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PRIMERA PARTE ONTOLOGIA Y LENGUAJE I, ONTOLOGIA DE LA IMAGEN FOTOGRAFICA * Con toda probabilidad, un psicoandlisis de las artes plésticas tendrfa que considerar el embalsamamiento como un hecho fun- damental en su génesis. Encontraria en el origen de la pintura y de la escultura el “complejo” de la momia, La religién egipcia, polarizada en su lucha contra la muerte, hacia depender la su- pervivencia de la perennidad material del cuerpo, con lo que sa- tisfacia una necesidad fundamental de la psicologia human escapar a la inexorabilidad del tiempo, La muerte no es més que la victoria del tiempo. Y fijar artificialmente las apariencias car- nales de un ser, supone sacarlo de la corriente del tiempo y arri- marlo a la orilla de la vida. Para la mentalidad egipcia esto se conseguia salvando las apariencias mismas del cadéver, salvando sv carne y sus huesos, La primera estatua egipcia es la momia de un hombre conservado y petrificado en un bloque de carbonato de sosa. Pero las pirémides y el laberinto de corredores no eran garantia suficiente contra una eventual violacién del sepulcro; se hacia necesario adoptar ademds otras precauciones previnien- de cualquier eventualidad, multiplicando las posibilidades de per- "Estudio tomado de Problémes de la peinture (1945) so ANDRE BAZIN manencia. Se colocaban por eso cerca del sareéfago, ademés del frigo destinado al alimento del difunto, unas cuantas estatuillas de barro, a-manera de momias de repuesto, capaces de reempla- zar al cuerpo en el caso de que fuera destruido, Se descubre asf, en sus orfgenes religiosos, la funcién primordial de Ia escultura : salvar al ser por las apariencias. Y sin duda puede también con- siderarse como otro aspecto de la misma idea, orientada hacia la efectividad de la caza, el oso de arcilla acribillado a flechazos de Jas cavernas prehistéricas, sustitutivo magico, identificado con la fiera viva. No es dificil comprender cémo la evolucién paralela del arte y de la civilizaciéa ha separado a las artes plésticas de sus fun- ciones mégicas (Luis XIV no se hace ya embalsamar: se contenta con un retrato pintado por Lebrum), Pero esa evolucién no podia hacer otra cosa que sublimar, a través de la Idgica, la necesidad incoercible de exorcizar el tiempo, No se cree ya en la identidad ontolégica entre modelo y retrato, pero se admite que este nos ayuda a acordarnos de aquel y a salvarlo, por tanto, de una segun- da muerte espiritual. La fabricacién de la imagen’ se ha librado incluso de todo utilitarismo antropocéntrico, No se trata ya de la supervivencia del hombre, sino —de una manera més general— de Ja creacién de un universo ideal en el que la imagen de lo eal alcanza un destino temporal auténomo, ;“Qué vanidad la de la pintura” si no se descubra bajo nuestra absurda admiracién Ja necesidad primitiva de superar el tiempo gracias a la perenni. dad de la forma! Si la historia de las artes plésticas no se limita a la estética sino que se entronca con la psicologia, es preciso Teconocer que est esencialmente unida a la cuestién de la seme. janza 0, si se prefiere, del realismo. La fotografia y el cine, situados en estas perspectivas socio- Tégicas, explicarfan con la mayor sencillez la gran crisis espiritual ¥, técnica de la pintura moderna que comienza hacia la mitad del siglo pasado, En su articulo de “Verve”, Andre Malraux escribfa que “el cine Ro es més que el aspecto més desarrollado del realismo pléstico ee ONTOLOGIA ¥ LENGUAJE que comenzé con el Renacimiento y encontré su expresién Ifmite en la pintura barroca”. Es cierto que la pintura universal habia utilizado férmulas equilibradas entre el simbolismo y el realismo de las. formas pero en el siglo xv la pintura occidental comenz6 a despreocuparse de la expresin de una realidad espiritual con medios auténomos, para tender a la imitacién més 0 menos completa del mundo ex- terior. El acontecimiento decisivo fue sin duda la invencién de la perspectiva: un sistema cientifico y también —en cierta manera— mecinico (la cimara oscura de Vinci prefiguraba la de Niepce), que permitfa al artista crear la ilusién de un espacio con tres dimensiones donde los objetos pueden situarse como en nuestra percepcién directa, A partir de entonces la pintura se encontr6 dividida entre dos aspiraciones : una propiamente estética —la expresién de rea- lidades espirituales donde el modelo queda trascendido por el sim- bolismo de las formas— y otra que no es més que un deseo total- mente psicol6gico de reemplazar el mundo exterior por su doble. Esta tiltima tendencia que crecfa tan répidamente como iba siendo satisfecha, devoré poco a poco las artes plisticas, Sin embargo, como la perspectiva habia resuelto el problema de las formas pero no el del movimiento, el realismo tenia que prolongarse de una manera natural mediante una biésqueda de la expresién dramética instantaneizada, a manera de cuarta dimensién psiquica, capaz de sugerir la vida en la inmovilidad torturada del arte barroco * Es cierto que los grandes artistas han realizado siempre la sintesis de estas dos tendencias : las han jerarquizado, dominando la realidad y reabsorbiéndola en el arte. Pero también sigue sien- do cierto que nos encontramos ante dos fendmenos esencialmente diferentes que una critica objetiva tiene que saber disociar para entender la evolucién de la pintura. Lo que podriamos Hamar la * Seria interesante desde este punto de vista, seguir en los diarios ilus- trados de. 1890 a 1910 la competencia entre el reportaje fotogrdtico, todavia, cen sus balbuceos, y el dibujo. Este titimo satisfacia sobre todo la necesidad barroca de dramatismo (cfr. “Le Petit Journal Ilustré"). El sentido del do- cumento fotogrifico se ha ido imponiendo muy lentamentc. Se observa tam: ee ANDRE BAZIN “necesidad de la ilusién” no ha dejado de minar la pintura desde el siglo xvi. Necesidad completamente ajena a la estética, y cuyo origen habria que buscarlo en la mentalidad mégica: y necesidad, sin embargo, efectiva, cuya atraccién ha desorganizado profunda- mente el equilibrio de las artes plisticas. E| conflicto del realismo en el arte procede de este malenten- dido, de la confusién entre lo estético y lo psicol6gico, entre el verdadero realismo, que entrafia la necesidad de expresar a la vez la significacién concreta y esencial del mundo, y el pseudorrealismo que se satisface con Ja ilusién de las formas *, ‘sf se entiende por qué el arte medieval, por ejemplo, no ha padecido este conflicto; siendo a la vez violentamente realista y altamente espiritual, ignoraba el drama que tas posibilidades té>- nicas han puesto de manifiesto. La perspectiva ha sido el pecado original de la pintura occidental. ‘Niepce y Lumigre han sido por el contrario sus redentores. La fotografia, poniendo punto final al barroco, ha librado a las artes plésticas de su obsesién por la semejanza, Porque la pintura se esforzaba en vano por crear una ilusién y esta ilusién era suficien- te en arte; mientras que la fotografia y el cine son invenciones ‘que satisfacen definitivamente y en su esencia misma la obsesion del realismo. Por muy h4bil que fuera el pintor, su obra estaba siempre bajo la hipoteca de una subjetivizacién inevitable, Que- daba siempre la duda de lo que la imagen debia a la presencia del hombre. De ahi que el fendmeno esencial en el paso de la pintura barroca a la fotograffa, no reside en un simple perfeccio- namiento material (la fotografia continuaré siendo durante mucho bin, cuando se llega a una cierta saturacién, una vuelta al dibujo dramdtico del tipo “Radar”. "En particular, quizé la critica comunista deberia, antes de dar tanta importancia al expresionismo realista en la pintura, dejar de hablar de este como se hubiers podido hacer en el siglo xvi, antes de la fotografia y el fine, Quiza importa muy poco que Rusia nos ofrezca pésimas realizaciones pictorieas si hace, por el contrario, buen cine: Einsenstcin es su Tintoretio, Resulta absurd eh cambio, que Aragon quieraconvencernar de que es pine. 16 — ONTOLOGIA Y LENGUAJE tiempo inferior a la pintura en la imitacién de los colores), sino en un hecho psicol6gico: a satisfaccién completa de nuestro deseo de semejanza por una reproduccién mecénica de la que el hombre cueda exeluido, La solucién no estaba tanto en el resultado como cn I BRE 2 bveanie cAPontciom De ahi que el conflicto entre el estilo y Ja semejanza sea un fenémeno relativamente moderno y del que apenas se encuentran indicios antes de la invencién de la placa sensible. Vemos con claridad que la fascinante objetividad de Chardin no es en abso- luto Ta del fot6grafo. Es en el siglo xix cuando comienza verdade- ramente la crisis del realismo, cuyo mito es actualmente Picasso ¥y que pondré en entredicho tanto las condiciones de la existencia misma de las artes plasticas como sus fundamentos sociolégicos. Liberado del complejo del “parecido”, el pintor moderno abandona cl realismo a la masa‘ que en lo sucesivo lo identifica por una parte con la fotograffa y por otra con la pintura que sigue ocupén- dose de él. * Habria que estudiar sin embargo la psicolosia de las artes plisticas ‘menores, como por ejemplo las mascarillas moriuorias que presentan tam- bid un cierto automatismo en la repreduccién. En ese sentido podria con sierase Ia fowprafa como un modelado, una hues de objete por medio {Ha sido realmente Ja masa en cuanto tal el punto de partida del di- vorcio entre el estilo y la semejanza, que constatamos hoy como un hecho efectivo? {No se identifica quizd més con Ia aparicidn del “espirity burgués” nacido con Ia industria, y que precisamente ha servido de apoyo a los attis- tas del sigio x1x, espirita que podria definirse por la reduecion del arte a sus componenies psicologicos? Tambiéa es cierto que Ia fotografia no es histéri- ‘camente de una manera directa la sucesora del realismo barroco; y Malraux hhave motar con agudeza que en prineipio Ja fotografia no tuvo otta preocu- pacién que la de “imitar al arte” copiando ingenuamente el estilo piet6rico. Niepee la mayor parte de los pioneros de la fotografia buscaban ante todo reproducir los grabados por este medio. Soaban con producir obras de arte sin ser artistas, por calcomania. Proyecto pico y esenclalmente burgus, pero ‘que confirma’ nuestra tesis clevindola en cierta manera al cuadrado, Era natural que el modelo mas digno de imitacién para el fol6grafo fuera en tun principio el objeto de are, ya que, a sus ojos, imitaba la naturaleza pero “mojorindol”. Hacia falta un cierto tempo para que, convitizadone en artista, el fotdgrafo llegara a entender que no podia copiar mas que la mis: 7 ue no podia copiar més que l

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