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LA FOTOCOPIADORA El kiosco es tan arduo como la intemperie.

Por lo tanto enciendo la fotocopiadora, su luz apaga toda la frialdad del local. Por momentos me ciega. (Como las luces de los autos que doblan en las esquinas). Mezclo una fanta y una quilmes. A nadie escucho: recuerdo la primera vez que te bes, el verano pasado, cerca de un pastizal donde reinaban todos los grillos. SANTIAGO VEGA LA FOTOCOPIADORA El kiosco es tan arduo como la intemperie. Por lo tanto enciendo la fotocopiadora, su luz apaga toda la frialdad del local. Por momentos me ciega. (Como las luces de los autos que doblan en las esquinas). Mezclo una fanta y una quilmes. A nadie escucho: recuerdo la primera vez que te bes, el verano pasado, cerca de un pastizal donde reinaban todos los grillos. SANTIAGO VEGA LA FOTOCOPIADORA El kiosco es tan arduo como la intemperie. Por lo tanto enciendo la fotocopiadora, su luz apaga toda la frialdad del local. Por momentos me ciega. (Como las luces de los autos que doblan en las esquinas). Mezclo una fanta y una quilmes. A nadie escucho: recuerdo la primera vez que te bes, el verano pasado, cerca de un pastizal donde reinaban todos los grillos. SANTIAGO VEGA

LA FOTOCOPIADORA El kiosco es tan arduo como la intemperie. Por lo tanto enciendo la fotocopiadora, su luz apaga toda la frialdad del local. Por momentos me ciega. (Como las luces de los autos que doblan en las esquinas). Mezclo una fanta y una quilmes. A nadie escucho: recuerdo la primera vez que te bes, el verano pasado, cerca de un pastizal donde reinaban todos los grillos. SANTIAGO VEGA LA FOTOCOPIADORA El kiosco es tan arduo como la intemperie. Por lo tanto enciendo la fotocopiadora, su luz apaga toda la frialdad del local. Por momentos me ciega. (Como las luces de los autos que doblan en las esquinas). Mezclo una fanta y una quilmes. A nadie escucho: recuerdo la primera vez que te bes, el verano pasado, cerca de un pastizal donde reinaban todos los grillos. SANTIAGO VEGA LA FOTOCOPIADORA El kiosco es tan arduo como la intemperie. Por lo tanto enciendo la fotocopiadora, su luz apaga toda la frialdad del local. Por momentos me ciega. (Como las luces de los autos que doblan en las esquinas). Mezclo una fanta y una quilmes. A nadie escucho: recuerdo la primera vez que te bes, el verano pasado, cerca de un pastizal donde reinaban todos los grillos. SANTIAGO VEGA

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