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Presentación
IST 32
CEO 30
Colegio secundario 20
técnico
Otros 9
Universidad 8
Centro de formación
sectorial 5
Centro de trabajo 4
0 5 10 15 20 25 30 35
dores. Si bien este “boom” educativo es un proceso común a otros países de la re-
gión, en el caso peruano el cambio ocurrido tuvo un ritmo particularmente agudo.
Durante la última década el Perú presentó una de las tasas de escolaridad más
altas de la región,sobre todo en lo que se refiere a la enseñanza primaria (Cuánto,
2002, pp. 69-71).En el año 2002 la tasa neta de la matrícula primaria en el rango 6-
11 años de edad fue del 90,9 por ciento (PREAL, 2003, p. 28).
Junto al sostenido crecimiento de los niveles de educación básica, a partir de los
años sesenta se produjo una vertiginosa alza de la matrícula de educación superior.
Durante la década de 1970, la población con educación superior completa se cua-
druplicó y creció a una tasa anual promedio del 17,2 por ciento (Arregui,1993).
Como puede observarse en el gráfico 2, en las últimas dos décadas se produjo un
acelerado crecimiento de la población económicamente activa que ha estudiado una
profesión universitaria o no universitaria. De ese modo, se tiene que desde los años no-
venta hasta la actualidad entre el 20 por ciento y el 30 por ciento de la Población
Económicamente Activa (PEA) en el país tiene algún nivel de educación superior.
GRÁFICO 2: PEA según nivel educativo por años. Perú. 1961-2002. En porcentajes.
%
100
90
80
70
60
50
40
30
20
10
0
1961 1972 1981 1993 2002
Superior Secundaria Primaria
0,6
0,53
0,5
0,1
0,03 0,04
0,00
Jóvenes Todos los ocupados
CEO Centro for. sect. IST Centro trabajo (patroc. empleador)
Por otro lado, el estudio logró identificar algunos factores que influyen en el
desempeño de los jóvenes egresados. A partir de un modelo teórico que tomó co-
mo variable dependiente principal el desempeño laboral medido a través de los in-
gresos horarios de la ocupación principal, e incorporó un conjunto de variables co-
mo la calidad de la formación que recibió el egresado, el origen socioeconómico de
su hogar, su género, su experiencia laboral y la capacitación previa recibida,se apli-
có la técnica estadística de path análisis, que permitió establecer las relaciones de
causalidad existentes entre ellas.
Origen
0,55
Calidad
Género 0,24
0,32
0,22
-0,09
0,18 Ingreso
Experiencia
0,14
Capacitación
Actualmente, dos de cada diez peruanos son jóvenes que tienen entre 15 y 24
años de edad.El 10,1 por ciento de esta población está compuesto por adolescentes
y jóvenes ubicados en el rango 15-19 años,mientras que una proporción algo me-
nor (9,4 por ciento) son jóvenes que tienen entre 20 y 24 años. Ambos subgrupos
de edad suman alrededor de 5,3 millones de jóvenes, de los cuales el 72 por ciento
reside en zonas urbanas, gran parte de ellos en la capital del país.
Según Saavedra y Chacaltana (2001), hacia fines de los años noventa –en las zo-
nas urbanas del Perú– había alrededor de 1,3 millones de jóvenes pobres,los cuales
representaban a casi el 40 por ciento del total de jóvenes.
Como se sabe,la participación laboral juvenil está condicionada por las carac-
terísticas del hogar del cual proviene el joven.El siguiente gráfico nos permitirá ver
algunas diferencias importantes entre los hogares de los jóvenes residentes en zonas
urbanas según la condición de pobreza.
0,6
5,0
0,5
4,4
4,0
0,4
3,5
3,2 3,3
0,3
2,2 2,2
2,1
0,2
0,1
0,0
Nº de miembros del hogar Nº en edad de trabajar Nº perceptores de ingresos
14 años y más
con las tendencias observadas a fines de los años noventa –y consignadas en el tra-
bajo de Saavedra y Chacaltana (2001)–, el principal cambio registrado se da en el
incremento proporcional de jóvenes dedicados al trabajo, y una ligera disminución
de los que sólo estudian.
Sólo estudia
31% No estudia
ni trabaja
21%
Estudia
y trabaja
13% Sólo trabaja
35%
adolescentes que no trabajan es del 17 por ciento). Se constata así una relación con-
flictiva y excluyente entre trabajo prematuro y asistencia escolar.
Por último, el análisis de los determinantes del trabajo adolescente indica que los
factores o variables claves asociados a este fenómeno son :n ivel educativo de los padres
(a mayor educación de los padres,menor participación adolescente) y tasa de partici-
pación adulta en la familia (cuanto mayor sea ésta, menor la participaron adolescente).
Un punto importante en el análisis de la participación laboral de los jóvenes y
adolescentes en general tiene que ver con los niveles de desempleo existentes entre
ellos. Para el año 2001 y las zonas urbanas del país, se observó entre los jóvenes de
14 a 24 años de edad una tasa de desocupación del 12,9 por ciento, vale decir, un
poco más del doble que la tasa de desempleo promedio registrada para el resto de
la población (Cuánto, 2002, p. 576,cuadro 15.3).
Las diferencias según género y condición de pobreza determinan la participa-
ción en el mercado laboral. Como se puede observar en el gráfico 7, la tasa de inac-
tividad absoluta, vale decir, la que resulta de dividir el porcentaje de quienes no es-
tudian ni trabajan entre la población en edad de trabajar, es mayor entre los varones
pobres y, sobre todo, entre las mujeres pobres.
60 55,9
50 49,6
44,2
40
30
22,9 21,9
20 19,3
17,1
12,5 14,8
10 7,7
5,0
0
Varón no pobre Mujer no pobre Varón pobre Mujer pobre
Por otro lado, la tasa de desocupación resulta ser mayor entre las mujere s ,s obre
todo las que se encuentran en situación de pobreza (entre quienes alcanza un por-
centaje de casi el 22 por ciento).
Como puede observarse en el gráfico 8 existen diferencias en la tasa de actividad
laboral del subgrupo de adolescentes y jóvenes de 15 a 19 años y la del subgrupo de 20
a 24 años. La tasa de participación de estos últimos es del 68 por ciento, mientras que
entre los primeros no llega ni al 40 por ciento. Ello se explica en gran medida por los
límites de edad normativos de su participación en el sistema de educación básica, dado
que la edad promedio de un egresado de la secundaria se sitúa entre los 16 y 18 años.
70 68
60
53
50
40 39
30
21
20 18
16
13 11
10
10
0
Tasa de participación Tasa de inactividad Tasa de desempleo
25 23,2
20,4
20 17,5
15,4 15,7 14,5 15,5
15 13,9
12,3
9,7
10
5,9
5
0,5 1,4 1,0 0,6 0,6 0,6
0
Empleador Trabajador Empleado Obrero Trabajador Trabajador Otro
o patrono indepen- familiar no del hogar
diente remunerado
%
100
91
90 84
80 78
74
70
70 65
60
50
40
30 26
20 22
20 17
7 7 9
10 6 4 3 4 3 1 2
2 1 3 2
0
Contrato Contrato Sin Conve. de SNP Otros No Sí
indefinido a plazo contrato Forma
fijo Laboral Tenencia de seguros
En un trabajo pionero, Arregui (1993) analizó datos referidos a los años ochen-
ta y comienzos de los noventa y confirmó que pese a la caída en sus ingresos, debi-
do a la crisis económica, los profesionales y técnicos o las personas con educación
superior mantienen sus ventajas respecto al resto de la población. Sin embargo, se-
ñala que en lo que sí resultan en desventaja es en cuanto al tema de la sobreeduca-
ción.La autora concluye que “menos de la mitad de quienes recibieron formación
profesional completa o incompleta, de nivel técnico o universitario, están ejercien-
do ocupaciones que requieren necesariamente esa formación y gozan de los mejo-
res ingresos que ellas suelen generar”(Arregui,1993, p. 35).
En el estudio de GRADE de 1995 llevado a cabo en Institutos Superiores Tecno-
lógicos de Lima Metropolitana se halló que alrededor de la mitad del total de los
egresados se encontraba en situación de subempleo calificado, con algunas varia-
ciones según carreras (véase gráfico 11).
Indicador Indicador
Clogg de De Grip
Ocupados (todos los niveles educativos)
70% 58
3% 4%
41% 47%
56% 49%
Entre las conclusiones más importantes del estudio debe mencionarse, en pri-
mer término, la asociación entre sobreeducación,informalidad y pobreza, y, en se-
gundo lugar, el efecto negativo que aquella tiene sobre los ingresos de los indivi-
duos. Al respecto, los autores concluyen que un individuo que se encuentra en
“discordancia ocupacional” gana un 33 por ciento menos que otro que sí se halla
desempeñando una ocupación para la cual se formó (íbid., p. 49).
trabajadores en contacto con una vacante de empleo, de los cuales 30 mil han sido
efectivamente colocados (íbid.).
En otra línea de acción –centrada en la mejora de la calidad educativa de los
centros de formación técnica– cabe mencionar algunas iniciativas públicas imple-
mentadas con Centros de Educación Ocupacional (CEO) e Institutos Superiores
Tecnológicos (IST) .E n tre las más importantes, destaca el programa de Capacitación
Laboral (CAPLAB) y el Programa Piloto de Formación Profesional Técnica (PPFPT).
CAPLAB es un programa de capacitación laboral que lleva a cabo el Ministerio
de Trabajo y Promoción del Empleo junto con el Ministerio de Educación del Pe-
rú,y que cuenta con el apoyo de la Agencia Suiza para el Desarrollo y la Coopera-
ción (COSUDE).El objetivo del mismo es mejorar las condiciones de vida de jóvenes
pobres a través de la capacitación laboral articulada al mercado laboral.
CAPLAB inició su trabajo en el año 1997 en ocho CEO pilotos en Lima y Callao, y
a partir de 2000 amplió su cobertura hasta abarcar las regiones de Tu m be s ,P iu ra ,
La Libertad,Lambayeque, Cajamarca y Ayacucho, y de manera indirecta,mediante
alianzas con otras instituciones en otras regiones de la zona sur del país. Actual-
mente, CAPLAB trabaja con el 32 por ciento de los CEO públicos a nivel nacional.
El programa comprende los siguientes tres componentes:
su formación. Los bonos que otorga el programa son de tres tipos: uno de capaci-
tación,otro de asesoría y otro de asistencia técnica. Con ellos los jóvenes pueden fi-
nanciar el costo del servicio de las instituciones a las que recurrirán,lasque son ca-
lificadas oficialmente como proveedoras del programa.
A través del programa se brindan servicios a jóvenes de 18 a 30 años de edad. Se
tiene como requisito de participación el haber completado el nivel de educación secun-
daria, el tener una voluntad de autoemprendimiento y el haber aprobado una autoeva-
luación de competencias empresariales, la que puede ser realizada a través de Internet.
Un instrumento clave en la formación del nuevo empresario es la elaboración
del plan de negocios, a partir del cual la asesoría brindada –durante un periodo mí-
nimo de tres meses– apoya la gestión del financiamiento y la puesta en operación
del mismo.
Adicionalmente el programa ofrece un curso virtual y también bonos de aseso-
ría presencial a los jóvenes que culminen el curso.
El programa tiene previsto brindar bonos de capacitación y asesoría a un total
de 4.459 jóvenes. A la fecha se ha avanzado sólo sobre el 20 por ciento de la meta. Se
tiene también prevista la creación de 490 negocios, rubro en el que se ha progresa-
do menos dado que sólo se ha cubierto el 2 por ciento de esa meta.
Hay dos programas ejecutados por ONG cuyos diseños metodológicos son simi-
lares. Ambos tienen la ventaja de haber contado con una medición de impacto a
través de la cual es posible establecer algunas conclusiones útiles para la formula-
ción de políticas10.
El primer programa fue ejecutado por CARE-PERÚ y se denominó Proyecto de
Formación Empresarial de la Juventud. Tuvo una duración de dieciocho meses
( en tre octubre de 1999 y marzo de 2001) y se llevó a cabo en seis ciudades del
país.
Entre los requisitos de participación estaban el tener entre 18 y 25 años, y co-
mo mínimo tercero de secundaria, de preferencia con algún tipo de experiencia la-
boral o de negocios.
El mecanismo de funcionamiento tuvo las siguientes etapas: convocatoria,cursos
de capacitación, evaluación de conocimientos, plan de negocios,crédito y seguimiento.
El número de jóvenes que el proyecto logró beneficiar fue relativamente peque-
ño: 696 jóvenes en total, considerando todo el proceso completo de participación
en el programa.
10. La reseña de los programas y los resultados de la evaluación de impacto de los mis-
mos se basa en el trabajo de Jaramillo y Parodi, 2003.
FUENTE: Presentación del CID en base a la Evaluación de Impacto del Instituto APOYO, mayo,
2002.
Si bien estos resultados son positivos, debe tenerse en cuenta que el número de
beneficiarios del proyecto es reducido. Los jóvenes que asistieron a la capacitación
o tuvieron una asesoría en la etapa preliminar de la convocatoria suman entre 542
y 891 personas.En la etapa posterior los beneficiarios fueron:258 jóvenes con ase-
soría,196 con capacitación y 276 con pasantía.
Como señalan Jaramillo y Parodi (2003),un reto de programas como éstos es
incrementar su cobertura sin sacrificar la magnitud del impacto promedio por be-
neficiario. La limitación es que el éxito del programa reside en gran medida en la
atención personalizada que provee a sus beneficiarios, por lo que no se debe sacri-
ficar esta característica en pos de la masificación del programa.
Algunas conclusiones
son variadas las modalidades y los niveles de capacitación y formación del capital
humano que se presentan a los jóvenes como alternativas de formación y profesio-
nalización, y van desde la capacitación ocupacional hasta la profesionalización uni-
versitaria. Sin embargo, ese acceso está marcado por tres características centra l e s :l a
mayor participación de la población peruana (y la juventud, en particular) en el sis-
tema de educación, el marcado deterioro de la calidad de la formación impartida a
través del mismo y la segmentación social de su estructura, su composición y su
funcionamiento.
La combinación de esos factores determina que el acceso al sistema educativo
sea diferenciado y se encuentre altamente condicionado por el origen social de la
persona. Al mismo tiempo, hace del Perú un país en el que si bien la inversión en
educación (incluso en sus niveles superiores) resulta rentable desde el punto de vis-
ta individual, una proporción considerable de la población económicamente acti-
va se encuentra “sobreeducada”.
Frente a este panorama se han venido desarrollando en el Perú algunas inicia-
tivas que, si bien son acciones aisladas y con poco impacto sobre el volumen de la
población juvenil,implican esfuerzos significativos para mejorar el empleo juvenil
y aprovechar mejor su capital humano. Dichas acciones apuntan a incrementar la
calificación de la oferta de trabajo y a mejorar la relación entre oferta y demanda en
el mercado laboral al que acceden los jóvenes.
En el contexto laboral antes descrito, ese tipo de iniciativas se ve en la necesi-
dad de enfrentar dos objetivos simultáneos: el incremento del capital humano –a
través de la capacitación y la calificación de la mano de obra para suplir los reque-
rimientos del desarrollo del aparato productivo nacional–, y el logro de objetivos de
equidad orientados a disminuir las brechas sociales dentro del sistema educativo y
el impacto que ellas tienen en el mercado laboral.
Las acciones reseñadas revelan un camino que debe ser promovido por el
Estado a través de la implementación de políticas públicas con participación de
diversos actores (ministerios, organismos públicos, ONG, sector empresarial, cen-
tros de form ac i ó n ,s oc i ed ad civil, organizaciones de jóven e s ,i gl e s i a s , etc.) con la
finalidad de avanzar en la provisión de alternativas adecuadas de empleo juvenil.
Las políticas públicas así surgidas deberán abarcar diversos aspectos de la pro-
blemática aquí reseñada: el sistema de educación básica, el nivel de educación
superior universitaria y no universitaria, las modalidades de capacitación labo-
ral y de formación profesional, la capacitación en la empresa, los cursos cortos
para especializaciones semicalificadas y la capacitación para el emprendimiento
y el autoempleo.
Bibliografía
CUÁNTO. 2002. Perú en números - 2002. Anuario estadístico, Instituto Cuánto, Lima.
ÑOPO, H., M. ROBLES y J. SAAVEDRA. 2002. Una medición de impacto del progra -
ma de capacitación laboral juvenil Projoven, Documento de Trabajo Nº 36,
GRADE , Lima.