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La Tempestad calmada

P. Daniel Albarrán
Título Original:
La Tempestad calmada

Autor: P. Daniel Albarrán

Escrito en Barcelona, en agosto de 2006.

I.S.B.N. 980-12-2383-9

Depósito legal: lf: 0812007200230

Configuración, edición y publicación: P. Daniel Albarrán


Barcelona, Venezuela, agosto 2006.
LA TEMPESTAD CALMADA

Lucas, 8, 22-25:

Sucedió que cierto día subió a una barca con sus


discípulos, y les dijo: «Pasemos a la otra orilla del lago.» Y
se hicieron a la mar.
Mientras ellos navegaban, se durmió. Se abatió
sobre el lago una borrasca; se inundaba la barca y estaban
en peligro.
Entonces, acercándose, le despertaron, diciendo:
«¡Maestro, Maestro, que perecemos!» El, habiéndose
despertado, increpó al viento y al oleaje, que amainaron, y
sobrevino la bonanza.
Entonces les dijo: «¿Dónde está vuestra fe?» Ellos,
llenos de temor, se decían entre sí maravillados: «Pues
¿quién es éste, que impera a los vientos y al agua, y le
obedecen?»

Existen ciertos textos de los evangelios fascinantes, desde


todo punto de vista. Algunos, asombran por las cosas maravillosas
que nos cuentan por sí mismos. Otros, pueden resultar enigmáticos.
Sin duda, que este relato entresacado para nuestro estudio
contiene todos los elementos posibles, tanto de maravilla como de
enigma, aun, cuando aparentemente están claros y precisos.
De hecho, a primera vista, está claro que se trata de algo
sencillo, por lo menos para el personaje principal del relato: calma
- La tempestad calmada –

la tempestad, por una parte; y, por la otra, da una lección de que hay
que tener fe. Está demasiado claro.
Pero, en esa aparente claridad, hay elementos que son
interesantes y que requieren un tiempo de estudio y dedicación.
Cosa que nos obliga a asumir una posición no de duda, sino de
búsqueda, y de inquietud. Sobre todo, si tenemos en cuenta que los
evangelios están escritos para nuestro propio bien.
Y si los evangelios están escritos para nuestro
enriquecimiento personal, estamos obligados por necesidad de
crecimiento, a buscarle todas las implicaciones posibles
subyacentes para en verdad crecer, como ha de ser toda posible
lectura de los mismos.
Esta postura nos lleva a cuestionarnos muchas cosas. Y,
también, a cuestionar al texto, como tal. No en posición de duda,
sino de búsqueda para que sea más fructífera su lectura y
aplicación.
Así, algunas de las cuestiones para preguntarnos y preguntar
al texto, son:

1. Planteamientos de búsqueda y de inquietud al


texto de la tempestad calmada:

6 P. Daniel Albarrán
-Algunos elementos de búsqueda y de inquietud -

a.) ¿En qué nos beneficia, como lectores inquietos, el texto de


la tempestad calmada de los evangelios?1

b.) ¿Tiene alguna aplicación para nuestras vidas concretas e


históricas el hecho de que Jesús, de manera maravillosa,
haya calmado la tempestad?

c.) ¿El desesperarse de los apóstoles es motivo de


recriminación por parte de Jesús, como nos lo señalan los
relatos de la tempestad?

d.) ¿El desesperarse de los apóstoles, no era, acaso una manera


típica de un grupo que se halle en situación similar?

e.) ¿Por qué el reclamo y la recriminación de Jesús?

f.) ¿Tiene justificación esa recriminación, justo en ese


momento? Esta pregunta tiene algunas aplicaciones

1
Como lo dice San Pablo a la carta a los Hebreos: “Por tanto, así
como los = hijos = participan de la sangre y de la carne, así también
participó él de las mismas, para aniquilar mediante la muerte al señor de la
muerte, es decir, al Diablo,y libertar a cuantos, por temor a la muerte,
estaban de por vida sometidos a esclavitud. Porque, ciertamente, no se
ocupa de los ángeles, sino de la = descendencia de Abraham. =Por eso
tuvo que asemejarse en todo a sus = hermanos, = para ser misericordioso y
Sumo Sacerdote fiel en lo que toca a Dios, en orden a expiar los pecados
del pueblo.
Pues, habiendo sido probado en el sufrimiento, puede ayudar a los
que se ven probados” (Hebreos, 2, 14-18).

7
- La tempestad calmada –

moralistas de las que con harta frecuencia se utilizan para


sacarnos en cara el que no se tenga fe, o cosas parecidas.
Evitemos, a toda costa, cualquier aplicación moralista,
respetando, por supuesto, a quienes, lamentablemente, la
usan como recurso. Pero, no, en este caso. Nos libre Dios,
de semejante reduccionismo, carente de todo respeto y
seriedad.

g.) ¿Tiene ese relato alguna otra aplicación en la misma Biblia


para nuestro enriquecimiento? Y si las hay, ¿cuáles serían?

h.) Más, aún, ¿ese relato tiene alguna otra fundamentación en


las mismas Escrituras, o, sólo es una aparición solitaria, sin
ninguna otra relación escriturística?

i.) ¿Dónde está lo maravilloso de ese relato: en la tempestad


calmada?

j.) ¿En que nos beneficia ese relato: en que se descubre lo


maravilloso de la acción de Jesús? ¿Ese es el sentido del
milagro? ¿Cuál es el beneficio de ese milagro, en caso de
serlo? ¿Dónde está lo milagroso, en caso de que lo sea?

8 P. Daniel Albarrán
-Algunos elementos de búsqueda y de inquietud -

Muchos más podrían ser los planteamientos con los que nos
veríamos, y nos vemos, enfrentados en el texto del relato de la
tempestad calmada.
Una cosa ha de quedar en claro: no se trata de colocarnos en
actitud de duda, sino en la de la búsqueda para nuestro propio
beneficio en crecimiento. Y este texto tiene muchas cosas y
elementos que nos van a ayudar y que nos serán descubiertas,
justo desde las inquietudes.
Ahora bien: ¿dónde vamos a hallar los elementos para las
respuestas posibles, en caso, de que también las haya? No en
otra parte, que en el mismo relato, y a todas las referencias que
se encuentran en el mismo, y a las que hay que ir para nuestra
maravillosa sorpresa.
Así, tenemos que en el mismo relato del evangelio, hay
algunos elementos que nos van ayudar, y que, ahora, tenemos
que resaltar, para empezar a adentrarnos en la búsqueda y en el
enriquecimiento, sorpresivo y realmente fascinante y
maravilloso. Veamos el mismo relato de la tempestad.

2. Elementos del mismo relato de la tempestad


calmada y que son la clave de lo maravilloso del
relato:

a.) Pasemos a la otra orilla.


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- La tempestad calmada –

b.) Se hicieron a la mar.

c.) Se abatió sobre el lago una borrasca; se inundaba la barca y


estaban en peligro.

d.) Entonces, acercándose, le despertaron, diciendo: «¡Maestro,


Maestro, que perecemos!»

e.) El, habiéndose despertado, increpó al viento y al oleaje, que


amainaron, y sobrevino la bonanza.

Aquí están todos los elementos para nuestra búsqueda. Para


nuestras respuestas. Para nuestro enriquecimiento. ¿O, entonces,
para que fueron escritos los evangelios, si no? Pues, para eso.
Y no está mal que intentemos adentrarnos. Todo lo
contrario.
Cada una de las preguntas-inquietudes van a encontrar sus
respuestas en los elementos anteriores, y a los que les dedicaremos,
a cada uno, un capítulo entero

10 P. Daniel Albarrán
PASEMOS A LA OTRA ORILLA
PASEMOS A LA OTRA ORILLA

Aquí comienza nuestra aventura.


Según los relatos de los evangelios es Jesús quien propone
pasar a la otra orilla.
¿Qué podría significar pasar a la otra orilla? ¿A la orilla de
qué? ¿Y, por qué, necesariamente, a la otra orilla?
A la otra orilla del lago, nos dicen los evangelistas (cfr. Lc.
8, 22; Mt. 8, 18; Mc. 4,35).
¿Por qué no quedarse en la orilla donde estaban? ¿Era que
no era más cómodo quedarse donde estaban? ¿Qué estaban
haciendo en la orilla de acá, donde estaban, y, qué tenían que hacer
en la otra? ¿El mudarse de orilla era necesario, y, por qué?
Los evangelistas Mateo y Marcos nos dicen que estaban
rodeados de gente. En Mateo, estaban rodeados de la
muchedumbre. ¿Sería que en la otra orilla ya no estarían rodeados
de la muchedumbre? Un detalle importante en Mateo 8,18 es que
Jesús “viéndose rodeado de la muchedumbre, mandó pasar a la
- La tempestad calmada –

otra orilla”. La iniciativa de pasar a la otra orilla es de Jesús. Pero,


“viéndose rodeado de la muchedumbre”.
¿El dato de la muchedumbre que lo rodeaba tendrá alguna
significación?
Este dato parece interesante, y, en cierta manera
contradictorio, ya que a Jesús le convenía que la gente (o la
muchedumbre) le escuchara. Al fin y al cabo, le interesaba que
escuchara su mensaje y su doctrina. ¿Entonces, por qué pasar a la
otra orilla, si justo en donde estaba, había gente que podía
escucharlo? ¿O, el problema, no era, sino que era muchedumbre; es
decir, que no estaban en condición de escuchar ni entender nada,
precisamente, por ser “muchedumbre”?
¿Tendrá la clasificación “muchedumbre” alguna
connotación despectiva por parte del evangelista? ¿O, no será
despectiva, sino clasificatoria y detallista para precisar que en esas
condiciones no se puede entender ni captar nada del mensaje de
Jesús? Mas, cuando el evangelista Mateo resalta la expresión
muchedumbre en los apartados anteriores, por ejemplo, en la
curación de un leproso (cfr. Mt. 8, 1) y en las numerosas curaciones
(cfr. Mt. 8, 16), e, incluso, en la curación del criado del centurión
(cfr. Mt. 8, 5-13).
Es interesante el dato que nos da el evangelista San Mateo
en esa invitación y propuesta de Jesús de pasar a la otra orilla. Nos

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-Pasemos a la otra orilla -

coloca una conversación y un ofrecimiento de un escriba y de un


otro discípulo de seguir a Jesús a cualquier parte. Jesús le contesta
al primero que “las zorras tienen guaridas y las aves del cielo
nidos; pero el Hijo del hombre no tiene donde reclinar la cabeza”;
y, al segundo, que lo siga “y deja que los muertos entierren a sus
muertos” (cfr. Mt. 8, 19-22). Después, “subió a la barca y sus
discípulos le siguieron” (cfr. Mt. 8, 23).
¿Habrá alguna relación implícita en ese detalle de la
conversación de Jesús con esos dos personajes con el hecho de
pasar a la otra orilla?
¿Qué quiere decir pasar a la otra orilla?
¿Pasar a la otra orilla, a qué?
¿Qué hizo en la otra orilla, a donde propuso que pasaran?
En el evangelio de San Mateo, realiza una expulsión de unos
endemoniados (dos). Por cierto, que los gadarenos (la ciudad de
Gadara) le piden que, más bien, se vaya del pueblo, después que
fueron testigos de la expulsión de los endemoniados y después de
que los puercos se lanzaran al mar (cfr. Mt. 8, 28-34). Después, se
regresó. No hizo más.
En el evangelio de San Marcos, el mismo endemoniado,
porque en este evangelio es uno (también en San Lucas), le pide a
Jesús para acompañarlo, pero Jesús le recomienda que vaya a su
casa y cuente todo lo que pasó. Y se repite la aplicación del

15
- La tempestad calmada –

evangelista San Mateo del ofrecimiento para seguir a Jesús, pero,


no, antes del viaje, sino después.
¿Pasar a la otra orilla? Esa es la constante en este apartado.
¿Qué querrá decir?
¿Tendrá alguna relación el pasar a la otra orilla con el hecho
del ofrecimiento para seguir a Jesús, y seguirlo, después de la
aceptación por parte de Jesús? ¿Será esa la constante de los
evangelista y será esa la idea implícita en el pretexto de la
tempestad calmada?
En todo caso, hay allí un movimiento, y una invitación al
movimiento: pasar a la otra orilla. Como también hay un
movimiento, al menos en la voluntad, de los que se ofrecen para
seguir a Jesús.
El caso se pone más interesante porque Jesús vuelve otra
vez a la orilla de donde partió y donde estaba. ¿A qué fue: a buscar
pleito con los de la ciudad de Gadara? ¿O, ese detalle no es
importante? ¿O, qué es lo importante: la tempestad calmada?
¿En qué nos beneficia el relato de la tempestad calmada para
nuestras vidas en concreto?
¿Dónde está, entonces, el poder de Jesús, que fue capaz de
calmar una tempestad y no fue capaz de enamorar con su mensaje a
los de la ciudad a donde fue, y, que, más bien, fue expulsado, según
nos detallan los evangelistas? ¿Dónde está lo milagroso y

16 P. Daniel Albarrán
-Pasemos a la otra orilla -

portentoso de ese relato, en caso de que los evangelistas estén


pretendiendo eso?
Tiene que haber algo más de fondo en ese relato de la
tempestad calmada. Tiene que haberlo, porque, no es suficiente, lo
que a primera vista vemos. Tiene que haberlo.
Quedémonos con estos elementos, por los momentos. El
caso es que hay que pasar a la otra orilla. Y algo tiene que
significarnos esa invitación y propuesta de Jesús.
Pasemos a la otra orilla. Por ahora, pasemos al siguiente
elemento, quedándonos, todavía inquietos en esa propuesta, que
con toda seguridad se resolverá en nuestro intento y aventura de
crecimiento. Algo hay que hacer en la otra orilla. Por algo lo
propone Jesús.

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SE HICIERON A LA MAR
SE HICIERON A LA MAR

Los discípulos hicieron lo que Jesús proponía: se hicieron a


la mar, y con Jesús a bordo.
¿Qué hora sería? El evangelista Marcos es el único que nos
da el dato: “al atardecer” (cfr. Mc. 4,35).
En ese detalle es importante comparar con otra propuesta de
Jesús de hacerse al mar, en la multiplicación de los panes. Así, en la
multiplicación de los panes, según San Mateo, al atardecer se le
acercaron los discípulos diciendo: «El lugar está deshabitado...”
(Mateo 14,15); según San Marcos, era ya una hora muy avanzada
cuando se le acercaron sus discípulos y le dijeron: «El lugar está
deshabitado...” (Marcos 6,35); según San Lucas 9,12: “Pero el día
había comenzado a declinar, y acercándose los Doce, le dijeron:
«Despide a la gente...”
Este detalle es importante resaltarlo, porque, en la
multiplicación, quienes toman la iniciativa son los discípulos.
Mientras, que en el caso del relato de la tempestad calmada, es de
Jesús la propuesta de hacerse a la mar. Aunque, también la
- La tempestad calmada –

diferencia está en que en el caso de la multiplicación, se trata de


una sugerencia de despedir a la gente, y se supone que también
tendrían que regresar por el mar, porque Jesús y sus discípulos
habían ido al sitio en barca, igualmente.
Pero, en este caso, los discípulos no hacen ninguna
objeción, como, sí la hicieron en el caso de la multiplicación.
Aunque se entiende, porque, tendrían que volver otra vez al sitio, y
se supone que sería, entonces, más tarde, la hora del regreso.
En el caso de la multiplicación en la propuesta de Jesús de ir
a comprar, se supone que Jesús, no iría, sino los discípulos, al
menos, algunos. Tampoco, se supone que todos. En el caso de la
tempestad, Jesús, si va a ir, porque es el que propone que se pase a
la otra orilla. ¿Sería, por eso, que no hay ninguna objeción por parte
de los discípulos? ¿O, será que el elemento “muchedumbre” juega
un rol importante en la redacción de ese relato? Porque, si nos
percatamos bien, el ir a comprar comida para darle a los que
estaban con ellos, sería lo contrario, que el no volver a la
muchedumbre del caso de pasar a la otra orilla, en la propuesta de
Jesús. En la multiplicación, era volver a la muchedumbre; mientras,
que en el relato que nos ocupa era retirarse de la muchedumbre.
¿Habrá un dato revelador en ese detalle? El caso es que se repite y
adquiere características distintas en los dos: en una, se busca estar
con ella; en el otro, se busca retirarse de ella.

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-Pasemos a la otra orilla -

¿O, sería, que no era tan tarde, aquel atardecer de aquel día,
como nos lo dice San Marcos?
Se hicieron a la mar.
No hay más datos respecto a las circunstancias del hecho, ni
geográficas, ni climatológicas, sino hasta el momento que se
presenta la tempestad.
El dato es que van hacia la otra orilla y para ello había que
hacerse a la mar. Ahí están.

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SE ABATIÓ SOBRE EL LAGO

UNA BORRASCA;

SE INUNDABA LA BARCA

Y ESTABAN EN PELIGRO
Se abatió sobre el lago una borrasca;

se inundaba la barca y estaban en peligro

Llegamos a donde íbamos. Justo en medio de la tempestad.


Por lo menos, en nuestro recorrido porque Jesús y sus discípulos
todavía no han llegado a la otra orilla, que era lo que se habían
propuesto. Tampoco nosotros porque esta tempestad va a traernos
cosas muy interesantes para nuestra vida.
No sólo eso. Sino, que queremos encontrar lo que en verdad
puede significar para nuestro crecimiento lo que los evangelistas
nos cuentan; y queremos fortalecernos, a pesar de la tempestad que
pueda ser el dirigirse a la otra orilla, que ha sido la clave y el
motivo del desplazamiento de Jesús (tal vez el de todo ser humano
en perspectiva de crecimiento consciente) y que se haya implícito
en este relato, que a todas-todas es fascinante. No tanto, por lo
maravilloso de lo que se cuenta en él, sino por lo que tenga de
revelador. Y ha de tener mucho.
- La tempestad calmada –

Elementos de resaltar del relato:

a.) La barca casi se anegaba:

En el Evangelio de San Marcos (4, 37) dice que “se levantó


una fuerte borrasca y las olas irrumpían en la barca, de suerte que
ya se anegaba la barca.”
En este punto las cosas comienzan a complicarse, aunque ya
lo estaban para los viajeros que iban a la otra orilla. Pero, en el caso
nuestro, comienzan a complicarse más porque hay datos que no van
con la lógica de una situación tal, en caso de que se haya dado.
Porque, ¿cómo se entiende que una persona pueda dormir en una
barca con la caracterización que nos está dando el evangelista San
Marcos?
Según San Marcos “las olas irrumpían en la barca”.
Además, insiste en el dato y lo repite: “de suerte que ya se anegaba
la barca”. Lucas, por su parte, dice que “se inundaba la barca y
estaban en peligro” (cfr. Lc. 8, 23). Y, según San Mateo, la cosa es
más alarmante, todavía, ya que “se levantó en el mar una tempestad
tan grande que la barca quedaba tapada por las olas” (Mt. 8, 24).
Eso lleva a pensar de inmediato que el agua tendría que
haber entrado en la barca, sin contar todo el movimiento brusco que
esto supondría. Igual lleva a pensar que todos sus pasajeros y
26 P. Daniel Albarrán
-Se inundaba la barca y estaban en peligro -

tripulantes tendrían que mojarse en todas las embestidas del agua.


¿Y no despierta a cualquiera que duerma un envión de agua por
muy poca que sea, más en esas circunstancias? ¿Y, no era, pues, una
tempestad? ¿O, apenas, era una cosa pasajera?
No parece que hubiese sido pasajera, porque, según le
reclaman, en cierta manera a Jesús, es que si no les importa que
perezcan (“¿no te importa que perezcamos?”, dice el evangelista
San Marcos). Además, no podía ser tan pasajera la situación, ya que
la barca casi se anegaba, según Marcos; se inundaba la barca,
según Lucas; y, la barca quedaba tapada por las olas, según San
Mateo. La cosa era seria; y, mucho.

b.) Jesús dormía:

¿Puede una persona en situaciones semejantes poder


dormir?
Por lo menos, en una embestida del agua se le entrecorta la
respiración a cualquiera. ¿O, era que la barca era muy moderna y
tenía algún compartimento, como las lanchas actuales, donde se
podía dormir, y en él se hallaba Jesús? Aún, así: ¿Y el movimiento
y sacudidas de la barca que en esas circunstancias no debieron ser
muy suaves y delicadas?

27
- La tempestad calmada –

A todas claras, no. Ya que el mismo evangelista San Marcos


nos dice que, Jesús, “estaba en popa, durmiendo sobre un cabezal”
(Mc. 4, 38).
¿O, era muy profundo el sueño de Jesús?
¿O, no será, más bien, que es otra la motivación que inspira
a los evangelistas al escribir ese relato?
¿Cuál será la teología del hecho de ese relato en mentalidad
de revelación según el proyecto de Dios en los evangelistas?
¿Dónde está lo maravilloso de ese relato: en que Jesús no se
haya despertado con semejante ambiente y situación? ¿Será esa la
clave?
A este punto, las cosas están muy complicadas, ya que no es
tan simple el relato de la tempestad calmada.

c.) La importancia de la relación de los elementos


de la tempestad:

Desde esta manera de ver, sin duda, que no es tan fácil su


interpretación. Exige respeto, aun cuando parezca que se le esté
faltando al personaje principal del relato que estamos analizando.
Todo lo contrario. Se trata de enriquecernos, así, parezca que lo
empobrecemos.

28 P. Daniel Albarrán
-Se inundaba la barca y estaban en peligro -

Se insiste en que este relato tiene su carga profunda de


grandeza al resaltar lo que está resaltando y que no es tan simple
como parece. Como, tampoco, de olvidar que los evangelios fueron
escritos mucho tiempo después de la muerte y resurrección de
Jesús, y, que son el fruto de la experiencia del resucitado, sin
obviar, por supuesto, que tienen su base en la historicidad de los
acontecimientos narrados. Pero, en clave de fe en el resucitado. Eso
lleva a comprender la ilogicidad de algunos acontecimientos, como
en el caso presente del relato de la tempestad calmada, que a todas
se ve que no concuerda con una situación semejante de amenazas
de zozobra en el mar, en donde, tiene que ser imposible poder
dormir, menos en la popa, aun, cuando haya sido el mismo Jesús.
¿Qué tiene de fondo, entonces, el relato de la tempestad
calmada? ¿Será la lógica de los acontecimientos o será la lógica de
la fe, desde donde fueron escritos esos detalles de la tempestad
calmada?
Esa realidad lleva a preguntarse sobre la veracidad de la
tempestad calmada, por lo menos, desde las maneras que aparecen
contadas en estos tres evangelios. No se puede negar que haya
sucedido. Pero, hay en ese relato una experiencia de fe y de
globalidad teológica en concatenación con todas las Sagradas
Escrituras. Sin duda.

29
- La tempestad calmada –

Sólo desde esa ilogicidad-lógica, desde la inspiración, es


que hay que releerse el texto de la tempestad calmada. Y, desde esta
perspectiva las cosas se simplifican sorprendentemente y se
complican al mismo tiempo, porque hay que hacer la relación con
todos los elementos que aparecen de manera directa en el mismo
relato. Estos elementos son los propios de una tempestad: el mar y
los vientos. Y, hay que hacer, necesariamente, la relación porque
justo ahí está la clave de la inspiración, y de la motivación de que
los evangelistas nos hayan contado esos detalles.
Esto nos lleva a buscar la relación con el mar antes de ese
relato evangélico. También con los vientos. Eso intentaremos para
ser honestos con nuestra experiencia de fe y de búsqueda. Además,
porque en clave de la relación es que fueron escritos estos detalles.
Lo que nos lleva a intentar re-leerlos bajo esa tónica para que sea y
siga siendo una experiencia de fe, como lo es desde su redacción.
Escritos desde la perspectiva de la fe. Y leídos bajo esa misma
perspectiva.
Así, que, nos dedicaremos a los elementos relacionados y de
la relación del relato de la tempestad calmada: el mar, y, los
vientos, que son lo que originan cualquier tempestad. Con toda su
carga teológica y de inspiración, que han sido las motivaciones de
los evangelistas. Pero, desde la fe.

30 P. Daniel Albarrán
EL MAR. LOS VIENTOS
EL MAR. LOS VIENTOS

Estamos en todo el centro de la tempestad. Tanto en el


relato, como en nuestro intento. Estamos en todo el centro. En
medio del mar y a expensas y antojos de los vientos. Por eso es la
tempestad. Porque, si los vientos no se encuentran no habrá
remolinos, y, tampoco, habrá alteraciones en el mar. Un elemento
lleva al otro. Y los dos se juntan para provocar lo que están
provocando.
Intentaremos dominar y ser conocedores de esos dos
elementos para poder dominar la tempestad. Para ello nos
adentraremos en el conocimiento de esos mismos dos elementos en
la mentalidad de las Escrituras.
Sin olvidar, por supuesto, que la meta es “la otra orilla”(cfr.
Mc. 4, 35; Lc. 8, 22; Mt. 8, 18), como había sido la propuesta de
Jesús a los apóstoles. Pero, la otra orilla como meta, porque, la
clave es pasemos (cfr. Ibidem), según petición del mismo Jesús, en
movimiento y en ejecución. Si no se da y se realiza la acción de
pasar, y, a la otra orilla, no se da el hecho de la tempestad. Esto
parece interesante y clave en la realidad de la tempestad. ¿Cómo iba
-El mar. Los vientos -

a sucederse, entonces, si se quedaban en la orilla donde estaban?


Tal vez, hubiese sucedido la tempestad en el mar, pero no les
hubiera afectado en nada si se quedan en la orilla donde estaban.
Era en la ejecución y acción de la propuesta y petición.
Esta anotación parece importante, ya que en el mientras van
a la otra orilla, es cuando se sucede la tempestad. Tal vez en el
mientras se va esté lo interesante. En el mientras se va, o en el entre
el ir de una orilla a la otra, en acción y movimiento, se sucede la
tempestad. No antes. No después. En el entre de ese antes y ese
después. Y en medio de la acción. Es decir, en pleno mar. El entre,
en movimiento y acción, puede resultar interesante.
Porque, de hecho, la tempestad es realmente peligrosa si se
está en medio de ella.
En todo caso, busquemos la relación del mar en las Sagradas
Escrituras, para ver qué nos repara y en que nos podemos
beneficiar.

El mar:

¿Aparece alguna referencia al mar en las Sagradas


Escrituras? ¿Cuál será su significado, sólo referencia geográfica, o
tendrá alguna otra connotación?

33
- La tempestad calmada –

1.) En el libro del Génesis, por ejemplo, en su mismo comienzo,


hay una referencia al mar. Dice el texto (Génesis 1, 1-10):

En el principio creó Dios los cielos y la tierra.


La tierra era caos y confusión y oscuridad por encima del
abismo, y un viento de Dios aleteaba por encima de las
aguas.
Dijo Dios: «Haya luz», y hubo luz.
Vio Dios que la luz estaba bien, y apartó Dios la luz de la
oscuridad;
y llamó Dios a la luz «día», y a la oscuridad la llamó
«noche». Y atardeció y amaneció: día primero.
Dijo Dios: «Haya un firmamento por en medio de las
aguas, que las aparte unas de otras.»
E hizo Dios el firmamento; y apartó las aguas de por
debajo del firmamento, de las aguas de por encima del
firmamento. Y así fue.
Y llamó Dios al firmamento «cielos». Y atardeció y
amaneció: día segundo.
Dijo Dios: «Acumúlense las aguas de por debajo del
firmamento en un solo conjunto, y déjese ver lo seco»; y así
fue.
Y llamó Dios a lo seco «tierra», y al conjunto de las aguas
lo llamó «mares»; y vio Dios que estaba bien.

Ya en ese texto inicial aparece la referencia a agua y viento:


“y un viento de Dios aleteaba por encima de las aguas”(Gn. 1, 2).
¿Habrá alguna referencia implícita a este dato del Génesis
en el relato de la tempestad calmada? Se dan los mismos elementos:
agua y viento.

34 P. Daniel Albarrán
-El mar. Los vientos -

En el caso del Génesis, la afirmación está precedida de una


confirmación de una situación: “La tierra era caos y confusión”. En
el relato de la tempestad se repite, de manera implícita, la
confirmación de una situación: la tempestad, propiamente dicha, y,
experimentada.
Estas comparaciones resultan fascinantes, ya que en la
tempestad calmada, llaman a Jesús, para que intervenga. También
interviene la mano de Dios en el Génesis: creó Dios y dijo Dios
(Gn. 1, 1, y en las subsiguientes creaciones y separaciones, para
generar orden, sobre el caos y la confusión que era lo reinante).
¿Se estará repitiendo la experiencia de fe con la que
comienza el libro del Génesis en el relato de la tempestad calmada?
De hecho, después de la intervención de Jesús sobre la
situación de confusión y angustia, insisten los evangelistas, que
sobrevino una gran bonanza (cfr. Mc. 4, 39; Lc. 8, 24; Mt. 8, 26),
como también se afirma al final del Génesis de la cita que tenemos
apuntada: “y vio Dios que estaba bien” (Gn. 1, 10).
¿La gran bonanza experimentada sobre el mar y los vientos
en el caso de la tempestad calmada, será la misma experiencia de
fe, de que vio Dios que estaba bien? Y con ello, en ambos casos,
¿no será la misma confirmación de fe sobre el caos y la confusión?

35
- La tempestad calmada –

¿No será la misma experiencia de fe afirmada en ambos


casos? ¿No se estará repitiendo la misma afirmación de creación en
el caso de la tempestad calmada?
¿No será, más bien, en el caso de la tempestad, una
experiencia originaria de fe relacionada con toda la experiencia de
fe de las Escrituras?

2.) Otras referencias las encontramos en Noé, en el caso del


diluvio, donde, también, se hace referencia directa a las aguas.
El Arca representa la intervención directa de Dios y la
salvación. Igualmente, el Mar Rojo, y la salida del pueblo de
Israel de la esclavitud de los egipcios. Pero, en estas dos no hay
tempestad.
3.) En el caso de caso de Jonás y su negativa de ir a Nínive, se
presenta un parecido a la tempestad calmada por parte de Jesús
de Nazareth. Veamos la historia de Jonás 1, 1-15:

La palabra de Yahveh fue dirigida a Jonás, hijo de


Amittay, en estos términos:
«Levántate, vete a Nínive, la gran ciudad, y proclama
contra ella que su maldad ha subido hasta mí.»
Jonás se levantó para huir a Tarsis, lejos de Yahveh, y
bajó a Joppe, donde encontró un barco que salía para Tarsis:
pagó su pasaje y se embarcó para ir con ellos a Tarsis, lejos
de Yahveh.

36 P. Daniel Albarrán
-El mar. Los vientos -

Pero Yahveh desencadenó un gran viento sobre el


mar, y hubo en el mar una borrasca tan violenta que el barco
amenazaba romperse.
Los marineros tuvieron miedo y se pusieron a invocar
cada uno a su dios; luego echaron al mar la carga del barco
para aligerarlo. Jonás, mientras tanto, había bajado al fondo
del barco, se había acostado y dormía profundamente.
El jefe de la tripulación se acercó a él y le dijo: «¿Qué
haces aquí dormido? ¡Levántate e invoca a tu Dios! Quizás
Dios se preocupe de nosotros y no perezcamos.»
Luego se dijeron unos a otros: «Ea, echemos a suertes
para saber por culpa de quién nos ha venido este mal.»
Echaron a suertes, y la suerte cayó en Jonás.
Entonces le dijeron: «Anda, indícanos tú, por quien
nos ha venido este mal, cuál es tu oficio y de dónde vienes,
cuál es tu país y de qué pueblo eres.»
Les respondió: «Soy hebreo y temo a Yahveh, Dios
del cielo, que hizo el mar y la tierra.»
Aquellos hombres temieron mucho y le dijeron: «¿Por
qué has hecho esto?» Pues supieron los hombres que iba
huyendo lejos de Yahveh por lo que él había manifestado.
Y le preguntaron: «¿Qué hemos de hacer contigo para
que el mar se nos calme?» Pues el mar seguía
encrespándose.
Les respondió: «Agarradme y tiradme al mar, y el
mar se os calmará, pues sé que es por mi culpa por lo que os
ha sobrevenido esta gran borrasca.»
Los hombres se pusieron a remar con ánimo de
alcanzar la costa, pero no pudieron, porque el mar seguía
encrespándose en torno a ellos.
Entonces clamaron a Yahveh, diciendo: «¡Ah,
Yahveh, no nos hagas perecer a causa de este hombre, ni
pongas sobre nosotros sangre inocente, ya que tú, Yahveh,
has obrado conforme a tu beneplácito!»

37
- La tempestad calmada –

Y, agarrando a Jonás, le tiraron al mar; y el mar calmó


su furia.

En esta historia de Jonás existen algunos parecidos y


diferencias a la del relato de la tempestad calmada por Jesús. Jonás
recibe el mandato de Yaheveh de ir a Nínive. Jonás prefiere huir a
otra ciudad y no acatar el mandato: una diferencia. Aunque, un
parecido, con el ofrecimiento que hicieron los dos personajes que
nos presenta el evangelista San Mateo (cfr. Mt. 8, 20-22), de los
cuales, uno, recibe la negativa de Jesús, y, el otro, la invitación de
que lo siga. ¿Parecido y/o diferencia?
Otro parecido y/o diferencia: “Jonás, mientras tanto, había
bajado al fondo del barco, se había acostado y dormía
profundamente”(Jonás, 1, 5b). Jesús dormía (cfr. Mc. 4, 38; Lc.
8,23; Mt. 8, 24). Jonás, en rebeldía.
A ambos personajes los despiertan, y en los dos casos hay
un reclamo: “El jefe de la tripulación se acercó a él y le dijo:
«¿Qué haces aquí dormido? ¡Levántate e invoca a tu Dios! Quizás
Dios se preocupe de nosotros y no perezcamos.» (Jonás, 1, 6). En el
relato de los evangelios: “Maestro, ¿no te importa que
perezcamos?” (Mc. 4, 38).
Una diferencia: en el caso de Jonás, fue el resultado de
echar la suerte, que cayó justo sobre él como el culpable de la
situación (cfr. Jonás 1, 7). Y, entonces, viene la identificación de su

38 P. Daniel Albarrán
-El mar. Los vientos -

origen, su oficio, y la posible causa de los males que se estaban


padeciendo. En el caso de los evangelios, no hacía falta la
identificación, ni el oficio, ni buscaban las causas de la situación: se
trataba de su propio maestro, a quien conocían. Pero, sí permanece,
en cierta manera, la especie de reclamo.
En el caso de Jonás, los marineros eran de diversas
nacionalidades, y, por supuesto, diversas creencia y religiones. En
el caso de la tempestad calmada, de los evangelios, todos eran
judíos y discípulos de Jesús.
Otra diferencia: a Jonás lo arrojan al mar y se calma la
tempestad. Mientras que en los evangelios, no arrojan a Jesús, sino
que, Jesús mismo, con autoridad increpa al viento y manda al mar
que se calme.
Estos datos en relación son muy interesantes.
¿Estarán en el fondo del relato que nos cuentan los
evangelistas?
Más, aún, ¿tendrá alguna relación con la ballena y los tres
días en su interior en el caso de Jonás, con los tres días de Jesús en
el sepulcro?
¿Existirá alguna fundamentación y superación procesada en
la mentalidad de los evangelistas con lo de la tempestad calmada?
Sea como sea, ahí, están los datos, para nuestra sorpresa.
¿Diferencias y/o parecidos?

39
- La tempestad calmada –

¿Existen otros relatos de historia semejantes?


Por lo menos, en nuestra búsqueda no se encontraron.
Lo que puede quedar claro es, que, en mentalidad de una
misma confesión de fe, tanto con la del Génesis, como con la de
Jonás, en los evangelios, se está repitiendo la misma experiencia.
Lo que puede llevar a pensarse que en el relato de la tempestad
calmada, por parte de Jesús, existe en los evangelistas una
confesión de fe en el poder de Dios, reconocido en Jesús, desde la
experiencia del resucitado, que es la clave y la dimensión esencial
de los evangelios.

40 P. Daniel Albarrán
ENTONCES, ACERCÁNDOSE, LE DESPERTARON,
DICIENDO:

«¡MAESTRO, MAESTRO, QUE PERECEMOS!»


Entonces, acercándose, le despertaron, diciendo:
«¡Maestro, Maestro, que perecemos!»

En este apartado no hay mucho que decir porque ya lo


hemos dicho en el anterior. Encontrábamos algunas diferencias y
algunos parecidos. Y hacíamos nuestros hallazgos.
Sin embargo, debemos precisar, que la meta es la otra orilla,
que es lo que ha motivado el viaje.
Tal vez, en esta parte del relato y del viaje esté toda la carga
emotiva de la motivación del relato de la tempestad calmada.
Tal vez, sea, el momento justo para el recordatorio de que
confiados en el amor de Dios, no hay motivos para la
desesperación, aún, cuando las circunstancias sean a las de una
tempestad: se revuelven los vientos y provocan las aguas, al punto
de casi anegar las barcas de nuestras vidas.
Tal vez, sea, la ocasión para no olvidar que se trata del viaje:
de una orilla a la otra. Y, que ese viaje es necesario en nuestras
vidas.
Tal vez, estemos deseando no habernos movido de orilla. O,
quizás, sintamos que el viaje es inútil y una gran torpeza, ya que en
-Maestro, Maestro, que perecemos -

la otra orilla estábamos seguros, y estábamos bien. ¿A hacer qué a


la otra orilla?
Tal vez, el viaje, y la aplicación del relato de la tempestad
calmada, sea un recordatorio de que todo viaje implica un paso de
seguridades habidas por inseguridades no necesarias,
aparentemente.
Pero, el viaje y la propuesta es de Jesús. ¿Habrá que hacerlo,
necesariamente?
Tal vez, el paso a la otra orilla sea una constante invitación
de nuestras seguridades, que, quizás empobrezcan e inutilizan. De
allí, la invitación y propuesta de pasar al otro lado.
¿Será que en ese relato existe alguna relación con toda
nuestra existencia, en el plano auténtico de la fe?
¿No será, más bien, que se trata de un movimiento
dialéctico, en donde lo ya conseguido es ya conseguido, y no
podemos estancarnos, en relación de movimiento, de más para más,
en el plano de la fe, por supuesto?
Evitemos todos los planteamientos moralistas, como por
ejemplo, el recriminarnos el no tener la suficiente fe, o cosas
parecidas que suenan, más bien a reclamos. Lo dejamos para
predicadores de oficio, más no para inquietos en la búsqueda. De
hecho, todo planteamiento moralista basado en el texto de la

43
- La tempestad calmada –

tempestad calmada es insistir más en el “hombres de poca fe” que


en el “pasemos a la otra orilla”.
¿No será ese relato un constante recordatorio que el
movimiento es querido por Dios, y recordado por Jesús, a través de
los evangelistas, justo para conseguir el orden sobre el caos?
¿El caos, será la falta de acción y de movimiento, como nos
lo recuerda el libro del Génesis, y del que podría ser una referencia
teológica, en la mentalidad de los evangelistas, a través de la
experiencia de Jesús, el resucitado?
En caso de serlo, entonces, se entiende el recriminar que
ponen los evangelistas en Jesús para insistirnos, si es que todo eso
es ya querido por Dios, desde la creación misma.
¿Será ese el sentido de la reacción de Jesús: “¿Por qué
tenéis miedo, hombres de poca fe?” (Mt. 8, 26)?
¿Será que todo movimiento en acción genera un mientras se
va? ¿Las tempestades vendrán en ese mientras se va?
La meta es la otra orilla.

44 P. Daniel Albarrán
EL, HABIÉNDOSE DESPERTADO,

INCREPÓ AL VIENTO Y AL OLEAJE,

QUE AMAINARON,

Y SOBREVINO LA BONANZA.
EL, HABIÉNDOSE DESPERTADO,

INCREPÓ AL VIENTO Y AL OLEAJE,

QUE AMAINARON, Y SOBREVINO LA BONANZA.

Es reconfortante llegar a donde íbamos. Aunque, en el viaje


emprendido por Jesús, al llegar a la ciudad a donde iban, a la otra
orilla, le trajo problemas. De hecho, los habitantes de la ciudad de
Gadara le pidieron que se fuera de la ciudad, porque no lo querían.
Habían sido testigos de la expulsión del espíritu inmundo y lo de la
piara de puercos que se habían lanzado al mar. Era mejor que se
fuera.
Pero, no era ese el tema, sino la tempestad calmada. Y todo
lo que ella implicaba e implica para nuestras existencias en
crecimiento y en movimiento.
Tal vez, nuestros vientos estén controlados al comprender
que las tempestades vendrán y que el mar se embravecerá. Pero,
que, es necesario pasar a la otra orilla.
Tal vez, el mientras se va, no nos debe hacer perder la idea
de que se trata de llegar a la otra orilla, a pesar de los pesares.
Quizás, en ese mientras se va, hay que poner orden al caos y
a la confusión. Y, eso no sea otra cosa que un buen síntoma, porque
-Maestro, Maestro, que perecemos -

significa que estamos en la travesía, y en medio de ella. Lo que


significa que es necesario, aunque parezca contradictorio.
Ciertamente, es muy reconfortante ese descubrimiento.
Sólo nos queda decir, como los apóstoles, nos dejes sentir
solos porque perecemos. Y nos responderá Jesús, no en tono de
recriminación, sino de apoyo: “hombre de poca fe” sigue porque ha
sido y es necesario que así sea, porque la meta es la otra orilla.
Y sobrevendrá la bonanza, como en la experiencia de los
apóstoles, porque no nos abandona. Imposible.
¡Qué bonito, entonces!

47
INDICE GENERAL

LA TEMPESTAD CALMADA........................................................5
1.Planteamientos de búsqueda y de inquietud al texto de la
tempestad calmada:.......................................................................6
2.Elementos del mismo relato de la tempestad calmada y que son
la clave de lo maravilloso del relato:............................................9
PASEMOS A LA OTRA ORILLA..................................................11
PASEMOS A LA OTRA ORILLA..................................................13
SE HICIERON A LA MAR............................................................19
SE HICIERON A LA MAR............................................................21
SE ABATIÓ SOBRE EL LAGO ....................................................24
UNA BORRASCA; .......................................................................24
SE INUNDABA LA BARCA ........................................................24
Y ESTABAN EN PELIGRO...........................................................24
Se abatió sobre el lago una borrasca; .........................................25
se inundaba la barca y estaban en peligro...................................25
Elementos de resaltar del relato:............................................26
a.)La barca casi se anegaba:....................................................26
b.)Jesús dormía:......................................................................27
c.)La importancia de la relación de los elementos de la
tempestad:...............................................................................28
EL MAR. LOS VIENTOS..........................................................31
EL MAR. LOS VIENTOS..........................................................32
El mar:.....................................................................................33
ENTONCES, ACERCÁNDOSE, LE DESPERTARON,
DICIENDO: ...............................................................................41
«¡MAESTRO, MAESTRO, QUE PERECEMOS!»...................41
Entonces, acercándose, le despertaron, diciendo: «¡Maestro,
Maestro, que perecemos!»..........................................................42
EL, HABIÉNDOSE DESPERTADO,.........................................45
INCREPÓ AL VIENTO Y AL OLEAJE,....................................45
-Maestro, Maestro, que perecemos -

QUE AMAINARON, .................................................................45


Y SOBREVINO LA BONANZA...............................................45
EL, HABIÉNDOSE DESPERTADO, ........................................46
INCREPÓ AL VIENTO Y AL OLEAJE, ...................................46
QUE AMAINARON, Y SOBREVINO LA BONANZA............46
INDICE GENERAL.......................................................................50

51
Otros libros publicados del mismo autor:

1 Judas Iscariote, uno de los doce (en defensa de


Judas Iscariote).
2 Así en la Tierra como en el cielo (reflexiones de
poeta).
3 Oficios, funciones y Ministerios Extraordinarios.
(Texto oficial de la Diócesis de Barcelona para los
Ministerios Extraordinarios. Primera y segunda
edición).
4 Los Dos (filosofía de la historia) (Novela).
5 El piar de un gorrión.
6 Y comieron del árbol.
7 La crisis del Rey David.
8 Lo que aparece en los Evangelios (pero que no se
dice) – Tomo I, Tomo II.
9 En los sueños se dan respuestas de la vida diaria
(el caso de San José).
10 Preguntas y respuestas de todo cristiano inquieto.
11 Preguntas y respuestas de toda persona inquieta
sobre la oración.

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