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HISTORIA Y DEBATE

Manifiesto de Historiadores

I ceso democrático anterior al golpe militar


de 1973; b) el proceso político bajo condi-
De un tiempo a esta parte hemos per-
ciones de dictadura que le siguió (1973-
cibido un recrudecimiento notorio de la ten-
1990) y c) sobre los problemas de derechos
dencia de algunos sectores de la sociedad
humanos y soberanía suscitados durante y
nacional a manipular y acomodar la ver-
después del advenimiento del último pro-
dad pública sobre el último medio siglo de
ceso. Estimamos que esa manipulación se
la historia de Chile, a objeto de justificar de-
observa, en su versión más extrema y sim-
terminados hechos, magnificar ciertos resul-
ple, en la difundida “Carta a los Chilenos”
tados y acallar otros; casi siempre, con el
del ex-general Augusto Pinochet; en su ver-
afán de legitimar algo que difícilmente es
sión más historiográfica y profesional, en
legitimable y tornar verdadero u objetivo lo
los “Fascículos” publicados por el historia-
que no lo es, o es sólo la autoimagen de
dor Gonzalo Vial en el diario La Segunda,
algunos grupos. Esta tendencia se ve facili-
y en su forma más coyuntural y pragmáti-
tada por el acceso que esos sectores y gru-
ca, en los alegatos, explicaciones y justifi-
pos tienen, de modo casi monopólico, a los
caciones esgrimidas ‘ante las cámaras’ por
medios masivos de comunicación, lo que
miembros de la clase política civil y de la
les permite, por la vía de una extensa e
clase política militar respecto a las graves
impositiva difusión, dar una apariencia de
cuestiones de derechos humanos y sobera-
verdad pública a lo que es, en el fondo, sólo
nía que se están ventilando, sobre todo, en
expresión históricamente distorsionada de
la Cámara de los Lores, de Inglaterra. Tres
un interés privado.
formas y manifestaciones distintas de un
La profusa difusión de verdades his- mismo tipo de manipulación de la Histo-
tóricas manipuladas respecto a temas que ria, que intentan legitimar y justificar un tipo
inciden estratégicamente en la articulación de situación y un conjunto de intereses pri-
de la memoria histórica de la nación y por vados que, objetivamente, no representan
ende en el desarrollo de la soberanía civil, ni la situación ni los intereses de la mayo-
nos mueve, a los historiadores que abajo fir- ría de los chilenos.
man, a hacer valer el peso de nuestra pare-
Ante esto, nos sentimos obligados a
cer profesional y la soberanía de nuestra
plantear lo que sigue:
opinión ciudadana sobre el abuso que la di-
fusión de esas supuestas verdades implica. II

En gran medida, la manipulación se En su “Carta a los Chilenos”, el ex-


observa en el juicio histórico sobre: a) el pro- general Pinochet plantea, entre otras, tres

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‘verdades históricas’: a) que la intervención considera que esa (su) acción fue una “ges-
dictatorial de los militares entre 1973 y 1990 ta nacional”, entonces también debería lla-
fue una “gesta, hazaña o epopeya” de ca- marse “gesta” al intento realizado, entre
rácter nacional; b) que la crisis política de 1932 y 1973, por la ‘facción’ de chilenos
la anterior democracia fue obra exclusiva derrotada por ese golpe, puesto que duran-
del gobierno de la Unidad Popular, cuyo te ese período procuró alcanzar el desarro-
programa se proponía, con la “prédica del llo económico y social del país luchando
odio, la venganza y la división” y la “sinies- legalmente ‘contra’ la facción opositora que,
tra ideología del socialismo marxista”, im- durante todo ese tiempo, estorbó sus pla-
poner una “visión atea y materialista… con nes. Es necesario diferenciar entre el
un sistema implacablemente opresor de sus ‘faccionalismo’ que opera a través de la ley
libertades y derechos…; el imperio de la (caso de los derrotados en 1973) y el que
mentira y el odio”, y c) que “los hombres opera a través de las armas (caso de los ven-
de armas” actuaron como “reserva moral de cedores en 1973), pues un movimiento
la nación” para reimplantar la “unidad del faccional democrático y legalista está más
país… no para un sector o para un partido”, cerca de ser una ‘gesta nacional’ que un mo-
el “respeto a la dignidad humana”, la “li- vimiento armado.
bertad de los chilenos”, y dar “verdaderas
Respecto a la segunda afirmación,
oportunidades a los pobres y postergados”.
cabe decir que la crisis de 1973 no se debió
Respecto a la primera afirmación, sólo a la conducta gubernamental de la
queremos decir que en Historia se asigna la Unidad Popular (en verdad, ningún histo-
expresión “gesta, hazaña o epopeya nacio- riador serio caricaturizaría esa conducta re-
nal” sólo a las acciones decididas y realiza- duciéndola a “prédica del odio”, a
das mancomunadamente por todo un pue- implementación de ideologías “siniestras”,
blo, nación o comunidad nacional, actuan- a la “opresión” que sus reformas ejercieron
do en ejercicio de su soberanía. Tal como, sobre ciertos intereses y derechos, o al “im-
durante siglos, el pueblo Mapuche luchó perio de la mentira” que habría primado en
contra los invasores, o como se movilizó el el fundamento de sus reformas) sino tam-
pueblo chileno, después de 1879, en la bién -y no poco- a procesos históricos de
Guerra del Pacífico. Es por eso que llamar larga duración, cuyo origen puede rastrearse
“gesta, hazaña o epopeya nacional” a la en el siglo XIX, o antes. De hecho, la Uni-
acción armada que ‘un’ sector de chilenos dad Popular administró (y precipitó) una cri-
emprendió contra ‘otro’ sector de chilenos, sis que tenía no sólo carácter político sino
implica un uso particularista, abusivo y co- también, y sobre todo, económico y social,
yuntural de un término que tiene un signifi- la cual se había larvado cuando menos un
cado más trascendente. En rigor, ese tipo de siglo antes, lapso en el que la responsabili-
acción no es una gesta nacional, sino una dad histórica no cabe imputarla ni al mar-
acción faccionalista (independientemente xismo ni a los partidos de centro - izquier-
de que triunfe o no). Si la ‘facción’ de chile- da, sino a la longeva rotación e inepcia gu-
nos que dio y apoyó el golpe militar de 1973 bernamental de las élites oligárquicas de este

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país. Es preciso considerar que las crisis ‘pre- otros de las responsabilidades propias ¿es
populistas’ de 1851, 1859, 1890-1891, necesario denostar?
1907-1908, 1924, 1930-1932 y las crisis
Respecto a la tercera afirmación (que
‘desarrollistas’ de 1943, 1947, 1955, 1962
los “hombres de armas”, actuando como
y 1967-1969 revelan, en conjunto, que el
“reserva moral”, lucharon por la unidad del
daño estructural causado por un siglo de
país, y la dignidad humana de los chilenos,
gobiernos oligárquicos y neo-oligárquicos
etc.), cabe decir que no se lucha por la uni-
era de difícil remonte por vías democráti-
dad de la nación cuando se usan las ‘armas
cas (como el economista Tom Davis, de
de la nación’ contra casi la mitad de los
Chicago, señaló en 1957). Por esto, el in-
connacionales; no se lucha por la dignidad
tento de ‘reducir’ la crisis estructural de la
de los chilenos cuando se violan los dere-
sociedad chilena a la crisis ‘política’ del
chos humanos de miles de desaparecidos,
período 1970-1973, y la responsabilidad
centenas de miles de torturados, prisione-
histórica estratégica al programa reformista
ros, exonerados, etc. Ni se aseguran “ver-
de la Unidad Popular, no tiene cabida en la
daderas oportunidades para pobres y pos-
lógica del análisis científico, por más que la
tergados” cuando se instala autoritariamente
tenga en la lógica del alegato faccional. Ni
un régimen laboral que descansa en la ma-
la tiene en la visión de los verdaderos esta-
siva precarización del empleo y en un
distas, que miran la situación del conjunto
hipermercantilizado sistema de educación
de los chilenos en el conjunto de su histo-
superior. Ni, por último, podemos llamar
ria. Es lamentable que ni la lógica de la cien-
“reserva moral de la nación” a los que,
cia histórica ni la lógica del verdadero esta-
faccionalmente, declaran la ‘guerra sucia’ a
dista aparezcan en la “Carta a los Chilenos”
la mitad de la nación, a los que violan la
del ex-general Pinochet, pues los términos
dignidad humana de sus connacionales e
derogatorios que usa para referirse a las op-
incurren en asesinatos de opositores políti-
ciones y acciones soberanas de la facción
cos dentro y fuera del país, y a los que invo-
de chilenos que, en marzo de 1973, copa-
can el principio superior de la ‘soberanía’
ban 43, 3 % del electorado nacional (sin
para intentar justificar e inmunizar los aten-
considerar los votantes de la Democracia
tados que perpetraron contra ella. Las ‘ar-
Cristiana) revelan que su lógica no es más
mas de la nación’ no deben usarse
que la de un cabecilla faccional y no la de
faccionalmente, ni en beneficio exclusivo
un estadista nacional) ¿Por qué condenar
de minorías, ni para usurpar la soberanía
derogatoriamente las opciones soberanas de
de todos. Si se usan de ese modo, se incurre
casi la mitad de los chilenos? ¿Es esa dero-
en un delito de lesa soberanía. El que no
gación necesaria para desplazar y cargar
puede taparse con pueriles mantos de pie-
sobre ellos no sólo la responsabilidad de sus
dad y públicas confesiones de que se cuen-
errores propios, sino también la que corres-
ta con la asistencia personal de Dios y la
ponde a todos los errores oligárquicos del
Santísima Virgen.
pasado y a todos los excesos de la facción
triunfalista en el presente? Para inculpar a

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HISTORIA Y DEBATE

III condiciones de inestabilidad, ilegalidad y vio-


lencia que hicieron ineludible y necesaria la
En la serie de fascículos que está pu-
acción militar. Las tesis no están diseñadas,
blicando en el diario La Segunda, el historia-
pues, para explicar o justificar por qué se lle-
dor Gonzalo Vial postula las siguientes tesis
gó al ‘exceso’ de implementar “planificacio-
históricas: a) la polarización de la política
nes globales” desde 1964, ni para explicar o
chilena se produjo a partir de los años 60, al
justificar por qué el gobierno militar perpetró
implementarse las “planificaciones globales”
una impresionante cantidad de ‘excesos’ des-
de la Democracia Cristiana y la Unidad Po-
pués de 1973. El estudio se aplica a un perío-
pular, de preferencia ‘contra’ los agricultores
do parcial, para configurar una verdad tam-
y otros sectores patronales vinculados a la
bién parcial, que se liga, según todo lo indica,
Derecha; b) la “violencia” se introdujo en
a un interés faccional.
Chile por la vía del “guevarismo” y tuvo como
objetivo “la división de las Fuerzas Armadas”, Frente a este enfoque, queremos se-
la “colonización” del Centro Político y la ñalar:
profundización del ataque ‘contra’ los patro-
a) la polarización de la política no se
nes; c) ante todo eso, la Derecha se polarizó,
debió tanto al carácter “intransigente” de las
entrando también en el juego de la violen-
planificaciones globales introducidas desde
cia, dada la “horrible perspectiva” del triunfo
1964, sino más bien al efecto acumulado de
de Allende; d) las Fuerzas Armadas eran
la estagnación económica y la crisis social,
legalistas, pero debieron intervenir cuando la
que se arrastraban de, cuando menos, comien-
“ilegalidad se usó como sistema” y diversos
zos de siglo (la polarización antagónica de la
sectores, ante la crisis, buscaron soluciones
política la inició el estallido de la “cuestión
de fuerza (“guerra civil”) y, e) por omisión -
social”, que la Encíclica Rerum Novarum per-
dado que sus fascículos abarcan sólo el pe-
cibió ya en 1891);
ríodo 1964-1973- el historiador Vial excluye
todo juicio histórico sobre el ‘terrorismo de b) el incremento de la violencia social-
Estado’ que la Junta Militar desplegó durante popular y la radicalización política de una par-
y después que logró controlar militarmente te de la Izquierda y de un sector relevante de la
la situación (o sea, una semana después del juventud chilena no se debió sólo al ‘embrujo’
11 de septiembre). del guevarismo -que fue posterior a 1960-, sino
a la reiterada ‘constatación’ del fracaso de los
En conjunto, las tesis históricas de
gobiernos radicales, del de Carlos Ibáñez y del
Gonzalo Vial se refieren al período que per-
empresario Jorge Alessandri, todos los cuales
mite explicar (y justificar) el Golpe de Estado
reprimieron con violencia la protesta social y
de 1973, y están arregladas de modo de atri-
explicaron su fracaso por haber gobernado ma-
buir, a los afectados por ese golpe (las faccio-
niatados por el rígido texto (liberal) de la Cons-
nes que implementaban “planificaciones
titución de 1925 y el célebre obstruccionismo
globales” y las que desestimaron la vía elec-
intransigente de la mayoría senatorial;
toral-parlamentaria), la responsabilidad ‘pro-
vocativa’ de la crisis, por haber creado las c) la implementación de reformas es-

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tructurales ‘contra’ los agricultores y otros nueva Constitución, ni para impulsar la


grandes propietarios no fue “intransigente” reunificación nacional (que era pertinente para
sólo por faccionalismo, sino también por la ‘pacificar’ el país), sino para destruir el poder
necesidad de remover los dañinos intereses político de la Izquierda y aun (si se analiza
que se habían enquistado en la estructura finamente) del Centro, a cuyo efecto consu-
económica, social y política del agro, provo- maron una masacre y una violación de dere-
cando allí el subdesarrollo del capitalismo y chos humanos y civiles sin parangón en la his-
la explotación laboral -longeva de siglo y toria de Chile.
medio- de los peones y trabajadores de la
Como se aprecia, la lógica de la mani-
tierra; reformas que no tenían otro fin que
pulación histórica es la misma en el caso de
incorporar esos “muertos económicos” a la
la “Carta” del ex-general Pinochet y en el caso
economía ‘viva’ del mercado nacional;
de los “Fascículos” del historiador Vial, pues
d) la resistencia patronal a las reformas coinciden plenamente en: la reducción del
estructurales de tipo económico y social ha- proceso histórico al período en que es posi-
bía surgido con anterioridad a las “planifica- ble justificar el Golpe de 1973; el
ciones” (los gobiernos radicales y el del pro- silenciamiento de los procesos históricos es-
pio Jorge Alessandri fueron afectados por esa tructurales y de la correspondiente responsa-
oposición), de modo que, después de 1965 y bilidad oligárquica acumulada; la atribución
de 1970, lo que hubo no fue el ‘surgimiento’ de la crisis política de 1973 a la
de esa resistencia sino su ‘escalada’ política, implementación de las reformas económicas
ya que los patrones pasaron, de la simple pro- y sociales; la ineludible y moralista interven-
testa escrita y la no colaboración, a plantear ción armada de los militares, y el acallamiento
frontalmente -en progresiva asociación con de los excesos faccionales cometidos por el
una potencia extranjera- la desestabilización gobierno militar después de 1973. La mayor
de la economía y del gobierno, a cuyo efecto riqueza factual y contextual de los fascículos
lanzaron, primero, la “acusación constitucio- de Vial en nada disminuye ni disimula su os-
nal”; tensible identidad discursiva y ‘faccional’ con
la arenga del citado ex-general.
e) dada la sólida votación lograda por
la Unidad Popular en marzo de 1973 (43, 3
%), las fuerzas de Derecha desecharon el
IV
trámite parlamentario para impulsar el gol-
pe militar (se arrojó maíz al paso de los sol- Diversas autoridades de gobierno y al-
dados, acusándolos de “gallinas”), y tos oficiales de las Fuerzas Armadas han de-
fendido “ante las cámaras”, con calor inusita-
f) tensado al máximo el orden consti-
do, la tesis de que el enjuiciamiento incoado
tucional (con riesgo, según Vial, de “guerra
en Inglaterra y/o España contra el ex-general
civil”), las Fuerzas Armadas no intervinieron,
Pinochet es un atentado contra la soberanía
sin embargo, para reimponer la Constitución,
nacional, por lo que sería un deber patriótico
ni convocar la ciudadanía a un Asamblea
defender al ex-general con todos los recursos
Nacional que acordara soberanamente una

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del Estado. Que, si ha de ser juzgado, que lo chos humanos: la posibilidad de que esa co-
sea por las leyes chilenas. Se ha proclamado munidad pueda construir por sí misma la rea-
y sostenido, a este efecto, la tesis de que el lidad que estime conveniente. Cuando la so-
‘principio’ de la soberanía nacional (en este beranía ciudadana es usurpada por unos po-
caso, según el texto constitucional de 1980) cos, cuando esos pocos dictan leyes para po-
está por encima no sólo de los ‘actos cos pero pretenden aplicarla para todos, cuan-
delictuales’ de cualquier connacional, sino do esas leyes se imponen por la fuerza de las
también sobre la red internacional de dere- armas y no por la voluntad libre e informada
chos humanos. El Gobierno ha dado a ese de todos los ciudadanos, no se está en pre-
principio una validez suprema, dentro y fuera sencia de la soberanía, sino de actos
del país, subordinando o postergando todo usurpatorios de soberanía. Las leyes que se
otro principio, incluso la demanda de justicia dictan en estado de usurpación soberana, no
que emana de los miles y miles de chilenos son legítimas. Los tribunales, jueces y policías
afectados por esas violaciones y de los ciuda- que actúan en función de ellas, no expresan
danos del mundo que solidarizan con ellos. la justicia soberana, sino intereses de usurpa-
Aquí cabe la siguiente pregunta: ante los crí- ción y de los (pocos) beneficiados con ello.
menes contra la humanidad ¿qué vale más? No es verdadera justicia. Los dispositivos le-
¿El ‘principio’ de soberanía nacional -según gales que imponen los usurpantes para prote-
se defina en la constitución, leyes y decretos gerse a sí mismos de la justicia soberana o de
promulgados por el mismo gobierno dictato- la justicia internacional, no son expresión de
rial que ‘comandó’ esos crímenes-, o el ‘prin- soberanía. Son, simplemente, su burla.
cipio’ de justicia que los afectados y la huma-
Lamentamos que en Chile actual las
nidad misma quieren aplicar? ¿Qué está hoy
clases dirigentes están ‘deduciendo’ la sobe-
defendiendo el Estado chileno?
ranía del texto constitucional de 1980, sin
Nuestro parecer es que la cuestión de importar si éste fue producto soberano de una
la soberanía y de los derechos humanos es la informada decisión popular, o de una impo-
materia última, esencial, de que trata la His- sición faccional de los poderes fácticos. Sin
toria. La soberanía emana de la libertad indi- importar si se usa ‘esa’ soberanía para defen-
vidual y colectiva, y los derechos humanos der los derechos del pueblo, o para defender
constituyen la consagración jurídica univer- los intereses de los dictadores que usurparon
sal de esa dignidad soberana. La historia no y violaron los derechos del pueblo. Si, en fin,
es sino el ejercicio de esa soberanía y la reva- se usa esa soberanía para hacer justicia a los
lidación continua de esos derechos. La Cons- asesinados y torturados, o para proteger a los
titución y las Leyes, en tanto expresan la vo- que ampararon esos crímenes.
luntad soberana de la comunidad nacional,
Así, de ese modo, no se hace histo-
son legítimas. Si -y sólo si- la expresan, se
ria, sino anti-historia. Y por ello, anteponer
puede decir que representan soberanía. Cuan-
esos ‘principios’ a la verdad de los hechos y
do se respeta la voluntad legisladora de la co-
a los derechos soberanos revela, no una
munidad ciudadana se respeta también, simul-
vocación ciudadana de servicio público,
táneamente, el más fundamental de los dere-

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MANIFIESTO DE HISTORIADORES

sino una burla faccional contra lo público. los derechos humanos consiste en respetar la
capacidad de los ciudadanos para producir por
sí mismos la realidad futura que necesitan. No
V reconocer ese derecho, usurpar o adulterar ese
derecho, es imponer, por sobre todo, no la ver-
La historia no es sólo pasado, sino tam- dad, sino la mentira histórica. Es vaciar la ver-
bién, y principalmente, presente y futuro. La dadera reserva moral de la humanidad.
historia es proyección. Es la construcción so-
cial de la realidad futura. El más importante de Santiago, enero 25 de 1999.

Mario Garcés Durán, Doctor © en His- Pedro Milos, Doctor en Historia, Profe-
toria, Director de ECO (Educación y Comunica- sor del Departamento de Historia, Universidad
ciones). de Santiago.
Sergio Grez Toso, Doctor en Historia, Julio Pinto Vallejos, Doctor en Historia,
Director Museo Nacional Benjamín Vicuña Director del Departamento de Historia de la
Mackenna. Universidad de Santiago.
María Eugenia Horvitz, D. E. A. en His- Armando de Ramón Folch, Premio Na-
toria, Profesora del Departamento de Historia cional de Historia, Profesor del Instituto de His-
Universidad de Chile. toria, Pontificia Universidad Católica de Chile.
María Angélica Illanes, Doctora © en Jorge Rojas Flores, Licenciado en Histo-
Historia, Profesora del Departamento de Estudios ria, Magister en Ciencias Sociales, investigador
Humanísticos, Universidad de Chile. del Programa de Economía del Trabajo (PET).
Leonardo León Solís, Doctor © en Histo- Gabriel Salazar Vergara, Doctor en His-
ria, Profesor del Departamento de Historia, Uni- toria, Profesor de las Universidades de Chile y
versidad de Valparaíso. ARCIS.
Verónica Valdivia Ortiz de Zárate,
Magister en Historia, Profesora de la Universidad
de Santiago.

ADHERENTES AL MANIFIESTO DE HISTORIADORES (AL 1 DE ABRIL DE 1999)

ACADÉMICOS Y DIRECTIVOS Leopoldo Benavides Navarro, Licenciado


en Historia, Secretario General de la Uni-
- Enzo Abbagliatti Boils, Licenciado en His- versidad Academia de Humanismo Cristia-
toria, Magister en Estudios Internacionales, no. - Jorge Benítez, Licenciado en Historia,
Jefe del Proyecto Buses Culturales DIBAM. Investigador Univeridad ARCIS. Guillermo
- Pablo Artaza Barrios, Magister © en His- Billeke Calderón, Magister © en Historia,
toria, Profesor Universidad de Chile. - Coordinador Area de Historia

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Preuniversitario FECH. - Gonzalo Cáceres - Jaime Insunza, Licenciado en Historia,


Quiero, Licenciado en Historia, becario Profesor Universidad ARCIS. - Alfredo
CONICYT. - Hugo Cancino Troncoso, Doc- Lastra Norambuena, Doctor en Historia,
tor en Historia, Profesor titular de Historia Director académico de la Corporación de
de América Latina, Odense Universitet, Investigaciones Sociales (CISO).
Institute of History and Western Civilization,
- Ricardo López Muñoz, Magister © en His-
Odense (Dinamarca). - Leopoldo Castedo,
toria, Profesor Universidad de Chile, coor-
Gran Oficial de la Orden al Mérito Docen-
dinador Sistema de Gestión Participativa
te y Cultural Gabriela Mistral. - Luis Corvalán
en Museos DIBAM. - Manuel Loyola Ta-
Marquéz, Doctor © en Historia, Profesor de
pia, Licenciado en Historia, académico de
la Universidades de Santiago y de
la Universidad Católica Blas Cañas. - Jor-
Valparaíso. - Eduardo Devés Valdés, Doc-
ge Magasich Airola, Licenciado en Histo-
tor en Estudios de Sociedades Latinoameri-
ria, Profesor del Institut de Hautes Études
canas, coordinador del Doctorado en Estu-
des Communications Sociales, Bruselas,
dios Americanos del Instituto de Estudios
Bélgica. - José Luis Martínez Cereceda,
Avanzados de la Universidad de Santiago. -
Doctor © en Historia, Profesor Universi-
Enrique Fernández Darraz, Licenciado en
dad de Chile. - Jaime Massardo Blanco,
Historia, Doctor © en Sociología, Profesor
Doctor en Historia, Profesor Universidad
Universidad Católica de la Santísima Con-
de Lille (Francia), investigador del CNRS
cepción. - Marcos Fernández Labbé, Licen-
(Francia). - Leonardo Mazzei de Grazia,
ciado en Historia, profesor Universidad An-
Doctor en Historia, Profesor y Coordina-
drés Bello e investigador Pontificia Univer-
dor del Magister en Historia, Universidad
sidad Católica de Chile.
de Concepción.
- Mario Garcés Durán, Doctor en Historia ©,
- Luis Ortega Martínez, Doctor en Historia,
Director de ECO (Educación y Comunica-
Profesor Universidad de Santiago. -
ciones). - Igor Goicovic Donoso, Doctor en
Arnoldo Pacheco Silva, Profesor de Histo-
Historia ©, investigador del Centro de Inves-
ria y Geografía, Profesor de la Universidad
tigaciones y Difusión Poblacional de
de Concepción. - Luis Carlos Parentini,
Achupallas, Viña del Mar.
Magister en Etnohistoria, Director Depar-
- Carlos Gutiérrez, Licenciado en Historia, tamento de Historia, Universidad Católica
Maestría © en Ciencias Sociales, Profesor Blas Cañas. - Jorge Pinto Rodríguez, Doc-
Universidad ARCIS. - Jorge Hidalgo tor en Historia, Profesor Universidad de La
Lehuedé, Doctor en Historia, Profesor de Frontera, Temuco.
las Universidades de Tarapacá y de
- José Miguel Pozo Ruiz, Magister en His-
Valparaíso.
toria, Profesor Universidad Católica Blas
- Margarita Iglesias Saldaña, D. E. A. en His- Cañas. - Patricio Quiroga Zamora, Doc-
toria, investigadora Programa Interdiscipli- tor en Historia, Profesor Universidad de
nario de Género, Universidad de Chile. Valparaíso.

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MANIFIESTO DE HISTORIADORES

- Claudio Rolle Cruz, Doctor en Historia, - Miguel Urrutia Fernández, Licenciado en


Profesor Pontificia Universidad Católica de Historia, Profesor Universidad de Con-
Chile. cepción. - Luis Vitale Cometa, Doctor ©
en Historia, Profesor Universidad de Chi-
- Augusto Samaniego Mesías, Doctor en
le. - Juan Carlos Yáñez Andrade, Magister
Historia, Profesor Universidad de Santia-
en Historia, Profesor Universidad Mayor.
go. - Isabel Torres Dujisin, Licenciada en
- Myriam Zemelman Grunwald, Profeso-
Historia, Diplomada en Ciencias Sociales,
ra de Historia y Geografía Universidad
Profesora Universidad de Chile.
de Chile.

LICENCIADOS Y MAGISTERS EN HISTORIA • Jacqueline Oses Gómez, Magister © en


Historia.
• Estela Ayala Villegas, Magister © en His-
toria. • Juan Carlos Luengo Peila, Magister © en
Historia.
• Rodrigo Carreño, Magister © en Histo-
ria. • Jorge Rivas Medina, Licenciado en His-
toria.
• Eduardo Cortés Ávalos, Licenciado en His-
toria. • Carlos Sandoval Ambiado, Licenciado en
Historia.
• Ximena Goecke Saavedra, Licenciada en
Historia. • Rodrigo Sandoval Díaz, Licenciado en His-
toria
• Alfredo Gómez Alcorta, Licenciado en
Historia. • Marianne Schaale Urbina, Licenciada en
Historia.
• Jorge Iturriaga Echeverría, Licenciado en
Historia. • Miguel Valderrama, Licenciado en His-
toria.
• Fabio Moraga Valle, Magister © en His-
toria.
• Germán Morong Reyes, Magister © en His-
toria.
OTROS ACADÉMICOS
• Luis Moulian Emparanza, Licenciado en
• José Bengoa Cabello, Licenciado en Fi-
Historia.
losofía, Rector de la Universidad Acade-
• Iván Muñoz Neira, Profesor de Historia mia de Humanismo Cristiano.
y Geografía.
• Jacques Chonchol Chait, Doctor en Le-
• Marcelo Neira Navarro, Magister en His- tras y Ciencias Sociales, Director del Pro-
toria. grama de Doctorado de la Universidad
ARCIS.

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HISTORIA Y DEBATE

• Sergio González Miranda, sociólogo, • Carlos Ossandón Buljevich, Doctor en Fi-


Profesor-coordinador de la Maestría en In- losofía, profesor Universidad ARCIS
tegración Regional Universidad Arturo
Prat (Iquique).
• Tomás Moulian Emparanza, Doctor © en
Sociología, Director del Centro de Inves- ORGANIZACIONES ESTUDIANTILES
tigaciones Sociales de la Universidad
ARCIS. Centro de Estudiantes de Historia de
la Universidad de Santiago, Federación de
• Nelson Osorio Tejeda, Doctor en Filoso- Estudiantes de la Universidad Católica de
fía, profesor Universidad de Santiago. Chile (FEUC).

ENCUENTRO XXI Invierno de 1999 año 5 Nº 15 77

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