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La Importancia de las Emociones en el

Comportamiento Humano

Autor
Juan C. Martínez Miranda

Supervisor
Dr. Arantza Aldea Corrales

DEIM-RT-03-004

Marzo del 2003


Resumen
En este trabajo se presentan los resultados más relevantes de
algunas de las muchas investigaciones que se han realizado
sobre la importancia e influencia que tienen las emociones en
las personas. Se presenta la manera en que el cerebro humano
ha evolucionado a través de los siglos y que el componente
emocional siempre ha estado presente desde la aparición del
cerebro más primitivo. También se presentan estudios que
permiten observar de qué manera se altera el comportamiento
de una persona cuando se presentan lesiones en el cerebro que
dañan este componente emocional. Además se muestran los
resultados de estudios realizados en el ámbito laboral para
identificar la importancia de las emociones en la vida
profesional de las personas. Finalmente se presentan algunas
investigaciones realizadas en la Inteligencia Artificial que
intentan identificar, generar y modelar emociones en sistemas
inteligentes artificiales.

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CONTENIDO

I. Introducción ........................................................................................ 3

II. Las emociones en la evolución............................................................. 3

III. La racionalidad de las emociones........................................................ 6

IV. Clasificación de las emociones............................................................. 8

V. Importancia de las emociones en el ámbito laboral......................... 10

VI. Emociones en la Inteligencia Artificial............................................. 14

VII. Conclusiones........................................................................................ 16

Referencias .................................................................................................... 18

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1. INTRODUCCION
El principal objetivo de este trabajo es presentar trabajos y teorías de investigación que
tratan de demostrar el papel tan importante que juegan las emociones en una persona al
momento de pensar racionalmente para tomar una decisión, por simple que esta sea, y en
consecuencia, la importancia que tiene este componente emocional en un equipo de
personas que tienen una meta en común y que tienen que tomar decisiones más complejas
en su ámbito de trabajo.

El simple hecho de dar una definición exacta de lo que es una emoción en la que
psicólogos, sociólogos, filósofos y científicos del área cognitiva entre otros, estén
totalmente de acuerdo, es ya algo complejo. De acuerdo con la RAE una emoción es una
“alteración del ánimo intensa y pasajera, agradable o penosa, que va acompañada de
cierta conmoción somática”, sin embargo el objetivo de este trabajo no es el dar una
definición sobre este concepto, si no el presentar argumentos que nos permitan acercarnos a
entender su importancia.

En el capítulo 2 se presentan trabajos que muestran la importancia que han tenido las
emociones desde el comienzo de la evolución. En el capitulo 3 se muestran los resultados
de trabajos que prueban la importancia de las emociones en la manera racional de pensar.
Discusiones sobre la existencia de emociones básicas y clasificaciones de emociones son
presentadas en el capítulo 4. En el capítulo 5 se presentan resultados sobre la relevancia de
las emociones en equipos y personas dentro del ámbito laboral y finalmente en el capítulo 6
se presentan algunas investigaciones dentro de la Inteligencia Artificial que proponen
distintos modelos de emociones para diferentes aplicaciones.

2. LAS EMOCIONES EN LA EVOLUCION


Para entender mejor la importancia que tienen las emociones sobre el cerebro pensante es
interesante ver los trabajos de algunos investigadores sobre el funcionamiento y evolución
del cerebro. Goleman en su libro Emotional Intelligence hace una interesante descripción
de cómo ha evolucionado el cerebro a través de los siglos [1]. De acuerdo con este libro, la
región más primitiva del cerebro (la cual los humanos comparten con todas aquellas

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especies que sólo disponen de un rudimentario sistema nervioso) es el tallo encefálico que
se encuentra citado en la parte superior de la médula espinal. Este cerebro rudimentario
regula las funciones vitales básicas, como la respiración, las reacciones y movimientos
automáticos. No podría decirse que este cerebro primitivo piense o aprenda porque se trata
simplemente de un conjunto de reguladores programados para mantener el funcionamiento
del cuerpo y asegurar la supervivencia del individuo. Este es el cerebro de la Edad de los
Reptiles, una época en la que el siseo de una serpiente era la señal que advertía la
inminencia de un ataque.

Según Goleman, la raíz más primitiva de la vida emocional radica en el sentido del olfato, o
más precisamente, en el lóbulo olfatorio, un conglomerado celular que se ocupa de registrar
y analizar los olores. A partir de este lóbulo olfatorio comenzaron a desarrollarse los
centros más antiguos de la vida emocional, que posteriormente fueron evolucionando hasta
terminar recubriendo por completo la parte superior del tallo encefálico. Este lóbulo
olfatorio estaba compuesto de unos pocos estratos neuronales especializados en analizar los
olores. Un estrato celular se encargaba de registrar el olor y de clasificarlo (comestible,
tóxico, enemigo, alimento, etc.) y un segundo estrato enviaba respuestas reflejas a través
del sistema nervioso ordenando al cuerpo las acciones a realizar (comer, vomitar, escapar,
cazar, etc.)

Con la aparición de los primeros mamíferos emergieron también nuevos estratos


fundamentales rodeando al tallo encefálico. A esta parte del cerebro que envuelve y rodea
al tallo encefálico se le denominó sistema límbico. Este nuevo componente neural agregó
las emociones propiamente dichas al repertorio de respuestas al cerebro. Cuando una
persona se encuentra atrapada por el deseo o la rabia, cuando el amor la enloquece o el
miedo la hace retroceder, se encuentra en realidad, bajo la influencia del sistema límbico.
La evolución de este sistema límbico puso a punto dos poderosas herramientas: el
aprendizaje y la memoria, dos avances revolucionarios que permitieron ir más allá de las
reacciones automáticas predeterminadas y afinar las respuestas para adaptarlas a las
respuestas cambiantes del medio. Decisiones como la de saber qué ingerir y qué expulsar
de la boca seguían todavía determinadas por el olor y las conexiones existentes entre el

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bulbo olfatorio y el sistema límbico, pero ahora se sabía diferenciar y reconocer los olores,
comparar el olor presente con los olores pasados y discriminar lo bueno de lo malo. Este
sistema constituye la base rudimentaria del neocórtex, el cerebro pensante.

Hace unos cien millones de años, el cerebro de los mamíferos experimentó una
transformación radical que supuso otro extraordinario paso adelante en el desarrollo del
intelecto, se asentaron los nuevos estratos de células cerebrales que finalmente terminaron
configurando el neocórtex (la región que planifica, comprende lo que se siente y coordina
los movimientos). El neocórtex del Homo sapiens ha traído consigo todo lo que es
característicamente humano, es el asiento del pensamiento y de los centros que integran y
procesan los datos registrados por los sentidos. Este nuevo estrato cerebral permitió
comenzar a matizar la vida emocional, por ejemplo el amor. El sentimiento límbico genera
sentimientos de placer y deseo sexual (las emociones que alimentan la pasión sexual) pero
la aparición del neocórtex y de sus conexiones con el sistema límbico permitió el
establecimiento del vínculo entre la madre y el hijo, fundamento de la unidad familiar y del
compromiso a largo plazo de criar a los hijos que posibilita el desarrollo del ser humano.
En las especies carentes de neocórtex (como los reptiles) el afecto materno no existe y los
recién nacidos deben ocultarse para evitar ser devorados por la madre.

A medida que se asciende en la escala filogenética que conduce de los reptiles al mono, y
desde ahí hasta el ser humano, aumenta la masa del neocórtex, un incremento que supone
también una progresión geométrica en el número de interconexiones neuronales y una
mayor variedad de reacciones posibles, mientras que el conejo o el mono sólo dispone de
un conjunto muy restringido de respuestas posibles ante el miedo, el neocórtex del ser
humano permite un abanico de respuestas mucho más maleable. Las ramificaciones
nerviosas que extendieron el alcance de la zona límbica son tantas, que el cerebro
emocional sigue desempeñando un papel fundamental en la arquitectura del sistema
nervioso de los humanos. La región emocional es el sustrato en el que creció y se desarrolló
el nuevo cerebro pensante y sigue estando estrechamente vinculada con él por miles de
circuitos neuronales. Esto es precisamente, según Goleman, lo que confiere a los centros de

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la emoción un poder extraordinario para influir en el funcionamiento global del cerebro,
incluyendo a los centros del pensamiento.

De manera similar, Joseph LeDoux en su libro The Emotional Brain [2], describe que el
cerebro de los mamíferos ha ido incrementando su tamaño a través de la evolución, sin
embargo el aspecto interesante es que este crecimiento no ha sido uniforme. Lo que ha
ocurrido es que el sistema límbico (responsable del comportamiento emocional) se ha
mantenido relativamente con el mismo tamaño desde hace cientos de siglos mientras que la
corteza cerebral (lo que Goleman en su libro llama neocórtex), ha crecido de manera muy
significativa, y es precisamente el crecimiento de esta corteza cerebral la característica mas
distintiva cuando se observa la reciente evolución del cerebro.
Otro aspecto interesante que LeDoux muestra en su libro es la manera en que el cerebro
responde a cualquier estímulo externo (teoría de circuito de Papez, introducida en 1937).
De acuerdo a esta teoría, cuando este estímulo externo ocurre es proyectado por la capa
perceptual hacia el tálamo, desde donde se bifurca en dos rutas separadas, la primera de
ellas sigue hacia el hipotálamo que es el que genera las respuestas corporales (afectando la
presión sanguínea, generando hormonas estresantes, provocando una reacción paralizante,
etc.). Esta ruta que va de la percepción de un estímulo externo hacia la acción es llamada
flujo de sentimiento, la respuesta a un estímulo a través de esta ruta es demasiado rápida,
pero es incapaz de generar varias alternativas posibles al estímulo percibido. La segunda
ruta va del tálamo hacia la corteza cerebral, y es llamada flujo de pensamiento, la cual
corresponde a habilidades cognitivas tales como razonamiento y memoria. Este
procesamiento es más lento que el primero. A través de la evolución, la influencia de la
primer ruta (flujo de sentimiento) ha ido decreciendo, pero sin dejar de existir.
Posiblemente, según LeDoux, la evolución ha determinado que la existencia de una básica
ruta rápida de procesamiento es todavía esencial, aún en especies con altas habilidades
cognitivas, como los humanos.

3. LA RACIONALIDAD DE LAS EMOCIONES


Durante mucho tiempo el pensamiento dominante acerca de este aspecto del cerebro era
que las emociones son un producto indeseable de la mente racional humana, y que mientras

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menos emocional fuera una persona, podría pensar de una manera mucho más racional.
Uno de los primeros investigadores que propuso una manera de pensar diferente, fue
Antonio Damasio proponiendo que la racionalidad no puede ser entendida de manera
separada a la emoción. En su libro Descartes Error: Emotion, Reason and the Human
Brain [3], Damasio presenta sus estudios sobre personas con lesiones cerebrales en los
lóbulos prefrontales. Uno de ellos, un hombre llamado Phineas Gage en 1848 sufrió un
accidente que destruyó substancialmente parte de su lóbulo prefrontal. Sobrevivió al
accidente y más aún, no quedó físicamente incapacitado para hacer cualquier cosa, sin
embargo su vida dio un giro radical. A partir de entonces fue incapaz de comportarse
enfrente de otras personas, era rudo, actuaba como niño y fue incapaz de continuar con el
empleo que tenía. Cambiando de un trabajo a otro llegó a ser una atracción de circo
mostrando sus heridas y el trozo de hierro causante del accidente.

Otro caso es el de un paciente de Damasio llamado Elliot el cual tenía un tumor del tamaño
de una naranja pequeña inmediatamente detrás de la frente. Este tumor fue extirpado
exitosamente con una operación. Sin embargo a partir de entonces, sufrió un drástico
cambio de personalidad. Elliot era un abogado de éxito y aunque seguía siendo tan brillante
como siempre (los tests que midieron su coeficiente intelectual parecían no encontrar nada
extraño en sus facultades mentales), malgastaba inútilmente el tiempo perdiéndose en los
detalles más insignificantes, como si hubiera perdido toda sensación de prioridad. Antonio
Damasio observó que aunque la capacidad lógica, la memoria, la atención y otras
habilidades cognitivas se hallaran intactas, Elliot no parecía darse cuenta de sus
sentimientos con respecto a lo que le estaba ocurriendo. Podía hablar de los
acontecimientos más trágicos de su vida con una ausencia completa de emociones, como si
fuera un mero espectador de las pérdidas y fracasos de su pasado sin mostrar la menor
tristeza, frustración o enojo. Damasio buscó la causa del nuevo comportamiento de Elliot
en la operación quirúrgica que extirpó el tumor, y efectivamente, la operación había
seccionado algunas de las conexiones existentes entre los centros inferiores del cerebro
emocional y las regiones pensantes de la corteza cerebral. De esta manera, su pensamiento
se había convertido en una especie de ordenador, completamente capaz de dar los pasos
necesarios para tomar una decisión, pero absolutamente incapaz de asignar valores a cada

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una de las posibles alternativas y todas resultaban igualmente neutras. Ese razonamiento
desapasionado era, según Damasio, el origen de los todos sus problemas, ya que la falta de
conciencia de sus propios sentimientos sobre las cosas era precisamente lo que hacía
defectuoso su proceso de razonamiento.

Además de estos casos, Damasio realizó varios experimentos con personas que tenían
lesiones cerebrales en el lóbulo prefrontal para demostrar su tesis de que las emociones
juegan un papel esencial en la racionalidad humana. Uno de estos experimentos fue la de
observar a pacientes que presentaban este tipo de lesión frente a pacientes sanos en
términos de medir la conducta de su piel al mostrarles a ambos grupos la misma secuencia
de fotografías. Estas fotografías incluían imágenes banales como publicidad y fotografías
con imágenes perturbadoras (violencia, sangre, accidentes, sexo, etc.). Los resultados
obtenidos por Damasio fueron contundentes, mientras que las fotografías perturbadoras
provocaron una alta respuesta en la conducta de la piel de las personas sanas, no hubo una
respuesta notable en las personas con lesiones cerebrales. A pesar de que estas personas
entendían perfectamente el horror de esas fotografías, no mostraron ninguna respuesta
emocional. Incluso uno de los pacientes entendió perfectamente que ante estas fotografías
él no presentaba ninguna reacción emocional, y aún ante esto, no mostró ningún signo de
perturbación.

4. CLASIFICACION DE LAS EMOCIONES


A partir de estos trabajos, podemos intuir que las emociones juegan un papel determinante
en la forma racional de pensar del ser humano, pero cuáles son estas emociones que tanto
afectan el comportamiento de las persona?. Este es otro punto en el que están en desacuerdo
muchos investigadores, el identificar aquellas emociones básicas o primarias (el azul, el
rojo y el amarillo de los sentimientos, como los denomina Goleman, de los que se derivan
los demás), y de hecho ni siquiera hay coincidencia sobre la existencia real de estas
emociones primarias. Esta tesis sobre la existencia de emociones primarias a partir de las
cuales se originan todas las demás es debido en gran parte al trabajo de Paul Ekman [4]
sobre cuatro expresiones faciales concretas (miedo, tristeza, ira y alegría). Ekman mostró
fotografías de rostros que reflejaban estas expresiones en personas de distintos lugares y

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culturas, incluyendo tribus de las remotas regiones de Nueva Guinea, culturas que
supuestamente no deberían estar contaminados por la cine o la televisión, y descubrió que
todos reconocían las mismas emociones básicas.

Existen otros investigadores que presentan sus trabajos sobre esta tipo de clasificación para
las emociones, uno de ellos es Andrew Ortony, que en su libro The Cognitive Structure of
Emotions [5], presenta una categorización sistemática de las emociones, y algunos otros
como Izard [6] y Frijda[7].

A pesar que el debate sobre las emociones básicas continúa, Goleman, hace la siguiente
clasificación de éstas, y los miembros que pertenecen a cada familia:

¬ Ira: rabia, enojo, resentimiento, furia, exasperación, indignación, acritud, animosidad,


irritabilidad, hostilidad, y en caso extremo, odio y violencia.
¬ Tristeza: aflicción, pena, desconsuelo, pesimismo, melancolía, autocompasión, soledad,
desaliento, desesperación y, en caso patológico, depresión grave.
¬ Miedo: ansiedad, aprensión, temor, preocupación, consternación, inquietud,
desasosiego, incertidumbre, nerviosismo, angustia, susto, terror, y el caso de que sea
psicopatológico, fobia y pánico.
¬ Alegría: felicidad, gozo, tranquilidad, contento, beatitud, deleite, diversión, dignidad,
placer sensual, estremecimiento, gratificación, satisfacción, euforia, éxtasis, y en caso
extremo, manía.
¬ Amor: aceptación, cordialidad, confianza, amabilidad, afinidad, devoción, adoración y
enamoramiento.
¬ Sorpresa: sobresalto, asombro, desconcierto.
¬ Aversión: desprecio, desdén, displicencia, asco, antipatía, disgusto y repugnancia.
¬ Vergüenza: culpa, perplejidad, desazón, remordimiento, humillación, pesar y aflicción.

Sin embargo esta clasificación no resuelve los problemas sobre las emociones básicas y sus
derivados, sólo es un intento de clasificación más y en opinión de Goleman, es conveniente
pensar en las emociones en términos de familias o dimensiones, cada una de estas familias

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agruparlas en torno a un núcleo fundamental, a partir de cual manan todas las otras
emociones derivadas de ellas.

5. IMPORTANCIA DE LAS EMOCIONES EN EL AMBITO LABORAL


A partir de los trabajos expuestos anteriormente, se han llevado a cabo estudios, encuestas y
trabajos de investigación para comprender de qué manera influye todo este aspecto
referente a las emociones en el mundo laboral.

Uno de los trabajos más importantes en el cual se muestran planteamientos sobre la


importancia de las emociones en el mundo laboral, es sin duda el de Goleman [8], en su
libro Working with Emotional Intelligence cita decenas de estudios realizados por varias
compañías importantes alrededor del mundo sobre sus empleados referentes a la
importancia que tiene por una parte el coeficiente intelectual (CI) y por otro lado el
coeficiente emocional (CE). Goleman establece que sin lugar a dudas el CI es un buen
indicador de las habilidades cognitivas de una persona en un determinado trabajo, pero que
sin embargo no es un buen predictor del éxito o fracaso en el desempeño de su trabajo.

En su libro, Goleman da como ejemplo las pruebas de admisión en las universidades de


Estados Unidos, subrayan la importancia del CI pero, por si sólo difícilmente puede dar
cuenta del éxito o del fracaso en la vida profesional de esta persona. Diferentes
investigaciones han demostrado que la correlación existente entre el CI y el nivel de
eficacia que muestran las personas en el desempeño de su profesión no supera el 25% [9],
aunque un análisis más detallado revela que esta correlación no supera el 10% y a veces es
incluso inferior al 4% [10]. Esto quiere decir que, en el mejor de los casos, el CI deja sin
explicar el 75% del éxito laboral y, en el peor, el 96%.

Otro estudio que muestra la eficacia del CE como predictor de éxito o fracaso profesional
fue el realizado en Berkeley, que en los años cincuenta sometió a ochenta estudiantes de
doctorado a una batería de tests de CI y de personalidad, así como a una serie de entrevistas
con psicólogos que trataban de valorarles en aspectos tales como la madurez, el equilibrio
emocional, la sinceridad y la eficacia interpersonal [11]. Cuarenta años más tarde, cuando

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aquellos estudiantes alcanzaron la edad de sesenta años, se vieron sometidos a una nueva
evaluación. El seguimiento llevado a cabo en 1994 estimaba el éxito en la carrera de cada
persona según los informes y valoraciones realizadas por expertos en su propio campo y
fuentes tales como American Men and Women of Science. El estudio demostró que las
habilidades propias de la inteligencia emocional eran cuatro veces más importantes que el
CI a la hora de determinar el prestigio y éxito profesional, hasta en los dominios
estrictamente científicos.

5.1 Las relaciones interpersonales


Otro aspecto que influye de manera determinante en la vida profesional de una persona y
que está estrechamente ligado a las emociones, es sin duda la manera de relacionarse con
las demás personas de su entorno, hoy en día son excepcionales aquellos trabajos en los que
sólo participa una persona, por el contrario, en cualquier ámbito laboral incluso en la
investigación científica son importantes los equipos de trabajo, y sin lugar a dudas un
equipo de trabajo dará más y mejores resultados cuando existe un buen “ambiente” entre
sus miembros. Para llegar a crear este buen “ambiente” en un equipo de trabajo y generar
buenos resultados no sólo se requiere habilidad cognitiva sino también inteligencia social.
Muchas personas tienen problemas porque no saben integrarse en una situación humana, en
una relación. Es fácil centrarse en las capacidades cognitivas e ignorar, al mismo tiempo, la
inteligencia social, pero cuando ambas trabajan de un modo coordinado, pueden llegar a
producir resultados asombrosos.

Un estudio clásico en este tema es el llevado a cabo por Wendy Williams y Robert
Strenberg, de Yale [12], el cual demostró reiteradamente que los factores clave del
rendimiento residen en las habilidades interpersonales y la compatibilidad existente entre
los distintos miembros del equipo. Williams & Strenberg descubrieron que las personas
socialmente ineptas y desconectadas de las emociones de los demás (especialmente si
carecen de la habilidad de limar asperezas y de comunicarse eficazmente) constituyen un
lastre para la eficacia colectiva, y el hecho de tener un coeficiente intelectual elevado
constituye una condición necesaria pero no suficiente para el buen funcionamiento del
equipo. La motivación también resulta sumamente importante. Cuando los miembros del

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equipo tienen en cuenta los objetivos y se hallan adecuadamente comprometidos con ellos,
su esfuerzo es mayor y también lo es el rendimiento del grupo. Pero por encima de todo, la
eficacia social de un grupo constituye un mejor predictor de su éxito que el coeficiente
intelectual individual de sus distintos integrantes. Los grupos funcionan mejor cuando son
capaces de generar un estado de armonía interna que alcance el máximo aprovechamiento
del talento de los implicados.

Para resumir todo lo descrito anteriormente, se muestra el marco de la competencia


emocional presentado por Goleman [8], según el cual contiene todas aquellas características
importantes que influyen en la vida profesional de cualquier persona:

¬ COMPETENCIA PERSONAL. Estas competencias determinan el modo en que nos


relacionamos con nosotros mismos.
♦ Conciencia de uno mismo. Conciencia de nuestros propios estados internos,
recursos e intuiciones.
• Conciencia Emocional. Reconocer las propias emociones y sus efectos.
• Valoración adecuada de uno mismo. Conocer las propias fortalezas y
debilidades.
• Confianza en uno mismo. Seguridad en la valoración que hacemos sobre
nosotros mismos y sobre nuestras capacidades.
♦ Autorregulación. Control de nuestros estados, impulsos y recursos internos.
• Autocontrol. Capacidad de manejar adecuadamente las emociones y los
impulsos conflictivos.
• Confiabilidad. Fidelidad al criterio de sinceridad e integridad.
• Integridad. Asumir la responsabilidad de nuestra actuación personal.
• Adaptabilidad. Flexibilidad para afrontar los cambios.
• Innovación. Sentirse cómodo y abierto ante las nuevas ideas, enfoques e
información.
♦ Motivación. Las tendencias emocionales que guían o facilitan el logro de nuestros
objetivos.

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• Motivación de logro. Esforzarse por mejorar o satisfacer un determinado criterio
de excelencia.
• Compromiso. Secundar los objetivos de un grupo u organización.
• Iniciativa. Prontitud para actuar cuando se presenta la ocasión.
• Optimismo. Persistencia en la consecución de los objetivos a pesar de los
obstáculos y los contratiempos.

¬ COMPETENCIA SOCIAL. Estas competencias determinan el modo en que nos


relacionamos con los demás.
♦ Empatía. Conciencia de los sentimientos, necesidades y preocupaciones ajenas.
• Comprensión de los demás. Tener la capacidad de captar los sentimientos y
puntos de vista de otras personas e interesarnos activamente por las cosas que
les preocupan.
• Orientación hacia el servicio. Anticiparse, reconocer y satisfacer las
necesidades de los clientes.
• Aprovechamiento de la diversidad. Aprovechar las oportunidades que nos
brindan diferentes tipos de personas.
• Conciencia política. Capacidad de darse cuenta de las corrientes emocionales y
de las relaciones de poder subyacentes en un grupo.
♦ Habilidades sociales. Capacidad para inducir respuestas deseables en los demás.
• Influencia. Utilizar técnicas de persuasión eficaces.
• Comunicación. Emitir mensajes claros y convincentes.
• Liderazgo. Inspirar y dirigir a grupos y personas.
• Catalización del cambio. Iniciar o dirigir los cambios.
• Resolución de conflictos. Capacidad de negociar y resolver conflictos.
• Colaboración y cooperación. Ser capaces de trabajar con los demás en la
consecución de una meta en común.
• Habilidades de equipo. Ser capaces de crear la sinergia grupal en la consecución
de metas colectivas.

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Sin duda es en el ámbito empresarial donde más importancia tiene el saber cuáles son las
características que pueden servir como indicativo sobre el éxito o fracaso de un trabajador.
Uno de los estudios más significativos al respecto es el realizado a 358 administradores de
la Johnson & Johnson Consumer Companies en oficinas de diferentes partes del mundo. El
resultado de este estudio ayudó a probar la importancia del coeficiente emocional en el
desempeño de los trabajadores, los administradores con más alto desempeño en su
profesión tenían también un alto nivel de conciencia sobre sí mismos, autorregulación,
empatía y habilidades sociales, (todos estos conceptos considerados parte del dominio de la
inteligencia emocional) y esto los separaba de los administradores promedio. (Para ver el
resultado completo de este estudio consultar [13])

6. EMOCIONES EN LA INTELIGENCIA ARTIFICIAL


Desde los inicios de la Inteligencia Artificial, uno de sus principales objetivos ha sido el
construir sistemas capaces de simular un comportamiento humano “inteligente” para
realizar tareas complejas. Siendo consecuentes con lo expuesto en los capítulos anteriores,
podríamos afirmar entonces que para lograr este objetivo sería necesario implementar en
estos sistemas un componente emocional. En las ultimas décadas se han desarrollado
sistemas “inteligentes” exitosos (un ejemplo es la máquina Deep Blue de IBM capaz de
derrotar al campeón del mundo de Ajedrez) que han contribuido enormemente al desarrollo
de esta área y ha sido hasta hace relativamente poco tiempo que se han empezado a estudiar
y a investigar teorías y modelos de emociones para incorporarlos a estos sistemas
inteligentes en el área de la Inteligencia Artificial.

Lo anterior nos llevaría a realizarnos la siguiente pregunta: es realmente necesario modelar


y construir sistemas con un componente emocional?. La respuesta, en opinión del autor de
este trabajo, se encuentra en el tipo de problema que se quiere resolver. No cabe duda que
un sistema “inteligente” especializado en llevar a cabo una tarea compleja (por ejemplo
algún sistema de control de tráfico aéreo), el implementar en este sistema sentimientos tales
como miedo, ansiedad, desinterés o incluso estrés, podría tener consecuencias imprevistas y
en el peor de los casos desastrosas. Pero cuando se trata de sistemas en los que se pretende
simular el comportamiento “inteligente” humano bajo un determinado ambiente y bajo

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determinadas circunstancias (por ejemplo en el entretenimiento, educación, etc.) un
componente emocional es sin duda un aspecto importante.

Un trabajo sin duda interesante ha sido el de Rosalind Picard [14]. Un aspecto importante
en este trabajo es el tratar de detectar expresiones faciales humanas que muestran un estado
emocional determinado así como hacer que un ordenador genere también estas expresiones
faciales de acuerdo también con su respectivo estado emocional. Otro punto interesante en
este trabajo es el planteamiento de tres preguntas que deben contestarse antes de diseñar
cualquier aplicación que pretenda implementar un componente emocional: 1.- ¿Cuál es el
conjunto de emociones relevante para la aplicación? 2.- ¿Cuál es la mejor manera de
reconocerlas, expresarlas y modelarlas? y 3.- ¿Cuál es la mejor estrategia para responder a
las emociones o para utilizarlas?

Además de este trabajo, hay otros en los cuales se proponen diferentes modelos de
emociones para la generación de comportamientos, uno de ellos es el de Dolores
Cañamero, el cual propone un modelo de motivaciones y emociones como bases de un
comportamiento inteligente [15], [16], y también se describe la importancia de las
emociones como mecanismos para la selección de acciones a realizar y la toma de
decisiones [17].

Con el surgimiento y desarrollo del campo de los Sistemas Multi-Agentes, muchos de estos
modelos de emociones se han desarrollado dentro de este campo gracias a las
características propias de los agentes, tales como autonomía y comunicación. Uno de estos
modelos es Cathexis [18], [19] el cual propone un modelo distribuido para la generación de
emociones, estados de humor y temperamentos para observar cómo influye cada una de
estas características en el comportamiento de agentes autónomos. Otro trabajo interesante
es el modelo FLAME con la característica de utilizar lógica difusa para representar las
relaciones entre eventos, metas y emociones del agente, de una manera flexible que ayuda a
producir transiciones en el comportamiento de los agentes y que contiene tres componentes:
un componente emocional, un componente de toma de decisiones y un componente de
aprendizaje. [20], [21].

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Hay otros trabajos los cuales utilizan un modelado de emociones para interactuar con las
personas a través del ordenador, uno de ellos es el presentado por el grupo de la
Universidad de Stanford [22], [23], [24], que propone un modelo socio-psicológico en el
cual se puedan definir rasgos de personalidad que dependan de valores generados del
humor y las actitudes. Este modelo es utilizado para construir actores dentro de un teatro
virtual, algunos dirigidos por los usuarios, y algunos otros, completamente autónomos.

También existen trabajos que presentan modelos y arquitecturas que utilizan las emociones
en grupos o equipos con un objetivo en común, uno de estos trabajos es el de Dolores
Cañamero [25] el cual presenta una sociedad virtual de agentes en la que cada uno de estos
agentes tienen una percepción subjetiva de los otros, y esta percepción es enfocada hacia la
interacción más adecuada entre los agentes para conseguir los resultados más productivos
en esta sociedad virtual. Otro trabajo relacionado con equipos que presentan características
emocionales es la arquitectura PECS [26], [27], propuesta para la construcción de agentes
con comportamiento humano basado en la integración de características físicas,
emocionales, cognitivas e influencias sociales. Dentro de este trabajo se presenta un caso
de estudio denominado Aprendizaje de grupo que demuestra la aplicación práctica de un
modelo básico de mecanismos psicológicos y sociales en el contexto de la integración y
desintegración de grupos.

Sin embargo, construir un sistema artificial que implemente de la manera más adecuada
todas las emociones que influyen en la forma de pensar racional tanto individualmente
como colectivamente en determinadas situaciones (un sistema que por ejemplo implemente
el marco de la competencia emocional presentado por Goleman), es todavía un trabajo
extremadamente complejo.

7. CONCLUSIONES
En este trabajo se han presentado el resultado de varias investigaciones que muestran la
importancia de las emociones en la manera racional de pensar en las personas. En época
reciente se han desarrollado diferentes trabajos que muestran la influencia que tienen los

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distintos estados emocionales en el comportamiento de las personas para la toma de
decisiones, ya sea en la vida diaria y en el ámbito profesional. En estos trabajos se muestra
también la existencia de un conjunto de emociones básicas a partir de las cuales se generan
todas las demás.

Muchos trabajos dentro de la Inteligencia Artificial utilizan estas emociones básicas en


diferentes aplicaciones, algunos de estos trabajos presentan diferentes modelos de cómo
identificar y generar emociones. Otros trabajos utilizan las emociones cómo una influencia
en el comportamiento de una persona para la selección de acciones a realizar y en la toma
de decisiones. Sin embargo, aún queda mucho trabajo por hacer para diseñar y construir un
sistema artificial que implemente de manera adecuada la importancia que tienen las
emociones sobre las personas en las actividades que realiza.

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REFERENCIAS
[1] Daniel Goleman, Emotional Intelligence. Bantam Books: New York, 1995.
[2] Joseph LeDoux, The Emotional Brain. Simon & Schuster, 1996.
[3] Antonio R. Damasio, Descartes’ Error: Emotion, Reason and the Human Brain.
Picador 1994.
[4] Paul Ekman, An argument for basic emotions. Cognition and Emotion, pp. 169-200,
1992.
[5] A. Ortony, G. L. Clore and A. Collins, The Cognitive Structure of Emotions.
Cambridge University Press, Cambridge, UK, 1988.
[6] C. Izard, The Psychology of Emotions. New York Plenum Press, 1991.
[7] N. Frijda, The Emotions. Cambridge, UK Cambridge University Press, 1986.
[8] Daniel Goleman, Working with Emotional Intelligence. New York, 1999.
[9] John B. Hunter and F. E. Schmidt, Validity and Utility of Alternative Predictors of Job
Performance. Psychological Bulletin 96, 1984.
[10] Robert Strenberg, Inteligencia Exitosa, Barcelona: Paidós, 1998.
[11] Gregory J. Feist and Frank Barron, Emotional Intelligence and Academic Intelligence
in Career and Life Success, in the congress of American Psychological Society, San
Francisco, June 1996.
[12] Williams and Strenberg, Group Intelligence, citado en Daniel Goleman, Working with
Emotional Intelligence. New York, 1999.
[13] Kathleen Cavallo, Emotional Competence and Leadership Excellence at Johnson &
Johnson: The Emotional Intelligence and Leadership Study. Corporate Consulting
Group, www.corpconsoultinggroup.com.
[14] Rosalind W. Picard, Affective Computing M.I.T. Media Laboratory Perceptual
Computing Section Technical Report No. 321, 1995.
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