se me va de los dedos... en el viento, al pasar, la caricia que vaga sin destino ni objeto, la caricia perdida ¿quién la recogerá?
pude amar esta noche con piedad infinita,
pude amar al primero que acertara a llegar. nadie llega. están solos los floridos senderos. la caricia perdida, rodará... rodará...
si en los ojos te besan esta noche, viajero,
si estremece las ramas un dulce suspirar, si te oprime los dedos una mano pequeña que te toma y te deja, que te logra y se va.
si no ves esa mano, ni esa boca que besa,
si es el aire quien teje la ilusión de besar, oh, viajero, que tienes como el cielo los ojos, en el viento fundida, ¿me reconocerás?
a celestina
yace en esta tierra fría,
digna de toda crianza, la vieja cuya alabanza tantas plumas merecía.
no quiso en el cielo entrar
a gozar de las estrellas, por no estar entre doncellas que no pudiese manchar.
ausencia se va de ti mi cuerpo gota a gota. se va mi cara en un óleo sordo; se van mis manos en azogue suelto; se van mis pies en dos tiempos de polvo.
¡se te va todo, se nos va todo!
se va mi voz, que te hacía campana
cerrada a cuanto no somos nosotros. se van mis gestos que se devanaban, en lanzaderas, debajo tus ojos. y se te va la mirada que entrega, cuando te mira, el enebro y el olmo.
me voy de ti con tus mismos alientos:
como humedad de tu cuerpo evaporo. me voy de ti con vigilia y con sueño, y en tu recuerdo más fiel ya me borro. y en tu memoria me vuelvo como esos que no nacieron ni en llanos ni en sotos.
sangre sería y me fuese en las palmas
de tu labor, y en tu boca de mosto. tu entraña fuese, y sería quemada en marchas tuyas que nunca más oigo, ¡y en tu pasión que retumba en la noche como demencia de mares solos!
¡se nos va todo, se nos va todo!
el silencio del mar
el silencio del mar
brama un juicio infinito
más concentrado que el de un cántaro
más implacable que dos gotas
ya acerque el horizonte o nos entregue
la muerte azul de las medusas
nuestras sospechas no lo dejan
el mar escucha como un sordo
es insensible como un dios
y sobrevive a los sobrevivientes
nunca sabré que espero de él
ni que conjuro deja en mis tobillos
pero cuando estos ojos se hartan de baldosas
y esperan entre el llano y las colinas
o en calles que se cierran en más calles
entonces sí me siento náufrago y sólo el mar puede
salvarme
otro cielo
no existe esponja para lavar el cielo
pero aunque pudieras enjabonarlo y luego echarle baldes y baldes de mar y colgarlo al sol para que se seque siempre faltaría el pájaro en silencio
no existen métodos para tocar el cielo
pero aunque te estiraras como una palma y lograras rozarlo en tus delirios y supieras al fin como es al tacto siempre te faltaría la nube de algodón
no existe un puente para cruzar el cielo
pero aunque consiguieras llegar a la otra orilla a fuerza de memoria y pronósticos y comprobaras que no es tan dificil siempre te faltaría el pino del crepusculo
eso es por que se trata de un cielo que no es tuyo
aunque sea impetuoso y desgarrado en cambio cuando llegue al que te pertenece no lo querrás lavar ni tocar ni cruzar pero estarán el pájaro y la nube y el pino.