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Notas sobre el Psicoanálisis Freudiano

El término tópica designa una teoría que postula la diferenciación del aparato
psíquico en cierto número de sistemas (“partes” o “lugares”) dotados de características o
funciones diferentes. Estos sistemas se encontrarían dispuestos en un determinado orden
entre sí, lo que permite considerarlos metafóricamente como lugares psíquicos de los que
es posible plantear una representación espacial figurada. La hipótesis freudiana de una
tópica psíquica surge dentro de un contexto científico (neurología, psicofisiología,
psicopatología) que considera determinaciones topológicas para determinadas
funciones o procesos síquicos. La teoría anatómica y fisiológica de las localizaciones
cerebrales – que predominaba en la neurología durante la segunda mitad del siglo XIX –
tendía a relacionar funciones síquicas especializadas con soportes neurológicos
rigurosamente localizados. Incluía también tipos específicos de representaciones o
imágenes, respecto de las cuales asumía que estaban almacenadas en una determinada
parte de córtex cerebral.

En la obra que Freud dedicó a la afasia, publicada en 1891, critica esta teoría a la
cual califica de tópica, centrándose en lo que a su juicio resulta más insatisfactorio de
ella, a saber las limitaciones y contradicciones de los esquemas anatómicos propuestos
por el médico Karl Wernicke1 y Ludwig Lichtheim. Sostiene Freud que la consideración de
los datos relativos a la localización debe completarse con una explicación funcional.

Precisamente, el Inconsciente postulado por Freud no se limita a reconocer la


existencia de lugares psíquicos diferentes, sino que asigna a cada uno de ellos una
naturaleza y un modo de funcionamiento distintos. Desde los Estudios sobre la Histeria, de
1895, la concepción del inconsciente implica una diferenciación tópica del aparato
psíquico: el mismo concepto de inconsciente implica una diferenciación en estratos.
Además, la investigación analítica se efectúa necesariamente por ciertas vías que
suponen la existencia de un determinado orden entre los grupos de representaciones. La
organización de los recuerdos, dispuestos en forma de verdaderos “archivos” en torno a
un “núcleo patógeno”, no es sólo cronológica; tiene también un sentido lógico,
efectuándose de diversos modos las asociaciones entre las diversas representaciones. Por
otra parte, la toma de conciencia, la reintegración de los recuerdos inconscientes en el
yo, se describe sobre un modelo espacialmente representado definiéndose la conciencia
como un “desfiladero” que no deja pasar nada más de un recuerdo a la vez al “espacio
del yo”.

Sigmund Freud atribuyó a Breuer el mérito de haber establecido una hipótesis que
es esencial para una teoría tópica del psiquismo: en la medida en que el aparato psíquico
está conformado por distintos sistemas, esta diferenciación debe poseer una significación
funcional.

1 Karl Wernicke (1848-1904). Médico que suele ser considerado parte de lo que se llama la
psiquiatría somatológica, la cual otorga gran importancia a la relación del síntoma de la
enfermedad mental con una alteración localizable, anatómica y aún corticalmente.
Ludwig Lichtheim (1845-1928). Importante defensor del modelo localizacionista-
conexionista, que propone la existencia de conexiones entre centros neurológicos para el
procesamiento del lenguaje.
Finalmente, el estudio del sueño, reforzando la idea de un territorio inconsciente con sus
propias leyes de funcionamiento, apoya la hipótesis de una separación entre los sistemas
psíquicos. Acerca de este punto, Freud reconoció que la escena de acción de los sueños
no constituía la prolongación atenuada de la actividad representativa de la vigilia, sino
que se trataba verdaderamente de “otra escena”.

La primera concepción tópica del aparato psíquico se presenta en el capítulo VII de La


Interpretación de los Sueños (1900), pero puede seguirse su evolución a partir del Proyecto
de Psicología Científica (1895), donde es expuesta todavía dentro del marco de un
aparto neuronal, y a continuación en las cartas a Fliess, especialmente las del 1-I-1896 y
del 6-XII-1896. En la primera tópica distingue tres sistemas, inconsciente, preconsciente y
consciente, cada uno de los cuales posee su función, su energía de catexis,
especificándose por sus contenidos representativos. Entre estos sistemas Freud sitúa las
censuras, las cuales inhiben y controlan el paso del uno al otro. El término “censura”, al
igual que otras expresiones de Freud, tales como “antesala”, “fronteras” entre sistemas,
indica el aspecto espacial de la teoría del aparato psíquico.

Pero el punto de vista tópico va más allá de esta diferenciación fundamental. Por
una parte Freud en los esquemas del capítulo VII de la Interpretación de los sueños, así
como en la mencionada carta del 6-XII-1896, postula la existencia de una sucesión de
sistemas mnémicos constituidos por grupos de representaciones caracterizados por leyes
de asociación distintas. Por otra parte, la diferencia entre los sistemas es correlativa de
una cierta ordenación, de tal forma que el paso de la energía de uno a otro punto debe
seguir un orden de sucesión determinado: los sistemas pueden ser recorridos en un a
dirección normal, “progresiva”, o en un sentido regresivo; lo que Freud designa con el
término “regresión tópica” viene ilustrado por el fenómeno del sueño, en el que los
pensamientos pueden adquirir un carácter visual que llegue hasta la alucinación,
regresando así a los tipos de imágenes más próximos a la percepción, situada en el origen
del recorrido de la excitación.

¿Cómo debe entenderse el concepto de lugares psíquicos, que implica la teoría


psicoanalítica?. Tal como Freud lo hizo notar, sería un error ver en ello la afirmación de una
localización anatómica de las funciones: “Dejaré de lado totalmente el hecho de que el
aparato psíquico, del que aquí nos ocupamos, nos es conocido igualmente en forma de
preparación anatómica, y evitaremo0s cuidadosamente la tentación de determinar
anatómicamente en alguna forma los lugares psíquicos”. Pese a ello las referencias a la
anatomía no estarán completamente ausentes de los planteamientos de Freud. Así por
ejemplo, ocurre en La Interpretación de los Sueños (1900), donde el proceso psíquico se
concibe como una instancia entre una extremidad perceptiva y una extremidad motriz,
concepción que se relaciona directamente con la idea de arco reflejo. Podrán
encontrarse, además, analogías o metáforas acerca de la estructura espacial del sistema
nervioso.

No obstante, el propio Freud destaca lo que considera como una contribución


importante de su trabajo: “...hacer comprensible la complicación del funcionamiento
psíquico descomponiendo este funcionamiento y asignando cada función particular a las
diversas partes del aparato”. La expresión “lugares psíquicos” implica, que cada una de
esas partes es exterior a las demás y posee una función especializada que le es propia.
Por otra parte, en la Interpretación de los Sueños, encontraremos la comparación entre el
aparato psíquico y un aparato óptico (el microscopio compuesto, por ejemplo). Allí se
podrá advertir que la noción de lugar psíquico correspondería a los puntos virtuales del
aparato, situados entre dos lentes, más que a sus piezas materiales.

La tesis principal de una distinción entre sistemas, es inseparable de la concepción


dinámica de éstos, según la cual estos sistemas se hallan en un cierto conflicto. La
articulación entre estos puntos de vista plantea el problema del origen de la
diferenciación tópica. Ésta se relaciona directamente con el concepto de pulsión que
Freud distinguirá radicalmente del instinto.

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