You are on page 1of 40

Vasco de Quiroga, una vida para el encuentro

(Vasco de Quiroga y los purépechas de Michoacán: un encuentro de futuro)

"Vasco de Quiroga se adelantó varios siglos a su época y prescindiendo


de rutinas y de moldes viejos, creyó en sus ideales y redujo a la práctica
una institución modelo, que de haberse perpetuado, habría regenerado a
nuestras decaídas razas y elevado nuestra civilización a increíble altura"

(Moreno Cuevas, "Historia de la Iglesia en México")


Preámbulo

Es 27 de noviembre de 2006. Esta mañana, mi profesora de literatura me ha devuelto, corregido, el


trabajo que, durante dos meses, he venido realizando sobre las huellas de la Nao de la China. Le ha
parecido bien la redacción pero me ha dicho que el trabajo carece de garra.
Decepcionada, he vuelto a casa y me he pasado la tarde consultando otros temas de la actual
convocatoria de Ruta Quetzal. Al consultar Vasco de Quiroga y los purépechas de Michoacán:
un encuentro de futuro, me he encontrado con varias sorpresas que han estimulado mi interés lo
suficiente para poder asegurar que el trabajo que voy a realizar sobre este tema tendrá alma.
Acabo de descubrir que Vasco de Quiroga fue magistrado de la Audiencia de Valladolid y la citada
Audiencia, ubicada en la Real Chancillería, está situada a apenas 300 m de mi casa. También acabo
de descubrir que, aunque Vasco de Quiroga es muy conocido en su población natal, Madrigal de las
Altas Torres (Ávila) y en todo Michoacán (México), no lo es tanto en Valladolid, donde no se le ha
dedicado calle alguna. Pero, principalmente, acabo de descubrir a un hombre bueno, que se planteó
un plan de futuro y consiguió llevarlo a cabo en un grado envidiable: superó los planteamientos
teóricos de Tomás Moro y la capacidad de denuncia de Bartolomé de las Casas (otros dos hombres
buenos) para hacer realidad un encuentro con los desfavorecidos de su tiempo.
Todavía no me ha dado tiempo a profundizar en la vida y la obra de Vasco de Quiroga pero con los
conocimientos preliminares que de él dispongo ya he podido reconstruir la ilusión que tenía perdida
y, especialmente, borrar un trauma adquirido hace un año durante el trabajo de los viajes del agua
en Yucatán. Consultando legajos antiguos procedentes de la Casa de Colón y depositados en el
archivo de la Facultad de Filosofía y Letras de Valladolid, encontré un memorando del s. XV,
elevado por un alcalde al Rey, en el que denunciaba las torturas realizadas a los indios por los
mismos frailes, exasperados al descubrir que, tras años de evangelización, los nativos conservaban
sus viejas creencias. También encontré cómo altos cargos eclesiásticos describían a los indios con
calificativos injustificables. Vasco de Quiroga es la otra cara de la moneda: más preocupado por la
justicia que por el dogma; con una concepción más social que tradicional de la religión; y
sensibilizado a las necesidades materiales y la frustración de un orgulloso pueblo vencido (los
purépechas), buscó y facilitó el acercamiento nativos-conquistadores, hasta lograrlo.
Es objetivo de este trabajo estudiar cómo se produjo ese acercamiento y sus consecuencias de
futuro para, algún día, imitarlo. En definitiva, la aportación de Vasco de Quiroga comenzó cuando él
leyó la Utopía de Moro…
1. Introducción

1.1. Biografía de Vasco de Quiroga

Vasco de Quiroga nació en Madrigal de las Altas Torres, Ávila, España, el 3 de febrero de 1470
(1477, según otros autores). Fue hijo de Vasco Vázquez de Quiroga y de María Alonso de la Cárcel.
Durante su niñez vivió en Madrigal hasta la edad en que empezó sus estudios de Jurisprudencia. La
mayoría de los historiadores suponen que estos estudios se realizaron en Salamanca y que
concluyeron en 1515, año en que se trasladó a Valladolid. Fue juez de residencia en Orán, y
representó a la Corona en los tratados de paz con el rey de Tremecén (1526). Ejerció un alto cargo
(juez de comisión) en la Real Chancillería de Valladolid. Sus méritos llamaron la atención del Obispo
de Badajoz, quien le recomendó a la reina Isabel, esposa de Carlos V, para Oidor de la Audiencia de
Nueva España. Aunque esta recomendación no prosperó sí lo hizo la realizada en 1529 por Juan
Tavera, arzobispo de Santiago, y los miembros del Consejo de Indias. Según cédula de 2 de enero
de 1530 y cuando Quiroga desempeñaba una comisión en Murcia, la emperatriz le designa miembro
de la segunda Audiencia de Nueva España, ante la alarma creada a cuenta de las brutalidades
cometidas por la primera Audiencia.
Vasco de Quiroga llegó a México el 9 de enero de 1531 y desempeñó ejemplarmente su misión junto
con Ramírez de Fuenleal (arzobispo de Santo Domingo) y otros tres oidores, Alonso Maldonado,
Francisco Ceinos y Juan de Salmerón. Su primera medida fue abrir juicio de residencia contra Nuño
Beltrán de Guzmán (presidente de la Audiencia) y Juan Ortiz de Matienzo y Diego Delgadillo
(antiguos oidores), que fueron encontrados culpables y devueltos a España. El maltrato que habían
dado a los indígenas y sobre todo el asesinato del jefe de los tarascos perpetrado por Nuño de
Guzmán, habían provocado la rebelión de los michoacanos. También juzgó a Hernán Cortes por
algunas de sus actuaciones, pero la brillante defensa que de ellas hizo el conquistador le permitieron
absolverle.
Visitador y pacificador de Michoacán, fue Vasco de Quiroga el primero que se interesó por la
situación social y religiosa de los vencidos. Sus propias creencias y la condición en que vivían los
indígenas purépechas le inspiraron a crear el proyecto hospitales-pueblo para la protección de los
indios. Así, fundó de su propio peculio los hospitales-pueblo de Santa Fe: uno a dos leguas de la
ciudad de México, “en término de Cuyoacan”, al que bautiza Santa Fe de Los Altos, en 1532, y otro
al año siguiente en Santa Fe de La Laguna, en un lugar llamado Atamataho o Guayámeo, junto a la
laguna de Pátzcuaro.
Estas fundaciones no eran estrictamente ni hospital ni pueblo pero sí albergue de una sociedad que
vivía una mezcla de estado socialista acompañado de un colectivismo moderado. Se trataba de
instituciones de vida comunitaria fruto de las ideas que adquirió leyendo las obras de Tomás Moro,
Ignacio de Loyola, Platón y Luciano.
En esta república utópica, Vasco de Quiroga creó y potenció a los artesanos agrupados en pueblos
con actividad económica específica: trabajadores de los utensilios del cobre, otros expertos en el
arte plumario, carpinteros, ceramistas y campesinos que se dedicaban a la agricultura en tierras que
ofreció a los indios en propiedad.
Vasco de Quiroga pasó de la magistratura al sacerdocio y fue consagrado presbítero por el famoso
erasmista fray Juan de Zumárraga.
Carlos V había prohibido a sus súbditos que esclavizasen a los indios pero en 1534 derogó tal
disposición. Al saberlo, Quiroga envió al monarca su célebre Información en derecho (1535), en la
que condena a los encomenderos por tratar a los nativos “no por hombres sino por bestias” al tiempo
que defiende apasionadamente a los indios y se ofrece “con la ayuda de Dios, a poner y plantar un
género de cristianos a las derechas, como primitiva Iglesia, pues poderoso es Dios para hacer y
cumplir todo aquello que sea servido y fuese conforme a su voluntad”.
A la llegada del virrey Antonio de Mendoza, Vasco de Quiroga le sugiere adopte al príncipe Antonio
de Huitziméngari, hijo del último cazonci, Tangaxuán II.
El 22 de agosto de 1538, Vasco de Quiroga, que había desempeñado en años anteriores el cargo de
Visitador de Michoacán, es nombrado obispo de esta ciudad por nombramiento de Carlos V, en un
sólo acto donde recibió todas las órdenes sacerdotales.
Convencido de la utilidad de sus pueblos-hospitales funda el tercero en Santa Fe del Río en 1538.
En 1540 inició el repoblamiento de Pátzcuaro con varios centenares de indios y varias familias de
españoles. De esta fecha data también la fundación del Colegio de San Nicolás Obispo, hoy Museo
de Artes Populares.
Al trasladarse la sede episcopal de Tzintzuntzan a Pátzcuaro, se trasladó también el título de la
Ciudad de Michoacán, expedido para Tzintzuntzan. Se convirtió en la Ciudad de Michoacán y
Tzintzuntzan fue su barrio. En 1553, Pátzcuaro obtuvo la confirmación del título de Ciudad. Vasco de
Quiroga inició la edificación de la Catedral en el sitio donde había estado el gran templo dedicado a
la diosa Cuerauáperi, pero su proyecto de cinco naves quedó reducido a uno por falta de ayuda
institucional. También fundó el hospital de Santa Marta.
Las fundaciones de Vasco de Quiroga fueron muy objetadas por sus coetáneos, frailes y laicos, y en
su trato con los indios hubo de enfrentarse a algunos hechiceros como Cuninjángari, quien intentó
asesinarle, pero a quien perdonó y bautizó antes de su muerte.
Entre sus escritos más importantes se encuentran: su “Carta al Consejo” (1531), la “Información en
Derecho” (1535), la “Doctrina para los Indios”, los “Sermones, reglas y ordenanzas para el gobierno
de los Hospitales de Santa Fe, Méjico y Michoacán”, su “Testamento” (1565) y la obra desconocida
“De debellandis Indis”.
Murió en Uruapan, durante una visita pastoral, el 14 de marzo de 1565 y sus restos fueron
enterrados en la entonces catedral y hoy solo basílica de Nuestra Señora de la Salud, en Pátzcuaro.
El recuerdo de Vasco de Quiroga en Michoacán es imperecedero, donde todavía, al referirse a él, se
le llama “Tata Vasco”.
Su proyecto social, en el que supo imprimir lo mejor de su intuición humanista y su habilidad jurídica,
pervivió en los tres pueblos-hospitales conservados hasta 1872, año en que se levantó un Acta de
Extinción por haber desaparecido los fondos que fueron dotados por su fundador hacía 334 años.
Existen sendos monumentos en su memoria erigidos en Pátzcuaro y en Madrigal de las Altas
Torres, hoy poblaciones hermanadas. También hay otro en Valladolid-Morelia

1.2. El marco geográfico e histórico del encuentro

Michoacán o Michuacan (en castellano: lugar de pescadores) es una de las regiones más
accidentadas de México y forma parte del Eje Volcánico Transversal y la Sierra Madre del Sur.
Sus principales lagos son el lago Cuitzeo, el lago de
Pátzcuaro, el lago de Zirahuén y una parte del lago de
Chapala. Su río más importante es el río Lerma, el cual
riega las tierras del valle de Maravatío. Le siguen en
importancia el río Balsas y el río Cupatitzio, el cual
alimenta las caídas de agua de La Tzaráracua. Arroyo de Michoacán

Estas cuencas fluviales sirvieron de rutas de intercambio de ideas y tradiciones, lo que favoreció el
desarrollo cultural. También el área de la costa cobijó la llegada de influencias más lejanas. A pesar
de que Michoacán cuenta con características particulares, no se difundió en su territorio una cultura
homogénea sino una diversidad de ellas ubicadas en distintos nichos ecológicos con una riqueza
natural de gran calibre.
Las regiones arqueológicas con las que cuenta Michoacán son las
siguientes: la costa y la desembocadura del Balsas, así como las
orillas del río Tepalcatepec; la región de Tierra Caliente con su
centro en Apatzingán; la extensión que corre entre el lago de
Pátzcuaro y Zamora, incluyendo la importante zona de la ciénega de
Zacapu; las cuencas del Lago de Cuitzeo, Chapala y Pátzcuaro. En
esta última se asentó y materializó un desarrollo cultural denominado
cultura purépecha. "El Palacio", Tzintzuntzan

A la llegada de los españoles, Michoacán era una de las cuatro provincias del Reino Purépecha con
capital en Tzintzuntzan, muy cerca del lago de Pátzcuaro.
Tanto la historia prehispánica de Michoacán como su situación en la época inmediata a la conquista
están recogidas en la Relación de las Ceremonias, Ritos, Población y Gobierno de los Indios de la
Provincia de Michoacán de 1541. Es sin duda, el documento más importante para el estudio del
grupo que se encontraba a la cabeza del gobierno purépecha, y para el conocimiento de su
sociedad y economía, basadas en el trabajo de la tierra.
Los purépechas fueron llamados tarascos por los españoles, siendo esta la hispanización de una
palabra de su lengua que significa "yerno" o "suegro". Las razones de esta denominación han sido
discutidas durante mucho tiempo, sin que exista un acuerdo al respecto.
En los siglos XIV y XV el imperio Purépecha fue próspero y fuerte, eran hábiles trabajadores del
cobre y uno de los pocos pueblos que el Imperio Azteca nunca pudo conquistar.
En este Estado mesoamericano, los sacerdotes tuvieron un lugar predominante dentro del aparato
administrativo, pues ellos tenían la responsabilidad de impartir justicia en nombre del cazonci o
Irecha, pieza fundamental en el culto religioso, ya que era el representante del dios Curicáueri y de
la diosa Cuarauáperi sobre la tierra y como tal poseía un don de mando supremo, concentrando el
poderío militar y económico. El sumo sacerdote era llamado petámuti. Los uatárecha eran
sacerdotes de Xarátanga (diosa de la fertilidad) y señores de la isla de Jarácuaro
Cazoncíes de los purépechas fueron Ireti Ticátame, Sicuirancha, Pauácume, Uápeani, Curáteme,
Pauácume II, Uápeani II, Tzétahcu (Ichtlacolieuhque), Tariacuri, Tangaxoán I, Tzitzi Pandacuré,
Harame, Zuganga y Tangaxoán II.
El cazonci michoacano Tangaxoán II se sometió sin ofrecer resistencia ante el conquistador hispano
Cristóbal de Olid. En 1530 el gobernador y presidente de la Primera Audiencia, Nuño de Guzmán,
saqueó la región, destruyendo templos y tumbas en búsqueda de metales preciosos. Asimismo,
mandó ejecutar a Tangaxoán II, después de someterlo a un juicio en que se le acusó de dar muerte
a españoles, mantener ocultamente su antigua religión y alentar la desobediencia. Esto provocó un
caos en la región. Muchos indígenas huyeron a los cerros y sucedieron diversos episodios de
violencia.
Tal situación movió a la Corona a enviar como Visitador a nuestro oidor Vasco de Quiroga, quién
logró establecer un orden colonial duradero que, a la vez, favoreció la continuidad de la cultura
purépecha al través de los siglos.

2. El pensamiento y la acción de Vasco de Quiroga

Tomás Moro era un magistrado íntegro y un humanista que soñó una humanidad nueva, inviable en
la Europa del s. XVI pero sí posible en las tierras recién descubiertas. Los simpatizantes españoles
de la Utopía de Tomás Moro, publicada en 1516, acogieron fervientemente sus ideas pero solo uno
la llevó a la práctica, posiblemente porque solo él reunió las condiciones y la voluntad de hacerlo:
Vasco de Quiroga era magistrado como Tomás Moro, se encontró dotado de una autoridad casi
comparable a la Tomás Moro, poseía la visión progresista de Tomás Moro y, adicionalmente, se
encontró con la oportunidad histórica de moldear la vida de los pueblos descubiertos al esquema
utópico. Vasco de Quiroga acertó porque ajustó su reinterpretación personal de la Utopía a la
realidad de los indios purépecha y por su carácter esencialmente emprendedor y pragmático.
Tal como recogen sus cartas enviadas a España en 1531, creyó descubrir en los indígenas la
humildad y sencillez de los primeros cristianos, y esto le llevó a considerar viable la implantación de
un sistema social parecido al de la primitiva Iglesia y próximo al ideal de Tomás Moro. Su objetivo
era alcanzar un mundo sencillo y seguro y para ello utilizó como método la promoción de la
convivencia y el colectivismo. Como se ha dicho anteriormente, por lo años 1531 y 1533 Vasco de
Quiroga, fundó con su dinero dos poblados utópicos de Santa Fe. “Ambas fundaciones lo son bajo el
perfil de un magistrado, como miembro de una Audiencia y no como sacerdote, ni en representación
de ninguna orden religiosa, dejando claro que uno no necesita ser clérigo para ayudar a la gente
necesitada” (B. Warren). Para asegurar la subsistencia de estas fundaciones aplicó las ideas felices
de instruir a sus habitantes en diferentes industrias y enlazar las poblaciones por la necesidad de los
intercambios.
Después de adquirir la condición clerical, Vasco de Quiroga no cejó en su esfuerzo personal (que
llegó hasta el grado de vender sus propias vestimentas, según datos proporcionados por otros
personajes de la época), ni reparó en utilizar cuantos medios le permitía su cargo de obispo para
aplicar minuciosamente su esquema utópico aunque dejando atrás, poco a poco, la intención
continental de su aplicación, y dirigiendo su esfuerzo hacia poblados de dimensiones reales.
Vasco de Quiroga mantuvo hasta su vejez su ideal creador, siendo entonces cuando redactó las
llamadas Ordenanzas para los dos hospitales-pueblo principales: el de México y el de Michoacán
basándose en la Utopía de Tomas Moro. La lectura de esta obra (De Optimo Reipublicae statu
deque Nova Insula Utopia) junto con las Ordenanzas de Vasco de Quiroga (recogidas por Paz
Serrano Gassent en su obra La Utopía en América) y los comentarios de Daniel Gómez Escoto a
ambas, permite un estudio comparativo que, por su interés, merece un tratamiento separado.

3. Comparaciones entre la Utopía de Moro y las Ordenanzas de Vasco de Quiroga

Ejemplar de la Utopía de Moro consultado por Vasco de Quiroga

Aunque Vasco de Quiroga en sus Ordenanzas declara explícitamente que la obra de Tomás Moro
fue "dechado" de donde tomo la suya y juzgó aquella de “lúcidamente aplicable”, introdujo
modificaciones que merece la pena señalar:
Desde un punto de vista general, Tomás Moro imaginó una sociedad ideal en la que los hombres,
sin coacción externa y sin debilidades internas, adoptaban una manera de vivir racional y perfecta en
la isla Utopia. Vasco de Quiroga, apegado a la realidad, preconizó para los indios americanos, con
sus miserias y virtudes, una comunidad en la que podrían ser iniciados en la santa fe y en lo mejor
de la civilización europea, gobernándolos en todo “por tales leyes y ordenanzas, que se adopten a la
calidad y manera y condición de la tierra y de los naturales de ella, de manera que ellos las puedan
saber, entender y usar, y guardar y ser capaces de ellas”.
Es decir, no se proponía cultivar únicamente la virtud natural de los indios, sino ir mucho más allá y
“poner y plantar un género de cristianos a las derechas, como primitiva Iglesia” (tal como se ha dicho
anteriormente). Y así, mientras Tomás Moro había construido un mundo imaginario fuera del espacio
y del tiempo, Vasco de Quiroga no perdió de vista la realidad ni la de la vieja Europa (a cuyas ideas
y creencias siguió vitalmente unido) ni del Nuevo Mundo mesoamericano (en cuya organización
indígena creyó encontrar una relación con la mítica Edad de Oro). El ilustre jurista estaba
convencido de que la gente de la Nueva España, mansa y sencilla, era capaz de convertir en
realidad cristiana el sueño del “varón prudentísimo”, Tomás Moro.
Con respecto a la base de sus planteamientos, mientras Moro trata en sus escritos de la filosofía
que deberá presidir la república, Vasco de Quiroga se remite a la tradición cristiana. Ambos, Tomás
Moro y Vasco de Quiroga establecen, en asuntos religiosos, el principio de tolerancia, aunque Vasco
de Quiroga se preocupa también por desterrar la idolatría. Moro no sigue a Platón, en cuanto se
refiere a la comunidad de mujeres, y mucho menos lo hace Vasco de Quiroga quién combate la
poligamia entre los indios.
Analizando los aspectos particulares de mayor interés, podemos encontrar que, tanto en Utopía
como en las Ordenanzas, la organización de las familias del campo y la ciudad, así como la
manera de distribuir los frutos es comunal. Sin embargo, en las Ordenanzas, Vasco de Quiroga
establece el derecho comunal a la propiedad, no previsto en Utopía (en la isla no existían
propietarios), disponiendo que las tierras de los hospitales-pueblo sean bienes comunales y que los
excedentes de las cosechas sean vendidos, depositándose lo recaudado en un gran cofre de tres
llaves: una del rector, otra del principal y la última del más antiguo regidor, haciendo las cuentas
anualmente. Cerca de la casa, los vecinos podían tener huertos familiares con carácter de
usufructuarios. Por causa de muerte o licencia, pasa el derecho a los hijos o nietos mayores
casados, por su orden y prioridad. En defecto de estos herederos, suceden en el usufructo los más
antiguos casados y mejores cristianos. Además, queda establecido que no se puede enajenar cosa
alguna del hospital así como de los huertos o familias: "y no se podría por largo tiempo sustentar, ni
conservar esta Hospitalidad [...] apropiándolo cada uno para sí lo que pudiese, y sin cuidado de sus
próximos, como es cosa verosímil que sería, y se suele hacer por nuestros pecados, y por falta de
semejante policía y concierto de República, que es procurar lo propio y menospreciar lo común que
es de los pobres".
En el aspecto urbano y rural, Vasco de Quiroga da por buena la re-interpretación de Moro de la
división de oficios de Platón al establecer que todos los utopienses, sin excluir a las mujeres,
aprendieran desde su niñez, la agricultura y algún otro oficio mecánico. En las Ordenanzas, se
acepta la rotación por turnos entre la población rural y urbana y para ello se propone aprender como
dualidad oficios del campo y de la ciudad, por lo que necesitan tener todos sus instrumentos de
trabajo, repartidos "...no como niños, sino cuerda y prudentemente, según la edad, fuerza y trabajo y
diligencia de cada uno, a vista y parecer de su maestro, con alguna ventaja que se prometa y dé a
quien mejor lo hiciere". Respecto a las niñas, Quiroga y Moro coinciden en incorporarlas, a su
manera y de acuerdo a las costumbres de la época de entonces, al trabajo social. En el caso de los
adultos en general, vuelven a coincidir en la manera de como ayudarse en los casos de cosechas
muy grandes, cuando necesitaban de la participación de muchas más personas que lo normal,
incluyendo las urbanas, para realizar sus faenas, ya que se sembraba el doble de lo necesario para
fines de reserva. La distribución de los productos se realizaba de acuerdo a las necesidades
familiares, de modo que ninguno padeciera privaciones, siendo con ello coherentes con sus
convicciones de comunalidad contemplando el excedente, según lo dispuesto por Vasco de Quiroga,
para mantener indios pobres acogidos al hospital.
Respecto a las condiciones de trabajo, los utopienses de Moro no son esclavos del trabajo. La
jornada es de seis horas, tres antes de comer y tres después. Esta jornada reducida es justificada
por el hecho de que si el trabajo está destinado a fines útiles exclusivamente y si las mujeres y los
hombres realizan responsablemente su carga de trabajo, en comparación con otras naciones, la
jornada puede disminuir sin caer en la pereza o detrimento social. La disponibilidad de tiempo a
cuenta de esta jornada de trabajo reducida debe aplicarse, en el caso de los obreros, a la instrucción
en sus horas libres, ya que esencialmente la república debe ser también culta. También se traen a
consideración los juegos, regocijos y demás honestos entretenimientos de los ciudadanos. Vasco de
Quiroga, acorde con estas ideas, también propugna la moderación en el trabajo y exige solo un
esfuerzo tolerable. Su tolerancia le lleva a proponer que a los niños debería enseñárseles la
agricultura, “a manera de regocijo, juego y pasatiempo, dos horas que se podían menoscabar de la
doctrina pues esto también es doctrina y moral de buenas costumbres (Rafael Aguayo Spencer).
Se considera la circunstancia de que si alguno sobresale en aptitudes intelectuales, éste sea
absuelto en la obligación del trabajo manual. En Utopía, sólo están exentos de los oficios manuales
los magistrados y los sabios, pero ocurre que por vía del ejemplo, éstos no deben utilizan la
dispensa. El ideal de cultura se expresa por Quiroga en la propuesta de un colegio para la
instrucción cristiana y moral de los indios.
Moro detalla el ceremonial de las fiestas religiosas y también lo hace Vasco de Quiroga (quien
dispone que se celebren la exaltación de la cruz, San Salvador, Asunción, San Miguel y otras):
“habría una sala grande donde comieran juntos, y se regocijaran en pascuas así como en
festividades”. El gasto era común, turnándose las familias para preparar los alimentos.
En cuanto al cuidado de los enfermos, Vasco de Quiroga considera en su esquema la
disponibilidad de salas especiales para enfermos contagiosos y otros que no lo sean. Atienden la
hospitalidad un mayordomo y un despensero, quienes administran y suministran los mejores frutos.
El último punto de comparación será la magistratura familiar y electiva de Tomás Moro con el
sistema de jefes ancianos y regidores de las Ordenanzas de Vasco de Quiroga. Así, Tomás Moro
estipula jerarquía doble: una de base familiar y otra popular con restricciones que las aparten del
voto universal directo. Las familias obedecen al más anciano y cada grupo de treinta familias
selecciona un magistrado que los preside; la elección es por escrutinio secreto y el cumplimiento del
cargo, de forma vitalicia (salvo destitución por despotismo). Los acuerdos no se toman el mismo día
en que se presentan los proyectos, sino tres días después para dejar tiempo a la meditación (“en la
razón de que los hombres prefieren mantener una idea falsa que retractarse”). En casos de suma
importancia, se reúne el consejo de la isla. Por el contrario, Vasco de Quiroga propone a los jefes
ancianos como dirigentes de las familias, que representan a varios matrimonios. Aparte, existen
regidores y un principal que es elegido por los ancianos en votación secreta. La elección de los
regidores es anual y la del principal, cada tres años. El principal es el que sigue después del rector
en jerarquía, debiendo tener como virtudes la mansedumbre, y no mas áspero y riguroso que lo
conveniente, procurando ser más amado que temido. El sistema es rotatorio ("de manera que ande
la rueda por todos los casados hábiles"). Sin embargo, los elegidos no pueden ser obligados a
desempeñar el cargo. Tanto el principal como los regidores son los encargados de la rotación de
familias rústicas a familias urbanas y viceversa.
Por otra parte, Vasco de Quiroga sigue literalmente a Tomás Moro en que los acuerdos no se
tomen en la primera reunión, sino en dos o tres días de diferencia, informando de todo al rector y
renovando anualmente los términos físicos y legales de las tierras, conservando las escrituras para
evitar litigios. En el caso de pleitos se les recomienda someterse al fallo del rector y regidores. En el
orden penal admite expulsar al malo o escandaloso e incorregible, así como al borracho y perezoso,
previa consulta con el rector. En cuanto al origen, los padres de familia o ancianos así como el
principal y regidores serán todos indígenas, siendo el rector un eclesiástico español. Queda
estipulado todo esto en el testamento de Quiroga antes del año 1565.

3. Características del encuentro quiroguiano

“Vasco de Quiroga fue un crítico radical de la miseria indígena, pero no actuó en primer lugar por la vía
de los textos que modifican la manera de pensar, sino por la vía de los hechos: el litigio, la creación de
instituciones que suben de nivel la vida personal y comunitaria. Sus Ordenanzas recuerdan a un
fundador de conventos que, después de poner en marcha varios, ve la necesidad de fijar sus reglas por
escrito; más que a un utopista constructor de maquetas, realizables o no”
(Gabriel Zaid)

Vasco de Quiroga diseña el encuentro de colonizadores e indios desde la valoración de estos y su


integración en un sistema de hospitales-pueblo de funcionamiento emparentado con el de los
ayuntamientos y hospitales españoles, y en el que no faltan ciertos elementos de la organización
indígena mesoamericana. Procura la adaptación de los nativos a un encuentro o convivencia mixta
para la que no estaban preparados y promociona su salud, seguridad y condiciones de trabajo para
que resulten más válidos y autónomos. En lo que respecta a los colonizadores, Vasco de Quiroga
contradice la intención de dividir el país en poblaciones españoles y “repúblicas de indios”, patrocina
el aprendizaje de las lenguas indígenas por los futuros rectores, diseña espacios arquitectónicos de
encuentro, y preconiza la tolerancia religiosa.

3.1. El encuentro desde la valoración del indígena

Una constante de Vasco de Quiroga es que siempre valoró positivamente la condición del natural,
“pues por la providencia divina hay tanto y tan buen metal de gente en esta tierra y tan blanda la
cera, y tan rasa la tabla y la materia tan dispuesta y bien condicionada, que no merece padecer
agravios y fuerzas grandes”.
Lejos de caer en el error de los extremismos, Vasco de Quiroga reconoció tanto las virtudes
naturales de los indios como sus defectos “de que os habéis y os deseamos mucho guardar y
apartar, quitándoos lo malo y dejándoos lo bueno de vuestras costumbres, maneras y condición”.
Sobre todo, Vasco de Quiroga insistió en cultivar el natural ingenuo del indígena que encontraba
semejante a los hombres de aquella edad dorada de que escribía Luciano en sus Saturnales. Así lo
indicaba en 1535, cuando expresó al Monarca que “no en vano, sino que mucha causa y razón éste
de acá se llama Nuevo Mundo y es lo Nuevo Mundo no porque se halló de nuevo, sino porque es en
gentes y cuasi en todo como fue aquel de la edad primera y de oro”.

3.2. El encuentro de colonizadores e indios desde la promoción de la convivencia y el


mestizaje

Uno de los objetivos más encomiables de Vasco de Quiroga al refundar la ciudad de Pátzcuaro es
que lo hizo sobre un proyecto de mestizaje étnico, social y cultural, preconizando el futuro México
mestizo que hoy prevalece.
El proyecto de ciudad que Quiroga planeaba en Pátzcuaro consistía, de momento, en mantener
separada la población española de la indígena –en el casco urbano la primera y la segunda
distribuida en barrios y pueblos en torno a la ribera del lago, como lo prescribía la legislación
vigente- pero esperando que lentamente ambas se irían fusionando en todos los aspectos.
Este propósito de Vasco de Quiroga se explícita en el proyecto de ciudad que inicialmente diseñó en
algunos de sus escritos, en uno de los cuales llegó a decir que pensaba en una “ciudad sobre
sesenta mil vecinos”, que estuviera bien “regida y gobernada en todo como si fue una sola familia,
así en lo espiritual como en lo temporal”. Gran parte de estas expectativas se cumplieron en la
práctica, pues se calcula que el número de indios, sólo en el pueblo de Santa Fe de México,
ascendía a treinta mil.

3.3. La preparación del encuentro con la promoción de la salud y la seguridad social del indio

En el cuidado del hombre, Vasco intuye la seguridad social, cuando atiende al individuo en su triple
aspecto físico, espiritual y social. Se preocupa de cubrir sus necesidades materiales, proporcionarle
formación e integrarle en su esfera comunal. Para ello, construye poblados que incluyen una iglesia,
un hospital, un orfanato, un taller o centro de trabajo, un sitio adecuado para la labranza y un
espacio de descanso, que aseguren la educación, el alimento diario, la protección de la vejez, la
viudedad, el accidente o la incapacidad.
Dentro de sus conglomerados, las familias viven en el hospital-pueblo en edificios amplios, donde
moran desde abuelos hasta nietos o más generaciones juntas, o sea los de un linaje, descendientes
en línea masculina, hasta doce casados por grupo. La familia es presidida por el varón de más edad,
a quien se obedece; la mujer queda sometida al hombre, el descendiente al ascendiente, el menor al
mayor. El jefe de familia es responsable ante el rector y los regidores, y caso de negligencia, puede
ser sustituido.
La rotación urbana y rústica es obligatoria. Cada habitante es carpintero, albañil, tejedor, cantero,
herrero, pero siempre un agricultor. Las niñas se dedican a oficios especiales, como el cardado, la
preparación de telas y la roturación del suelo. En cada estancia se cultivan árboles frutales,
hortalizas, cereales. La siembra es más de la necesaria, a fin de guardar reserva, y el sobrante
nunca se desperdicia. El fruto del trabajo se reparte entre todos, pero el excedente mantiene (como
se ha dicho anteriormente) al amparo del hospital a los huérfanos, pupilos, viudas, viejos e inválidos.
No existe esclavitud, y la instrucción es meta principal dentro de la comunidad. Las Reglas y
Ordenanzas para el gobierno de los hospitales, dispuestas por Vasco de Quiroga, también se
ocupan del vestido limpio, de gusto y honestidad; de recreación adecuada y de la asistencia médica
inmediata.
Nunca pensó Vasco de Quiroga que, delante de su tiempo, dentro de su valiosísima obra, se iba a
anticipar a lo que, como conquista revolucionaria de nuestra época se llama seguridad social. Si
ésta, en su concepción más exacta coincide, con “la protección permanente que asegura la
satisfacción de las necesidades vitales de cualquier sujeto”, las Ordenanzas de Vasco de Quiroga
también lo son al pretender atender las múltiples contingencias de la vida individual, familiar y
comunal del indígena dentro de los niveles de vida social, económica y cultural. Su meta es doble:
por una parte, proteger al hombre contra los riesgos de incapacidad, que lo colocan en condiciones
de vida y de trabajo incompatibles con sus exigencias biológicas, y promover al mismo hombre en
sus niveles laboral, educativo, de salud y de cultura.
Los pueblos-hospitales, fue la semilla de lo que siglos más tarde se convertiría en los sistemas de
Seguridad Social modernos.

3.4. La preparación del encuentro con la promoción de las tareas sociales del indio

En un recuento realizado por el historiador Escobar Olmedo sobre las tareas sociales promovidas
por Vasco de Quiroga destaca el reconocimiento de que el Obispo de Michoacán suscitó la
enseñanza de más de 20 oficios y artes populares en tres decenas de poblaciones indígenas de la
Meseta Tarasca, labores que hoy continúan siendo fuentes de ocupación en la mayor parte de esa
región michoacana.
Vasco de Quiroga promovió los oficios de cortador y labrador de madera, de los que derivaron los
carpinteros, hacedores de trojes (casas de madera), muebles caseros, canoas, carretas, bateas,
barriles, cucharas, cuchillos, utensilios de cocina y laudería (guitarras, violines, contrabajos,
vihuelas, etc.) como la que ha hecho famoso al pueblo de Paracho.
También enseñó el corte y labranza de canteras, tezontle, piedra; albañilería, textilería, tejido de
fibras diversas, bordado, cobijas, gabanes, sobreros, morrales, cestería, imaginería o escultura de
santos, orfebrería, alfarería en todas sus expresiones y herrería como la que ha universalizado el
nombre de Santa Clara del Cobre.
Como poblaciones beneficiarios de las “hábiles manos” del ilustre utopista hispano-mexicano
podemos citar: Uruapan, por las lacas realizadas con las maderas regionales y el ayex; Paracho (ya
mencionado), por las guitarras y otros instrumentos musicales además de muebles; Santa Clara (ya
mencionada) por los utensilios —hoces, azadones, hachas, candelabros— de cobre; Erongarícuaro
y Jarácuaro, por los sombreros de palma y los chinchorros de mallas para pescar; San Felipe, por la
herrería y cerrajería; Nurio, Capacuaro y Aranza, por los tejidos de lana; Teremendo, por la
curtiduría de pieles y la zapatería; San Juan Parangaricutiro, por el tejido bordado de las colchas;
Tzintzuntzan, Patambán, Santa Fe de la Laguna, Capula, Piñícuaro, Guango y Guanajuato, por la
alfarería; Pátzcuaro, por la pintura con colores diluidos en aceite, y la pintura de mosaicos de plumas
de ave —colibrí— o maderas de colores; Quiroga, por las bateas; Oponguio y Yotátiro, por los
metates y molcajetes; y en fin, las Islas del lago y los pueblos ribereños, por el filón casi extinguido
de la pesca del pez blanco, y la técnica de la malla y el chinchorro.
La actividad de Teremendo es referida en uno de sus escritos al informar que sus habitantes se
dedican a “...adobar cueros y hacer jabón y sillas de caballo y zapatos y chapines y otras cosas de
que ellos ganan de comer”.
En relación con Santa Clara de los Cobres, Vasco de
Quiroga autorizó a Fray Francisco de Villafuerte para que
gestionara en 1533 la fundación de la Villa y nombró a su
confesor, el padre Juan Fernández de León como cura-
párroco del novedoso poblado.

Eso dio pie a que se sostuviera que fue Vasco de Quiroga quién inició la actividad artesanal que
distingue a Santa Clara. No hay barrio en esta población que no cuente con uno o varios talleres,
como el de Abdón Punzo y su familia, que han recibido importantes reconocimientos del Gobierno
Federal, por la calidad artística de sus obras.
Otras dos especiales contribuciones de Vasco de Quiroga fueron la introducción del cultivo del
plátano en Tzirándaro y la creación de la actividad ganadera de la región con ganado equino,
porcino y lanar.

3.5. La preparación de los españoles para el acercamiento: puntos de encuentro e idiomas

Lo más importante de la obra de Vasco no fue lo que hizo con los indios, si no lo que hizo ante los
españoles. Primero, se opuso valientemente ante la Corona frente a la disposición que restauraba la
esclavitud de los indios: “Diré lo que siento, con el acatamiento que debo, que la nueva provisión
revocatoria de aquella santa y bendita primera [1530] que, a mi ver por gracia e inspiración del
Espíritu Santo, tan justa y católicamente se había dado y proveído, allá y acá pregonado y guardado
sin querella de nadie, que yo acá sepa”. Segundo, se opuso a la intención de los colonizadores de
dividir el país en poblaciones españoles y “repúblicas de indios”. Luego, captó a los españoles para
habitar sus hospitales-pueblos consciente de que, diseñando puntos de encuentro únicos (una única
plaza, un único colegio, un único hospital y una única iglesia) el encuentro terminase siendo
realidad.
El gran respeto de Vasco de Quiroga por la identidad de los indios le llevó al extremo de situar en
igualdad de condiciones la lengua castellana que las lenguas aborígenes llegando a proponer, en su
proyecto de cinco naves para la catedral de Pátzcuaro, que cada una de ellas se dedicara a rezar en
una lengua. Asimismo, a raíz de la fundación del Seminario en San Nicolás, condicionó la
ordenación de los futuros sacerdotes a que fueran expertos en alguna de las lenguas indígenas que
se hablaban en su Obispado.
Esta obsesión por mantener y aprender las lenguas autóctonas le acarreó tantos conflictos legales
como su propuesta de la unión de los pueblos de la ribera del lago de Pátzcuaro en un solo pueblo,
dividido en muchos barrios. Vasco de Quiroga fue objeto de cargos envidiosos y mezquinos hechos
por algunos alcaldes y vecinos de México (como Pedro Muñoz, Maestre de Roa y Rodrigo
Castañeda), quienes lo acusaron de poblar Santa Fe con “indios casados con indias de los que
estaban en esta cibdad naborías de los españoles” y de maltratar a los naturales con obras
fatigosas. Agregaban que los naturales que acudían al pueblo nuevo eran de “poca calidad”, de
manera que “hanse ido e se van dello a otras partes de manera que faltan desta cibdad e allá no
permanescen” y que los dichos hospitales-pueblo eran “castillo roquero y casa de mujeres” donde se
concede impunidad a los naturales y los esclavos podían encontrar ahí refugio (recogido por Rafael
Aguayo Spencer). Desde luego se probó la falsedad de las acusaciones, dejando demostrado que
Quiroga alivió la miseria de los indígenas y los sustrajo de la mendicidad, la desnudez y la vagancia,
enseñándoles a ganar la vida con su trabajo.

3.6. El encuentro desde la tolerancia religiosa y el sincretismo de creencias

Vasco de Quiroga se aferró a la penetración pacífica y al abandono de los procedimientos de fuerza


para convertir a los infieles, “siendo que los indios a las obras de paz y amor respondieran con paz y
buena voluntad, y a las fuerzas de violencia han de corresponder con defensa”
Según Bernardino Verástegui, en Michoacán and Eden, Vasco de Quiroga fue extremadamente
tolerante con las creencias de los indios y aunque se propuso desterrar su idolatría, lo hizo siempre
por vía de la persuasión. Su intervención personal hizo que en Michoacán el cristianismo no
reemplazase a la religión autóctona. Una y otra religiones derivaron en un parroquianismo sincrético:
esto es, las formas privadas indígenas de venerar la naturaleza (angamucúracha), los mensajeros
de los dioses (curita-caheri) y los dioses familiares domésticos se transformaron en el culto católico
en santos y ángeles, en ausencia de presión alguna. Más aún, es hoy “a través de la veneración de
estos santos y por medio de las cofradías y asociaciones consagradas a su culto, como los indios de
México conservan su identidad y dignidad”. El principio divino, el Señor y Señora de la dualidad de la
primitiva religión michoacana pasaron a ser un remoto poder lejos de la vida humana en la tierra,
solamente recordado, en tiempos de crisis. Su sustitución por Jesucristo y la Virgen Guadalupana
fue cuestión de tiempo.
4. Tras las huellas de Vasco de Quiroga: el movimiento nicolaita y el Encuentro
Internacional Caminos del Pensamiento de Terepetío

En 1580 con el cambio de la residencia episcopal de Pátzcuaro a Valladolid, el Colegio de San


Nicolás fundado por Vasco de Quiroga también fue trasladado (y fusionado al Colegio de San Miguel
Guayangareo). Sucesivos reales decretos le fueron incorporando cátedras hasta hacer de esta
institución una de las más importantes del mundo intelectual novohispano. Se caracterizó por
alumbrar una ideología de sensibilización social y acaudillar la independencia (nicolaitas fueron
Miguel Hidalgo y Costilla, José María Morelos, José Sixto Verduzco, José María Izazaga e Ignacio
López Rayón), motivos que llevaron a su clausura por el virrey. Se reabrió el 17 de enero de 1847 y
en 15 de octubre de 1947 pasó a constituirse en Universidad Michoacana de San Nicolás de
Hidalgo. En el año 1966 se hizo de nuevo famosa por la represión gubernamental de su movimiento
estudiantil. Profesores y alumnos tienen el orgullo de prestar el juramento nicolaita que les vincula
al ideario quiroguiano. Según José Herrero Peña, el nicolaicismo no es una filosofía, ni una religión
sino un enjambre de ideas derivadas del humanismo renacentista, del cristianismo primitivo, del
liberalismo enciclopédico y del socialismo libertario, entre otras cosas, que al amalgamarse en el
curso de los tiempos, han adquirido un especial perfil. Es un fruto de la historia universal. Sus
semillas han caído en tierra fértil y la han fecundado sin cesar por más de cuatro siglos y medio.
Otra población donde el encuentro promovido por Vasco de Quiroga es objeto de actualización y
debate es Tiripetío. En este lugar y bajo la jurisdicción de Vasco de Quiroga, los agustinos (con
quienes tanto se había querellado) establecieron, en 1538, la Casa de Estudios Mayores, primera
Universidad del Continente Americano, fundada por el insigne fray Alonso de la Veracruz (quien
posteriormente pasó a ocupar una cátedra en la Universidad Real y Pontificia de México, en 1553).
Fue aquí donde, por iniciativa de Vasco de Quiroga, estudió el príncipe purépecha Antonio de
Huitziméngari, hijo del último cazonci, Tangaxuán II, rehabilitando así su imagen y reparando de
algún modo, la injusticia de Nuño Beltrán de Guzmán. En memoria de este hecho, el Encuentro
Internacional Caminos del Pensamiento. Lecturas de la Utopía, organizado por la UNESCO, el
Conaculta, y el gobierno de Michoacán, reúne en Terepetío, desde 2004, en la última semana de
noviembre, a filósofos e investigadores académicos especializados en historia, sociología, literatura
y comunicación para discutir, con la óptica de Vasco de Quiroga, sobre las nuevas utopías.
5. Conclusiones

A lo largo de las páginas precedentes se ha glosado la obra de Vasco de Quiroga como un proyecto
realizado de encuentro con el indígena americano del siglo XVI. Hemos visto que con un ideario
cristiano-social y una metodología avanzada para su tiempo consiguió hacer realidad las ideas
utópicas que llevaba dentro (y que muchos compartimos). Para conseguir estos objetivos era de
suma importancia apartar a los naturales del mal ejemplo de los colonizadores, de la explotación por
la encomienda y el tributo, de la miseria moral y material de sus poblados y, en fin, de la vida errante
por los montes donde se entregaban a la idolatría y a la ociosidad. También resultaba importante
prepararles para el encuentro con los extranjeros adaptando instituciones, creencias y modos de
vida. Pero lo más importante, por encima de los condicionantes temporales y espaciales, destaca
una actitud filantrópica y comprometida que hoy nos sirve de ejemplo. Vasco de Quiroga utilizó su
formación, su profesión, sus bienes materiales y sus propias manos en proteger, liberar y enseñar a
los desfavorecidos para que fueran asistidos, independientes y útiles. Sólo así pueden darse los
pasos iniciales para la vida plena de todos los hombres. Precursor del engranaje hoy llamado
seguridad social, el mayor éxito de Vasco de Quiroga fue que, todavía hoy, los naturales de las
comarcas donde tanto bien hizo sigan recordándolo: muchos indios ruegan todos los días, al alba y
al ocaso, en las márgenes del lago y en lo intrincado de la sierra, por la mintzita, alma de Tata Vasco
y fuente de cobijo, aliento y caridad.
Bibliografía

Obra de propiedad particular:

Vazquez de Prada, Andrés. 1962.


Sir Tomas Moro. Lord Canciller de Inglaterra.
Madrid: Ed. Rialp. 395 p.

Obras disponibles en la Biblioteca de la Universidad de Valladolid:

Acuña, René. (ed). 1988


De debellandis Indis: un tratado desconocido. Sign: F/Hn 010353
México, D.F.: Universidad Nacional Autónoma de México. 351 p.; 23 cm. cubierta color rosa
(Incluye citaciones de la obra comentada y de otras perdidas, como el Parecer. Propone su búsqueda en el Archivo
catedralicio de Calahorra y en los fondos de Santo Domingo de la Calzada)

Aguayo Spencer, Rafael. 1970.


Don Vasco de Quiroga, taumaturgo de la organización social, seguido de un apéndice
documental. Sign: F/Hn 003369F.M.Botin
México: Oasis. 303 p.
Callens, Paul L. 1959
Tata Vasco, un gran reformador del siglo XVI. Sign: F/Hn 003647F.M.Botin.
(Incluye retrato de Vasco de Quiroga procedente del Archivo Fotográfico del Museo Nacional de Historia del castillo de
Chapultepec. También incluye el contenido de la carta de la emperatriz Isabel a Vasco de Quiroga ofreciéndole el puesto
de Oidor y el intento de secuestro de los restos de Tata Vasco, en mayo de 1940, por los soldados del Gobernador)
México: Jus. 134 p.
Figuras y episodios de la historia de México; 72 por Paul L Callens
León, Nicolás (recopilador). 1940
Documentos inéditos referentes al ilustrísimo señor Don Vasco de Quiroga existentes en el
Archivo General de Indias (introducción de José Miguel Quintana). Sign: F/Hn 004184F.M.Botin
México: Antigua Librería Robredo de José Porrúa e Hijos. 91 p.
Biblioteca histórica mexicana de obras inéditas; 17

Martín Hernández, Francisco. 1993


Don Vasco de Quiroga: (protector de los indios). Sign: F/Hn 009925.
(Incluye reproducción de un lienzo del s. XVIII con vista panorámica del pueblo de Santa Fe)
Salamanca: Caja Salamanca y Soria, 339 p.; 24 cm.
Bibliotheca Salmanticensis. Estudios; 154

Sánchez del Olmo, Sara. 2003


Los hospitales de indios en Michoacán: el proyecto de Vasco de Quiroga y su evolución
(1536-1639) / Sara Sánchez del Olmo; Ángel Sanz Tapia. Se precisa autorización para consulta.
Tesis Doctoral. 552 p.; 29 cm.

Serrano Gassent, Paz (ed). 1992


La utopía en América. Sign: F/Hn 001172.
(Incluye a partir de la p. 263 las Ordenanzas)
Madrid: Historia 16,
Crónicas de América; 73
Serrano Gassent, Paz. 2001
Vasco de Quiroga: Utopía y derecho en la conquista de América. Sign: F/Hn 011229.
Madrid: Universidad Nacional de Educación a Distancia Fondo de Cultura Económica. 445 p.; 21 cm.

Zavala, Silvio. 1991


Ensayo bibliográfico en torno de Vasco de Quiroga. Sign: F/Hn 000777F.M.Botin
(Incluye en la p. 49 una reproducción del retrato de Vasco de Quiroga conservado en la iglesia del pueblo de Santa Fe
de México, realizado en 1737).
México: El Colegio Nacional, 209 p., [5] p. de lám.

Zavala, Silvio. 1987


Recuerdo de Vasco de Quiroga
(Incluye En busca del tratado de Vasco de Quiroga De Debellandis Indis de 1553. En las pp 179 y 180 aparece un
facsimil del ms de Madrid conservado en la Colección Muñoz de la Academia de la Historia; y en la p. 238 las firmas de
Vasco de Quiroga)
México: Porrúa, 2ª ed. aum. 332 p.
Sepan cuantos... ; 546

Obras consultadas disponibles en Internet:

Cárdenas de la Peña, Enrique. 2004.


Vasco de Quiroga y la Seguridad social.
Anales Médicos. Hospital ABC, 49 (2), 95-101
http://www.imbiomed.com/1/1/articulos.php?method=showDetail&id_articulo=29075&id_seccion=167&id_ejemplar=2981
&id_revista=35

Gómez Escoto, Daniel. 1949.


La "Utopía" de Tomás Moro en la Nueva España
Parte de una serie documental del vol. 4 de la Biblioteca Histórica Mexicana de Obras Inéditas, publicado en 1937,
reeditado de manera especial en Memoria del Colegio Nacional, v-4 México,1949, pp.49-78.
http://serbal.pntic.mec.es/~cmunoz11/utopia1.html

Moreno Cuevas
Historia de la Iglesia en México. pp. 308-319
Citado por Gómez Escoto, Daniel
http://serbal.pntic.mec.es/~cmunoz11/utopia1.html

Otras obras disponibles en Internet:

Campos, Leopoldo,
Métodos misionales y rasgos biográficos de don Vasco de Quiroga según Cristóbal de
Cabrera, Pbro.
En: Don Vasco de Quiroga y Arzobispado de Morelia, México, Jus, 1965, pp. 107-155.

Carrillo Cázares, Alberto, 2003


Vasco de Quiroga: la pasión por el derecho. El pleito con la orden de San Agustín (1558-
1562),
Zamora, El Colegio de Michoacán/Arquidiócesis de Morelia/Universidad Michoacana de San Nicolás
de Hidalgo.
Castro Leal, Marcia, 1989.
Introducción, Historia general de Michoacán, t. I, Época prehispánica, Morelia, Gobierno del
estado de Michoacán, 1989, p. 116.

González, Luís,
Michoacán. Muestrario de México.
En La Querencia. Obras Completas tomo X, México, Clío/El Colegio Nacional, 1997, p. 15.

Herrejón Peredo, Carlos (ed.), 1985.


Información en derecho del licenciado Quiroga sobre algunas provisiones del Real Consejo de
Indias, México, Secretaría de Educación Pública,

Miranda Godínez, Francisco. 1972.


Don Vasco de Quiroga y su Colegio de San Nicolás,
Morelia, Fímax, Publicistas

Miranda, Francisco y Briceño, Gabriela. 1984


Vasco de Quiroga, educador de adultos
Centro Regional de Educación de Adultos y Alfabetización Funcional para América Latina.; Colegio de
Michoacán. Editorial: Pátzcuaro, Michoacán, México [1984]

Moreno, Juan José. 1766 (reed. 1972, 1939 y 1989)


Fragmentos de la vida y virtudes del V. Ilmo y Rmo. Sr. Dr. D. Vasco de Quiroga primer obispo
de la Santa Iglesia Catedral de Michoacán y fundador del Real y Primitivo Colegio de S.
Nicolás Obispo de Valladolid, México, Imprenta del Real y más Antiguo Colegio de San Ildefonso,
México: [Instituto Mexicano del Seguro Social], 1972. Morelia, A. Martínez Mier, 1939. Morelia, Mich.,
México: Balsal Editores, 1989.

Warren, J. Benedict (ed.). 1999


Ordenanzas de Santa Fe de Vasco de Quiroga,
Morelia, Fímax.

Warren, J. Benedict. 1997


Testamento del obispo Vasco de Quiroga. Edición facsimilar con otros documentos
Morelia, Fímax, 1997.

Warren, J. Benedict. 1996


"Vasco de Quiroga: obispo abogado,
Memorias de la Academia de la Historia, México, 1996, t. XXXIX, pp. 113-128.

Warren, J. Benedict, 1997


Vasco de Quiroga y sus pueblos hospitales de Santa Fe,
Morelia, Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo,

Zavala, Silvio A., 1937


La "Utopía" de Tomás Moro en la Nueva España y otros estudios
México, Antigua Librería Robredo de José Porrúa e Hijos.
Bibliografía complementaria en castellano sobre Vasco de Quiroga:

Arriaga, Antonio. 1978


Don Vasco de Quiroga
Toluca : [Patrimonio Cultural y Artística del Estado de México].

Castañeda Delgado, Paulino. 1974


Don Vasco de Quiroga y su "Información en derecho"
Madrid : Ediciones J. Porrúa Turanzas,

Cleile Moore, Nanon. 1946


Vasco de Quiroga
Tesis de maestría/ doctorado/manuscrito Material de archivo

Fabián Cattana, Edgard. 2004


La utopía humanista en Vasco de Quiroga
Editorial: Córdoba : Editorial de la Universidad Católica de Córdoba.

Fernández Delgado, Ángel. 2002.


Vasco de Quiroga
por Miguel Angel Editorial: México : Planeta DeAgostini.

Jarnés, Benjamín. 1942


Don Vasco de Quiroga, obispo de Utopía,
México: Ediciones Atlántida, s. de r.l.,

Landa, Rubén. 1965.


Don Vasco de Quiroga
Editorial: México, D.F. ; Barcelona : Ediciones Grijalbo, 1965.

Maillefert, Alfredo. 1936


Vasco de Quiroga
Editorial: [México] Ediciones de la Universidad Nacional, 1936.

Morelos Valdez, Octavio . 2006.


Vasco de Quiroga: vigencia de su legado
Editorial: Morelia, Michoacán : Gobierno del Estado de Michoacán,.

Tena Ramírez, Felipe. 1977


Vasco de Quiroga y sus pueblos de Santa Fe en los siglos XVIII y XIX
Editorial: México: Editorial Porrúa.

Warren, J Benedict. 1998.


Vasco de Quiroga en Africa
Editorial: Morelia, Michoacán, México : Fimax Publicistas.

Zavala, Silvio Arturo. 1995


Ideario de Vasco de Quiroga
Colegio de México. Centro de Estudios Históricos.; Colegio Nacional (Mexico). México, D.F.

Zavala, Silvio Arturo. 1983


Tres estudios sobre Vasco de Quiroga
México: Instituto José María Luis Mora, 1983.
Don Vasco de Quiroga.
Jesús Isáis Reyes; Centro Regional de Educación Fundamental para la América Latina (Pátzcuaro, Mexico)
Editorial: Pátzcuaro, Mich., Mexico, 1955.

D. Vasco de Quiroga
José Zavala Paz
Editorial: [Zacupu? México, Impr. "Morelia," 1964.

La catedral de Vasco de Quiroga


Guillermina Ramírez Montes
Editorial: Zamora, Michoacán : Colegio de Michoacán, 1986.

Los escudos de don Vasco de Quiroga


Armando M Escobar Olmedo
Editorial: Morelia, Michoacán, México : [s.n.], 1999.

La utopía del renacimiento en tierras indígenas de América: Pedro de Gante, Vasco de Quiroga,
Bernardino de Sahagún
por Ignacio Márquez Rodiles
Editorial: Puebla, México : Benemérita Universidad Autónoma de Puebla ; Santa Catarina Mártir, Puebla :
Universidad de las Américas-Puebla, 2001.

Pueblos hospitales y guatáperas de Michoacán: las realizaciones arquitectónicas de Vasco de


Quiroga y fray Juan de San Miguel
Juan B Artigas H; Vasco de Quiroga
Editorial: México : Universidad Nacional Autónoma de México : Gobierno del Estado de Michoacán, 2001.

Vasco de Quiroga y obispado de Michoacán.


Editorial: Morelia, Mich. : Arzobispado de Morella, 1986.

Vasco de Quiroga: olvido y glorificación


Oscar Velayos Zurdo
Editorial: [Ávila] : Ayuntamiento de Madrigal de las Altas Torres : Institución "Gran Duque de Alba", 1992.

Don Vasco de Quiroga: protector de los indios


Francisco Martín Hernández
Editorial: Salamanca : Publicaciones Universidad Pontificia Salamanca : Caja Salamanca y Soria, 1993.

Ordenanzas de Santa Fe de Vasco de Quiroga


J Benedict Warren
Editorial: Morelia, Michoacán, México : Fimax Publicistas, 1999.

Algunas páginas adicionales sobre Vasco de Quiroga


Silvio Arturo Zavala
Editorial: México: El Colegio Nacional, 1980.

Vasco de Quiroga en Tultepec; historia.


Javier Romero Quiroz
Editorial: [Toluca] Gobierno del Estado de México [1965]

Vasco de Quiroga y sus pueblos hospitales de Santa Fe


J Benedict Warren
Editorial: Morelia, Michoacán, México : Ediciones de la Universidad Michoacana, 1997.
El pensamiento de Vasco de Quiroga: génesis y transcendencia
Julio César Morán Alvarez
Editorial: Morelia, Mich., Méx. : Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo, 1990.

Vasco de Quiroga y sus hospitales pueblo de Santa Fe


J Benedict Warren
Morelia, México : Ediciones de la Universidad Michoacana, Difusión Cultural, Editorial Universitaria, 1977.

Don Vasco de Quiroga y la ciudad de Pátzcuaro


Antonio Arriaga
Editorial: México : Libros de México : Instituto de Estudios sobre el Hombre, 1978.

Don Vasco de Quiroga: una lectura histórica, teológica y pastoral


Juan Manuel Hurtado
Editorial: México, D.F. : Ediciones Dabar, [1999]

Universidad de primavera Vasco de Quiroga; prospecto.


Universidad Michoacana.
Editorial: Morelia, Mich., Departamento de estensión universitaria, 1940.

Don Vasco de Quiroga; apóstol y civilizador.


José Herrera Rossi
Editorial: México, 1938.

Testamento del obispo Vasco de Quiroga: edición facsimilar con otros documentos
J Benedict Warren
Editorial: Morelia, Michoacán: Fimax Publicistas, 1997.

La Obra social de los "hospitales" de don Vasco de Quiroga: ciclo de conferencias.


Universidad de Guanajuato. Centro de Investigaciones Humanísticas.
Editorial: Guanajuato, Gto. [Mexico] : Centro de Investigaciones Humanísticas, Universidad de Guanajuato,
1988.

Don Vasco de Quiroga y los hospitales pueblos.


Isidro Castillo
Editorial: México, 1968.

Don Vasco de Quiroga y su Colegio de San Nicolás


Francisco Miranda
Editorial: Morelia, Mich. [México] : Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo, 1990.

Don Vasco de Quiroga: precursor de la organización y el desarrollo de la comunidad


por Ramón García Ruiz
Editorial: Guadalajara, Jal. : [s.n.], 1975.

Vasco de Quiroga: precursor de seguridad social


por Enrique Cárdenas de la Peña; Instituto Mexicano del Seguro Social.
Editorial: México ; Instituto Mexicano del Seguro Social, 1968.

Don Vasco de Quiroga, su vida y sus obras.


por Jesús Romero Flores
Editorial: La Piedad, Mich., Tip. mercantil, 1911.

Don Vasco de Quiroga, primer obispo de Michoacán


por Juan José Moreno
Editorial: [Morelia, Mich.? : Departamento de Coordinación de Actividades Educativas y Culturales], 1965.
Don Vasco de Quiroga y su obra educativa
por Juan Ortiz Gallegos
Editorial: [s.l. : s.n., 197-?]

Conquista y conciencia cristiana: el pensamiento indigenista y jurídico teológico de Don Vasco de


Quiroga (+1565)
por José Aparecido Gomes Moreira
Editorial: Quito, Ecuador : Ediciones ABYA-YALA ; México, D.F., México : CENAMI, 1990.

Don Vasco de Quiroga: precursor de la organización y el desarollo de la comunidad


por Ramón García Ruiz
Editorial: Pátzcuaro, Michoacán, México, 1967.

[Documentos relativos a don Vasco de Quiroga]


Sevilla: Archivo General de Indias, Servicio de Microfilms, [between 1960 and 1969]

El Antiguo Colegio de los Jesuitas hoy Palacio Clavijero. Un hombre del Renacimiento: el lic. Don
Vasco de Quiroga
Jesús Romero Flores
Editorial: Morelia, México : Gobierno del Estado de Michoacán, 1971.

Don Vasco de Quiroga y la educación indígena.


por María del Carmen Verduzco G
Editorial: Guadalajara [Mexico] 1951.

Vasco de Quiroga, insigne humanista del siglo XVI: homenaje en el V centenario de su natalicio
Editorial: Toluca, Mëxico : Biblioteca Püblica Central del Estado, 1970

Vasco de Quiroga--la pasión por el derecho: el pleito con la Orden de San Agustín (1558-1562)
Alberto Carrillo Cázares
Editorial: Zamora, Michoacán : Colegio de Michoacán ; Morelia, Michoacán : Arquidiócesis de Morelia :
Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo, Instituto de Investigaciones Históricas, ©2003.

La nueva plástica
Juan de la Encina; Enrique Díez-Canedo; Universidad Michoacana. Centro de Estudios sobre la Cultura
Nicolaita.
Editorial: Morelia, Mich. : Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo, 1987.

Por la senda hispana de la libertad


Silvio Arturo Zavala
Editorial: Madrid : Editorial Mapfre, ©1992.

El ylmo. señor don Vasco de Quiroga, primer obispo de Michoacán. Grandeza de su persona y de
su obra; estudio biográfico y crítico premiado en los Juegos florales del estado de Michoacán el año
de 1903,
Nicolás León
Editorial: [Mexico] Tip. de los sucesores de F. Diaz de Leon [1904?
Retrato de Vasco de Quiroga en la sacristía de la Basílica
de Pátzcuaro
Anotaciones de Velasco de Quiroga a la Utopía de Tomás Moro
Santa Fé de Los Altos en México

Santa Fé de la Laguna en Pátzcuaro


Estampa que representa el traslado a Pátzcuaro de la sede catedralicia

Proyecto de la catedral de Pátzcuaro bajo las directrices de Vasco de Quiroga


Primitivo y Real Colegio de San Nicolás Obispo en Pátzcuaro (1540)

Juramento Nicolaita de la Universidad de Michoacán (Grabado en


una pared de la Universidad, en la Ciudad de Morelia, Michoacán)
Báculo de Vasco de Quiroga

Basílica de Nuestra Señora de la Salud, en Pátzcuaro,


donde reposan los restos de Vasco de Quiroga
TESTAMENTO DEL ILMO SR DON VASCO DE QUIROGA

Memoria u declaración de mí, Don Vasco de Quiroga, primer Obispo de Michoacán, de lo que es mi voluntad y
tengo ordenado, días ha, para que se guarde y cumpla sin que en nada falte cosa, porque si me faltare tiempo
para hacer otra declaración sea esta memoria guardada y cumplida, conforme como aquí lo declaro, que es lo
siguiente: por tanto habemos querido y queremos aquí hacer, y hacemos, la declaración y certificación y
confirmación, así en vida, como en muerte, en la manera siguiente:

PRIMERAMENTE DECLARAMOS QUE HA MUCHOS AÑOS que yo fundé en esta ciudad de Mechoacán, en el
barrio de Páscuaro, cerca de nuestra Iglesia Catedral de Sanct Salvador, el Colegio de San Niculás que aquí está
fundado, por la gran falta de ministros de los santos sacramentos y culto divino que aquí y en todo nuestro
obispado de Mechuacán, ha habido y hay que sean presbíteros y lenguas; para aquí en este dicho colegio se
reciban y críen estudiantes puros españoles que pasen de más de veinte años, que quieran ser ordenados y
sean lenguas, y así ordenados de todas las órdenes, suplan algo de la grande falta dicha de ministros, como
siempre después acá se han aquí loable y útilmente criado, estudiado y ordenado, y dado de sí buen exemplo e
ayudado e servido en esta dicha nuestra sancta iglesia e obispado muchos y otros en religiones y con mucho
fructo y utilidad, como se ha visto y ve de cada día por la esperiencia. Y que por ello, habida suficuiente
información, su Alteza y Majestad fue servido para hacerse Patrón dél, por su cédula patente real que nos
tenemos y le dexamos para le favorescer y hacerle mercedes, como se las ha hecho siempre y d cada día las
esperamos mayores. Y porque de lo que hasta aquí se ha sustentado y sustenta para este fin y efecto, de
muchos años acá, sobre veinte, y más casi treinta, el dicho colegio, es de la estancia que se dice de Xiripitío que
solía ser del Marques del Valle, en el Valle de Guaniqueo, y otras dos estancias allí junto a ella, de que su
majestad me hizo merced y yo comprobé e poblé de ganados para este efecto dicho y sustentación de nuestra
casa y Colegio, y así mesmo la granjería de trigo, tierras, molino y batán que allí se granjean para el mismo
efecto, de que yo también tuve merced de su Alteza por de duro y heredad, como por la dicha cédula parece, y
compré, de que todos nos sustentamos y habemos sustentado hasta ahora, así el dicho colegio como nuestra
casa. Por tanto, continuando la dicha obra de la sustentación del dicho Colegio de San Niculás y porque no
parezca, porque se perdería mucho en ello en lo de Dios y bien y servicio de la dicha nuestra Iglesia Catedral y
Obispado y doctrina de los naturales espiritual e moral, reservando en nos como reservamos, que de los frutos,
rentas, partos y pospartos de todo ello, podamos en nuestros días sustentar nuestra casa e tenerlo y poseerlo
para ello en su nombre y como e de la manera que abaxo se dirá, a que nos referimos, desde ahora para
entonces y desde entonces para ahora, se lo ratificamos y, si necesario es, donamos y doctamos todo lo dicho,
para que lo tenga dicho Colegio de San Niculás que así fundamos, perpetuamente y para siempre jamás, con
todo el ganado y granjerías dello por suyo, como yo lo tengo e poseo, para que se aproveche de todo ello para
el dicho efecto, sin poder enajenar en tiempo alguno las raíces ni capital de todo ello, salvo solamente los frutos
y rentas y partos y pospartos y este sin prejuicio ni innovación alguna del derecho que en ello tenga adquirido y
se haya causado al dicho colegio de San Niculás en cualquier manera antes de ahora, antes sí necesario es,
añadiendo derecho a derecho, le hago, como dicho es, declaración y dotación y donación perpetua e irrevocable
que es dicha entre vivos, en aquella forma que mejor e más cumplidamente podemos e debemos, de todo ello, al
dicho Colegio de San Niculás, con ratificación de todo lo antes de ahora dado y dotado de cualquier manera,
tácita o expresamente, y le dotamos como es dicho de todo ello y para el dicho efecto y para que allí halla y se
sustente siempre perpetuamente, un rector y lector de gramática, de buena vida y exemplo y autoridad, erudito y
prudente, como para en tal cargo e caso se requiere y tal que convenga; que sea clérigo presbítero de misa,
quien se den a respecto de trescientos ducados por año, pagados por sus tercios, y más la comida para sí e un
criado en rifitorio con los dichos colegiales, donde haya leción, con los cuales ha de comer y residir y posar en
el dicho colegio en toda honestidad e recogimiento, cerrándose las puertas del dicho colegio en anocheciendo,
y no se abriendo hasta que sea de día claro, y no saliendo después sino de dos en dos o tres o más juntos, y
siendo privado y echado del dicho Colegio el que de noche saliere o no se hallare en el día, saliere solo y de otra
manera de la que es dicha, salvo con espresa licencia del dicho su letor e como a él le paresciere que más
convenga al intento y honestidad del dicho colegio; el cual dicho retor y letor, nos pongamos en nuestros días
el que nos paresciere, y después dellos, le escojan los estudiantes que aquí estudien para clérigos presbíteros
del nuestro obispado, colegiales del dicho Colegio, con asistencia, parescer y consentimiento del Cabildo de
nuestra Santa Iglesia, Catedral de Mechoacán, en concordia y en discordia, por los más calificados votos de los
dichos colegiales puros españoles que ansí han de ser ordenados, según y como dicho es; los cuales porque
sean conocidos entre los otros estudiantes que ni sean colegiales, traigan bonetes de paño morado. La cual
leción del dicho retor y letor se remueva siempre de tres en tres años, por aucto in scriptis, en forma y manera
que haga fe o para que se prorrogue la hecha, con parescer y determinación de el dicho Cabildo. El cual dicho
retor y letor lea, como es dicho, la gramática a los dichos estudiantes colegiales puros españoles, para se
ordenar de clérigos presbíteros, porque los demás no han de tener voto; y les lea libros para este fin y efecto
más apropiado útiles convinientes e necesarios, así de sacramentos, como también en todo caso les lean y
declaren los cánones penitenciales que nos les dexaremos recopilado con apercibimiento y que no serán
ordenados, si primero, no lo saben, gratis todo. Y sasí mismo lea y enseñe allí gratis a mis criados y a
cualesquier otros que yo para ello le diere y dixere y encargare, do también se enseñe y lea la doctrina cristuana
y moral dicha y el leer y escrebir a todos los hijos de los naturales que la vayan allí a oír y a deprender nuestra
lengua y a enseñar a los de nuestra nación la suya, que los colegiales sepan también gratis todo; y siempre que
sea menester haya este exercicio de lo dicho y de las lenguas dichas que se entienda como es dicho, que para
la sustentación de todo ello se le quede al dicho colegio lo que es dicho arriba, de que se mantenga y sustente
como ha muchos años se mantiene y sustenta y más cumplidamente, con que en nuestros días nos, o quien
nuestro poder hubiere, podamos tomar y tomemos de los frutos y rentas, partos y pospartos de todo ello, lo que
para la sustentación de nuestra casa veamos y nos parezca ser menester, a nuestro libre albedrío voluntad, y
para ello desde ahora lo tengamos y poseamos en su nombre del dicho Colegio para la dicha sustentación de
nuestra casa y necesidades della y otras cosas que se ofrezcan, y para que sustentemos, como sustentamos de
ello, al dicho colegio, como siempre lolo habemos hecho de muchos años a esta parte, como es dicho, con que
no podamos enajenar las raíces y capital de todo ello, que sea el capital de el dicho ganado que ha de estar
siempre en pié, el cual nos señalaremos en nuestros días o después de ellos, se hallare haber de todo género
ganados en las dichas estancias y cualquier de ellas, sino usar del usofructo, rentas, partos y pospartos de todo
ello, y así mesmo con que después en nuestrod días de todas las dichas enstancias para apascentar sus
ganados en ellas y del dicho molino y batán, el Hospital de santa Fé de indios pobres y enfermos
convalescientes españoles, que tenemos fundado en esta provincia de mechuacán, se pueda aprovechar e
aproveche perpetuamente para siempre jamás, de todo ello, así para apasentar sus ganados como para batanar
lo que tejiere en sus telares y moler su trigo y otras semillas de que tenga necesidad, como siempre han
aprovechado y pudieran aprovechar si quisieran de muchos años a esta parte, porque también para este fin por
nos allí se hicieron y fundaron el dicho batán en que ellos también ayudaron y reparan y reforman como está
dicho. item declaro ansí mismo, por descargo de nuestra conciencia, que también se le quede al dicho Colegio
de San Niculás, perpetuamente, todo el aposento nuestro que está junto al dicho Colegio que hicimos de
prestado, hasta que se hagan los aposentos que han de ir encorporados en nuestra Iglesia Catedral, conforme a
la traza de ella que ha de ser episcopio y aposento para nos e para nuestros subcesores y el aposento para los
prebendados de la dicha nuestra Iglesia Catedral a la Otra parte, y dejóselo todo al dicho Colegio, así como va y
está edificado y cercado con todo a la huerta, así como va cercada y está la cerca de ella y con el edificio de la
capilla de Sant Ambrosio y de la sala grande en que está dicha capilla, que podrá servir de librería del dicho
Colegio, hasta que otra mejor se haga, aderezándose como convenga para ello. Por cuanto lo hicieron todo, los
indios desta Ciudad de Mechuacán, por mi ruego y mandado, sin habérseles pagado bien, como debiera, y que
se le quede todo, como dicho es, perpetuamente para siempre jamás, al dicho Colegio de San Niculás, con
cargo que en recompensa y satisfacción de lo que allí los indios de esta Ciudad de Mechuacán y Barrios de la
Laguna trabajaron, pues ellos lo hicieron, y a su costa, sean perpetuamente en él gratis enseñados todos los
hijos de los indios, vecinos y moradores de dicha ciudad de Mechuacán y de los dichos Barrios de la Laguna,
que también ayudaron en los dichos edificios, que quisieren y sus padres enviaren allí a estudiar y ser
enseñados en todo lo que allí se enseñase y leyere, y esto gratis como es dicho sin que para ello den ni paguen
ni se les pida ni lleve cosa alguna, mayormente en la dicha doctrina cristiana y moral, que les dexo impresa para
ello, en el dicho colegio e que han de ser enseñados gratis como es dicho, en satisfacción y recompensa de lo
queallí y en otra cualquier parte y obras, hubieren trabajado los dichos indios, pues otra mejor ni mayor
satisfacción al presente no se les puede hacer, atenta su manera, calidad y condición, porque esta es y ha sido
la intención del fundador, que nos habemos sido, y también porque el aposento y aposentos que ha de ser del
prelado y prebendados, está todo trazado y señalado mucho ha, cómo y dónde se ha de hacer, en la traza de
dicha nuestra Iglesia Catedral, encorporado todo en ella en lugares más cómodos y cercanos a la dicha Iglesia,
que en breve se acabará, placiendo a Nuestro Señor. A los cuales dichos indios que así hicieron los dichos
edificios, ruego y encargo lo hayan así, segúnd e como dicho es, por bueno, todos en común y en particular; y a
cualesquier otros herederos del Canzonci, por lo que a cada uno de ellos toque y pueda tocar, en cualquier
manera y a cautela, les encargo mucho a todos renuncien a cualquier derecho que a ello tengan, si alguno fuere
y sea necesario, en el dicho Colegio de San Niculás, así por lo que a ellos y pro común de esta ciudad de
Mechuacán conviene quel dicho colegio aquí se sustente, conserve y persevere para lo que dicho es, de que les
viene y siempre ha de venir mucha honra y provecho, así espiritual como temporal, como por lo que nos por
ellos hemos siempre puesto y hecho, todo siempre dirigido en su provecho, honor y utilidad, espiritual y
temporal, como creo que a ellos y a todos es notorio. Y así mosmo encargo a nuestros subcesores en est dicho
nuestro obispado, pues no es menos útil y necesario la sustentación del dicho colegio a la dicha nuestra Iglesia
y a los que nos hubieren de subceder en él, que a los dichos indios, pues en la verdad, si de aquí no se puebla el
obispado de clérigos lenguas que sean tales cual convenga, nunca jamás de aquí a muchos años será proveído
de ellos como se cree, ni tendrán los ministros y pastores necesarios que son menester, como es cosa verisímil
que pues así es también, le favorezcan y le ayuden a sustentar y no permitan lo contrario ni que sea
desfavorecido, antes le den todo el favor y ayuda que sea menester para ur siempre adelante la buena obra,
sobre lo cual también les encargamos las conciencias. En el cual dicho Colegio de San Niculás se han de recibir
y reciban tantos estudiantes españoles puros, para clérigos lenguas, como es dicho, cuantos en él puedan
buena y cómodmente sustentar, segúnd las facultades y posibilidad del dicho colegio a vista y parescer del
dicho retor y letor lo que comunique con el Cabildo desta dicha nuestra santa Iglesia, que sean tales que tengan
las calidades que para tal menester se requiere, así de limpieza de sangre, como en lo demás que en tal caso es
menester para ser ordenados de presbíteros para curas y pastores, y honestidad para lo que proceda la
suficuente información y examinación que es posible sea así de lo que dicho es como de móribus et vita,
segund que paresciere al dicho retor y letor de la gramática de dicho Colegio, y así mesmo lo comunique con el
dicho Cabildo de la dicha nuestra Iglesia Catedral de Mechuacán, sobre lo cual a todos ellos y a cada uno de por
sí, les encargamos las conciencias.

Y suplico a la majestad Real del Rey don Felipe nuestro señor, como principal patrón de dicho Colegio que ha
sido servido graciosamente hacerse, pala le favorescer, que si necesarioes, haya de Su Santidad el favor y
cosas que para el Dicho colegio en Madrid supliqué y se me concedió en el Real Consejo de Indias, por ser cosa
tan necesaria, provechosa e importante a todo aqueste obispado y provincia de Michoacán, e para el exemplo de
los otros que hagan otro tanto,lo que de ello se pueda de Su Santidad haber. Item por cuanto nos el Obispo de
mechoacán don Vasco de Quiroga, e inútil para todo, siendo oídor por su Majestad de el Emperador don Carlos
Quinto y Rey de España nuestro señor, en la Chancillería Real que reside en la Ciudad de México, y muchos
años antes de tener orden eclesiástica alguna ni renta de Iglesia, movido de devoción y compasión de la miseria
e incomodidades grandes y pocas veces vistas ni oídas que padescen los indios, pobres, huérfanos e
miserables personas, naturales de estas partes, donde por ello muchos de e los de edad adulta se vendían a sí
mesmos e permitían ser vendidos, e los menores y huérfanos eran y son hurtados de los mayores y vendidos, y
otros andan desnudos por los tianguises, aguardando a comer lo que los puercos dexan, y esto demás de su
derramamiento grande y falta de doctrina cristiana e moral exterior y buena policía, fundé y doté a mi costa e
mis propios salarios, con el favor de Dios Nuestro Señor y de Su majestad el emperador y Rey Don Carlos,
nuestro señor, dos hospitales de indios que intitulé de Santa Fe, confirmando el título con la obra e intención de
ella, uno en la Provincia de México e otro en ésta de Mechuacán, que es todo en esta Nueva España, a dos o tres
leguas, poco más o menos, de las ciudades cabeceras de cada una de estas dichas provincias, donde cada uno
de los dichos Hospitales está fundado y averigüado, con este orden, intento e voluntad que los constituí y
diputé como hasta ahora y desde ahora para entonces, que fuesen con todos sus términos, tierras, estancias, en
granjerías que nos les dimos, pusimos y compramos y les hube de su majestad, segúnd que al presente le
tienen e poseen y paresce por las escripturas de compras e merced de ello, para sustentación y doctrina, así
espiritual como moral exterior y buena policía de indios pobres e miserables personas, pupilos, viudas
huérfanos y mellizos que dicen mataban a las madres por no los poder criar pos su gran pobreza e miseria, y
estos todos que sean ciertos y perpetuos e tantos en número cuantos cada uno de los dichos hospitales puedan
cómoda y buenamente sustentar y sufrir cada uno segúnd sus facultades y que faltando alguno o algunos de
ellos, se pongan en su lugar como paresciere a su principal rector para ello y regidores que han de tener, que
más conviene, como abaxo se dirá, porque como hayan de ser indios dellos mesmos, conoscerán mejor cuales
de ellos sean los más necesitados, pobres e miserables y siempre todo con acuerdo y parescer de su rector,
clérigo presbítero, que así mismo han de tener, como abajo se dirá; sobre que se junten e hayan su deliberación
y acuerdo como siempre desde que se fundaron los dichos hospitales se ha hecho en ellos y hace, aunque no
tan cumplidamente ni perfecta, como aquí ahora se dirá. Por ende, en descargo de nuestra conciencia
declaramos lo susodicho ser e haber pasado así en el efecto y así ahora aquí en todo y por todo e para dicho
efecto, según e como dicho es, lo declaro, ratifico y confirmo todo con todo l que sí a los dichos hospitales y a
cada uno de ellos por mí les esta dado y comprado y habido de Su majestad, y tienen e poseen como dicho es y
les está amojonado por cédula y mandado de Su Majestad, como paresce por las escrituras de ventas, merced y
amojonmientos que dello tienen, con más los batanes, molinos y oficios de telares y ganados que allí después
acá, en muchos días y años ha, habemos acrecentado e multiplicado en que ellos también han ayudado y
ayudan, encargándoles como les encargamos mucho, y si necesario es, mandamos, según que mejor podemos
y debemos, que todo lo que rentaren los dichos molinos, batanes, telares y ganados que nos allí en ellos
habemos acrecentado e multiplicado y se hubiere dello, acudan con trescientos ducados o su valor, en cada un
año, perpetuamente para siempre jamás, los dichos Hospitales de santa Fe al dicho Colegio de San Niculás,
para el Rector y letor dèl, ques o por tiempo fuere de dicho Colegio de San Niculás, que así según como dicho
es arriba, fundamos en esta ciudad de Mechoacán, en el Barrio de Pazcuaro, cerca de nuestra Iglesia Catedral de
Sant Salvador para el efecto dicho, por partes iguales, y de allí salgan clérigos doctos y expertos que sean en
lenguas y administren los santos sacramentos y prediquen y enseñen la doctrina cristiana perpetuamente para
siempre jamás, máxime en tiempo de tanta inopía de ministros de todo ello en estas partes que al presente hay,
es extrema. También para que allí los indios vayan a deprender la doctrina cristiana y moral que les dejamos
impresa, y a leer y a escrebir y la gramática y buena pulicía y nuestra lengua y los nuestros la suya, como queda
arriba dicho; con más de cincuenta ducados que dén los dichos Hospitales, así mesmo perpetuamente en cada
un año, para que en la dicha Iglesia del Señor San Niculás, de la Villa de Madrigal donde soy natural, sobre la
sepultura donde están mis padres, se digan perpetuamente ciertos aniversarios con toda su solemnidad y
devoción por los dichos mis padres y defuntos, que dexamos ordenado en esta manera: que sean doce
aniversarios en cada un año, solemnes con su misa y vigilia en cada mes el suyo, y se dé al Cabildo de la dicha
Iglesia, de limosna, quince ducados, de que se pague el sacristán, organista y cera, y cuando se hayan de decir
se cubra la sepultura con la alhombra grande que para ello el Cura y Cabildo de dicha Iglesia tiene y se ha de
guardar, que yo les dí, que se ponga sobre la tumba, y más de diez ducados para la dicha Iglesia de el señor
Sant Niculás y Cabildo de ella, para efecto que no permitan que la dicha sepultura donde están mis padres, se
abra para que en ella se entierre otra persona alguna, y no habiendo esto lugar e no cumpliéndose así, se den al
Cabildo de nuestra Catedral de Michuacán en limosna, los dichos diez ducados con los demás que aquí luego se
dirá, para otros doce aniversarios que allí se digan por lo mismo, que se entienda que si capilla particular se
hiciese en la dicha Iglesia de Sant Nicolás y en Nuestra Señora del Castillo, donde se trasladen los huesos de
mis padres y se digan los dichos dos [doce] aniversarios en ella, como dicho es, , después de así trasladados
sobre ellos, donde así se trasladaren. Y los demás de los dichos ciento cincuenta ducados, que son otros veinte
y cinco, , se den al dicho Cabildo de la dicha nuestra Iglesia Catedral de Mechuacán, para que en ella se digan
por nos, después de nuestros días, en cada un año perpetuamente, y por nuestros padres y defunctos y
bienechores nuestros y de los dichos Iglesia Catedral, Colegio e Hospitales otros doce aniversarios solenes con
sus misas, vigilias y responsos, los tres en las tres pascuas de cada año y en las Fiestas de San Salvador otro,
que son cuatro, y los demás se digan el primero día de cada mes, de manera que sean por todos doce
aniversarios cada año, perpetuamente, en cada mes el suyo, de los cuales veinte y cinco ducados se paguen
sacristán, organista y cantores. La cual ayuda charitativa, subsidio y limosna, que así para el dicho Colegio de
San Nicolás, como para los dichos aniversarios y guarda de sepultura, se ha de hacer por los dichos Hospitales,
se entiende así cuando los dichos hospitales de Santa Fe cómodamente lo puedan cumplir y sufrir, sobre que se
encargan las conciencias de los rectores de los dichos Hospitales y de los que en ello hubieren de entender,
como abajo se dirá; y demás de lo dicho, ayuden también de lo que se hubiere de los dichos talleres, el dicho
Hospital de Santa Fe de la Provincia de Mechoacán, pudiendolo cómodamente hacer., con tres mantas frazadas
de las medianas, en cada un año perpetuamente, para las camas de los pobres del Hospital de nuestra iglesia
Catedral de Mechoacán que fundamos so la advocación de Nuestra Señora de la Asumpción y Santa Marta, que
se entienda durando los dichos telares y texiéndose en ellos y estando en pie y reservando, como siempre nos
reservamos en todo ello para nuestros días, el poder de acrescentar y disminuir y enmendar en todo y en
cualquier parte de ello, segúnd que nos pareciere ser más conviniente al dicho nuestro intento y voluntad y al
buen efecto de lo ques arriba dicho y se dirá abaxo y a la conservación, así de los dichos Hospitales de Santa Fe
como del dicho Colegio de San Niculás, y de manera que se compadezca, ayude y favorezca el uno del otro y el
otro del uno alter alterius onera portantes, pues todo se lo dexamos y a mayor abundamiento y cautela, si
necesario es y sin perjuicio de todo el derecho causado y adquirido en cualquier manera, a los dichos
Hospitales de Santa Fe y cada uno dellos, antes de ahora con todo lo que dicho es y en cada una cosa y parte
dello y no innovando, antes añadiendo derecho a derecho, dotación a dotación y donación a donación, y en la
mejor e más cumplida manera que puedo y debo para que todo lo susodicho haya su debido efeecto, según que
está dicho y abaxo se dirá, dende ahora para entonces, les hago a los dichos Hospitales de Santa Fe y a cada
uno de ellos, la dicha dotación y donación en forma pura, mera, irrevocable, que es dicha entre vivos, de todo lo
que es dicho y cada una cosa e parte de ello para el dicho efecto, según y cómo y por el orden, forma y manera
que está arriba dicho y declarado por mí, y yo mejor y más cumplidamente lo puedo hacer a favor de los dichos
Hospitales y cada uno dellos, de que así los constituyo docto y he por dotados y constituídos como dicho es, y
amí su poseedor en su nombre, con los dichos cargos arriba declarados y se declaren abaxo , y en todo el
tiempo de nuestros días, porque pues todo se lo dexamos, no será mucho que lo poco de dichos cargos, con
toda charidad lo cumplan, pues por dárseles a ellos todo, reservamos solamente esto poco que les encargamos
o casi nada. Item declaro y encargo, si es necesario es mando, para efecto de lo susodicho, que en cada uno de
los dichos Hospitales se lea y enseñe perpetuamente, con toda diligencia, a los dichos indios pobres,
huérfanos, mellizos, y miserables personas dellos grandes y pequeños, como lo han menester, por el retor de
cada uno de los dichos Hospitales o por el capellán quien se cometiere o por el que para ello se añadiere, como
abajo se dirá, y a todos los demás indios que allí quisieren venir a oír y deprender, la doctrina cristiana espiritual
y moral exterior de todos los estados, que para ese efecto hice imprimir a mi costa en Sevilla, y con esta
declaración y doctación les dexamos impresa, que siempre tengan sobradas para ello, que fue fecha en Roma
para se enseñar en una capilla que está en Jaén para este efecto fundada, donde se enseña por un cuarto
capellán diputado y añadido solamente para ello con mucha auctoridad y diligencia, por ser como es la dicha
doctrina muy útil y aprobada para los indios grandes y pequeños de aquestas partes, saber y deprender no
solamente la pulicía cristiana espiritual, pero también la temporal, moral y exterior, humana como dicho es y
como al extremo grado lo han mucho menester, atenta su calidad, la cual siempre tengan y guarden y exerciten
en ella, con las amonestaciones y exortaciones que en ellas se hacen, como si yo mismo en persona las hiciera,
pues que escogerla y aprobar para ello, es hacerlo como en fin ella se dice con cierta adición o adiciones que en
la margen irán para su declaración si algunas fueren; la cual doctrina se les lea, enseñe y declare así a grandes
como a pequeños, como dicho es y en ella se contiene, pues todo ansí lo han menester, a los pequeños por
todos los días del año que hubiere oportunidad y a los grandes los días festivos, por que no se estorben del
trabaxo, en la forma y manera y horas que en la dicha doctrina se contiene, porque demás de ser esto muy
provechoso, útil y necesario a los dichos indios pobres de los dichos hospitales, también lo sea y puede ser a
todos los indios de la comarca de ellos que la quieran venir allí a oír y ser enseñados y después de ser así
sabida y enseñarla ellos a los otros próximos en sus barrios y pueblos, y los padres a los hijos y los hijos a los
padres, parientes, deudos, vecinos y conocidos, que fue causa muy principal, próxima y propicia, entre otras
muchas, que me mi ció siendo oidor a fundar los dichos Hospitales por este orden, como está dicho, y recoger
en ellos pobres indios y huérfanos de diversas partes y lenguajes y nuestra, darla repetir para saber como la
saben y entienden y sienten e responden a ella, conforme la dicha doctrina y forma della, por defecto de la cual
repetición, cuando algo de Dios y e su doctrina se les pregunta, responden a disparate cosa de gran ignorancia
y de reir y por mejor de llorar e tal descuido, como si nunca doctrina hubiesen tenido, sobre lo cual para que se
haga y cumpla así diligentísima, fidelísima y prudentemente, se encarga aquí cuanto se puede y debe encargar
la conciencia del retor de cada uno de los dichos Hospitales, que por tiempo allí fueren y a los capellanes, sus
ayudadores, cuando allí los haya puestos, que sea cuando cómodamente se puedan sustentar y sean
necesarios, todos los unos y los otros, como luego abajo se dirá. Item que este dicho rector que en cada uno se
los dichos Hospitales de Santa Fe que ansí ha de ser puesto, sea virtuoso, hábil y sufuciente lengua para lo que
es dicho, y prudente y aficionado a la dicha hospitalidad, orden y manera della, y en nuestros días lo sea el que
y como a nos pareciere como hasta aquí siempre se ha hecho, y después de nuestros días se ponga de tres en
tres años por el patrón de los dichos Hospitales que aquí en esta declaración para este efecto dexamos
nombrados, que es el rector letor del dicho Colegio de San Niculás, con ciencia y aprobación de los patrones y
defensores que dexamos de los dichos Hospitales, como arriba queda dicho, y abaxo se dirá luego más largo y
por más tiempo de los dichos tres años, ni munus ni beneficci sino solamente como se suele dexar y
encomendar a los tutores y curadores de los menores, con su salario y estipendio voluntario, en cada un año
por su trabajo y para su mantenimiento que le sea muy buen pagado por cada Hospital al suyo, renovando
también de tres en tres años por quien y como de suso es dicho y con la mesma carga y obligación , juramento
e inventario de bienes, como dicho es, no por más tiempo de los dichos tres años, salvo si vista su suficiencia,
honestidad y prudencia, tanta utilidad de su prorrogación de tiempo allí verisímilmente se siguiese a los dichos
Hospitales y pobres dellos y daño de removerle que se prorrogase por otros tres años e más tiempo, que se
puede así hacer, pero con tal que sea siempre de tres en tres años, como es dicho, y con expresa licencia dada
in scriptis, firmada de nos e del dicho patrón rector y lector de dicho Colegio de San Nicolas, con parecer del
Deán y Cabildo por do pueda así constar, de que haya un libro en poder de dicho patron en que se asienten
todas las dichas licencias como paresciere al dicho patrón y Cabildo ser más útil y conviniente a los dichos
Hospitales, y conservación de ellos y de su hospitalidad, en este orden dicho cn que siempre así se haga,
dándole siempre su cédula de prorrogación de tres en tres años, la cual quede en su poder, asentada en el dicho
libro que es de trienio en trienio y no de otra manera, porque el orden dicho no se pervierta ni se le olvide ni
venga a menos ni se usurpe ni corrompa y nadie de otra manera pueda adquerir derecho alguno sobre que
mucho, cuanto podemos y debemos, encargamos las conciencias de los que en ello hubieren de entender y del
dicho patrón y rector y lector, Dean y Cabildo.

Al cual dicho rector de cada uno de los dichos Hospitales, al presente por el tiempo que allí se ocupare en lo
que he dicho es y allí se ofreciere y sea menester, se le dé y pague para su costa y mantenimiento por cada uno
de los dichos Hospitales, cada cual el suyo, ciento y cincuenta pesos de oro de minas o su valor y más la
comida moderada, y lo mismo se haga si se le hubiere de dar al dicho rector ayuda de su capellán o dos o más
que le ayuden, siendo menester en cuanto a ser también puesto o puestos o prorrogados de año en año, , como
está dicho que se haga de rector, de tres en tres años, , salvo quel estipendio del tal capellán e capellanes que
allí se ocuparen y ayudaren al dicho rector, sea solamente a razón en cada un año, de cien pesos de minas u no
más, con más la comida moderada con el rector, los cuales, así los rectores de dichos Hospitales como
capellanes, sean clérigos de misa y de buena vida y exemplo, y que sepan la lengua de la provincia donde está
fundado cada uno de los dichos Hospitales donde así han de ser puestos, , y en cuanto posible y conveniente
sea, que sean tomados y escogidos de los que se criaren o hayan criado en el dicho Colegio de San Niculás que
como dicho es su dotación arriba, tenemos fundado junto a nuestra Iglesia Catedral en esta Ciudad de
Michoacán en este Barrio de Páscuaro para este efecto que de allí salgan clérigos lenguas bastantes y que sean
hijos del dicho Colegio y estén en la Gracia y devoción y estén en la gracia y devoción del y sean devotos y
aficionados a la dicha hospitalidad y orden della y hayan bien aprobado en el dicho Colegio, y dexamos para el
dicho efecto al rector y lector principal de la gramática del cual dicho Colegio de San Niculás que yo así fundé
en la dicha ciudad de Mechuacán, que después de mis días por tiempo allí fueren, porque es verisímil que sabrá
mejor por la experiencia, y como su maestro, quienes del dicho Colegio, presbíteros sus discípulos, sean los
que allí más convengan porque sean bastantes y suficientes y los más devotos de los dichos Hospitales y
Hospitalidad y orden de ellos y de su fundador, sobre que mucho se le encarga la conciencia por patrón
perpetuo de los dichos Hospitales de Santa Fe y de cada uno de ellos, juntamente con el Cabildo de esta nuestra
Santa Iglesia por la dicha razón y porque así el dicho rector lector del dicho Colegio de San Nicolás, como los
que allí con él se criaren siendo todos hijos del dicho Colegio que así para ellos y para ello fundamos, es de
creer como es dicho, que serán los más devotos e intencionados y aficionados al bien y conservación desta
obra y hospitalidad, y a su fundador y a los que mejor y con más voluntad la traten, de manera que reconozcan
en ello los unos y los otros, el beneficio recibido y quieran ser gratos en quererse en más esmerar, que otros.

En defecto de tal rector lector de dicho Colegio y de no hallarse persona para lo que dicho es, hábil y suficiente,
o en su ausencia, lo supla y provea y haga cumplir el acuerdo el presidente e oidor que por el tiempo fuere,
después de nuestros días, de la Audiencia y Chancillería Real que reside en la ciudad de México, cuyo hijo no
soy, donde estaba y residía cuando los dichos Hospitales fundaba de mis salarios, como es dicho. Y por patrón
protector y defensor principal, así del dicho Colegio de San Niculás como de los dichos Hospitales de Santa Fe,
dexamos a Su Majestad Real del Rey de Castilla y de las Españas, Don Felipe nuestro señor natural y ayudador
de estas obras pías como su Majestad por favorecer y hacer merced al dicho Colegio se constituyó por tal
patrón dél, por su patente real que quedará con esto, y a su muy ilustre presidente y oidores que reside en la
Ciudad de México, en su nombre, y a sus sucesores en los dichos renos y cargos, a los cuales y a cada uno de
ellos humillmente y por reverencia de Dios nuestro Señor suplico cuanto puedo, lo acepten en nombre de Su
Majestad y lo ampare en todo, por ser obra pía y de amparo y remedio de pupilos, viudas, huérfanos y
miserables personas a que también por razón de sus oficios, son obligados más que otros, y en defecto de no
quererlo así aceptar, lo encargamos a los Cabildos, Deanes que así mismo por tiempo fueren después de
nuestros días, de las dichas Iglesias Catedrales de México y Mechuacán, respective a cada uno lo que estuviere
en la diócesis de su Iglesia donde cada uno de los dichos Hospitales y Colegio están fundados, para que ellos lo
amparen y defiendan y hagan que se cumpla en cada uno de ellos, todo según y como dicho es de suso, sobre
que a todos se les encarga, así a los unos como a los otros, las conciencias, de parte de Dios Nuestro Señor
Jesucristo Crucificado, por cuyo amor esto se hace, cuanto se lo podemos y debemos encargar, y suplico al
Reverendísimo Señor Arzobispo de México, que así mismo por tiempo es o fuere después de nuestros días y
encargamos a los señores obispos de Mechoacán nuestros sucesores que así mismo por tiempo fueren a quien
también es dado de derecho el dicho amparo de obras pias de los Hospitales y personas miserables, para que
así segín e como dicho es, en todo y por todo lo hagan cumplir como se dexa aquí ordenado por mí como
fundador y doctador de todo ello, porque ésta es y siempre ha sido mi intención, y voluntad según que se
contiene en esta nuestra declaración y dotación y ratificación y que no permitan hacerse en ello otra cosa ni
novedad ni conmutarse en otra obra pía que sea o ser pueda en tiempo alguno, pues con dificultad se podrá
hallar otra cosa más pía ni mejor en estas partes ni más necesaria, en quien concurran quasi todos los géneros
de hospitalidad que puede haber, como concurren en ésta, si bien se mira, junta la cualidad y miseria de la gente
y la intención d ela obra y su doctador y fundador y el fruto y buen ejemplo que de ella se ha seguido y sigue y
se espera se segirá adelante y la obligación que todos tenemos a pupilos, viudas, y huérfanos, miserables
personas y a su amparo, mayormente en esta tierra los que aa ella, para amparo de los miserabilísimos
naturales della acá pasamos principalmente. Item pues que todos han de ser presbíteros, los dichos rectores de
los dichos Hospitales y capellanes sus ayudadores, como es dicho, se les encomienda, ruega y encarga por
charidad y proximidad cristiana que si solo el rector allí estuviere, en cada uno de los dichos Hospitales,
predique allí el santo Evangelio a los indios pobres de ellos, en la lengua de los dicihos indios, los domingos,
pascuas y fiestas principales y diga misa cantada y oficiada con canto, como hasta aquí allí se ha hecho y suele
hacer, a lo menos en todos los dichos días de domingos, pascuas e principales fiestas, y ésta que sea por los
pobres moradores de los dichos Hospitales respectivos, y el día de Nuestra Señora de la Asumpción y San
Salvador y de la Exaltación de la Cruz, San Miguel Arcángel y San Niculás los tengan en especial devoción y se
celebren con toda la más solemnidad que puedan con todas las demás dichas, con la collecta que se suele
hacer por Su Santidad e Su Majestad y por el Visorrey que por tiempo fuere y por el doctador y fundador y
bienhechores de los dichos hospitales, como mejor haya lugar, y por los que ayudaron en las dichas obras del
dicho colegio y Hospitales, pues como es dicho no se les piede h hacer otra ni mayor sastifación, atenta la
calidad, condición de los indios que tienen en ello. Con más doce aniversarios cumplidos y solenes, tres en ñas
tres pascuas de cada un año, y los demás en las fiestas dichas y de San Nicolás y de Sancto Ambrosio y de la
Concepción de Nuesta señora y otras fiestasprincipales en cada un año, en cada uno de los dichos Hospitales
de Sancta Fe y otros tantos en la capilla del dicho Colegio de San Niculás, por los que allí buenamente se
puedan decir, y todos ellos por nos como fundador y nuestros difuntos y por los que en ellos ayudaron y por la
razón dicha, y las misas que allí en la capillla del dicho Colegio se puedan decir que paresce ser justo se digan
una en cada un día, se digan por el retor y el letor y colegiales que sean o hayan sido de dicho Colegio que sean
ya de misa, por la charidad y gratitud cristiana que son obligados a tener por lo mesmo que está dicho arriba
sobre lo cual encargamos la conciencias al dicho rector y lector que dé en ello el orden que mejor le paresciere
y ser pudiere según la posibilidad y clerigos que hubiere, pata lo cual si necesario es, le hacemos patrón de la
Capilla de el dicho colegio que se llama Ambrosiana, por la especial devoción que con el señor Sancto
Ambrosio tenemos, donde esté su imagen en el altar principal de la dicha capilla. Y cuando haya otro capellán
ayudador en cada uno de los dichos Hospitales de santa Fe o en cada uno de ellos se diga en cada un día esta
misa y collectas como es dicho, salvo en los días no festivos basta qye se diga rezada.
Y cuando hubiere dos capellanes ayudadores del rector se diga entre todos una misa rezada en cada un día, por
nos e nuestros padres y difuntos y bienhechores de los dichos Hospitales y colegio y cuando oviere cuarto
capellán añadido como en la capilla de Jaén, Dios queriendo, posibilidad para ello habiendo, en cada uno, en
cada unos de los diichos hospitales de Santa fe tenga este tal cuarto añadido, el principal, cuidado y trabajo de
enseñar la dicha doctrina cristiana y moral que con esta declaración y doctación les dexamos para ello, muy fiel
y diligentemente como en ella se contiene y como estla dicho arriba, así a los pobres y huérfanos de los dichos
Hospitales como a los que ahí quisieren venir a oír de la comarca y otras partes.

Y si cuando hobiere dos capellanes ayudadores con el rector, como es dicho arroba, paresciere que conviene
que el uno dellos se ocupe en esto de la doctrina cristiana, más principalmente, a que me refiero, se haga así, y
no se diga de premia y obligación más de una misa en cada un día con las dichas collectas como está arriba que
cada día se diga cuando haya más de un capellán con el dicho rector en cada uno de los dichos Hospitales de
santa Fe a los cuales dichos rectores y capellanes y cada uno de ellos charitatvamente ruego y encargo mucho,
digan e hagan todo lo que les he dicho, cumplida y debidamente y no por los estipendios dichos sino por la
salud de las ánimas; y el que de ellos así no lo quisiere hacer, sea removido del cargo y puesto otro de manera
arriba dicha que así lo cumpla, a los cuales gratos y obedientes que así lo cumplan y hagan se les den
respective los estipendios arriba dichos, no por lo espiritual, que no tiene precio ni se puede estimar, sino por lo
que en ello se ocuparen para su cóngrua sustentación y mantenimiento, conforme a lo del apóstol si vobis
sipiritualia seminamus, etc. como lo trae Joan de Riedon, de libertate chistiana, página 206. Item más, declaro y
dexo toda mi librería que tengo en estas ms casas de mim morada, al dicho Colegio de San Niculás, de la cual
tenga cuenta y razón el Dean y Cabildo de esta Nuestra Santa Iglesia y los prebendados de ella se aprovechen
de la dicha librería, habiendo siempre una persona que tenga cuenta con los libros que se sacan, porque no se
pierdan, y si por tiempo paresciere al dicho Deán y Cabildo que algunos libros se pierden por no se aprovechar
de ellos los tales, se puedan vender y comprar otros de los que por ellos se dieren que sean necesarios para el
dicho Colegio, y a los colegiales del dicho Colegio, cada día que fiesta no fuere, s les dé lugar, por espacio de
dos horas, que puedan entrar a estudiar en los dichos libros, con que ninguno de ellos saque libro alguno. Item
más, declaro que está en esta en mi casa en un cofre grande, cierta cantidad de tomines que Su Majestad me
hizo merced para este Colegio de San Niculás, mando que el deán y Cabildo de esta nuestra Sancta Iglesia, los
gasten en la edificación y reparo de dicho Colegio, y están los dichos tomines en un cofre de dos llaves. Y así
mismo declaro que en dicho cofre, está otro cofre con cierta cantidad de tomines que Su Majestad me hizo
merced para ayuda a los gastos de la obra desta Sancta Iglesia Catedral; declaro y es mi voluntad que los gaste
el dicho Deán y Cabildo en la dicha obra y en lo que a él le pareciere que más conviene. Item declaro y es mi
voluntad que todos los esclavos que tengo, hombres y mujeres, sean libres sin adición alguna, porque esta es
mi voluntad. Item declaro y es mi voluntad que se le de a Francisco Xirón seiscientos pesos de tipusque, por
descargo de mi conciencia por los servicios que él y su padre me han hecho. Item declaro y es mi voluntad que
a Joan de Campos, mulato, se le den cien pesos porque me sirvió bien, y se los den pocos a pocos, porque no
los gaste mal gastados. Item declaro y mando que a sebastián Gómez, clérigo presbítero, se le den cincuenta
pesos de tipuzque, porque me ha servido así a mi persona como en los peitos que se han tratado por nuestra
Iglesia e Obispado de Mechuacán. Item declaro y es mi voluntad que las cuentas quetengo con Andrés de
Chávez que fue mi mayordomo, mando y es mi voluntad que mis albaceas u testamentarios, vean las dichas
cuentas y si les pareciere las tornen de nuevo a tomar y adicionar, y el alcance que se le hiciere que si yo le
debiere, que se le pague. Item declaro y es mi voluntad que si alguna persona paresciere diciendo que le debo
algo y le soy a cargo por razón de oficios, cargos que por nuestro mandato hayan tenido, como de salarios y
servicios que nuestros criados hayan fecho y no se les haya pagado, se les pague paresciendo a nuestros
albaceas y testamentarios que les son debidos y por pagar y otros cualesquier jornales de indios o españoles
que nos debamos, y con ellos descargo mi conciencia en lo que a ellos les pareciere que yo la debo descargar.
Item declaro que se enviaron seiscientos pesos de tipuzque a Don Diego Pérez Negrón, Chantre de Nuestra
Iglesia Catedral, a los reinos de Castilla, los cuales fueron despachados y los recibió Martín de Aranguren,
vecino de la ciudad de México para se los enviar en la flora puesta surta al presente en el puerto de San Juan de
Lúa para se ir a los reinos de Castilla; declaro que se le debe el salario que ha corrido y corre su prebenda
desde que acá partió, porque así quedó con el, por ir por uno de los procuradores que fueron por esta nueva
iglesia de mechoacán ganaría su prebenda y más de setecientos pesos que se le dan de ayuda de costa del
charitativo subsidio.

Item delaro y es mi voluntad que se vean las Reglas y Ordenanzas que yo tengo hechas en el Hospital de santa
Fe, así en el de México como en el de Mechoacán, para que vistas se guarden y cumplan como en ello está
declarado, porque aquello es mi voluntad y para aquel efecto las he hecho y no se exceda en cosa alguna, y el
Deán y el Cabildo de nuestra Santa Iglesia tenga cuenta y razón de cómo se guarden y cumplan las dichas
ordenanzas. Item declaro que a un negro que se dice Joan Catalán, que al presente sirve de cocinero, es de la
fábrica y obra de la Iglesia porque ha mucho tiempo que se compró que fue para la dicha obra: declaro que le
pertenece y vuelva a ella. Item declaro que se inventaríen y hagan inventariar todos mis bienes muebles y de
ellos se haga almoneda, así de los que tengo en esta Ciudad como en otras partes, y se vendan para que se den
y paguen todas las cosas y deudas en esta memoria y declaración contenidas y a mis albaceas y testamentarios
les paresciere se deban pagar y después de así cumplidas y pagadas, todo lo demás que sobrare se dé y acuda
con ello a esta nuestra Iglesia Catedral de Mechoacán; y encargo las conciencias a mis albaceas y
testamentarios lo guarden y cumplan con toda la brevedad posible y en ello no haya dilación. Item ruego y
encargo a los bachilleres y canónigos Jerónimo Rodríguez y Joan de Velasco, nuestro provisor y mayordomo,
por amor de Dios nuestro Señor y por amor de mí, se encarguen de cumplir todo lo en esta memoria,
declaración, ratificación contenida y para ellos les doy todo poder cumplido que en tal caso se requiere y puedo
darles, que así lo hagan y cumplan y nadie les ponga impedimento alguno, y mientras más declaración no hago,
quiero y es mi voluntad que ésta se guarde y cumpla, porque es cierta y verdadera, y que a costa de los bienes
que quedaren, se hagan los gastos de mi entierro, misas y sacrificios que a los dichos canónigos Jerónimo
Rodríguez y Jpan de Velasco les paresciere. Y mi sepultura sea en el lugar que el Deán y Cabildo les paresciere
que sea mas decente y acomodado, y asi lo declaro, y si necesario es, mando que todo se haga y cumpla sin
que falte cosa alguna, porque esta es mi voluntad y cierta declaración y ratificación, y si acaso alguno de los
dichos canónigos jerónimo Rodríguez e Joan de Velasco no quisieren aceptar el dicho cargo de albaceas y
testamentarios, declaro que el Deán y Cabildo nombre otro que a él le paresciere en su lugar y tenga el poder
que cada uno de los susodichos tiene, para que entre ambos juntamente hagan y cumplan lo en esta
declaración contenido, que fue fecha y declarada en esta Ciudad de Mechuacán, en las Casas de el señor
Obispo a do el presente está en veinte y cuatro días del mes de enero de mil e quinientos e sesenta y cinco
años, por ante mí Alonso de Cáceres, notario apostólico e de los testigos que aquí van firmados, y doy fé que
ansí lo declaró el Reverendísimo señor Obispo Don Vasco de Quiroga, primer Obispo de este obispado, la cual
declaración fue leída y declarada por mí el dicho notario ante los testigos que son y fueron presentes a todo lo
susodicho, según dicho es. El Arcediano Don Lorenzo Álvarez e Don Diego Pérez Negrón Chantre, y Don Pedro
de Yepes tesorero y el canónigo Francisco Beteta y Joan Fernández de Leon e Francisco de Obregón, , clerigos
presbíteros, y el bachiller Melchor Gómez de Soria y Hernán Pérez, diáconos, y Francisco deJabalera diácono,
toda la cual dicha declaración está escrita en quince hojas y esta plana. V.ep M. [Vascus episcopus
Mechuacanensis], Lorenzo Álvarez Salgado arcediano, el chantre Diego Negrón, el tesorero Pedro de yepes, el
canónigo Francisco Beteta, Joan Fernández de León, Francisco Obregón, Hernán Pérez de Anaya, el bachiller
Melchor Gómez de Soria, Francisco de Javalera.- Pasó ante mí Alonso Cáceres, notario apostólico.

Obtenido de "http://es.wikisource.org/wiki/Testamento_de_Vasco_de_Quiroga"
Estatua de Vasco de Quiroga en Pátzcuaro

You might also like