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El orden del mundo El orden teleolgico del mundo ofrece en Santo Toms estos caracteres.

En primer lugar, cada cosa es un fin en s misma y est adecuadamente provista para realizar su excelencia y perfeccin. Ninguna cosa agota su esencia con existir para otra. Pero, aparte de Dios, no hay tampoco cosa alguna que sea exclusivamente un fin en s misma. Al mismo tiempo que a s misma, cada cosa sirve a otra ms alta. As el mundo de las cosas muertas, junto con el de las plantas y animales, sirve al hombre. A su vez, dentro del hombre, los rganos inferiores sirven a los superiores; por ejemplo: la sensibilidad sirve al entendimiento y los pulmones al corazn. Los instintos deben, pues, someterse todos a la razn. En el seno de la humanidad hay dispuesta una jerarqua eterna y firme de seoro y servidumbre entre el pueblo, los nobles y los eclesisticos. Finalmente, la naturaleza toda, comprendidos el hombre, el animal y el ngel, sirve a la glorificacin del ser Supremo, que los ha creado a ellos y a su orden, y que los conserva y gua Pero, al mismo tiempo, las criaturas dotadas de razn tienen a Dios como fin ltimo de un modo especial, pues pueden encaminar su vida a Dios por libre decisin Paul Ludwig Landsberg, La Edad media y nosotros, Revista de Occidente, Madrid, 1925, p.20-21

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