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Son diferentes, los recuerdos

No te vayas que no puedo estar así. Sin ti, y sin cualquier persona es como estar
sin aire, pero con una mascarilla que da para respirar pero no para suspirar, que
es lo que quiero, suspirar. Y sentir que no me abandonarás, que no me dejarás.
Que me amarás y por fin y sin prejuicios ni perjuicios, dormir juntos y amanecer
juntos.

Loco soy y no me compadezcas. Soy el soñador de sueños que son imposibles


mas no en ellos mismos. Ya la encontraré. Seré más que un amigo. Seré más que
ese algo más. Me asusta pensar que mi papá no entenderá. No basta, para el, el
amor. No basta, para el, el corazón. Creo.

Será cuestión intentar dejar lo demás. Vivir la revolución y cerrar todas las puertas
de la casa, excluirse del mundo. Cada clase social con su rol en la misma.
¿Cuándo entenderán que no funciona?
Mi tía toca el timbre. ¿Por qué sigue tocando, si ya le abrí? La desesperación y los
saludos. La conciencia de que todo en esta vida, se llega a malograr algún día y
ese, se acerca. Se me acerca la hora.

Leo ha vuelto a la vecindad de la corrupción y de la alegría, si. El barrio de


marginados y de seguidores estrictos de la moda plástica instaurada por los que
no pertenecen a este lugar. No a la xenofobia. Pero no al plagio de costumbres.

Estas tan cerca como el vaso de agua que pide un perdido en el desierto limeño.
Estas tan lejos como que para ir hasta tú casa necesito más de un sol.

El recuerdo de tu recuerdo, me aflige. Cada vez que recuerdo tu recuerdo,


recuerdo el recuerdo de mi soledad y el de mi estupidez. Te he agradecido tantas
veces por lo que me diste, te he agradecido tantas por cerrarme la puerta en la
cara y no dejarme seguir viendo la ilusión que hiciste creer por tanto tiempo.
Te mordería en todo caso, si vuelvo a verte, si vuelvo a oler tu presencia maldita
que llena de hedor todo el ambiente en el que el recuerdo de tu recuerdo amenaza
con volver y destruir todo lo que, con mucho ahínco, dedicación, y constante
trabajo, he logrado construir en mi corazo, que todavía, por cierto, no se recupera
de la inminente palabra mal dicha por tus labios que ya no tienen aquella miel que
me hicieron, tanto, bien y a la vez mal y adicto a vivir solo de besos. Mas tendré
que acostumbrarme, no quiero vivir sin ellos

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