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: mh? Tae aps oh a, qt és) EL SISTEMA LITERARIO DE LA POESIA GAUCHESCA Uma cosa es ef gaucho y otra Ja Hamada literatura gauchesca y es éste un distingo que, por obvio que parezca, todavia no es posible eludir. La relacién que por mucho tiempo establecié entre ambos la critica resulté suficientemente equivoca como para que, en el predmbulo a una reconsi- deracién del hecho artistico literatura gauchesca, sea indispensable intro- ducir un rudo deslinde y proponer que se prescinda del primero de los términos (gaucho) para atenerse al segundo (literatura). Desde Ja reivindicacién del género que efectia Leopeldo Lugones a comienzes del xx, los estudios que se consagtan a Ia literatura gauchesca debutan, obligatoriamente, con capitulos sobre el gaucho: su origen étnico, ja etimologia del nombre, su historia, su religién y filosofia, sus costum- bres, con especial atencién a su manejo de las letras tal como habria quedado testimoniado en cantares y “payadas” de los que muy poco se ha conservado, seguramente menos que el mito que los ampara. Buena parte de esta critica —-con dptiea verista y criteries positivistas—- se consagré a razonar el grado de autenticidad de ja imagen del gaucho que ofrecfan los diversos autores, utilizando los textos literarios como documentos, cuando no como brufiidos espejos. La excepcionalidad de una obra como Muerte y transfiguracién de Martin Fierro* que remata y subvierte esta orientacién, no disminuye Ja necesidad de eludirla que se plantea hoy, buscando otra via de acceso a esa literatura. Se atendié prioritariamente al adjetivo “gauchesca” y escasamente al sustantivo “lite- ratura”, reiterando la irénica figura del policia con que Jakobson retraté a una critica no literaria: “proponiéndose detener a alguien, se apoderaba, al azar, de todo Jo que encontraba en Ja habitacién e incluso de las per- sonas que transitaban por las calles Iaterales” *. x Es obvio que el gaucho merece el reconocimiento pdéstumo de los rio- platenses (sin retérica, si fuera posible) y justifica documentadas investi- gaciones histdricas * pero Ja literatura que lo ha utilizado como personaje y, mayoritariamente, como destinatario de su mensaje, merece también el estudio que se corresponda con su especificidad verbal y su estructura ideolégica, al margen de los problemas de verosimilitud que por tanto tiempo han ocupado a la critica. Estos no silo responden a teorias meca- nicistas de la creacién sino, frecuentemente, a ociosos candores. Prescindir del capitulo histérico o sociolégico sobre el gaucho no significa menos- preciarlo sino consagrarse al campo de la literatura, atendiendo a la sensata recomendacién borgiana: ‘“Derivar la literatura gauchesca de su materia, el gaucho, es una confusién que desfigura la notoria verdad” +. En el mismo texto Borges atgumenta que el tipo humano que utiliza esta poesia, sus costumbres y creencias, se ha dado en otras regiones del mundo sin que fuera acompanado de una literatura como Ja gauchesca: “Ja vida pastoril ha sido tipica de muchas regiones de América, desde Montana y Oregén hasta Chile, pero esos territorios, hasta ahora, se han abstenide enérgicamente de redactar El gaucho Martin Fierro. No bas- tan, pues, el duro pastor y el destierro”. En el mismo juicio coincide Carlos Alberto Leumann, quien titula largamente un capitulo de su libro * “Fuera de la Argentina y del Uruguay nunca hubo nada equiva- lente a Ja literatura gauchesca” estableciendo un cotejo con Ja equivalente zona Ilanera venezalana: “Lo enunciado en este titulo resulta de la mayor importancia si se piensa que en Venezuela el campesino vivié a veces libre y rebelde como los gauchos, en grandes Hanuras que también suelen Hamarse pampas, como asimismo sirvié admirablemente cn las guerras contra Ia dominacién espafiola, y domaba potros salvajes que alld dicen cerreros, y sabia salir parado si el animal se volteaba, y era cantor y en reuniones de fiesta sostenia competencias poéticas de cierto modo pare- cidas a Jas payadas de contrapunto. Sin embargo nunca tomé consistencia en Venezuela una tentativa de hacer literatura nacional sobre Ja base de imitar, sistematicamente, lenguaje y estilo de tos antiguos Ianeros". Las causas de la literatura gauchesca, por Io tanta, no deben buscarse en los asuntos de que trata y menos en los personajes que utiliza, sino en Jas concretas operaciones literarias que cumplieron les escritores que las produjeron. Lo que implica abandonar una de esos ilusionismos que construye con sutil artificialidad el verismo, —el de que estamos ante esponténeas creaciones del pueblo cantor—- v preguntarnos quiénes re- dactaron estos poemas, por qué v para quiénes los hicieron y qué principios los animaban. De otro modo, encarar este conjunto como lo que el sustantivo dice: “una literatura”.

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