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Año Uno / Número Uno / Octubre de Dos Mil Siete C I E N T O
CINCUENTA
M O N OS
LITERATURA
Natalia Fortuny
Silvina Peri
Julián Besteiro
Ignacio Molina
Gastón Mazieres
Usted
ENTREVISTA
a Jorge Boccanera
CRÍTICA
Martín Glozman
Marcos Vieytes
CINCUENTA
M O N OS
ÍNDICE
Editorial 1
Kimono (Poesía)
El arte saca fuerzas de sus limitaciones, se erige
sobre ellas y construye su singularidad. El teatro, resignado
al inevitable carácter de representación, delinea su poética sobre
La Monada, Consejo editor.
uno
Kimono
EN TIGRE
en la casa
la llaman tenebrosa
con la creciente
del mar
sube el río
y se inunda el piso
de abajo
es bueno ver
la carrera invisible
lentísima
de las babosas y arañas
por salvarse del agua
de a poco
trepan por las escaleras
ni se preguntan
como yo
por qué no sé volar.
como aguirre
me refriego los ojos
para ver
la sorpresa que da
en medio del río
gigante
guardada en cajita de cristal
¿para quién?
la casa de sarmiento.
dos
Kimono
ese ruido
de agua
que cae en la laguna
que hizo el río y el mar y sus mareas
en nuestro patio
soy yo misma
lavando los platos
del almuerzo.
en el muelle público
nos difaman
de varias formas
científicas
mellizas
siamesas
parecidas
y así.
tres
Kimono
voy con la cabeza afuera
en la lancha colectivo
recibo salpicaduras
y ronchas de agua
cuando acelera
por esas venitas de río
tan distintas
del paraná
y hondas igual.
Natalia Fortuny
cuatro
Kimono
AU JOUR LE JOUR
por Silvina Peri
ce sont des heures son horas
perdues perdidas
des heures passés horas pasadas
à ne rien faire sin hacer nada
au bout de la al final de la
continue continua
à boire bebiendo
des éclaircissements aclaraciones
du jour del día
au bout al final
rêver le jour soñar el día
dormir la nuit dormir la noche
Silvina Peri
Nació en Buenos Aires, en 1980.
Es Licenciada en Letras. Escribe narrativa y poesía.
cinco
Kin Kón
Entrevista al poeta Jorge Boccanera
Por Santiago Sánchez Santarelli
Vamos a empezar por el principio, cabalmente: ¿cuál es el origen de tu poesía y cuál el de tu vocación de poeta, si
es que no nacieron al mismo tiempo?
Posiblemente una vocación de curiosidad; el niño que se abismaba en historias del mar; no te olvides que nací a
cuadras del Atlántico, en el puerto de Ingeniero White. Aunque la palabra vocación no le va a la poesía, que es
todo lo contrario a lo dirigido en un único sentido. Empecé borroneando palabras y dibujos a los 8 años, y sigo
borroneando papeles hoy.
En tus poemas parece leerse una doble intención: por un lado hay una construcción del poema como estructura
total, cosa que se advierte sobre todo en un giro inesperado hacia el final, como si estuviésemos ante el esqueleto
poético de un relato; y por otro hay un trabajo fino que ha dado versos antológicos como "afuera está lloviendo
en otro idioma" o el tríptico "Por si esto fuera poco,/los perros de la noche /llevan mi nombre entre sus dientes".
¿Es un gesto de escritura deliberado ese doble interés?
Creo que se trata de una urdimbre, donde lo deliberado se vincula al azar y la “doble intención” se diluye en el
sueño. Pero esto del “armado” del poema, mejor dicho: los condimentos que uno mete a la olla, ya es tarea del
crítico.
seis
Kin Kón
¿Cuáles pensás que son las marcas que dejan en tu
Para confirmar la amabilidad de Boccanera, dos
escritura primero la represión y luego el exilio?
poemas del libro inédito: Monólogo del necio.
Sobre el tema de la represión hay una conciencia, un
espacio de comprensión, que se expresa seguramente
en lo que escribo de distinto modo; en mis esperanzas, Monólogo del necio
mis broncas, mis paranoias, mis temores, mi ser ¿Quién escribe? El hambre. La voracidad escarba,
solidario. Ahí no sólo hay “temas”, sino pareceres,
agita un esperpento con los ojos vacíos. No hay
modos de pararse frente a la realidad. Lo del exilio es
más abarcador y alcanza seguro tonos metafísicos. letra,
Justamente en México va a salir una antología de hay dentellada. Lo que repuja y muerde.
poemas —Cuadernos de extranjería— que escribí y que
Feroz el escribir:
tienen esa sensación que alguien definió con acierto,
como “la muerte de cosas de la infancia y la muerte de cada tecla un muñón, clavo
la infancia de las cosas”; un sentimiento de ser forastero que raya el muslo del silencio.
en todas partes. Y un expresarse en lo márgenes y en
¿Quién responde? Una voz corroída. Punta
los reversos.
de un corazón mellado que va sobre su presa
En Sordomuda usás un procedimiento extraño: citás a
respirando preguntas.
bastante gente, con fragmentos intercalados en tus
poemas y al final del libro explicitás los nombres, como
incitando a los lectores a que descubran a quién Eso se come. Gula del vacío.
corresponde cada una de las frases en bastardillas.
Ahora, ¿cuál es el lugar que tus lecturas ocupan al
momento de escribir?
Hablan los ojos de Nazim Hikmet
Son juegos de identidad, simulacros, pastiches. Poemas
que en su armado admiten el collage, la orquestación. Sobre mi mano,
Eso, para mí, le da cierta teatralidad al poema. la mitad de una manzana brilla.
Has publicado en varias partes del mundo (Perú, La otra mitad está sobre una mesa a miles de
¿Tenés algún interés en las circunstancias en las que se lee tu obra o preferís que de eso se ocupe directamente la
crítica?
La crítica, el viento, la barredora municipal, no se quién juntará los poemas. Es verdad, mis cosas están muy
repartidas, pero también porque no hay medios de difusión que den cuenta de lo que se hace en el arte. La
poesía es la gran viajera de nuestro tiempo y eso es difícil de reunir. Me encontré en el 2000 en Tokio con Eva
Toth, poeta de Hungría, quien me dijo que había traducido un poema mío al húngaro de un libro de 1976,
Contraseña. Era el poema “Attila József”, sobre el gran poeta de Hungría que, luego de traducido, según Eva,
alguien lo transformó en una canción popular en su país. Y me enteré casi de casualidad, y nunca escuché la
canción, porque ya no me pertenecía.
siete
Kin Kón
ocho
Kin Kón
Al principio de la presentación a Entrelíneas escribías "Decir que el periodismo escrito tiene una zona de placer,
cuando está ampliamente comprobado que se trata de una tarea insalubre, a ratos sumamente peligrosa y en
muchas partes se asemeja al trabajo forzado, parecería un contrasentido". Sin embargo, esa zona de placer para
vos existe. ¿Cuál es y cómo contrapesa esos sinsabores que nombrabas en el texto citado?
El periodismo es análisis, imaginación, investigación, curiosidad tensada, cruce de datos. Tomándolo así, y no
como rutina, siempre en mi vida —sea en revistas, diarios, agencias noticiosas, radio, etc.— ha sido algo que me
motiva, que me impulsa. Sobre un todo, un género híbrido y muy dinámico: el reportaje, que es una suma de
materiales que proporciona el periodismo y la literatura, al cruzar información y relato. Sobre que es una
profesión peligrosa, desde ya, si no, vean lo que pasa en la Rusia de Putin donde en los últimos meses han
asesinado a varios periodistas... Además, hay que recordar que Darío y Martí hacían periodismo, y que entre los
intelectuales del ’70 era inherente a la creación: pienso en Bustos, Gelman, Orgambide, Walsh y tantos otros.
Para terminar, y abordando tu faceta de director de nómada, ¡danos algunos consejos para que 150 monos salga
a flote, por favor!
La sugerencia podría ser que se metan en terrenos mal iluminados, poco tratados, escasamente frecuentados, y
con una mirada nueva y polémica. Hace falta algo diferente en este reino de lo previsible y las efemérides y las
modas.
Jorge Boccanera
(Bahía Blanca, 1952)
Publicó, entre otros libros de poesía, Contraseña,
Polvo para morder, Bestias en un hotel de paso y Sordomuda,
éste último libro con ediciones en Argentina, Costa Rica, México e Italia.
Entre otras compilaciones de su poesía, están: Marimba, Antología personal y Servicios de
insomnio. Escribió los ensayos Confiar en el misterio y Sólo venimos a soñar, sobre los poetas
Juan Gelman y Luis Cardoza y Aragón, respectivamente.
Es autor, además, del libro de relatos: La pasión de los poetas y libros de historias de vida,
entrevistas y testimonios. Fue secretario de redacción de las revistas Plural (México),
Crisis (Argentina) y Aportes (Costa Rica). Actualmente dirige la revista nómada de la UNSAM.
Su nuevo libro de poesía, Palma real, será editado
próximamente por la editorial española Visor.
nueve
Mono con navaja
VANGUARDIA Y CRÍTICA. TENSIONES Y CONTRADICCIONES.
I En segundo lugar, el problema de la vanguardia
Escribe Mariátegui en la “presentación de es desplazado a un problema de la representación, ¿qué
Amauta” (1926)1 lo que podemos leer como un principio se representa y cómo?, es decir, ¿qué voz es la que
de definición de la vanguardia: enuncia, que lengua es la usada? Luego, a partir de aquí,
el problema alcanza la dimensión del localismo y,
“A los autores de esta renovación se les llama particularmente, del nacionalismo en las literaturas, que
vanguardistas, socialistas, revolucionarios... Por encima ocupa a Mariátegui en los primeros capítulos del
de lo que los diferencia, todos estos espíritus ponen lo “Séptimo ensayo de interpretación de la realidad
que los aproxima y mancomuna: su voluntad de crear peruana”.
2
un Perú nuevo dentro del mundo nuevo.”
Mientras no haya una verdadera nación
conformada desde el pueblo peruano, es decir, una
Es destacable que aquello que define a la vanguardia
nación socialista, no será posible una literatura
es una función exclusivamente externa, una función
verdaderamente nacional. El concepto de nación peruana
política, que emparenta por esto de igual a igual al
comienza en Mariátegui por la inclusión de la población
vanguardista en la estética con el revolucionario o el
autóctona e incaica. Se trata tanto de la representación
socialista.
del otro en la literatura como, fundamentalmente, en la
El arte, entiende Mariátegui, siempre expresa “el
proyección de un Estado socialista.
absoluto de su época”. Pero como la burguesía está en
Compara Mariátegui con la situación argentina y
crisis, el arte entra en decadencia y así “en esta crisis se
afirma que “la literatura peruana no podía semejarse por
elaboran dispersamente los elementos del arte del
ejemplo a la literatura argentina... que está permeada de
porvenir. El cubismo, el dadaísmo, el expresionismo, etc.,
sentimiento gaucho...”, a partir de lo que entiende que
al mismo tiempo que acusan una crisis, anuncian una
“existe ya una nacionalidad argentina mientras no existe
reconstrucción”.3
todavía, con peculiares rasgos una nacionalidad
Mariátegui retoma una discusión central y no
peruana.” 6
resuelta dada en el contexto de la Revolución Rusa acerca
En el Prólogo a la segunda edición de El género
de las posibilidades de una literatura revolucionaria en
gauchesco7, Josefina Ludmer anuncia un plan para un
los períodos de transición. La literatura es analizada y
siguiente libro de extensión de la problemática tratada en
juzgada en función de lo que se comprende y proyecta
su ensayo al contexto latinoamericano: “una teoría sobre
como “nación futura”4, y como ésta debiera estar
estas tres literaturas latinoamericanas (“la literatura
fundada desde las bases populares, autóctonas e
indigenista de la zona andina, en Perú y Ecuador, y
incaicas, en el Perú, por tanto, la única literatura
también la literatura antiesclavista del Caribe”) que
verdaderamente nueva puede ser aquella que sea
hicieron oír la voz de un cuerpo usado para la guerra, la
“indigenista”, es decir, aquella que represente a los
economía, y también para el sexo.”8 Se trata, para
indios.
Ludmer, del “uso literario de la voz y el uso económico o
En primer lugar, la vanguardia a primera vista
militar de los cuerpos”.9 Más allá incluso de la época, un
queda despojada para Mariátegui de todo aspecto
género desarrollado en la historia pero no limitado sino
relativo a un posicionamiento frente a la técnica: “no está
por sus propias características internas, más allá del
en la creación de una técnica nueva. No está tampoco en
proyecto político, más allá de las intenciones; no se trata
la destrucción de una técnica vieja. Está en el repudio, en
de una inclusión sino de una apropiación (de la voz en la
el desahucio, en la befa del absoluto burgués”.5
diez
Mono con navaja
José Carlos para la radicalización de las contradicciones de la historia
y la proletarización de los sectores rurales.
Mariátegui
Realizada la Revolución de octubre, el Partido
Bolchevique principiaba la denominada por él “dictadura
del proletariado” y por sus apartidarios “dictadura de
partido”. De las dos formas se entendía que se trataba de
un período de transición hacia una sociedad sin clases.
Durante los años de la guerra civil y el desarrollo del
denominado “comunismo de guerra”, las políticas
culturales también estuvieron orientadas con la idea de la
guerra. La mayor parte de los movimientos y escritores
que habían proliferado en las primeras dos décadas del
siglo, la mayoría de los cuales habían “cantado a la
revolución”, eran en este momento silenciados: algunos
enjuiciados bajo pena de muerte, otros confinados al
exilio, interno o externo. La censura superaba los
momentos de mayor restricción bajo el régimen zarista.
literatura y del cuerpo en el trabajo y la guerra) que Terminada la guerra civil, con la necesidad de reactivar el
marca, en todo caso, el carácter excluyente del otro y mercado interno y sanear las hambrunas que acechaban
subraya su no lugar de enunciación: se usa la voz y los el territorio soviético, se implementa luego de fuertes
tonos del otro y se lo hace cantar, el canto político. Es el disputas en el Partido la Nueva Política Económica (NEP).
problema de la representación y los usos. Dado por terminado el comunismo de guerra y
aceptando el carácter transitorio de la situación y de la
II “dictadura”, se impulsa con sueldos y tratos
El partido fundado por Mariátegui en Perú tiene extraordinarios la rehabilitación de la vieja burguesía
descendencia directa del Partido Bolchevique en Rusia; lo para la conducción de sectores de la burocracia y la
tienen también sus apreciaciones sobre la literatura. Es industria.
necesario recuperar estas filiaciones para evitar una Esta política (NEP) tiene su correlato en la
lectura descontextualizada e idealizante de las vanguar‐ intervención cultural. En este contexto, León Trotski
dias en Latinoamérica. escribe Literatura y Revolución, un libro de crítica literaria
Cuando Mariátegui refiere al “indigenismo” no donde el juicio estético y el juicio penal excepcio‐
puede evitar la comparación con la literatura mujik o nalmente se solapan hasta ser sólo uno.
“populista” que se había desarrollado en una tradición La denominada “NEP literaria” es, justamente,
anterior a la revolución en Rusia desde las últimas dos “nuestra política respecto al arte durante el período de
décadas del siglo XIX. Esta tradición, encarnada en transición”.11 “Puede y debe consistir en ayudar a los
intelectuales radicales provenientes de las ciudades y en diferentes grupos y escuelas artísticos surgidos de la
muchos casos de sectores aristocráticos, se caracterizaba revolución a comprender correctamente el significado
por el destierro en la búsqueda del suelo ruso y el histórico de nuestra época y, después de haberlos
contacto con los campesinos donde encontraban formas colocado ante la prueba decisiva —a favor o en contra de
de organización comunal (o comunistas). En su vertiente la revolución—, concederles una libertad total de
literaria, se ocupaba de la representación de aquella autodeterminación en el terreno del arte”.12
forma de vida añorada y de sus caracteres. En los años Se trata de la siguiente consideración: toda la
anteriores a la revolución, los populistas y los literatura moderna es producto de la burguesía y expresa
bolcheviques polemizaron fuertemente. Se trataba de sus intereses. Hasta tanto no se haya realizado una
dilucidar si el camino hacia la emancipación se hallaba en verdadera sociedad sin clases, no podrá entonces existir
las formas arcaicas rusas, la comuna rural, la aldea rusa, un verdadero arte revolucionario. Sólo podrá hablarse,
allí donde, por ejemplo, Kropotkin encontraba los entonces, de aquellos que acompañen a la revolución en
principios de la ayuda mutua10¸ o bien en la tanto hayan pasado la prueba decisiva: a favor o en
modernización y occidentalización de Rusia entendida, contra de la revolución y del partido. “Compañeros de
por ejemplo, por Trotski y Lenin, como las vías necesarias viaje” del Partido Bolchevique.
once
Mono con navaja
“De un compañero de viaje siempre se plantea la Trotski no discute la realidad de este futuro por
cuestión de hasta dónde irá”. venir, al contrario. Pero circunscribe la visión de un
Esto fue, en efecto, bien comprendido por futuro colectivista y poético a una visión individual, y por
Mariátegui: “La novela es en buena cuenta, la historia del eso para Trotski, a una revuelta de la burguesía contra sí
individuo de la sociedad burguesa... La novela renacerá misma. Un mundo soñado, aún confinado a la autonomía
sin duda como arte realista en la sociedad proletaria”.13 literaria. Trotski exige esta coherencia, pero reconoce el
Ahora bien, en la intervención estatal de la NEP literaria espacio autónomo.
de Trotski, pero ya virada sin embargo en 1928 (cuando Blanchot, en el contexto francés, lee al surrea‐
escribe Mariátegui) al “realismo socialista” estalinista, se lismo; lo pone en serie con la tradición modernista y afir‐
asume para el arte una vez comprobada la condición de ma que el arte vive del sueño de su propia aniquilación.
compañeros de viaje, una libertad total. No interviene el El arte, para Blanchot, (de arte burgués se trata) vive de
estado en restricciones ni de contenido ni de técnica. Una sus propios límites; aquello que quiere ser y que nunca
vez asumida la condición inevitablemente burguesa del logrará ser es justamente lo que implicaría su propia
arte y la imposibilidad actual de un arte proletario, lo que liquidación y que, a cambio de esto, lo refuerza y consti‐
el partido exige al arte es, ante todo, coherencia con esas tuye en lo que realmente es. Si se entiende que el surrea‐
condiciones. lismo, ante todo, ha dejado técnicas y procedimientos de
La intervención de Trotski en el marco del composición más que obras15, se verá entonces que lo
gobierno soviético es altamente significativa. Es repre‐ que quedó de él son los caminos por los que pretendía la
sora, actúa como censura, es una intervención de la búsqueda del absoluto y de su propia liquidación. 16
crítica literaria, pública y es, a la vez, una intervención El futurismo ruso, empero, no ha dejado sólo
estatal. Entrecruza al crítico y a la crítica con el hombre procedimientos y técnicas sino también poesías y gran‐
de Estado. Esta figura tiene su contrapartida compleja en des retratos de la revolución: “150.000.000”, “Una nube
Maiakovski, poeta “vanguardista”, explorador “futurista” en pantalones”, y también Shklovski, Viaje sentimental.
en la creación verbal y también —Literatura y revolución Trotski acepta al futurismo, pero entiende que
mediante— hombre de Estado, tensión que puede un arte del futuro, el futuro arte comunista, será un arte
seguirse desde 1915 antes de la revolución hasta 1929, colectivista, surgirá de las aún no emergidas condiciones
año en que se suicida finalmente escribiendo una carta al de una sociedad sin clases. Las pretensiones hacia el
Estado. futuro son extremas: un abismo y un nuevo renacer.
Es justamente lo que Trotski imputa al Nuevas condiciones de producción. Las posibilidades y
futurismo, su proclamación de un arte comunista: “más permisos para un arte actual, amplias, comprensivas,
débiles artísticamente en aquellos puntos en que más pero exigentes en cuanto a sus proclamas.
comunistas pretenden ser...”. “Un revolucionarismo que El manifiesto futurista firmado por Natan Altman
es más bohemio que proletario.” 14 17
de 1918 parece acordar con Trotski en este punto y se
Es aceptada y requerida la adscripción al anticipa así a los desarrollos de las teorías compa‐
comunismo, “compañeros de viaje” que se admiten, pero ratísticas (de Edward Said o de Josefina Ludmer), acerca
luego es incluso reclamada la exploración y experimen‐ de la representación del otro. Para él, “Un arte que nos
tación con los materiales de producción. muestra a un proletario es tan proletario cuanto
comunista el reaccionario que ha conseguido colarse en
III el Partido.”18 Para Altman, el carácter proletario del
La discusión se vuelve en este punto altamente futurismo —y por esto su carácter revolucionario— no
más compleja que en Mariátegui. En primer lugar, en lo está en el objeto representado, arte indígena o
que incumbe a la técnica. El futurismo ruso, al igual que indigenista, sino en las condiciones técnicas de la
las vanguardias europeas, incluido el surrealismo que lee producción. Sin embargo, para Altman —en este punto
Mariátegui, lo que se proponen como búsqueda es la parece contraponerse a Trotski— la exploración del
fusión entre arte y vida, una disolución de la esfera individuo en los materiales parece trascender en el
artística en la experiencia de toda la sociedad, producto artístico los límites de la imaginación y la
entendiendo esto como un fin revolucionario. El producción individual.
manifiesto futurista enuncia la avanzada de la tropa El arte futurista se pretende revolucionario por
poética, de un nuevo lenguaje y de una vida nueva. La tanto cree comprender las condiciones en que el arte del
revolución social y económica de la lengua. porvenir será producido. Ese arte será colectivista y no
doce
Mono con navaja
por el objeto de su representación (el proletario o,
trasladado a Mariátegui, el indio), sino por las condi‐ León Trotski
ciones de su producción, entendido por Altman, a partir
de su composición por fragmentos, materiales reales y
por eso colectivos en sí.
Para Trotski, sin embargo, el futurismo, “Incluso
cuando define correctamente la tendencia general de la
evolución del arte o de la vida, los teóricos de Lef, se
anticipan a la historia, profetizan y oponen su esquema o
su receta a lo real... Tratar de determinar la construcción
arquitectónica del porvenir, es sólo signo de una arbi‐
trariedad más o menos inteligente e individual. Y el estilo
nuevo será totalmente opuesto a la arbitrariedad
individual”.19
No niega al futurismo en sí mismo, no le reclama
la producción de un arte comprensible para las masas ni
tampoco la de un arte de propaganda.
IV
Frente a la idea del desarrollo de un arte
entendido como transitorio, se discuten las inter‐ pueblo, interpretador de sus intereses y de las
venciones y regulaciones, ya sea de carácter fácticamente direcciones futuras de la historia
jurídico o bien estrictamente moral. Es decir, el problema que Trotski puede objetar
Mariátegui anula toda tentativa de desarrollo en al futurismo es en un grado mayor objetable como
la literatura y el arte que no sea de carácter instrumental problema de la representatividad del Partido. “Nosotros
a la constitución de una ideología para la revolución. Se entramos por nosotros mismos en la revolución mientras
niega de este modo toda forma de experimentación que que el futurismo cayó en ella”.
es circunscripta, así, a una mera problemática del Es ciertamente una discusión profunda la del
desarrollo de la neurosis en la burguesía. Pueden verse proceso por el que una revolución y emergencia histórica
en Mariátegui, en primera instancia, diferencias de de carácter popular y social es, finalmente, acontecidos
valoración respecto de la vanguardia entre los artículos los hechos, llevada a una discusión parlamentaria entre
publicados en 1926 y los publicados en 193020 antes de partidos, representación de soviets, guerra civil y decreto
su muerte, pero en ambos casos, y a esto habría de de Partido Único, llamado dictadura del proletariado o
adjudicársele el cambio de valoración, el arte para él se bien dictadura de partido. Es probablemente una
ve totalmente subordinado a la posición política del autor dialéctica aún no dilucidada la que articula el acontecer
o grupo y, específicamente, a su adscripción al social como proceso histórico económico y emocional
comunismo. con las proyecciones individuales de analistas y
Desde una perspectiva crítica, el problema se exploradores de la historia. En otros términos, es una
desplaza al terreno de la representación. Cómo relación de fuerzas la que articula la relación entre un
representar al otro, en cuanto a la representación movimiento social que busca liberación y expansión y un
literaria, y de allí como problema propio en sí mismo del centro de poder que busca conducción y dirección.
proyecto revolucionario y de la idea de nación: cómo Las posiciones frente al arte en los
representar al otro, cómo incluirlo en la nación. comprendidos procesos de transición y se involucran
Es posible estimar que los usos de la voz del otro directamente con las concepciones y las ejecuciones de la
para la producción consciente de ideología, y su correlato política y la economía.
en el uso de los cuerpos, es análogo a los usos de la voz y Trotski, podemos decir —para expresarlo con
los cuerpos del otro para la constitución de un proyecto una imagen fáctica que pudo ser posible—, escribe
revolucionario y sueño de futuro de carácter “no Literatura y Revolución con una ametralladora sobre el
colectivista y arbitrario”. Sencillamente, el Partido escritorio. Es, en cierto modo, una coyuntura no del todo
Bolchevique, en Rusia, se considera órgano fáctico e pensable para la actualidad. Pensar la literatura a partir
intelectual portador de la voz, voluntad y cuerpo del de esta imagen no es ciertamente sencillo, siendo la
trece
Mono con navaja
literatura —podemos decir— un espacio constituido en la La lectura de Trotski es en sumo grado
ausencia, en la distancia, en la individualidad, y, significativa en tanto, podría decirse, pone a punta de
justamente, en la búsqueda crítica de representación del pistola por la emergencia histórica las premisas y pilares
otro. que sostienen los movimientos generales de la
Para Trotski, la ruptura del futurismo sólo tiene vanguardia. Son considerados a la luz de la realidad y la
sentido en la medida en que se vea dentro del círculo responsabilidad histórica los movimientos lúdicos de
cerrado de la intelligentsia. No da cuenta para Trotski de articulación de la vida con el lenguaje. La idea de fusión
la otredad y menos aún puede considerarse la produc‐ entre arte y vida, que en el surrealismo siempre parece
ción anticipadora de una sociedad aún no nacida. tener algo de juego evidente, de seducción y merodeo
En cambio, “La clase obrera no tiene necesidad con los límite del arte, de la conciencia, del sujeto, puede
de romper ni puede romper con la tradición literaria, ser llevada al extremo en sus implicancias al ser tomada
porque no se encuentra encerrada en absoluto en esa —por decirlo de una manera— en serio. Es un juego
tradición.” La clase obrera, su cultura, circula por una entre la disolución y la reconstitución, puesto a jugar en
senda paralela a la de la literatura, la intelligentsia y toda el conflicto social e iluminado por el fusil. En sus
representación que ésta haga de la otra o de sí misma. Es extremos las premisas y pilares se corresponden a un
la llamada “clase obrera” por el Partido aquello aún no modo general de comprensión moderna del arte. El arte
representado de la historia, la fuerza revolucionaria aún se constituye en el juego con los límites entre lo que
no hecha consciente de sí misma ni para sí misma. Es pude ser y lo que no es.
pues, el Partido, el que encarna esta representación. Desaparecidas las proyecciones al futuro del acontecer
Es cabal hacerse la pregunta de cuál podría ser, o revolucionario, desaparecidos los proyectos de
cómo, esa literatura revolucionaria aún no nacida, revolución, queda el arte tambaleante, como desnutrido
nonata. Podría pensarse en un regreso a la tradición oral o flácido. ¿Qué representar y cómo?, ¿cuál es el juego
del medioevo; una recuperación de las categorías actual que pone en tensión a la representación y las crisis
medievalistas de literatura original, juglaresca, o de las neurosis burguesas con lo real o lo aún no
literatura eclesiástica. representado?
Martín Glozman es investigador y docente
en la Universidad de Buenos Aires.
Notas: que cada vez más angustiadamente se hace la Francia: ¿Reacción, Democracia
1. JC Mariátegui. “Presentación de Amauta”, en Hugo Verani, Las vanguardias o Revolución?” (“El grupo suprarealista”, en Las vanguardias literarias en
literarias en hispanoamérica. México DF. FCE. 1996. Latinoamérica. Pág. 186.) De 1930: “Aún cuando se sabía que aquello de
2. Ibid. Pág. 180. coordinar el método superrealista con el marxismo, no pasaba de un disparate
3. Ibid. juvenil o de una mistificación provisoria, quedaba la esperanza de que poco a
4. Mariátegui. “El proceso de la literatura”, en 7 ensayos de Interpretación de la poco se irían radicalizando los flamantes e imprevistos militantes
Realidad Peruana. bolcheviques.” (“Autopista del surrealismo”, en Las vanguardias literarias en
5. “Arte, Revolución y decadencia.” Pág. 183. Latinoamérica. Pág. 196.)
6. Pág. 46
7. Josefina Ludmer. El género gauchesco. Buenos Aires. Perfil. 2000. Bibliografía:
8. Ibid. Pág. 10. VV AA. Escritos de arte de vanguardia. Madrid. Istmo. 1998.
9. Ibid. Pág. 9. Blanchot, Maurice. El espacio literario. Paidos. Barcelona. 1992.
10. Kropotkin. La ayuda mutua. En www.ucm.es/utopia Kropotkin, Piotr. La ayuda mutua. En: www.ucm.es/utopia
11. Trotski. Literatura y revolución. Bs. As. Crux. 1981. Pág. 11. Lenin, V. I. El desarrollo del capitalismo en Rusia. Buenos Aires. Ediciones
12. Ibid. Estudio. 1973.
13. “El proceso de la literatura”. Pág. 3. Ludmer, Josefina. El género gauchesco. Buenos Aires. Perfil. 2000.
14. Literatura y Revolución. Pág. 101. Maiakovski, Vladímir. Poesía y revolución. Barcelona. Península. 1974.
15. Ricardo Piglia sostenía esta hipótesis en una nota en internet que ya no Mariátegui, José Carlos. Siete ensayos de interpretación de la realidad peruana.
está. En: http://www.marxist.org/espagnol/mariateg/obras.html
16. Maurice Blanchot. El espacio literario. Paidos. Barcelona. 1992. Lenin. En: http://www.marxist.org/espagnol/mariateg/obras.html
17. Natan Altman. “El futurismo y el arte proletario”, en Escritos de arte de Shklovski, Viktor. Viaje sentimental. Barcelona. Anagrama. 1972.
vanguardia. Madrid. Istmo. 1998. Slonim, Marc. Escritores rusos y problemas de la literatura soviética. Madrid.
18. ibid. Pág. 178 Alianza. 1974.
19. Literatura y revolución. Pág. 92. Trotski, León. Literatura y revolución. Buenos Aires. Crux. 1981.
20. De 1926: “Lógicamente el grupo surrealista francés no podía eludir la Historia de la revolución rusa. México DF. Juan Pablos Editor. 1972.
política. Formuladas sus declaraciones estéticas y filosóficas, le tocaba también Verani, Hugo. Las vanguardias literarias en hispanoamérica. México DF. FCE.
formular una declaración política. Estaban forzados a responder a la pregunta 1996.
catorce
Monoambiente
LA BIBLIOTECA MENGUANTE
Por Julián Besteiro
Despertó masticando arena. Le costó abrir los ojos, pero la luz impertinente de las ocho de la mañana
filtrándose por la persiana le brindó una ayuda que, por útil no dejó de ser inesperada. Su cuarto nunca
había recibido luz a esa hora. Ese día, sin embargo, la ventana que solía estar a la derecha de su cama
estaba a la izquierda.
Con la conciencia todavía abrumada por el sueño, intentó entender la situación. Lo único que logró fue
acentuar su desconcierto. A la sensación típica de desorientación que sentía al despertar en una cama ajena
se le sumó la certeza de haber cumplido la noche anterior con el ritual acostumbrado para la hora de
dormir. Recordó haber ido al baño, luego de desechar la mayor parte de la producción del día. Recordó
haber permanecido desnudo por unos minutos frente al espejo, cuestionando su cuerpo, antes de ponerse
el pijama. Recordó, patente, haber corrido el cobertor azul, de tan mala calidad que, parecía, iba a durar
menos que el matrimonio que había propiciado el regalo. Recordó, como pocas veces, el momento justo
en que se había quedado dormido, encarando la pared de la derecha, donde la cortina ondulaba al
compás del viento que una mosca aprovechaba para jugar sus piruetas nocturnas.
Recordando permaneció duro. Los ojos fijos en el techo blanco. Blanquísimo. Tanto que no podía ser el
suyo. Sus dotes de electricista no iban mas allá de enroscar una lamparita de 90 en un portalámpara que
colgaba de dos cables pelados extendidos desde el redondo agujero negro en el techo, muy lejos de la
tulipa redonda, austera pero respetable, que ahora atraía su atención. Recordó la lámpara de su escritorio.
Cada vez que la miraba al pasar recordaba indistintamente el trabajo o las infortunadas circunstancias que
habían circundado su expulsión de la biblioteca y el subsiguiente robo por rencor. Al quemarse la
lamparita, cansado de pedir ayuda en vano, decidió cambiar la oscuridad del escritorio por una mesa de
bar. Recordó haber estado en el bar la mañana anterior. Como siempre, café negro, bic azul, tres cuartos y
un vaso de soda grande. Sabía que lo odiaban en ese lugar, pero insistía en pasar dos horas diarias sin dejar
propina. Recordó haberlo hecho el día anterior. Recordó haber llegado a su casa con esa sensación. Una
sensación que no era nueva, “Ya casi nada lo es” se decía “Aunque cada día es único. Es decir, este día,
esta hora, el minuto y el segundo presentes, esperaron dos milenios, un lustro y quince meses para ser el
ahora y ya están pasando y ya pasaron y ya fueron desperdiciados. Pero a pesar de la novedad, el
sentimiento es el mismo y se repite en mi cabeza, en forma de oración. No hay nada que pueda decir, que
no esté dicho. Hablar es incurrir en una tautología. Lo que es peor, no hay nada que pueda decir, que no
esté dicho. ¿Para qué luchar con este orden de cosas? Prefiero entregarme. Creo que por eso me rodeo de
rituales. Si al final todo se repite, prefiero ser yo quien lo haga y no alguien más que me haga hacerlo. Así
por lo menos siento que controlo mi propia reiteración.
quince
LA BIBLIOTECA MENGUANTE
Así todos los días son iguales, a pesar de su particularidad. Y en realidad, esta situación, por ventajosa o
por acostumbramiento, termina reconfortándome. Entonces me inclino a pensar que es lo nuevo lo que
me asusta, la sensación de estar desnudo y de rodillas, frente a una pared durazno.”
Recordó, luego de recordar su soliloquio, haber reconocido una mirada especialmente cargada de odio.
Tal vez fuera eso, mal de ojo, pero el mal de ojo no transplanta a la gente de cuarto en medio del sueño,
al menos hasta ahora no era uno de sus efectos conocidos. ¿Habría resultado esta experiencia en un
descubrimiento relevante para la ciencia del mal de ojo? ¿Ganaría dinero por publicarlo? ¿Alcanzaría para
los abogados? Había que pagarles por adelantado, de lo contrario no se movían. Se quedaban quietos,
como él en la cama. Los ojos fijos en el techo blanco. Finalmente, pensando en su odio hacia los hombres
de leyes, estiró un brazo. Notó con alegría que esta vez no había restricciones y estiró el otro. Entrelazó
los dedos sobre su cabeza, estiró los brazos como si intentara alcanzar el techo y el “crac” fue acompañado
por una relajación general del resto de su cuerpo. Debería haber bostezado, pero no se atrevió, no sabía
aún qué había del otro lado de la puerta.
Se incorporó a medias y miró encurioseado los dedos de sus pies que sobresalían por el otro extremo de la
sábana. Recordó lo que solía sentir al ver sus pies así, separados del resto de su cuerpo, como si fueran los
de otra persona. Recordó aquel temor infantil a mirar debajo de la sábana y descubrir su cuerpo cortado
en dos. Hasta que los dedos se empezaban a mover solos, tocando un pianito imaginario en el aire y
recién entonces se tranquilizaba. Otra vez no miró debajo de la sábana. De haberlo hecho hubiera notado
que el pantalón del pijama había desaparecido, pero lo notó recién al apoyar el pie derecho sobre el
parquet. Lo invadió el frío. Improvisó una toga con la sabana. Flores amarillas, nunca las había visto. Tenía
conoce. No tardó en descubrir en esto una verdad irrefutable, un golpe en el dedo gordo despejó todas
sus dudas. Abrió un ojo. Un sillón grande, demasiado. No era el suyo, si lo hubiera sido podría haberlo
reconocido hasta con los ojos cerrados, tantas noches habían pasado juntos. Como al sillón, conocía al
detalle cada pieza de decoración de su casa. No podía ser de otra manera, cada una encerraba una disputa
entre su sentido estético y su inclinación a eludir las discusiones. Tal vez su interior deseo de ver el blanco
bajo la pared había operado el milagro, y aunque no era blanco lo que ahora veía sino un meloso color
durazno, no pudo reprimir el regocijo que ya crecía en su interior. Pero pronto este sentimiento tocó su
techo. Más vale decir que rebotó y volvió hasta el punto desde el cual había partido, incluso rebasándolo.
dieciseis
LA BIBLIOTECA MENGUANTE
Con apenas girar la cabeza descubrió que, donde el esfuerzo de años se expresaba en diez estantes que
iban de pared a pared cubiertos de lomos apiñados, había ahora una enorme y amenazante Nada. Cayó
de rodillas frente a la pared, sobre una alfombra persa que nunca había visto, en un gesto que en realidad
no era una novedad. Notó para su sorpresa que la desesperación actual no era mayor que aquella y,
aunque no era un hombre dado a la reflexión, se prestó a considerar las ventajas filosóficas y metafísicas
de esta nueva situación.
“…entonces puedo escribir, sentado en ese sillón, mirando para este lado y nada me va a detener” así
concluyó su reflexión, que resultaba peligrosamente familiar a otra que antes había tenido. Al notarlo la
refutó, pero nuevamente cayó en la repetición. “No pienses” se dijo “pero pensando en no pensar ya
pienso” replicó. No hay salida. No, sí la hay, está marcada en un cartel verde sobre la puerta al fondo del
living, un hombrecito blanco enseña cómo bajar las escaleras. La vio, la cuestionó, la sopesó, la descartó y
de nuevo la consideró “Hay que seguir, sin importar a dónde me lleve, tengo que seguir.”
Era una puerta anti-pánico, se derrumbó sobre ella y comprobó su efectividad. “Sería como empezar de
nuevo, en blanco pero con algún recuerdo, para no repetir los errores. Seria como renovarse, como
despertar en una cama ajena, pero con la certeza de haber dormido en la propia.”
Julián Besteiro
Nació en San Marcos Sierra, Córdoba, en 1953,
pero pronto su familia se trasladó a Rosario.
Estudió Contabilidad en la UNL y Gastronomía en el IAG.
Dirigió la revista Marginalia, donde publicó
el poema en prosa "Enseres" y un ensayo:
"Presencia del río en tres poetas latinoamericanos".
Murió en 2002, dejando una vasta obra inédita.
diecisiete
Monoambiente
UN GALOPE LEJANO
En el campo, cuando paría alguna de las perras, uno de los peones mataba a la mitad de los
cachorros con golpes en la cabeza.
–Tac, les daba un golpe seco con la empuñadura del rebenque, y después los tiraba al pozo
ciego– contó J mientras comíamos en su casa, y el resto de la mesa se mostró horrorizado.
Para llegar al campo de mis primos desde el pueblo en que veraneábamos había que hacer ocho
kilómetros por un camino de tierra. Para mí, la mejor parte del viaje era cuando teníamos que
cruzar el arroyo: a medida que nos acercábamos, se agrandaban mis ganas de que estuviera
crecido y de que no pudiéramos pasar. Imaginaba que yo tendría que meterme en el agua hasta
la cintura para empujar el auto, y que cuando llegáramos a la casa y vieran mis pantalones
mojados y sucios todos me felicitarían.
Una mañana, después de una noche lluviosa, parte de mis deseos se cumplieron. Entre el barro y
el agua, el auto de mi abuelo se quedó empantanado. No pudimos avisarle a nadie, y recién una
hora después el capataz de un campo vecino pasó por ahí y nos ofreció ayuda, ató una soga al
guardabarros del coche y lo remolcó con su caballo.
Otra mañana, no muy lejos del casco y con el yute de las alpargatas mojado por el rocío,
descubrimos un círculo de yuyos quemados. Tenía unos diez metros de diámetro y estaba
delimitado por una aureola amarilla. Por lo que supe años después, en ese lugar nunca volvió a
crecer ningún tipo de plantación.
dieciocho
UN GALOPE LEJANO
Una tarde de ese mismo verano, mientras andaba a caballo con el peón asesino de cachorros,
nos pareció ver un bulto extraño cerca de un alambrado caído. Yo iba en la parte de atrás de la
montura, y desde ahí intentaba aprender a manejar las riendas. Cuando llegamos a dos metros
del bulto él me pidió que frenara. Al principio pensé que era una ilusión óptica producida por el
sol, pero no: lo que había entre los yuyales era la cabeza de una vaca.
El peón, sin hacer demasiados comentarios, sacó una bolsa de sus bombachas, guardó la cabeza y
ató las manijas de nylon a un costado de la montura. Mientras volvíamos en silencio al establo,
yo no podía dejar de relacionar ese hallazgo con el del círculo dejado por el ovni. Y esa noche,
de vuelta en el pueblo, me puse a llorar sin sonido contra la almohada: en la oscuridad de la
pieza me parecía oír el rumor de un trote lejano, y continuaba sintiendo en un tobillo el rítmico
golpeteo de la cabeza ensangrentada.
*
–No sé por qué lo hacía, pero yo alguna vez también tuve que matar a un par de perritos. –
confesó J en la mesa, pero enseguida, presionado por los retos de los demás, tuvo que
desdecirse: –No, mentira, estoy jodiendo: una vez él me pasó un rebenque dado vuelta después
de un parto, pero al toque yo me subí al Azabache y me puse a galopar.
Ignacio Molina
Nació en Bahía Blanca en 1976. Vive en Buenos Aires.
Publicó el libro de cuentos Los estantes vacíos (Entropía, 2006).
Su relato " Las palomas" integra la antología Buenos Aires/Escala 1:1 (Entropía, 2007).
Escribe casi todos los días en su blog: unidadfuncional.blogspot.com
diecinueve
Mono con navaja
LA OBRA DE TEATRO EN LA ÉPOCA DE SU REPRODUCTIBILIDAD TÉCNICA
por Santiago Sánchez Santarelli
Andrea Garrote dirigió, primero como recuperación de la cuarta pared como espacio de
semimontado en 2006 y luego como puesta diferenciación diegética3, pero aquí marcando un
definitiva en 2007, Nadar Perrito (Schwiemmen wie segundo plano, interior a la instancia escénica
Hunde)1, de Reto Finger, en el Ciclo Nueva principal, es decir, una instancia metadiegética y no
Dramaturgia del Goethe Institut2. extradiegética. A diferencia de la perdida cuarta
pared, que separa los niveles de representación y
La obra comienza con la ruptura de la pareja realidad, aquella produce una mise en abîme que
de Roberto y Carlota. Él, incrédulo, decide irse a vivir repliega el espacio sobre sí mismo, generando un
al sótano de la casa (compartiendo la cocina) hasta ámbito de representación secundario o interior que
que cambien los vientos. En realidad, ésta es una toma del cine una de sus características
decisión política, una forma de resistencia. Carlota diferenciales: la mediatización. Contra la presencia
sigue con su vida, incluso la amorosa, pero pronto la inevitable y completa de los cuerpos sobre el
presencia de Roberto se convierte en un insalvable escenario, Roberto aparece parcializado por la
obstáculo y ella lo insta a dejar la casa de una vez mirada de la cámara y su temporalidad se difumina,
por todas. Ante este ultimátum, él se encierra puesto que no podemos asegurar que esté presente
definitivamente en el sótano con provisiones para más allá de su imagen proyectada. Así y todo, la
un año. En medio de esta ruptura, giran dos parejas reproducción de aquella produce una
de Carlota (Juan y Víctor) y una amiga de los ex interpenetración de los espacios: el sótano,
novios: Ingrid. Este es, muy sintéticamente, el separado en la propuesta original, aparece
argumento de la obra. magnificado en la escenificación de Garrote. Esto
acentúa la gravitación de Roberto en la escena y
En la —excelente— puesta de Garrote, el permite el diálogo mediatizado de dos espacios que
fondo de la escena es una enorme pantalla sobre la no se tocarían de otro modo.
que una cámara proyecta en tiempo real la imagen
del sótano en el que está Roberto. Sobre esta La decisión de puesta es notablemente útil e
operación, que no está prevista en el texto original, inteligente. Además de lo anotado, permite una
es que me interesa detener el análisis. amplia gama de juegos metalépticos4: quebrando la
La filmación reproduce esencialmente el separación entre el nivel metadiegético y el
sótano y las placas con los títulos y los epígrafes que intradiegético cuando Roberto le da una negativa a
servirán de separadores entre las tres partes de la cámara a Carlota, en una operación que ya ha sido
obra: más adelante hablaremos de ellas. La profusamente explorada por el cine5; poniendo en
proyección de un espacio escénico sobre la tensión dos niveles cuando se derriba una puerta
superficie completa del fondo determina la que deja al sótano a la vista directa del público (Ver
veinte
Mono con navaja
foto), mientras se lo sigue viendo en la pantalla, lo subjetividad acotada de Roberto, que desde el
que duplica la condición diegética de ese espacio y, sótano percibe, al igual que los encadenados en la
en el mismo movimiento, derrumba la posibilidad caverna, apenas las sombras de la realidad,
momentánea de defraudación cinematográfica al magnificadas luego por la pantalla en el fondo de la
revelar que lo proyectado es, efectivamente, una escena.
filmación en tiempo real6. Las placas de Finalmente, los espacios anotados por
presentación de las partes7 producen otro Finger en las didascalias de la obra se resuelven en
interesante juego metaléptico, puesto que no son un par dialéctico: La cocina, la habitación, la casa de
generadas directamente en pantalla, sino que se Ingrid y la estación del subterráneo de las que habla
filman unos papeles que Roberto pone frente a la el texto se diluyen en un único espacio apenas
cámara, volviendo a mezclar la instancia diferenciado por la luz, que se opone al sótano.
extradiegética (los paratextos de la obra) con la
meta e intradiegética (es un personaje‐actor quien Así, la puesta erige una dicotomía espacio
las sostiene o las deja caer). inmediato‐espacio mediatizado, que funda dos
niveles diegéticos y permite la metalepsis por
La cámara y la proyección permiten, procedimientos materiales y no‐materiales. En el
además, que el punto de vista de la obra se desplace segundo caso nos referimos, por ejemplo, a la
hacia la subjetividad omnipresente de Roberto. Su respuesta a cámara de Roberto (citada más arriba)
estar, mediatizado pero continuo a lo largo de la que trasgrede la característica fundante del hecho
representación, genera el desplazamiento y el proyectual, es decir, la unidireccionalidad del
espectador percibe la acción escénica de los demás contacto entre los espacios. Del primer caso, el
personajes en relación con Roberto. Como en la ejemplo más visible es la caída de la pared del
Alegoría de la caverna de Platón8, la noción de sótano, que pone al público de cara a la corporeidad
verdad del espectador es un parecer apoyado en la de Roberto al tiempo que duplica la espacialidad del
Fotografía del semimontado,
Goethe Institut de Buenos Aires,
agosto de 2006.
veintiuno
Mono con navaja
sótano en, nuevamente, un espacio mediatizado y debatió luego de la función. Finger estaba
uno inmediato, tal como se dijo. sorprendido por un motivo más bien extraño o
banal: que el sótano fuese, efectivamente, un
Para el estreno del semimontado en 2006, sótano. De las posibilidades de este realismo
se contó con la presencia del autor, con quien se contrastado con la proyección, no dijo palabra.
1
Mientras escribo esto tengo a la vista la versión castellana que se usó en la puesta. La traducción es de Spregelburd, quién
generosamente me hizo llegar el texto. De todos modos, como referencia se puede conseguir una versión vertida al español por
Claudia S. Sierich en www.festivaldramaturgiaeuropea.cl/anteriores/Festival_2006/Textos/Nadar_como_perro.pdf
2 La ficha de ambos espectáculos es la siguiente:
Actuaciones: Rafael Spregelburd (Roberto), Pilar Gamboa (Carlota),
Andrea Garrote (Ingrid), Pablo Ruiz (Víctor) y Mariano Saavedra (Juan)
Dirección de video: Daniela Goggi
Cámara: Sebastián Toro
Música original: Federico Marquestó
Diseño de luces: Pedro Piana
Dirección: Andrea Garrote
3
Ver Genette, Gerard. Narrative Discourse: An essay in Method, Cornell University Press, Ithaca, 1979. También Prince (Prince,
Gerald. A Dictionary of Narratology, University of Nebraska Press, 2003), que define la diégesis como: “the (fictional) world in
which the situations and events narrated occur”. A partir de aquí, se desprenden tres niveles diegéticos: el intradiegético,
identificable con la diégesis; el extradiegético, exterior a ella y de la que no forma parte (el mundo “real” en contraste con el
ficcional intradiegético); y el metadiegético, como nivel interior al intradiegético (relato enmarcado o teatro‐en‐el‐teatro, por
ejemplo),
4
Según la retórica clásica (Beristáin, Helena. Diccionario de retórica y poética, Porrúa, México DF, 1995. Pág. 319) se define a la
metalepsis como “una variedad de la metonimia que expresa una sustitución del efecto por la causa […] o a la inversa”. Genette
(Metalepsis: De la figura a la ficción, Fondo de Cultura Económica, Buenos Aires, 2004. Pág, 15) amplia este concepto: para él,
consiste en “una manipulación —al menos figural, pero en ocasiones ficcional […]— de esa peculiar relación causal que une […] al
autor con su obra, o de modo más general al productor de una representación con la propia representación”.
5
Genette, Gerard. Op. Cit. Pág. 70 y ss. Genette indica varios ejemplos, entre ellos la secuencia de La Rosa Púrpura de El Cairo
(1985), en la que Woody Allen sale de la pantalla de un cine, toma a una espectadora (Mia Farrow) y se la lleva consigo de vuelta
a la película de la que salió.
6
El procedimiento inverso, es decir, la recreación de una simultaneidad a partir de materiales pregrabados se pudo ver en La
Paranoia de Rafael Spregelburd (presentada este año como espectáculo producido por el Festival Internacional de Teatro de
Buenos Aires), donde un grupo de personajes en escena indicaban a otro grupo (proyectado) cómo actuar una secuencia. El
hecho de que los mismos actores protagonizasen ambas partes pone en evidencia el mecanismo.
7
Placa 1: “Primera parte. ‘Nada amarga tanto a una persona seria como la resistencia pasiva’ (Herman Melville)”. Placa 2:
“Segunda parte. Nadar perrito (o luchar en forma poco elegante para no ahogarse). Medio año más tarde”. Placa 3: “Tercera
parte: La resignación es la hermana del alivio. Un año más tarde.”
8
Platón. “La república”, Libro VII en Obras completas, Omeba, Buenos Aires, 1967. Tomo III, pág. 311 y ss.
veintidos
VIVIENDO A COSTILLAS DEL POETA
PRIMERA ENTREGA
EL JARDINERO DE NERUDA
I.
veintitres
EL JARDINERO DE NERUDA
Llega un auto. Baja un señor gordo que usa anteojos. Toca bocina, ladran perros. El Poeta se asoma por la
ventana del altillo. Baja y abre la puerta. Los dos extienden sus brazos al verse. “Amigo poeta”, dice Don
Pablo. El otro señor sonríe con humildad y se estrechan en fraternal abrazo.
Yo estoy parado junto a la ligustrina. Le digo al viejo que me tengo que ir. Me dice que vaya nomás. Le
digo que me tiene que pagar. Me dice que ahora tiene una reunión, que pase mañana. Le digo que
mañana no puedo. Me dice que otro día que ahora está ocupado. Le digo que me pague ahora. Me dice
que no. Lo agarro del cuello y le parto un ladrillo en la cabeza.
El Poeta Pablo Neruda cae de bruces y queda inerte sobre el sendero de piedritas blancas, empieza a correr
sangre.
El otro gordito se escabulló en un rincón. Corre para subirse al auto. Lo persigo y le trabo la puerta. Me
dice aullando “no me pegues, soy Borges”. Le digo “Borges, vos sos un cobarde”. Me contesta “ya lo sé
escribí la mitad de mis libros pensando en eso”. Lo agarro del cuello y lo meto en la casa. Lo encierro en el
baño. Salgo y arrastro al viejo para entrarlo a la casa pero me arrepiento y lo dejo ahí tirado, queda un
caminito de sangre. Cierro la puerta. Desde el baño el gordito me grita que tiene unos dólares en la
billetera y que me los quiere dar. “No soy un punga” le digo, y me siento a pensar. El viejo está dormido,
desmayado o muerto, no sé. Subo al altillo. Agarro el cuaderno de las memorias. Rajo con el cuaderno.
II.
Conseguí una pieza por intermedio de mi amigo Ernesto. Me gusta porque debajo de la cama tiene un
agujero en el piso donde se puede guardar de todo. Estoy haciendo algunos trabajos en casas del barrio,
me los pasa Ernesto, que es colega. Todo lo que es jardín es fácil acá en la ciudad. Tienen unos patios de
mierda con dos plantas. Se laburan en media hora y se cobra más. Acá son todos maricones. Los tipos
salen a pasear con el perrito, las minas los mandonean, un desastre. Yo toco y me voy. Ahora estoy
esperando a un tipo en su oficina. Es un periodista con cara de maricón y de garca al mismo tiempo. Se
hace rogar porque no sabe lo que tengo en el maletín, es un pobre pelotudo esclavo. Suenan teléfonos
por todos lados. Al final me atiende con cara de superado. Le digo que tengo un libro para venderle, que
se va a llenar de plata. Le cobro catorce pesos por hoja. Me pide el libro y le doy el cuaderno que le afané
al viejo. Lo lee un rato. “A quién le importan tus intimidades, pibe”, me dice, “esto no se vende nunca”, y
deja el cuaderno. “Son las memorias de Pablo Neruda”, le digo. Me queda mirando. “Ah entonces sí”, me
dice, “de dónde lo sacaste”. Le cuento que me las dio el viejo porque está enfermo y no puede venir. Me
ofrece cuatro pesos por hoja. Le digo que no y me voy. Me quedo cerca de la oficina. Me meto en esos
bares de mierda que tienen acá, tomo alguna pelotudez barata, miro a unos tipos que juegan a las damas y
conversan como maricones. Me estoy cansando de esta ciudad sucia llena de putos. Al rato vuelvo a entrar
a la oficina del forro este. Le doy el cuaderno, me paga tres pesos la hoja.
veinticuatro
EL JARDINERO DE NERUDA
Vuelvo al pueblo. Me dicen que el viejo está enfermo, que no sale más porque tiene miedo. Me cuentan
que lo atacaron, le metieron púa y le encerraron a un amigo en el baño. Cuatro días parece que lo
dejaron con llave. Pobre viejo no se anima ni a asomarse a la ventana. Tan espantado quedó que tiene
gente que le hace las compras pero le roban plata. No saben qué pasó ni quién fue el zarpado. Yo me
tranquilizo.
Pobre viejo, todos lo quieren cagar.
Gastón Mazieres
Es Licenciado en Letras por la Universidad de Buenos Aires (UBA). Especialista en Literatura Argentina,
ha colaborado en diversas revistas y publicaciones específicas sobre los orígenes del teatro argentino, el fenómeno Teatro
Abierto en los años ’80 y la escena teatral porteña en los años ’90. Como autor teatral,
ha estrenado gran parte de su repertorio en diversas salas de la ciudad de Buenos Aires
(El Astrolabio teatro, el Centro Cultural San Martín, El Centro Cultural de la Cooperación, entre otras).
Sus obras “El escondrijo” (estrenada en 2005), “El musical” (estrenada en 2004), y “Otra baja” (2002)
han realizado giras y participado en eventos y festivales de Argentina, Dinamarca, España e Italia.
Posee una sólida formación como actor. Egresado de la Escuela Municipal de Arte Dramático (EMAD),
y de la Escuela de Danza del Abasto (EDA), se ha desempeñado como intérprete
en diversas producciones de teatro y de danza contemporánea,
tanto para obras de su autoría como para textos de A. Tantanian, G. Büchner, S. Cardell, entre otros.
Como intérprete ha participado en eventos y festivales de Argentina, Chile, Uruguay, Dinamarca, España.
Como pedagogo, coordina actualmente en Buenos Aires su taller “Escritura Teatral”, destinado a actores y gente de letras
interesados en investigar y profundizar las relaciones entre la escritura y la puesta en escena.
veinticinco
POEMÍNIDOS
(CONTRIBUCIONES FÓSILES PARA UNA ARQUEOLOGÍA DEL VERSO)
Los poemas seleccionados pertenecen al poemario Territorio Libre (1974), del que también
extrajimos la nota de Castilla. Curiosamente, el ejemplar que tenemos entre manos tiene
dedicatoria manuscrita del autor al mismísimo Castilla: “Al poeta de la “Libertad” y el mundo,
Polito Rojinegro, este recuerdo”, con fecha de abril de 1975.
veintiseis
Poemínidos
LA SEÑORA MADRE TIENE EN LA TORRE UNA PALOMA
poco a poco
con los años le ha ido ocupando
el espacio de los sueños la memoria
dentro de esa torre un sin
fin de ruidos de metal
un collar de cascabeles
en la torre
las espinas
veintisiete
Poemínidos
ESTA MUCHACHA POBRE
(pero es en vano,
jamás has tenido nada)
Y cuando vuelves al pan retaceado de los lunes
a la sal de los esclavos
a la miseria y la miseria
harían falta cien manos ajadas
para contar tus penas
y cien espejos.
veintiocho
La del mono
(Columna chancha)
Para el primer envío de esta sección, invitamos a una querida amiga de la casa, Usted.
Esperamos que el relato sea de su agrado, en muchos sentidos, y que provoque algo más que unas cuantas carcajadas.
Quedan abiertas las piernas de esta sección para aquellos que quieran colaborar
con relatos de tono elevado, para leer con una sola mano.
EL 69
Usted se toma un bondi y escucha cosas
Jueves a la noche. Regreso a casa. El 69 viene rápido, bendito colectivo, y Usted sube como si fuera una
calesita: ilusionada de conseguir una sortija.
Al principio, decide quedarse en el medio del ónibus. Más tarde, cansada, se va pal´fondo y nota que,
felizmente, hay un asiento vacío en la popular. Más específicamente, le toca el segundo contando desde la
derecha del espectador. Allí se sitúa la escena. Allí, ocurrieron los dichos que rescata a continuación.
Usted se sienta con ganas de dejarse adormecer por el vaivén del colectivo. Pero dado que el sentido del oído
es involuntario y que le queda poca pila al musiquero, se entrega al hábito mortificante de escuchar una
conversación ajena. Conversación que, por regla general y por el elevado tono en que es pronunciada, ha
nacido para ser escuchada. Posiblemente, ese sea su fin y comienzo.
veintinueve
La del mono
Entonces, Usted escucha.
Nabo 1: Las cosas que dijimos hoy… un desastre, loco… qué manera de decir pelotudeces
Nabo 2: Yo la re deliré a la mina, le batí cualquiera.
Naba única (Gracias a Dios! En caso de que exista): Jajajjaa.
Nabo 1: Es que esas minas son re estúpidas, les decís cualquier cosa y se la creen…
Nabo 2: A full.
Naba única: Aparte, cualquier dato que tirás, cualquier cosa que decís, se prenden de una…
Usted extrema los esfuerzos de su globo ocular para poder observar la cara de Nabo 1 y confirmar su nabez a
través de sus rasgos inconfundibles. Pero como no es conejo, le basta con ver un jopo bastante desprolijo y
percibir, allí a lo lejos, una campera de jean verdosa impresentable.
Nabo 2: Ahhhh…
treinta
La del mono
Naba única: Y bueno… ay, no sé, me da cosa… (Más cuchicheos, deliberaciones, argumentos breves pero
efectivos). Y bueno, que le gusta que vayan subiendo despacio y que le chupen las… (Aquí Usted no sabe si
escuchó tretas o metas, pero casi adivina la palabra detrás del ruido, el bulto detrás de la mano) Y eso sí, que
no prometan si no van a cumplir, porque es como con los hombres, que si una baja, tiene que terminar lo
que empezó, porque si no, es feo para el otro, ¿no?
Naba única: Ay, boluda, de tanto hablar me están dando ganas de garchar, jajjaja.
Naba única: Nada, yo miraba, mientras Paula sostenía el (aquí Usted no recuerda si dijo jarro, tarro o carro
[lo que sería un tanto inverosímil, pero bueno, esto es literatura… y aquello era un desconche) y Ana le
mostraba como hacer una paja…
Nabo 2: Ah, bueeeeeeeeeno, mirá cómo trabajan las chicas, eh. Todo el día boludeando.
Risas por doquier. La multitud, enardecida, para sus orejas para captar hasta la última grosería.
Naba única: Sí, la verdad, hoy todo el día estuvimos hablando de sexo… SEXO, SEXO, SEXO (Usted percibe
un goce en la Naba al pronunciar estas palabras, como si disfrutara de perturbar el silencio [más que atento a
sus palabras, en ese momento ya] del ónibus)… todo el día SEXO (Pero… atención: primer indicio de que
algo anda mal… Nada, pero NADA, en la vida es tan bueno. Desconfiad, incautos viajantes.)
Nabo 1: Sí, yo escuché algo, pero ahora no me acuerdo bien qué era…
Nabo 1: No, yo justo pasaba y escuché algo que me hizo matarme de la risa…
Naba única: No sé… no mucho más… me pasó algunos datos buenos, como para poner en práctica… como
que a los tipos les gustan las groserías, las guasadas, que las palabras los calientan, digamos, pero guasadas…
algo como para tener en cuenta…
Treinta y uno
La del mono
Nabo 1: Se…
Naba única: Me hace acordar a algo que me dijeron una vez: Una mina tiene que ser una puta en la cama…
Suena la alarma de detección de un lugar común. ¿Otra pista que desestabiliza la escena? No tanto, vamos, no
sobrestimemos al viajante medio. De hecho, se podría afirmar exactamente lo contrario: su discurso básico se
nutre de lugares comunes… como para que nadie se pierda, ¿vio, doña?
Naba única: No, en serio, porque… puede tener la casa muy limpia y todo eso, pero si no es una perra en la
cama, los hombres se van por ahí a buscar otras… ¿o no?
Ay, por Dios, ya digan algo interesante de nuevo. Nos estamos durmiendo, jóvenes. ¡Y ustedes se deben a su
público!
Breve silencio. El chico a su lado se mueve sospechosamente. Usted comienza a pensar que apagó el
musiquero y que está escuchando atentamente la conversación.
Naba única: No sé, estoy re nerviosa. O sea, me dicen un montón de cosas, pero no creo que las pueda poner
en práctica, es como que me voy a olvidar de todo en ese momento… me va a salir todo maaaallll….
¿Estará haciendo un pucherito? Usted maldice su falta de ojos en la nuca o la interferencia visual de Nabo 2,
quien no deja de moverse a su lado.
Nabo 1: Obvio, aparte, en el momento surge lo que surge, no te ponés a pensar: ahora voy a hacer esto,
ahora lo otro. Sale lo que sale.
Nabo 1: Además, no podés dar todo de entrada, tenés que guardar algo para el más adelante… si no, dentro
de 3 meses qué hacés…
Naba única: Hay, pero yo ni sé si voy a llegar a eso, por eso quiero aprovechar mañana, para hacer todo.
Nabo 1: Bueno, sí, todo lo que quieras, pero si te portás como una trola en la primera cita, el pibe va a
pensar que sos eso, una trola (Epa, epa, Usted capta cierta agresión, ¿qué ocurrió con la charla hot? ¿Nabo 1
se convierte, repentinamente, en el Doctor Corazón? Volvé , Nabo calentón, volvé. ¡Te preferimos al Nabo
todo corazón!)
Treinta y dos
La del mono
Silencio incómodo 1. Risas encubiertas. Admítalo, hasta Usted se ríe por dentro.
Nabo 1: Pero, no, cuchame, es por tu bien. O sea, ¿qué te dijo el psicólogo? Que si no cambiás vos, desde
adentro, las cosas no van a cambiar desde afuera. Tenés que empezar vos el cambio…
Nabo 1: O sea, estás todo el tiempo hablando de esto y te hacés mierda, ¿entendés?
Nabo 1: Todo el tiempo estás hablando de esto, tenés que parar un poco.
Nabo 2: ¿No te dijo el psicólogo que tenés síntomas de ninfomanía? (Risas ahogadas. Usted reacciona,
sospecha, presta atención, saca cuentas.)
Nabo 1: Bueno, tenés que parar un poco, tenés que parar… el otro día hablé con el Raulo.
Nabo 1: Sí, bueno, y sabés lo que me dijo, que no quiere saber más nada de nada, que se cansó… estaba
como loco el pibe, todo el día alzado…
Usted comienza a prepararse para bajar. Precavida, unas 7 cuadras antes. Aprovecha para espiar a Nabo 1
mientras se agacha para agarrar la bolsa, pero nada, imposible. Nabo 2 le sigue tapando la visual. De la Naba
sólo sabe que es morocha y que habla como si hubiera aprendido oratoria en la cancha de Chacarita. Con la
barra. Brava. Claro.
Nabo 2 se para. Caramba, ¿se bajarán en la misma parada que Usted? Naba también se para. Nabo 1 la deja
pasar. ¡Pero qué amable el sexópata! Caminan en fila india por el angosto pasillo. Llegan cerca de la puerta y
Usted hace malabares para no caerse.
Naba (Dándose vuelta, a Nabo 1, que está detrás de Usted): Un tipo me miró…
Naba única: Sí .
Treinta y tres
La del mono
Alguien toca timbre. El 69 para. Todos bajan. ¿Doblarán en esta? ¿Seguirán derecho? ¿Por cuánto tiempo
retendrá la sarta de pelotudeces de estos infames [pero debería tratarlos mejor, estimada Usted, al fin y al
cabo, estaba destinado que se convirtieran en sus personajes] in mentis? ¿Ese es el gordito de peinado
moderno que estaba sentado al lado suyo disimulando que escuchaba todo, como buen pajero que merece
ser a su edad? Bingo. Chico moderno también se bajó con Usted. Y parece que cruza, sí, con Usted. Caramba,
caramba, el trío calentonto también cruza. Cinco pares de piernas arremeten San Blas. Usted no está sola. Y
tampoco sorda, buena gente. Tan voluntario es ahora su oído que llega a escuchar el último parlamento del
trío:
Nabo 1: No, boluda, pero la próxima tenemos que pensar otro tema, porque se van a dar cuenta.
Los gritos de Nabo 1, por demás elevados, innecesarios, grotescos, la alcanzan con la certeza de que esos
niños son traviesos, quizás, les gusta el histrionismo, posiblemente, pero que, definitivamente, no saben
apreciar el placer de dejar a los espectadores (en este caso, los oyeurs) con ese gustito agridulce de no saber si
lo que están oyendo, ocurrió realmente. O no.
¿O no?
Usted
Usted existe sólo como un instrumento. Sólo existe para los otros.
Oye cosas, piensa cosas, escribe cosas. Para deleite —u horror— de los otros.
Hace un tiempo publicó asiduamente en www.elinterpretador.com.ar
Pasen y lean…
Treinta y cuatro
La banana mecánica
EL CINE Y LA ABYECCIÓN
Por Marcos Vieytes
Treinta y cinco
La banana mecánica
Travelling en la escena del suicidio de
Terese (Emmanuelle Riva) en Kapo.
Treinta y seis
La banana mecánica
El concepto de abyección demostró ser, Con el advenimiento de la tecnología digital,
entonces, una herramienta crítica de notable eficacia capaz de alterar el plano sin que lo notemos, el desafío
para desenmascarar este tipo de fraudes estéticos y contemporáneo consiste en aprender a ver de nuevo,
operaciones de maquillaje político que pasan por cine incluso desligándonos parcialmente de la naturaleza
y nada tienen que ver con él, pero el uso irreflexivo del preponderantemente realista que se le adjudica a la
mismo lo ha transformado en una especie de imagen cinematográfica, para captar las múltiples y
cachiporra teórica en manos de críticos devenidos diarias mutaciones audiovisuales que se producen en
policía moral de lo que debe o no debe aparecer en la la materialidad misma de la imagen y las modalidades
pantalla. Su vigencia, sin embargo, no acusa signos de del relato cinematográfico. Se me ocurre que una
fatiga debido a esta desvirtuada y perezosa utilización, manera de hacerlo es vinculando estos cambios con un
sino a los cambios que se han producido en la hecho histórico preciso: el de las dos bombas atómicas
naturaleza misma de las imágenes, cuya cada vez más que los EE.UU. hicieron explotar sobre Hiroshima y
compleja hibridación tecnológica plantea desafíos Nagasaki durante la II Guerra Mundial. Así como el
situados incluso en un nivel previo al que planteaba nacimiento de la idea de abyección en el cine estuvo
Rivette y desarrollaba Daney. Antes que abrir un juicio ligado al descubrimiento de los campos de
ético sobre lo apropiado de ciertas imágenes de los concentración, las tecnologías de exterminio y sus
films, hoy se hace imperioso definir su constitución, representaciones en el cine de ficción y documental,
descubrir y describir primero su heterogénea proce‐ las explosiones ocurridas en Japón son una metáfora
dencia y relaciones dentro del plano para recién de las alteraciones ontológicas de la imagen cuyos
después —y a partir de dicho análisis (o microanálisis, signos pueden advertirse en el cine contemporáneo.
como quería Eisenstein)— ponerse a pensar en la En un próximo artículo desarrollaremos esta idea a la
justicia o no de su presencia y funciones. luz del film Lluvia negra, de Shohei Imamura.
Marcos Vieytes
Nació en Capital Federal, en 1973. Es crítico cinematográfico, colaborador
permanente de El Amante, Tren de Sombras y Cineismo. Coordina “Kino Glaz”, la
sección de cine de la revista digital Zona Moebius. Es programador del cineclub de
El Amante. Fue jurado del 2º Festival de Cine de La Plata (2007).
1
Daney, Serge "El travelling de Kapo" [en línea]. El Amante. http://www.elamante.com/nota/0/0688.shtml
2 En el lenguaje cinematográfico, se denomina travelling al desplazamiento de la cámara sobre un apoyo móvil y también al
resultado de ese movimiento en la imagen. Éste es el sentido al que aquí se alude.
3
Borges, Jorge Luis. Evaristo Carriego, Emecé, Buenos Aires, 1955. Se cita este título como ejemplo, pero Borges alude al concepto
de “chantaje sentimental” en reiteradas oportunidades que huelga citar en un artículo de las características del que aquí nos ocupa.
Treinta y siete
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(y no pidan más por un rato, eh…)
Cartas de la selva
Treinta y ocho