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P R E V E N C I O N D E A N E M I A E N N I Ñ O S Y E M B A R A Z A D A S
PRÓLOGO
Una proporción significativa de la población mundial presenta carencias de minerales y vitaminas, a los que común-
mente se designa como micronutrientes. Aunque algunas de las consecuencias clínicas obvias de la malnutrición de
micronutrientes han sido conocidas por largo tiempo, sólo recientemente se han comprobado las dimensiones globales y
el amplio espectro de consecuencias adversas de las deficiencias –aun en las leves– de micronutrientes sobre el desar-
rollo físico y mental, la calidad de vida, la morbilidad y la mortalidad.
Desde 1990, el compromiso político de reducir y controlar las carencias de los principales micronutrientes ha estado
presente en la agenda de numerosas reuniones mundiales cuyas conclusiones ha suscrito nuestro país (Cumbre Mundial
de la Infancia, 1990; Conferencia sobre el Hambre Oculta, 1991; Conferencia Internacional de Nutrición, 1992).
A partir de los primeros estudios realizados en nuestro país sobre la prevalencia de la anemia en los niños, y luego de la
adopción de las Metas para el año 2000 y la elaboración del Plan Nacional de Alimentación y Nutrición, se ha venido
analizando la dimensión del problema, así como la necesidad y oportunidad de su prevención. En 1993 se constituyó la
Comisión Nacional Asesora sobre Carencias de Micronutrientes, con una amplia representación académica, que en el
aspecto específico de la anemia nutricional en niños recomendó la estrategia de fortificación selectiva de alimentos
como medida preventiva de preferencia.
Existe consenso en reconocer que las carencias específicas de nutrientes pueden ser prevenidas en forma eficaz, aun
cuando las condiciones generales de vida no mejoren, sin que esto implique dejar de perseguir tal objetivo.
El presente documento, destinado a todos los integrantes de los equipos de salud del país, forma parte de un conjunto
de actividades que el Ministerio de Salud está llevando adelante para lograr una efectiva prevención de la anemia, cen-
trada en la fortificación de la leche como intervención nutricional a gran escala y sostenible en el tiempo, a fin de cubrir
la población de mayor riesgo.
El propósito de esta publicación es brindar elementos para reconocer la importancia de la anemia como problema de
salud pública, proponer acciones para su resolución y lograr, a través de la capacitación, la incorporación de la preven-
ción de la anemia a las prácticas cotidianas de los equipos de salud.
En sus distintos capítulos se apunta a:
- Definir el problema, sus causas y consecuencias.
- Presentar la información epidemiológica disponible en nuestro país.
- Revisar las estrategias de prevención, con especial énfasis en la fortificación de alimentos.
- Describir la propuesta de fortificación de la leche del Programa Materno Infantil.
- Brindar herramientas para la indicación y el uso adecuado de la leche fortificada en los niños.
- Informar sobre las actividades previstas para apoyar la implementación de esta estrategia.
- Actualizar las normas de suplementación farmacológica con hierro en niños y em-ba-raza-das.
- Presentar los resultados de los estudios sensoriales de aceptabilidad de la leche fortificada.
- Presentar los resultados de los estudios cualitativos sobre representaciones culturales de la leche, que deberían ser
tomados en cuenta a la hora de programar la comunicación social.
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CONTENIDO
Introducción
¿Qué es la anemia?
Causas
Consecuencias funcionales
El hierro en la dieta
Características de la dieta argentina
Datos epidemiológicos
Prevención
Fortificación de alimentos
Propuesta
Experiencias de otros países
Referencias
Utilización de la leche fortificada
Etapas previstas para la implementación del Programa
Anexo 1. Guías para el uso de suplementos
Anexo 2. Estudios sensoriales de aceptabilidad
Anexo 3. Representaciones culturales acerca de la leche
Anexo 4. Empresas que desarrollaron el producto
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INTRODUCCIÓN
Como muchos países de América Latina, Argentina se encuentra en un proceso de transición demográfica, epidemiológi-
ca y nutricional. La prevalencia de la desnutrición aguda ha declinado en las últimas décadas (aunque en bolsones de
pobreza extrema siga siendo inadmisiblemente elevada), dando paso a una realidad en la que predominan el retraso
crónico del crecimiento, el sobrepeso y las carencias de micronutrientes. Aunque estas condiciones tienden a prevalecer
en los sectores sociales más desprotegidos, afectan a toda la trama social. La problemática que enfrentamos en cuanto
a la deficiencia de hierro, podrían sintetizarse en los siguientes puntos:
• La carencia de hierro es la deficiencia nutricional prevalente en todo el mundo.
• Los grupos de mayor prevalencia son los niños menores de 2 años y las embarazadas.
• En nuestro país existe evidencia suficiente acerca de la magnitud del problema, sobre todo en el grupo de niños de 6 a
24 meses.
• La anemia por deficiencia de hierro tiene consecuencias funcionales adversas que comprometen el desarrollo intelec-
tual de los niños, el sistema inmunitario, la capacidad de trabajo muscular, y representan riesgos ciertos durante el
embarazo y el parto.
• Las medidas de prevención son conocidas y han sido probadas universalmente. Su relación costo-efectividad es muy
alta.
Entonces, ¿Por qué se han mantenido prevalencias de anemia elevadas en nuestro país du-ran-te, al menos, los últimos
15 años?
Entre otros factores, han estado operando los siguientes:
• El tema nunca ha sido instalado como problema de salud pública.
• La anemia no se adveirte hasta que es muy severa. Ningún niño o mujer consulta por síntomas de anemia.
• No se hacen pesquisas sistemáticas, aún cuando las Normas indican que en todas las embarazadas debe efectuarse
la determinación de hemoglobina. En los niños de alrededor de 1 año debiera hacerse, pero no está normatizado ni es
rutinario.
• La evaluación nutricional se limita generalmente a la antropometría y, cuando ésta es normal, no se sospecha la exis-
tencia de otras carencias específicas.
• La dieta argentina promedio tiene una buena disponibilidad de hierro a partir del alto consumo de carnes; sin embar-
go, el consumo de carnes en los niños es tardío y en escasa cantidad; y en muchas mujeres puede ser bajo, en función
del nivel de ingresos de las familias.
• Se confía en la efectividad de la suplementación medicamentosa, sin vigilar la adherencia al tratamiento, que por lo
general es baja.
El criterio ético para una intervención en salud pública es que exista una evidencia concluyente de causalidad y de efec-
tividad de la intervención. Además, es preciso considerar si la patología que se plantea como objetivo de la política tiene
la suficiente entidad para ser considerada una prioridad, teniendo en cuenta su prevalencia y la gravedad de sus conse-
cuencias.
Hoy sabemos que es preciso reconocerle prioridad al problema de la carencia de micronutrientes –y, dentro de ellos, al
hierro– en los grupos de población vulnerable, para lo cual se inicia una estrategia que comprende la fortificación de la
leche del Programa Materno Infantil, la capacitación de los equipos de salud y la comunicación social dirigida a las
familias y a la comunidad. El objetivo del presente documento es contribuir a actualizar las evidencias disponibles sobre
el tema, y proponer las bases para una capacitación eficaz.
La fortificación con hierro y zinc de la leche del Programa Materno Infantil representa un cambio importante dentro de
las políticas de prevención dirigidas a esta población. Sabemos también que su impacto puede ser significativo.
El éxito depende de que todos los equipos de salud trabajen en forma mancomunada, conozcan el problema al nivel
local, estén convencidos de la eficacia de esta nueva estrategia de prevención, y cuenten con la información suficiente
para orientar a las familias en la aplicación adecuada de la estrategia, en el marco del cuidado de la salud de las
madres, los niños y las niñas.
¿Qué es la anemia?
La anemia es la disminución de la concentración de hemoglobina en la sangre por debajo del límite establecido como
normal para la edad, el sexo y el estado fisiológico.
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GRUPO DE EDAD Y SEXO HEMOGLOBINA POR DEBAJO DE: HEMATOCRITO POR DEBAJO DE:
g/dL %
Niños de 6 meses a 5 años
Niños de 5 a11 años 11,0 33
Niños de 12 a 13 años 11,5 34
Mujeres no-embarazadas 12,0 36
Embarazadas 12,0 36
Hombresg/dL 11,0 33
13,0 39
Tomado de WHO/UNICEF/UNU, 1997
En los niños y las mujeres la causa más común de la anemia es la deficiencia de hierro. Si los depósitos de hierro del
organismo están bajos, pero la hemoglobina es todavía normal, el cuadro recibe el nombre de "deficiencia de hierro sin
anemia".
La deficiencia de hierro es la carencia nutricional prevalente en todo el mundo. Se estima que afecta a más de 500 mil-
lones de personas.
DEFICIENCIA DE HIERRO
ES FUNCIÓN DE • La biodisponibilidad promedio del hierro de la dieta.
CAUSAS:
Los grupos de población con mayor riesgo de sufrir carencia de hierro son los niños de entre 6 y 24 meses de edad, y
las mujeres embarazadas. La causa común es el aumento del requerimiento de hierro, relacionado con la mayor veloci-
dad de crecimiento.
Niños: El niño de término al nacer tiene una concentración corporal de hierro de alrededor de 75 mg por Kg de peso
corporal. Estos depósitos, relativamente altos, alcanzan para sostener la duplicación del peso corporal que se produce
alrededor del 4º mes de vida. Luego, el lactante es totalmente dependiente del hierro de la dieta. Al final del primer año,
el niño normal ha triplicado el peso corporal y duplicado su volumen sanguíneo. Por esta razón, el requerimiento diario
de hierro es similar al de un hombre adulto, pero la cantidad total de alimentos consumidos por un niño de 1 año es
alrededor de 1/3. Este simple cálculo ayuda a explicar la situación de riesgo de los lactantes.
En los niños pequeños el aumento del requerimiento relacionado con el crecimiento coincide con el período de
mayor vulnerabilidad del cerebro a las noxas nutricionales; por otra parte, la densidad de hierro en sus dietas
suele ser baja.
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Embarazadas: A lo largo del embarazo transcurren tres etapas sucesivas que modifican el balance de hierro. En una
primera etapa el balance es positivo porque cesan las menstrua-cio-nes; luego comienza la expansión de la masa de
glóbulos rojos (que es máxima entre las semanas 20º y 25º); por último, en el tercer trimestre, hay una mayor captación
de hierro por parte del feto, fundamentalmente después de la 30º semana. La suma de los requerimientos para el feto y
la placenta, más la necesidad de expansión del volumen sanguíneo materno y la previsión de las pérdidas de sangre que
se producen durante el parto, hacen que la necesidad de hierro alcance cifras máximas en un período muy corto de
tiempo. Ninguna dieta es suficiente para proveer la cantidad de hierro que se requiere; si la mujer no tiene reservas pre-
vias, la consecuencia natural es que al final del embarazo, esté anémica.
La mujer adulta no embarazada tiene un requerimiento promedio de hierro de 1,36 mg/día. En comparación, las mujeres
embarazadas deben recibir durante el segundo y tercer trimestre una cantidad de hierro que garantice la absorción de
5-6 mg de hierro por día, lo que implica un consumo de 50-60 mg/día (considerando una absorción promedio del 10%).
Esta cifra sólo puede lograrse con suplementación farmacológica. (Ver Anexo 1).
La deficiencia de hierro en los niños provoca trastornos en diversas funciones, entre ellas, las siguientes:
• Alteración del desarrollo psicomotor, particularmente del lenguaje. -
• Retardo del crecimiento físico.
• Disminución de la capacidad motora.
• Alteraciones en la inmunidad celular y como consecuencia aumento de la duración y severidad de las infecciones.
En los niños, el más importante de los efectos adversos es la alteración del desarrollo psico-mo-tor, probablemente irre-
versible. De allí la urgencia de prevenir esta deficiencia en los primeros dos años de vida, etapa en que coincide la
mayor prevalencia de deficiencia de hierro con la mayor vulnerabilidad del cerebro a las noxas nutricionales. Los niños
mayores de 2 años también presentan problemas de atención y de rendimiento intelectual; sin embargo, si la ane-mia
es tratada, la alteración del desarrollo es reversible.
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EL HIERRO EN LA DIETA
El factor de riesgo básico asociado con la deficiencia de hierro es la baja concentración y/o biodisponibilidad del hierro
en la dieta. Dada una dieta de características más o menos uniformes, aquellos individuos o grupos poblacionales que
presenten mayores requerimientos desarrollarán la deficiencia.
El hierro está presente en los alimentos en dos formas: hierro heme y hierro no-heme. El hierro heme existe en las
carnes de todo tipo (rojas y blancas, incluyendo las vísceras) y en la sangre (morcilla). Más del 20% del hierro heme pre-
sente en el alimento es absorbido y este proceso no resulta alterado por la presencia de factores facilitadores o
inhibidores de la absorción.
El hierro no-heme –o inorgánico– comprende el hierro presente en los vegetales, y en otros alimentos de origen animal
como la leche y el huevo. La absorción promedio de este tipo de hierro es mucho menor (del 1% al 8%) y altamente
variable, dependiendo de la presencia en la misma comida de factores facilitadores o inhibidores de la absorción.
El hierro de la leche materna constituye una excepción, dado que su absorción ha sido estimada en alrededor del 50%,
si bien su concentración es tan baja como en la leche de vaca.
Los más importantes entre los factores facilitadores de la absorción de hierro son la vitamina C, otros ácidos orgánicos
(cítrico, málico, tartárico, etc.), y el "factor cárneo", es decir, la presencia de tejidos animales de cualquier especie en la
misma comida.
Los factores inhibidores más importantes son: los taninos presentes en el té y el mate, los fitatos (salvado de cereales),
los fosfatos (yema de huevo, gaseosas), y el exceso de calcio.
La ingesta de hierro esperable en la población adulta puede estimarse a partir de la estructura de compra de alimentos
a nivel familiar (INDEC, Encuesta de Gastos e Ingresos de los Hogares, 1996-97). Los cálculos siguientes se refieren al
área metropolitana para las familias ubicadas entre los percentilos 13 y 42 de ingresos; esto es, las familias que cubren,
como mínimo, el requerimiento energético. Tomando como base la estructura de consumo, se calculó la cobertura de
necesidades de hierro para una dieta que brinde 2500 Kcal/día (requerimiento medio de un hombre adulto sedentario) y
2000 Kcal/día (requerimiento medio de una mujer adulta) y 3000 Kcal/día (requerimiento medio de un hombre adulto
con actividad física moderada).
En el Cuadro siguiente se describe el contenido total de hierro de la dieta, el contenido de hierro proveniente de carnes,
el contenido de ácido ascórbico y el hierro potencialmente absorbido, para 3000 Kcal, 2500 Kcal y 2000 Kcal. Dada la
cantidad de hierro proveniente de la carne (45%) y la cantidad de ácido ascórbico presente, se puede catalogar la dieta
argentina –o metropolitana para el 2º quintil de ingresos– como de biodisponibilidad alta, según el criterio FAO/OMS. Por
lo tanto, se considera una absorción de 15% para el hierro total.
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Las diferencias regionales en términos de consumo de carnes son escasas, variando las proporciones de carne vacuna,
aviar, porcina, ovina y pescados, pero manteniendo un porcentaje alto del consumo calórico total:
Este patrón dietético favorable para los adultos, no tiene el mismo impacto en los niños pequeños, dado que su ingesta
de carne es tardía y escasa en cantidad. Aun así, en los niños de 9 a 24 meses de la encuesta del Gran Buenos Aires , el
30% del hierro que consumían provenía de carnes.
En los niños, la lactancia materna ofrece una adecuada protección durante los primeros meses de vida en la medida en
que sea exclusiva. Los datos existentes en diversas regiones del país indican un patrón de lactancia exclusiva de corta
duración, si bien la lactancia se mantiene con incorporación temprana de leche de vaca y papillas de vegetales y frutas.
La densidad de hierro de la dieta de los lactantes del Gran Buenos Aires5 y de Tierra del Fuego es de 4,5 y de 4,7
mg/1000 Kcal, respectivamente, en tanto en U.S.A. es de 7 mg/1000 Kcal. Esta diferencia se relaciona con el bajo con-
sumo de alimentos fortificados con hierro y con el hecho de que 30% de la ingesta energética en nuestra población de 9
a 24 meses de edad es provista por leche de vaca. Si el 30% de las calorías fueran provistas por una fórmula fortificada
(según estándares norteamericanos) la ingesta promedio de hierro sería 135% mayor que la actual. Considerando el
consumo de derivados de la harina de trigo en este mismo grupo, la ingesta de hierro aumentaría un 16% si la harina se
forticara a niveles de restauración.
En el Cuadro siguiente se presenta una descripción más completa de los resultados comparables de las encuestas
basadas en muestras probabilísticas de población. Se incluyen también algunos de los factores de riesgo reconocidos.
Es de destacar la similitud de las prevalencias a lo largo de 15 años en muestras directamente comparables
–como es el caso del Gran Buenos Aires–, o en muestras pertenecientes a una misma región geográfica –tales
como Misiones y Chaco–.
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AREA Gran Bs As9 Gran Bs As9 Misiones8 Tierra del Fuego6 Chaco10
Año de realización 1985 1999 1986 1994 1998
Prevalencia de
anemia
Hgb < 11 g/dL 46,7 % 48,3% 55,0% 24,0% 66,4%
Hgb < 9 g/dL 13,2% -- 23,0 % 0,9 % 18,0 %
Indicadores de
hierro
PLE elevada 57,1% 38,0 % -- 42,0 % --
FS < 12 mcg/L 60,2 % 55,0 % 56,3 % 52,0 % 51,6 %
Ingesta
de hierro
Ingesta total <10 92 % 75 % 90 % 88 % --
mg/d
Ingesta de
Vitamina C
% debajo RDA 61 % 50 % 80 % 40 % --
Duración de
lactancia
Total < 6 meses 57 % 36,4 % 35,7 % 40 % --
Suplementación
con hierro
inadecuada
< 6 meses 92 % -- 96 % 34 % 82 %
Peso al nacer
< 2500 g 7,5 % -- 6,8 % 7,2 % --
Hgb: concentración de hemoglobina; PLE: protoporfirina libre eritrocitaria; FS: ferritina sérica; RDA: recomendación dietética; --: dato no disponible
Los datos sobre prevalencia previamente mencionados involucran una cifra que podría oscilar, según los distintos estu-
dios, entre 251.000 y 690.000 lactantes de 6 a 24 meses de edad con anemia clínica en la población de todo el país,
constituyendo la carencia nutricional más frecuente en este grupo etáreo.
Dado que durante el primer año de vida no se realiza un control sistemático de la concentración de hemoglobi-
na, la mayoría de estos casos permanecen sin diagnóstico y, por lo tanto, sin tratamiento.
Los datos disponibles sobre prevalencia de anemia en la mujer embarazada son escasos. La proporción entre mujeres
embarazadas y no-embarazadas –que es de 3 a 1–, coincide con valores señalados por la bibliografía, y permite supon-
er que la prevalencia de anemia en embarazadas, en nuestro país, no sería inferior al 30%, nivel considerado por OMS
como um-bral para indicar la suplementación universal de todas las embarazadas, independientemente de su nivel de
hemoglobina.
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PREVENCIÓN
BENEFICIOS DE LOS PROGRAMAS DE CONTROL DE LA ANEMIA
• Modificación de la dieta para aumentar el consumo de hierro y sus facilitadores de absorción, y disminución
del consumo de inhibidores por medio de la educación alimentaria.
Estas estrategias no son necesariamente excluyentes, pero tienen diferentes tiempos de im-ple-men-tación y para
observar un impacto en la población: la modificación de la dieta (si fuera posible, a pesar de las restricciones económi-
cas y culturales) opera en el largo plazo; la fortificación es efectiva en el mediano plazo; la suplementación, por su parte,
es una estrategia de corto plazo y la menos sustentable.
Otras medidas nutricionales, educativas y de tratamiento de parasitosis son coadyuvantes o están indicadas en contex-
tos particulares.
Para elegir una estrategia se deben tener en cuenta las causas particulares que operan sobre los grupos de población de
mayor riesgo, la prevalencia de anemia en cada grupo y los períodos críticos en que la deficiencia de hierro puede pro-
ducir consecuencias funcionales importantes.
Por ejemplo: en una mujer embarazada sin depósitos de hierro, la ventana de prevención son 9 meses y no se lograría
impacto con la educación alimentaria solamente. En este caso, la prevención recomendada es la suplementación
medicamentosa con hierro y folatos, debido a que el requerimiento es inusualmente alto en esta etapa, lo que no puede
ser cubierto por la dieta habitual, ni aun cuando incluya alimentos fortificados. Ver Anexo 1 (Tabla 1) sobre esquema y
dosis de suplementos.
En los niños menores de 2 años, las medidas de orden general incluyen la prevención del bajo peso al nacer, la ligadura
tardía del cordón umbilical (cuando cesan los latidos), la lactancia exclusiva durante el primer semestre y la alimentación
complementaria adecuada con incorporación temprana de carnes. Sin embargo, los datos epidemiológicos demuestran
que la magnitud del problema en nuestro país exige medidas más directas en plazos más perentorios.
La intervención aplicada hasta este momento ha sido la suplementación farmacológica, desde que la Sociedad Argentina
de Pediatría normatizó en 1983 la práctica ya vigente de suplementar con hierro por vía oral a todos los lactantes. La
Dirección de Salud Materno Infantil también elaboró una "Norma para el Uso de Suplementos de Sulfato Ferroso en
Niños y Embarazadas", para la adecuada utilización de los específicos distribuidos por el Programa.
Sin embargo, en las encuestas realizadas se comprobó que esta indicación sólo se cumple en un porcentaje mínimo de
sujetos, con el agravante de que la duración de la suplementación es mucho menor a la requerida para tener un efecto
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preventivo real. Solamente 7,5 % de los niños de la muestra del Gran Buenos Aires y 2,9% en Misiones habían recibido
una suplementación efectiva durante por lo menos 6 meses. Este hallazgo confirma el hecho conocido de que la suple-
mentación no supervisada no resulta eficiente, por falta de cumplimiento de la indicación. La encuesta de Tierra del
Fuego fue la excepción en este sentido con 56% de suplementación prolongada; las cifras de prevalencia de anemia en
esta jurisdicción, sensiblemente menores, pueden ser el resultado de esta práctica.
Esta hipótesis se corrobora claramente al observar que la prevalencia de anemia no ha disminuido en los últi-
mos 15 años en las áreas donde se cuenta con datos comparables, a pesar de la vigencia de esta indicación.
Si bien la distribución de suplementos de hierro por el Programa Materno Infantil ha sido sumamente irregular en los
últimos años, por los escasos montos presupuestarios asignados, la demora en las licitaciones y los recortes sufridos,
que producen bajas coberturas, ésta no es la única causa. En ese sentido, hay ejemplos de jurisdicciones (como la
provincia de Buenos Aires) en que se aseguró la provisión de hierro en los últimos 5 años y, sin embargo, no se lograron
buenas coberturas.
FORTIFICACIÓN DE ALIMENTOS
"Fortificación" o "enriquecimiento" es el agregado de uno o más nutrientes a los alimentos con el objetivo de aumentar
el nivel de consumo de tales nutrientes a fin de mejorar el estado nutricional de una población determinada. El papel pri-
mario de la fortificación es la prevención de la deficiencia. Sin embargo, en el mediano plazo, la fortificación puede llevar
a la eliminación y el control de la deficiencia y sus consecuencias .
La fortificación es considerada la estrategia más sustentable, eficiente y con mejor relación costo-beneficio.
Según la población a que va dirigida, puede ser universal si el alimento vehículo es de consumo habitual por todas las
personas, o selectiva si la estrategia responde a las necesidades particulares de un grupo de población y el alimento
vehículo es consumido preferentemente por este grupo (por ej., leche o cereales infantiles para los niños).
El alimento vehículo de la fortificación es clave, dado que de su correcta elección depende que el fortificante sea efecti-
vamente consumido por el grupo objetivo sin interferir con los hábitos alimentarios propios de cada cultura. Las princi-
pales condiciones que debe reunir el alimento vehículo son:
Con respecto al fortificante, se debe considerar la influencia del hierro agregado sobre las pro-pie-dades organolépticas
del producto, la suficiente biodisponibilidad de la fuente de hierro y el costo del proceso.
El nivel o dosis de fortificación debe responder a la ingesta recomendada del nutriente, la prevalencia de la deficiencia
en la población, el consumo diario estimado del vehículo, los hábitos alimentarios de la población objetivo y la presencia
de otros componentes dietarios que puedan interferir la absorción del hierro.
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En el caso de fortificación selectiva para los lactantes, en los que la prevención debería comenzar antes de la instalación
de la patología (v.g. en el momento del destete), y teniendo en cuenta que su dieta es relativamente monótona y
homogénea, la factibilidad del enriquecimiento es mayor.
Los datos de ingesta señalan a la leche de vaca como el vehículo más adecuado en niños mayores de 6 meses por la
regularidad de su consumo, su escasa variación según nivel socioeconómico, y por representar una porción sustancial
de la ingesta calórica total. Además, la leche en polvo es el alimento tradicionalmente distribuido por el Programa
Materno Infantil y existen las condiciones tecnológicas para su fortificación adecuada.
En el caso de la población adulta, particularmente las mujeres en edad fértil, un vehículo apropiado de fortificación es la
harina de trigo. Esta estrategia es utilizada en numerosos países y en Argentina se está trabajando en un proyecto de
fortificación con hierro y folatos de la harina de trigo para panificación.
PASOS CUMPLIMIENTO
Evaluar la prevalencia de anemia en el grupo, región o país. • en niños
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PROPUESTA
La Comisión Nacional Asesora sobre Carencias de Micronutrientes, constituida por Resolución (SS) Nº 154/93,
recomendó en base a los estudios epidemiológicos existentes que la leche en polvo destinada al Programa Materno
Infantil sea fortificada con hierro y ácido ascórbico, como facilitador de la absorción de hierro en ese vehículo.
La fortificación con hierro de un alimento podría interferir la absorción de zinc , tal como sucede cuando se administran
conjuntamente sales de hierro y zinc en ayunas. Estudios de absorción en seres humanos no han encontrado inhibi-
ciones en la absorción de zinc cuando la relación molar de Fe/Zn es de 2,5:1 , o cuando relaciones molares mayores se
encuentran en alimentos. Siendo ambos nutrientes necesarios en muchas situaciones fisiológicas, existe alguna preocu-
pación acerca de que la fortificación con uno pueda llevar a una inadecuada absorción del otro.
Por otra parte, el hierro y el zinc comparten las fuentes alimentarias de buena biodisponibilidad. En nuestro país no hay
datos acerca de la prevalencia de deficiencia de zinc en niños (situación muy difícil de documentar por la falta de un
marcador biológico confiable de estado nutricional de zinc). El patrón nutricional antropométrico prevalente con déficit
del crecimiento lineal como problema principal, es compatible con una nutrición marginal de zinc .
Por todo lo anterior, se decidió enriquecer la leche en polvo con hierro y zinc en forma concurrente.
Los compuestos de hierro a utilizar fueron analizados por la Comisión Asesora sobre Carencias de Micronutrientes y se
acordó definirlos en forma genérica como "sulfato ferroso u otras fuentes de hierro aprobadas por la Autoridad Sanitaria
Nacional de biodisponibilidad equivalente en seres humanos, debidamente documentada a través de publicaciones cien-
tíficas con referato".
La dosis de hierro a utilizar en el producto (12 mg/100g) se define a partir de la cobertura del requerimiento que se
lograría con el cumplimiento de las Normas de dación de alimentos vigentes para el Programa Materno Infantil. Los
niños de 6 a 24 meses de edad necesitan una ingesta de 7 a 10 mg/día de hierro, con una biodisponibilidad estimada en
10%. El Programa proveerá 2 Kg/mes de leche enriquecida entre los 6 y 12 meses, y 1 Kg/mes de leche enriquecida
durante el segundo año de vida, lo que permitiría cubrir el 100% y el 57% del requerimiento de hierro en cada grupo de
edad, si todo el producto fuera consumido por la población objetivo (sin dilución intrafamiliar).
Las dosis de los otros fortificantes se ajustan para mantener una adecuada relación molar con el hierro, por lo que la
propuesta de enriquecimiento tiene la siguiente composición por 100 gr:
Cabe destacar que, con estas dosis, la fortificación no genera riesgo de sobrecarga de hierro, aun en sujetos que no pre-
senten deficiencia, dado que la absorción de hierro se regula según la situación de los depósitos, y a que es improbable
que un alimento sea consumido en cantidades excesivas. A diferencia que con los suplementos, no hay riesgo de toxici-
dad accidental.
Sin embargo, existen pocas evaluaciones de impacto en la población. Una de las experiencias de mayor amplitud y
duración es la de Estados Unidos, donde la que se ha documentado un aumento sostenido de la ingesta de hierro en lac-
tantes y niños desde 9 mg/día, en la década del sesenta, hasta 16 mg/día, en 1994. Este aumento de la ingesta puede
ser atribuido a la mayor utilización progresiva de fórmulas lácteas fortificadas con hierro, que fueron introducidas en las
postrimerías de los sesenta, y actualmente son consumidas por el 80% de los niños alrededor de los 6 meses de edad.
Paralelamente se ha producido una disminución en la prevalencia de anemia y de deficiencia de hierro, que se encuen-
tra por debajo del 3% en lactantes y preescolares .
En Chile se han realizado los estudios más significativos cuyos resultados podrían extrapolarse a la propuesta de fortifi-
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cación en la Argentina, dado que se ha utilizado el mismo vehículo (leche entera en polvo) similares con niveles de forti-
ficación (15 mg de hierro y 100 mg de ácido ascórbico por 100 g) y se ha evaluado la efectividad en las condiciones de
entrega de este alimento por parte del Programa Materno Infantil. La biodisponibilidad del hierro en esta leche es de
alrededor de 10%. El impacto biológico de su utilización fue evaluado en dos estudios de terreno. El primero, en condi-
ciones controladas, demostró una disminución de los niveles de anemia al 1,6% a los 15 meses de edad en el grupo
tratado, comparado con 27,8% en el grupo de control que recibió leche sin fortificar. El segundo estudio fue regional y se
realizó bajo las condiciones estándar de operación del Programa de Salud. En este caso, el grupo que recibió la leche
fortificada presentó una prevalencia de anemia de 5,5% versus 29,9% en el grupo control a los 15 meses de edad. En
1998 la fortificación de la leche se instituyó como Programa de alcance nacional, los resultados de su evaluación prelim-
inar durante el año 2000 son totalmente comparables.
Conservación:
• La leche en polvo ya preparada debe permanecer refrigerada. Lo que el niño no consuma debe ser desechado u ofre-
cido a otro niño.
• Las preparaciones se deben calentar a baño de maría.
• Preparar la leche inmediatamente antes de dársela es el método más seguro desde el punto de vista de la higiene.
• El polvo de leche debe guardarse en su envase, bien cerrado, tapado y en lugar fresco.
Para preservar las características específicas de su fortificación es MUY IMPORTANTE advertir que la leche NO
DEBE SER MEZCLADA CON INFUSIONES (especialmente, con té o con yerba mate), ya que esto produce una pre-
cipitación del hierro, un cambio de color de la preparación y una disminución de la absorción de este mineral.
La forma ideal de consumir la leche fortificada es como "leche blanca"; si no es totalmente aceptada en esta forma,
puede sugerirse que sea mezclada con cacao o consumida como un café con leche suave.
La leche fortificada puede utilizarse en diferentes preparaciones, como papillas, purés, postres.
La advertencia más importante que se debe realizar es la de evitar el calentamiento prolongado de la leche, ya que esto
disminuye la presencia de vitamina C y, de esta manera, la absorción del hierro.
Así, por ejemplo, para preparar arroz con leche se debe recomendar que se cocine primero el arroz, hirviéndolo con
agua (y azúcar) y, una vez que esté a punto, se agregue la cantidad necesaria de leche fortificada en polvo, mezclándose
bien con el cereal.
La leche fortificada también puede utilizarse para preparar papillas, polenta, purés (ej.: de papas, o de papa y
zapallo, o de batatas), licuados de frutas, salsa blanca, helados o postres con leche.
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P R E V E N C I O N D E A N E M I A E N N I Ñ O S Y E M B A R A Z A D A S
POLENTA
Harina de maíz de cocción rápida, 2 cucharadas soperas
Agua, 1 taza.
Aceite, 1 cucharadita tamaño té.
Leche fortificada, 1 cucharada sopera colmada.
Hervir el agua y diluir la leche en polvo; agregar la harina de maíz y cocinarla directamente en la leche mezclando bien.
Aporte nutricional
Calorías 259
Hierro (mg) 2,2
Zinc (mg) 1,6
MAZAMORRA
Maíz blanco, 2 cucharadas soperas.
Azúcar, 3 cucharaditas tamaño té.
Agua, 2 tazas.
Leche fortificada, 2 cucharadas soperas colmadas.
Remojar previamente el maíz en agua (durante la noche). Al día siguiente, hervir el maíz en agua; incorporar el azúcar
antes de retirar del fuego. Una vez fuera del fuego, incorporar la leche fortificada previamente disuelta en un vaso de
agua, y mezclar bien.
Aporte nutricional
Calorías 285
Hierro (mg) 4,1
Zinc (mg) 2,9
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P R E V E N C I O N D E A N E M I A E N N I Ñ O S Y E M B A R A Z A D A S
LICUADOS DE FRUTAS
Banana, manzana o durazno, una unidad mediana.
Azúcar, 2 cucharaditas tamaño té.
Agua, 3/4 taza.
Leche fortificada, 3 cucharadas soperas al ras.
Aporte nutricional
Calorías 200
Hierro (mg) 2,5
Zinc (mg) 1,7
PAPILLAS DE CEREALES
Cereales (sémola, semolín, fideos cabello de ángel,
arroz, harina de maíz,
maicena, avena) 2 cucharadas soperas.
Agua o caldo casero, 1 taza.
Manteca o margarina, 2 cucharaditas tamaño té.
Leche fortificada, 2 cucharadas soperas colmadas.
Llevar el agua al fuego. Una vez hervida, agregar la leche en polvo y mezclar bien; agregar el cereal en forma de lluvia
revolviendo constantemente hasta que la preparación haga globitos y se separe de los bordes. Retirar del fuego y dejar
entibiar antes de servir.
A la receta anterior se pueden agregar entre 20 y 30 gramos de hígado vacuno o carne (vacuna, de pollo o de pescado)
previamente cocinado a la plancha y picado bien fino o rallado (en el caso del hígado).
Las papillas de sémola, semolín, harina de maíz y maicena se pueden servir dulces agregando dos cucharaditas de azú-
car.
Aporte nutricional (papilla sola)
Calorías 310
Hierro (mg) 4
Zinc (mg) 3,4
En el siguiente gráfico se muestran las coberturas de la recomendación de hierro para un niño menor de 2 años, que se
obtienen con cada una de las preparaciones mencionadas anteriormente. Como se puede observar, con cada porción
estándar de leche fortificada se alcanza a cubrir entre el 20% y el 50% de dicha recomendación.
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P R E V E N C I O N D E A N E M I A E N N I Ñ O S Y E M B A R A Z A D A S
El momento de realizar educación alimentaria en relación con el uso de la leche fortificada, es una buena oportunidad
para recordar los consejos sobre higiene de los alimentos, tal como el ejemplo que se resume en el siguiente cuadro.
La higiene es una condición muy importante en la preparación y conservación de todos los alimentos que con-
suma un niño. Por ello, cuando se introducen alimentos diferentes de la leche materna, éstos se deben preparar
y conservar preservando la higiene. Para ello los cuidados básicos son los siguientes:
Tomando en cuenta los pasos racionales de evaluación de un producto de este tipo, se deben analizar:
1) El aspecto técnico de estabilidad, vida media, características organolépticas, etc. Existe experiencia previa realizada
por el Instituto de Nutrición y Tecnología de Alimentos (INTA) de la Universidad de Chile. En nuestro medio, estos análisis
fueron desarrollados por las industrias lácteas.
2) La biodisponibilidad del hierro en el vehículo leche entera en polvo. Hay información publicada por el Instituto de
Nutrición y Tecnología de Alimentos (INTA) de la Universidad de Chile. Ver pág. ¿? "Experiencias de otros países".
3) El efecto biológico del uso del producto en condiciones controladas. Idem punto anterior.
5) Los usos y representaciones culturales acerca de la leche distribuida por el Programa Materno Infantil, para detectar
posibles problemas al efectuar el reemplazo del producto y para guiar la estrategia de comunicación social.
Estos últimos dos aspectos fueron valorarados a través de dos estudios de evaluación sensorial y aceptabilidad en la
población objetivo de niños y embarazadas, y un estudio cualitativo de "Representaciones culturales acerca de la leche"
realizado en seis áreas del país. (Ver Anexos 2 y 3).
De los resultados de estos estudios se derivan importantes conclusiones que deben ser contempladas en los procesos
de capacitación y de comunicación social. A modo de resumen, se presentan en el siguiente Cuadro las inquietudes
planteadas por los equipos de salud y las madres en el estudio cualitativo, y las respuestas o soluciones que se pueden
aportar, sobre la base de la evidencia.
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P R E V E N C I O N D E A N E M I A E N N I Ñ O S Y E M B A R A Z A D A S
PROBLEMAS RESPUESTAS
•La anemia no es visualizada como •• Los estudios poblacionales presentados en este mismo documento demues-
un problema importante de salud tran que en distintas áreas de nuestro país la prevalencia de anemia en niños
pública. No suele constituir un motivo menores de 2 años oscila entre el 22% y el 66%. No se han modificado en los
de consulta y su diagnóstico es prin- últimos 15 años. Teniendo en cuenta sus causas, es esperable desde el punto de
cipalmente bioquímico. vista epidemiológico, que esta situación sea generalizable a todo el país.
•• Si se logra que la anemia sea visualizada como un problema, la leche fortifi-
cada será vista como una solución.
• Existe un prejuicio sobre "el sabor •• Las pruebas sensoriales a que fueron sometidas las nuevas leches fortifi-
metálico de la leche con hierro" cadas demuestran un alto grado de aceptabilidad por parte de la población obje-
tivo del Programa.
•• El sabor diferente de las fórmulas infantiles se relaciona sobre todo con su
contenido en vitaminas del grupo B. Esta leche sólo tiene agregados de hierro,
zinc y vitamina C.
• El uso de la leche fortificada en el •• Es cierto que la leche fortificada se desarrolla en respuesta a un problema
Programa disminuye la posibilidad de prevalente en los niños de 6 a 24 meses, quienes son los más vulnerables a los
consumo por otros miembros de la daños producidos por la deficiencia de hierro. Desde este punto de vista, el con-
familia. sumo preferencial del producto por este grupo no debería ser visto como un
problema, sino como un aporte significativo a su salud y nutrición.
•• No obstante, las características del producto y su versatilidad en la elabo-
ración de preparaciones comunes, permiten que la leche fortificada sea consum-
ida por niños mayores sin dificultades.
• Imposibilidad de mezclar con té o •• Si bien es una práctica generalizada, no resulta conveniente para los niños
mate. pequeños.
•• En aquellos niños que no acepten la "leche blanca" se sugiere recomendar
preparaciones, como las que se ejemplifican en el capítulo "Utilización de la
leche fortificada".
• Las madres y el equipo de salud •• Todas las estrategias de capacitación y de comunicación social se orientan a
suponen que a los niños no les va a fortalecer las capacidades de los equipos de salud y de las madres para lograr
gustar la aceptación de los niños, recordando que hay un fuerte componente social en
la formación del gusto. El rechazo inicial de un alimento es un fenómeno común
que puede resolverse mediante sucesivas exposiciones al mismo, y reforzando
la confianza de la madre.
•• Se sugiere organizar degustaciones del producto durante las actividades de
capacitación.
ESTRATEGIAS:
- Presentación de la propuesta y motivación de las autoridades jurisdiccionales, ámbitos académicos y sociedades cien-
tíficas.
- Diseño de documentos y materiales de capacitación para los equipos de salud.
- Diseño de piezas y estrategias comunicacionales para promover la aceptación del producto y su uso adecuado por
parte de las familias.
- Asistencia técnica a las Jurisdicciones para la implementación de la capacitación y la comunicación social.
- Evaluación del proceso y del impacto.
ACTIVIDADES:
- Difusión el documento de actualización sobre prevención de anemias.
- Redacción el pliego tipo unificado para la licitación del producto, incluyendo el rotulado y los controles de calidad.
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ANEXO 1
GUÍAS PARA EL USO DE SUPLEMENTOS DE HIERRO
PARA PREVENIR Y TRATAR LA ANEMIA POR DEFICIENCIA DE HIERRO
Fuente: Rebecca J. Stoltzfus - Michele L. Dreyfuss
International Nutritional Anemia Consultative Group (INACG)
World Health Organization (WHO)
United Nations Children’s Fund (UNICEF)
Notas:
* Si no es posible alcanzar los 6 meses de duración de la suplementación durante el embarazo, continuar durante el puerperio por 6 meses
más o aumentar la dosis a 120 mg de hierro durante el embarazo.
* Donde no hay suplementos con 400 µg de folatos, se puede usar un suplemento de hierro con menor contenido de ácido fólico.
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P R E V E N C I O N D E A N E M I A E N N I Ñ O S Y E M B A R A Z A D A S
Notas:
• Para niños de 2-5 años, la dosis está basada en 2 mg/Kg/día.
• En las mujeres en edad reproductiva, deben incluirse 400 µg de ácido fólico junto con el hierro para la prevención de defectos del tubo
neural en aquéllas que se embaracen.
• Hay investigaciones en curso para definir los regímenes de suplementación más costo-efectivos para estos grupos en diferentes contex-
tos. La eficacia de dosis semanales o bi-semanales parece promisoria y la eficiencia operacional de dosis intermitentes está siendo evalua-
da.
Adolescentes y adultos, incluyendo embarazadas. 120 mg de hierro + 400 µg ácido fólico diario 3 meses
Notas :
• Luego de completar 3 meses de suplementación terapéutica, las embarazadas y los lactantes deben continuar un régimen de suple-
mentación preventiva.
• Los niños afectados por kwashiorkor o por marasmo deben considerarse como severamente anémicos. Sin embargo, la suplementación
con hierro oral debe demorarse hasta que el niño recupere el apetito y comience a ganar peso, usualmente después de 14 días.
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ANEXO 2
ESTUDIOS DE ACEPTABILIDAD DE LECHES FORTIFICADAS
EN LA POBLACIÓN OBJETIVO DEL PROGRAMA MATERNO INFANTIL
PROPÓSITO:
A consecuencia de la decisión de las actuales autoridades de la Dirección Nacional de Salud Materno Infanto Juvenil, en
el sentido de implementar las recomendaciones de la Comisión Nacional Asesora sobre Carencias de Micronutrientes
respecto a la fortificación de la leche entera en polvo a utilizar en el Programa Materno Infantil con hierro, zinc y ácido
ascórbico, es que surgió este proyecto de investigación que se inscribe dentro de la etapa de comprobación de variables
de funcionalidad del alimento fijadas en el Plan de Acción.
Antes de implementar un programa de alcance nacional, este proyecto evaluó la aceptabilidad del producto por parte de
los beneficiarios.
EQUIPOS RESPONSABLES:
La investigación fue realizada por profesionales Licenciados en Nutrición pertenecientes a Instituciones Docentes de la
especialidad y con amplia experiencia en este tipo de estudios:
a) Cátedra de Técnica Dietética Experimental de la Escuela de Nutrición, Facultad de Medicina, Universidad de Buenos
Aires.
Docentes Responsables: Lic. Marisa Vázquez, Licenciada en Nutrición UBA.
Lic. Mariana Batista, Licenciada en Nutrición UBA.
b) Instituto de Investigaciones Sensoriales de Alimentos, Facultad de Ciencias de la Salud, Universidad Nacional de Salta.
Docentes Responsables: Lic. Marta Julia Jiménez, Licenciada en Nutrición UNAS.
Lic. María Isabel Margalef, Licenciada en Nutrición UNAS.
OBJETIVO:
Evaluar la aceptabilidad de leche fortificada en niños de 6 meses a 24 meses, en sus madres, mujeres en edad fértil y
en mujeres embarazadas.
MATERIAL Y MÉTODOS:
- Selección de la prueba: Se trató de una prueba sensorial de grado de aceptabilidad de la muestra con empleo de
escala hedónica con presentación monádica.
La escala fue diferente para adultos y niños:
Niños: hedónica facial de tres puntos, la que se complementó con el registro de la cantidad de toma de muestra (parcial
o total).
Adultos: hedónica facial de 5 puntos.
- Muestras: Leche entera en polvo fortificada con hierro, zinc y ácido ascórbico según fórmula establecida por la
Dirección de Salud Materno Infantil y aportada por las empresas de la industria láctea miembros del Centro de la
Industria Lechera (CIL).
- Selección de Jueces: Beneficiarios del Programa Materno Infantil
Niños de 6 meses a 24 meses (3 subgrupos)
Madres de los niños
Mujeres embarazadas
Cantidad de evaluadores por grupo: 100
El reclutamiento se realizó en centros de salud del séctor público y/o guarderías infantiles con el consentimiento previo
de los sujetos adultos
Los resultados fueron sometidos a comparación por grupos por análisis de varianza no paramétricos.
METODOLOGÍA:
En el Instituto de Investigaciones Sensoriales de la Universidad Nacional de Salta, se realizaron las dos primeras etapas
del estudio (fueron tres etapas en total) que consistieron en pruebas sensoriales analíticas a cargo de jueces entrenados
para establecer diferencias entre las 8 muestras recibidas:
A) La evaluación de las muestras recibidas con un panel de laboratorio con el propósito de reconocer y describir las car-
acterísticas sensoriales de las mismas: color, olor y sabor. Se determinó en este estudio que no existían diferencias en
color entre las muestras evaluadas; sin embargo, los evaluadores describieron algunas características específicas en
olor y sabor que llevaron a realizar el estudio discriminatorio en una segunda etapa.
B) Se evaluó si existían diferencias significativas en la característica "gusto metálico" en las muestras estudiadas,
tomándose como sobresaliente esta característica dada la naturaleza del estímulo por tratarse de leches fortificadas. En
este estudio se encontró que existían diferencias significativas entre una de las muestras (código 1692) y las restantes
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P R E V E N C I O N D E A N E M I A E N N I Ñ O S Y E M B A R A Z A D A S
(no hubo diferencias entre éstas). El presente informe muestra los resultados del conjunto de leches que no presentaron
diferencias entre sí.
La prueba afectiva de aceptabilidad se realizó de la siguiente manera:
Con los grupos de mujeres en edad fértil y embarazadas se trabajó con dos muestras: a) la que mostró diferencias signi-
ficativas con respecto a todo el resto y b) una de las aportadas por el CIL.
Con los niños se realizó empleando un estímulo único (una de las muestras sin diferencias). Se midió la respuesta al
segundo ofrecimiento de la muestra en relación con la expresión facial; la cantidad ingerida (parcial o total) y la opinión
de la mamá y/o familiar sobre la aceptación de la leche por parte del niño.
RESULTADOS:
Subgrupo de 13 a 18 meses: n = 37
Aceptación manifiesta 9 (24%)
Aceptación sin expresión 18 (49%)
Rechazo 10 (27%)
Cantidad ingerida:
Total 25 niños (68%)
Parcial 3 niños (8%)
Nada 9 niños (24%)
Opinión de la madre y/o familiar acompañante
Acepta 23 (62%)
Rechaza 3 (8%)
No sabe 6 (16%)
No toma leche 2 (5%)
Sin anotación 3 (8%)
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Subgrupo de 19 a 24 meses: n = 21
Aceptación manifiesta 4 (19%)
Aceptación sin expresión 12 (57%)
Rechazo 5 (24%)
Cantidad ingerida:
Total 15 niños (71%)
Parcial 2 niños (10%)
Nada 4 niños (19%)
Opinión de la madre y/o familiar acompañante:
Acepta 13 (62%)
Rechaza 2 (10%)
No sabe 2 (10%)
Otro 3 (14%)
Sin anotación 1 (5%)
GRÁFICO 1
PRUEBA DE ACEPTABILIDAD DE LECHES FORTIFICADAS. NIÑOS, CIUDAD DE BUENOS AIRES
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TABLA 1: Porcentajes de Aceptabilidad según grado de la escala en mujeres en edad fértil y embarazadas. Salta.
En el gráfico Nº 2 se resumen los resultados referidos a las mujeres adultas y embarazadas en ambos estudios.
Gráfico 2. Prueba de aceptabilidad de leches fortificadas en mujeres en edad fértil y embarazadas. Salta y
Buenos Aires.
Con respecto a las respuestas de las madres sobre el consumo de esta leche y si la darían a sus niños, los resultados se
observan en las Tablas 2 y 3 respectivamente.
El 93% de las madres consumirían la leche (Tabla 2). El 92% de las madres respondieron afirmativamente que darían la
leche a sus niños (Tabla 3).
Grupo No SI NO
Mujeres en edad fértil 119 97% 3%
Embarazadas 93 89% 11%
TOTAL 212 93% 7%
TABLA 3: Distribución de respuestas de madres a la pregunta "¿Daría este producto a su niño?" Salta
Grupo No SI NO
Mujeres en edad fértil 119 96% 4%
Embarazadas 93 88% 12%
TOTAL 212 92% 8%
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P R E V E N C I O N D E A N E M I A E N N I Ñ O S Y E M B A R A Z A D A S
NIÑOS de 6 a 24 meses
Del total de niños encuestados, el 92% consumían leche en polvo en su hogar, mientras que sólo el 8% no la con-
sumían. La frecuencia diaria de consumo se distribuye de la siguiente manera: el 48% consumían más de 3 veces/ día,
el 24% 3 veces/ día , el 20% 2 veces/ día y el 8 % sólo una vez por día.
En la Tabla 4 se describen los porcentajes de aceptabilidad de niños de 6 a 24 meses en la primera y segunda
evaluación.
En relación a la cantidad ingerida por los niños, el 55% de la muestra ofrecida la ingirió en forma total, y el 45% lo hizo
parcialmente. Esto corroboraría la aceptación de la muestra.
Conclusiones
• El porcentaje de aceptabilidad en el grupo de mujeres en edad fértil fue de 95,8 %.
• En el grupo de embarazadas este porcentaje fue de 91,4 %.
• El 93 % de las madres respondió afirmativamente a la pregunta: "¿Consumiría este producto?"
• Con respecto a si darían este producto a sus niños, el 92 % respondió afirmativamente.
• El porcentaje de aceptabilidad en el grupo de niños de 6 a 24 meses fue de 94,2 %.
• La cantidad ingerida por los niños en la muestra ofrecida corroboró la aceptabilidad del producto.
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ANEXO 3
REPRESENTACIONES CULTURALES ACERCA DE LA LECHE
RESUMEN DE LOS CAPÍTULOS: ANEMIA Y ACEPTACIÓN-RECHAZO DE LA LECHE CON HIERRO
Introducción:
Este proyecto se propuso relevar el discurso de las madres y los miembros del equipo de salud acerca de la leche en
polvo que provee el Programa Materno Infantil, a fin de identificar las visiones que ambas poblaciones tienen respecto
de ese recurso: prestigio, utilidad, condiciones de aceptabilidad, objetivos, dilución, etc. las cuales entran en el juego de
representaciones compartidas y se estructuran como guiones culturales. El conocimiento de los referentes simbólicos de
la leche tuvo como finalidad contribuir a la campaña comunicacional que se realizará para sustituirla por leche fortifica-
da.
Metodología
Se realizó un estudio cualitativo de análisis del discurso en miembros del equipo de salud y madres que concurren al
Programa Materno Infantil en 6 jurisdicciones: Area Metropolitana Bonaerense, Córdoba, San Luis, Formosa, Catamarca
y Chubut.
La cantidad de personas que formaron la muestra estuvo definida por el criterio de saturación teórica. Se entrevistó a 67
madres y a 62 miembros de los equipos de salud (médicos, enfermeras, agentes sanitarios y empleados administra-
tivos).
Técnica de recolección de datos: entrevistas en profundidad, semi-estructuradas (con guía temática y preguntas de
prosecución).
1) normalización:
transformación del discurso en texto completando los términos omitidos en el habla, lo metacomunicacional, la pun-
tuación, etc.
2) segmentación:
reorganización del texto con el fin de resaltar el sentido alrededor de los principales conceptos del informante, el listado
de los cuales constituye un "diccionario" de los valores semánticos que el hablante confiere a los términos que usa en
su discurso y
3) definiciones contextuales:
Formado un banco de datos con los diferentes diccionarios de valores semánticos se pueden realizar búsquedas de
definiciones similares y agrupar las que comparten los mismos ejes conceptuales. Cuando éstos se repiten en diferentes
contextos (personas, ambientes, tiempos) permiten identificar visiones comunes y construir verdaderos guiones cultur-
ales.
Para el análisis de los datos se utilizó el NUD*IST (Non-numerical, Unstructured Data Indexing, Searching and Theoryzing,
programa de Indexación, Búsqueda y Teorización de y sobre Datos No-numéricos y No-estructurados).
Resultados:
Para llegar a las representaciones de las madres y los equipos de salud acerca de la leche del Programa se relevaron los
conceptos asociados a leche (en general) y leche materna; sólo entonces se abordó el tema de la leche en polvo que
entrega el programa y las perspectivas relacionadas con su modificación. Presentamos a continuación un breve resumen
de las principales visiones halladas en el discurso de los entrevistados para anemia, hierro y leche fortificada.
Hay que destacar que cuando se realizó la investigación la leche fortificada con hierro y zinc estaba en proceso de
desarrollo. Existía en el mercado una sola marca de leche en polvo fortificada con hierro cuya circulación era restringida.
La mayor parte de los entrevistados manifestaban que NUNCA LA HABIAN PROBADO. Sin embargo, opinaron sobre su
color, gusto y sus efectos favorables y desfavorables en los niños. Estas opiniones, verdaderos pre-juicios se han con-
struido por dichos de terceros y/o por homologación con su experiencia con otras leches (fluidas o en polvo, fórmulas
infantiles o leches modificadas), entregadas alguna vez por el programa o adquiridas en el mercado.
Como las representaciones con que construimos nuestra realidad condicionan nuestra manera de actuar, más allá de la
verdad o falsedad de las visiones con que las madres y los equipos de salud representan la anemia y los fines, usos y
características de la leche fortificada, estos conceptos operan sobre la práctica cotidiana. La finalidad de este estudio
fue conocer estas representaciones (a despecho de su verdad o falsedad), exponiendo cuáles eran los conceptos asocia-
dos a la anemia y a la leche con hierro, para decodificar cómo se construye socialmente la aceptación o el rechazo de
este producto (aún en desarrollo) y actuar en consecuencia, reforzando (en el caso de su aceptación) o modificando (en
26
P R E V E N C I O N D E A N E M I A E N N I Ñ O S Y E M B A R A Z A D A S
ANEMIA
En cuanto a las MADRES que concurren al programa, la anemia no es percibida como un problema de salud importante.
Sin embargo, en la mayoría de las entrevistadas está instalada la asociación anemia-hierro-sangre. La anemia es defini-
da por las madres sobre la base de una "falta" (de hierro, vitaminas, defensas, o glóbulos rojos), o por sus síntomas
como "debilidad" o "cansancio", "mareos" o "delgadez". Si bien las madres decían que se les detectó anemia durante
sus embarazos (razón por la cual, más tarde, la asociarán a características femeninas), luego del parto ninguna volvió a
hacer control alguno, ya que su realización no fue sugerida por parte del equipo de salud que las atiende, lo que revela
la falta de seguimiento institucional del problema.
1. Aquellos que no problematizan la anemia, ya sea como resultado de un discurso circular: "en mi zona no hay anemia
porque no tengo datos y por qué debería buscar datos sobre un problema que aquí no existe". O porque otras patologías
más urgentes enmascaran la presencia de esta enfermedad crónica.
2.- Aquellos que registran la anemia como problema y han desarrollado acciones para combatirla o prevenirla.
Dentro de este grupo unos pocos profesionales perciben la anemia como un problema aunque dicen que "es
fisiológica". En este grupo se registra el mayor nivel de aceptación a la fortificación de la leche y al uso de
suplementos.
Las dos grandes causas mencionadas son: mala alimentación –producto de la crisis económica– y parásitos. En ambos
casos la fortificación de la leche y los suplementos de hierro no se ven como soluciones. En estas circunstancias la pre-
ocupación es la difícil situación económica por la que atraviesan la mayoría de las familias de su área y la falta de
antiparasitarios.
Si la anemia no es percibida como un problema importante que afecta la salud de madres y niños, difícilmente
se considere como necesaria la capacitación para el equipo; tampoco la leche fortificada, ni los suplementos de
hierro adquieren la dimensión de soluciones.
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SABOR SABOR
ACEPTABILIDAD RECHAZO ACEPTABILIDAD RECHAZO
Las visiones en base a las que construyen la ACEPTACIÓN las MADRES son las siguientes:
Respecto del color dicen que no sería un problema. Respecto del sabor, despliegan una amplia gama de opiniones,
desde las que afirman que "es fea pero les hace bien" pasando por las que afirman que "no hay diferencia con la otra
leche" o "es tomable" hasta las que dicen que "es rica". Un último grupo desestima la variable sabor como determi-
nante del consumo (por lo menos a nivel del discurso) y afirma que " los chicos deben tomar la leche que haya".
Respecto a los efectos en el organismo la aceptación se construye en base a criterios de salud tales como que "alimenta
más", "hace bien" o "tiene vitaminas".
Los criterios en que las MADRES basan el RECHAZO respecto del color es que al ser "distinto", menos blanco que el de
la leche común afirman que a los chicos "les va a costar". En cuanto al sabor dicen que "a los niños no les gusta porque
es muy diferente", y esta diferencia consiste en que "es fea", "amarga" o "tiene gusto metálico". Respecto a los efectos
en el organismo registran que a los niños "los seca de vientre".
Como se ve, desde el discurso de las madres, son los niños los que aceptan o rechazan la leche con hierro. Hay un solo
grupo de parlamentos que señalan el efecto del aprendizaje o la imposición o la necesidad. Justamente este grupo de
madres es el único que valoriza su capacidad para enseñar, cambiar o imponer un consumo a sus hijos. En cambio, el
resto de las mamás dice que la aceptación o el rechazo dependen exclusivamente de la experiencia subjetiva del niño
frente al producto. De acuerdo con estas visiones, las madres se ven a si mismas sin ninguna incidencia sobre las elec-
ciones alimentarias de sus hijos.
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P R E V E N C I O N D E A N E M I A E N N I Ñ O S Y E M B A R A Z A D A S
Las visiones sobre cuya base los EQUIPOS DE SALUD construyen su ACEPTACIÓN son las siguientes:
Respecto del color dicen que "no sería problema". En cambio, respecto del sabor no encuentran ningún argumento para
la aceptación de la leche fortificada. Respecto a los efectos en el organismo hay que señalar un significativo silencio. Al
contrario de las construcciones discursivas de las madres, los equipos de salud entrevistados no encuentran parámetros
en los cuales basar la aceptabilidad.
Los argumentos en que los EQUIPOS DE SALUD basan el RECHAZO en relación con el color, que, al ser "desagradable",
"oscuro", "les va a dar miedo a las madres". En cuanto al sabor, afirman que las madres dicen que los niños no toma-
ban la leche con hierro porque tiene un sabor "diferente" y tal diferencia consiste en que tiene "gusto metálico" ,
"fuerte" y/o "feo". Respecto a los efectos sobre el organismo, registran que las madres dicen que los niños tienen "dolor
de panza", porque la leche "no les cae bien" porque "es pesada".
Como se ve, desde el discurso del equipo de salud, también son los niños los que aceptan o rechazan el producto,
cuyos resultados llegan a través de las madres como intérpretes de aquellos. Hay que señalar que el equipo de salud
registra mayor rechazo que el que se registra en las madres que ellos atienden.
REFLEXIONES FINALES
Las visiones relevadas en este estudio señalan un débil registro de la anemia como problema importante de salud públi-
ca, tanto en las madres como en los equipos de salud entrevistados. Esto condiciona todas las acciones que se pudieran
desarrollar para la implementación de la estrategia.
Existe una buena construcción discursiva que asocia la problemática de la anemia al hierro y, aunque esto era espera-
ble en los equipos de salud, también encontramos una buena respuesta en la población de madres. Sin embargo hay
mucho trabajo por hacer en la capacitación de los equipos de salud y en la comunicación social hacia las familias,
porque si la anemia no se visualiza como un problema, entonces la leche fortificada no será vista como una solución.
Respecto del hierro, en las visiones de ambas poblaciones se lo identifica con el metal en la forma común en que se
encuentra en la naturaleza o en los objetos de la vida cotidiana, un metal, pesado, oscuro, denso. Este guión atravesará
todos los contenidos respecto del producto: su color será más oscuro, su sabor será metálico, y en el organismo caerá
pesado.
Si se pensara que tal construcción discursiva es difícil de modificar, probablemente sería más fácil instalarse sobre la
visión pre-existente del hierro y señalar sus cualidades positivas en lugar de las negativas.
Ninguna madre, ni tampoco los miembros del equipo de salud señalan la construcción social del gusto. En las repre-
sentaciones relevadas en esta investigación, el gusto se presenta como una construcción individual, puramente subjetiva
donde el individuo juzga, sin condicionamientos del medio y en absoluta libertad, la aceptación o no de un alimento.
Esta visión acerca del gusto, desconoce la experiencia cotidiana (tan explotada por los publicistas) del direccionamiento
del gusto individual por las condiciones sociales que rodean al producto degustado. La forma como se presenta el ali-
mento, la actitud de la cocinera, la aceptación de los pares, el ambiente y la ocasión en que el producto es consumido,
en fin las condiciones sociales que rodean al producto condicionan que guste o no guste.
Por ejemplo, empezar a tomar la leche mezclada con yerba mate, cacao, té, etc. marca una especie de rito de pasaje;
señala que la madre o la familia reconoce que ese niño ha crecido y que deja de tomar sólo leche. La leche mezclada es
la introducción en la comida adulta y la madre lo estimula, lo comenta, se enorgullece de que el niño tome solo, en taza,
como sus hermanos más grandes. Puesta en este escenario no es extraño que al niño le guste, porque lo que está con-
struyendo su aceptación no es sólo el producto leche mezclada, sino el nuevo rol que este consumo está marcando.
Esta delegación en el niño y esta concepción "natural" del gusto es sumamente preocupante porque desconoce la
capacidad que tienen las madres y los equipos de salud para influir sobre la construcción de la aceptación del producto
cuando ambos consideran que tal producto es bueno, sano, rico, o por otras razones. Esta representación debe ser obje-
to de una profunda revisión crítica en la capacitación y en la comunicación social.
Preocupa sobre todo en los equipos de salud ya que, si bien en otros temas de esta investigación registramos que se
tienen mucha confianza en su capacidad de estimular, orientar, capacitar a las madres e, incluso, imponer prácticas, en
este caso hay una doble traba: la consideración del gusto "natural" del bebé y el hecho de que no encuentran funda-
mentos para el cambio de la leche entera por leche fortificada.
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P R E V E N C I O N D E A N E M I A E N N I Ñ O S Y E M B A R A Z A D A S
Es positivo que en el discurso de las madres los criterios de salud (alimenta más, hace bien o tiene mas vitaminas) sir-
ven para construir el criterio de aceptabilidad.
La sustitución de una leche por otra, más allá de las características del producto, presenta resistencias (y estrategias)
que se oponen al cambio mismo. Al entrar la leche (como insumo) en el circuito de poder de los centros y las familias,
su modificación traerá reacomodamientos. Ante el cambio, ambas poblaciones están delegando en los niños la solución
del conflicto que el cambio les genera.
Para que la leche con hierro sea aceptada –además de un producto aceptable– es necesario que el cambio sea
percibido como positivo, como la solución a un problema. No olvidemos que para implementar el cambio de leches se
requiere motivar y capacitar al personal, diseñar formas de comunicación con la comunidad, explicar la función y los
usos del nuevo producto a las madres, y acompañarlas en sus dudas y demandas, lo cual supone una movilización de
recursos institucionales.
En este escenario, resulta necesario brindar a los equipos de salud las herramientas necesarias, mediante la capac-
itación, para que puedan reforzar su papel como orientadores y contenedores de las familias.
Las madres visualizan que el cambio puede traer inconvenientes: deberá aprender a cocinarla en forma diferente, no
podrá mezclarla con mate, probablemente deberá concentrar su uso en los niños que tomen leche pura, con lo que se
acotan sus posibilidades de usarla para toda la familia. Si existiera una idea fuertemente instalada de la leche fortificada
como solución a la anemia, los inconvenientes que provoca el cambio estarían justificados. Al igual que al equipo de
salud, la delegación en el gusto "natural" del niño, la des-responsabiliza de enfrentar conflictos. No es ella la que rec-
haza el producto sino el niño el que no lo acepta.
En esta investigación se han relevado las representaciones que los usuarios de la leche con hierro tienen respecto al
producto. Algunas de ellas marcan los conceptos clave para facilitar su introducción y otras requieren una fuerte tarea
de capacitación hacia los propios integrantes del equipo de salud y, luego, con la comunidad.
ANEXO 4
Empresas que hasta el momento participan en el proyecto
El Ministerio de Salud, por medio de la Unidad Coordinadora Ejecutora de Programas Materno Infantiles y Nutricionales,
convocó al Centro de la Industria Lechera (CIL) para discutir la factibilidad técnica del desarrollo del producto formulado.
Las siguientes empresas han desarrollado pruebas del producto.
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