Recientes estudios psicológicos estadísticos encontraron
que una tercera parte de los niños referidos a una clínica psiquiátrica típica de universidad eran hijos de padres divorciados. Kalter sugiere que “los niños cuyos padres se divorcian pueden ser especialmente vulnerables a los tipos de conflictos del desarrollo que resultan en la referencia psiquiátrica”.
Factores que interfieren en el desarrollo
1. La edad y el nivel del desarrollo del niño antes del
divorcio. 2. La naturaleza del ambiente del niño y las interferencias en el desarrollo antes del momento del divorcio. 3. Las fuerzas constitucionales del niño. 4. La madurez de los padres y su habilidad para mantener al niño fuera de las hostilidades matrimoniales y de divorcio. 5. La psicopatología vs. la salud mental relativa del padre que se hará cargo de la custodia. 6. La disponibilidad, salud relativa y madurez del padre sin custodia. 7. El apoyo disponible, en términos de otros miembros de la familia y la comunidad. 8. La disponibilidad de algún familiar y en quien el niño pueda confiar que, en cierta forma, haga las veces del padre que falta. Kalter encontró evidencia de un “efecto de déficit acumulativo moderado” (en tanto más pequeño sea el niño en el momento del divorcio, mayor será la perturbación).
Los niños de todos los grupos de edades reaccionan al
divorcio de sus padres con ira, tristeza, auto culpa, evidencia de herida narcisista, temores al abandono y rechazo y con un sentido perturbado de seguridad e identidad.
Es más probable que no se lleve al niño con el
psicoterapeuta hasta que manifieste el tipo de conducta que resulta más frecuente en la referencia a una clínica psiquiátrica, a saber, problemas de agresión o relacionados con la escuela, conducta delincuente, acting out sexual, o abuso de drogas en la adolescencia.
MÉTODO
El enfoque total de tratamiento integrado incluye trabajar
con él o los padres, y en ocasiones, con el personal de la escuela u otras figuras importantes en el ambiente del niño.
Se encontraron que en algunos casos el trabajo de corta
duración, apoyo, educativo y orientado a la crisis, realizado con los padres poco tiempo después del divorcio, tenía éxito al mejorar significativamente el efecto del divorcio en el niño.
En ocasiones, los conflictos matrimoniales y otros
conflictos personales se sitúan en el niño, de tal forma que la mejor manera estratégica de intervención es el tratamiento de la “relación padre – hijo” a través de “orientación a padres”. La terapia de juego con orientación analítica es el mejor formato para permitir que las fantasías del niño se desdoblen en el contexto de un ambiente “seguro” y desarrollar con el tiempo una relación de confianza, para que la naturaleza de los conflictos del niño y la estructura de la personalidad sean comprendidas por el terapeuta y el niño mediante la interpretación y se puedan hacer intervenciones ambientales apropiadas a través de la orientación a padres.
DUELO
Bowlby señala la manifestación de “protesta,
desesperación y negación” en niños muy pequeños separados de sus madres, como algo similar al “duelo patológico” de los adultos.
Deutsch propuso que el yo del niño no está lo
suficientemente desarrollado para soportar la presión del duelo y por lo tanto, trata de burlar al proceso mediante una regresión infantil.
La negación y la fantasía las utiliza el niño para
contrarrestar la represión de afectos dolorosos fracasando en el reconocimiento de la realidad de la situación. Es común que el niño pueda dar evidencia verbal de que está cognoscitiva mente conciente de la naturaleza de la pérdida, aunque emocionalmente se rehúsa a aceptarla. Esto se manifiesta a través de fantasías de reunión y reconciliación y un rechazo desafiante a un padre sustituto.
Algunos autores señalan unánimemente la importancia de
ayudar al niño a tolerar y expresar el dolor, la furia, tristeza y el temor que acompañan al dolor por la pérdida de uno de sus padres, para que éste como adulto, no sufra la constricción del afecto relacionado con el tratar de evitar sentimientos dolorosos, o se sienta agobiado de intentos neuróticos por terminar el proceso de duelo incompleto.
“El proceso psicoterapéutico parece permitirles una nueva
oportunidad, con un ‘objeto nuevo’ para completar muchas de las tareas del desarrollo que interfirieron con el divorcio”.
FANTASÍAS DE REUNIÓN
La tendencia del niño a mantener o recrear la relación del
objeto perdido es una evidencia de su incapacidad para completar el proceso de duelo. En ocasiones la fantasía permanecerá dormida o se conservará en secreto durante años, sólo para abrirse cuando la provoca un suceso externo amenazante como el nuevo matrimonio de uno de los padres o decepción con un padre substituto.
Lohr y cols. Distinguen la fantasía de reconciliación como un
tipo especial de fantasía de reunión. Utilizan el término “fantasía de reconciliación” para denotar “el deseo del niño de continuar los lazos de un padre al otro como así mismo”. La culpa puede ser un factor que contribuye a fortalecer las fantasías de reconciliación, ya que el niño desea deshacer la separación de sus padres por la que puede sentirse responsable.
TEMOR AL ABANDONO Y EL RESULTADO
DE LA CULPA
Los niños de padres divorciados nunca más pueden sentir
esa seguridad. Siempre existe la posibilidad de que “si papá me puede abandonar, también mi mamá puede hacerlo”. Nelly y Wallerstein encontraron que algunos niños en edad preescolar percibían a su madre como alguien que les causaba temor, poderosa y amenazante, que podía desterrar a los miembros de la familia.
También encontraron que los niños mayores, en edad
preescolar, tendían a culparse, sintiendo que si se hubieran comportado mejor o si no hubieran tenido actitudes de “desobediencia” se hubiera evitado la tragedia. A menudo el niño se encuentra atrapado en sentimientos de lealtad entre sus padres o puede sentirse culpable por aceptar a un padrastro, sintiendo que es una traición al padre ausente idealizado.
PROBLEMAS DE IDENTIFICACIÓN
“La identificación se define como una transformación del
yo, donde éste se vuelve similar al objeto exterior”. El sentido del yo de una persona se debe en gran parte, a la identificación con objetos de figuras paternas durante la infancia temprana. Esta identificación juega un papel importante en el desarrollo del superyó, ideal del yo e identidad sexual.
Se ha observado que es un fenómeno común que los niños
traten de retener al padre divorciado ausente a través del proceso de identificación. La madre de un niño se queja de sus lloriqueos, irresponsabilidad y de su comportamiento avergonzante, de la misma manera en que se quejaba de estos atributos en su ex esposo.
En el curso del desarrollo del superyó, el niño aprende a
repudiar la gratificación instintiva inmediata con el fin de satisfacer al padre. Wolfenstein señala que en ocasiones la buena conducta del niño se puede basar en un tipo de “trato”, de que si es “bueno” nada malo sucederá. Cuando el padre se aleja, el niño siente que el trato se ha anulado, y, en consecuencia, rechaza con enojo los cuerdos internalizados previamente.