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Del texto didáctico: Ludoteca del lenguaje, de Edwar Buelvas Mendoza

A LA CAZA DE NUEVOS VERBOS


Por Edwar Buelvas Mendoza

Todo lo que tiene movimiento por dinámico o estático, por reposado o violento, por simple o complejo, por
uniforme o múltiple que sea, ejerce una acción sobre sí mismo o sobre otra cosa. Y por la acción del
lenguaje, toda acción es definida como un verbo, que en forma infinitiva tiene las terminaciones: ar, er, ir.
Muchos movimientos por su moderación parece que no lo fueran o porque tradicionalmente no se han
definido como tal; por ejemplo el movimiento de la canoa con el vaivén del agua, ¿cómo lo definimos?
¿con qué verbo lo nombramos? Deberíamos llamar a este, el verbo CANOAR. El poeta colombiano Mario
Rivero figurativamente, en un hermoso poema, haciendo uso de la licencia que le da la poesía, emplea el
término “canoas tu cuerpo” para referirse al movimiento de una mujer que tal vez se mueve como una
canoa al vaivén del viento.

Otro ejemplo podría ser el del movimiento del péndulo, del cual se dice que es pendular. La expresión
pendular se toma como un adjetivo calificativo, pero no se usa como un verbo, el cual debería empelarse
para referirse al movimiento o acción que realiza el péndulo. Sólo el péndulo pendula: esta acción es
intrínseca solo al péndulo, y cualquier acción que por analogía se genere de ella también debería
nombrarse con este mismo verbo. De igual manera solo la canoa puede canoar, pero se puede usar de
manera figurativa como en el poema de Rivero.

¿Se podría estar hablando de verbos de acciones propias y verbos de acciones comunes?

Sería interesante resignificar el aprendizaje de esta categoría gramatical mediante la caza de nuevos
verbos a partir de acciones o movimientos que están allí en cualquier parte, en cualquier realidad para ser
nombradas.

Algunos de estos verbos nuevos podrían ser determinados por composición o derivación de una acción
simple y la realidad que ejecuta la acción, como por ejemplo: circular es dar vueltas y caracol es ese
molusco tan conocido por todos. Entonces, ¿qué nombre le daríamos a la acción de dar vueltas el caracol?
Tal vez sería apropiado decir que este desarrolla la acción de circuncaracolear. En este sentido, a la
acción del perro de dar vueltas la llamaríamos circunperrear.

Otra variante de construcción de los nuevos verbos se podía dar de la composición entre dos nombres. Así
como la palabra machimbre proviene de macho y hembra, la acción de unir sucesivamente las lenguetas
de una hoja de machimbre con la ranura de la otra, se deberá llamar machimbrear.

También se pueden construir nuevos verbos agregando a los viejos algunos prefijos. Por ejemplo,
columpiarse es moverse en el columplio, pero si le agregamos el sufijo latino a- que significa intensidad,
se diría acolumpiarse cuando la acción o el movimiento es muy fuerte. O se podría decir
descolumpiarse cuando dejamos de realizar esa acción, ya que el prefijo des- significa carencia o falta
de.

Por otra parte, los nuevos verbos se pueden construir a partir de onomatopeyas. Así como la acción que
ejerce el pollo al emitir el sonido de su canto se llama piar, y el del ganso se llama graznar, también
podría aplicarse este principio a otras acciones que no se pueden definir sino por el sonido mismo que
emiten quienes las realizan. Por ejemplo el cloc del reloj despertador ejecutará la acción de cloquear. Así
como al hacer clic en el computador es cliquear.

Y a propósito de las acciones con el computador, si nos damos a la caza de nuevos verbos, encontramos
verbos informáticos muy interesantes, muy de boca en boca hoy, especialmente de nuestros jóvenes. De
esta manera, un chico decente le coloca una cita a una chica decente en la cama de su casa, por supuesto
cada uno en la suya, para textear un rato por el celular. Textear es escribir y leer mensajes de texto en
forma interactiva e inmediata. Este es uno de los nuevos hobbies de los jóvenes hoy.

También tenemos chatear, que significa hablar, más bien escribir, como si se charlara en el patio de la
casa, pero a distancia mediante un ordenador, una conexión a internet y una cuenta de mensajería
instantánea o messinger. Pero, creo que chatear también podría emplearse cuando se intenta poner la
nariz de otra persona chata de un golpe.

En el ámbito internauta, postear es publicar un mensaje en un blog, un foro o un grupo de noticias. Otros
verbos son craquear o crackear, hackear, blogear.

Craquear es copiar un programa o software consiguiendo de manera ilegal los instaladores. Hackear es
robar información, y proviene de hacker, ladrón informático. Bloguear es compartir información en un blog.
Pero estas acciones o verbos que están de moda como extranjerismos podrían fácilmente emplearse en
español castizo; por ejemplo, blog en español equivale a bitácora, por lo cual podríamos bitacorear.
Del texto didáctico: Ludoteca del lenguaje, de Edwar Buelvas Mendoza

Los avances de la ciencia y la tecnología no solo en el campo de la informática nos proporcionan nuevos
verbos, también en otros campos como la genética tenemos, entre otros, el verbo clonar para desarrollar
un método de reproducción de seres con idénticas característica genéticas empleando el ADN de éstos.

Otros verbos son de uso cotidiano pero no aparecen registrados como verbos por las academias, tal vez
por lo cotidianos y familiares del uso. Algunos verbos relacionados con acciones diarias como mirar por la
ventana: ventanear; pararse en la puerta durante un buen rato: puertear aunque debería más bien ser
portear; pararse a conversar en la esquina del barrio: esquinear. Aunque esquinear también se emplea
cuando se le pellizca o muerde un pedazo de pan o de queso, o cuando se descascaraña (se quita la
cáscara) o se parte una loza pero solo en el borde entonces se esquineó. En el mismo sentido si nos
mecemos en una hamaca nos hamaqueamos, si nos sentamos en la terraza estamos terraceando, si
vamos a arreglar o a contemplar el jardín lo que hacemos es jardinear.

Los colores también entran en el juego de las acciones. Por supuesto, lo términos con los que nombramos
los colores son adjetivos, pero de manera analógica se suele decir que una persona se blanqueó cuando
no hizo anotaciones en algún deporte o juego de azar. O cuando salió a buscar comida o trabajo y no
encontró. Irse en blanco es blanquearse. Pintar la casa de blanco es blanquear o pasar de negro a
blanco como en el caso de Michael Jackson es blanquearse. Con menos frecuencia se usa negrear para
pintar de negro algo, o cuando la cosa se pone difícil, por esa errada costumbre clasista de darle color
negro a todo lo malo. En conclusión, si se puede blanquear o blanquearse, perfectamente una persona que
se está poniendo pálida se va a amarillar, así como se amarilla el plátano después de verdearse y antes
de madurarse. Entonces, el cielo que no siempre tiene el mismo color sino que cambia, se mueve, tiene
acción, a veces se azula o ¿azulea? y a veces se agrisa o ¿grisea?. Suele ocurrir también con los golpes
que recibimos, lo cuales se ponen morados o se amoratan.

La comparación de las acciones humanas con las de los animales también inspira nuevos verbos, algunos
ya muy conocidos y aceptados como gatear, que es la acción que ejerce un bebé al caminar usando pies
y manos. Mariposear es moverse de un lado a otro sin saber qué hacer, solo para hacer pantalla o
pantallar. Perrear es bailar pegado con cierta sensualidad moviendo la cola o dárselas de muy
enamorado, es decir dárselas de perro o de perra. Así podríamos decir también que el que se las da de
picaflor o que enamora aquí y allá le gusta picaflorear o colibríar. Zorrear es la acción de tener sexo
con uno y con otro. Cochinear es hacer cochinadas o porquerías, lo que también puede ser porqueriar.
Enchucharse es andar pegado a otro al extremo de depender de él. Entigrarse es envalentonarse,
parecer un tigre. Conejear es engañar con astucia, hacerle conejo a alguien. Pavonearse es moverse
como un pavo, enorgullecerse y hacérselo ver a los demás. Lagartear es humillarse para conseguir
alguna prebenda de otro. Enculebrarse es contraer una deuda difícil de pagar. Uno conocido es camellar,
sinónimo de trabajar, por lo tanto se podría decir también mulear o burrear para compararnos con dos
animales igualmente trabajadores y más occidentales; pero en Colombia, por acción del narcotráfico,
mulear es transportar coca y, en la Costa Atlántica, burrear es la acción de cometer zoofilia con una burra.
Así que tal vez mejor tengamos que seguir diciendo camellar.

Los verbos vegetales también entran en el concierto de verbos nuevos. Estos verbos se establecen por
analogía con ciertas condiciones o acciones humanas muchas veces con relación muy cercana y otra no
tanto. Por ejemplo, cuando una persona tiene la resaca del día después de una borrachera, está
enguayabado, del verbo enguayabarse, que casi siempre se usa en forma de participio. Enmameyarse
es caer al suelo en combate con otra persona y desmameyarse es caerse de un lugar alto, tal vez como
cae un mamey. Aguacatarse es quebrantar la voluntad, echarse atrás en una decisión, se usa por la
prontitud con la que el aguacate se ablanda. Encocarse, proviene del coco y es un verbo usado
especialmente en los juegos para referirse al acto de esconder una ficha o carta con el fin de hacer fraude;
también se emplea para quien guarda herméticamente y en secreto unos bienes a fin de que otros no se
enteren. Desde esta perspectiva, también podríamos enlimonarnos, si estamos amargados o enojados.
Se puede decir que los viejitos se uvapasan cuando se arrugan y cualquiera puede achivatarse cuando
coge rabia o entomatarse cuando se ruboriza.

En fin, todo lo que tiene movimiento por dinámico o estático, por reposado o violento, por simple o
complejo, por uniforme o múltiple que sea, ejerce una acción sobre sí mismo o sobre otra cosa y por lo
tanto es susceptible de constituirse en un verbo por acción del lenguaje. Puede conjugarse en los modos,
tiempos, voces y formas verbales, siguiendo las reglas de la gramática, la morfología, la sintaxis y la
semántica tradicional, pero aportando la creatividad y el ingenio de las personas de hoy y de ayer que han
hecho y seguirán haciendo aportes significativos a una lengua castellana dinámica y cambiante, aunque
no siempre reconocidos por las Academias.

Invito a todo el que lea este artículo a que siga vigilante, a la caza de nuevos verbos, reflexionando y
aportando nuevas y dinámicas ideas que contribuyan a enriquecer nuestro idioma. A los profes los incito a
trabajar en la investigación y creación de nuevos verbos con los estudiantes, de seguro la enseñanza y
aprendizaje de esta categoría gramatical será más placentera y propositiva.
Del texto didáctico: Ludoteca del lenguaje, de Edwar Buelvas Mendoza

Taller para estudiantes: A LA CAZA DE NUEVOS VERBOS

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