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UNIDAD 3

LA RESPUESTA ERÓTICA HUMANA: Del deseo al orgasmo

Para avanzar en una visión general de la sexualidad humana vale la pena dedicarle ahora
una espacio a conocer cómo se da la respuesta erótica en el desarrollo de una actividad
específica.

Algunos conceptos introductorios:


Ya hemos dicho que cuando “cambias el chip” y pones tu mente en “clave erótica” tienes la
posibilidad de reinterpretar los estímulos como eróticos y así disfrutarlos. De hecho, para que
inicie la respuesta sexual humana no importa la naturaleza del estímulo como tal ni su origen
particular, sino, simplemente, que sea aplicado de manera adecuada, con la intensidad y el
tiempo suficientes y que quien lo percibe no lo bloquee.

El argumento anterior nos permite comprender que el abanico de actividades eróticas


humanas es amplísimo, y que como ya lo dijimos, no depende del coito como la única
opción. De manera general, valen como actividades sexuales sanas la fantasías sexuales,
los sueños eróticos, la lectura o visión de material erótico, las conversaciones eróticas, los

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besos, caricias y tocamientos, la masturbación individual o en pareja, las actividades
bucogenitales (cunilinto y felación), el coito con sus diferentes variantes, entre otras, siempre
y cuando cumplan con los Criterios de Normalidad Sexual a los que ya nos referimos en el
Primer Bloque Temático.

Aunque que la esencia del erotismo es igual para ambos sexos, vamos a comentar algunas
diferencias intersexuales (entre los sexos), que sin ser tajantes, se han encontrado entre la
respuesta sexual promedio de las mujeres y los hombres en cada una de las fases de
respuesta erótica.

Partiremos del deseo sexual para llegar a la culminación orgásmica sin dejar de lado cada
uno de sus pasos intermedios: la conquista de una pareja sexual (en las actividades que lo
requieren), la estimulación y la excitación sexual. De igual manera, hablaremos de algunas
recomendaciones a tener en cuenta y de los problemas que corrientemente surgen en cada
fase.

• PRIMERO LAS GANAS: La fase apetitiva

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Es esta la primera fase, la del deseo. Es prudente que recuerdes que el deseo sexual
humano no está definido por las hormonas (solo se requiere un mínimo básico y a partir de
allí no existe una relación directa entre el nivel hormonal y la intensidd o frecuencia del
deseo) ni por los instintos sino que es el reflejo de todo el componente bio-psico-social que
caracteriza a nuestra condición. Por ello, no es el deseo una energía desbordante que te
arrastra y te lleva a hacer cosas por encima de tu voluntad. Es más bien una invitación sobre
la que puedes decidir, y canalizar o no, según tu criterio.

De manera llamativa, se han encontrado algunas diferencias intersexuales en cuanto al


apetito sexual. Según estudios nacionales y extranjeros, la frecuencia e intensidad de deseo
sexual reportado por voluntarios (as) en cuestionarios anónimos es persistentemente mayor
en los hombres cuando se comparan con los reportados por las mujeres, aún en actividades
autoeróticas practicadas en la intimidad del hogar (sueños eróticos, fantasías sexuales y
actividades masturbatorias, entre otros). De otro lado, mientras que el hombre en promedio
inicia su ciclo de respuesta sexual por esta fase (primero siente el deseo), la mujer en
promedio inicia su ciclo de respuesta sexual por la fase relacional (primero establece un
marco relacional adecuado para ella y después se despierta el deseo).

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Las diferencias interindividuales (de una persona a otra) del nivel de deseo sexual son muy
grandes, por ello es difícil decir cuáles son o deberían ser los límites normales de intensidad
y frecuencia del deseo sexual y se prefiere hablar de rangos de normalidad propios de cada
persona. Solo se habla de trastornos del deseo cuando éste cae abruptamente por debajo de
los niveles previos promedio para esa persona o cuando los rebasa de manera brusca en
relación con el mismo patrón. Son mucho más frecuentes los trastornos por baja del deseo
sexual que los que se dan por elevación de él (la famosa ninfomanía y satiriasis son más
fábulas que realidades patentes y de darse corresponden más a trastornos psiquiátricos de
base que a problemas eróticos como tales).

Es importante tener siempre en cuenta que es muy difícil que dos personas tengan la misma
intensidad o frecuencia de deseo sexual, aún si se aman y son pareja. Este punto es
relevante porque se considera, erróneamente, que la vida sexual adulta debe restringuirse a
las actividades sexuales en pareja y por ello se espera que los dos miembros coincidan en
sus momentos e intensidad de deseo; ello es muy improbable. El forzarlo así sólo se podrá
hacer a costa de que uno de los dos “ceda” o se acomode a las apetencias del otro y así no
se involucrará en una actividad sexual por la mejor razón posible (el deseo) sino por otras

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razones diferentes, y por ello, muy probablemente, no podrá sintonizarse en erótico (con
todas las consecuencias infortunadas que ello tiene).
Finalmente, es bueno conocer que el nivel de deseo sexual se favorece por una vivencia
erótica satisfactoria y se ve desfavorecido cuando no se disfruta de ella (ver recuadro
siguiente). La solución, como podemos comprender, no es colocar hormonas sexuales o
tomar pócimas que aumenten o disminuyan el deseo, es por el contrario, devolver la
actividad sexual a su contexto erótico para que pueda ser disfrutada y permita así que el
deseo sexual reaparezca o se fortalezca.

EN TU VIDA ERÓTICA:
• Te involucras en una actividad sexual por deseo o a
veces lo haces por una razón diferente. Qué opinas
acerca de ello.
• ¿Cuándo tienes deseos sexuales eres capaz de
canalizarlos de una manera satisfactoria para ti?
• ¿Si deseas sexualmente a una persona (tu pareja
estable u otra) eres capaz de expresarlo?
• ¿Cuándo no lo deseas eres capaz de decir NO? ¿En
todas las circunstancias? ¿En cuales sí y en cuales 5
no? Qué opinas acerca de ello.
DE DESEOS A DESEOS

Los deseos adaptativos (o de sobrevivencia) funcionan de manera muy


diferente de los deseos placenteros (o gratuitos). Veamos:

Ÿ Deseo adaptativo típico HAMBRE. ¿Qué hago cuando lo padezco?: COMO.


¿Qué pasa cuando como?: Se me quita el hambre. Es decir, tengo un deseo
adaptativo, me veo en la necesidad de cumplirlo y así se me quita el deseo.

Ÿ Deseo placentero típico LIBIDO o deseo sexual. ¿Qué puedo hacer cuando
lo siento?: Tener o no alguna actividad erótica (es optativo, no es una
necesidad vehemente). ¿Qué ocurre con el deseo después de la actividad
erótica?: Se retroalimenta. Es decir, tengo un deseo, puedo satisfacerlo o no
y si lo hago, no me bloquea la libido sino que la mantiene viva.

Como lo decíamos, si tengo actividad erótica y la disfruto se me mantiene vivo


el deseo, pero si no la disfruto entonces el deseo disminuye o se va.

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• AHORA, LA CACERÍA Y LA SEDUCCIÓN: La fase relacional
Son los cambios comportamentales que desarrolla el sujeto en busca de un objeto sexual. Es
decir, son las acciones de seducción, “cacería” o conquista.

Como puedes comprender, esta fase unas veces se cumple y otras no. Por ejemplo, todas
las actividades autoeróticas la obvian (como lo veremos en la primera parte del cursillo
vivencial de autoconocimiento erótico).

La dificultad de aceptar la gratuidad del erotismo y la fuerte carga de los modelos de ética
sexual vigentes han hecho que esta fase se viva comunmente de manera diferente por los
hombres y las mujeres. En términos generales las unas enmarcan esta fase en el contexto
afectivo mientras que los otros lo hacen en el de ejercicio de poder (haber conquistado lo que
otros no pudieron y que tiene valor por exclusivo): son dos caras de la misma moneda que la
mayoría de las veces no le permite a ninguno de los dos comprar su felicidad sexual. Porque,
simplemente, el erotismo no es un bien de intercambio, “...ni se compra ni se vende”, es
gratuito y ese es su gran valor. Cuando se tiene una actividad erótica no se gana ni se pierde
cosa alguna, simplemente se disfrutó o no.

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El erotismo no demanda contraprestación alguna por sus “favores” y cuando se le pide algo a
cambio no solo pierde su carácter erótico sino que puede generar otras dificultades. Como lo
vamos a ver en la siguiente unidad.

Otra diferencia intersexual, secundaria a la anterior, es la que habla del objeto sexual
masculino como inespecífico mientras que para la mujer el objeto de su deseo sexual es
alguien en concreto. Un dato llamativo al respecto es que en promedio el hombre puede
“parcelar” su objeto sexual deseado (la sonrisa de tal, los senos de tal, las nalgas de tal)
mientras que la mujer aprecia a su objeto sexual como un todo.

Como puntos a tener en cuenta en esta fase están:


• Recuerda que es prudente que manifiestes claramente el modelo de ética sexual que
profesas y que conozcas el de la persona con la que vas a compartir alguna actividad
erótica; así, no atropellaras involuntariamente ni serás atropellado (a).

• La fase relacional conlleva un proceso de negociación, y como todos estos procesos,


sería prudente que fuera honesta, respetuosa e igualitaria.

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Honesta en el sentido que puedas expresar lo que realmente piensas y sientes en relación
con lo que está ocurriendo. El “todos ya lo hicieron”, “no me puedo quedar atrás”, “van a
pensar que soy una zanahoria”, “si no lo hago me va a dejar”, “tengo que quedar bien como
hombre o como mujer”, “si no, va a pensar que no lo (a) quiero”, no son argumentos válidos
para involucrarte en una actividad sexual, ella debe ser el resultado de tu legítima capacidad
de optar.

Respetuosa en el sentido de apreciar como valioso lo que el otro diga. “Es valioso aceptar un
no que forzar un sí”. Es más valioso expresar un “no” sentido que forzar o fingir un “sí”. Es
mucho más valioso expresar un “sí” genuino que ahogarlo con un “no” forzado.

Igualitaria en el sentido que tanto los beneficios como los posibles riesgos que se deriven de
lo acordado deben ser compartidos de manera equitativa.

EN TU VIDA ERÓTICA:
• ¿Cuáles son tus estrategias de “cacería”? ¿Cumplen con los
preceptos de ser honestas, respetuosas e igualitarias?
• ¿Qué tanto unes pareja afectiva – pareja sexual? Qué
opinas acerca de ello. 9
• ¿Pones algún precio que se te debe pagar como posible
pareja sexual? A la luz de lo dicho, qué opinas acerca de
Como una constante de los estudios de comportamiento sexual de los (as)
adolescentes realizados quinquenalmente por el Equipo de Trabajo en Sexualidad
Humana de la Universidad de Caldas, se ha encontrado un dato llamativo:
Los adolescentes dicen haber tenido su primera experiencia coital con una amiga,
mientras que las adolescentes dicen haberla tenido con su novio. El por deseo o
curiosidad y ella por amor. Es decir, en una pareja de adolescentes teniendo su
primer coito, el la ve a ella como una “amiga generosa” mientras que ella lo ve a él
como “El amor de su vida”. Esta diferencia de interpretación entre el y ella refleja
el criterio de Permisividad amorosa, e ineludiblemente, genera violencia de género
(para ambos, pero con mayor énasis para la adolescente).
Reflexiona al respecto

Quienes quieran ampliar la reflexión acerca de esta primera fase pueden leer el artículo
del anexo 2 al final de este envío.

• TÓCATE, TÓCAME. DI QUÉ QUIERES Y CÓMO TE GUSTA: La fase estimulatoria

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Son las actividades de carácter síquico o físico que permiten el contacto sexual del sujeto
con el objeto. Es decir, es la aplicación del estímulo sexual propiamente dicho.

Puntos a tener en cuenta:


• De manera general, en relación con los estímulos psicosexuales, la mujer vive en
promedio de manera más intensa los estímulos auditivos mientras que el hombre disfruta
más los visuales: la mujer se viste para matar y el hombre “echa el cuento”.

• Por razones que aún no conocemos con claridad, en promedio, los hombres concentran
más su estimulabilidad sexual en los genitales mientras que las mujeres son “más ricas
de piel”. Esta consideración no es categórica y con un buen entrenamiento los hombres
pueden ampliar su mapa erótico. De manera contrastante y triste, como lo vamos a
describir a continuación, muchas mujeres restringen sus posibilidades eróticas al coito
vaginal.

• Como estímulo erótico, a pesar de las pretensiones culturales que ven al coito como la
actividad sexual más relevante, la única o con la que siempre hay que terminar un
encuentro sexual de pareja, éste es vivido en promedio como un estímulo muy diferente
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por el hombre y por la mujer. En términos generales, cuando deja fluir su repuesta sexual,
el hombre llega al orgasmo unos dos minutos después de la penetración vaginal y lo
consigue casi todas las veces. En cambio, la mujer en promedio, aún cuando ella decida
el momento de la penetración (que siempre debería ser así, cuando está lubricada y lo
desea), disfruta del orgasmo aproximadamente unos cuatro a seis minutos después de la
penetración y lo consigue en promedio en la mitad de los coitos (es llamativo que la
probabilidad de orgasmo no mejora con la prolongación del estímulo penetrativo. Ver
siguiente recuadro). Este hecho, que tiene claras explicaciones fisiológicas que
revisaremos de manera resumida más adelante, nos permite comprender que si un
hombre y una mujer van a tener relaciones sexuales en pareja y esperan que van a llegar
al orgasmo, de manera simultánea, a través del coito vaginal, la mayoría de las veces, no
lo van a conseguir. Si llevaban esa idea fija en mente, y no lo consiguieron, se van a
sentir frustrados. Típicamente dirigirán esa frustración hacia los equivalentes que le den a
su vida sexual. Es decir, si consideraban que su vida sexual en pareja no es simple y
llanamente por disfrute sino por “reforzar el vínculo de pareja”, y no lo consiguieron a
través de la penetración vaginal (que como ya sabemos es lo de esperar -que no lo
consigan), pues van a sentir que la relación se está acabando, que no era la relación que
le convenía o que “lo (a) van a dejar”. Si por ejemplo, consideraban que su vida sexual en

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pareja no es simple y llanamente por disfrute, sino por “expresar afecto” (que es muy
importante pero que en definitiva es cosa diferente de lo erótico), y no lo consiguieron a
través del coito, pues van a pensar “que ya su pareja no lo (a) quiere”, “que tiene otro (a)”
o “que le está poniendo los cachos”, entre otros. Si consideraban que su vida sexual en
pareja no es simple y llanamente por disfrute, sino por “demostrar o reafirmar que se es
hombre (o mujer)”, y no lo consiguieron a través de la penetración vaginal, pues van a
pensar “que está quedando mal como hombre”, “que no son tan mujeres” o “que el otro
(a) no le está respondiendo como tal”. A fin de cuentas toda esta frustración y
desasosiego generada sólo se debe, de una parte, a que le están pidiendo “peras al
olmo” esperando que puedan vivir el coito de igual manera cuando fisiológicamente es
una actividad diferente para las mujeres y los hombres, y de otra parte, a que le dan al
ejercicio de su sexualidad unos equivalentes sociales diferentes del simple disfrute (que
así siempre verán amenazados).

¿A qué se deben estas diferencias? Simplemente a que siendo la vagina muy sensible, la
dilatación de sus dos tercios internos como resultado de la excitación sexual, no le permiten
al pene estimular de manera adecuada las zonas de sensibilidad vaginal, y segundo, a que

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el pene en la penetración vaginal no estimula el clítoris (que es la zona más sensible,
sexualmente hablando, de la anatomía femenina).

En resumen, si una pareja se la juega a penetración vaginal, el hombre llevará siempre las
de “ganar” y la mujer las de “perder”. Si además de ello, no valoran el erotismo como una
opción gratuita de disfrute sino que lo justifican por alguna de las razones expuestas en los
ejemplos anteriores, u otras equivalentes, siempre las verán amenazadas y no podrán gozar
a plenitud de su erotismo.
Son en promedio actividades sexuales con mayores posibilidades orgásmicas para la mujer
la estimulación digital y oral del clítoris o la misma estimulación digital de la vagina (sin
olvidar que junto con el estímulo mecánico la “mente en clave erótica” es imprescindible para
el disfrute sexual).
Mejor dicho, la vida sexual en pareja no es una carta de un solo plato, no. Por el contrario, es
un menú lleno de exquisiteces y por ello cada quien debe conocer sus apetencias,
expresarlas y responsabilizarse de disfrutarlas. No es un guión establecido que siempre voy
a reescribir, es por el contrario, la posibilidad de escribir a dos manos páginas eróticas
nuevas cada vez.

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FACTORES QUE CONDICIONAN LAS POSIBILIDADES DE
ORGASMO DURANTE EL COITO EN LA MUJER
• Que esté en “clave erótica”
• Que se sumen a favor:
• La posición de penetración
• La curvatura del pene
• La disposición anatómica de la vagina y sobretodo de la
zona o zonas de mayor sensibilidad (erógenas).
• De manera llamativa, los cambios de sus diámetros internos
como respuesta de la vagina a la excitación sexual hacen que
el pene solo esté en contacto con su tercio más externo, y por
ello, en términos generales, el tamaño del pene es, la mayoría
de las veces, un factor irrelevante.

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EN TU VIDA ERÓTICA:
• ¿Qué tan amplio es tu menú erótico? ¿Conoces tu mapa erótico?
¿Hace falta un poco más de conocimiento? ¿Qué piensas hacer?
• ¿Eres capaz de decir lo que te gusta y lo que no te gusta?
• ¿Hablas de ello con tu pareja?
• ¿Te sientes satisfecho (a) en un encuentro erótico orgásmico en el que
no hubo penetración?
• ¿Puedes llegar al orgasmo por actividades diferentes de la
penetración?
• ¿Conoces tus zonas vaginales de mayor sensibilidad? ¿Las de tu
pareja? Con base en ellas, ¿Sabes qué posición (es) de penetración te
(le) son más favorables?

• SIENTE EL PLACER: Fase Excitatoria


Se da esta fase a través de “...la percepción mental de la sensación de placer fruto del
estímulo sexual”. Aunque la mayoría de las veces coincide con cambios corporales, entre los
que sobresalen la erección peneana y la lubricación vaginal, no se debe confundir con ellos.

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Debido a que son más visibles los cambios excitatorios en los genitales masculinos y a que
ellos son susceptibles de ser bloqueados cuando el hombre se sale de “clave erótica”, los
trastornos de esta fase de respuesta erótica son mucho más comunes en el hombre que en
la mujer. Podemos comprender cómo muchas veces el no entregarse de manera
desprevenida al disfrute sexual, el asumir como responsabilidad suya el orgasmo femenino, y
el pensar que el único camino orgásmico para la mujer es la penetración vaginal, hacen que
el hombre viva su actividad sexual con gran ansiedad de desempeño y la padezca como una
obligación o tarea con la que debe cumplir. Todo lo anterior no hace más que sacarle de
“clave erótica” y es ello razón suficiente para que se bloquee el reflejo erectivo y se
constituya una disfunción eréctil.

La dificultad más común que las mujeres pueden experimentar en esta fase es el dolor a la
penetración (dispareunia) como consecuencia ya sea de la pobre lubricación vaginal, de la
contracción de los músculos de la entrada de la vagina o de otros factores de tipo orgánico
(infecciones, inflamaciones, entre otros). Aunque como decíamos pueden existir causas
físicas (si piensas que las padeces es prudente que acudas a tu médico (a) general o
ginecólogo (a)), la mayoría de las veces estas molestias se deben a que al momento de la

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penetración no hay el grado de excitación suficiente; es decir, se está viviendo el coito no
como una actividad erótica justificada por el deseo y a la espera de placer sino por otras
razones diferentes y con fines distintos del meramente placentero (si se descarta el origen
físico y a pesar de tener un buen grado de excitación persiste la molestia, el paso a seguir es
la consulta de Terapia Sexual)

EN TU VIDA ERÓTICA:
• ¿Te has sorprendido alguna vez en el papel de “obrero
sexual”?: Tengo que producir una erección de tales
características, una eyaculación que se demore tanto, un
orgasmo mío, un orgasmo a mi pareja. Qué opinas acerca de
ello.
• ¿Has permitido una penetración sin desearlo todavía o sin estar
lo suficientemente lubricada? ¿Por qué? Qué opinas acerca de
ello.

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LA ESENCIA ERÓTICA: La Fase Orgásmica
¿QUE ES EL ORGASMO?:
“...es la percepción subjetiva de la culminación placentera de la excitación sexual”. Se
constituye pues el orgasmo en el fruto supremo del placer sexual. Es importante no confundir
los fenómenos periféricos que la mayoría de las veces acompañan la sensación orgásmica
(eyaculación en el hombre y contracción de la musculatura perivaginal en la mujer) con el
orgasmo en sí (que como decíamos es una percepción subjetiva a nivel cerebral).

Con la precisión anterior podemos zanjar las discusiones acerca de diferentes tipos de
orgasmo (clitorideo y vaginal, en el caso de la mujer) que solo deben entenderse como una
alusión a la parte del cuerpo de donde vino predominantemente el estímulo que finalmente
desencadenó el orgasmo. Se ha hablado mucho acerca de diferentes tipos de orgasmo pero
por ser una sensación es completamente subjetivo y, siendo prácticos, no vale la pena tratar
de hacerle clasificaciones descriptivas. Cada persona lo vive de una manera diferente y de
diferentes maneras en momentos distintos de su vida.

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¿CÓMO SE SI LLEGUÉ AL ORGASMO?:
Es esta otra pregunta común que lleva detrás la pretensión de conseguir algo que se debe
lograr para poder “ser normal”. De manera llamativa, podemos ahora comprender que el
orgasmo no se puede buscar denodadamente y que él simplemente llega cuando hemos
disfrutado a satisfacción cada una de las fases previas. Si después de una actividad sexual
cualquiera te sientes relajado (a), tranquilo (a), satisfecho (a), seguramente liberaste esa
energía sexual acumulada a través de la sensación orgásmica.

EL “GATILLO ORGÁSMICO”:
Por ser el paso final del camino al orgasmo un fenómeno reflejo, se requiere de “un gatillo”
para dispararlo. La mayoría de los hombres aprenden a utilizar la evidente eyaculación (que
es un hecho reproductor) como su desencadenante o “gatillo” orgásmico (que es un evento
erótico). En cambio, las mujeres deben, en su camino de aprendizaje erótico, encontrar sus
propios desencadenantes orgásmicos ya que no cuentan con un fenómeno concomitante tan
evidente como la eyaculación masculina: bascular la cadera, gemir, respirar más
profundamente, colocar la cabeza en un plano inferior al del resto del cuerpo (descolgarla de
la cama, por ejemplo), apretar y soltar los músculos de la entrada de la vagina, mover tal o
cual parte del cuerpo así o asá, con todas las variantes que nos imaginemos fruto del

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aprendizaje individual. Nuevamente, vale la pena llamar la atención sobre la importancia del
aprendizaje autoerótico, en este caso, para que la mujer pueda aprender sus gatillos
orgásmicos. Si se limita el aprendizaje a lo coital, su pobreza comparativa como estímulo
femenino puede hacer que no se logren afinar gatillos orgásmicos adecuados y generar más
tarde dificultades para llegar al orgasmo.

¿CÓMO LLEGAR AL ORGASMO?:


Se debe partir de lo más básico: ¿Estoy en esta actividad porque lo deseo y espero
disfrutarlo? O espero otras cosas al involucrarme en ella. No olvidar los preceptos de la
“clave erótica”. Se debe cumplir cada una de las fases previas al orgasmo: ¿Tengo deseos?
Si es una actividad en pareja, es importante que el componente relacional cumpla al menos
con los mínimos que me den tranquilidad y confianza (no olvidar aquí los métodos de
protección anticonceptiva, si se va a tener penetración vaginal, e higiénicos, si es otre
actividad sexual de riesgo); ¿El estímulo que se me está aplicando es el adecuado? ¿Estoy
expresando claramente mis apetencias, las técnicas con las que mi pareja me estimula son
las que me gustan o las debemos afinar o cambiar de tajo, estoy practicando una actividad
sexual que me gusta? ¿Soy capaz de dejarme llevar por la embriaguez del placer o me da
dificultar abandonarme a él? ¿Sé cuál o cuáles son mis gatillos orgásmicos, los tengo

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claramente establecidos y los sé descargar en el momento justo? O aún me hace falta un
poco de experiencia para usarlos adecuadamente. En el caso del coito vaginal, ¿Conoces
tus zonas vaginales más sensibles y la posición coital más favorable para estimularlas o te la
juegas simplemente a prolongar el tiempo de pentración? ¿Las conoces en tu pareja?

¿SE PUEDE SIMULAR EL ORGASMO? ¿CÓMO SÉ SI MI PAREJA LLEGÓ AL


ORGASMO?:
La respuesta está en las consideraciones previas. Si alguna vez te has hecho estas
preguntas, deberías hacerte estas otras: ¿Para qué simular un orgasmo? ¿Qué gano con
ello? ¿Qué pierdo? ¿Me considero responsable del placer sexual de mi pareja? ¿Qué me
estoy jugando en un encuentro sexual de pareja, solo placer o algo más, es prudente
hacerlo?

Algunos hechos a tener en cuenta:


• Debido a las pretensiones culturales de lo “que debe ser un encuentro sexual en pareja”
(coital), sumado a las diferencias de respuesta de hombres y mujeres ante el coito, surjen
gran parte de las disfunciones orgásmicas para ambos. En el hombre la pobreza de

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control eyaculatorio (o “Eyaculación Precoz”, ver anexo 3) y para la mujer la dificultad o
imposibilidad para conseguir el orgasmo, bien sea a través del coito (Disfunción
Orgásmica Coital) o de manera universal (Disfunción Orgásmica). En este sentido, para
la mujer, es de crucial importancia el conocimiento de sus zonas erógenas vaginales y la
posición (o posiciones) de penetración que más le favorece (n).

• De manera llamativa, es mucho más común que la mujer logre desarrollar la capacidad
multiorgásmica que el hombre. Eso no quiere decir que la mujer que carezca de esta
cualidad es “anormal” ni tampoco que el hombre a través de entrenamiento (muy riguroso
y prolongado, eso sí) pueda eventualmente desarrollarla. Es de destacar que esta
cualidad multiorgásmica femenina se mantiene a lo largo de la vida.

• Por ser el orgasmo un fenómeno placentero no aporta de manera significativa en las


posibilidades de permanencia y calidad misma de una relación afectiva de pareja. Una
cosa es una cosa y otra cosa es otra cosa. De ser lo mismo, cada que tuvieramos un
encuentro sexual satisfactorio tendríamos que pensar en comenzar una relación de pareja
con esa nueva persona y en dejar la relación previa. Una relación de pareja no se puede
sustentar en lo sexual. Lo erótico no soporta ese peso.

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EN TU VIDA ERÓTICA:
• Después de haber resuelto los posibles riesgos que conlleve la
actividad sexual que vas a practicar, ¿Eres capaz de abandonarte
al disfrute?
• ¿Conoces tus gatillos orgásmicos?
• ¿Te preocupa –al grado de sacarte de “clave erótica”- el que tu
pareja llegue al orgasmo? Que opinas acerca de ello.
• Cómo valoras los orgasmos solitarios en relación con los en
pareja. De acuerdo con tu respuesta: ¿Le estás dando un valor a
lo erótico diferente de lo placentero? ¿De posesión, de
reafirmación, de expresión de afecto? ¿Consideras que el placer
por sí solo no es adecuado y siempre le hará falta algo más que lo
valide? Qué opinas acerca de tus respuestas.
• Qué opinas de una actividad sexual que no termine en orgasmo.

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• NO ME DEJES SOLA: El periodo refractario
Aunque no es una fase propiamente dicha, este periodo de no repuesta erótica, que se da al
concluir la sensación orgásmica, tiene importancia por la forma diferente en la que lo viven
cada uno de los sexos. Es así como el periodo refractario es casi inexistente en las mujeres
y le permite bien sea involucrarse inmediatamente en una nueva actividad erótica o buscar
en esos momentos un acercamiento afectivo con su pareja sexual. Por el contrario, el
periodo refractario es una verdad fisiológica para el hombre y es la causa del aparente
desdén o distanciamiento que experimenta después de un orgasmo. Si la pareja no conoce
de esta propensión masculina, no valora la gratuidad del erotismo y además no considera
que en la actividad erótica compartida no se gana ni se pierde cosa alguna (simplemente se
comparte), podrá sentirse “utilizada”, no amada o poco mujer en el ahora fatídico periodo
refractario. Estas consideraciones no son categóricas pero si es muy importante conocerlas
para no llevarse sinsabores innecesarios.

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EN TU VIDA ERÓTICA:
• ¿Te has sentido alguna vez usada (o)? De ser así, ¿Qué valor le
estás dando a tu erotismo? ¿Por qué razones te estás
involucrando en una actividad sexual? ¿Estás pidiendo que te
paguen algo a cambio de tu sexualidad? ¿Le estás poniendo
precio? ¿Te estás poniendo precio? Qué opinas de tus
respuestas.

REPASEMOS:
• Partiendo de una base común y con significados y esencia idénticos, pueden existir
algunas diferencias en la respuesta sexual masculina y femenina..
• Esas diferencias antes que distanciarnos, pueden enriquecer la vivencia erótica de
pareja. Para ello es indispensable conocerlas y romper con la pretensión de ver al
coito como la única actividad sexual.
• De manera descriptiva la respuesta sexual se puede dividir en cinco fases.
o La fase apetitiva o del deseo.

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o La fase relacional o de consecución de pareja sexual para las actividades que
así lo requieren (no se necesita en las actividades autoeróticas).
o La fase estimulatoria o de aplicación del estímulo sexual propiamente dicho.
o La fase excitatoria, que debe ser vista más como la percepción subjetiva de
placer que como los cambios periféricos que frecuentemente la acompañan.
o La fase orgásmica o la percepción subjetiva de la culminación placentera de la
excitación sexual.
• Aunque no es una fase propiamente dicha, el periodo refractario al estímulo sexual
después del orgasmo cobra importancia por las diferencias intersexules que conlleva.

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