Discover millions of ebooks, audiobooks, and so much more with a free trial

Only $11.99/month after trial. Cancel anytime.

Servolución: Cómo comenzar una revolución en la iglesia por medio del servicio
Servolución: Cómo comenzar una revolución en la iglesia por medio del servicio
Servolución: Cómo comenzar una revolución en la iglesia por medio del servicio
Ebook262 pages5 hours

Servolución: Cómo comenzar una revolución en la iglesia por medio del servicio

Rating: 4.5 out of 5 stars

4.5/5

()

Read preview

About this ebook

La Iglesia Centro de Sanidades sigue con pasión el ejemplo de servir a otros en los cuales vemos reflejada la persona de Jesús. De su implacable afán en buscar formas de bendecir a los afligidos en el nombre de Jesús, surgen relatos asombrosos que demuestran estrategias prácticas para vivir una misión de amor y dedicación hacia todos los miembros de la sociedad. Cada capítulo incluye sugerencias prácticas y recursos para el beneficio de cualquier iglesia.Encuentre estímulo en el testimonio de cómo el Espíritu de Dios puede facultar y bendecir su ministerio a través de la sencilla pasión de servir a otros. Dondequiera que esté y cualesquiera que sean sus dones, usted puede desempeñar un papel fundamental en una revolución de servir a otros con el amor y la misericordia de cristo: una Servolución.
LanguageEspañol
PublisherZondervan
Release dateDec 21, 2010
ISBN9780829782400
Servolución: Cómo comenzar una revolución en la iglesia por medio del servicio
Author

Dino Rizzo

Dino Rizzo es el fundador y pastor líder de Healing Place Church (La Iglesia Centro de Sanidades) en Baton Rouge, Louisiana. Esta congregación multisitio ha crecido a más de siete mil asistentes en varios países. Dino también es cofundador de la Association of Related Churches, organización que ha establecido sesenta y tres iglesias en todo el país, y Go Global Missions, un grupo concebido para el desarrollo de misioneros y la asociación de organizaciones misioneras. Él y su esposa, DeLynn y sus tres hijos residen en Baton Rouge.

Related to Servolución

Related ebooks

Christianity For You

View More

Related articles

Reviews for Servolución

Rating: 4.6000001 out of 5 stars
4.5/5

5 ratings0 reviews

What did you think?

Tap to rate

Review must be at least 10 words

    Book preview

    Servolución - Dino Rizzo

    PROLOGO

    Algunos líderes me presionan. Algunos me inspiran. Otros me retan. Sin embargo, Dino Rizzo es un tipo de líder que me ha trastornado … de la mejor manera posible. Y eso es precisamente lo que está a punto de hacer contigo.

    Durante varios años oí acerca de un tal cajún procedente de los densos bosques de Louisiana, catalogado como radicalmente generoso, altruista por completo y dedicado al reino de Dios. De cualquier forma, la mayoría de los seguidores de LSU son diferentes. (Lo siento Tigres.) ¡No obstante, Dino es alguien fuera de serie!

    La primera vez que disfruté de un tiempo prolongado con Dino y su Healing Place Church fue durante mi visita a las instalaciones de la iglesia. Inmediatamente después de que nuestro avión aterrizó, Dino nos mostró con orgullo el campus del Centro de Ensueño (Dream Center). Sus ojos eran un reflejo de su corazón. En un cierto momento, se encendían de pasión conforme explicaba cómo la gente de su iglesia producía un impacto al ayudar a los que contaban con muchos menos recursos que ellos mismos. Luego, sus ojos se inundaban de lágrimas conforme relataba en detalle sobre la madre soltera con tres hijos que había sido maltratada durante años. Dino abrazaba a cada persona que conocíamos, chocaba sus cinco con ellas y demostraba el orgullo que sentía por cada miembro de su rebaño. Pocas veces he presenciado tanto amor de un pastor hacia su gente.

    Nuestra próxima parada fue para realizar una gira por las unidades médicas móviles. Conocí a un médico que trata a las personas los fines de semana de forma gratuita, un dentista que acababa de extraer cuarenta y un dientes, y docenas de personas que los acompañaban solo para mostrar el amor de Cristo. Nos encontramos con varios líderes de la ciudad. Bomberos. Oficiales de la policía. Miembros del ayuntamiento. Todos ellos se habían unido a esta gran iglesia luego de que la misma les hubiera servido de un modo u otro.

    Estas personas son diferentes. Están obsesionadas con servir sin esperar nada a cambio. Tal cosa no es algo que planean hacer. No solo asisten a la iglesia. Son siervos que tienen la misión de impactar a su ciudad con el amor de Cristo.

    Todo esto me desconcertó. Estábamos dejando una huella en la vida de las personas que se encontraban dentro de la iglesia. Estas personas a su vez estaban impactando de forma positiva la vida de las personas fuera de su iglesia. Ponían en práctica el estilo de vida sobre el que he leído en el libro de los Hechos. Y estaban experimentando resultados similares a los del Nuevo Testamento.

    Así es como debe de ser. Este es el reino de Dios. Si estás buscando un libro sobre estrategias de crecimiento de la iglesia, ideas brillantes o las teorías más vanguardistas, no te molestes en leer este. En lugar de programas, tácticas y estrategias, experimentarás historias que te conmoverán, exigirán y te sacarán de tu zona de confort hacia una vida de servicio radical para el reino. No tengo duda alguna de que la historia de Dino te trastornará. de la mejor manera posible. ¡Permite que comience la servolución en tu vida y tu ministerio!

    —Craig Groeschel, pastor principal, LifeChurch.tv

    INTRODUCCIÓN

    NO PODEMOS DEJAR QUE SE NOS ESCAPE

    Le mostré a mi padre su fotografía. Tenía veintidós años y había conocido a la chica de mis sueños, a la que de alguna forma había convencido para que se casara conmigo. Mi padre contempló la fotografía y después me miró, luego observó de nuevo a la fotografía y más tarde dirigió su mirada otra vez a mí. Algo no tenía sentido. Tras unos momentos de silencio, concluyó que esto debía ser obra del Dios Todopoderoso. Solo podía ser una bendición de un Dios misericordioso que tan preciosa chica pronto se convirtiera en su nuera.

    Le había pedido a DeLynn que se casara conmigo, pero como no tenía los fondos necesarios para el anillo de compromiso, fui a ver a mi padre con su foto en la mano como prueba del milagro. Él se volvió hacia mí, hinchó su pecho y me dijo: «Hijo, tenemos que ponerle un anillo en el dedo de inmediato. No podemos dejar que se nos escape».

    Él se dirigió a la otra habitación y regresó trayendo un sobre que me entregó. Sorprendido, me di cuenta de que estaba repleto de dinero en efectivo que había guardado para mí durante meses. Sabía que mi padre, italiano de pura raza, estaba a punto de hacerme una oferta que no podía rechazar. Sonriendo me dijo: «Vamos a comprar el mayor diamante que podamos encontrar y ponerlo en el dedo de esta preciosa chica». Y eso fue lo que hicimos.

    Hoy, después de más de veinte años, cada vez que miro la mano de DeLynn y veo su anillo puedo recordar la voz de mi padre y sus ojos intensos diciéndome: «No podemos dejar que se nos escape».

    Así como mi padre no estaba dispuesto a perder la bendición de esta bellísima nuera, creo que nuestro Padre celestial tiene el mismo sentir por los que están perdidos. El corazón del Dios todopoderoso ve a la gente en sus hogares, sus ciudades, los escritorios junto a nosotros y las calles. Él las ve como personas preciosas que no quiere perder, y mirando fijamente hacia nuestro corazón dice: «Vamos a hacer lo que sea, cueste lo que cueste. ¡No podemos dejar que se nos escapen!»

    A lo largo y ancho de la Biblia, se escucha el clamor de Dios mientras llama a su pueblo para que se preocupe por los otros. Otros que se hallan en residencias de ancianos, otros que no tienen hogares, otros que viven sin padres, otros que poseen vidas disfuncionales, otros que trabajan en clubes de striptease o venden sus cuerpos, otros que son nuestros vecinos y otros que se encuentran alrededor del mundo. A causa de su intenso amor por la humanidad, Dios envió a su hijo a morir en nuestro lugar, y todo aquel que cree en Jesús—cualquiera que crea—será salvo. En Judas 23 se nos exhorta a que ayudemos a los que dudan, arrebatemos a otras personas del fuego, y nos compadezcamos de aquellos a nuestro alrededor.

    Si escuchamos con atención, oiremos a nuestro Padre diciéndonos: «Te quiero, me importas, y removeré cielo y tierra por ti. Sin embargo, no solo te veo a ti; veo mucho más allá. Me perteneces. Y debido a que eres precioso para mí, deseo que compartas mi misión de alcanzar a otros». Él quiere que compartamos su gozo al ver a otros encontrar esperanza y sanidad en Jesús. Eso es lo que nos dio a entender cuando dijo: «He venido a buscar y salvar lo que se había perdido».¹ No podemos dejar que se nos escapen.

    Nuestras vidas significan más para Dios de lo que podemos imaginar … hay muchas vidas y demasiadas personas que traer a él. Tal como una semilla de manzana contiene en sí el potencial de producir un nuevo árbol, del cual a su vez surgirán miles de árboles más, así sucede con nuestra vida. Si pudiéramos ver lo que Dios ve en nosotros y lo que cada una de nuestras vidas significa para su reino, nos asombraríamos. Hay otros que pueden ser alcanzados a través de nosotros, y además, existen otros que a su vez serán alcanzados por esos otros. Dios cuenta con nosotros para que nos levantemos y produzcamos un impacto en el mundo.

    Mi esperanza es que a través de la historia de nuestra continua jornada los creyentes despierten para ver el mundo desde una nueva perspectiva, que no nos levantemos pensando: «¿Cómo puedo hacer que mi iglesia crezca hoy?» o «¿Cómo puedo mejorar mi carrera hoy?», sino que el primer pensamiento en nuestros corazones cada mañana sea: «¿Cómo puedo servir a las personas que forman parte de mi vida hoy? ¿Cómo puedo alcanzar y cuidar de aquellos que viven a mi lado y trabajan en la misma oficina que yo?»

    Tal vez nunca sepamos de qué forma nuestro servicio y nuestros simples actos de amabilidad han afectado el curso de una vida, una comunidad o incluso una nación hasta que lleguemos al cielo. Si no hacemos nada, el resultado será. ¡nada! Sin embargo, cuando nos enfrascamos en una búsqueda para servir a otros y se enciende una servolución a fin de cuidar a los afligidos a nuestro alrededor, podemos presenciar los resultados más asombrosos. La gente encontrará una esperanza y una sanidad que solo se pueden encontrar en Jesús. Nos daremos cuenta de que formamos parte de algo mucho más grande que nosotros mismos en la medida que nos unimos al Señor para hacer avanzar su reino.

    Te invito a unirte a un movimiento que retumba a lo largo del cuerpo de Cristo, a un ejército revolucionario de personas listas a aceptar su mandato. Estamos alcanzando de forma activa a los perdidos, los olvidados y los pobres para mostrarles a un Dios que está apasionadamente enamorado de ellos. Nos mantenemos unidos en un solo sentir, señalando: «Estamos aquí para hacer lo que sea y cuando sea de modo que los otros no se nos escapen. Serviremos a los demás y les demostraremos la esperanza que solo Jesús puede darles».

    Esto es una revolución destinada a servir a las otras personas. Las tropas son los seguidores de Cristo, las compañías de soldados son las iglesias, y las armas son las toallas para el servicio. Una vez que hayas experimentado el sentido de propósito que viene de servir a otros con cada gota de la energía, el tiempo y los recursos que poseas, sentirás el deseo de servir cada vez más. Y conforme lo hagas, estarás saqueando al infierno y poblando al cielo. A través de nuestra vida, nuestras familias y nuestras iglesias, Dios está a punto de tocar la vida de otros en formas que nunca hemos imaginado posibles.

    CAPÍTULO 1

    EL COMIENZO DE UNA SERVOLUCIÓN

    Cuarenta y cinco toneladas de té

    Me pregunto si sabían que iban a provocar una revolución. ¿Se darían cuenta de que tan solo una tarde de acción encendería la mecha de la Revolución Estadounidense? ¿Tenían la más remota idea de que lo que estaban haciendo alteraría la historia que conocían y cambiaría al mundo para siempre? El 16 de diciembre de 1773,¹trescientos Hijos de la Libertad abordaron varias naves atracadas en el Puerto de Boston. A modo de protesta contra unos impuestos injustos, arrojaron de forma metódica cuarenta y cinco toneladas de té británico al agua. En medio del clamor y mientras miles de colonizadores los animaban, me pregunto si entendían el significado de su protesta.

    El Motín del Té de Boston (Boston Tea Party) es una gran ejemplo de lo que hace falta para emprender una revolución: una misión clara en la que todos crean, gente que no soporta la opresión, y líderes dispuestos a sacrificar sus vidas para iniciar el cambio. A lo largo de la historia del mundo vemos ejemplos de revoluciones y oímos testimonios de los bravos héroes que dieron sus vidas por su causa.

    Este libro tiene que ver con una revolución. Sin embargo, se trata de un tipo de revolución diferente, ya que no está fomentada por la ira, la violencia y la revuelta, sino por la compasión, elamor y el servicio. Esta revolución tiene una misión clara, dando respuesta al clamor de los pobres, los afligidos y los olvidados, y se compone de revolucionarios dispuestos a sacrificar sus vidas con el fin de alcanzar a la gente en sus ciudades, naciones y todo el mundo. Es una revolución que tiene como finalidad iniciar un cambio, pero no derrocando a un gobierno; este cambio se logra ofreciéndole sanidad a un mundo adolorido y amando a la gente en el nombre de Jesús.

    Le llamamos una servolución: un cambio significativo en el curso de la historia provocado por simples actos de amabilidad.

    ¿Qué es una servolución?

    1. Un cambio completo y radical en la vida de una persona provocado por simples actos de amabilidad para la gloria de Dios.

    2. El reino de Dios así en la tierra como en el cielo.

    3. Una revolución de la iglesia a través del servicio.

    No puedo hablar en nombre de los Hijos de la Libertad que emprendieron la Revolución Estadounidense, pero cuando nuestra servolución comenzó, DeLynn y yo desconocíamos el impacto que iba a tener o el número de personas que se verían afectadas. No tenía un nombre, y sobra decir que no contábamos con cientos de espectadores animándonos. Solo éramos dos jóvenes con un intenso deseo en nuestros corazones de mostrarles a las personas el amor de Cristo y servir a las familias quebrantadas de nuestra comunidad. Teníamos la convicción de que si liderábamos a la iglesia con la pasión de alcanzar al mundo sirviendo a una persona tras otra, algo asombroso acontecería,² aunque no sabíamos lo que Dios llevaría a cabo a través de nosotros.

    El propósito de este libro no es exponer una fórmula para los pastores con la idea de hacer crecer sus iglesias o que un creyente pueda revolucionar su vida. No existe un programa de diez pasos a seguir a fin de empezar tu servolución. Cada uno irá creando su propia senda. Y aunque es cierto que los que formamos parte de Healing Place Church hemos hecho muchas cosas bien, también experimentamos muchos momentos en los que aprendimos a hacer las cosas sobre la marcha. ¡No existe una ecuación perfecta para las cosas que Dios nos pide hacer, pero siempre es emocionante buscar nuestro destino en él!

    LAS CHISPAS SALTAN

    Una de las primeras chispas de esta servolución representó también una de las experiencias más humillantes de mi vida. DeLynn y yo llevábamos casados tan solo unos años y estábamos de visita en Houston durante una de las etapas más cruciales de nuestras vidas. Hacía muy poco que habíamos dimitido como pastores de jóvenes de la iglesia donde nos conocimos, dedicándonos durante varios meses a hablar en distintas iglesias y campamentos de jóvenes por todo el país. Aunque nos habían ofrecido bastantes oportunidades de ministerio, aún no habíamos determinado con exactitud cuál era el lugar donde Dios nos quería.

    En octubre de 1993 nos encontrábamos en el salón del pastor John Osteen, el fundador de Lakewood Church.³ El pastor Osteen era una leyenda para muchas personas—incluyéndonos a DeLynn y a mí—y aquí estábamos, gozando del privilegio de visitarle en su casa con la familia que tanto quería. Yo hacía preguntas a diestra y siniestra, queriendo aprender del hombre que tanto respetaba. De pronto, me dejó mudo con una de sus preguntas: «Hijo, ¿qué es lo que quieres hacer? ¿Qué es lo que Dios ha puesto en tu corazón?»

    Eran muchos los pensamientos y sueños que DeLynn y yo habíamos intentado analizar. Al principio, no supe qué decir. No entendíamos todas las cosas, pero deseaba con desesperación ser capaz de explicar los que sentíamos en nuestros corazones. Así que cuando empecé a responderle, no me pude contener. Fue uno esos momentos en los que no sabemos ni lo que decimos. Estás tan lleno de sueños, ideas y preguntas que no puedes dominarte, y como si se tratara de una presa que se desborda, las palabras fluyen libremente. Por último, habiéndolo dicho todo, me quedé sin palabras.

    En realidad, no supe de qué forma él iba a responder. Con honestidad, no estaba muy seguro de lo que había dicho, pero de alguna forma esperé que me diera un gran consejo. En lugar de eso, el pastor Osteen simplemente me miró. El silencio fue ensordecedor, y empecé a reproducir todo mi monólogo en mi mente. ¿Es posible que haya dicho todo eso? De repente, me sobrevino esa pesadilla en la que me imaginaba permaneciendo en el centro de la cancha bajo los reflectores durante la ceremonia de apertura de la final de la NBA mientras vestía tan solo mis calzones. ¡Vaya, hombre! No quiero ni imaginarme lo que el pastor Osteen está pensando en estos momentos.

    Seguidamente, se puso de pie y salió del salón. ¡Solo se levantó y se marchó! Así que hice lo que cualquier buen esposo haría en esta situación: escurrir el bulto y pasárselo a mi esposa. «DeLynn, ¿por qué no me paraste? ¡Lánzame la mirada, dame una patada en la espinilla, derrama tu bebida sobre mí. lo que sea!»

    Por favor.

    Después de una eternidad de tres minutos, regresó y me sorprendió con un cheque de cuatrocientos dólares. Me indicó: «Esto es lo que tienes que hacer. Necesitas fundar una iglesia en Baton Rouge para alcanzar a los pobres y los afligidos. Aquí tienes el primer diezmo: te estoy dando tu primera ofrenda». Él había escuchado a nuestros corazones y tuvo la sabiduría para decirnos que lo que DeLynn y yo sabíamos en lo más profundo de nuestros corazones era lo que Dios quería para nuestras vidas.

    Y entonces, con su propio tono bromista, pero hablando muy en serio, me dijo: «Ahora bien, si no fundas esa iglesia, voy a ir y te voy a mandar a la cárcel por haberme robado mi dinero». Tomé esas palabras muy en serio conforme llevaba ese cheque amarillo con un valor de cuatrocientos dólares firmado por John Osteen de vuelta a Baton Rouge.

    Y eso fue todo. DeLynn y yo regresamos a casa para abrir una iglesia, no porque John Osteen nos lo hubiera dicho, sino porque nos había ayudado a reconocer lo que Dios ya había puesto en nuestros corazones y a cobrar el valor necesario para dar un paso al frente y dedicarnos a la tarea.

    Ese simple acto de entregarnos un cheque cambió el curso de nuestra historia. Mirando atrás, esa fue una de las chispas que encendió nuestra servolución. Representó un momento divino para nosotros. Conocíamos nuestra misión. Teníamos nuestro mandato.

    Sabíamos que nos enfrentaríamos a retos enormes, pero estábamos resueltos a alcanzar el éxito. Baton Rouge era una comunidad con un número infinito de gente quebrantada. Transcurría 1993, y la ciudad todavía estaba tambaleándose luego de varios escándalos provocados por ciertos ministerios muy notables.⁴ Mucha gente había abandonado la idea de ir a la iglesia, y peor aun, se había apartado de Dios. Además, Louisiana de modo habitual ocupa uno de los primeros puestos en la lista de estados con casi todas las categorías negativas: pobreza, analfabetismo, desempleo y poca calidad de vida.

    El primer reto llegó cuando hablé por primera vez en nuestra nueva iglesia y doce personas se presentaron. Después de predicar, cinco se marcharon. Haciendo cálculos me di cuenta de que si mi predicación reducía la asistencia en un cuarenta y dos por ciento en cada culto, solo me quedaban dos semanas más para vaciar el local.

    Haciendo cálculos me di cuenta de que si mi predicación reducía la asistencia en un cuarenta y dos por ciento en cada culto, solo me quedaban dos semanas más para vaciar el local.

    ¡Qué bien!

    Sobra decir que estábamos muy desanimados, así que DeLynn y yo decidimos ahogar nuestras penas probando todos y cada uno de los treinta sabores de helados en Baskin Robins. Nuestro desánimo no duro mucho, porque en algún momento cuando íbamos por el sabor veintisiete nos dimos cuenta de por qué nos habíamos metido en esto en primer lugar. Sabíamos que Dios nos había llamado a amar y ayudar a los pobres y los afligidos, y acordamos que independientemente del número de personas que viniera a la iglesia (o se marchara de ella), no tiraríamos la toalla. No nos iban a importar los números; solo cumpliríamos con nuestro papel de amar y servir a

    Enjoying the preview?
    Page 1 of 1