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168 Julia Kristeva Ja alegria y Ja beatitud, y no como una libre decisién ni como un deseo, Pero lo que hay que subrayar aqui es la aparicién de esta «causa exte- rior, enamorada de si misma, a la vez objeto y motor del amor spino- zista. Para revelar como el movimiento amoroso de la alegria es una iden- tificacién de si mismo con Dios (sive Natura): no por el repliegue car- tesiano hacia una subjetividad de dominio, sino por la inmersién gozosa del entendimiento en un objeto o en una causa infinita felizmente ena- morada de si misma. «... En qué consiste nuestra salvacion o felicidad, © sea nuestra libertad; a saber: un constante y eterno amor a Dios, o sea en el amor de Dios hacia los hombres... Pues en cuanto se refiere a Dios, es una alegria acompariada por la idea de si mismo» (laetitia conco- mitante idea sui) **. Sino hay mas que conocimiento, este conocimiento ¢s un amor —un amor intelectual, amor intellectualis— que relaciona el si mismo (cuyo cuerpo no hay que olvidar) con Dios. Sélo asi el conocimiento puede conducir al horizonte ético: al gozo del salus. De la ratio diligendi to- mista al amor intellectualis spinozista parece que se ha producido una ver- dadera transformacién, la de la teologia en ética. Sin que por ello el amor se borre de la légica cuando ésta no renuncia a la felicidad: al gozo. Un gozo discreto en Santo Tomas, manifiesto ¢ innovador en Spinoza. EI resto no es mds que imaginacién, fantasmas, fabulas que desplie~ gan los callejones sin salida —las delicias— del amor. % Tbid., pp. 589-90.

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