You are on page 1of 102
JOAQUIN MORTIZ Se eC Soa aanN Pare oer) Pete Prete ae ma cols a : je de varios eer ary Admirable porque ane eee Poem perme ese) fearon Pes ec ae ern aeiseeaat Goon Octavio Paz | Cuadrivio DARIO + LOPEZ VELARDE PESSOA - CERNUDA JOAQUIN MORTIZ + MEXICO serie del volador Primera edicisn jlo de 1965 Segunda edison, enero de 1060 ‘Tercera edison, oeubre de 1976 DR. ©1965, Fditrial Joaquin Morte, SA. “altco 106, Msi) 7, DF. PROLOGO Este libro retine cuatro ensayos sobre cuatro poe- tas: Rubén Darfo, Ramén Lopez Velarde, Fernan- do Pessoa y Luis Cernuda. No me propuse bus. ar un ikusorio parecido entre ellos. Mas bien inventé lo contratio: destacar aquello que los dis tingue. Los cuatro subrayaron su disidencia y su creacién fue también critica, ruptura con el len- ‘guaje, Ia estética o la moral de su tiempo. Sus ‘obras, ademas de ser distintas y tinicas como Io son todas las que de verdad cuentan, estén sella- das por Ia voluntad de ser diferentes. Ast, los define no s6lo su ruptura con la tadicién inme- diata sino el constituir una tradicién de la rup- tura. Es la tradicién de nuestra poesia moderna. En ella figuran unos cuantos nombres més, no me- nos decisivos, de poctas de lengua castellana, por- tuguess y catalana. Se trata, segin he procurado mostrar en este libro, de un movimiento iniciado f fines del siglo pasado por los primeros moder- nistas hispanoamericanos y que atin no termina. El caracol y Ia sirena fue publicado por Ia Re- vista de ta Universidad (México, diciembre de 1964); El camino de la pasién en'Ia Revista Me- xieana de Literatura (nimero 11-12 de 1963); El desconocido de si mismo aparecié como prélogo a Ia Antologia de Fernando Pessoa (ediciones de la Universidad, México, 1962); La palabra edificante se publicé en Papeles de Son Armadans (Madrid- Palma de Mallorca, 1964)- oR, EL CARACOL Y LA SIRENA « (Rubén Dario) cla ram que vida con los miimeros pitagéricos crea. RD. Nuestros textos escolares aman siglos de oro al xvry al xvn; Juan Ramén Jiménez decia que eran de cartén dorado; mis justo seria decir: siglos de Ta furia espafiola, Con el mismo frenesf con que destruyen y erean naciones, 1os espafioles escriben, pintan, suefian. Extremos: son los primeras en dar Ia vuelta al mundo y Ios inventores del quie- tismo, Sed de espacio, hambre de muerte. Abun- dante hasta el despilfarro, Lope de Vega excribe mil comedias y pico; sobrio hasta la parquedad, Ja obra poétics de San Juan de la Cruz se reduce A tres poemas y unas cuantas canciones y coplas. Delirio alegre o reconcentrado, sangriento 0 plo: todos los colores y todas las direcciones. Deli Iicido en Gervantes, Veldzquez, Calderén; laber to de conceptos:en Quevedo, selva de estalactitas verbales en Géngora. De pronto, como si se tratase del especticulo de un ilusionista y no de una rea lidad histérica, el escenario se despuebla. No hay nada y menos que nada: los espafioles viven una vida refleja de fantasmas. Serfa instil buscar en todo el siglo xvut un Swift 0 un Pope, un Rous. seau 0 un Laclos, En Ia segunda mitad det glo xnx surgen aqui y allé timidas manchas de ver- dor: Béoquer, Rosalia de Castro. Nada que te com- pare a Coleridge, Leopardi o Holderlin; nadie que se parexca a Baudelaire. A fines de siglo, con idén- eae thea violencia, todo cambia. Sin previo aviso irrum- pe un grupo de poetas; al principio pocos los fescuchan y muchos se burlan de ellos. Unos atios ‘después, por obra de aquellos que Ia eritica seria habia llamado decastados y “afrancesados", el idioma espafiol se pone de pie. Estaba vivo. Me- ros opulento que en el siglo barroco pero menos ceafitico, Mis acerado y transparente, El iiltimo poeta del periodo barroco fue wna mon- jamexicana: Sor Juana Inés de la Cruz. Dos siglos ‘mds tarde, en esis mismas tierras americanas, apa jeron los primeroe brotes de la tendencia que devolverfa al idioma su vitalidad. La importa cia del modernismo es doble: por una parte ‘cuatro o cinco poetas que reanudan la gran tra- dicién hispinica, rota 0 detenida al finalizar el siglo xvi; por Ia otra, al abrir puertas y ventanas, reanimé al idioma. El. modernismo fue una ex cucla poética; también fue una escuela de baile, tun campo de entrenamiento fisico, un circo y una mascara‘le, Después de esa experiencia el castella- no pudo soportar prucbas més rudas y aventuras ‘mis péligrosas. Entendido como lo que realmente fue —un movimiento cuyo fundamento y meta primordial era el movimiento mismo— atin no ter- mina: la vanguardia de 1925 y las tentativas de Ja poesia contemporinea estén intimamente liga das a ese gran comienzo. En sus dias, el moder nismo suscité adhesiones fervientes y oposiciones rno menos vehementes. Algunos espiritus lo reci= ieron con reserva: Miguel de Unamuno no ocul- 16 su hostilidad y Antonio Machado procuré guar- dar las distancias, No importa: ambos estén mar- ‘eados por el modernismo. Su verso seria otro sin las conquistas y hallazgos de los poetas hispano- americanos; y su diccién, sobre todo allt donde pretend separarse iis ostensblemente de los acen- {os y mancras de los innovadores, es tna suerte de invotuntario homenaje ® aque mismo que re thiva, Drecetmente por ser una reaccin, su obra f imeparable de To que nicga: no es lo que ext inde alld sino lo que'exth frente 2 Rubén. Dario. Nada més nacoralt el modernismo era el Lenguaje fe Ia epoct, su estilo histérico, y todos Tos creado. res estaban ‘condenador a respirar su atméstera. “Todo lenguaje, sin excluir al de Ia Hberead, ter- rina por converte en una eleeel; y hay un pan- to en el que la velocidad se confunde com Ia iamo- vitidad, “Cos grandes poetas_modernistas fueron Toe primeros en rebelare yen i obra de mad rez van mis alld del Tengoaje que ellos mismos hnabian creado, Preparan xf, cada uno 2 sma heray ia subversion de Ia vanguardia: Lugoncs es lamtecedente inmediato de la nueva poesia me- Sicana (Ramén Lépes Velarde) y argentina Gor ge Lis Borges; Joan Ramén Jiménee fue el macs {to de la generacién de Jorge Guillén y Federico Garcia Lorea; Ramén del Velle-Inclan esta. pre- fente en el texto moderno y lo estard més cada Glin... El lugar de Dario c+ central, inclusive at fe cee, como yo creo, que es el menos actual de fos grandes modernistas. No es una. influencia a ing un terminode referencia: tun punto de partida 6 llegada, un limite que hay que slean Eno traspasar. Ser 0 no ser como él: de ambas Imaneras Dio etd peste en el epirite de los ppovias contemporineos. Es el fundador. “a historia del moderaiamo va de 1660 @ 1910 y hn sido contada muchas veces. Recordaré 10 Geencia. EI romanticimo espafol © hispanoame- 8 ah om ta ge co eos Seen Fominticos tavo conciencla cara de In. verdadera Sate i ia eta th Sopra aes Soe omit Sto a ee Saeruneirpaeetari Saha aoe np 4 Cuando ta ola del romanticiamo se reir, el pak saje co desladors a literatura expadola oicila‘en- eis oratorisy la chara, la Academia y el cafe ‘Francia abil ido Ia fuente de inspracion de sucstros roménticon Aunque en exe pals el ro- fmanticamo no cuenta con figoras comparables Ins de germanoe y sajones (se exceptta a Ner- val y al Vicior Hugo del Fin de Satdn), la genera- én siguiente nos'ba dejado. un grupo de obras Gu, simuldneamente, consuman Ia tentativa ro- ‘Mtdcay la trasciendea. Baudelaire y sus grandes dlescendicntes dan una concieneia —qutero dec: fs forma significaioa al romanticamo: ade- Imis, y sobre todo, bacen de la pocala una expe- Henil tota, aun tiempo verbal y espinal. La palabra no sélo dice al mundo sino que To funda Pi} cambia. Hl pooma se vuelve ut epaclo por ado de signos vivientes: animacion de Ta eseri- ture por clvespit, por el anima. En el timo terco' del siglo ne las fronteras de 1a poesia, ls Efonteras cou lo desconocio, ein en Franca. En las obras de sus poctas In ingpiracién romantica se wuclve sobre sf tiem y se contempla. El entue Nasme, origen de la posta para Noval, secon wierte en la reflexiéa'de Mallarmé: Ta conciencia Uidida se venga de Is opacidad del objeto y lo aula, Pero los ecitores espafioles, a pesr de su cain dee centro magna que ab pos Sta franca (0 tal ver por cao mismo), no ssi {iron auald6s por In aventura de tos fon. Ea Eno nto om Tn gray Te Cre {mperantes en Hepat, los hspanoamericanos com prendicron que nada personal podla dele en un Kenguaje que habla perdido elsecewo de Ia meta- rmorfods j la sorpresa. Se slenten distintos a los 5 vuelven, cas instintvamente, hacia an que alld se gesta no un iundo eo sino sn macwelengusje. Lo harén suyo pars Ser mds ellos mismot, para dec mejor to que aquieren decir. ‘Ast, Ia réforma de los modernists Mispancemericanos conn, en ptr trmino, en apropiariey ssimior la posi moderna earopen: Su modelo Jnmediato fue Ix poesia francesa no S10 Porgue era la ms accesible ino porque velan en Ell com razén, In expresion mis exigent aude Y completa de fas tenfencias de la epec, En su primers capa el moderato no se pre se om un owninta concern. En Tog es disuntee, cull al mismo tiempo, surgen perso halidades aladast Joxe.‘Martl en’ Nucea York, Julian del Casa en La Habana, Manvel Gutierrez Néjera y Salvador Diaz Miron en México, José Asuncida Silva en Bogoed, Rubéa, Dario en Sane tiago de Chile. No tadan en conocerse entre ellos yen adverts que sus tentativay indviduales for Jaan parte de uh cambio general en sensibiidad Yel lenguaje. Poco a poco se forman pequefios Srupos y cendculor; brotan las publicaconss pe Hodicas, como la Revista. Azul Ge. Gutirrer Re erm: las tendencias difesae estan y se com tuyen dos centtos de actividad, uno ‘cn Bucnos Altes y otro en México, Este periodo eo el de In amada segunda generacién, modernist, “Rubén Dario eset punto de unidn entre ambos momenton 1a muerte prematura de la mayoria de los ile: ores, y sus danes de erlco y animador, To com. Vierten'en In eabera visible del movimiento, Con Inayor claridad ‘que Tor precusore, tos hucvor Poctas tienen eonciencia de er la primera expre Hin realmente independiente de le Literatura his 16 mnoamericana, No les asta que los amen dex Eisadowr saben que adie se encuentra a sf it fio slantcs no bandona el lgat natal ‘La influencis frances fue predominante pero no exclusiva, ‘Con ln exepeldn de Jost Marth que Eonocla yathaba las iterturas ingitsay novteame- leans, de Silva, “lector apasionado de Nicusche, Baudelaiee y Mallarmé’ foe primeros moderas: tas pasaron del culto de los roménticos franceses 21 den parasanos, La spun genrcin, o lene. marcha, "agrega a las maneras parmasians, Flas en vision, las maneras simboliste,ricas en fmusicalidad#” Sa coriosidad era moy exten Jntensa pero sa, mismo entusiaamo nublaba con ffecuencla su juiio, Admiraban con fervor igual 2 Gautier y Mendés, a Heredia y a Mallarmé. Un indice de sus preferencis es la sere de retratos Iiterarios que Ruben Dario publicd en un diario argentino east todos recogidos en Las raros (1894). Ex cos atlealos los nombres de Poe, Villers de Tine Adam, Léon Bloy, Nietsche, Velalne, Rim baud y Tautréamont slieman con lon de esritores secundatios y con otter hoy totalmente olvidados. ‘Xperees Unicamente un exttor de lengua espa falas el cubano José Mart y un portugues: Euge no de Casto, e iniciador del verso lib. Ea cer tos cos, es asombrowo el instnto de Darfo: fue el wimero que se ocupé, fuera de Francia, de Law Rieamont (En la auisma Prancia, no recuerdo imal, slo Leon Bioy y Rémy de Gourmont hablan Serio antes wobre Ducasse. Sospecho, ademés, que 1 Age Henrguer Ute, Breve Nitole dat moder smo, Min "s Enrique Andewon mbert, Historia de le teat hie uncomaranas Mes, ge C7 el primer excritor de lengua eastellana que ali- dea Sade, en un soneto dedicado a Valle Inada) ‘A extn lista hay que agregar, claro cals mucho ‘otros nombres. Bastard con mencionar os mie Selientes. En primer término Baudelaire y, en te, guida, Jules Laforgwe, ambos decisivos para la se. Sunda generacidn modernists; lov simbelistas bel fas; Stclan George, Wilde, Swinburne y mas cso jemplo y estimulo que. como modelo. divecto, Wistin’ Aunque no todo stiles eran fran: cscs, Dario dijo alguna ver, quick para iar los citicos espaioles que To’ atusaban de "gulch to mental": “EI modernisme no es ot case que fl verso y Ia prost cstellance pasadon por el foo taniz del buen verso y dela buena prova faeces” Peo sia‘ cor Fedor el movimiento una sera imitacién de Francia. La originalidad ‘del toderisme no exten aut influencis sino en sue Desde 1888 Dario emplea la palabra moderns ‘mo para designar Tas tendencias de los poctss hi Panoamericanos. En 1898 esribe: “Fl esprit nus. 0 que hoy anima a un pequefo pero iuntante ysoberbio grupo de cscioresy pottas de la Ame Flea espafiola: el modernlemo, "Mas tarde dir os modernos, la modemnidad, ‘Durante su extensa Y prolongeda actividad critica no cost de relterar 4qie Ta. mote distintiea de. los mucvos. poeta st Thain de se, es Ta voluntad de er modarnos, Del ‘mismo modo que el término vanguardia eo una Ietifora que delata una concepcion guerrera de Ia actividad Ierats, el voeablo modernist revela una suerte de fe ingenua en las exctenclas ‘del futuro o, mis exactamente, de la actualidad, La primera implica una vision espacial de ta liters 8 tors a segunda, una concep, temper Lt vanguardia quiere conuistsr un sitio; el moder- ‘ls busca inertarse en labora. Sélo aquellos {que no se sienten del todo en el presenter aque Hes que se saben foera de Ia Bisorit viva, postolan Ia contemporaneidad como tna meta. Ser enctineo de Goethe o de Tamerlin ex una eoineidenela, felis 0 devgraciada, en la que no imerviene nes tra voluntad, deser ser sn sontemporineo impli Ia voluntad de participa, ast sex Mdealmente, en In ffs del tiempo, compartir una historia que, sen: do ajena, de alguna manera hacemos musta. Es sina ainidad y tna distancia —y la concienda de facién, Los modernist no querian er fae fess querian set modemos. El progreso técnica Habla suprimido parcalmente la Sistancla geogrte fica enue América y Eorope. "Esa cercanit hizo Inis viva y sensible nuestra lejania Bistrica. Ir 2 Paris 04 Londres no era visitar otro continente Sino saltar a oto siglo. Se ba dicho que el moder- Sismo fue sina eras de Ia Tealldad americana. Mis cierto seria decir que fe una fugs de Ia ac fwalidad local —que et, sus ojos, un anacronis- mo— en busca de om actuslidad sniveral, Ia inf y verdadera actualided. Ea Inbioe de Rubén Dario sus amigos, moderaidad y conmopolitamo eran trmincs sinénimos. No fueron anameries- fos; querian una América contempordnea de Pa Hy Londres. ‘La manifestacién més pura ¢ inmediata del tiempo eel ahora. El tiempo es Io que ext pa fandor ta actualidad. La lejania geogrica y"Ta histérica, cl exotimo y el arcalsmo, focados por Ja actuaiidad se funden en un presente instante Neo! ae vuelvenpresenea. La inelinacion de Tos as eee modernists por el pando més remoto y las terras ints dstanter —leyendas medicvales y” bizutinas, figuras dela América’ precolombina y- de los Oriente que en eon aor dexcibria o nventaba In teniblldad europea-— ex una de ls format de su apetito de presente. Pero no los fascina Iam {quina,esenca del mundo moderno, sino Tas ces. ones del art nowweau. La modernidad 0 et la {ndusttia sino ef Iujo. No la linea recta? el ara- bsco de Aubrey Beardsley. Su micologin es la de Grstave Moreau (al que dedica una serie de sone tos Jullén del Catal); us parason secrets los del Hiujsmans de A Rebours; Sus infiemos los de Poe y Beudelaie, Ua marsisia dol con cert taz6n, {jue ve trata de una Literatura de clase ocion, in Guchacer histérico y proxima a extinguire. Po- dit replicare que #0 negacion de Ia utlidad y x0 tualtacon del arte como bien supremo son algo Inds que un hodonismo de terrateniente: son tha rebeliom contra In presion social y sna critica de In abyectaactualidad latinoumeticana. Ademds, tn algunos de estos poetas coinide el radicalismo Politico con las positiones estéieas mis extremas penas ses neceratio recordar a José Mart, Mber~ tador de Cubs, y + Manuel Gore: Prada, uno de nvestisprimeros anarquistas. Logones fue tino de lor fubdadores del sili argentino; 7 Inuchos de los modernistas participaron activamen- te en la Tochas hstrieas de su tempo: Valencia, Ghocano, Diaz Mirdn, Vargas Vila... El moderais: fo no fae una escuela de abstencin poitea sino de purera arstica. Sa exteticmo no Urota de una fndierencia, moral, ‘Tampoco es un hedonivmo. Para elon el arte et na pasidn, en el sentido rel slow de la palabra, que exige un sacifiio como 20 todas las pasiones. El amor a la modernidad no ce culto a la moda: es voluntad de participacién fen una plenitud histérica hasta entonces vedada a los hispanoamericanos. La modernidad no e sino Ta historia en su forma més inmediata y rica. Ms angustiosa también: instante henchido de pre- sagios, via de acceso a la gesta del tiempo. Es la ‘contemporaneidad. Decadente y bérbaro, el arte ‘moderno es una pluralidad de tiempos histricos, lo mis antiguo y lo més nuevo, Io més cercano y lo més distante, una totalidad de presencias que Ia conciencia puede asir en un momento inico: y muy siglo diez y ocho y muy antigua ¥ muy moderno; audaz, eosmopalita No deja de ser una paradoja que, apenas naci dg, Ia poesia hispanoamericana se declare cosmo- polita, ¢Cémo se Ilama esa Cosmépolis?, Bs la ciu- dad de ciudades. Ninive, Paris, Nueva York, Bue- ‘nos Aires: es In forma més transparente y engafiosa de la actualidad pues no tiene nombre ni ocupa lugar en el espacio. El modernismo es una pasién abstracta, aunque sus poetas se recrean en la acu ‘mulacién de toda suerte de objetos raros. Esos ‘objetos son signos, no simbolos: algo intercambia- ble, Mascaras, sucesién de mascaras que ocultan tun rostro tenso y avid, en perpetua interrogacién. Su amor desmedido por las formas redondas y ple- nas, por los ropajes suntuosos y los mundos abiga- rrados, delata una obsesién. No es el amor a la vida sino el horror al vaelo el que profiere to- das esas metiforas brillantes y sonoras. La perpe- tua busqueda de lo extrafio, a condicién de que sea nuevo —y de lo nuevo a condicién de que sea sere ee \inico— es avider de presencia més que de presen- te. Si el modernitmo ex apetito de tiempo, sus ‘mejores poctas saben que es un tiempo desencar- nado. La actualidad, que a primera vista parece una plenitud de tiempos, se muestra como una ‘arencia y un desamparo: no la habitan ni el pa sado ni él futuro. Movimiento condenado 3 ne gare a si mismo porque lo tinico que afirma es 1 movimiento, el modernismo es un mito vacfo, ‘un alma deshabitada, una nostalgia de la verda era presencia. Ese ef el tema constante y central, fl tema secreto y nunca dicho del todo, de los ‘mejores poetas modernistas. ‘Toda revolucién, sin excluir a las artsticas, pos ula un futuro que es también un regreso, En la Fiesta de In Diosa Razin los jacobinos celebran 4a destruceién de un presente injusto y Ia inmi- nente Hegada de una edad de oro anterior a Ia historia: Ia sociedad natural de Rousseau. El fu- turo revolucionario es una manifestacién privile- giada del tiempo ciclico: anuncia la vuelta de un pasado arquetipico. Ast, Ia accién revolucionaria, por excelencia —Ia ruptura con el pasado inme- into y la instauracién de un orden nuevo— es asi- mismo una restauracién: Ia de un pasado inme- ‘moral, origen de los tiempos. Revolucién signi- fica regreso 0 vuelta, tanto en el sentido original de la palabra —giro de los astros y otros cucr- pos— como en el de nuestra visién de la historia, Se trata de algo mds profundo que una mera si pervivencia del pensamiento arcaico, El mismo ‘Engels no resistié a esta inclinacién casi expont nea de nuestro pensar hizo del “comunismo pri mitivo” de Morgan la primera etapa de la evolu cién humana. La revolucién nos ibera del orden viejo para que reaparerca, en tin nivel histrico Superior el orden primigenio. Et foturo que mor cl revoluconario es una promen: elim Pllniento de algo que yace escondido, sella de ids, cn ol orgen de lo tempon, El orden revo. Tuclonario es effin de los males tempor y el prin. Cipio del tiempo verdadero. Ese principio cs tm omienzo pero sobre todo es un ovigen. Ym: es ai fundamento mismo del tempo. Cualguiera que fea ai nombre —raz6o, junc, fraternidad, a monla natural o ogi de la historia ex algo que Gti antes de Tos tempos bistros o que de al- fgina manera lor determina. Es el pritlpio por txeelencia, aquello que rige el tranunin. La fuera de‘pravedad del tempo, lo que da sentido su movimiento y fecundidad a st agitaclon, es se pasado que es on perpetuo prin. ‘Aunque el modemismo canta el incesante adve nimiento del ahor su encarnacion en erty aque: Tia forma glorioao terible, su tiempo marca el po, come'y no ae saueve. Carece de fawuro Jost Irente porgic ha sido ceroenado de pasdo, Este tia def lajo y de In muerte, el modernisino es una ctética nihilista, Solo que se tata de un nibiliemo ‘is vivido que ssomido, mds padecido por la ten- Sibilidad que sfrontado por el epiita. Onos cist. tos, Dario el primero, tdvierten que Ia moderai- A oe Singom ger en hvac ona makers on Ia que Ia conciencia desesperada.simultdnes: mente se calma y se exarpers, a busqueda, xcs Ibiaqueda de algo y no mera dsfpacign, es nostal- fin de un origen. El hombre te perngue a a mls fo al correr tras este 0 aquel fantasma: anda en buses de tu principio. Apenas el moderismo 1 38 ‘contempla, cesa de existir como tendencis. La aventura colectiva Hega a su término y comienza Ia exploracidn individual. Es el momento mas alto de la pasién modernista: el instante de Ia Tu: cidez que es asimismo el de Ia muerte. ‘Biisqueda de un origen, reconquista de una he- rencia: mada més contrario, en apatiencia, a las tendencias iniciales del movimiento. En 1896, en pleno furor reformista, Dario proclama: “Los poe- tas nuevos americanos de idioma castellano hemot tenido que pasar ripidamente de la independencia mental de Espafia... 2 la corriente que hoy une fen todo el mundo a sefalados grupor que forman el culto y Ia vida de un arte cosmopolita y univer- sal.” A diferencia de los espatioles, Dario no opone Jo universal a lo cosmopolita; al contrario, el arte nuevo es universal porque es cosmopolita, Es el arte de Ja gran ciudad. La sociedad moderna “edi- fica la Babel en donde todos se comprenden”. (No sé si todos se comprendan en las nuevas babeles, pero Ia realidad contempordnea, segun se ve por Ia historia de los movimientos artisticos del si ‘glo xx, confirma Ia idea de Darfo sobre el cardcter cosmopolita del arte modemo,) Su oposicién al nacionalismo —en aquellos afios se decia “casti- cismo”— es parte de su amor por la modernidad yy de ahi que su critica a Ja tradicién sea también ‘una critica a Espafia, La actitud antiespafiola tic- ne un doble origen: por una parte, expresa Ta voluntad de separate de la antigua metrépoli “nuestro movimiento nos ha dado un puesto apar te, independiente de Ia literatura castellana”; por Ja otra, identifica espafiolismo con tradicional ‘mo: “la evolucién que Ievara el castellano a ese renacimiento, habria de verificarse en América, 4 puesto que Espafia esti amurallada de tradicién, cereada y erizada de espafiolismo”. Reforma verbal, el modernismo fue una sintaxis, tuna prosodia, un Vocabulario. Sus poetas enrique ieron el idioma con acarreos del francés y el i glés; abusaron de arcaismos y neologismos; y fue ron Jos primeros en emplear el Ienguaje de la con- versacién. Por otra parte, se olvida con frecuencia que en los poemas modernistas aparece tun gran. niimero de americanismos e indigenismos. Su cot- ‘mopolitismo no exclufa ni las conquistas de In no- vela naturalista francesa nj las formas lingusticas americanas. Una parte del léxico modernista. ba envejecido como han envejecida los muebles y ‘objetos del art nouveau; el resto ha entrado en 1a corriente del habla. No atacaron la sintaxis del castellano; mis bien le devolvieron naturalidad y evitaron las inversiones latinizantes y el énfasis, Fueron exagerados, no hinchados; muchas veces fueron cuss, nunca tiesos. A pesar de sus cisnes y géndolas, dieron al verso espafiol una flexibilidad y una familiaridad que jamés fue vulgar y que habria de prestarse admirablemente a las dos ten dencias de la poesia contemporinea: el amor por Ja imagen insblita y el prosaismo poético. La reforma afecté sobre todo a Ia prosodia, pues ¢l modernismo fue una prodigiosa exploracién de las posibilidades ritmicas de nuestra lengua. El interés de los poetas modernistas por los. proble- ‘mas métricos fue tedrico y prictico. Varios escri- bieron tratados de versificacién: Manuel Gonzi ez Prada sefial6 que los metros castellanos, cual: (quiera que sea su extensién, estin formados por elementos binarios, ternarios y cuaternarios, ascen- dentes o descendentes; Ricardo Jaimes Freyre in- % dicd que se trata de petiodos proséicos no mayo- fen d2 nutve aflabas. Para ambos poeta et Bal seento tnleo hel clemento dct dl Sx. Lee dos se ingpitaron en la docrina de Andrés Bello, quien desde 1835 baba dicho, contra Ia opi nién predominante en Expafa, que cada wnidad itis es compucta. por eldunaas,prosidicas sown tov pin ego ¥ romano, Tn canidad siabien FI nodes reantida aa ttatiin dela vesficacimieregur, antigua como idioma misao, sein lo ha mostrado Pedro Hen- Hiquer Uretia, Pero lar conclusiones térleas ‘20 fatron el origen de In reforms. métrea. sino la fonvecuencia natural de Ia actividad poctiea. En Suma, la novedad del modernismo consis en Ta Invencién de metros; su originalidad, en a Tesu rrecein del ritmo acento. ‘En materia de sitmo, como en todo To demds, moc rominticimo se qued® 4 medio. camin Tos poctas modernisas recogieron a tendendi oméhtica a una mayor libertad sfumies y la some- tleron a un rigor aprendido en Francia. El ejem plo tancts no fue e Unico, Las waducciones Ht cas de Poe, cl vero germinico, a ifluenda de Eugenio de Castro y la lecein de Whitman fueron eos antecedentes de Tos primeros_poemas. semi lt bres, yal final del modcraismo ef mexicano José Joon Trablads, precursor de In vanguardia, titeo jo el haiku, forma que indudablemente impre- Sion6a Juan Ramén Jiménez y tal ver al mismo ‘Antonio’ Machado, coiao cialquier Teeor atento puede comprobario. No yale la pena enumerar Todos los experimentos e innovaciones de Tor mo- ‘Gemistas: la vesutreccon del endeasiiabo anapes- 26 tico y l provenzl; Ia ruptura de Ia divsténrighda de 1s heisiquios del alejandrino, gracias al "ex. ‘abalgamiento", In boga del eneasiabo y el dode- {Gullabor los cambios de acentuacidn; Ia invencion {Fe verss lagor (basta de veinte y me alabas) la founds do nuandes tien pee con am, mean base alfbica (ternaria o cuatemaria); los versot smécrcos; Ia clea las formas. tradiclonales, omo el cofante.» La riqvess de tiumos del mo. dlernismo es tnica nla historia de la lengua y # feforma prepard la adopeidn del poema en pros 7 dal veto libre. Pero'lo que deco subrayar es {ue el cosmopolismo Hevé os poetas hispano. Sinericanos a fotentar muchos injertos yeruzanien- tog; y eva experiencan les revelaron la verdadera tonuiciém de ta. pocsiaexpafiola! la versiffenion Humic, El descabrimiento'no fue caroal. Fue algo ids que una retrica: una eatéticay, sobre todo, tna visién del muni, una manera’ de tentislo, conocerlo y decito. "A craved de un proctso en spariencia intrince do, pero natural eh el fondo, 1a bisqueda de un lenghaje moderno, cosmopolits, eva's los poctas hispanoamericanos « redescubrir In tadicidn hie pata. ‘Digo la y no sia tradicién epafcla por {ue ia que descubrieron los modernists, distnea 2a que defendian los eaticlts, 1 la tadicion central y mis antigua. Y precisamenie por exto Spares ante sus ojos como exe paado Snmemorial jue es tambien un perpetuo comienso. Ignorada Dor los tradicionaliss, tsa corriente se revla unk erly es el mismo principio que rige in obra de Ios grandes somintcosysimbolstas el ritmo como fuente deja ceacién’poctica y como llave del tinivero. Ast, no se Gata Snicamente de ama rer 7 tauracin, Al secobrar Ia tadicién expafola, ol ‘odernsimo aftade algo nuevo y que no exit Snter en eat tradiidn, El modeinisino ex un ver Aadero comienso. ‘Como el simbolismo francés, el ‘Movimiento de los iopanoamerieanos simultanes- ‘mente fue una reacidn contra la vaguedad y faci Tidad' de los rominticos y ‘muesto verdadero 1 manticismo: el universo ex wun sistema de corree pondenciae, regido por el ritmo; todo ext cllrado, {odo rim cada forma natural dice ago, Ia nati Talera se dice a sma en eada tno de aus eam bios, ser poeta no es ser l defo sino el agente de tranamision del ritmo; la Smaginacion mde alta cs la aoalogia. En toda Ia poesia modernist re- Sena un eco de los Vers dardlun mystore @amour ‘dans Te rita repose; tout est sonable a nostalgia de la unidadcfsmica es un sent miento permanente. del poeta, moderisia, ‘pero tambien Mo es su fascinaciOn ante Ia pluralidad en (que se manifietat “la celeste Unidad que pretupo- es “alee Darfo— hard brotar ent miundos diver toe”, Disperién del ser en formas, colores, vibre- Cones; fos de los sentido en uno. Las imdgenes tieas eon las expresiones, Ins encaraaciones a un Eliepe spinel y scald, Se ce sme poral Y nico, Hata manera de ver, oft y seni al mundo te explica generalmente en trminos psicoldgeos In sinesteria Una exasperacion de Toe nervig, uh tisslomo. de la" pegule, Pero algo mist una txperiencinen Ia que participa €l scr entero. Poe- Sa de sensacones, se ha. dicho; yo. dria: poeta Ge, « pesar de et exasperado individualism, no Mixa el alma del poeta sino la del mundo.” De Bn o inditerenca, veces abicria howtilidad, ante {I citianisio. El mundo no extéealdo ni dejado Py de la mano de Dios. No es un mundo de perdi ion: exd habitado por el exploit, es la fuente de Ia inepiracién poten y el arquetipo de todo trenaucrie: “Ama tn itm y uma ton acio. tien” La poesia de lengua espafiola nunca se ba bia aireido'a airmar algo semejonte, nunca habla isto en la naturales Ia orada del capita en {riumo la via de acceso —-no a Is saleaciim sino ia reconclizcién entre el hombre y el commos. La pasion libertaia de nestor Tomdntios, st rebe- Hién contra el trono y el altar, som algo muy ais tinto's ata visién del universo'en la que Ia cae tologia del crtianinmo apenas a ene atio y en Ta que la figura misma de Cristo no es sino una de lag formas en que se manifieta el Gran Ciclo. Es inexplicable que nuestra exten no ae haya de- tenido em eatas creencis. jY esa misma elica ba scusado a lon poetas modemistas, sobre todo. et Espalia, de supésicialidad! El modernism se in cin como wna etética del ritmo y desemboea en tina vista slunica del univer. Revela ac! una de las tendencias més antiguas de la patquis hue mana, recublerta_por siglo de cristina y 1 Sonalismo. Su revoluclén foe sna reurreclon, Doble deicubrimiento: fue Ia. primera aparilon de ln seosbilidad americana en el ambito de Ja literatura hispdnica; ¢ hito del verioexpatiol el punto de confluencia entre el fondo ancestral del Frombre americano y It poesia europea. Al mismo tiempo revelé un aundo sepultado y recred, ls lator entre ls tradicion expatiola y el epiriea mo- demo, ¥ hay algo mis: el movimlesto de los pos. tar hispanosmeticanos ed impregeado. de ‘una idea extrala a la tradicion castllana: Ta poesia es una revelacién distinta a Ia religioss. Ella et 29 Ia revelacién original, el verdadero principio. No dice otra cosa la poesia moderna, desde el roman- ticismo hasta el surrealismo, En sta visién del mundo reside no s6lo la originalidad del moder nismo sino su modernidad. Por su edad, Rubén Darfo fue el puente entre los iniciadores y Ia segunda generacién modernista; por sus viajes y su actividad generosa, el enlace Entre tantos postas y grupos dispersos en dos com tinentes; animador y capitin de la batalla, fue tambien su espectador y su critico: su conciencia y la evolucién de su poesia, desde Azul... (1888) hasta Poema del Otomo (1910), corresponde a Ia del movimiento: con él principia y con él acaba Pero sa obra no termina con el modemismo: lo sobrepasa, va mis alld del lenguaje de esta escuela y, en verdad, de toda escuela. Fs una creacién, ‘algo que pertenece més a Ia historia de la poesia, que a la de los estilos. Dario no es tinicamente fl mis amplio y rico de los poetas modernistas: ‘es uno de nuestros grandes poetas modernos. Es el rigen. A ratos hace pensar en Poe; otros, en ‘Whitman. En el primero, por esa porcién de su. ‘obra desdeftosa del mundo americano y- preocu- pada sélo por una musica ultraterrestre; en el se- undo, por su afirmacién vitalista, sw pantefsmo ¥ el sentirse por derecho propio cantor de 1a Amé Tica Latina como el otro lo fue de la sajons. A 80 sy 4 | diferencia de Poe, nuestro poeta no se encersé en fu propia aventura espirtual, ampoco tuva Ta fe {ngenun de Whitman en el. progreso y In tater Aldad, Ms que a lo dor grandes anglotmercanos, podiia asemejare a Vitor tfugo: elocuencia, aur. lancia y In sompresa continua de la ria, en cas. cada inagotable. Como el pocia francés, iene ins Piraciin de ewiltor clcldpeo, sus extrofas son blo. ues de materia animada, veeada por deleaderss Sibitas: la enrla del veldmpago sobre la peda €l slo, el continuo vaivén que hace del idioma tina fnmensa masa scudtien Darfo es menos der ‘eturado y protético: tambien es menos valiente: no fue un febelde y ‘nose. propuso escribir la Dibtia de Ta era moderna, ‘Su! genio em litico profesé el mismo horror 4 Ja miniatus y al tt ism. Mis nerviowo y angurtiado, oslante entre Impulsoscontrarios,s¢ dria un Hugo atacado por fl mal "decadentita”. A despecho de que amb ¢ mits sobre todo (y sobre todos) a. Vetlaine, sus mejores poemas se parecen poco a lot de et mo- dcio. Le sobraban ealud y energy su sol era mio fuerte y tu vino ‘ms generoso. Verlaine era tn provinciano de Paris; Darfo un centroamericano Eotimundos, Su pocsla ts virl: eaqueleto, cor in, sexo. Clara y rotunda hasta coando es tite ada de medias Untas. Nacida en pleno fin de sf flo, su obra es la de un romintio ue face tam. ign un parasiano y un simbolisa, Un paras. zor nostalgia de In caeuleura; tn simboligas pres cieneia dela analogla. Un hibrido, no slo por la ‘ariedad de influenciae erptitualcs sino per las Sangzes que corrfan por sus venas: india, pana Yunas gots alicanae. Un ser taro, Idole preco- Tombino, Bipogtifo. En América, Ia sajonay a a restr, son frecuentes extn injertos y superposi ones, Amésiea es un gran apetito de ser y de at Giuesea un monsero hse No son monstruo Sila hermosura moderna y la mh antigua? Darlo fo sabla mejor que nadie: ve sentiacontemporineo de Mocteninia 3 de RooscreltNemrod. ‘Nacé en Metapa, on poblacho de Nicaragua, el 18 de enero de 807. Unos meses después de su icimient, el padre abandona Ta casa familiar; Ia Inadre, 2 que apenas conoc6, 10 deja al culdado {le unco tos, Su verdadero nombre era Félix Rubén Garcta Sarmiento pero desde Tos eatoree aos firms Rubén Dario. Nombre como un horizonte que se dlsplicga: Persia, Judea... Precoeidad: fnmumera- ble poemas, cuestos yartculon, todos ello in taciones de las commenter lterarias en boga, Los temas elves del romanticisno.expaiol © ispa- oumeticano: el progres, In democracia, el an cals, la. Independencia, In unién centro- fiericana; y los Lirica el ator, el mas alli, el puis, la Jeyendas gocicas y Arabes. El desperar Rijtoe fue igualmente.precox: amores infantis, flscinacion por tna tapecita yangut J, 0 los quince aon In pasién: Rosario Murillo. Preten- Aeesane con eis. Lo dinuaden sus amigos fa- hnilires que lo envian a El Salvador. Alli hace Emstad con Francisco Gavidia que le da a cono- ter en el original la poesia de Hugo y de algu- fos parnasianes: “La Tectura de Teyalejandritos del gran tranets —dird despues hizo surgi en tht In idea de renovacion metrics, que debia am- Dlary realirar mds tarde.” An Tela mal el francés pero cn algunos pocmas de aos aon, adverte Ane Eewon Imbert, hay indicos del cambio: "En Sere~ rata ya esti el hachis que Baudelaire y Gautier 38 hhabian lanzado al mercado... y en Eece Homo apa rece el spleen”, Ia enfermedad pottica del siglo x1 como Ia melancolfa lo fue del xv. En 1884 re- gresa a Nicaragua, Segundo encuentro con Rosa- Tio Murillo, Su amor habia sido violento y sensual pero silo ahora los enamorados legan a la consi macién final. Dario descubre que Rosario no era virgen. Afios después diria que “una particulari- Gad anatémica 1o hizo sufrie”. EL engafio go Te dolié més? Hierido, en 1886, emprende el primer ‘gran viaje: Chile. Empiera el gran periplo. No cerari de viajar sino hasta su muerte En Santiago y Valparaiso penetra en mundos ‘més civilizados € inquietos. Hoy no es fécil ha- ccerse una idea de lo que fueron las oligarquias hhispanoamericanas al final del siglo. La paz les habia dado riqueza y Ia riqueza, Iujo. Si no sin- tieron curiosidad por lo que passba en sus tierras, Ja tuvieron muy viva por lo que ocurria en las grandes metr6polis ultramarinas. No crearon una Civilizacién propia pero ayudaron a afinar una sen~ sibilidad. En Ia biblioteca privada de su joven ‘amigo Balmaceda, Dario “sacia su sed de nuevas lectures”. Bohemia. Aparece el-ajenjo. Primeros articulos de combate: "Yo estoy con Gautier, el primer estilista de Francia." Admira también a Coppée y sobre todo a Catulle Mend®s, su iniciador ¥ guia. Al mismo tiempo sigue escribiendo destefi as imitaciones de los roménticos espatfioles: ahora ton Bécquer y Campoamor.® Es una despedida pues su estética ya es otra: "La palabra debe pintar el color de tn sonido, el perfume de un astro, apri- ch, mers on, cet anes de os vente soe, constenyen su conttbuciéa al gusto lmperante: Bg {is poems Gaby abrjr (DT y Hines CO) 33 sionar el alma de las cosas.” En 1888 publica Azul... Con ese libro, compuesto de cuentos y [poemas, nace oficialmente el modernismo. Descon- certé sobre todo la prosa, més osada que los ver~ sos. En Ia segunda edicién (1890), Dario resta- Dlece el equilibrio con la publicaciin de varios poems nuevos: sonetos en alejandrinos (un ale- Jandrino nunca oido antes en espafiol), otros en dodecasflabos y otro mas en un extratio y rico me to de diecisiete silabas. No sélo fueron los ritmos insdlitos sino el brillo de las palabras, Ia insolen- cia del tono y Ia sensualidad de Ta frase lo que inrité y hechiz6. El titulo era casi un manifiesto: geco de Mallarmé (Je suis hanté! Lazur, Yazur, Yazur, Yazur) 0 cristalizacién de algo que estaba ‘en el aire del tiempo? Max Henriquez Urefia se- fala que ya Gutiérrez Najera habia mostrado pa- recida fascinacién por Ios colores. Abanico de pre- ferencias y caminos a seguir, en Azul... hay cinco “medallones”, a Ia manera de Heredia, dedicados a Leconte de Lisle, Mendes, Walt Whitman, J. J. Palma y Salvador Diaz Mirén; también hay un soneto a Caupolicin, primero de una setie de poemas sobre la “América ignota”. Todo Ds Tos maestros franceses, los contemporéncos hispa- noamericanos, Ias civilizaciones. prehispanicas, Ia sombra del dguila yanqui (“En su pafs de hierro vive el gran viejo..."). En su tiempo Azul... fue tun Hibro profético; hoy es una reliquia histrica. Pero hay algo més: un poema que ei, para mi, el primero que escribié Dario; quiero decir: el prime. ro que sea realmente una creacién, una obra. Se Hama Venus. Cada una de sus estrofas es sinuosa y fluida como un agua que busca su camino en Ia Mprofunda extensién” (porque Ia noche no es alta at "como incrustado en ébano un dorado y divino jaz" min”. El verso final es uno de los mds punzantes de nuestra poesfa: “Venus, desde el abismo, me mi aba con triste mirar.” La altura se vuelve abismo ¥ desde alld nos mira, vértigo fijo, 12 mujer. En 1889 Darfo vuelve a Centroamérica, Nuevo encuentro con Rosario Murillo. Huida a El Sal- vador, en donde funda un diario en favor de la ‘unidn centroamericana, causa a la que permane- ‘era fiel toda su vida. Conoce a Rafacla Contre- ras, la Stella de Prosas-profanas, y se casa con ella. ‘Vagabundeos centroamericanos: Guatemala, Costa Rica. En 18g2 va a Espafia, por dos meses. En el curso de ese Viaje, al pasar por La Habana, cono: ce a uno de los primerot modernistas, Julian del Casal, con el que pasa una semana memorable de ppoesfa, amistad y alcohol. Al regreso de Espaia, ‘muere su mujer. Ella estaba en Fl Salvador mien= tras Darfo visitaba Nicaragua. Conmocién psiqui- c, aleoholismo. Al poco tiempo: recafda en Ro- sutio Murillo, La pasién se degrada: en una de sus borracheras los hermanos de su amante, bajo amenaza de muerte, lo obligan a casarse. En 1893 Jo nombran Cénsul de Colombia en Buenos Aires. Darfo emprende el viaje, via Nueva York y Paris, con Rosario, pero en Panama la abandona. No para siempre: esa mujer Jo. perseguiré hasta su muerte con una suerte de odio amoroso. En Nue- va York, otro encuentro decisivo: José Marti. La scala en Paris fue una iniciacién; al salir “‘juraba ppor los dioses del nuevo Parnaso: habla visto al vie- jo fauno Verlaine, sabla del misterio de Mallarmé y ‘cra amigo de Moréas”. En Buenos Aires encuentra 35 Be ae rental ee eas ae eerie Mate feos 7 aay oe a eb Tt pe eyryahere ic oon ced oer Soe oe ee a ace ce ee ane ca Een asta sare pele hp Se aes eee See eee egg en ee Seen ee ema ara tl fo) on ad otras ie et Sn eee a ee ae See oie ee ene eee jee eee te ote od oe ios aoe ee ease ee Se ret 4 Sin duds Dario concen el poema de Mallar: Prose pour des Bueinte, spaecdo en 1865. Ee sabida, admis, [Gdieacon por Tiayumanss "De sepiiembre de’ 1899 e+ 3 te, c+ una mucstia de confusién deliberada entre Si vocabutario ieungico y ede! placer Esta per Stente inclinacion de Barto y otror poetas ees Inuy Iejor de ser un euprichoy ce uo, Tonsgnos 4c fa alwemativa fascinacién y repulsion que ex: Derimenta Ta pocsa moderna ante a religién tra Exconal, El frologo excandalies pareca. ecivo fn,otro idioms y todo lo que decia sonaba apa. fadojar Amor por la novedad a condiciin de que ly caltacion el yoy desden por Ts ‘mayors; supremacia del suelo sobre la vigila y Gal arte sobre la realidad; horror por ol progrso, in demic y la democraia "si bay poesia ef neatra ‘Amésica, ella etd en las cots Viejas, en Palen- que y en Uualin, en el indio legendario, yen inca sensual y fino, yen el gran Mocs de Ia sila de oro. Lo dennis ex wyo, deméerata Walt ‘Whitman's smbivelenia, amor y butla, ante ol as tado expafol: “sbuelo, precio on deciona: miles rn ex de ui terra; ml querida de Pars". Ente {odus eotss dedlaraciones “~carividentes .imper- themes, ingenuaa 0 afecaday—~ resaltan las de fen estéuco. in primers: la Uibertad del atte you grauidad; en soguida, Ia negaciin de toda Zacuels, sin excluir Ta tuya? “mt literatura es mfa fn mis quien siga eerviimente mis huellas perder fu tere penal y el humo: “como cada Palabra tiene tun alms, bay en cada vero, ademés de Ia stmonia verbal, una melodia Idea!” La misica e t6lo de ls ide, muchas veces "Antes habia dicho que las cota tienen un alma: sora dice que las palabras tambien Ia tenen. Bl rer de pg —dle Max Henguer Ura Das et Beast thio ss Wi aise Sepetee abe cn a7 Jenguaje ct un mundo animado y Ia msi ver bales mdsica de almas” (Mallar habla acit: de la Taos), Si ae cosas denen un alia, el unk ‘ero es sagrado; ou orden es ol de Ts musica y la Ganza: un concierto hecho de los acordes, reno: nes y separaciones, de una cora con In ofa, de sm dnima con las otras. A esta ides, antigua como el hombre y_ vita siempre’ con descontiansa por el crlsanieto, los poeta modernos aaden ota las palabras tienen tm alma y el orden del Tenguaje Shel del univer Ja dass, la armonia. El len- fgmje es un doble magico del cosmos. Por Ia por: Sia, el lenguaje recobra su set original, vuelve a fer misicas Asi, misien ideal no quiere dedi mi Sica de las ideas sino ideas que em 0 esencia 200 fica, Ideas en cl sentido platdnico,realidades de realidades, Armonia ideal: alma del roundo: ef su seno toon y todo somos tina misma cos, una Iisa alma. Peo el Tengoje, sung se Sgr fy. por participar nla animacion. mica el tinivero, es también dicordancla. Como el hom ire, es contingencia: a un tiempo le palabra cs Imisica y signifcacion, La distancia entre el nom tire y 1a cova nombrada, el sigailicado, et conse fuentia de la separacion enere el mondo y el hom bre. El lenguaje es ln expresion de la concien est, que es conciencia de Ia caida. Por Ta herida de Ia signifcacton el ser pleno que e1 el poems Se desngra yve vuelve pron: deseipeién e inter pretacion del mundo. A pesar de que Darlo no Rormuld su pensar exactamente en eitos trminos, toda su pocsla ys acitud vital revelan Ta tension die au eapirta entre low don extemos de Ia pala: bra: la tsi y el significado. Por lo primero, el pocta es "dela raza que vida con lor meros pl- 38 tagéricos crea"; por lo segundo, es “la conclencla GE muerte huano cleno™ Eaure Ia eateien de Prosas rofanes y el tex ramento de Dario tabia clea incompatbiided, Sensual y disper, no era herméico tino cords: se sentia y sabia solo pero no era un soltaio. Tue un hombre perdido'en los mundos del mundo, no un abstraldo frente af mismo, Lo que da uni dad a Prauas profanas no es la idea sino la sens tin ln senuaciones." ‘Unidad de acento, algo ‘muy disinto a esa unidad eapiricual que hace de es fers du mal 0 de Lesoes of grass taundos auiotuficientes, obras que desplicgen-on tema tine > en vasiag olan conctntrias El libro del poeta Hipanoamericano er un prodigiow repertoto, de tno, formas, colores y uesaciones. No la histo: Ha de una conciencia' sino’ las metamerfosis. de tna sensfbilidad. Las innovaclones meiricasy ver bales de Pross profenas deslumbraron Y contagia ron a cat todo los posts de sos alo, ‘Ms tarde, por culpa de los imitadoresy ley fatal del tempo, Ee etl se degradé y su misicn pareco empais- goa. Pero nuestro julio es diferente al de Is ge- Reracidn anterior. Certo, Pras profanas a veces recuerda una tienda de anticuario replete de obje- tos art nouveau, con todos sus esplendores rare. zis de gusio dudoso (7 que hoy empicran gus tarnos tanta). AI lado de eae chucherlg, gto to advertir pe- hetra en el pasado, el prevente y ol futuro. Entre fs manos ef tiempo es una sustancia maleable; al Convertir en materia prima de ss actos, penss- Imientos y obras, el hombre se venga del tiempo. 197 En Ia pocsia de Cermuda Bay tres vias de acceso al dempo. Ta primera es lo que él llama el acorde, escubrimiento sibito (a través de un paisse, un tcuerpo o tna misiea) de ex paradoja que ex ver al tiempo. detenerse sin cesar de Muir: “instante intemporal... plenitud que, repetida a lo largo de Ia vida, es siempre Is mlsma. +. lo mie pareeido @ ella es ese adentrane por otro cuerpo en el Mo- mento del éxtasi” ‘Todos, nifior o enamoradon, hemos sentido algo semejante; lo que distingwe al poeta de los demas es la frecuencia y, mis que hada, la conciencia de esos estados y la necesidad de expression, cro camino, distnto al de la fusién'con el instante, es el de 1a contemplaci6n. Miramos una redlidad cualquiera —un grupo de Arboles, la sombra que invade wn coarto al apache: cer, un montén de piedras al lado del camino— iniramos sin fijernos, hasta que lentamente aq Tio que vemos se revela como lo munca visto yy multineamente, como lo siempre vstor “miran, mi- rar... Ia naturalers gurta de ocultaree y hay que forprendetla mirndola Iargamente, apasionada- rente mirada y palabra hacen al poeta.” ¢Mira toro or miran las conat? 2Y es0 que vemos son las coms 0 cs el tiempo que se condensa en una apariencia y Tuego Ta disuelve? En esta experien- la interviene la distancia; el hombre no se funde on Ia realidad exterior pero su mirada crea entre ella y su conciencia tin espacio, propicio a Ta re- Yelacién. To. que Tama Pierre Schneider Ia me- Giacién. La vercera via es la visién de las obras hnumanas y de Ia obra. propia. A partir de Lar ruber es timo de sit temas centrales y se expresa fn dos direcriones principalmente: el doble. (per Sonajes del mito, Ia poesa 0 la historia) 1a medi 198 tacién sobre las exeaciones del arte, Por ella acce de al tiempo histérico, bumano. En una nota que precede a la seleccién de sus poenias en Ia Antologia de Gerardo Diego (1930), Sefiala que la tiniea vida que Te parece digna de vivir es la de los seres del mito 0 de Ia pocsta, como el Hiperién de Holderlin. No debe enten- Gerse esto como tun desafio o una salida de tono; siempre pens6 que Ja realidad diaria adolece de inrealidad y que la verdadera realidad es Ia de Ia jmaginacién. Lo que hace irreal la vida cotidiana ces el cardcter engafioso de la comunicacién entre Tos hombres, EI trato humano es un fraude o, al ‘mene, una mentira involuntaria. En el mundo de Ia imaginacién Ias cosas y los seres son mAs in- tegros y enteros; la palabra no oculta sino revela, Ea Distico espafiol, uno de sus ultimos poemas, Ta reilidad real de Espafia se le vuelve “pertinaz pesadilla: es la tierra de los muertos y en ella todo ‘hae mucrio"; a esa Espafia enfrenta otra, imagi- naria y sin embargo mds real, poblada de “héroes anados en un mundo heroico”, ni cerrada ni ren- cirosa sino “tolerante de lealtad contraria, segin Ie tradicidn generosa de Cervantes”. La Espaiia @e las novelas de Galdés le ensefia que el vivir ‘G@tidiano es dramitica y que en la existencia més ‘oscura late “la paradoja de estar vivo”. Entre to fos esos personajes novelescos no es extraiio que te reconozca en Salvador Monsalud, el revolucio- nario “afrancesada” y el enamorado quimérico, que nunca se rinde 2 la sinrazén que Mamamos realidad, ;-Y qué muchacho hispanoamericano no hha querido ser Salvador Monsalud: enamorarse de Genara y de Adriana; pelear contra los “ultras” y también contra el “eharlatin que engafia al pue- 199 blo con su baba argentina”; sentinie desgarrado entre horror y piedad ante el hermano loco y ena. tmorsdo de la thima mje, el ronambulo goer Tero catlina, cl fratricida Carlos Garrote; quien no ha deseado encontrar al fin Soledad, « xs tea: Tidad més realy fuerte que todas Tas pasiones 2con quien habla el poeta cuando conversa con sun héroe del mito ol literatura? Cada uno de hosotror leva dentro wn interlocutor seereta. Es Imuestro doble y cs slgo mis! nuctre. contractor, nuestro confidente, muestra juer y sinico. amigo ‘Aquel que no habla a solas consigo mismo serd incapaz de hablar verdadersmente. con los ctrox ‘Alisbiar con las eratoras del mito, Cermuda baba para s{_pero de esta manera habla con nosotros Eb un didlogo destinado a provocar indirectaments nuestra respesta, El instante de Ia Tecra es xn hora en el cual, como en sin expejo, el. ddlogo entre el poeta y ns vsitinte imaginario se desdotla fn el del lector con el poeta, El lector se ve =n Cemmuda que se ve en tn fentasma, Y cada uno buscs en ¢l personaje imaginario su propia rely dad, wu verdad. Al Indo de lor personajes del mio Ys poesia, las personas historic: Gongors, Lara, JTiberio. ‘Rebeldes, seres al. margen, estermadot por Ia estupider de sus contempordncos o por I fatalidad de sus pasiones, on tambien méscaren peronae. Cerda no se ocuita tras ess; al con: trario, por ellas se conoce y ahonds en si mismo El viejo artfcio Iterario deja de rerlo cuando s convierte en ejercicio de introspeccin. En el sma dedicado 2 Lais de Baviers, ot de sus Uh ‘mas composiciones, el rey esti solo en el teatro Y escucha In misics “fundido con el mito al con. templario: Ia melodia lo ayuda a conocerse, a ena- morarse de lo que él mismo es”. Al hablar del rey, Cermuda habla de s{ pero no para sf; nos invita a contemplar su mito y repetir su gesto: el autoco- nocimiento por Ia obra ajena. ‘Ante EI Escorial, un lienzo de Ticiano o la mi- sica de Mozart percibe una verdad més vasta que Ja suya, aunque no contradictoria ni exeluyente, En las obras de arte el tiempo se sirve de lot hom bres para cumplirse. Sélo que ex un tiempo con ‘reto, humanizado: una época. La fusién con el instante o la contemplacién del transcurrit ton ex: periencias en el tiempo y del tiempo, pero fuera, fn cierto modo, de 1a historia; la de arte es experiencia det ‘una parte, la obra es Io que se ama comtinmen- te una expresién histérica, un tiempo fechado; por Ia otra, es un arquetipo de lo que el hombre puede hhacer con su tiempo: transformarlo en piedra, ‘musica o palabra, tasmutarlo en forma e infun- dirle sentido. Abrirlo a la comprensién de los otros: volverlo presente. La visida de la obra im- pplica un didlogo, el reconocimiento de una verdad iscinta a la nuestra y que, sin embargo, nos con- ierne directamente. La pbra de arte es una pre- seneia del pasado continuamente presente. Por mas incompleta y pobre que sea nuestra experiencia, repetimos el gesto del creador y recorremos, en ireccién inversa a Ia del artista, €l proceso; vamos de la contemplacién de la obra a la comprensién de aquello que la origind: una situacién, un tempo concreto, El didlogo con las obras de arte consiste no slo en ofr lo que dicen sino en recrearlas, en revivirlas como presencias: despertar su presestte, Es uma repeticién creadora. En el caso de Cernuda Ja experiencia Je sirve, ademds, para comprender mejor cud er su misién de poets. A Ia rupture inieal con ef orden social niede, ain reneghr de tina acttud de rebeldla que sostanciabmente ser in'tnisna basta su soicre, Ia partcipacin en Ia Bistoria, ast Ias cesciones ajenae Te dan cone Gdencia ‘de nu tarea: In historia ‘no solo. Uempo ‘Ques vive ye mere sino tempo que ve tasmuta Si chia 0 eh acto, ‘Al contemplar esta 0 aquella creaciin, Cernida adivinaexa fusidn entre in voluntad individual del fren y Ia voluntad, ci siempre inconsclente, de fu tempo y su mundo. Deseubre que no esctibe Slo pata decir In “verdad de sf mismo"; su ver did verdadera es tambidn la de wu lengua y ta de su gente. El poeta da vor "a las borat mudas de lon'suyor” y al lon libers. "Lox "otro" se ban vuelto os hayes". Pero decir ex verdad fo com Hinteen repetir los lugares comunes del. palpi, Ie'eabuna public, el Consjo de Mines el “En verdad de todee no end renida con a Conclencia del solitario nea menos subversiva que la'verdad individual Esta verdad, que no pusde confundire con las opiniones mayoritaris © mino- Hiri ex oculta toca al poets revlaia ibe faila. El cid inicado en lon poems de faven: thd te clerra: negecln del mundo. que Hamamos real y afirmacion de era realidad real que revelan fl dete y Ta imaginaciOn cresdors; exaltacion de fou poderes naturales y teconociaento de la t ‘eal hombre sobre fa lear erat obey hacer ide el tempo muerto, dar tgniicado al trance rir clego; sechazo de sina fale tradicl6n y daca Trimicnto de uns historia que aim no ce y en la cual vida yn obra se ituertan como tn tev tcarde. Al tinal de sus dias, Cerda dda entre Ja realidad de su obra y Ia irrealidad de su vida. Su libro fue su verdadera vida y fue construido hora a hora, como quien levanta una arquitectura. Edificd con’ tiempo vivo y su palabra fue piedra de escandale. Nos ha dejado, en todos los senti dos, una obra edificante. Delhi, 24 de mayo de 19 203 ANDICE, me eciguntn pant) 9 EL CAMINO DE LA PASION (RAMON LOPEZ VELARDE) 6 zx pEsconocrno px si 18x (22RXANDO PESSOA) 151 LA PALABRA EDIFICANTE (wurs cERNUDA) 165

You might also like