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Trevelin 90 Años
Trevelin 90 Años
Gustavo De Vera
ABSTRACT
No son ajenas a esta propuesta las disímiles posiciones de los historiadores respecto de
los documentos o acontecimientos que determinan el acto fundacional de un pueblo o
cuidad.
Las polémicas surgidas en torno a la fundación de Esquel, sólo por mencionar un
ejemplo cercano, dan cuenta de ello.
Lejos de interceder en dicha discusión, el presente trabajo se propone partir del
concepto de identidad, como el factor aglutinante que permite a un determinado grupo
humano sentirse parte de una comunidad, de sus costumbres, tradiciones, su historia y
por ende de su origen.
Gustavo De Vera
Tres chacareros del Valle 16 de Octubre se reúnen cierto día de 1918 con ánimo de
mejorar algunas cosas.
“Vamos a formar una sociedad para construir un molino harinero más grande –dicen- y
así procesar todo el trigo que se produce en la Colonia” .
“Y ya que estamos, vamos a donar un lote para que se construya un pueblo”.
Punto.
Hay veces que las ideas emprendedoras, o los sueños, cobran luego magnitudes que
superan a los soñadores.
Sólo en esos casos la historia llega para darles la razón.
Eran tiempos donde los pobladores patagónicos tenían una vaga idea del Estado, y el
Estado apenas tenía idea de ellos.
Las cosas se hacían porque había que hacerlas. Nada más.
De todo ello han pasado hoy 90 años
Esos mismos procesos han sido también causa de la desaparición de muchos de ellos: el
cierre de ramales ferroviarios; el trazado de una ruta más moderna, pero alejada del
casco urbano; un nuevo decreto, acta o ley determinando el traslado de un pueblo, o el
nacimiento de otro más importante en las cercanías, o finalmente el cierre de una
empresa.
Pocos, muy pocos pueblos surgieron de manera espontánea, y menos aún por la sola
decisión de un puñado de hombres que luego serían sus habitantes.
Trevelin, el Pueblo del Molino, en Chubut, se cuenta entre ellos.
Sabido es que el nacimiento de Esquel fue determinado por una resolución del Gobierno
Nacional para dotar, precisamente a la Colonia del Valle 16 de Octubre, de un enclave
administrativo que permitiera garantizar la presencia del Estado en el lugar, además de
resolver cuestiones de tipo administrativa y de servicios.
Conocido y documentado está, también, que ante dicha resolución, lo pobladores de la
Colonia no permitieron que el nuevo pueblo se levantara dentro de sus límites. La razón
más aceptada es la de no ocupar con un pueblo la superficie de tierras aptas para la
producción.
Fue así que los ingenieros responsables del trazado de la nueva localidad optaron por el
valle de Esquel, donde finalmente se llevó a cabo el proceso de establecer una localidad
entre 1904 y 1908.
25 DE NOVIEMBRE
La conmemoración del 25 de Noviembre, como fecha fundacional del Valle 16 de
Octubre, nace a partir de 1935, en ocasión de celebrarse en Trevelin, el cincuentenario
de la expedición de Fontana y sus Rifleros del Chubut.
Prueba de que este hecho histórico no se vincula exclusivamente con el Pueblo del
Molino, es que los pomposos actos celebratorios comenzaron el día 24 en Esquel.
La crónica señala que “La celebración comenzó a las tres de la tarde del día 24 en el
pueblo de Esquel, con la inauguración de un monolito en la intersección de las
avenidas Fontana y Ameghinoi. El monumento había sido costeado por la
Municipalidad del pueblo”.
La primera y la más extensa de estas dos líneas une dos puntos geográficos claramente
identificables: desde la Loma Encantadora, en Río Grande, se dirige hacia el este,
pasando por el faldeo del Cerro Nahuel Pan, hasta dar con una formación que Evans
menciona como “Las Tres Marías”, y que hoy puede identificarse como el cerro Tres
Picos, en el cordón Esquel.
Como al pasar, Evans afirma que dicha línea atraviesa “el centro de la plaza de
Trevelin” (cabe recordar que sus memorias fueron escritas a partir de 1933).
Pasarían 16 años, hasta que en 1904, los agrimensores Pigretti y Molinari, designados
por el gobierno nacional para la demarcación definitiva de la Colonia, su ensanche y la
mensura de un pueblo, tomaran en cuenta nuevamente este mojón.
Trevelin no era entonces siquiera un vocablo que alguien hubiera pronunciado alguna
vez.
Para esos años, el cultivo de trigo daba buenos rindes en la Colonia. Varios intentos por
construir molinos harineros no bastaban para procesar toda la producción.
En el mes de noviembre 1918, hace exactamente 90 años, tres de estos productores
toman una decisión casi natural en estas circunstancias.
“Los años de prueba, desdicha e infortunio habían quedado atrás y parecía que eso
estimulaba a los colonos que habían comenzado una etapa de modernización en las
maquinarias agrícolas, por lo tanto la agricultura iba en aumento. La Colonia merecía
y exigía a medida que se desarrollaba un molino acorde con sus necesidades”, expresa
John Daniel Evans en sus memoriasiii.
Evans, en sociedad con Elias Owen y Thomas Morgan adquieren la Legua Nº 14,
lindante con la suya, y que, como se dijo en párrafos anteriores, compartían como
esquinero el mojón Nº 11.
Sin embargo, una violenta crecida del Río Corintos arrasó con el precario templo en
1996.
La construcción de una nueva capilla fue encarada nuevamente en 1899 por los colonos.
Un edificio igualmente rústico, pero con mejoras, fue levantado donde hoy se encuentra
la Capilla Bethel.
El lugar se halla dentro de lo que entonces se conocía como la legua 14. Y no es
casualidad.
La razón es que el nuevo emplazamiento se situaba equidistante a la mayoría de los
pobladores.
Las nuevas familias que llegaron sobre el final del Siglo XIX ocuparon las tierras más al
norte, cercanos al actual emplazamiento de Esquel, razón por la cual, el centro de la
Colonia se vio desplazado.
Como se dijo, la primera Comisión de Fomento se había formado con las primeras
gestiones para iniciar el trazado del Pueblo del Molino, en 1918. Pero recién fue
oficializada en 1927.
La dimensión alcanzada por el poblado en poco menos de una década, queda registrada
por las resoluciones que adoptó la Comisión de Fomento. En ellas se decide gravar con
impuestos diversas actividades que evidentemente ya se observaban en la comunidad:
En su capítulo III, “Patentes Varias”, la Comisión fija el monto a tributar por las “Casas
de Tolerancia”: 1200 pesos anuales “por adelantado”, advierte el texto.
También se tributaba por cada mesa de billar instalada, por mesa de juego de naipes y
dados, por fonógrafos, cajas de música, pianos etc. que funcionaran en cafés, bares,
hoteles o fondas. Las mascotas no estaban exentas de impuestos: por cada “segundo
perro” dentro del pueblo las familias deberían pagar 5 pesos, 25 pesos por cada perro
siguiente.
Así mismo, se debía pagar para obtener permiso si se quería, por ejemplo, organizar
bailes y festivales, o bien “tirar bombas”, actividad esta gravada con 2 pesos por día.
EN RESUMEN
De todo el complejo proceso de poblamiento en el Valle 16 de Octubre y sus
alrededores, el nacimiento de Trevelin como localidad queda signado por una trama de
causas y causalidades que se suceden hasta confluir en el mes de noviembre de 1918.
Desde que fuera fijado al suelo del Valle 16 de Octubre, en noviembre de 1888, pasando
luego por ser el punto de referencia de la mensura definitiva a cargo de Pigretti y
Molinari, y luego del pacto de Dolbrwynog, en noviembre de 1918, hasta transformarse
en el punto central de la Plaza Coronel Fontana, también en noviembre pero de 1935, el
Mojón Nº 11 fue un testigo silencioso e involuntario del devenir humano que, a su
alrededor, buscaba e imaginaba todas las formas posibles para sobrevivir y desarrollarse
en este rincón de la cordillera.
En ese contexto, la idea Evans, Owen y Morgan que finalmente daría origen al pueblo
de Trevelin, debe entenderse en su justo contexto: no como producto de una inspiración
mística, sino como el resultado de un puñado de hombres que, percibiendo con claridad
el curso de los acontecimientos, comprendieron la necesidad del momento y tomaron su
decisión.
Como en todo, las cosas se hicieron así, simplemente porque había que hacerlas.