Professional Documents
Culture Documents
El Ghetto de Varsovia.
Surgimiento, Vida, Lucha y Rebelión
El plan alemán, para la exterminación de la población judía, era sencillo:
primero establecer ghettos, para vigilar a los judíos y luego enviarlos a los
campos de concentración.
Durante la Segunda Guerra Mundial, uno de los ghettos más importantes fue
el Ghetto de Varsovia, en Polonia.
El 12 de octubre de 1940 se dio lectura por la radio polaca, un comunicado
por el cual todos los judíos de Varsovia, tenían que concentrarse hasta el 31
de octubre, en un sólo sector. Al vencerse el plazo, los portones del ghetto
fueron cerrados y vigilados por guardias alemanes.
El ghetto recibió constantemente nuevos refugiados, por lo tanto fue
necesario construir más casas, pero los alemanes lo que hicieron fue reducir
cada vez más la superficie del ghetto. La desproporción entre la población
del ghetto y su superficie, ocasionó una serie de epidemias, hambre y
miseria. De este modo, la población judía se transformó en una población
agonizante.
Los cadáveres reposaban en el suelo, desnudos o envueltos en papeles
sucios. Incluso los judíos más piadosos se vieron obligados a no honrar a sus
muertos, y depositarlos en la noche sobre la calzada. Los muertos anónimos
fueron arrogados en fosas comunes.
En el ghetto, un solo hombre de cada 138 tenía trabajo. La mayoría de los
judíos trabajaban en fábricas alemanas, confeccionando trajes militares y
fabricando armas. Algunos judíos trabajaban en el sector " ario ", en las vías
férreas, en fábricas de armamento o establecimientos militares. Algunos de
estos obreros se transformaron en contrabandistas de mercancías.
Los judíos del ghetto tenían una estructura de clases, basada en el número
de calorías consumidas. El estrato social más deprimente fue el de los
mendigos, que pedían algo de comida en las calles del ghetto. Los
principales mendigos fueron niños.
Dentro del ghetto, los judíos debían llevar obligatoriamente un brazalete con
la " Estrella de David ", la estrella de seis puntas. Estos brazaletes eran muy
demandados, porque si los alemanes veían a algún judío portando un
brazalete sucio o arrugado, lo golpeaban despiadadamente.
En el ghetto, se formaron una serie de centros de protección social, para
ayudar a los más necesitados, sobre todo a los enfermos, a los huérfanos y a
los niños. También se crearon establecimientos educacionales clandestinos,
para que los jóvenes continuaran sus estudios.
Los partidos y movimientos del ghetto publicaron periódicos clandestinos.
Esta prensa contrarrestaba las campañas alemanas para crear confusiones
entre los judíos del ghetto. Esta prensa, levantó el ánimo de sus lectores y
los estimuló para resistir y enfrentar al enemigo.
Pero poco a poco, los movimientos que habían surgido para realizar
actividades educacionales, decidieron preparar una lucha armada. Esta
decisión fue tomada después de la " Gran Acción " del 21 julio, donde fueron
deportados a Treblinka, un campo de concentración alemán, más de
trescientos mil ( 300.000 ) judíos. La " Gran Acción " culminó el 21 de
septiembre.
De esta manera, se formaron la Organización Combatiente Judía ( Z.O.B. ) y
la Organización Militar Judía ( Z.Z.W. ) , las siglas están en polaco. Para estas
dos organizaciones, lo más difícil fue conseguir armas, las cuales adquirieron
por medio de la resistencia polaca, de comerciantes polacos y de desertores
alemanes, pero como las armas que encontraban no siempre estaban en
buen estado, decidieron fabricar ellos mismos granadas de mano y bombas
Molotow.
El primer enfrentamiento entre los judíos, comandados por Mordekhai
Anielewicz , y los alemanes, dirigidos por el general Jurgen Von Stroop, fue
en enero de 1943 .
El 18 de enero de 1943, los alemanes irrumpieron en las calles del ghetto y
alrededor de los muros y de las casas se colocaron guardias, para controlar
las entradas.
La lucha duró cuatro días, y culminó cuando el último alemán salió del
ghetto.
Pero los judíos sabían que los alemanes volverían, así que construyeron
refugios, con entradas secretas, que comunicaban con el sector " ario ".
También comprendieron que el único camino que tenían era LUCHAR
CONTRA EL ENEMIGO.
El verdadero levantamiento estalló el 19 de abril de 1943. Este
levantamiento se divide en dos períodos: el primero del 19 de abril hasta el
21 de abril, cuando los alemanes utilizaron por primera vez el fuego y el
segundo el de los incendios.
En este levantamiento, los alemanes tuvieron ventajas en hombres, armas,
libertad de movimientos y elección del momento de combatir. En cambio los
judíos, tenían que estar alerta las veinticuatro horas del día, porque no
sabían el momento en que aparecerían los alemanes. El enemigo
reemplazaba a los heridos, los combatientes judíos no tenían reemplazos. El
enemigo podía pedir refuerzos, mientras los judíos estaban solos en la lucha.
Los alemanes usaron aviones para detectar la ubicación de los combatientes.
Pero hubo un elemento contra el cual los judíos no pudieron hacer nada: EL
FUEGO. Los alemanes incendiaban manzanas de edificios completas, la
mayoría de los judíos morían quemados, pero otros se arrojaban de las
ventanas, preferían saltar y no entregarse a los alemanes.
Este levantamiento terminó el 16 de mayo, cuando los alemanes
dinamitaron la gran Sinagoga judía. Los alemanes habían destruido el ghetto,
reduciéndolo a un montón de escombros.
Un Caballero Ideal
La imagen romántica de los caballeros medievales que vivían entregados a
fabulosas aventuras y fieles a un estricto código de honor, no está
alimentada sólo por la literatura de los cantares de gesta o por sagas como
la del Rey Arturo, sino también por algunos pocos personajes históricos
cuyas andanzas cobraron estatura mítica.
Durante centurias los niños franceses escucharon encantados las hazañas,
los dichos y hechos del condestable Bertrand Duguesclin, uno de los grandes
héroes de la Edad Media, el cual recibió de su rey el encargo de expulsar a
los ingleses del territorio de Francia en el siglo XIV.
Sus actos de arrojo y sus muestras de piedad sólo eran comparables a la
arrogancia con la que rubricaba sus palabras. Hecho prisionero por el
Príncipe Negro, le pidió éste que él mismo fijase el precio de su rescate.
"Cien mil libras" -contestó Duguesclin sin vacilar, una cifra formidable para
aquellos tiempos. Maravillado, el Príncipe Negro le preguntó de dónde
sacaría tamaña fortuna. El condestable repuso con inconmovible seguridad:
"No hay muchacha en Francia que no esté dispuesta a tejer una rueca llena
para pagar mi rescate". En efecto, al poco tiempo, los franceses pagaron el
rescate hasta la última moneda.
El condestable era un guerrero a las órdenes de la realeza, no un caballero
andante que salía por el mundo a "desfazer entuertos"; pero se dice que
jamás cometió tropelías que dañasen su honor y, más aún, predicó la
defensa y el respeto a los códigos de caballería en cada oportunidad. Entre
los dichos que se le atribuyen, están el de que "de nada vale ganar una
batalla y perder el alma". O las palabras que habrían constituido su regla de
oro: "Nunca olvides, dondequiera que hagas la guerra, que el clero, las
mujeres, los niños y los pobres no son tus enemigos".
Se dice que anteponía el honor a todo. Sin embargo, el mayor hecho de
honor de toda su historia, no lo protagonizó él sino su enemigo.
Hallándose Duguesclin sitiando un castillo en Languedoc, el gobernador
inglés prometió entregarlo en un día determinado, si antes no eran
socorridos. Pero falleció Duguesclin antes del día señalado para la entrega
del castillo, de modo que el ejército francés que encabezaba no llegó a
tomarlo.
Bien pudo el gobernador inglés redoblar la defensa y aguardar los refuerzos
que venían en camino. Sin embargo, fiel a la palabra dada al contendiente
caído, el día indicado se presentó en el campo enemigo al frente de toda su
guarnición. Y a ningún subalterno entregó las llaves del castillo, sino que
avanzó hasta la mismísima tienda del condestable y las depositó sobre el
féretro.
Tal como había prometido.