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LA FE---¿QUÉ ES?

En la Biblia encontramos cientos de veces la palabra


“FE”. No obstante, la mayoría de cristianos no la saben definir
correctamente, según lo hizo el mismo apóstol Pablo. Él la definió
así: “Es, pues, la fe la certeza de lo que se espera, la
convicción de lo que no se ve.” (Hebreos 11:1). He aquí, pues,
la definición inspirada por Dios de lo que es la fe bíblica: Certeza
de lo que se espera, y la convicción de lo que no se ve.”
Entonces podríamos decir que fe es tener la certeza y la convicción
de que Dios, Jesucristo, y sus ángeles existen, incluso los ángeles
caídos o demonios, aunque no los veamos. Es la certeza y la
convicción de los que esperamos, por ejemplo: El regreso personal
de Jesucristo, la resurrección de los muertos, la restauración del
reino, la inmortalidad en el reino de Dios, el castigo de los
incorregibles, etc.

¿Cómo se Obtiene la fe?

Muchos creen que la fe es algo que se siente así nomás,


como el amor, el odio, el sufrimiento, etc. ¡Nada más errado! La fe
auténtica---no la superstición--- requiere un proceso en nosotros.
¿Cuál es ese proceso? Pablo lo explica así: “Así que la fe es por
el oír, y el oír, por la PALABRA DE DIOS.” (Romanos 10:17).

Es interesante el proceso para adquirir la fe verdadera y


sólida. El hombre debe de oír o leer LA BIBLIA para saber
porqué creer. Y, ¿por qué la Biblia? El apóstol Pablo vuelve a
responder a esta pregunta así: “Toda la Escritura es
inspirada por Dios, y útil para enseñar, para redargüir,
para corregir, para instruir en justicia, a fin de que el
hombre sea perfecto, enteramente preparado para toda
buena obra.” (2 Timoteo 3:16,17).

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Vemos, pues, que la Biblia es importante porque expresa
la mente y voluntad de Dios para Sus criaturas. Ella es
“INSPIRADA” por el mismo Dios; es decir, que Dios guió a
escritores sagrados para que escribieran SU MENSAJE, Y SUS
LEYES para los hombres de todos los lugares y épocas. La
esencia de la Biblia, es de inspiración divina. Los hombres
escribieron siendo inspirados por Dios, aunque conservaron sus
voluntades y estilos propios como escritores; usando sus propias
palabras. Por ejemplo, en Mateo 4:3,6,9 se registran las palabras
del diablo dirigidas a Cristo. ¿Fueron inspiradas por Dios las
palabras seductoras o tentadoras del diablo? Por cierto que no. No
obstante, Dios inspiró a Mateo para que registrara
correctamente los hechos acaecidos y que están anotados en
esos versículos.

Jesús mismo recurrió a las Escrituras para demostrar su


origen o procedencia celestial a sus paisanos. Él les dijo:
“Escudriñad las Escrituras; porque a vosotros os parece
que en ellas tenéis la vida eterna; Y ELLAS SON LAS QUE
DAN TESTIMONIO DE MI.” (Juan 5:39). Me pregunto: ¿Cómo
puede uno tener la seguridad de que Cristo es el Hijo de Dios, y no
un mero profeta más entre tantos que han aparecido en el mundo?
Muy simple: “Escudriñando Las Escrituras”. ¿Se da cuenta
usted de cómo puede tener la certeza de que Cristo es el enviado de
Dios? Es ¡investigando las Escrituras! Él dijo que ellas dan
testimonio de él. Así es. Cuando uno lee a los profetas del Antiguo
Testamento, encontrará que ellos escribieron de la vida y obra del
Hijo de Dios---el Mesías esperado. Ellos predijeron su nacimiento
virginal, su enseñanza por parábolas, sus milagros, la traición de
Judas por 30 piezas de plata, su crucifixión, su herida con una
lanza, la mofa de los romanos, su sepultura, su resurrección, etc.,
¡CIENTOS Y HASTA MILES DE AÑOS ANTES DE QUE
OCURRIERAN!. Leer también Hechos 17:10-12 que dice:
“Inmediatamente, los hermanos enviaron de noche a

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Pablo y a Silas hasta Berea. Y ellos, habiendo llegado,
entraron en la sinagoga de los judíos. Y éstos eran más
nobles que los que estaban en Tesalónica, pues
recibieron la palabra con toda solicitud, escudriñando
las Escrituras para ver si estas cosas eran así. Así que
creyeron muchos de ellos, y mujeres griegas de
distinción, y no pocos hombres.” De modo que aquí tenemos
un claro ejemplo de como con el escudriñamiento de la palabra de
Dios, uno puede a llegar a creer y a tener fe.

Sin fe No se puede Agradar a Dios

Hay muchas personas que creen que son buenos y que no


requieren de tener fe para recibir la aprobación de Dios. Bástales
con ser buenos padres, esposos fieles, buenos ciudadanos, buenos
amigos, caritativos, etc. La religión, suponen éstos, son para los
fanáticos, para los supersticiosos, para los desilusionados, para los
ignorantes. Pero están muy equivocados por dos motivos,
PRIMERO: “Sin fe es imposible agradar a Dios; porque
es necesario que el que se acerca a Dios crea que le hay,
y que es galardonador de los que le buscan.” (Hebreos
11:6). SEGUNDO: “Todas nuestras justicias son como
trapos de inmundicia” (Isaías 64:6). En buena cuenta, nuestras
obras no compran la salvación o la aprobación de Dios si antes no
nos hemos rendido a Él para servirle. Es decir, las obras sin la fe no
salvan, pero la fe sin las obras tampoco salvarán. Debemos de tener
fe y obras. Dice Santiago: “Hermanos míos, ¿de qué
aprovecha si alguno dice que tiene fe, y no tiene
obras?¿Podrá su fe salvarle?” La Respuesta es que no
(Santiago 2:14). También podríamos preguntar: ¿De qué aprovecha
si alguno dice que tiene obras, y no tiene fe?¿Podrán sus obras
salvarle? ¡Tampoco!

Abraham: El Padre de la Fe

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La Biblia afirma que Abraham es el Padre de la fe. Dice San
Pablo: “Por la fe Abraham, siendo llamado, obedeció
para salir al lugar que había de recibir como herencia; y
salió sin saber a donde iba. Por la fe habitó como
extranjero en la tierra prometida como en tierra ajena,
morando en tiendas con Isaac y Jacob, coherederos de la
misma promesa.” Aquí vemos que la fe de Abraham se tradujo
en obediencia a Dios. Él creyó lo que Dios le dijo, sin aún ver la
tierra prometida y las bendiciones futuras. Él dejó su casa y amigos
en Ur de Caldea y partió hacia la tierra prometida. Su fe lo llevó a la
acción, a las obras.

Pero antes que él, Abel, el primer mártir fiel, ofreció


sacrificios agradables a Dios. En cambio Caín, su hermano, ofrecía
a Dios lo que le era menos valioso. Más adelante, el fiel Noé creería
a Dios sobre la venida de un diluvio, obrando un arca de salvación
para él, su familia, y los animales.

La fe debe ir acompañada de obras concretas. Si uno dice


creer en el evangelio del reino, debe comunicarlo y vivirlo. Si uno
dice creer en Dios y en sus mandamientos, debe vivir piamente o
santamente. Si uno dice creer que Cristo es el Hijo de Dios, debe
anunciarlo a los ateos o incrédulos y llevarlos a él. Un cristiano
“mudo” no es un cristiano convencido o con fe. Si alguno estuviera
seguro de que mañana se produciría un terremoto, ¿no lo
comunicaría a otros para que se preparen y se salven? Así es la fe.
Si uno cree en Cristo---y en su palabra de vida---deberá
compartirlo o pregonarlo con entusiasmo.

La Fe de Jesús

“Aquí está la paciencia de los santos, los que


guardan los mandamientos de Dios, y la FE DE JESÚS”
(Apocalipsis 14:12). Nótese que dice “La fe de Jesús”. Sí, Jesús fue
el mejor ejemplo de fe. Él creyó en Su Padre, y obró en

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conformidad a Su voluntad. Él creyó que su vida tenía un propósito
en Dios. Su fe lo llevó al calvario a fin de morir por los pecadores.
Él creyó que Dios es poderoso y que lo levantaría al tercer día de la
tumba, y que iría al cielo para estar al lado de Su Padre. El apóstol
Pedro dice que Cristo nos dio su ejemplo para que siguiéramos en
sus pisadas (1 Pedro 2:21). Muchos no parecen entender esto y
creen que el seguir a Cristo fielmente es para los curas o religiosos,
pero no para los laicos. ¡Cuán errados están!

¿Hallará Cristo Fe en la Tierra cuando vuelva?

Se supone, en el mundo católico, que una de las formas de


demostrar la fe es conmemorando las procesiones anuales del
“Señor de los Milagros” o de la “Virgen Bendita” con gran
pompa y algarabía. Pero, ¿es cierto eso? ¿Es parte de la fe el cargar
una imagen pesada o rezarle oraciones? No. Cuántos cargadores de
imágenes son personas que se emborrachan hasta caerse al suelo,
inmediatamente después de finalizada la procesión. Realmente no
tienen un conocimiento cabal de lo que es ser un cristiano, y lo que
significa una vida de fe. Fe tiene que ver con lo que NO se ve---¡No
con lo que vemos! (Hebreos 11:1)

Pero, ¿hallará Jesús una verdadera fe en los hombres,


cuando vuelva a la tierra por Segunda Vez? La respuesta parece ser
que no. Jesús dijo: “...Pero cuando venga el Hijo del
Hombre, ¿hallará fe en la tierra?” (Lucas 18:8). Jesús
también dijo: “Pero como en los días antes del diluvio
estaban comiendo y bebiendo, casándose y dándose en
casamiento, hasta que el día en que Noé entró en el
arca...así será también la venida del Hijo del Hombre”
(Mateo 24:38,39). Es evidente que al volver Jesús a la tierra,
encontrará un mundo perdido en las vanidades de esta vida, sin
importarle la fe en Cristo. Nada tiene de malo recrearse, pero
cuando esta recreación es extrema y constante, sin importar la fe y
la buena moral, entonces hay pecado en dicha distracción. Hoy

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vemos a jóvenes y adultos vivir para divertirse, jaranearse,
embriagarse, drogarse, etc, porque piensan que después morirán y
todo se habrá acabado para ellos ( Leer Isaías 22:13). La religión,
para éstos, es algo pasado de moda, o sólo para los “cucufatos
religiosos” y los “predicadores”.

El apóstol Pablo profetizó esta época final cuando dijo:


“También debes saber esto: que en los postreros días
vendrán tiempos peligrosos. Porque habrá hombres
amadores de sí mismos, avaros, vanagloriosos,
soberbios, blasfemos, desobedientes a los padres,
ingratos, impíos, sin afecto natural, implacables,
calumniadores, intemperantes, crueles, aborrecedores
de lo bueno, traidores, impetuosos, infatuados,
amadores de los deleites más que de Dios, que tendrán
apariencia de piedad, pero negarán la eficacia de ella; a
éstos evita.” (2 Timoteo 3:1-5).

Notemos que Pablo afirma que habrá personas CON


APARIENCIA PIADOSA, pero que en realidad serán
ABORRECEDORES DE LO BUENO, IMPÍOS, etc. Es decir, lo
que nos dice Pablo es que habrá gente con apariencia religiosa o
devota, pero que en sus vidas privadas son unos mentirosos,
impíos, e hipócritas. Su aparente fe es contradicha por sus
malas acciones. Por eso Jesús dice de éstos, lo siguiente: “Muchos
me dirán en aquel día: Señor, Señor, ¿no profetizamos
en tu nombre, y en tu nombre echamos fuera demonios,
y en tu nombre hicimos muchos milagros? Y yo les
declararé: Nunca os conocí; apartaos de mí, hacedores
de maldad.” (Mateo 7:22,23).

Muchos que se creen “buenos” cristianos serán excluidos


del reino de Cristo, porque sus obras son malas. Éstos tienen la
apariencia de ser cristianos fieles y píos, y---¡son hacedores de
milagros!---pero finalmente serán excluidos del reino. Éstos no son

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ateos, mas carecen de la verdadera fe en Jesús. Pero otro grupo de
hombres simplemente hará mofa de las promesas que les
predicarán los cristianos fieles. Pedro nos advierte de estas
personas con estas palabras: “Sabiendo primero esto, que en
los postreros días vendrán burladores, andando en sus
propias concupiscencias, y diciendo: ¿Dónde está la
promesa de su advenimiento? Porque desde el día en que
nuestros padres durmieron, todas las cosas permanecen
así como desde el principio de la creación” (2 Pedro 3:3,4).

Fe y Salvación

Dice San Pedro: “Obteniendo el fin de vuestra fe,


que es la salvación de vuestras almas.” (1 Pedro 1:9). Pero
nuestra fe deberá ir acompañada con la virtud, conocimiento,
dominio propio, paciencia, piedad, afecto fraternal, y
amor...”porque de esta manera os será otorgada amplia
y generosa entrada en el reino eterno de nuestro Señor y
Salvador Jesucristo.” (Leer 2 Pedro 1:5-11).

Y Santiago dice: “Hermanos míos amados, oíd: ¿


no ha elegido Dios a los pobres de este mundo, para que
sean RICOS EN FE y herederos del reino que ha
prometido a los que le aman?” (2:5).

Pero recuerde, la verdadera fe que salva es aquella que


se describe en Hebreos 11:1, y que va acompañada con buenas
obras. Como dice Pablo: “Si en verdad permanecéis
fundados y firmes en la fe, y sin moveros de la esperanza
del evangelio que habéis oído...” (Colosenses 1:23), entonces
entraremos al reino de Cristo.

Y Pablo, hablando de la mujer creyente, dice: “Pero


se SALVARÁ engendrando hijos, SI PERMANECIERE EN
FE, AMOR y SANTIFICACIÓN, con modestia.” (1 Timoteo

7
2:15). Y también aconseja: “Examinaos a vosotros mismos si
estáis en la fe; PROBAOS A VOSOTROS MISMOS...” ( 2
Corintios 13:5).

Para Mayor Información diríjase a:


Ing°. Mario A Olcese
e-mail: olcesemario@latinmail.com ó molceses@hotmail.com

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