Supremo, como la que no ha encontrado en su
consulta -se supone que exhaustiva- la parte apelante, que mantienen la
opinión contraria. E n efecto, no solo la sentencia de la Sala Primera del
Tribunal Supremo, de fecha 3 de octubre de 1.994, de la que fue Ponente el
Excmo. Sr. Malpica y González-Elipe y que se encuentra recogida en la
colección jurisprudencial de la Actualidad Civil al número 1.409 de ese
año, mantiene que cuando son completamente distintas las causas de que
derivan las responsabilidades civiles pedidas -en este caso y en hipótesis
serían el contrato laboral por un lado y por otro la negligencia
extracontractual- no es posible su enjuiciamiento y decisión ante una única
jurisdicción, sino que fue citada como exponente del debate suscitado y
que, como señala la parte apelada, tiene su base en los autos de la Sala de
Conflictos de Tribunal Supremo de 23 de diciembre de 1.993 y de 4 de abril
de 1.994, publicados meses antes de la citada sentencia. Tales resoluciones
vinieron a modificar una doctrina constante de la Sala Primera del Alto
Tribunal que establecía la competencia de los Juzgados y Tribunales c
iviles para decidir todas las demandas asentadas en los artículos 1.902 y
siguientes del Código, y establecieron la competencia de los Juzgados de lo
Social para resolver aquellas reclamaciones cuando se apoyaban en
incumplimiento del contrato laboral, y en su seno la ausencia o la
deficiencia de las medidas de seguridad en el trabajo. Es cierto que más
recientemente la Sala Primera no acepta dicha doctrina y que ello se
reitera en sentencias de fechas 15 de febrero, 15 de marzo, 12, 17, 18 y 20
de julio de 1.995, o de 22 y 24 de enero, 5, 12 y 26 de febrero y 5 de
marzo de 1.996, que no entran en el problema de la jurisdicción, sino que
resolvían dando por válida la competencia de los Juzgados civiles y de las
Audiencias Provinciales en segunda instancia para cuestiones de
incumplimiento de medidas de seguridad en el trabajo. Esta Sala entiende,
siguiendo también al Tribunal Supremo, como no podía ser de otra forma, que
hay compatibilidad entre las indemnizaciones laboral y civil der ivadas del
mismo hecho, que es lo que pretende la parte apelante, pero también
consideró necesario, y de aquí el dictado del auto criticado por la
apelante, que las partes le ilustraran previene el artículo 9º citado de la
L.O.P.J.- sobre la competencia de una u otra jurisdicción, la civil o la
laboral pues es la primera cuestión a resolver al tratarse de una cuestión
de orden público.
TERCERO.- Considerando que tampoco puede olvidarse, entrando ya a resolver
sobre la competencia, que la sentencia de la misma Sala Primera del
Tribunal Supremo de fecha 4 de diciembre de 1.995, pendiente ya este Rollo
ante este Tribunal, llegó a negar el valor de jurisprudencia a las
resoluciones de la Sala de Conflictos resaltando sin embargo la condición
de fuente complementaria del derecho en el orden civil que tiene la
doctrina que de modo reiterado establezca la propia Sala Primera, conforme
al artículo 1º.6 del Código Civil. Así las cosas se llega a la conclusión
de que debe desestimarse, tras la oportuna discusión, la posible
incompetencia de la jurisdicción civil pues debe atenderse, con
independencia del contenido contractual de la posible infracción, a la
dimensión aquiliana o extracontractual de la culpa definida en los
artículos 1.902 y siguientes del Código Civil en que se apoya la demanda.
24
Derecho Natural y Dignidad Humana.Biblioteca Juridica Aguilar, 1980, pági
XII prólogo