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Razones de seguridad.

Si las leyendas urbanas encuentran un tema gracias al cual son


tremendamente efectivas ese es el de la seguridad. Y es que las leyendas sobre
amenazas, riesgos y peligros para los ciudadanos son muchísimas. Imposible de
resumir. Pero nos centraremos en algunas y la primera de ellas nos lleva a Estados
Unidos. Allí en más de una ocasión el centro para el control y prevención de
enfermedades, el conocido CDC 1 ha tenido que emitir notas desmintiendo leyendas
urbanas. Una de ellas nos remonta a la década de los noventa y aunque ya emergía
Internet la transmisión de la información encontraba su canal de extensión gracias al
boca a boca. Un rumor de toda regla. Y tocaba uno de los asuntos que más temor
social genera, la enfermedad del Sida.

La advertencia señalaba que muchas personas que estaban contagiándose del


Sida con agujas utilizadas por drogadictos. Dichas agujas habían sido dejadas
intencionadamente en el cajetín de retorno de cabinas telefónicas. De este modo,
cuando el usuario introducía la mano para recuperar el cambio se clavaba la aguja y
por tanto contraía la enfermedad. La leyenda también decía que las jeringuillas eran
dejadas intencionadamente por lo enfermos en bancos por la calle o en butacas en
cines o teatros. Cuando alguien se sentaba, como la oscuridad le impedía ver la aguja,
se contagiaba. Según la leyenda el propio CDC había confirmado los contagios y
había emitido notas publicas advirtiéndolo. Tanto se extendió el rumor que este
organismo medio, el más importante de Estados Unidos, tuvo que distribuir una nota
para desmentir lo que decía el mito.

Según la información del CDC nunca se habían examinado agujas


desechadas. Textualmente la información señalaba que el CDC no había analizado
tales agujas y no la presencia o ausencia del virus en muestra alguna relacionada con
estos rumores. Es más la nota era todavía más dura ya que finalizaba así:
“Informamos de que las lesiones producidas por pinchazos de aguja pueden transferir
sangre y elementos patógenos. Pero el riesgo de transmisión es sumamente bajo. Se
trata de rumores sin fundamento”. No importó. Pese a la nota oficial el rumor se

1
Los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades, en inglés Centers for Disease Control and Prevention
(CDC), son una agencia del Departamento de Salud y Servicios Humanos de los Estados Unidos. Su responsabilidad a
nivel nacional radica en el desarrollo y la aplicación de la prevención y control de enfermedades, salud ambiental y la
realización de actividades de educación y promoción de la salud. Tienen su sede en Atlanta, Georgia, y su actual
directora es la doctora Julie Louise Gerberding.
extendió y extendió. Incluso llegó a otros países como España. Pero hasta el momento
ni en España ni en ningún otro país se ha producido un solo contagio de estas
características por mucho que a veces quien transmita le leyenda diga conocer a
alguien a quien le pasó. Es falso. No podrá demostrarlo. Y esa persona siempre será
el amigo de un amigo.

Pero muchas informaciones falsas con aire de leyenda tienen que ver con la
seguridad en sí misma. Hace cuatro años un mensaje comenzó a circular por toda
España. En muchos centros de trabajo la nota incluso fue colgada en los tablones de
anuncios. Decía así:

“Oíd, es importante, nos lo han pasado de la Dirección


General de la Policía, que son clientes corporativos, y del
Ministerio del Interior.

Por determinadas ciudades españolas, incluyendo


Madrid, Barcelona y Valencia, se están preparando
atentados indiscriminados con los detonadores robados
recientemente en Grenoble por ETA. El modus operandi
es acompañarlos con unos gramos de dinamita e
insertarlos en teléfonos móviles, llaveros, etcétera, que se
van a abandonar por las calles.

Tienen potencia suficiente como para arrancar una mano.


Alertad a cuanta más gente podáis”.

Evidentemente la propia policía tuvo que negar


la existencia de móviles-bomba pero, pese a ello, la
leyenda crece.

Y es que lo móviles como símbolo identificativo


de nuestra sociedad moderna han sido en sí mismo el
origen de muchas leyendas urbanas. Casi siempre
relacionadas con nuestra seguridad. Pero la que le
contamos ahora es una de las más fascinantes que
hemos encontrado. Seguro que usted ha leído en
muchas gasolineras una prohibición: “Apague su móvil”. La advertencia ha sido incluso
legalizada por las autoridades. Ahora mismo es ilegal usar el móvil en una gasolinera.
Pues bien, la razón de esta norma hay que buscarla en una leyenda urbana.

Todo comenzó con una falsa nota atribuida a un jefe de la compañía Shell.
Dicha nota decía así:

“Si usted está utilizando un teléfono móvil mientras


conduzca un coche manténgalo dentro del mismo mientras
carga combustible en la gasolinera. Ha habido tres casos
hasta el momento. Uno de ellos ocurrió cuando el dueño
de un coche puso el teléfono móvil sobre el techo cuando
comenzó a cargar combustible. El teléfono sonó y el
vehiculo se incendió por los vapores que salían del
tanque. Otro caso sucedió cuando un hombre se quemó la
cara mientras hablaba por teléfono y cargaba combustible.
Aparentemente es el teclado o el timbre que produce una
pequeña chispa eléctrica suficiente para encender los
vapores del combustible.

Por favor, tome nota de este envío y transmítalo a sus


amigos.”

Pues bien, la compañía Shell jamás emitió esta nota. Además no tiene el más
mínimo sustento científico. Sin embargo, la leyenda y su falso contenido fue admitido
como verídico por los trabajadores Shell pese que sus jefes negaron haber emitido la
nota. Y no sólo fue creído por ellos sino por los responsables de todas las gasolineras
y también por las autoridades. Todos se tragaron el bulo y a partir de ese momento se
estableció la prohibición de usar el teléfono móvil en las gasolineras por razones de
seguridad.

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