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Diversidades sexuales

aproximación a un manual
Diversidades sexuales
aproximación a un manual

presentación

Enmarcado dentro del proyecto para el combate al estigma y la discriminación


en las poblaciones clave de la ciudad de León, Guanajuato, los Bajio Bears
presentan este manual, el cual busca construir un lenguaje común para el
entendimiento y la visibilización de las diversidades sexuales en pro de la
construcción de nuevas formas de relación sin estigma, opresión, discriminación
ni exclusión.

Este documento es una aproximación apenas a las circunstancias y


particularidades que rodean a las diversidades sexuales, y es el fruto de un
compendio documental de análisis e investigaciones de expertos en la materia.

Se pretende que quien consulte este manual cuente con las nociones generales
de los términos relacionados a las diversidades sexuales, reflexione sobre las
plataformas de análisis para abordar el tema y cuente con algunos pensamientos
que le acompañen en la reflexión sobre el asunto.

Este es apenas un bosquejo que puede ser ampliado con los textos que se han
colocado en la biblioteca virtual que se ha recabado, la cual puede ser
consultada en la siguiente ruta:

http://viva-la-diversidad.blogspot.com/

Este es un proyecto cuyo fundamento es compartir la información dentro de un


proceso de comunicación circular, motivo por el cual, se agradece que cualquier
comentario relativo al mismo sea canalizado en el blog construido para tal
efecto, el cual puede ser accesado en la ruta mencionada.

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Diversidades sexuales
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índice

Presentación 2

Índice 3

A manera de introducción 4

Conceptos básicos 5

A manera de resumen 8

El concepto de diversidad sexual 9

Conceptos 11

Reflexiones sobre diversidad 13

Situación actual de la diversidad sexual 16

Retos 17

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Diversidades sexuales
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a manera de introducción
introducción

Esbozo del hecho sexual humano


Hablar de homosexualidad es hablar, fundamentalmente, de sexualidad. De hecho
no es posible hablar de la sexualidad sin contemplarla, a menos que caigamos en la
trampa de las visiones parciales.

El Hecho Sexual Humano es algo que abarca a todos y todas, y esto, que suena
como una simpleza, es uno de los pilares básicos para el entendimiento de la
diversidad. Creerse que, de verdad, todos y todas significa todos y todas es básico,
tanto como tener claro que en ningún momento se plantean rangos, jerarquías o
calidades.

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Diversidades sexuales
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conceptos básicos

Los tres registros


Aunque parezca mentira, aclarar ciertos conceptos resulta más complicado de lo
que parece. El lenguaje que hace referencia al Hecho Sexual Humano está
repleto de términos ambiguos y evasivos: ¿Qué decimos o qué queremos decir
cuando hablamos de sexo, de lo sexual, o de la sexualidad? Éstos y otros términos
han acabado siendo confusos. Dejando la impresión de que todo está mezclado: lo
que se es, lo que se hace y lo que se tiene.

Sin embargo, esta aparente ausencia de lenguaje no debe llevarnos a convertir la


realidad de los sexos en una realidad muda. Por eso y para clarificar este embrollo,
proponemos tres registros, correspondientes a tres realidades, que si bien pueden
estudiarse por separado, son vividas conjuntamente por todo ser humano.
Hablamos de la Sexuación, la Sexualidad y el Erotismo. A sabiendas de que no
es el único marco posible, pero, al menos, nos resulta útil para ir clarificando ideas.

De la Sexuación
Desde el momento de la fecundación hasta la muerte, se concatenan toda una serie
de niveles o estructuras que, progresiva y evolutivamente, van sexuando a cada
individuo. Es decir, van haciéndole sexuado y, además, sin posibilidad de “no
serlo”.

Pues bien, todos estos elementos, estructurales y estructurantes, del sexo llevarán
a uno de los dos resultados posibles: hombre o mujer. Aunque, por supuesto,
cualquiera de estos resultados estará lleno de matices.

Los niveles de los que hablamos son muchos. El primero tiene que ver con el
cromosoma, con la X o Y que aporta el espermatozoide. Pero eso es sólo el
principio. Después vendrán: las gónadas, los genitales internos, los genitales
externos, las hormonas… Y más adelante, tras el parto, aún sigue el proceso con la
asignación de sexo, la crianza diferencial, la pubertad… el climaterio, la
andropausia,...

Estos niveles deben verse desde una doble perspectiva: a cada nivel le
corresponden dos posibilidades: hombre o mujer, y cada una de ellas está llena
de grados o matices. De modo que cada cual se situaría en un punto del continuo,
donde existen los extremos, pero donde también abundan las zonas comunes.

De todo esto se desprende una idea: Sexos hay dos, pero cada uno de ellos está
repleto de posibilidades. Hay muchas maneras de “estructurarse” como hombre y
muchas de hacerlo como mujer. Es más, posiblemente no existan ni los hombres, ni
las mujeres completamente “puros” en todos sus niveles. Un hombre siempre
tendrá elementos, o gradientes, femeninos. Al igual que una mujer elementos, o
gradientes, masculinos.

A la hora de analizar todo esto de la sexuación, deben tenerse al menos dos cosas
claras: una de ellas es que hablar de hombres y mujeres es hablar de
“complejidades”, de seres únicos e irrepetibles, pues cada proceso es peculiar. Y
la otra es que ser hombre o mujer es algo más que lo que nos muestre uno de los
niveles tomado independientemente.

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De la Sexualidad
La Sexualidad es la manera que cada persona tiene de vivir “el hecho de ser
sexuado”. Es una categoría subjetiva y no hace referencia, exclusivamente a
funcionamientos anatomofisiológicos.

El niño, la niña, el hombre o la mujer toma conciencia de que hay personas de dos
sexos. Su sexualidad será la manera propia de verse, sentirse y vivirse como
ser sexuado, como uno de los dos sexos.

Es evidente que cada persona vivirá su sexualidad de distinta manera, que, dicho
sea de paso, no es estable, sino que está en continua evolución. Y así, además, ha
de ser, sin, por supuesto, entrar en los terrenos de lo normal y lo anormal. El
terreno de la sexualidad es el de lo peculiar. El terreno, en definitiva, de las
sexualidades.

El papel de la sociedad debe ser el de procurar que cada cual, se conozca y se


acepte, esté contento de lo que es y de como lo es. Y a los dem{as
integrantes les corresponde conocer el proceso, reconocerlo, respetarlo y
protegerlo.

La vivencia del hecho de ser sexuados como hombre o como mujer podrá ser
sentida en su matiz homosexual u heterosexual. Como es lógico en este caso
también es importante manejarse con la doble perspectiva, dos posibilidades y
muchos grados.

Del Erotismo
La erótica es la forma concreta de expresar todo lo anterior, lo que somos y lo
que vivimos. Y que, como es lógico, tiene múltiples y variadas formas. Cada cual
tiene su propia erótica, como tiene sus propias peculiaridades.

Para el desarrollo del erotismo entran en juego muchos factores. Por supuesto
todo lo anterior, pero también los propios valores y creencias, la forma de pensar y
de entender las relaciones sexuales y las relaciones de pareja, los sentimientos y la
importancia que se den a los mismos, así como todas las demás cosas que se
puedan considerar importantes. De todo esto, que surge del propio individuo, así
como de otras influencias, acabará surgiendo un tipo de erotismo.

El objetivo de la sociedad debe ser que cada cual sea feliz con su forma de
expresar la sexualidad. Y esto solo será posible si conseguimos despertar
coherencias y evitamos forzar obediencias, si conseguimos que el erotismo brote de
cada cual y que no venga impuesto.

Las formas de expresión tienen dos vías y las dos han de ser objeto de atención.
Una son los deseos y otra los gestos. A sabiendas de que no siempre los deseos
acaban teniendo su reflejo en gestos. De ahí que haya quien proponga, incluso, que
estos dos apartados sean dos registros distintos.

Por último no debemos olvidar que si entramos en el campo de los gestos, estos
son iguales de amplios y plurales que todos los apartados anteriores, que no se
limitan a aquellos en los que la intervención de los genitales es relevante. También
son expresiones del erotismo las caricias, el abrazarse, el tomarse de la mano, o los
mordisquitos en el cuello... del mismo modo que los son el coito vaginal o el resto
de las penetraciones. Además, también están las fantasías, que por supuesto
forman parte del erotismo.

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En ocasiones hay quien confunde fantasías con deseos, pero no son lo mismo.
Detrás de los deseos hay anhelos y ganas de que se conviertan en realidad. El
mundo de las fantasías es otra cosa, no necesariamente está formado por deseos,
aunque en ocasiones se mezclen. Las fantasías buscan la excitación o alcanzar
satisfacción por si mismas. Con las fantasías uno o una puede permitirse
situaciones que, sin embargo, nunca se permitirían en realidad. Una última idea
sobre las fantasías, no son sucedáneos de nada, ni sólo sirven para preparar
situaciones posteriores, son, con toda legitimidad, expresión de la erótica del
mismo modo que los gestos.

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a manera de resumen

La palabra “homosexual” sólo ha aparecido una vez en todo este esbozo, lo mismo
que la palabra “heterosexual”. Y esta es una de las primeras claves, la orientación
del deseo es sólo un aspecto importante y que está en relación con todos los
demás, como sucede con el resto de aspectos. Por eso si queremos hablar de la
sexualidad de las personas, hemos de hablar también de más cosas.

Este esbozo no se ha elaborado “ex profeso” para hablar de la homosexualidad o


para poder incluirla. Es el mismo esbozo que habríamos presentado para hablar
de cualquiera de las sexualidades, y ésta es otra clave.

Si este esbozo es coherente habrá de dar cabida a todas las sexualidades, del
mismo modo que nosotros y nosotras hemos de contemplarlas todas si
pretendemos situamos de forma sensata frente a ellas. Y las sexualidades sabemos
que atraviesan los sexos, las distintas orientaciones, las distintas edades y las
distintas formas de expresión. Y todas ellas sin juicios de valor, sin mejores, ni
peores.

Trabajar por el respeto a la diversidad sexual es hacerlo por que cada cual aprenda
a conocerse, a aceptarse y a vivir y expresar su sexualidad de modo que sea
feliz. Esto es, con su propia coherencia y respetando y aceptando otras
coherencias. Sabiendo evitar además los malos rollos, que por supuesto no se
limitan al embarazo no deseado o a la transmisión del VIH.

Un recordatorio, todo lo que estamos contando también tiene que ver con todas
aquellas personas con discapacidad, ya sea ésta física, psíquica o sensorial. Por
supuesto tienen su sexuación, su sexualidad, en la que se incluye su orientación
sexual, y su erótica. Y, por tanto, su posibilidad de ser feliz. Trabajar por la
Educación Sexual es hacerlo por eliminar la concepción jerárquica de la sexualidad.
No hay sexualidad de primer o segundo grado, como, repetimos, no las hay
mejores o peores. Se trata de que cada cual aprenda a ser el protagonista de su
propia vida sexual, a sabiendas de que se es único e irrepetible, y éste sí que
es un valor a cultivar.

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el concepto de diversidad sexual

Los estudios lésbico – gays (Abelove, 1993) han derivado en una amplia variedad
de disciplinas – filosofía, humanidades, estudios étnicos, estudios literarios y
estudios culturales- que producen y emplean muy variados tipos de conocimiento y
significado. Sugieren diferentes temas y tópicos para investigación; demuestran la
evidencia de diversos métodos teorías, estilos y aproximaciones; y tomados en su
conjunto transforman la vida de nuestras culturas y de nuestro mundo.

Los estudios lésbico – gays no están limitados al estudio de las lesbianas,


bisexuales y gays (LBG), ni se refieren simplemente a los estudios que se encargan
de, o en nombre de LBG. Es decir, no pueden ser definidos por sus sujetos, sus
profesionales, sus métodos o sus temas, ni intentan ser agregados disciplinarios o
de problemáticas. Introducen el sexo y la sexualidad como una categoría a tomar
en cuenta en el análisis de la realidad social.

Si bien las transformaciones dentro de la corriente dominante de la sexología


proporciona un marco teórico para reconocer la diversidad, el impulso político
proviene de un origen diferente: las expresiones sexuales no legitimadas.

La mayor parte de las sociedades han presenciado ya un esfuerzo sostenido de las


lesbianas y gays por articular y desarrollar identidades claras en el contexto de
subculturas y comunidades de subculturas y comunidades sociales más amplias. A
medida que los modos de vida homosexual se han hecho más públicos y tienen más
confianza en sí mismos, han surgido otras afirmaciones de identidad de minorías
sexuales, a la par que han proporcionado un repertorio de estrategias políticas y
organizativas para la movilización de otros grupos eróticos. Así ha surgido la voz de
travestis, transexuales, sadomasoquistas, bisexuales, swingers, prostitutas y otros,
exigiendo su derecho a la expresión y la legitimidad. Es decir, cada día más han
dejado de ser del interés clínico para entrar en el escenario de la historia y de la
cotidianidad, como pruebas vivas de la diversidad sexual.

Aún así, la tendencia a formar y defender categorías está aún vigente. Pero como
Kinsey señaló: sólo la mente humana inventa categorías y se esfuerza para que los
hechos quepan en casilleros separados, a pesar de que los hechos se subvierten
constantemente. Y en este afán, han surgido nuevas categorías y minorías eróticas,
mientras que las más antiguas han vivido un proceso de subdivisión a medida que
gustos especializados y necesidades y aptitudes específicas se convierten en la base
de otras aptitudes específicas se convierten en la base de otras identidades
sexuales que proliferan: leather, swingers, dike, entre otras.

La lista es potencialmente interminable ya que cada deseo específico se convierte


en un centro de afirmación política y posible identidad social, que resulta imposible
enumerar y no pocas veces, incluso denominar. Basta observar un poco y mirar
cómo se presentan formas de expresión en movimiento constante, cada una con
sus expresiones específicas.

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Los estudios sobre las minorías sexuales han pasado entonces de los estudios
lésbico-gays a los estudios queer -como una forma de reivindicar su uso
peyorativo- así como a los de la diversidad sexual, con el objeto de abrir un espacio
para reflexión sobre las amplias manifestaciones de la sexualidad.

Aproximarnos a la diversidad sexual necesariamente nos hace revisar el concepto


que sobre la sexualidad tenemos. Es decir, dejar claro que concebimos a la
sexualidad como un producto social que se refiere a los aspectos erótico-amorosos
de nuestras vivencias, mucho más allá de la genitalidad.

Así podría considerarse que la diversidad sexual abarca tres dimensiones para su
análisis y definición: la orientación sexual, de acuerdo a la dirección erótico-afectiva
del objeto amoroso; la identidad sexual, de acuerdo a la definición sexual que
adopta la persona; y la expresión sexual, de acuerdo a las preferencias y
comportamientos sexuales que adopta la persona.

Estas dimensiones sin embargo, no son lineales; se superponen e interactúan de


manera cambiante a través del tiempo, en las diferentes etapas de la vida.

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conceptos

A continuación quisiéramos aportar algo de claridad frente a ciertos términos que


se utilizan habitualmente y no siempre de forma adecuada. Sabemos que las
definiciones no son del todo rigurosas y que pueden echarse en falta algunos
matices, también sabemos que podrían haberse añadido más palabras. Pero no
queremos hacer de esta Guía un diccionario terminológico, sino un instrumento
para ir aclarándose y saber manejarse. En algunas publicaciones es posible ampliar
los conceptos de cada una de las categor{ias específicas.

 Identidad Sexual. Es aquello que la persona se considera a sí mismo:


hombre o mujer. Es el resultado global de todo el proceso de sexuación.
Siempre habrá una identidad sexual, aunque pueda variar y sobre toda la
valoración que se haga sobre la misma. Puede suceder que la identidad de
uno o una no coincida con la que los demás te identifican.

 Orientación del Deseo. Es la dirección que toma la necesidad de


satisfacción sexual, ya sea a través de gestos o de anhelos. Generalmente
se presenta en la misma dirección que la necesidad de vinculación afectiva.

 Homosexualidad. Es cuando la orientación del deseo se presenta hacia


personas del mismo sexo. Hombres que desean a hombres o mujeres que
desean a mujeres.

 Heterosexualidad. Es cuando la orientación del deseo se presenta


preferentemente hacia personas de distinto sexo al propio. Hombres que
desean a mujeres o mujeres que desean a hombres.

 Bisexualidad. En estos casos la orientación del deseo se presentaría de


forma indistinta hacia personas del mismo sexo o del contrario. Hombres
que desean a hombres y mujeres y mujeres que desean a hombres y
mujeres.

 Gay. Hombre homosexual.

 Lesbiana. Mujer homosexual.

 Conductas o prácticas homosexuales. Son aquellas relaciones eróticas


que se dan entre dos personas del mismo sexo, ya sean hombres o mujeres.
Estas prácticas, como es lógico, habitualmente son realizadas por gays o
lesbianas, sin embargo también podrían darse en personas heterosexuales.
Conviene no confundir lo que se hace, con lo que se es. Con las prácticas
heterosexuales sucede lo mismo.

 Relaciones eróticas. Son todo el posible repertorio de conductas con el


que un hombre o una mujer se procura proporcionar satisfacción sexual,

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generalmente se dan en el marco de una relación de pareja y hacen
referencia tanto a las relaciones homosexuales como heterosexuales.

 Transexual. Es aquella persona en la que su identidad sexual, como


hombre o como mujer, no coincide con el que le marcan sus genitales, ni
otras estructuras sexuantes, ni con la identidad que los demás le suponen.
Esta identificación con uno u otro sexo es independiente de la orientación del
deseo, cabrían por tanto ambas posibilidades.

 Travestido. Es frecuente que este término se utilice sólo para referirse a


hombres que gusta y encuentra satisfacción en vestirse de mujer, aunque
también podría utilizarse en la otra dirección, mujer que gusta y encuentra
satisfacción en vestirse de hombre. Estas conductas, de entrada, no
suponen una orientación del deseo determinada, ni algún problema respecto
a la identidad.

 Género. Son todas aquellas cosas: conductas, ropas, gestos, juegos,... que
socialmente se han considerado propias de uno de los dos sexos. Por tanto
habría dos géneros, el masculino con todo lo considerado propio de hombres
y el género femenino, con todo lo considerado propio de mujeres. El género
es un constructo social y por tanto varía según culturas y etapas. De hecho
la tarea del educador o la educadora sería la de no limitar el repertorio de
conducta y posibilidades de los niños y niñas en función de su género.

 Afeminado. Hombre con gestos, ademanes u otros rasgos externos


considerados socialmente como más propios de mujeres. En principio este
término no significa más y no alude ni a la orientación del deseo ni a la
identidad sexual. Generalmente esta palabra se utiliza con connotaciones
despectivas.

 Marimacho. Mujer con gestos, ademanes u otros rasgos externos


considerados socialmente como más propios de hombre. Este término
tampoco aporta nada en cuanto a la identidad o la orientación del deseo. Al
igual que la palabra afeminado, su utilización no suele ser gratuita y se
acompaña de cierta intencionalidad de rechazo.

 Leáther. Manera de nombrar un estilo en el vestir con prendas de cuero,


cadenas, perforaciones, látigos… que con frecuencia se relaciona con
prácticas eróticas sadomasoquistas.

 Swinger. Hace referencia a las parejas que por mutuo acuerdo deciden
intercambiar a sus miembros.

 Dike. Hace referencia a un tipo de lesbianas masculinas.

 Queer. Proviene de la tendencia en Estados Unidos de reivindicar aquellos


vocablos a través de los cuales se ha estigmatizado. Su traducción es
“rarito”, pero como una reivindicación a lo diferente; entonces podemos
hablar de un ambiente queer, personas queers, prácticas queers, acciones
queers, identidades queers… Incluso, se habla de una teoría queer en
referencia a los estudios de estos aspectos.

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reflexiones sobre diversidad

La política es una práctica creadora y transformadora, que debe procurar dar un


apunte hacia un mundo sin ninguna forma de opresión.

Las luchas del poder son evidenciadas en sus relaciones opresivas en ámbitos
como el trabajo, el Estado, el sexo, el género, las culturas, el medio ambiente y
los imaginarios.

Es preciso realizar un cuestionamiento de los fundamentos ontológicos y


valorativos, de los modos de ver el mundo - sentir, experimentar el mundo y la
vida -, así como el puesto y función del hombre en ese mundo.

Al cuestionamiento anterior, hay que acompañarlo de un análisis de los


fundamentos que sostienen la civilización moderna y han conducido a los
actuales entrampamientos que caracterizan la vida contemporánea.

En la sociedad deben prevalecer valores como la felicidad y el bienestar


humanos, como cultivo de las potencialidades creativas.

Se deben privilegiar las capacidades creativas del hombre antes que las
destructivas.

Las circunstancias históricas son modificables: La felicidad y el desarrollo de


todas las potencialidades humanas que enriquecen la vida son apuestas
afincadas en la voluntad. Son posibilidades a las que se aspiran y que dependen
principalmente de la acción, en una relación dialéctica entre circunstancias que
condicionan el presente y la acción humana que abre el futuro.

En la sociedad debe desplegarse la diversidad humana, donde sea fundamental


la realización de cada ser humano y colectividad. Cada ser humano y pueblo
debe contar con la posibilidad de convertirse en sujeto porque la sociedad le
ofrece esa posibilidad. Lo anterior requiere de la abolición de toda forma de
poder que convierta a las personas, los pueblos o a la naturaleza en objetos.

Son fundamentales los valores como la autonomía individual, la autonomía


colectiva y la alteridad que permiten relaciones horizontales entre diferentes, lo
que supone el encuentro, la convivencia cultural y la solidaridad.

La sociedad debe resolver dialécticamente la relación entre lo individual y lo


colectivo. Donde la libertad de uno, no termine donde comience la de otro; sino
que se expanda y tenga por condición la libertad de otros.

Debe reconocerse el potencial creativo de la multiculturalidad, y apostarse por la


multiplicidad y la diversidad que permiten el despliegue y gozo de la vida.

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La cultura debe concebir al mundo como un tejido de relaciones, antes que como
un agregado aleatorio de individualidades sustantivas en sí. Debe favorecer el
sentido de comunidad y de responsabilidad social entre los hombres y la
naturaleza.

Las relaciones sociales actuales suponen unilateralidad y enajenación del


trabajador con relación al producto de su trabajo, al conjunto de sus vínculos
sociales y la naturaleza. Los pueblos y sus tradiciones culturales, conocimientos
y formas de reproducción social también son expoliados. La globalización busca
la homogenización y modela al mundo a su imagen y semejanza, imponiendo
una monocultura que ahoga toda identidad o práctica alternativa, e impone un
modelo de vida excluyente

Deben replantearse modos alternativos de experimentar el trabajo. En el actual


horizonte civilizatorio, el trabajo se concibe como una pena o un castigo; la
actividad productiva humana se organiza en un sentido enajenante. Debe
revalorarse la vivencia del trabajo compartido como celebración, ritual y juego,
un trabajo gratificante y vinculante.

El hombre es naturaleza, y más aun, naturaleza auto consciente, y su


apropiación de la naturaleza jamás debe poner en riesgo su propia capacidad de
reproducción. La realización humana supone la apropiación consciente y
regulada de la naturaleza, y la conciencia de la pertenencia a ella.

La estructura social se funda en prácticas sociales, y es desde ahí desde donde


se debe intervenir para cambiar la correlación de fuerzas y construir otra
hegemonía y sociedad. Esto significa cuestionar las prácticas políticas
tradicionales que han caído en el refuerzo del orden existente a través de la
aceptación de la separación entre la política y la vida cotidiana, entre lo "social"
y lo "político", que privilegió la representación en desmedro de la participación,
la gestión en desmedro de la práctica concreta transformadora.

La construcción de saberes libertarios. El actual orden mundial y su estructura


de poder se sostienen sobre un tipo de ciencia y tecnología que se articulan a
sus intereses. De gran poder transformador, se han convertido en las
herramientas que sustentan diversos mecanismos de opresión.

La ciencia y la tecnología actuales no son neutrales, y además se muestran como


la única forma legítima de conocimiento despreciando el que los pueblos han ido
labrando a lo largo de su experiencia sobre la tierra.

El hombre común en vez de encontrar el mundo más comprensible, se muestra


cada vez más dependiente y delega su capacidad creativa, sus decisiones a
manos de los expertos, de los tecnócratas, de los que "sí saben".

Los actuales detentadores del "conocimiento legítimo" actúan sin preguntarse


por los presupuestos de sus "especialidades", su trasfondo ético y los proyectos
a los que sirven, son ignorantes y actúan sin responsabilidad.

Debe aspirarse a un saber para la vida y desde la vida, que rechaza su


compartimentación y cosificación, que asume que ésta es un todo múltiple,
frente a la que hay que actuar con responsabilidad. Un saber que
permanentemente cuestiona sus propias premisas. También, por rescatar los
saberes que se han ido desarrollando de manera casi ancestral y que han
permitido al hombre, como en nuestro caso, vivir de manera armónica con la

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naturaleza y respondiendo a sus circunstancias, sentirse seguro y autónomo,
empoderado.

Los cambios sociales son procesos y no sólo "una gran ruptura". No tienen punto
de llegada y no se realizan en un paraíso definitivo. Es un recorrido que por sí
mismo tiene valor, pues es expresión misma de la libertad. No hay caminos
predeterminados ni recetas. Se hace en la creación permanente y se enriquece
con las pequeñas y grandes luchas, con los diversos caminos que se emprenden
para lograr la realización y la emancipación humana.

Deben de sustentarse bases para el desarrollo de esa multiplicidad de


reflexiones y prácticas, respetando a la vez sus autonomías, prefigurando
permanentemente la sociedad que deseamos.

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situación actual de la diversidad sexual

La posición ante la diversidad sexual ha ido variando; por ejemplo, hoy en día,
pocos sexólogos se sentirían cómodos al usar el término “perversión” para describir
las variedades de expresiones sexuales. Es más, en uno de los estudios más
recientes e influyentes sobre el tema, Robert Stoller señala que la perversión es “la
forma erótica del odio”, definida no tanto por los actos sino por el contenido: la
hostilidad.

Los estudios lésbico-gays no se constituyen en proyectos de investigación


desarrollados por algunas personas interesadas; solo en Estados Unidos existen
más de 15 programas curriculares para abordar esta perspectiva.

El tema de la sexualidad empieza a salir del closet y poco a poco se va


constituyendo en un tema cotidiano de reflexión al interés por conoces las formas y
la presencia frecuente de la diversidad sexual. El trabajo desarrollado en torno a la
investigación en este campo se ha dirigido hacia las identidades, las expresiones
culturales, literarias, las formas de resistencias y de organización, y los estilos de
vida.

Los esfuerzos de la lucha política incluso han llegado a que las fuerzas
conservadoras cada vez requieran de mayor beligerancia para ser escuchadas,
mientras cada día la visibilidad de otras formas de la expresión de la sexualidad van
no sólo ganando terreno sino conquistando derechos.

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retos

Actualmente, es posible contar con los elementos para comprender el arraigo a las
identidades sexuales y su expresión, pero es necesario mirar por los intersticios
para reconocer y documentar los movimientos que, entre las categorías dadas,
expresan el comportamiento sexual humano.

Los retos por enfrentar son aún más grandes. El reconocimiento mismo de la
sexualidad como una esfera de la vida independiente de la reproducción está aún
pendiente.

El reconocimiento de la presencia de otras expresiones de la sexualidad tampoco ha


sido suficiente para reconocer los derechos involucrados en estas diferencias. La
discriminación de que son objeto, incluso desde la propia condición, es aún un
elemento pendiente para asumir un compromiso para la transformación.

Afirmar la existencia de la diversidad no responde a las preguntas levantadas a


través de la historia de la sexualidad (Focault, 1979), sólo plantea preguntas
nuevas. Son importantes porque nos desafían a reconsiderar los criterios con los
que podemos decidir entre una conducta apropiada o inapropiada, a reconocer
expresiones y comportamientos propios que no habíamos identificados y a
reflexionar más sobre nuestra propia moral para comprender otras.

Asumir la diversidad sexual nos plantea la revisión de las categorías que sobre la
sexualidad hemos construido y reconocer su insuficiencia. Es más, reconocer que
estas no son inamovibles, ni definitivas si no que están en constante movimiento y
que se solapan aún sin darnos cuenta.

Más aún, nos reta a mirar un mundo sin categorías, donde las expresiones de la
sexualidad, todas, tengan cabida y sean plenamente disfrutadas, un mundo que
aún ni siquiera imaginó.

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