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Tomando la copa, pronunci la accin de gracias, se la dio y todos bebieron. (Lc 14, 22-24)
Recordamos todava la artesa en la que se amasaba la harina mientras el horno se iba caldeando. La casa se llenaba de un aroma nuevo, inolvidable. Y haba pan reciente.
En el Cristo de Velzquez nos dej Unamuno el testimonio de su fe y su rebelda, de su intuicin y sus asombros. En un momento compara a los mortales con las espigas que ondean por el mundo.
y de esa harina su pan amasa Dios, que vive de hombres, del slo pan que somos tus discpulos .
Unamuno se dirige al Cristo, blanco como la luna, blanco como la harina, y le dice:
Por Ti comulga Dios con sus mortales: Tierra y agua de Dios son pan y vino del hombre, y Dios con ellos hombre se hace.
En la artesa de la cruz, el Padre ha amasado con sus propias manos el pan sustancioso que nos da la vida.
Su vida podra nutrir para siempre las hambres de los hombres. Su palabra era y ser alimento para los suyos.
Jess no se impone como mandato: se ofrece como una respuesta eficaz para las hambres humanas.
Jess no garantiza una vida ms larga, sin arrugas ni achaques: promete una vida en compaa, en la que Dios comulga con sus hijos.
Seor Jess, que conoces nuestras ansias de vivir para siempre, danos el pan sagrado que eres t y ensanos a compartir con los hambrientos de este mundo nuestro pan y nuestra vida. Amn.