You are on page 1of 457

PRÓLOGO

Don Antonio Colao Granda -escritor fecundo-


se distingue por su amor a la verdad. Y este amor
por la verdad ilumina su vida, sus obras y pala-
bras, su poesía y su prosa. En sus escritos en los
que palpita su profunda fe cristiana pone en práctica
una directriz de Menéndez y Pelayo que hoy nos es
de gran actualidad: la necesidad de reevangelización
por parte de clérigos y laicos que estén seriamente
comprometidos con nuestra fe. Decía Menéndez y
Pelayo: «trabajemos a una, clérigos y laicos, para
que la savia del espíritu teológico vigorice de nue-
vo el entendimiento y el carácter nacional».

Recientemente nos lo volvía a recordar Juan


Pablo II. Combina Don Antonio Colao su amor por
el mundo -que es bueno por salir de la mano de
Dios- en el que engloba a la familia, amigos,
conocidos y desconocidos con su entrañable amor
a Lumen Dei y por Sor Lucía la vidente de Fátima,
con una total unidad y coherencia en su vivir.

Quiero tocar en estas líneas un tema que me


parece esencial para quien quiera actuar como
verdadero cristiano: la necesidad de unir a la
oración la limosna. Y en materia de dar limosna
Don Antonio Colao -¡lo sé muy bien!- es la
encarnación de la esplendidez. Y aquí me veo
obligado a dar una cita de Domingo Soto que aún
extractada tiene que ser por necesidad un poco
larga, en la que nos habla de la necesidad de la
limosna:

1
«Ni es menester muy grandes riquezas para que
se diga sobrar algo; porque Jesucristo no dice quien
tiene diez vestiduras dé una, ni sólo quien tiene cuatro;
sino quienquiera que tiene dos.

Los teólogos, por miedo de no espantar a los ricos


demasiadamente, juntan muchas causas antes que les
obliguen a hacer limosna, conviene saber: que haya
grandes necesidades de pobres y que les sobre a los
ricos. Y estas obras ni los sabios las quieren explicar,
ni los ricos entender.

Empero, cuando estoy atento a lo que de esta


razón leo en los Santos, quédame gran sorpresa que,
según ellos, ni es menester tan grandes faltas en los
pobres ni tan grandes sobras en los ricos, para que
sean, so pena de pecado mortal, obligados a hacer
limosna...

Porque a quien no le sobran mil, sóbranle ciento,


y a quien no ciento, sóbranle diez; y sobrar es lo que
sin detrimento de vuestro estado podéis hacer. Y no
hay nadie que sin hacer mella en su hacienda no pueda
hacer algún socorro a los pobres de que ellos tienen
gran necesidad.»

Y termino con un ruego a mi amigo Antonio:


sigue con amor lanzando al vuelo tu simiente de
oraciones, poesías y escritos religiosos y limosnas.
Pronto recibirás tu cosecha del que por ser Amor
te examinará del amor. ¡Aguarda esperanzado tu
porvenir Sembrador!.

Fdo.: F RANCISCO S ÁNCHEZ DE M UNIAÍN Y G IL

2
Coronel del Ejército y Escritor

3
EL PERIODISTA DON JULIO GONZÁLEZ
ENTREVISTA A ANTONIO COLAO

Antonio Colao, ¿hasta cuándo piensa continuar


escribiendo?.

- Los años que tengo no me permiten hacer


proyectos a largo plazo. Escribiré mientras tenga
lucidez para hacerlo y una hora de ocio. Pienso que
la actividad vale más que el dinero. El hombre ha
sido creado para adorar a Dios y ganar el pan con
el sudor de su frente. El trabajo y la oración se
complementan perfectamente. La lucha del hombre
comenzó después del pecado original. A partir de
esa fecha todos tenemos problemas a resolver, y
para solucionar las cuestiones nada mejor que
pedírselo a Dios sin dejar de actuar con todos los
medios a nuestro alcance.

Antonio, ¿le gustaría empezar la vida de


nuevo?.

- Noooo. Esto sólo lo desean las personas


inmaduras que siguen soñando. Ellas creen que una
nueva vida les colmaría de felicidad. Ignoran que
sería semejante a la que han vivido o peor todavía.
Si usted hiciera una encuesta sobre este tema,
posiblemente el 90% le diría que sí quería volver a
la juventud, pero si usted intentara averiguar
cuántos estarían dispuestos a repetir minuciosamente
la misma vida que han vivido, sólo un porcentaje

4
bajísimo -de los que no reflexionan-, le diría que
sí. Y si a éstos les pudiera usted reflejar en una
pantalla el dolor, las tribulaciones, las noches que
han pasado en vela por los enredos de la vida, las
lágrimas que han derramado por los seres queridos
que les precedieron en la muerte, las enfermedades
y desengaños; ya no encontraría a nadie que deseara
renovar o retroceder al pasado.

Antonio, ¿esto quiere decir que todos deseamos


morirnos?.

- No. Casi todos los seres humanos desean


seguir viviendo a causa de algunas ilusiones que
nos ofrece el futuro y del temor inconsciente de lo
que puedan encontrar allá. La preservación de la
vida está motivada por el instinto más fuerte que
Dios también ha creado en el hombre para evitar el
suicidio colectivo. Pero si es verdad que los
hombres conscientes del pasado y realistas de lo
que puede ser el futuro no quieren retornar al
pasado, es claro que en el trasfondo del alma -sin
ellos saberlo- todos desean continuar el camino
emprendido que les lleva a la muerte.

Antonio, ¿merece la pena pensar tan profundo?.

- Cuando yo era joven entonaban canciones


diciendo que «a lo loco se vive mejor». Es posible
que tuvieran razón. Pero a lo loco nada bueno se
ha hecho todavía. Es necesario instruir a nuestros

5
hermanos para que cada uno sepa asumir sus
responsabilidades ante la sociedad y ante Dios;
tenga en cuenta que los irresponsables destrozan
sus vidas y apenan las nuestras. El hombre es un
animal racional, y para encontrar el verdadero
sentido de la razón, es necesario pensar con
profundidad. Hay que explotar los talentos que
Dios nos ha dado en beneficio de nuestros semejantes.
Jesucristo no vino a ser servido, sino a servir.

Antonio, ¿qué es lo que más le preocupa en


la vida?.

- La verdad es que mi vida siempre estuvo


llena de preocupaciones, pero como invariablemente
hay una inquietud que las absorbe todas, la reina
de las mías está en el purgatorio que lógicamente
tengo que padecer. Si sabemos por las revelaciones
divinas que nos manifiestan algunos canonizados
cómo hemos tenido santos que pasaron por el
purgatorio, ya me dirá lo que yo puedo esperar.

Antonio, ¿cree que en el purgatorio se sufrirá


más que aquí?.

- Es evidente. Si la muerte de nuestros seres


queridos y el suma y sigue de todos los
sufrimientos no han sido suficientes para expiar
nuestros pecados, algo más doloroso nos hace falta
en el purgatorio para quedar en paz con Dios.

6
Antonio, ¿no cree que sus declaraciones en
esta entrevista pueden amedrentar a muchas
personas creyentes?.

- Sí, lo creo. Pero es necesario advertir los


peligros que corremos para tomar precauciones. El
que cree en el infierno está libre de condenarse
eternamente, pues ese santo temor le impide morir
en pecado mortal. Y el que teme mucho el purgatorio,
es claro que hará grandes esfuerzos para encontrarse
allí el menos tiempo posible. Cuando nuestra hija
sale con el coche, siempre trato de advertirle las
víctimas que diariamente se quedan en las carreteras.
Esto también es una forma de amedrentarla, pero
como es tanto el amor que le tengo, bendito sea ese
miedo que la lleva a la mayor prudencia. Por eso
mismo Jesucristo, amándonos hasta el extremo, nos
repite quince veces el infierno para que nadie se
condene. Uno de los santos más universales y
taumaturgo -Santo Cura de Ars-, cuando un
penitente llegó a su confesonario diciéndole que
no creía en el infierno, el santo le dijo: «Si usted
cree que Jesús era embustero, no puedo darle la
absolución. Puede irse. Cuando esté en el infierno
creerá que la gehena existe».

Antonio, ¿cuál es el mensaje que le daría al


mundo confuso de hoy?.

- El mismo que nos ha dado Sor Lucía en la


primera y única entrevista que le hicieron dos
cardenales: «Quien no está con el Papa no está con

7
Dios; y quien quiera estar con Dios tiene que estar
con el Papa».

¿Cuál es el consejo que nos da?.

Hacer un buen examen de conciencia, confesar


minuciosamente nuestras imperfecciones y pecados,
leer biografías de santos, rezar mucho todos los
días, y hacer todo el bien que podamos.

Le deseo que continúe perseverando hasta el


fin, y espero que en el cielo nos veamos con más
frecuencia que aquí.

- Gracias, don Julio.

JULIO GONZÁLEZ GARCÍA


Periodista y ex Director del diario REGIÓN
y de HOJA DEL LUNES DE OVIEDO

8
9
INTRODUCCIÓN

Tengo la satisfacción de presentar este libro y


de hacer comenzado a escribir uno más. Es cierto
que no he podido expresar todos los recursos
espirituales que Dios me concede, sabiendo que
mis escritos serían reprobados por los directores
de los periódicos y por los jefes de redacción. Pues
ya me parece milagroso que todas sus páginas
hayan sido divulgadas en la prensa, teniendo en
cuenta el agnosticismo o indiferencia religiosa de
los periodistas que les dieron el visto bueno para
ser publicados.

Pero me ha parecido más provechoso escribir


los 150 capítulos con matiz periodístico para que,
antes de componer el libro, pudieran tener opor-
tunidad de leer su contenido decenas de miles de
personas. Pues de lo que se trata, en definitiva, es
de llevar las almas a Dios. Y como podrá ver el
amable lector, no existe una sola página en la que
Jesucristo no aparezca implícito en ella. Si dijera
que más del 90% de los males que todos vemos en
el mundo provienen del pecado, tal vez me que-
daría corto.

Y el único remedio que puede frenar el desor-


den, se encuentra en la persona de Jesús, como Hom-
bre perfecto y como Dios omnipotente; por eso creo
que todos los males deben de ser enfrentados con la
evangelización. Esto es lo que Juan Pablo II les reco-
mienda a todos los obispos y, consecuentemente, a
los sacerdotes y seglares también. Las críticas

10
desmandadas y las protestas sólo llevan la fuerza li-
mitada del hombre, mientras la Palabra de Dios pro-
ferida con fe y sincera humildad es omnipotente.

Es verdad que el autor de libros piadosos


nunca tendrá conocimiento del bien que hace. Pero
sí muestras muy concretas. Un famoso periodista
me ha dicho con sincera humildad: «Tus escritos
me han sacado de la incredulidad». Y un
catedrático con dos títulos más, en la prensa ha
dejado escrito: «Antonio Colao me ha enseñado con
sus testimonios muchas cosas a cada cual más
importante: ha llenado de ilusión mi vida...».

Es verdad que si numerosas han sido las


felicitaciones recibidas de algunos lectores,
también abundan las protestas de los hijos de las
tinieblas. Y es que «la luz luce en las tinieblas, pero
las tinieblas no la acogieron» (Juan 1, 5). El hombre
que vive en pecado mortal y no está dispuesto a
posponer sus placeres ilícitos, es claro que su
mayor adversario es el mismo Jesús y quien lo
defiende. He ahí el motivo de la persecución
religiosa en el mundo. No puede haber otra
motivación. La Biblia ya nos dice que «el muerto
justo puede condenar al impío vivo» (Sabiduría 4,
16).

Jesucristo ha venido al mundo para salvar al


género humano, pero el que no cree en Él ya está
condenado (Juan 3, 18). Y todos éstos que le niegan
y lo desclavan de las paredes, algo intuitivo les está
diciendo que ese Dios misericordioso y justo,

11
puede condenarlos eternamente en el día del juicio.
Si esto es así, lógico parece que le tengan odio sus
adversarios y, consecuentemente, abominación a
quienes le defendemos y damos a conocer sus
preceptos.

Tengo que decir que LUMEN DEI ha sido la


única Obra Religiosa que, con su ejemplo,
consiguió impelerme en el camino de la perfección
al que todos somos llamados, y como este sendero
es tan estrecho y me siento incapaz de recorrerlo,
hasta el día de hoy no he tenido coraje para hacer
los votos y consagrarme a esa bendita Obra. Pero
las palabras del fundador -padre Rodrigo Molina-
me cautivaron totalmente. Pues cuando conocí
LUMEN DEI a través de unos ejercicios espirituales
que nos dio el mismo fundador y decidí participar
en la Obra, el padre Rodrigo Molina me dijo: «Sepa
usted que si viene a colaborar con nosotros, será
explotado por la Obra».

Comprendí perfectamente su sinceridad y el


deber que yo tenía de dejarme explotar para dar
fruto y llevarlo a los que tienen sed de Dios y hambre
de pan. Hoy, después de llevar la Delegación de
Avilés y Gijón durante más de quince años, estoy
agradecido a Dios y a la Obra por haberla podido
obsequiar con más de seis mil horas de trabajo. Y
acerca de las ayudas económicas que mi esposa y
yo hemos podido aportar, sólo Dios y nosotros lo
sabemos. Y si es verdad que cada día tenemos
menos en la Tierra, nos consuela saber que más

12
tenemos donde la polilla y el orín no conseguirán
corroerlo.

Estoy convencido de que todos los que


tenemos un patrimonio, grande o pequeño, nos ha
de hacer más falta en la ultratumba que en esta vida
efímera. Y aunque parezca exagerado, diré que si
aquí nos morimos de hambre por haberlo dado todo
a los pobres, seremos eternamente
bienaventurados, y si algunos pobres se mueren de
hambre por no haber compartido con ellos lo que
Dios nos ha concedido, puede llegarnos la hora en
que Jesús nos diga: «Apartaos de mi, malditos, al
fuego eterno, porque tuve hambre y no me disteis
de comer» (Mateo 25, 41-42).

Pienso y creo que si Jesús llegara en persona


a la casa del menos creyente, éste le recibiría
agasajándole con todos los bienes a su alcance e
incluso endeudándose para siempre, ignorando
que hay millones de Cristos vivos que diariamente
nos piden de comer.

Y estas criaturas que viven en situación


infrahumana, son las que casi todos podemos
servir, con más mérito para nosotros que
haciéndolo al mismo Cristo, porque prescindimos
de la vanidad que nos infundiría al hospedar en
nuestra morada al Hijo de Dios. ¿Comprendes,
querido lector, el porqué los santos han entregado
todos sus bienes a los pobres para terminar
inmolando sus propias vidas en beneficio de los
mismos y en remisión de los pecadores que

13
acumulan riquezas en la tierra y se olvidan de los
hambrientos?.

Estoy convencido de que la verdadera sabiduría


es patrimonio exclusivo de los santos, los que se dan
cuenta de que cada día que pasa les acerca 24 horas
para llegar a la tumba y ser juzgados, los que todo
lo tienen por estiércol comparado con Jesús, los que
esperan la muerte felices porque tienen la corona
merecida, y los que pueden salvarrnos a nosotros
de la condenación eterna si sabemos valorar sus
esfuerzos y diariamente los veneramos como
intercesores.

Y como no sé si Dios me concederá el tiempo


necesario para escribir más libros, me adelanto a
decir a mis familiares más íntimos que quiero ser
enterrado en el mismo nicho donde se encuentra
nuestro queridísimo hijo, introduciendo los restos
mortales que allí se encuentran en el ataúd que
lleve mi cuerpo. Bien sé que todo esto no sirve para
nada, pero quiero que sus huesos estén en contacto
con los míos.

Y pido a los seres queridos que me sobrevivan


el entierro más pobre de todos, sin coronas ni
flores, para evitar los gastos superfluos, y si puede
ser que celebre la misa el padre Ángel Casabón
Vicente o mi sobrino, padre Javier Mahía Colao, y
quiero que digan que amé a LUMEN DEI y a la
Iglesia Católica hasta el último aliento de mi vida,
haciendo constar este amor a la Iglesia y a LUMEN
DEI en grandes esquelas en los cuatro periódicos

14
regionales, implorando a todos los lectores que por
amor a Dios no dejen de rezar algunas oraciones
por mi alma.

Por eso pido que las esquelas sean grandes,


pero no quiero que aparezca esa coletilla diciendo
que «murió después de recibir los Santos Sacramentos
y la Bendición Apostólica», a no ser que esto haya
sido cierto, y no siendo verdad ha de hacerse
constar en la esquela, diciendo: Dios no le ha dado
tiempo a recibir los Santos Sacramentos, como era
su mayor deseo. Pues ya he faltado a la verdad
bastantes veces sin tener que hacerlo después de
muerto. Lo que no puedo dejar de pedir también
son muchas, muchas, muchas misas por mi alma.
Pues si nosotros llevamos más de cinco mil
pagadas por el alma de nuestro hijo, también yo
quisiera ser tratado de la misma forma, sin
prescindir nunca de las gregorianas.

También me adelanto a pedir perdón a todos


los familiares, parientes, amigos y enemigos a
quienes haya podido ofender o molestar durante
el periodo de mi vida terrena. Y por último quiero
que sea publicado en las esquelas y grabado en el
nicho el epitafio que sigue: ¡Cuánto dinero he
ganado! ¡Cuánto ahorré para mí!, y ahora, al verme
enterrado, sólo tengo lo que di.

Terminaré diciendo la satisfacción que me


produce el dejar una herencia espiritual para mis
queridísimos familiares. Especialmente para los
nietos y sobrinos. Pues nuestra hija tan querida y

15
tan santa para nosotros, ya está bien formada
espiritualmente y también en su profesión de
psicóloga cristiana. Siempre trabajando más de lo
que puede y menos de lo que podría si los días
tuvieran más horas y su psiquismo pudiera
soportarlo.

Este libro y los cinco que han sido publicados


anteriormente, quiero dedicarlos todos para
nuestro hijo Antonio Colao, implorándole a Dios
que todos los méritos que puedan surgir en los
lectores, le sirvan de gracia para llegar al cielo lo
antes posible. Y cómo podría dejar de dedicarlos a
mi queridísima esposa, hija, nietos, yerno,
hermanos, sobrinos, cuñados, primos, y cuantos
familiares y parientes tengo. Pues por todos rezo
diariamente, y a todos les pido que me recuerden
en sus oraciones, especialmente después de mi
muerte.

ANTONIO COLAO GRANDA


Gijón, 27 de Marzo de 1998

16
17
1.- QUIRÓS Y SAN MELCHOR

Después de haber leido la biografía del mártir


asturiano -San Melchor García San Pedro-, sentí
como algo indeclinable la necesidad de peregrinar
a Quirós y visitar la casa solariega -y el museo-
donde Dios entró prodigiosamente con los dones
del Espíritu Santo para iluminar a una familia de
labriegos y transmutar un campesino de siete años
en obispo, mártir y santo. Y como las peregrinaciones
que salían de Avilés interrumpían mis quehaceres,
hicimos el viaje por nuestra cuenta.

Una carretera angosta va serpenteando las fal-


das de grandes montañas y picachos hasta llegar
al último reducto de Quirós. Allí nos encontramos
con una casa centenaria y corroída por los tempo-
rales y el pasar de los años, y también con algunas
instantáneas y objetos que ilustran las actividades
del niño campesino y la unción martirial del San-
to.

Y a pesar de los cuartos inhóspitos de la pobre


morada y la afluencia de numerosos peregrinos, se
siente esa paz en el alma con un silencio sepulcral.
Sólo el murmullo casi imperceptible de los romeros
al ver al Santo maniatado con cadenas y la mirada
piadosa y perdida en el cielo que le esperaba
después del martirio más sádico que alguien haya
podido conocer. Reproducimos literalmente lo que
uno de los testigos oculares manifestó:

18
«Extendió el verdugo una esterilla, rompió la
cadena que sujetaba al Obispo Melchor y le arrojó
violentamente a tierra. No llevaba el Venerable más
ropa que un pantalón arremangado hasta el muslo.
Clavó el verdugo dos estacas, frente a las manos, y
habiéndolas amarrado las tiraron hasta hacerlas
llegar a las estacas... Clavó el verdugo otras dos
estacas por debajo de los brazos, haciéndolas juntar
oprimieron horrorosamente el pecho. Luego
plantaron dos estacas junto a los pies e hicieron la
misma operación que con las manos, otras dos
estacas junto a la parte superior de los muslos,
juntándolas por encima del cuerpo...

Al poco rato se oyó una voz que mandaba que


le cortasen primero las piernas, después los brazos,
después la cabeza y, finalmente, que se le abriese
el vientre... Para cortar una de las piernas dieron
como unos doce o más golpes. Después hicieron
lo mismo con los brazos, dando en cada uno seis o
siete golpes. Al llegar aquí, la lengua de la víctima,
que no había cesado de pronunciar el nombre de
Jesús, ofreciéndole a Él el martirio, se entorpeció y
enmudeció... Cortaron la cabeza, dando unos
quince golpes, le abrieron el vientre y le arrancaron
las entrañas».

El martirio expuesto, tuvo lugar en Tonquín


(China), el 28 de julio de 1858, siendo sus restos
mortales trasladados a Asturias el 28 de abril de
1889. Y el 29 de abril de 1951 fue beatificado por
Pío XII, y posteriormente canonizado el 26 de junio
de 1988 por el Papa Juan Pablo II.

19
Seamos devotos del primer santo asturiano
que entregó su vida en holocausto por salvar las
almas de los paganos chinos. Y ahora su biografía
traducida a múltiples idiomas, continuará su labor
apostólica y fecunda hasta el fin de los tiempos.
Pues el grano de trigo ha muerto cumpliendo su
deber cristiano, el fruto es copiosísimo y la gloria
de la víctima ya no tiene fin. Los caminos de Dios
no son nuestros caminos... Y mientras los hombres
malvados intentan matar a Jesús, están extendiendo
Su Reino. Con Dios todo es provechoso.

Publicado en «LA VOZ DE AVILÉS» 20-Abril-1997

20
2.- BUENA HOMILÍA

Con alguna frecuencia vienen sacerdotes de


otras diócesis y celebran misas en nuestra parro-
quia. Esto ha sucedido el pasado domingo. Era un
clérigo corpulento, con gafas oscuras y rostro ma-
yestático, y bien lacerado por las vejaciones que
sufren los que ponen en práctica la verdad y la pre-
dican. Y este religioso, después de hacer una glo-
sa brillante al Evangelio de San Juan, nos hizo unas
exhortaciones excelentes:

«Viendo la gente que se agolpa en esta iglesia


-nos dijo-, espero que después de recibir la
bendición nadie se afane por salir del templo lo
antes posible. Tengan en cuenta que son necesarios
15 ó 20 minutos para asimilar la Sagrada Forma. Y
este lapso de tiempo es muy conveniente vivirlo
meditando en profundidad sobre el Cristo que
tenemos dentro. Intentar salir todos a un tiempo
como si de un incendio se tratara, es huir de Jesús,
y de nada nos sirve haber comulgado.

Agradeced a Dios las iglesias que tenéis al


lado de vuestros hogares, los sacerdotes siempre
dispuestos a perdonaros los pecados, y la libertad
con que podéis hacerlo. Pensad que hay muchos
millones de católicos en el mundo que tienen que
vivir su fe clandestinamente sin pastores y sin
sacramentos, sedientos por conseguir una
estampita de Jesús y María y muy capaces de
ayunar una semana entera por obtener un rosario.

21
También me permito deciros cómo es posible
que a la hora de comulgar tantos se queden
reposando en los asientos, sabiendo que nada os
cuesta acercaros a los confesonarios, limpiar
vuestras almas del pecado y recibir el Cuerpo y la
Sangre de Cristo, es decir, el alimento sobrenatural
imprescindible para el sostenimiento de vuestra fe.
Un cristiano no puede vivir dudando. Es un
pecado poner en tela de juicio lo que Jesús nos dice
y nos lo ha demostrado con sus obras.

La fe es un don sobrenatural que Dios nos ha


concedido. Pero es necesario orar mucho para no
caer en tentación. Jesús nos lo dice. Y nadie
conseguirá robustecer la fe sin la práctica religiosa,
sin los sacramentos, sin la penitencia, sin una vida
ordenada hacia el querer de Dios, sin evitar los
placeres ilícitos, sin una lucha continua para evitar
las faltas y pecados, sin las buenas obras y mejores
propósitos. Haciéndolo así, amaréis al prójimo y
sentiréis la paz que repetidamente nos anuncia
Jesús.

Hay que ilusionarse con la vida gloriosa que


nos espera. Nadie pone en tela de juicio la muerte
que a todos nos acecha, y no sabemos cuándo. Lo
que sí sabemos es que nuestras faltas o pecados
tenemos que expiarlos en esta o en la otra vida, y
mientras nuestros cuerpos vivan, nos sobran
oportunidades para llegar a esa perfección que
Dios nos exige. Aprovechemos la gran oportunidad
que Jesús nos brinda para eludir el purgatorio. Allí
no tendremos defensa alguna. Sólo los sufragios

22
que nos ofrezcan nuestros deudos pueden minorar
el tiempo y el dolor».

Con esta bendita homilía, he visto cómo todos


los fieles parecían inamovibles en sus asientos.
Silenciosos y muy reflexivos ante tantas verdades.
También he observado que la iglesia se fue
quedando vacía muy lentamente, como si cada uno
que salía quisiera ser el último. Después me enteré
que el buen sacerdote llevaba quince años en las
misiones de China. Bendito sea él y que Dios
perdone a los llamados «progres».

Publicado en «LA VOZ DE AVILÉS» 24-Abril-1997

23
3.- SOLIDARIDAD

Muy pocos ignoran que «solidaridad» es


modo de derecho u obligación in sólidum, es decir,
adhesión a la causa o empresa de otros. Pero esta
palabra tan halagadora se ha convertido en un
tópico impregnado de hipocresía y simulación.
Pues nunca he oído pronunciar tantas veces este
vocablo ni tampoco he observado tanta injusticia
social como hay ahora, después de tanto progreso.

Hace pocos días me encontré con un señor


licenciado en Derecho y ricote. Es un hombre con
una filosofía realista y un gracejo festivo que
resuena al no dar un golpe fuera del clavo: «No
seas tonto -me dijo-, ganan las derechas, ganan las
izquierdas. El que tiene come, y el que no, se queda
sin comer».

Es claro que este señor está en lo cierto. Pero


lo que sí pueden tener por seguro los mandatarios
políticos es que mientras no se haga justicia con
los desheredados, con los menesterosos, con los
indigentes y con los paupérrimos, es decir -y sirva
como un ejemplo-, con esos que viven en los Andes
del Perú, hasta que el hambre y el frío los hacen
mártires de la miseria y el abandono en que los
tienen los gobiernos, mientras todo esto suceda,
habrá guerras y guerrilleros y nadie conseguirá la
paz en el mundo, porque «la justicia y la paz se
besan» (Salmos 85, 11).

24
Y como la inmensa mayoría de los políticos
sólo piensan en ganar las próximas elecciones, her-
moseando las plazas y calles, fomentando las ven-
tas de coches lujosos, aumentando el consumismo,
haciendo las autopistas más modernas, inventan-
do cohetes para nada, bueno sí, para presumir del
progreso y hacerse famosos en el mundo (y conste
que todo el progreso y el lujo me parecen muy bien,
pero mucho antes de lo superfluo está lo impres-
cindible), estas gentes que se mueren de hambre
no pueden prescindir del alimento y de un techo
donde encuentren abrigo para no pasar las noches
ateridos de frío y durmiendo en un zulo de adobes
sin puertas ni ventanas (yo los he visto). Mientras
nosotros vamos echando a la basura alimentos que
nos sobran y cambiando muebles lujosos por otros
fáusticos.

No, no es así como nuestra conciencia lo


demanda y Dios nos lo exige. Y los cristianos no
adelantaremos mucho en ir a la iglesia y golpearnos
el pecho. Y ya que los gobiernos no hacen nada,
nosotros, católicos, no debemos acercarnos a
comulgar mientras no desembolsemos un mínimo
del diez por ciento de nuestros ingresos para esos
hermanos que pueden condenar nuestras almas.
Pues el «justo muerto puede condenar al impío
vivo» (Sabiduría 4, 16).

Y si la generosidad de nuestro admirado di-


rector nos lo permite, reproduciré las palabras del
mayor santo y taumaturgo de los últimos siglos, el
Santo Cura de Ars: «Aquellos que han practicado

25
la limosna no temerán el juicio final. Es muy cierto
que aquellos momentos serán terribles, el profeta
Joel lo llama el día de las venganzas del Señor, día
de espanto y desesperación para el pecador. Mas
¿queréis que aquel día se convierta en día de con-
suelo?. Dad muchas limosnas y podéis estar tran-
quilos. ¿No podemos decir que nuestra salvación
depende de la limosna?. En efecto, Jesucristo al
anunciar el juicio al que nos habrá de someter, ha-
bla únicamente de la limosna y de que dirá a los
buenos: «Venid, benditos de mi Padre, porque
tuve hambre y me disteis de comer, estuve desnu-
do y me vestisteis» (San Mateo 25, 35-36).

Publicado en «LA VOZ DE AVILÉS» 1-Mayo-1997

26
4.- LA MURMURACIÓN

La conversación en perjuicio de un ausente es


lo que se llama murmuración, y si la persona que
escucha es sensata y un poco perspicaz, rápidamen-
te se da cuenta de que el murmurador es el que
realmente merece ser censurado. Pues no pocas
veces se trata de menoscabar a la persona que vale
para mostrar que nosotros valemos más, ignoran-
do que nadie está capacitado para conceptuar el
porqué nuestros semejantes actúan de forma dis-
tinta a la que a nosotros nos halaga.

Entro en este tema después de leer la vida de


San Felipe Neri. Una señora -que luego lo profirió
ella misma- fue a confesar con el Santo. Los pecados
que había cometido estaban implícitos en la
murmuración. El religioso sapientísimo le mandó
algo muy extraño: «Compre usted una gallina en
el mercado. Desplúmela totalmente antes de llegar
a su casa y deje las péndolas diseminadas por el
camino. Después venga a verme para terminar la
confesión.»

La penitente, conociendo el prestigio del


religioso que todos presagiaban como venerable,
cumplió con lo mandado. Y al volver donde el
Santo, el clérigo le dice: «La felicito por su
obediencia. Ahora vuelva usted por el mismo
camino, reúna todas las plumas y me las trae aquí.»
«Pero, Padre, ¿¡qué dice usted!? ¿No ha pensado
que el viento las habrá barrido todas?.»

27
- Sí, hija mía, tiene usted razón. Jamás podrá
recogerlas. Como jamás podrá retirar las palabras
infamantes que ha lanzado al viento contra su
prójimo. Han pasado ya de boca en boca y han
hecho -y seguirán haciendo- un mal incalculable.
Y mucho peor si han alcanzado la calumnia.

Si observamos la vida de los canonizados,


iremos viendo cómo sus trayectorias siempre
convergen en los preceptos de Jesús. Y este
axiomático ejemplo de San Felipe, viene al unísono
con el Evangelio: «Yo os digo que de toda palabra
ociosa que hablaren los hombres habrán de dar
cuentas en el día del juicio. Pues por tus palabras
serás declarado justo o por tus palabras serás
condenado» (San Mateo c12, vv35 a 37).

Visto lo que antecede y teniendo en cuenta lo


que sigue, pienso que merece la pena enmudecer
a todo lo que no sea prudente manifestar. Pues si
rigurosas son las palabras de Jesús antedichas,
también son optimistas y halagadoras las que
siguen: «Si alguno no cae hablando, es un hombre
perfecto, capaz de poner freno a todo su cuerpo»
(Epistola de Santiago c3, v2). «No juzguéis y no
seréis juzgados» (San Mateo c7, v1; San Juan c7, v24;
San Lucas c6, v37; 1ª Corintios c4, v5).

Y al decir «perfecto» nos equipara a su padre


adoptivo, es decir, al glorioso San José. Y al decir
que no seremos juzgados, nos eleva a la categoría
de los mártires. Pues éstos que han entregado sus
vidas por amor al prójimo y a Dios, cuando sus

28
almas abandonen el cadáver, todas las puertas que
se encuentran cerradas para los que viven en
pecado grave, están abiertas de par en par para el
que no murmuró. Como vemos, volar al cielo
directamente depende tan sólo de refrenar bien
nuestra lengua viperina. Y si no crees en lo que dice
Jesús, perdona querido lector, pues yo no inventé
nada.

Publicado en «EL COMERCIO» 3-Mayo-1997 y en «LA VOZ DE


AVILÉS» 25-Julio-1997

29
5.- LA PERFECTA ALEGRÍA

Son muchas las biografías que se han escrito


de San Francisco de Asís. Es bien posible que
existan algunas imprecisiones por parte de los
biógrafos. No lo sé. Pero lo que llevo leído de este
taumaturgo es pasmoso. Sólo se puede concebir a
la luz del Evangelio: «En verdad, en verdad os digo
que el que cree en mí, ése hará también las obras
que yo hago, y las hará mayores que éstas» (San
Juan c14, v12).

Entre los siglos X y XVI, son muchos los


canonizados que han llegado a resucitar a muertos
-como intercesores-. Y bastantes los que conseguían
el dominio absoluto de aves, ratones y fieras. Pero
el único que parece haber superado el número de
milagros que Jesús hizo en tres años de vida
pública, ha sido San Francisco de Asís. Dicho esto;
asombroso parece también el concepto que este
hombre tenía de la perfecta alegría:

El hermano Francisco y el hermano León de-


ciden salir del glorioso Convento en el que se en-
cuentran, como mendigos indigentes, entunicados
con harapos. Iban caminando por la carretera de
Perusa a Asís, abstraídos en sus pensamientos san-
tos. De pronto, más fuerte que la voz de la tempes-
tad que les azotaba, el hermano Francisco le dice
al hermano León:

-¡Hermano León! Aunque un hombre conozca


todos los secretos de la ciencia y llegue, por las

30
vías del progreso, a las entrañas del mar y de la
tierra y hasta el titileo de las estrellas más lejanas,
escribe y advierte claramente que no está en eso la
perfecta alegría. Sorprendido, el hermano León
escucha y sigue caminando. Al poco vuelve a
vocearle el hermano Francisco:

- ¡Hermano León! Aunque el hombre sepa


todas las lenguas, y no sólo las de la tierra, sino
hasta las de los ángeles, y con ellas se eleve a la
más alta cima de la cultura y de la teología, escribe
que no está en eso la perfecta alegría. Nuevo
asombro y silencio meditativo del hermano León.
Y otra vez el hermano Francisco:

- ¡Hermano León! Aunque el hombre llegue a


vencer el dolor y a suprimir toda lágrima por el
arte de la medicina y la psicología, escribe bien cla-
ro que no está en eso la perfecta alegría. Y aunque
el hermano menor de nuestro Convento, metido a
redentor del hombre, haga el milagro de nivelar
todas las diferencias sociales, y todas las gentes del
planeta disfruten, gracias a él. Y aunque consiguie-
ra convertir a la fe y al amor de Cristo a los maho-
metanos y budistas, y a los comunistas y ateos, y
aunque lograra la unidad de todas las iglesias, es-
cribe que no está ahí la perfecta alegría.

No pudiendo resistir más, el hermano León


se para, habla y dice: «Te ruego en nombre del
Señor me expliques ¿dónde está la perfecta alegría?.

31
- Figúrate, hermano León, que al llegar
nosotros a Santa María de la Porciúncula, ya pasada
la media noche, tiritando y mojados como vamos,
les decimos a los hermanos religiosos: «Somos dos
hermanos vuestros que no hemos podido llegar
antes por las inclemencias del tiempo», y sale el
superior reventando de ira y nos increpa al vernos
así, escuálidos y con nuestros hábitos pobrecillos:

- «Lo que vosotros sois es una pareja de va-


gos, que haríais mejor en buscar trabajo decente».
Si nosotros escuchamos esa letanía de improperios
con paz en el rostro y gozo en el corazón, acordán-
donos de Jesucristo bendito, escribe, hermano
León, que ahí está la perfecta alegría. Y si
pobrecitos de nosotros no pudiéramos soportar ya
ni el sueño, ni el hambre, ni el hielo de la noche, y
nos atreviéramos a llamar por segunda vez, y sale
él como en tromba blandiendo un garrote, y nos
toma por la capucha y nos arrastra hasta el medio
de la calle, y allí nos zarandea a placer entre el
agua y la nieve, moliéndonos a palos y dejándo-
nos sin fuerza y sin respiro... Si nosotros soporta-
mos cada palo, cada ofensa, cada humillación e ig-
nominia con una paciencia alegre, acordándonos de
Nuestro Señor Jesucristo crucificado, escribe her-
mano León: ahí, ahí si está la perfecta alegría. Y
ahora, óyeme la conclusión, hermano León: sobre
todos los bienes y gracias, y dones del Espíritu
Santo, que Jesucristo concede a sus amigos, está el
vencerse el hombre a sí mismo.

32
Absurdo puede parecer todo esto al amable
lector. Pero uno de los filósofos más universales,
nos ha dejado escrito: «Véncete a tí mismo y
vencerás al mundo». Y en 1ª Cor. c4, v7, nos
pregunta el apóstol San Pablo: «¿Qué tienes que
no hayas recibido de Dios?. Y si lo has recibido de
Él, ¿por qué te glorías como si fuese tuyo?». Pero
en la cruz de las tribulaciones y aflicciones sí
podemos gloriarnos, porque nos dice el apóstol:
«A mí líbreme Dios gloriarme más que en la cruz
de Nuestro Señor Jesucristo» (Gálatas c6, v14).

Comprendo que algunos pueden considerar a


San Francisco como un verdadero masoquista, pero
no conozco a ningún santo con más poder
intercesor para hacer milagros que lo ha sido él.
Terminaré diciendo que no sé si la perfecta alegría
o felicidad está donde la señala el Santo, pero lo
que sí puede asegurar es que en otra parte nadie
la encontró todavía.

Publicado en «LA VOZ DE AVILÉS» 6-Mayo-1997

33
6.- SÁBANA SANTA

La verdad completa es que Jesús fue envuelto


en una sábana para enterrarle en el sepulcro de José
de Arimatea. Y en la mañana del Domingo de
Resurrección, unas santas mujeres fueron al sepulcro
referido, encontrándolo vacío, con el Santo Sudario
en el suelo (San Juan c20, v7). A partir de esta fecha
comienza la tradición, diciendo que los hombres fieles
a Jesús y crédulos a su divinidad, recogieron el
sudario como la más preciada reliquia, y lo llevaron
a Qumran.

Algún tiempo después, la Sábana Santa fue


trasladada a Asia Menor. Allí estuvo guardada
hasta el año 944, pasando después a
Constantinopla. Descubierta en 1204 por
Godofredo de Chaunnie, la trasladaron a Francia.
Y en 1453, el Santo Sudario pasó a pertenecer a los
Saboya, siendo removida a Turín en 1538. Tras la
segunda guerra mundial, la Sábana Santa fue cedida
al Arzobispado de Turín, y en la famosa catedral
de la ciudad referida viene permaneciendo desde
1649 hasta el día de hoy.

Siempre perseguida por los enemigos de Dios,


se vio afectada por un incendio en el año 1532. Y el
pasado día 12 de abril, otro pavoroso incendio des-
truyó la capilla de la catedral de Turín, donde se guar-
daba la Sábana Santa; milagrosamente el heroísmo de
un bombero -entre los doscientos que llegaron rápi-
damente-, Mario Trematorre, con maza de hierro y
unos cien golpes contundentes, consiguió desgajar los

34
cristales antibalas que la protegían sacando incólu-
me la mayor reliquia que tiene la Iglesia.
Y como algunos científicos ateos nos han
dicho que el sudario no corresponde a la fecha en
que Jesús fue crucificado, los sabios en ciencia que
actuaron con imparcialidad, sometieron a la prueba
del carbono 14 el Santo Sudario y certificaron que
sí pertenece a la época de la muerte y resurrección
de Jesús. Entretanto, la Santa Sede ha convocado
especialistas de todo el mundo para reunirse en
Roma el próximo año y estudiar nuevamente -
desde el punto de vista científico- el Santo Sudario.

La revista que nos orienta sobre el tema antedi-


cho, nos muestra la majestuosidad del rostro que se
encuentra impreso en la Sábana Santa. Pues las más
modernas computadoras han conseguido reconstruir
la impresionante mirada de Jesús. La sublimidad de
sus ojos y la penetración incontenible parece infiltrarse
en el alma del que los mira. También parece poner en
su mirada todo el infinito del cielo. Son tan hermo-
sos, tan insondables y tan misericordiosos, que nos
despiertan el deseo de romper el silencio misterioso
que encierran y conocer su secreto y su voz. Por eso
Él nos ha dicho que «Si tu ojo está limpio, todo tu
cuerpo estará limpio» (San Mateo c6, v22).

No me extraña en absoluto que los santos


deseen vivamente romper la ignorancia que se
guarda en nuestro limitadísimo cerebro, y pasar a
ser como dioses (Génesis c3, v5) para saber lo que
sólo Dios sabe.

35
Publicado en «LA VOZ DE AVILÉS» 9-Mayo-1997 y en «LA VOZ
DE ASTURIAS» 19-Mayo-1997

36
7.- LA COMUNIÓN EN LA MANO

Sólo un número muy exiguo de fieles extiende


las manos para recibir la Eucaristía. No se puede
decir que esta práctica se encuentre actualmente
prohibida por la Iglesia. Pero sí sabemos que Pablo
VI fue muy presionado por miembros del clero en
Alemania, Bélgica, Holanda y Francia, para que
autorizara la recepción del Sacramento en las
manos, que se estaba extendiendo sin ningún
permiso, en una actitud abusiva de indisciplina e
individualismo.

Y en febrero de 1965 crearon el Consilium para


poner en marcha las recomendaciones Litúrgicas
conciliares. Este organismo pidió en carta al
cardenal Alfrink que Holanda conservara el modo
tradicional de distribuir la Sagrada Comunión (12-
10-65)). Pero ante las continuas presiones, la
Sagrada Congregación de Ritos concedió la nueva
práctica a Alemania (6-7-68) y a Bélgica (11-7-68).
El Papa Pablo VI suspendió estas concesiones el
25-7-68, sin embargo, la decisión del Papa no logró
cortar los abusos.

Y viendo las presiones de tantos miles de


sacerdotes, Pablo VI le pareció conveniente realizar
una encuesta mundial entre el Episcopado, a la que
contestaron 2.136 obispos. El resultado fue como
sigue: 1.233 obispos se declararon contrarios a la
comunión en las manos, 567 favorables, 315
pidieron que se estudiara la forma de hacerlo, y 21
votos fueron inválidos. Pero los abusos

37
continuaron lo mismo, haciendo caso omiso al
querer del Papa.

Juan Pablo II es radicalmente contrario a la


comunión en la mano. Por eso nos decía en la Car-
ta «Dominicae Cenae»: «El tocar las Sagradas Es-
pecies, su distribución con las propias manos, es
un privilegio de los ordenados» (24-2-80). Y para
mayor claridad de lo dicho, tres meses después,
ante las cámaras de la televisión francesa, negaba
la Comunión en la mano a la esposa del Primer Mi-
nistro, Giscard D’Estaing. Es cierto que después de
estas fechas se le ha visto dar la Comunión en las
manos.

Pero es necesario conocer las fuertes presio-


nes recibidas, haciéndole saber que resultaría es-
candaloso para muchos fieles prohibir ahora lo que
tan fraudulentamente se autorizó, y mostrarse en
contra de algunas Conferencias Episcopales. Y la
Madre Teresa de Calcuta ha manifestado que el
peor de los males que se da en el mundo es el rito
de comulgar en la mano («The Wanderer», 23-3-89).

Si realmente creemos que Jesucristo está


presente en Cuerpo, Sangre, Alma y Divinidad en
la Eucaristía, también sabemos que igualmente se
encuentra en las partículas que se adhieren a las
manos sudorosas de algunos comulgantes, y no todas
limpias. Tampoco faltan los que se llevan la Eucaristía
a sus hogares, potenciando incalculablemente el
número de profanaciones. Pero que nadie intente
culpar al Santo Padre. Pues lo mismo que Moisés

38
permitió el divorcio «por la dureza del corazón de
los israelitas» (San Mateo c19, v8), igualmente Juan
Pablo II está permitiendo lo que a nadie le es lícito
hacer. Y tristemente hasta las patenas están
desapareciendo de algunas iglesias, siendo dispersas
por el suelo hostias benditas y consagradas.

Publicado en «LA VOZ DE AVILÉS» 10-Mayo-1997

39
8.- TV: ESCUELA MÓRBIDA

Nadie conseguirá combatir los males de una


nación o ciudad sin una solución preventiva. El
alcohólico no existiría si antes le demostraran cómo
se va incubando esa dolencia y el fin que le espera
al que la padece. La prostituta no llegaría a serlo
si desde la infancia le hicieran saber el valor de la
virginidad y el placer de ser madre y esposa con
fidelidad y amor fraternal. El latrocinio y el crimen
terminarían si previamente les mostraran el
porvenir que les espera y la paz que se siente
respetando las leyes naturales y siendo dignamente
acogidos por una sociedad deontológica.

Pues bien: los niños tienen el alma abierta y


receptiva a todos los males o bienes que les pre-
sente la sociedad, y muy especialmente los más cir-
cunstantes, como pueden ser sus progenitores y
amigos. Pero este principio tan necesario de ética
y moral lo estamos viendo completamente
deturpado por los programas perniciosos de la TV:
la pornografía más inmunda circula impunemente
por todos los hogares donde la «niñera electróni-
ca» se encarga de inmovilizar a muchos niños, ado-
lescentes y adultos. También nos exhiben la vio-
lencia, el latrocinio y el crimen con películas que
absorben totalmente el ánimo de los televidentes.

Estas emisoras de notoria indignidad, revis-


tas exhibiendo actos pornográficos y rotativos
antirreligiosos que van goteando con gran diplo-
macia el veneno que nos está llevando al paganis-

40
mo y a la corrupción -y al hedonismo-, tienen como
responsables directos a los gobiernos que los au-
torizan o permiten. También es cierto que descali-
fican a los Medios que las difunden, a los profe-
sionales que las producen y, en última instancia, a
los televidentes que las consumen.

Es cierto que aún nos queda una parcela muy


importante que sin rodeos ni eufemismos vienen
denominando como «televisión basura» a todo lo
que queda expuesto sobre el Ente que más daño
ha hecho y viene haciendo a la sociedad. Y esta abe-
rración que se extiende por todo el país, tiene sus
móviles: la lucha infectada por conseguir audien-
cia, explotando los más bajos instintos, alcanzan-
do notoriedad los protagonistas y acumulando ri-
quezas para mayor pomposidad y degradación
moral.

Y después de esta labor inmunda y solapada,


los mandatarios políticos que la permiten, se
desgañitan buscando el remedio que impida la
droga, el latrocinio y el crimen, cuando en verdad,
ellos mismos lo han inyectado todo a la juventud
y a la sociedad más noble e ingenua por no
prevenir lo que ahora resulta irremediable.

¿Por qué no fomentan la religión y erradican


la inmoralidad? ¿Por qué no proyectan películas
ejemplares? ¿Por qué sólo el permiten hablar cinco
minutos al buen periodista y sacerdote Santiago
Martín, sabiendo que su testimonio a las 10’20
horas de la mañana los domingos en la 2ª cadena

41
de TV tiene una audiencia masiva que se conmueve
ante sus glosas evangélicas? ¿Por qué no entienden
que si Dios no existiera habría que inventarlo y
hacernos creer en Él para evitar tantos males? ¿No
están viendo que cuando España era la nación más
católica del mundo sólo estaban encarcelados tres
mil reclusos, y ahora ya sobrepasamos los
cincuenta mil? ¡Oh! hombres tardos de corazón.
Que Dios os perdone la escuela mórbida que nos
estáis dando.

Publicado en «LA NUEVA ESPAÑA» 10-Mayo-1997

42
9.- SAN ISIDRO LABRADOR

Nuestro querido abuelo siempre nos hablaba


de San Isidro Labrador. Cuando llegaba su festivi-
dad -15 de mayo-, nos iba detallando todos sus
milagros, y los iba descifrando con la misma afir-
mación que pudieran hacerlo los testigos oculares
de tan grandes prodigios. El humilde labriego -Isi-
dro- vino al mundo en la Villa Corte de Madrid.
Era un fiel criado de Ivan Vargas, terrateniente y
caballero de aquellos lejanos siglos anteriores al
año 1000 de nuestra Era.

Aún perdura la casa de Vargas llena de viejos


escudos en la piedra. Sabemos que el amo de San
Isidro le regañaba porque no iba a labrar sus cam-
pos hasta muy tarde. Pues San Isidro frecuentaba
las misas matinales de varias iglesias antes de lle-
gar a las heredades de Vargas, y San Isidro le pro-
metió que si algo faltaba cogiera su amo frutos y
trigo de sus propios campos de Isidro. Pasmado
estaba Vargas de la humildad del criado. Era aquel
tiempo en que la calle Mayor de Madrid era cam-
po labradío de Vargas.

También recordamos que Isidro estaba casado


con una santa, María de la Cabeza, y tenían un hijo
único. Cuando una tarde regresaba Isidro de su
trabajo en el campo acudió su mujer llorando, muy
afligida, porque el niño había caído a un pozo,
ahogándose. El santo matrimonio se puso a orar en
el brocal con gran devoción, y al instante subió el

43
agua hasta el borde, y en ella venía sentado el hijo
vivo, sano y alegre.

Otro día fue Ivan Vargas a espiar a San Isidro


a los campos para ver si llegaba tarde y, ocultán-
dose, vio que él no estaba, pero sí los bueyes, con-
ducidos por dos mozos de refulgente vestidura,
que tomó por ángeles y que hacían el trabajo de su
criado. Cuando éste llegó, dos pares de bueyes
blancos, además de los suyos, hacían la labranza
que los ángeles casi habían terminado. Viendo ésto
Ivan Vargas, pensativo y asombrado, nunca más le
volvió a regañar a su labrador.

También sucedió en otra ocasión que, volviendo


Isidro de su trabajo, encontró llorando a la familia
de sus amos porque había muerto repentinamente
su hija. Pasó Isidro con sus padres a la habitación
de la muchacha, se puso a rezar; juntó su cara con
la suya y al punto se levantó ésta resucitada y llena
de vida. Otro día Ivan Vargas le pidió a su criado
que le acompañase a ver sus heredades y, como era
de verano, le acometió una sed muy fuerte. Isidro
hirió con su cayado una piedra -como Moisés- y al
punto salió agua pura con que saciar Vargas su sed.

Dice la tradición que esta es la fuente que hoy


corre en la ermita de San Isidro, y donde cogen agua
en sus cántaros algunos madrileños cuando llega
la festividad del 15 de mayo. San Isidro fue sepul-
tado en el cementerio de San Andrés. A los 40 años
de su muerte estaba tan olvidado en su sepultura
que pasaba el agua por encima de su tumba, pero

44
él se apareció a una señora para decirle que fuese
a los clérigos ordenándoles que trasladasen su
cuerpo al interior de la Iglesia de San Andrés.

La creyeron y fueron al cementerio. Descubier-


ta la sepultura, apareció ante sus asombrados ojos
que el cuerpo del Patrón de Madrid se hallaba in-
tacto, incorrupto y la mortaja entera, oliendo su
cuerpo a perfume selecto y desconocido. Fue tras-
ladado a la iglesia y todas las campanas de Ma-
drid se pusieron a tocar solas sin mano de hombre
o cualquier otro artificio.

Publicado en «LA VOZ DE AVILÉS» 14-Mayo-1997

45
10.- EL GITANO SANTO

Si es verdad que no hay mal que por bien no


venga, también es cierto que todo suceso es digno
de alabanza a Dios. Creer esto es la única forma de
vivir pacíficamente sin enconamiento hacia el
prójimo. Si el mal que recibe un católico de su
adversario no lo acepta como algo que Dios permite
para su santificación, el odio a sus enemigos es
imparable y, consecuentemente, la gracia que nos
acompañaba se convierte en abominación.

Entro en este tema después de leer las crónicas


que vienen de Roma con motivo de las beatificaciones
del gitano -Ceferino Giménez Malla-, y también del
obispo de Barbastro, monseñor Florentino Asensio.
Dos mártires más que nos ha dado la Guerra Civil,
y que han sido glorificados por la Iglesia, sumando
ya los 219 beatos españoles que entregaron sus
vidas en holocausto por amor a Jesús y al prójimo.
La persecución contra la Iglesia católica en España
en los años de la República y la Guerra Civil
provocó la muerte de siete mil religiosos y religiosas.

La beatificación de Ceferino -el gitano-, se


produjo por odio a la fe, y no por motivos raciales,
como ha sucedido con los trescientos mil gitanos
que perdieron la vida a consecuencia de la política
genocida de Hitler. Más de tres mil cíngaros de
Europa y Asia estuvieron presentes en la Plaza de
San Pedro de Roma, absorbidos por una ceremonia
sin precedentes, el pasado 4 de mayo. Y entre los

46
quinientos mil bohemios que tenemos en España,
sólo mil pudieron desplazarse a Roma.

El Santo Padre recordó uno de los últimos epi-


sodios del obispo mártir, cuando se encontraba ya
detenido y a la espera de su ejecución. «Ante la
pregunta de uno de sus verdugos -profirió el Papa-
sobre si conocía el destino que le esperaba, con-
testó con serenidad y firmeza: “Voy al paraíso”.
Proclamaba así su inquebrantable fe en Cristo, ven-
cedor de la muerte y dador de vida eterna».

Alguien puede creer que el martirio surge im-


provisado por la fatalidad. Pienso que no es así.
El martirio viene como un premio extraordinario
que Dios concede al hombre que ha conformado su
vida con los preceptos de Jesús, es decir, que vo-
luntariamente decide parificar su existencia con la
misma vida que padeció el Señor y, consecuente-
mente, redimir las almas que puede y glorificar la
suya, lo mismo que Cristo ha hecho.

Pues los verdugos son almas que han vivido


siempre en pecado mortal, y el crimen cometido es
algo así como la coronación punitiva que se fue gran-
jeando un espíritu maligno, supuestamente condena-
do por Dios. Por eso, mientras los mártires son dig-
nos de alabanza y júbilo, los verdugos tienen que ofre-
cernos compasión y tristeza, la misma que Jesús sin-
tió por los hombres que le crucificaron. Pensando así,
terminarán las revanchas y tendremos paz.

Publicado en «LA VOZ DE AVILÉS» 15-Mayo-1997

47
11.- VIAJES DEL PAPA

Cuando San Antonio María Claret estaba con-


sumiendo su vida en la isla de Cuba, pastoreando
más fieles de los que podía, dispensando
opúsculos, octavillas y folletos con publicación
evangélica y religiosa (dicen sus biógrafos que
puesta una hoja sobre otra alcanzarían la luna), los
detractores de la Religión le hacían críticas
infamantes por el dinero malversado.

Ahora también hemos leído en algún rotati-


vo, cómo Juan Pablo II viene dilapidando el dine-
ro de los fieles en viajes multimillonarios y estéri-
les. Y esta forma de critiquizar una labor tan su-
mamente ejemplar y piadosa, nos parece que tiene
tres motivos: la maledicencia sádica de algunos in-
telectuales, el deseo de hacerse crecer los enanos
desdeñando a una figura de talla universal, y los
más por ignorancia.

Pues si Jesús les dijo a sus discípulos: «Id por


todo el mundo y predicad el Evangelio a toda
criatura» (Mc 16, 15), es claro que Juan Pablo II está
cumpliendo lo que el mismo Dios le exige al
sucesor de Pedro y a tantos otros.

Es necesario reflexionar un poco para com-


prender el bien que está haciendo este Papa en todo
el mundo, con menosprecio de su precaria salud y
la entrega total de su propia vida, en defensa de la
salvaguardia de sus hermanos, en busca de la li-
bertad, de la justicia y de la paz. Y lo que para no-

48
sotros es más importante: la salvación de millones
de almas.

Ignoramos el desembolso que hará la Santa


Sede para costear los viajes del Sumo Pontífice,
pero exagerando hasta alcanzar la cifra de
quinientos millones por cada peregrinación al
extranjero, y fraccionando esa cantidad entre los mil
millones de católicos, el cociente que resulta de la
división es de cincuenta céntimos por persona.
¿Merece la pena pagar dos reales cada cristiano
para acalmar la furia colérica de las guerras
fratricidas y obtener tantos bienes como aporta en
sus viajes apostólicos?.

Publicado en «EL COMERCIO» 16-Mayo-1997

49
12.- VICTORIA DE LA VIRGEN

El joven José Manuel Martínez inició su vida


como contrabandista, revolucionario y anticlerical,
en México. Su buena madre era ferviente cristiana
y diariamente elevaba súplicas a Dios por la
conversión de su hijo. Pero esta situación tan
importuna, se vio muy recargada al descubrir el
proyecto que tenía para incendiar la catedral. Su
progenitora, derramando lágrimas, se postraba a
los pies de la Virgen de Guadalupe implorándole
la catolización de su perdido hijo, mientras le
decía: «Madre, no me importa que después de darte
a conocer ante sus ojos, me lo lleves a la prisión el
resto de su vida».

Dos años después, José Manuel Martínez in-


gresaba en un seminario y terminó siendo jesuita.
Y cuando el alzamiento de los cristeros en México,
el buen religioso pasó muchos años como prisio-
nero en el terrible penal de las Islas Marías. Poco
antes de morir nos cuenta sus experiencias con más
de trescientos reclusos/as, entre los cuales había
121 mujeres encarceladas. Y es de tener en cuenta
que ni un solo presidiario había en las Islas Marías
que no pesaran sobre él más de siete crímenes per-
petrados.

El buen jesuita celebraba misa todos los días


y dialogaba con los hombres y mujeres aislados.
Pero una presa -Victoria- era el mismo Lucifer en
persona, el terror de los terroristas. Pues no pocos
de sus colegas llevaban en la piel las cicatrices o

50
heridas de los golpes que les daba con piedras y
ladrillos. Victoria era el tormento más grande de
la prisión, y el cilicio continuo del jesuita.

Y como el religioso ya no podía soportar más


el peligro que le acechaba con Victoria y las
impertinencias que le propinaba cada día, le ofrecía
las misas al Señor diciendo: «Llévatela. No
podemos aguantarla más. Ya son muchos los
descalabrados por Victoria. A ver si tu puedes
aguantarla allá, Señor».

Un día, la perversa Victoria se acercó al


sacerdote que rezaba el rosario en la terraza para
decirle que tenía un uñero, el padre le rogó que
subiera a la enfermería donde el enfermero le
pondría remedio. Allí, en una lucha cuerpo a
cuerpo con el practicante, Victoria fue arrojada por
el balcón y quedó semiaplastada en la azotea
donde el clérigo se encontraba. Al verla el padre
en un charco de sangre y con los ojos cerrados, se
postró de rodillas y dijo:

«¡Óyeme, Señor!, así no quedamos. Yo te había


pedido que la llevaras en paz contigo». Y sigue
diciendo el buen sacerdote: «Madrecita linda,
nunca te he pedido con más amor que ahora. Ábrele
los ojos y pídele que me conteste». Victoria abrió
los ojos y el padre le dice: «¿Recuerdas cuando me
dijiste que siendo niña habías hecho la primera
comunión y confesado bien?. También me has dicho
que cantabas muy bien el «no me dejes Madre mía».
Pronuncia esas palabras ahora. Estás muriéndote.»

51
Victoria menudeaba el «no me dejes Madre
mía». El jesuita aprovechó la congruente oportu-
nidad para preguntarle: «¿Estás arrepentida de to-
dos los males y crímenes que has cometido? ¿Quie-
res confesarte?». Y entre murmullos casi impercep-
tibles y derramando lágrimas el padre y la vícti-
ma, terminó pidiendo perdón a Dios, mientras se-
guía diciendo: «No me dejes Madre mía». Así reci-
bió la absolución del jesuita. Seguidamente entró
en estado de coma y falleció aquella noche en el
hospital. Victoria de la Virgen.

Publicado en «LA VOZ DE AVILÉS» 17-Mayo-1997

52
13.- EL VICARIO DE CRISTO

Pienso que los ciudadanos de a pie -y algunos


que cabalgan- ya estamos cansados de tanta política
y de tanto politicastro. Es muy difícil encontrar un
columnista que se desvíe por un sólo día de hacer
críticas o juicios sobre los hombres públicos que
no piensen como él. Alguna vez he pensado que si
algún político hiciera la labor que viene realizando
el vicario de Cristo en la Tierra, amén de haberle
dado ya el Nobel de la Paz, todos los rotativos del
mundo invadirían sus páginas para hablarnos del
fenómeno Vojtyla.

Contrariamente, la mayoría de los medios de


comunicación vienen silenciando las mayores
proezas y logros que Juan Pablo II ha conseguido
en beneficio de toda la Humanidad. ¿Quién ignora
el valor prodigioso que nos ha demostrado en los
momentos más cruciales de su Pontificado? ¿Quién
desconoce la entramada trama que había sido
preparada en Sarajevo para terminar con su vida?
¿Quién no sabe el valor derrochado por el Pontífice
para entrar en el Líbano? ¿Quién no comprende
que sólo un hombre como él en el mundo puede
reunir medio millón de personas en Beirut, un
millón en Madrid, más de un millón en Fátima y
cuatro en Manila?.

Juan Pablo II está siendo martirizado día a día


desde la más tierna infancia. Él conoce muy bien
la justicia que apoya a la injusticia. Ha sufrido la
pérdida de todos sus seres más queridos. Soportó

53
la violencia en su propia carne hace 16 años,
cuando Alí Agca consiguió ametrallarle en la Plaza
de San Pedro. Conoce muy bien los trabajos
forzados en una cantera, la insidia de los hombres
ingratos, las críticas despiadadas que le hacen los
detractores de la religión y de Cristo, las divisiones
de los cristianos, los prelados y sacerdotes que se
oponen al verdadero Magisterio de la Iglesia y a
los mismos preceptos de Jesús.

Todo en suma, lo viene soportando un hom-


bre anciano y visiblemente agotado, acostándose a
las doce de la noche y levantándose a las cinco de
la madrugada para meditar junto a Cristo Sacra-
mentado en el Sagrario, para rezar los quince mis-
terios del Santo Rosario, para celebrar misa dos
horas después y hacer penitencia con ayunos y dis-
ciplinas. Por eso no le importan las amenazas de
muerte. Él sabe que tiene a Cristo y a Santa María
de su parte. Y es un convencido del Paraíso que le
espera después de un vía crucis que sólo culmina-
rá el día de su muerte gloriosa.

Es verdad que el mutismo de tantos intelec-


tuales que conocen mejor que nosotros todo esto,
no ha sido óbice para que las mayores multitudes
de toda la historia de la Iglesia lo circunden en sus
viajes apostólicos. Tampoco ha sido obstáculo para
que nuestra querida Iglesia cuente hoy con cien
millones más de fieles.

Y todo esto lo viene consiguiendo con pala-


bras muy exigentes que intentan triturar a la de-

54
magogia política, al hedonismo, al divorcio; enfu-
recidas contra el aborto, desterrando la eutanasia,
fomentando la ética y la moral, condenando a las
dictaduras y mucho más a las guerras, y buscando
la paz en Cristo.

Él sabe que el hombre está harto de los


embustes y sediento de la verdad, pero no se atreve
a defenderla porque tiene miedo a vivirla. Por eso
nos ha dicho: «No tengáis miedo a Cristo. Abridle
las puertas de par en par». Y es de ahí, de la Vid,
de Cristo, donde él absorbe la savia para llevarla a
los cinco continentes. Pero, infelizmente, hasta que
no se muera, no sabremos muy bien quién es este
santo gigante que tantos lo desprecian ahora.

Publicado en «LA VOZ DE AVILÉS» 20-Mayo-1997

55
14.- AYER MODELO, HOY MONJA

Cuando el jefe del partido comunista francés


se enteró de que su hijo André Frossard -también
comunista y ateo- se había convertido al
catolicismo en un santiamén, no dudó de que se
trataba de un enajenado mental, y al presentarlo a
un psiquiatra de gran popularidad y prestigio, el
facultativo le dijo: «No tiene nada, es el ‘mal’ de la
gracia de Dios». A partir de aquella fecha André
Frossard comenzó a publicar libros de ascética y
mística, siendo traducidos a varios idiomas, y
culminó su vida siendo el mejor amigo de Juan
Pablo II.

Algo parigual le ha ocurrido a la señorita


Antonella Moccia, al cambiar el lujo de los diseños
de alta costura por la austeridad de un hábito de
monja. Conmovida por el altruismo de las Hermanas
de la Caridad de la madre Teresa de Calcuta, la
modelo italiana asegura: «No reniego de nada de
mi pasado, pero he encontrado algo más hermoso
sirviendo a Jesucristo». Así lo ha confirmado con
elegancia y distinción la bella y acaudalada
prototipo, mientras asistía al Congreso Católico
Europeo de Vocaciones, celebrado en el Vaticano
hace unos días.

Sí, Antonella, después de recibir la Comunión


de manos de Juan Pablo II, le mostraron cómo su
esbelta imagen de modelo aparecía en una gran
pantalla. Y esta ha sido la primera vez que se ha
proyectado en el Vaticano un video de una modelo

56
desfilando. El motivo parece claro: pues han dado
un testimonio casi inaudito ante la multitud de
periodistas y religiosos/as, viendo la figura
majestuosa de una joven -30 años- mundana, junto
a la sencillez que le infunde el humilde hábito de
las Hermanas de la Caridad.

Como Jesús nos dice que por las obras los


conoceréis, y como Teresa de Calcuta ha sido
siempre un rayo de luz para todos los que siguen
su ejemplo y sus obras, Antonella ha descubierto
su verdadera vocación con las monjas de la madre
Teresa, consagrando su vida al servicio de los más
pobres. Por eso nos sigue diciendo: «El amor que
sentimos por Dios se puede medir también lavando
la ropa más sucia de un pobre desconocido. Esta
es mi fe».

Y cuando uno de los congresistas le dijo que


el cambio que había experimentado en su vida era
una gran exclusiva, Antonella le respondió: «La
verdadera exclusiva no la he protagonizado yo,
sino Dios, que a través de mi insignificante persona
ha manifestado la grandeza de la vocación
religiosa». Pero es de tener en cuenta que esta
vocación religiosa no ha sido un fervor pasajero.
Es algo que se viene reafirmando desde hace unos
cuatro años.

Antonella ha venido compaginando su trabajo


en desfiles para Trussardi, Laura Biaggiotti,
Fontana, Mila Schön, etcétera, mientras con su labor
matinal ayudaba a los pobres de la madre Teresa

57
en albergues y asilos. Y al final del citado Congreso
pidió disculpas por el protagonismo que se había
dado a su humilde persona, mientras decía: «Al
mismo tiempo demos también gracias porque así
hemos traspasado los muros del Vaticano para
decirle al mundo que Dios existe y nos llama».

Publicado en «LA VOZ DE AVILÉS» 22-Mayo-1997

58
15.- ALMUNIA Y LA MORAL

Aunque siempre me desvío de la política para


evitar controversias, cuando los dicterios o accio-
nes de los repúblicos nos afectan en todas las di-
recciones, me parece una falta de ánimo y valor
cualquier murmuración que no sea pública y con-
tundente. Entro en este tema después de oír las
declaraciones del portavoz del PSOE, don Joaquín
Almunia: «El PP -nos dice- está gobernando en con-
tra de la mayoría de los españoles, optando por la
moral y las buenas costumbres».

Pienso que si la oposición no encuentra argu-


mentos lícitos para oponerse, mejor sería que co-
laboraran con los datos positivos que tenemos: la
inflación ha sido domeñada, la deuda pública y los
tipos de interés han bajado a cotas inimaginables,
aproximándonos más cada día a los parámetros
exigidos por el Tratado de Maastricht; las pensio-
nes se han revalorizado conforme al IPC, estando,
además, garantizadas hasta más allá del año 2000.

El paro desciende mes a mes. En la Unión


Europea los etarras ya no pueden solicitar asilo
político y serán detenidos; la reducción de las listas
interminables en los hospitales públicos han
mejorado; ha sido aprobada la ARA, garantizando
el bienestar para el campo español.

La PAC que favorece mucho la salida de frutas


y hortalizas a nuestros agricultores, la nueva cuota
pesquera mucho más ventajosa, la liberación del

59
suelo urbano y de las telecomunicaciones, la
bajada de los transportes interurbanos, la reforma
laboral en beneficio del trabajador, la eléctrica.

También la corrupción ha desaparecido hasta


el día de hoy. Con todo lo dicho y lo bueno que no
se puede resumir en un folio, sigo pensando que
tenemos una derecha liberal que sólo se puede
considerar conservadora de sardinas. Pero es justo
reconocer que el desgobierno inmoral antecedente
ha mejorado un poco con el relevo de Aznar.

Desviada del punto que me incita, me faltaba


decirle al señor Almunia que la mayoría de los
españoles aceptan y desean la moral y las buenas
costumbres, porque la moral no se deja caer bajo
el materialismo egocéntrico, y lleva consigo la
apreciación y el entendimiento de la conciencia.

Y si bien es verdad que puede no estar de


acuerdo con el ordenamiento jurídico, también es
cierto que se mantiene unívoca con el bien general
y la abnegación hacia su prójimo. Y si queremos
que España prospere y todas las familias aprendan
a vivir unidas en el amor fraterno, no podemos
desdeñar la moral y las buenas costumbres; es
necesario fomentar lo que usted detesta, señor
Almunia.

Alegre ese rostro triste que nos viene presen-


tando después de que la mayoría de los españoles
-más listos que usted- le derrotaron en las urnas. Y
si España ha mejorado algo y es usted un poco pa-

60
triota, colabore con el nuevo Gobierno y verá que
pronto se llena de júbilo al darle acceso a la moral
que ahora detesta. ¿No comprende que la inmora-
lidad es fruto de Satanás y la moral buena es se-
mejante al caritativo querer de ese Dios que triste-
mente usted no conoce y le ofende cada vez que
nos habla? ¡Qué pena! ¡Qué pena! ¡Cuánto talento
y qué poco valor positivo tiene usted!.

Publicado en «LA VOZ DE AVILÉS» 23-Mayo-1997

61
16.- UN LORO LE SALVA LA VIDA

Un misionero español -Enrique Sandoval


González- se encontraba en las islas Filipinas, y uno
de sus parroquianos le obsequió con un loro. El
buen religioso lo fue aleccionando hasta conseguir
que el papagayo repitiera algunas frases piadosas;
siendo las más frecuentes «Ave María Purísima» y
«no te precipites». Vocablos que el religioso
profería habitualmente en su soledad cuando la
misión le resultaba importuna.

Un día -al levantarse de madrugada como


siempre- se disponía a darle los granos al lorito,
pero la puerta de la jaula estaba abierta y el alcahaz
vacío. Transcurrido algún tiempo, se presenta un
joven indígena con el loro en la mano. - ¿Cómo lo
encontraste? -le pregunta el misionero-. - Padre, ¡no
lo va a creer!: No tengo familia, me sentía muy sólo.
Pensé que el loro me haría compañía y se lo robé.

- Bien hijo mío, ven a confesarte y quedarás


en paz. - Sí, padre, pero antes quiero contarle la
historia: Tengo muchos problemas y he llegado a
la desesperación. Ayer decidí ahorcarme en un
árbol del bosque, y queriendo salvar la vida del
guaro lo llevé conmigo para darle soltura.

Cuando preparaba la cuerda y trepaba al ar-


bolete oí una voz que me decía: «No te precipites».
Me dio tal susto que me sobresalté; miré a mi alre-
dedor y no vi nada. Me puse la soga al cuello para
desplomarme y terminar con mi vida, y en ese mo-

62
mento siento otra voz ronca que me dice: «Ave
María Purísima». Era el loro, padre, que rezaba por
mí. Comprendí que la Virgen estaba conmigo y
aquí me tiene con el loro y muy arrepentido. Aho-
ra confiéseme.

Esto me recuerda cuando a San Francisco de


Asís le ofrecían audiencia reyes y jefes de Estado,
cuando centenares de miles de personas lo contorneaban
para verle y oír sus palabras, y aturdidos algunos
personajes viendo el éxito que tenía un hombre
físicamente diminuto y vestido siempre con
harapos, le preguntaban:

- ¿Cómo es posible que hombres tan valiosos


e importantes se relacionen contigo, y tantos miles
de personas te admiren?. - Todo es obra de Dios,
respondía. Y si el Señor hubiese encontrado otro
instrumento más despreciable, a mí me hubiera
dejado siendo lo ruin y miserable que soy.

Y ahora estamos viendo que la Virgen se ha


servido de un loro para salvar la vida de un peca-
dor infeliz y llevarle al sendero de la salvación. Si
nos fijáramos bien en estos ejemplos que Dios nos
presenta, la soberbia y la altanería de los hombres
andaría por los suelos, y todos seríamos humildes,
porque la humildad está implícita en el conocimien-
to de nuestras miserias y en el entendimiento de la
VERDAD.

Publicado en «EL COMERCIO» 25-Mayo-1997 y en «LA VOZ DE


AVILÉS» 1-Agosto-1997

63
17.- LOS GOCES DE LA FAMILIA

Una psicóloga recatada y con buena filosofía


moral, comentando con ella los problemas actua-
les de la ética y las cuestiones que se avecinan (se
refería a la política antireligiosa y a la televisión
basura), me aseguraba que las familias vienen sien-
do forzadas a desaparecer, viendo la mentalidad
que prospera en España al ir perdiendo la sensibi-
lidad amorosa y fraterna entre padres e hijos, y a
continuación me citó dos ejemplos:

Después de convenir el día y la hora en que


podría recibir a una joven en su consulta, compa-
reció la chica para decirle: «Vengo a consultarle
porque soy una chica muy tímida; todas mis ami-
gas disfrutan de la vida moderna sin temor ni pre-
juicios. Esto es, las que no tienen novio -como yo-
, tienen amigos que responden a las llamadas tele-
fónicas y en seguida vienen a pasar las noches con
ellas en los pisos que tienen independientes de sus
padres. Pero yo no consigo vencer este complejo
vergonzoso y me ridiculizan al saber que tengo die-
ciséis años y aún preservo la virginidad sin dis-
frutar de nada, ¿cree que usted podría solucionar-
me este problema?».

La respuesta que le ha dado la psicóloga no


lo sé. Tampoco conozco a la chica referida. Pero lo
que sí me ha dicho es que la joven «tímida» no ha
dejado más de consultarla, lleva 22 meses
colaborando con la Iglesia; y saliendo con buenas
amigas se siente realizada y muy feliz, abstraída

64
de los placeres mundanos, mientras las colegas de
antaño ya no pueden prescindir de la droga ni
ahuyentar la congoja amarga.

Otro ejemplo me expone la psicóloga referida:


un joven cabizbajo y angustiado, con buen porte,
entra en su consultorio y le dice: «Soy ‘mozo de
llaves’ y estoy sufriendo depresiones». Y ¿qué es
eso de ‘mozo de llaves’? -le pregunta la facultativa.
«Nosotros -le dice el paciente- tenemos un piso
alquilado que nos sirve de prostíbulo a mí y a siete
colegas más. Allí recibimos a chicas y también a
homosexuales, les cobramos diez mil pesetas por
cada cita. Pero cada día me siento más deprimido
y he pensado en suicidarme. No puedo soportar
esta vida. Por otra parte pienso que puede haber
Dios y entrar en algo peor de lo que ahora me
ocurre».

La psicóloga aprovechó esa partícula de fe


que aún le quedaba, y después de numerosas
consultas, consiguió que leyera el libro titulado
«Para salvarte». El cambio del joven ha sido
pasmoso. Entregó las llaves a sus colegas, hizo
ejercicios espirituales, está terminando la carrera
de Derecho, y en los ratos de ocio visita a los
reclusos y también a los enfermos. Entre estos
últimos se encuentran dos colegas de antaño
internados en una residencia, con la triste dolencia
del Sida.

Pienso, querido lector, que si nos falta el


amparo de Dios y de los hombres preeminentes que

65
lo siguen, igualmente todos pereceremos, y las
familias terminarán desapareciendo. Y como bien
decía Giuseppe Mazzini: «Los únicos goces puros
y sin mezcla de tristeza que le han sido dados sobre
la tierra al hombre, son los goces de la familia».

Publicado en «LA VOZ DE AVILÉS» 27-Mayo-1997

66
18.- UN BUEN EJEMPLO

Al concluir unos ejercicios espirituales, el


buen sacerdote nos hizo la sugerencia habitual: «Si
alguien tiene un testimonio cristiano de su
experiencia religiosa, a todos nos hará mucho
bien». Después de un momento de silencio, un
hombre recio con semblante piadoso y buen juicio,
vecino de León, se levantó para encararse con los
52 ejercitantes, y dijo:

«Hace treinta y tres años que vengo amparan-


do a una familia numerosa por el grado de paren-
tesco que nos une, y cuando la señora se encontra-
ba encinta del cuarto hijo, el esposo, desalentado
por la suma pobreza en que vivían, me dijo que
habían resuelto abortar el nascituro, conseguí per-
suadirlo para evitar la crueldad, y así comenzaron
mis ayudas económicas y nacieron tres hijos más,
llegando a pagarles la vivienda donde actualmen-
te habitan y un sinnúmero de donativos en metáli-
co y utensilios.

Y como actualmente dicen tener problemas


económicos, les envié un cheque con suma impor-
tancia.

Como respuesta recibí una carta que bien


pudiera haberla escrito el superior de los fariseos.
El demonio entró en mi cabeza persuadiéndome
para desahogarme, remitiéndoles unos folios con
todo lo dicho y lo que dejo en omisión. Pero la

67
conciencia religiosa me invitaba constantemente a
darlo todo por bueno y silenciar la respuesta.

Debatiéndose el bien contra el mal en mi


cabeza, pasé la noche entera en vela sin conseguir
reposar la siesta. A las seis de la tarde compré una
caja de somníferos para evitar la noche que me
esperaba, y con los Somnovit en el bolsillo entré en
una iglesia. Y después de hacer una confesión
general detallando también esta historia, el buen
sacerdote me dijo: "Responda usted a esa carta
diciendo: ‘Todo bien. Perdonadme si no he sido lo
suficientemente generoso. Que Dios nos bendiga a
todos. Este servidor os ama’".

Después de todo esto, me sentí tan relajado y


pletórico espiritualmente, que le entregué la caja
de somníferos al sacerdote como testimonio del
bien que me hizo. Me acosté a las diez de la noche
y dormí hasta las ocho de la mañana de un tirón,
comprendiendo mejor lo que Jesús nos dice: Si te
pegan de un lado, ponle la otra mejilla. Terminaré
diciendo que las clínicas psiquiátricas terminarían
cerrando si todos hiciésemos lo que Jesús nos
manda.»

Publicado en «LA VOZ DE AVILÉS» 29-Mayo-1997

68
19.- DIÁLOGO CON UN SACERDOTE

Cuando llegué a la calle Llano Ponte para


atrapar el ALSA que hace el recorrido Avilés-Gijón,
había un grupito de gentes en la acera con la misma
intención, y como aún faltaban veinte minutos para
llegar, desenvainé el rosario que llevaba en la
funda para ahuyentar ideas perturbadoras,
consumir el tiempo con más rapidez y, ¡lo que más
me interesa!, hacer contacto con Dios y con María.

Y cuando lo iba desgranando pendiente de las


manos que llevaba cruzadas a la espalda, mientras
deambulaba por la acera, un señor con atuendo
moderno y casi colgajo, barba luenga y mirada
perspicaz, me da cara y me dice: «¿Es usted
sacerdote?» No. «¿Y por qué reza el rosario?» Lo
rezo porque creo en Dios, venero a su Madre, y
elevándoles mis súplicas confío en que me juzguen
benignamente, pues tengo que morir.

«Yo soy sacerdote» -me dijo el viandante-.


Pues no lo parece. «¿Quiere ver mi
documentación?». No. Yo no soy policía para
examinar su identidad.- El clérigo, un poco
sorprendido, se fue distanciando de mi. Terminé
de rezar el rosario mientras el sacerdote tertuliaba
silenciosamente con los viajeros que me atisbaban
pensativos.

Entretanto, se acerca el autobús con


numerosos asientos vacantes, pero el religioso se
sienta a mi lado, y en seguida me dice: «¿Usted no

69
ve que han cambiado los tiempos y no se puede
rezar el rosario en la calle?». No ha cambiado nada.
El Evangelio sigue siendo el mismo. Y mientras
Jesús no lo renueve yo lo seguiré. «¿No sabe que
la Biblia es del demonio?». El demonio lo lleva
usted en la cabeza -le dije.

- «Lea usted el Eclesiástico, 21:2». ¿Qué dice?.


«El que me haga daño lo morderé. Ese es el diablo».
Perdone, padre, pero no dice así. «¿Y qué dice?».
Como de serpiente, huye del pecado, porque si te
acercas te morderá. Eso dice, padre; infórmese
mejor, y esfuércese un poco en andar vestido
conforme al Código de Derecho Canónico y al
Nuevo Catecismo, es decir, con traje talar o
clérgyman. Dignifique la profesión que Dios le ha
confiado.

- «Yo no obedezco al Papa. Él es un siervo


más. Yo obedezco a Dios». Si usted no obedece al
Vicario de Dios, a Cristo está desobedeciendo y a
Dios también. «¿Cómo se llama?». Antonio Colao.
«Ya le conozco por sus escritos en los periódicos.
Es usted un místico». No llego a tanto, padre, soy
un cristiano conservador y mediocre.

- «¿No comprende que en estos tiempos no se


puede andar por la calle vestido de sacerdote ni
rezando rosarios? ¿No entiende que es un
peligro?». Lo ciertamente peligroso es negar a
Cristo delante de los hombres, porque Él nos
negará delante de su Padre Dios (San Mateo c10,
v33). Eso es lo peligroso, padre, ¿no comprende

70
usted que la muerte nos acecha como león rugiente
y mucho más a los que ya tenemos el pelo
blanquecino?.

El ALSA se acerca a la ciudad gijonesa y el


sacerdote me dice: «Pase alguna vez por nuestra
iglesia y verá cuánta gente se acerca a mi confeso-
nario para desahogarse». La confesión no es un
desahogo, padre. La confesión es el sacramento de
la penitencia, donde ustedes absuelven al pecador
arrepentido y lo dejan en gracia de Dios. «Adiós,
místico» -me dice. Adiós, padre progresista y sin
progreso cristiano, le contesté.

Publicado en «LA VOZ DE AVILÉS» 1-Junio-1997

71
20.- UN SOLO PENSAMIENTO

El pasado 21 de mayo la Madre Teresa de


Calcuta presentó a Juan Pablo II a su sucesora, la
hermana Nirmala. Se juntaron tres personas distintas
y un solo pensamiento: «Enseñar al mundo todo
cuanto Jesús nos ha mandado» (Mc. 28-20). Un abrazo
emotivo y sublime selló el verdadero amor que viene
de lo alto: «Ama y haz lo que quieras -dice San
Agustín-; si callas, callarás con amor; si gritas, gritarás
con amor; si corriges, corregirás con amor; si
perdonas, perdonarás con amor. Como esté dentro de
tí la raíz del amor, ninguna otra cosa sino el bien podrá
salir de tal raíz.»

Es evidente que si a la Madre Teresa le hubie-


ra faltado el amor, nada hubiera hecho, y sin la gran
labor que ha realizado le faltaría el amor, porque
el amor vive más de lo que da que de lo que reci-
be. Por eso nos resulta tan difícil el cumplimiento
de este precepto. Sólo pensando y creyendo que
las ingratitudes que algunas veces nos propinan
nuestros semejantes, son como taraceas con las que
Dios permite ornamentar nuestras almas para in-
crementar el sacrificio que nos pide y santificarnos,
sólo así podremos evitar el odio y amar al instru-
mento que, sin quererlo, nos ayuda a ser mejores.

Cuando éramos niños nos reunía nuestro pa-


dre y nos contaba cuentos con una gran moraleja:
dos amigos habían conseguido ahorrar lo suficien-
te para construir dos casitas en el campo. Convi-
nieron hacerlas iguales y adosadas para evitar la

72
competencia envidiosa y no excederse en los gas-
tos. Y el que menos livor le acometía, compró un
peral en el mercado y lo replantó en el jardín que
ornamentaba su puerta.

Unos días después su compinche adquiere otro


peral superior para hacerle la competencia, y lo planta
en la misma línea de su entrada, y como el peral
inferior de su amigo crecía con más vigor que el suyo,
se dispuso a secarle el arbolete. Y así, aprovechando
los excrementos humanos, cuando la casa de su
camarada estaba cerrada, le bañaba el tronco del árbol
con la orina mixturada con heces, y el peral crecía y crecía
hasta ensombrecer el jardín del celoso y secarle el suyo.

Pienso que en la malquerencia que nos tienen


los enemigos -si no les hacemos frente- está el ta-
ller de la santidad, porque la altanería y la sober-
bia sólo se pueden erradicar con el dolor y las hu-
millaciones. Fenelón ya nos decía que «el que no
ha sufrido no sabe nada; no conoce ni el bien ni el
mal; ni conoce a los hombres ni se conoce a sí mis-
mo». Y yo digo que todo lo que hace sufrir al cuer-
po es muy provechoso para el alma.

Y como bien dice la Madre Teresa de Calcuta:


«Si haces el bien te acusarán de tener oscuros
motivos egoístas. Haz el bien de todos modos. Y si
alguien que necesite ayuda de verdad puede
atacarte si le ayudas, ayúdale de todos modos». Así
es la Madre Teresa, su sucesora y el Papa: tres
personas distintas y un solo pensamiento.

73
Publicado en «LA VOZ DE AVILÉS» 5-Junio-1997

74
21.- RELIGIÓN Y PSICOLOGÍA

Estupefacto y atónito me ha dejado un Licen-


ciado en Psicología al leer su escrito y constatar
que no sabe de qué va su carrera, cuando en ver-
dad un psicólogo antirreligioso es lo mismo que
un médico que se opone a la medicina. Pues la ver-
dadera psicología es la ciencia que trata del alma
y de todo lo concerniente al espíritu. Y este buen
señor nos hace tabla rasa de todas las religiones, y
colocado sobre una atalaya, se siente paladín y des-
cubridor del origen de todos los dogmas o creen-
cias sublimes.

Y como todos los enemigos de Dios -que no


los ateos-, viene memorizando de generación en
generación los errores inquisitoriales cometidos
por la Iglesia católica, es decir, algo que ha
sucedido hace más de 500 años, cuando el
verdadero sentido del Evangelio aún no estaba
descubierto, omitiendo que nuestra religión
católica ha sido fundada por un Dios que nos ha
enseñado toda la verdad envuelta en la integridad
de su sangre y edificada sobre la roca de Pedro.

Ese Cristo vencedor de la muerte que nos ha


desgajado las fronteras que cegaban al hombre,
desvelando el destino que a todos nos espera -cie-
lo, purgatorio e infierno-, y el verdadero sentido
de nuestra estancia en la Tierra. Y al tener el cono-
cimiento que nos depara la gracia infusa del
Paráclito, es claro que nuestra alegría y nuestro
gozo intentemos compartirlos con nuestros herma-

75
nos, lo que nuestro interlocutor llama con acierto
«proselitismo».

¿No ha pensado nuestro contrincante que ya


tiene el mundo demasiadas sombras para que los
universitarios le adicionen más?. Aproveche usted
sus estudios para alegrar al triste y no sembrarle
más confusiones. ¿No comprende que actualmente
es la Iglesia católica la única institución que nos
queda defendiendo el derecho a la vida, a la
igualdad social, a la libertad sin libertinaje, a la
paz, al altruismo, a la mansedumbre, al perdón, al
amor fraterno y sublime, y a la unión de las
familias?.

Y todo esto sin rencor ni revancha contra los


que vilmente atocinan a los niños en el seno
materno, sin maldecir a los que tantos crímenes
execrables han cometido contra los 219 santos que
fueron mártires de los hombres antirreligiosos y
hoy nos miran felices desde los altares. ¿No
comprende que este santo gigante que es Juan
Pablo II, nunca nos ha recordado a los 7000
religiosos/as que fueron torturados y fusilados en
España por los hombres que odian a Dios.

Aproveche usted el talento que Cristo le ha


dado para hacer el bien, y no piense tanto en la
noticia y en la fama; todo eso no sirve para nada.
Únicamente para incrementar la soberbia y la
altanería. Fíjese usted en hombres como Jaime
Balmes, Bequer, Ganivet, W. Savace Landor,
Tolstoi, Unamuno, Einstein, Pasteur, Pemán,

76
Alfredo Castrer (Nobel de Física), Gabriel y Galán,
y un sinnúmero de genios, y también en los 80
Papas últimos, Teresa de Calcuta y las 15 mil
monjas de clausura que tenemos en España, los
400.000 mártires que dieron su vida por confesar a
Cristo públicamente, y por último fíjese usted en
el Hombre que sigue siendo el centro de la Historia
universal, Cristo, y déjese ya de unos hombres
fanáticos y criminales que formaron la inquisición
hace tantos siglos. Honre su profesión y sea
consecuente con el cometido que ella misma le
impone. Bien sé que anda por ahí un filósofo
asturiano que se desgañita y se rasga las vestiduras
para que todos los que fueron sus alumnos nieguen
la existencia de Dios. Un pobre hombre que
realmente cree (el ateo no combate a lo que no
existe), pero este emprendió la guerra con Cristo y
busca secuaces para ganar la batalla en la tierra, ¿y
después?.

Publicado en «LA VOZ DE AVILÉS» 8-Junio-1997

77
22.- GUERRA Y LOS NIÑOS

Don Alfonso Guerra se ha definido a sí mismo


como «un hombre bondadoso y amigo de los niños».
Inconscientemente se ha puesto por encima de todos
los seres humanos, porque «bueno sólo es mi padre
Dios» (Lc 18, 19; Mc 10, 18). Pero esto no tendría la
menor importancia sabiendo que casi todos somos un
poco dicheros. Lo que yo nunca voy a saber es si se
trata de un hombre ingenuo, de un irresponsable o
de un execrador pérfido. Pues recuerdo muy bien
cuando nos dijo que harían una fábrica de indultos -
si no conseguían el aborto libre- para absolver a los
ejecutores de los crímenes abortivos que se pudieran
cometer en contra de la ley penal.

La contradicción del señor Guerra es irrefuta-


ble: ¿cómo se puede ser amigo de los niños si no
se les permite nacer?. Y, ¿cómo se puede ser bon-
dadoso si se autoriza a las madres para matarlos?.
¿En qué consistirá la bondad y el amor a los niños
para el vicesecretario del PSOE?. Si existe algún
hombre sesudo con buena moral que lo entienda,
me gustaría que dilucidara este enigma, pues con-
fieso que yo no tengo capacidad de juicio para ha-
cerlo.

Creo que Juan Pablo II no exagera en absoluto


cuando dice que el aborto es el mayor peligro para la
paz mundial. Pues si la vida de los inocentes no está
protegida por la ley como está la descontaminación y
la vida de los osos y lobos, cuando son los mismos
padres los que provocan la muerte de sus hijos, cuan-

78
do algunas instituciones médicas están al servicio de
las muertes, eludiendo el deber que tienen de pre-
servar la vida de todo ser humano, es claro que se
han quebrantado las bases más firmes donde reposa
el derecho y el orden natural, y estas aberraciones son
las que más incitan al hombre honorable para promo-
ver cruzadas dictatoriales y guerras santas. Y esto es
lo que diplomáticamente nos viene a decir el Santo
Padre, como castigo que viene de lo alto.

El Obispo de Roma también nos ha dicho en


Polonia que «una nación que asesina a sus propios
hijos es una nación sin futuro». Y la Madre Teresa
de Calcuta, cuando disertaba en la conferencia
mundial en El Cairo sobre los mayores problemas
de la Humanidad, con gran seguridad y firmeza
nos dijo: «El mayor destructor de la paz en el
mundo de hoy es el aborto. Pues si una madre
puede matar a su propio hijo, qué nos impedirá a
tí y a mí, matarnos recíprocamente».

Todos nos hemos enterado de cómo un em-


presario catalán ingresó en la prisión por permitir
que los vertidos de su empresa contaminaran el río.
Entretanto, posteriormente, dos médicos -en Cata-
luña también-, fueron condenados por numerosos
abortos ilegales, pero como la supuesta muerte de
los peces es más importante que la vida de los ni-
ños, los facultativos asesinos fueron indultados
antes de entrar en la prisión. Espero que todo esto
aumente la fe de los cristianos, pues nos hace ver
lo que es un mundo ausente de Dios y de sus le-
yes.

79
Publicado en «LA VOZ DE AVILÉS» 11-Junio-1997

80
23.- SANTA EDUVIGIS

La que ha sido reina de Polonia -Eduvigis


Jadviga-, e hija menor del rey de Hungría y Polonia,
Luis el Grande, fue canonizada por Juan Pablo II
el pasado día 8 del actual mes. Santa Eduvigis
también fue esposa del soberano Wladyslaw
Jabiello.

Más de cien obispos y cardenales de todo el


mundo asistieron a la concelebración. Y conforme
a los datos de la agencia Efe, a la multitudinaria
misa asistieron un millón seiscientos mil fieles.
También estaban presentes los intelectuales del
cuerpo diplomático, el presidente de la Asamblea
polaca, y claustro de profesores de la Universidad.

El que no ha querido ver la admiración y esti-


ma que siente el pueblo polaco por el Santo Padre,
ha sido el primer ministro polaco -Wlodzimierz
Cimoszewicz- que sólo estuvo con él quince minu-
tos en la soledad. Pues los crímenes que va car-
gando en su espalda con la nueva ley del aborto y
la condena que sale de los labios del Papa, son tan
repelentes como el agua y el fuego. Y nadie que
lleve sobre los hombros un cerebro normal, ignora
que la razón, el buen juicio reflexivo y el buen en-
tendimiento humano, están con el Vicario de Cris-
to, porque «no matarás».

Pero esa conciencia que es la voz de Dios es-


crita en nuestros corazones, está siendo conculcada
por el egoísmo egolátrico del personalismo feroz,

81
porque la conciencia es algo así como una serreta
de moderación que reprime la materia para
liberarnos de un desorden que lleva implícito el
pecado. Por eso Cicerón nos decía que «mi concien-
cia tiene más peso para mí que la opinión de todo
el mundo. De gran peso es el testimonio que la con-
ciencia forma acerca del vicio y de la virtud; si la
suprimís, sólo el vicio permanece».

También Dante nos dice: «¡Oh conciencia


digna y pura, cuán amargo tormento te produce
una pequeña falta». Campoamor también pone su
granito de arena: «Dios infierno en lo profundo /
no vi tanta atroz sentencia / como es la de ir por el
mundo / cargando con la conciencia».

Volviendo al bien que siempre han aportado


todos los santos, la reina Eduvigis también estaba
convencida de que la mejor pedagogía que puede
recibir un país está implícita en los preceptos de
Jesús, y si a esta doctrina se adiciona el poder del
Estado, la moral, el progreso social y la paz están
garantizados.

Ahora vemos que después de suprimir las


asignaturas de religión en España, después de
propagar el erotismo pornográfico, después de una
propaganda atea, después de intentar
convencernos de que Dios no existe y el pecado es
bueno, después de legalizar el divorcio y el aborto;
todo en suma, ha dado lugar a la mayor
delincuencia callejera, al desempleo, al crimen
imparable, a la decadencia económica, a las

82
desavenencias entre padres e hijos, al mayor
hedonismo de los últimos tiempos, a la inseguridad
ciudadana, a la droga y al miedo generalizado al
transitar de noche por las calles.

Y dicen por ahí que cómo siendo Dios perfecto


hizo las cosas tan mal. Ciegos son los que no ven
que el mal procede del hombre cuando éste se
aparta de Cristo y vulnera sus leyes, legislando las
contrarias al derecho natural y divino. «El que tenga
oídos para oír que oiga, y el que tenga ojos para
ver que vea» (Mateo 13, 16).

Publicado en «LA VOZ DE AVILÉS» 13-Junio-1997

83
24.- TRES DÍAS DE LUTO EN BRASIL

Quién sabe si después de algunos siglos de


cristianismo en Brasil, nos haya llegado el primer
alumbramiento de un santo. Pues siendo el país con
mayor número de católicos de todo el mundo,
parece insólito que ni el mismo Juan Pablo II (el
más amigo de los santos) haya encontrado un
venerable en toda la historia de esa pobre y
riquísima nación. Pobre porque el 90% de las
familias viven hambrientas con un salario mínimo
de quince mil pesetas, mientras el remanente
disfruta de opulencias asombrosas.

Suiguiendo con el punto de entrada, sabemos


que el presidente brasileño, Fernando Henrique
Cardoso, ha decretado tres días de luto nacional
por la muerte de Fray Damiao. Un reverenciado
capuchino que murió el pasado día 31 de mayo a
los 98 años. Y de todas partes de Brasil han llegado
gentes en aviones, coches, autobuses y también
caminando para ver el cadáver del posible santo
que más ha trabajado por los pobres.

«Estamos seguros de que en estos momentos


Fray Damiao nos baña con sus bendiciones desde
el cielo», dijo José Cardoso Sobrinho, arzobispo de
Olinda y Recife. Pero es de tener en cuenta que la
supuesta santidad de Fray Damiao que se ha ido
forjando en tierras de Brasil, tiene su origen en la
ciudad italiana de Bozzano, donde el reverendo fue
bautizado con el nombre de Pío Gianotti. Siendo

84
así, aunque un día lo suban a los altares, Brasil
continuará sin un sólo santo.

Porque en Brasil todos son creyentes, pero


cada uno redacta el Evangelio conforme a su
«modus operandi y vivendi», lo que Jesús manda
o sugiere no les interesa en absoluto. Dios es Padre
y sus hijos pueden hacer lo que más les guste. Pero
tienen la gran virtud de ser humildes y desconocer
la envidia. Por eso tanto admiraban a Fray Damiao.
Pese a ser el mayor adversario de la teología de la
liberación y predicar repetidas veces que a todos
los adúlteros y comunistas les estaba esperando el
infierno, por lo cual algunos obispos le habían
prohibido predicar en sus diócesis.

Pienso que el Evangelio es como una cadena


compuesta de eslabones que forman una perfecta
coherencia, y nunca se puede extraer una sóla
espernada donde puede decirnos que «el que no
crea en mí ya está juzgado» (Juan 3,16). Pues el
mismo Jesús nos dice también que no juzguemos a
nadie. Luego, pensando en los rayos de luz que el
Espíritu Santo haya podido proyectar sobre los
canonizados, nos toca enmudecer al oírles decir
que todos los que viven y mueren en pecado mortal
se van a la gehena. Pero también hay comunistas
honrados y buenos, y pseudo católicos que no lo
son.

Publicado en «LA VOZ DE AVILÉS» 14-Junio-1997

85
25.- LA REINA

Así se titula la entrevista que le ha hecho Pilar


Urbano a la Reina Sofía. Trescientas cincuenta
páginas conforman el volumen entre preguntas,
respuestas y comentarios, muy ajustados a la
realidad histórica de la última etapa de Franco y
al primer curso de la Monarquía. Y aunque no
puedo asentir en las decisiones más trascendentes
que ha tomado Juan Carlos I, siento un gran respeto
y admiración por su esposa, la Reina.

Sofía es una señora con don apacible y


paciencia comprobada. El fulgor de su inteligencia
no es perceptible para todos, se encuentra cubierto
por el revestimiento de la sobriedad y la sencillez.
Pero la Reina sabe lo que quiere y conoce el camino
para conseguirlo. De Sofía nadie dice nada, porque
los enemigos de la monarquía no encuentran nada
que decir. Humildemente pienso que la Reina ha
sido una pieza clave en la estabilidad monárquica.

Y este papel difícil que viene desempeñando


silenciosamente en nuestro reinado, es el fruto de
un ideal cognoscitivo y sublime, donde se oculta
la perla preciosa de la sincera lealtad, donde
guarda el ingenio y la prudencia, donde la persona
aprende a ser la que es sin copia o imitación de
nadie. Sofía lleva dentro de su alma los
mandamientos de la Ley de Dios, y quien éstos
respeta y se esfuerza para cumplirlos, puede
prescindir de consejeros ilustres y sabios
agnósticos.

86
Por eso, cuando Pilar Urbano le pregunta si
puede hacerle una interrogación muy personal, la
Reina sonríe y contesta: «Todas las preguntas que
me haces son muy personales». -Pues ésta que
viene aún lo es más. ¿Puedo? - «¡Venga!». -¿Vuestra
majestad ha tenido, o tiene, inquietudes religiosas?.
- «¿Qué quieres saber?». - El valor de la religión en
vuestra vida, y si tenéis vida interior. - «Vida
interior creo que tengo mucha... Sin necesidad de
ser una monja, intento vivir como buena cristiana.
Gracias a mis padres, he podido engarzar siempre
la fe y la moral cristiana. No cada cosa por su lado.
Si de verdad crees, la fe te exige una buena
conducta moral. Si no crees en nada, ¿para qué te
vas a exigir? Y con el amor al prójimo, lo mismo: si
no amas a los demás, ¿en qué Dios dices creer?.
Vemos alrededor una pérdida brutal de los valores
morales, pero eso tiene una causa: Antes se ha
perdido la fe. Es la gran tragedia del mundo de
hoy».

Sabemos que son muchas las cartas que recibe


la Reina Sofía rogándole que se manifieste en
contra de la ley del aborto, y aunque esta
aberración le duele profundamente -como queda
claro-, qué puede hacer la esposa de un rey que ha
sido comprometido a firmar un decreto
ignominioso y homicida. Juan Carlos I no es el Rey
Balduino, y sobre la Reina Sofía tenemos al jefe del
Estado.

Publicado en «LA VOZ DE AVILÉS» 18-Junio-1997

87
26.- IGLESIA Y LIBERTAD

Pienso que nadie puede enseñarnos el camino


de la libertad con más destreza que la Iglesia
católica, al menos en la actualidad. «Decir que Dios
y la Iglesia tienen miedo a la libertad o son un
obstáculo a la misma, es una inaudita falsificación».
Así lo ha proferido Juan Pablo II a las multitudes
de su tierra polaca. ¿Quién puede ignorar que
buena parte de Europa ha sufrido el totalitarismo
nazi y soviético por falta de religión?.

Observemos si los mandatarios políticos que


tienen el poder en sus manos, nos muestran un
pueblo oprimido por la liviandad y el desenfreno
(no sólo en el país vasco) o nos presentan una
ciudad pacífica que vive la alegría de la libertad
basada en el ordenamiento jurídico y el respeto
humano. También podemos tomar como ejemplo
la liberación que gozamos todos los que
reconocemos como nuestro jefe supremo al Santo
Padre, mientras no pocas veces sufrimos las
injusticias de los que lo desdeñan y se dicen
democráticos o liberales.

Me alegra saber que el primer ministro de Po-


lonia, Wlodzimierz, se mostró extraordinariamen-
te satisfecho del ambiente, del transcurso y del con-
tenido de la visita papal. Para el jefe del Gobierno
de izquierdas, tanto en las homilías como en las
declaraciones del Papa se pueden encontrar «mu-
chos valores, muchas ideas cercanas para todas las
personas, independientemente de las convicciones

88
políticas». Y añadió que «era muy conveniente ana-
lizar y volver a las homilías papales, ya que con-
tienen grandes valores».

También el presidente polaco, Alexander


Kwasniewski, agradeció al Papa la visita y le invitó
a viajar de nuevo a Polonia. Y terminó diciendo:
«Quiero expresar mi agradecimiento por los
consejos e indicaciones de Su Santidad y confirmar
que las jornadas de su estancia en Polonia fueron
días de auténtico júbilo».

Pienso que la libertad que todos los hombres


honorables desean requiere una madurez de juicio.
Y sabiendo que este sentido común, razón justa y
buen entendimiento se encuentran implícitos
únicamente en los preceptos del Señor, si éstos se
vulneran, nos encontramos con una libertad
excesiva que sólo nos conduce a la esclavitud,
arraigada en la mentira, porque sólo «la verdad nos
hará libres» (San Juan c8, v32).

El diplomático español, Donoso Cortés, ya nos


decía que «la idea de la libertad se funda en la del
libre albedrío, y el libre albedrío no es un descu-
brimiento de la filosofía, es un hecho revelado por
Dios al género humano. Pero si menoscabamos las
leyes de Dios, esclavos del pecado seremos». Por
eso decimos: Iglesia y libertad.

Publicado en «LA VOZ DE AVILÉS» 20-Junio-1997

89
27.- EL PECADO ORIGINAL

¿Por qué siendo Dios tan bueno y perfecto ha


creado al hombre tan malo?. Así nos vienen
interrogando y compeliendo los contendientes que
buscan secuaces para derrotar al Mesías. Se
desentienden por completo de que la biografía de
Jesús se halle escrita siglos antes de su nacimiento,
informándonos dónde nacería, de quién sería hijo,
cómo habría de morir y resucitar (Isaías c7 v14;
Zacarías c12 v10). Tampoco les interesa a sus
enemigos que Dios creó al hombre a su imagen y
semejanza, concediéndole un paraíso sin muerte y
sin dolor.

Pero cuando el hombre ya tenía su consorte,


cuando todo era bueno y placentero, cuando se
relacionaba directamente con Dios, cuando carecía
de mal y de maldad, cuando le había sido
concedido el libre albedrío -el mismo que ahora
tiene-; entonces, el demonio le dijo que comiera del
árbol de la ciencia del bien y del mal, y la mujer (y
el hombre) queriendo apropiarse de una sóla
partícula que Yahvé había reservado para Él,
determinaron descubrir el misterio y ser tan sabios
y poderosos como su Creador.

Cometido el pecado original, llegó la senten-


cia: «Por ti será maldita la tierra, con trabajo come-
rás de ella todo el tiempo de tu vida. Con el sudor
de tu rostro comerás el pan hasta que vuelvas a la
tierra, pues de ella has sido tomado, y al polvo vol-
verás» (Génesis c3 vv1-24). Pero, seguirán dicién-

90
donos los hombres contumaces que intentan en-
frentarnos con los sagrados misterios para erradi-
car nuestra fe (omitiendo que los caminos de Dios
no son nuestros caminos, Isaías c55 v8) que, ¿qué
culpa tenemos nosotros de lo que hayan hecho
nuestros primeros padres, Adán y Eva?.

La respuesta la estamos oyendo todos los días


cuando se discuten los derechos hereditarios: «Este
piso es mío, muy mío, porque lo he heredado de
mis padres». Muy bien, hijo mío, tuyo es. Pero no
rehuyas la herencia de tus primeros padres. Hay
que aceptar la entrada como heredero o legatario
en la posesión de los bienes y males de nuestros
progenitores difuntos.

Claro es que si la Biblia resulta novelesca para


los increyentes, el monumental conjunto de
verdades reveladas por Dios en el Antiguo y Nuevo
Testamento se queda en un plantel de quijotería.
Y desde ahí, dando palos de ciego los hijos de las
tinieblas, -más avispados que los hijos de la luz-,
intentan hostigar a los cristianos, mostrándonos una
erudición altanera que con gran insolencia la
sobreponen a la omnisciencia del mismo Dios.

¡Ojalá! que estos señores a quienes me refiero,


terminen como el rector perpetuo de la Universidad
de Salamanca -don Miguel de Unamuno-, el que
después de disipar su talento cañoneando a los
hombres de fe y ganando secuaces para Satanás,
terminó siendo apóstol de Jesús con el epitafio que
luce en su tumba:

91
«Méteme, Padre eterno, en tu pecho,
misterioso hogar,
dormiré allí, pues vengo deshecho
del duro bregar».

Publicado en «LA VOZ DE AVILÉS» 22-Junio-1997

92
28.- DELGADO Y EL PAPA

El pasado día once leí un artículo de don


Fernando Delgado. Es muy cierto que me dejó
estupefacto y pesaroso. Y me gustaría hacer pública
la respuesta. Nos dice don Fernando que «en días
pasados hubo razones más que sobradas para
temer por el juicio de Juan Pablo II», al informarse
nuestro oponente que el Obispo de Roma ha
repetido una frase de la madre Teresa de Calcuta
proferida en El Cairo, y coincidiendo los dos
venerables en la misma locución, así dicen: «El
aborto es el mayor peligro para la paz mundial».

Parece desentenderse el señor Delgado de que


aún quedan en el mundo muchos hombres honora-
bles que llevan el peso infecto y criminoso del abor-
to sobre una moral íntegra y austera, y estas abe-
rraciones insoportables, son las que pueden inci-
tar a un sinnúmero de caballeros a promover cru-
zadas o guerras santas, como las que conocen muy
bien los cristianos auténticos, y este Papa de fe
inexorable, sabe muy bien que ese castigo puede
venir de lo alto, sirviéndose el Todopoderoso de
los instrumentos adecuados para perpetrarlo.

Conforme a las últimas estadísticas, en nuestra


querida nación, después de legitimar el crimen de
los inocentes, han perdido la vida en torno a un
millón de fetos o embriones como lo ha sido usted,
y estos crímenes que pesan sobre los más inocentes
que llegarían al mundo con una vida llena de
ilusión y vigorosa, son más lamentables que la

93
muerte de hombres pecadores como yo que
mueren en una guerra santa.

También nos dice nuestro contrincante que


«cualquiera puede tener la opinión que quiera
sobre el aborto, aunque sea la más respetable la
libertad de la mujer para decidir sobre su propio
cuerpo». Don Fernando falsea la sinceridad
inexorable que Dios ha consignado en su conciencia
por más enromada que se encuentre. Pues usted
sabe muy bien que no se trata de extirpar un
lobanillo. Se cuestiona entre dos vidas distintas, y
la vitalidad del niño incipiente corresponde con
más integridad al engendrador.

Me gustaría que don Fernando estuviera pre-


sente en la consulta de nuestra hija -psicóloga-,
cuando un padre ha llegado vertiendo lágrimas
como perdigones al recibir la intimidación de su
esposa, diciéndole que si se oponía al aborto del
niño que llevaba en su seno, inmediatamente de-
mandaría el divorcio y el feto sería ejecutado. Sí,
don Fernando, los padres tenemos muchas obliga-
ciones legítimas y legisladas para con nuestros hi-
jos, pero no tenemos derecho a librarlos de la muer-
te cuando nuestras esposas deciden lo contrario.
Por eso, por eso no es sarcasmo (burla sangrienta,
ironía mordaz y cruel con que se ofende o maltrata
a personas o cosas) lo que usted le imputa al Santo
Padre, es algo tan infalible como todo lo que dice
ex cathedra en materia de fe y de moral. Me permi-
to decirle a don Fernando que la popularidad y la
fama que pueda granjearse entre sus secuaces, sólo

94
sirve para acrecentar la soberbia y la altanería, y
no dudo que lo pasará muy bien desdeñando al
hombre más honorable y universal que hay actual-
mente en nuestro planeta, pero dentro de unos años
-o días-, todo habrá terminado en la tierra, ¿y des-
pués...?.

Publicado en «LA NUEVA ESPAÑA» 25-Junio-1997

95
29.- ¿EL FIN JUSTIFICA LOS MEDIOS?

Desde muy joven siempre he oído decir que


el fin no justifica los medios. Creo que si no se trata
de una ocurrencia chistosa al vuelo, la frase se
convierte en un despropósito, porque el fin puede
justificar los medios y hay medios que no justifican
el fin. Una guerra fratricida o sangrienta no justifica
la independencia de una comunidad. Pero una
expedición militar que lucha contra los infieles
bárbaros para evitar el saqueo y el martirio de los
cristianos, son medios que sí justifican el fin. Sirva
lo expuesto para entrar en el concepto que nos
merece Peter Vallone.

El ayuntamiento de Nueva York está planteando


un boicoteo económico a todos los países q u e
persigan al cristianismo, como pueden ser China,
Egipto, Indonesia, Arabia Saudí, Irán, Irak, Laos,
Paquistán, Marruecos, Nigeria, Corea de Norte,
Sudán, Turquía, Vietnám y Cuba. Sabemos que
todos estos países frecuentemente persiguen a los
cristianos, los encarcelan, los torturan y los
asesinan, amén de esclavizar a los que mejor suerte
corren; y todo esto se hace por practicar la fe
cristiana.

Por eso nos parece que el fin que persigue


Peter Vallone, presidente del consejo municipal
del ayuntamiento de Nueva York, justifica los me-
dios que posiblemente serán aprobados por el ple-
no municipal. Pues, además de prohibir nuevas in-
versiones en la ciudad por parte de compañías que

96
tengan negocios con cualquier país anticristiano,
la propuesta también contempla que el ayunta-
miento retire depósitos e inversiones en los Ban-
cos que mantienen relaciones financieras con go-
biernos anticristianos.

Puede no parecer muy importante a primera


vista este boicot. Pero si la información que tenemos
es veraz, teóricamente un tercio de las empresas
en el mundo no podrían operar en Nueva York. Y
es de tener en cuenta que Nueva York maneja el
cuarto presupuesto público más grande de Estados
Unidos. Esta decisión de Peter Vallone nos parece
muy coherente con la democracia y la libertad que
los tiranos siempre han detestado.

Pienso que no puede haber un acto más


respetable que ver en el templo una multitud de
gente que postrada de rodillas imploran al Señor
el bien de sus hijos y nietos, la paz en el mundo y
la salvación de sus propias almas. Y este influyente
concejal es un ferviente católico que diariamente
se reune con los fieles para adorar a Dios. Y en su
despacho tiene las imágenes de Jesús y de María.
También lo tiene ornamentado con diversas placas
donde se encuentran impresas las citas bíblicas más
expresivas de todo lo sagrado. Como vemos, el fin
que persigue este hombre, sí justifica los medios.
Pues tiempo ha que debieran de dejarnos en paz a
los cristianos.

Publicado en «LA VOZ DE AVILÉS» 25-Junio-1997

97
30.- LA ARCHIDUQUESA SOFÍA

La archiduquesa Sofía de Habsburgo y su


esposo, Hugo, príncipes de Windisch Graetz, se
sienten muy dichosos cumpliendo el deber que
preceptivamente ha sido establecido por Dios para
los contrayentes, no sólo recompensándose
mutuamente con el amor que todos prometemos
cuando nos desposamos, sino también disfrutando
de una prole numerosa que todavía puede serlo
mucho más, sabiendo que se trata de dos jóvenes
llenos de entusiasmo y vitalidad.

Sofía nos dice que «cada hijo es una nueva


sorpresa, un nuevo mundo lleno de experiencias y
recompensas satisfactorias». Y continúa diciendo:
«El amor es lo más importante en un matrimonio,
porque sin ese amor que nos viene dado como
sacramento y regalo por parte de Dios, no se puede
encontrar la felicidad. El matrimonio debe ser
trabajado cada día, por eso en mi vida no tiene
cabida ni el pensamiento ni la palabra divorcio,
porque me he casado para lo bueno y para lo malo,
y para toda la vida».

Pienso que el matrimonio instituido por Cris-


to, es una renuncia a la etapa florida de la juven-
tud, y un compromiso indisoluble con el amor per-
petuo y centrado, especialmente, en la persona que
más influencia ha tenido en nuestra adolescencia.
Pero hay que tomarlo muy en serio y ser conscien-
tes de que hasta las flores más bonitas tienen su

98
espina dentro, y esa púa no puede ser descubierta
marchitando los pétalos.

Es necesario ensalzar cada día las virtudes de


nuestro consorte y corregir con menos frecuencia y
mucho amor esos defectos que todos tenemos.
También nos conviene saber que hasta en la luna
de miel se encuentran gotas de vinagre, porque
ante la convivencia diaria y los deleites excesivos,
no hay pasión que resista. Y no podemos olvidar
que hasta los placeres lícitos también pagan tributo.

Jesús ya nos ha dicho que el que quiera


seguirle ha de tomar la cruz de cada día. También
nos alienta sabiendo que su yugo es suave y su
carga ligera. Por eso creemos que no conviene
rehusar las tribulaciones que nos pertenecen.
Puede ser que salgamos airosos temporalmente si
lo hacemos así, pero también hemos visto muchas
veces que a medio o largo plazo, las aflicciones
vuelven con peso redoblado.

Observemos la carga angustiosa que reflejan los


rostros de los hombres que han ido mariposeando de
mujer en mujer, de separación en separación, de
divorcio en divorcio; y luego veremos que vale más
un sacrificio benemérito que mil placeres fugitivos
y pecaminosos.

Por eso, cuando la vida se nos pone triste, el


remedio no se encuentra implícito en el alcohol ni
en la droga. Tampoco en cambiar la esposa y
frustrar la vida de los hijos. Jesús nos ha dejado

99
muy clara la solución: «Venid a mí todos los que
estáis cansados y afligidos, que yo os aliviaré»
(Mateo 11, 28). ¿Y el que no tiene fe?. El que no
cree, que tome los consejos del Hombre más sabio
y bondadoso de todas las generaciones: Cristo.

Publicado en «LA VOZ DE AVILÉS» 26-Junio-1997

100
31.- CON UN VOTO BASTA

Omitiendo el nombre de un general que a tantos


les resulta enojoso, me gustaría aprovechar una frase
del mismo para bien de todos los que nada recibimos
de la política: «Posponed toda mira personal al
servicio de España». Y yo me permito decir que
mientras a los repúblicos y mandatarios políticos les
interese más el bien de los españoles que los sufragios
que puedan obtener, todo irá muy bien. Entretanto,
seguiremos oyendo la razón de la sin razón al último
que nos habla y comprendiendo que ninguno se acerca
al entendimiento (en su 3ª acepción).

Cuando el señor Aznar discurseaba para ga-


nar las elecciones, le interrogaron para informarse
de qué pensaba hacer con los tres supuestos del
aborto, y él les dijo que no pensaba modificar la
ley, pero que no continuaría siendo un coladero.
Ahora estamos viendo que las clínicas privadas y
abortistas practican el aborto libre, y el coladero
homicida continúa impune lo mismo que estaba.

El motivo nos parece claro: si se hace justicia


se pierden votos. Y lo mismo que el gobernador
de Judea -Pilatos- prefirió el poder que le otorga-
ba el pueblo antes que defender la vida del Mesías
y preservarle de la mayor crueldad que registra la
Historia, así vemos ahora que se pospone todo el
bien que los españoles necesitamos a cambio del
poder y la fama, y menos mal cuando el dominio y
la popularidad no llevan consigo riquezas usurpa-
das, como ya hemos visto.

101
Si es cierto que las dictaduras ateas, y siempre
abortistas, son insoportables, también es verdad
que las democracias todas terminan corrompiendo
a las poblaciones. Y después de hacernos llegar al
caos de injusticia e inmoralidad, el pueblo sencillo
e ingenuo pierde el sentido del pecado, y los más
depravados son los que más votos tienen. Esto lo
estamos viendo con más claridad en el Tercer
Mundo y también en los países más desarrollados
con democracias tan consolidadas y añosas como
es la de los yanquis.

Y por más vueltas que le den, y por más


títulos universitarios que nos presenten, estoy muy
seguro de que sólo existe una solución: Cristo. El
remedio de todos los desmanes está implícito en
los Evangelios de Jesús: moral, perdón,
solidaridad, pedagogía, obediencia, psicología,
castidad, distribución equitativa de las riquezas,
sabiduría para gobernar, concordia, paz,
erradicación de los miles de millones de dólares
que se gastan en armas estúpidas. Y algo más que
todo eso, el Amor que todo lo puede. Pero ¡ay! de
los profesores que impartan estas clases en los
colegios públicos, porque la gente mundana
malvive como si no tuviera que morir. Y los
gobernantes, dentro de unos años -o días-, verán
que todo ha terminado en la tierra, y después sólo
habrá una elección dictada por Jesús, y con un voto
favorable basta.

Publicado en «LA VOZ DE AVILÉS» 29-Junio-1997

102
32.- UN GATO Y EL ROSARIO

Después de hacer los cursillos de Cristiandad


en España, por segunda vez me brindaron la
oportunidad de asistir a los mismos en Brasil. Pues
se trata de un movimiento cristiano que abarca un
sinnúmero de ciudades y naciones, con un fruto
espiritual sin precedentes. Por eso, Pablo VI nos
decía que «El Espíritu Santo sopla donde quiere y
cuando quiere; y ahora -continuaba diciendo- está
soplando en los benditos cursillos de Cristiandad».

Y si es cierto que en Asturias han calado muy


hondo en más de diez mil cursillistas y sus
respectivas familias. También es verdad que la
diócesis de Oviedo no ha cejado en poner en
práctica lo que ha sido una verdadera inspiración
divina por parte del fundador. Siempre con el
mismo método en la oratoria que ha dejado escrita,
siempre con un rector seglar e invariablemente un
sacerdote como director espiritual. (Cuando esto
escribo los están impartiendo en Covadonga). Así,
cuántos ladrones y criminales he visto convertirse
en Brasil.

Y entre los numerosos testimonios, que


bimestralmente nos transmitían los nuevos cursillistas
en cada clausura, me gustaría mencionar el que más
gracia nos ha hecho y nos dio en qué pensar: Un
mulato recio, de pelo rizado y blanquecino, con
carácter fuerte y expresión sincera, así nos decía:

103
«No he venido en busca de mi conversión ni
con dudas de fe. Es cierto que siempre he sido ateo
hasta hace pocos meses. Pero he tenido la suerte
de casarme con una mujer católica que nunca se
acostó a descansar sin antes rezar el rosario.

Así fueron creciendo los hijos, que mi esposa


empezó a catequizarlos desde muy niños, y todas
las noches rezaban el rosario los cinco hijos en
compañía de su madre. Veinte minutos de mal
humor y soledad para mí, oyendo las avemarías y
esperando que terminaran para discutir.

Pero un buen día, después de regresar todos


juntos a casa, al finalizar un banquete de boda de
mi sobrino, les increpé diciéndoles que no era hora
de rezar el rosario a las dos de la madrugada; todos
guardaron silencio y desistieron de rezar el rosario
aquella noche. Abrimos la puerta de la casa,
entramos en la cocina, y en ese momento, bajaba el
gato por las escaleras con el rosario liado al
pescuezo. Esto bien puede parecer una
coincidencia o casualidad. Para mí no lo fue. He
visto la mano de la Virgen. Me arrodillé con toda
mi familia, rezamos el rosario aquella noche y no
hemos dejado de hacerlo hasta hoy. Por eso estoy
aquí».

Publicado en «LA VOZ DE AVILÉS» 2-Julio-1997

104
33.- INFORME DE UN
EXTRATERRESTRE

Si un corresponsal del paraíso celeste llegara


a nuestro planeta para llevar información de lo que
aquí se vive, posiblemente escribiera parte de la
crónica que sigue:

«Cada día retroceden más en el progreso que


les ha dejado escrito nuestro Rey: En vez de crecer
y multiplicarse, mantienen en vigor una ley que les
permite eliminar a millones de niños incipientes
todos los días. Y en el territorio que a España
corresponde, la baja generacional, de año en año,
avanza hacia la despoblación. Y el derecho que
todos tienen a vivir lo han subordinado a la
voluntad de la madre, lo que los hombres más
dotados de inteligencia fingen considerarlo como
progreso.

Lo que realmente les preocupa mucho son las


parejas homosexuales. Y sabiendo que las leyes de
nuestro Rey les conmina a la virginidad y estos
«pareos» no pueden tener hijos, para corregir el
fallo de sus naturalezas están intentando conceder-
les niños en adopción, sabiendo que a éstos les es-
pera un futuro cargado de complejos por la indig-
nidad del hogar aberrante donde crecerán, sin sa-
ber a cuál de los dos sodomitas tienen que llamar
papá o mamá.

También siguen teniendo predilección los


líderes políticos que vulneran nuestras leyes

105
divinas, y amparados por colaboradores que
detestan la ética y la moral cristiana, inundan los
tribunales de justicia con casos de corrupción y
violencia, sabiendo que las leyes permisivas que
los mismos líderes han legislado, las pueden
antruejar.

Y los profesores que imparten clases de ense-


ñanza y educación a los niños en los colegios, les
obligan a conocer y estudiar la vida de personajes
aberrantes y materialistas malvados, pero les im-
piden estudiar y conocer la biografía prodigiosa y
sagrada de nuestro Rey. Así van garantizando el
proseguimiento de los desmanes que quedan ex-
puestos y ganando prosélitos para servir a nuestro
feroz enemigo, Lucifer.

También han formado una turbulencia terrible


algunos gobernantes regionales al saber que un
criminal convicto y confeso, había sido detenido
por la policía, sospechando que sus insignificantes
lesiones en el forcejeo vulneraban los derechos
humanos, mientras la víctima yacía en la calle
derramando su sangre y enlutando para siempre
una familia honorable.

Y conforme a las noticias que traigo de aque-


lla televisión, se niegan a dar el 0,7 % del PIB para
paliar el hambre que les lleva a sucumbir diaria-
mente a cien mil niños. El dinero les hace mucha
falta a los países más desarrollados para incremen-
tar las armas atómicas, con las que pueden exter-
minar al hombre. También para reforzar los ejérci-

106
tos y hacer más sangrientas las guerras. Asimismo,
consideran necesario reservar una parcela para cos-
tear los abortos en la Seguridad Social, pues los
que mueren por inanición no son suficientes, con-
forme el parecer de los gobernantes»

- Y, ¿qué derechos tienen los matrimonios ben-


decidos por nuestro Rey? -le preguntaron al corres-
ponsal los extraterrestres-. «Están a punto de tener
los mismos que las prostitutas que conviven con
chulos, con la diferencia que estas parejas no esta-
rán marginadas por la inmensa mayoría de la so-
ciedad, mientras los matrimonios cristianos los
consideran arcaicos y les acorralan en el ostracis-
mo».

Publicado en «LA VOZ DE AVILÉS» 4-Julio-1997

107
34.- CAMBIO LA ESPOSA POR UNA
BICICLETA

Por circunstancias de la vida he conocido


algunos países, pero el aguante y la paciencia que
tienen los brasileños supera la conformidad más
ortodoxa. Hoy sólo quiero mencionar un ejemplo entre
los muchos que han pasado por mi vista mientras
vivíamos en São Paulo: Un famoso periodista -Flavio
Cavalcanti- que regentaba un programa televisual, nos
presentaba cada día un espectáculo muy
ejemplarizante de la mentalidad que tienen millones
de brasileños.

Aquella noche nos presenta un matrimonio


con el amante de la esposa al lado de la misma. Y
Flavio le pregunta al consorte masculino: «¿Este
señor es el querido de tu esposa?» -Sí, señor. «¿Es
cierto que has cambiado a tu mujer por una
bicicleta?» -Sí, señor. «¿Quieres explicarnos cómo
se ha realizado el negocio y el porqué?» Sí, señor:
mi esposa siempre ha sido fiel y solícita hasta que
emprendimos amistad con este hombre.

Pues a partir de aquella fecha fui percibiendo


que algo muy grave estaba ensombreciendo nuestra
ternura cariñosa. Y como soy católico practicante,
rogaba a Dios todos los días para que se alejaran
de la religión espiritista que los dos juntos
practican, intentando rehacer el amor fidedigno de
tantos años. Pero la ausencia de mi esposa en
nuestro hogar se prolongaba más cada día, y el
asimiento amoroso había llegado a congelarse.

108
Visto el dilema en que me encontraba, le pedí a
Dios que no me dejara sin nada y me diera una salida
pacífica y conformista. Pues yo trabajo en la fábrica
de Matarazzo y tenía que andar 30 kilómetros cada
día y trabajar once horas diarias. Quiero decir que no
me quedaba tiempo para realizar las labores caseras.
Y entonces, mientras rezaba, pensé:

De un día para otro, este rufián me deja sin la


esposa, y más me valdrá algo que nada. Pues él tiene
una bicicleta y quién sabe si me la entregaría a cambio
de mi esposa. Marqué un encuentro con él, le hice la
propuesta y se alegró mucho. Ahora hago el recorrido
al trabajo en menos de una hora y me sobra tiempo
para todos los quehaceres hogareños. Como ve, Dios
siempre nos deja algo bueno si sabemos pedirle.

Por otra parte, usted, don Flavio, me ha


prometido un millón de cruzeiros si narraba esta
historia frente a las cámaras de televisión, y con
este dinero arreglaré mi casa y podré rehacer mi
vida cristianamente con una esposa católica que no
sea estéril e infiel. Como ve, don Flavio, Dios todo
lo hace bien para el que pone en Él su confianza.
Usted, don Flavio, no sabe lo que es vivir con una
mujer adúltera y andar treinta kilómetros diarios
pensando en lo que su esposa estará haciendo en
su ausencia. Pero gracias a Dios todo está resuelto
y vivo tranquilo, lleno de esperanza e ilusión.

- El buen hombre, se quitó la gorra, dobló la


rodilla y dijo: «Graças meu Deus».

Publicado en «LA VOZ DE AVILÉS» 6-Julio-1997

109
35.- ¿CÓMO EDUCAR A LOS HIJOS?

Es claro que el padre y la madre tienen cada


uno un papel específico en armonía con su sexo,
su idiosincrasia y su puesto en el hogar. Pero la
verdadera eficiencia como educadores está en que
siempre actúan al unísono en estrecha colaboración
con la ética y la moral. Si permitimos que los
ajetreos de la vida absorban el tiempo que los hijos
nos exigen, es claro que cuando los retoños lleguen
a la pubertad nos encontraremos en casa con un
desconocido o una desconocida, cuya personalidad
ya está formada conforme a los criterios mundanos.

Esa confianza y amor que recíprocamente


quisiéramos tener siempre con los hijos, tiene que
ir incubándose desde la más tierna infancia. Es
necesario saber que la TV y la convivencia con
otros alumnos en el 90 por ciento de los colegios,
son elementos nefastos. Y aunque Carlos Octavio
Bunge nos dice que «no es posible organizar el
Estado por medio de la educación; no es posible
organizar la educación sino por medio del Estado»,
yo me permito decir que en medio del ambiente
que crea un Estado ateo, puede ganar la batalla una
familia unida en el amor cristiano y fraterno.

Cuando los hijos ven a sus padres siempre con


buen humor y mutuamente solícitos, cuando antes
de salir al trabajo ven a sus padres haciendo las
oraciones de la mañana, cuando antes de acostarse
se reunen todos en torno de una imagen de la
Virgen para rezar el rosario, cuando se gastan una

110
parcelita de sus ahorros en libros piadosos y
adecuados a la mentalidad de los hijos, cuando los
domingos y festivos asisten todos juntos a misa,
cuando se les hace saber que Cristo y María los
aman más que sus padres, cuando se les muestran
las aberraciones que se cometen en el mundo por
falta de fe, cuando van viendo a compañeros de
estudio metidos en el hedonismo y la droga,
cuando empiezan a conocer las discordias en otros
hogares que piensan tan distinto; entonces,
empiezan a saborear la dulzura del hogar en que
viven y la razón de sus padres.

El niño -y los adultos-, necesitamos un


vigilante continuo para orientarnos mientras
estamos despiertos. Y ese Guardián sabio y
protector sólo lo encontraremos de tejas arriba.
Siempre recordaré cómo me han hecho saber en mi
escuela que Dios es un Señor sabio, poderoso,
justo, principio y fin de todas las cosas, premiador
de buenos y castigador de malos. Es claro que Dios
por ser demasiado grande siempre resultará
indescriptible, y esa punición que nos anunciaba
el maestro para los hombres pérfidos, no siempre
la vemos consumada en la vida terrena.

Pero como Dios nunca es viejo ni muere, allá


nos espera cuando el corazón deje de moverse. Y
ahí está la clave del «santo temor» (Isaías 8, 13) a
ese Guardián amoroso y protector que nos promete
la eterna felicidad si ponemos en práctica sus
palabras. Siento que todo esto resulte como un
cuento de hadas para muchos lectores. Pero a

111
nosotros nos ha ido muy bien educando a los hijos
con los métodos que quedan expuestos, y no tienen
derecho a quejarse de hijos malévolos aquellos
padres que los han instruido conforme a las normas
ateas de los gobernantes.

Publicado en «LA VOZ DE AVILÉS» 9-Julio-1997

112
36.- TESTIMONIO

No tengo tiempo de ver la televisión ni falta


que me hace. Sólo me entero de las noticias por la
primera cadena a las nueve de la noche. Lo que no
me pierdo nunca es el programa «Testimonio» en
el canal dos y en torno a las diez de la mañana, los
domingos. Cinco minutos sin mezcla ninguna de
escandalosos y bullangueros anuncios. El PSOE
sólo lo permitía después de las cuatro de la mañana
para que nadie pudiera verlo. El cambio de
Gobierno modificó la hora en favor de los católicos,
pero Testimonio no puede pasar de cinco minutos,
«no sea que se conviertan y Yo los sane».

Confieso que el buen sacerdote -Santiago


Martín- lo hace con reverencia excelente. Siempre
nos deja sedientos y conmovidos en la despedida.
Con este hombre el fuego se apaga. No deja una
sola paja para la combustión, todo es grano.
Cuando esto escribo es domingo y termino de ver
su programa. También es la festividad de Santa
María Goretti. Un tema prodigioso que merece la
pena meditarlo, cuando actualmente se juega con
la virginidad lo mismo que se puede hacer con los
dados.

Por eso el reverendo padre Santiago Martín


nos ha dicho que casi se ruborizaba al hablarnos
de la chiquita con doce años que se enfrentó con
un navajero asesino y perdió su vida antes de
perder la virginidad. Que tonterías, dirán algunos.
Pero es necesario meditar sobre los resultados:

113
cuando María Goretti fue solemnemente
beatificada por Pío XII el 27 de abril de 1947 en la
Plaza de San Pedro, más de 500.000 personas
asistieron a la ceremonia, y un sinnúmero de
pañuelos enjugaban las lágrimas de numerosos
peregrinos, mientras los periódicos de todo el
mundo publicaban el conmovedor testimonio.

El asesino de la Santa -Alejandro- fue condenado


a 30 años de prisión, y 27 después cumplía su
condena y se presentaba en la puerta de la casa de
María Goretti para obtener el perdón de la madre
de la beata: «Sí, Alejandro, te perdono, ¡cómo no te
voy a perdonar si ese ha sido el último pedido de
mi santa hija cuando agonizaba en el hospital!».

El Sumo Pontífice salió al balcón del


VAticano, acompañado de la madre de María
Goretti, y por dos de sus hermanas y uno de sus
hermanos. Pío XII habló a los peregrinos, venidos
de todo el mundo, comparando la Beata María con
Santa Inés y denunciando la obra de corrupción
que en la juventud llevaba a cabo el teatro, el cine
y la moda. ¡Qué diría hoy ese Papa gigante si viera
el nudismo y la pornografía y el aborto!.

Esto me recuerda cuando en una de las


apariciones de la Virgen de Fátima, la Madre de
Dios le dijo a Lucía y a sus primos -Jacinta y
Francisco-: «Vendrán modas escandalosas que
llevarán muchas almas al infierno». Yo no sé a
dónde iremos todos, pero las modas escandalosas
ciertamente vinieron y nadie lo puede negar.

114
Dos días después de obtener el perdón de la
madre Alejandro entraba en el convento de los
capuchinos, donde santamente terminó con los días
de su vida. Como vemos, la sangre de los mártires
no se pierde, porque «el grano que cae en la tierra
y muere, da mucho fruto» (Juan 12, 24).

Publicado en «LA VOZ DE AVILÉS» 12-Julio-1997

115
37.- EL ATEO NO PUEDE
COMPRENDER AL CATÓLICO

Pienso que para saber el extraño por qué de


algunas actuaciones personales es necesario tener
afinidades con esa persona. Yo tenía un pariente
comunista y ateo que me decía concienzudamente:
«Los sacerdotes son ladrones discretos que tienen
como jefes de la banda a los obispos, y el Papa es
el que intenta encubrirlo todo». Y cuando le miraba
con cierto estupor, así me decía seriamente: «Los
curas estudian cinco años para saber y otros cinco
para engañar».

Y el avilesino que fue ministro de Asuntos


Exteriores -señor Morán-, declara en uno de sus
libros que hay algún cardenal que cree en Dios.
También don Francisco Umbral nos decía en uno
de sus nefastos artículos que «toda esa filosofía
antiabortista del Papa y los católicos era una farsa
presuntuosa». Pienso que las tres alocuciones
expuestas por los personajes referidos, tienen un
matiz de ciega y tozuda sinceridad.

Si ahora tenemos en cuenta cómo algunos


ecologistas consagran su vida enteramente a la pro-
tección de los animales, y sabemos que lo hacen
con amor y nobleza, ¿cómo se puede dudar que un
buen católico no sienta afecto amoroso por los ni-
ños que viven exultando en el seno materno?. Pues
bien: esto no entra en la cabeza materialista de los
señores que anteceden. Ellos entienden que tengan
hijos los que quieran tenerlos y que los aborten los

116
que no los desean. Por eso se ha dicho tantas veces
que una cultura sin moral puede darnos crimina-
les inteligentes.

Cuando Julio Anguita reposaba después de


sufrir un infarto, pidió que le llevaran las Obras
de San Juan de la Cruz y las de Santa Teresa de
Jesús, para desgañitarse unos meses después pi-
diendo en el Congreso el aborto libre. Por aquí
vemos que la fe es compatible con el pecado mortal.
Pero esta fe no es más que un sentimiento religioso.
Pues lejos de ser comunicativa es insociable, agria,
cerrada e inaccesible. Por eso nos dice el apóstol San-
tiago que «la fe sin obras es inútil, es un cadáver» (San-
tiago 2, 17).

Si después de conocer la vida de Jesús con su


muerte y su resurrección, los testimonios que nos
han dado un sinnúmero de hombres, momentos
antes de ser alegremente martirizados, los miles de
milagros que han sido científicamente comproba-
dos y reconocidos por la Iglesia, y los viajes que
ha hecho la Virgen a la Tierra con mensajes prodi-
giosos y profecías que se han cumplido -después
de muerta hace dos mil años-, continúan negando
la existencia de Dios, tengo para mi que la incre-
dulidad es el mayor de todos los milagros. En
ellos, en los incrédulos, se cumple la profecía de
Isaías: «Oír, oiréis, pero no entenderéis, mirar, mi-
raréis, pero no veréis. Porque se ha embotado el
corazón de este pueblo, han hecho duros sus oí-
dos, y sus ojos han cerrado; no sea que vean con
sus ojos, con sus oídos oigan, con su corazón en-

117
tiendan y se conviertan, y yo los sane». (Mateo 13,
14-15).
Se me ocurre pensar que algunos intelectuales
que conocer perfectamente la historia de la Iglesia
y la vida de Jesús, mientras emplean sus talentos
en destruirlo todo, pueden ser los que llevan
consigo el pecado contra el Espíritu Santo, sin
posible catolicismo ni perdón (Marcos 3, 29). Por
eso digo que el ateo no puede comprender al
verdadero católico.

Publicado en «LA VOZ DE AVILÉS» 13-Julio-1997

118
38.- LA FE DE ORTEGA LARA

Todos hemos visto el «zulo» donde Ortega


Lara estuvo secuestrado más de 500 días. Era muy
necesario dar a conocer hasta dónde pueden llegar
las alimañas rabiosas. Hombres desalmados más
bajos que las fieras y también desprovistos de
espíritu. Ellos saben que se juegan muy poco.
Pueden matar a cualquier ciudadano para su
popularidad y sus fines lucrativos; les sirven
paisanos, trabajadores, políticos, militares, jóvenes
o viejos, niños o mujeres; todos somos rentables
para los etarras, porque en el peor de los casos,
nuestros derechos humanos no permitirían que
ellos vivieran en un «zulo» incomunicados del
mundo y de sus familiares, como sería justo y
provechoso para nuestra paz.

Nos parece muy bien que la TV nos lo haya


dicho todo para conocerles mejor. Pero son muy
pocos los españoles que se han enterado de la fe
de Ortega Lara, llegando a poner una cruz de papel
en una de las paredes del aposento inhóspito. Era
la cruz que soportaba cada día y cada noche. Era la
misma en la que Cristo redimió a los hombres de
buena voluntad con su sangre y su dolor, y Ortega
Lara estaba dispuesto a beber el cáliz: «Matadme,
matadme, no quiero salir de aquí». Así les decía a
los guardias civiles cuando aún no sabía que eran
sus amigos.

Pienso que no sería posible resistir tanta


soledad y tortura esperando todos los días un tiro

119
en la nuca. Era necesario conocer el valor de la cruz
redentora. Era necesario rezar todos los días. Era
necesario recordar a María viendo los abucheos
sádicos de otros etarras frente a la cruz donde su
Hijo mil veces Santo nos iba entregando su sangre
y pidiendo perdón para sus verdugos, mientras su
Madre permanecía impedida de toda defensión,
como la familia de Ortega Lara.

Cuando Monseñor Rouco nos pidió a los


cristianos y a los sacerdotes que en las misas
dominicales rezáramos por los secuestrados, no nos
era dado saber que la víctima también comulgaba
con nosotros. Pero yo sí sabía que «Yahvé ama y le
corrige, y le aflige al hijo que le es más querido»
(Proverbios 3, 12). Y Ortega Lara ha sido adicionado
entre los predilectos de Dios. Año y medio de
cautiverio en la soledad mirando a la cruz de papel
y pensando en la de Jesús, es más que suficiente
para comprender bien al que le daba fuerzas y le
salvó la vida.

Recordemos aquellos testimonios de los


mártires de la Guerra Civil, y meditemos cómo los
hermanos de La Salle de Almería, lejos de negar al
Cristo que tanto amaban, todos daban la misma
respuesta antes de ser ejecutados: «Viva Cristo
Rey». Esto lo comprende muy bien Juan Pablo II.
Este hombre no se guarda de decir públicamente
que la Virgen de Fátima le salvó la vida.

Y nosotros sabemos el fruto copioso del


atentado, cuando desde su lecho prometió la

120
consagración de Rusia en unión con todos los
obispos del mundo, porque la obediencia perfecta
al pedido de María, tal vez no se hubiera llevado a
la práctica sin la cruz y el dolor que le produjo el
atentado. El resultado no necesita comentarios
porque todos lo conocemos. La vida es así: de la
cruz, al cielo.

Publicado en «LA VOZ DE AVILÉS» 15-Julio-1997

121
39.- EL CERTIFICADO Y UN JAMÓN

Un militante de cristianismo me cuenta cómo


consiguió llevar a los cursillos de Cristiandad a
una meretriz:

"Tenía un comercio de muebles. Necesitaba un


empleado experto en el oficio y con buen carácter.
Me interesé por un viajante que me vendía
muebles. Convenimos el sueldo y el empleo.
Empezó a trabajar con recatado entusiasmo y muy
buenos modales. Los dos estábamos contentos. Un
lunes por la mañana llegó con todo el rostro
erosionado y triste. Le pedí explicaciones y me
contó la historia:"

- Hace tres años me enamoré de una ramera y


nos casamos. Ayer fuimos al entierro de un amigo
y me besó una prima en señal de saludo afectuoso,
y cuando llegamos a casa, mi esposa, encelada, se
lanzó sobre mi como una tigresa. Le di un empujón
contra la esquina del tabique y sufrió una cortada
en la cabeza. Se fue corriendo a la Cruz Roja y no
sé lo que pasará, pues pasé la noche en vela y
todavía no llegó.

"A partir de aquel día las desavenencias en


casa de mi empleado eran insoportables. Mi
conciencia religiosa me decía que no era bueno
echarlo del trabajo y desentenderme de todo. Pensé
que Dios quería algo bueno del litigio dilemático
en que me encontraba. Así decidí persuadir al
chico y llevarlo a los cursillos de Cristiandad. El

122
joven aceptó la propuesta humildemente y los hizo.
Su reacción fue de benevolencia y perdón por todo
lo sufrido con su esposa, pero ésta lo había llevado
todo a la justicia por indicación de un abogado
mohatrero.

Fui a ver al letrado déspota con el mayor


recato y sumisión. Le expliqué la benevolencia del
chico y la religiosidad que diariamente practicaba.
El jurista me dijo que mi empleado entraría en la
cárcel del Coto. Continué exponiéndole razones
muy concretas y le invité a cenar conmigo, pero era
muy difícil doblegarle. El diálogo en la cena fue
cordial y la inquina del letrado amenizaba
mientras comía una loncha de jamón rebozado con
huevo y bebía los vasos de Rioja. Y como me dijo
que el jamón era su plato favorito, le prometí que
le obsequiaría con un jamón muy bueno al día
siguiente."

- Mañana -me dijo el jurista- hablaré con la


esposa de su empleado y trataremos de resolver el
problema amigablemente. Vuelva a mi despacho
por la tarde. "Le envié el jamón a media mañana y
fui a verle a la hora indicada por él. Me dijo que la
chica quería ver a su esposo en la cárcel para que
expiara el dolor de los puntos que le habían dado
en su cabeza."

"Pienso, señor letrado, que la única solución


es que la chica hiciera cursillos de Cristiandad". -
¡Imposible! -me dijo-, es atea. "Creo que usted
podría persuadirla." -¿Cómo?. "Dígale usted que

123
su esposo presentará un certificado que lo acredita
como cursillista de Cristiandad y que si ella no lo
tiene, pueden perder la demanda. He ahí la
conveniencia de que los haga para poder encarcelar
al esposo."

- Me parece buena idea -me dijo-; la volveré a


llamar. "Aquella misma tarde me dice el abogado
que solicite la plaza para hacer los cursillos, pues
ella está dispuesta a todo por ver a su esposo entre
rejas. Unos días después entraba en la casa de
Ejercicios de Meres y la conversión fue prodigiosa,
pues no veo a nadie en la iglesia con más devoción
que la ex ramera, porque "En verdad os digo que los
publicanos y las meretrices os precederán en el Reino de
Dios" (San Mateo c21, v31)."

Publicado en «LA VOZ DE AVILÉS» 17-Julio-1997

124
40.- ¿A QUIÉN SE APARECE LA
VIRGEN?

Pienso que hay muchos católicos que no creen


en las apariciones de María. Más de una vez he
cuestionado con personas -incluso sacerdotes- las
visiones de los videntes. La última vez que esto
me sucedió se trataba de un corresponsal de
«ABC», un periodista católico, honrado, inteligen-
te y bienhechor de su parroquia, don Vicente
Fernández. Él me decía que su desconfianza estri-
baba en saber que la Virgen siempre se manifesta-
ba a niños que no saben ni las primeras letras del
abecedario.

Supongo que se referiría a los niños de Fátima,


a Santa Bernardette de Lourdes y al beato y
chiquitín Juan Diego, el indio del Tepayac, que
tantas veces se encontró con la Virgen de Guadalupe.
Y la pregunta que se hacen los dubitativos siempre
es la misma: ¿por qué no se presenta a hombres tan
preponderantes como pueden ser algunos dignatarios
políticos que todos conocemos?.

Pero lo que parece que no han pensado dos


veces es que María era una jovencita pueblerina sin
más conocimiento que el que nos depara el
pundonor y la fe. Y esto no ha sido óbice para saber
cumplir prodigiosamente todo cuanto llevaba
implícito el ser Madre de Dios y Reina de todos
los santos y de los ángeles. Pues nadie como Ella
en el mundo hubiera cumplido mejor su excelsa y
sublime misión, porque María era la humildad

125
personificada. Y como bien dice San Agustín: «Si
quieres ser santo, se humilde, y si quieres ser muy
santo, se muy humilde».

Y es que la humildad es ser lo poco que uno


es. Pienso que no consiste en exigirse mucho y
colmar la vida de dificultades. La modestia es esa
gran virtud que nos hace ser en todo momento
meros instrumentos de nuestro Creador, sin
grandes esfuerzos sobre nosotros mismos, como
barcos que van a la deriva obedeciendo al mando
de las olas, pero seguros de llegar al puerto de
salvación.

Pensemos en el fruto espiritual del que han


sido protagonistas los pastores de Fátima. Meditemos
sobre lo mucho que significa el s a n t u a r i o d e
Guadalupe para los mexicanos, gracias al niño que
lo promovió todo. Reflexionemos sobre si algún
mandatario político u hombre ilustre hubiera
podido hacer una labor tan meritoria y sublime
como la de la jovencita y pastora de ovejas, Santa
Bernardette, y después veremos que sabiduría y
fuerza les sobran a Dios y a María.

Por eso, la predilección del Altísimo y de su


Santa Madre casi siempre recae sobre los humildes,
es decir, en las almas que predomina la pureza y
el candor, porque estas criaturas siempre están
abiertas a la gracia santificante, y en ellas no existen
fisuras para entrar la estratagema o la maldad que
las llevaría a la dubitación y desconfianza, lo que
le ocurrió a San Pedro cuando el Señor le autorizó

126
para ir hacia Él caminando sobre las aguas,
obligando a Jesús a realizar el milagro dos veces:
«Hombre de poca fe, ¿por qué has dudado?»
(Mateo 14, 31). Así vemos a quién se presenta la
Virgen y a quién debe presentarse. Los genios que
no cuentan con Dios, de nada le sirven a Él.

Publicado en «LA VOZ DE AVILÉS» 21-Julio-1997

127
41.- TERRORISMO EN LA CALLE,
CRIMEN EN LAS CLÍNICAS Y
TERRORISMO DE ESTADO

Ayer decía un general de Ingenieros en un


diario regional que las cárceles en España son
hoteles de cinco estrellas. Felizmente no lo sé. Pero
me consta que los que no tienen esposa, reciben la
visita de la concubina y les entregan las llaves de
una alcoba para los deleites sexuales. También leo
que a los terroristas no les faltan salas de TV,
lectura adecuada a sus mentalidades, diálogos
atrayentes con sus colegas y muy buena nutrición.

Si a todo esto adicionamos los derechos


humanos que les protegen de cualquier erosión
que pudieran sufrir al ser detenidos después de
cometer el asesinato, veremos que los derechos
humanos de los hombres pacíficos y honrados -
como Miguel Ángel- (sin escolta) están siendo
solapadamente vulnerados, mientras el oficio de
terrorista es algo semejante a un empleo bien
retribuido sin el menor riesgo. Si estas son las leyes
que tenemos en vigor, es claro que el terrorismo se
perpetuará.

Los crímenes en las clínicas todos los sabemos.


Hace unos días nos decía el cardenal arzobispo de
Barcelona, Ricardo María Carles, que el aborto es
la peor de las epidemias que sufre Cataluña, y se
escandaliza el prelado porque en esa Comunidad
se practican 31 abortos diarios, es decir, 11.315 cada

128
doce meses. Bien es verdad que los médicos
cristianos de Cataluña han hecho un manifiesto
solidario con la Iglesia, al decir que el aborto
provocado son dos crímenes: la disección de un
humano vivo y el trauma de por vida inferido a
una mujer que jamás olvidará que asesinaron a un
hijo suyo.

Y lo curioso es que los que se dicen demócra-


tas, no han caído en la cuenta de que si la vida no
merece respeto, la mal llamada democracia es peor
que las dictaduras, porque todos vivimos amena-
zados y, consecuentemente, sin libertad. Curioso
me parece también que Jordi Pujol se confiese ca-
tólico, nos diga que cree en la inmortalidad del
alma, que Jesucristo es Dios e Hijo de Dios («100
españoles y Dios», de José María Gironella, pági-
nas 326 a 330), que aparezca en la iglesia comul-
gando y que haga oídos sordos ante tantos críme-
nes inocentes. ¡Toma nísperos, querido lector!.

El terrorismo de Estado también lo conocemos


todos. Y si he de ser sincero tengo que decir cuánto
me alegraban las muertes perpetradas por el GAL,
sabiendo que el que a hierro mata a hierro muere.
Y tal vez no haya sido yo solo en España el que me
complacía con los GAL, pero es de notar que está
destituido de sentido abolir la pena de muerte para
los criminales convictos y confesos con la defensa
de los letrados correspondientes, y disparar las
metralletas contra un grupo de supuestos etarras
sin justicia y sin ley.

129
La Palabra de Dios nos muestra la gran
influencia que tiene el aborto sobre el terrorismo.
Pues en el Libro de la Sabiduría, 11, 16 y 17, así
dice: «Les enviaste el castigo a las muchedumbres
para que conocieran que por donde uno peca, por
ahí es atormentado». Y si pecado es el terrorismo,
amigo lector, tal vez sobreabunde más en los 11.315
niños incipientes que son vilmente asesinados
todos los años, sólo en Cataluña. ¡Veis, veis por
qué estamos así!. Donde no hay cabeza todo se
vuelve rabo.

Publicado en «LA VOZ DE AVILÉS» 22-Julio-1997 y en «LA


NUEVA ESPAÑA» 26-Julio-1997

130
42.- TERESA DE LISIEUX

Si buscamos el sentido que puede tener el


nombrar patrona universal de todas las misiones a
una jovencita de 24 años, sin haber salido nunca
del convento de las Carmelitas Descalzas de
Lisieux, sólo lo encontraremos a través de la fe,
sabiendo que la oración es omnipotente. Y Santa
Teresita del Niño Jesús consagró su vida a la
oración y a la penitencia por todos los misioneros
y misioneras del mundo. El día 30 de septiembre
se cumplirán los cien años de su muerte.

«Quiero pasar mi cielo haciendo el bien en la


tierra. Yo no muero, entro en la vida». Esto decía
en la enfermería de su monasterio, mientras
esperaba gozosa el encuentro definitivo con el
Padre. Tenía tan sólo 24 años. «La Historia de un
alma» publicada al año siguiente (1898), y
traducida inmediatamente a múltiples idiomas, ha
sido desde un principio, un proyecto de vida
evangélica asequible y entusiasmadora para todos
los que no niegan la existencia de Dios.

A San Pío X no le cabía la menor duda: «Es la


santa más grande de los tiempos modernos». Fue
beatificada el 29 de abril de 1923, y canonizada el
27 de mayo de 1925 por el Papa Pío XI. Él mismo
la declaraba «patrona principal de todos los misio-
neros, hombres y mujeres, de todas las misiones
existentes en el universo». La lectura de su biogra-
fía es conmovedora. Aparece como una fuerza mis-
teriosa que nos atrae irresistiblemente.

131
El mensaje de Teresa de Lisieux se ha hecho
universal. Lo testimonian millones de personas
después de leer sus sapientísimos escritos. Insti-
tuciones y congregaciones, vocaciones
sacerdotales, religiosas y misioneras, nacidas en
todo el mundo bajo su carisma y protección, mani-
fiestan la indefectibilidad y pervivencia de la san-
ta.

En Cataluña aparecieron las primeras traduc-


ciones oficiales de sus escritos en castellano, así
como la pequeña obra escrita en catalán, «Vida
abreujada». Y cuando fue beatificada se creó el
«Centro de propaganda de Santa Teresita para Es-
paña y América». Pocos años después tiene lugar
la fundación del santuario de Santa Teresa del
Niño Jesús en Lérida. También corresponde a esta
época la inauguración de la parroquia de Santa
Teresa del Niño Jesús en Barcelona.

Todo lo que antecede nos hace comprender


mejor el interés y las bendiciones que Juan Pablo
II dedica a las monjas de clausura. Esos
palomarcitos que Santa Teresa de Ávila iba cons-
truyendo como pararrayos de tantos pecados como
se cometen en el mundo. Y en una carta que escri-
be la vidente de Fátima (Lucía) a su sobrino sacer-
dote, y que ha sido divulgada repetidamente en
varias revistas españolas y extranjeras, así le dice:

«Esas dudas que el demonio infunde en tu


cabeza para dificultarte el celo apostólico que
siempre has tenido, es la falta de oración que dices

132
no encontrar tiempo para hacerla. Ten por muy
seguro que el tiempo que dediques a la oración, lo
encontrarás muy acrecentado en el trabajo que te
propongas realizar después de terminar las
plegarias, porque con la oración, Dios engrandece
nuestro servicio en menos tiempo».

Publicado en «LA VOZ DE AVILÉS» 26-Julio-1997

133
43.- ¿QUÉ HACER EN LAS
VACACIONES?

Si tenemos en cuenta que nuestro cerebro sólo


descansa cuando está durmiendo en sueño profun-
do y reparador, veremos la conveniencia de que su
actuación continua sea provechosa para nuestra
salud física, psíquica y moral. Y esto no lo conse-
guiremos con una aprensión falsa o juicio de una
cosa que tiene poco fundamento. Bien porque nos
resulta irresoluble, o bien porque nos perturba el
descanso y la felicidad que todos deseamos.

Entro en este tema después de leer los


sapientísimos consejos de Juan Pablo II. Él ha tomado
sus vacaciones para ahuyentar un sinnúmero de
problemas que tiene diseminados por todo el
mundo y también centrados en la Ciudad del
Vaticano. Pero nada le impide un descanso saludable
contemplando la creación de Dios desde la cresta de
las montañas. Dialogando con el Altísimo a través
de la oración, y oyendo la palabra de Dios con la
lectura bíblica. Pues algunos santos nos dicen que
cuando oramos, nosotros hablamos con Dios, y
cuando leemos los Sagrados Textos, Él es quien
habla con nosotros.

Y Jesús nos dice que no estemos pensando en


qué comeremos mañana y qué beberemos, pues
cada día tiene su afán. Y como el Padrenuestro nos
enseña a pedir el pan de cada día, no han faltado
santos que no permitían echar las alubias a remojo
hasta pasada la media noche. Pues de hacerlo antes,

134
ya estarían pensando en el alimento de mañana. Y
lo cierto es que ni en las cartujas, ni en las trapas,
ni en los conventos les falta el pan de cada día, lo
que sucede a tantas familias desdichadas.

Volviendo al Santo Padre, él nos recomienda


ejercicio físico en las vacaciones, aprovechando el
reposo para la lectura de la Biblia. Pues ya que
nuestro cerebro ha sido creado -repito- para no hol-
gar un solo momento, aprovechemos esa palpita-
ción constante en beneficio propio. Y si esto nos
resulta imposible motivado por alguna dolencia
psíquica, todavía podemos recurrir a las reflexio-
nes de Santa Teresa de Jesús. Pues cuando su ima-
ginación se sublevaba, concentraba sus pensamien-
tos en Dios y le exponía los problemas que le crea-
ba su cabeza, dándole por nombre «la loca de la
casa».

Yo no sé lo que puede suceder entre los pocos


lectores que supongo tendré. Pero lo que sí puedo
decirles es que si me centro en las penas y
problemas que mi larga vida me viene deparando,
la «loca de la casa» me volvería loco a mí también,
y gracias al buen Dios y a sus preceptos, nunca he
tenido más paz y lucidez que después de saber y
creer que todos los males y problemas nos vienen
de Dios o Él los permite para un bien muy superior
al que nosotros anhelamos.

Tengamos en cuenta que nadie ha sufrido más


que algunos santos, y éstos nos dicen que cuando
nuestras almas abandonen el cadáver, nos lamen-

135
taremos mucho por no haber sufrido más, lo que
no impide que santamente busquemos todos los
remedios para calmar las tribulaciones y el dolor.
Pues Dios quiere que seamos felices, sin droga, sin
exceso de alcohol, sin divorcio, sin hedonismo, sin
aborto y sin eutanasia; cambiando los males que
practicamos por el bien que podamos hacer.

Publicado en «LA VOZ DE AVILÉS» 29-Julio-1997

136
44.- LA FORTUNA DE FIDEL CASTRO

Conforme a los datos de la revista «Forbes»,


Fidel Castro es el cubano más rico del mundo. Su
fortuna sobrepasa los 21.000 millones de pesetas.
El dictador comunista ocupa el décimo lugar en
una clasificación en la que el Sultán de Brunei es
el primero, con 38.000 millones de dólares. La
noticia nos parece seria si tenemos en cuenta los
informes que nos dio en los años 90 un periodista
ruso del periódico «Izvestia», el mismo que fue
corresponsal en la isla y publicó un reportaje sobre
la vida suntuosa de Fidel a cargo de las cuentas
del presupuesto cubano.

El periodista, que tuvo acceso a Castro varias


veces, aseguraba que éste tenía más de 36 casas en
todo el territorio cubano, y era cuidado por una
escolta personal de unos cuatro mil hombres,
supuestamente con todos los gastos costeados por
el Estado cubano. Entretanto, los pobres
comunistas que le siguen, forman colas
interminables para conseguir el mísero alimento
que les suministra el Gobierno, y con más rigor a
los que detestan la inhumana dictadura.

Si ahora tenemos en cuenta que Fidel Castro


debe ganar un sueldo como presidente del Consejo
de Estado, en pesos cubanos, parece claro que los
fondos reservados de Cuba -como los nuestros-
también a él le han aportado pingües beneficios.
Como vemos, esto de la igualdad social y la
solidaridad no son más que una patraña. Lo

137
importante para los hombres racionalistas es el
poder, el dinero y la fama. A las masas se las
conquista con buenas palabras y promesas -esto en
las democracias- o con las armas si se sublevan más
de lo debido, como sucede en Cuba.

Lo que no voy a comprender nunca, es cómo


sabiendo que sólo les queda un soplo de vida para
dejarlo todo sin saber a quién, continúen cosidos y
aferrados a la fortuna que bien saben no pueden
disfrutar, mientras ese pueblo que dicen defender
tan patrióticamente, está recogiendo las migajas
como el pobre Lázaro. Y esta parábola que todos
conocemos -como todo lo que dice Jesús-, continúa
ahora con el mismo vigor que hace dos mil años.

La narración que al rico Epulón se refiere,


causaba mucha tristeza y pesadumbre a los
transeúntes que veían al pobre Lázaro llagado y
enfermo mendigando a las puertas del hombre
acaudalado banqueteando diariamente. Pero, como
a todos, le llegó la hora de partir para la eternidad,
y allí, preso en un abismo semejante al que han
visto los pastores de Fátima, semi asfixiado por el
calor de la gehena, tan solo pedía que le mojaran
la lengua con agua, y no le era dado por la fortuna
que dejó en la tierra y el menosprecio de los
indigentes.

Entretanto, Lázaro, como había sido víctima


de los tiranos y ricotes, le fue concedido un lugar
paradisíaco. Y como no hay mal que siempre dure
ni bien que nunca se acabe, llegó el momento de

138
compadecer al rico Epulón y envidiar al pobre
Lázaro. ¡Ojalá que no les ocurra todo esto a Fidel
Castro y a los demócratas que tantas fortunas
usurparon y tantos vieron morirse de hambre.
Sinceramente digo que a nadie le deseo el infierno.

Publicado en «LA VOZ DE AVILÉS» 31-Julio-1997

139
45.- ETA, HB Y ARZALLUS

El señor Arzallus me parece el político más


enmarañado que tenemos en España. Se ve claro
que disfruta con la polémica. Su forma de expre-
sarse y su semblante demuestran altanería y ego-
centrismo. El poder que le ha sido conferido por el
pueblo le viene muy ancho. Pero su prepotencia le
dice que merece mucho más. No tiene el menor co-
nocimiento de su persona. El vínculo que le une a
HB y a ETA -por añadidura- nos parece claro. Se
manifiesta en contra del crimen y del secuestro.
Pero vela por los derechos humanos de las dos ban-
das, sin tener en cuenta la indefensión en que se
encuentran tantos vascos honorables.

Arzallus no se cansa de hacer reivindicaciones


de diálogo con HB y con ETA. Los hechos que han
conmocionado a todos los españoles no le han
puesto freno a su deslenguado vocabulario.
También requiere el acercamiento de los presos
etarras. Mil muertos y miles de heridos no han sido
suficientes para seguir manteniendo su postura
inamovible. Los proyectos del ministro del Interior
-Mayor Oreja- le tienen sin cuidado, o mejor, cuida
mucho de que no se lleven a la práctica. No se
pueden hacer recortes a la libertad, a la libertad
que tienen HB y ETA, porque la libertad que tienen
los vascos honrados y trabajadores, tiempo ha que
la perdieron totalmente por falta de justicia.

¿Lo sabe Arzallus? ¿Le parece bien? El que lo


entienda que lo diga. ¿No siente las voces de Herri

140
Batasuna insistiendo en que hay que apoyar a ETA?
¿Por qué detesta las operaciones políticas que se han
puesto en marcha para conseguir el aislamiento de
los batasunos? ¿No está viendo que el PNV está par-
ticipando positivamente en este laudable proyecto?.
¿No basta ya de asesinatos y secuestros? ¿No son bas-
tantes las familias que lloran amargamente?.

Se ha comprobado muchas veces que la corrup-


ción de lo mejor, es lo peor de lo corrupto, y Arzallus
viene de la institución más noble y sublime que tene-
mos en España y en el mundo. Ha sido un discípulo
de San Ignacio de Loyola. El mandatario político ha
hecho su carrera en el mejor de los seminarios. Ha
celebrado algunas misas y, frustrado en su vocación
por la soberbia, al no encontrar eco entre los humil-
des, se pasó al bando de los disidentes para acrecen-
tar su altanería y conseguir notoriedad y fama.

Salvando las raras excepciones -que en todo lo


hay-, líbreme Dios de los disidentes de la Iglesia,
como pueden ser sacerdotes o ex seminaristas. Pues
la frustración sufrida por estos señores, casi siempre
les lleva a un antagonismo sin razón ni piedad. Y el
orgullo que han visto aplastado por la humildad de
sus compañeros lo reavivan después de abandonar
la sotana y mueren sin dejar de ser los prototipos
detractores de la Iglesia de Cristo, llegando -como
hemos visto en el señor Arzallus- a intimidar al mis-
mo santo Padre, para hacerle nombrar un obispo a su
antojo.

141
Publicado en «LA VOZ DE AVILÉS» 3-Agosto-1997 y en «LA
NUEVA ESPAÑA» 9-Agosto-1997

142
46.- LA TRANSFIGURACIÓN

¡Oh memoria, enemigo mortal de mi descan-


so! (Cervantes, Don Quijote). Obvio me parece que
Cervantes tiene razón, pero si conseguimos el do-
minio del pensamiento, también la memoria pue-
de servirnos para recrear nuestros pensamientos en
lo bueno que hemos vivido. Pues al llegar el 6 de
agosto me viene a la retentiva la Transfiguración
del Señor, porque hace algo más de 13 años me en-
contraba yo -en compañía de mi esposa e hijos- en
la meseta del monte Tabor contemplando el ábsi-
de del templo donde se apareció Jesús transfigu-
rado hablando con los profetas Elías y Moisés.

Y al pensar que Jesucristo quiso manifestar su


poder con el misterio de la Transfiguración,
dejándonos como testigos oculares a Pedro,
Santiago y Juan, nos encontramos con un símbolo
sensible de la gloria que nos espera cuando
nuestros corazones dejen de moverse.

El Señor también quiso que los testigos fue-


sen tres para que nadie dudara de su testimonio.
Pero es de notar que no lo hizo públicamente para
enseñarnos a guardar el secreto de las gracias o fa-
vores espirituales que recibimos. Pues quien se en-
vanece de esas gracias no está guiado por el espí-
ritu de Dios, sino por el amor propio o el orgullo
que siempre le exponen a ilusiones peligrosas.

Los verdaderos discípulos de Cristo aman la


luz y la contemplan desde la oscuridad, sin dejar

143
por eso de invitar a todas las criaturas a alabar con
ellos a Dios, teniendo por lema las palabras de
Tobías: «Mi secreto para mí» (Tobías 12, 7). Tal vez
por eso Jesucristo quiso realizar el milagro lejos
de las miradas humanas, y condujo a los tres
apóstoles elegidos a una montaña despoblada,
después de anunciarles -según su costumbre- que
deseaba retirarse a orar en la soledad.

El monte Tabor es una montaña gallarda con


gran altitud que se yergue en la llanura de Galilea.
Y aquél fue el lugar elegido por Dios para mos-
trarnos su mayor gloria. Y es de tener en cuenta
que la Transfiguración tuvo lugar mientras oraba,
porque en la oración es donde las almas reciben
con más frecuencias las consolaciones divinas. Es
lamentable que tantos cristianos ignoren los gran-
des efectos de la oración, por no haberse consagra-
do a ella con fervor y perseverancia.

Pienso que un cristiano bien dispuesto no


puede dejar nunca la oración profunda y meditada.
Y esto se puede afirmar porque así lo testifica
Jesús: «Orad, orad para no caer en tentación» (Mt.
26, 41; Mc. 14, 38; Lc. 22, 46). Estoy convencido de
que ningún sacerdote abandona su ministerio antes
de abandonar la oración.

La plegaria es como el óleo que se va deposi-


tando en la alcuza para que la luz no se apague. Y
cuando el aceite se termina, ya sin el fulgor divi-
no, todo el contenido de los Sagrados Textos, les
parece el compendio de una novela fantasmal, bus-

144
cando después lo tangible, como puede ser una se-
ñorita elegante, con la cual se nos presentan en la
TV basura diciéndonos que Dios no existe y hacién-
dose famosos con la soberbia inferida, olvidando
lo que dicen los canonizados: «El que ora se salva,
y el que ora mucho se hace santo».

Publicado en «LA VOZ DE AVILÉS» 7-Agosto-1997

145
47.- EL ATEO NO EXISTE: MIS
REFLEXIONES

La palabra «ateo» se atribuye al que niega la


existencia de Dios. En esta falta de sinceridad se
encuentran muchos millones. Pero ninguno puede
probar que tiene razón. Un raciocinio sensato no
puede negar lo que no sabe. La sinceridad consis-
te en expresarse con veracidad huyendo del fingi-
miento. La simulación puede sacarnos airosos de
un apuro, pero el triunfo que nos depara es fugiti-
vo. El embuste es mucho más pesado que la ver-
dad. La evidencia ha sido creada en el hombre para
descanso de su conciencia.

La fuerza de la sencillez es muy capaz de


detraer a la altanería y el orgullo. En un parque
zoológico he visto a un elefante apocado cuando
un cordero acercaba el hocico a su trompa. Y
cuando salgo al parque me admira ver a los
gorriones usurpando el alimento que las buenas
gentes les propinan a las palomas, mientras que
estas aves tan sencillas y superiores, respetan la
osadía y audacia de los gorriones. Por eso Jesús
nos manda ser sencillos como palomas. Y es de
notar que las palomas no tienen hiel como nosotros,
carecen de amargura, aspereza o desabrimiento.

Dios ha dotado al hombre de talento y razón. El


buen raciocinio es hijo de una conciencia limpia que
nos habla constantemente. No podemos conculcar el
alma. Ese radar que nos descubre el bien que pode-
mos hacer y se altera -como el termostato- con el mal

146
que hacemos. El intelecto nos dice que debemos de
pisar siempre sobre el asfalto. No importa que el tra-
yecto sea redoblado, lo importante es saber que por
ese camino llegaremos un día a la «Ciudad de Dios».

Al ilustre escritor, notable psiquiatra y psicólo-


go, Juan José López Ibor, le acometían grandes dudas
sobre la existencia de Dios; con este motivo solicitó
audiencia con el Papa Juan XXIII; le expuso cómo el
razonamiento de su cabeza y de sus estudios no com-
paginaban con los preceptos de Jesús. El Santo Padre
le dijo: «Los caminos de Dios no son nuestros cami-
nos. Y el Espíritu que nos ilumina no entra donde el
pecado anida. Cuando tenga un momento apacible
haga un examen de conciencia y confiésese. Después,
en gracia, busque a Dios y lo encontrará». El ilustre
doctor correspondió a la humildad que Juan XXIII le
había sugerido y no dudó más.

El filósofo y naturalista inglés, Rogerio de Bacon,


así nos dice: «Dios no hizo jamás milagros para
confundir el ateísmo, porque basta su obra de cada
día». Y G. Giusti nos dice que «el ateo es necesariamente
el enemigo número uno del género humano y de sí
mismo». También nos dice G. Mazzini que «aquel que
puede negar a Dios ante una noche estrellada, ante la
tumba de sus seres más queridos, ante el martirio, es
un gran infeliz y un gran culpable». Y he dicho que el
ateo no existe porque lo que le falta al hombre
antirreligioso es la sinceridad para vencer la cerrazón
y decir, al menos, que no sabe.

Publicado en «LA VOZ DE AVILÉS» 8-Agosto-1997

147
48.- EL PREDILECTO DE LUCÍA

La Vidente de Fátima (sor Lucía) ha tomado


como modelo de santidad a San Juan Berchmans,
cuya festividad se celebra el día 13 del actual mes
de Agosto. Para Lucía -y para San Juan- la santi-
dad consiste en hacer las cosas ordinarias extraor-
dinariamente bien. Es decir, pensar, vivir y actuar
siempre como Dios quiere conforme a la Palabra
del Padre revelada por su Hijo, porque aquél que
no se fija en lo poco, jamás llegará a lo mucho
(Lucas 16, 10).

«Si no llego a santo mientras soy joven...»,


había dicho Juan Berchmans, «... nunca llegaré a
serlo». Murió cuando apenas contaba veintidós
años. Es uno de los santos más jóvenes de la
Compañía de Jesús, exceptuando a San Luis
Gonzaga y a San Estanislao de Kostka. Pero estos
dos pertenecían a familias de la alta aristocracia,
mientras San Juan Berchmans era hijo de un
humilde zapatero, y siendo tan brillante en sus
estudios, sus profesores consiguieron llevarle al
Colegio de Roma cuando tenía 18 años.

Juan no se ahorraba los mayores esfuerzos ni


rehuía nunca las dificultades que le planteaban su
pobreza y sus detractores. Él sabía que con la
oración y el trabajo todo se vence. Se levantaba a
las cuatro de la mañana para hacer oración hasta
que el horario colegial le reclamaba. El padre
Massucci -director espiritual de los estudiantes-,
declaró por su parte: «No he conocido a un joven

148
de vida más ejemplar, de conciencia más pura y
más alta perfección que Juan».

El pequeño Juan amaba tiernamente a su


madre. Una mujer recatada y modesta que siempre
estuvo enferma. Y una semana después de entrar
en el noviciado, superadas algunas objeciones por
parte de su padre, así les escribe: «Os suplico
humildemente, a vos, mi respetado padre, y a vos,
mi amada madre, que, en nombre de vuestro afecto
paternal por mí, y de mi amor filial por vosotros,
vengáis aquí el miércoles por la tarde a más tardar,
para que yo pueda deciros: «Os saludo y adiós»,
lo mismo que vosotros a mí, cuando entreguéis a
este vuestro hijo al Señor Dios, quien me dio a
vosotros».

Pero como la cruz nunca puede faltar a los


santos, la visita que esperaba de sus padres con
vehemente ilusión amorosa, se trastocó con la
muerte repentina de su madre, y 18 meses después,
su padre, zapatero, profundamente espiritualizado
por el ejemplo de su hijo y la veneración que sen-
tía por su santa esposa, recibió la ordenación sa-
cerdotal y obtuvo una canonjía en su ciudad natal.
Pero esa alegría que conlleva el ser ministro de
Dios, rápidamente fue sesgada por la muerte de su
hijo Juan.

Falleció el 13 de agosto de 1621 en Roma. Y


durante sus funerales hubo escenas conmovedoras,
los milagros por su intercesión se sucedían semana
a semana. Los grabadores de aquella época hicieron

149
24.000 copias de su imagen, sin contar las obras de
artistas ni los lienzos de los grandes pintores. La
beatificación de San Juan Berchmans tuvo lugar el
año 1865 y su canonización en el de 1888. El amable
lector puede ver cómo el fruto de las almas que se
entregan a Dios siempre perdura hasta el fin de los
tiempos.

Publicado en «LA VOZ DE AVILÉS» 12-Agosto-


1997

150
49.- SIETE MÁRTIRES MÁS SERÁN
BEATIFICADOS

Siete de los capuchinos que fueron fusilados


en Gijón el 14 de agosto de 1.936, serán beatificados
por Juan Pablo II, lo que viene suscitando una gran
polémica entre vencedores y vencidos. Algunos
republicanos entienden que también debieran de
beatificar a los mártires del otro bando. Cierto es
que si doloroso nos parece el asesinato de los siete
capuchinos asturianos, también nos parece muy
lamentable la muerte cruenta de los milicianos que
perdieron la vida en defensa de un ideal político.

Pero es de tener en cuenta que la santidad no se


puede politizar. Mártir es aquella persona que padece
muerte por amor a Jesucristo y en defensa de la
religión cristiana. Son mártires los hombres que
mueren pidiendo a Dios perdón por los verdugos que
les torturan y ejecutan. Y esta nobleza y generosidad
no son virtudes innatas en la persona humana, son
gracias muy especiales que Dios concede a los
hombres impregnados de santidad antes de llegar al
martirio.

Pues si les falta la fuerza del Espíritu Santo,


no conseguirían vencer el instinto más fuerte que
preserva nuestras vidas. Y nos parece absurdo
subir a los altares de la Iglesia a los supuestos
héroes que mueren en defensa del materialismo
dialéctico y con aversión a la Iglesia de Cristo.

151
Pienso que las críticas que le están haciendo
al Arzobispo de Oviedo son injustas. Monseñor
Gabino ha considerado muy solventes las pruebas
periciales que fueron realizadas el pasado mes de
mayo. En consecuencia, y fiel a su probo deber, la
Iglesia asturiana le ha dado el visto bueno y espera
que el Vaticano lo haga definitivamente. Entretanto,
algunos personajes de la izquierda entienden que
debe de guardarse el mismo respeto a los muertos
de un bando que a los del otro.

Tengo para mi que monseñor Gabino lamenta


igualmente las muertes causadas por los dos
bandos, y no todos los obispos actuarían con la
misma imparcialidad que lo viene haciendo el
máximo responsable de la Iglesia asturiana.

Pues don Gabino es un hombre ecuánime,


paciente y moderado. Pero no se puede conculcar
lo que es justo y el bien que pueden hacer las siete
biografías que saldrán a la luz cuando los siete
mártires sean beatos, sabiendo que a nadie pueden
hacer daño, ni siquiera menoscabar los que han
muerto en defensa de otros ideales.

Claro que este reconocimiento a los mártires nos


hace memorizar la crueldad de muchos hombres. Pero
también nos muestra la grandeza de muchas almas y
el bien que podemos hacer los que aún vivimos; todo
en suma, es cultura y ejemplo para luchar por la paz
y desterrar el odio y las guerras, con la esperanza de
que algún día reine Cristo en todos los corazones de
los hombres, y así aprendamos el ejemplo que nos

152
dieron los siete capuchinos gijoneses y los 232 beatos
que han sido víctimas de la Guerra Civil española.

Publicado en «LA VOZ DE AVILÉS» 14-Agosto-1997

153
50.- LA INFLUENCIA DEL MALIGNO

Cuando el hombre carece de un ideal cognoscitivo


y sublime, puede ser vulnerable a cualquier viento que
le sople al oído con agradable suavidad, porque
nadie conseguirá ser él mismo sin antes saber que
no lo es. La trivialidad de muchos hombres casi
siempre es tan vulgar como los mismos que le
enseñaron a serlo. El drogadicto, el hedonista y el
malhechor no existirían, si hubieran tenido como
enseñador al único Maestro y al único Señor: Cristo
(Juan 13, 13-14).

Cuando Dios hablaba con Moisés, éste le hizo


una pregunta clave para toda la Humanidad:
«Cuando me pregunten los israelitas: "¿Cuál es tu
nombre?", ¿qué les responderé?». Dijo Dios a
Moisés: «Yo soy el que soy.» (Éxodo 3, 13). Es decir,
no soy copia o imitación de nadie. Esto quiere
decir que para alcanzar nuestra excelsa categoría
de hijos de Dios, sólo tenemos que copiar del que
es «El que es». Si seguimos las corrientes
mundanas, nuestro paradero -después de ser
desgajados del Árbol- puede ser como el de las
hojas enlodadas que lleva el correntío hasta
finalizar en las alcantarillas. El que más se
aproxima a ser el que es, es el santo y el mártir. El
hombre maligno y el disoluto no tienen ninguna
influencia sobre ellos, porque el conocimiento de la
Verdad les hace invulnerables a todos los males.

Cuando llegó a España por primera vez Juan


Pablo II, al despedirnos desde la escalerilla del

154
avión nos dijo: «España, se tu misma». Es decir, no
copies de las naciones que te rodean. Sigue siendo
la reserva espiritual de occidente. No al
hedonismo, no a la droga, no al divorcio, no a la
delincuencia, no al libertinaje, y mil veces no al
aborto.

Pero el halago de los malignos extranjeros, los


homenajes que nos rendían al desgajarnos del
camino, de la verdad y de la vida; todo en suma,
nos fue llevando a la ceguera evangélica y, ya sin
luz, los barcos extranjeros atracan en los puertos
de España cargados de droga, la juventud noble e
ingenua, buscando el placer que la vida no tiene,
todo son lágrimas en muchos hogares. Las pobres
chicas, arrastradas por los malos ejemplos de la TV
y de las revistas pornográficas, también se lanzan
al ruedo en busca de un placer fugitivo que
rápidamente las lleva al desplacer, a las clínicas
abortivas y a la tormentosa depresión. Y las que
están casadas y alguien les sopla al oído con
promesas de un nuevo idilio lleno de placeres, viendo
que tantas lo hacen así, terminan destruyendo una
familia entera y siendo víctimas del modernismo que
propugnan los hombres materialistas en la TV,
costeado por el erario público.

Y como el pecado y los lujos se pagan muy


caros, los impuestos se han multiplicado por cien,
decenas de miles de empresas tuvieron que cerrar,
los trescientos mil parados que teníamos ascendieron
a tres millones, la necesidad de robar es muy
acuciante, las leyes son permisivas y los tres mil

155
reclusos que teníamos ascendieron a cincuenta mil,
sin contar esos trescientos o quinientos mil que
entraron por una puerta en la prisión y tan
injustamente salieron por la otra.

Y esto es así porque en el vacío de la autoridad


entra el pecado para corromperlo todo. Y envueltos
en el caos, los etarras siguen matando y matando,
y las buenas familias llorando y llorando, pues,
como alguien ha dicho por ahí, donde no hay
cabeza todo se vuelve rabo.

Publicado en «LA VOZ DE AVILÉS» 15-Agosto-1997

156
51.- MUCHO NOS QUEJAMOS

«Qué poco sabe del mundo el hombre que se


admira y se queja con facilidad» Joaquín Setanti.
Casi todas las lamentaciones del hombre están
implícitas en el bienestar que otros aparentan tener,
porque la medida de una cosa resulta de haberla
comparado con otra. Pero el número de personas
que mira hacia los que vienen atrás es muy exiguo.
Por eso son muy contados los que están contentos
con su suerte. Si reflexionáramos con sensatez
oteando las desdichas que sufren tantos millones
en el mundo, nos preguntaríamos el porqué Dios
nos ha dado tanto bueno como tenemos.

Sólo después de una desgracia se comprende


muy bien la dicha que no supimos valorar. El
hombre busca la felicidad en la tierra sin saber que
no existe. En este sentido, el increyente tiene más
razón que nosotros; él oye la palabra de Dios desde
la sordera, y los creyentes le hacemos poco caso.
Pues si Jesús nos ha dicho que no podemos seguirle
sin tomar la cruz de cada día, ¿qué esperamos? ¿No
es éste un motivo para aumentar nuestra fe, cuando
diariamente experimentamos esa realidad?.

Lo curioso de los cristianos es que las quejas


que más abundan en sus disertaciones van contra
su prójimo. Algo así como el clavo que se lamenta
del martillo sin fijarse en la mano que lo mueve.
¡Cuántas quejas tenemos los católicos tan ilógicas
como ésta!. Y, ¡qué pocos cristianos saben encontrar
consuelo en las adversidades de la vida!.

157
Hace poco me decía el director de un
periódico que tenía noventa empleados y noventa
problemas, y que lo que a él le gustaría era ser jefe
de redacción; unos meses después, ese jefe de
redacción al que el director se refería, me mostraba
el funcionamiento y las instalaciones del periódico
y me contaba lo desagradable que resulta depender
de otro; él quería ser director.

Y es que la cruz que cada uno lleva siempre


le parece la mayor. Alguien me contó una anécdota
que me parece razonable: Fray Melchor era el
portero de un convento, el que a todos tenía que
obedecer, y este hermano se quejaba y se quejaba
de su cruz. Él quería ser como los padres que tanto
sabían y tan felices eran.

Un buen día se le presentó un ángel, le cogió


de la mano y los dos juntos bajaron a la cripta. El
ángel le mostró una mesa donde reposaban todas
las cruces de los 22 frailes, y así le dijo a fray
Melchor: «Vete tanteando todas las cruces de tus
superiores y quédate con la más ligera y benigna».

Fray Melchor fue sopesando una a una, y al


terminar, le dijo al ángel: «Encontré la más suave
de todas, gracias espíritu de luz». El ángel le
preguntó: «¿Has visto la inscripción que tiene
debajo?». -No. «Mírala y léela en voz alta»: -¡Fray
Melchor!. -¡Es la mía. No me quejaré más!.

Terminaré con dos preguntas: ¿Cuántos son


los católicos que viviendo sedientos de justicia y

158
hambrientos de pan, encuentran el gozo y el
consuelo en las Bienaventuranzas de Jesús tan
llenas de promesas para los que así sufren?. Y,
¿cuántos son los ricos católicos que comparten sus
riquezas con los más pobres, sabiendo la condena
que Jesús les anuncia si no lo hacen?. Por eso los
increyentes no nos hacen caso.

Publicado en «LA VOZ DE AVILÉS» 20-Agosto-1997

159
52.- MÁRTIRES DE CHINA

La Iglesia católica conmemora hoy (20 de


agosto) la festividad de 25 mártires en Tonkín,
entre los que se encuentran algunos asturianos y
gallegos. Todos ellos fueron beatificados por Pío
XII el 29 de abril de 1.951. La ascensión al trono
del emperador Tu-Duc en Anam (antiguo imperio
de Asia) en 1.847, desencadenó la persecución más
cruenta y sádica que se haya tenido noticia en aquel
país.

Este monstruo cruel, enrevesado y


repugnante, quería erradicar de su tierra todo
cuando con Cristo y con Dios se relacionaba. Parece
que la carga de monstruosidades que habían
puesto punto final a su innata conciencia,
suscitaban en él ese instinto salvaje que actúa como
acto de defensa propia, y al no poder evadirse de
sí mismo, buscaba el desahogo torturando y
ejecutando a los que llevaban el espíritu de Dios
en sus almas, tal vez esperanzado de que Dios
muriera también para librarse de las penas eternas.
Pues el que cree que Dios no es nada, nada le
pueden molestar los que en la nada creen.

La primera víctima fue monseñor José Díaz


Sanjurjo. Este había nacido en 1.818, cerca de Lugo,
España, y los soldados de Tu-Duc, después de san-
grientas torturas, le cortaron la cabeza. Le siguió por
el camino del martirio su coadjutor, monseñor
Melchor García Sampedro. Éste nació cerca de
Cienfuegos, en Asturias. Hizo sus estudios brillante-
mente en Oviedo. Fue consagrado obispo el 10 de
septiembre de 1.855.

160
Tres años después le llevaron a la prisión in-
humana -en Tonkín- que tenían reservada para los
cristianos, y veinte días más tarde, le sacaron de la
cárcel cargado de cadenas al lugar del tormento.
Después de arrojarlo por tierra, desnudo y desco-
yuntado, lo ataron fuertemente a una estaca. Los
esbirros le cortaron las manos y las piernas, mientras
él decía: «¡No conseguiréis amedrentarme! ¡Mi fuer-
za es Jesús! ¡Con Él resucitaré! ¡Perdónales, Dios
mío!».

Finalmente, le cortaron la cabeza y le arranca-


ron las entrañas. Después, todos sus despojos fue-
ron echados a los elefantes para que los pisotea-
ran. Misteriosamente, esos animales no quisieron
obedecer a sus domadores, y los testigos, aterrori-
zados, avisaron al ordenante emperador, quien
mandó dar muerte a las bestias a cañonazos en el
mismo lugar de la ejecución.

Al padre de familia, Laureano Nogon, encarce-


lado por negarse a pisar la cruz de Cristo, lo llevaron
al tribunal. El juez inicuo, tratando de hacerle fla-
quear, le dijo: «Eres todavía muy joven, ¿por qué quie-
res morir?. Pisotea la cruz y podrás regresar con tu
familia». Laureano respondió: «Profeso la religión del
Señor del cielo y de la tierra y no renegaré de Él ja-
más. Si me dejas vivir, está bien; si no, muero con
mucho deleite». Al día siguiente, dejando a su espo-
sa e hijos, fue torturado y muerto.

La historia nos sigue diciendo la misma suerte


que corrieron los 21 mártires restantes. Pero
tenemos que limitarnos para que nuestros

161
hermanos y adversarios encuentren espacio y
puedan exponer libremente sus respetables ideas.

Publicado en «LA VOZ DE AVILÉS» 21-Agosto-1997

162
53.- ¿POR QUÉ CRECEN LAS SECTAS?

Pienso que los grupos o hermandades que se


congregan en una secta religiosa carecen de
obstinación maldadosa. Los motivos que pueden
llevarles a conformar una secta son muy variados.
Conozco el caso de una señora mayor que vivía en
la soledad de su casa, y como el trabajo y las
ocupaciones hogareñas no le permitían frecuentar
la Iglesia católica ni cultivar la poca fe que tenía, a
través de los sacramentos y de la oración, la estaban
cautivando los testigos de Jehová con frecuentes
visitas a su casa y con la pericia que no recibía de
los católicos.

Informado de la situación en que se


encontraba la señora susodicha, le di una
explicación sencilla y clara del dislate que iba a
cometer abandonando nuestra Iglesia católica,
advirtiéndole cómo tenía que renunciar a la
Mediadora de todas las gracias, a la Madre de Dios
y refugio de todos los pecadores: María.

Asimismo, al abandono del cielo que Jesús


nos promete al negarle como Hijo de Dios,
sabiendo que su mismo Padre lo ha testificado en
el río Jordán y en el monte Tabor. También le hablé
de los millones que suman los santos, cardenales
y obispos, exegetas y teólogos, papas y mártires,
que con su excelsa sabiduría y con la gracia infusa
del Espíritu Santo, todos nos han dado por bueno
y veraz el Evangelio de Jesús.

163
La buena señora se acercó a nuestro grupo
apostólico y ahora se siente muy feliz rezando los
quince misterios del rosario diariamente y comul-
gando cada día que amanece. El buen ejemplo que
nos ha dado esta mujer piadosa, nos muestra cómo
los que se dicen católicos y pasan a las sectas, cier-
to es que nunca han conocido las gracias que Dios
va derramando sobre los cristianos que son cohe-
rentes con los preceptos de Jesús.

Por aquí vemos que si el conjunto de segui-


dores de una parcialidad religiosa crece, es por-
que desconocen las verdades que profesa la Igle-
sia católica, reveladas por Dios a través de su
Unigénito, y puestas en práctica por todos los ca-
nonizados y por tantos millones que el mundo no
conoce.

Pienso que si los sectarios tuvieran un Dios


tan poderoso y ejemplar en obras y palabras, en
miles de prodigios que ha hecho y mostrado al
mundo, y con su muerte amorosa por nosotros y
con su gloriosa resurrección, ya no les quedaría a
los sectarios un ser humano que no los siguiera.
Por eso los cristianos tenemos que reconocer
nuestros pecados de omisión y el porqué de las
sectas crecientes.

Benavente ya nos decía que «la fe, o es todo


oscuridad, o es tanta luz que al deslumbrar nos
ciega». Y yo digo que el hombre que no tenga
dudas de fe, nada tiene que envidiar a nadie, pues
en su santa creencia están implícitas todas las

164
riquezas terrenas y todas las gracias celestiales. Tal
vez por eso nos dice Friederich Bodenstedt: «Tan
grande es su fe, que si le aconteciera caer, creería
que todo el mundo se derrumbaba con él».

«Si la fe no fuera la primera de las virtudes,


sería siempre el mayor de los consuelos. En
realidad, es ambas cosas». Así dijo la ilustre
escritora Cecilia Böhl de Faber, hablando un día
con el Padre Coloma, de quien era gran amiga.

Publicado en «LA VOZ DE AVILÉS» 23-Agosto-1997

165
54.- IR A MISA

Conforme a las últimas estadísticas que fueron


publicadas por la Conferencia Episcopal, en España
asisten a Misa 13 millones de fieles. Esto quiere
decir que unos 20 millones pierden el sacrificio
incruento de la ley de la gracia, en que bajo las
especies del pan y vino, ofrece el sacerdote al
Eterno Padre el cuerpo y la sangre de Jesús. La
primera Misa se dijo en el Cenáculo, y fue el
principio de todas las demás. Ha sido una orden
de Jesús: «Haced esto en memoria mía».

Entro en este tema tan conocido por todos


cuando estoy leyendo el libro titulado ORAR, tan
sabiamente fraseado por la Madre Teresa de
Calcuta: «La Misa -nos dice- es el alimento
espiritual que me sustenta. Sin ella no lograría
mantenerme en pie un día, ni siquiera una sola hora
de mi vida». También nos dice cómo en los
suburbios se puede ver a Cristo y tocarlo en los
cuerpos desgarrados. La Madre Teresa entiende
que la santidad consiste en aceptar con una sonrisa
todo lo que Dios nos envía. Es decir, el «hágase Tu
voluntad» que nos enseña la oración suprema de
la Iglesia.

La religiosa también cree que la santidad no


es un lujo de unos pocos, sino un deber de todos.
Ella entiende que la muerte no debería entristecer
a nadie. Y lo único que le parece más penoso es
saber que no somos santos. Pero considera santos
a todas las personas que viven de acuerdo con la

166
ley que Dios nos ha dado. Y san Buenaventura ya
nos decía que «hay en la Santa Misa tantos misterios
como gotas de agua en el mar; no sé si jamás ha
salido de la mano del Altísimo misterio más
profundo».

Cuando Jesús se presentó a sor Josefa


Menéndez, así le dijo: «En el momento de instituir
la Eucaristía vi presentes a todas las almas
privilegiadas que habían de alimentarse con mi
cuerpo y mi sangre. Para unos sería remedio a su
debilidad; para otros, fuego que consumiría sus
miserias y los inflamaría de amor. Ah... esas almas
reunidas ante Mí serán como un inmenso jardín,
en el que cada planta produce diferente flor, pero
todas me recrearán con su perfume».

San Gregorio también nos dice que «mientras


se celebra la Misa por un difunto, el fuego que le
atormenta cesa toda su intensidad». Y Santa M.
Magdalena Postel creía que si comprendiéramos el
valor de una Misa, se andaría hasta el fin del
mundo para asistir a ella. También Jesucristo le
habló al beato Alano: «El poder de mi Padre es tan
grande que creó el Cielo y la Tierra de la nada; pero
el del sacerdote es tal que hace nacer al Hijo de
Dios en la santa Eucaristía».

¿Creemos todo esto los 13 millones de españoles


que asistimos a Misa?. ¡Oh!, si lo creyéramos, ¡cómo
cambiaría el mundo!. Eso es lo que estuvo intentando
el Santo Padre en París con 500 mil jóvenes. Pero
éstos no sabrán que antes de las manifestaciones

167
públicas hay que pasar muchas horas
silenciosamente meditando en el Sagrario.

Allí, sólo allí está el Único que nos puede dar


fuerza para trocar la maledicencia por el amor y la
humildad, para que el mundo se convierta, para
que tengamos paz, para que todos los seres
humanos puedan comer un plato de lentejas y una
barra de pan, y para que nadie se condene.
Copiemos de los santos, dejemos de condenar a
nadie, y todo irá bien.

Publicado en «LA VOZ DE AVILÉS» 24-8-1997

168
55.- EL MEJOR SEMBRADOR

Si la palabra «progresismo» se aplica a un par-


tido liberal que tenía por mira principal el más rá-
pido desenvolvimiento de las libertades públicas,
nos parece que el significado de ese vocablo tiene
que ser trocado por «dictadura inmunda». Pues
esto es lo que se vive hoy en los países más «pro-
gresistas», donde nadie carece de una puerta blin-
dada en su casa ni puede hacer un depósito banca-
rio sin llevar el dinero en las entretelas de su atuen-
do.

Y si las personas mayores y honorables detes-


tan esa falta de libertad que les propina el progre-
sismo, estamos viendo una juventud sana e inteli-
gente que ven muy claro el dislate de tantos man-
datarios políticos. Por eso hemos visto 500.000 jó-
venes de 150 naciones desbordados de alegría cer-
cando al Santo Padre en París. Éstos y tantos mi-
llones que no han podido ir por falta de medios
económicos, son los líderes del futuro que no se
conforman con una visión del hombre exclusiva-
mente materialista.

Y como Juan Pablo II es el mejor sembrador


de todos los bienes, él quiere dejar -y deja- un
legado voluminoso de libertad, justicia y paz para
la juventud actual y las generaciones venideras.
Karol Vojtyla sabe muy bien que los desmanes del
materialismo dialéctico tienen que ser atajados por
los jóvenes que se acercan a Cristo. Él no está
poseído de ese carisma innato que el mundo le

169
atribuye -y es verdad que lo tiene-. El Papa lleva
consigo la verdad y la justicia que Cristo le enseña
en los Evangelios.

Y como son muchos los millones que están


hartos de embustes y promesas, donde Juan Pablo
llega, suscita el aplauso y el grito estentóreo que
brota del júbilo al encontrar descanso las injusticias
y el dolor. Él lleva y propala esa fuerza que viene
de lo alto y nos enseña el camino, la verdad y la
vida; porque es hombre de penitencia y oración.

Y como la oración bien hecha es omnipotente,


sólo él -y nadie más- consigue el desplazamiento
de cuatro millones de personas en Manila para ver
un hombre recio con rústica apariencia, pero
impregnado de santidad. Juan Pablo II es un santo
enamorado de Jesús y de María, y sabiendo el
sufrimiento que la Madre y el Hijo han sufrido en
la Tierra, él lo acepta con gusto y perdona a los
mismos que han querido matarle.

Pues conoce el amor que Cristo y su Madre


nos tienen, y el Papa les sigue y nos quiere también.
Por eso sus primeras palabras a los 500.000 jóvenes,
fueron estas: «Que el amor y el servicio sean las
primeras reglas de vuestra vida», lo que nos ha
dejado bien claro San Agustín: «Ama y haz lo que
quieras».

También hemos visto cómo el presidente


francés -Jacques Chirc- ha evocado el mensaje de
amor, de paz, de solidaridad y de esperanza

170
lanzado por el Papa y los problemas de la
juventud. Que copien, que copien y aprendan los
jefes de Gobierno las lecciones del Vicario de Cristo
y todo irá muy bien. Pues un mundo sin Dios es
mucho peor que un banco sin dinero y una fuente
sin agua.

Publicado en «LA VOZ DE AVILÉS» 26-8-1997

171
56.- EL PROBLEMA DE NO TENER
PROBLEMAS

«Problemas siempre los tendrás», así me decía


un gran profesional con el cuero cabelludo al
descubierto; y lo más duro de mi larga vida lo sentí
mientras sólo una cuestión me acechaba, porque
cuando una dolencia llega a su punto culminante,
la suma del dolor está completa y no admite más
adiciones. Por eso nos parece que lo normal y
bueno es tener muchos problemas al mismo tiempo,
sin que ninguno consiga desarraigar al otro y
turbarnos la paz.

Pero también existe -y es numeroso- el pro-


blema de no tener problemas justificados; y esta
cuestión tan penosa es la más difícil de resolver.
Cuando don José María Lara disfrutaba de una fa-
milia honrada, robusto de salubridad y pingües be-
neficios en todos sus negocios, se adentró en el pro-
blema de no tener problemas, y no pudiendo re-
sistir más, le fue a pedir auxilio al eminente psi-
quiatra Juan José López Ibor, y el ilustre doctor le
dijo: «Su problema no se resuelve con medicación.
Entregue toda su fortuna a las obras de caridad y
comience la vida de nuevo, después verá cómo va
encontrando soluciones a los múltiples problemas
que esta decisión conlleva. Pues los problemas in-
justificados que ahora me expone, no tienen otra
solución».

Pienso que la mayor parte de las depresiones


afloran en el hombre después de tenerlo todo he-

172
cho. Por eso Dios nos dice que «debajo de mi Rei-
no todos ganaréis el pan con el sudor de vuestra
frente» (Génesis 3, 19). Él quiere que todos seamos
útiles a la sociedad. La palabra «jubilación» viene
de júbilo, pero a mi me parece que ese vocablo está
tergiversado, pues si júbilo es «viva alegría», la ju-
bilación del que no se dedica a hacer nada, no es
más que el ostracismo, es decir, el principio del
fin.

Conozco a personas que después de jubilarse


dedican todas sus energías a las obras de caridad
que Cáritas nos brinda a todos los cristianos -y a
los que no lo son-, y las horas de ocio las pasan en
la Iglesia asistiendo a misa diariamente y adorando
al Señor en el sagrario. Estas almas buenas sí
disfrutan del júbilo que les anuncia la jubilación.

También conozco a los jubilados que siendo


increyentes todo lo han dado por hecho y van
sufriendo continuamente el penoso «trabajo» de no
trabajar. Estos señores habían puesto la meta de su
felicidad cuando abandonaran el trabajo que tanto
les pesaba, y lo que nunca se habían imaginado era
que el peso de no hacer nada es más pesado que el
trabajo.

Pienso también que el hombre no puede vivir


sin esperanza, y el que todo lo ha dado por hecho
y no cree en el más allá, es un desesperanzado
lastimoso. Menos mal que como Dios es tan
misericordioso siempre nos envía alguna dolencia

173
para que, al menos, tengamos la esperanza de
remediarla y la ilusión de mejorar.

Tal vez por eso Cervantes nos decía: «¡Cómo


sabe el cielo sacar de las mayores adversidades
nuestros mayores provechos!». Y Geofrey Chaucer
así nos dice: «Yo creo que la adversa fortuna ha
sido más provechosa a la mayoría de los hombres
que la próspera». También Samuel Johnson nos
dice que «Un hombre avezado a la adversidad
raramente se abate».

Publicado en «LA VOZ DE AVILÉS» 1-Septiembre-1997

174
57.- LA PENA CAPITAL FAVORECE
A LOS CRIMINALES

He leído la carta del general de Ingenieros,


don Julio Poveda, y también la de doña Bárbara
Lombardero. Admiro la prudencia del señor
Poveda y la mesura que brota de su talento y
experiencia. Pero la respuesta de la señora
Lombardero me parece una estolidez insipiente.

Como católico practicante, no puedo


impugnar las leyes de Dios, y así nos dice en Éxodo
c21, v14: «Si de propósito mata un hombre a su
prójimo, de mi altar lo arrancarás para darle
muerte». Tampoco puedo refutar los preceptos de
Jesucristo, sabiendo que reiteradamente condena
a muerte de cuerpo y de alma en sus parábolas a
los hombres malvados.

Pues Él no ha venido a abrogar la ley, sino a


perfeccionarla (Mateo c5, v17). Ya sé que algunos
hombres profanos extractan una sola frase del
Evangelio («no matarás»), encubriendo el verdadero
sentido del mismo. Pues la verdad es que no
matarás al niño incipiente en el seno materno, no
matarás con un tiro en la nuca, no matarás
indiscriminadamente con un coche bomba, no
matarás al señor Ortega Lara consumiéndole la
vida sádicamente día a día, etcétera.

También, como hijo de la Iglesia católica, no


dudo en someterme a la obediencia que todos los
cristianos le debemos al Santo Padre, y consideran-

175
do que se trata del hombre más universal y hono-
rable de todos los que yo conozco y sabiendo de
su infalibilidad cuando en materia de moral y reli-
gión nos habla ex cathedra, sin olvidarnos de que
nadie ha defendido el derecho a la vida con más
tenacidad y energía que él, no podemos -los cató-
licos- bajo ningún concepto posponer su magiste-
rio bajo la capa de ignorancia que nos cubre en los
temas que a Cristo y a Dios se refieren, y el Vicario
de Cristo así nos dice: «Hay que aplicar las penas
proporcionadas a la gravedad del delito, sin ex-
cluir, en casos de extrema gravedad, el recurso a
la pena de muerte» (Juan Pablo II. Nuevo catecis-
mo, canon 2266).

Dejemos claro el porqué la pena capital es un


bien para los criminales: Después del expurgo
sangriento y muy lamentable que tantos conocemos
cuando finalizó la Guerra Civil en España, en un
lapso de 36 años, fueron ejecutados 73 criminales
convictos y confesos, y trece años después de ser
abolida la pena de muerte, los criminales que
perdieron la vida en enfrentamientos con la policía,
con la manipulación de artefactos explosivos, con
comerciantes u hombres de negocios que los han
ejecutado en defensa propia, con suicidios y con
las muertes perpetradas por el GAL, si la memoria
no me falla, suman 107; es decir, que por faltar la
pena capital, sólo en unos 13 años han sido ejecutados
34 criminales más de los 73 que anteceden.

Esperemos que pasen los 36 años referidos y


veremos el mal que les han hecho a los criminales

176
después de abrogar la pena de muerte. Pero esto
no es lo que a mi me conmueve, lo que sí me
impresiona y me duele, son esas mil familias que
han quedado huérfanas y enlutadas para toda la
vida, después de haber sido vilmente asesinados
sus seres más queridos.

Y nadie con buen juicio puede dudar de que


el Gobierno socialista -si es que ha sido un poco
coherente- tiene que estar arrepentido de haber
abolido la pena de muerte. Y si no es así ¿por qué
ha instituido el GAL para matar sin justicia y sin
ley?.

¿Comprende ahora doña Bárbara cómo las


leyes de Dios benefician a todos los seres humanos
sin discriminación alguna?. También pregunta la
señora Lombardero «¿Qué ocurriría si se ejecutara
a un inocente?». Esto es algo que no debe ocurrir
nunca en nuestra nación, impidiendo siempre las
torturas y dilucidando la verdad hasta que el
crimen perpetrado por el malhechor se confirme
con pruebas fehacientes.

Pero ha de saber doña Bárbara que en España


se están ejecutando centenas de inocentes todos los
días. ¿No es el aborto la ejecución de un inocente?.
Pero como estamos acostumbrados a los continuos
desmanes que se cometen en España y en todo el
mundo, no nos extrañaría en absoluto que doña
Bárbara se opusiera a la pena de muerte de los
criminales y fuera favorable a las muertes sin pena
de los más inocentes no nacidos. Y si el amigo

177
lector no cree en la palabra de Dios, le ruego me
perdone, pues yo no inventé nada.

Felicito al excelentísimo señor don Julio


Poveda Mena, general de Ingenieros, y saludo
cordialmente a doña Bárbara Lombardero Menéndez.

Publicado en «LA VOZ DE AVILÉS» 2-Septiembre-1997

178
58.- DIANA: UN ACCIDENTE MÁS

Nada tendría que decir respecto al suceso


eventual que terminó con la vida de la Princesa de
Gales, si no fuera por lo que dicen todos los me-
dios de difusión que hay en este mundo ridículo.
Y digo ridículo o extravagante porque sólo en Es-
paña se mueren en las carreteras 20 ó 30 personas
cada siete días, y apenas nos enteramos, sin reco-
nocer que la mayoría de estos infortunios son mu-
cho más lamentables que lo sucedido en París.

Es de tener en cuenta que la Princesa deja a


los hijos bien acomodados y con un padre flemáti-
co, fuerte y bien acaudalado, sirviéndole como obs-
táculo su legítima esposa, mientras que muchos
millones de víctimas en las carreteras de nuestro
mundo, dejan a las viudas llorando el resto de sus
vidas y a los huérfanos sin padre y sin pan; y to-
das estas tragedias no parecen conmover al mun-
do porque los que no ostentamos títulos parece que
somos seres inferiores e indolentes.

Conste que no tengo nada contra Lady Di, más


bien simpatizaba con ella sabiendo que fue vejada
y humillada por la infidelidad de su egocéntrico
esposo, y más afecto sentí por Diana cuando todos
hemos visto que se interesaba por los pobres al ver
la luz que le irradiaba la madre Teresa de Calcuta.
Pidamos a Dios que sus obras benéficas le sirvan
de gloria en la otra vida. Pues, desgraciadamente,
Diana no ha resistido a las pruebas que Dios per-
mitió para el examen de su fe cristiana.

Y como ha dicho muy bien el ilustre catedrá-


tico de Lengua y Literatura, don Fidel García

179
Martínez: «La vida y la muerte de la Princesa de
Gales dará pie a toda una serie de especulaciones
ridículas». Y así es: unos comentan que la respon-
sabilidad es del chófer por estar embriagado, otros
inculpan a los periodistas y fotógrafos, y a mí me
parece que si lo miramos todo de tejas abajo, el
único responsable de toda su desgracia, ha sido el
Príncipe Carlos como promotor de una desdicha
completa. Pues si tuviera un mínimo de pundonor,
la Princesa Diana estaría viviendo felizmente en su
palacio con amor entrañable a su esposo e hijos.

Dos cosas ha llevado en contra de su alma la


Princesa para la otra vida, al no haberse opuesto
frontalmente en contra del divorcio que obstinada-
mente le propusieron la Reina «papisa» de la secta
anglicana y su legítimo esposo, y después de
aceptarlo a base de presiones y millones, también
aceptó el idilio con otro divorciado. Pero es de tener
muy en cuenta las obras de caridad que ha hecho y
mucho más importante lo que dice Jesús: «Pero yo os
digo que quien repudia a su mujer -excepto en casos
de fornicación- la expone al adulterio» (Mateo 5, 32).

Pero como estamos en un mundo que cada día


se preocupa menos de lo más preocupante, lo que
resulta más rentable son las especulaciones ridí-
culas que nos ha dejado escritas don Fidel. Por lo
demás, pidamos a Dios que al dilucidar este entre-
sijo, extracte un veredicto absolvente de todos los
pecados cometidos por la hidalga Princesa, y así,
encuentre la gloria compensatoria de todas las des-
dichas que ha sufrido en este valle de lágrimas. Sin-
ceramente, así lo deseamos.

Publicado en «LA VOZ DE AVILÉS» 5-Septiembre-1997

180
59.- UNA LUZ SE APAGÓ EN LA
IGLESIA

La madre Teresa de Calcuta ha llegado a su


fin. Después de 87 años de vía crucis, encontró la
gloria merecida y eterna. Los doscientos mil lepro-
sos que han quedado limpios gracias a su labor,
las decenas de miles afectados por el SIDA que han
sido albergados en las residencias de los moribun-
dos, los niños sin contar que no han sido aborta-
dos por encontrar sus madres el generoso aliento
de una santa que las persuadía para entregarlos en
sus orfanatos, los millones de enfermos y pobres
que encontraron amor, comprensión y hospedaje
completo, los miles de indigentes que han muerto
en sus brazos en la paz de Dios, las 400 fundacio-
nes que fueron construidas en ciento tres países con
las limosnas que llegaban del mundo entero, las
cuatro mil monjas que actualmente siguen el ca-
mino de Cristo por el influjo de la Madre Teresa,
los cuatrocientos mil colaboradores espontáneos
que tienen en todo el mundo las Hermanitas de la
Caridad -ateos, cristianos, comunistas, fascistas,
musulmanes o espiritas-; todo en suma, es fruto del
amor. Del amor recíproco entre la santa de los po-
bres y Cristo.

Millones de personas lloran en la Tierra al


sentirse huérfanos de una madre que siempre tuvo
pan y cariño para todos los hijos que tuvieron la
dicha de conocerla personalmente. Y, ¿qué hizo la
madre Teresa?. Sólo una cosa: cumplir literalmente
el Evangelio, porque «Todo lo puedo en Aquel que

181
me conforta» (Filipenses 4, 13). Y como Jesús
conforta con verdadera plenitud al que todo lo
tiene por estiércol comparado con Él (Filipenses 3,
8), el Señor encontró una mujer justa en medio de
tantos millones de injusticias como diariamente
recibe.

Por eso hoy nos muestra, una vez más, el valor


y la veracidad de sus palabras. Pienso que merece
la pena -y es hora- de reflexionar un poco y
comprender que con Dios todo es posible, y «Sin
Mí, nada podéis» (San Juan 15, 5). Que copien los
hombres incrédulos y que nos sirva de lección a
los que creemos y dudamos. Y que todos los
medios de comunicación dejen un lugar en sus
páginas o en sus emisoras para que los santos que
aún viven puedan decirnos todos los días, y en las
horas de mayor audiencia, que sólo Jesucristo -y
nadie más- puede arreglar el mundo y consolarnos
a todos.

Esta luz que este viernes pasado se apagó en


la Iglesia y con más luminosidad se encendió en el
cielo, nos seguirá iluminando hasta el fin de los
tiempos. Es el bien que Cristo nos hace para que
todos se conviertan y sanen. La madre Teresa ya
nos ha dicho que «Dios no ha creado la pobreza.
La hemos creado nosotros con nuestro egoísmo».
Lo que sobra en nuestro planeta es tierra de cultivo,
y alimentos más que suficientes para que todos
tengan pan. También nos sobra talento para saber
cómo vivir en paz. Cumplamos el decálogo que
Cristo nos enseña, cambiemos las armas por

182
artificios o máquinas sofisticadas para explotar la
tierra virgen que actualmente sólo produce abrojos,
y podremos exportar alimentos hasta llegar a la
Luna.

Termino con unas exhortaciones de la madre


Teresa:

DE TODOS MODOS:

Si las personas son irrazonables, inconsecuen-


tes y egoístas, ámalas de todos modos.
Si haces el bien, te acusarán de tener oscuros
motivos egoístas. Haz el bien de todos modos.
Si tienes éxito y te ganas amigos falsos y
enemigos verdaderos, lucha de todos modos.
El bien que hagas hoy será olvidado mañana.
Haz el bien de todos modos.
Si la sinceridad y la franqueza te hacen
vulnerable, sé sincero y franco de todos modos.
Lo que has tardado un año en construir puede
ser destruido en una noche, construye de todos
modos.
Alguien que necesita ayuda de verdad puede
atacarte si le ayudas, ayúdale de todos modos.
Da al mundo lo mejor que tienes y te
golpearán a pesar de ello, da al mundo lo mejor
que tienes de todos modos.

Publicado en «LA VOZ DE AVILÉS» 7-Septiembre-1997

183
60.- HA MUERTO JOSÉ MANUEL

Cuando Dios llama a un amigo coetáneo, fiel


y solícito, siempre nos queda un sentimiento
aflictivo como prenuncio del destino que nos
espera. Y este vacío doliente es muy bueno porque
nos alerta para estar prevenidos cuando llegue el
ladrón (1ª Tesalonicenses cap. 5, v4). José Manuel
Díaz López era un guardia municipal que pasó 32
años deambulando por las calles y plazas de Avilés.
Los dos nacimos en la meseta de una montaña
denominada La Mafalla, en Candamo. No puedo
recordar el día que lo conocí porque nuestra
amistad y convivencia es tan añosa como los años
que contamos.

Dos casas adosadas y humildes han sido


nuestros lares más queridos. Y una escuela rural
distanciada por caminos de cabras, más de dos mil
metros, nos obligaba a recorrer el trayecto cuatro
veces por día, sin darnos cuenta del porqué nos
atería la lluvia, el frío y la nieve, sin medios
económicos para permitirnos el «lujo» de llevar un
gabán y un paraguas. Y así, empapados por las
tormentas, nos presentábamos al señor maestro
extendiendo la mano para dejarnos la regla
marcada en la palma cuando las cuentas de sumar
o la raíz cuadrada no daban el cociente adecuado,
mientras tanto, las alpargatas y el atuendo colgajo
iban deshumedeciéndose con el calor del cuerpo,
pues de calefacción nunca habíamos oído hablar.

184
Mi buen amigo, José Manuel, resultó ser un
hombre prudente, discreto, introvertido, honrado
y muy decente. Muy querido y respetado por sus
compañeros y superiores en la Policía Urbana de
Avilés. Y como trabajador infatigable, aprovechan-
do las vacaciones y descansos para otros meneste-
res, consiguió hacer un patrimonio digno del que
hoy disfrutan las familias de la clase media. Y cuan-
do ya lo tenía todo: esposa fiel y solícita, tres hijos
bien educados y con buenos empleos, una jubila-
ción que sobrepasa las cien mil pesetas por mes,
lleno de amor a la vida, un carcinoma pulmonar le
fue consumiendo la vida de forma asfixiante.

Pero como Dios es siempre un Padre bueno,


nuestra entrañable amistad le fue muy útil. Pues
cuando hace unos cuatro años le acometían muchas
dudas de fe y no frecuentaba los sacramentos, sir-
viéndose Nuestro Señor de este pobre hombre que
subscribe -como mero instrumento-, se fue persua-
diendo de la gloria que nos espera, y como era un
hombre inteligente y un lector empedernido, le fui
dejando los mejores libros que tiene nuestra Santa
Iglesia Católica, entre ellos una síntesis biográfica
de mil seiscientos santos; todo lo leía, tenía una
memoria prodigiosa. Luego, cuando íbamos a ce-
nar a La Parra, me comentaba sorprendido cuánto
habían sufrido los santos, y llegó a conocer perfec-
tamente el valor que tiene el sufrimiento para la
remisión de nuestros pecados.

Pero nunca me dio una queja de su terrible


enfermedad. Sólo le dijo a su esposa: «No me cui-

185
des tanto. Pronto moriré». Pues no quería apenar a
sus hijos y a sus hermanos. Y la última vez que ha-
blamos por teléfono, así me dijo: «Tus libros me
han servido de gloria. Ya me confesé. No pierdo
una misa los días festivos». -¿Cómo estás? -le pre-
gunté-. «Bueno... si hay que ir, se va». -Ten mucho
ánimo -le dije-. Piensa que seremos eternamente fe-
lices en compañía de nuestros seres tan queridos.
«¡Que Dios te oiga, hermano mío!».

Su testamento así se resume: «Quiero una caja


muy pobre y que se celebren muchas misas por mi
alma». Por mi parte he mandado celebrar ocho, y
estoy muy seguro de que su buena esposa, hijos y
hermanos no cejarán en ofrecerle misas a Dios por
el eterno descanso de un alma buena e impregnada
de fe. Hasta pronto, amigo.

Publicado en «LA VOZ DE AVILÉS» 8-Septiembre-1997

186
61.- MADRE TERESA

Son tantas las cifras que se bajaran acerca de


las fundaciones que dejó edificadas la madre Teresa
de Calcuta: las monjas que la siguen, los
numerosos países hostiles a la Iglesia que la
recibieron y las naciones favorables que solicitaban
su ayuda, el número de gentes desdichadas que
recibieron auxilio, etc., que no sabe uno a qué
atenerse. Lo cierto parece ser que en los últimos
siglos nadie ha hecho en un período relativamente
corto (47 años) tanto como la «santa de los pobres»
que tantos quieren canonizar, sin esperar otro
milagro que no sea el de su santa e ingente labor.

También es cierto que jefes de gobiernos,


presidentes de partidos blancos, amarillos y rojos,
reyes y reinas, mandatarios políticos y abortistas;
todos nos dicen que ha sido un ejemplo digno de
todos los elogios, y hasta el hedonista que vetó la
ley de protección para los niños que son abortados
por decapitación, Bill Clinton, con su esposa
Hillary, pretenden asistir a los funerales de la
Madre Teresa el próximo sábado, sin tomar
conciencia de que los santos no los ha creado Dios
para ser solamente aplaudidos y admirados, sino
para seguirlos en el camino ejemplar que nos han
marcado.

Pero qué pocos son los que aprenden las lec-


ciones que nos dejó la santa con obras y palabras,
y menos aún los que ciegos a los preceptos del Se-
ñor, no comprenden que todo lo bueno sale del sar-

187
miento que vive pegado a la vid libando su savia
(Juan 15, 4). ¿Cómo se puede pasar una vida entera
recibiendo el olor pestilente del leproso y limpian-
do la caca de los pobres tullidos si no fuera por las
cinco horas que pasaba la Madre Teresa adorando
a Jesús en los cuatrocientos tabernáculos que dejó
iluminando el mundo?.

Pues cuando alguien la vio acariciando las


llagas purulentas de un moribundo y limpiándole
los esputos o flemas que le ahogaban, haciendo una
mueca de repugnancia le dijo a la Madre: «Yo no
haría eso ni por un millón de dólares» -Yo tampoco,
le respondió la madre Teresa.

Pues la santa sabía muy bien que estaba


acariciando el mismo cuerpo de Jesús, y estaba
bien persuadida de que por salvarla a ella -y a tí y
a mí, lector- había derramado hasta la última gota
de su sangre. Y como es de bien nacidos ser bien
agradecidos, la madre Teresa pasó su vida entera
agradeciéndole al Señor la gloria que ahora
disfrutará eternamente.

En el libro titulado «ORAR» de la Madre


Teresa de Calcuta, nos cuenta cómo le escribió un
brasileño muy rico diciéndole que había perdido
la fe en Dios y en los hombres. Estaba harto de vivir
y había decidido suicidarse, hasta que un buen día
vio un televisor en un escaparate, y el programa
que estaba transmitiendo había sido rodado en uno
de los hogares del Moribundo de la Madre Teresa.
En ese programa se veía a las Misioneras de la

188
Caridad cuidando a los moribundos, y el remitente
le aseguraba que al ver aquél espectáculo tan
piadoso, se sintió obligado a caer de rodillas y
rezar, tras muchos años en que no había hecho
ninguna de ambas cosas: orar arrodillado. A partir
de aquel día recobró su fe en Dios y en la
humanidad, y se convenció de que Dios lo seguía
amando.

Esto nos muestra el bien inconmensurable que


nos podía hacer la TV y tantos rotativos que
desprecian todo lo que de Dios viene. Así estamos,
querido lector, gracias a los hombres
descerebrados que nos gobiernan.

Publicado en «LA VOZ DE AVILÉS» 12-Septiembre-1997

189
62.- CUANDO CRITICABAN A
NUESTRO ABUELO

Cuando alguien vituperaba las acciones de


nuestro querido abuelo y se lo decíamos, siempre
nos daba una respuesta con la misma filosofía: Una
vez -nos decía- pasaban cabalgando sobre un ju-
mento un hombre decrépito con su nieto, y al tran-
sitar por un pueblo, la gente juzgaba y decía: «Si
tuvieran vergüenza no agotarían a ese pobre ani-
mal para hacer el viaje reposando los dos». El abue-
lo, acosado por la conciencia, resolvió abandonar
la cabalgadura y andar lentamente.

Enseguida entraron en otra aldehuela y la gen-


te censuraba diciendo: «¡Cómo han cambiado los
tiempos!, un hombre añoso caminando y el joven
cómodamente montado en el pollino». El pobre
anciano, intentando evitar las críticas, determina
cabalgar él solo en el borrico, y al entrar nueva-
mente en otro pueblo, los vecinos vuelven a coma-
drear: «Si este hombre tuviera dignidad o concien-
cia, no permitiría la esclavitud de ese niño siguien-
do los pasos del asno y él regaladamente relajado
en el jumento».

El viejecito resuelve tomar la última decisión,


dejando al pollino holgado y los dos caminando;
entran por un sendero en una ería y los paran dos
labriegos, con la amonestación que sigue: «¡Es
posible que todavía exista gente tan atrasada e
ignorante! ¿De qué les sirve a ustedes el jumento

190
que cuidan y alimentan si no es para cabalgar en
los viajes y refrescar el sudor que llevan encima?».

Arguye en mi mente la anécdota que antecede


después de leer las críticas y despropósitos que leo
en la prensa nacional. La visita efectuada por Juan
Pablo II a su admirable amigo, el bienafamado
genetista francés, profesor Jerónimo Lejeune,
descubridor del gen que causa el síndrome de
Down y defensor infatigable de la vida humana y,
muy especialmente, de los nonatos que son
abortados, fue calificada de «visita improcedente,
intolerante y provocadora» por algunos medios de
información.

¿Se puede calificar inadecuada o


improcedente esta visita del Papa, conociendo la
trayectoria del Santo Padre y habiendo leído la
Encíclica que ha sido divulgada en el mundo, con
el título de Evangelium Vitae?. Lo más lógico y
racional es que le haya rendido un homenaje
público al doctor Lejeune, a quien había nombrado
primer director del recién creado Instituto
Pontificio para la defensa de la vida humana y
estudio de la bioética.

Sólo se pueden sentir provocados los abortistas,


los corruptos y los hedonistas, sabiendo que Juan
Pablo II, desde el principio de su pontificado,
repite enérgicamente la necesidad de librar a todo
ser humano del aborto, de la eutanasia, del hambre
y del terrorismo.

191
Males incalculables que Jesucristo condena
taxativamente y su Vicario en la Tierra no puede
salir de la senda que el mismo Creador nuestro nos
dejó enmarcada para nuestro gozo natural y
nuestra salvación. Esto es lo que tiene que
comprender todo fiel cristiano y respetarlo mucho
los que no lo son; por tratarse de un bien que se
extiende a todas las criaturas, sin excepción alguna.
Por aquí vemos que lo del anciano y el jumento
siempre seguirá siendo actualidad. La vida es así...

Publicado en «LA VOZ DE AVILÉS» 14-Septiembre-1997

192
63.- DISLATE DE UN DEICIDA EN
POTENCIA

Un sacerdote ilustre -don Juan Blanco Oliver-


me envía un fax desde Valencia para darme a
conocer el artículo que ha sido publicado en el
diario «Levante», el mismo que fue divulgado en
«La Nueva España» el pasado día 10 de
septiembre. El autor es don Fernando Delgado: un
hombre sumamente engreído, hiriente, basto y
materialista hasta llegar a lo epicúreo, procaz y
herético como los mismos deicidas, defensor
obstinado de la muerte de los niños incipientes,
con un carácter de altanería y soberbia que sólo
verle nos da grima.

Y para saber la inquina que tiene contra la Igle-


sia y el Santo Padre, estamos viendo en su nefasto
escrito cómo se tomó la molestia de viajar a Fátima
para ridiculizar todo lo concerniente al santuario
mariano más universal y piadoso que hay en este
mundo, del cual nos dice que «lo del Papa y la Vir-
gen de Fátima era una historia de complicidad:
entre los dos hicieron el milagro, él fue el brazo
político». Y continúa diciendo que «toda Fátima es
un gran «shopping», es decir, un mercado donde
de todo se vende.

También califica a Fátima «como una indus-


tria religiosa», cuando en verdad se trata de un
movimiento apostólico al que todos los peregrinos
y comercios contribuyen queriendo o sin querer.
Más del 90 por ciento de las tientas sólo venden

193
libros relacionados con las historias de las apari-
ciones, rosarios y medallas de la Virgen, imágenes
de María, cuadros de la Santa Cena, velas para las
procesiones u ofrendas que llevan esas almas bue-
nas a Nuestra Señora, sotanas, casullas, albas, man-
teles y ornamentos para los altares y un largo etcé-
tera muy digno de alabanza y respeto para creyen-
tes y ateos también.

Pero don Fernando Delgado no es ateo. Es un


creyente que no quiere creer ni dejar que los de-
más crean. Es -repito- un deicida en potencia. Dia-
riamente se lanza en contra de la religión y de la
moral. Obstinadamente inventa críticas estúpidas
contra Aznar y su Gobierno. Y aunque nada entien-
do de política ni les perdonaré nunca (mientras no
se arrepientan) la ley del aborto que permite el Par-
tido Popular y los desmanes televisivos, los bene-
ficios que viene aportando el cambio de Gobierno
son muy notables.

Tengamos en cuenta que la buena marcha de


la economía asegura la posición de España dentro
del grupo europeo de la Moneda Única, por enci-
ma de países de economía muy desarrollada. Y
para mayor «inri» de don Fernando, esta bonanza
económica se traducirá muy pronto en una diferen-
cia apreciable en la expectativa del voto popular,
es decir, por encima de los dos puntos que ahora
señalan las encuestas.

Y las cifras económicas aseguran nuestra


presencia entre las naciones que mejor cumplen los

194
requisitos de Maastricht. Las cifras del paro se
situaron por debajo de los dos millones y son las
más bajas desde 1982, fecha en que los socialistas
ascendieron al poder. Los pensionistas pueden
estar tranquilos en cuanto al poder adquisitivo de
sus pensiones. Los tipos de interés contribuyen al
aliento de las empresas, bien sofocadas durante los
últimos catorce años.

Es de tener en cuenta que el Gobierno socia-


lista no solamente legó al nuevo Gobierno una de-
sastrosa situación económica, con una deuda pú-
blica del Estado por encima de los 50 billones de
pesetas, un paro de más de tres millones de ciuda-
danos, un continuo cierre de empresas.

Los socialistas dejaron también desastres en


la situación política y un pernicioso hábito de
corrupción. Y a todos los desmanes expuestos,
tiene que enfrentarse ahora el señor Aznar. Y esto
es, don Fernando Delgado, porque cuanto menos
nos distanciamos de Dios y de su Santa Madre, más
nos acercamos al bien de todos los españoles.
Cambie su pluma rútila por la torpeza de la mía y
todo irá mejor. Y si está dolido y humillado porque
lo echaron del Telediario, aguante un poco, que
bastante le aguantamos a usted.

Publicado en «LA VOZ DE AVILÉS» 16-Septiembre-1997

195
64.- SEIS DÍAS EN FÁTIMA

Si las vacaciones son para reponer energías y


laxar la tensión o el estrés, creo que nosotros hemos
encontrado ese remanso de paz y lenitud en
compañía de mucha gente leal, honrable y honrada.
Los cinco millones de peregrinos que llegan
anualmente a Fátima -de todas partes del mundo-,
y dejan más de doscientos mil millones de pesetas
entre los hoteles, pensiones, comercios y limosnas,
han hecho que Fátima sea la ciudad más próspera
de Portugal. Y si ésto me parece consolador para
los que buscan el progreso económico, mucho más
me parece para los que prefieren la paz espiritual
y la complacencia del alma.

En Fátima no existe un ápice de inmoralidad.


Los comercios vuelcan sus mercancías en las aceras
de noche y de día, están seguros de que los rateros
y delincuentes huyen de un ámbito esencialmente
espiritual. La delegada regional del Apostolado de
Fátima, Isabel Garrido -nuestra gran amiga-, se
desplazó desde Cuenca con su esposo para pasar
las vacaciones junto a la Virgen de Fátima, y
cuando nos levantamos del comedor después de
cenar, se le olvidó el bolso con todo el dinero que
llevaban. Al día siguiente por la mañana lo
encontró con todos sus caudales en la misma silla
que lo había dejado.

Pienso que ese civismo y pundonor están


implícitos -fundamentalmente- en la obediencia y
sumisión que le debemos a los mensajes de María,

196
y no digamos a los preceptos de Jesús, porque el
pecado de nuestros primeros padres nos ha hecho
esclavos de las apetencias ilícitas o tentaciones.
¿Quién no lleva dentro de sí el deseo de un
sinnúmero de pecados?. Y, ¿quién puede
abstenerse de tantos deslices si nos falta la fuerza
que viene de lo alto y el santo temor?.

Tratando de otras cosas, creo que los


españoles no hemos sabido aprovechar las
revelaciones divinas que han tenido lugar en
Pontevedra. Si hubiéramos hecho caso de los
mensajes que la Virgen le fue manifestando a Sor
Lucía en España, tal vez Fátima estaría en
Pontevedra. Pues allí fue donde la Virgen María -
el 10 de diciembre de 1925- se le apareció a Sor
Lucía con el Niño Jesús a su lado. La Virgen puso
su mano en el hombro de Lucía, mientras en la otra
sostenía un corazón rodeado de espinas. Al mismo
tiempo, el Niño Jesús le dijo: «Ten compasión del
Corazón de tu Santísima Madre. Está cercado de
espinas que los hombres ingratos le clavan a cada
momento».

Y el 15 de febrero de 1926 el Niño Jesús se le


apareció de nuevo a Lucía, preguntándole si había
difundido la devoción a su Santa Madre. Y allí -en
Pontevedra-, en junio de 1929 la Virgen le pidió a
Lucía que hicieran la Consagración de Rusia, y al
decirle Lucía que no la querían hacer, la Virgen le
dijo: «No quieren hacerla, pero la harán y Rusia se
convertirá».

197
También nos dice Sor Lucía que en la capilla
de Pontevedra vio una luz sobrenatural iluminar
todo el templete, viendo la cara de un hombre y su
cuerpo hasta la cintura, en el pecho había una
paloma de luz, y clavado en la cruz había el cuerpo
de otro hombre, del cual caían gotas de sangre a
un cáliz, y debajo del brazo de la cruz estaba la
Virgen de Fátima. Y debajo del brazo izquierdo de
la cruz, grandes letras de agua cristalina formaban
estas palabras: «Gracia y misericordia». «Entendí -
nos dice Lucía- que era el misterio de la Santísima
Trinidad que me fue relevado».

Una vez más hemos tenido el privilegio de ver


a Sor Lucía y dialogar con ella noventa minutos.
Tiene ganas de salir de la Tierra -le pregunté- «Sí,
bastantes» -me dijo. «Pero como Dios no tiene prisa
en llevarme, yo tampoco la tengo». ¿Usted también
tiene cruces?. «La cruz hay que llevarla cada día y
cada momento».

¿Cuántos libros se han vendido hasta hoy de


sus Memorias? - «Algo más de cuatro millones, y
ahora los griegos piensan editar un millón más».
¿Es verdad que usted envió una carta al Santo Padre
invitándole a venir a Fátima el 13 de octubre?. «No.
Todo lo que ha dicho la Prensa es falso. Yo recibí
una carta del Papa manuscrita por vía diplomática
felicitándome al cumplir los noventa años, y
lógicamente le contesté agradeciéndole la atención,
pero jamás se me ocurriría entrometerme en sus
proyectos».

198
¿Cuándo beatifican a Jacinta y a Francisco?. «El
Papa me dijo que rezara mucho para que esto
suceda antes de faltar él y yo». ¿Se les atribuyen
muchos milagros?. «Sí, bastantes, más que a
cualquier otro santo. El último ha sido hace unos
meses cuando una ciega de nacimiento recobró la
vista. Tenemos alguna esperanza de que el próximo
13 de mayo sean beatificados en Fátima, pero no
hay nada seguro. Un cardenal me dijo que lo mejor
sería esperar para subirnos a los altares a los tres
juntos, mis primos y yo, ¿y si yo no soy santa -le
pregunté-, quedan sin beatificar a los niños que lo
son?.

Después les cogió las manos a mis nietos por


entre las rejas, les regaló una diminuta imagen de
la Virgen a cada uno, y nos despedimos de la mujer
que más admiro en el mundo con lágrimas en los
ojos, y ella, con una sonrisa angelical.

Publicado en «LA VOZ DE AVILÉS» 18-Septiembre-1997

199
65.- NO CONSIGUIERON MATARLA

El día 23 del actual mes -entre otros santos-


es la festividad de San Lino, San Eunaan y Santa
Tecla, y como he leído la biografía de Santa Tecla,
a ella quiero referirme. Esta santa se puede consi-
derar como protomártir, entre las primeras santas
que sufrieron ese suplicio, pues aunque no consi-
guieron matarla, estuvo dispuesta al martirio re-
petidas veces. Tecla fue una de las heroínas más
reverenciadas en los primeros tiempos de la Igle-
sia Católica. Era una doncella muy versada en lite-
ratura y filosofía profana. Pero después de entrar
en las ciencias divinas y en los Evangelios, impreg-
nada de amor a Jesús y a la castidad, fue persegui-
da por los bárbaros que detestaban el cristianismo.

Y cuando Tecla decidió poner en práctica el


tesoro espiritual que había adquirido a través de
la oración y los estudios, al ver sus adversarios
cómo convencía a los alumnos/as sobre el bien in-
conmensurable de la castidad y la virginidad, cierto
joven que estaba enamorado de Tecla -Tamiris-,
intentó vengarse de la bellísima adolescente, inci-
tando a las autoridades a tomar represalias contra
la santa.

Pero Tecla resistió a todos los embates y con-


tinuaba aleccionando a sus alumnos. Enfurecido el
tribunal, la condenaron a morir en la hoguera por
su obstinación y, cuando comenzaban a ascender
las llamas para consumir el santo cuerpo de la vir-
gen, empezó a descender un furibundo torrencial

200
de lluvia que ahogó el fuego rápidamente. Los ver-
dugos, amedrentados, huyeron a la carrera y Tecla
se quedó en libertad.

Pero cuando el siriarca Alejandro se encontró


con la santa en la calle, trató de raptarla. La
doncella comenzó a luchar heroicamente con el
sumo sacerdote encargado de hacer sacrificios a los
dioses por la felicidad de Siria, y en el forcejeo, le
desgarró el manto, lo tiró por tierra y consiguió
desasirse de él. El siriarca, enfurecido al verse en
posición tan ridícula, se fue a exigirle al
gobernador de Antioquía que castigase
severamente a la joven.

Tecla compareció ante el gobernador, quien


la condenó a ser devorada por las fieras. Cuando
llegó la fecha de la ejecución, Tecla fue expuesta a
las fieras en el anfiteatro, pero los leones, en vez
de atacarla, se echaron a sus pies y se los lamieron
mansamente, como si quisieran besarlos. Los
cuidadores de las fieras optaron por retirar a los
leones.

La santa fue conducida a un estanque donde


había lobos marinos, y cuando los verdugos la
despojaron de sus vestiduras para arrojarla a las
aguas, la joven recordó que aún no había sido
bautizada, y mientras la arrojaban al pozo, así
decía: «En el nombre de Jesucristo, yo me bautizo
en mi última hora». Los lobos marinos se quedaron
inmóviles, y cuando Tecla salió del foso, aparecía

201
en torno a ella un halo de fuego y humo que
ocultaba su desnudez a los ojos del público.

El siriarca sugirió que se echaran a la arena


los toros bravos para luchar entre sí con la víctima
atada a los cuernos: «Se hará lo que pides, pero será
inútil», dijo el gobernador. Y cuando los toros se
precipitaron unos contra otros, las cuerdas que
ataban a Tecla se rompieron y cayó al suelo sin
sufrir daño alguno. En aquel momento, la reina
Trifaena se desmayó. Así, entre los aplausos de la
multitud, Tecla fue puesta en libertad, continuó
convirtiendo paganos al cristianismo y terminó su
vida en la soledad de una cueva adorando y
bendiciendo a Jesús.

Publicado en «LA VOZ DE AVILÉS» 20-Septiembre-1997

202
66.- LA TV Y LOS NIÑOS

Después de leer el libro titulado «La teleadicción»


que me remite S.O.S. Familia, queda certificado lo que
yo pensaba y creía. Y es que el abuso televisivo atro-
fia la mente de los jóvenes, perjudica sus estudios
y los incita al mal comportamiento. La eminente
psicóloga y especialista del mundo en la publici-
dad, Alejandra Vallejo-Nájera, nos dice que «las
largas horas frente al televisor pueden distorsio-
nar el proceso mental a través del que uno apren-
de a leer y escribir con soltura».

Pienso que la TV puede acabar con la ense-


ñanza de los niños, o mejor, inducirlos al pasotis-
mo y al todo vale. Tengamos en cuenta que nues-
tra capacidad de memorizar es limitada, y aún
cuando se trate de dibujos animados o seriales de
programación adulta, éstos consiguen detraer las
energías psíquicas y substraer la capacidad de me-
moria, porque las escenas representadas con imá-
genes, siempre encuentran un lugar adhesivo en
nuestra retentiva, con preferencia a los estudios co-
legiales.

De la TV depende el futuro de la juventud.


Cuando un joven comienza a ver programas
escabrosos un día sí y otro también, es muy difícil
que no termine envuelto en el hedonismo y la
corrupción, y si nuestros gobernantes creen que
esto se puede solucionar cambiando el Código
Penal, es algo así como el que detesta la cizaña y
la siembra todos los días. Si por un lado suprimen

203
la enseñanza de todos los bienes -la Religión-, y
por otro nos muestra el camino de todos los males
-la TV-, es claro que el futuro será selvático y
tenebroso.

Para el profesor de la Universidad


Complutense, Francisco Iglesias, está sobradamente
demostrado que unas horas ante el televisor gene-
ra corrupción e influye negativamente en el rendi-
miento escolar. Y un estudio, realizado por dos ex-
pertos investigadores en este campo, Aletha C.
Huston y John C. Wright (de la Universidad de
Kansas), producto de un seguimiento de las con-
ductas de centenares de niños ante el televisor du-
rante años, arroja los siguientes resultados:

Que aquellos niños que han visto con regula-


ridad programas educativos como «Barrio Sésamo»
les fue muy bien en los colegios. Entretanto, los
que pasaban las horas ante los dibujos animados o
los programas concernientes a los adultos, fraca-
saron. Y la doctora Graciela Peyrú, de la Universi-
dad de Kansas (EE.UU.), estudiosa del Centro de
Investigaciones sobre los efectos de la TV en Ni-
ños, resume las conclusiones relativas al impacto
de la adicción a la TV sobre el rendimiento esco-
lar, con estas palabras:

«Puede asegurarse que los adolescentes que


más han mirado televisión cuando eran niños, los
que fueron y son «televidentes pesados» tendrán
las notas más bajas de la escuela; fracasarán en
varias disciplinas, especialmente en la lectura;

204
avanzarán con más dificultades en su desarrollo
personal y en su carrera».

Conscientes de todo esto -los padres-, no po-


demos eximirnos de la parcela que culpadamente
nos corresponde, si por nuestra comodidad permi-
timos evitar el «sacrificio» que conlleva el dialo-
gar con los niños y enseñarles a jugar con rompe-
cabezas instructivos, y no digo a rezar el rosario y
a conocer a Cristo por respeto a los increyentes. Sa-
biendo que ésto es lo mejor.

Publicado en «LA VOZ DE AVILÉS» 23-Septiembre-1997

205
67.- CONTRA LA IGLESIA

Una vez más -don Fernando Delgado- pretende


ridiculizarnos a todos los católicos. En su columna
habitual en «La Nueva España» se arroja contra la
Iglesia. Esta vez intenta bufonearse del prelado más
ecuánime, eminente y piadoso que tiene nuestra
Iglesia. Y uno de los hombres de mayor prestigio
que hay en este mundo, el cardenal Ratzinger. Don
Fernando, siempre tan insolente y astuto, con su
diplomacia barata, nos considera subnormales a
todos los que militamos en la Iglesia Cristiana.

El señor Delgado también se siente dolido


porque lo han bautizado a la fuerza. Pienso que
esas gotas de agua que derramaron sobre su pobre
cabeza sin ningún significado para él, pueden
llevarle a la paranoia, si es que aún no está
adentrado en la misma. Pero lo que nos parece más
lamentable es que le paguen estas columnas de
humo negro que tanto contribuyen a la
inmoralidad de todos los lectores.

La aversión fundamental que aparece en su


obsceno artículo viene motivada por el pecado que
le atribuye a la masturbación el cardenal Ratzinger.
Algo que no dejaría de ser pecado aunque sólo
fuera por el desequilibrio psíquico que conlleva
un placer desordenado, sabiendo que nuestro
cuerpo es templo del Espíritu Santo y sólo se le
puede conceder lo que no sea desdeñable para
nuestra salud física, psíquica y moral.

206
«Tanto el Magisterio de la Iglesia, de acuerdo
con una tradición constante, como el sentido mo-
ral de los fieles, han afirmado sin ninguna duda
que la masturbación es un acto intrínseca y grave-
mente desordenado» (Nuevo Catecismo, Canon,
2352). Pero es de notar la benevolencia y compren-
sión de la Iglesia leyendo lo que sigue en el mis-
mo Canon: «Para emitir un juicio justo acerca de la
responsabilidad moral de los sujetos y para orien-
tar la acción pastoral, ha de tenerse en cuenta la
inmadurez afectiva, la fuerza de los hábitos con-
traídos, el estado de angustia u otros factores psí-
quicos o sociales que reducen, e incluso anulan la
culpabilidad moral».

Es de tener en cuenta que la Iglesia no inventa


nada, pues los que somos lectores asiduos de su
Magisterio, estamos viendo que sólo hace glosar y
dilucidar las palabras de Dios en el Antiguo y
Nuevo Testamento.

Y el pecado similar a la masturbación aparece


en el Génesis, capítulo 38, versículos 9 y 10, donde
Dios elige una fórmula asequible para todos el en
conjunto de sus páginas, y así nos dice: «Pero Onán,
sabiendo que la prole no sería suya, cuando entraba
en la mujer de su hermano se derramaba en tierra
para no dar prole a su hermano. Era malo a los ojos
de Yahvé lo que hacía Onán, y le mató también a
él».

¡Cuándo nos convenceremos todos de que


Dios nos ama infinitamente!, y que sólo desea nues-

207
tro bien espiritual y corporal, señalándonos siem-
pre el mejor camino a seguir en esta vida efímera y
el gozo de la eternidad. ¡Qué pena, qué pena! que
don Fernando y tantos compinches sigan dando co-
ces contra el aguijón y descristianizando a los creyen-
tes.

Publicado en «LA VOZ DE AVILÉS» 25-Septiembre-1997

208
68.- QUIERO SER SACERDOTE

Estos días he leido un libro embelesador:


Quiero ser sacerdote, palabras sencillas y resueltas,
pronunciadas por una niña con siete años. El autor
francés -obispo- que describe el relato, la llama con
sencillez Predestinada. Para estas almas candorosas
no hay vínculo familiar que pueda entorpecer su
vocación ni lugar incómodo; sobre semejantes
existencias cortadas en la flor de la vida se cierne
un velo sobrenatural y misterioso.

María Luisa era una niña dócil y sumisa, muy


recatada y admirable; pero seria como las personas
adultas que tienen un problema acuciante para
resolver. A los cuatro años dialogaba con Dios y
sabía muy bien lo que quería. Su vocación ardiente
la circunscribía en un mundo donde sólo los santos
pueden entrar; todo lo terreno nada le decía; todas
sus complacencias las tenía en el sagrario y en las
ceremonias religiosas. Pero lo que más le gustaba
cuando oraba en la Iglesia era la vista del sacerdote
cuando consagraba en el altar.

Cierto día, hallándose de recreo en el colegio


y viendo cómo sus colegas la importunaban para
entrar en los juegos con ellas, les dijo: «Esto no es
lo mío. Quiero ser sacerdote». Las compañeras se
rieron despiadadamente. Pero la profesora le hizo
saber con suaves palabras la locura de sus deseos,
manifestándose en el rostro de la niña una admiración
dolorosa. No habló más del deseo de su alma, pero
estaba triste. Sabía que el presbítero tiene poder

209
para transubstanciar el pan en el cuerpo y la sangre
de Jesús, y esa era su vocación.

María Luisa cayó enferma cuando sólo contaba


once años. Era la época en que todo el mundo, en
Francia, pedía oraciones, especialmente a los niños.
Se agravó mucho la enfermedad de la niña y todos
comprendieron que la vida de la joven llegaba a
su fin. El sacerdote que la preparaba para el cielo,
y la conocía íntimamente, quiso darle toda la
alegría de que era capaz. -¿Por qué, hija mía,
deseabas ser sacerdote? -le preguntó. -Hubiera
deseado decir misa. ¿No puedo hacer algo que se
parezca al sacrificio de Jesús?.

-Sí, lo puedes hacer. Pero me resulta penoso


decírtelo. -Usted manda y yo le obedezco. -Muy
bien, hija mía, ofrece tu vida a Dios, a fin de que Él
salve a Francia, entonces serás más que nosotros y
víctima como el Cristo que tanto amas. -Sí, sí. -
exclamó la niña.

Su cuerpo postrado por el dolor se estremeció,


y en su mirada se manifestó la expresión de una
celestial bienaventuranza. Una sonrisa suave y
placentera iluminó su rostro y no la abandonó hasta
el fin. Y levantando -como hace el sacerdote en el
ofertorio- sus dos manitas abiertas, terminó
diciendo: «He celebrado misa con mi alma y he sido
víctima como Cristo. Bendito sea Dios que tan
dulcemente me acoge».

Publicado en «LA VOZ DE AVILÉS» 29-Septiembre-1997

210
69.- ETAPAS DE LA VIDA

La infancia es la edad indiferente, en la cual


se vive y se ama, sin saber por qué. Es cuando
todos tienen el cielo ganado sin el menor esfuerzo,
con el bautizo, basta. Es la aurora que nos anuncia
el día sin tomar conciencia de los avatares que
pueden surgir. Es cuando aún no ha nacido la
caverna donde se guardan los secretos y la maldad
que el mundo se encarga de producir en nuestro
cerebro, porque los enemigos del hombres son tres:
mundo, demonio y carne.

La adolescencia es la edad embelesadora. Es


cuando todo se abre y florece. La edad más útil
para sembrar en ella los padres todo lo bueno que
nos enseña la universidad de la vida y la iglesia
doméstica, porque es la etapa más graciosa,
delicada, deliciosa y ardiente, en la cual el gozo
puede combatir todos los males terminando con
una sonrisa. Puede ser el período de una mañana
primaveral o tormentosa. De los padres, colegios y
amigos depende casi siempre el futuro del atardecer.

A la edad madura le corresponde la austeridad.


Es cuando se deshojan las flores y se comienza a
conocer la realidad de la vida. Es el período de la
abnegación. Es cuando aprendemos a dar y a hacer
dichosos a los demás. Es la etapa de la fortaleza
responsable, con la cual puede uno permanecer en
pie siempre. Es el mediodía del hombre. Es cuando
dos distancias iguales lo separan del nacimiento y
de la muerte. Es el período -para los cristianos- más

211
acuciante para mirar al cielo con los pies en la
tierra. Es cuando el católico debe pensar más en el
patrimonio o equipaje que necesita para entrar en
la eternidad, pues en esta vida efímera poco basta.

La vejez puede ser la edad triste, en la cual se


encuentran los achaques y la soledad. También
puede ser de apacible reflexión para hacer el
inventario de la vida. Pero esta ancianidad tan
sabia y piadosa creada por Dios, es la más
fructífera para la expiación de nuestros pecados, para
el desasimiento de los bienes terrenos y para acallar
las pasiones carnales y vivir en perfecta castidad.
En la decrepitud también están implícitas las
llamadas noches oscuras del alma. Es -para el santo
cristiano- un purgatorio que nos sitúa en la antesala
del cielo.

¿Y después?. Después la vida con Dios o con


Lucifer, según que en la tierra se haya vivido
conforme al querer de Cristo o del diablo. Pues
nuestra libertad es absoluta y casi todos hemos
sido evangelizados. Jesús dio la vida por salvarnos
y por sus verdades. Creerlo o no creerlo es una
opción de nuestro libre albedrío. Él no pudo hacer
mayores sacrificios ni mayores milagros.

Publicado en «LA VOZ DE AVILÉS» 3-Octubre-1997

212
70.- EL PAPA Y LA FAMILIA

Cuando esto escribo se encuentra el Papa en


Brasil. Está pidiendo al presidente una política más
social y defensora de la vida y de la familia. Pero
don Fernando Henrique Cardoso no entiende. No
puede entender. Es un racionalista ateo que vive
adherido al capitalismo salvaje.

Para este mandatario político se nace con estrella


o con la mano extendida pidiendo limosna. Y ese 70%
de analfabetos que viven marginados entre los 161
millones de habitantes, son seres inferiores y esclavos.
Con el equivalente a 17.000 pesetas de sueldo
mensuales tienen que subsistir familias enteras.

Esta situación mísera que viven 112 millones de


habitantes (en un país que brota la riqueza natural en
los 8 millones de kilómetros cuadrados, con nueve
mil kilómetros de costa marítima, donde los peces
saltan a la tierra), les sirve de argumento para los
debates entre aborto sí, y aborto no, porque las
personas que niegan la existencia de Dios y su justicia,
esperan la muerte (sin pensar que llega) como los
rumiantes.

Y después de crear la irregularidad y el


desorden, recurren a la muerte de los nonatos y
también asesinan a los que piden limosna o se
dedican a robar, cargados de razón y de justicia. Esto
es la libertad y la democracia. El régimen político que
Churchill calificaba como el menos malo de todos. Se
olvidaba, el famoso estadista, de la forma de gobierno
que tiene la Iglesia bimilenaria.

213
También se olvidaba de que las naciones
tienen que ser regidas por hombres de moral
superior a sus súbditos. Y esta moral, idoneidad y
obediencia, sólo la encontramos implícita en la
persona humana de Jesús. Él es nuestro Maestro y
Señor, y como el mundo viene refutando sus leyes
e impidiendo que tengamos conocimiento de las
mismas, el panorama catastrófico lo estamos
viendo cada día que amanece, porque lo primero
que hacen los hombres materialistas es corromper a
los pueblos. Conseguido este despropósito inmoral,
ya tienen los sufragios suficientes para continuar
en el poder. Y los que piensan como yo, a todos les
llevaron a la marginación y al ostracismo. Pues son
hombres muy peligrosos para los corruptos.

Precisamente el Evangelio de hoy -domingo-


nos dará a conocer cómo el matrimonio sigue sien-
do una realidad de la creación. Es la coronación de
la vida humana. Raíz fundamental de una socie-
dad sólida y amorosa. Es una institución divina
creada por Dios para que el hombre y la mujer se
complementen en las penas y en las alegrías. Un
amor que lo puede superar todo.

Nadie ignora las dificultades de una convivencia


diaria. Pero todos conocemos familias que se
mantienen felices, fieles y firmes ante las exigencias
y sacrificios del amor. Pero es necesario dominarse
antes de dominar al otro. Parangonemos estas familias
con los hedonistas, con los divorciados, con los
abortistas, y así veremos cómo Dios nos ama y nos
enseña a vivir con justicia y en paz.

Publicado en «LA VOZ DE AVILÉS» 8-Octubre-1997

214
71.- LA MAGDALENA

Tengo para mí que Jesucristo ha dejado en sus


Evangelios una escotilla abierta para que todos los
pecadores encuentren el modelo ejemplar de los que
vivieron como ellos y terminaron con el espíritu del
Buen Ladrón. La Magdalena me parece que ha sido
una mujer «de armas tomar». Pienso que su vida te-
nía una explicación más simple de lo imaginado por
las malas lenguas. Pero, en un caso como el suyo, ni
se piden ni se dan explicaciones. Se convierte la
persona en un objeto que se utiliza y se olvida sin
consideración.

La Magdalena no creía en nada ni en nadie. Ella


sabía que los hombres la miraban para llamarla, las
mujeres para recriminarla. Pero la pecadora conti-
nuaba con la cabeza en alto sin miedo al qué dirán.
Era consciente del desorden en que vivía. Pero no del
pecado, porque el pecado es un hecho, dicho, deseo,
pensamiento u omisión contra la Ley de Dios y sus
preceptos. Y todo esto era ignorado por la Magdalena.

Sucedieron en el período de su vida disoluta los


sermones que Jesús les daba a las multitudes que le
seguían, y aunque la Magdalena no formaba parte de
los auditorios, los comentarios de las muchedumbres
encontraron eco en su espíritu, y ahora es cuando le
asalta el vehemente deseo de conocer a Jesús. Bien
informada del convite que le había hecho un fariseo a
Jesús para comer con él, se autoafirma el mismo de-
recho que Jesús le había concedido al taimado hipócri-
ta.

215
La Magdalena no lo piensa más. Cuando Jesús
estaba comiendo con el fariseo, entra en la casa, y al
ver el semblante majestuoso del Mesías y sentir la paz
que irradiaba, se postra a sus pies, los besa y los baña
con lágrimas, los enjuga con sus cabellos y los perfu-
ma con un pomo de alabastro de ungüento (Lucas 7,
36 a 38). Ya ha llegado la luz a su espíritu. Ya conoce
los efectos malignos del pecado. Ya no peca más.

Jesús la deja limpia de toda mancha y la perdo-


na. Por eso la historia de la Magdalena es una de las
más conmovedoras del Evangelio. Y es, a su vez, un
ejemplo para que todas las mujeres adúlteras y
rameras encuentren una salida gallarda y valiente
buscando el perdón que Dios les concede y la digni-
dad que Cristo les dispensa. No podemos olvidar
cómo Cristo ha querido dignificar a la mujer, siendo
la Magdalena la primera persona que vio, saludó y
reconoció a Cristo resucitado, cuando fue al sepulcro
cargada de aromas y llorando amargamente.

Pero, según la tradición francesa, adoptada por


el Martirologio Romano, María Magdalena fue con
Lázaro y Marta a evangelizar la Provenza y pasó los
últimos treinta años de su vida en los Alpes Maríti-
mos, en la caverna de La Sainte Baume. Esto quiere
decir que los pecados, en esta o en la otra vida, todos
tenemos que expiarlos. Pues con Dios nadie es insol-
vente, y el que tiene una deuda la paga, y cuando so-
mos morosos, viene el embargo y los intereses, gas-
tos y costas.

Publicado en «LA VOZ DE AVILÉS» 11-Octubre-1997

216
72.- FRANCISCO DE BORJA

La familia Borja ha sido una de las más


célebres del reino de Aragón, y se hizo famosa en
el mundo entero cuando Alfonso de Borgia fue
elegido Papa con el nombre de Calixto III. Y a
finales del mismo siglo XV, hubo otro Papa Borgia,
Alejandro VI. Este Papa era viudo cuando ascendió
al solio pontificio y tenía cuatro hijos. Uno de los
cuales, el tercer duque de Gandía, se casó con la
hija natural de un hijo de Fernando V de Aragón.
De este matrimonio nació en 1510 Francisco de
Borja y Aragón. Francisco ingresó en la corte de
Carlos V con dieciocho años. Nuestro santo quedó
muy impresionado al ver a un hombre llevado a la
prisión de la inquisición: ese hombre era Ignacio
de Loyola.

Al año siguiente, tras recibir el título de


marqués de Lombay, Francisco contrajo
matrimonio con Leonor de Castro, y después de
tener ocho hijos falleció su esposa. Poco tiempo
después Francisco así decía: «Dios me preparó para
ser general de la Compañía de Jesús». Pero Carlos
V le nombró virrey de Cataluña. Y en el ejercicio de
su cargo consagraba a la oración y a la penitencia
todo el tiempo que le dejaban libre los negocios
públicos y los cuidados de sus ocho hijos.

Francisco decidió retirarse de la vida pública


e ingresar en la Compañía de Jesús. Cuando
acompañó a Granada el cadáver de la emperatriz
Isabel, y al ver cómo habían quedado sus restos

217
mortales, exclamó: «No más serviré señor que se
me pueda morir». San Ignacio se alegró mucho al
ver su vocación ardiente. Pero le aconsejó al duque
que difiriese sus proyectos hasta terminar la buena
educación de sus hijos, y que, mientras tanto,
intentara obtener el grado de doctor en Teología,
lo consiguió tres años después. Seguidamente -
Ignacio de Loyola- le pidió por obediencia que
divulgase su propósito, pues «el mundo no tiene
orejas para oír tal estruendo». Francisco obedeció
puntualmente.

Tres años después, el 31 de agosto de 1550,


cuando todos los hijos del duque estaban
colocados, partió éste para Roma. Tenía entonces
40 años. Cuatro meses más tarde, volvió a España
y se retiró a una ermita en las cercanías de Loyola.
Desde ahí obtuvo el permiso del emperador para
traspasar sus títulos y posesiones a su hijo Carlos.
En seguida, se rasuró la cabeza y la barba, tomó el
hábito clerical, y recibió la ordenación sacerdotal.
El duque que se había hecho jesuita se convirtió
en la mayor sensación de la época.

El Papa concedió indulgencia plenaria a


cuantos asistieran a su primera misa, y la multitud
que se congregó fue tan grande que tuvieron que
poner el altar al aire libre. Francisco fue destinado
por sus superiores a acarrear agua y leña para la
cocina, encender la estufa y limpiar el convento. Y
cuando atendía a la mesa y cometía algún error, el
santo duque pedía perdón de rodillas a la
comunidad.

218
Así fue ascendiendo hasta llegar a ser prepósito
general de la Compañía de Jesús. Y cuando le
quedaban dos días de vida, así nos decía: «Esta
mañana, durante la meditación, caí en la cuenta de
que mi verdadero sitio está en el infierno, y tengo
la impresión de que todos los hombres, aún los más
tontos, deberían gritarme: «¡Ven a ocupar tu sitio
en el infierno!». Fue canonizado en 1671, y su
festividad la celebra la Iglesia el día 3 del mes en
curso.

Terminaré diciendo que San Francisco de


Borja tomó el Evangelio en serio y lo puso en
práctica. Pero extractar una biografía tan admirable
y voluminosa en un sólo folio, es como no decir
nada de uno de los santos más gigantescos que
tiene nuestra Iglesia.

Publicado en «LA VOZ DE AVILÉS» 13-Octubre-1997

219
73.- UN HIJO POR ERROR

Hace unos meses leí en LA VOZ DE AVILÉS


un artículo escrito por un señor ilustre,
profundamente cristiano y bien letrado. Me impactó
enormemente por la experiencia espiritual que
demostraba. Pero encontré en el contexto del escrito
lo que más que un error pudiera ser un equívoco.
Y queriendo congratularme con el escritor en
cuestión, y rectificarle el error, lo llamé por
teléfono sin conocerle. No pude hacer contacto con
él por encontrarse ausente en ese momento. Pero
su buena esposa me dijo que su marido se
interesaba mucho por conocerme, después de leer
mis escritos desde hacía algunos años. Me pidió el
número de nuestro teléfono.

Cuando eran las diez de la noche me llamó.


Nos congratulamos mutuamente por coincidir
impecablemente en nuestros planteamientos de
vida. Y al día siguiente marcamos encuentro en mi
residencia. Lo celebramos sobriamente con un
ágape. Conversamos por espacio de dos horas
sobre temas de religión, familia y sociedad; y los
dos sintetizamos un poco nuestras biografías con
absoluta sinceridad. El buen señor me dijo que Dios
no les había dado hijos a su matrimonio. Me
permití sugerirle que adoptaran a un niño.

«Desde hace unos años -me dijo- venimos dando


vueltas para hacerlo, pero todo son inconvenientes y
nada hemos conseguido hasta hoy. Cansado de
presentar solicitudes, de soportar entrevistas

220
destituidas del buen sentido y viendo que siempre
me alejan por haber cumplido 50 años, he llegado
a la conclusión de que lo que funciona bien en
España es el aborto, el divorcio, los concubinatos
y la corrupción. Pues en nuestro hogar nada le
faltaría a un hijo adoptivo, sabiendo que mi esposa
y yo somos catedráticos los dos y sobreabunda el
bienestar económico y también la moral que Cristo
nos enseña y nosotros practicamos. Dicho esto, he
desistido de mis propósitos y no lo intentaré más».

Viendo la sinceridad de este ilustre profesor


y sabiendo el bien que podía hacer a un niño que
desprecian sus legítimos padres, me puse en
contacto con el administrador general de la unión
sacerdotal Lumen Dei, y le informé como queda
escrito. Treinta días después nos dice que tiene la
solución en la mano. Una joven argentina, hija de
españoles, esperaba un hijo sobre el 25 de septiembre,
y como parece ser que se trata de una familia de la
clase alta y «católica», no han querido abortarlo,
pero sí encubrir la honra.

Y esta joven soltera y sus padres, deciden dar


en adopción a la criatura a una familia que sea
española y católica. Mi buen amigo y su santa
esposa, preparan los pasaportes, pidiendo permiso
en las respectivas universidades donde trabajan, y
ayer me llaman por teléfono desde Argentina,
diciéndome que tengo que ir de padrino para el
niño que ya tienen en sus brazos. Es -me dijo el
padre adoptivo- un verdadero jabato.

221
Sólo Dios sabe cómo me inundó de alegría la
feliz noticia y cuán grande es el consuelo que tie-
nen sus padres adoptivos. Como ves, querido lec-
tor, las cosas no se resuelven cuando nosotros cree-
mos que deben resolverse. Dios suele servirse de
lo más insignificante para premiarnos con lo más
significativo. En este caso -y en tantos otros- era
necesario cometer un error en el artículo para en-
contrarse con un hijo por error.

Publicado en «LA VOZ DE AVILÉS» 16-Octubre-1997

222
74.- ¡QUÉ CONTRASTE!

Mientras que tantos hombres quieren salir del


anonimato y la monotonía haciendo proezas que
salten a la fama y la notoriedad (a veces con riesgo
de muerte), la Virgen María fue coronada como
Reina y Señora de cielos y tierra, sin hacer otra cosa
que no haya sido el anonadarse y obedecer como
esclava. Y siendo la más humilde de todas las
mujeres, no ignoraba que ‘desde ahora me recordarán
todas las generaciones’. No lo ignoraba sabiendo
que el Poderoso había hecho maravillas al fijarse
en su pequeñez.

Y cuando algunas sectas están empecinadas en


menospreciar a María, la popular revista norteameri-
cana «Newsweek», nos dice en su portada que han
llegado a Roma cinco millones de firmas, proceden-
tes de 157 países y que reclaman a la Santa Sede la
aprobación de un nuevo dogma por el que la Madre
de Dios sería proclamada «Corredentora, Mediadora
de todas las gracias y Abogada del Pueblo de Dios».
Juan Pablo II no se ha pronunciado todavía, pero en-
cargó a una comisión especializada que estudie los
argumentos a favor del clamor popular.

La devoción mariana del Santo Padre es bien


conocida de todos. Nadie ignora que Karol Vojtyla
adoptó como lema dedicado a la Virgen «Totus tuus».
Y la intervención de la Virgen en Fátima, conforme a
las palabras del propio Juan Pablo II, se puso de
manifiesto el día del atentado contra él en la plaza de
San Pedro, que tuvo lugar el mismo día en que se
conmemoraba el 65 aniversario de la primera
aparición, el 13 de mayo.

223
También sabemos todos que por una desvia-
ción de milímetros en la dirección de la bala se sal-
vó el Pontífice. Éste no dejó nunca de creer ni pro-
clamar que fue la mano de María la que intervino
y, como gratitud, envió la bala que le había herido
a Fátima para que fuera engarzada en la corona de
la Virgen como un testimonio visible de su interés
por los problemas de sus hijos. Hoy se puede ver
en Fátima la bala soldada a la corona de María
como signo de la victoria de Nuestra Reina.

Todo esto nos parece muy bonito, pero procla-


mar un dogma más a María es algo muy serio, y no
será fácil que los fieles lo consigan, porque dogma es
una verdad revelada por Dios, y declarada y propues-
ta por la Iglesia para nuestra creencia religiosa. Y sien-
do una verdad revelada por Dios, es imprescindible
que el Espíritu Santo ilumine al Santo Padre para po-
der firmar lo que Dios quiere y desea.

Es de notar que cuando Pío IX proclamó el dog-


ma que define a María como «Inmaculada», millones
de personas -incluso católicas- se escandalizaban, y
cuatro años después, en una de sus apariciones en
Lourdes, Santa Bernardette escribe al Santo Padre di-
ciendo: «La Virgen os mira maternalmente, muy San-
to Padre, porque la habéis proclamado Inmaculada,
y ahora viene Ella misma sobre la tierra para decir-
me: ‘Yo soy la Inmaculada Concepción’». Es claro
que ese dogma había sido una verdad revelada por
Dios al Santo Padre. Así se lo confirmó la Virgen a
Bernardette.

Publicado en «LA VOZ DE AVILÉS» 22-Octubre-1997

224
75.- LA REINA BLANCA

Así se titula la biografía de la Reina Fabiola.


Confieso que me ha cautivado suavemente el alma.
Tenía el mejor concepto de nuestra coterránea, pero
no tanto. Ahora veo que si los católicos del pueblo
belga se han levantado pidiendo la beatificación
del Rey Balduino, puede no ser menos el campaneo
cuando la que todavía consideran su Reina deje de
existir. Hace unos veinte años Fabiola nos decía que
su marido terminaría en los altares. Y después
añadió: «Es muy difícil vivir con un santo». Esto
me hizo pensar que su religiosidad bien probada
se sentía ensombrecida por la abnegación sublime
y piadosa de su santo esposo. Pero no era así.

«Es necesario que nuestro amor resplandezca


sin límites, que se dé a todos, cualquiera que sea
su edad, el color de su piel, su medio social, su
salud, sea simpático o no. Cuando sentimos esta
fuerza interior, más poderosa que la de las armas
y que continuará después de la muerte, compren-
demos el sentido de la vida. El misterio se nos des-
vela poco a poco y la alegría nos invade». Así lo
dejó escrito Su Majestad la reina Fabiola, con oca-
sión de su sexagésimo aniversario.

Escribir el párrafo que antecede puede ser


menos que una simplicidad. Pero demostrarlo en
las pruebas de vida o muerte que Dios nos envía,
no deja de ser esa virtud heroica que la Santa Sede
les exige a los beatos y canonizados. Y la Reina
Fabiola ha sido acrisolada con pruebas de muerte

225
o vida. En marzo de 1962, en el mayor de los
secretos, la Reina se encuentra embarazada. Pero
no ignora que son mínimas las posibilidades de
que su criatura pueda sobrevivir.

Los médicos se muestran muy pesimistas.


Fabiola tiene miedo. Desea consultar a los mejores
especialistas mundiales sin pérdida de tiempo. Sus
confidentes más expertos le recomiendan el nom-
bre del profesor Rochat, un eminente ginecólogo
que vive en Suiza. Inmediatamente, se fleta un
avión privado que despega de Bruselas con desti-
no a Lausana. A bordo viajan los Reyes. Balduino
está más nervioso que su esposa. Ya sabe del flujo
de sangre. La salud de Fabiola peligra. El espera-
do heredero de la Corona les emplaza en la deses-
peranza.

Cuando el profesor Rochat les abrió él mismo


la puerta de su consulta, Fabiola estaba angustiada,
y encima de todos los males tendría que soportar
que manos tan extrañas inspeccionaran su cuerpo
como un objeto cualquiera. El diagnóstico casi no
puede ser peor: «Existen diez posibilidades sobre
cien de que pueda llevar a término un embarazo y
sólo un cinco por ciento de que sobreviva al parto».

De vuelta a Laeken, muchos ginecólogos,


temiendo por la vida de la Reina, le recomiendan
la interrupción del embarazo. Al oírlos, se le
encogió el corazón a Fabiola. ¿Cómo se atrevían a
proponerle un horror semejante?. ¡Una reina
católica que siempre firmaba sus cartas con estas

226
tres palabras: «Hija de María», asesinar una
criatura!.

Balduino estaba aterrado. Sus principios


religiosos eran tan fuertes como los de su esposa.
Pero sabiendo que el feto sería abortado, el Rey
quiere que viva Fabiola. La Reina le contestó: «Si
me impones esta solución, habrá que solicitar a
Roma la disolución de nuestro matrimonio y yo me
retiraré a un convento en España». Unas semanas
más tarde se produjo el nacimiento, cinco meses
antes del término. El niño nació muerto. Antes
morir que pecar.

Publicado en «LA VOZ DE AVILÉS» 24-Octubre-1997

227
76.- HISTORIA DE UN ALMA

... Es sábado. Mañana -Juan Pablo II- elevará a


la máxima categoría magisterial a una joven de 24
años -monja de clausura-. Quiere darle el título que
la Iglesia concede con particularidad a algunos
santos que con mayor profundidad de doctrina
defendieron la religión o enseñaron lo concerniente
a ella. Santa Teresa de Lisieux ha dejado los
manuscritos que ahora componen el libro titulado
«Historia de un alma». Es uno de los volúmenes
que más admiro de todo cuanto he leído en mi
vida. Santa Teresita es la tercera santa que recibe
el título de Doctora de la Iglesia, después de Santa
Teresa de Ávila y Santa Catalina de Siena.

Sus escritos han sido suficientes para irradiar


el éxito espiritual en los cinco continentes. Traducido
a múltiples idiomas han servido de aliento y valor
para los doscientos mil misioneros que viven
predicando el Evangelio con riesgo de muerte,
siendo veinticinco mil los españoles que se
encuentran en lugares peligrosos. Pues se calcula
que en este siglo han sido martirizados 3.000
misioneros, y la Iglesia considera que nadie ha
hecho más por las misiones que San Francisco
Javier y Santa Teresita del Niño Jesús, los dos
igualmente patronos universales de todas las
misiones.

Javier llevando la palabra de Dios a múltiples


naciones. Teresa, endeble y enfermiza, tras las rejas
de un convento. La disparidad parece sensacional,

228
pero nos hace ver que la voluntad y la oración son
omnipotentes. Pienso que el ejemplo de Teresa
puede ser ejemplarizante y servir de meditación a
los impedidos o enfermos que se encuentran
postrados en sus lechos, sabiendo que lo que
manda es el deseo de hacer el bien y poner en
práctica los medios misteriosos que Dios nos
concede: la oración.

Pío XI calificó el éxito del libro referido y la


irradiación de la espiritualidad de la joven
religiosa como un «huracán de gloria». Huracán
que hizo llover decenas de miles de cartas al
Carmelo de Lisieux y al propio Vaticano pidiendo
primero la beatificación de la religiosa, después su
canonización, y por último su proclamación como
patrona de las misiones. Todo eso fue llevado a
cabo con una premura que casi no tiene parangón
en la historia de la Iglesia.

Se ha dicho muchas veces que la buena salud


no es la mejor amiga de la santidad. Poder y fuerza
no le faltan a Dios. Él sólo quiere nuestra entrega
total, es decir, que nuestro espíritu se transfunda
en el querer del Suyo. Y cuando esto se hace,
«pedid y se os dará».

Por eso ningún cristiano tiene derecho a


quejarse cuando sus plegarias no son atendidas.
Pues si no cumplimos estrictamente sus preceptos,
es claro que un Dios justo no tiene por qué atender
a nuestros pedidos. Teresa del Niño Jesús se lanzó
de un vuelco en los brazos de Dios, cumpliendo

229
rigurosamente todo cuanto Jesús nos ha mandado,
y como su ardiente vocación era ser misionera, más
que predicadora misional, la hizo patrona de las
misiones. Dios es así. Siempre nos concede más
derechos de los que tenemos.

Si el señor director me lo permite, me gustaría


reproducir lo que sigue de este libro:

«Vivir de amor es disipar el miedo, aventar el


recuerdo de pasadas caídas. De aquellos mis pecados no
veo ya la huella. Junto al fuego divino se han borrado.
¡Oh dulcísima hoguera, sacratísima llama!, en tu centro
yo fijo mi mansión. Y allí, Jesús, yo canto confiada y
alegre: ¡vivo de amor!.

Vivir de amor guardar es, en sí misma, en un vaso


mortal, un inmenso tesoro. Mi flaqueza se extrema, amado
mío, disto mucho de ser un ángel de los cielos. Más si es
verdad que caigo a cada paso, lo es también que tu vienes
junto a mí y me levantas, me envuelves en tus brazos y
tu gracia me das, ¡vivo de amor!».

Publicado en «LA VOZ DE AVILÉS» 25-Octubre-1997

230
77.- LO CONTABA MI PADRE

Nuestro padre era un hombre alegre y optimis-


ta, sincero, aventurero y animoso. También era noble
y servicial, pero nadie lo quería como enemigo. Las
injusticias las enfrentaba corajosamente, y la palabra
«diplomacia» no estaba escrita en su diccionario per-
sonal. Estaba saliendo de la adolescencia cuando em-
barcó en Santander para trasladarse a Cuba como
emigrante en busca de fortuna. Pero no la hizo. Tra-
bajó como tabaquero en una fábrica, muy pocos años.
Allí conoció a un amigo español, y como los emigran-
tes convierten el dolor en voluntad de triunfo, los dos
eximios cigarreros alquilaron un apartamento para
ahorrar los gastos de hotel o pensión.

Pasaban las horas de ocio en una feria jugando


con dinero. Había un saltabanco que engañaba a los
feriantes. Disponía de un estanque cubierto de peces
artificiales, patos, barcos y pavos. Y en la parte oculta
de cada elemento que flotaba, había un número
determinado. El espectador pagaba una cuota por
levantar el objeto y descubrir el número, y si éste
coincidía con el que tenía una de las prendas que
estaban expuestas, el jugador era premiado y se
llevaba el objeto.

Pero todo eran elementos de bagatela, excep-


tuando un reloj de campana con excelente aparien-
cia. Y éste era el que inducía a los feriantes a jugar
continuamente, pero el número del famoso reloj no
estaba escrito en los elementos que flotaban en el es-
tanque. Nuestro padre -y su amigo- se dieron cuenta
viendo que el horómetro nadie conseguía llevárselo,

231
y sintiéndose chasqueados por el dinero que les ha-
bía usurpado el saltimbanco, decidieron llevarse uno
de los peces al piso donde habitaban.

Y como nuestro padre era un «manitas» muy


habilidoso, consiguió raspar el número que tenía el
pez y diseñar perfectamente el número que exhibía
el famoso reloj de campana. Al día siguiente volvieron
a la feria y consiguieron introducir el pez en el agua
sin que el tirititero se diera cuenta de lo sucedido.
Pagaron la cuota correspondiente, le mostraron el pez
con el número y le reclamaron el reloj. El pilluelo,
viendo a la gente que se agolpaba en torno al
estanque, y sabiendo que no podía probar lo contrario,
inmutado y nervioso les entregó el reloj.

Nuestro padre y su amigo salieron ufanos y


victoriosos con la joya en los brazos. Y cada vez que
el reloj tocaba las horas, los dos se reían en su
apartamento. Pocos días después empiezan a
contender por otros asuntos, y al surgir el enfado y
decidir separarse, los dos disputaban llevarse el reloj,
y como el genio de nuestro padre era furibundo,
surgió la pelea, hasta que le puso el reloj de sombrero,
dejándolo totalmente descacharrado.

Esta experiencia fue muy positiva para el joven


que después sería nuestro padre. Pues siempre nos
decía: «Quien mal anda, mal acaba. Quien adquiere
una cosa injustamente, con la justicia de Dios la
pierde redoblada. Ser siempre honrados y
verdaderos. El que no la hace no la teme y Dios le
premia».

232
Publicado en «LA VOZ DE AVILÉS» 28-Octubre-1997

233
78.- UN BUEN SACERDOTE

El pasado domingo abandonábamos la casa


de ejercicios espirituales que tienen las monjas
Esclavas del Sagrado Corazón, en Latores. Fuimos
25 personas, 16 de Avilés. El retiro espiritual nos
fue dado por un misionero de Lumen Dei. Pienso
que la mayoría de los ejercitantes -los que aún no
habían tenido esa experiencia- han pasado allí los
mejores días de sus vidas; al menos esto es lo que
manifestaron algunos al salir.

Es verdad que el sacerdote dio muestras


prodigiosas de su espiritualidad y sacrificio. Pues
mientras los ejercitantes nos ocupábamos en el
desayuno, merienda y cena, el buen sacerdote
estaba postrado ante el Santísimo -seguro es-
pidiendo por el fruto de los ejercicios y por
nosotros. Su única comida cada 24 horas era el
almuerzo, después de servirnos la comida a
nosotros en compañía de las religiosas.

Lo que más me conmueve de esta bendita


Obra, no son las nueve mil comidas que distribuye
gratuitamente todos los días a los más pobres,
tampoco las cinco horas diarias de oración ni las
doce de trabajo con la sotana puesta y el crucifijo
en el pecho; lo que más impresiona mi espíritu son
las conferencias que siempre están subordinadas
al «modus vivendi». Pues el sacrificio amoroso de
vida que llevan, nunca tratan de imponérselo a los
demás.

234
Cierto es que sus pláticas eran puramente
evangélicas y bien nutridas con el ejemplo de los
santos, pero siempre lo hacía con dulzura y con la
sonrisa en los labios desbordando alegría. Y de
nada serviría todo lo que estaba diciendo si él no
lo viviera más estrictamente. Pienso que todos
estamos un poco cansados de retórica y sedientos
de ejemplaridad, y con este sacerdote sobreabundaba
el ejemplo exigente y silencioso, mientras las
conferencias de 45 minutos nos dejaban sedientos
de seguir atendiendo con verdadera fruición.

Pienso que ningún sacerdote debiera de


obtener el permiso para dar ejercicios espirituales
sin antes haber llegado al grado de santidad que
se hace necesario para mover los corazones de los
fieles. Pues de nada nos sirve que nos hablen de
los miles de niños que se mueren de hambre todos
los días, si la persona que se lamenta estamos
viendo que no le falta nada. Tengo para mí que el
ejemplo es la única escuela que puede instruirnos
debidamente.

Cervantes ya nos decía que «bien predica


quien bien vive», y Cicerón nos ha dejado escrito
que «hacen más daño con el mal ejemplo que con
el pecado». Lacordaire así se expresaba: «A medida
que envejezco, me voy persuadiendo de la necesidad
de que los superiores den el buen ejemplo y no hagan
jamás lo que no quieren dejar hacer a los demás».

Séneca: «El camino de la doctrina es largo:


breve y eficaz, el del buen ejemplo». Por eso

235
conviene informarse bien del sacerdote que nos
llama a ejercicios, no sea que pueda ensombrecer
nuestra creencia con su ejemplo y disminuir nuestra
fe con la que a él le falta. Si hacemos ejercicios con
un buen sacerdote, encontraremos a Dios y sabremos
lo que Él nos pide.

Publicado en «LA VOZ DE AVILÉS» 30-Octubre-1997

236
79.- MURIÓ POR SU HIJO

Amigos sacerdotes y algunos seglares, me


piden con alguna frecuencia que escriba sobre
temas que a ellos les interesan. También me dan
opúsculos y algunos libros orientándome en lo que
desean llevar a los lectores. Esta semana, el padre
Luis Outeiriño Núñez me hizo entrega del libro
titulado «Pepitas de oro», escrito por el obispo
Sylvain. Pero aún no he tenido tiempo de leerlo. Y
el pasado sábado, don Manuel Mesa Herías -vecino
de Avilés y abnegado apóstol católico- me obsequió
con un opúsculo donde se relata la historia de la
beata Juana Beretta Molla.

Se trata de una joven muy bella que ostentaba


los títulos de Pediatra y Cirujano. Era una doncella
italiana y católica como tantas otras. Pero al asistir
a unos ejercicios espirituales de tres días, se dio
cuenta de que la vida terrena no es más que la única
oportunidad que Dios nos concede para ganar la
batalla penosa del bien contra el mal y ser eternamente
felices después de cumplir nuestra sagrada misión.

Juana Beretta se casó con el ingeniero Pedro


Molla en 1955, rápidamente consiguió que su
esposo practicara un retiro espiritual. Era muy
necesario que su buen consorte comprendiera el
porqué de tantas oraciones como hacía y también
de los muchos servicios que gratuitamente prestaba
a sus pacientes, y así, el matrimonio se consolidó
de forma mutuamente solícita.

Y como Dios siempre nos concede la sublime


dulzura de haberlo conocido para que jamás nos
237
olvidemos de Él -después suele hacernos
partícipes de su cruz para nuestra purificación-, les
concedió tres hijos maravillosos en menos de cinco
años. Todo iba muy bien en un hogar de la clase
alta y prestigiosa: pingües beneficios, abrazos y
besos, fidelidad inquebrantable, misa y comunión
diaria, novenas y rosarios en compañía de los tres
retoños, amor entrañable, y el cielo en la tierra.

Pero en el tercer mes del cuarto embarazo se


le presenta un fibroma en el útero; ésto fue el
principio del holocausto. Sus colegas de Medicina
le dicen que la única forma de salvar su vida es
interrumpiendo el embarazo. Juana lo comprende
y lo sabe, pero su respuesta no se hizo esperar: «Esa
propuesta no se hace a una madre. El hijo que llevo
en mis entrañas tiene una vida entera por delante.
Yo ya he llegado a la mitad del camino, y más que
todo eso, mejor es morir que pecar matando a mi
hijo».

Juana Beretta murió el 28 de abril de 1962,


víctima gloriosa de la maternidad. Fue beatificada
por Juan Pablo II el 24 de abril de 1994, en presencia
de su esposo e hijos. También de la hija de sus
entrañas -Juana Manuela-, que hoy vive piadosamente
gracias a la decisión heroica de su santa madre.

Esta historia, santa y heroica, ha dado la


vuelta al mundo, y el opúsculo que viene de Italia,
nos asegura que este ejemplo resplandeciente, ha
impedido decenas de miles de abortos en los cinco
continentes. Como ves, amigo lector, vale la pena
morir por un hijo y salvar tantos otros.

Publicado en «LA VOZ DE AVILÉS» 1-Noviembre-1997

238
80.- UREÑA Y LAS VOCACIONES

Por circunstancias que no tendrían ningún


interés para el lector, conocí personalmente a
monseñor Manuel Ureña, hace seis años. El mismo
día que tomó posesión de la Diócesis de Alcalá de
Henares. En su homilía aparecieron rasgos hermosos
de cómo su fe se había ido incrementando desde
el comienzo de su vocación sacerdotal. También
vimos un razonamiento profundo para resolver las
dificultades que le esperaban en una Diócesis
recientemente creada.

Monseñor Ureña desciende de una familia


humilde, pero su extraordinaria capacidad y su
esfuerzo constante, le adentraron en el mundo de
los intelectuales. Primero como eminente sacerdote,
después como eximio profesor de la Universidad.
Unos años más tarde fue consagrado obispo para
ser llamado a regir la Diócesis de Ibiza, y desde
allí pasó a gobernar la sede de Alcalá de Henares
en 1991.

En mi modesta opinión, el punto más


interesante de la homilía referida, fue en el que
glosó sobre el valor de la oración. El mismo que Jesús
reiteradamente nos recomienda en sus sermones
evangélicos. Ahora, siguiendo sus disertaciones
públicas, vengo a constatar, una vez más, que
dentro de la Iglesia sólo fracasan los laicos o
religiosos que no reservan tiempo para orar. Por
eso algunos canonizados nos han dicho: «El que ora
se salva, y el que ora mucho se hace santo».

239
Monseñor Ureña cree que suprimir el celibato
sólo serviría par aumentar los problemas. Y nos
pone como ejemplo las crisis de los protestantes,
sabiendo que superan bastante las vicisitudes de
los católicos. Por aquí estamos viendo a un prelado
que sigue rectamente la línea de Juan Pablo II. Y lo
curioso es que en seis años ha conseguido
multiplicar por tres el número de seminaristas que
encontró en el Seminario de Alcalá de Henares, es
decir, de los 13 que tenía ascendió a 39.

El prelado en cuestión, está persuadido de que


los Seminarios no pueden esperar que lleguen los
seminaristas con la maleta en la mano. Es necesario
que cada sacerdote observe en su iglesia y en los
ejercicios espirituales a los jóvenes más devotos y
sepan atraerlos con su buen ejemplo y fervor
religioso, haciéndoles saber que Dios los necesita
y los llama para ostentar el cargo que más puede
dignificar al hombre. «Hay que salir a su encuentro
-nos dice monseñor Ureña-, como Cristo hizo
cuando dijo: ‘Ven y sígueme’».

También nos dice monseñor Ureña que sus


seminaristas siguen los cuatro aspectos marcados
por el Papa en las «Pastores dabo vobis»: formación
humana, espiritual, intelectual y pastoral. Estos
jóvenes se levantan todos los días a las seis y media
de la mañana para hacer oración, y después de
dialogar con Dios, viene todo lo que queda dicho.

Pienso que si todos los sacerdotes colaboraran


eficaz y piadosamente con las vocaciones que tanto

240
necesitamos, y los profesores de los seminarios les
hicieran saber el valor de la oración y lo maléfico
que resulta el tiempo perdido y las charlas vanas,
todos los Seminarios crecerían como lo viene
haciendo el de Alcalá de Henares y el de Toledo.

Publicado en «LA VOZ DE AVILÉS» 2-Noviembre-1997

241
81.- LOS COMPLEJOS

El complejo de superioridad y el de inferioridad


son elementos que nos llevan al engreimiento y
también a subestimar nuestra personalidad. En los
dos casos es algo muy complicado. Se dice que es
una combinación de ideas, tendencias y emociones
que permanecen en la subconsciencia e influyen
negativamente en nuestra personalidad. Y los
doctores más expertos en estos temas de psiquiatría
(Vallejo Nágera y otros) han comprobado que la
mejor «medicación» para erradicar la soberbia y la
subestima que producen es conocerse a sí mismo a
través de la meditación religiosa, donde el espíritu
encuentra descanso preponderando sobre la
materia.

Pienso que los dos complejos referidos tienen


el mejor caldo de cultivo en los fracasos y en los
triunfos. No pocas veces, el ingenio que Dios
concede a determinados hombres, les crea un
complejo de superioridad que los hace indeseables.
Hace pocos días nos decía Camilo José Cela que
España es un pueblo de analfabetos. De un solo
plumazo se cargó la cultura de todos los españoles,
sin excepción de académicos ni eximios escritores.
Y como «ABC» lo venera, no lo pensó dos veces
para hacer pública la voz del chulo.

Queriendo revalidar el título de mi escrito,


haré hincapié en los más altos dignatarios de los
EE.UU. Pues a mí me parece que la Nave Cassini,
para visitar los anillos de Saturno, es fruto de un

242
complejo de superioridad que va buscando la
notoriedad y la fama sobre todos los países del
mundo.

Si tuvieran el mínimo conocimiento de lo que


Dios quiere del hombre y un sólo ápice de conciencia
cristiana, no se permitirían el lujo de gastar tres
mil quinientos millones de dólares, es decir, el
equivalente a quinientos veinticinco mil millones
de pesetas, sabiendo que con esta cifra se podrían
evitar millones de muertes.

Pongamos como ejemplo el bien que se podría


hacer llevando las aguas potables del famoso lago
Victoria -ese mar fabuloso que se adentra en África-
al territorio árido de una población donde debido
a la falta de riego y de agua potable para saciar la
sed, se mueren millones y millones de personas.

Dentro de siete años, cuando la Nave Cassini


se aproxime a Saturno, (si todo sale bien), nos
enviarán unas fotografías como las de Marte,
mostrándonos un desierto que sólo Dios sabe el
porqué lo ha creado y cómo lo gobierna. Pero eso
no importa. Lo importante es mostrar el ingenio del
hombre e incrementar su vanidad. Pues ese dinero
se puede ahorrar abortando dos o tres millones de
niños más, y dejando a los africanos que se mueran
de hambre.

A pesar de lo que queda dicho, soy optimista,


y creo que, algún día, esos hombres tan poderosos,
se darán cuenta de que a nosotros sólo nos

243
corresponde resolver los problemas de nuestro
planeta y vivir como hermanos que somos y como
Cristo nos manda. Esperemos el castigo anunciado
por la Virgen de Fátima, y quien sabe si todo
cambiará para bien de los cuerpos y de las almas.
Pues conocer las características de Saturno -distante
del Sol nueve veces más que la Tierra- puede ser
una proeza que de nada nos sirve, y no dejaremos
de seguir siendo hormiguitas si tenemos en cuenta
los planetas que distan de la Tierra quince mil
millones de años-luz, lugar que sólo Dios conoce
y conduce, y que jamás el hombre alcanzará.

Publicado en «LA VOZ DE AVILÉS» 6-Noviembre-1997

244
82.- COHERENCIA CRISTIANA

Pienso que lo que más enreda y damnifica al


hombre es la incoherencia entre lo que piensa, dice,
y hace. Esta mañana me encontré con un «amigo» -
pediatra- que asiste a misa diariamente desde hace
más de 20 años. Es un hombre bueno, agradable y
sincero. Pero he podido constatar su incoherencia
en lo que al cristianismo se refiere. Está en
desacuerdo con el Concilio Vaticano II y le falta
muy poco para ponderar a los diez mil jesuitas que
abandonaron la Iglesia (datos de don Enrique de
la Cierva) con motivo del histórico evento.

El doctor en cuestión, tiene sus convicciones


y no le importa lo que diga el Papa. Ignora que la
religión católica tiene una doctrina eminentemente
cohesionada; todas las verdades que propone están
implícitas en los Evangelios. Pero, sucede, que a
la mayoría de los católicos se nos antoja que la
Iglesia es algo así como un supermercado, donde
cada uno coge lo que más le interesa y menos le
cuesta.

Por eso los tópicos son siempre los mismos:


«Soy católico, pero no practico». «Creo en Dios
pero no en los curas». «Creo en Jesucristo pero no
en la Iglesia». «No necesito de nadie para creer en
Dios». «Eso del infierno lo inventaron los curas».
«Todas las religiones son iguales». «La fe es un
asunto personal y no tiene nada que ver con lo
social o lo político». «Yo no robo ni mato, no hago
daño a nadie». «Yo me confieso directamente con
Dios». Estas incoherencias y tantas otras son las que
disgregan la unidad de la verdadera Iglesia y las

245
que sirven de normativa a los hombres
antirreligiosos.
Y es que un verdadero católico no puede
aceptar un dogma y rehusar otro, no puede recibir
un sacramento y excluir el otro. Tampoco puede
practicar una moral que le resulte más cómoda y
prescindir de la que corresponde a los mandamientos
de la Ley de Dios. Ser católico es someterse a los
preceptos de Jesús y al Magisterio de la Iglesia. Y
esto requiere una condición indispensable:
humildad.

Ya sé, ya sé que la Iglesia ha cometido muchos


errores en los siglos pasados. Pero, desde los
primeros tiempos del cristianismo también ha
tenido muchos santos gigantes que supieron
obedecer y darnos ejemplos resplandecientes,
actuando silenciosamente y cumpliendo todo
cuanto Jesús nos ha mandado. Y estos héroes no
han murmurado jamás las faltas de sus superiores,
viéndolas más claramente que nosotros.

Creo que los enemigos de la Iglesia debieran


de ser más benevolentes con la misma, sabiendo
que Juan Pablo II les ha implorado el perdón por
los errores cometidos en los pasados siglos. Y
nosotros -los fieles- debiéramos de saber que no
sabemos, y que el Santo Padre y un buen número
de prelados «santos», están muy capacitados para
aleccionarnos en el verdadero camino que Dios nos
indica y ellos nos enseñan. Seamos coherentes con
nuestra ignorancia religiosa y un poco humildes para
escuchar y obedecer; todo esto nos haría mucho bien.

246
Publicado en «LA VOZ DE AVILÉS» 8-Noviembre-1997

247
83.- DESPUÉS DE LA BODA

Después de asistir al enlace matrimonial en


una capilla del pasado siglo, salimos conmovidos
de la misa y la homilía que nos predicó el
misionero y tío de los novios. Seguidamente nos
llevaron al restaurante para disfrutar del banquete.
Coincidió sentarme en la mesa donde se encontraba
un «filósofo» ateo. No le conocía, pero me pareció
verle preocupado, y después de comer el segundo
plato y beber unos vasos de Rioja, viendo el
silencio de aquel hombre, cometí la osadía de
preguntarle: ¿Qué tiene usted que tanto le aburre?.

Pero él, sin contestar directamente a mi


pregunta, me interrogó a su vez: «¿Es que no le
aburren a usted todas esas ceremonias ridículas
del culto católico?. ¿Es que puede usted ver sin
indignación esa mezcla de materialidad y misticismo,
esos cambios de hábitos?... Yo salgo molestado,
irritado... ¿Y usted?.» -Yo salgo conmovido -le dije-.
Y esto depende de la apreciación que cada uno hace
de las cosas.

«Usted tiene fe. Cree en la inmortalidad del


alma y espera ser muy dichoso en la otra vida, ¿no
es eso?». Así es -le dije-. Pero vamos a prescindir -
por un momento- de la fe y de todo lo que Dios
n o s promete después de la muerte corporal.
Contemplando esta pequeña iglesia que data del
siglo pasado, sin detener el vuelo de mis
pensamientos, he recordado que tanto en los días
de duelo como en las fiestas, esas ceremonias que

248
tanto le molestan a usted, han hablado fuertemente
a la imaginación y al alma humana.

También he visto muchas lágrimas que sólo


el catolicismo las ha podido enjugar, las grandes
desesperaciones que Cristo ha consolado, las
innumerables conciencias que ha iluminado, las
sólidas virtudes que ha inspirado; por eso he salido
de la misa, como católico que soy, penetrado de la
grandeza de mi religión, y que de tantos beneficios
ha llenado el mundo. ¿Es que no aprecia usted su
influencia en la civilización, en la cultura y en el
bien?.

Empiece por las artes plásticas en los museos.


Descuelgue también de las paredes, a ejemplo de
nuestros gobernantes, las imágenes de Cristo. Haga
desaparecer todos los cuadros en que figuran Dios
y la Virgen. Llévese las telas y las estatuas que
representan santos, mártires y apóstoles. Y después
de la pintura y la escultura pase a la arquitectura,
y eche abajo todas las catedrales. Haga lo mismo
con la música de Haendel, Palestrina, Bach y tantos
otros. Expurgue la obra de Mozart, Pergolese,
Rossini, de todo lo que ha sido inspirado por
nuestra religión. Y ahora calcule los miles de
millones de nonatos que han sido vilmente
asesinados en el seno materno por los hombres que
niegan la existencia de Dios.

Destruya, también, los hospitales, porque el


primer hospital fundado en el mundo lo fue por
una mujer cristiana. Cuente usted los millones de

249
hombres y niños que han conseguido vivir con el
auxilio de las obras de caridad cristiana. Borre
también toda la poesía que ha sido inspirada a los
mejores poetas de todos los tiempos. Suprima las
huellas que dejó en la Tierra la sangre que brotó
de Aquél que usted llama con ironía el divino
Crucificado.

Y una vez terminada esta faena, vuelva y


abarque de una ojeada los 20 siglos escalonados
detrás de usted y contemple sin espanto, si puede
hacerlo, el vacío que habría dejado en el mundo,
en el transcurso de los siglos, la falta de Cristo y
de su cruz. ¿No es verdad que sería aterrador ese
vacío?.

- «Soy demasiado viejo -me dijo-, y a pesar de


su retórica sigo pensando lo mismo». -Cuando
muera -le dije- me dará la razón, y en la ultratumba
nos entenderemos.

Publicado en «LA VOZ DE AVILÉS» 10-Noviembre-1997

250
84.- CONFESIÓN DESCUBIERTA

Termino de leer la biografía de Juan Lacordaire,


religioso dominico y orador sagrado, francés. A sus
pláticas asistían millares de personas. También fue
académico, excelente escritor y diputado en la
Asamblea Nacional. Este polifacético personaje
entró un día en la famosa capilla de Dijón (Francia),
para decirle al capellán -Monseñor Bougaud-:
«¿Tendría usted la caridad de oírme en confesión?».

El prelado se quedó asombrado al ver la


humildad de un personaje tan famoso. En seguida
le pasó a su gabinete de estudio. Pero antes de que
pudiera ofrecerle un reclinatorio, se arrodilló en
tierra a sus pies. «Voy a Tolosa -le dijo- con la
esperanza de fundar allí una casa de nuestra Orden.
Mil obstáculos se oponen. Con todo, dispongo de
un medio que me ha dado ya muy buenos resultados:
hacer que ceda el Cielo humillándome. He ahí por
qué le ruego a usted que me reciba, no sólo la
confesión de la semana, pues hace ocho días que
me confesé, sino la confesión de todas las faltas de
mi vida desde mi primera infancia».

El padre Lacordaire fue detallando todas sus


faltas desde la infancia hasta las que había
cometido como sacerdote, como predicador
sagrado, como escritor, como diputado y como
académico. Después de recibir la absolución, le dijo
al prelado: «Una gracia necesito que me conceda
ahora». Y como el confesor ignoraba el pedido, le
dijo: «Padre mío, después de lo que acaba de

251
ocurrir entre los dos, ¿qué quiere usted que le
niegue?».

El sacerdote sacó de debajo de su escapulario


unas disciplinas formadas de fuertes tiras de cuero,
y le dijo: «La gracia que le pido ahora consiste en
que me de usted cien disciplinas muy fuertes». El
prelado, al oír esto, le faltaba valor para torturar a
un alma tan buena. Pero el padre Lacordaire,
mirándolo con ojos suplicantes, le dijo: «¿Me niega
usted este favor, Padre mío?».

Monseñor Bougaud tomó las disciplinas,


sabiendo que aquel gran hombre lo sería más
todavía humillándose voluntariamente. «Y sobre
todo, ¿por qué no ayudar al santo religioso -nos
dice el confesor- a saciar la sed de inmolación y de
padecimiento que devoraba su alma para semejarse
más a Jesús?». Después de tomar las disciplinas y
darle los primeros quince o veinte latigazos, el
sacerdote empezó a lanzar gemidos profundos y
dulces, que duraron hasta el fin. «Quise detenerme
-nos dice el confesor-, pero no me lo consintió, por
lo que fue preciso que llevase a cabo mi sangriento
ministerio».

Cuando el confesor, con los ojos llenos de


lágrimas, hubo terminado el suplicio de su penitente,
el buen sacerdote se arrojó a su cuello, lo abrazó y
le dio permiso para recordar sus faltas, para
decirlas a quien quisiera, y sobre todo para
echárselas en cara cuando le encontrase. Lo que nos
parece más importante es que la Casa de la Orden

252
dominicana fue fundada por el padre Lacordaire
en 1850, con numerosas vocaciones y un éxito
espiritual ejemplarizante, porque «el que se
humilla será ensalzado, y el que se ensalza, será
humillado» (Lucas 1, 52).

Publicado en «LA VOZ DE AVILÉS» 13-Noviembre-1997

253
85.- DE LA FAMA A LA CAMA

Los que no son tan jóvenes conocerán a don


Tomás Montero Entrialgo. Un periodista muy
popular y muy leído en Asturias, y también en la
capital de España, a través de «ABC». Este señor
es Decano del Colegio de los Procuradores, ex
coronel de la Cruz Roja y ex profesor del Seminario
de Oviedo, con dos tratamientos de ilustrísimo. Y
como todo le iba muy bien, estaba poseído de un
valor que realmente tenía por la gracia de Dios.
Pero esta substancia vigorosa le fue distanciando
de Aquél que se la daba.

Cuando los dos colaborábamos con la Hoja del


Lunes de Gijón, con Región y con el Noroeste,
tuvimos frecuentes disidencias en los tres rotativos,
hasta que un día le conocí personalmente. No había
por dónde cogerle, maldecía a Pablo VI y destruía
la Sagrada Biblia con labios y dientes. Se reía de
los prelados y no creía en Dios ni en el diablo. La
llama de su mirada ardiente con ojos azules y su
enérgica vitalidad no necesitaban el auxilio de
nadie.

A pesar de todo, había una analogía política


que nos hacía simpatizar mutuamente. Pero hablar
de religión era un tropiezo constante. Él conocía
todos los males que los pseudo cristianos habían
cometido a lo largo de toda la historia, y me atacaba
sin piedad. Pero yo sólo observaba su nobleza y
su sinceridad, y siempre que me veía cruzaba la
calle sonriendo para decirme: «¿Cómo estás

254
reverendo?». Pero como Dios es tan bueno y ama
tanto la sinceridad y la nobleza, le envió un infarto
que le postró en la cama y le absorbió el 50% de su
admirable capacidad.

Se «recuperó» de la dolencia y descendió


considerablemente su soberbia. Continuamos
nuestra amistad, con mejores razonamientos, pero
la palabra de Dios proseguía sonándole a música
profana. Y como la misericordia de Dios llena la
Tierra, le mandó una embolia que lo llevó a la Cruz
Roja sin sentido. También esta vez se «recuperó»
con menos fuerza y más humildad. Intenté que se
confesara, pero no fue posible; sólo deseaba
morirse en todo momento.

Y Dios continuaba actuando sobre un hombre


bueno y sincero. Por eso le coronó de gloria con
un derrame cerebral. El Señor sabe, mejor que
nosotros, que don Tomás es un hombre honrado, y
merece las correcciones fraternas. También lo
separó de su esposa al tomar ella un camino que
me reservo. Intenté nuevamente que se confesara,
y esta vez lo hizo. Se confesó con el párroco de San
Lorenzo, de Gijón, con el mismo que fue su alumno
en el Seminario. Y después de la confesión, entró
por la puerta de nuestra casa, nos abrazamos y
lloramos los dos.

«Tú -me dijo- me has sacado de la


incredulidad». Así es de ingenuo y bondadoso don
Tomás. Pues no se ha dado cuenta de que el único
que nos concede la fe es Dios, sirviéndose de

255
segundas causas, no pocas veces despreciables.
Ahora se pasa los días postrado en una silla (pues
no puede salir a la calle) rezando y leyendo los
mejores libros que tengo. Sólo le pide a Dios que
lo perdone y le lleve lo antes posible, si esa es Su
voluntad. También llama al sacerdote para
confesarse con bastante frecuencia. De la fama a la
cama, y de la cruz al cielo.

Publicado en «LA VOZ DE AVILÉS» 15-Noviembre-1997

256
86.- PECES-BARBA

El rector de la Universidad Carlos III -


Gregorio Peces-Barba- se ha negado rotundamente
a autorizar una capilla en el campuroso campus
universitario, como había solicitado la asociación
«Universitarios para el mundo», con el aval de 1.091
firmas, sabiendo que se trata de una asociación de
carácter cristiano que carece de un local para re-
unirse, y tampoco puede celebrar misas u otros ac-
tos religiosos por falta de capilla.

Este hombre de carácter acre y autoritario, está


fomentando los males que lleva consigo el ateísmo,
y vulnerando la Constitución en su artículo 16.3:
«Los poderes públicos tendrán en cuenta las
creencias de la sociedad española, y mantendrán
las consiguientes relaciones de cooperación con la
Iglesia Católica y las demás confesiones religiosas».

Por aquí estamos viendo que no pocos artícu-


los de la Constitución los han convertido en papel
mojado, especialmente el que se refiere al derecho
fundamental del ser humano: «Todos tienen dere-
cho a la vida». ¿Será que los niños vivientes en el
seno materno no tienen derecho a seguir viviendo?.
Pues no he visto nada en la Constitución que haga
excepciones entre las etapas de una vida que co-
mienza en el momento de la concepción; y si al-
guien lo sabe y puede interpretar con buen juicio
la ley abortiva, que me lo diga.

257
No tengo nada en contra de los increyentes,
pero han de saber que esos 1.091 cristianos -y tantos
otros- que desean practicar con más frecuencia los
sacramentos en una capilla que tanto honraría a la
Universidad Carlos III, es bien cierto que se
distanciarían más de la droga, del hedonismo y de
la corrupción, y aunque Dios le haya dicho a Peces-
Barba que Dios no existe, sabiendo el bien que les
puede hacer un templo sagrado, como hombre
público y ex mandatario político, está doblemente
comprometido a contribuir en favor de la sociedad.

Y, ¿cómo un hombre inteligente puede hacer


ésto?. Pienso que estos «señores» talentosos que han
pasado una vida cometiendo desaciertos -y pecados-
, nadando contra la corriente que de Dios viene, pre-
fieren morir ahogados -y ahogar a los demás- antes
que dar la vuelta y despojarse del orgullo que les in-
funde un «yo» que han usurpado al único que es ‘el
que es’: Dios. Pues el hombre nada tiene en propie-
dad sólida e imperecedera; todos los atributos que
nos encumbran son dádivas de nuestro Creador.

Pienso que la palabra «yo» debiera de ser


substituida por «éste», es decir, por este pobre que
sólo puede «vanagloriarse en la cruz de nuestro
Señor Jesucristo» (Gálatas 6, 14), y así, erradicar el
«yo» para siempre como han hecho los santos. Pero
esta filosofía ascética no está implícita en las
cátedras de las universidades actuales; es algo que
sólo se aprende bien a los pies de Jesús.

Publicado en «LA VOZ DE AVILÉS» 18-Noviembre-1997

258
87.- MORAL Y SIDA

No parece que el SIDA sea lo más preocupante


en nuestro país, sabiendo que la enfermedad se
extiende como el agua sobre el pavimento. La ONU
viene pronosticando que el SIDA en España pronto
llegará a los niveles de África. Tristemente estamos
a la cabeza de Europa en número de afectados. Pero
sería un despropósito inhumano decir que todos
los que padecen esta dolencia han caído en el
pecado, teniendo en cuenta las almas buenas que
han contraído esa enfermedad por herencia de sus
progenitores y por transfusiones de sangre.

Y hasta el momento se trata de un padecimiento


irreversible. Los socialistas intentaron evitar los
males que sufre el pecador sin que abandonara el
pecado: «Pónselo o póntelo». Y yo les diría a los
lujuriosos con amor y seguridad: no le pongas nada
y no te pongas nada. La verdadera preservación de
la enfermedad consiste únicamente en la abstinencia
que debiera de infundirles una moral sexual a los
que no han contraído matrimonio.

Las parejas de hecho, los bacanales, orgías y


festines desordenados; la misma naturaleza les
impone tributos que resultan demasiado gravosos
para saldarlos sin perder la salud. Comprendo muy
bien a esas jóvenes enamoradas que sienten recelo
cuando el novio quiere convertir el noviazgo el
pareja de hecho, conminándolas con el enfado y el
fin del «amor» si no aceptan su propuesta inmoral.
Que no se dejen engañar con tan vieja artimaña.

259
Todos los jóvenes -en el fondo- desean una
esposa y una madre para sus hijos virgen y casta.
El verdadero amor no es concupiscencia. No puede
estar enamorado el que mucho exige. Pero sí tiene
amor el que todo lo ofrece, porque el amor vive
más de lo que da que de lo que recibe. Cuántas
lágrimas se habrán derramado a causa de la
promiscuidad. Y cuánta gallardía lozana llevan
consigo las señoritas que supieron y saben
imponerse el benemérito «sacrificio» de la
continencia.

Y que no se cansen las autoridades sanitarias


haciendo y propagando prevenciones para evitar
el SIDA. Pues en la mayor parte de los casos, tan
lamentables, es fruto de una moral desmoralizada,
que lleva el nombre genuino de «pecado», es decir,
un hecho contra la ley de Dios y sus preceptos. Y
esto sólo tiene una solución: no pecar, porque en
el pecado siempre llevaremos la penitencia.

Y como bien dice Cervantes: «De los pecados que


se cometen nadie ha de echar la culpa a otro; sino a sí
mismo». Y Séneca nos dice que «conocer el pecado es
principio de salvación». Quevedo también nos dice
que «los pecados, para aborrecerlos, no es menester
más que cometerlos». Esto lo deben de saber muy bien
las que abortaron, las pobres prostitutas, los jóvenes
bondosos que han contraído el SIDA, muchos
divorciados, y también corruptos que han llegado al
suicidio. ¡Oh, pecado, desdicha del hombre y fuente
de todos los males! ¿Cuándo nos convenceremos?.

260
Publicado en «LA VOZ DE AVILÉS» 19-Noviembre-1997

261
88.- HÉROES

Aunque la palabra «héroe» en su tercera


acepción significa a alguien que lleva a cabo una
acción heroica; tengo para mi que el verdadero
heroísmo sólo se puede atribuir al que entrega su vida
por amor al prójimo y a Dios, sin un sólo ápice de
vanidad. No me parece epónimo el que se juega la
vida por dinero y aplausos (toreros, boxeadores,
etcétera) o lo hace para presumir después de muerto.

Pueden creerme que escribiré este artículo sin


animosidad a nadie, porque tengo muy claro que
los verdugos y las víctimas son todos de la misma
sangre, pues cada uno de nosotros debe preguntarse:
¿y si mi vida hubiese tomado otro giro, no habría
llegado a ser, yo también, uno de esos verdugos?.

Luis Valentín tenía 17 años. Dotado de grandes


facultades intelectuales y abnegada caridad
cristiana. Su amor al prójimo y a Dios se agigantaban
diariamente con los sacramentos, con la oración y
las penitencias que hacía. Este verdadero héroe
comandaba a sus compañeros para defender su
ideal sublime y cristiano. Siendo muy niño ya
preguntaba a sus padres si no habría posibilidad
de llegar al martirio para reparar tantos pecados
como se cometían en el mundo.

El 4 de agosto de 1936, cuando estaba


desatada la persecución religiosa por los
comunistas-marxistas, exclamó a sus padres: «Por
mí pueden venir cuando quieran, ayer estuve

262
confesándome con don Luis, el párroco». Por la
noche, la madre, comentaba las barbaridades y
asesinatos que cometían los comunistas. Luis
Valentín le contestó: «Hacía falta, mamá, era
necesario; todas estas cosas fortalecen la Iglesia y
las almas».

Cuando salieron del Ayuntamiento de Cuenca


fueron detenidos por los marxistas. Pero una
piadosa señora intentó salvarle diciendo: «Este
pequeño no ha cometido ningún mal». Luis
Valentín subió tranquilamente al camión de la
muerte, donde llevaban a los cristianos que iban a
fusilar, exclamando: «Donde vayan mi padre y mis
hermanos (detenidos en el mismo camión), yo
también iré».

Sus hermanos, Francisco Javier de 20 años, y


José Antonio, de 21, activos militantes de Acción
Católica y aventajados estudiantes, fueron
igualmente martirizados en compañía de su padre,
Marcelino Valentín Gamazo, Secretario del Colegio
de Abogados de Madrid y Fiscal general de la
República, miembro de Acción Católica y de la
Asociación de Caballeros del Pilar.

Los cuatro fueron martirizados por amor a


Cristo el día 5 de Agosto de 1936, en Cerrejón
(Cuenca). Éstos y los que los precedieron en el
mismo suplicio, son los héroes que mueren por
hacer el bien y no presumen después de muertos,
porque han vivido para enseñarnos el camino del
bien y la humildad.

263
Publicado en «LA VOZ DE AVILÉS» 20-Noviembre-1997

264
89.- ASÍ ME DIJO

Una señora amable y candorosa como los


niños del Evangelio, al salir de la misa así me dijo:
«Te diré lo que ha sucedido en nuestra casa. Puedes
escribirlo, pero tienes que disfrazar los nombres
de mi familia. Ya sabes que mi marido es
magistrado íntegro, respetado, consultado y
obedecido; se siente orgulloso de su reputación
brillante y merecida. Pero hace ya mucho tiempo que
no se acuerda de Dios.

Nuestro hijo, cuando regresa de sus exámenes


sobresalientes, también se muestra orgulloso de
sus notas y de su padre, como éste de él; le tomó
por modelo y, como el autor de sus días, se olvida
de Dios, yo vengo advirtiendo la ruina de dos
almas. Pero el jueves pasado, tras largas horas de
oración, y después de ofrecer treinta misas al
Espíritu Santo, entré en la habitación de mi hijo y
le dije:

Hijo mío, eres para mi una causa de pena muy


grande... de una pena que me mata, y sin poder
detener las lágrimas, lo estreché entre mis brazos.
Él se conmovió sorprendido. -Madre -exclamó-, te
amo muchísimo, como siempre. -Yo sí que te amo
como siempre, quizá más que nunca. Pero tú no
amas a Dios; cada domingo contemplo vacío tu
puesto en la iglesia. ¿Te gustaría que yo fuese la
madre de un impío?. ¡Ah, cuánta desgracia sería!.

265
-Madre, he creído obrar bien contigo; mi padre
goza de la estimación de todo el mundo, y no
cumple con la Iglesia ni va a misa. ¿Por qué no
proceder como mi padre?. -Me levanté de la silla
como impulsada por una inspiración divina, me fui
al despacho donde trabaja mi esposo, y con los ojos
llenos de lágrimas le dije: Hasta hoy no te he dirigido
el menor reproche, pero ha llegado ya la hora; preciso
es que te abra mi corazón de esposa y de madre.

Con tu indiferencia religiosa, tú, a quien tanto


amo y estimo, tú, padre de familia, me arrancas el
alma de mi hijo; nuestro hijo no ama a Dios, y tú,
tú eres quien lo arrastras al mal. Sí, óyelo bien;
acaba de decirme: «Procedo como papá». -Mi
marido se levantó como movido por un resorte. Lo
que pasó en su interior debió ser terrible.

Su rostro se contrajo, sus labios se echaron a


temblar. -Esto termina hoy -me dijo-; ven conmigo.
-Los dos entramos en el cuarto de estudios de
nuestro hijo, y con voz firme le dijo mi esposo: -
Duro es para un padre acusarse ante su hijo. Pues
bien, me acuso ante ti.

He pecado contra tí; te he dado ejemplo de


irreligioso. He afligido a tu buena madre. Pero aho-
ra todo esto ha terminado, ¿entiendes?. Quiero que
puedas decir a tu madre, orgullosa y feliz: Proce-
do como papá. Y ahora ven conmigo. Acompáña-
me al confesor de tu madre; nos confesaremos los
dos, y yo, yo iré delante. -Salieron los dos -me dice

266
la madre- y yo me quedé llorando el mayor con-
suelo de mi vida y dando gracias a Dios.

Publicado en «LA VOZ DE AVILÉS» 24-Noviembre-1997

267
90.- LA OBEDIENCIA

Por circunstancias de la vida he tenido mu-


cho contacto con religiosos, con religiosas y con se-
glares. Y lo que más les cuesta a los legos es la per-
severancia en la oración. Cuando salen de unos cur-
sillos de Cristiandad convertidos en católicos,
apostólicos y romanos, todos quieren cambiar el
mundo con la Verdad que conocieron por primera
vez. Y con esa euforia psíquica que les infunde el
Espíritu Santo en unos días de encierro, conferen-
cias y oración, salen radiantes de una felicidad
comunicativa que quieren llevarla a todos los herma-
nos.

Pero ese calor ardiente que ennoblece y mue-


ve los corazones, encuentra la frialdad del mundo
y la decepción. Y es entonces cuando hay que orar
más para no ser esclavos de la tentación. Es el mo-
mento de meditar el Evangelio y enterarnos bien
de que «sin Mí nada podéis». Es el instante en que
el sarmiento tiene que pegarse más a la Vid hacien-
do plegarias y buscando la gracia santificante a tra-
vés de un buen confesor, porque en ese punto de
partida, laberíntico o recto, consiste -respectivamen-
te- en que predomine la materia o la sumisión y la
obediencia a todo lo que Jesús nos ha mandado.

Y como dejarse llevar por la corriente mundana


resulta más apetitoso, son muchos los que se indigestan
con los placeres ilícitos, y muy pocos los que se con-
forman con la dieta saludable y generosísima que vie-
ne recetada por las palabras del Señor. Como ejem-

268
plo de lo dicho, y sin ningún mérito por mi parte,
puedo decir que de los treinta y dos cursillistas que
nos congregamos en la Casa Diocesana de El Bibio,
hace treinta y nueve años, sólo perseveramos tres.
Entre los cuales se encontraba nuestro «hermano»
querido, don Nazario Garralda.

Volviendo a las religiosas y religiosos, todos los


que yo he tratado, me dicen que lo más dificultoso en
las comunidades religiosas es la obediencia. Sobre
todo cuando hay que someterse al querer de un
superior que no sabe bien lo que quiere. Y estos
deberes que les impone el voto de obediencia, son
los que más les humillan y los que les propinan mayor
humildad. Y como la humildad y la santidad se besan,
es precisamente en la obediencia donde se fabrican
los santos. ¿No estamos viendo que la desobediencia
o rebeldía de algunos prelados al sucesor de Pedro,
y la falta de acatamiento de muchos sacerdotes a sus
respectivos obispos, son la mayor causa o motivo de
la crisis que sufre la Iglesia?.

En 1936, el obispo de Rotemburgo recibe


órdenes de la Santa Sede para que vuelva a su
ciudad episcopal. Obedece. Al día siguiente las
turbas invaden el palacio episcopal para matarle.
El obispo se encuentra de rodillas adorando el
Santísimo. Quieren que salga, pero él responde:
«No tengo miedo a la muerte. Sólo temo no
obedecer». Su carne ya estaba muerta por la
obediencia. Él sabía que el sometimiento total al
Santo Padre lo llevaría al cielo.

269
Publicado en «LA VOZ DE AVILÉS» 25-Noviembre-1997

270
91.- LOS HÉROES CRISTIANOS SON
NECESARIOS

La carta de don Miguel Oves (21-11-97) me


parece respetable. Pero no se puede desjuntar la
cultura de los hechos históricos. Es muy necesario
aprender de la historia cruel para no repetirla.
También conviene conocer la actuación histórica de
los partidos políticos para saber cuál es el voto que
debemos depositar en las urnas. En la cultura y el
civismo de los pueblos consiste la elección de los
hombres idóneos y honrados que suben al poder y
nos gobiernan.

Julia García ha demostrado una comprensión


excelente con los verdugos que menciona. Sus
cartas son siempre un ejemplo de pedagogía ética,
moral y religiosa. Y en esa que usted le replica (20-
11-97), si la lee más despacio y con imparcialidad,
encontrará el sinónimo del perdón que usted
chasquea en las personas que lo propugnan y usted
cree que no lo viven.

También le parece sorprendente al señor Oves


que pueda fortalecerse la fe con los héroes que
entregan sus vidas por amor al prójimo y a Dios.
¿Cuántas almas se habrán convertido con la
biografía y el ejemplo de Maximiliano Kolbe, al
inmolar su vida por salvar la de un padre de
familia? ¿Cuántos corazones se habrán conmovido
hacia lo sublime leyendo el pasaje bíblico de los
Macabeos, viendo cómo su madre fue
persuadiendo a sus siete hijos para entregarlos al

271
suplicio sádico de la muerte antes de vulnerar la
ley divina que les impedía comer carne de cerdo?.

¿Qué podría hacer la Virgen por nosotros


ahora si no hubiera soportado con amor, paciencia,
humildad y perdón el martirio incruento que
padeció por su Hijo? ¿Qué significaría para
nosotros Santo Tomás Moro si no hubiera subido
al patíbulo en defensa de la justicia y la verdad?.
¿Hasta dónde descendería la talla espiritual de San
Pablo si no hubiera sido crucificado con los pies
clavados en los brazos de la cruz y la cabeza
pendiente de su cuerpo?.

Y, ¿qué sería de usted y de nosotros si Jesu-


cristo no nos hubiera redimido del pecado derra-
mando su sangre por amor al prójimo y la obedien-
cia al querer de su Padre?. Ya sé que todo esto está
destituido de sentido para los hombres escépticos
que desconocen la luz de la verdad. Pero los que
tenemos fe, sabemos y creemos que Dios ha crea-
do al hombre en el paraíso para ser feliz sin muer-
te y sin dolor, y sólo el pecado y la desobediencia
al Dios infinito, nos ha convertido la vida en un
valle de lágrimas.

Es verdad que la pasión de Cristo ha sido


completa. Pero Él nos ha dejado las puertas
abiertas para acrecentarla más con nuestros
sacrificios, y así, incrementar la remisión de tantos
pecados como se cometen en el mundo.

272
Por eso digo que los héroes cristianos son
muy necesarios. El cardenal Suquía nos ha dicho
que «las crisis de la Iglesia siempre han sido
resueltas por mártires y santos, porque -nos dice
Jesús- «si no hiciereis penitencia, igualmente todos
pereceréis». Y yo pregunto: ¿Existe alguna
penitencia superior al martirio?. Con todo respeto,
saludo cordialmente a don Miguel Oves.

Publicada en «LA VOZ DE AVILÉS» 26-Noviembre-1997

273
92.- ¡QUÉ BONITO!

Sigo leyendo a la Madre Teresa de Calcuta.


Los santos desaparecen pero no mueren. La santa
de los pobres, después de ocupar las mejores
páginas de todos los diarios y revistas del mundo,
ahora la vemos en los escaparates de las librerías,
exhibiendo hasta siete libros dedicados a la
religiosa, narrando sus obras y reproduciendo sus
palabras. Algunas veces -sin querer-, alza el vuelo
mi pensamiento y me dice cómo sería el mundo si
hubiera una Madre Teresa en cada pueblo, es decir,
una persona que obedeciera a Jesús cumpliendo
todos sus preceptos.

Y veo un mundo rebosando de alegría: sin


ejércitos, sin guerras, sin hambre, sin aborto, sin
divorcio, sin hedonismo, sin policías, sin crímenes,
sin robos, sin hedonismo, sin pobres; y hasta me
permito decir que el paro tampoco existiría; porque
la fraternidad y el amor que la Madre Teresa venía
sustentando con las cinco horas diarias de oración
y penitencia, eran más que suficientes para que
todos los empresarios disminuyeran sus ganancias
y abrieran una puerta más a los que nada tienen
por falta de trabajo, sabiendo la abnegación con que
todos labrarían.

Alguien puede pensar que para desarrollar


una obra tan ingente como la de esta religiosa, es
necesario una potencia intelectual y corporal
sobresaliente. No es verdad. La Madre Teresa -
conforme a los comentarios de la Prensa-, pesaba

274
35 kilos, y sólo medía un metro y cincuenta y dos
centímetros de estatura.

Su rostro y su cerebro -conforme a lo que nos


ha dejado escrito el doctor Vander- pertenecían al
tipo armónico más vulgar. Aquí nos encontramos
sin otra salida que no sea lo que San Pablo nos dice:
«Todo lo puedo en Aquél que me conforta»
(Filipenses 4, 13).

Y como Jesús era el amor de su vida, viendo


su cuerpo y su alma en los indigentes, leprosos y
pecadores, el resultado nadie lo desconoce. Pues
la Madre Teresa ha empequeñecido a todos los que
somos católicos y a los que no lo son. Nos ha
demostrado por dónde hay que empezar para
arreglar el mundo. Con su ejemplo también les ha
dicho a todos los políticos que no saben lo que
hacen, y mucho menos a los que lejos de fomentar
la religión, la impiden o desdeñan. También ha
sido una lección para que los cristianos soportemos
las críticas que nos hacen con fundados motivos.

Pues la Madre Teresa ha dejado un esparadrapo


adherido a los labios de los hombres deslenguados
para que nadie en el mundo pueda censurar su
vida y su obra. Y si el señor director me lo permite,
reproduciré las frases más sabias y santas de la
Madre Teresa:

«¿El día más bello? Hoy.


¿El obstáculo más grande? El miedo.
¿La raíz de todos los males? El egoísmo.

275
¿La distracción más bella? El trabajo.
¿La peor derrota? El desaliento.
¿Los mejores profesores? Los niños.
¿La primera necesidad? Comunicarse.
¿Lo que me hace más feliz? Ser útil a los demás.
¿El peor defecto? El mal humor.
¿El sentimiento más ruin? El rencor.
¿El regalo más bello? El perdón.
¿Lo más imprescindible? El hogar.
¿La sensación más grata? La paz interior.
¿El mejor remedio? El optimismo.
¿La mayor satisfacción? El deber cumplido.
¿La fuerza más potente del mundo? La fe.
¿Las personas más necesarias? Los padres.
¿La cosa más bella del mundo? ¡EL AMOR!.»

Qué bonito, ¿verdad?.

Publicado en «LA VOZ DE AVILÉS» 27-Noviembre-1997

276
93.- SAN ANDRÉS

Es precisamente el último día de noviembre


cuando la Iglesia celebra la festividad de San
Andrés. Este hombre era oriundo de Betsaida, una
población de Galilea que circunda el lago de
Genesaret. Andrés era hermano de San Pedro, y fue
el primer discípulo de Jesús. La familia de los
canonizados tenían una casa en la maldecida
Cafarnaúm, donde Jesús se hospedaba cuando
predicaba en esa ciudad, desaparecida por el
orgullo y la incredulidad: «Y tú, Cafarnaúm, que
eres levantada hasta el cielo, hasta el infierno serás
abajada» (Mt. 11-23).

Lo cierto es que de aquella ciudad tan


próspera y tan bien situada, mirando al lago más
famoso que reposa sobre nuestro planeta, sólo
hemos visto algunas piedras talladas de los
vetustos edificios, y un terreno cubierto de broza.
Dos mil años han pasado sin que ningún gobierno
decidiera construirlo nuevamente, sabiendo que allí
se pagarían a peso de oro los solares. Sólo los
turistas que lo visitamos con fe podemos
comprender el milagro trigésimo cuarto que hizo
Jesús en Cafarnaúm.

Volviendo al hijo que habíamos dejado,


cuando San Juan Bautista empezó a predicar la
penitencia y bautizó a Jesús, Andrés se hizo
discípulo del Maestro. Pues comprendió
claramente que Jesús era el Mesías y, desde aquel
instante, resolvió seguirle. Así pues, fue el primer

277
discípulo de Jesús. Por eso los griegos le llamaron
«proclete» (el primer llamado). Y cuando el Señor
volvió a Galilea, encontró a Pedro y a Andrés
pescando en el lago y los llamó definitivamente al
ministerio apostólico.

San Andrés predicó mucho en Grecia, donde


dejó como obispo de Bizancio a su discípulo
Staquis. El género de muerte de Andrés se parece
bastante al de Jesús. Fue crucificado en Patrás de
Acaya. Y como no fue clavado en la cruz, sino
simplemente atado, pudo predicar al pueblo
durante los dos días que soportó el martirio.
«Muero dulcemente -decía- porque sólo he hecho
el bien en mi vida, y no existen dudas que me
acometan. Seré glorificado en el cielo y viviré
eternamente feliz».

Las reliquias de San Andrés fueron trasladadas


desde Patrás a la Iglesia de los apóstoles, en
Constantinopla. Los cruzados tomaron
Constantinopla en 1204. Poco después, las reliquias
del santo fueron robadas y trasladadas a la cate-
dral de Amalfi, en Italia. Pero San Régulo, que era
originario de Patrás, recibió en sueños aviso de un
ángel para encargarse de extraer una parte de las
reliquias y llevarlas donde se encuentran actualmen-
te, en Saint Andrews. San Régulo construyó allí una
iglesia para las reliquias, fue nombrado obispo del
lugar y consiguió evangelizar la ciudad durante
treinta años. San Andrés es patrono de Rusia y de
Escocia.

278
Publicado en «LA VOZ DE AVILÉS» 30-Noviembre-1997

279
94.- ¡QUÉ BIEN NOS PAGA DIOS!

«Todo lo expuesto en el artículo que sigue,


es lo que le sucedió a Antonio Colao Granda
cuando estaba en Brasil como emigrante y como
agente de la Propiedad Urbana».

- Antonio Granda Martínez es un hombre


paciente y sensato. Estuvo como emigrante en
Brasil hasta hace pocos días. Trabajó como agente
de la Propiedad muchos años y consiguió recabar
una fortuna considerable. Ahora me pide
sugerencias para establecerse en Asturias y me
cuenta su historia:

«Yo no tenía porvenir económico en España,


y con gran dolor de mis padres me fui a Brasil. Un
país riquísimo, plagado de vagos y ladrones.
Empecé vendiendo detergentes y lavando ropas en
las tintorerías. Después estuve como cobrador de
recibos en una agencia inmobiliaria. Allí aprendí
la facultad de vender solares, y como no me
pagaban el porcentaje de las cobranzas que hacía
con tanto esmero, decidí entrar en contacto directo
con los propietarios y venderles terrenos.

Pero estos terratenientes tampoco me


pagaban. Tuve grandes problemas con ellos,
llegando a la conclusión de que sólo siendo yo ‘el
llavero del cofre’ podría ir bien mi negocio, y como
soy un católico lleno de amor a Jesús y a María, les
hice promesa de no robar a nadie aunque todos me
usurparan a mí. Construí una barraca de madera

280
al lado de una estación de tren, anunciando venta
de terrenos. Los hacendados me daban solares y
tierras para vender con altas comisiones, cobrando
yo éstas en el momento de la venta, así ganaba y
recibía.

Había un indigente negro que pasaba los días


al lado de mi barraca pidiendo limosna. Era joven,
pero estaba impedido a causa de una enfermedad
llamada ‘elefantiasis’, la cual consiste en una
hinchazón de los pies, transformándolos en algo
muy parecido a los ‘pisantes’ de los elefantes. Me
daba mucha pena de este joven y le ayudaba con
limosnas. También le enseñaba a rezar, y viendo
q u e su enfermedad era irreversible, traté de
convencerle.

Le propuse que le amputaran las dos piernas.


Pero la operación y la estancia en el hospital
resultaban muy caras. Un día de madrugada alquilé
un coche, y los dos, juntos con el chófer, fuimos a
ver al director de un hospital que distaba unos 60
kilómetros de São Paulo. En la puerta del dispensario
me dieron una silla de ruedas para llevar al joven
negro y presentárselo al director de la clínica. Me
atendió muy bien, después de saber que se trataba
de una obra de caridad: ‘Podemos internarle -me
dijo- como objeto de experimento y estudio de su
enfermedad, y cuando se agrave demasiado, le
amputaremos las piernas’. No dejé de visitarle
hasta que salió del hospital con piernas ortopédicas
y buena salud para trabajar conmigo.

281
Y en la ciudad donde estaba ubicado mi
negocio, había un ruso que tenía dos hectáreas de
terreno en el centro de la población, con un valor
incalculable; todas las agencias inmobiliarias le
hacían grandes ofertas para urbanizar el terreno y
vendérselo con comisiones bajísimas. Pero el
propietario ruso tenía miedo de que le robaran
todo.

Y como mi agencia inmobiliaria era la más


pobre de todas, ni se me ocurrió hablar con tan
acaudalado propietario, hasta que un día se
presenta este señor en mi modesta oficina y me dice:
‘Quiero tratar con usted la venta y urbanización del
terreno que todos quieren y nadie paga’. La
sorpresa fue muy agradable. Tratamos el negocio.
Convenimos en que me daría el treinta por ciento
haciéndome cargo de la venta de solares y
urbanización del terreno. Se vendió todo con gran
rapidez y beneficios millonarios para los dos.

Pero yo quería saber el porqué se fijó en la


barraca de madera que yo tenía y menospreció a
todas las agencias lujosas que había en aquella
ciudad. Y al hacerle la pregunta al ruso millonario
me dijo: ‘Yo soy el chófer que llevé a usted y al
joven negro que ahora trabaja para usted al
Hospital de las Clínicas, y viendo la espiritualidad
que le movió para hacer tan prodigiosa caridad, no
dudé más de su honradez para hacerle apoderado
de la mejor propiedad que tenía’.»

282
- Y terminó diciéndome el emigrante: «¡Qué
bien nos paga Dios!».

Publicado en «LA VOZ DE AVILÉS» 1-Diciembre-1997

283
95.- UN ASTURIANO FUNDADOR Y
SANTO

El ex jesuita -padre Rodrigo Molina- ha


fundado la Unión Sacerdotal Lumen Dei. Una obra
de misioneros y seglares que se extiende por
América: New York, Miami, Bogotá, Medellín,
Buenos Aires, Rosario, La Plata, Santiago de Chile,
Valparaiso, República Dominicana, Lima,
Arequipa, Yucay, Puerto Rico, México, Caracas,
Valencia de Venezuela y Barquisimeto. También
tiene delegaciones en España: Sevilla, Cádiz, Asturias,
Galicia, Cataluña, Baleares, Murcia, Valencia,
Zaragoza, Navarra, La Rioja y Cuenca.

Esta bendita Obra nació hace 30 años aproxi-


madamente. Yo la conocí en unos ejercicios espiri-
tuales que nos dio el fundador, en Asturias, y al
oír hablar al padre Molina, me convencí de que se
trataba de un santo prodigioso. El arzobispo del
Cuzco- Monseñor Alcides Mendoza- nos dijo en
una de sus conferencias que «Rodrigo Molina era
un enviado de Dios». Y nos enorgullece saber que
se trata de un asturiano oriundo de Pravia e hijo
de un famoso notario, el que mucho le sugería que
hiciera una carrera brillante y no entrara en el Semi-
nario.

Pero su vocación ardiente le decía que Dios


le había creado para salvar millones de almas y
alimentar a los más pobres entre los que menos
tienen. Y sin recibir ayuda alguna de parte de las
autoridades estatales, son más de nueve mil niños

284
y adultos los que se benefician de la Obra por él
fundada. Imposible resulta enumerar los matrimonios
que de «parejas de hecho», han pasado al matrimonio
canónico; y más difícil resultaría enumerar los
niños que llevan bautizados y catequizados en
todos los países mencionados.

Hace pocos días hablé con el padre Rodrigo


Molina interesándome por los problemas de
nuestra Delegación, y también por todo lo
concerniente a su precaria salud, y la respuesta fue
contundente: «Tengo cáncer, pero sólo voy a morir
cuando Dios quiera y más me convenga». Dos días
después, con bastante alteración de fiebre, salió
camino de América para darles aliento a todos los
consagrados a la Obra y ensalzarles el espíritu con
ejercicios espirituales.

Su cuerpo no cuenta para casi nada. Él sabe


que todos seremos pasto de los gusanos, y lo único
que tiene infinita importancia, es el alma. Y, ¿de
dónde salen tantos millones para sostener los
cuarenta y dos seminaristas que tienen en el
Seminario de Cuenca y todas las misiones en el
extranjero?.

Y, ¿con qué han adquirido el colegio Hispano


Inglés para educar a los niños cristianamente. Y,
¿con qué han pagado la embajada comunista rusa
para convertirla en casa de ejercicios espirituales,
de comunidad religiosa, de oración y penitencia, y
sede principal de la Obra, exhibiendo la gigantesca
imagen de la Virgen de Fátima en la fachada

285
principal, mostrándonos que María ha cumplido su
promesa al triunfar su Inmaculado Corazón en
medio de los marxistas-leninistas?.

Pues todo ese dinero que va destinado a las


obras de caridad y a los alojamientos imprescindibles
para los pobres y los consagrados a la Obra, vienen
del mismo Cielo, de ese cielo que esperan los
bienhechores como recompensa del sacrificio que
no escatiman familias humildes para entregar sus
ahorros a una obra tan piadosa.

Y, ¿por qué tiene tantos bienhechores?. Muy


sencillo: estamos viendo que todos los consagrados
a Lumen Dei viven en la suma pobreza, sirviéndose
de las ropas que les regalan para los seglares,
vistiendo una sotana raída los sacerdotes, calzando
las mismas sandalias que llevaba Jesús, mostrando
un crucifijo en el pecho, siendo escupidos por las
calles, durmiendo sobre una moqueta que los
separa del pavimento, comiendo los despojos que
les llegan de hoteles y pensiones, rezando cinco
horas por día, llevando el cilicio diariamente,
disciplinándose todos los días que amanece, y
obedeciendo hasta la muerte si preciso fuera.

Conozco la vida privada de la Obra susodicha


por ser su delegado en Asturias desde hace más
de quince años. Y no estoy consagrado a la misma
porque las ovejas negras como yo no se disponen
a cumplir las santas Constituciones que tiene. Pero
me enorgullezco al poder decir que nuestro
querido sobrino, Javier Mahía Colao, es el rector

286
del seminario de dicha Obra, ordenado sacerdote
por don Gabino Díaz Merchán hace unos años. Y
cuando hace unos días vino a darnos unas
conferencias, almorzó en nuestra casa; insistimos
en que probara el turrón, y como no pueden
despreciar nada de lo que les ofrecen (Lucas 10, 8),
nos dijo: «Desde hace más de 10 años que abandoné
a mis avilesinos padres y hermanos, corporalmente,
no he vuelto a comer dulce».

Pues los consagrados a Lumen Dei no beben


alcohol, no fuman ni toman café. Las reglas lo
prohiben por ser artículos de lujo para los que
viven en suma pobreza. Y ellos saben que las
limosnas que reciben son para salvar la vida de los
que les falta muy poco para morirse de hambre. Y
como bien me ha dicho el ilustre catedrático de
Lengua y Literatura -y graduado en Teología-,
Fidel García Martínez, después de convivir dos
meses con la Obra: «Aquí hay muchas madres
Teresa de Calcuta y muchos santos, Antonio».

Y, ¿quién es el cristiano que viendo todo esto


no hace la mejor inversión de su vida ayudando a
estas almas benditas?. Son extremistas, les dicen
algunos. Pues si ellos son extremistas, Jesús lo era
más, ya que se pasó cuarenta días y cuarenta noches
sin comer ni beber, haciendo penitencia y oración,
y el Hijo del Hombre no tenía donde reclinar la
cabeza.

Publicado en «LA VOZ DE AVILÉS» 4-Diciembre-1997

287
96.- PARA LOS ADEPTOS DEL
CÓMIC

(Publicado en defensa de un amigo)

La mesura, sencillez, claridad, cordura,


prudencia y buen seso con que nos presenta el
ilustrísimo señor don Francisco Sánchez de
Muniaín y Gil sus escritos, en EL COMERCIO, me
incita a comprar el ilustre rotativo todos los días.
Pues sus artículos me sirven para comentarlos en
las reuniones de apostolado que me honro en
dirigir.

Pero los detractores de la religión, de la ética,


de la moral y de las buenas costumbres, tratan de
ridiculizar al seglar que más ha hecho en Gijón por
el bien de las familias y de la sociedad. Y he dicho
ilustrísimo porque ese es el tratamiento correcto
que le corresponde a un militar castrense con las
tres estrellas de coronel de Caballería, y aunque la
insolencia de algunas personas traten de menos-
preciarle, sólo se descalifican a sí mismas.

Sabiendo los males que se viven en nuestra


querida patria con la pornografía, con el hedonismo,
con la droga, con el divorcio, con el aborto, con las
llamadas «parejas de hecho», con la delincuencia,
con la corrupción y con el terrorismo, ¿cómo es
posible que alguien se atreva a desdeñar a un
personaje que defiende todos los bienes que tanto
necesitamos?.

288
¿No estamos viendo que todos estos males
llevan consigo un retroceso secular? ¿Cómo se
puede llamar progreso al infanticidio cometido por
Herodes y restablecido por los mandatarios
políticos de nuestro tiempo? ¿Cómo se puede
llamar progreso al resultado de todos los males que
quedan expuestos a causa de una política que sólo
nos ha dado el fruto que vierten en las naciones
los politicastros?. ¿Cuál era el resultado que
esperaban al empecinarse en descristianizar
España?.

Supongo que no me publicarán esta carta


porque la VERDAD ya fue crucificada hace dos mil
años, y son muy pocos los que la conocen y menos
los que la aceptan. Pero sólo las verdad nos hará
libres y salvará nuestras almas cuando este cuerpo
sea pasto de los gusanos.

Publicado en «EL COMERCIO» 5-Diciembre-1997

289
97.- LA INMACULADA

El 8 de diciembre de 1854, en el ejercicio de


su poder pontificio de enseñar infaliblemente la
verdad, Pío IX promulgó la bula «Ineffabilis Deus»,
en la que expuso y definió como «doctrina revelada
por Dios y que todos los fieles deben de creer firme
y constantemente, que la Santísima Virgen María
fue preservada de toda mancha de pecado original
desde el primer momento de su concepción, por
gracia y privilegio que le concedió Dios en
previsión de los méritos de Jesucristo, Salvador del
género humano».

El Evangelio es bastante lacónico en todo lo


que a María se refiere. Y es que María vivió con
suma entereza y perfección lo que San Ignacio de
Loyola llamaría -1500 años después- «indiferencia
religiosa», es decir, me da lo mismo riqueza que
pobreza, dolor que consuelo, prestigio que deshonra,
éxito que derrota, salud o enfermedad; y cuando esta
indiferencia se consigue, es cuando Dios puede
hacer -y hace- maravillas en la persona que reconoce
Su omnipotencia, Su bondad y Su amor al hombre
que Él mismo creó a su imagen y semejanza.

Y como María sólo consideraba importante la


perfecta relación con Dios, prescindió totalmente
del qué dirán y de todos los placeres mundanos,
sabiendo que en aquellos tiempos podía ser
víctima por guardarlo todo en su corazón. Pues
nada le costaba decirle a su novio José, que lo
concebido en Ella había sido por obra y gracia del

290
Espíritu Santo, conociendo perfectamente cómo la
ley permitía dilapidar a pedradas a las mujeres que
adulteraban.

Y, ¿por qué María guarda este secreto tan


peligroso en su corazón?. Aquí nos encontramos
nuevamente con la «indiferencia religiosa», es
decir, Dios lo sabe todo, en sus amorosas manos
estoy, confío plenamente en Su misericordia y Su
justicia, y la situación tan difícil que yo veo, Él me
la ha creado sin que yo haya puesto un sólo ápice
de falta o de pecado, y a Dios le corresponde
dilucidar el misterio si es que me conviene.

Y así fue: El ángel se presentó en sueños a José


y le dejó muy claro lo que sucedía y cuál era su
deber. Pero aquí surge otra cuestión: ¿Cómo se
puede creer lo que nos dice un sueño sin ninguna
lógica, sabiendo que José guardaba la castidad
perfecta y su novia estaba embarazada?.

Ahora ya no nos sirve la «indiferencia religiosa»


porque hay un supuesto de pecado mortal. Y esto
sólo se puede comprender mirando a José como un
niño ingenuo, angelical y candoroso. Y esto era José,
el niño de Dios. Ese que Jesús nos pone como
ejemplo en el Evangelio diciéndonos que si no
somos como él no entraremos en el reino de los
cielos.

Volviendo a la Inmaculada Concepción, nos


encontramos con la mujer más equilibrada del mun-
do, donde no tienen acceso las ideas perturbadoras

291
ni las dudas. Por eso en María se concentraba la
fuerza y la sabiduría divina que le dio a conocer el
misterio de la vida ascética; es decir, la misión que
le esperaba en su vida terrena y el resurgimiento
de su historia a través de los siglos y hasta el fin
de los tiempos. Pues no ignoraba el camino que ha-
bría de seguir para ser la Santísima Virgen y la
Madre de Dios. Hoy Medianera de todas las gra-
cias y nuestro consuelo.

Publicado en «LA VOZ DE AVILÉS» 6-Diciembre-1997

292
98.- EL LABRADOR Y EL
FUNCIONARIO

Todos nos quejamos. La vida es una cuesta


con escasas mesetas de respiro. Los labradores tam-
bién se lamentan de las faenas del campo. Es ver-
dad que han de sufrir las inclemencias del tiempo
en la labranza. Pero son hombres aventajados por
el amor con que lo hacen. La fatiga que les acecha
tiene un lenitivo constante: carecen de superiores
impertinentes. Se recrean en cada labor que reali-
zan, sabiendo que todo el fruto les corresponde a
ellos, y el ejercicio físico que practican constante-
mente con los aperos de labranza, les concede una
fuerza muy saludable.

También disfrutan mucho de la gastronomía,


pudiendo consumir hasta las cinco mil calorías
c a d a d í a , con una alimentación bien natural,
descontaminada y provechosa. Lo sé porque antes de
se r f u n c i o n a r i o , a g e n t e d e l a P r o p i e d a d , y
empresario, fui labrador mísero. Y cuando a uno
de los mejores prosistas de España -don José Plá-
le hicieron una entrevista en la TV y le preguntaron
qué hubiera querido ser en la vida, la respuesta
fue espontánea: «Labrador».

Y ahora me doy cuenta de que yo me hubiera


ahorrado muchos sufrimientos en la vida si nunca
hubiese dejado la labranza. Pero no me arrepiento,
no, le doy gracias a Dios por todo y le pido perdón,
todos los días, por tantos pecados como cometí

293
cuando no sabía lo que hacía ni el para qué había
nacido.

La actividad constante del labrador vale más


que el dinero. Concepción Arenal ya nos decía que
«el que trabaja y sufre, es porque no está sano, lo
mismo que quien padece cuando come, bebe o
respira». Por eso pienso y creo que fomentar el
trabajo es proteger la virtud. Es dar vida al que la
está perdiendo, es devolverles la ilusión de vivir,
enjugar lágrimas y arrancar víctimas al vicio,
porque siempre se ama más a lo que se consigue
con más esfuerzo.

Y como nunca puedo dejar de lado lo que ha


sido todo en mi pobre vida, tengo que decir que
los hombres aman tanto a Dios cuanto más sacrificios
les cuesta hacer las paces con Él y ser sus discípulos
fieles. Pues lo que nada cuesta menos vale, y para
satisfacer a Dios hasta la perfección que nos exige,
hay que crucificarse día a día como han hecho los
santos. Sin ese vía crucis nadie conseguirá amar a
Dios como se merece y mucho menos el prójimo.

Se me olvidaba lo del funcionario. Ese hombre


que trabaja para el pueblo es muy digno de respeto
por dos motivos: el sacrificio que ha hecho para
opositar y el servicio que nos presta a los que
dependemos de él. Pero sufre la penitencia de
supeditar su criterio al que le manda. No goza de
libertad en su labor.

294
Es un asalariado. Es cierto que vive despreo-
cupado de la entidad pública donde le mandan y
vigilan. Pero no puede disfrutar del trabajo. Se le
hacen muy largas las semanas y las horas. Las va-
caciones cortas y muy distanciadas. El paso del re-
loj le parece lentísimo, la vida monótona, la gente
que atiende le parece latosa e incomprensible. Su
recompensa económica es muy limitada. Si perte-
nece al «tipo mental» la vida se le hace insoporta-
ble.

Es de tener en cuenta que la profesión de


oficinista sólo es adecuada para el «tipo armónico»,
como lo es la del cocinero para el «tipo nutritivo».
Desgraciadamente se estudia muy poco sobre los
distintos caracteres de las personas. Y así, el que
nació para escribir puede ser un ingeniero frustrado,
el que nació para ser santo puede ser ateo, el que
nació para buen capitán se pasa la vida de soldado,
y un larguísimo etcétera. Por eso creo que el futuro
es de los psicólogos si saben aprovecharlo.

Publicado en «LA VOZ DE AVILÉS» 7-Diciembre-1997 y 12-


Diciembre-1997

295
99.- 45.000 NIÑOS NO MORIRÁN DE
HAMBRE

Telecinco y los españoles nos han dado un


ejemplo aleccionador. 45.000 niños no morirán de
hambre, y si alguno sobreviviera al no ser
apadrinado, peor que peor. Unos porque sus
padres no pueden ayudarles en nada, otros porque
no los tienen, y no pocos porque son hijos de
alcohólicos y vagabundos. Y en esta situación de
desamparo, los que consiguen aferrarse a la vida,
son héroes connaturales que no tienen argumentos
para perdonar las injusticias sufridas por una
sociedad egoísta e inhumana.

Y esta inquina que fueron incubando desde


l a más tierna infancia, sumada al esfuerzo
sobrehumano de no haber sucumbido, les da coraje
y razones suficientes para robar, y para matar
cuando la víctima se resista. También para
incorporarse a las guerrillas comunistas; luego es
cuando la sociedad se lamenta de los malhechores,
sin caer en la cuenta de que la mayoría de los
mismos son hijos de las injusticias que nosotros
cometemos.

Este acto de solidaridad que han tenido un


puñado de españoles al apadrinar los niños que
quedan expuestos, es un gran motivo de reflexión para
todos, especialmente para los políticos que no acaban
de desembolsar el 0,7 por ciento del PIB, sabiendo
que es el primer paso que tenemos que dar en busca
de justicia y de paz. Si dejaran un poco de leer tantos

296
libros escritos por ateos y politicastros, reservando
las ochenta horas que les llevaría estudiar la Sagrada
Biblia, aprenderían a comportarse como Dios manda
y serían verdaderos maestros de sus gobiernos.

Pues nada sucede extraño a la Palabra de Dios.


El que quiere saber, encontrará la sapiencia en el libro
de la Sabiduría, escrito por el sabio Salomón, y el que
quiera saber cómo se consigue la paz, que haga
justicia, porque «la justicia y la paz se besan» (Salmos
85, 11). ¡Oh, sabiduría infinita de Dios, cuán pocos la
conocen y cuántos la desprecian!. Y así, nos pasamos
la vida intentando resolver los problemas que
nosotros mismos creamos con nuestra cerrazón.

Lo que ha sucedido en 24 horas de programa


moral televisivo, nos dice muy claramente lo que son
capaces de hacer los sistemas audiovisuales
dispuestos a favorecer la sociedad. Igualmente nos
dice la desgracia inmoral que sufrimos a causa de los
continuos programas pornográficos y perniciosos que
nos meten en los hogares desde hace más de 20 años.

¡Oh, si todos los canales televisivos y los


rotativos como «El País» -que tanto daño viene
haciendo-, se dedicaran a promulgar el bien y la moral,
qué felices seríamos!. Pero los hombres tardos de
inteligencia y duros de corazón, siempre han sido la
desgracia de los pueblos y naciones, victimando a los
más débiles e inocentes. Por eso Jesús nos dice:
«Aprended de mí que soy manso y humilde de
corazón, y encontraréis la paz» (Mateo 11, 29). «Me
llamáis Maestro y decís bien, porque lo soy. Uno sólo
es vuestro Maestro» (Mateo 23, 8). ¿Cuándo

297
aprenderemos la maestría del único Maestro y el
único Señor?

Publicado en «LA VOZ DE AVILÉS» 9-Diciembre-1997

298
100.- EL SUMO PONTÍFICE

Nadie tiene mayor amor que el que da la vida


por sus ovejas. Este es Juan Pablo II. Un hombre
que recibe mil cartas todos los días con un
problema en cada sobre. Pero él sabe que el que
pone la mano en el arado y vuelve la vista atrás no
es digno de ser discípulo de Jesús. También sabe
que no hay un lugar en la Iglesia para un Papa que
deja de serlo. Su majestuosa personalidad,
coronada con la gracia santificante e iluminada por
el Paráclito, tiene amigos de todas las capas
sociales -y en todo el mundo- bien capaces de dar
la vida para que pudiera continuar gobernando la
Iglesia muchos años más.

Pero también tiene enemigos feroces. Éstos


son los que piden su retirada inmediata, alegando
que su desgaste intelectual no le permite continuar
en el cargo. Es verdad que el Papa se encuentra
extenuado. Pero su equilibrio mental sobresaliente
le ha de permitir llegar hasta el estado terminal con
lucidez, y darnos testimonio de morir por amor a
Jesús y a su rebaño. Su agenda de viajes y relaciones,
que ha de tratar con los prelados de su Iglesia y con
los de otras religiones, sigue el mismo itinerario
de siempre.

En enero le veremos en Cuba. Allí hará temblar


a los tiranos. Los hombres antirreligiosos descono-
cen la fuerza y el valor de un hombre confesado y
amigo de Jesús. Juan Pablo II ha conseguido el des-
moronamiento de poderes muy superiores a los

299
que gobiernan la isla caribeña. El Papa sabe muy
bien quién es Fidel y por dónde quiere ir, pero
Fidel no puede conocer al Papa. No sabe lo que
lleva dentro un hombre de alma blanca y piadosa.

Karol Vojtyla está bien convencido de que la


Iglesia no puede permitirse el lujo de un Papa
vagaroso que puede anclar la nave para evitar
problemas y dedicarse al cuidado de su cuerpo,
intentando prolongar una vida que no tendría
provecho para Dios. Los santos siempre han
explotado sus vidas en beneficio de los pueblos.
Jesucristo nos ha dado el ejemplo a seguir.

Eso lo sabe el Papa mejor que nosotros, y él


morirá siendo un ejemplo de amor a la cruz. El
esfuerzo personal que viene haciendo es heroico.
Las imágenes que nos muestra por televisión nos
dicen claramente hasta dónde puede llegar el
sufrimiento del Papa.

Pero su lucidez sigue siendo brillante.


Cuando los obispos españoles acudieron a Roma
en visita «ad limina», faltaba el cardenal González
Martín por motivos de salud, el Papa se dio cuenta
rápidamente y le mandó recuerdos por el actual
arzobispo de Toledo.

Y en ese mismo encuentro, el Pontífice hablaba


coloquialmente de un concepto teológico, y cuando
un arzobispo intervino para aclarar las palabras
del Papa, él esperó a que terminase, y luego le dijo
cortésmente que no era eso precisamente lo que

300
quería decir. Por aquí estamos viendo que nuestro
queridísimo Santo Padre puede continuar siendo
el Vicario de Cristo y el maestro de todos los
prelados con suficiente clarividencia y lucidez.

Recemos mucho todos los cristianos por el


Papa y confiemos en que otro cardenal santo lo ha
de sustituir cuando Dios nos lo lleve al cielo.

Publicado en «LA VOZ DE AVILÉS» 11-Diciembre-1997

301
101.- LA CONFESIÓN

El obispo de Osma-Soria -Monseñor Pérez-


nos ha dicho en su carta pastoral que cuanto más
descienden las confesiones más aumentan las filas
de los psicólogos y psiquiatras. Y es que el pecado
actúa en el psiquismo hasta conseguir el desorden
mental, y menos mal cuando el psicólogo es
católico y lo comprende, pues en ese caso, aunque
no pueda hablarle de Dios al paciente ateo, al
menos le hará saber que necesita ordenar la vida para
pacificar su cerebro, con el atenuante de que estos
profesionales, escuchan y aconsejan, pero la culpa
queda sin perdonar.

Pío XII ya nos ha dejado escrito cómo la


confusión que se vive en el mundo ha conseguido
destituir el sentido del pecado, es decir, que
muchos creyentes, por falta de instrucción
religiosa y mala orientación de algunos presbíteros,
no saben lo que es el pecado mortal ni el pecado
venial, cuando en verdad el pecado grave destruye
totalmente la caridad y nos aparta radicalmente de
Dios, y aunque el pecado venial deja subsistir la
caridad, la hiere y damnifica, siendo la mayor
virtud del cristiano.

Para que un pecado sea mortal -dice la pasto-


ral- se requieren tres condiciones: materia grave,
plena advertencia y pleno consentimiento. La ma-
teria grave es precisada por los diez mandamien-
tos. Recordemos lo que Jesús le dijo al joven rico:
«No matarás, no cometerás adulterio, no robarás, no

302
levantes testimonio falso, no seas injusto, honra a
tu padre y a tu madre». Y se comete pecado venial
cuando no se respeta en la materia leve todo lo
prescrito en la ley moral.

Casi todos sabemos que no son los sanos los


que necesitan el perdón, sino lo enfermos. Jesús ha
venido a buscar a los pecadores. Y el Señor insiste
en perdonar a todos los que se acercan a Él y se
arrepienten de sus pecados. Y ese poder que tiene
el Mesías para perdonar los pecados, se lo ha
confiado a los apóstoles: «A quienes les perdonéis
los pecados, les quedarán perdonados, a quienes
se los retengáis les quedarán retenidos».

Pero es de tener muy en cuenta que sólo


recibiremos el perdón de nuestros pecados estando
verdaderamente arrepentidos y sintiendo dolor de
corazón. Pues para despertar la contricción es
imprescindible hacer un examen de conciencia
antes de acercarte al confesor, meditando la
grandeza infinita de Dios, el amor que nos tiene,
la miseria que llevamos encima y las ofensas que
le hacemos.

No podemos olvidar cómo la mediación del


sacerdote ha sido un deseo de Cristo. El Concilio
Vaticano II dice a los penitentes que «quienes se
acercan al sacramento de la penitencia obtienen de
la misericordia de Dios el perdón de las ofensas a
Él y al mismo tiempo se reconcilian con la Iglesia,
a la que hirieron pecando».

303
Terminaré diciendo que las absoluciones
colectivas no sirven para nada, conforme al
Magisterio de la Iglesia expresado en el nuevo
Catecismo: cf. CIC can. 1331; 1354-1357; CCEO can.
1431; 1434; 1420. Y sólo los disidentes de la Iglesia
inventaron las absoluciones colectivas, cuando no
existe peligro de muerte para poder absolver sin la
confesión individual (cf. CIC can. 976; CCEO can. 725).

Publicado en «LA VOZ DE AVILÉS» 13-Diciembre-1997

304
102.- LA CONFORMIDAD

Pienso que en los sucesos irremediables, la


conformidad es suma cordura, es decir prudencia
y buen seso. «Ayer -me decía un amigo- he tenido
que conformarme con una injusticia que me hace
perder quinientas mil pesetas. Y no siento tanto el
dinero que necesitaba como la iniquidad. Pero he
conseguido mantener la paz y concentrar el sueño
meditando el Evangelio de las Bienaventuranzas y
pidiendo a Dios por el abogado usurpador».

También tengo mucho contacto con don José


González Díaz-Plaza, profesor de música. Hombre
mesurado y paciente. Conforme a la palabra de
Dios, es un varón justo. Jamás le he oído murmurar
ni quejarse de nadie. Vive de los sacramentos y de
la fe. Las pruebas que viene soportando son muy
excesivas a los ojos del mundo. Se casó hace más
de cincuenta años con una santa esposa. Nunca ha
dejado de oír misa y comulgar diariamente.

Como fruto del matrimonio tuvieron tres hijos:


todos sanos, robustos y muy inteligentes. El
primero -Jesús González Alonso-, fue uno de los
mejores pianistas del mundo. El primer español
que ocupó una plaza de profesor en la cátedra de
Virtuosismo de la Escuela Superior de Música de
Viena, además de haber enseñado en el
Departamento de Musicología, en la República
Federal Alemana. Ahora están solicitando una calle
para este hijo predilecto de Gijón.

305
El señor González Alonso falleció a los 41
años. Su padre -don José- aceptó la pérdida de lo
que más quería en este mundo con entereza y una
conformidad que sólo Dios puede conceder al
hombre. Pero su esposa no cejaba en poner videos
en la televisión y ver a su hijo en los concursos
musicales y en las entrevistas que le hacían. Esta
obsesión tan penosa y continua la llevó al
enajenamiento mental. Actualmente se encuentra en
una residencia postrada en una silla y atada con
cuerdas. Fui a verla con su esposo y no nos conocía
a ninguno de los dos. Y para mayor «inri» de este
santo varón, los hijos se desentienden de todo, son
ateos, y los nietos de don José están sin bautizar.

Don José vive sólo en un piso, tiene una


asistenta que le hace la comida, le asea la casa y le
da la medicación que necesita para paliar el
glaucoma que le atrofia las pupilas ópticas y le está
llevando a la ceguera total. Pero su fe es tan grande,
que todavía consigue servirse de una lupa y hacer
una glosa escrita del Evangelio que cada martes
comentamos en nuestro grupo.

Hace pocos días, llegó a nuestra casa entre-


gándonos un sobre para Lumen Dei, con tres mi-
llones de pesetas, importe de la venta de un piso
viejo que le quedaba sin vender. Y todos los me-
ses, después de hacer las cuentas con la empleada
y pagar la comunidad, viene para depositar las cin-
cuenta o sesenta mil pesetas que ahorra en la cuenta
de los misioneros de LUMEN DEI. Acerca del su-
frimiento tan horroroso que padece, siempre me

306
dice lo mismo: «Antonio, tenemos que bendecir la
cruz que Dios nos envía porque son méritos para
la otra vida». Por eso, cuando alguien se opone a
la religión o no la acepta, uno se pregunta: ¿qué
sería de este hombre y de tantos miles de millones
-en dos mil años- si Cristo no existiera ni hubiera
muerto en la cruz para consolarnos ahora?.

Publicado en «LA VOZ DE AVILÉS» 16-Diciembre-1997

307
103.- ME DIO CARA EN LA CALLE

Me dio cara en la calle. Era un tipo recio y


tranquilo. Llevaba una maleta vieja en la mano. Con
expresión firme y sincera me dijo: «Hace dos horas
que salí de la cárcel por haber robado. No tengo
dónde ir. No quiero robar más, ayúdeme». -Le
ayudaré. Cuénteme la historia. «Yo era católico. No
tenía trabajo. Me contrató un granjero millonario
para colaborar en su granja. Trabajaba con mucha
abnegación y honradez. Entendía que si en esta
vida lo pasaba mal, bienaventurado sería en la otra.

Pero el dueño de seiscientas cabezas de


ganado es un librepensador. Odia a la religión
católica y a sus ministros. Su biblioteca contiene
todo lo que la negación ha producido de más cínico
y blasfematorio. Es suscriptor de toda la
publicación dedicada a la propaganda del ateísmo,
y la sola vista de una revista religiosa le pone fuera
de sí. Está dominado por la rabia que le produce
el proselitismo, y en su afán de ganar adeptos nos
instruía a todos sus colonos y domésticos. Se
desahogaba contra los sacerdotes; negaba a Dios,
se burlaba de Jesucristo y del Evangelio.

Después de cinco años en este ambiente


anticristiano, llegué a convencerme de que pensar
en la otra vida era una estupidez, y cuando cogitaba
en terminarla como esclavo de un hombre que
venía a ver la granja con coches cada día más
lujosos y emparejado con distintas señoritas cada
semana, me di cuenta de que yo también tenía

308
derecho a ser feliz. Cierto día forcé la caja de
caudales y le robé tres millones de pesetas. Disfruté
treinta y dos días con los mismos deleites que
gozaba él.

Me detuvieron en Santander, pero el día del


juicio fue un triunfo para mí y una pesadilla
humillante para el granjero. Pues le dije todas las
verdades que llevaba dentro: a ese hombre que me
acusa de ladrón deberíais prender, no a mí. ¡Este
tiene la culpa de mi desgracia!. Mientras creía en
Dios fui un hombre de bien, y estaba resignado a
no ser más que un pobre obrero que se gana la vida
con su trabajo. Pero ese hombre me arrebató estas
ideas con su mal ejemplo y con sus papeles
impresos.

- ¿Qué relación tienen mis papeles impresos


con el robo que usted me ha hecho? -preguntó el
granjero-. Si usted me ha descristianizado y
persuadido de que Dios no existe, si no somos más
que materia, me niego a comer toda mi vida patatas
de mala calidad. ¿Lo entiende?. ¡Quiero gozar
como usted!. ¡No quiero ya más penas ni trabajos!.

El granjero se calló horrorizado. ¿Qué podía


responder?. ¿Qué pueden responder los que con
su ejemplo, con sus escritos o influencias, arrancan
del alma del obrero la creencia en Dios y la
esperanza de una vida mejor después de muertos?.

- ¿Y ahora? -le pregunté-. «Ahora pediré


limosna hasta encontrar trabajo y volveré a la

309
Iglesia, convencido de que Dios me protegerá si
vuelvo a ser un hombre de bien, respetando sus
mandamientos y conformándome con mi salario.
Quince meses de cárcel me han hecho reflexionar
bastante y comprender que la verdadera justicia
sólo la veremos en el juicio final, y puede creerme
que no me cambiaría por el granjero avariento y
feliz.

Publicado en «LA VOZ DE AVILÉS» 19-Diciembre-1997

310
104.- LLEGA NAVIDAD

Pienso que la Natividad del Señor es la fiesta


más entrañable que se celebra en todas las partes
del mundo, y a la mayoría de los celebrantes no
les dice nada el mayor acontecimiento de toda la
Historia, sabiendo que a Jesucristo lo han subordi-
nado a cualquier personaje político o literario. Y
esto es así porque la asignatura que nos describe
la historia de la Iglesia por Él fundada, puede ser
optativa o vedada, mientras el estudio de muchos
políticos y literatos es obligatorio para los alumnos.

Viendo la inconsecuencia de los gobernantes


que dejamos comprometidos en esta absurda pica-
resca, sería menester que los cristianos nos presen-
táramos en las salas de fiestas y comedores pom-
posos de esos políticos en el día de Navidad, y pre-
guntarles: ¿Pueden decirnos qué celebran ustedes
y cuál es el suceso que les infunde tanta alegría?.
Pues el ridículo que están haciendo sobrepasa bas-
tante a la extravagancia que puedan cometer los
hombres beodos pegados a la barra de las tascas.

Los cristianos sabemos -porque nos permitieron


y obligaron a estudiarlo- que cumplidos los aconte-
cimientos que debían preceder al advenimiento del
Mesías, de acuerdo con los vaticinios de los antiguos
profetas, Jesús, Hijo de Dios, se encarnó en el seno de
la Virgen María y, hecho hombre, nació de ella para
la redención de la humanidad, ya que desde la caída
de nuestros primeros padres, la sabia y
misericordiosa providencia de Dios, había dispuesto
todas las cosas para la realización de sus promesas

311
en el Antiguo Testamento, y el cumplimiento del más
grande de sus misterios: la encarnación sobrenatural del
Hijo de Dios.

Hoy, dos mil años después de su glorioso naci-


miento, continua inundando el mundo de alegría, (sal-
vando las excepciones motivadas por los hombres
egoístas): descanso para todos, gratificaciones econó-
micas, tregua en las guerras, unión de las familias,
tarjetas y postales que vienen a reconciliar familias y
amistades, premios lotéricos, obsequios innumera-
bles, indultos para presos desesperados, entradas
copiosas de caudales en todos los comercios, ro-
pas y juguetes, buena gastronomía, y un largo et-
cétera.

Todo en suma, me parece un gran motivo de


reflexión para incrementar nuestra fe los que
creemos, y comprender nuestras razones los que
niegan la existencia de Dios, sin otra pretensión que
no sea el poner a salvo la ignorancia religiosa que
padecen. Intentamos comprender un poco al
hombre escéptico y al agnóstico, pero el ateo, si es
un hombre cabal, no puede creer él mismo lo que dice.

No lo puede creer porque no lo sabe. ¿Quién


le ha dicho que Dios no existe?. ¿Cómo lo puede
saber?. Creo que debiéramos de ser más sinceros
con nosotros mismos, y esperar, al menos, que mue-
ran nuestros cuerpos para saber si el alma también
se pudre o vive eternamente. Gracias a Dios, el que
esto subscribe, sabe muy bien que será eternamen-
te feliz en la otra vida, de ésta no hablaremos hoy.

312
Publicado en «LA VOZ DE AVILÉS» 19-Diciembre-1997

313
105.- LA VEJEZ

Tengo 68 años. Un vecino de 95 me dice que


soy un niño todavía. Los que tienen 80 les parezco
muy joven. Para los que no han llegado a los 30
soy un anciano bien entrado en la tercera edad;
todos tienen razón, yo los comprendo: la medida
de una cosa resulta de haberla comparado con otra.
Lo que sí puedo decirles a todos es que estoy muy
contento con los años que tengo. Ni uno más ni uno
menos quisiera tener. Pues si retrocedo tengo que
volver a subir la cuesta, y si me ponen años encima
sin moverme, me queda el trabajo sin hacer cuanto
me pidan cuenta de los talentos.

La vejez nos lleva a un estado de reflexión y


de libertad. Se va apagando la violencia de las
pasiones. La impetuosidad se convierte en nobleza,
y el espantajo de nuestros cuerpos embellece con
la experiencia y la bondad. Los años nos hacen
comprensibles y tolerantes, y cuando vemos
jóvenes que desbarran, sólo nos hacen recordar
nuestros desatinos para comprenderlos y
perdonarlos. Es verdad que las alegrías son menos
vivas; se goza más de la paz, para dejar penetrar
suavemente lo que nos causa placer.

En la vejez hay menos ardientes emociones,


pero se experimentan sentimientos más dulces,
más benévolos, más duraderos. Se tienen menos
amigos, pero más amistades. Nos acercamos más a
la casa del cielo. En las iglesias encontramos el
lugar templado y consolador. La fe nos dice que

314
muy pronto veremos a Jesús y a María. También
encontraremos a nuestros seres queridos. ¡Qué
ilusión!. ¿Y los que dejamos aquí? -me preguntan
los tibios. - En la eternidad no cuenta el tiempo -
les respondo. Ellos llegarán también antes que nos
dé tiempo a recordarlos.

Sí, sí; la tarde de la vida lleva consigo su


lámpara -dice Joubert-, y en la pálida y serena
claridad de esta lámpara, el alma ve lo que nunca
había visto tan distintamente: ve a Dios más cerca
de ella que antes, ve a Dios más íntimamente que
antes, ve a Dios más afectuoso que antes. Y en todo
su ser se produce la más dulce paz, porque
comprende que esta vida íntima con Dios es un
aprendizaje de la vida del cielo.

Hace pocos días estuve en una residencia de


ancianos. Una señora me expresaba la desgracia de
la vejez, el abandono en que la habían dejado sus
seres queridos. La lentitud de los días y las horas,
el deseo de morirse para romper la cruz de vivir.
También se quejaba de las enfermeras. Asistía a
misa de forma pasiva; no se confesaba. No había
hecho las paces con Dios. Por eso estaba sola. No
me permitió consolarla. Era más que inflexible a la
razón.

Después hablé con un anciano de 75 años. Soltero


y solo. No tiene familia. Estaba rezando el rosario a
los pies de la Virgen María. Dejé que terminara y
hablamos mucho. Es un hombre feliz. Las enfermeras
son fabulosas -me decía-, las monjas son sus mejores

315
hermanas. La comida es estupenda. «No me dejan
hacer la limpieza de mi habitación -me dijo-. Nos
queremos mucho. Somos una familia». Luego me
enseñó su alcoba. Allí tiene estampas de la Virgen y
de numerosos santos. También crucifijos y unos
veinte rosarios ornamentando las paredes.

Este ejemplo de un hombre sencillo y piadoso,


me recuerda lo que decía Sainte-Beuve: «La felicidad
o la desgracia de la vejez no es, frecuentemente, otra
cosa que el resultado de nuestra vida pasada».

Publicado en «LA VOZ DE AVILÉS» 21-Diciembre-1997

316
106.- EL PAPA Y TELECINCO

Al hilo de la medianoche me llamaron por


teléfono desde Madrid. Era el padre Víctor Peral
Domínguez. Un sacerdote íntegro y piadoso.
Defensor del Santo Padre como todos los presbíteros
sensatos y devotos. Estaba conturbado con el
programa que tenía en pantalla. Telecinco estaba
proyectando un debate sobre la excelsa persona de
Juan Pablo II.

Y aunque sólo asisto a ver el Telediario que


nos emite las noticias y el testimonio tan prove-
choso que nos viene dando Santiago Martín los do-
mingos a las diez y cuarto de la mañana, en consi-
deración a la llamada del buen sacerdote, estuve
unos momentos viendo a los curas casados que, de-
fendiendo la culpa de sus deslices, parecían leo-
nes rugientes contra el Evangelio, pues los enemi-
gos del Santo Padre no pueden ser otros que los
detractores de la Buena Nueva, sabiendo que Karol
Vojtyla no ha hecho otra cosa en su Pontificado que
no sea la defensa titánica de los preceptos de Je-
sús.

También había un sacerdote homosexual


diciendo que dentro de cien años la Iglesia tendría
que pedir perdón a los sodomitas por haberlos
condenado ahora. ¡Qué absurdo!, sabiendo que el
mismo Evangelio condena a los homosexuales y a
otros muchos: «Si un ciego conduce a otro ciego,
los dos juntos caerán en el hoyo» (San Mateo 15,
14); «... ni los homosexuales... heredarán el Reino

317
de Dios» (1ª Corintios 6, 9-10). La Iglesia y los
católicos amamos y respetamos a los homosexuales
con la misma reverencia que lo hacemos con los
heterosexuales, sabiendo que Dios nos ha creado a
todos con la misma dilección y amor. Lo que sí
condena el Santo Padre es la monstruosa práctica
de la homosexualidad, lo mismo que reprueba
taxativamente la práctica del coito fuera del
matrimonio canónico.

También se defendían diciendo que la con-


ciencia está por encima de la autoridad. Pero, ¿qué
conciencia? ¡La conciencia de los etarras! ¿Esa con-
ciencia cobarde que después de ser embotada ya
le falta fuerza para prevenir los pecados e impedir
que los justifique el pecador después de destruir
su intelecto?. Como bien decía Cicerón: «De gran
peso es el testimonio que la conciencia forma acer-
ca del vicio y la virtud; si la suprimís, nada per-
manece».

La conciencia tiene que ser formada en el co-


razón del cristianismo. Y aunque la ética y la mo-
ral le dan aliento, es algo así como las Monarquías
Constitucionales, reinan, pero no gobiernan. Una
de las conciencias más puras que yo he conocido,
la llevaba consigo el Rey Balduino, pero el cuerpo
gubernamental consiguió el infanticidio de los
nonatos, mientras defendía una ética y una moral
que nadie con buen juicio puede comprender.

Me permito sugerirles a mis colegas


cristianos, que nunca asistan a un debate sobre

318
religión. Pues los católicos siempre salimos
malparados, porque los hijos de las tinieblas llevan
como defensores de la Iglesia a pseudocristianos.
Pues en la televisión no veremos defender a la
Iglesia al cardenal Suquía, a monseñor Marcelo
González Martín, ni tampoco a monseñor Gea
Escolano.

Y así, los bocazas y boceras, han llegado a


acusar al Papa de acumular millones. Pobre Papa
que no tiene ni un solo pariente vivo a quien
dejarlo. No ignora que está llegando a los umbrales
de la muerte. Sabe -como todos los santos- que
tendrá que dar cuentas a Dios de todo cuanto ha
hecho en la Tierra y, autorizados por Telecinco, los
desalmados, lo vituperan como si fuese un ladrón
inmoral.

Publicado en «LA VOZ DE AVILÉS» 26-Diciembre-1997

319
107.- NO TE OLVIDAMOS

Sigo leyendo a la madre Teresa de Calcuta. No


la podemos olvidar. Cuando en 1979 obtuvo el
Nobel de la Paz, no le fue suficiente entregar los
193.000 dólares en beneficio de un hospital.
También pidió que fuese suprimido el banquete
de entrega del premio en beneficio de los más
pobres, y en el discurso de la Ceremonia, la más
humilde de las religiosas, terminó doblegando a
la pléyade: «Yo creo que el mayor destructor de la
paz, actualmente, es el aborto. Mucha gente está
preocupada con los niños de la India, de África,
sabiendo que muchos morirán de hambre. Pero
millones están muriendo deliberadamente por la
voluntad de sus madres y de las leyes que las
amparan».

Y en la Conferencia Mundial sobre la mujer,


organizada por la ONU en Pekín en 1995, a todos
los delegados arengó: «No comprendo el porqué
tantos nos dicen que hombres y mujeres son
iguales, negando la hermosa diferencia. La
maternidad es el regalo de Dios a las mujeres. Pero
este regalo se viene destruyendo con el crimen del
aborto». Las Misioneras de la Caridad han
conseguido evitar muchos miles de abortos con la
adopción de niños no deseados, más de cinco mil
sólo en Calcuta.

El 5 de febrero de 1994, la Madre Teresa habló


en Washington, en el desayuno de Plegaria Nacional,
en presencia de Bill Clinton, de su esposa Hillary

320
y de los Vicepresidentes de USA, y ante tres mil
asistentes más, el «manojo de arrugas» cubierto con
un sari, atacó abiertamente al aborto, calificándolo
de «una guerra contra el niño inocente y asesinado
por los facultativos con el deseo expreso de sus
madres».

Y luego exclamó con esa energía que brota de


la justicia y la verdad: «Cualquier país que acepta
el aborto está propugnando el odio en la sociedad,
usando de cualquier violencia para obtener lo
indeseable que desea». Y dirigiéndose a América
dijo: «Desde este lugar, hagamos una llamada para
cuidad a los más débiles -los niños no nacidos- que
debe resonar y extenderse por todo el mundo».

El periodista Cal Thomas, nos dijo que el au-


ditorio, puesto en pie, estalló en una gran ovación.
Pero notó que en el momento que todos aplaudían,
el presidente Clinton, su esposa y los Vicepresi-
dentes, rápidamente tantearon simulando buscar los
pañuelos y las gafas, apenas miraron
inexpresivamente a la Madre Teresa. Pero no
aplaudieron... No obstante, la señora Clinton, que-
riendo aparecer como bienhechora o simpatizante
de las obras de caridad, sí asistió a los funerales
de la Madre Teresa en la India. ¡Oh política, enga-
ñabobos!, ¿cuándo aprenderemos a votar a perso-
nas decentes?.

Y es curioso que la señora Clinton ha venido


desde EE.UU. hasta Fátima con su hija para venerar
a la Virgen. ¿Qué le habrá dicho Hillary Clinton a

321
la Virgen María, y qué le habrá dicho la Virgen
María a Hillary? ¡Oh hipocresía del hombre!. Por
eso San Juan el Bautista nos decía: «Raza de
víboras, ¿quién os ha enseñado a huir de la ira que
llega? Ya el hacha está puesta a la raíz del árbol;
todo árbol que no de buen fruto será cortado y
arrojado al fuego» (San Mateo c3, vv7 y 10).

Publicado en «LA VOZ DE AVILÉS» 27-Diciembre-1997

322
108.- DEMASIADOS TEMAS
POLÍTICOS Y POCOS RELIGIOSOS

Son muy contadas las páginas de los rotativos


que no están cubiertas de recuadros y crónicas
políticas, y como cada uno manda en su casa,
líbreme Dios de intentar corregir a los directores
de los periódicos. Pues yo compro LA VOZ DE
AVILÉS por ser el diario que considero más
democrático; busco lo que más me interesa, y en
paz.

Pero hay algunas personas por ahí que se


dicen creyentes para consolidar sus despropósitos
y, después de vilipendiar a la Iglesia Católica,
tratan de corregir al director por la pluralidad con
que gobierna su empresa periodística.

Y como don Juan Wes López siempre ha con-


seguido hacerse indiferente a todas las ideologías
y opiniones de los comunicantes, obedeciendo al
estado democrático en que vivimos, nos abre las
puertas de par en par a todos los que deseamos
entrar en su ilustre diario. Tanto es así, que hasta
los mismos que pretenden desapreciar su proba la-
bor les concede un espacio gratuito.

En respuesta a lo que ha sido publicado en


este diario hace unos días y ahora venimos
replicando, le diré a nuestra «hermana» discrepante
que la Iglesia Católica estaría destituida de sentido
si ahora hiciera lo que Cristo no ha hecho con su
propia Madre, es decir, conceder el ministerio

323
sacerdotal a las señoritas. ¿Se imagina un hombre
putero confesando con una joven sacerdotisa?
¿Concibe lo que sucedería en las sacristías entre
hombre y mujer cambiando los atuendos para
celebrar misas? ¿Ha pensado alguna vez en una
señorita cabalgando noche y día en las montañas
remotas para llegar a los pueblos cubiertos de
chabolas y maleantes?.

Seguimos con los sacerdotes casados que us-


ted propugna, diciendo «que no pueden ejercer su
ministerio por aplicación de leyes caducas». Una
vez más ha caído en contradicción al hablarnos de
«sectores cristianos que no están comprometidos
con los ideales que proclama el mensaje evangéli-
co», mientras usted vulnera el ejemplo del mismo
Cristo, pues todos los apóstoles escogidos por el
Señor eran solteros, exceptuando a San Pedro, ele-
gido después de haber llegado a la viudedad.

Y como las razones de Jesús siempre son las


más convenientes, las más justas y las más claras,
intentemos dilucidarlas con nuestro intelecto: adi-
cionemos a cada sacerdote un mínimo de cuatro de
familia después de casado, y luego multiplique-
mos los dispendios por ese mismo número para
comprender por dónde iría una Iglesia que actual-
mente ya se encuentra endeudada.

Pero hay más: ¿Cómo podría usted llevar esas


familias numerosas a los Alpes de Perú, sin agua, sin
luz y sin escuelas?. ¿Cómo puede un sacerdote
casado, con múltiples problemas en su hogar, resolver

324
los conflictos y contubernios que diariamente les
llegan de múltiples hogares?.

Respondiendo donde usted falta a la verdad,


diciendo que la Iglesia Católica viene anulando los
matrimonios de familias acaudaladas, mientras las
personas humildes se desesperan, le daré la
respuesta que sigue: La Iglesia pone a disposición,
de los que demuestran insolvencia económica,
abogados y procuradores de oficio. También la
Iglesia les exime del coste de las tasas que, como
mucho, ascienden a unas 60.000 ptas. Y siendo esto
así, cada año se presentan en España unas 500
demandas de nulidad, de las cuales la Iglesia
concede aproximadamente el 95 por ciento.

Y de entre las 500 solicitudes de nulidad que


se presentan cada año en España, sólo un 10 por
ciento, aproximadamente, son de personajes
famosos y familias acaudaladas, entre las cuales se
encontraba Luis Miguel Dominguín sin obtener
nunca la anulación solicitada, y más de un 20 por
ciento de los solicitantes son pobres que no pagan
un céntimo y la Iglesia les subvenciona todo.

También pueden presentarse las familias


acaudaladas y famosas con una porción de hombres
sobornados que testifican lo descrito por el letrado
defensor, y así, en algunos casos, consiguen la
nulidad en apariencia y viven en pecado grave el
resto de sus vidas, asistiendo a misa con el nuevo
cónyuge y comiendo el Cuerpo y la Sangre de
Cristo, adherido a su posible condenación. Y en los

325
casos de matrimonio RATOS y no consumados, no
tienen ni que ir a la Rota, el problema se resuelve
en cada diócesis.

Téngase en cuenta que los cancilleres son ele-


gidos entre personas de toda solvencia intelectual
y moral; todos son doctores por las mejores uni-
versidades civiles y eclesiásticas, y están actuali-
zados en todos los campos de la ciencia jurídica,
psicológica y psicopatológica, dotados de un sen-
tido de sana humanidad.

Hombres muy sensibles al problema humano


que arrastran los matrimonios en constantes des-
avenencias; siempre buscando que dentro de la ver-
dad y la justicia encuentran una causa de solución
que les lleve a la tranquilidad de conciencia y a la
felicidad temporal. ¿No le parece que necesitamos
substraer un poco los temas políticos e incremen-
tar los asuntos religiosos para culturizar lo más
importante de una vida que diariamente camina
hacia la eternidad, y comprender mejor el bien ines-
timable que nos hace la Iglesia, colaborando con
ella los que somos creyentes?. Esperando haberla
informado como se merece su sincera honradez, le
saluda cordial y respetuosamente.

Publicado en «LA VOZ DE AVILÉS» 29-Diciembre-1997

326
109.- EL PADRE PÍO

Dos religiosas españolas serán beatificadas el


próximo año: la Madre María del Carmen, funda-
dora de las Concepcionistas Misioneras de la En-
señanza, y la Madre Maravillas, reformadora de las
Carmelitas Descalzas. Entre santos y beatos, ya te-
nemos más de mil beatificados y canonizados por
Juan Pablo II. Y los beatos que han subido a los
altares en España en su Pontificado suman 251. Esta
cifra representa más de una tercera parte de todos
los que han sido beatificados por este Papa en to-
das las naciones del mundo.

Todo no son malas noticias. España siempre


nos ha dado ejemplo de santidad y calidad de
santimonia. También hemos venido al mundo en
tierra de María. Pues la primera iglesia construida
en honor de la virgen, tuvo lugar donde hoy se
encuentra ubicada la Pilarica de Zaragoza. Allí la
mandó construir el Apóstol Santiago cuando aún
vivía María en carne mortal, prometiéndonos -
María- que esa Iglesia permanecería allí hasta el
fin de los tiempos.

Hace más de quince años que leí la biografía


de la Madre María Maravillas. Su vida fue un
verdadero calvario, especialmente en el transcurso
de la Guerra Civil; todo le salía mal; pero como
los santos dicen que cuanto peor, mejor, consiguió
fundar el convento del Cerro de los Ángeles, al que
siguieron otras ocho fundaciones en España y una
en la India. Descendiente de familia noble y nacida

327
en Madrid, terminó muriendo (11-12-74) en la suma
pobreza, acostada en un catre, con el resguardo de
las paredes frías en el Carmelo de la Aldehuela, el
penúltimo de los fundados por ella.

Por otra parte, la Madre María del Carmen fue


una adelantada en su tiempo en la defensa de la
dignidad de la mujer -que no feminista- y en la
lucha contra su marginación y explotación. Su
orden cuenta hoy con 600 religiosas. Se encuentra
extendida por doce países de cuatro continentes, y
falleció en Madrid en 1911. Es de notar que casi
todos los fundadores han sido santos, y casi todos
los santos han sido fundadores.

Y es que para fundar una orden religiosa se


necesita un carisma de santidad muy especial y una
inmolación constante. También miles de millones
de pesetas que tienen que bajar del mismo cielo,
del cielo que merece el fundador y los que
literalmente le siguen. Los fieles saben muy bien a
quien entregan las limosnas. No quieren que sus
ahorros se gasten en trajes y corbatas, lo depositan
de buen gusto en las manos de los santos y de los
más pobres a quienes éstos sirven.

También han sido reconocidas las virtudes


heroicas de nueve venerables más. Entre los cuales
se encuentra el Padre Pío de Petralcina. Objeto de
una gran devoción en todo el mundo,
especialmente en su tierra natal italiana, al cual se
le atribuyen centenares de curaciones milagrosas.
Estigmatizado desde los 31 años hasta su muerte

328
en la decrepitud, el ejemplo del Padre Pío
conmovió a Pablo VI y lo haría también sobre un
joven obispo polaco llegado a Roma en 1962 para
el Concilio Vaticano II: Karol Vojtyla.

El futuro Papa escribió entonces al Padre Pío


para pedirle que rezara por una amiga psiquiatra,
Wanda Poltawska, aquejada de cáncer de garganta.
Diez días después, la enfermedad había terminado,
y el actual Juan Pablo II escribió de nuevo al Padre
Pío para agradecerle su intercesión.

Hoy, en el lugar donde se encuentra la tumba


del Padre Pío, en San Giovanni Rotondo, se está
construyendo una gigantesca iglesia, para acoger
a los seis millones de fieles que llegan al año en
peregrinación. Este sacerdote capuchino también
pasó su calvario, no sólo con las estigmatizaciones
en ambas manos y pies, sino por los veinticinco
expedientes disciplinarios por parte de la
jerarquía, acusado por sus compañeros de
fetichismo y brujería. Pero sin calvario no hay
santidad.

Publicado en «LA VOZ DE AVILÉS» 31-Diciembre-1997

329
110.- ASÍ ES LA FRATERNIDAD

Ayer nos decía un misionero lo que había


sucedido en su tierra. Vivían dos hermanos solteros
en un caserío. Con buen esmero cuidaban del
ganado y cultivaban la tierra; todas las ganancias
las depositaban al 50 por ciento cada uno en su
cuenta bancaria. Asistían a Misa los domingos y
fiestas de guardar. Rezaban el rosario cada noche
y se confesaban cada mes; todos los pobres que
llegaban al pueblo eran agasajados en la casa de
los dos hermanos. La pulcritud con que vivían era
un ejemplo para todos los convecinos de labranza.

Contrajo matrimonio el mayor. Continuaron el


mismo ritmo de vida los dos, compartiendo las
ganancias al 50 por ciento cada uno. El hermano
casado ya tenía cinco hijos, y el soltero pensaba:
«No es justo que siete de familia perciban las
mismas ganancias que yo». Y en su justa conciencia
iba elucubrando cómo podría ayudar a su hermano
y familia sin abajamiento moral para ellos. Hizo
bien las cuentas de los cereales que moralmente les
correspondían a los siete de familia, y pronto
encontró solución al problema.

Cuando era media noche, entraba en su hórreo,


cargaba en sus espaldas un saco de trigo o de centeno,
lo pasaba al granero de su hermano y, en paz con su
conciencia, dormía hasta la madrugada. Esta labor tan
discreta y caritativa la realizaba con la frecuencia que
le exigía su equidad. El hermano casado y su esposa,
no se daban cuenta, los sacos de grano en el hórreo

330
los tenían sin contar, y como dónde Dios entra, Dios
aumenta, entendían que el rendimiento increíble de
su cosecha, era el fruto de las oraciones que hacían y
de las limosnas que daban.

Pero este padre de familia numerosa, tan feliz


con su esposa e hijos, no cejaba pensando en la
soledad de su hermano y en el porvenir que le
esperaba. Y en sus meditaciones piadosas se decía:
«Yo tengo cinco hijos y esposa que me servirán cuando
sea viejo y no pueda valerme, pero mi pobre hermano
no tendrá quien lo cuide. No tengo derecho a llevar
la mitad de los frutos de nuestro caserío, él necesitará
acumular más bienes y frutos para su vejez».

Y con los mismos pensamientos que su herma-


no, infundidos por la gracia del Espíritu Santo, iba
pasando algunos sacos de trigo y de centeno para el
granero de su hermano. Así fueron pasando algunos
años, hasta que un día se encuentran los dos -con los
sacos cargados en la espalda- a media noche en el tra-
yecto que los separaba de granero a granero. En ese
momento, una luz sobrenatural les ilumina a los dos
hermanos y la voz de la Virgen María les habla:

«Por vosotros he venido a la Tierra. El Evangelio


de mi Hijo ya tiene una página más. La Iglesia que
será construida en este lugar, llevará por nombre
«Iglesia de la Fraternidad». «Y en esa Iglesia -nos
dijo el sacerdote- surgió mi vocación para ser
seminarista, sacerdote y misionero».

Publicado en «LA VOZ DE AVILÉS» 2-Enero-1998

331
111.- UN ARTISTA CRISTIANO

El Evangelio que corresponde a este domingo


es el prólogo de San Juan, donde nos informa que
sólo son hijos de Dios aquéllos que creen en Su
nombre; que no de la sangre, ni de la voluntad
carnal, ni de la voluntad de varón, sino de Dios son
nacidos (San Juan c 1, vv 1 a 18). Y como la mayoría
de los artistas creen que ellos son seres superiores
por su propio valer, y una gran multitud se lo
confirma con ovaciones y aplausos, la altanería se
consolida lo indecible.

Después, cuando llegan a la decrepitud, cuan-


do una enfermedad irreversible les acecha, y cuan-
do el mundo les olvida y pasan a la marginación;
los menos se dan cuenta de que casi todo lo han
hecho mal, y se confiesan; algunos se suicidan, y
la mayoría -al envejecer- mueren amargados. Pero
no se puede hacer tabla rasa de todos los artífices
y actores. También hay raras excepciones.

En este momento estoy viendo en un


fotograbado la excelsa figura del Papa, con la mano
extendida y el rostro ensimismado en la meditación
profunda del espíritu, bendiciendo a Ricky Martin
y a su santa Madre. El cantante Ricky Martín -una
de las máximas estrellas de la canción
latinoamericana- fue recibido, en compañía de su
madre, y parte de su equipo, por Su Santidad el
Papa en el Vaticano.

332
Y el cantante, al finalizar el encuentro, les
comentó emocionado a los periodistas: «Ningún
concierto -ni el más grande de mi carrera- me ha
hecho sentir tanta emoción como la que sentí hoy
delante de Juan Pablo II. Vi una gran luz en el
interior de aquel pequeño gran hombre: fue cuando
se acercó a mi y me dio la mano y la bendición.
Casi no pude reaccionar. Por fortuna estaba mi
madre a mi lado haciendo el papel de apuntadora».

También estamos viendo -en el momento de


la bendición papal- el rostro de Ricky Martin y de
su madre, llenos de gracia y bendición, la
bendición que baja del Espíritu de Jesús, y después
de infundirse en el ánimo del Santo Padre, éste
consigue transmitirla a los que, con el espíritu
abierto y con mucha fe, se disponen a recibir la
gracia que santifica.

He ahí la gran emoción espiritual que nos


describe el joven artista y buen cristiano. Con un
poco de psicología intuitiva, en Ricky y su madre
se puede ver el carácter que imprime la oración y
la fe. Ese candor y esa dulzura que reflejan también
las monjas de clausura y, lógicamente, todos los
santos, porque la amargura y el desabrimiento no
viene de Dios, es fruto del desorden moral. Es el
pecado que, asimismo, imprime una idiosincrasia
acre y despectiva.

Por eso se dice que la cara es el espejo del


alma. Si el increyente se fijara más en el semblante
que lucen las personas que han consagrado sus

333
vidas al servicio de Dios y corresponden a las
gracias por Él recibidas, se darían cuenta de cómo
Dios va moldeando sus vidas para el consuelo y la
paz que Cristo nos promete y que, deseándola casi
todos, muy pocos quedan sin contribuir a la
destrucción de esos bienes tan preciados para el
hombre.

Publicado en «LA VOZ DE AVILÉS» 4-Enero-1998

334
112.- LUISA MARÍA
Luisa María de Francia recibió una educación
regia y palaciega. Pero nadie le hablaba de Dios.
Vivió su juventud como si no tuviera que morirse.
Creía que la vida en la tierra no se terminaba. Sí
veía morirse a los demás. Pero nunca había
pensado que también ella se encontraba entre los
mortales. Era hija del Rey Luis XV, y éste nieto del
precedente, al que sucedió a la edad de cinco años.
Después se abandonó totalmente a las intrigas
amorosas y a los placeres más desordenados. No
creía en Dios ni en el diablo. Nunca había visto una
iglesia por dentro.

Pero la corte que regentaba era la más brillante


de Europa, y Luisa María tanto poseía que le
sobraba todo, y cuando veía la dulzura y la paz de
las monjas sin tener nada, le llevaban momentos
de reflexión, y se decía: «Malditos son los fastos
de la corte y benditos parecen los míseros
conventos». Y en esta situación angustiosa, casi
enmascarada con pobres atuendos para encubrir la
identidad de su persona, entraba en las iglesias de
las religiosas y escuchaba los cánticos melódicos y
piadosos de las monjas. Allí reinaba la alegría.

El toque de Dios en el corazón de Luisa María


esperaba una respuesta. Pero el cambio que le
exigía su conciencia era exacerbado. ¿Cómo podía
someterse a la obediencia de una pobre monja?
¿Cómo podía dejar las pompas del palacio y
sentarse en un taburete para comer los despojos de
los hoteles y pensiones, y dormir en el suelo?. No.
Luisa María seguiría en el palacio buscando el

335
consuelo en las iglesias de las monjas y ayudando
a los pobres. ¿Y su padre?. Un hombre increyente
y bajo los efectos del pecado mortal. Era necesario
rescatarlo de las garras diabólicas. Pero las
palabras no lo convencían.

En esta situación, Luisa María decidió consa-


grarse a una vida de penitencia y oración. Treinta
y tres años tenía. No pudo aguantar más. Su padre
tenía que convertirse con el ejemplo de su hija. Ya
suena el «campanazo» en todo el Reino de Francia
cuando la hija de Luis XV y tía de Luis XVI, naci-
da en el Palacio de Versalles entra en el convento
de las Carmelitas Descalzas, y cambia su nombre
por Teresa de San Agustín. Ahora reflexiona su pa-
dre y comprende que casi todo lo ha hecho mal y que
puede haber otra vida y un justo Juez para juzgarle.

Teresa de San Agustín no se cansa de venerar


a la Virgen y adorar a Jesús, pidiendo por su pa-
dre. El Rey se convierte y muere como buen cris-
tiano, y su hija muere en el convento susodicho en
olor de santidad. La introducción del proceso de
beatificación fue aprobada por Pío IX en 1873.

Conforme al Vaticano, Luisa María ha ejercido


las virtudes cristianas hasta un alto grado de
heroísmo y luchó con todas sus fuerzas por el
catolicismo. De momento, Juan Pablo II, la ha
declarado venerable. Cuánta decepción y cuánto
sufrimiento le hubieran ahorrado las clases de
religión que no le dieron en su infancia. ¿Cuándo
comprenderán los políticos que el no obligar a los
alumnos al estudio de las asignaturas religiosas,
es, cuanto menos, contranatural?.

336
Publicado en «LA VOZ DE AVILÉS» 5-Enero-1998

337
113.- SAN CARLOS

Aproveché la festividad de Reyes para termi-


nar de leer la biografía de San Carlos de Sezze. Ita-
lia también nos ha dado muchos santos y numero-
sos papas. Igualmente se puede decir que ha teni-
do reyes ejemplares. El último que abandonó Ita-
lia -Humberto II-, era amigo personal de la viden-
te de Fátima (sor Lucía). La visitaba con alguna fre-
cuencia, hasta que murió en Cascaes, cerca de Lis-
boa. Este Monarca en el exilio sentía una gran ad-
miración por la vidente, y cuando estaba en los um-
brales de la muerte, les pidió a sus deudos que,
cuando terminara su vida, le pusieran sus manos
en posición de súplica con el rosario que le había
obsequiado Lucía. Así lo hemos visto en el ataúd.

Volviendo al hilo de lo que deseaba escribir,


sabiendo que este jueves es la festividad de San
Carlos de Sezze, me admira que un joven labrador,
poco menos que analfabeto por la torpeza de su
talento y la falta de tiempo para culturizarlo, haya
pasado a la Historia como los canonizados de al-
tura. Sus padres eran labriegos míseros, sí, pero
sumamente honrados y piadosos. El sueño dorado
del matrimonio era ver a su hijo Carlos con la sota-
na de sacerdote. Carlos era muy sensible a los to-
ques de la gracia divina, pero le faltaba talla inte-
lectual para hacer la carrera de presbítero.

Y sólo consiguió ser un hermano lego de los


Franciscanos de la estricta observancia. Las enfer-
medades que sufría y se iban sucediendo unas tras
otras, no le impedían hacer largas horas de oración

338
y grandes penitencias. Y antes de entrar en el con-
vento de los Franciscanos, ya le había prometido a
Dios guardar la castidad el resto de su vida. Si aho-
ra tenemos en cuenta la rusticidad y falta de ins-
trucción que padecía el joven campesino, veremos
cómo el Espíritu Santo le daba luces misteriosas
para iluminarle el camino que habría de seguir.

No sería Dios nuestro Padre misericordioso


si no se diera a conocer a los que desean amarle y
servirle sin haber visto nunca un catecismo. Pues
las almas sencillas y buenas, son ánimas predesti-
nadas para la gloria eterna y no pueden ser aban-
donadas a la perdición. Creo que de alguna forma,
Dios se revela a todos los seres humanos creados
por Él para la salvación, lo que sucede es que -de
inmediato- resulta más fácil recibir el placer que
aceptar la gracia. He ahí la perdición de tantos hom-
bres osados y pecadores.

La ferviente devoción de San Carlos, sumada


a la virtud de la caridad, le granjeó la amistad de
cardenales y otras altas personalidades eclesiásti-
cas, buscando en él la mejor compañía. El hermano
Carlos murió el 8 de enero de 1670, a los 57 años. Y
fue beatificado en 1882. Su Santidad Juan XXIII lo
canonizó el 12 de abril de 1959. Las últimas pala-
bras del santo fueron éstas: «La misericordia de
Dios se manifiesta de muchas maneras a todos los
seres humanos, conmigo se ha mostrado en las en-
fermedades y el dolor, sin estos suplicios me hu-
biera perdido y condenado».

Publicado en «LA VOZ DE AVILÉS» 8-Enero-1998

339
114.- ¿CUÁNDO APRENDEREMOS?

Dicen que el que no aprende de la Historia


corre el riesgo de repetirla, y como casi todos he-
mos dado cuerpo a una historia (5ª acepción: Con-
junto de los acontecimientos ocurridos a una per-
sona a lo largo de su vida o en un período de ella)
muy interesante para nuestros hijos, a ellos les co-
rresponde meditar lo bueno que hemos hecho y
ponerlo en práctica. Infelizmente no siempre es así;
todos los hijos admiran mucho a sus padres hasta
que dejan de ser niños y van entrando en el perio-
do de la pubertad. Cuando esas fechas se aproxi-
man, la mayoría de los pubescentes, hincan los pies
en el primer peldaño de la costana escalera y, tro-
piezo tras tropiezo y pecado tras pecado, van des-
cubriendo que sus padres querían evitarles el ca-
mino tortuoso y laberíntico que les enseñó a ser
correctos y coronar de bienes su historia privada.

Pero esta experiencia que vamos adquiriendo


en la «universidad de la vida», de muy poco les
sirve a nuestros descendientes, y así, hasta que no
lo experimentan con los mismos padecimientos que
nosotros, no suelen comprender las razones amo-
rosas que sus padres les exponían para librarlos
del pecado y de la cruz. Después, cuando van pa-
sando de los cuarenta y lo hecho ya no tiene reme-
dio, les arguye la conciencia por las desavenencias
injustas con sus progenitores, y recuerdan frases
como éstas: «¡Qué razón tenían mis padres!». «¡Qué
bien me hubiera ido si hubiese tomado sus conse-
jos!».

340
Estos errores tan comunes a la Humanidad,
son los mismos que siempre han frenado el
progreso en lo que más nos interesa progresar: la
felicidad que todos los seres humanos buscamos
desde el mismo instante en que venimos al mundo
hasta el momento de partida, ¿y después?. Después
nos presentarán en los sagrados platillos de una
balanza el peso del bien que hemos hecho, y el
contrapeso del mal practicado, es decir, el producto
de una materia disoluta, y el fruto de una
conciencia formada en los preceptos de Jesús.

Esa será la hora de la desgracia eterna o de la


dicha perpetua, porque hasta el fin nadie es dicho-
so. Muchas desdichas o desgracias podemos sufrir
en esta vida, pero, aquí todo pasa, y como son bien-
aventurados los que sufren injustamente, nos pa-
rece muy peligroso pasarlo demasiado bien, espe-
cialmente cuando ese bien pasar viene usurpando
los derechos que otros tienen a no pasarlo tan mal
como lo pasan. Por eso los santos han tomado la
gallarda y valiente decisión de sufrir aquí todos
los males para obsequiar los bienes al prójimo más
necesitado.

Tengo buena relación con un amigo católico y


excesivamente acaudalado, y cuando lo llevaba en
el coche para hacer ejercicios espirituales, me de-
cía en el camino: «Tengo que reconocer que Dios
se ha volcado conmigo, tanto en la bendita familia
que tengo como en la economía que tenemos». En-
tretanto, yo le decía: Espera un poco, espera un

341
poco; piensa que tienes 75 años y muy pronto nos
pedirán cuenta de los talentos recibidos. ¿Por qué
no envías mil millones de pesetas para el cielo?.

Allí nos hará más falta el dinero que aquí, pues


tu ya sabes muy bien lo que nos dice Jesús:
«Apartaos de mi, malditos, al fuego eterno, porque
tuve hambre y no me disteis de comer. Venid,
benditos de mi padre, porque tuve hambre y me
disteis de comer» (Mateo 25, 35). «Ya lo sé -me
decía-, pero tengo hijos y... la vida...».

¡Qué pena! ¡Qué pena!, sabiendo que sólo nos


faltan cien barras de pan por comer y dejamos
tantos millones enmohecerse y en detrimento de
multitudes de «cristos» hambrientos y crucificados.
¿Cuándo aprenderemos, Dios mío?.

Publicado en «LA VOZ DE AVILÉS» 11-Enero-1998

342
115.- EL ESQUEMA DE CADA UNO

Cada hombre tiene un esquema de vida en su


cabeza, y aunque siempre discrepa de sus líderes
favoritos, perdiendo una parcela de su compendio,
los defiende a ultranza para que sigan gobernando.
Y los que gobiernan, si lo hacen como dictadores,
nos imponen el criterio completo que fueron
incubando con los errores o aciertos de sus
funciones pasados. En las democracias existen
numerosos partidos, y cada uno con sus proyectos,
todos nos presentan lo que tienen en sus cerebros
para convencernos de algo que ni ellos mismos
están convencidos.

Estas luchas continuas siempre han existido,


llevando consigo las guerras sangrientas que todos
conocemos, la ruina económica de muchos países,
el hambre, la miseria y el odio. Y así, generación
tras generación, el hombre va mostrando que no
sabe lo que hace, que no puede valerse por sí solo,
porque el que no sabe mandar ni obedecer es un
hombre inútil. Por eso nos diría Pío Baroja: «El
hombre: un milímetro por encima del mono cuando
no un centímetro por debajo del cerdo».

Diariamente vemos en los rotativos críticas -


en apariencia razonables- a las actuaciones del
Gobierno y a los partidos políticos, pero a mi me
parece que toda censura debe de terminar expo-
niendo una solución al problema que criticamos,
porque decir que algo está mal hecho, es muy fá-
cil, lo difícil es decir cómo se hace bien; y esto es

343
muy infrecuente en los columnistas críticos, seña-
lan los males sin decirnos dónde están los bienes.
Ya sé que dar una solución al eterno problema de
las discrepancias, sólo Dios lo puede hacer, y lo
hace.

Jesucristo nos ha dejado un esquema perfecto


para solucionar todos los problemas que sufre la
humanidad. Como Dios y como hombre perfecto,
es el único que nos conoce bien y comprende
nuestras necesidades. Ríanse de mi los que quieran,
pero el hombre necesita conocer la verdad y el
camino a seguir para encontrarla. Necesita disfrutar
de la justicia social. Necesita tener la esperanza de
otra vida mejor después de las vicisitudes y
tragedias sufridas en ésta.

Siendo esta la verdad que reproducimos de


los mismos labios del Señor, ¿por qué no le votamos
a Él como líder de todos los gobiernos y partidos?.
Jesús nos ama, Jesús nos perdona, Jesús sabe lo que
necesitamos para ser felices. Jesús es justo, Jesús
es honrado. Jesús es el Maestro y creador de todos
los genios, ¿por qué no confiamos en Él?.

¡Ah!, sí, ya sé, Jesús ya no está entre nosotros


para votarle y liderar el mundo. Pero tenemos
grandes hombres que llevan el mismo esquema que
Jesús en sus cabezas, y son precisamente estos
hombres los que tenemos marginados. Hay seglares
expertos como Juan Pablo II que les hemos hecho
vivir en el ostracismo.

344
Si esto es así, ¿por qué nos quejamos? ¿No
estamos viendo que los hombres sin Dios no saben
lo que hacen y nos amargan la vida?. Escuchemos
a Séneca: «¡Oh, cuán despreciable es el hombre, si
deja de elevarse sobre las cosas humanas!». Tengo
por muy seguro que mientras no pensemos así, y
actuemos en consecuencia, seguirán las guerras, la
injusticia social, el hambre, la corrupción, el odio
y la miseria para tantos millones.

Publicado en «LA VOZ DE AVILÉS» 11-Enero-1998

345
116.- LÓGICA Y RELIGIÓN

La lógica es buena en los razonamientos, pero


en la religión, cuando no queda en entredicho, se
pierde por los opositores que encuentra. Lógico
sería creer en Dios aunque sólo fuese por los
milagros que les permite hacer a los santos y se
verifican científicamente. La cifra de prodigios a
través de la historia de la Iglesia es innumerable.
¿Quién puede contar los beatos y canonizados que
han subido a los altares después de comprobar el
milagro que han hecho con el poder de Dios?. Si
alguien dijera que ha podido haber algún error, nos
parecería razonable, pero erradicar la lógica
aseverando que todo es argucia, aún suponiéndole
buena intención a quien lo profiere, nos encontramos
con otro «milagro» preternatural.

No es lógico que viniendo un muerto resuci-


tado a decirnos que nos cuidemos mucho para no
ir al infierno, continuemos negando la resurrección
de los difuntos; sin embargo, Dios le dijo al rico
Epulón que si un muerto resucita y viene a la tie-
rra con esa advertencia, los que no han creído en
Moisés y los profetas, continuarán siendo incrédu-
los. Por aquí estamos viendo que la fe sí puede
hacer milagros, pero los milagros no hacen la fe.

Desde hace muchos años he sido asidua


lectora de la historia de Fátima escrita por Lucía, y
nada me extraña que Juan Pablo II nos haya dicho
que lo sucedido en Cova de Iría es la continuación
del Evangelio. Pues en esa narración se encuentran

346
pruebas fehacientes de una realidad sobrenatural.
Quién podía decirnos, sino la misma Virgen, que
a Jacinta y a Francisco los llevaría muy pronto al
cielo, y que Lucía se quedaría en la tierra para
divulgar la devoción a su Inmaculado Corazón.
Veinte meses después, los niños que vivían
robustos y sanos, dejaron de existir, y Lucía
continúa en la tierra con más de 90 años.

Y quién sería capaz de enseñarles a esos tres


niños analfabetos una de las oraciones más
ortodoxas que tiene la Iglesia, sino el ángel; y quién
sería capaz de memorizar su extensión y contenido
perfecto por haberla oído una sola vez los tres
inocentes aldeanitos. Y cómo estos niños fueron
capaces de darnos a conocer lo que sucedería en
Rusia. Pues bien: si la Virgen María, hija de Joaquín
y Ana, como nosotros lo somos de nuestros padres,
está viva, es lógico pensar que nosotros también
estaremos vivos cuando pasen otros dos mil años.

Ya sé que todo esto resulta pusilánime y pueril


para los hombres locos como el que aparece hoy en la
portada de los rotativos. Me refiero al investigador
Richard Seed, un inmoral estadounidense que preten-
de clonar seres humanos, y se nos presenta con mira-
da desafiante y una altanería que da grima el verlo.
Sobre todo cuando nos dice que «vamos a ser como
Dios; tendremos casi tanto poder y sabiduría como
Él»; sin enterarse de que Dios ha revelado todo lo
bueno a los humildes y sencillos y se lo ha ocultado a
los sabios y poderosos» (San Lucas 1, 52).

Publicado en «LA VOZ DE AVILÉS» 16-Enero-1998

347
117.- MACARIO EL VIEJO

Cada siglo que pasa nos desviamos más del


Evangelio. No me refiero solamente a los fieles.
También los beatos actuales están relacionados con
esta minúscula desviación. No es lo mismo leer la
vida de San Ignacio de Loyola que la de los ciento
cincuenta beatos que le siguieron en la Compañía
de Jesús. No es igual leer la biografía de San Juan
de la Cruz que la del beato Escrivá de Balaguer.

También existe cierta disparidad entre la que


muy pronto será beata -Madre Maravillas de Jesús-
y San Macario el Viejo, al que hoy quisiera referirme
por ser su festividad el día 15. Es verdad que a la
Madre Maravillas y a San Macario los separan 1.400
años, pero no podemos olvidar que todos tuvieron
el mismo Maestro y el mismo Evangelio.

Macario nació en el alto Egipto. Pasó su


juventud como pastor de cabras y ovejas. Movido
por esa gracia misteriosa que Dios concede a los
que le muestran coraje para explotarla, se retiró del
mundo con 19 años, confinándose en una cueva,
donde impartía su tiempo entre la oración, la
práctica de penitencias y la fabricación de esteras.
Pero una mujer le acusó falsamente de haber sido
violada por el monje.

El resultado de la calumnia fue muy duro


para Macario. Le arrastraron por las calles, le
apalearon fuertemente y le llevaron a la prisión, y
allí se sentía confortado mediante la pasión y

348
muerte de Jesús, viendo que estaba siendo
partícipe de lo que Dios había escogido para su
Hijo. La mujer calumniadora que llevaba una vida
lasciva, no consiguiendo dar a luz ni pudiendo
soportar los dolores del parto, entendió que debía
de retractarse de la calumnia inferida al monje
antes de morirse, y al descubrir quién era el padre
de la criatura, Macario salió de la prisión,
compartiendo las ganancias de las esteras que hacía
con la mujer adúltera y el niño.

Viendo el santo la estima y cariño que los


hombres le daban, huyó al vasto desierto de
Esqueta. Allí vivió sesenta años, y fue padre
espiritual de innumerables servidores de Dios;
todos se confiaron a su dirección y gobernaron sus
vidas con las reglas trazadas por el santo. Un obispo
egipcio le consagró sacerdote para que pudiera
celebrar los sagrados misterios, en compañía de
sus ermitaños. Cuatro iglesias fueron construidas
por Macario y sus discípulos.

La austeridad del santo era milagrosa, sólo


comía una vez por semana. Entre los ermitaños
había un joven que se alegraba mucho con los
elogios que le hacían, y se entristecía bastante con
las correcciones fraternas y los reproches que
recibía. Macario le ordenó que fuese al cementerio
a insultar a los muertos y a alabarlos. Cuando
volvió el joven, el santo le preguntó qué le habían
respondido los difuntos. «Los muertos no contestaron
a mis insultos ni a mis alabanzas» -le dijo el ermitaño.

349
«Pues bien -añadió Macario-, haz tú lo mismo
y no te dejes impresionar ni por insultos ni por
alabanzas. Sólo muriendo para el mundo y para ti
mismo, podrás empezar a ser buen cristiano y
servir a Cristo. Cuando practiques la indiferencia
de los muertos y guardes el mismo silencio de los
difuntos que fuiste a visitar, habrás despedido el
demonio y Cristo anidará en tu corazón».
Omitimos la serie de milagros que se le atribuyen
a San Macario, y pensamos que santos como éste
no los tendremos más. ¿Motivo? : la falta de
obediencia a los Evangelios de Jesús.

Publicado en «LA VOZ DE AVILÉS» 16-Enero-1998

350
118.- LA CLONACIÓN

Viendo por dónde quieren llevarnos los


hombres escépticos, me recuerdan al famosísimo
novelista ruso -Fiódor Mijáilovich Dostoievski-.
Un hombre que saltó a la fama por la defensa que
hacía de los campesinos y los ataques a la Iglesia y
al Estado. Por su rebelión mereció ser condenado
a muerte, siéndole conmutada esta pena por la de
cuatro años de trabajos forzados en Siberia,
después de los cuales debería incorporarse al
Ejército como soldado raso y perder todos los
derechos civiles.

Estos suplicios que fue padeciendo este genio


novelesco, le sirvieron de reflexión y gloria para
convertirse al cristianismo y escribir las mejores
novelas de misticismo, como puede ser «La
religión del sufrimiento», en la cual hay una frase
que me parece célebre: «Si Dios no existiera, todo
estaría permitido». Haciendo caso omiso de este
gran hombre y de tantos otros, nos vamos
encontrando con esta triste realidad.

Los «hombres clónicos» -nos dicen- irán


destinados a llenar los vacíos que existen en
aquellos matrimonios que no pueden tener hijos.
Se olvidan de tantos millones de nonatos como son
extirpados, mientras éstos proclaman gimiendo el
derecho de vivir y ser adoptados por alguien que
les agasaje cariñosamente. Por aquí estamos viendo
un camuflaje fingidor que nos llevará a la barbarie.

351
No pasará mucho tiempo sin que esa simulación
hipócrita sirva para la reproducción de órganos. Pues
a los hombres sin Dios les parece necesario crear
hombres destinados al sacrificio de sus vidas para
conseguir hígados, páncreas, corazones, córneas,
bazos, riñones y otros despojos para poder alargar
la vida de los que consideran personajes acaudalados
que bien pueden pagar el auxilio que les brinda la
ciencia criminal.

Después, asumida esta práctica, cuando el


mundo deje de protestar, como ya se está silenciando
el aborto, se crearán seres humanos para
explotarlos en todos los trabajos con riesgo de
muerte. También conseguirán que todos
aceptemos la eutanasia, persuadiéndonos de que
el hombre tiene derecho a disponer de su vida y
morir con dignidad. Y de ahí, irán avanzando hasta
que los ancianos puedan ser eliminados para evitar
dispendios al erario público.

Estos asaltos a las leyes de la naturaleza y de


Dios, tienen su componente en el materialismo
dialéctico. Es algo así como el nihilismo que encuentra
su mayor oponente en la Iglesia Católica, porque la
Iglesia representa al mismo Cristo que la fundó y la
sostiene, y la mayoría de los verdaderos fieles que
componen esa Congregación, están siendo
marginados en casi todos los medios de difusión,
porque las verdades que habrían de exponer, son
peligrosísimas para la dulce vida de los inmorales, y
a éstos les resulta urgente suprimir a la Iglesia y al
clero. Pues el origen y la causa de todo esto está en la
frase de Dostoievski: «Si Dios no existiera, todo estaría
permitido».

352
Publicado en «LA VOZ DE AVILÉS» 18-Enero-1998

353
119.- ¿FIDEL CASTRO TIENE
CÁNCER?

Dos veces he leído en la Prensa nacional esta


noticia. Pero el deseo -con alguna frecuencia- se
opone a la verdad. Fidel Castro tiene pocos amigos
y muchos enemigos razonablemente feroces. La
persecución cristiana en la isla, los que han sido
condenados a muerte injustamente, los cándidos en
las prisiones, los que viven en el exilio; todos
claman al cielo por el cáncer que vienen sufriendo
y por un carcinoma que les quite de en medio a
Fidel.

La verdad es que Castro ha perdido peso en


el cuerpo y quién sabe haya ganado fluidez en el
alma. Algo parece estar subyaciendo en el cerebro
del dictador. La entrada en el Vaticano y el contacto
personal con el Vicario de Cristo, tienen una
respuesta que nadie sabe dar con acierto. Pero un
cáncer oportuno puede ser el remedio. Fidel ha
sido educado cuando Dios andaba libremente por
Cuba, y hay tres cosas que nunca se olvidan: patria,
religión y familia.

Por primera vez en la historia de la dictadura


cubana, se le ha permitido a un príncipe de la
Iglesia el acceso a la televisión. El cardenal Jaime
Ortega ha acaparado el mayor interés con nuevas
expectativas sobre la visita del Papa. El cardenal
habló más de media hora por la televisión cubana.
Habló de Dios Salvador, de la Virgen de la Caridad
del Cobre, de los niños, de la espiritualidad. Y

354
explicó quién era el Papa y por qué era el Vicario
de Cristo en la Tierra.

Nunca les fue permitido a los ejércitos


pacíficos del Vaticano andar lentamente por las
calles de Fidel haciendo apostolado. Un insólito
espectáculo de curas católicos se reunieron en las
plazas con gentes que les reclamaban la palabra de
Dios, vertiendo esa alegría que Karol Vojtyla les
llevará los próximos días. Más de un centenar de
cardenales y obispos de diferentes países acudirán
a Cuba para acompañar al Papa. También serán más
de tres mil periodistas los que lleven las noticias a
sus respectivos países.

Quiera Dios que Juan Pablo II pueda soportar


tantas emociones y las 10 horas que supone el viaje
a la isla caribeña. Nadie puede ignorar que el Papa
se encuentra extenuado. Su vejez, relativamente
prematura, nos hace verle en los umbrales de la
muerte. Temo que el Papa pueda morir en este
viaje. No me refiero a los posibles atentados, Fidel
lo tiene todo bien dispuesto para salvaguardar la
vida del Pontífice y el auxilio que necesite en caso
de emergencia.

En el supuesto que Fidel tenga los meses de


vida contados, el viaje del Papa le resultará muy
positivo. No le puede importar que refuerce a los
sufridos católicos cubanos. No le interesa oponerse
a que la democracia progrese en la isla. No tendrá
reparo en liberar algunos presos políticos.

355
Lo que sí puede interesarle a Fidel es tender
puentes para una transición pacífica, garantizando
a Castro y a sus colaboradores que la Iglesia les
puede librar de la persecución que esperan y
merecen. Fidel sabe que la Iglesia siempre perdona,
sabe que Juan Pablo II siempre condena las guerras
y venganzas.

Lo que no sabemos es si todo esto es astucia


de Fidel o remordimientos de conciencia que bajan
de lo alto. La misericordia de Dios también puede
manifestarse con un cáncer irreversible. Pues
cuando llega la hora de la partida, cuando sólo
Cristo nos puede perdonar los desmanes cometidos
con nuestra fiereza, nadie mejor que su Vicario en
la Tierra nos puede dar aliento y esperanza. Quiera
Dios que Fidel se confiese con el Papa y encuentre
la paz que su alma desea y le exige.

Publicado en «LA VOZ DE AVILÉS» 19-Enero-1998

356
120.- A RAMÓN SAMPEDRO DESDE
EL RESPETO

Así hemos visto titulado el artículo de don


Andrés Aberasturi, el pasado día 14 en «LA VOZ
DE AVILÉS». Un columnista veterano que se
desenvuelve muy bien para decir lo que quiere.
Esta vez hace una defensa muy «humanitaria» de
don Ramón Sampedro. El inválido gallego que pasó
20 ó 30 años postrado en la cama solicitando la
eutanasia, y le parece un acto sublime el suicidio
de don Ramón.

Si la palabra «sublime» significa excelso,


eminente, de elevación extraordinaria, pienso que
poner fin a la vida con los cinco sentidos, está más
cerca del materialismo que de lo sublime. También
nos habla don Andrés de una sociedad hipócrita,
«capaz de asistir sin inmutarse a genocidios, a
muertes de niños por hambre, a inyecciones letales
y cámaras de gas». Nos parece bien que defienda
la vida de todos, y ni siquiera le reprochamos los
que mueren en las cámaras de gas después de ser
juzgados por crímenes premeditados con la mayor
fiereza y crueldad.

Pero de los millones de inocentes que mueren


en el seno materno, no nos dice nada, cuando en
verdad no se trata de una eutanasia que puede
parecer razonable a primera vista. Se trata de algo
más espantoso y terrorífico que la pena capital de
los criminales convictos y confesos. Es curioso que
todos los hombres materialistas -casi todos-, se

357
oponen a la pena de muerte y defienden las muertes
sin pena de los nonatos.

Cuando en España fue legislado el aborto en


los tres supuestos que todos conocemos, los que
desconocían el trasfondo de la intención, les
parecía razonable el nuevo código. Nosotros lo
hemos visto como una barbarie, sabiendo que tras
este dislate, vendría otro incrementándolo, y así
fue. Pues actualmente, en España, tenemos el
aborto libre sin límite del tiempo de embarazo. A
las clínicas privadas y abortivas, sólo les interesa
saber las semanas o meses que tiene el embrión
para darles el precio que habrán de pagar con
arreglo a los meses de embarazo.

He sacado este tema a colación para decirle a


don Andrés que si autorizan la eutanasia, nos
sucederá algo de lo mismo. Pues llegará el
momento en que algunos médicos criminales, y
familiares crueles de los pacientes añosos que les
impiden las vacaciones y les aumentan los
dispendios, serán los ejecutores de éstos con esa
inyección letal que don Andrés reprocha para los
que han cometido crímenes terroríficos.

También nos dice el señor Aberasturi que don


Ramón Sampedro, descansó en paz. ¡Ojalá!, y
quiera Dios que descanse en el cielo. Pero, ¿cómo
sabe don Andrés que descansó en paz? ¿Quién se
lo ha dicho? ¿Cómo sabe este hombre que no hay
cielo, infierno y purgatorio? ¿Quién puede conocer
los juicios de Dios?. Y si no hay nada, como así lo

358
cree don Andrés, no puede existir descanso ni
cansancio, ni guerra ni paz. La nada es el no ser, es
decir, la carencia absoluta de todo ser. La nada es
nada, ni pena ni gloria.

Este desatino de algunos ateos los lleva al


cúmulo de la hipocresía. ¿Quién puede probar que
Dios no existe?. Con todo respeto me permito
sugerirle a este hombre un poco de sinceridad,
manifestando lo que necesariamente tiene que
sentir y responder: «Yo no creo en Dios. No sé si
existe o no existe. No lo sé. No lo puedo saber». Y
cuando falta este mínimo de sensatez, sólo queda
al descubierto la tozudez, la contumacia, la
rebeldía y la incomprensión.

Publicado en «LA VOZ DE AVILÉS» 22-Enero-1998

359
121.- ¡VIVEN!

Esta fue la voz retumbante en el mundo cuando,


transcurridos más de setenta días, tuvimos noticias
diciendo que dieciséis de los cuarenta y cinco
pasajeros que llevaba un avión militar (la selección
juvenil de rugby de Uruguay) se encontraban con
vida, después de estrellarse el aparato en un picacho
andino frente a Linares, a 3.800 metros de altitud. Esta
noticia que tuvo lugar hace ahora 25 años, tal vez haya
sido la más conmovedora del último siglo.

Téngase en cuenta que después de cuarenta


días de búsqueda incansable por parte de las
autoridades civiles y militares, nos informaron que
el avión y los pasajeros se daban por desaparecidos
sin ninguna posibilidad de supervivientes, y
cuando todo era silencio, treinta días después, dos
de los pasajeros -Canesa y Parrado-, cargados de
carne de los compañeros muertos y congelados por
la nieve, consiguieron atravesar los Andes con
temperaturas de treinta y cuarenta grados bajo
cero, haciendo una caminata de diez días y
durmiendo en sacos de plástico, hasta que se
encontraron con un arriero chileno que caminaba a
caballo por la orilla del río Tinguiririca.

Ahora, los dieciséis supervivientes, y sus


descendientes, han querido conmemorar la heroica
victoria de los hombres que tuvieron que alimentarse
durante más de dos meses con la carne de sus
compañeros difuntos. Subieron a los Andes con un
helicóptero, clavaron una cruz entre los huesos de

360
los fallecidos, celebraron una misa en el mismo
lugar del siniestro, hicieron las oraciones pertinentes
por los difuntos, y nos dicen Canesa y Parrado que
«sólo la fe en Dios nos ha salvado la vida».

En este pobre mundo, hay gentes para todos


los gustos: unos se acercan a Dios cuando todo les
va bien y se encuentran satisfechos con la bonanza
que sopla el viento favorable, y cuando la vida se
les pone triste reniegan de sus creencias cristianas,
dejándose llevar por la soberbia que les dice:
«¿Qué hice yo para que todo sea tristeza en mi
vida?. ¡Cuánto mal ha hecho zutano y fulano sin
que nada malo les haya ocurrido!». Esto es algo así
como si Dios fuese viejo y no le quedara más
tiempo para hacer justicia.

Otros sólo se acuerdan de Dios cuando tienen


el agua a nivel del cuello y no tienen dónde
cogerse. Esto es lo que les ha sucedido a Canesa y
Parrado. Menos mal que no se han olvidado del
Señor y le siguen bendiciendo cuando todo les va
bien. Tal vez esta señal de gratitud que nos dan
sea la misma de aquel leproso que dio la vuelta
para agradecerle al Señor el milagro que le había
concedido. Sobre el tema que nos ocupa se cuenta
una anécdota muy razonable:

Un hombre piadoso que le parecía vivir


pegado a Jesús con las oraciones y penitencias que
diariamente hacía, salía de su casa al atardecer para
contemplar la mar desde la playa, y siempre
observaba cómo a la par de las huellas que iba

361
dejando con sus pies, otras pariguales quedaban
esculpidas en la arena. «Son las de Jesús -se decía-
que siempre me acompaña».

Pero una tarde muy tenebrosa por las tribula-


ciones de su vida, se dio cuenta de que sólo sus
huellas aparecían en la arena. El hombre de poca
fe, se entristeció mucho y se dijo: «Ya veo Señor
que me has dejado solo». Jesús le respondió:
«Cuando todo te era propicio, yo te dejaba cami-
nar con tus propios pies. Ahora, sabiendo la pena
que te acecha, te llevo en mis brazos. Por eso las
huellas que faltan son las tuyas».

Publicado en «LA VOZ DE AVILÉS» 23-Enero-1997

362
122.- EL PAPA Y FIDEL

El discurso de Fidel Castro, dando la bienve-


nida al Papa, ha sido redactado desde la astucia y
bien distanciado del rigor histórico. El dictador
cubano ha conseguido encontrar puntos convergen-
tes entre Juan Pablo II y el materialismo marxista,
llevando en su provecho la defensa de los pobres
que los dos hacen y la condena del capitalismo sal-
vaje que ambos reprueban. Es cierto que Fidel ha
dicho algunas verdades acerca de los desmanes
que sólo los ciegos no ven en los sistemas políti-
cos pluralistas. Pero el Comandante ha demostra-
do, una vez más, el cinismo y la caradura que tie-
ne.

¿Cómo nos puede decir que respeta la


Religión Católica y tantas otras? ¿Quién puede
ignorar los católicos que han sido desterrados de
Cuba, perseguidos y encarcelados?. Quiera Dios
que empiece a respetarla desde ahora, sabiendo
que le conviene hacerlo para conseguir una
transición sin que lo lleve al exilio o a la muerte.
Dicho esto, ¿cuáles son las afinidades entre el
Vicario de Cristo y el dictador?, sabiendo que a
partir de los 14 ó 15 años todas las jóvenes son
inducidas a practicar la sexualidad y el
concubinato, llegando a abortar hasta cuatro y
cinco veces antes de tener el primer hijo, a lo que
el Papa respondió diciendo que «el aborto es un
crimen abominable».

363
Si a Fidel le quedara un sólo ápice de conciencia,
no tendría más de tres mil presos políticos después
de 38 años de dictadura con todos los poderes del
Estado y del pueblo noble y sincero que gobierna.
Fidel -como todos los que se oponen a Jesús y sus
Evangelios -nunca pasará de un estólido nesciente;
por eso el Papa le arengó valientemente con toda
la verdad: «Ninguna ideología puede sustituir a
Cristo; por eso es necesario recuperar los valores
religiosos en el ámbito familiar y social».

También el Papa les exhortó diciendo: «No


tengáis miedo, abran las familias y las escuelas a los
valores del Evangelio, que nunca son peligro para
ningún proyecto social». Y continuó diciendo: «Los
padres deben ser reconocidos como los primeros
educadores de sus hijos». Pero, desgraciadamente, en
Cuba, los niños los educa Fidel, y cuando la educación
viene de hombres inmorales, los educandos son
desmoralizados antes de conocer el provecho práctico
y transcendente de las buenas costumbres.

¿Cómo es posible que un hombre con experiencia


no se dé cuenta de que su forma de gobernar ha
llevado a la isla más rica del mundo a la mayor ruina
económica, social y moral de todas las que reposan
sobre nuestro planeta? ¿Cómo es posible tanta
zafiedad viendo una población hambrienta y sedienta
de justicia y de Dios? ¿No se dará cuenta de que a ese
poder que ostenta y a esa riqueza usurpada que viene
acumulando en las cuentas extranjeras sólo les queda
un soplo de vida?. Pero no hay que sorprenderse, los

364
ciegos del Evangelio son y mueren así, dejando
secuelas sangrantes a numerosas generaciones.

Publicado en «LA VOZ DE AVILÉS» 25-Enero-1998

365
123.- LA PAZ

La paz es un bien inestimable. Pienso que no


se puede desear otro mejor. Los enemigos de la paz
son los que no lo pasan mal con la guerra. No es
precisamente el sosiego colectivo el que da
tranquilidad a todos los hombres. Se necesita tener
paz en casa, armonía con los vecinos y concordia en
el trabajo. En el Evangelio Jesús nos desea la paz más
de cincuenta veces. Pero en ningún versículo nos ha
dicho que no tengamos sufrimiento. Esto quiere decir
que la cruz hay que llevarla cada día que amanece.

Porque el dolor es compatible con la paz. Se pue-


de estar muy sosegado después de una operación di-
fícil y arriesgada. Pero es casi imposible mantener la
calma cuando se aproxima la hora del bisturí, porque
el instinto de preservar la vida es el impulso más fuer-
te que Dios ha creado en el hombre. Y sólo existe un
medio para esperar la muerte sin perder la paz. Pero
ese remedio no puede improvisarse. Requiere vivir
muchos años santamente para evitar el temor que
subyace en el subconsciente presintiendo cómo será
el juicio que nos espera. Cicerón se equivocaba cuan-
do nos decía que «si queremos gozar de la paz, debe-
mos velar bien las armas; si deponemos las armas no
tendremos jamás paz».

También Napoleón III nos engañaba, cuando


en un discurso dicho en la Cámara de Comercio de
Burdeos el 9 de octubre de 1852, les dijo a los oyen-
tes: «El imperio es la paz». Frase que muy pronto
fue desmentida por las guerras de Italia, de Méxi-
co y por los terribles desastres de 1870, por lo cual el
periódico humorístico alemán «Kladdaradatscha», sa-
366
liendo al encuentro de Napoleón, le dijo pocos días
después: «El imperio es la espada».

Se dan muchas vueltas a los derechos del


hombre. Puede ser que si nos concedieran todos
los derechos que tenemos encontráramos el primer
trasunto de la paz. Pero es mucho más eficaz el
cumplimiento de nuestros deberes. Una conciencia
bien formada y mejor satisfecha con nuestras
actuaciones, es la única reina que nos garantiza la
paz de nuestras almas, porque la conciencia es la
ley de Dios escrita en nuestros corazones, si ésta
se consolida con todos los deberes del cristiano.
Pues si la embotamos, de nada nos sirve.

Siendo cardenal arzobispo de Florencia Julio de


Médicis, discrepaba radicalmente de la Compañía de
Jesús que San Ignacio estaba cimentando sobre la roca
de Pedro (omitimos las razones). Algún tiempo
después, el cardenal referido asciende al solio
pontificio con el nombre de Clemente VII. Esa noticia
tan pesarosa para San Ignacio le turba totalmente la
paz, sabiendo que toda la obra que había formado con
tanto sacrificio, se desmoronaría rápidamente.

«Entré en nuestra iglesia -nos dice San Ignacio-,


me postré junto al sagrario. Dialogué con Jesús
quince minutos, salí con el alma pletórica de paz y
de consuelo, bendiciendo a Dios por el Papa que
nos había dado». Como ves, querido lector, la única
fuente de paz verdadera, sólo la podremos encontrar
en Jesucristo, así nos la confirman todos los santos
de todos los tiempos.

Publicado en «LA VOZ DE AVILÉS» 26-Enero-1998

367
124.- ¿CUÁNTOS CATÓLICOS HAY EN
ESPAÑA?

Aprovechando los datos que me proporciona


una revista católica, me permito extractar los que
me parecen más interesantes. En los primeros seis
años de la última década el número de españoles
que se declaran católicos, ha mantenido una cifra
media del 90 por ciento. El Centro de Investigación
Sociológica sobre la realidad social (CIRES) que ha
efectuado un total de 32 encuestas a lo largo de los
seis primeros años de la última década, nos asegura
que el porcentaje de declaraciones de catolicismo
de la población española, ha oscilado entre el 88’13
de 1990 y el 91’50 de 1993.

También se ha mantenido constante el número


de españoles que han declarado no tener confesión
religiosa alguna. Del 8’73 que declaraban no tener
religión en 1990, se ha pasado al 7’83 en 1996. En la
población española no llega al 2% el número de los
que declaran pertenecer a una religión distinta de
la católica. A tenor de las encuestas varias no
controladas por el CIRES, se sabe que el 8% de ateos
y agnósticos se divide en un 3’50% de ateos y un
4’50% de agnósticos. Las encuestas del CIRES
fueron realizadas mes por mes desde octubre de
1990 hasta junio de 1996.

Visto lo que antecede, todo católico que


responsablemente se precie de serlo, se cuestionará
la siguiente pregunta: ¿Cómo es posible que más
del 40% de los españoles acudan a las urnas dando

368
pábulo a los que descristianizan España y la vienen
corrompiendo con todos los medios a su alcance?.
Esto es lo que se llama la inconsecuencia religiosa.
Por aquí estamos viendo que España necesita ser
evangelizada.

Es cierto que ese 90% de los españoles tiene


fe, pero también es cierto que la fe es compatible
con el pecado. Pienso que no pocos batasunos y
etarras creen en la existencia de Dios, pero es un
dios que ellos han esquematizado en sus cabezas
conforme a los deseos de la carne. Por eso nos dice
la palabra de Dios que «la fe sin obras es inútil, es
un cadáver» (Santiago 2, 17). Pienso que la labor
más acuciante que tienen por delante los más de
500 sacerdotes que tenemos en el Principado es
adoctrinar evangélicamente a los fieles.

Los creyentes necesitan saber que Jesús nos


ha llamado y nos sigue llamando a la perfección,
algo que no conseguiremos, pero no podemos huir
del esfuerzo que nos exige para conseguirla. Y los
sacerdotes que no han perdido el norte y saben lo
que un católico puede hacer y lo que el Evangelio
le prohibe realizar, deben de explicarlo en las
homilías aunque la gente salte por las paredes.
Pues más vale un santo que un millón de creyentes
irresponsables.

También nos gustaría que los rotativos y todos


los medios de difusión colaboraran con esta labor
humanitaria y piadosa que tanto bien hace a la
sociedad en general. Pues con fe o sin fe, nadie se

369
perjudica por hacer el bien y propagarlo. Si
realmente todos queremos una España mejor,
busquemos lo mejor del mundo para España: Jesús.
Y como bien nos dijo el Papa el primer día de su
pontificado: «No tengáis miedo a Cristo, abridle las
puertas de par en par». ¿Es que no vemos lo que
viene ocurriendo en España después de habérselas
cerrado?.

Publicado en «LA VOZ DE AVILÉS» 29-Enero-1998

370
125.- LA PATRONA DE CUBA

Si es que queda alguna, muy pocas naciones


quedarán sin tener una imagen representando las
apariciones de María reconocidas por la Iglesia
Católica. Hoy queremos referirnos a la Virgen de
la Caridad del Cobre, extractando el folleto que nos
manda una familia cubana y muy piadosa. Este
librito resume la historia de las apariciones en el
siglo XVII. Fueron dos: la primera cuando una
tempestad asoladora -en la bahía de Nipe- ponía
en evidente peligro de muerte a tres pescadores.

Los tres llevaban el nombre de Juan. Uno blan-


co, otro negro y otro indio. Y mientras los tres lu-
chaban heroicamente contra las olas que intenta-
ban hundir la barca y dejarlos en las aguas del Ca-
ribe cubiertas de tiburones, los náufragos clama-
ban desesperados por el auxilio de la Virgen. Y fue
en ese momento cuando una estatua de María apa-
reció flotando sobre las olas envuelta en gran lu-
minosidad para decirles:

«No tengáis miedo. Saldréis adelante. En mi


corazón, negros, blancos, indios y mestizos, todos
sois iguales y todos os tenéis que amar». (Por eso
dicen que en Cuba nunca hubo problemas raciales).
Cesó la tempestad y los pescadores llevaron la
imagen a la casa de un rico hacendado. Allí se
comenzó a venerar a la Virgen, hasta que unos
meses después desapareció misteriosamente, el
mismo día en que el terrateniente azotó a uno de
sus esclavos.

371
Pasado algún tiempo, en una mina de cobre
de la provincia de Oriente, muy cerca de Santiago,
volvió a aparecer la misma imagen. Esta vez habló
a un grupo de mineros: «Soy la Virgen de la
Caridad del Cobre, y deseo que aquí sea construida
una iglesia». Actualmente el templo se yergue sobre
la antigua mina, en medio del campo, y es lugar
de peregrinación de católicos y de otras religiones.
Esta imagen de la Virgen que se venera bajo la
advocación de la Caridad del Cobre es inferior al
tamaño natural de una señora. Tiene en un brazo
al Niño Jesús, sosteniendo en una de sus manitas
la bola del mundo, y en la otra la Cruz.

La Virgen es de tez pálida, pero cobriza; el


pelo, liso y negro como las indias. Hace sesenta y
cinco años ya fue coronada por Pío XI, siendo
presidente Barnet, fue llevada a cabo esta coronación
por una delegación papal. Veinte años antes, había
sido declarada como Patrona espiritual de Cuba
por el Papa Benedicto XV. Hace unos días, como
todos hemos visto, la Virgen de la Caridad del
Cobre fue llevada en procesión hasta Santiago para
su encuentro con Juan Pablo II, quien en una misa
multitudinaria coronó a la Patrona espiritual de
Cuba.

Como estamos viendo, es admirable y misterioso


que por encima de los huracanes ateos, marxistas y
guerreros, donde la Virgen pisa la tierra, vuelve a
resurgir el triunfo de María, siempre acompañada
de los fieles devotos que proclaman su auxilio para

372
consolarse un poco de tanta injusticia y tanto
sufrimiento como les deparan los hombres tiranos
que niegan la existencia de Dios.

Hace pocos días, cuando le daba unas


monedas a un pobre mendigo, se me ocurrió
preguntarle si creía en Dios, y después de contarme
una historia muy triste, me dijo: «Sí, claro, quién
puede pensar que después de tanta humillación,
de tanto sufrimiento y de tanta injusticia como nos
hacen los poderosos y ladrones, no ha de existir
un juicio justo en el que cada uno pague o reciba
por lo que ha hecho en esta vida».

Publicado en «LA VOZ DE AVILÉS» 31-Enero-1998

373
126.- ABORTO Y TERRORISMO

Julián Marías nos decía hace poco cómo le aco-


metía la tentación de hacer una lista enumerando
los hombres intelectuales y creyentes que nunca se
habían pronunciado sobre el aborto. Pienso que el
silencio ante las injusticias lleva consigo el miedo
o la complicidad. El hombre valiente y sincero que
sabe poner el dedo en la llaga, siempre ha tenido
grandes amigos y enemigos feroces. Seguir la co-
rriente del mundo sin rupturas puede ser muy có-
modo, pero nunca dejará de ser una poquedad co-
barde.

Conforme a los datos de la Subcomisión de


Familia y Vida -que preside monseñor Rodríguez-
, ya son más de 300.000 los abortos practicados en
nuestro país al amparo de la legislación, en vigor
desde 1985. Pienso y creo que se trata de la mayor
lacra que sufre la humanidad, sin saberlo: «Buscad
el Reino de Dios y su justicia, y lo demás os será
dado por añadidura» (San Mateo c6, v33). Y yo
digo: Vulnerad el Reino de Dios y su justicia y los
desmanes y desgracias los recibiréis por aditamento.

Hace un momento que salí de la iglesia de los


jesuitas lleno de pena e indignación. El celebrante
nos ha dicho que pidiéramos por un concejal del
PP y su esposa, asesinados vilmente en Sevilla esta
madrugada. No hago ningún comentario sobre las
víctimas y los tres huérfanos que han dejado,
porque todos estáis mejor informados que yo. Pero

374
sí me parece que el miedo y la desgracia están
ensombreciendo España.

Pues todos los políticos sin escolta -y los que


decimos las verdades- estamos amenazados de
muerte. Y todo el mundo les carga la culpa
completa a los etarras. No es así. Los políticos
tienen todo el poder en sus manos para evitarlo.
Las guerras las ganan los que tienen mayor
contingente y mejores armas.

ETA no tiene nada en comparación con


nuestro Ejército y nuestras fuerzas de Seguridad;
lo que tiene ETA es una legislación muy favorable
para cometer crímenes impunemente. Ellos saben
que la policía no tiene autoridad para dispararles
si antes no lo hacen ellos. También saben que si
les cogen y les lesionan tienen derecho a un juicio
muy severo en favor de los malvados culpables.

Y si van a las cárceles, son hoteles con algunas


estrellas. A pesar de todo no somos a favor de un
GAL sin justicia y sin ley. Anteayer confesaba yo con
un santo sacerdote que me dirige espiritualmente, y
al decirle que tenía ideas perturbadoras pensando
en que debieran ser fusilados todos los que
premeditadamente asesinan a su prójimo sin
ningún motivo, me dijo:

«Eso no es pecado. Es justicia. Sepa usted


cómo Dios ha dejado legislado en el Antiguo
Testamento el deber de dar muerte al que
premeditadamente le ha dado muerte a su hermano

375
(Éxodo c21, v14). Y Jesús en sus parábolas los
condena a muerte de cuerpo y de alma (San Mateo
c21, v41)».

Padre -le dije-, no hay que perdonar setenta


veces siete. «Así es -me dijo- para los que se
arrepienten y piden perdón. Pero Dios siempre
quiere de los males el menos. Sepa usted que
algunos santos han dado una explicación bien clara
al problema que usted me plantea: Si un hombre
tiene una mano gangrenada, pese a la estima y
necesidad que tiene de la misma, rápidamente
decide amputarla para evitar la pérdida del cuerpo
entero; todos los seres humanos somos miembros
vivos del cuerpo místico de Jesucristo, y los
pecados que se cometen en el mundo los pagamos
todos.

Nos quejamos del paro, del sida, del terrorismo


y de la droga, pero el crimen del aborto ya les parece
normal a muchos millones de españoles, y ese
pecado mortal puede ser el móvil de tantas
desgracias. Piense que por cada uno que mata la
ETA, legalmente los políticos permiten más de cien
crímenes de niños inocentes. Rece mucho, hijo mío,
rece mucho para que Dios nos perdone a todos, y
ahora prepárese para recibir la absolución».

Publicado en «LA VOZ DE AVILÉS» 1-Febrero-1998

376
127.- MEDITACIONES

Misterioso resulta pensar en lo que Jesús habrá


hecho los primeros treinta años de su vida privada.
El Evangelio no nos dice nada de su convivencia
familiar ni de su trabajo personal. Sólo sabemos
que estaba sujeto a sus padres. También sabemos
que sus padres lo buscaban apenados cuando el
niño se quedó en el templo para explicarles las
Escrituras a los doctores, y éstos se quedaban
admirados de su sabiduría. ¿Cómo serían las
tertulias de Jesús con María y José? ¿De qué trataría
con sus padres? ¿Dónde y en qué pasaría los ratos
de ocio si es que los tenía?. Mis ojos daría por pasar
un día con esa Familia y hacerle preguntas a Él.

¿Fue alfabetizado Jesús?. Creo que no. En la


aldea de Nazaret no existían colegios. Sólo había
una sinagoga donde se reunían los doctores judíos
para disertar sobre las Escrituras y bendecir a Dios,
y siendo Jesús hijo de un carpintero y una mujer
dedicada a sus labores hogareños, no podía
permitirse el lujo de ser internado en un colegio o
pagar una pensión completa en alguna fonda.

¿Jugaba Jesús con los pobres niños de


Nazaret? ¿Se comportaba como un niño más?.
Pienso que sí. Pero ha tenido que sufrir al no
encontrar alternativa a su prodigioso talento como
hombre genial y como Dios. ¿También tenía que
encubrir su infinita sabiduría con sus padres?.
Claro que sí. Él tenía que dar ejemplo de amor y
no podía mostrar en ningún momento la distancia

377
intelectual que lo separaba de unos padres
humildes que tanto lo querían.

¿Tenía amistades Jesús?. Sin duda alguna.


Lázaro, Marta y María eran sus mejores amigos.
También tenía buena relación con los novios y
familiares que los invitaron a la boda de Caná de
Galilea. Allí hizo el primer milagro. Después de
aquella fecha no había más dudas para muchas
personas. Jesús era el enviado de Dios. Jesús era el
Mesías. Sólo así consiguió transubstanciar unos
500 litros de agua en vino exquisito. Allí
encontramos los católicos el primer motivo para ser
devotos de la Virgen.

María, muy sensible a los problemas ajenos,


se dio cuenta de la humillación que suponía para
los anfitriones de la boda el dejar a los invitados
sin más vino, y Ella sabe que su hijo tiene poder
para remediarlo. Por eso le dijo: «No tienen vino».
Díjole Jesús: «Mujer, ¿qué nos va a ti y a mi?, no ha
llegado mi hora», pero el milagro fue hecho.

Por aquí estamos viendo que sin tratarse de


una necesidad urgente ni siquiera de un milagro
necesario, la influencia de María sobre su Hijo deja
en entredicho los proyectos de Dios. Qué admirables
son esas señoras y señores que viven pegados a
María venerándola constantemente y rezando
rosarios.

Qué bien comprenden cómo María puede


concederles -como intercesora- lo que un Dios justo

378
n o l e s d i s pensaría a los hombres que no lo
merecemos. ¿No serán estos los motivos que le
inducen a Juan Pablo II para rezar los quince
misterios todos los días y decirnos que todo es de
María? ¿No será la santa tenacidad de la Virgen la
que consigue el permiso de su Hijo para venir a la
tierra tantas veces y salvar a millones de almas
diciéndonos las penitencias que tenemos que hacer,
los rosarios que tenemos que rezar, y
profetizándonos algunas cosas que han de suceder,
y otras que sucedieron?. ¡Bendita sea Nuestra
Señora y sus fieles devotos!.

Publicado en «LA VOZ DE AVILÉS» 2-Febrero-1998

379
128.- LLEVE MÁS PAZ A SU CASA

Si no le fuese muy importuno al señor director,


le agradeceríamos mucho que nos concediera un
espacio en su ilustre diario para la carta que sigue:

El próximo día 6 del actual mes, a las 19 horas,


saldrán de Gijón las personas que tenemos en lista
para hacer ejercicios espirituales en el Convento
de las monjas Esclavas, en Latores (Oviedo). Este
retiro termina el domingo -día 8- a las 18 horas. El
sacerdote que los dirige es un misionero de la
unión sacerdotal LUMEN DEI.

Los ejercicios espirituales son en régimen de


internado y silencio, con el mismo método de San
Ignacio de Loyola. Al ejercitante se le dispensa una
habitación individual con cuarto de baño, desayuno,
comida, merienda y cena. También tenemos en
torno al Convento una huerta con arbolado y
jardines para recreo del ejercitante en los ratos de
ocio. Asimismo se le ofrece una biblioteca con los
mejores libros que tiene la Iglesia Católica.

Las conferencias sólo duran 45 minutos, y


penetran en el espíritu como la lluvia en el algodón.
También podrán ver una película misional con los
paisajes más bellos e impresionantes de los Andes
peruanos. El precio total es de seis mil seiscientas
pesetas por persona. Pero los señores o señoras
que se encuentren en paro con dificultades
económicas, así como los indigentes que nada

380
pueden pagar, para ellos tenemos reservadas 20
becas para evitarles el menor estipendio.

Me permito decirle al que nunca ha hecho


ejercicios espirituales con Lumen Dei, que no
pierda la mejor experiencia que puede
experimentar. Pues ese desabrimiento o acidia que
suele aparecer los lunes, después de un fin de
semana parlador y eufórico, con los ejercicios
espirituales, amanece un lunes lleno de alegría
incontenible y de paz que se adentra en el espíritu
y se transmite en muchos hogares donde antes sólo
había desavenencias y proyectos de rupturas
matrimoniales, con el consabido desamor que tan
injustamente han de sufrir los hijos. Por eso le
decimos: lleve más paz a su casa.

Los que deseen participar en la oferta que les


hacemos, pueden ponerse en contacto con nosotros
a través de los teléfonos: 534 40 33 y 534 79 74.

Atentamente,

ANTONIO COLAO GRANDA


Delegado de la Unión Sacerdotal LUMEN DEI

Publicada en «EL COMERCIO» 5-Febrero-1998

381
129.- MANUEL CEDEIRO

Jesús Manuel Cedeiro es un joven gijonés de


18 años. Dios le ha concedido un rostro majestuoso
y una mirada limpia y serena. La sonrisa en su boca
le adiciona el conjunto de una faz bien sublime por
la ferviente devoción que tiene a la Virgen María.
Seis meses después de haber nacido, los médicos
le diagnosticaron una distrofia muscular espinal
que se conoce como «Werdnig-Hoffman». Jesús se
dio cuenta de su invalidez pocos años después.
Pero antes de conocer la gravedad de su dolencia,
sus buenos padres ya le habían enseñado el
Evangelio de las Bienaventuranzas.

Y junto a la cruz con que ha llegado al mundo,


siente el privilegio de vivir siempre pegado a su
Dios Salvador. Seis veces lo han llevado a Lourdes
para que pudiera conocer las glorias de María. Allí
tuvo contacto con otros pacientes de mayor y menor
gravedad. «Voy -nos dice- con una asociación que
se dedica a organizar una peregrinación de
enfermos al santuario cada primavera. Lourdes es
el lugar en donde aprecio bien qué es la fe y la
devoción a la Virgen María».

Jesús estudia el tercero de BUP en el Instituto


del Piles con las mejores notas. Sus padres nunca
le han oído decir qué aburrido o qué amargado
estoy. Él sabe que la tristeza es fruto de Satanás, y
para ahuyentarla, nada mejor -nos dice- que rezarle
un rosario a María. Jesús quiere estudiar Medicina,
para «poder dedicarme a la investigación». Cuando
sus profesores llegan al colegio con el peso de la

382
madrugada y el trabajo que les espera, Jesús les
abre las puertas del buen humor y la alegría con la
sonrisa y el candor angelical que siempre refleja
su rostro paciente y sereno.

Jesús no desperdicia el tiempo. Entre sus


aficiones, se encuentra la lectura de libros religiosos
e históricos. También escucha música clásica y
española. Dibuja paisajes y tiene como optativa el
Diseño Artístico. Igualmente le gustan las asignaturas
correspondientes a las ciencias puras. Y en estos días
se acrecentó más su felicidad al encontrarse entre los
veinte jóvenes que fueron confirmados por el obispo
auxiliar, monseñor Atilano Rodríguez.

Dos ilusiones más espera realizar: Viajar a


Tierra Santa para conocer «in situ» los Santos
Lugares donde Jesús nos enseñó a vivir como hijos
de Dios y amándonos como hermanos que somos.
También espera conocer personalmente a Juan
Pablo II y recibir la bendición del guía moral y
espiritual de toda la humanidad. Ese santo gigante
que tal vez a Jesús le toque venerarlo en los altares.

Este joven tiene muy clara su opinión sobre


la eutanasia. Él sabe que la vida es un don de Dios,
por el cual tenemos que darle gracias todos los días,
y cuidarle hasta el último aliento que Jesús nos
conceda. Pues en esta vida efímera y espinosa,
vivida cristianamente, está implícita la salvación
de nuestras almas y la eterna felicidad; por eso
Jesús Manuel rechaza totalmente la eutanasia.

Publicado en «LA VOZ DE AVILÉS» 6-Febrero-1998

383
130.- YO NO LA MATARÍA

La noticia todos la conocemos, Karla Tucker


ha sido ejecutada en Texas con la anuencia del
gobe rnador, George Bush. Juan Pablo II había
intercedido hace unos días ante la máxima autoridad
tejana para evitar la ejecución de la joven, pero la
clemencia solicitada por el Vaticano no encontró
eco ante quien le correspondía la última decisión.
Y pese a que cuando el reo persiste en seguir
asesinando no estoy en contra de la pena capital,
sí me parece más venganza que justicia la inyección
letal que terminó con la vida de Karla.

D e s p u é s d e dieciséis años encarcelada,


sufriendo el aislamiento de toda la sociedad y
familia, resignada ante el menosprecio de los
carceleros; totalmente arrepentida de los dos
crímenes que había cometido, bien podían atender
sus súplicas proclamando la continuación de su
vida en la cárcel. Pues todo ser humano tiene
derecho al perdón cuando contritamente se
arrepiente y lo confiesa.

Karla Tucker estaba totalmente arrepentida.


Sus últimas palabras nos muestran un corazón
contrito y amoroso: «Los amo a todos. Todo el
mundo ha sido gentil conmigo. Ahora estaré frente
a Jesús. Gracias. Han sido muy buenos y los veré
cuando vengan allá». Esto les dijo a los que
clamaban por su vida y también a los que no la
perdonaron a ella, sin perder la serenidad ni la

384
sonrisa, lo que nos muestra una personalidad
sobresaliente con gran equilibrio mental.
Y cuando el talento de un criminal se transforma
en sentido cristiano, hay que saber aprovecharlo para
que el converso pueda testimoniar el resto de su
vida la experiencia dolorosa del mal cometido, y
el gozo que disfruta del bien apostólico que no
cesa de hacer a nivel internacional. Las
manifestaciones verbales y escritas de San Pablo,
se han convertido en Palabra de Dios, y proceden
de un ex criminal.

El deseo incontenible de exterminar con los


cristianos, la inteligencia y estrategia con que hacía
las persecuciones en busca de católicos, el coraje y
perseverancia en practicar el mal; todo en suma,
fue desterrado de su privilegiado cerebro cuando
Cristo le preguntó el porqué le perseguía. El
resultado de su conversión, todos lo conocemos.
San Pablo ha sido y seguirá siendo siempre el
caballero paladín y el santo que más brilla en la
Iglesia.

Y a pesar del odio que albergaba en su corazón


contra el mismo Cristo, el Señor le concedió el perdón
y aprovechó sus excelentes cualidades para extender
su Reino. Aprendamos del único Maestro y el único
Señor, y cuando todos los hombres se convenzan de
que así tiene que ser, empezaremos a entendernos y
el mundo cambiará. Hora va siendo para saber que
todos los métodos empleados por el hombre hasta el
día de hoy, lejos de resolver los graves problemas de
la Humanidad, los viene acrecentando, sólo la ciencia

385
de Jesús los puede resolver. Por eso, pensando en
Jesús y en San Pablo, yo no mataría a Karla.

Publicado en «LA VOZ DE AVILÉS» 7-Febrero-1998

386
131.- EVA LAVALLIÈRE

Estupefacto me quedé leyendo la biografía de


Eva Lavallière. Estrella ídolo de París, coronada
con todos los triunfos humanos, en el mejor apogeo
de su carrera artística, cuando tenía deslumbrada
a Europa con sus éxitos, cuando a su lado sentía la
admiración de los monarcas y grandes del mundo;
ese relámpago misterioso del Espíritu Santo, le
prodiga la luz suficiente para encontrarse con
Cristo y seguirle con esmero heroico y pasión
incontenible.

La catolización de Eva Lavallière nos parece


más misteriosa y admirable que la conversión de
La Magdalena. Téngase en cuenta que la persona
corpórea de Jesucristo desapareció hace dos mil
años, y Eva sólo la encuentra en espíritu y en
verdad, y La Magdalena es más favorecida tanteando
sus pies y oyendo sus palabras. Después de la
conversión de Eva, no existe en su entrega una fecha
de dilación. Conociendo bien lo que Cristo le
pedía, todas sus pompas mundanas, las hace
pulverizar en la hoguera.

Contratada por grandes empresas teatrales y


firmados ya sus contratos, no se le ocurre cumplir
sus convenios. Visita todas las empresas, las
indemniza con justicia -pese a las presiones de los
empresarios- y se despide para siempre, dejando
el palacio de los Campos Elíseos herméticamente
cerrado. Y así, bajando las gradas del escenario,
comenzó subiendo la costana escalera de la Cruz.

387
Atrás quedaron los coches que frenaban ante el suyo
para poder contemplar mejor la belleza de una
estrella sin par.

Un día recibe un bellísimo ramo de rosas, su


flor preferida. «Saca esas flores de casa -ordena
emocionada a Leonilda-. ¡Sácalas, no quiero verlas!
¡Cuán miserable fui entrando en la vida de ese
hombre y haciendo sufrir a su esposa!... ¡Que Dios
me perdone!». Y cuando el productor -Roberto-
consigue acercarse a la religiosa, ésta sólo le dice:
«Soy feliz... No podría medir mi dicha. Diga a
quienes le hablen de mí, que ha visto a la persona
más completamente feliz... Soy feliz no a pesar de
mis sufrimientos, sino a causa de ellos...». El
productor, volviendo su vista atrás al despedirse,
le dijo en voz alta: «Feliz artista que de la escena
rodó al altar».

Sobre aquélla que fue «una de las más atrayentes


y fascinadoras glorias del teatro, no sustituida
aún», la que antes tenía que cambiar cada doce
meses el pavimento de su palacio de los Elíseos
porque se aburría de ver la misma solería, ahora
lleva ropas de mendiga, y viaja de pie en los
pasillos de coches de tercera. ¡Oh, y aquella piscina
de los Campos Elíseos, envidiada por toda
Francia!.

Un día en África, donde nadie la conoce y se


hace pasar por Eugenia Fenoglio, su nombre de
bautismo, le regalan un paquete. Lo desata y se
encuentra con una preciosa caja de jabones. Y en la

388
envoltura de cada pastilla hay un retrato suyo con
esta inscripción en francés y árabe: «Inmejorable
para el cutis, usando por la artista Eva Lavallière».

Sólo un milagro como el de Lázaro nos puede


hacer creer que esta gran artista, altiva e irónica,
llegando a despreciar a don Alfonso XII al no
dirigirle la vista cuando al llegar con unos minutos
de demora a su actuación escénica, después de
ponerse todos en pie para aplaudirle, Eva se negó
a recibirlo.

¿Cómo pudo abrirse tal abismo entre la


comedia y el altar? ¿Cómo pudo construirse tan
gran barrera entre la estrella teatral y la santa?.
Después de doce años transcurridos desde aquel
19 de julio en el que llegó el milagro de su
conversión, no se permitió descender un milímetro
de la línea recta que se propuso con verdadero
heroísmo. Y termina diciendo: «¿Mi propiedad? La
tumba». «¿Quién soy? Un gusano de muladar».
«¿Cómo me llamo? Eso».

Publicado en «LA VOZ DE AVILÉS» 10-Febrero-1998

389
132.- ¿ASÍ ERA JESÚS?

El único vestigio que tenemos de la fisonomía


de Jesús, es el que nos muestra la Sábana Santa, y
todavía existen dudas, faltando la certeza de que
en ese lienzo haya sido envuelto el cuerpo del
Señor. Pero un amable lector de mis escritos, me
hace entrega de una fotocopia donde fue traducido
el documento escrito por el Cónsul de Jerusalén -
Lentolus- en la época de Jesús.

El original de este documento fue encontrado en


Jerusalén por el Emperador Teodosio el Grande, y
guardado en los registros públicos de Poncio Pilato.
Poco después, el Cónsul Lentolus fue ejecutado por
Calígula con motivo de la descripción que hizo de
Jesús. Y el documento original se encuentra en los
archivos de la Universidad de Cambridge, en
Inglaterra, y el instrumento susodicho, así dice:

«Ha aparecido entre nosotros una persona de


gran virtud, llamado Jesucristo, a quien el pueblo
declara profeta.

Sus discípulos le llaman el Hijo de Dios. Él


levanta a los muertos, y cura a los enfermos. Es un
hombre alto, con buena presencia. Su apariencia
despierta veneración, y penetra en el alma de aquellos
que lo contemplan, hay algo que afecta a las personas
que le ven, por el amor y reverencia que emana de Él.

Su pelo tiene el color de la avellana madura, y


cae de sus orejas, hasta sus hombros, con un esplendor

390
de encanto. El peinado en una raya en el centro, como
la costumbre de los Nazarenos. Sus cejas son lisas,
con buen aspecto, su cara sin manchas o arrugas, sus
mejillas embellecidas con un rojo suave, su boca y
nariz de perfecta dimensión, su barba gruesa, y del
mismo color que su pelo. Sus brazos bien moldeados
proporcionalmente, y sus manos hermosas y delicadas.
Sus penetrantes ojos muy claros, son rápidos en
reconocer, y toda su apariencia inspira una inocencia
de gran magnitud, y discreción.

E n s u s c ríticas es terrible. En sus


amonestaciones e s b o n d a d o s o , b e n é v o l o y
moderado, con una gravedad agradable que
encanta.

Nunca le han visto reír, sin embargo frecuen-


temente le han visto llorar. Es modesto y humilde.
En resumen: Es difícil de imaginar a una persona
con tanta perfección.»
(Traducido por Gerardo David Story)

Se puede creer o desmentir la descripción que


antecede, pero ¿qué sentido tendría inventar una
mentira que a nadie lesiona o beneficia?. Lo que a
m í m e p a r e c e u n a incógnita es que ningún
evangelista hiciera referencia a la fisonomía del
Maestro, sabiendo que San Juan convivió con Él
hasta su misma muerte. Sea como fuere, esta imagen
que nos detallan de la persona de Jesús, puede
servirnos de referencia en las meditaciones
cotidianas de los fieles devotos del Mesías.

391
Publicado en «LA VOZ DE AVILÉS» 12-Febrero-1998

392
133.- YA ERA BUENO

Si a la bondad innata se le adiciona el estudio


evangélico y la práctica religiosa, con muchas
cruces y poco esfuerzo, no es tan difícil entrar en
el campo de la santidad, y si al dolor se le suma el
ánimo bien templado, la victoria no puede fallar,
porque de todo esto siempre se desprende la
caridad. Y la caridad -nos dice San Pablo- es sufrida
y benévola. No es envidiosa, ni ostentosa, ni
engreída. No es ambiciosa, ni anda tras sus propias
cosas, ni es irritable, ni mal pensada. No se regocija
con el mal, sino que se alegra con la verdad. Lo
sufre todo, todo lo cree, todo lo espera, todo lo
soporta. (1ª Epístola a los Corintios c13, vv4 a 7).

Arguye este prefacio en mi mente pensando


en Juan Pablo II. Hace ahora 53 años se encontraba
en un campo de concentración nazi una joven de
13 años -Edit Zirer-; estaba perdida, vencida por
la enfermedad, devorada por las chinches, a punto
de sucumbir. «Estaba convencida de que había
llegado ya el fin de mi vida. Me desplomé sobre el
suelo, en un rincón de una gran sala donde se
refugiaban decenas de víctimas».

Pero un joven de 25 años, llamado Karol


Vojtyla, la cogió en sus brazos, le dio una taza de
té y un bocadillo de queso, «como si fuera un
ángel, como un sueño caído del cielo», según dice
ella misma. Pero Edit no quería comer, estaba
demasiado exhausta, deseaba morir, y el joven
Vojtyla le obligó. La cogió en sus brazos durante

393
mucho tiempo, kilómetro tras kilómetro, con la nieve
que continuaba cayendo densa, muy densa.

Edit también recuerda que el futuro Papa


llevaba una cazadora marrón, su voz tranquila con
la que le contaba la muerte de sus padres, de su
hermano, de su soledad y de la necesidad de no
flaquear, de luchar para vivir y servir a Dios.
También nos dice esta señora, que actualmente
cuenta 66 años, que «el nombre de Karol Vojtyla
se quedó indeleble en mi memoria». «Karol Vojtyla
me salvó la vida, como un ángel caído del cielo»,
afirma nuevamente la mujer israelí, madre de dos
hijas, que vive hoy en una casa en las faldas del
Monte Carmelo, en las afueras de Haifa.

Edit Zirer, superviviente del campo de con-


centración de Hassak, en Polonia, donde durante
tres años trabajó en la fabricación de municiones,
dice recordar aquel episodio como si fuera ayer, y
así lo ha relatado al diario italiano «Corrieri della
Sera». Este relato de la mujer comienza el 28 de
enero de 1945, cuando los soldados soviéticos li-
beran el campo de concentración donde Edit esta-
ba recluida.

Esta obra de caridad y heroísmo, nos muestra


cómo Juan Pablo II ya era bueno. Ya luchaba por la
misma justicia que actualmente va propagando por
todo el mundo. Y como Dios le ha dado esa bondad
innata y las cruces para purificarlo no le han faltado
nunca, ni tampoco el sentido evangélico y la

394
práctica religiosa, es claro que lleva consigo la
victoria de la santidad.
Pues con su longanimidad y talento ha
conseguido cambiar los escenarios políticos más
poderosos de la Tierra e informarnos a todos de
dónde venimos, a dónde vamos o podemos ir y cuál
es el sentido de nuestras vidas. Si es verdad que
las abejas sacan miel de las flores, el Papa nos
demuestra que él ha sabido sacarla de las espinas.
Esa es la ciencia del cristianismo.

Publicado en «LA VOZ DE AVILÉS» 15-Febrero-1998

395
134.- ASÍ ME LO EXPLICÓ

Un sacerdote amigo, después de relatarme


una historia en la calle, de forma candorosa y afable,
me pidió con insistencia: «Escríbala, escríbala; pues
aunque nadie la crea tiene una gran moraleja». Un
mendigo de espíritu pobre, cuando pernoctaba en
su cabaña, una luz sobrenatural iluminó todo el
habitáculo y se le apareció el Salvador. El Señor le
dijo que tenía que trabajar más para Él. Le mostró
una roca gigante y le ordenó que la empujara
fuertemente todos los días.

El hombre no cejaba en impeler la roca, desde


la salida del sol hasta el ocaso. Y así, días tras día
y año tras año. Cada noche llegaba a su cabaña
dolorido y extenuado, viendo que todos sus
esfuerzos eran en vano. Y observando que el
hombre estaba mostrando señales de desánimo,
Satanás decidió entrar con escena diabólica,
induciéndole a pensamientos como estos: -¿Por
qué agotar tus fuerzas de forma tan absurda?. ¿No
ves que jamás conseguirás mover ese peñasco?.
Piensa que ni siquiera has conseguido arañar la
superficie en tantos años.

Estos pensamientos satánicos entraron en el


hombre sin pensar en los grandes misterios que
han de ser aceptados con la fe. Envuelto en tan
grande dilema, el hombre decidió exponer sus
problemas a Jesús: -Señor, he trabajado muy duro
algunos años sirviéndote como tú me has
mandado, y aún no he conseguido mover la roca

396
ni un solo milímetro. ¿Qué está mal? ¿Por qué estoy
fallando? ¿No he sido fiel y obediente?. Dame una
explicación, Señor.

Jesús, sin tergiversar la razón humana de


aquel hombre fiel y solícito, le respondió compa-
sivamente: «Hijo mío, cuando te pedí que me sir-
vieras y aceptaste, yo te dije que empujaras la roca
con todas tus fuerzas, y eso has hecho. ¡Pero nunca
te mencioné que la movieras!. Tu tarea era empu-
jar con perseverancia, y lo has hecho. Por eso he
permitido a Satanás que te tentara para facilitar-
nos este encuentro. No has hecho nada mal. No has
perdido el tiempo.

Mírate a tí mismo. Estabas entumecido y


perdiendo tus fuerzas. Necesitabas hacer gimnasia.
Ahora has fortalecido tus brazos y tus músculos.
Tu espalda se encuentra vigorosa y bronceada. Tus
manos están callosas y fuertes de la presión
constante, y tus piernas macizas y duras. A través
de la oposición has progresado mucho, y también
tu habilidad para defenderte en la vida y superar
a tus adversarios.

Tu llamamiento fue ser obediente y empujar,


ejercitando tu fe y confianza en mi sabiduría, y eso
es lo que has hecho. Ahora has recibido el premio,
llevando contigo la virtud de la fortaleza y la buena
salud. Mañana, acércate a la roca, empújala con un
solo dedo y Yo la derribaré. Pues quien me
obedece, nunca se equivoca.»

397
Publicado en «LA VOZ DE AVILÉS» 16-Febrero-1998

398
135.- SON ELLOS LOS QUE TIENEN
QUE PEDIR PERDÓN A FRANCO

Señor director: Ha llegado a mí un momento


de repugnancia al leer las declaraciones hechas a
la prensa por un personaje que presume de
católico, donde dice que «la Iglesia debe pedir
perdón por ayudar a Franco». Me parece bien que
le permitan estas expresiones a cualquier
ciudadano, pero también debieran de concedernos
esa libertad a los que tan distinto pensamos.

Y yo creo que todos los católicos que fueron


en contra del franquismo, debieran de pedirle
perdón a Franco por no haberle defendido.

Es verdad que yo nunca fui en contra ni a favor


del Caudillo, pero viendo que España era la novena
potencia mundial en industria y actualmente ya
tenemos 29 naciones por delante, viendo cómo
después de su muerte llegamos de un déficit cero
a 50 billones de deuda pública, viendo cómo sólo
el alcalde Maragall nos dejó el Ayuntamiento de
Barcelona con 500.000 millones de débito, viendo
cómo los 300.000 parados que teníamos con Franco
ascendieron a tres millones, viendo cómo entre
divorciados y concubinatos hay más de un millón
de familias rotas y niños desgraciados, viendo las
lágrimas que se derraman en los hogares con hijos
drogadictos, viendo el hedonismo y la prostitución
de tantas jóvenes inocentes y desgraciadas
después de seguir el mal ejemplo de la televisión
y de los políticos, viendo la corrupción más
desmadrada del último siglo, con el ex director de

399
la Guardia Civil a la cabeza, viendo que de tres mil
reclusos pasamos a 50.000, viendo que más de otro
millón tendrían que estar en la cárcel, viendo que
ETA se viene burlando de todos los españoles y
lleva más de mil hombres asesinados, viendo esos
hogares llorando el resto de sus vidas, cuando en
verdad Franco hubiera evitado el 90 por ciento de
esos crímenes horrorosos, viendo que unos 400.000
niños que hoy andarían por los colegios
disfrutando de la vida y que han sido abortados
por no vivir Franco, viendo que con esta «libertad»
no se puede andar de noche por las calles, viendo
la tranquilidad y el verdadero progreso que
perdimos para siempre, viendo que España perdió
la cabeza, la paz y el respeto, tengo que llorar a
Franco el resto de mi vida y maldecir el día que
salió de El Pardo para no volver más.

Y allí en El Pardo yo vi en aquel museo una


fotografía de Juan XXIII dedicada cariñosamente,
con puño y letra de aquel gran Papa al Caudillo
Franco. También vi a Pablo VI, después de leer el
testamento de Franco, avenirse un poco al hombre
que más evangelizó España con su ejemplo. Uno
de los jefes de Estado más católicos y honrados del
mundo.

Por eso los católicos que fueron en su contra,


ahora es el momento de pedirle perdón a Franco.
¿No es suficiente motivo para ser franquista
sabiendo que con él salvaríamos de la muerte
400.000 niños y mil padres de familia? ¿Dónde está
la religión y la conciencia de esos católicos que no
tienen ojos para ver?.

400
Publicado en «LA VOZ DE AVILÉS» 20-Febrero-1998

401
136.- ¿CÓMO DEBEMOS DE
ENFRENTAR EL DOLOR?

Pienso que las tribulaciones y el dolor se


vienen acrecentando en el mundo. También se
puede pensar que los sucesos son más ostensibles
debido al relampagueo de las noticias. Pero la
mayoría de las personas con quien me relaciono no
cesan de exponerme problemas de toda índole y
hacerme saber los infortunios de tantos otros. Y lo
más triste es que poquísimos saben aprovechar el
sufrimiento como Dios y los santos nos mandan.

Los medios científicos que existen para


mitigar las penas y el dolor no bastan. Por encima
del orden físico está el método moral de la virtud.
El mundo de hoy -egoísta y ateo- no quiere apreciar
los bienes espirituales. Prefieren los modelos
intelectuales a la virtud. Y, sin embargo, ante Dios
y ante los mismos hombres no hay nada que se
pueda comparar a la belleza de la moral y la
honradez. Jesucristo nos enseña a convertir el dolor
y las tribulaciones en gozo.

¿Quién no tiene envidia mirando al Padre


Damián, apóstol de los leprosos hasta contraer esa
terrible enfermedad y salir limpio de cuerpo y de
alma para la gloria eterna. Frente a este hombre, el
mundo materialista y ateo no tiene más remedio
que descubrirse y bajar la cabeza avergonzado. No
existe nada más urgente que convencerse de que
la virtud moral es la base y fundamento de la vida

402
humana, la garantía indispensable de la felicidad
que todos buscamos.

El hombre que no comprende la necesidad de


la virtud es un ser incivil y diabólico. Téngase en
cuenta que si ponemos fin a la virtud, la sociedad
en el mundo se haría imposible. Pues lejos de ser
un conjunto de seres civilizados que buscan el bien
común, seríamos una jauría de fieras desenfrenadas
que mutuamente se despedazan. Pienso que sólo
el buen cristiano -por ser hombre de Cristo- puede
soportar la violencia y la tiranía sin perder el tesoro
de la virtud.

El cuerpo humano puede ser violentado en


cualquier momento, pero la voluntad siempre
queda incólume, porque el ánimo de hacer el bien
está respaldado y garantizado por Dios; por eso Él
permite y nos conviene llevar siempre una astilla
de su Cruz con el gozo que les promete a los
sedientos de justicia, sabiendo que el dolor nos
ayuda a conseguir nuestra perfección moral y a
combatir los pecados, considerándolo como un
gran beneficio.

Este es el papel del dolor: un medio de expiación


de nuestras culpas pasadas y de prevención contra
las futuras, un gran medio de elevación moral. Y
dice el Santo Cura de Ars: «Nos quejamos de sufrir
y más bien tenemos motivos para quejarnos de no
sufrir, toda vez que nada nos hace más semejantes
a Jesús que llevar su Cruz». Y seguimos con San
Pablo de la Cruz: «Estando unidos al leño de la

403
santa cruz no naufragaremos, sino que llegaremos
seguros al puerto de salvación».

Estos personajes históricos e ingentes que han


analizado profundamente el misterio del dolor, han
conseguido, al menos, el mejor lenitivo para
llevarlo con alegría y convertirlo en voluntad de
triunfo. Se puede convenir con ellos o no, pero en
ese «no» está implícita la rebeldía, la desesperación
y el incremento desmedido de todos los males; por
eso nos preguntamos: ¿cómo debemos de enfrentar
el dolor?.

Publicado en «LA VOZ DE AVILÉS» 20-Febrero-1998

404
137.- BAROJA, SOPEÑA Y FIDEL

Cuando ya estaba sucumbiendo don Pío


Baroja en su lecho de muerte, rodeado de libros y
endiablado con la Iglesia Católica por no someterse
nunca a su Magisterio, asistió a visitarle don
Federico Sopeña, un ilustre sacerdote que se
encontraba entre sus mejores amigos. Sopeña era
un hombre elegido por Dios con esa sabiduría
sublime que sólo la puede poseer el cristiano
cuando directamente le baja de lo alto. Pues,
además de ser cultísimo, era buen escritor y tenía
una gran sensibilidad espiritual y artística.

Era un experto en las artes. Fue un músico


extraordinario. También llegó a ser director de la
Real Academia de Bellas Artes y del Museo del
Prado, y como era consciente del anticlericalismo
de Baroja, y no quería perturbar al amigo moribundo,
ni le hablaba de Dios ni se levantaba del sillón
donde estaba sentado a los pies de la cama. Pero,
como había leído todas las obras de Baroja, había
descubierto que don Pío llevaba consigo el temor
de que Dios existiera y el infierno no fuese
inventado por los curas.

Por fin, al despedirse, sabiendo los dos que


ya no volverían a verse, el padre Sopeña, jugando
la primera y última carta, le invitó a recibir la
extremaunción. Don Pío le miró de forma despectiva
a don Federico, y tras unos segundos de silencio,
venciendo el mayor aguijón del orgullo y
queriendo no hacerlo, le dijo: «De acuerdo,

405
Federico, creo en Dios. Pero que conste que la
mayoría de los curas me parecen unos falsos, unos
hipócritas, unos fariseos y unos mamarrachos».
Después, se quitó la boina que siempre llevaba
encasquetada, y lagrimeando sus ojos, le pidió que
borrara todo lo dicho, confesó sus añosos pecados
y recibió la extremaunción.

Sin ánimo de parangonar al dictador tirano -


Fidel Castro- con don Pío Baroja, pienso que al
señor Castro le está sucediendo algo semejante en
lo que a Dios respecta. Pues hace unos días lo vi
en directo por TV, y además de su cuerpo haber
languidecido bastante, su rostro macilento me
parece el prenuncio de una enfermedad irreversible,
y ésto sólo lo sabe Fidel y sus médicos de cabecera.
¿Quién puede ignorar que al señor Castro siempre
le han importado un bledo el Papa, el Vaticano, la
Religión y la moral?.

Y ahora, sabiendo que Cuba es él, y huyendo


de la humillación que le supone el poco tiempo
que le queda para seguir arruinando, vejando y
sometiendo la nación a los caprichos de su
altanería, se acercó al Vaticano, llevó al Papa de la
paz a su tierra, asistió a la Misa papal, acarició al
Pontífice y liberó más de 300 presos, intentando
mostrar al mundo lo que nunca ha sucedido en los
38 años de castrismo.

Pero sigo pensando que algo hay de verdad


en lo más hondo de su alma: el jesuita P. José María
Patac, residente en el Colegio de la Inmaculada de

406
Gijón, nos ha dicho el buen comportamiento de
Fidel Castro cuando era su alumno en Cuba, los
rosarios que rezaban juntos y la buena amistad que
les unía. Y ese cuño que la Virgen deja impreso en
el corazón de un niño, no pocas veces se despierta
cuando ya no encontramos refugio en la Tierra y
sólo la Madre del cielo nos lo ofrece. Esto es lo
único que me parece verdadero en lo poco que le
queda al dictador tirano.

Publicado en «LA VOZ DE AVILÉS» 22-Febrero-1998

407
138.- LA ENFERMEDAD
La enfermedad es un mal indeseado. Algo que
afecta negativamente a la naturaleza de la persona,
pero es de observar cómo las dolencias incrementan
la naturalidad del hombre, y cómo lo apartan del
pecado y de la altanería. También es muy frecuente
que una enfermedad nos haga llegar a ese estado
de gracia que nunca habíamos experimentado. Los
santos consideran que la enfermedad, como la
salud, es un don de Dios, cada uno con distinta
misión: la buena salud es para disfrutarla
ayudando a las múltiples necesidades del que no
la tiene.

La enfermedad es para santificarnos con mayor


premura, porque nos desprende del amor a las cosas
terrenas y de los placeres sensuales. Nos muestra
nuestras debilidades y nos desengaña de nuestro
propio juicio. Una enfermedad irreversible nos
impide pensar como los hombres de la tierra, y no
pocas veces nos pone en contacto con el Autor de la
vida. Por eso el mayor místico del siglo XX -beato
Fray María Rafael-, cuando una diabetes galopante le
estaba fulminando la vida a sus 27 años, nos dijo:
«Benditas lágrimas, penas y enfermedades que son
nuestro tesoro. ¡Qué bueno es tener que sufrir!».

San Alfonso María de Ligorio insiste en estas


mismas ideas, considerando la enfermedad como
piedra de toque para averiguar el grado de virtud
de la persona que la padece. He aquí sus propias
palabras: «La enfermedad es para amortiguar el
ardor impetuoso y disminuir las fuerzas de la
carne, nuestro mayor enemigo; para recordarnos

408
que estamos aquí abajo en un lugar de destierro y
que el cielo es nuestra verdadera patria».
Hoy le leído un artículo del ilustre columnista
Manuel Barrios, donde alude a su postración
actual, que incluye toda clase de «episodios»
físicos y psíquicos, desde la insuficiencia
respiratoria a un desvanecimiento con pérdida
absoluta de toda actividad motriz. Y es de observar
cómo -que yo sepa- por primera vez nos habla de
Dios, del Verbo, de San Juan evangelista, de la vida
eterna, del honor como patrimonio del alma.
También nos dice que el alma sólo es de Dios. Por
aquí vemos cómo una enfermedad que le hace
sentirse en los umbrales de la muerte, constituye
para él uno de los instantes más preciosos de su
vida.

Y decía San Vicente de Paúl: «Si conociésemos


el precioso tesoro de las enfermedades, las recibi-
ríamos con aquella alegría con que se reciben los
más insignes beneficios». Por lo cual, hallándose
el santo trabajado continuamente por tantas enfer-
medades que a menudo no le dejaban reposo ni de
día ni de noche, lo soportaba todo con tal paz y
serenidad de rostro, sin nunca quejarse, que se di-
ría que no padecía mal alguno.

Son muchas las razones que podríamos añadir,


sin ignorar que la enfermedad es un mal que ha
sido introducido en el mundo contra la primitiva
voluntad de Dios al crear el género humano. Dicho
esto, si la aceptamos con el mismo amor que Dios
nos la envía como fraterna corrección, podremos
convertir la dolencia en el mayor bien de todos los
favores que Jesús nos dispensa. Y yo me pregunto:
¿de qué nos sirve pensar lo contrario?.

409
Publicado en «LA VOZ DE AVILÉS» 24-Febrero-1998

410
139.- LA CUARESMA

Han llegado las fechas en que la Iglesia


preceptúa que se ayune ciertos días en memoria
de los cuarenta que ayunó el Señor en el desierto.
E l p r ó x i m o d omingo, los buenos sacerdotes,
disertarán en sus homilías sobre las tentaciones
vencidas por Jesús en compañía del diablo. El
Evangelio de Lucas (c4, vv 1 a 13) nos dice que
«Jesús iba lleno del Espíritu Santo», dándonos a
entender que las tentaciones se pueden vencer
cuando estamos limpios de pecado y le permitimos
al Paráclito que repose sobre nuestras almas.

Después de cuarenta días sin comer, Jesús


tuvo hambre, y Satanás le hace dos proposiciones
con razonable apariencia: «Si eres el Hijo de Dios,
di que estas piedras se conviertan en pan». Pero
Jesús no cayó en la presunción de mostrarle a Satán
su poder celestial. Nadie mejor que Lucifer sabía
de quién se trataba. Tampoco el hambre voraz que
Jesús soportaba consiguió vencerle convirtiendo
las piedras en pan y saciando el apetito desmedido
que tenía.

Sigue en el mismo Evangelio una oferta


diabólica y muy apetecible para el hombre mundano,
como lo eran todos los reinos del mundo que le
ofrecía Lucifer si Jesús le adoraba, y el diablo
pertinaz continua tentándole, pero terminó más
endemoniado que estaba y se retiró, dejando al
Señor con la paz y la paciencia que nunca le faltó.

411
Las tentaciones son muy buenas cuando se
vencen; por eso Jesús no nos manda pedir para
ahuyentar las atracciones impúdicas, sólo nos
manda orar para no caer en las artimañas que nos
tiende el diablo. La tentación es algo así como el
examen de una asignatura. El que se esfuerza día
tras día y semana tras semana, cumpliendo con su
deber de estudiante, con gran satisfacción le
muestra al profesor cómo avanza en busca del
título merecido.

Esto es lo que sucede en el cristianismo,


cuando en algunas horas de ocio nos sacrificamos
haciendo oración y viviendo en estado de gracia,
el examen que el diablo nos hace y Dios le permite
llevarlo a la práctica, es un éxito para el que día
tras día y semana tras semana, ha perseverado en
el cumplimiento de los preceptos de Jesús, y esa
resistencia a las tentaciones son las que nos otorgan
la corona o el «título» para la salvación eterna.

Comprendo que todo esto pueda parecer muy


pueril, pero el ordenador me muestra cómo Dios
nos habla del diablo 113 veces, y la forma que tiene
de tentarnos se puede multiplicar por millones.

A San Ignacio de Loyola, viendo el demonio


que las tentaciones normales eran inútiles, de las
cinco horas que reposaba en la cama, tres las pasa-
ba alabando a Jesús; entretanto, su cuerpo iba lan-
guideciendo y su fortaleza física y psíquica se des-
vanecían, llegando a pensar que tendría que dejar
la fundación, hasta que se dio cuenta de que las

412
tres horas de alabanza que diariamente le hacía a
Jesús privándose del sueño recuperador, eran una
tentación del mismo diablo para destruirle tan pro-
ba labor.

Téngase en cuenta que el demonio, antes de ser


arrojado al abismo, fue un ángel con inteligencia
sobrenatural. Y ahora, esa sabiduría sobrehumana, la
emplea para condenarnos a todos como lo está él.

Publicado en «LA VOZ DE AVILÉS» 27-Febrero-1998

413
140.- LA MUERTE

Muerte es la palabra más triste que se encuentra


en el diccionario. La que nos llena de asombro y
desconsuelo a la mayor parte de los seres humanos,
sin excluir a los creyentes que viven alejados de la
santidad. Pienso que para enfrentarla con amor y
dulzura es imprescindible renunciar a todos los
placeres terrenos, porque «el placer de morir sin
pena, merece la pena de vivir sin placer» (Teresa
de Ávila). Son innumerables las formas que cada
uno tiene de ver el término de su vida.

Desde los que no esperan nada a cambio de una


vida disoluta, que fueron viviendo hasta llegar al
desvanecimiento total del vigor deleitoso, hasta los
que esperan la supervivencia del alma en un más allá;
casi todos viven pegados a la vida terrena como la
lapa se adhiere al peñasco. Sólo los santos gigantes
que han cumplido literalmente el Evangelio, desean
y esperan de forma vehemente dejar el purgatorio que
han querido vivir por amor a Cristo y al prójimo, para
encontrarse con Jesús cara a cara sin recelo y sin
miedo.

He ahí donde encontramos expresiones tan


contundentes, poéticas y sinceras como éstas: «Oh
muerte ven escondida / Que no te sienta venir, /
por que el placer de morir / no me vuelva a dar la
vida» (Santa y Doctora de Ávila). Tengo para mí
que la muerte, para los que se dicen ateos, debiera
de ser el seguro de vuelta a la nada, y la nada, nadie

414
tiene por qué temerla. Y son precisamente los
increyentes a los que más les perturba la muerte.
Esto me parece que está implícito en las
evidentes dudas que subyacen en el trasfondo del
alma, por no haberse planteado nunca el «sí» o el
«no». Y es que averiguar y saber implica
responsabilidad, y a lo loco se vive mejor
temporalmente. Pero cuando llega la hora de atravesar
el oscuro y enigmático túnel, surge la desesperación
y el pánico, si bien hay enfermedades tan dolorosas
que, a fuerza de agobio, algunos llevan a invocar a la
muerte para verse libres de las penalidades y
sufrimientos de la vida. Estos son los que nunca han
meditado la pasión de Jesús ni saben el porqué ha
tenido que padecerla.

Pero los ejemplos de paz y serenidad ante la


muerte podrían multiplicarse por millares. Las
últimas palabras del santo teólogo Francisco
Suárez nos dicen así: «Nunca hubiera creído que
fuera tan dulce morir». Y al acudir el P. José
Pignatelli a la cabecera de su hermano Nicolás -
moribundo- pudo escuchar de los labios de éste,
radiante de alegría: «¡Oh, querido hermano, cuán
dulce es morir!».

El famoso orador de Nuestra Señora de París,


P. Ravignan, exclamó a punto de morir: «¡Morir!
¡Qué dicha!. La he deseado quizá demasiado; pero
Dios sabe que más que por dejar de sufrir, por ir a
verle al cielo». Y la Santa y Doctora de la Iglesia -y
patrona de las misiones-, Teresita del Niño Jesús,
moribunda contestó al médico que le preguntaba
si estaba resignada para morir: «¿Resignada?

415
Resignación se necesita para vivir; pero para morir
lo que experimento es una alegría indecible».

Publicado en «LA VOZ DE AVILÉS» 28-Febrero-1998

416
141.- RECUERDO TEMPORAL

Han pasado diez años después de la muerte


de nuestro hijo tan queridísimo. Un instante
fatídico en el que Dios permitió que su coche se
estrellara contra un camión cargado de madera. Lo
queríamos demasiado y Dios y es celoso. Feliz era
cuando me sentaba a la mesa con mi hijo. Dichoso
me sentía cuando viajábamos juntos. Orgulloso
parecía cuando contemplaba su elegancia.
Embelesado leyendo sus artículos en la prensa y
viendo cómo estudiaba el tercer año de Derecho.

Pero como la felicidad es casi tan fugitiva


como el relámpago, nuestro hijo no cesaba de ver
películas y escribir guiones. Pronto me di cuenta
de que esa era su ardiente vocación. Traté de
persuadirle para que se olvidara del cine. -Creo hijo
mío -le dije- que tendrás un buen porvenir
terminando la carrera de Derecho y dedicándote a
defender la justicia y también a escribir. Puedes
ser un literato aceptable, lo haces muy bien.

Bajando la vista con tierna humildad y esa


sumisión que todos los hijos les deben a sus
padres, me dijo: «No puedo aguantar más, papá.
Mi vida es el cine. Ya estoy matriculado en Madrid
y el próximo mes empiezo los estudios. Sé que te
disgusto mucho, pero estoy dispuesto a quemar mi
vida por el cine. Es toda mi ilusión».

Me quedé consternado. No era la separación


lo que más me entristecía. Era, sí, el ver a un joven

417
tan atractivo envuelto en la lascivia que tanto
pecado despierta en el mundo artístico. Luego
tuvimos la oportunidad de verle en algunos
cortometrajes en los cines de Avilés y Gijón. Todo
era pena para nosotros. Nuestra hija y algunas
amigas también fueron a verle haciendo teatro en
Madrid. Mi esposa y yo nos quedamos en casa
rezando por él. Diariamente pedíamos a Dios que
lo sacara del cine y del teatro. Pero la salida fue
definitiva y muy triste, aunque no tan desconsoladora
como verle en pecado mortal.

Algunas semanas después de su muerte, el


conde de Revillagigedo -don Álvaro Armada y
Ulloa-, también hospedado en el Convento de la
unión sacerdotal Lumen Dei, nos vino a traer con
su coche las ropas, libros, artículos que había pu-
blicado nuestro hijo, guiones inéditos, máquina de
escribir, cartas y videos; y aunque mi esposa y yo
no quisimos ver nada hasta hoy, nuestra hija en-
contró el diploma que había conseguido, habilitán-
dolo como director de Cine y Teatro, algo que nues-
tro hijo ocultaba, sabiendo que el éxito que pudie-
ra tener como artista era una tristeza para nosotros.

El escritor y buen sacerdote -P. Víctor Peral


Domínguez- era el mejor amigo de nuestro hijo, y
cuando vino de Madrid para darnos el pésame
personalmente y pasar unos días con nosotros, nos
pidió que lo lleváramos a la sepultura para rezarle
un responso. Allí, llorando por su amigo querido,
nos dijo: «Podéis estar bien tranquilos. Vuestro hijo

418
era un gran católico y murió con su virginidad
intacta».

El mismo día de su fallecimiento, llamé por


teléfono a sor Lucía (la vidente de Fátima) para
darle la triste noticia, diciéndole que habíamos
perdido a nuestro hijo, y como ella le conocía muy
bien después de recibirle diez veces en el locutorio,
me dijo por teléfono: «No habéis perdido al hijo.
Vuestro hijo vive y lo veréis más bonito que era.
Puedo garantizaros que vuestro hijo está salvo, y
este desgarro de vuestro corazón es más
provechoso para vuestras almas que todas las
oraciones y limosnas que dais. Mañana
celebraremos una misa por él y le dedicaremos
todas las oraciones del Convento».

Santa hermana Lucía -le dije-, llevaba un mes


sin confesarse. -No importa -me respondió-. Era
ferviente devoto de la Virgen. El mal que podía
haber dentro de vuestro hijo no era de su índole,
le llegaba del mundo. Para nosotros los católicos,
la posibilidad de volver a vernos en el cielo no
admite ninguna sombra de duda. Negarlo sería ir
en contra de las enseñanzas de la iglesia. Una
madre no deja nunca de ser una madre, un hijo, un
hijo. En el cielo Jesús sigue siendo el Hijo de María,
y María ve siempre a su esposo en José».

Por eso he dicho: Recuerdo temporal.

Publicado en «LA VOZ DE AVILÉS» 1-Marzo-1998

419
142.- PAGABA CON CHEQUES

Es gallego. Estuvo muchos años en México.


Somos amigos y me cuenta su vida: Desciende de
una familia humilde y honrada. Se llama Belarmino
Velasco Castro. Se quedó sin madre con muy pocos
años. Eran labradores. Apenas frecuentaba la
escuela rural, pero el joven nació con verdadero
afán de superación. Mientras las vacas se alimentaban
para trabajar en el campo, Belarmino estudiaba la
gramática de Miranda Podadera. También aprendía
a dividir con los libros viejos que le daban.

Lo que más admiraba era la Guardia Civil.


Quería vivir sin trabajar tanto. Hizo pruebas y
exámenes hasta que lo aprobaron en la quinta
oposición. Se casó con una aldeana de Infiesto, muy
bien dotada de gallardía y sinceridad, y como las
700 pesetas que ganaba cada treinta días no les
cubrían los gastos hogareños, se fueron a México.
Empezó su trabajo en una gasolinera, y con su
abnegación y la confianza que le ofrecía al
propietario, terminó comprándole el depósito de
gasolina en cien plazos iguales, sabiendo que con
las ganancias que obtenía, le sería factible el
pagárselo.

Belarmino terminó haciéndose dueño de tres


gasolineras. Pero me dice que sufría mucho con el
dinero. Las bagatelas que perdía le impedían el
sueño de tres noches. Los pagos que le exigían en
moneda le arrancaban el alma; pero Belarmino
consiguió pagarlo todo con cheques. Esto le alivió

420
mucho. «Pues si tuviera que pagar -me dice- el
salario de los quince empleados y los combustibles
en metálico, hubieran terminado con mi vida. No
lo soportaba».

Belarmino y su esposa, Benilde, tuvieron sólo


un hijo, bien plantado, elegante y muy inteligente;
con 24 años terminó la carrera de ingeniero.
Regresaron a España cargados de millones.
Después nos conocimos. Me presentó al hijo y los
tres hablábamos de religión. Yo les hice partícipes
de los boletines que mandan algunas congregaciones
religiosas para promover los procesos de
beatificación. El joven ingeniero empezó a meterse
diariamente por las iglesias. Pero el padre -también
católico- me dijo: «Por Dios te pido que no nos
manden más los boletines. Sólo tengo ese hijo y lo
voy a perder. No sale de las iglesias. Me asusta
pensar que pueda marcharse a una orden
religiosa».

Está bien -le dije-. Pero peor sería que se


perdiera envuelto en la droga; todo es de Dios; Él
puede llevarte al hijo o a la esposa cuando le
parezca mejor. Unos meses después le caían
lágrimas como perdigones diciéndome que su
esposa tenía cáncer. «Está muriéndose en la cama -
me dijo-. No tiene remedio; y al verla sufrir tanto
me apetece tirar todos los santos que tenemos en
casa por la ventana». Conseguí calmarlo un poco y
convencerle para confesarse, y como es humilde se
confesó con un carmelita.

421
Falleció su esposa. Se casó su hijo y tiene tres
nietos hermosos. Pero Belarmino continuaba
sufriendo mucho con el dinero. Los numerosos
inquilinos que tiene en sus bajos comerciales y las
plazas alquiladas en los garajes, le quitaban el
sueño diariamente. Haz como los trapenses -le dije-.
Coge el fruto que necesitas para vivir decorosamente,
y todo lo demás, entrégalo a los pobres que cuidan
los misioneros.

Te vas a morir pronto -como yo-, y allí, junto


con tu esposa, sólo tendrás lo que diste. Piensa
bien. Esto se termina. Haz la promesa de hacerlo y
verás que feliz te sientes. La paz de conciencia vale
más que todas las riquezas. «Es verdad -me dijo-.
Estoy siendo esclavo del dinero, y encima no
puedo comer nada que me guste por la tensión alta
que padezco».

Pasados unos meses encontré a Belarmino en


la iglesia de su parroquia, salimos juntos y me dijo:
«Llevo treinta y dos millones entregados para las
misiones. Me quité una carga de encima tremenda.
Si pagan bien los inquilinos me alegro para dar
más, y si algunos no pagan me da lo mismo. Pues
a los pobres entrego lo que Dios me da. El hijo me
dice que cuando yo falte hará lo mismo, y puede
decirte que nunca fui feliz hasta que conseguí
desaferrarme del maldito dinero». Nos abrazamos
con los ojos humorosos viendo lo bueno que es
Dios y lo bien que nos paga cuando cumplimos
alguno de sus preceptos.

422
Publicado en «LA VOZ DE AVILÉS» 5-Marzo-1998

423
143.- CRÍMENES EN CHINA

Un chino católico y sincero ha dado una


información fidedigna de todo lo que sucede en
China con los católicos fieles al Santo Padre. Un
corresponsal en Pekín, Juan Llata, consiguió
conocer la triste realidad que viven los pobres
cristianos. Si dan cualquier pista a los comunistas,
éstos van en busca de los católicos, sabiendo que
en China hay unos seis millones de fieles en la
clandestinidad, con una fe que se ha demostrado
inamovible.

Cuando un funcionario quiere tener méritos,


su trabajo es bien remunerado señalando dónde se
encuentran los católicos romanos. Pues para el
Gobierno chino los cristianos que obedecen al Papa
y no a Pekín son los traidores a la patria; por eso
dan recompensas a los denunciantes por cada
católico encarcelado. Y cuando una mujer católica
se queda embarazada por segunda vez y se niega
a a bortar, como establece la ley china, sufre
aberrantes malos tratos y vejaciones.

En China no es posible tener un segundo hijo


sin correr el riesgo de ser marginado social y
económicamente, ya que el Gobierno no permite
la escolarización de ese segundo hijo, multa a sus
padres con elevadas cantidades o les niega su
cuota de semillas para la siembra. Y en caso de los
«traidores a la patria», se ordena el aborto para una
fecha determinada. Ese día la policía llega a casa,
comprueba si se ha cumplido el mandato, y al ver

424
que no, golpean brutalmente a la mujer y vuelven
a ordenarle que aborte.

El proceso se repite una y otra vez hasta que


decide hacerlo, y si se niega a que su hijo sea
ejecutado, la escoltan hasta la clínica, si es que los
golpes que le propina la policía no fueron suficientes
para el aborto natural. Y en los colegios obligan a
los niños a abjurar de su fe cristiana. Si el colegial
se niega, lo mandan a su casa. Entonces se presenta
la policía escolar en casa del alumno y les imponen
una severa multa a los padres, por
«irresponsables».

El niño debe volver nuevamente al colegio, y


una vez más le ponen delante un papel para que
firme la renuncia a sus creencias religiosas, y si se
niega, lo mandan otra vez a su casa. El año pasado,
unas declaraciones del Papa provocaron una de las
más duras represiones sufridas por los católicos en
los últimos años. Grupos cristianos habían
denunc i a d o l a c a m p a ñ a d e a s e s i n a t o s y
encarcelamientos que se habían llevado a cabo en
la provincia central de Hebei, coincidiendo con las
declaraciones del Santo Padre.

Un obispo católico que estuvo mucho tiempo


en la cárcel, murió. Hubo una peregrinación
espontánea de miles de católicos a su tumba.
Policía de paisano y en camiones, se fingieron
también peregrinos. «¿Vais a ver la tumba del
obispo?. Nosotros, también. Subid, que os
llevamos». Esos miles de personas fueron

425
fusiladas, pero el mundo no se enteró de nada. Y
cuando las autoridades descubren una célula
católica, un grupo que se reune para celebrar misas
clandestinas o rezar, rápidamente desaparecen
todos sin que nadie pueda pedirles cuenta de los
cadáveres.

Juan Pablo II beatificará el próximo mes de


mayo a once religiosas que fueron mártires de la
Guerra Civil, pertenecientes a las comunidades de
Madrid, pero cuando la China comunista entre en
la democracia que ya está siendo universal, más
de un millón de religiosos sacrificados por no
abjurar de su fe cristiana, tendrán que ser
beatificados en China por los futuros Papas.

No hay mal que por bien no venga. La sangre


de los mártires es la que va regando la tierra para
que germine la gracia divina que Dios va sembrando,
a fin de que sobreabunde la cosecha del cristianismo,
porque:

Con la gracia de Dios todo da fruto,


y hasta el mismo pecado que condena
y nos hace pasar horas de luto
nos lleva a la humildad tan santa y buena.

Publicado en «LA VOZ DE AVILÉS» 9-Marzo-1998

426
144.- INVITACIÓN A LA PENITENCIA

Este es el título que tenemos para el


Evangelio (Lucas 13, 1 a 9) que será sermoneado
por todos los sacerdotes el próximo domingo. En
aquel tiempo -algo más que ahora- estaba reflejado
en la mente de los creyentes que las desgracias y
las tribulaciones nos llegaban como punición por
los pecados cometidos; por eso se presentaron a
Jesús los hombres engreídos y supersticiosos
diciéndole que la sangre de los galileos la había
mezclado Pilato con la de los sacrificios que
ofrecían.

Jesús, sabiendo lo que traían en sus pensamientos,


les preguntó: «¿Pensáis que esos galileos eran más
pecadores que los otros por haber padecido todos
eso?. Yo os digo que no, y que si no hiciereis
penitencia igualmente todos pereceréis». Creo que
en el ámbito sobrenatural debiera de cambiarse el
nombre de «castigo» por «corrección fraterna»,
porque castigo es la pena que se impone al que ha
cometido un delito o falta, y si Dios nos castigara
c a da vez que le faltamos, dejaría de ser
misericordioso para convertirse en un dictador,
privándonos de la libertad que nos concede a
todos, y llevándonos a una «santidad» artificial.

Termina el Evangelio con la parábola de la


higuera que llevaba tres años sin dar fruto, y
cuando el viñador decide cortarla, Jesús le dice:
«Déjala aún por este año que la cave y la abone, a
ver si da fruto para el año que viene; si no, la

427
cortarás». La higuera simboliza a Israel y también
a todos los que no damos fruto. Pero el Señor lleva
consigo toda la paciencia del mundo y nos dice
siempre que no hagamos la justicia con nuestras
manos. Es verdad que la higuera no dio fruto y
hubo que cortarla. Con esto nos quiere decir que
el abono que todos necesitamos es la oración, la
penitencia y el beneficio que aportemos a los
indigentes.

Así se trató a Israel, cultivándolo repetidamente


con avisos y profetas; luego el Bautista y, por
último, el mismo Cristo con su obra de enseñanzas
y milagros. Pero en Israel, los dirigentes, no le
reconocieron por Mesías. Y a eso se atribuye la
catástrofe del año 70. Ahora sí podemos decir que
se trata de un «castigo» aparente y colectivo para
darnos ejemplo y hacernos reconocer cómo debemos
de practicar la sumisión y fidelidad que le
debemos al único Maestro y al único Señor.

Y he dicho «castigo» aparente porque la


mayoría de los que sufrieron la hecatombe referida
eran inocentes y fieles al Señor. Y éstos perdieron
la vida temporal para entrar en la eterna felicidad.
Observemos cómo el mundo nos da demasiados
ejemplos para comprender que no siempre los
hombres de bien y fervientes cristianos, les resulta
propicia la vida terrena. Entretanto, estamos
viendo cómo tantos criminales y corruptos lo pasan
estupendamente y se burlan de los fieles cristianos.

428
Pero estas injusticias perversas, tienen una
respuesta bien clara y sobrenatural para los
cristianos: «Bienaventurados los que lloran, porque
ellos reirán consolados. Bienaventurados los que
tienen hambre y sed de justicia, porque ellos serán
hartos. Bienaventurados seréis cuando os insulten
y persigan por causa de mi nombre. Bienaventurados
los pobres, porque de ellos es el reino de los cielos»
(Mateo 5, 3-12). Es decir, que la dicha del hombre
está claramente implícita en la cruz que no
queremos porque sólo nos salva después de
muertos.

Publicado en «LA VOZ DE AVILÉS» 14-Marzo-1998

429
145.- EL HIJO PRÓDIGO

Así comienza el Evangelio (Lucas 15, 11 a 32)


que será predicado este domingo en todas las
iglesias. La parábola del hijo pródigo es una de las
más bellas del Evangelio, y expresa más
efusivamente la misericordia de Dios sobre el
pecador arrepentido. Aquí se enfrenta la caridad
con la justicia. El más joven de los dos hijos es un
soberbioso que busca los placeres mundanos y la
holganza; él no quiere someterse al trabajo que
exige la labranza y el bienestar económico que le
ofrece su padre, coge la herencia que le corresponde
y se va, con menosprecio del amor que su padre le
tiene.

De todo lo que ha hecho con la fortuna


heredada sabemos muy poco. El Evangelio sólo nos
dice que fue dilapidada con meretrices, y después
de terminarla, la misericordia de Dios entra en la
vida del joven pecador con la fraterna corrección.
Es de tener en cuenta que en aquella época, el judío
que apacentaba puercos era maldito, por ser este
animal impuro. Con ello se acusa más su vida de
pecador; y encima de la penitencia moral, también
es devorado por el hambre. Tanto así, que no le
era dado comer las algarrobas que los cerdos
comían.

Es evidente que este «padre» de la parábola


es Dios. El mismo que le va llevando al hijo
pródigo a pensar en Él y a reconocer que ha pecado
contra el cielo y contra Dios. Esto nos lleva a

430
meditar cuán necesarias son las tribulaciones y el
dolor para que pueda crecer la humildad en el
soberbio, es decir, esa virtud cristiana que consiste
en el conocimiento de nuestra bajeza y de nuestra
miseria. Y es ahora cuando el hijo pródigo se
acuerda de lo bien que estaba con su Padre; por
eso se presenta contrito y humillado, y Dios le
perdona, le abraza y le besa.

Y siendo evidente que hay más alegría en el


cielo por un pecador arrepentido que por cien
justos que no les hace falta el perdón, ese Padre
que tanto nos ama, les manda matar un becerro
cebado y organiza una fiesta y un banquete. Pero
ahora protesta la justicia al verse sumida a los pies
de la caridad. El hijo mayor trabajaba solícitamente
conforme al querer de su padre, sin que jamás
desobedeciera a sus mandatos, y nunca le había
matado un cabrito para hacer fiesta con sus amigos.
Es claro que pide la actuación de la justicia terrena,
pero no piensa ni conoce la reina de las virtudes:
la caridad.

Ahora vuelve el Padre a recordarle esa virtud


teologal que consiste en amar a Dios sobre todas
las cosas, y al prójimo como a nosotros mismos;
por eso le llama «hijo» y le dice: «Tú estás siempre
conmigo, y todos mis bienes tuyos son: mas era
preciso hacer fiesta y alegrarse, porque este tu
hermano estaba muerto y ha vuelto a la vida».
¿Cuántos millones de cristianos se habrán inclinado
sobre esta página evangélica y habrán sacado de
ella un rayo de esperanza, después de haberla

431
perdido por la magnitud de sus culpas?. Sólo Dios
lo sabe, pero nosotros lo conjeturamos.

En esta parábola se trata de una de esas páginas


que parecen estropearse con las explicaciones. Que
son en su luminosidad, en su transparencia y en la
hondura de su contenido, tan nuestro, una invitación
a dejar de escribir sobre ellas y a ponerse a
meditarlas. Que es lo mejor que podemos hacer tú,
lector amigo, al terminar de leerme, y yo mismo
ahora, al cerrar estas pobres líneas.

Publicado en «LA VOZ DE AVILÉS» 22-Marzo-1998

432
146.- PASÓ SAN JOSÉ

El pasado día 19 pude observar el vacío en la


Iglesia por falta de fieles. El triduo con que los
buenos sacerdotes quisieron venerar a San José, se
vio desamparado por convertir la gran festividad
del patrono de la Iglesia Universal en un día
laborable, y cuando llamé por teléfono a nuestra
tía Josefina para felicitarla a ella y a sus familiares
que llevan ese bendito nombre, con tristeza me dijo:
«Otros años nos reuníamos todos para festejarlo, y
hoy me encuentro sola porque tienen que trabajar».

Si los mandatarios políticos creen que crecerá


nuestra economía trabajando los días festivos que
nuestra Madre Iglesia nos señala, creo que están
equivocados. Por una parte parecen dispuestos a
reducir el horario de trabajo, y por otra parece
incomodarles reconocer las razones que tiene la
Iglesia para darnos un descanso, cuando el padre
adoptivo de Jesús y el esposo de la Virgen María
nos invita a descansar.

Hace unos meses asistí a una asamblea


religiosa en donde se trataba de la decoración de
una capilla. Nos presentaron los presupuestos
elaborados por distintos decoradores, cada uno con
el importe que suponía el ornamentarla
lujosamente o de forma modesta. Entramos en la
votación y ganaron los que se inclinaron por la
sobriedad y el ahorro, aludiendo a las necesidades
de los que tienen hambre, y después del escrutinio
nos habló el fundador de la Obra Religiosa.

433
- Todos los proyectos del hombre -nos dijo-,
tienen que salir de la razón iluminada por la fe,
porque el raciocinio sin fe puede llevarnos al
pecado. Pensad que a Dios nadie le gana en
generosidad, y si en honor a su Majestad le
presentamos un templo -su casa- bien ornamentado
y lujoso, a Él nada le cuesta derramar abundantes
lluvias para saciar el hambre y la sed de los que
viven en países infecundos por su aridez.

La explicación y el ejemplo de pobreza en que


vive ese futuro santo, hizo enmudecer y cambiar
de opinión a los que querían dar a los pobres más
de lo que Dios les puede dar sin el menor esfuerzo,
y así, quedó aprobada la decoración más costosa
para nosotros y más honorable para Dios. Por eso
y porque la fe me lo hace comprender, creo que
todos los trabajadores debieran de descansar el día
en que San José, con su muerte, nació para vivir en
el cielo al lado de su Hijo Jesús e interceder por
nosotros.

Nadie como San José merece ser homenajeado,


respetando la festividad que le corresponde al
santo más glorioso, que tuvo por esposa a la Virgen
y por hijo al mismo Dios. Por eso Santa Teresa de
Jesús nos dice: «Querría yo persuadir a todos
fuesen devotos de este Santo, por la gran
experiencia que tengo de los bienes que alcanza de
Dios. No he conocido persona que de veras le sea
devota, que no la vea más aprovechada en la

434
virtud. Sólo pido por amor a Dios que lo pruebe
quien no me creyere».

¿Es que no merecen los trabajadores que un


obrero como San José les dispense una fiesta cada
doce meses invitándoles a reflexionar sobre la vida
y el silencio del que sólo vivió para trabajar, sufrir
y custodiar a la Sagrada Familia?.

Publicado en «LA VOZ DE AVILÉS» 24-Marzo-1998

435
147.- UN MILAGRO

Las Carmelitas Descalzas de Hornachuelos


(Córdoba) nos cuentan un milagro con todas las
características de la verdad. Rafael María Pérez es
un hombre casado, con hijos y nietos. Actualmente
cuenta 70 años. Las Carmelitas referidas le conocen
muy bien y lo describen como un santo. Un hombre
de comunión diaria, dócil y bien resignado a la
voluntad de Dios; sufrió 13 operaciones de corazón
en Córdoba y Madrid.

Por último una hemiplejia le hizo enmudecer y


lo dejó postrado en una silla de ruedas, sin que la
grave dolencia le impidiera la normal lucidez. Su
buena esposa consiguió permiso para llevarle la
comunión todos los días. Su mujer y sus hijos le
pedían que hiciera algún gesto de quejarse, que no
era necesario que siempre estuviera sonriendo, pero
Rafael les señaló el cielo con la mano que podía
mover.

También le aconsejaban que pidiera a Dios un


milagro. Rafael les contestaba con unas letras
diciéndoles que «a Dios sólo se le puede pedir que
se haga su Santa Voluntad y que nos dé fuerzas
para llevar la cruz». Al día siguiente, por la mañana,
antes de irse a Misa su esposa y su hijo, lo colocaron
delante de la televisión para que pudiera ver la
ceremonia del Doctorado que Juan Pablo II le
concedió a Santa Teresita.

436
Pues bien, en ese momento de procesión en
Roma con la urna de la santa, se sintió impelido a
decir: «Señor, no por mí, sino por los míos que tanto
están sufriendo, si quieres, por intercesión de Santa
Teresita, puedes curarme». Momentos después,
llegó su mujer con la comunión, se la dio, y él, en
el momento de tragar la Sagrada Forma, sintió como
una sacudida y un escalofrío desde los pies a la
cabeza; transcurridos unos minutos se puso en pie
gritando: «¡Mamá! ¡mamá!» (nombre cariñoso y
familiar que siempre le daba a su esposa).

Ella, que estaba dialogando con su hijo en la


cocina, se sobresaltó y dijo: «¡Me llama tu padre!»,
a lo que el hijo contestó: «¡Pero si no puede!», y
los dos salieron corriendo, encontrándolo de pies
y caminando en busca de su esposa e hijo. Los tres
se abrazaron llorando al ver el milagro tan claro y
el poder de Dios. Llamaron a sus hijos y nietos,
que volaron a verle.

Aquel mismo día también llamaron a las


Carmelitas Descalzas para explicarles el milagro.
Pero como a todos nos gusta meter las manos en las
llagas para creer, las Carmelitas también le pidieron
a Rafael María Pérez que les hiciera una visita, y
pocos días después se presentó en el Convento
acompañado de su esposa y su cuñado, párroco de
Córdoba. Los médicos creyentes no dudan del
milagro, los agnósticos no dan explicación, porque
«si no creen en Moisés y los profetas, aunque un
muerto resucite y les hable, no creerán» (Lucas 16, 31).

437
Publicado en «LA VOZ DE AVILÉS» 2-Abril-1998

438
148.- MUJER ADÚLTERA

Este domingo nos habla San Juan Evangelista


(8, 1-11) de la mujer adúltera. Una señora -como
tantas otras- que busca el placer inmediato sin
pensar ni medir las consecuencias, sabiendo que
en aquella época no se trataba solamente de los
males que conlleva el pecado para el alma inmortal,
sino que según la Ley de Moisés, la adúltera debía
ser apedreada. Y en el libro Levítico (20, 10) se les
castigaba con la muerte a los dos que cohabitaban
sin haber contraído matrimonio. Y si vemos el libro
de Ezequiel (16, 35-45), después de las mayores
vejaciones, eran atravesadas con espada.

Conociendo estas leyes, los escribas y fariseos,


más cerca del sadismo que de la santidad, al coger
a la mujer en flagrante delito de adulterio, no
conformes con llevarla directamente al tribunal
para ser juzgada, antes quieren utilizar a Jesús
tentándole. Pues la respuesta del Mesías podía
comprometerle con riesgo de muerte si se
declaraba en favor de la mujer adúltera,
vulnerando las leyes que anteceden. Es de
reconocer que actualmente tampoco faltan los que
buscan el sensacionalismo y la noticia con
menosprecio de la verdad, llegando a contravenir
el honor del que merecido lo tiene.

Y sigue diciendo el Evangelio: Maestro, esta


mujer ha sido sorprendida en adulterio. En la Ley nos
ordena Moisés apedrearla; tú, ¿qué dices?.- Y como
ellos insistieron en preguntarle, Jesús les dijo: El que

439
de vosotros esté sin pecado, arrójele la primera
piedra.- Esta respuesta nos hace comprobar dos cosas:
La sabiduría humana de Jesús y el poder de Dios.

Pues sin una inteligencia privilegiada nadie


podría salir airoso del enredo en que le habían
puesto los hijos de las tinieblas, y sin el poder de
Dios nadie podría conseguir que reconocieran sus
pecados y se fueran marchando uno a uno dejando
a la mujer adúltera en compañía de Jesús, sin la
menor condena por parte de los que unos
momentos antes la sentenciaban a muerte.

Por eso le dice a la mujer adúltera: Mujer,


¿dónde están? ¿Nadie te ha condenado?. -Dijo ella:
Nadie, Señor. Jesús le dijo: Ni yo te condeno
tampoco. Vete y no peques más.

Como hemos visto, se trataba de un dilema


muy claro en el que querían meterle: Si aprobaba
la legislación mosaica en aquel caso, podrían
desvirtuarle -ante el pueblo- su misericordia; si no
la aprobaba, le acusarían de ir en contra de las leyes
legisladas por el mismo Dios en el Antiguo
Testamento.

Pero es de tener en cuenta que Jesús no ha venido


a abrogar la Ley, sino a perfeccionarla. ES verdad que
absuelve a la mujer adúltera de todos sus pecados,
porque la ve contrita y humillada, pero deja muy clara
su culpa ordenándole que no peque más. También es
de tener en cuenta lo que le dijo al hombre que llevaba
38 años paralítico, después de curarle: «Mira que has
sido curado; no vuelvas a pecar, no sea que te suceda
algo peor» (Juan 5, 1-14).

440
Publicado en «LA VOZ DE AVILÉS» 6-Abril-1998

441
149.- CULTURA RELIGIOSA

Pienso que no existe ninguna asignatura que


pueda abarcar mayor grado cultural y más prove-
choso que la de Religión. Pues una persona bien
formada religiosamente está exenta de todos los
delitos por los que sufren los penados en las pri-
siones. También los matrimonios bien cristianiza-
dos están exentos de rupturas matrimoniales y del
abandono de sus hijos, algo que no se consigue con
todas las asignaturas restantes ni con todos los tí-
tulos académicos y universitarios.

Y el que aún siga en pie la legislación que


otorga a la asignatura de Religión rango académi-
co de materia fundamental no deja de ser una bur-
la, si tenemos en cuenta la discriminación del pro-
fesorado, la desvalorización oficial de las califica-
ciones obtenidas por los alumnos y el menospre-
cio que reciben estos educandos. Esta falta de res-
peto al único Maestro (Jesús) que los hombres he-
mos conocido desde hace dos mil años, es la que
nos ha traído una enfermedad moral provocada por
el ateísmo y los pseudo cristianos, los mismos que
ahora no encuentran remedio para curarla.

La ignorancia y desinformación religiosa es el


trasunto de numerosos males que sufre la juventud
en España y en el mundo. Y este orden o regla que
prescribe cierta forma y método de vida y de
enseñanza, repercute inevitablemente en el estudio
y comprensión de otros saberes, que a esos mismos
j ó v e n e s l e s o b l i g a n a s a ber. Los que hemos
empleado muchos años en el estudio de la Religión
442
y de la Historia, sabemos que el cristianismo ha
impregnado durante muchos siglos toda la cultura del
llamado mundo occidental.

He ahí que sin una cultura religiosa en Espa-


ña, los alumnos no estarán capacitados para com-
prender el verdadero sentido de la Historia y los
pensamientos históricos de tantos miles de cano-
nizados. ¿Qué les pueden decir los santos y docto-
res de la Iglesia a los alumnos que niegan la exis-
tencia de Dios y no conocen los dones del Espíritu
Santo? ¿Qué tienen los mandamientos de la Ley de
Dios que no sea provechoso para toda la humani-
dad?.

Es necesario comprender cómo la religión nos


enseña la obligación de conciencia y el cumplimien-
to de nuestros deberes morales. Pero, infelizmen-
te, hay bastantes padres de alumnos inmersos en
un mundo secularizado y rival a los dogmas de fe,
preocupándose únicamente por la formación ma-
terial y técnica de sus hijos, con menosprecio de la
educación en valores humanos y religiosos.

También es cierto que se han nombrado pro-


fesores de Religión, siendo adversarios a la misma
Iglesia. Y esta actitud impartiendo clases que el
mismo profesor no sabe de qué van, son las que
han generado confusión y pérdida total de confian-
za en los padres de los alumnos, y estos educandos,
no pocas veces, terminan siendo disidentes de la
Iglesia y hasta detractores de la misma. Pues para
transmitir la fe y lo bueno a los demás, hay que
llevarlo dentro y vivirlo.

443
Publicado en «LA VOZ DE ASTURIAS» 12-Abril-1998

444
150.- TCHAIKOVSKI

Interesante nos parece la biografía de Andrew


Thaikovski. Un joven que terminó sus estudios
deslumbrando a sus profesores y compañeros. Lleno
de confianza en las posibilidades de su inteligencia,
se había liberado de las tradiciones cristianas de sus
buenos padres. Pronto conoció la celebridad en su
propio país -Rusia- como en otras naciones. Sin
embargo, su triunfo nunca consiguió preservarle de
la angustia que le aquejaba en el momento que
abandonaba el escenario y cesaban los aplausos.

Andrew se sentía solo y acongojado, hasta el


punto de escribir sobre una partitura de una
m e l o día: «Sólo el corazón solitario puede
comprender mi angustia». Sus teorías estaban lejos
de colmar sus necesidades interiores: no hallaba
en ellas fuerza para enfrentar la vida... y menos la
muerte. Cierto día un compañero le regaló la Biblia,
diciéndole: «¡Toma! Ahí puedes encontrar todo lo
que te falta». -La leeré. Mañana salgo para Francia
y me servirá de entretenimiento.

Y queriendo evitar las ideas perturbadoras,


iba leyendo el libro de los Salmos, donde el 19.1 le
decía: «Los cielos cuentan la gloria de Dios, y el
firmamento anuncia la obra de sus manos». En ese
momento llegaba a la ciudad de Annecy (Francia)
en una soleada mañana. La vista de los Alpes,
fulgurantes bajo la capa de nieve y los rayos del
sol, le hicieron connotar la palabra de Dios con el
misterio de la creación. Esta luz que baja de lo alto

445
con alguna frecuencia, provocó en él un sobresalto
de admiración:

«¡No -se dijo-, no es posible que semejante es-


plendor emane de una ciega casualidad, sin pen-
samiento ni alma!. Debe de haber un extraordina-
rio poder que organiza el Universo... Existe un Dios
creador». Hospedado en el hotel al atardecer, se
pasó la noche leyendo el Evangelio, y en la inspi-
rada Escritura halló al mismo Dios, no sólo Crea-
dor de los mundos, sino también Salvador de los
hombres, al Dios que de tal manera amó a sus cria-
turas que dio «a su Hijo unigénito, para que todo
aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida
eterna» (Juan 3, 16).

Esta sagrada lectura le hizo comprender a


Tchaikovski dónde estaba su salvación y el
consuelo de vivir lejos de la opulencia y el pecado,
y desde esa fecha, consagró su vida al servicio de
los pobres.

Comprendió las razones que le exponían


constantemente sus padres, y murió como ferviente
católico, dejando en un sobre la nota que sigue:
«Humildemente les sugiero a los increyentes que
mediten los Sagrados Textos, que contemplen la
salida del sol, que observen los paisajes desiertos;
los ríos, los mares, las lluvias que riegan las tierras;
y en los momentos apacibles, con sincera humildad
preguntar a vuestro intelecto ¿de dónde sale esa
fuerza motriz?.

446
Publicado en «LA VOZ DE AVILÉS» 13-Abril-1998

447
LA PERFECCIÓN

Si consigues centrar bien tu cabeza,


rodeada de cabezas perdidas,
sin darle nunca acceso a la tristeza,
ahuyentarás zozobras y fatigas.

Si en Dios has puesto siempre tu mirada,


con el candor del mismo carbonero,
y al increyente no le mientes nada,
ganarás muchas almas con tu esmero.

Si engañado no engañas a otro hombre,


y si aceptas el odio sin odiar,
harás resplandecer tu santo nombre,
y hasta el zorro te habrá de respetar.

Si eres bueno y no finges ser mejor,


si al hablar no exageras tu saber,
con Dios irás ganando el esplendor,
y serás un ejemplo en tu deber.

Si tropiezas el triunfo alegremente,


o ves que la derrota es acuciante,
en Dios encontrarás el eximente,
pues el que queda atrás, sale adelante.

Si logras que se sepa la verdad,


a pesar del sofisma de la gente,
le habrás dado un buen palo a la maldad,
con el recato humilde de tu mente.

448
Sé siempre silencioso en tu virtud,
escucha y habla poco con la gente,
si quieres que los rayos de la luz,
edifiquen tu Don sobresaliente.

Si te hieren, tu no aceptes la herida,


son hombres inferiores a tu lado,
pues quien te hace sufrir, te da más vida,
porque expías tu culpa y tu pecado.

Si así lo haces la tierra es tu dominio,


y serás para Dios el predilecto,
por sufrir con paciencia el ignominio
y ser como Él te manda, bien perfecto.

Si esperas en tu puesto con paciencia,


bendiciendo a quien te hace esperar,
harás esplendorosa tu conciencia
y acabarás tu vida en un altar.

A NTONIO C OLAO G RANDA


O CTUBRE-1997

449
INDICE GENERAL

PRÓLOGO ........................................................................................... 1
EL PERIODISTA DON JULIO GONZÁLEZ ............................. 3

INTRODUCCIÓN .............................................................................. 9

1.- QUIRÓS Y SAN MELCHOR ................................................. 1 7


2.- BUENA HOMILÍA .................................................................... 2 0

3.- SOLIDARIDAD ......................................................................... 2 3

4.- LA MURMURACIÓN .............................................................. 2 6


5.- LA PERFECTA ALEGRÍA ....................................................... 2 9

6.- SÁBANA SANTA ..................................................................... 3 3


7.- LA COMUNIÓN EN LA MANO .......................................... 3 5

8.- TV: ESCUELA MÓRBIDA ...................................................... 3 8

9.- SAN ISIDRO LABRADOR .................................................... 4 1


10.- EL GITANO SANTO ............................................................. 4 4

11.- VIAJES DEL PAPA ................................................................. 4 6

12.- VICTORIA DE LA VIRGEN ................................................ 4 8


13.- EL VICARIO DE CRISTO .................................................... 5 1

14.- AYER MODELO, HOY MONJA ........................................ 5 4

15.- ALMUNIA Y LA MORAL .................................................... 5 7


16.- UN LORO LE SALVA LA VIDA ........................................ 6 0

17.- LOS GOCES DE LA FAMILIA ........................................... 6 2

450
18.- UN BUEN EJEMPLO ............................................................. 6 5

19.- DIÁLOGO CON UN SACERDOTE .................................. 6 7

20.- UN SOLO PENSAMIENTO ................................................ 7 0


21.- RELIGIÓN Y PSICOLOGÍA ............................................... 7 2

22.- GUERRA Y LOS NIÑOS ...................................................... 7 5

23.- SANTA EDUVIGIS ................................................................ 7 7


24.- TRES DÍAS DE LUTO EN BRASIL .................................. 8 0

25.- LA REINA ................................................................................. 8 2

26.- IGLESIA Y LIBERTAD ......................................................... 8 4


27.- EL PECADO ORIGINAL ...................................................... 8 6

28.- DELGADO Y EL PAPA ......................................................... 8 9

29.- ¿EL FIN JUSTIFICA LOS MEDIOS? ................................ 9 2


30.- LA ARCHIDUQUESA SOFÍA ............................................. 9 4

31.- CON UN VOTO BASTA ...................................................... 9 7

32.- UN GATO Y EL ROSARIO ................................................. 9 9


33.- INFORME DE UN EXTRATERRESTRE ........................ 101

34.- CAMBIO LA ESPOSA POR UNA BICICLETA ........... 104

35.- ¿CÓMO EDUCAR A LOS HIJOS? ................................... 106


36.- TESTIMONIO ....................................................................... 109
37.- EL ATEO NO PUEDE COMPRENDER AL CATÓLICO
112
38.- LA FE DE ORTEGA LARA ................................................ 115

39.- EL CERTIFICADO Y UN JAMÓN ................................... 118


40.- ¿A QUIÉN SE APARECE LA VIRGEN? ......................... 121
41.- TERRORISMO EN LA CALLE, CRIMEN EN LAS

451
CLÍNICAS Y TERRORISMO DE ESTADO .................... 124
42.- TERESA DE LISIEUX .......................................................... 127

43.- ¿QUÉ HACER EN LAS VACACIONES? ........................ 130

44.- LA FORTUNA DE FIDEL CASTRO ................................ 133


45.- ETA, HB Y ARZALLUS ....................................................... 136

46.- LA TRANSFIGURACIÓN .................................................. 138

47.- EL ATEO NO EXISTE: MIS REFLEXIONES ................ 141


48.- EL PREDILECTO DE LUCÍA ............................................ 143

49.- SIETE MÁRTIRES MÁS SERÁN BEATIFICADOS ... 146

50.- LA INFLUENCIA DEL MALIGNO ................................. 148


51.- MUCHO NOS QUEJAMOS ............................................ 151

52.- MÁRTIRES DE CHINA .................................................... 154

53.- ¿POR QUÉ CRECEN LAS SECTAS? ............................... 156


54.- IR A MISA ............................................................................ 159

55.- EL MEJOR SEMBRADOR .................................................. 162

56.- EL PROBLEMA DE NO TENER PROBLEMAS ........... 165


57.- LA PENA CAPITAL FAVORECE A LOS
CRIMINALES ........................................................................... 168
58.- DIANA: UN ACCIDENTE MÁS ...................................... 172

59.- UNA LUZ SE APAGÓ EN LA IGLESIA ................. 174

60.- HA MUERTO JOSÉ MANUEL ...................................... 177


61.- MADRE TERESA .................................................................. 180

62.- CUANDO CRITICABAN A NUESTRO ABUELO ...... 183

63.- DISLATE DE UN DEICIDA EN POTENCIA ............... 186


64.- SEIS DÍAS EN FÁTIMA ..................................................... 189

452
65.- NO CONSIGUIERON MATARLA .................................. 193

66.- LA TV Y LOS NIÑOS ......................................................... 196

67.- CONTRA LA IGLESIA ....................................................... 199


68.- QUIERO SER SACERDOTE .............................................. 202

69.- ETAPAS DE LA VIDA ........................................................ 204

70.- EL PAPA Y LA FAMILIA ................................................... 206


71.- LA MAGDALENA ................................................................ 208

72.- FRANCISCO DE BORJA .................................................... 210

73.- UN HIJO POR ERROR ........................................................ 213


74.- ¡QUÉ CONTRASTE! ............................................................ 216

75.- LA REINA BLANCA ............................................................ 218

76.- HISTORIA DE UN ALMA ................................................. 221


77.- LO CONTABA MI PADRE ................................................ 224

78.- UN BUEN SACERDOTE .................................................... 226

79.- MURIÓ POR SU HIJO ........................................................ 229


80.- UREÑA Y LAS VOCACIONES ......................................... 231

81.- LOS COMPLEJOS ................................................................ 234

82.- COHERENCIA CRISTIANA ............................................. 237


83.- DESPUÉS DE LA BODA .................................................... 239

84.- CONFESIÓN DESCUBIERTA .......................................... 242

85.- DE LA FAMA A LA CAMA ............................................... 245


86.- PECES-BARBA ...................................................................... 248

87.- MORAL Y SIDA .................................................................... 250

88.- HÉROES .................................................................................. 252

453
89.- ASÍ ME DIJO ......................................................................... 254

90.- LA OBEDIENCIA ................................................................. 256

91.- LOS HÉROES CRISTIANOS SON NECESARIOS .... 258


92.- ¡QUÉ BONITO! ..................................................................... 261

93.- SAN ANDRÉS ....................................................................... 264

94.- ¡QUÉ BIEN NOS PAGA DIOS! ........................................ 266


95.- UN ASTURIANO FUNDADOR Y SANTO .................. 269

96.- PARA LOS ADEPTOS DEL CÓMIC .......................... 273

97.- LA INMACULADA .............................................................. 275


98.- EL LABRADOR Y EL FUNCIONARIO .......................... 278

99.- 45.000 NIÑOS NO MORIRÁN DE HAMBRE ............. 281

100.- EL SUMO PONTÍFICE ..................................................... 283


101.- LA CONFESIÓN ................................................................. 286

102.- LA CONFORMIDAD ........................................................ 289

103.- ME DIO CARA EN LA CALLE ....................................... 292


104.- LLEGA NAVIDAD ............................................................ 295

105.- LA VEJEZ .............................................................................. 297

106.- EL PAPA Y TELECINCO .................................................. 300


107.- NO TE OLVIDAMOS ....................................................... 303
108.- DEMASIADOS TEMAS POLÍTICOS Y POCOS
RELIGIOSOS ........................................................................... 306
109.- EL PADRE PÍO .................................................................... 310

110.- ASÍ ES LA FRATERNIDAD ............................................ 313


111.- UN ARTISTA CRISTIANO ............................................. 315

454
112.- LUISA MARÍA .................................................................... 318

113.- SAN CARLOS ...................................................................... 320

114.- ¿CUÁNDO APRENDEREMOS? .................................... 322


115.- EL ESQUEMA DE CADA UNO ..................................... 325

116.- LÓGICA Y RELIGIÓN ..................................................... 328

117.- MACARIO EL VIEJO ........................................................ 330


118.- LA CLONACIÓN ................................................................ 333

119.- ¿FIDEL CASTRO TIENE CÁNCER? ............................. 335

120.- A RAMÓN SAMPEDRO DESDE EL RESPETO ....... 338


121.- ¡VIVEN! ................................................................................. 341

122.- EL PAPA Y FIDEL .............................................................. 344

123.- LA PAZ ................................................................................. 346


124.- ¿CUÁNTOS CATÓLICOS HAY EN ESPAÑA? ........ 348

125.- LA PATRONA DE CUBA ................................................. 351

126.- ABORTO Y TERRORISMO ............................................ 354


127.- MEDITACIONES ............................................................... 357

128.- LLEVE MÁS PAZ A SU CASA ....................................... 360

129.- MANUEL CEDEIRO .......................................................... 362


130.- YO NO LA MATARÍA ...................................................... 364

131.- EVA LAVALLIÈRE ............................................................. 366

132.- ¿ASÍ ERA JESÚS? ............................................................... 369


133.- YA ERA BUENO ................................................................. 371

134.- ASÍ ME LO EXPLICÓ ........................................................ 374


135.- SON ELLOS LOS QUE TIENEN QUE PEDIR

455
PERDÓN A FRANCO ............................................................ 376
136.- ¿CÓMO DEBEMOS DE ENFRENTAR EL DOLOR? ..... 378

137.- BAROJA, SOPEÑA Y FIDEL .......................................... 381

138.- LA ENFERMEDAD ............................................................ 384


139.- LA CUARESMA .................................................................. 386

140.- LA MUERTE ......................................................................... 389

141.- RECUERDO TEMPORAL ................................................ 391


142.- PAGABA CON CHEQUES .............................................. 394

143.- CRÍMENES EN CHINA .................................................... 397

144.- INVITACIÓN A LA PENITENCIA ............................... 400


145.- EL HIJO PRÓDIGO ........................................................... 403

146.- PASÓ SAN JOSÉ ................................................................ 406

147.- UN MILAGRO .................................................................... 409


148.- MUJER ADÚLTERA .......................................................... 411

149.- CULTURA RELIGIOSA .................................................... 413

150.- TCHAIKOVSKI .................................................................. 415


LA PERFECCIÓN ......................................................................... 417

* * * * *

456
150 EJEMPLOS A SEGUIR
bitualmente, para verificar la vaciedad
existencial de sus opiniones.

C
alderón de la Barca en su obra La Vida
es Sueño, una de las cumbres del dra
ma universal, pone en boca de un
personaje: «mejor habla, quien mejor calla».
En la misma situación me encuentro al hablar
A NTONIO C OLAO escribe para dar testi
monio de lo que ha experimentado
y/o conocido en su vida dedicada a servir
de ANTONIO C OLAO. No puedo hablar de él con y amar. Cuando habla del sacrificio, de la
imparcialidad, pero tampoco quiero ni puedo, oración, de la moral, de la amistad, de la
pues con los amigos no se es nunca imparcial y política, de la educación de los hijos/as,
cuando estos amigos son ejemplo de vida, la de la quiebra de los valores morales en una
imparcialidad es aún más imposible. A NTONIO sociedad enloquecida y manipulada por los
C OLAO me ha enseñado con su testimonio medios de comunicación, que alienan a
muchas cosas a cada cual más importante: ha millones de seres humanos en todos los
llenado de ilusión mi vida; ha estado conmigo en continentes con los mismos mensajes
momentos muy importantes, en esos momentos planos, irrelevantes, culturalmente
donde sólo la amistad fundada en la Fe, Esperanza obscenos y radicalmente inmorales,
y Caridad teologales es más amistad por más produciendo en serie teleadictos y vidiotas,
fundada en la única AMISTAD: «a vosotros no sabe de qué va la cosa.
os llamo siervos sino amigos».

H echa esta declaración de admiración


y gratitud hacia la persona de
A NTONIO C OLAO no escribe ni desde la
desesperanza de quien no tiene
motivos para seguir viviendo, ni desde la
A NTONIO COLAO, vengamos a este su nuevo arrogancia de quien piensa que tiene
libro. No pretendemos una crítica soluciones para todo; eso lo hacen los
literaria al uso, es decir, no hablamos aquí corifeos de la postmodernidad nihilista y
de los aspectos retóricos, estilísticos, escéptica, quienes seducidos por Satanás,
semánticos o pragmáticos del texto, padre de la mentira, vomitan la rebelión
aunque todos los artículos que forman este inicial: NON SERVIAM.
nuevo libro de A NTONIO C OLAO son la más
pura expresión de coherencia y sentido,
características básicas de todo auténtico
texto, que supere la simple disposición
L os artículos y cartas al director que dan
forma a este nuevo libro son como
una bocanada de aire fresco y limpio.
de un conjunto de retahílas, por lo tanto Contienen mensajes llenos de amor y
sin sentidos. esperanza, porque en sus páginas late la
experiencia y las vivencias de una

A NTONIO C OLAO escribe, no por la fama,


aunque son cada vez más las perso-
nas que saborean sus escritos: tampoco se
persona, quien como ANTONIO COLAO ha
hecho de la pluma un instrumento de
apostolado y de testimonio.
comunica con sus lectores, para apaciguar
su soledad y su angustia, como tantos es-
critores y columnistas de periódico, quie-
nes se las ven y se las desean para escribir
D eseo que este libro produzca en los
que lo lean tanto bien espiritual y
moral como su autor pretende.
todos los días, algo que no sean vulgari-
dades y muchas veces simples necedades F IDEL G ARCÍA M ARTÍNEZ
monótonas por iterativas, basta posar los
Catedrático Lengua y Literatura
ojos en la mayoría de los que escriben ha-
Doctor en Filología Románica
Graduado en Teología457

You might also like