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odisea 132_noviembre:Maquetaci n 1 31/10/2008 13:28 PÆgina 34

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Y ya van diez
remios literarios hay muchos y de todas las variedades posibles: desde los generalistas, en los que uno

P puede escribir más o menos lo que quiera, hasta los que exigen que la novela exalte las indudables
glorias del chorizo extremeño. Muchos nacen y mueren con la velocidad de un cohete de feria. El
nuestro, el Odisea, que está dirigido al público gay y lésbico, cumple ahora diez años. Es una buena
noticia,por lo rara y también por lo fecunda.O Luis Algorri

Mi vinculación con el premio Odisea ha sido muy yo, acababa gritando de desesperación en el potro saberlo, y que otros sí detectaron. Me dijeron que
intensa, sobre todo en los primeros años. Muchos de de tortura, digo en la hamaca de la playa del Inglés. abandonó a gritos el acto de presentación (yo no
ustedes sin duda saben que nombrarle a uno Jurado pude asistir y espero que no me falle la memoria) a
de un premio literario que se lo toma en serio (otra No hace falta que les diga que estoy exagerando. causa de una frase algo indelicada de Lucía
cosa es el Planeta, por ejemplo) es hacerle una cana- Tampoco mucho, ¿eh? Pero un poco sí, porque entre Etxebarría: dijo esta mujer que la novela finalista,
llada gordísima. Más que nada porque hay que leer- aquella increíble cantidad de ladrillos que terminaban Fondos marinos, de Valentín Castrege, era tan buena
se los originales, cientos de originales, y eso es un mar- sus días en el lugar del que nunca debieron salir (la o mejor que la ganadora. Esas cosas no se dicen,
tirio indochino que para qué les voy a contar. basura), también había textos verdaderamente bue- aunque yo, hoy, estoy de acuerdo. Pero Melero se
nos, y la verdad es que estos pocos compensaban el puso hecho una fiera. Fue el primero de sus cada vez
horror de los otros muchos. más frecuentes estallidos de cólera y vanidad. Este
El Premio Odisea ha dado el Melero ha sido, al cabo de los años, la mayor y más
empujón definitivo a unos cuantos Así, nunca olvidaré la cara de osazo feliz y tímido amarga decepción personal que he sufrido en toda
autores que hoy han cuajado de Alberto Ciáurriz cuando le premiamos El gran mi vida, al menos en las relaciones de amistad.
y se han consolidado salto, un texto espléndido que presentamos, con todo Cuántas veces he recordado, pensando en él, el
éxito, en la Fnac. Ni los parpadeos nerviosos de un tipo cuento aquel del tipo que recoge a una víbora,
a quien hoy quiero y admiro, Tomás Ortiz, que metió medio muerta de frío en la nieve, y la devuelve a la
un gol impresionante con aquella hermosísima, larga vida abrigándola entre sus ropas. Y la víbora, al des-
Desde que se popularizaron los ordenadores, las carta de amor y dolor que es Te esperaré (qué discu- pertar… En fin, pasemos página.
impresoras y, sobre todo,
los procesadores de textos, Diez años son muchos años
que tienen corrector orto- para un premio literario que tiene
gráfico y que te dejan la que abrirse camino en la espesa,
página toda limpita y con inextricable selva de estos galar-
los márgenes justificados, dones, que crecen y se entre-
cualquier semoviente que mezclan y se estorban unos a
no terminó el bachillerato otros como la vegetación en la
se cree con derecho (es selva amazónica. El Odisea ha
que lo tiene, coño, ¡ése es dado el empujón definitivo a
el problema!) a derramar unos cuantos autores que hoy
sobre un número intermi- han cuajado y se han consolida-
nable de folios lo que do. Otros, pues quizá no tanto,
segregan los hervores de aunque la vida es larga y cabe
su imaginación. Eso le lleva esperar venturosos revivires.
un tiempo, tampoco
mucho: el necesario, Pero estos diez años (y qué
desde luego, para que el diez años trascendentales) han
semoviente se convenza a convertido al Odisea en una refe-
sí mismo (suele ayudar en rencia indiscutible no sólo en la
eso su madre) de que es literatura gay española, sino tam-
un clon de García bién en la latinoamericana. Así
Márquez. Luego le da a la que estamos de enhorabuena.
tecla print, se gasta un Estos diez años nos han converti-
pastón en sobres grandes y do a todos no sólo en más viejos
sellos, y a renglón seguido sino también en un poco más
manda por correo el pro- sabios y, en mi caso, en más
ducto de sus meninges a solos: quien me consolaba de las
todas partes. A todas. Sin la angustias playeras que me pro-
menor misericordia. Desde ducían aquellos mamotretos me
al Planeta hasta al premio abandonó hace ya tiempo y
del chorizo extremeño. Y, nadie ocupa su lugar. Quién
naturalmente, también al premio Odisea. siones sobre el título definitivo: a mí me gustaba más podría. Pero seguimos vivos, que no es poco… aun-
el que Tomasín había propuesto, Te esperaré siem- que muchas veces no parezca suficiente.
A esa partida de salvajes con procesador de tex- pre); luego, Ortiz ha cuajado en un magnífico escritor,
tos le importa un soberano pimiento que esos sobres en una auténtica referencia de la literatura gay espa-
letales lleguen a manos de un reducido grupo de víc- ñola. Tampoco olvido, sería imposible, la entrevista Odisea se ha convertido en una
timas indefensas que tienen que leerse los originales. que hice al cuarto de los premiados, Óscar referencia indiscutible no sólo en la
O por lo menos intentarlo. Eso me pasó a mí durante Hernández, autor del romántico El viaje de Marcos, literatura gay española, sino también
interminables años. Mi querido Óscar Pérez, el editor una novela que tenía (así me lo pareció entonces y
de Odisea, me jodía inexorablemente las vacaciones me lo ha vuelto a parecer cuando la he releído) bri-
en la latinoamericana
(siempre me he preguntado cómo se enteraba, el llantes ardides directamente importados de la ópera
muy puñetero, de las fechas del viaje) haciéndome de Verdi. Óscar se presentó en el restaurante en su silla
cargar con quince o veinte de esos sobres, el conte- de ruedas y acompañado de su novio, un guapo y Y, mientras siga ahí el premio Odisea (que goza de
nido de muchos de los cuales convertía los días de solícito muchacho de fortísimo acento catalán. Y tam- espléndida salud), seguiremos leyendo y disfrutando
playa en algo muy, muy amargo. Lo que deberían poco se me despinta la oleada de asombro, y hasta con algunos de los mejores títulos de la literatura gay
haber sido días de descanso junto a quien entonces de envidia, que me sobrevino al leer Yestergay, de y lésbica escrita en nuestro idioma. Cada año más bri-
decía que me amaba (que vaya usted a saber) se Miguel Fernández. Y tantos más. llantes. Sólo cabe rogar al Cielo que envíe un rayo (de
convertían en auténtico estrés, porque a ver quién sabiduría, ¿eh?) a los tuercebotas del chorizo extreme-
está para mimos después de leerse cosas como: Hombre, hubo meteduras de pata. Siempre las ño, que destrozan la existencia de los miembros del
“¡Borja Eduardo, oh, Borja Eduardo! ¡Celebremos la hay. En 2001 premiamos (la verdad es que me empe- Jurado, y les ilumine para que se dediquen a aquello
libertad de nuestra recién descubierta pasión con ñé yo, tonto de mí) El espejo líquido, un asunto artifi- para lo que verdaderamente valen: destripar terrones
unas rodajitas de rico chorizo extremeño!”. Porque cioso que había escrito un tipo al que tuve que entre- o recalificar huertas para construir adosados, que
entre aquella horda de canallas había bastantes que vistar y a quien ofrecí mi sincera amistad. Se llama Luis viene a ser lo mismo.
escribían novelas “polivalentes”; esto es, que servían lo Melero. No alcancé a adivinar entonces la enferme-
mismo para un premio que para otro, y el lector, o sea dad mental que este hombre padece sin querer

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