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OPORTUNIDAD PARA RECONO-

CERNOS EN MR. HYDE.


“Todos los hombres tienen naturalmente el
deseo de saber. El placer que nos causan
las percepciones de nuestros sentidos son
una prueba de esta verdad. Nos agradan
por sí mismas, independientemente de su
utilidad, sobre todo las de la vista. En efec-
to, no sólo cuando tenemos intención de
obrar, sino hasta cuando ningún objeto
práctico nos proponemos, preferimos, por
decirlo así, el conocimiento visible a todos
los demás conocimientos que nos dan los
demás sentidos. Y la razón es que la vista,
mejor que los otros sentidos, nos da a cono-
cer [52] los objetos, y nos descubre entre
ellos gran número de diferencias{1}.”

Lo reproducido y que corresponde


a Aristóteles (Metafísica—Libro 1.
http://www.filosofia.org/cla/ari/
azc10051.htm ) cae como anillo al
dedo para “explicar” nuestra invi-
tación como Grupo de Investiga-
ción en materia criminológica, a
visitar la exposición que bajo la
curaduría de Juan Miguél Álvarez
se abre este próximo viernes 11 de
julio de 2002 en el CORREDOR
DEL ARTE en COMFAMILIAR.
(Carrera 5a. Calle 22).
Respuestas a un cuestionario de la Re-
dacción Judicial de LA TARDE acerca
de posibles comprensiones de motivos
o causas en el asesinato de homo-
sexuales en la Región.

La crónica o presentación del tema


puede leerse en el sitio:

http://www.latarde.com/2008/7/6/
jud.htm

Preguntas por las posibles causas o motivos que pueden encontrarse a manera de ex-
plicación de los homicidios en que han sido victimas personas identificadas y/o recono-
cidas como homosexuales.

La afirmación anterior encierra otro cuestionamiento y es la pregunta sobre las “cifras


grises” de las muertes violentas las cuales no se reconocen como afectando a esa po-
blación cuando no se ha reconocido en sus inclinaciones sexuales, en otras palabras,
que, siendo “gays” no se han identificado ni reconocido como tales. Pensemos en un
homicidio pasional en un escenario de riña entre homosexuales que aparentemente
son “puros machos” y nadie en su entorno sabe o puede conocer el porqué se enfren-
taron con violencia que termina con la vida.

Es importante recordar en este punto que cada homicidio tiene su propia historia bien
ocurra afectando como victimas o victimarios a homosexuales, heterosexuales u otras
personas con otras diferentes y posibles preferencias o inclinaciones erótico-sexuales.

Sin entrar en el detalle de una investigación de campo y simplemente partiendo de la


lectura de las noticias, de los comentarios que se escuchan entre diferentes círculos
sociales sobre este tema pueden ocurrir eventos de homicidios seriales que afecten
como victimas a la población gay y se encontraría, en estos eventos, en relación a los
victimarios una misma motivación que puede estar relacionada con conceptos de ex-
clusión y discriminación fundados en algunas ideas de carácter religioso, como por
ejemplo que las victimas u objeto del animo homicida son los “malos”, los “pecadores”
y “degenerados” a quienes bien se justifica (para los homicidas) darles un ingreso anti-
cipado al infierno para que paguen por sus pecados.

Es bien sabido que una de las variables asociadas con mayor frecuencia a la produc-
ción de los homicidios comunes es la pasión conocida como celos y, por historias co-
nocidas en varios eventos en que la victima y el victimario se reconocen como homo-
sexuales esa variable juega un papel nada insignificante y, puede decirse que cuando
de esto se trata, las características o manera de presentarse el homicidio en la pobla-
ción gay, adquiere la eliminación del otro una mayor dosis de sevicia, crueldad, sadis-
mo, utilizándose de manera preferencial armas blancas con lo que parece satisfacerse
de una manera magnificada el rencor, el odio, el deseo de venganza por la traición que
el homicida considera justa.

En estos eventos el odio como pasión primaria queda claramente expresado y ese
odio puede originarse como ya se ha dicho en el sentimiento de haber sido traicionado
o burlado pero también, cuando no se trata del homicidio en el cual victima y victimario
son homosexuales, ese odio que puede tener o vivir el victimario puede fundarse en
múltiples razones como por ejemplo, satisfacer de alguna manera sentimientos de cul-
pa que el homicida al saberse el mismo inclinado al homosexualismo y al asesinar a la
homosexual el personaje puede sentir que esta acabando en la victima así mismo o lo
que el considera la parte “mala” de su propio ser. Mato la perversión, pero en el otro.

En este contexto pueden conjugarse dos elementos constitutivos de la naturaleza


humana especialmente magnificados en determinadas condiciones o circunstancias
ambientales, socioculturales: El odio ya mencionado y el miedo (se odia lo que se te-
me).

No debe desestimarse el que en una sociedad como la nuestra caracterizada por la


intolerancia y la falta de respeto a las diferencias que a los homosexuales se les tenga
como una parte importante, significativa de los disidentes, los diferentes, los pecadores
de quienes la sociedad debe liberarse justificándose así las llamadas “limpiezas socia-
les”.

Responsable: Guillermo Aníbal Gärtner Tobón. Profesor Asociado UTP

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