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Toda msica naci en un determinado contexto socio-cultural, en correspondencia con determinadas estructuras polticas, econmicas, pero tambin en correspondencia

con los deseos y aspiraciones de su poca. En resumidas cuentas, la expresin musical ms destacada de toda poca nunca ha sido otra cosa que resistencia. Donde el hombre es objetivado por el sistema, clasificado, ordenado y archivado, este salta, se mueve, vibra e invita a los dems a sumarse a la pacfica resistencia del ritmo. En el siglo XIX, Nikola Tesla, un gran cientfico cuyo nombre fue tapado por el de Edison, haba inventado un pequeo mecanismo que oscilaba como un pistn y se adhera a cualquier superficie. Cuando la frecuencia de oscilacin estaba en sintona con el material al que estaba adherido poda lograr hacer vibrar un edificio entero, o incluso un puente. La msica es igual, mueve a la gente, y la gente es la base de todo sistema. Ritmo, msica, y la capacidad del hombre de hacer mover a una masa de cientos o miles de personas, sin decir una palabra, sin mentir: techno. La posibilidad de hacerse dueos por un rato, de robar furtivamente al mundo, un poco de felicidad sin los engaos del lenguaje, y tambin de transformar una fbrica en el material que explota el hombre para su placer, y no al revs. Estamos proponiendo volver a empezar. Los boliches estn petrificados, no hay novedad, no hay proyecto, no hay emocin. Eso que hasta hace dos dcadas fue un caldo de cultivo para una nueva msica, para la moda, para el divertimento y la invencin, hoy es una jaula en la que se vive el eterno retorno de lo idntico. Fugarse de eso es moverse, ampliar el campo de construccin ms all del lmite, encontrar esos espacios en blanco para agregar una pieza que antes no estaba y renovar el juego. Queremos agregarle un paso al baile. Volver, pero no como repeticin, a la aoranza ednica de la fraternidad, eso queremos. El disfrute sin la intervencin del ojo viga de la empresa, de la especulacin. Proponemos un viaje interno a las estructuras, una agitacin masiva que las erosione como a la arenisca, grano por grano. Porque antes del primer tambor y de la primear cuerda ya exista el ritmo: bailemos.

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