En Magallanes: La explotación histórica del carbón
La producción carbonífera de la zona
alcanzó su peak histórico en 1943 con 173.569 ton gracias a la demanda de Argentina, al verse privada de abastecimiento de carbón de Polonia debido a la Segunda Guerra Mundial.
Magallanes es un territorio abundante en reservas de carbón con ricos
depósitos del tipo lignito o carbón liviano desde la época Terciaria, siendo una de las dos mayores cuencas con que cuenta el país, junto con el Golfo de Arauco. Sus afloramientos históricos se distribuyen en los sectores de Última Esperanza, Río Verde, Isla Riesco y península de Brunswick, siendo conocidos antes del siglo XIX gracias a noticias dejadas por exploradores, empresarios y extranjeros.
El primer hallazgo data de 1584, cuando en un escrito el capitán Pedro
Sarmiento de Gamboa dijo haber encontrado una “piedra negra que, echada al fuego, arde”, durante la colonización del Estrecho y la defensa del territorio a nombre de la Corona Española. El hecho fue constatado por naturalistas posteriores como Bernardo Phillipi entre 1842-1843 al informar de sus excursiones al Intendente provincial de la época, quien mandó a recoger muestras para ser examinadas por Ignacio Domeyko y Amado Pissis en la Universidad de Chile. La conciencia de su riqueza y el hecho de que los habitantes se aprovisionaban de carbón para uso doméstico contribuyeron a que el Gobierno central decidiera mantener la presencia chilena en la zona.
Sólo después de mediados del siglo XIX comenzaron los primeros
ensayos de explotación en varios lugares de la península de Brunswick, Río Verde y las costas de Isla Riesco y Tierra del Fuego, que se extendieron hasta comienzos del siglo XX, aumentando la importancia de Punta Arenas como centro poblado. Durante este periodo el carbón fue usado para combustible de la navegación a vapor que recalaba en Punta Arenas, ayudando a estimular el movimiento marítimo de buques, el comercio y el arribo de inmigrantes europeos, al punto de que el Estado también quiso invertir en la actividad.
Pero, en general, y según los casos que quedaron registrados, se trató
de particulares que manifestaban unas pocas pertenencias para desarrollar pequeñas faenas mediante la habilitación de piques y la construcción de instalaciones básicas a fin de obtener unos cuantas miles de ton, cuyo transporte obligó a tender pequeñas líneas de ferrocarriles hasta distintos muelles y la contratación de vapores para embarcar la producción a destino.
Algunos asumieron solos el riesgo y otros formaron sociedades como
Somoza, Miró y Cía., Braun & Blanchard, y la Sociedad Carbonífera de Tierra del Fuego, en manos de chilenos, italianos, franceses y alemanes. Sin embargo, la falta de creciente capital para continuar la extracción terminó por dejar abandonada buena parte de las maquinarias y la producción paralizada. Una consecuencia positiva de tales experiencias fue el reconocimiento de litorales ricos en bosques que cobrarían relevancia entrado el siglo XX para el aprovechamiento de madera.
Etapa de auge
De acuerdo con el profesor y Premio Nacional de Historia, Mateo
Martinic, entre 1900 y 1980 se registró el periodo de auge productivo carbonífero, liderado por pioneros que introdujeron la crianza ovina extensiva en la zona, como el capitalista Agustín Ross, quien adquirió derechos de unas pertenencias denominadas Loreto, constituyendo una excepción entre muchos. Desde 1896 a 1902, el empresario invirtió dinero en búsqueda de mantos, apertura de caminos, de galerías, una estación de carguío, una casa de fuerza, un ferrocarril de 9 kilómetros, bodegas y viviendas, ubicando la bocamina en la ladera norte del río de las Minas, y contrató al ingeniero Mariano Edwards a cargo. Además, llegó a fabricar briquetas mezclando el mineral extraído con alquitrán y carbón inglés. La producción comenzó en 1900 y daba empleo a 50 hombres en 1906, conformando un verdadero complejo productivo– industrial para la época. En 1914 se asoció con José Menéndez en la Sociedad Anónima Ganadera y Comercial Menéndez Behety, invirtiendo en más equipos. Hasta 1939 la mina “Loreto” producía más de 30.000 ton anuales, empezando a decaer posteriormente. Entonces, y en un hecho sin precedentes, el Directorio de la Sociedad decidió arrendarla, traspasando todas las instalaciones en pleno funcionamiento al “Sindicato Industrial Mina Loreto”, es decir, a sus propios trabajadores, intento que fracasó finalmente.
En la península de Brunswick hubo varias minas independientes en
manos de españoles y croatas que emplearon métodos artesanales para extraer mineral de baja calidad. Otras estuvieron en funcionamiento en periodos intermitentes y adolecieron de difíciles rutas de acceso. También hubo yacimientos en operaciones en la Isla Riesco desde 1918, que alcanzaron su máxima bonanza entre 1925 y 1953.
Históricamente la suma de tantas experiencias mineras permite deducir
que la producción carbonífera de Magallanes alcanzó su peak histórico en 1943 con 173.569 ton gracias a la demanda de Argentina, al verse privada de abastecimiento de carbón de Polonia por la Segunda Guerra Mundial. Y el fin del mismo conflicto bélico hizo caer la exportación iniciada descendiendo paulatinamente, más su reemplazo debido a el petróleo diésel en épocas contemporáneas.
Sólo en la década de 1980 la mina Peckett –que había tenido cierta
explotación antes de 1970– constituyó otra salvedad cuando la Corporación de Fomento de la Producción (Corfo) creó el Comité de Carbones con el objetivo de realizar estudios para desarrollar nuevos yacimientos en Chile. Su resultado confirmó reservas de calidad en el sector, llamando a empresas que licitaran Peckett, aceptando la propuesta el consorcio Compañía de Carbones de Chile (Cocar) asociada a otras tres entidades extranjeras, para explotar la mina a rajo abierto por 50 años. Tras las tareas preparatorias de instalación de campamento, equipos y obras principales y secundarias, en 1987 comenzó la nueva explotación carbonífera de Peckett, produciendo un total de 10.663.000 ton hasta 1997. Con posterioridad Cocar puso término a las operaciones y el yacimiento fue arrendado manteniendo una producción relevante.
Finalmente, de acuerdo con las informaciones de Martinic, entre 1896 y
2003 la explotación carbonífera de Magallanes acumuló una producción histórica superior a 15.000.000 ton.