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encuentro, en el caso de las entrevistas en psicoanálisis, son estas las que permiten al
analista de marcar sobre que terreno va a caminar y con que herramientas debe contar
para poder hacer frente a lo que el paciente le trae y si es el caso, dejar a un lado lo que
el paciente le presenta bien sea por que no posee lo que se necesita para lidiar con elo o
simplemente por que lo que le presentan no le es agradable para trabajarlo.
Para los analistas lacanianos, las entrevistas preliminares representan un umbral que el
paciente debe alcanzar para generar así un cambio estructural en él, o sea, un cambio de
actitud con respecto a su síntoma y poder comenzar de esta manera con el análisis
propiamente dicho, en este tipo de técnica, el paso de una instancia a otra (de entrevistas
preliminares a tratamiento propiamente dicho), no conlleva a un cambio en el proceder
del analista, sino, como ya se dijo anteriormente, es el cambio de actitud del paciente
con respecto al material con el que llega donde el analista, material que en un principio
es una queja sobre algo, pero que debe desembocar en la transformación de queja a
síntoma analítico, y es este viraje el que marca la diferencia entre estar en entrevistas
preliminares y entrar en un análisis propiamente dicho. Una vez el paciente haya
alcanzado el umbral, lo que se puede decir que cambia es la posición del analista, pero
no en términos del propio analista como tal, sino de lo que el analista representa para el
paciente, o sea, en las entrevistas, el analista es visto como el poseedor de la verdad y el
conocimiento, en cambio en el proceso de análisis, el paciente logra poner el
conocimiento, ya no en el analista de carne y hueso, sino en su interior, en su
inconciente.
Dentro de este proceso, también se realiza una evaluación sobre las condiciones
de analizabilidad que debe cumplir un sujeto para poder someterse a un proceso
de análisis, las cuales son: capacidad de introspección (poder observar sus
problemas desde una perspectiva neutra y distante), edad (personas mayores de
50 poseen demasiada memoria para realizar un rastreo de esta), capacidad
intelectual, fuerza del yo (debido a que el proceso de análisis producirá en el
sujeto movimientos bruscos con respecto a su ser y es la fuerza del yo la que le
permitirá hacer frente a las frustraciones), las posibles resistencias que se
levantarían durante el proceso de análisis y la capacidad para establecer una
alianza terapéutica (este aspecto involucra tanto al paciente como al analista).