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Suplemento Actualidad

AÑO lxxvIii Nº 70 DIRECTOR: JORGE HORACIO ALTERINI Tomo La Ley 2014-B
BUENOS AIRES, argentina - Martes 15 DE ABRIL DE 2014 ISSN 0024-1636

_Columna de OPINIÓN
El fideicomiso en
La evolución del la planificación sucesoria
pensamiento
jurídico de Carlos A. Molina Sandoval
Robert Alexy SUMARIO: I. Introducción.- II. Fideicomiso de planificación patrimonial.- III. Su admisión por la jurisprudencia.- IV. El fideicomiso
de planificación patrimonial no es necesariamente un “pacto de herencia futura”.- V. Ventajas del fideicomiso.- VI. Fiduciario heredero y renun-
Rodolfo Luis Vigo cia.- VII. Fideicomiso entre cónyuges.- VIII. La regulación del fideicomiso testamentario.- IX. Los roles contractuales en el fideicomiso testamen-
tario.- X. Sustitución fideicomisaria.- XI. Plazo contractual.- XII. Revocabilidad.- XIII. Bienes incluidos.-
XIV. Régimen de legítimas.- XV. Proceso sucesorio.
1. Introducción

Es evidente que el profesor alemán de Pese a que el fideicomiso testa- En este contexto se presenta el contrato actividad de planificación tiene incluso
“filosofía del derecho y derecho público” de fideicomiso  (5) con fines de planificación connotaciones en el management  (13) de la
Robert Alexy, es uno de los teóricos más mentario podría verse como un canal patrimonial como una variante contractual empresa e importa la toma de decisiones
importantes e influyentes de las últimas “extrajudicial” de resolver la herencia, útil para la debida organización —y progra- “para alcanzar un futuro deseado, tenien-
décadas, y una de las manifestaciones de mación (6)— de los bienes de la empresa fami- do en cuenta la situación actual y los facto-
esa relevancia lo constituye su presencia ello no es así. Podrá serlo en el “fidei- liar (7) y con la posibilidad de pactar una serie res internos y externos que pueden influir
frecuente en la jurisprudencia constitucio- comiso de planificación patrimonial”, de cuestiones limitantes y límites a la figura en el logro de los objetivos”.
nal de los países latinoamericanos y euro- del fiduciario. Lo novedoso de la cuestión no
peos. Su vida académica en la Universidad pero no en el “fideicomiso testamenta- es tanto el diseño de esta figura (siempre Planificar importa pensar en el futuro (y en
de Kiel se remonta a 1986 y ha dejado aque- rio”. En este último caso, es menester flexible en función de las posiciones contrac- los posibles factores que pueden influir) y la
lla cátedra en octubre de 2013, aunque ha tuales del fiduciante, fiduciario, beneficiario muerte de alguno de los miembros de la fami-
quedado como integrante del “Juristisches iniciar un proceso sucesorio a los fines y fideicomisario) sino su inclusión en un ré- lia empresaria es un acontecimiento necesario,
Seminar” en la misma Facultad de Dere- de la aprobación del testamento y gimen sucesorio de raigambre continental aun cuando incierto en su momento temporal.
cho. En esta columna nos proponemos con- europeo. Dicho de otro modo: se trata de de- Es por ello que la cuestión sucesoria no es un
cretar algunos señalamientos respecto al eventualmente realizar las operaciones terminar el adecuado equilibrio entre la fle- elemento indiferente a la hora de organizar el
desarrollo de la teoría jurídica alexyana, te- de inventario, avalúo y partición. xibilidad del fideicomiso (8) —ideado bajo un patrimonio familiar. (14)
niendo por guía las precisiones que el mis- esquema angloamericano (9)— y el derecho de
mo Alexy explicitó en la ponencia: “Reflec- las sucesiones (muchas veces sólido y atasca- II. Fideicomiso de planificación patrimonial
tions on How My Thinking about Law Has do en un régimen positivo inmutable).
Changed over the Years” (1), que presentó I. Introducción Cabe distinguir el fideicomiso testamentario
el 9/2/2010 en el simposio del Tampere Club Más allá de la potencial tensión entre los del fideicomiso de planeación o planificación
organizado por A. Aarnio en Finlandia. La cuestión de la planificación patrimo- principios en juego —derecho a la planificación (patrimonial o familiar). Se trata de dos nego-
nial ha concitado un inusitado interés en el patrimonial versus derecho sucesorio (10)— lo cios distintos que sólo tienen en común la pla-
2. De los temas específicos al derecho como tal último tiempo y ha llevado en algunos casos cierto es que el fideicomiso se ha utilizado asi- nificación a futuro en función de ciertos acon-
a un perfeccionamiento en el ámbito de los duamente para organizar patrimonios familia- tecimientos inciertos respecto del momento
Alexy indica que su “Teoría de la Argu- protocolos familiares.  (1) Más aún, en una res. La flexibilidad del fideicomiso ha permiti- (v. gr., la muerte de alguna de las partes) y el
mentación Jurídica” de 1978 y la “Teoría de materia como la sucesoria en la que las posi- do una gran variedad de fines y de esquemas férreo respeto a la legítima hereditaria.
los Derechos Fundamentales” de 1985 per- bilidades del herederante (o sus herederos) de negocios. La posibilidad de que el fiduciante
tenecen a sus escritos juveniles, y que fue suelen verse restringidas en función de las sea, a la vez, beneficiario y fideicomisario (o El fideicomiso testamentario no importa
su tercer libro: “El concepto y la validez del limitaciones a los pactos de herencias futu- no) y la no exigencia de condiciones especia- el nacimiento de un negocio fiduciario actual
derecho” de 1992 un eje o un “parte aguas” ras u otro tipo de negocios que tengan como les para el fiduciario (que puede ser persona sino sólo su “constitución” al momento de la
en su obra. La diferencia fundamental entre “condicionante” el fallecimiento del titular física o jurídica, sin otro mayor requisito que muerte del constituyente. Dicho en otros tér-
las primeras obras y esta última, es que en de los bienes. (2) La legislación restringe las su capacidad de hecho —salvedad hecha para minos: se dispone por testamento transmitir
aquéllas no se aborda el estudio del derecho plenas facultades de disponer algunos bie- ciertos fideicomiso financieros—) también ha la propiedad fiduciaria de su herencia (o una
como tal, sino temas específicos de carácter nes o incluso el “derecho de planificar” a agudizado el ingenio de los interesados (y sus parte) al fiduciario (que se obliga a ejercer la
un tanto general. Por ende, la filosofía jurídi- futuro ciertas cuestiones de singular tras- asesores) permitiendo lograr una gran varie- propiedad fiduciaria en beneficiario de bene-
ca alexyana comenzó por problemas jurídi- cendencia. dad de estructuraciones fiduciarias adaptables ficiarios), quien transmitirá la propiedad al
cos particulares para desembocar finalmen- a las distintas necesidades familiares (o del ne- cumplimiento del plazo a los herederos del
te en lo medular, que era apropiarse de una Paralelamente, ciertos instrumentos que gocio). (11) constituyente.
definición completa del derecho, o mejor: se pueden emplear en la planificación su-
proponer una teoría general del concepto cesoria no son adecuados a los deseos del Es fundamentalmente por esas razones No es ésta la idea rectora en el fideicomiso
y naturaleza del derecho”, para lo cual re- heredante, directamente son revocables li- (sumada a la deseada impermeabilización de planeación patrimonial. Tampoco debe im-
quirió precisar “la naturaleza de la filosofía bremente en vida (testamentos) o carecen patrimonial que logra el fideicomiso) que portar necesariamente un acto de “última vo-
del derecho” (“The Nature of Legal Philoso- de valor por afectar la legítima (3) (que está el fideicomiso se ha transformado en una luntad” como se ha señalado. La base de esta
phy”, Ratio Juris 17, 2004). sólidamente protegida como una norma de figura contractual indispensable en la
orden público o, al menos, indisponible por planificación de negocios y patrimonios
continúa en la página 6 las partes). (4) vinculados a la empresa familiar.  (12) La continúa en la página 2

COLUMNA DE OPINION. La evolución del pensamiento jurídico de Robert Alexy jurisprudencia

Rodolfo Luis Vigo........................................................................................................................... 1 Prescripción de la acción penal. Secuela del juicio. Alcance. Arbitrariedad en la
CORREO
ARGENTINO

interpretación del Art. 67 del Cód. Penal en su antigua redacción (CS)...............................6

CENTRAL B

doctrina. El fideicomiso en la planificación sucesoria

Carlos A. Molina Sandoval........................................................................................................... 1
FRANQUEO A PAGAR
CUENTA Nº 10269F1

Panorama MENSUAL
NOTA A FALLO. Prescripción de la acción penal Tribunales Superiores Provinciales .. ............................................................. 7
Francisco J. Crocioni.................................................................................................................... 7
2 | Martes 15 DE ABRIL DE 2014
El fideicomiso en
la planificación
sucesoria
viene de tapa
modalidad fiduciaria es la transmisión de cier-
tos bienes al patrimonio fideicomitido para su
administración y/o disposición por el fiducia-
rio, quien en función de las reglas establecidas
en el contrato (que tiene valor desde la fecha
misma de celebración del contrato o incluso
después de la muerte de alguna de las partes)
debe desarrollar una serie de actos y que pue-
den estar condicionados (o no) a la muerte o
incapacidad del constituyente.
Los efectos de este fideicomiso son actuales
(o pueden diferirse en el tiempo), pero el tras-
paso de los bienes al fideicomiso no depende
de la muerte del constituyente (como sí ocurre
en el fideicomiso testamentario). La finalidad
de este fideicomiso puede ser mixta y puede
incluir administración, inversión o garantía,
dependiendo de los fines que el fiduciante de-
signe. (15) Incluso se ha planteado la posibilidad
de un fideicomiso de “administración de acti-
vos para ayudas familiares”. (16)
III. Su admisión por la jurisprudencia
Se trata de una figura que se ha ido impo-
niendo en los distintos países del derecho com-
parado, pero que en nuestro país debe ser de-
sarrollado cuidadosamente a tenor de ciertos
límites que plantea el derecho sucesorio.  (17)
Pese a los pocos precedentes jurisprudencia-
{ NOTAS }
Especial para La Ley. Derechos reservados (Ley 11.723)
(1) Molina Sandoval, C. A., “Protocolo de empre-
sas familiares”, La Ley, del 25/2/2013, p. 1.
(2) Molina Sandoval, C. A., “Planificación suce-
soria y patrimonial en la empresa familiar”, Revista de
Derecho Comercial, del Consumidor y de La Empresa, fe-
brero de 2014 (año 5, nro. 1), p. 99.
(3) El art. 3591 dispone que: “La legítima de los herede-
ros forzosos es un derecho de sucesión limitado a deter-
minada porción de la herencia. La capacidad del testador
para hacer sus disposiciones testamentarias respecto
de su patrimonio, sólo se extiende hasta la concurrencia
de la porción legítima que la ley asigna a los herederos”.
Se trata de la porción económico-jurídica de la sucesión,
declarada intangible por el legislador. Por lo tanto, el sis-
tema instituido de este modo condiciona el poder dispo-
sitivo a título gratuito de quienes tienen herederos forzo-
sos a su muerte, que encuentra limitada su facultad para
efectuar liberalidades, ya sea por actos entre vivos, como
por disposiciones testamentarias a la porción disponible,
que reconoce como límite la concurrencia de la porción le-
gítima de sus herederos (Ferrer, F. A. M., “La acción
de reducción”, en “Sucesiones” (Libro de Homenaje a la
Dra. María Josefa Méndez Costa), Rubinzal-Culzoni, San-
ta Fe 1991, p. 194). Según algunos autores, el concepto de
legítima es polifacético, porque cabe considerarlo respec-
to a los sujetos y así, desde el punto de vista del causante,
importa una restricción a sus poderes de disposición, en
tanto los negocios gratuitos que la afecten carecen de efi-
cacia plena y definitiva, mientras que desde la óptica del
heredero legitimario, resulta un derecho subjetivo a una
porción del patrimonio del causante de la que no puede
ser excluido salvo indignidad o desheredación (Méndez
Costa, M. J., “Comentario al art. 3591 del Código Civil
0148 en “Código Civil Anotado. Doctrina y Jurispruden-
cia”, Abeledo Perrot, Bs. As. 1992, t. V-B, p. 454).
(4) El plan de sucesión empresarial es muy importante
para asegurar la continuidad de cualquier empresa fami-
liar, particularmente si el fundador planea retirarse en
diez años o menos (Grassi [jr.], S. V. - Giarmarco, J.
H., “Practical Succession Planning for the Family-Owned
Business”, Journal of Practical Estate Planning, February-
March 2008, p. 30).
(5) Profundizamos en: Molina Sandoval, C. A.,
“El fideicomiso en la dinámica mercantil”, 3ª ed. act., B
deF, Montevideo, Bs. As., 2013.
(6) Algunos incluso lo han llamado “fideicomiso para la
les existentes en nuestro país, se discutió en un
caso vinculado a un juicio de divorcio en el que
se cuestionó un convenio celebrado entre los
ex cónyuges celebrado en Nueva York por el
que se constituyó un fideicomiso en beneficio
de los cuatro hijos consistente en un depósito
bancario de fondos en las Bahamas en forma
proporcional para cada hijo y según el cual
cada hijo podía retirar ese dinero al cumplir
veintiséis años y podía disponer de los intere-
ses a partir de los veintiún años. A su vez, el
fondo se constituiría con dinero que el padre
iría aportando en cuotas sucesivas.
El padre dejó de aportar las dos últimas cuo-
tas y la ex cónyuge inició una demanda para
que los fondos se integraran. Cuando inició el
proceso, un hijo era menor de edad, otra hija
(insana) murió durante el proceso y los dos
mayores de veintiséis años se presentaron al
proceso y manifestaron que no tenían ningún
interés en el resultado del pleito.
El juez de primera instancia descartó que
fuera un pacto de herencia futuro prohibido,
ya que se trataba de una donación permitida
en los términos del art. 1805, CCiv. Además, se-
ñaló que no sabía cuánto había en la cuenta a
favor del hijo menor y porque si hacía lugar a la
demanda podía estar dándole al hijo el doble de
lo que habían recibido los hijos mayores que, al
parecer, se habían llevado su dinero. La Cáma-
ra confirmó la sentencia entendiendo que se
trataba de una partición-donación conjunta de
los progenitores a favor de los descendientes
(autorizada por el art. 3526, CCiv.). (18)
El caso mencionado (y la ausencia de otros
precedentes puntuales que hayan cuestionado
esta figura) permiten aceptar una presunción
de validez de los fideicomisos de planeación
patrimonial. El problema no es su validez in-
programación de la sucesión en la propiedad” (vid.: Gli-
kin, L. - Hers, L., “Fideicomiso societario y planificación
sucesoria”, en: “La negociación accionaria, el fideicomiso
y la representación de las sociedades”, Legis, Bs. As., 2011,
p. 391).
(7) De Hoz, M., “Aplicación del fideicomiso en la es-
tructuración de la empresa familiar”, en: “La empresa fa-
miliar. Encuadre general, marco legal e instrumentación”
(Favier Dubois, dir.), Ad-Hoc, Bs. As., 2010, p. 361.
(8) Se ha señalado que existe una tendencia generaliza-
da a flexibilizar el rigor del sistema legitimario. En esa di-
rección, se sostiene que la legítima de naturaleza real es un
obstáculo, y se admite por la doctrina mayoritaria nacional
que pueda pagarse en dinero; por lo tanto, si el patrimonio
fideicomitido sobrepasa la porción disponible, se reducirá
en valores. El fideicomisario podrá quedarse con los bienes,
desinteresando a los herederos forzosos mediante la com-
pensación en dinero de sus porciones legítimas. Y además
se propugna la reducción del monto de las cuotas legitima-
rias, ampliando el margen de autonomía de voluntad del
testador para reglar su sucesión. Cfr. Ferrer, F. A. M.,
“El fideicomiso testamentario y la flexibilización del dere-
cho sucesorio”, JA 1999-III-1038.
(9) En el que no existe un régimen sucesorio tan rígido
(Orlandi, O., “El interés familiar en el fideicomiso tes-
tamentario”, JA 1999-III-1075.
(10) Gagliardo, M., “Nuevas fronteras del derecho
sucesorio”, en: “Planificación patrimonial y sucesoria”
(Carregal, M., dir.), Heliasta, Bs. As., 2012, p. 109.
(11) En caso de no existir un protocolo familiar se ha
aconsejado la constitución de un “fideicomiso testamen-
tario” relativo a la sucesión en la gestión y en la propie-
dad, y con el objeto de que se cumpla el plan de empresa
del fundador-testador. Cfr. Favier Dubois (H), E. M.
- Spagnolo, L., “Herramientas legales para la empresa
familiar”, Ad-Hoc, 2013, Bs. As., p. 110.
(12) Incluso cuando está inmersa en una situación crí-
tica. Por ello, hemos aludido a la gráfica expresión “pro-
tocolo de crisis”. Cfr. Molina Sandoval, C. A., “La
empresa familiar y el concurso”, La Ley, del 10/5/2013, p. 1.
(13) Casillas, J. C. - Díaz, C. - Vázquez, A., “La
gestión de la empresa familiar. Conceptos, casos y solu-
ciones”, Thomson, Madrid, 2005, p. 198.
(14) “El proceso de planificación consiste en el diseño e ins-
trumentación de estrategias de largo plazo con el objeto de
proyectar los negocios teniendo en mira el uso, corrección y
disposición del patrimonio para su mejor aprovechamiento
trínseca o per se (ya que dicha estructura fidu-
ciaria no es inválida en función de su configu-
ración genética) sino los límites en la planifica-
ción del negocio. Uno de esos límites (pero sólo
uno de ellos) será el ordenamiento sucesorio.
También estarán los límites del régimen patri-
monial del matrimonio (régimen conyugal de
bienes) o de incapacidades específicas (o regí-
menes de tutela de los menores).
Por ello, cabe anticipar la validez por sí mis-
ma y en abstracto de esta forma de planifica-
ción fiduciaria; su invalidez inicial (o genética)
no cuenta con argumentos de peso para poder
prohibir su admisión. Su invalidez dependerá
del caso concreto y de la vulneración (oportu-
na) de los principios sucesorios implicados en
cada caso (y siempre que se ejercite el derecho
de la forma y el modo exigido legalmente).
IV. El fideicomiso de planificación patrimonial no
es necesariamente un “pacto de herencia futura”
Quizás uno de los temas más delicados po-
dría ser el de las herencias futuras (esto es, el
fideicomiso de planificación patrimonial como
un pacto de herencia futura, prohibido por el
art. 1175, CCiv.). Recuérdese que este artículo
señala que no pueden ser objeto de un contra-
to la herencia futura, aunque se celebre con el
consentimiento de la persona de cuya sucesión
se trate; ni los derechos hereditarios even-
tuales sobre objetos particulares. Esta pro-
hibición, que se repite en el art. 848, CCiv. (19)
y en el art.  1327, CCiv. (compraventa) y en la
cesión de créditos que prohíbe la cesión de las
esperanzas de sucesión (art.  1449, CCiv.) (20),
requiere de ciertos requisitos que no necesa-
riamente se dan en este tipo contractual.
Si bien el fideicomiso de planificación patri-
monial es un “contrato” —pues ése es el esque-
y para la protección del heredante, y de quienes de él depen-
den” (Casalongue, M. de I., “Planificación patrimonial,
empresaria y sucesoria. Proteger con equidad desde la pre-
vención”, en: “Planificación patrimonial y sucesoria” [Carre-
gal, M., dir.], Heliasta, Bs. As., 2012, p. 8).
(15) Kiper, C. M. - Lisoprawski, S. V., “Tratado del
fideicomiso”, Lexis-Nexis, Bs. As., 2003, p. 530.
(16) Favier Dubois y Spagnolo señalan que el protoco-
lo puede prever “ayudas familiares” para la capacitación
de las jóvenes generaciones (Pago de posgrados, estudios
en el exterior, etc.), dar subsidios a los familiares frente
a eventualidades (viudez, desempleo, etc.) y/o brindar
ayudas para la adquisición de viviendas, rodados o para
encarar negocios propios. A tales fines, con fondos pro-
venientes de las utilidades de la empresa familiar, o con
otros fondos o activos propios de la familia empresaria, in-
tegrantes del denominado family office, puede constiuirse
un fideicomiso de administración para ayudas familiares,
con designación de un fiduciario y el establecimiento de-
tallado del sistema de captación, administración y aplica-
ción de los fondos (Favier Dubois [h] - Spagnolo,
“Herramientas legales para la empresa familiar”, cit.,
p. 112).
(17) Por ello se trata de una figura con ciertas dificul-
tades en nuestro sistema en orden a la prohibición de los
pactos de herencia futura o la normativa de la legítima.
Cfr. Kemelmajer de Carlucci, A., “Nuevamente
sobre el fideicomiso sucesorio y la legítima del heredero”,
RDPyC 2001-3-281.
(18) CNCiv., sala C, 24/9/1996, “De la A. de R., M. C. c. R.,
U. y otra s/cumplimiento de contrato”, ED 171-50, con nota
aprobatoria de Guastavino, E. P., “Fideicomiso en bene-
ficio de los hijos al liquidarse la sociedad conyugal”.
(19) El art. 848, CCiv., señala que no puede haber transac-
ción sobre los derechos eventuales a una sucesión, ni sobre
la sucesión, ni sobre la sucesión de una persona viva.
(20) Esta prohibición genérica deriva también de los
arts. 3311, 3312, 3599, 3824, 1790, CCiv., entre muchos otros.
(21) Ver un panorama muy completo de la legislación
latinoamericana: RodrÍguez Azuero, S., “Negocios
fiduciarios. Su significación en América Latina”, Legis,
Bogotá, 2005.
(22) Carregal ha dicho que generalmente, el trustee
estará facultado para liberar gradualmente los fondos a
favor de los beneficiarios, según un plan preestablecido o
bien según recomendaciones de un comité de protectores.
Algunos ejemplos adicionales ayudan a comprender los
ma que se impone en la mayoría de las formas
fiduciarias latinoamericanas (21)— su objeto no
es necesariamente una “herencia futura” sino
un “patrimonio presente” —y que se busca ais-
lar de los riesgos empresarios o patrimoniales
de los intervinientes  (22)—. El fideicomiso de
planificación patrimonial no busca “acordar”
la herencia sino “preservar el patrimonio” du-
rante el plazo pactado o el máximo permitido
por el régimen del fideicomiso. La muerte del
fiduciante o fundador de una empresa familiar
—o su cónyuge— puede (o no) ser una situa-
ción que ocurra en el terreno de lo previsible,
pero no es —al menos no necesariamente— la
causa fundamental de este contrato. El motivo
determinante está fijado por la organización
del patrimonio en vida del fiduciante. Incluso
en muchos casos el pronóstico de vida del fidu-
ciante muchas veces es mayor que el máximo
legal que impone la ley como plazo del contra-
to.
No se trata de planificar (23) una “sucesión
no abierta todavía” sino de organizar par-
te del patrimonio presente de una o varias
personas y en la que la muerte es sólo una
de las posibilidades legales —ya que se pue-
den pactar ciertos beneficios para la vejez de
los fiduciantes [plan de retiro], garantía de
subsistencia para hijos menores o incapaces,
profesionalización de la gestión del patrimo-
nio (24), etc.—.
Este tipo de fideicomisos tampoco tra-
ta necesariamente de universalidades o su
fracciones (como sería si el fideicomiso ver-
sará sobre el treinta por ciento de todo el
patrimonio del fiduciante) sino que incluye
bienes presentes (determinados o a deter-
minar en función de ciertas característi-
cas) o incluso derechos sobre otros bienes
—como podrían ser las acciones societarias
objetivos que pueden motivar al constituyente para plani-
ficar hacia el futuro respecto de sus bienes: (i) El constitu-
yente desea escoger una jurisdicción jurídicamente segu-
ra para la protección de sus activos, pues sin ese requisito
fundamental resulta aventurado planificar para el futuro.
(ii) El constituyente cree que su nuera demandará por di-
vorcio a su hijo, y desea proteger a su hijo y a sus nietos
poniendo ciertos bienes fuera del alcance de su nuera. (iii)
Un profesional (médico, abogado, arquitecto, etc.) no se
siente cómodo con la cobertura que le otorga un seguro
de responsabilidad profesional o bien no puede obtenerlo
a un precio razonable. Los activos del trust serán destina-
dos entonces a cubrir cualquier contingencia que deter-
mine su responsabilidad. (iv) El constituyente acaba de
realizar la venta de su empresa obteniendo interesantes
ganancias, y desea preservar ese activo de contingencias
propias de futuros negocios. (v) Una persona realiza ne-
gocios muy rentables pero altamente riesgosos, y desea
poner parte de su patrimonio a resguardo de reclamos
potenciales de futuros acreedores. En resumen, existen
muy variadas razones para constituir un trust de este tipo.
Aunque nunca es apropiado para violar indirectamente
las leyes o defraudar a terceros, como sería el caso en que
una persona casada intentara apartar bienes gananciales
de la acción de su cónyuge en caso de divorcio; sustraer
bienes de la acción de sus acreedores por deudas vencidas
o bien el supuesto de un cirujano que tema ser demanda-
do por un paciente recientemente operado que ha surgido
perjuicios, generados por mala práctica imputable al pro-
fesional. Estos comentarios, válidos para la constitución
de trusts en distintas jurisdicciones, son también aplica-
bles a los fideicomisos constituidos localmente. (Carre-
gal, M. A., “La problemática de la planificación patri-
monial y posibles alternativas que brinda el fideicomiso”,
en: “Planificación patrimonial y sucesoria” [Carregal, M.,
dir.], Heliasta, Bs. As., 2012, p. 25).
(23) Glikin, L. J., “Pensar la herencia”, CAPS, 1995,
Bs. As., p. 31.
(24) Para ello, debe profundizarse en nivel de la pro-
fesionalización de la empresa familiar (tomando las
medidas necesarias para mejorar su profesionalización
y garantizar el relevo generacional a los herederos) evi-
tando, en algunos casos, favorecer a los familiares en un
claro desmedro de la empresa familiar. Cfr. Farring-
ton, Sh. - Venter, E., “The influence of family and
non-family stakeholders on family business success”,
SAJESBM, vol. 3, (2010), p. 34.

o participaciones societarias de una socie-
dad (25)—.
La idea de segmentar ciertos bienes del pa-
trimonio del fiduciante no apunta a “acordar”
sobre la futura herencia que podría ocurrir
sino que trata de resolver la situación jurídica
de un bien concreto en orden a lograr su sub-
sistencia en función de los riesgos generales
del patrimonio. Y por ello no se refiere a las re-
glas de distribución de la futura herencia, más
allá que podría incorporar reglas o cuestiones
que eviten que dicho fideicomiso pueda afectar
la legítima u otros derechos sucesorios. (26)
Este modo de ver simplifica la cuestión suce-
soria y evita ver en todo acto jurídico celebrado
entre ascendientes y descendientes un proble-
ma futuro de derecho hereditario. La ley per-
mite la realización de actos de esta naturaleza
y el fideicomiso se impone como una alternati-
va más (adicional a las formas que ya existen).
Se trata de un negocio lícito que sólo procura
organizar la situación de un activo —v. gr., la
empresa familiar o sus acciones (27)— en orden
a garantizar su conservación en un patrimonio
separado.
Prohibir este tipo de actos (y declararlos
nulos en función del art.  1175, CCiv.) importa
un análisis anacrónico y fosilizado de los nego-
cios actuales. El fideicomiso no difiere de otros
vehículos que se utilizan para el mismo fin. Y
como ejemplo de estas modalidades que “ais-
lan” ciertos bienes del patrimonio se presenta
la sociedad anónima (u otras formas asocia-
tivas) sin que se intenten incluir automática-
mente como un pacto prohibido por el orde-
namiento (como un pacto de herencia futura).
Sólo se modifica la forma, pero no la sustancia,
ya que en ambos casos la finalidad es similar:
planificar el patrimonio, separarlo del patri-
monio de sus socios y que —en su caso— los
herederos “reciban” las acciones (si es que no
las han recibido en forma previa con una reser-
va de usufructo). (28)
Si bien estos argumentos serían contun-
dentes para afianzar la legalidad de este tipo
de fideicomisos, el propio ordenamiento here-
ditario admite una serie de actos que podrían
canalizarse perfectamente a través de un fidei-
comiso.
Recuérdese en este punto que si bien no
es válido el otorgamiento y aceptación de un
mandato para ser cumplido después de la
muerte de la mandante —arts.  1980 y 1983,
CCiv.— (salvo que pudiera valer como testa-
mento), del juego armónico de los arts. 1163 y
1177, CCiv., resulta clara la posibilidad de pro-
meter, en términos generales, la prestación
ajena, o bien, más precisamente, la entrega de
cosa ajena (v. gr., la cosa de un fideicomiso de
planificación patrimonial). En este caso, si se
ha garantizado el éxito de la promesa, debe los
daños y perjuicios cuando ésta no se satisface;
y si no se lo ha garantizado, sólo se debe el re-
sarcimiento si hay culpa de que la cosa ajena
no se entregue (art. 1177). (29)
Entiéndase bien, el régimen legal no prohí-
be, en general, los negocios jurídicos entre el
causante y sus herederos presuntivos. Entre
otros, los arts. 1805 —relativo a donaciones de
los progenitores a los descendientes— y 3604
—sobre enajenaciones del causante a favor de
sus herederos—, demuestran la licitud de con-
{ NOTAS }
(25) Molina Sandoval, C. A., “Fideicomiso socie-
tario. Bases para una mejor utilización de la figura fidu-
ciaria”, ED del 22/3/2005, p. 1.
(26) Es muy complejo el tema de la fijación del valor
de la empresa familiar en orden a determinar si la adju-
dicación de la empresa familiar a uno o varios familiares
afecta la legítima y puede ser colacionable. Ver: Molina
Sandoval, C., “Valuación de empresas familiares en
crisis”, La Ley, del 26/11/2013, p. 1/6.
(27) Respecto a esta modalidad específica ver: Gon-
tratos entre el autor de la sucesión y los sucesi-
bles (30), siempre que no sean las prohibidas (v.
gr., contratos entre padre e hijo sometido a su
patria potestad, art. 279, CCiv., o entre cónyu-
ges que afecten el régimen de bienes del matri-
monio, arts. 1218, 1358, 1807, inc. 1º, etc., CCiv.).
La prohibición legal de los pactos sucesorios
no deberá, tampoco, aplicarse, a los contratos
de venta de cosas ajenas ni a las promesas post-
mortem. (31)
Paralelamente, si el propio ordenamiento
civil permite la “partición por donación del
ascendiente” (la que es una verdadera parti-
ción de una sucesión no abierta y en función de
un derecho hereditario presunto —art.  3530,
CCiv.—) por qué prohibir un fideicomiso que
no necesariamente se realiza en función de
una sucesión futura (y en los que la muerte del
fiduciante sólo es uno de los elementos a te-
ner en cuenta). Recuérdese que el fideicomiso
(rectius: el fiduciario respecto de un patrimo-
nio fideicomitido) podrá vender los bienes del
fideicomiso o adquirir nuevos bienes (principio
de subrogación) y ello no engasta en la natural
estática de los pactos de herencia futuros que
prohíbe el ordenamiento. Como se ve, y lo es-
tablece el art. 3523, CCiv. citado, a la larga será
una cuestión de colaciones (32) —u otras accio-
nes sucesorias  (33)—; de los bienes recibidos
por los herederos u otros terceros, pero nunca
un elemento condicionante de la existencia per
se de este tipo de negocios.
Además de lo dicho, debe señalarse que el
dominio fiduciario puede ser revocable (arg.
arts. 2662 y 2670, CCiv.) y no se incorpora ne-
cesariamente en el patrimonio de los herede-
ros, lo que también ratifica la idea de que no
es un pacto de herencia futura (en el que se re-
quiere irrevocabilidad e ingreso definitivo en el
patrimonio de los herederos).
Por ello, no puede rechazarse de plano la idea
del fideicomiso de planificación patrimonial
en la que el fiduciante lo estructura y designa
como beneficiarios a sus hijos y/o descendien-
tes. La finalidad de este fideicomiso, muchas
veces, excede lo meramente sucesorio más allá
que en algunos casos soluciona, preventiva-
mente, una forma adecuada y menos onerosa
de transmisión de los bienes que componen el
patrimonio del causante. Esta cuestión excede
un mero análisis formal de su validez (o no) en
el ámbito del derecho de las sucesiones, requi-
riendo un análisis concreto y circunstanciado
sobre los límites de su validez.
En este tipo de figuras contractuales (y domi-
niales) debe recaerse en la verdadera naturale-
za del acto u operación económica a realizar.
En efecto, según su forma de estructuración y
las particularidades que se pacten, un contrato
de fideicomiso puede ser un negocio fiduciario
que albergue económicamente una compra-
venta (o incluso una “permuta”), puede incluir
un préstamo de dinero (con una especial forma
de garantía) o quizás puede transformarse en
alguna forma especial de liberalidad, adelanto
de herencia o aun donación (cuando los bene-
ficiarios reciben un bien o un derecho sin con-
traprestación alguna). Puede transformarse
en una forma de transferir la propiedad (fidu-
ciaria) reservándose el uso y goce de ese bien
(una especie de usufructo, excepción hecha en
función del art. 2841, CCiv.). Incluso puede ser
una figura neutra (tal como un mandato o una
mera locación de servicios). Sólo la realidad
zález, A.M., “El fideicomiso de acciones”, Ad-Hoc, Bs.
As., 2010, p. 87.
(28) Di Chiazza, I. G., “¿Un socio sin derechos de
socio? Usufructo de acciones y planificación sucesoria
de la empresa familiar”, La Ley, 2011-B-445.
(29) Belluscio, A. C., “Pacto sobre herencia futu-
ra, donación de exigibilidad diferida, y obligación de pro-
curar prestación de tercero”, La Ley, 1981-D-336.
(30) Guastavino, E. P., “Pactos sobre herencias
futuras”, Ediar, Bs. As., 1968, p. 258.
del negocio (causa subyacente del fideicomiso)
y los fines del fideicomiso podrán determinar
su especial naturaleza y su inserción en el régi-
men general del derecho sucesorio.
Lo dicho no empece (y ningún instrumento
podría permitirlo) a la realización de un aná-
lisis en función de las porciones disponibles y
la legítima, en función de los derechos here-
ditarios que corresponden a cada uno de los
herederos.  (34) El contrato de planificación
patrimonial no podría quebrantar este dere-
cho y deberán evaluarse de manera restric-
tiva cualquier intento de quebrantamiento
de estos derechos a través del fideicomiso. El
fideicomiso de planeamiento es, en algún pun-
to, neutro y por ello no puede transformar en
válido un negocio que quebrante la legítima;
y tampoco puede considerarse que afecte los
derechos sucesorios (o los pactos de herencia
futura) si en el caso concreto no se presentan
los elementos que así lo configuren como un
acto prohibido.
Ferrer sostiene que hay contrato de heren-
cia futura aunque el co-contratante no sea el
beneficiario final de los bienes fideicomitidos,
bastando para caer en dicha prohibición la
circunstancia de que se haya celebrado en
previsión de una sucesión aún no abierta y
que los bienes objeto del contrato hayan sido
considerados como objetos hereditarios futu-
ros. Tal característica —agrega— tienen los
contratos de planificación sucesoria en los
cuales los beneficiarios son terceros y el co-
contratante fiduciario asume la obligación, al
ocurrir el fallecimiento del predisponente, de
pagar las rentas de los bienes a una persona
determinada y luego transferirlos a quien haya
sido designado por aquél y por ello constituyen
una fiducia caracterizada por la conjunción de
actos entre vivos y de última voluntad, la cual
—según su opinión— no es válida en el derecho
argentino. (35)
Más allá de lo opinable de la posición cabe
señalar que no existe estrictamente un pacto
de herencia futuro por cuanto no necesaria-
mente se requiere la “aceptación” de los here-
deros (para que haya contrato de fideicomiso
es suficiente con que haya un acuerdo entre el
fiduciante y el fiduciario, pudiendo sólo fijarse
pautas para la determinación de los beneficia-
rios y fideicomisarios). Como se dijo, no es un
contrato en sentido estricto y, en la mayoría de
los casos, es unilateral (porque es el fiduciante
el que impone las condiciones al fiduciario que
—aceptado el cargo— sólo debe cumplir con la
manda fiduciaria) y revocable (ya que es una
facultad que suele reservarse el constituyente
en estos casos). El hecho de que existan algu-
nas prestaciones a favor de terceros (art. 504,
CCiv.) no transforma este fideicomiso en un
acto en sentido bilateral, al menos bilateral con
respecto a los terceros (pues el fiduciante pue-
de, a la vez, ser el beneficiario y fideicomisario
en el contrato de fideicomiso).
Aun cuando asumiera una posición estricta-
mente testamentaria (esto es, una vez acaeci-
do el fallecimiento deberían cumplirse algunas
prestaciones o cuestiones) esto no sería estric-
tamente inválido; más aún si se cumplen con
las formalidades testamentarias (art.  3962,
CCiv., y fundamentalmente el art. 3º, ley 24.441,
conciliando las formas testamentarias con las
relativas al tipo de bien cuya transferencia se
procura —art. 13, ley 24.441—).
(31) Guastavino, E. P., “Pactos sobre herencias fu-
turas”, cit., p. 248.
(32) Casado, E. J., “¿La acción de colación entre he-
rederos forzosos es procedente en los casos que se vul-
nera la legítima?”, DFyP 2012 (agosto), p. 123.
(33) Natale, R. M., “Protección de la legítima. Accio-
nes de complemento y reducción”, DFyP 2011 (junio), p. 122.
(34) Arcuri, A. E., “El orden sucesorio en las suce-
siones intestadas en nuestra actual legislación”, La Ley,
2003-A, 906.
Martes 15 DE ABRIL DE 2014 | 3
No parece lógico, porque la ley no lo señala,
prohibir una forma mixta de fideicomiso en la
que —durante la vida del fiduciante— opere
como un fideicomiso de administración patri-
monial y, una vez fallecido, tenga naturaleza
testamentaria (si así se cumplen los recaudos
previstos por la ley para los fideicomisos tes-
tamentarios). Más aún si dichas disposiciones
son la expresión directa de la voluntad del tes-
tador-fiduciante (art. 3619, CCiv.).
La ley 24.441 viene a flexibilizar, en algún
punto, la dinámica sucesoria y testamentaria
de los bienes y procura aggiornarse a las mo-
dernas tendencias a nivel mundial. No se trata
en este caso de un delegación de la facultad de
testar (ni siquiera un mandato post-mortem,
más allá de su validez para cuestiones puntua-
les) sino de un acto que se ejecuta y requiere de
la colaboración directa del fiduciario a los fines
de garantizar los derechos de los beneficiarios
(a veces también fideicomisarios).
En la medida que no exista una expresa (o
implícita) prohibición (art. 19, CN) y se realice
una transmisión dominial (con alcances suce-
sorios) de la empresa familiar con menores
complicaciones, el fideicomiso debe preverse
como un mecanismo superador de viejos dog-
mas hereditarios.
V. Ventajas del fideicomiso
Se ha dicho que la utilización del fideicomiso
como herramienta de planificación patrimo-
nial, claramente no se limita al fideicomiso tes-
tamentario, sino que los fideicomisos celebra-
dos en vida del fiduciante o constituyente para
tener efecto después de su muerte, incapaci-
dad o ausencia nos parece que resultan válidos
en tanto cumplan determinados requisitos. (36)
A tales efectos Carregal enfatiza las siguientes
ventajas (37):
(i) Permite al constituyente acordar di-
rectamente con el fiduciario los términos del
contrato, incluso lo que hace a la retribución
por el desempeño del cargo, sin los riesgos de
aceptación o de modificación posteriores al
fallecimiento o incapacidad, propio del fidei-
comiso constituido por testamentos (este últi-
mo, además, cubre solamente el evento de la
muerte, pero no el de incapacidad o ausencia
sobreviviente del fiduciante).
(ii) Le posibilita transferir en vida la pro-
piedad fiduciaria de determinados bienes o
la nuda propiedad de éstos, manteniendo un
usufructo vitalicio, con lo cual se asegura la
intangibilidad jurídica del patrimonio trans-
ferido, hasta el momento en que corresponda
asignarlo a los beneficiarios.
(iii) Al igual que el testador está capacitado
para modificar o revocar el testamento a vo-
luntad, el fiduciante podrá hacerlo si así lo ha
reservado en el contrato. Puede disponer que
el fideicomiso sea revocable, con lo cual se
reserva el derecho de excluir determinados
bienes o de sustituirlos en cualquier momen-
to, como también de suprimir o incorporar
determinados fiduciarios, si por diversas ra-
zones así lo creyera conveniente. Del mismo
modo, quedaría habilitado para sustituir be-
neficiarios.
continúa en la página 4
(35) Ferrer, F. A., “Estatuto jurídico y dinámica
sucesoria del fideicomiso testamentario”, en: “Planifica-
ción patrimonial y sucesoria” [Carregal, M., dir.], Helias-
ta, Bs. As., 2012, p. 106.
(36) Carregal, “La problemática de la planifica-
ción patrimonial”, cit., p. 27.
(37) Carregal, “La problemática de la planifica-
ción patrimonial”, cit., p. 27.
4 | Martes 15 DE ABRIL DE 2014
viene de PÁGINA 3
(iv) Puede reservarse el derecho de modi-
ficar o suprimir determinadas cláusulas con-
tractuales, sin intervención de los beneficia-
rios.
(v) Puede designar beneficiarios a sus here-
deros o a terceros en las proporciones que crea
convenientes —respetando los principios de la
legítima—, disponiendo incluso el momento en
que cada uno de ellos accederá al beneficio. (38)
(vi) La actuación del fiduciario sustituye en
la práctica la función que tendría un albacea
testamentario, aportando mayor seguridad al
constituyente en el sentido de que será riguro-
samente respetada su voluntad.
VI. Fiduciario heredero y renuncia
Es común que en fideicomisos de planifica-
ción patrimonial la función de fiduciario sea
ocupado por una persona de confianza (y que
sea del entorno familiar del fiduciante). En la
elección de esta persona podría ser alguno de
sus padres (o familiares políticos) o también al-
gunos de sus hijos (o futuros herederos).
Cabe también aclarar que aunque no se
nombre beneficiarios a sus herederos, dicha
posición será ocupada como consecuencia de
la herencia. Dicho de otra forma: si el fidu-
ciante se reservó la posición de beneficiario y
fideicomisario, dicha posición (como cualquier
derecho económico) podría ser “heredada”
por sus herederos; incluso el fiduciante/bene-
ficiario podría realizar un testamento sobre
dicha posición contractual.
Si pueden ser heredados de los derechos
emanados del fideicomiso —piénsese en un fi-
deicomiso inmobiliario en el que el beneficiario
y fideicomisario es adjudicatario, por dicha sola
posición, de una determinada unidad funcional
de un régimen de propiedad horizontal o de
otros derechos (39)—, no existirían óbices en que
dichos derechos sean pre-adjudicados de con-
formidad al régimen sucesorio permitido (v.gr.,
partición por donación del ascendiente). Tampo-
co existirían óbices a que una determinada per-
sona emprenda mediante un fideicomiso ciertas
actividades (agro-negocios, construcción, pool
de compra, etc.) y en dichas actividades los be-
neficios sean compartidos en función de esque-
mas que vinculan esfuerzos, aportes y valores
agregados de cada uno de los intervinientes.
En algunos casos, podría ocurrir que quien
resulte designado fiduciario sea uno de los “he-
rederos forzosos” del fiduciante/beneficiario.
Es decir: que el fiduciario tenga vocación suce-
soria sobre los derechos fiduciarios. Pero con
un agravante: el fiduciario no puede adquirir
para sí los bienes fideicomitidos (art. 7º, párr.
1º, ley 24.441) y tampoco puede —al menos en
nuestro sistema, y con mayor razón en los fi-
deicomisos ordinarios de administración—, el
{ NOTAS }
(38) El autor citado señala en este punto textualmen-
te: “Si bien este último punto resulta controvertido en
doctrina cuando existen herederos forzosos, juzgamos
ahora posible esta última alternativa, toda vez que me-
dien razones atendibles para así disponerlo. Nos lleva a
esta conclusión lo dicho antes sobre la jerarquía cons-
titucional del derecho de propiedad, que por ello debe
prevalecer sobre cualquier interpretación restrictiva
de las normas legales que regulan la legítima, especial-
mente desde la introducción de la figura del fideicomiso
testamentario. Sin embargo, no debería seguirse de ello
que el simple capricho del testador pueda privar a estos
herederos del acceso pleno a la herencia por plazos exce-
sivos —treinta años, por ejemplo— pues en la práctica
implicaría desheredarlos al margen de los limitados ca-
sos que señalan los arts. 3744 y ss., CCiv.”.
(39) Molina Sandoval, C. A., “El fideicomiso in-
mobiliario y su proyección actual”, Revista Arquitextos
98 (publicación oficial del Colegio de Arquitectos de la
Provincia de Córdoba), mayo/junio 2006, p. 144. Moli-
fiduciario ser a la vez beneficiario (o incluso
devenir en el mismo fiduciante).
Una conclusión apresurada podría señalar
que —en función de lo antedicho— el fiduciario
no puede ser heredero (aun potencial) de los
participantes del contrato de fideicomiso (ora
como fiduciantes, ora como beneficiarios, ora
como fideicomisarios). Ello no es así, porque la
posición de fiduciario, independientemente de
la responsabilidad (40), se asume en un contrato
determinado y para cumplir efectos inmediatos
(independientemente de su vocación sucesoria
—que incluso puede no existir, por premorien-
cia del fiduciario—). Por ello, pensamos que
sería razonable aceptar dicha posibilidad con
la salvedad que, si el fiduciario deviniese “be-
neficiario” (o fideicomisario) por herencia, pue-
da renunciar a su posición de fiduciario para
transformarse en un beneficiario y/o fideicomi-
sario (con derecho a disfrutar de los beneficios
del fideicomiso). A la larga, lo único que ocu-
rriría sería la mutación registral del dominio
fiduciario, pero el contrato de fideicomiso sería
el mismo. No se trata de una verdadera transfe-
rencia dominial sino de la sustitución del titular
fiduciario de un determinado dominio (sólo un
cambio de fiduciario de un dominio fiduciario).
El art.  1679, del Proyecto de CCiv.  (2012),
acepta lo que la práctica ya ha contemplado,
ya que señala que los bienes fideicomitidos
deben ser transmitidos al nuevo fiduciario. Si
son registrables es forma suficiente del título
el instrumento judicial, notarial o privado au-
tenticado, en los que conste la designación del
nuevo fiduciario. La toma de razón también
puede ser rogada por el nuevo fiduciario.
VII. Fideicomiso entre cónyuges
Con respecto a la participación de los cón-
yuges en el contrato de fideicomiso no existe
una única respuesta y depende de la posición
y participación de cada cónyuge en el contrato
(y obviamente la causa fin del mismo). (41)
En caso de que un cónyuge (fiduciante)
transmite la propiedad fiduciaria de ciertos
bienes al otro cónyuge (fiduciario) para que lo
administre a favor de un tercero (beneficiario)
y transcurrido el plazo o condición del fideico-
miso transfiera la propiedad al fideicomisario
(que puede ser un tercero, el mismo fiduciante
o el beneficiario).
Se ha dicho que este contrato es posible (42)
y que no rige la prohibición dispuesta por el
art. 1358, CCiv., ya que:
(i) en el contrato de compraventa se trans-
mite el dominio pleno, mientras que en el fi-
deicomiso se transmite la propiedad fiduciaria
(caracterizada por su temporalidad y por dar
nacimiento respecto a las cosas que compren-
de un patrimonio fideicomitido de afectación);
(ii) este contrato se constituye con frente de
administración (presentando mayores simi-
na Sandoval, C. A., “La protección jurídica del ad-
quirente de unidades funcionales y el fideicomiso inmo-
biliario”, La Ley, del 1/10/2007, p. 1.
(40) Molina Sandoval, C. A., “Responsabilidad
civil del fiduciario. Ley 24.441”, RDCO nro. 204, diciem-
bre de 2003, p. 925.
(41) Medina, G., “Fideicomiso y régimen patrimonial
del matrimonio”, JA 1998-III-1076.
(42) Calcaterra, G. - Krasnow, A., “Empresas
de familia. Aspectos societarios, de familia y sucesiones,
concursales y tributarios”. Protocolo de familia, La Ley,
2010, p. 163.
(43) Se ha señalado que si el fiduciante transmite la
propiedad fiduciaria de bienes determinados al fiducia-
rio (cónyuge), quien se obliga a ejercerlo en beneficio de
quien fue instituido beneficiario en el contrato (el otro
cónyuge) y a transmitirla al cumplimiento de un plazo
o condición al beneficiario (esposa) o al fideicomisario.
En este caso, el fiduciario (uno de los cónyuges) estaría
cumpliendo funciones de administración en beneficio
litudes con el contrato de mandato, que está
permitido entre cónyuges) que con el contrato
de compraventa;
(iii) el dominio fiduciario se transmite a títu-
lo de confianza.
Si el beneficiario fuera el mismo cónyuge fi-
duciante también sería posible y no se altera
el régimen patrimonial del matrimonio, ya que
en sentido concreto se estaría cumpliendo fun-
ciones de administración de bienes en benefi-
cio del otro cónyuge. (43)
Una posibilidad que no sería viable entre
cónyuges se da cuando uno de los cónyuges
(fiduciante) transmite la propiedad fiduciaria
de ciertos bienes a una tercera persona (fidu-
ciario) quien se obliga a ejercerlo en beneficio
del otro cónyuge (beneficiario), ya que pre-
senta puntos de contacto con el contrato de
donación (que está prohibido entre cónyuges a
tenor del art. 1807, inc. 1º, CCiv.). (44)
VIII. La regulación del fideicomiso testamentario
El fideicomiso testamentario está contem-
plado muy tímidamente en el art. 3º, ley 24.441.
Esta disposición señala que: “el fideicomiso
también podrá constituirse por testamento,
extendido en alguna de las formas previstas
en el Código Civil, el que contendrá al menos
las enunciaciones requeridas por el art. 4º. En
caso de que el fiduciario designado por testa-
mento no aceptare se aplicará lo dispuesto por
el art.10 de la presente ley”. (45)
Como puede verse el fideicomiso testamen-
tario no tiene efectos inmediatos sino que los
mismos se producirán al momento del falle-
cimiento del fiduciante (testador). En este con-
texto, el fiduciante es el testador y dispone por
testamento la constitución de un fideicomiso
mediante el cual se transmitirá al fiduciario
toda o parte de su herencia (o algún bien de-
terminado) para que lo administre en benefi-
cio de terceras personas (beneficiarios), y una
vez cumplido el plazo o condición se transmita
dicha propiedad a los herederos del testador
(o fideicomisario). En algún punto procura
reglamentar la administración de la herencia
durante un plazo determinado, en provecho
de los beneficiario para, una vez extinguido el
contrato, transmitir la propiedad a los herede-
ros (que pueden o no ser —a su vez— los bene-
ficiarios del fideicomiso).
Dado que, en algún punto, se trata de una es-
tructura jurídica con modalidad testamentaria
no corresponde aplicar lisa y llanamente las
disposición relativa al contrato de fideicomiso
sino que corresponde realizar una adecuada
integración entre la ley 24.441 y las normas y
principios del régimen sucesorio, procurando
respetar aquellos que puedan considerarse de
orden público o no disponibles por las partes.
Se trata de un fideicomiso que tendrá funcio-
nalidad una vez ocurrida la muerte del fidu-
ciante (testador).
del otro cónyuge, siendo quien transmite la propiedad
fiduciaria un tercero (fiduciante) ajeno al vínculo matri-
monial. Este indica que es posible celebrar este contrato
entre los cónyuges (Calcaterra - Krasnow, “Em-
presas de familia”, cit., p. 164).
(44) Calcaterra - Krasnow, “Empresas de fa-
milia”, cit., p. 164.
(45) Art. 4º, ley 24.441: “El contrato también debe con-
tener: (a) La individualización de los bienes objeto del
contrato. En caso de no resultar posible tal individualiza-
ción a la fecha de la celebración del fideicomiso, constará
la descripción de los requisitos y características que de-
berán reunir los bienes; (b) La determinación del modo
en que otros bienes podrán ser incorporados al fideico-
miso; (c) El plazo o condición a que se sujeta el dominio
fiduciario, el que nunca podrá durar más de treinta años
desde su constitución, salvo que el beneficiario fuere un
incapaz, caso en el que podrá durar hasta su muerte o
el cese de la incapacidad; (d) El destino de los bienes a
la finalización del fideicomiso; (e) Los derechos y obliga-
El art.  3º, ley 24.441, sólo requiere las for-
malidades de los testamentos; podrá ser ordi-
nario (ológrafo, por acto público y cerrado —
art. 3639, CCiv.— o extraordinarias, tales como
el marítimo, aéreo, en episodios de guerra, en
el extranjero, etc.). (46)
IX. Los roles contractuales en el fideicomiso tes-
tamentario
El testador sería el fiduciante y debe esta-
blecer a los otros participantes del contrato
(fiduciario, beneficiario y fideicomisarios) y
los bienes que integrarán el patrimonio fidei-
comitido (fijando —también— las pautas para
la administración y disposición de los bienes).
En algunos casos, los herederos del testador
podrían incorporarse como fiduciantes (ocu-
pando esta posición jurídica) o también como
beneficiario y fideicomisarios.
El fiduciario es quien recibirá los bienes al
fallecimiento del fiduciante (testador) y pro-
curará cumplir con las instrucciones dadas
por el fiduciante (testador). No existen óbices
de que el fiduciario sea un heredero, pero en
estos casos sería menester prever la forma de
sustitución del fiduciario (o la designación de
un suplente no heredero). Ello así porque el fi-
duciario no podría, a la vez, adquirir para sí los
bienes fideicomitidos. Podría ocurrir que exis-
tan varios fiduciarios (pudiendo renunciar al-
gunos en caso de extinción del fideicomiso sin
afectar estrictamente la configuración interna
del dominio fiduciario).
El fideicomiso se podrá constituir con
cualquier tipo de bienes y se requiere que se
consigne la descripción de los requisitos y ca-
racterísticas de los bienes. (art. 4º, inc. a], ley
24.441). Puede ser la herencia (o parte de ella) o
algunos bienes particulares (siempre que sean
determinables).
La obligación del fiduciario no difiere de la
asumida en otros fideicomisos. Por ello no sólo
debe administrar los bienes con la prudencia
y diligencia de un buen hombre de negocios
(en función de los fines del fideicomiso) sino
que debe rendir cuentas (47) al beneficiario al
menos una vez al año. Las normas fiscales es-
tablecen, asimismo, la responsabilidad fiscal
solidaria por los tributos del fideicomiso (que
a los fines tributarios es considerado como una
persona jurídica).
La función podrá ser gratuita u onerosa y en
este último caso podrá pactarse o no la retribu-
ción por su labor de fiduciario. Si no se hubiere
pactado expresamente, se presume onerosa y
por ello, la fijará el tribunal en función de las
especiales circunstancia de cada caso (tenien-
do en cuenta el patrimonio fideicomitido y la
complejidad de la labora del fiduciario).
El fiduciario no es un sucesor mortis causa
del fiduciante (testador) (48) sino que sólo debe
administrar los bienes por cuenta y orden de
los beneficiarios. Dicha transmisión se produ-
ciones del fiduciario y el modo de sustituirlo si cesare”.
Art. 10, ley 24.441: “Producida una causa de cesación del
fiduciario, será reemplazado por el sustituto designado
en el contrato o de acuerdo al procedimiento previsto
por él. Si no lo hubiere o no aceptare, el juez designará
como fiduciario a una de las entidades autorizadas de
acuerdo a lo previsto en el art. 19. Los bienes fideicomiti-
dos serán transmitidos al nuevo fiduciario”.
(46) “En cuanto al contenido, existen iguales conside-
raciones, dado que si el testamento es otorgado por acto
público, el notario al redactar la cláusula de otorgamiento
del fideicomiso deberá observar las previsiones del art. 4º,
ley 24.441, en cambio si es un testamento ológrafo o cerrado
existe el riesgo de que los mismos no sean observados” (As-
sandri, M. - Faraoni, F. E. - MUrÚa, D., “Fideicomiso
testamentario y contrato posterior”, JA 1999-III-1035).
(47) Molina Sandoval, C. A., “La rendición de
cuentas en el fideicomiso”, JA del 18/2/2004, p. 11.
(48) En contra Ferrer: “El fiduciario adquiere mortis
causa la posesión y titularidad de los bienes fideicomiti-
Actualidad
BUENOS AIRES - MARTES 15 DE ABRIL de 2014
opinión Leonardo Nahuel Manfredi
La empresa familiar de profesionales liberales
I. Introducción
Las familias no son solamente fuentes de
consumo; también pueden ser unidades de
producción o intercambio de bienes y servi-
cios, y como tales generadoras de riquezas.
Cada empresa familiar tiene sus particu-
laridades, básicamente porque las familias
son distintas; pero además también varían
por el tipo de actividad que desarrollan. Se
conjugan entonces distintas personalidades,
objetivos, intereses, pero a diferencia de
otras empresas, aquí hay un fuerte sentido
de pertenencia derivado de un lazo especial:
el familiar, que no obstante sus fortalezas
también presenta importantes debilidades
a las que hay que atender, si la intención es
permanecer armónicamente en el tiempo.
Una especie de empresa familiar es la
conformada por profesionales liberales para
el desarrollo de su actividad propia. A lo
largo de este trabajo se intentará clarificar
este submundo, que por sus particularida-
des merece un tratamiento diferenciado, a
los fines de potenciar las ventajas que posee
el sector y estar atentos a sus principales
inconvenientes; todo ello por cuanto se cree
que son muy valiosas para la sociedad cuan-
do funcionan correctamente.
II. Los profesionales liberales
El “profesional liberal” es una especie
dentro del género “profesional”, razón por
la cual corresponde concentrarse primera-
mente en este vocablo y, dada su multivo-
cidad, limitar su alcance jurídico, máxime
cuando la legislación vigente no se ha ocu-
pado de ello.
Sin intenciones de clausurar los intensos
y apasionantes debates científicos sobre el
tema (1) —y advirtiendo que por su comple-
jidad ello sólo se lograría, aunque parcial-
mente, de existir una definición legal—, sin
desconocer la opinión de los autores,  (2) ni
la legislación proyectada, (3) el término pro-
fesional debe reservarse únicamente a las
personas físicas que hayan obtenido como
mínimo un título de grado otorgado por
universidades o institutos universitarios re-
conocidos oficialmente (a modo de ejemplo:
Escribanos, Contadores, Ingenieros, Licen-
ciados en Historia).
Como consecuencia de lo expuesto pre-
viamente y sin desmerecer su trascenden-
cia social, no pueden ser catalogados como
profesionales, pese a poseer conocimientos
que los hagan expertos en un área especí-
fica: a) quienes cuenten con títulos de edu-
cación superior de pregrado otorgado por
universidades o institutos universitarios,
lo cual comprende: a.1) títulos intermedios
de las carreras de grado, a.2) títulos inter-
medios de las licenciaturas, a.3) títulos de
pregrado (por caso, Martillero Público,
Corredor Inmobiliario y Mobiliario, entre
otros) y a.4) títulos de técnico (verbigracia:
Técnico en Higiene y Seguridad Alimenta-
ria); b) quienes hayan obtenido títulos de
educación superior otorgados por institutos
no universitarios (por ejemplo: Profesores
AÑO LXXVIII N° 70
de Educación Inicial, Técnicos en Turismo);
c) quienes realicen oficios, entendidos éstos
como las tareas manuales para las que no se
requiere una preparación técnica o cientí-
fica, incluyendo también aquellos casos en
que la labor demande mínimos conocimien-
tos teóricos y/o prácticos (tal es el caso de
los electricistas, carpinteros, plomeros).
Esto no obstante no desconocer que algunos
oficios se han transformado, con el paso del
tiempo, en verdaderas profesiones (son su-
puestos de ello: kinesiólogos, enfermeros).
Como fácilmente puede notarse, se sos-
tiene un enfoque restrictivo de la noción
jurídica de profesional, contrario a la ten-
dencia aperturista moderna. (4) Las razones
de dicha limitación son varias, entre ellas:
a) corresponde continuar jerarquizando
la obtención de un título universitario de
grado ya que denota un mayor compromiso
que la mera posesión de un cierto nivel de
conocimientos con relación a una determi-
nada materia; b) considerar profesional a
quienes hayan aprobado un plan de estudios
de apenas dos o tres años o incluso a quie-
nes sin haber estudiado hayan adquirido
una destreza en la práctica, implicaría ha-
cer perder todo el peso cultural que la pa-
labra profesional tiene en la sociedad; c) no
es necesario ni tampoco lo justifica, ampliar
y, en consecuencia, deformar un concepto
tan arraigado en la comunidad al solo efecto
de proteger al profano; d) si únicamente se
exigieran conocimientos teóricos o prácti-
cos, se podría llegar al absurdo de calificar
como profesional a un pintor, a un deportis-
ta, o incluso a quien vende productos de alta
tecnología únicamente porque su actividad
requiere de aptitudes específicas.
Habiendo circunscripto el género, atañe
ahora definir la especie, lo cual si bien es
sencillo en teoría, en la práctica puede no
serlo atento la gran variedad de estructu-
ras de trabajo existentes en la actualidad,
producto de la ingeniería empresarial pos-
moderna.
De forma sintética, podría decirse que
la expresión liberal refiere a la libertad, a
la autonomía del profesional, es decir, a la
falta de subordinación jurídica, técnica y
económica de éste respecto de su cliente o
paciente, ya que, de lo contrario, pasaría a
ser un profesional dependiente y la relación
sería absorbida por el Derecho Laboral. (5)
Esta libertad la mantiene tanto si trabaja
solo como si lo hace de modo conjunto con
sus pares, y la pierde, lógicamente, si traba-
ja para otros, incluso si éstos son sus pares y
no obstante la dependencia sea únicamente
económica. (6)
III. El ejercicio de la profesión liberal en grupo
Los profesionales liberales —como se dije-
ra previamente— pueden ejercer su activi-
dad ya sea en forma individual, o agrupados
con otros profesionales. En el primero de los
casos, el único camino para diferenciar a la
persona de la actividad sería recurrir, —si
se admitiera en el Derecho Argentino— a
las sociedades unipersonales; (7) por supues-
to, siempre que la pretensión sea laborar de
manera aislada. En cambio, si lo que se bus-
ca es actuar en equipo, las posibilidades son
más variadas y responden a diferentes ne-
cesidades, pero —como se verá— existe una
fuerte resistencia a la inscripción de alguna
de ellas por su tipo.
Una primera posibilidad la constituyen
los agrupamientos —en el sentido amplio
del término— de carácter “no societarios”,
los cuales reúnen las siguientes notas distin-
tivas: a) carecen de personalidad jurídica,
b) los profesionales liberales que los inte-
gran se unen únicamente para compartir
el lugar de trabajo y los gastos operativos,
c) cada uno de ellos tiene sus propios clien-
tes o pacientes, y d) no existe distribución
de ganancias. Por otro lado, se hallan los
agrupamientos “societarios”, es decir, aqué-
llos donde: a) existe una finalidad común, b)
se desarrolla una actividad conjunta, c) se
comparten gastos, y d) se reparten ganan-
cias. Dentro de este grupo, los hay sin perso-
nalidad jurídica (sociedades de hecho) y con
personalidad jurídica (sociedades civiles y
comerciales).
En general, la doctrina nacional admite la
posibilidad de constituir sociedades de pro-
fesionales. Las diferencias aparecen básica-
mente en torno a dos cuestiones: a) la rama
del derecho privado que correspondería re-
gularlas, y b) el alcance de su objeto social.
Respecto a la primera de las cuestiones,
esto es la naturaleza de la sociedad: a) hay
quienes sólo admiten la constitución bajo la
figura de la “sociedad civil” (artículos 1648 y
siguientes del Código Civil), (8) b) otros que
además se manifiestan a favor de la aplica-
ción del régimen de las “sociedades comer-
ciales”, sobre todo el de las de responsabili-
dad limitada y el de las anónimas (artículos
146 y siguientes y 163 y siguientes respecti-
vamente de la ley 19.550), (9) c) mientras que
un tercer grupo sostiene que es necesario
que se reglamente una sociedad especial
con normas específicas. (10)
En lo que hace al segundo punto, es decir,
los actos que por contrato constitutivo —o
que por su eventual modificación— puede
desarrollar el ente societario: a) una co-
rriente lo limita a actos internos o de admi-
nistración de infraestructura (sociedad de
medios), (11) b) otros, en cambio, lo amplían a
actos externos o de contratación directa con
el cliente o paciente (sociedad profesional),
pero con determinadas limitaciones. (12)
Si bien no es objeto del presente trabajo,
permítaseme señalar que las divergencias
en torno a la viabilidad o no de la constitu-
ción de sociedades comerciales para la pres-
tación de servicios profesionales, sobre todo
respecto de las de responsabilidad limitada
y de las anónimas, radica fundamentalmen-
te en que estas últimas permiten limitar la
responsabilidad de los socios o accionistas
según sea el caso, lo cual es incompatible
con la naturaleza personal y directa que ca-
racteriza desde antaño a la responsabilidad
de los profesionales liberales frente a sus
clientes o pacientes.
ISSN 0024-1636
En la Argentina no existe normativa de al-
cance nacional que expresamente prohíba la
constitución de sociedades de profesionales
con alguno de los tipos previstos en la Ley
19.550. Si existen, en cambio, restriccio-
nes en algunas jurisdicciones, verbigracia,
el artículo 56 de la Resolución General Nº
07/05 de la Inspección General de Justicia
vigente en la Ciudad Autónoma de Buenos
Aires. (13) (14)
Por su parte, la justicia ha tenido opor-
tunidad de pronunciarse en varias oportu-
nidades sobre esta temática, pero a partir
del fallo “Inspección General de Justicia c.
Ghiano, Re y Asociados S.A.”, resuelto por la
Corte Suprema de Justicia de la Nación en
fecha 30 de noviembre de 2010, se reaviva-
ron las discusiones. En esta oportunidad se
autorizó la Inscripción en el Registro Públi-
co de Comercio de una sociedad anónima
de graduados en ciencias económicas.  (15)
Cabría preguntarse entonces si, pese a las
restricciones que pudieran existir a nivel lo-
cal, podría solicitarse la inscripción de una
sociedad comercial para prestar servicios
profesionales con fundamento en este rele-
vante precedente jurisprudencial. (16)(17)
En lo personal, desde una formación ci-
vilista aunque con sólidos conocimientos
comercialistas, admítaseme considerar
que es necesario que el legislador resuel-
va esta problemática en lo inmediato pero,
cualquiera sea la solución que se adopte,
el cliente o paciente debe estar siempre
facultado para demandar el cumplimiento
de los deberes contractuales y éticos direc-
tamente a la persona del profesional, supe-
rando toda separación patrimonial.  (18) La
confianza y la confidencia depositada en
determinado profesional no puede ser de-
fraudada, en manera alguna, por la forma
organizativa que el profesional elija para
ejercer su actividad. No puede desconocer-
se el cambio de paradigma en el ejercicio
profesional, pero tampoco puede equipa-
rarse la relación “profesional-cliente o
paciente”, directa, personal y —de alguna
manera— íntima, con el vínculo “sociedad-
adquirente de bienes y servicios”, indirecto
y utilitarista.
IV. La empresa familiar
Antes de analizar la especie “empresa fa-
miliar” conviene, a los fines didácticos, refe-
rirse al género “empresa” y distinguir esta
noción de la de “sociedad”.
La empresa es una “noción económica”,
es el ejercicio de una actividad organiza-
da para la producción o el intercambio de
bienes o servicios destinados al mercado.
Esa noción económica, hija del capitalismo
industrial, no tiene una correspondencia ju-
rídica, ya que la empresa no es susceptible
de ser incluida en las clásicas categorías
jurídicas de sujeto y objeto de derecho. En
consecuencia, la organización empresaria
es aprehendida por el derecho en forma
parcial, sin abarcar la totalidad de la mis-
continúa en la página 2
2 | MARTES 15 DE ABRIL de 2014
viene de tapa
ma. Como sujeto de derecho el fenómeno
económico empresa da lugar al empresario,
titular de la empresa, con su doble posibi-
lidad: empresario persona física o empre-
sario persona jurídica: la sociedad. Como
objeto de derecho da vida a la hacienda o
fondo de comercio, conjunto de bienes ma-
teriales o inmateriales destinados a una
explotación empresaria. Como actividad
profesional realizada por el empresario ella
debe ser económica, en forma organizada y
con propósito de lucro. (19) La sociedad, en
cambio, es una “noción jurídica”, es una es-
pecie dentro del género personas jurídicas
que cuenta con una exhaustiva regulación
legal. Como una persona física no puede ser
nunca una empresa sino un empresario, así
ocurre también con las sociedades comer-
ciales; la persona jurídica es simplemente
{ NOTAS }
Especial para La Ley. Derechos reservados (Ley 11.723)
(1) Como ejemplo de reuniones académicas que
abordaron la problemática pueden mencionarse: a) II
Encuentro de Abogados Civilistas, Santa Fe, 1988: “El
concepto de profesional en sentido amplio, supone la
concurrencia de algunas de estas notas distintivas en
su desempeño: habitualidad, reglamentación, habilita-
ción, presunción de onerosidad, autonomía técnica y, en
su caso sujeción a la colegiación, sumisión a las normas
éticas y sometimiento a potestades disciplinarias. No
es imprescindible el título profesional universitario”; b)
V Jornadas Rioplatenses de Derecho, San Isidro, 1989,
“Son notas distintivas de la profesionalidad -entre otras-
autonomía técnica, habitualidad, reglamentación, habi-
litación, presunción de onerosidad, sujeción a normas
reglamentarias y éticas. Agregado de las Dras. Richet-
ti y Rochtein (con adhesión de los Dres. Alterini, López
Cabana y Laplacette, entre otros): integran también las
notas distintivas de la profesionalidad en sentido lato, la
condición de experto en una determinada área del sa-
ber humano con fundamentos científicos, técnicos y/o
prácticos”; c) IV Jornadas Sanjuaninas de Derecho Civil,
San Juan, 1989: “Son notas distintivas de la profesiona-
lidad, en sentido lato -entre otras- condición de experto
en un área del saber (científico, técnico o práctico), ha-
bitualidad, reglamentación, habilitación, presunción de
onerosidad; en especial con relación a los profesionales
denominados liberales: autonomía técnica, sujeción a
normas reglamentarias y éticas”; en El Derecho Privado
en la Argentina. Conclusiones de congresos y jornadas
de los últimos treinta años, 1ª ed., Universidad Notarial
Argentina, Buenos Aires, 1991, pp. 200, 160 y 92 respec-
tivamente.
(2) Ha trabajado en profundidad esta temática, entre
otros: MOSSET ITURRASPE, Jorge, “Responsabilidad
por Daños”, 1ª ed., Santa Fe, Rubinzal-Culzoni, 2001,
t. VIII.
(3) El Proyecto de Reformas al Código Civil de 1992
adoptó el criterio de regular la actividad de los profesio-
nales en general. Así, en su artículo 1214 disponía: “Serán
considerados profesionales, a los efectos de este título,
aquellas personas que contraten con una preparación y
calificación especial que las habilite a realizar activida-
des para otros y percibir por ello una retribución”. En
cambio, el Proyecto de Reformas al Código Civil de 1998
prefirió el criterio especial ya que en su artículo 1681 es-
tablecía que “Las actividades del profesional liberal es-
tán sujetas a las reglas de las obligaciones de hacer. Sus
alcances resultan de lo convenido; de lo previsto por el
inciso a) del artículo 726, salvo que se haya comprome-
tido cierto resultado concreto; de las disposiciones dic-
tadas en ejercicio del poder de policía; y de las normas
éticas que regulan el ejercicio de la profesión”. Igual ca-
mino sigue el Proyecto de Código Civil y Comercial de la
Nación 2012 que en su artículo 1768 dispone: “La activi-
dad del profesional liberal está sujeta a las reglas de las
obligaciones de hacer. La responsabilidad es subjetiva,
excepto que se haya comprometido un resultado concre-
to. Cuando la obligación de hacer se preste con cosas, la
responsabilidad no está comprendida en la Sección 7,
de este Capítulo, excepto que causen un daño derivado
de su vicio. La actividad del profesional liberal no está
comprendida en la responsabilidad por actividades ries-
gosas previstas en el artículo 1757”.
(4) En la doctrina societaria, por ejemplo, hay quienes
entienden que el vocablo “profesionales” abarca tanto
las “profesiones liberales tradicionales” -médicos, abo-
empresario y, como tal, titular de la empre-
sa, pero no la empresa misma. (20)
Habiendo definido el género, atañe aho-
ra referirse específicamente a la empresa
familiar, un campo que prácticamente no
tiene en la Argentina reconocimiento legis-
lativo ni judicial y que su desarrollo —pese
a su radical importancia— se encuentra en
manos de un reducido grupo de doctrina-
rios. (21)
La primera dificultad radica en su deli-
mitación, dado que las instituciones que
integran la especie —familia y empresa—
tienen límites muy imprecisos. (22) Respec-
to a este dilema permítaseme efectuar las
siguientes apreciaciones: a) con relación
a la noción de “familia”, ésta no debe cir-
cunscribirse al modelo clásico basado en el
matrimonio heterosexual, sino que también
debe comprender otros núcleos sociales
gados, escribanos, farmacéuticos, contadores, econo-
mistas, arquitectos, ingenieros, etcétera-, cuanto otras
profesiones con menores exigencias pero similares re-
quisitos formales -martilleros, corredores, entre otras-
también llamadas por Anaya “profesiones comerciales”
(FAVIER DUBOIS (p.), Eduardo M. y FAVIER DUBOIS
(h.), Eduardo M., en “Las sociedades entre profesionales
para la prestación de servicios”, La Ley Online (publica-
do además en: Diario La Ley del 19/03/2012, p. 1, LA LEY,
2012-B, 837 y Enfoques, La Ley,2012 —junio—, p. 73).
(5) Hasta aquí, lo relativo a “Los profesionales libera-
les” pertenece a: MANFREDI, Leonardo N., “Los servi-
cios prestados por profesionales liberales y el microsis-
tema consumerista”, inédito, presentado en el marco de
la Maestría en Derecho Privado de la UNR-2012.
(6) Sobre trabajo para subordinado, casi asalariado o
autónomo económicamente dependiente puede consul-
tarse: MANFREDI, L., “El Estatuto del Trabajador Au-
tónomo del Derecho Español: referencia obligada para
responder a las necesidades del colectivo local”, Revista
de Derecho del Trabajo, febrero 2013, Editorial La Ley,
p.  239 y ss.
(7) El Proyecto de Código Civil y Comercial de la Na-
ción 2012 sustituye el artículo 1 de la Ley 19.550 —que
pasa a llamarse “Ley General de Sociedades”— incor-
porando al ordenamiento nacional la figura de las socie-
dades unipersonales. La normativa proyectada dispone:
“Habrá sociedad si una o más personas en forma orga-
nizada conforme a uno de los tipos previstos en esta ley,
se obligan a realizar aportes para aplicarlos a la produc-
ción o intercambio de bienes o servicios, participando
de los beneficios y soportando las pérdidas. La sociedad
unipersonal sólo se podrá constituir como sociedad anó-
nima. La sociedad unipersonal no puede constituirse por
una sociedad unipersonal”.
(8) Por ejemplo: a) NISSEN, Ricardo A., en “Con-
trol externo de sociedades comerciales”, 1ª ed., Buenos
Aires, Astrea, 2008, b) CULTRARO, Gustavo A. R., en
“La sociedad de profesionales: un debate que se profun-
diza, Microjuris” Online: MJ-DOC-5854-AR | MJD5854,
03/07/2012, c) RODRIGUEZ ACQUARONE, Pilar, en
“Un acertado precedente en materia de sociedades de
profesionales”. Comentario a fallo, Microjuris Online:
MJ-DOC-5639-AR | MJD5639, 13/12/2011.
(9) Por caso: a) BELLO KNOLL, Susy I., en “Las so-
ciedades anónimas de profesionales de ciencias econó-
micas”, LA LEY. 2006-B, 563, b) FAVIER DUBOIS (p.),
E. y FAVIER DUBOIS (h.), E., en ob. cit.
(10) Entre otros: FARINA, Juan M., en “Agrupaciones
entre abogados para el ejercicio profesional”, La Ley On-
line (publicado además en LA LEY, 1997-B, 1014).
(11) Por ejemplo: CULTRARO, G., ob. cit.
(12) Entre ellos: FAVIER DUBOIS (p.), E. y FAVIER
DUBOIS (h.), E., íd.
(13) “Artículo 56. Sociedades de profesionales. No se
inscribirá la constitución de sociedades o asociaciones
bajo forma de sociedad cuyo objeto sea la prestación de
servicios profesionales que requieran título habilitante
extendido a personas físicas. Sociedades de medios o
instrumentales. Podrán inscribirse aquellas que, inte-
gradas exclusivamente por dichos profesionales, ten-
gan por objeto organizar el desarrollo de la actividad
profesional prestada personalmente por los mismos
y/o de terceros también profesionales, aplicando al
efecto los aportes que los socios efectúen. Otros requi-
sitos. La inscripción a que se refiere el párrafo anterior
requiere asimismo, además de los requisitos previstos
que también constituyen familias, como
ser: las fundadas a partir de una unión con-
vivencial, las que se generan tras la ruptura
de una unión anterior, habiendo o no hijos
—familias ensambladas—, las que aparecen
reconocidas por la ley 26.618, etcétera; (23) y
b) tocante a la idea de empresa, como toda
noción económica, es dinámica y como tal
admite gran cantidad de variables, siempre
sujetas a las necesidades del mercado; por
ello un concepto amplio como el enunciado
anteriormente es la opción más convenien-
te porque permite contener a un sector en
permanente movimiento.
En general hay acuerdo en que la confi-
guración de una empresa familiar requiere
como elementos objetivos la presencia de
una familia o grupo familiar y de una em-
presa, y como elemento subjetivo la inten-
ción de mantener la participación familiar
en esta última. Algunos autores agregan
en este capítulo, los siguientes: 1) Los socios e inte-
grantes de la administración social deben ser exclusi-
vamente profesionales con el título habilitante vigente
necesario para brindar los servicios cuya prestación
se organiza mediante la constitución de la sociedad, 2)
Si el objeto social prevé la prestación de servicios pro-
fesionales diferentes, el contrato o estatuto debe con-
templar la participación en la administración social
de profesionales de esas mismas incumbencias. En tal
caso, el órgano de administración debe estar organi-
zado en colegio, de modo que la reglamentación de su
funcionamiento prevea que el voto mayoritario o uná-
nime necesario para adoptar decisiones vinculadas a
determinada incumbencia profesional, provenga de
administradores que tengan dicho título profesional,
3) La reglamentación contractual o estatutaria de la
transmisión de la participación social, debe asegurar
la participación como socio, en reemplazo del transmi-
tente, de otro profesional que tenga el mismo título que
éste, y 4) Las estipulaciones relativas a los derechos y
obligaciones de los socios entre sí y respecto de terce-
ros (artículo 11, inciso 8, Ley 19.550), deberían contem-
plar expresamente que se excluye de la limitación de
responsabilidad derivada del tipo social adoptado, toda
obligación o responsabilidad asumida en el ejercicio de
la profesión de los socios”.
(14) Esta disposición es interpretada de manera di-
ferente por la doctrina especializada: a) una corriente
entiende que sólo se aceptan las sociedades de medios
o instrumentales internas (verbigracia: RODRIGUEZ
ACQUARONE, P., ob. cit.), b) otros, por el contrario,
son partidarios de que se admiten además las externas
-sociedades profesionales- siempre bajo ciertas normas
que garantizan la prestación personal del servicio pro-
fesional (FAVIER DUBOIS (p.), E. y FAVIER DUBOIS
(h.), E., íb.).
(15) Merece destacarse que la Inspección General de
Justicia resolvió este caso el 19 de marzo de 2004 cuando
aún no se encontraba en vigencia la resolución a la que se
hacía referencia en las dos notas anteriores.
(16) El mismo interrogante se plantea DI CHIAZZA,
Iván G., en “Las Sociedades Comerciales Profesionales”,
Zeus Online (publicado además en boletín Zeus Nº 11610
del 04/07/2011), quien entiende que el fallo receptó la fi-
gura de la “sociedad profesional” porque el estatuto que
se autorizó a inscribir establece en punto a su objeto la
prestación de toda clase de servicios profesionales pro-
pios de las incumbencias de los profesionales en ciencias
económicas.
(17) Más recientemente, ya en vigencia el artículo 56
de la Resolución 07/05 de la Inspección General de Jus-
ticia, la sala F de la Cámara Nacional de Apelaciones
en lo Comercial falló los autos: “Inspección General de
Justicia c. Moulinmer S.A.” denegando una solicitud
de inscripción de una sociedad anónima para el ejerci-
cio profesional de la ingeniería con fundamento en que
uno de los integrantes de la firma -que era otra socie-
dad anónima-no tenía título habilitante para ejercer la
profesión de ingeniero, la cual constituía el objeto de
aquélla.
(18) NICOLAU, Noemí L. y HERNÁNDEZ, Carlos A.,
“Algunas consideraciones sobre el ejercicio profesional
de la Abogacía en grupo”, en Revista del Colegio de Abo-
gados de Rosario, 1ª ed., Rosario, —diciembre de 2002—,
p. 116.
(19) ARAYA, Miguel C., “Derecho de la Empresa y del
Mercado”, 1ª ed., Buenos Aires, La Ley, 2008, t. I, p. 14.
Actualidad
como rasgo característico subjetivo que
la empresa sea el sustento de la familia o
grupo familiar, (24) mientras que otros con-
sideran que esto no es necesario porque
tanto hay empresa familiar cuando ésta
constituya la fuente primordial de ingreso
de sus miembros, como cuando la empresa
sólo sea una de las maneras de obtener re-
cursos, pues los problemas y beneficios que
caracterizan a la organización empresarial
familiar igual se presentarán. (25)
Las empresas familiares tienen una im-
portante participación en las economías de
los distintos países; se estima que repre-
sentan las dos terceras partes del total de
empresas existentes a nivel mundial. (26) En
la Argentina, por ejemplo, se afirma que el
setenta por ciento de las empresas son fa-
miliares, aún cuando las apreciaciones no
coinciden entre los autores y las mediciones
varían por año. (27)
(20) HERSCHEL, W. citado por FONTANARROSA,
Rodolfo O., “Derecho Comercial Argentino”, 4ª ed., Bue-
nos Aires, Zavalía, 2001, t. I., p. 175.
(21) FAVIER DUBOIS, E. (h.), en “La empresa fami-
liar: fortalezas y necesidades. Hacia su adecuada estruc-
turación jurídica”, Microjuris Online: MJ-DOC-5060-
AR | MJD5060, 14/12/2010, plantea cuatro desafíos para
otorgarle sustentabilidad jurídica a la empresa familiar
en la Argentina: 1) En el ámbito legislativo, estudiar po-
sibles reformas normativas, tutelares de la empresa fa-
miliar, que tengan en cuenta las soluciones del derecho
comparado hoy existentes tales como: a) la creación de
tipos más compatibles con las exigencias flexibles de
la empresa familiar; b) la admisión de pactos de heren-
cia futura sobre la titularidad de empresas o acciones;
c) la obligatoriedad y oponibilidad a la sociedad de los
acuerdos de accionistas; d) la publicidad registral del
protocolo familiar; e) la reglamentación de la sociedad
de hecho familiar; y f) la concesión de ciertas facilidades
tributarias y financieras para el funcionamiento de la
empresa familiar; 2) Desde la interpretación doctrinaria
y jurisprudencial, establecer criterios tutelares, propo-
niéndose inicialmente los siguientes: a) La obligatorie-
dad de ciertos usos y costumbres en materia de formas
y procedimientos societarios asignándoles el carácter de
un “reglamento interno de hecho”; b) El deber social de
respetar, mantener y colaborar en la continuación del
status quo empresario familiar; c) La aplicación de algu-
nas reglas propias de las sociedades personalistas; d) Un
criterio restringido como presupuesto para acoger los
supuestos de desestimación por fraude societario, cir-
cunscripto a la inexistencia de empresa familiar; e) La
tutela de la continuidad y del elenco de socios en el caso
de empresa familiar de hecho; y f) La primacía del inte-
rés social familiar en caso de conflicto; 3) En materia de
relaciones y de conflictos, establecer las cláusulas pre-
ventivas adecuadas y construir las mejores prácticas en
materia de gestión y resolución de los mismos. Al mismo
tiempo, formarse mediadores, negociadores y tribuna-
les arbitrales especializados en la materia, con indispen-
sable conformación interdisciplinaria; y 4) En materia
de organización y práctica instrumental, la difusión y
adopción de los “protocolos de empresa familiar” y de los
demás instrumentos que regimientan las relaciones en-
tre familia y empresa: cláusulas estatutarias, reglamen-
tos, acuerdos de accionistas, fideicomisos, testamentos,
etc., que es el objeto principal del presente trabajo y será
desarrollado a continuación.
(22) MEDINA, Graciela, “Empresa familiar”, La Ley
Online (publicado además en LA LEY, 2010-E, 920.
(23) Esta es la noción de familia que recepta el Pro-
yecto de Código Civil y Comercial de la Nación 2012. En
los fundamentos del Anteproyecto se habla de la tran-
sición de un “derecho de familia” a un “derecho de las
familias” en plural.
(24) FAVIER DUBOIS, E. (h.), en “La empresa fami-
liar...”, ob cit.
(25) MEDINA, G., ob. cit. En igual sentido, aunque
refiriéndose específicamente a las “sociedades familia-
res”: CALCATERRA, Gabriela S. en “El estatuto social y
el Protocolo Familiar como herramientas de regulación
de la resolución parcial en la sociedad anónima fami-
liar”, Microjuris Online: MJ-DOC-5044-AR | MJD5044,
30/10/2010.
(26) MEDINA, G., citando a CASADO, Fernando, íd.
(27) FAVIER DUBOIS, E. (h.), en “La empresa fami-
liar...”, íd.
Actualidad
Muchas son las fortalezas aunque tam-
bién muchas las debilidades que presentan
las empresas familiares: entre las primeras
principalmente una comunidad de valores,
una mayor lealtad, y una mayor estabili-
dad; entre las segundas —que derivan de
la confusión de los límites entre el lazo y
la actividad— no pueden dejar de señalar-
se: la ausencia de una clara asignación de
funciones y responsabilidades, el mal des-
empeño del familiar, la incompatibilidad de
personalidades, los conflictos emocionales,
la empresa como “bolsa de trabajo” para
familiares desocupados, la confusión de
caja, el malestar de los miembros no fami-
liares. (28)
Si bien en teoría las sociedades persona-
listas parecen ser las formas jurídicas más
apropiadas, en la Argentina las empresas
familiares se organizan, casi de manera
excluyente, bajo la forma de sociedades de
responsabilidad limitada y anónimas; ello
por la ventaja de la limitación de la respon-
sabilidad que otorgan estos tipos de socie-
dades comerciales. (29)
En el derecho positivo local, la sociedad
de responsabilidad limitada plantea venta-
jas para dotar de flexibilidad a la empresa
familiar, entre ellas: la designación del ge-
rente por tiempo indeterminado, la posi-
bilidad de convocar a reuniones de socios
mediante una comunicación personal sin
la publicación de edictos, como sí se exige
en las sociedades anónimas. Sin embargo,
presentan algunas desventajas respecto
de estas últimas, a saber: inexistencia del
voto acumulativo en el nombramiento del
directorio, la inscripción de las cesiones
de cuotas en el registro público de comer-
cio. (30)
Cualquiera sea la forma bajo la que ac-
túen —societaria o no societaria, con o sin
personalidad jurídica— las empresas de
familia cuentan con un importante instru-
mento para regular sus relaciones internas
y contener, evitar o solucionar los eventua-
les conflictos que puedan presentárseles en
el futuro: el “protocolo de familia”.
El protocolo familiar es básicamente un
acuerdo —es decir, tiene naturaleza con-
tractual— al que se arriba luego de un se-
rio proceso de comunicación intrafamiliar
—que resulta ser hasta más importante
que el resultado mismo—, confeccionado
con la asistencia de un profesional —que
puede ser un psicólogo, un administrador
de empresas, un abogado— o un conjunto
de profesionales —multidisciplinario— que
centra su atención fundamentalmente en la
titularidad, gobierno y sucesión de una de-
terminada empresa familiar.
El protocolo familiar tutela dos tipos de
intereses: el social, este es el de la empresa
frente al posible desmanejo o abuso de los
miembros de la familia; y el familiar, por
cuanto coloca a la empresa en situación
de ser soporte patrimonial de la familia y
un resguardo frente a eventuales infortu-
nios. (31)
Con el fin de adaptar el protocolo familiar
a los cambios tanto familiares como empre-
sariales que se vayan produciendo a lo largo
{ NOTAS }
(28) Suele decirse que la primera generación la funda,
la segunda la debilita y la tercera la entierra.
(29) CALCATERRA, G. en ob. cit. (en este artículo la
autora manifiesta que es tiempo de admitir que la dico-
tomía entre sociedades personalistas y de capital ha que-
dado hoy relegada a una función meramente académica
que permite explicar la caracterización de los distintos
tipos societarios, pero luego en la práctica se mostra-
de los años, es conveniente revisarlo perió-
dicamente para mantener así su vigencia.
Por lo tanto, un protocolo familiar ha de te-
ner, de un lado, la vocación de permanencia
en el tiempo y, del otro, el compromiso de
revisarlo periódicamente. (32)
Las cláusulas que integran estos acuer-
dos familiares pueden ser programáticas
—”pactos de caballeros”, una serie de prin-
cipios, valores e intenciones que única-
mente tienen fuerza moral— u operativas,
dentro de las cuales las hay jurídicamente
vinculantes sólo para quienes suscribieron
el protocolo, y otras que también resultan
oponibles a terceros. Puede pactarse libre-
mente y conforme las necesidades específi-
cas de cada empresa familiar pero con los
límites impuestos por el orden público.
Una vez elaborado, consensuado y sus-
cripto el protocolo, se hace necesario tras-
ladarlo a diversos instrumentos jurídicos
tales como los estatutos, las prestaciones
accesorias, los reglamentos, los acuerdos
de accionistas, los testamentos, fideicomi-
sos y/o seguros, de modo de ir dando la ma-
yor fuerza jurídica posible (validez y oponi-
bilidad) que cada previsión admita. (33)
En fin, las empresas familiares son un
submundo que ocupan la mayor parte del
mundo empresarial, con particularidades
que hay que comprender para garantizar la
subsistencia pacífica de las mismas.
V. las particularidades de la empresa familiar
de profesionales liberales
Las empresas familiares pueden estar
conformadas por profesionales liberales
para el desarrollo de su actividad especí-
fica. Esta situación implica sumar, a las
dificultades del ejercicio de la profesión
liberal en grupo, las debilidades propias de
las empresas familiares, todo lo cual exi-
ge un trabajo especial de instrumentación.
En rigor, estas empresas requieren de un
protocolo familiar específico que les per-
mita atender sus problemáticas particula-
res. (34)
A modo introductorio vale aclarar que al-
gunas actividades profesionales exigen un
tipo más industrial o empresarial, como in-
geniería, arquitectura, medicina, mientras
que otras, como abogacía, ciencias econó-
micas, escribanía, psicología, odontología,
tienen un tipo menos empresarial. (35) Ello
importa por cuanto incidirá notablemen-
te en la constitución, en el funcionamiento
y en todas las contingencias que le toque
atravesar a la empresa familiar a lo largo
de los años.
La primera cuestión a resolver es la re-
lativa a la “escala de valores”, ya que aquí
confluyen los propios de una organización
empresarial, los de una familia o grupo fa-
miliar y, por si fuera poco, los de la profe-
sión de que se trate. Si bien pueden existir
valores comunes a las tres áreas, también
es posible que existan algunos que entren
en conflicto debido a sus diferentes honta-
nares —comercial, de las empresas, y civil
de las familias y de las profesiones libera-
les—. Un supuesto ayudará a comprender
aún más la situación descripta: piénsese
rán todos como apropiados para la organización de una
empresa cerrada y tan extremadamente personalista
como lo es la empresa familiar) y en La transmisión de
las participaciones en el capital y las cláusulas limitati-
vas de la libre transmisibilidad en las sociedades de fa-
milia, Microjuris Online: MJ-DOC-5450-AR | MJD5450,
09/08/2011.
(30) MASRI, Victoria S., en “La empresa familiar”, La
el caso de un abogado perteneciente a un
estudio jurídico familiar cuyos miembros
son firmemente católicos, que debe prestar
asistencia letrada inmediata a un cliente de
una importante situación económica que se
encuentra sospechado de haber ultrajado
sexualmente a una mujer, lo cual generaría
importantes honorarios a la empresa fami-
liar. Aquí se observa claramente la pugna
de valores, los religiosos de la familia, la
función social del profesional y la finalidad
de lucro de la empresa.
Otro tema a evaluar son las fortalezas y
debilidades propias de este tipo de empre-
sas familiares, lo cual tendrá una estrecha
relación con la profesión de sus integran-
tes: existen profesiones más vinculadas al
modelo de autoridad y otras más emparen-
tadas con el modelo de autonomía; las hay
más relacionadas con lo social y por lo tan-
to más conflictivas desde lo humano que las
exactas o las naturales; algunas más estáti-
cas y otras más dinámicas, etcétera. En ge-
neral, la principal ventaja es la calificación
de sus integrantes, dado que la mayoría
tendrá al menos un título de grado otorgado
por una universidad o un instituto univer-
sitario reconocido oficialmente; mientras
que sus principales inconvenientes serán
los derivados de un sector por naturaleza
altamente competitivo.
Un punto trascendental a deliberar son
las condiciones de ingreso, permanencia
y desarrollo del profesional liberar dentro
de la empresa y esto depende en gran me-
dida de la personalidad de los titulares de
esta última. Si quien dirige la empresa la
ve únicamente como una fuente de recur-
sos, poco espacio dará a la capacitación de
sus integrantes y sólo premiará a aquellos
que aumenten la clientela; por el contrario,
si le importa el crecimiento intelectual, fo-
mentará la formación constante convenci-
do —aunque ello luego no ocurra— de que
este camino es el adecuado para asegurar
la subsistencia y la evolución de la empre-
sa.
Al compartir la segunda de las posibili-
dades referidas en el párrafo anterior, so-
bre todo por respeto al título que se me ha
otorgado, he aquí algunas disposiciones que
puede contener un protocolo familiar en lo
tocante a este temática —fundamentalmen-
te para evitar la formación de “familiares
profesionales crónico-patológicos”, enten-
diendo por tales a quienes habiendo obteni-
do un título habilitante para ejercer la pro-
fesión, no sólo no evolucionan en ella sino
que además son una fuente real o potencial
de conflictos: a) respecto a los futuros in-
tegrantes, que estudien en determinadas
universidades y que los gastos se encuen-
tren a cargo de la empresa familiar, siem-
pre que se mantenga una cierta regularidad
en la aprobación de las asignaturas, b) sólo
podrán ingresar a la empresa familiar quie-
nes hayan laborado con anterioridad con o
para otros profesionales, c) la capacitación
será considerada a la hora de asignar fun-
ciones y responsabilidades, lo cual tendrá
incidencia directa en la remuneración, d)
será necesario mantener una vinculación
con la universidad (por ejemplo: integrar
una Cátedra), o con el colegio profesional
(por caso: asistir regularmente a alguno de
Ley Online (publicado además en Suplemento La Ley -
Colegio de Escribanos C.A.B.A.,12/09/2011, p. 5).
(31) FAVIER DUBOIS, E. (h.), en “La empresa fami-
liar...”, íb.
(32) MEDINA, G., íb.
(33) FAVIER DUBOIS, E. (h.), en “La empresa fami-
liar...”, íb.
(34) En este sentido, pero refiriéndose únicamente a
MARTES 15 DE ABRIL de 2014 | 3
sus institutos), aunque dicha actividad sea
ad honorem, e) deberán realizar un curso de
posgrado, un posgrado, una maestría o un
doctorado en el área de su interés, f) se rea-
lizarán reuniones periódicas de asistencia
obligatoria para todos los integrantes de la
empresa familiar en miras a intercambiar
conocimientos adquiridos, etcétera.
El funcionamiento de la empresa familiar
de profesionales liberales es otro eje que
tampoco puede quedar librado al azar. Es
aconsejable que el protocolo prevea cues-
tiones tales como: a) la participación de
familiares no profesionales, b) la sucesión
a favor de éstos, c) el retiro de familiares
socios, d) la incorporación de profesiona-
les socios no familiares, (36) e) la formación
profesional y la antigüedad mínima en la
empresa exigidas para acceder a los car-
gos directivos, f) el cupo de profesionales
no familiares en los cargos directivos, g)
respecto a los trabajos ocasionales con pro-
fesionales ajenos a la empresa familiar: la
necesidad de autorización previa, límites
—sobre todo carga horaria—, porcentaje
de los honorarios que corresponderá a la
empresa, h) la asignación de recursos para
cubrir gastos personales de familiares rela-
cionadas con la profesión (como ser: cuota
de obra social, aportes jubilatorios), entre
otros.
Por último, si la aspiración es promover
la formación y asegurar la sustentabili-
dad de las empresas familiares de profe-
sionales liberales, debería flexibilizarse la
normativa —sobre todo en materia socie-
taria— respecto a su constitución y fun-
cionamiento, abriendo paso a la autonomía
de la voluntad. Lo que no debería mutar, y
por tanto seguir siendo de orden público,
es lo tocante a la responsabilidad derivada
del ejercicio profesional que, como se expu-
siera con anterioridad, debe seguir siendo
personal y directa frente a los clientes o
pacientes.
VI. Palabras finales
Los que muchas veces aparentan ser
problemas profesionales son en realidad
problemas familiares. En la mayoría de
los casos estos conflictos no son exhibidos
a la sociedad y menos a los clientes o a los
pacientes, quienes luego se muestran sor-
prendidos cuando la empresa familiar deja
de prestar sus servicios.
Las empresas familiares de profesionales
liberales deben comenzar a reconocer las
fortalezas y debilidades que las caracte-
rizan, lo cual sólo puede lograrse con una
adecuada comunicación entre sus miem-
bros. Deben saber que, si desean hacerlo,
cuentan con un importante instrumento
—el protocolo familiar— que les permitirá
ordenar de manera consensuada todo aque-
llo que entiendan que las distingue de las
demás empresas y, sobre todo —y siempre
que se encuentre seriamente confecciona-
do— que será una excelente herramienta
para prevenir conflictos a nivel empresa,
familia y profesión. l
Cita on line: AR/DOC/1840/2013
las sociedades de profesionales informales (sociedades
de hecho) y a las empresas familiares no estructuradas,
FAVIER DUBOIS (p.), E. y FAVIER DUBOIS (h.), E., en
“Las sociedades entre profesionales...”, íb.
(35) NICOLAU, N. y HERNÁNDEZ, C., ob. cit. p. 112.
(36) Problemas particulares citados por FAVIER DU-
BOIS (p.), E. y FAVIER DUBOIS (h.), E., en “Las socie-
dades entre profesionales...”, íb.
4 | MARTES 15 DE ABRIL de 2014 Actualidad

AGENDA Lo que pasó, lo que vendrá

Universidad Nacional de Mar del Plata - Facultad de Derecho

Curso de posgrado: “Reforma de los Códigos Civil y Comercial”

Junio a diciembre de 2014

Directores: Gabriel Stiglitz y Alejandro Vega
Coordinadores: Fernando Mumare y Federico Martínez Bordaisco

Incluye las 2das. Jornadas Bonaerenses de Derecho del Consumidor

“Profesor Augusto Mario Morello” (septiembre)

Módulo Nº 1: “Parte General” (13 y 14 de junio)
Viernes 13 (18.00 hs.). Título Preliminar. Princi-
pios generales (Ricardo Lorenzetti, a confirmar)
Sábado 14 (10.00 hs.). Persona. Hechos y actos
jurídicos (Federico De Lorenzo)
Módulo Nº 2: “Familia y Sucesiones” (4 y 5
de julio)
Viernes 4 (18.00 hs.). Familia (Marisa Herrera)
Sábado 5 (10.00 hs.). Sucesiones (María Victo-
ria Pellegrini)
Módulo Nº 3: “Obligaciones y contratos en
general” (29 y 30 de agosto)
Viernes 29 (18.00 hs.). Obligaciones (Félix Trigo
Represas)
Sábado 30 (10.00 hs.). Contratos (Rubén Stiglitz)
Modalidad: Siete módulos (uno por mes). Dos clases por cada módulo: un viernes de cada mes, por la
tarde (18 a 20 hs.) y el sábado subsiguiente, por la mañana (10 a 12 hs.)
Módulo Nº 4: “Defensa del Consumidor”
(26 y 27 de septiembre)
2das. Jornadas Bonaerenses de Derecho del
Consumidor “Profesor Augusto Mario Morello”
Viernes 26.
9.30 hs. Conferencia inaugural: “Responsabilidad
del Estado, defensa del consumidor y derechos de
incidencia colectiva” (Graciela Messina de Estrella
Gutiérrez).
10.30 hs. Panel: “Pagarés de consumo. Sobreen-
deudamiento del consumidor” (Federico Alvarez
Larrondo y Gonzalo Rodríguez)
14.00 hs. Taller (ponencias y debate): “Proce-
dimiento administrativo y políticas de defensa
del consumidor. Oficinas Municipales”. (Coordi-
nadores Fernando Mumare y Federico Martínez
Bordaisco).
Conferencias (Curso de postgrado):
18.00 hs. “Contratos y defensa del consumidor en
la reforma de los Códigos Civil y Comercial” (Ga-
briel Stiglitz)
Sábado 27
10.00 hs. “Responsabilidad civil y defensa del
consumidor en la reforma de los Códigos Civil y
Comercial” (Jorge Galdós)
Módulo Nº 5: “Contratos en particular” (10
y 11 de octubre)
Viernes 10 (18.00 hs.), Fernando Márquez
Sábado 11 (10.00 hs.), Carlos Hernández
Módulo Nº 6: “Responsabilidad civil” (7 y 8
de noviembre)
Viernes 7 (18.00 hs.). Teoría general (Fernando
Sagarna)
Sábado 8 (10.00 hs.). Responsabilidades espe-
ciales (Gustavo Vallespinos)
Módulo Nº 7: “Derechos reales. Prescripción
y privilegios” (5 y 6 de diciembre)
Viernes 5 (18.00 hs.). Derechos Reales (Elena
Highton de Nolasco, a confirmar)
Sábado 6 (10.00 hs.). Prescripción. Privilegios
(Daniel Pizarro).

Informes e inscripción
Secretaría de Posgrado de la Facultad de Derecho de la Universidad Nacional de Mar del Plata.

Email : posgrado.der@gmail.com

La Asociación Argentina de Derecho del Trabajo y de la Seguridad Social invita a participar

de la Reunión Académica sobre: “Debilidades y fortalezas de los Sindicatos en Argentina”

Expositores: Coordinador:
Dres. Jorge Sappia - Julio Simón Dr. Leonardo Ambesi
A celebrarse en la sede de la Asociación, Av. Corrientes 1145, 10º piso A,
el día miércoles 23 de abril de 2014 a las 18.30 horas.

Entrada libre y gratuita

La Facultad de Derecho de la UNAM; el Area de Derecho Procesal de la Facultad de Ciencias Jurídicas de la

Universidad del Salvador, Argentina y la Revista “Derecho Sin Fronteras”,
Lerni Instrui, Convocan a las Terceras Jornadas de Derecho Comparado entre Argentina y México

Medidas cautelares especiales

21 de abril

16:00-16:30 hs. Acto inaugural a cargo de los Dres. Mario Masciotra
(USAL) y Hugo Carrasco Soulè (UNAM)
16,:30-17:00 hs. “Lineamientos actuales del sistema cautelar” -
Prof. Adolfo A. Rivas (USAL)
17:00-17:30 hs. “Las medidas cautelares en el proceso contencioso
administrativo” - Dr. Ignacio A. Falke (USAL)
17:30-17:45 hs. Participación de los asistentes
17:45-18:00 hs. Coffee break
18:00-18:30 hs. “Las medidas cautelares y la dimensión
convencional del Derecho Procesal” -Dr. Carlos E.
Llera (USAL)
18:30-19:00 hs “Las medidas cautelares en controversias radicadas
ante tribunales administrativos” -Dr. Cuauhtémoc
Hugo Contreras Lamadrid (UNAM)
19,30 – 20:00 hs. Participación de los asistentes
20:00 hs. Recepción a los invitados y asistentes por parte de las
autoridades de la USAL

La asistencia es libre y gratuita y se expedirán certificados


ce en función del fallecimiento del fiduciante,
pero no es definitiva, sino temporal (en función
de lo pactado en el fideicomiso testamenta-
rio). (49) Además, la renuncia o muerte del fi-
duciario no afecta el fideicomiso testamentario
que deberá ser llevado a cabo por el sustituto
(o de la forma establecida por el fiduciante).
Con respecto a los derechos de los benefi-
ciarios, el art. 2º, ley 24.441, señala que podrá
designarse más de un beneficiario, los que sal-
vo disposición en contrario se beneficiarán por
igual; también podrán designarse beneficiarios
sustitutos para el caso de no aceptación, renun-
cia o muerte. Si ningún beneficiario aceptare,
todos renunciaren o no llegaren a existir, se en-
tenderá que el beneficiario es el fideicomisario.
Si tampoco el fideicomisario llegara a existir,
renunciare o no aceptare, el beneficiario será
el fiduciante. El derecho del beneficiario puede
transmitirse por actos entre vivos o por causa
de muerte, salvo disposición en contrario del
fiduciante.
X. Sustitución fideicomisaria
El fideicomiso testamentario puede impor-
tar una verdadera “sustitución fideicomisa-
ria”  (50) (pues le permite diferir o condicio-
nar el derecho de los herederos) y constituye
una excepción a la enfática prohibición del
art. 3723, CCiv. (51) Se ha señalado que confor-
me a la ley, el testador constituyente puede
designar sustitutos al fiduciario, al beneficiario
y al fideicomisario, en cuanto a ser sucesores
testamentarios, para prevenir el fracaso del
llamamiento a favor de éstos. En los tres casos,
la designación funcionará como una sustitu-
ción vulgar art. 3274, CCiv.), es decir, para los
supuestos en que los beneficiarios no puedan o
no quieran aceptar la transmisión mortis causa
de los bienes. No pueden, cuando han prefalle-
cido al causante, o, en el caso del fideicomisa-
rio, también cuando éste ha fallecido antes del
cumplimiento de la condición suspensiva a la
cual estaba sometido el fideicomiso. No quie-
ren, cuando renuncian al beneficio testamen-
tario. (52)
Las XV Jornadas Nacionales de Derecho Ci-
vil recomendaron, de lege ferenda: “Las sustitu-
ciones fideicomisarias en cuya virtud se encar-
gue al heredero que conserve y transmita a un
tercero el todo o parte de la herencia, serán vá-
lidas siempre que no superen los treinta años
desde la muerte del testador o se efectúen a
favor de personas que ya existían al tiempo del
fallecimiento del causante. La sustitución fidei-
comisaria no podrá afectar la legítima”. (53)
XI. Plazo contractual
Un tema de singular importancia se refiere
al plazo del contrato de fideicomiso (constitui-
do en forma testamentaria) y el derecho esta-
blecido a la partición de la herencia (art. 3452,
CCiv.). La ley establece un plazo de treinta años
(salvo que hubiere incapaces, en cuyo caso po-
dría ser mayor). La cuestión no es menor si se
tiene en cuenta que el art. 2613, CCiv., estable-
{ NOTAS }
dos. Es receptor de una transmisión mortis causa, cuyo
causante es el testador, y cuyo título de adquisición
está en el testamento (...) Esa transmisión hereditaria a
favor del fiduciario comprende los bienes que el testa-
dor destina a la constitución del fideicomiso, puede ser
universal, si se extiende a toda la herencia o a una parte
alícuota de ésta, o particular si comprende sólo bienes
determinados” (Ferrer, “Estatuto jurídico y dinámica
sucesoria del fideicomiso testamentario”, cit., p. 65).
(49) Así literalmente: “el fiduciario no adquiere los
bienes en carácter de legatario, ni ha sido llamado a la
sucesión del testador, es simplemente un tercero ajeno
a la sucesión” (Highton, E. - Mosset Iturraspe,
J. - Paolantonio, M. E. - Rivera, J. C., “Reformas
al derecho privado”, Rubinzal-Culzoni, Santa Fe, 1995,
p. 21).
(50) Zannoni, E. A., “Eficacia de los fideicomi-
sos mortis causa en el derecho argentino”. Ley 24.441,
ce la prohibición de imponer a los herederos la
indisponibilidad de los bienes hereditarios por
un plazo mayor a diez años y que el art. 51, ley
14.294, impone un plazo —de indivisibilidad—
también de diez años.
Se trata de dispositivos que han sido supera-
dos por la actual ley 24.441. Por ello, y en fun-
ción de lo previsto por el actual régimen del fi-
deicomiso, es posible fijar un plazo de duración
del fideicomiso testamentario (con indivisión o
pautas de administración de la propiedad) por
más de diez años. (54)
Obviamente, como hemos dicho en otra
oportunidad, si el plazo que se estipula fuera
mayor al legalmente permitido, deberá redu-
cirse al máximo legal (o sea, treinta años).
XII. Revocabilidad
Si bien en los fideicomiso ordinarios para
poder revocarlo el fiduciante debe reservar-
se dicha facultad (art.  25, inc.  d], ley 24.441),
en el fideicomiso testamentario la cuestión es
distinta y es revocable en cualquier momento.
No sólo por compartir los mismos elementos
y caracteres del testamento sino porque no
existe ningún derecho de beneficiario o fidei-
comisario (que no sea más que una expectativa
hereditaria art. 3824, CCiv.). Obviamente, que
una vez fallecido el fiduciante el fideicomiso
(testamentario) sería irrevocable, aun cuando
los herederos, legatarios o albaceas hayan re-
cibido mortis causa el derecho que el fiduciante
tenía como tal (incluido, en su caso, el derecho
a revocar el fideicomiso).
Como contrapartida, tanto el fiduciario
(como el beneficiario o fideicomisario) no sólo
están comprendidos en el régimen general de
capacidad para suceder y están comprendi-
dos en el régimen de indignidad previsto por
el régimen civil, sino que tienen la opción de
no aceptar la herencia. La aceptación (a di-
ferencia de la renuncia que siempre debe ser
expresa) no necesariamente debe ser expresa;
puede ser tácita (art. 3319, CCiv.). Tiene efecto
retroactivo al momento del fallecimiento del
fiduciante (art. 3344, CCiv.).
XIII. Bienes incluidos
Se ha señalado que no es menester la cele-
bración de un contrato sino que la constitución
del fideicomiso se concreta con la aceptación
por parte del fiduciario. Se trata, en efecto, de
una herencia: de bienes dejados al morir por
una persona y de los cuales ha dispuesto por
testamento, asignándole una finalidad deter-
minada (afectación en un fideicomiso).
Por ello, la persona instituida en este tes-
tamento como heredera o legataria fiduciaria
sólo puede limitarse a aceptar o repudiar la
herencia o legado (art. 3313, CCiv.). Si acepta,
no se requiere que firme después un contrato
con los herederos del causante o con su alba-
cea para dar vida al fideicomiso (pues aquí el
título constitutivo ya existe: el testamento). Y
RDPyC nro. 8, 1995.
(51) Resulta acertada la admisión por la ley 24.441
de la constitución de fideicomisos singulares, tanto por
acto entre vivos como por testamento, en razón de que
además de haberse zanjado con ello de manera expre-
sa una larga discusión doctrinaria, entendemos que no
toda constitución de un fideicomiso importa consagrar
una sustitución fideicomisaria de las prohibidas en los
términos del art. 3723, CCiv., en razón de existir una di-
ferencia de carácter esencial entre ambas instituciones.
Cfr. Fuentes, J. A., “Fideicomiso testamentario y sus-
titución fideicomisaria”, JA 2001-III-945.
(52) Ferrer, “Estatuto jurídico y dinámica suceso-
ria del fideicomiso testamentario”, cit., p. 77.
(53) XV Jornadas Nacionales de Derecho Civil, Mar
del Plata, octubre de 1995, JA 1996-I-942, Comisión 6.
(54) Se ha dicho que “una importante limitación a
las posibilidades que brinda la utilización del fideicomi-
sus términos no pueden modificarse ni dejarse
sin efecto, ni por los beneficiarios ni por el juez,
por respeto a la voluntad y a la personalidad
del testador, conforme a los principios gene-
rales de la sucesión testamentaria que definen
al testamento como acto unilateral, personalí-
simo y autosuficiente (arts. 3607, 3617, 3620 y
3627, CCiv.). (55)
En este punto, y con respaldo en la mayoría
de la doctrina, se ha señalado que el art.  4º,
inc. a), ley 24.441, dice que el contrato deberá
contener “la individualización de los bienes ob-
jeto del contrato. En caso de no resultar posible
tal individualización a la fecha de la celebración
del fideicomiso, constará la descripción de los
requisitos y características que deberán reu-
nir los bienes”. Esto implica, en síntesis, que el
dominio fiduciario puede recaer sobre bienes
determinados o determinables. (56)
Aplicando el precepto a los fideicomisos
testamentarios, resulta que el testador no
puede constituir el fideicomiso sobre todos
sus bienes ni sobre una parte alícuota de ellos.
Es decir, el fiduciario no puede ser heredero,
que es quien recibe la universabilidad de los
bienes (art. 3717). Ni tampoco legatario de cuo-
ta, que es quien recibe una parte alícuota de
esa universabilidad (art. 3719). Dicho en otros
términos, el fiduciario no podrá ser un sucesor
universal, sino un legatario particular de bie-
nes determinados. La individualización de los
bienes en el fideicomiso testamentario hay que
coordinarla con las normas pertinentes del de-
recho sucesorio; así, las cosas o derechos nece-
sitan: (i) ser propiedad del testador (art. 3752,
parte 1ª); (ii) deben ser determinadas o deter-
minables. La importancia de la individualiza-
ción surge del carácter de patrimonio sepa-
rado de los bienes fideicomitidos, que hacen
necesaria una perfecta individualización para
evitar la confusión con los bienes particulares
del fiduciario. (57)
XIV. Régimen de legítimas
El fideicomiso testamentario debe respetar
el régimen de legítimas (58) y en la forma que
el régimen civil exige que se compute. Sobre el
resultado del valor de los bienes hereditarios
y las deudas (sumado el valor de las donacio-
nes que hubiere hecho en vida del causante) se
debe determinar la porción disponible (ya que
es sobre esta porción disponible sobre la que
se imputa el valor de los bienes fideicomitidos).
El fideicomiso testamentario, como cual-
quier otro negocio jurídico, está expuesto a
las acciones de colación y reducción, como así
también a otras acciones que pudieran incoar-
se en contra de la eficacia del fideicomiso.
En este sentido se ha señalado que si el fidei-
comiso se hubiera establecido por contrato a
favor de un beneficiario que a la vez fuera un
heredero forzoso, lo que hubiera recibido en
vida del causante podrá ser reclamado por los
restantes legitimarios mediante la acción de
colación (art. 3476, CCiv.), salvo que se trate de
so testamentario como medio para alcanzar los objeti-
vos propuestos en la ley 24.441, en virtud de lo reducido
que resulta el término de 10 años para la consecución
de tales objetivos; término este que puede resultar aún
menor, en caso de plantearse la división anticipada pre-
vista en el párr. 2º, art. 51, ley 14.394” (Fuentes, J. A.,
“El fideicomiso testamentario: carácter limitado de los
alcances de su aplicación fáctica”, JA 1999-III-1044).
Aceptando los diez años: Ferrer, “El fideicomiso tes-
tamentario”, cit., p. 1038.
(55) Ferrer, “Estatuto jurídico y dinámica suceso-
ria del fideicomiso testamentario”, cit., p. 82.
(56) Así lo sostiene la mayoría de nuestra doctrina:
Guastavino, Zannoni, Pérez Lasala, Medina, Lambois,
Mauri de González, etc. En contra: López de Zavalía, Fa-
rino, Giraldo. Cfr. Pérez Lasala, J. L. (con la colaboración
de Pérez Lasala, F.), Curso de derecho sucesorio, Lexis-
Nexis - AbeledoPerrot, Bs. As., 2007, p. 235.
Martes 15 DE ABRIL DE 2014 | 5
los supuestos del art.  3480, CCiv. (alimentos,
curación, educación, instalación de los hijos
en profesión u oficio, presentes de costumbre,
pago de deudas). A pesar de que no se haya
celebrado formalmente un contrato de dona-
ción entre fiduciante y beneficiario, cuando
resulte evidente esa voluntad mediante el fi-
deicomiso convenido con el fiduciario, nos pa-
rece adecuado hacer lugar a la pretensión de
los legitimarios que opongan la colación. Por
ello, serían aplicables los mismos argumentos
que se vierten respecto de la protección de la
legítima que llega hasta a levantar el velo so-
cietario para indagar si se la ha vulnerado. Si lo
hubiera exonerado de la obligación de colacio-
nar, la cláusula no podría tener validez, pues
el art. 3484, CCiv., prescribe que corresponde
efectuarla por testamento. Por tanto, cobrará
validez si el legitimario-beneficiario hubiera
sido designado por testamento y, en ese caso,
la dispensa lo será hasta el límite de la porción
disponible. (59)
XV. Proceso sucesorio
Pese a que el fideicomiso testamentario po-
dría verse como un canal “extrajudicial” de re-
solver la herencia, ello no es así. Podrá serlo en
el “fideicomiso de planificación patrimonial”,
pero no en el “fideicomiso testamentario”. En
este último caso, es menester iniciar un pro-
ceso sucesorio a los fines de la aprobación del
testamento y eventualmente realizar las ope-
raciones de inventario, avalúo y partición. (60)
Se ha dicho en este punto que “la aceptación
de la herencia por parte del heredero o lega-
tario fiduciario, que basta para constituir el
fideicomiso, es insuficiente para adjudicarle la
titularidad de los bienes fideicomitidos y para
que pueda comenzar a funcionar el negocio or-
ganizado por el testador. Para ello es preciso
tramitar el proceso sucesorio, y una vez cum-
plidas sus etapas adjudicar al sucesor fiducia-
rio los bienes objeto del fideicomiso”. (61)
Además de los legitimados naturales para
solicitar la iniciación del trámite sucesorio,
también están legitimados el fiduciario, el be-
neficiario y el fideicomisario. l
Cita on line: AR/DOC/908/2014
MAS INFORMACIÓN
Favier Dubois, Eduardo M. (h.), “Los fideicomisos
para la protección de la empresa familiar”. DFyP 2014
(abril), 3.
Merlo, Leandro Martín - Berbere Delgado, Jorge
Carlos, “El fideicomiso testamentario. Como herra-
mienta de planificación sucesoria. Marco legal vigente
y proyectado”. DFyP 2013 (julio), 91.
Kiper, Claudio M. - Lisoprawski, Silvio V., “El Fidei-
comiso en el Proyecto de Código”. LA LEY, 2012-E, 812.
Favier Dubois, Eduardo M. (h.), “Los fideicomisos
en la empresa familiar”. DFyP 2011 (noviembre), 13.
(57) Pérez Lasala, “Curso de derecho sucesorio”,
cit., p. 235.
(58) “En el sistema vigente, el fideicomiso constituido
por testamento no puede lesionar la legítima” (Llove-
ras, N., “Fideicomiso testamentario: ¿la voluntad dis-
pone?”, JA 1999-III-1058.
(59) Iñigo, D. B., “Fideicomiso y legítima”, JA 2001-
IV-924.
(60) Incluso se ha llegado a señalar que resulta nece-
sario a los fines de la plenitud de efectos del fideicomiso
testamentario y con el objetivo de evitar las eventuales
impugnaciones al testamento, la celebración de un con-
trato entre la sucesión y el fiduciario (Assandri, M. -
Faraoni, F. E. - MurÚa, D., “Fideicomiso testamen-
tario y contrato posterior”, JA 1999-III-1035).
(61) Ferrer, “Estatuto jurídico y dinámica suceso-
ria del fideicomiso testamentario”, cit., p. 95.
6 | Martes 15 DE ABRIL DE 2014
_Columna de OPINIÓN
La evolución del
pensamiento jurídico de
Robert Alexy
viene de tapa
3. El lado sustantivo de la racionalidad procedi-
mental
La teoría del discurso como una teoría pro-
cedimental de la corrección o verdad prácti-
ca (inspirada principalmente en Habermas,
Hare, Lorenzen y Perelman) se plasmó en su
primer libro, pero Alexy admite que la com-
plementó con “una teoría sustantiva de los
derechos humanos” (cfr. “Discourse Theory
and Human Rights”, Ratio Juris 9, 1996), de
manera que las reglas del discurso expresan
a los principios de libertad e igualdad a los
que remiten y fundan aquellos derechos hu-
manos.
4. De la corrección a la verdad
En “Teoría de la Argumentación Jurídica”
dejó Alexy abierta la posibilidad de la “ver-
dad” y no sólo de la “corrección”, pero en su
ponencia del 2010 no duda en afirmar: “Hoy
creo que el discurso no debe de separarse
del concepto de verdad”, apelando a la teoría
tarskiana de la correspondencia. A esos fines,
confía en un “realismo débil” que procura
fundar o justificar racionalmente la proposi-
ción que afirma un hecho normativo o prácti-
co; como por ejemplo, a partir de “Jones debe
decir la verdad”, se concluye la equivalencia
entre verdad y hecho normativo con la justi-
ficabilidad: “Jones debe decir la verdad si y
solo si es justificable que Jones deba decir la
verdad”.
5. La teoría de los principios y la fórmula de peso
Dicha teoría queda constituida recién en la
“Teoría de los Derechos Fundamentales”, y a
través de ella se posibilita la optimización ra-
cional de los principios o derechos fundamen-
tales contrapuestos, mediante el principio de
proporcionalidad (con sus tres sub-princi-
pios: adecuación, necesidad y proporcionali-
dad en sentido estricto). La racionalidad de
esa ponderación Alexy la profundiza median-
te la fórmula de peso (“The Weight Formu-
la”, en Frontiers of Economic Analysis o Law, J.
Stelmach - B. Brozek - W. Zaluski, Cracovia,
Jagiellonian University Press, 2007), en ella se
recurre a cantidades numéricas (tomando
{ NOTAS }
Especial para La Ley. Derechos reservados (Ley 11.723)
(1) ALEXY, Robert, “Algunas reflexiones en torno a
cómo mi pensamiento jurídico ha ido desarrollándose
con el paso de los años” traducción al español de Carlos
jurisprudencia
Prescripción de el delito, anterior a la vigencia de la ley 25.990,
remitió las actuaciones para que, de no verifi-
la acción penal carse la comisión de otro delito, se declarara
extinguida la acción penal, en el entendimiento
Secuela del juicio. Alcance. Arbitrariedad
en la interpretación del art. 67 del Cód. Pe-
nal en su anterior redacción.
Véase en página 7, Nota a Fallo
Hechos: Los imputados por defraudación fue-
ron sobreseídos. La Alzada revocó esa decisión
y los procesó. La Cámara de Casación Penal,
teniendo en cuenta la fecha en que se cometió
como base los pesos concretos y abstractos
de los principios en tensión, y también el peso
de los juicios empíricos implicados), apelan-
do a escalas discretas que trabajan con esca-
las triádicas: leve, moderado y grave y en pro-
gresión geométrica. Por supuesto, que hablar
de un cálculo numérico, no excluye que esta-
mos siempre en el razonamiento jurídico, y
por ende, se exige fundar argumentativa los
juicios que se aducen.
6. ¿Analogía en la aplicación del derecho?
Alexy además de reconocer a la subsun-
ción y a la ponderación en la aplicación de
reglas y principios, respectivamente, tam-
bién ha “conjeturado” inicialmente, y luego
ampliado, sobre una tercera variante, que es
la analogía o comparación de casos (“Two o
Three?” en Archiv für Rechts - und Sozialphilo-
sophie Beiheft 119, 2010).
7. Ampliación de la “tesis de corrección”
Esta tesis en “El concepto y la validez del
derecho” es ampliada del campo de la argu-
mentación a todo el derecho, y ella implica
una pretensión de corrección moral, de modo
que las decisiones jurídicas que fracasan al
intentar cumplir con la pretensión de correc-
ción, son moralmente deficientes, además
de jurídicamente defectuosas. Pero, cuando
esos defectos morales superan el “umbral de
la injusticia extrema”, se produce la invalidez
jurídica de la norma en cuestión.
8. Incorporación de la tesis del caso especial a
todo el sistema jurídico
Esa tesis (“The Special Case Thesis”, Ra-
tio Juris 12, 1999) básicamente consiste en
sostener que el discurso jurídico es un caso
especial del discurso práctico o moral, en el
que éste aparece limitado por la ciencia jurí-
dica, las leyes y los precedentes. Con poste-
rioridad, esa tesis fue incorporada por Alexy
a una teoría del sistema jurídico, entendido
como expresión de la idea de la institucionali-
zación de la razón práctica.
9. Jurisdicción constitucional
Frente a la crítica que la tesis alexyana de
optimización de los principios o derechos
fundamentales genera la “sobre-constitucio-
nalización” del sistema jurídico, y consiguien-
temente, el reemplazo de la democracia por
una jurisdicción constitucional, el profesor
alemán ha intentado rechazarla apelando a
una teoría de los márgenes de discreciona-
lidad legislativa. De acuerdo a ésta, Alexy
Bernal Pulido en La doble dimensión del derecho, Pales-
tra, Lima, 2011.
(2) BERNAL PULIDO, Carlos, “La doble dimensión
del Derecho”, ob. cit. p. 25.
de que la sentencia de condena sería el único
acto interruptivo que debía tomarse en cuen-
ta. El Fiscal interpuso recurso extraordinario
que, al ser declarado inadmisible, derivó en la
queja. La Corte Suprema de Justicia de la Na-
ción revocó el pronunciamiento apelado.
1. - La sentencia que sostuvo, para declarar
prescripta la acción penal, que el concep-
to “secuela del juicio” sólo debería tener
en cuenta a la sentencia de condena y
auspicia la discrecionalidad estructural o
sustancial, por la cual, en caso de empate en
la ponderación de principios se privilegia la
decisión parlamentaria; y también, un amplio
espacio para la discrecionalidad epistémica a
favor del legislador.
10. Concepto del derecho no positivista
“El concepto y la validez del derecho” tiene
por objeto defender una teoría no-positivista
del derecho en tanto se postula una conexión
necesaria entre derecho y moral, o sea, entre
la validez o corrección jurídica, por un lado, y
los méritos o deméritos morales o la correc-
ción y la incorrección moral, por el otro. Sin
embargo, desde el punto de vista del obser-
vador, la tesis de la separación es acertada,
pero es errónea desde la perspectiva del par-
ticipante, y agrega Alexy, que un sistema ju-
rídico sin participantes es inconcebible, por
lo que la perspectiva del participante es con-
dición necesaria para la existencia de un sis-
tema jurídico.
11. La doble naturaleza del derecho
Esta tesis afirma que el derecho necesaria-
mente comprende una dimensión real o fácti-
ca (expedición autoritativa y eficacia social),
y una dimensión ideal o crítica (corrección
moral), pero Alexy la profundiza en orden a
subrayar que entre lo real y lo ideal hay una
relación dialéctica que pertenece a la natura-
leza o esencia del derecho, por lo que surge la
pregunta acerca de cómo se puede reconci-
liar lo ideal con lo real. La respuesta recurre
al sistema jurídico como institucionalización
de la razón y a sostener que el constituciona-
lismo democrático o discursivo es la forma
política de la institucionalización de la razón
(“Hauptelemnte einer Theorie der Doppelna-
tur des Rechts”, Archiv für Rechts und Sozial-
philosophie, 2009 y “The Dual Nature of Law”,
Ratio Juris 23, 2010).
12. La “naturaleza” del derecho
Confiesa Alexy que si bien había reflexio-
nado sobre el concepto o la definición del de-
recho, no lo había hecho sobre su naturaleza;
e incluso intenta explicarlo por su vincula-
ción con posturas anti-esencialistas (como la
filosofía analítica de Patzig y la teoría del dis-
curso de Habermas). Sin embargo, declara
que su indagación sobre las propiedades ne-
cesarias del derecho implicaba indagar sobre
sus propiedades esenciales, lo que equivale a
preguntarse por su naturaleza (“On the Con-
cept and the Nature of Law”, Ratio Juris 21,
2008). Precisamente ésta coincide con su na-
turaleza dual: del lado real de la naturaleza
del derecho está la coerción o la fuerza, y del
lado ideal está la pretensión de corrección.
Asimismo, afrontar la naturaleza del derecho
requiere preguntarse por los posibles argu-
mentos a favor de la misma, y así respecto a
la coerción, puede argumentarse basado en
los valores o principios de la seguridad jurí-
concluyó que debe reputársela como “ex-
clusivo acto procesal interruptivo” con-
forme el régimen constitucional y legal,
en resguardo del derecho a ser juzgado
en plazo razonable, es arbitraria, pues ni
de la resolución apelada ni de los prece-
dentes que citó surgen razones jurídicas
para sostener tal afirmación.
2. - La interpretación del juzgador según la
cual el concepto “secuela del juicio” sólo de-
bería tener en cuenta a la sentencia de con-
dena, para la prescripción de la acción pe-
nal, es arbitraria, pues generó una drástica
reducción de la vigencia del art. 67 del Cód.
dica y la eficacia, y respecto a la pretensión
de corrección, arguye Alexy las contradiccio-
nes performativas que conlleva su negación
(“The Nature of Arguments about the Nature
of Law”, Rights, Culture and the Law, Lukas
H. Meyer - Stanley L. Paulson - Thomas W.
Pogge, Oxford University Press, 2003).
13. Metafísica de los derechos humanos
El tema de la “Teoría de los derechos fun-
damentales” es una teoría estructural de los
derechos fundamentales, pero no está pre-
sente el problema de la justificación o fun-
damentación de los mismos. Los derechos
fundamentales son los previstos en la Consti-
tución con el propósito de convertir a los de-
rechos humanos en derecho positivo, por eso,
aquellos tienen una naturaleza dual, pues son
al mismo tiempo derechos positivos y no po-
sitivos. Los derechos humanos cuentan con
cinco propiedades: morales, universales, fun-
damentales, abstractos y prioritarios (“Dis-
course Theory and Fundamental Rights”, Ar-
guing Fundamental Rights, A. Menéndez - E.
Oddvar Eriksen, 2006). La fundamentabili-
dad de los derechos fundamentales depende
de la fundamentabilidad de los derechos hu-
manos, y admite Alexy la introducción de un
elemento esencialista en la fundamentación
ligado a nuestras capacidades discursivas y
al interés por la corrección, que se refuerza
en la búsqueda de una fundamentación me-
tafísica basada en conceptos como los de au-
tonomía y persona (“Menschenrechte ohne
Metaphysik?”, Deutsche Zeitschrift für Philoso-
phie 52, 2004).
14. Conclusión
Es interesante advertir que finalmente la
evolución reconocida por Alexy en su teoría
jurídica implica reforzar sus convicciones
antipositivistas, mediante el camino de una
mayor confianza integral (procedimental y
sustancial) en la razón práctica y una aper-
tura a fundamentos metafísicos en clave no
naturalista. Ello conlleva potenciar la distan-
cia con posiciones estrictamente analíticas y
escépticas en búsquedas de fundamentos y
explicaciones ligadas a intereses y existencia.
Por eso, no sorprende que un discípulo muy
conocedor del pensamiento de Alexy, nos re-
ferimos a Carlos Bernal Pulido, escribe como
un balance final: “...las tesis de Alexy reto-
man las banderas de la teoría del derecho na-
tural, tal como la postularan Tomás de Aqui-
no o los clásicos de la escuela de Salamanca, y
en tiempos más recientes autores como John
Finnis en Oxford...”. (2) De todas maneras, nos
parece que más allá de las visibles coinciden-
cias entre ese iusnaturalismo clásico y la teo-
ría alexyana, sigue habiendo diferencias en la
fundamentación metafísica, especialmente
en el terreno antropológico. l
Cita on line: AR/DOC/921/2014
Penal (redacción anterior a la ley 25.990),
alterando la armonía con que el legislador
combinó el derecho de la sociedad a defen-
derse contra el delito y el del individuo so-
metido a proceso, para que ninguno fuera
sacrificado en aras del otro.
117.725 — CS, 08/04/2014. - Demaría, Jorge
Luis y otros s/ causa 14.358.
[Cita on line: AR/JUR/4926/2014]
[El fallo in extenso puede consultarse en Aten-
ción al Cliente, o en laleyonline.com.ar]

nota a fallo
Prescripción de la acción penal
Francisco J. Crocioni
La Corte Suprema de Justicia de la Nación
dictó sentencia en el marco de una presentación
directa realizada por el Sr. Fiscal General ante
la Cámara Federal de Casación Penal, Dr. Raúl
Pleé, ante la denegatoria de la concesión del
recurso extraordinario interpuesto por el nom-
brado contra la sentencia dictada por la Sala II
de la Cámara Federal de Casación Penal.
En lo sustancial cabe destacar, en primer
lugar, que el asunto que motiva las diferencias
interpretativas zanjadas por el Máximo Tri-
bunal a través del dictado de la sentencia en
análisis se remontan a la redacción anterior
del art. 67 del Código Penal, el cual en su re-
dacción prevista por la ley 23.077 establecía de
forma expresa que “La prescripción se interrum-
pe por la comisión de otro delito o por la secuela
del juicio”.
El término “secuela de juicio” ha motivado in-
numerables debates de opinión entre las par-
tes convocadas en derredor de causas penales
en trámite en nuestro país, tanto en lo que se
refiere a la representación de los intereses
de los imputados como así también a quienes
representan la voluntad punitiva estatal o par-
ticular y, a su vez, en el ámbito doctrinario y
jurisprudencial. (1)
En lo sustancial se desprende de la doctrina
emanada del fallo anotado que el Máximo Tri-
bunal ha determinado —al considerar arbitra-
ria la solución dictada por la Sala II de la Cámara
de Casación— que el concepto de “secuela de
juicio” al cual alude la anterior redacción del
art. 67 del Código Penal, más allá de su posi-
ble indeterminación significativa, no puede ser
considerado únicamente con relación al dicta-
do de una sentencia condenatoria, ya que “el le-
gislador al momento de decidir la redacción de la
ley ha pretendido hacer mención a todos aquellos
actos que hacen referencia al desenvolvimiento y
la sustanciación del juicio” (considerando 12).
{ NOTAS }
Especial para La Ley. Derechos reservados (Ley 11.723)
(1) TAZZA, Alejandro O., “La prescripción de la ac-
ción penal, secuela de juicio y plazo razonable”; DJ
09/06/2010, 1545; BREGLIA ARIAS, Omar, “Duración
del proceso penal e insubsistencia de la acción”, LA LEY
2010-A, 1101; GORRA, Daniel Gustavo, “Prescripción
de la acción penal: disparidad de criterios al momento
de computar el plazo” LLGran Cuyo 2009 (marzo), 129;
FLORES, Miguel, “Extinción de la acción penal por efec-
panorama mensual
tribunales superiores provinciales
Sumarios de sentencias relevantes
Buenos Aires
Empleo no registrado
La sentencia que rechazó el reclamo de un
trabajador relativo a las multas establecidas
en los arts. 10 y 15 de la ley 24.013 debe ser re-
vocada, pues el a quo incurrió en absurdo al
emitir el fallo sin analizar los presupuestos
fácticos que daban cuenta de la intimación al
empleador para que registrara correctamen-
te el contrato de trabajo, para resolver si en
la especie se configuraron —o no— los requi-
sitos que viabilizan la aplicación de los dispo-
sitivos legales referidos.
A criterio de la Corte: “ninguna interpreta-
ción puede obviar que tras la noción de secuela
de juicio se esconde la intención del legislador de
mantener un delicado equilibrio entre un código
destinado a aplicarse en toda la República y la po-
testad no delegada por las provincias de dictar sus
propias leyes rituales, de las cuales pueden surgir
distintas acepciones de actos de procedimiento,
cuyas significaciones quedan todas incluidas en
el ya mencionado genérico concepto de secuela de
juicio” (considerando 13).
A fin de dotar de un ordenado análisis el
presente comentario, corresponde realizar un
repaso de las diferentes instancias que rodea-
ron el caso, como así también de las decisiones
adoptadas por los Tribunales intermedios que
intervinieron en el marco de la misma, a fin de
poder analizar de forma integral el significado
y la trascendencia de la sentencia comentada.
En efecto, la causa original trata acerca de
la investigación de posibles maniobras defrau-
datorias en torno a la operación de venta de
una cadena de supermercados de renombre
comercial en nuestro país. En el marco de di-
cho proceso, la Sala IV de la Cámara Nacional
de Apelaciones en lo Criminal y Correccional
revocó el sobreseimiento de los Sres. Jorge
Luis Demaría y Carlos Alberto Oris de Roa
disponiendo su procesamiento, temperamento
respecto del cual la defensa de los nombrados
interpuso recurso de casación, el que, denega-
do, motivó la interposición del recurso de que-
ja correspondiente, el cual fue concedido por el
Tribunal de Casación.
Arribadas las actuaciones a la Sala II, los
Jueces Ana María Figueroa y Alejandro
Slokar (2) resolvieron, teniendo en considera-
ción la fecha de inicio de la causa (anterior a
la vigencia de la ley 25.990) y el máximo de la
pena correspondiente al delito imputado a los
legitimados, que no correspondía emitir un
to del tiempo”, LA LEY, 2009-F, 860.
(2) Según consta en la resolución de fecha 13 de julio
del 2012, la Dra. Ángela Ledesma no suscribió la senten-
cia por encontrarse de licencia.
(3) Ello, toda vez que de acuerdo con los consideran-
dos del Fallo “Arano” causa un perjuicio irreparable o
de imposible reparación ulterior, manteniendo del esta-
do de incertidumbre y de sospecha sobre un imputado,
al que no se le puede imputar las irregularidades en el
SC Buenos Aires, Coria, Silvana Andrea c. Soccor-
so, Claudia María s/ despido - 18/12/2013
Firmantes: Héctor Negri.— Juan C. Hit-
ters.— Hilda Kogan.— Eduardo J. Pettigiani.
Estabilidad sindical
Dado que el art. 52 de la ley 23.551 no exige
formalidad alguna para manifestar la volun-
tad del trabajador de optar por la reinstala-
ción o la indemnización, debe ser revocada
la sentencia que rechazó el resarcimiento en
fallo respecto de la cuestión debatida en el ex-
pediente toda vez que podía haber operado la
prescripción de la acción impulsada respecto
de los encartados en caso de que no mediara la
comisión por parte de los mismos de otro de-
lito, haciendo remisión a los fundamentos del
fallo “Arano” de dicha Sala.
Corresponde destacar que el precedente
mencionado fue dictado el día 30/12/2011 y con-
forma la doctrina vigente de la Sala II, la cual
establece que siempre que haya transcurrido
el máximo de la pena correspondiente al delito
imputado, corresponde la desvinculación del
encartado por medio de la aplicación del ins-
tituto de la prescripción siempre y cuando no
haya recaído sentencia con relación a un delito
posterior cometido por el imputado. (3)
Así las cosas, el Sr. Fiscal ante la Cámara
Federal de Casación, Dr. Raúl Pleé, interpuso
recurso extraordinario contra el fallo dictado
por los Dres. Figueroa y Slokar, el cual fue re-
chazado por considerar los integrantes de la
Sala II que la sentencia impugnada configu-
raba una “sentencia incompleta” (4), extremo
que motivó la interposición del recurso de
queja que, luego de ser declarado admisible,
determinó la intervención de nuestro Máximo
Tribunal.
Previo al dictado de la sentencia comenta-
da, el Sr. Procurador ante la Corte emitió su
dictamen manteniendo el criterio del Fiscal de
Casación y haciendo remisión a un dictamen
anterior, (5) en el cual postuló la arbitrariedad
del criterio sentado en el marco del precedente
“Arano” de la Sala II y a la vez formuló una se-
rie de consideraciones por las cuales entendió
que resultaba necesaria la intervención de la
Corte a fin de permitir el remedio a un daño
insanable, el cual se configura —a su modo de
ver— con motivo de la irremediable pérdida de
tiempo y el agotamiento de plazos razonables
en la resolución de causas penales, perjudi-
cando el interés general en la investigación y
castigo de los delitos junto con el derecho de
proceso, ni las demoras en la sustanciación de los actos
procesales, porque es responsabilidad de los jueces ase-
gurar las garantías constitucionales, el debido proceso,
el derecho de todo imputado a ser juzgado sin dilaciones
indebidas, en un plazo razonable y el cumplimiento del
derecho judicial eficaz.
(4) De acuerdo con el segundo párrafo de la decisión
que resolvió el rechazo del recurso extraordinario inter-
puesto, corresponde calificar como sentencia incomple-
virtud de que la actora no manifestó expresa-
mente su voluntad extintiva con anterioridad
a la promoción de la demanda, máxime si en
el caso lo hizo en la instancia administrativa.
SC Buenos Aires, Díaz, Ramón Ángel c. Eleprint
S.A. s/ fondo de desempleo - 18/12/2013
Firmantes: Héctor Negri.— Daniel F. So-
ria.— Juan C. Hitters.— Luis E. Genoud.—
Eduardo N. de Lázzari.
Catamarca
Acreditación de personería.
Facultades de los jueces
La prueba de la personería reviste carácter de
orden público porque hace a la regularidad del
proceso e implica requisito esencial en la con-
formación de la traba de la litis, a punto tal que
Martes 15 DE ABRIL DE 2014 | 7
los involucrados a obtener una respuesta tem-
poralmente acorde por parte de la justicia.
Así las cosas, al momento de resolver, la
Corte Suprema de Justicia de la Nación, con
el voto de los ministros Ricardo Lorenzetti,
Elena Highton de Nolasco, Carlos Fayt y Juan
Carlos Maqueda, revocó el fallo de la Sala II de
la Cámara Federal de Casación por considerar
arbitraria la interpretación que había hecho
ese tribunal del término “secuela de juicio”
(previsto en la anterior redacción del art.  67
del Código Penal) entendiendo que el criterio
sentado por el Tribunal que interviniera prece-
dentemente generaba una drástica reducción
de la vigencia del texto de la ley, alterando la
armonía con que el legislador combinó el dere-
cho de la sociedad a defenderse contra el delito
y el del individuo sometido a proceso, en forma
que ninguno de ellos sea sacrificado en aras del
otro (considerando 16).
A modo de conclusión, entendemos que el
fallo dictado por la Corte Suprema establece
de forma definitiva el adecuado alcance de
un concepto que desde sus inicios ha resulta-
do indeterminado con relación a sus alcances
procesales, pero que en atención al dictado
de sentencias como la comentada conllevan el
resurgimiento de una jurisprudencia pacífica,
estable y claramente determinada que esta-
blece un punto medio y definitivo en torno a
dos interpretaciones que, por resultar incom-
patibles, generan un grado de divergencia tal
que de manera obligatoria determinan el au-
mento de la litigiosidad ante los Tribunales
intermedios de nuestro país, extremo que sin
lugar a dudas conculca contra el adecuado
funcionamiento del servicio de justicia, pilar
fundamental al cual se debe recurrir al realizar
un estudio sincero y profundizado respecto de
las verdaderas razones de la (en algunos casos
desmedida) extensión temporal de los procesos
penales. l
Cita on line: AR/DOC/1228/2014
ta a aquella resolución que “no resuelve de forma acaba-
da las diferencias entre las partes, sino sólo un aspecto
determinado de ellas”, circunstancia que no habilita la
intervención de la Corte Suprema toda vez que de lo con-
trario llevaría a obligar a ésta a tratar sentencias que no
resuelven el juicio de un modo completo o concluyente.
(5) Expte. G. 651. XLVIII “Guerra, Roque y otros s/
causa 13.931”.
es facultad –deber de los jueces–, que pueden
ejercer de oficio, controlar los documentos
que acreditan la personería para preservar el
normal desarrollo de los procedimientos.
CJ Catamarca, Moya María del Valle Contreras
de s/ testamentario (reconstrucción) s/ acción
autónoma de nulidad – s/ recurso de casación -
01/11/2013
Firmantes: Luis R. Cippitelli.— José R. Cá-
ceres.— Amelia del V. Sesto de Leiva.
Córdoba
Accidente laboral. Ley aplicable
La referencia que se efectúa en el inc. 6 de
la ley 26.773 a las prestaciones de la LRT y
continúa en la página 8
8 | Martes 15 DE ABRIL DE 2014
viene de PÁGINA 7
sus modificatorias, incluidas las del decre-
to 1694/09, no indica que el ajuste alcance a
“contingencias anteriores”, aun cuando éstas
no hayan sido canceladas ya que mientras se
mantenga el principio contenido en el art. 3°
del Código Civil carece de respaldo jurídico
el argumento respecto a la desigualdad que
genera la aplicación de leyes diferentes a tra-
bajadores que sufrieron siniestros anteriores
y posteriores a la nueva legislación.
TS Córdoba, Martin Pablo Dario c. MAPFRE
ART SA. s/ ordinario - accidente (Ley de Ries-
gos) recurso de casación e inconstitucionalidad -
20/02/2014
Firmantes: Luis E. Rubio.— Carlos F. Gar-
cía Allocco.— Mercedes Blanc de Arabel.
Corrientes
Costas de la expropiación.
Las costas de un proceso de expropiación de-
ben imponerse al expropiado, si el único que
ofreció una suma fue el expropiante y la in-
demnización fijada por el juez fue coincidente
con ella, por cuanto dicha situación encuadra
en la última hipótesis prevista en el art. 41 de
la ley 1487 de la Provincia de Corrientes.
ST Corrientes, Dirección Provincial de Viali-
dad c. Juan Bautista Balocco s/ expropiación -
28/11/2013
Firmantes: Guillermo Semhan.— Fernan-
do Niz.— Juan C. Codello.
Jujuy
Desapoderamiento. Daños y per-
juicios
La demanda por los daños derivados del de-
sapoderamiento de la propiedad de actora es
procedente, pues existe relación causal directa
entre ellos y el obrar del juzgado en el que tra-
mitaba la quiebra de los vendedores, en tanto
al momento de la venta y debido a la falta de no-
tificación de la inhibición general de bienes dis-
puesta en su contra al registro pertinente, no
existía registro alguno de su inhibición.
ST Jujuy, J.R. e Hijos S.R.L. c. Estado Provincial s/
demanda de daños y perjuicios - 05/12/2013
Firmantes: Sergio R. González.— Clara A.
De Langhe de Falcone.— José M. del Cam-
po.— María S. Bernal.— Víctor E. Farfán.
La Pampa
Caducidad de la acción de filiación
La declaración de caducidad de la acción de fi-
liación, con fundamento en el art. 325 del Cód.
Civil vigente a la fecha del fallecimiento del
presunto progenitor —posteriormente dero-
gado por la ley 23.264—, implica quebrantar
el derecho a la tutela judicial efectiva y a la ve-
racidad de las relaciones paterno-filiales, al
imponer consecuencias jurídicas a la inacción
del actor, quien no contaba con la información
necesaria para instar la acción judicial.
ST La Pampa, C., S. E. c. Herederos de B., R. M. s/
Filiación y Daño Moral - 05/12/2013
Firmantes: Tomás Esteban Mustapich.—
Hugo Oscar Díaz.
Propiedad de La Ley S.A.E. e I - Administración, Comercialización y Redacción: Tucumán 1471 (C. P. 1050 AAC) Teléfono: 54-11-4378-4765 - Bs. As. Rep. Arg. - Registro Nacional de la Propiedad Intelectual Nº5074180
Mendoza
Seguros. Defensa del consumidor
La aplicación del art. 56 de la Ley de Seguros
es ineludible en todos los casos, con indepen-
dencia de que se trate de una cláusula de ex-
clusión o caducidad, pues esa solución es la
que mejor respeta los principios que rigen
los contratos de consumo —en especial el del
buena fe— ya que, si se acepta que la asegu-
radora incluya en la póliza dichas estipulacio-
nes en forma unilateral, también debe exigír-
sele la mayor diligencia en el cumplimiento
del deber de comunicación.
SC Mendoza, B., R. G. y ots. c. R., R. E. y ots. s/
d. y p. s/ inc. cas. - 18/12/2013
Firmantes: Alejandro Pérez Hualde.— Jor-
ge H. Nanclares.— Omar Palermo.
Daños en un espectáculo público
La Municipalidad codemandada debe res-
ponder por los daños ocasionados a un joven
que quedó en estado vegetativo luego de re-
sultar aplastado por una masa de gente en un
recital realizado dentro de un estadio, pues
no obstante las irregularidades existentes re-
feridas a la insuficiencia de ventilación, la fal-
ta de agua, los defectos de señalización de las
salidas de emergencia, el incumplimiento del
Código de Edificación, concedió autorización
para la realización del espectáculo, lo cual
contribuyó causalmente en la producción del
hecho dañoso.
SC Mendoza, C., P. G. y otros c. Asoc. Civil Club
General San Martín y os. s/ d. y p. s/ inc. cas. -
21/11/2013
Firmantes: Alejandro Pérez Hualde.— Jor-
ge Horacio Nanclares.— Omar Palermo.
Neuquén
Caducidad del proceso laboral
El plazo de caducidad en el proceso laboral
se rige, en primera o única instancia, por
el término de seis meses establecido en el
art. 310, inc. 1 del Código Procesal Civil y
Comercial de la Nación, pues en virtud de
la aplicación supletoria que establece el art.
54 de la ley 921 de la Provincia del Neuquén,
de los principios que inspiran el proceso
laboral y de la índole del derecho material
comprometido —art. 14 bis de la Constitu-
ción Nacional—, debe estarse al término
más extenso.
TS Neuquén, Montecino, Miguel R. c. Texey
S.R.L. y otros s/ despido - 27/11/2013
Firmantes: Ricardo T. Kohon.— Oscar E.
Massei.
Santa Fe
Recurso de inconstitucionalidad
inadmisible
El recurso de inconstitucionalidad contra la
condena por los delitos de homicidio y lesio-
nes culposas es inadmisible, pues el hecho de
que se anulara la anterior sentencia condena-
toria por vicios esenciales hace que aquélla
carezca de efectos, lo que impide que al dic-
tarse una nueva condena en la misma causa
se considere que se vulneró el principio de
prohibición de doble juzgamiento al poder-
se considerar que sólo hubo una sentencia
válida.
Impreso en La Ley, Rivadavia 130, Avellaneda, Provincia de Buenos Aires.
CS Santa Fe, D. R., H. J. s/ homicidio culposo en
diez hechos y lesiones culposas en diez hechos
en concurso ideal - 26/11/2013
edictos
El Juzgado Nacional de Primera Instancia
en lo Civil Nº 50, sito en calle Uruguay 714,
Piso 3º a cargo del Dr. Pablo Miguel Aguirre,
Secretaría Unica a cargo del suscripto, cita a
herederos y acreedores de doña JOSEFINA
BRUN para que comparezcan a hacer valer
sus derechos por el término de treinta días
debiendo publicarse edictos por tres días en
La Ley -correspondiente a los autos “BRUN,
JOSEFINA s/SUCESION AB INTESTATO”-
Expte. Nº 104.362/2013.
Buenos Aires, 28 de marzo de 2014
José María Abram Luján, sec. int.
LA LEY: I. 15/04/14 V. 21/04/14
El Juzgado Nacional de Primera Instancia en
lo Civil Nº 55, Secretaría Unica, cita y emplaza
por treinta (30) días a acreedores y herederos
de “DELPRATTO, INÉS CATALINA” a fin de
hacer valer sus derechos. Publíquese por tres
días en el Diario La Ley.
Buenos Aires, 19 de noviembre de 2013
Olga María Schelotto, sec.
LA LEY: I. 15/04/14 V. 21/04/14
El Juzgado Nacional de Primera Instancia
en lo Civil Nº 20, Secretaría Unica a mi car-
go, sito en Talcahuano 550, Piso 6º de esta
Ciudad, cita y emplaza por 30 (treinta) días a
los herederos y acreedores de RICCI, JORGE
HERNAN. Publíquese por tres días en La Ley.
Buenos Aires, 21 de marzo de 2014
Juan Carlos Pasini, sec.
LA LEY: I. 15/04/14 V. 21/04/14
El Juzgado Nacional de Primera Instancia en
lo Civil Nº 34, Secretaría Unica, de Capital Fe-
deral, cita y emplaza por treinta días a herede-
ros y acreedores de MARIA DELIA DODERO.
El presente deberá publicarse por tres días en
“La Ley”.
Capital Federal, 28 de marzo de 2014
Juan Gabriel Chirichella, sec. int.
LA LEY: I. 15/04/14 V. 21/04/14
El Juzgado Nacional en lo Civil Nº 79, Se-
cretaría Unica, cita y emplaza por treinta
días a herederos y acreedores de ELSA RE-
NEE GANDINI. Publíquese por tres días en
“LA LEY”.
Buenos Aires, 14 de marzo de 2014
Paula E. Fernández, sec.
LA LEY: I. 15/04/14 V. 21/04/14
El Juzgado Nacional de Primera Instancia
en lo Civil Nº 55, cita y emplaza a herederos
y acreedores de doña CARMEN DOMINGA
CRISTALDI por el plazo de treinta días a fin
de que hagan valer sus derechos. El presente
edicto deberá publicarse por tres días en el
Diario La Ley.
Buenos Aires, 24 de febrero de 2014
Olga María Schelotto, sec.
LA LEY: I. 15/04/14 V. 21/04/14
El Juzgado Nacional de 1ra. Instancia en lo
Civil Nº 45, Secretaría Unica, cita y emplaza
por treinta días a herederos y acreedores de
JORGE DIEGUEZ a los efectos de hacerles
saber que deben comparecer a hacer valer sus
derechos. El presente deberá publicarse por
tres días en el Diario “La Ley”.
Buenos Aires, 31 de marzo de 2014
Andrea A. Imatz, sec.
LA LEY: I. 15/04/14 V. 21/04/14
El Juzgado Nacional de Primera Instancia en
lo Civil Nº 55, Secretaría Unica, de la Capi-
tal Federal, cita y emplaza por treinta días a
herederos y acreedores de EDUARDO LUIS
KALAIDJIAN en los autos “KALAIDJIAN
EDUARDO LUIS s/SUCESION AB-INTES-
TATO” (Expte. 91375/13). El presente deberá
publicarse por tres días en el diario La Ley.
Buenos Aires, 24 de febrero de 2014
Olga María Schelotto, sec.
LA LEY: I. 15/04/14 V. 21/04/14
2504/2014. LYNN, HECTOR ANGEL s/
SUCESION AB-INTESTATO. El Juzgado
Nacional de 1º Instancia en lo Civil Nº 16,
cita y emplaza por treinta días a herederos y
acreedores de LYNN, HECTOR ANGEL a fin
que comparezcan a hacer valer sus derechos.
Publíquese por tres días en La Ley.
Síganos en
Firmantes: Roberto H. Falistocco.— Rafael
F. Gutiérrez.— Eduardo G. Spuler.— María
A. Gastaldi.
Buenos Aires, 11 de marzo de 2014
Adrián E. Marturet, sec.
LA LEY: I. 15/04/14 V. 21/04/14
El Juzgado Nacional de Primera Instancia
en lo Civil Nº 54, cita y emplaza a herederos
y acreedores de DALL’ARMELLINA, CELIA
EMILIA por el término de treinta días. Publí-
quese por tres días en La Ley.
Buenos Aires, 9 de abril de 2014
Ma. de las Mercedes Domínguez, sec. int.
LA LEY: I. 15/04/14 V. 21/04/14
El Juzgado Nacional de Primera Instancia en
lo Civil y Comercial Federal Nº 8, Secretaría
Nº 16, sito en Libertad 731, 7º piso de Capi-
tal Federal, hace saber que CARLOS GER-
MAN MEDINA REJALA, nacido en Iturbe,
Paraguay, el 16 de enero de 1984, con D.N.I.
Nº 92.698.675 ha peticionado la concesión
de la ciudadanía argentina, a fin de que los
interesados hagan saber a este Juzgado las
circunstancias que pudiesen obstar a dicho
pedido. El presente deberá ser publicado por
dos veces en un lapso de quince días en el dia-
rio “LA LEY”.
Buenos Aires, 21 de noviembre de 2013
Silvina A. Bracamonte, sec.
LA LEY: I. 15/04/14 V. 15/04/14
Juzgado Nacional en lo Civil Nº 52, Secretaría
Unica, cita y emplaza por el término de trein-
ta días a herederos y acreedores de MARÍA
ESTHER MIGLIORINI. Publíquese por tres
días en el diario La Ley.
Buenos Aires, 27 de marzo de 2014
Silvia N. de Pinto, sec.
LA LEY: I. 14/04/14 V. 16/04/14
El Juzgado Nacional de Primera Instancia
en lo Civil Nº 34, a cargo de la Dra. Marcela
Adriana Penna, Secretaría Unica a mi cargo,
sito en Uruguay 714, piso 5º de la Ciudad
Autónoma de Buenos Aires, cita a herederos
y acreedores de NÉLIDA LEDESMA, por el
plazo de 30 días a los efectos de hacer valer
sus derechos. Publíquese por tres días en
“LA LEY”.
Buenos Aires, 27 de marzo de 2014
Juan Gabriel Chirichella, sec. int.
LA LEY: I. 1404/14 V. 16/04/14
El Juzgado Nacional de Primera Instancia en
lo Civil Nº 80, Secretaría Unica, cita y empla-
za por el término de treinta días a herederos
y acreedores de GENAZZINI, MARIA DEL
CARMEN y VAZQUEZ, CARLOS ALBERTO.
Publíquese por 3 días.
Buenos Aires, 21 de marzo de 2014
Santiago Pedro Iribarne, sec.
LA LEY: I. 14/04/14 V. 16/04/14
El Juzgado Nacional en lo Civil Nº 91, a cargo
del Dr. Carlos Goggi, Secretaría Unica a cargo
de la Dra. María Eugenia Nelli, cita y emplaza
por treinta días a herederos y acreedores
de don NÉSTOR DANIEL VIADAS, D.N.I.
8.371.397. Publíquese por tres días en La Ley.
Buenos Aires, 27 de marzo de 2014
María Eugenia Nelli, sec.
LA LEY: I. 14/04/14 V. 16/04/14
El Juzgado Nacional de Primera Instancia en
lo Civil Nº 97, Secretaría Unica a mi cargo,
cita y emplaza por treinta días a herederos y
acreedores de BONGIOVANNI ARMANDO
OSCAR a los efectos de hacer valer sus dere-
chos. Publíquese por tres días en el diario LA
LEY.
Buenos Aires, 26 de marzo de 2014
María Verónica Ramírez, sec.
LA LEY: I. 14/04/14 V. 16/04/14
El Juzgado Nacional de Primera Instancia
en lo Civil Nº 101, Secretaría Unica, cita y
emplaza por treinta (30) días a herederos y
acreedores de ALBERTO RAUL KELLY a los
efectos que comparezcan a hacer valer sus de-
rechos. Publíquese por tres días en “LA LEY”.
Buenos Aires, 21 de marzo de 2014
Alejandro Cappa, sec.
LA LEY: I. 14/04/14 V. 16/04/14
El Juzgado Nacional de Primera Instancia en
lo Civil Nº 36, cita y emplaza a los herederos
/thomsonreuterslaley @TRLaLey
y acreedores de la Sra. DELIA REGINA RAMI-
REZ a los efectos de hacer valer sus derechos
por el término de treinta días. Publíquese por
tres días en La Ley.
Buenos Aires, 5 de marzo de 2014
Carlos Javier Vicente, sec. ad hoc
LA LEY: I. 14/04/14 V. 16/04/14
El Juzgado Nacional en lo Civil Nº 13, Secre-
taría Unica, cita y emplaza por el término de
30 días a herederos y acreedores de ROSA
BLANCA VACCAREZZA VACCAREZZA. Pu-
blíquese por 3 días en el diario La Ley.
Buenos Aires, 17 de marzo de 2011
Diego Hernan Tachella, sec.
LA LEY: I. 14/04/14 V. 16/04/14
El Juzgado Nacional de Primera Instancia
en lo Civil Nº 54, cita y emplaza a herederos
y acreedores de BARCA, ALEJANDRO AL-
BERTO por el término de treinta días. Publí-
quese por tres días en La Ley.
Buenos Aires, 27 de marzo de 2014
Ma. de las Mercedes Domínguez, sec. int.
LA LEY: I. 11/04/14 V. 15/04/14
El Juzgado Nacional de Primera Instancia en
lo Civil Nº 49, cita y emplaza por 30 días a
herederos y acreedores de ELSA MERCEDES
GARCIA y de IDILIO MANUEL MORIS. El
presente edicto deberá publicarse por tres (3)
por días en el Diario La Ley.
Ciudad Autónoma de Buenos Aires, 30
de octubre de 2013
Viviana Silvia Torello, sec.
LA LEY: I. 11/04/14 V. 15/04/14
El Juzgado Nacional de Primera Instancia
en lo Civil Nº 21, Secretaría Unica con sede
en Talcahuano 490, Piso 1º de la Ciudad
Autónoma de Buenos Aires, cita y emplaza
por treinta días a herederos y acreedores de
CONCEPCIÓN CARMEN GARCEA a los efec-
tos que hagan valer sus derechos. El presente
deberá publicarse por tres (3) días en el diario
“La Ley”.
Buenos Aires, 20 de marzo de 2014
Horacio Raúl Lola, sec.
LA LEY: I. 11/04/14 V. 15/04/14
8713/2014 SANCHEZ CHECA, MARIA
ISABEL s/SUCESION AB-INTESTATO. El
Juzgado Nacional de Primera Instancia en lo
Civil Nº 67, a cargo de la Dra. Marcela Eiff, Se-
cretaría Única, a cargo de la Dra. Paula Andrea
Castro, cita y emplaza a los herederos y acree-
dores de MARIA ISABEL SÁNCHEZ CHECA
por el término de treinta días a efectos de
hacer valer sus derechos. Publíquese por tres
días en LA LEY.
Buenos Aires, 19 de marzo de 2014
Paula Andrea Castro, sec.
LA LEY: I. 11/04/14 V. 15/04/14
111370/2012 PEÑA RAUL s/SUCESION
AB-INTESTATO. El Juzgado Nacional de
1º Instancia en lo Civil Nº 16, cita y emplaza
por treinta días a herederos y acreedores de
PEÑA, RAUL a fin que comparezcan a hacer
valer sus derechos. Publíquese por tres días
en LA LEY.
Buenos Aires, 14 de marzo de 2014
Adrián E. Marturet, sec.
LA LEY: I. 11/04/14 V. 15/04/14
El Juzgado Nacional de Primera Instancia en
lo Civil Nº 47, a cargo del Dr. Horacio Maderna
Etchegaray, Secretaría Unica, cita y emplaza
por el término de treinta días a herederos y
acreedores de HECTOR PEDRO GONZALEZ
y OLGA NIDIA SILVA. Publíquese por el tér-
mino de tres días en LA LEY.
Buenos Aires, 21 de marzo de 2014
Silvia R. Daray, sec.
LA LEY: I. 11/04/14 V. 15/04/14
El Juzgado Nacional en lo Civil Nº 41, cita y
emplaza por el plazo de treinta días a herede-
ros y acreedores de ALICIA MARIA DELLOC-
CHIO a presentarse en autos a fin de hacer
valer sus derechos. Publíquese por tres días
en LA LEY.
Buenos Aires, 19 de marzo de 2014
Gonzalo Martin Alvarez, sec.
LA LEY: I. 11/04/14 V. 15/04/14