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Algunas personas procuran en esta vida

ahorrar y guardar dinero en los bancos


para asegurar sus necesidades presentes y
futuras.
Bueno fuera que esa misma previsión la
tomaran respecto a la vida eterna y
procuraran también acumular “tesoros” en
el “Banco del Cielo”, que es más seguro que
los bancos de esta vida.
“No se amontonen tesoros en la tierra,
donde hay polilla y herrumbre, que
corroen, y ladrones que socavan y roban.
Amontonen más bien tesoros en el cielo,
donde no hay polilla ni herrumbre que
corroan, ni ladrones que socaven y roben.
Porque donde esté tu tesoro, allí estará
también tu corazón”
(Mateo 6, 19-21)
Algunas personas desarrollan una gran
habilidad para comprar y vender, para
invertir y hacer crecer sus ganancias y tener
más que guardar en los bancos.
Esa misma habilidad conviene tenerla para
hacer inversiones para la vida eterna y
aumentar el tesoro en el “Banco del Cielo”.
Pero las inversiones en el Banco del Cielo no
son en dinero ni bonos, sino en “oración”,
“limosna”, “ayuno”, “sufrimientos” y otras
muchas “buenas acciones”, de acuerdo a la
condición de vida.
“Vendan sus bienes y den limosnas.
Háganse bolsas que no se deterioran, un
tesoro que no les fallará en los cielos”

(Lucas 12, 33)


“Si quieres ser perfecto, vete, vende lo que
tienes y dáselo a los pobres, y tendrás un
tesoro en los cielos”

(Mateo 19, 21)


“Porque estimo que los sufrimientos del
tiempo presente no son comparables con la
gloria que se ha de manifestar en nosotros”
(Romanos 8, 18)
“Tú, en cambio, cuando ayunes, perfuma tu
cabeza y lava tu rostro, para que tu ayuno sea
visto, no por los hombres, sino por tu Padre que
está allí, en lo secreto; y tu Padre, que ve en lo
secreto, te recompensará”

(Mateo 6, 17)
Hay personas que movilizan su dinero al banco
que pague más intereses por su capital. Pero
ningún banco de esta vida pagará un porcentaje
mayor al que paga el “Banco del Cielo”:
“Todo aquel que haya dejado casas, hermanos,
hermanas, padre, madre, hijos o hacienda por
mi nombre, recibirá el ciento por uno y
heredará vida eterna”
(Mateo 19, 29)
“La leve tribulación de un momento nos produce,
sobre toda medida, un pesado caudal de gloria
eterna, a cuantos no ponemos nuestros ojos en las
cosas visibles, sino en las invisibles; pues las cosas
visibles son pasajeras, mas las invisibles son
eternas”
(2ª Corintios 4,17-18)
En esta vida se presentan oportunidades para
hacer grandes negocios. Algunas personas las
aprovechan por su gran visión al momento de
invertir.
En atención a la vida eterna también se presentan
grandes oportunidades que nos envía el Señor en
distintos momentos de nuestra vida.
“El Reino de los cielos es semejante a un
tesoro escondido en un campo que, al
encontrarlo un hombre, lo vuelve a
esconder y, por la alegría que le da, va,
vende todo lo que tiene y compra el campo
aquel”
(Mateo 13, 44)
Los bancos de esta vida realizan campañas
y promociones para motivar a las personas
a que guarden en ellos sus dineros,
ofreciendo premios.
También Jesús mantiene una promoción y
ofrece recompensa a quienes decidan
guardar tesoros en el “Banco del Cielo”
“Bienaventurados serán cuando los
injurien, los persigan y digan con mentira
toda clase de mal contra ustedes por mi
causa. Alégrense y regocíjense, porque la
recompensa de ustedes será grande en los
cielos”
(Mateo 5, 11)
“Cuando hagas limosna, que no sepa tu
mano izquierda lo que hace tu derecha;
así tu limosna quedará en secreto; y tu
Padre, que ve en lo secreto, te
recompensará”
(Mateo 5,3)
Al momento de repartir los intereses y
ganancias, cada quien recibirá de
acuerdo a lo ahorrado o a lo invertido.
Así se hará también en el “Banco del
Cielo”
“Es necesario que todos seamos puestos al
descubierto ante el tribunal de Cristo, para
que cada cual reciba conforme a lo que hizo
durante su vida mortal, el bien o el mal”
(2ª Corintios 5, 10)
“Lo que uno siembre, eso cosechará; el que
siembre en su carne, de la carne cosechará
corrupción; el que siembre en el espíritu, del
espíritu cosechará vida eterna”
(Gálatas 6, 7)
Si no estoy haciendo algo al respecto,
no puedo dejarlo para luego, para más
tarde; la promoción pudiera terminar
y mi tiempo también, por lo cual
conviene tomar en cuenta las palabras
de Isaías:
“Busquen a Yahvéh mientras se deja encontrar,
llámenle mientras está cercano.
Deje el malo su camino,
el hombre inicuo sus pensamientos,
y vuélvase a Yahvéh,
que tendrá compasión de él,
a nuestro Dios,
que será grande en perdonar.”

(Isaías 33,6-7)

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