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Erase una vez, en un lugar muy lejano que llamaremos…. Chipinque, en donde vivía
una niña a la que le llamaban “Caperucita”, pero eso fue hace mucho tiempo.
Ahora la llaman “Caperusada” por razones que no nos conciernen, pero digamos que en
su adolescencia se hizo de una fama que… pues… pobre Elena, ah, porque su verdadero
nombre es Elena, se me olvidó mencionar.
Pues “Caperusada” ya rondaba por los veinti tantos añitos, y tenía las preocupaciones
que generalmente tienen las chicas de esa edad: la deterioración del físico, la comida
grasosa que a toda costa debía evitar, sus clases de Pilates, encontrar un buen trabajo
que no requiriera de mucho esfuerzo y otras preocupaciones vanas las cuales mencionar
está de más.
Lo que no está de más, y se debe mencionar ya que es tema central de la historia… es
que a Caperusada le preocupaba UNA cosa en particular, UNA cosa más que las demás,
y ESA cosa la tenía con las uñas mordidas, la piel chinita, le quitaba el sueño y hasta le
sacaba canas verdes... bueno, eso creía ella, pero la verdad es que todavía era joven
para tener canas. Pues en fin, lo que mantenía en constante estrés a Caperusada es que
todas sus amigas se habían casado ya, y, curiosamente… ella no.
-ERES UNA QUEDADA!!!- se decía cuando se corregía las patas de gallo frente al
espejo.
Caperusada lloraba día y noche, pues no encontraba aún a su príncipe azul, pero cómo
encontrarlo?? Si todos los chicos decentes sabían de ESA reputación que a la buena
Elena le pesaba como yunque en la espalda.
-Nunca vas a encontrar novio, te lo advertí, pero te encantaba andar de facilota en la
prepa verdad??- se dijo cuando vio su triste reflejo en la pantalla de la tele un viernes
por la noche.
Pensó y pensó toda esa noche del viernes, ¿en dónde podría Caperusada conseguir un
buen hombre, que no supiera de su oscuro pasado?
-Tal vez en la escuela…..mmm…no, me salí de la universidad, piensa Elena, piensa-
Caperusada pensó hasta que no pudo pensar más.. y justo cuando se iba a dar por
vencida, volteó a su alrededor y observando bien su laptop Sony Vaio color rosa, con
manchas de maquillaje, café y ceniza de cigarro gritó:
-LO TENGO!!!!!!!-
-Qué pasó Elenita?????- gritó su nana Conchita.
-Nada Concha, estaba…. cantando y pues me emocioné de más, pero ya no te metas en
mis asuntos, mejor hazme un machacado con huevo…. NO!! Mejor tráeme un plato de
fruta que tengo que bajar de peso… ya sabes…para la boda.-
Caperusada actuaba como si hubiera encontrado la respuesta para todos sus problemas,
y la tenía, solo tenía que ingresar sus datos en una página web, y lo demás sería historia,
su príncipe leería su “perfil”, se enamoraría perdidamente de ella, le escribiría un mail y
meses después serían marido y mujer.
-A ver… dice aquí que escriba mi nombre.. OBVIO no voy a poner Elena, que tal si un
amigo me reconoce?? Que oso!! Mejor pongo “Buenotasexy 69”…… mmm, no, ni
estoy buenota ni soy sexy… mejor pongo “Caperusita”, sí… un nombre inocente, pero
misterioso.-
Tras unas cuantas horas en lo que Caperusada descifraba los secretos del Internet, ya
que no era muy brillante que digamos, pudo al fin terminar su perfil y escribir el
mensaje que los hombres solteros verían, el mensaje era algo como esto:
“Chica guapa y buena onda de la colonia del Valle busca hombre honesto, guapo, rico
e inteligente para relación formal con intenciones de matrimonio YA!!”
Caperusada esperó varios días y varias noches, checando periódicamente su mail, pero
no recibía nada, ni un mísero correo.
Pensó que podía ser la foto de su perfil, tal vez se veía muy gorda, así que agarró otra y
le hizo una liposucción con PhotoShop y la subió a la página, pero… nada, aún con la
foto “enflaquecida” no le mandaron respuesta.
Un buen día de verano un chico por fin le respondió, el chico que se hacía llamar “Lobo
feroz” parecía reunir las características que Caperusada buscaba en un hombre:
“Hola Caperucita, ví tu perfil y creo que me gustas, soy guapo, rico, honesto y
egresado del TEC, cuando nos vemos?”
Pasaron pocos meses antes de que Omar se casara con Elena en un salón de fiestas muy
elegante, con gente muy elegante, vestimenta muy elegante, es más, hasta la nana
Concha se veía elegante.
Su matrimonio dejó 3 niños un poco feos…productos de poco amor, maltrato
psicológico y engaños, pero si vieran cuantos vestidos tenía la maldita Caperusada.