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Rutherford fue uno de los primeros y más importantes investigadores

en física nuclear. Poco después del descubrimiento de la radiactividad en 1896


por el físico francés Antoine Henri Becquerel, Rutherford identificó los tres
componentes principales de la radiación y los denominó rayos alfa, beta y
gamma. También demostró que las partículas alfa son núcleos de helio. Su
estudio de la radiación le llevó a formular una teoría de la estructura atómica
que fue la primera en describir el átomo como un núcleo denso alrededor del
cual giran los electrones.

En 1919 Rutherford dirigió un importante experimento en física nuclear


cuando bombardeó nitrógeno con partículas alfa y obtuvo átomos de un
isótopo de oxígeno y protones. Esta transmutación de nitrógeno en oxígeno
fue la primera que produjo una reacción nuclear de forma artificial. Inspiró la
investigación de los científicos posteriores sobre otras transformaciones
nucleares y sobre la naturaleza y las propiedades de la radiación. Rutherford y
el físico británico Frederick Soddy desarrollaron la explicación de la
radiactividad que todavía aceptan los científicos actuales.

Ernest Rutherford, que obtuvo el Premio Nobel de Química en 1908, fue


un pionero de la física nuclear por sus investigaciones experimentales y su
desarrollo de la teoría nuclear de la estructura atómica.

Bombardeando gas nitrógeno con partículas alfa (partículas nucleares


emitidas en procesos radiactivos), Rutherford logró transformar un átomo de
nitrógeno en un átomo de oxígeno y otro de hidrógeno. Este experimento fue
un primer estímulo para el desarrollo de la energía nuclear, que se libera en
cantidades enormes por la desintegración nuclear.

Ernest Rutherford y sus colaboradores Hans Geiger y Ernest Marsden


bombardearon con partículas alfa (con carga positiva) una lámina muy fina de
oro y observaron que, aunque la mayor parte de las partículas la atravesaban
sin desviarse, unas pocas sufrían una desviación bastante acusada e incluso
algunas rebotaban al llegar a la lámina. Para explicar estos resultados,
Rutherford propuso el modelo nuclear del átomo, según el cual un átomo está
constituido en gran medida por espacio vacío, la carga positiva y la mayoría de
su masa están concentradas en una pequeña región central llamada núcleo.
En este modelo, los electrones, con carga negativa, giraban en órbitas
alrededor del núcleo.
Rutherford fue uno de los primeros y más importantes investigadores en física
nuclear. Poco después del descubrimiento de la radiactividad en 1896 por el físico
francés Antoine Henri Becquerel, Rutherford identificó los tres componentes
principales de la radiación y los denominó rayos alfa, beta y gamma. También
demostró que las partículas alfa son núcleos de helio.

En sus experimentos con partículas alfa observó, junto con sus colaboradores
Hans Geiger y Ernest Marsden, que al bombardear una fina lámina de oro con
estas partículas, algunas de ellas rebotaban contra la lámina en vez de
atravesarla, lo cual era incompatible con el modelo atómico de Joseph J.
Thomson, aceptado como válido por aquel entonces. Su estudio de la radiación le
llevó a formular una teoría de la estructura atómica que fue la primera en describir
el átomo como un núcleo denso cargado positivamente alrededor del cual giran los
electrones cargados negativamente. Las partículas alfa que rebotaban eran
aquellas pocas que chocaban frontalmente contra los núcleos de los átomos de
oro. Su modelo atómico, sin embargo, contradecía la teoría electromagnética de
James Clerk Maxwell, según la cual todo electrón acelerado que describe una
trayectoria curva, emite una energía en forma de radiación, por lo que los
electrones no podrían mantenerse indefinidamente en sus órbitas en torno al
núcleo atómico: su energía se agotaría paulatinamente y caerían describiendo una
espiral hasta colisionar contra el núcleo, destruyéndose el átomo.

En 1919 Rutherford dirigió otro importante experimento en física nuclear cuando


bombardeó nitrógeno con partículas alfa y obtuvo átomos de un isótopo de
oxígeno y protones. Esta transmutación de nitrógeno en oxígeno fue la primera
que produjo una reacción nuclear de forma artificial. Fue uno de los primeros
científicos en determinar que la energía que se libera en una desintegración
radiactiva es millones de veces mayor que la de cualquier enlace químico, y el
primero en defender que dicha energía liberada es en realidad la energía interna
de cualquier átomo. Inspiró la investigación de los científicos posteriores sobre
otras transformaciones nucleares y sobre la naturaleza y las propiedades de la
radiación. Rutherford y el físico británico Frederick Soddy desarrollaron la
explicación de la radiactividad aceptada por los científicos actuales.
Rutherford of Nelson, Lord Ernest (1871 - 1937).
Físico británico. Estudió en la Universidad de Nueva Zelanda y en la de
Cambridge. Fue profesor de física en la Universidad McGill de Montreal, Canadá,
desde 1898 a 1907 y en la de Manchester, en Inglaterra, durante los 12 años
siguientes. A partir de 1919 ejerció como profesor de física experimental y
director del Laboratorio Cavendish en la Universidad de Cambridge y también
mantuvo una cátedra, a partir de 1920, en la Institución Real de Gran Bretaña en
Londres.
Rutherford fue uno de los primeros y más importantes investigadores en física
nuclear. Poco después del descubrimiento de la radiactividad en 1896 por el
físico francés Antoine Henri Becquerel, Rutherford identificó los tres
componentes principales de la radiación y los denominó rayos alfa, beta y
gamma. También demostró que las partículas alfa son núcleos de helio. Su
estudio de la radiación le llevó a formular una teoría de la estructura atómica que
fue la primera en describir el átomo como un núcleo denso alrededor del cual
giran los electrones.
En 1919 Rutherford dirigió un importante experimento en física nuclear cuando
bombardeó nitrógeno con partículas alfa y obtuvo átomos de un isótopo de
oxígeno y protones. Esta transmutación de nitrógeno en oxígeno fue la primera
que produjo una reacción nuclear de forma artificial. Inspiró la investigación de
los científicos posteriores sobre otras transformaciones nucleares y sobre la
naturaleza y las propiedades de la radiación. Rutherford y el físico británico Sir
Frederick Soddy desarrollaron la explicación de la radiactividad que todavía
aceptan los científicos actuales.
Rutherford fue elegido miembro de la Sociedad Real en 1903 y ejerció como
presidente de esta institución desde 1925 a 1930. Recibió el título de sir en 1914.
Murió en Londres el 19 de octubre de 1937 y fue enterrado en la Abadía de
Westminster. Entre sus escritos se encuentran: Radioactivity (Radiactividad,
1904); Radiations from Radioactive Substances (Radiaciones de las sustancias
radiactivas, 1930), que redactó con los físicos James Chadwick y Charles
Drummond Ellis y que se ha convertido en un texto clásico, y The Newer
Alchemy (La Nueva alquimia, 1937).
Una breve historia de la física nuclear y sus implicaciones

Daniel Cano Ott

En el siglo IV a.C., el filósofo griego Demócrito postuló que no es posible dividir


infinitamente la materia en partes cada vez más pequeñas y que existe por tanto
un constituyente básico e indivisible de la materia al que llamó átomo (en griego,
sin división). La idea de Demócrito permaneció 2400 años en el campo de la
especulación hasta que, a principios del siglo XIX, los físicoquímicos John Dalton,
Amedeo Avogadro y Michael Faraday la ascendieron, por pura necesidad, al rango
de teoría científica que explicara sus observaciones en un marco racional y
coherente. Durante las décadas siguientes, se descubrieron la mayoría de los
diferentes tipos de átomos (elementos químicos), se estudiaron las leyes que rigen
su combinación y se clasificaron sistemáticamente, en lo que hoy se conoce como
tabla periódica de los elementos de Menedeleyev.

El siguiente paso fué descubrir las propiedades y estructura del átomo como
entidad individual, lo que dió lugar al nacimiento de la Física Atómica. Tales
investigaciones condujeron, entre otros, al descubrimiento del electrón en 1897
por Joseph John Thomson, quién imaginó al átomo como una diminuta nube de
electrones sobre una esfera de carga positiva. Un año después, el físico francés
Henri Becquerel se encontró con un hecho sorprendente: algunos átomos
parecían cambiar de una especie a otra, transmutarse espontáneamente. Esta
observación fue interpretada acertadamente como que algunos átomos son
inestables y supuso el descubrimiento de la radioactividad natural en 1898. Marie
y Pierre Curie estudiaron el proceso durante los años siguientes e identificaron
varios elementos radioactivos naturales: el Polonio (Po) y el Radio (Ra).

El físico inglés Ernest Rutherford volvió a dar otro salto y se dedicó a investigar las
propiedades y naturaleza de las radiaciones: las clasificó en alfa (átomos de helio
ionizados), beta (electrones) y gamma (fotones). Tras llegar a una comprensión
"satisfactoria" (no por ello totalmente cierta), utilizó las radiaciones naturales como
sondas para investigar la estructura de la materia. Bombardeando láminas de oro
extremadamente delgadas con partículas alfa descubrió que la mayor parte de
ellas atravesaban las láminas sin deflectarse. Midió con acierto que la materia, y
por tanto el átomo, está prácticamente "hueca". Sin embargo, un reducido número
de partículas alfa encontraban en su trayectoria algo que las hacía dispersarse
[1]. Contrariamente a la teoría atómica de Thomson, vigente en aquellos
momentos, el resultado de sus medidas permitió concluir que la masa de la
materia debía concentrarse en una región muy reducida en tamaño, a la que llamó
núcleo; el átomo pasó pues a entenderse como un sistema solar en miniatura, con
un núcleo de carga positiva en el centro haciendo las labores de sol y electrones
orbitando a su alrededor como planetas ligados mediante la fuerza de atracción
eléctrica.

Las medidas de Rutherford desvelaron una terra incógnita para las mentes de la
época y dieron luz a la Física Nuclear, la rama de la física que se encarga de
estudiar los núcleos atómicos. En pocos años, se sucedieron importantes
descubrimientos y la concepción del mundo subatómico cambió profundamente.
Filosóficamente, la Física Cuántica [2], impulsada por Max Planck, Albert Einstein,
Niels Bohr y Erwin Schrodinger, entre otros, acabó con el determinismo
mecanicista de finales del siglo XIX y proporcionó una visión probabilística del
átomo en particular y del mundo microscópico en general. En el campo de la
experimentación, el descubrimiento del neutrón (James Chadwick en 1932) tuvo
un gran impacto y ayudó a Werner Heisenberg a explicar el núcleo atómico
formado por neutrones (sin carga eléctrica) y protones (con carga eléctrica
positiva).

El descubrimiento del neutrón y la investigación de sus interacciones con la


materia dieron paso al que probablemente sea el hallazgo de la física con mayor
impacto social en el siglo XX. En 1938, Lise Meitner, Otto Hahn y Fritz Strassman
observaron que los átomos de uranio (símbolo químico U) se separan -fisionan- en
dos fragmentos de masas parecidas cuando se bombardean con neutrones.
Posteriormente, comprobaron que el proceso de fisión viene acompañado de una
emisión de neutrones (2.3 en media para el uranio) y que libera una enorme
cantidad de energía. El físico húngaro-estadounidense Leo Szilard fue el primero
en darse cuenta de las tremendas implicaciones del hallazgo, pero cuestionó su
viabilidad. Enrico Fermi no tardó demasiado en plasmar la simple y brillante idea:
aprovechar los neutrones emitidos en una fisión para mantener una reacción en
cadena de fisiones y utilizar el proceso como fuente de energía. El concepto se vió
materializado en Diciembre de 1942: PILE-1, el primer reactor nuclear del mundo
construido por Fermi y colaboradores, entraba en operación en la universidad de
Chicago.

En paralelo al uso pacífico de la energía nuclear, algunas mentes fueron


fraguando la idea de desarrollar un arma -bomba- que aprovechase tan ingentes
cantidades de energía. Corrían tiempos de guerra por Europa, y el temor de
muchos científicos refugiados en EEUU a que el régimen nazi desarrollara tal
arma con anterioridad les animó a tomar la iniciativa. El horror ante los nazis
estaba muy fresco en sus conciencias y consideraron una prioridad absoluta
detener a Hitler, a cualquier precio. Albert Einstein, convencido por Leo Szilard y
Eugene Wigner, utilizó su imágen pública e influencia y urgió al presidente
Roosevelt a adelantarse a los alemanes en la carrera por la bomba. El resultado
fue el proyecto Manhattan, que logró su objetivo y condujo a los bombardeos de
Hiroshima ("little boy", bomba de uranio) y Nagasaki ("fat man", una bomba de
plutonio). Einstein, que nunca pensó que las bombas serían utilizadas en la
guerra, se vió muy afectado por la atrocidad aprobada por el presidente Truman
(sucesor del fallecido Roosevelt). Cinco meses antes de su muerte, Einstein
escribía la siguiente frase: "cometí un gran error en mi vida... cuando firmé la carta
para el presidente Roosevelt recomendando el desarrollo de la bomba atómica,
pero hubo una cierta justificación - el peligro de que los alemanes la hicieran
antes."
La evolución posterior de la física nuclear ha venido marcada por estos hechos.
No importan los tremendos logros conceptuales o lo beneficiosos que han sido los
desarrollos civiles y pacíficos asociados a ella: la producción de energía, las
terapias contra el cáncer, desarrollos tecnológicos como los primeros ordenadores,
entre otros. La percepción que la opinión pública tiene de lo "nuclear" es
irracionalmente negativa y hará falta tiempo y educación para que adquiera una
cierta perspectiva. Es mi intención que la comprensión y exposición correcta de los
hechos en esta bitácora nos lleve, sin embargo, a una conclusión bien distinta.
Que vivimos en un mundo "nuclear", rodeado de la radiación natural que
contribuyó a nuestro nacimiento como especie (a través de mutaciones); que lo
nuclear ha supuesto y supone beneficios netamente positivos para el desarrollo de
la humanidad y que seguirá teniendo un papel destacado a la hora de afrontar los
serios retos que se le plantean a la humanidad.
FISICA NUCLEAR

En 1931 el físico estadounidense Harold Clayton Urey descubrió el isótopo del


hidrógeno denominado deuterio y lo empleó para obtener agua pesada. El núcleo
de deuterio o deuterón (formado por un protón y un neutrón) constituye un
excelente proyectil para inducir reacciones nucleares. Los físicos franceses Irène y
Frédéric Joliot-Curie produjeron el primer núcleo radiactivo artificial en 1933-1934,
con lo que comenzó la producción de radioisótopos para su empleo en
arqueología, biología, medicina, química y otras ciencias.

Fermi y numerosos colaboradores emprendieron una serie de experimentos para


producir elementos más pesados que el uranio bombardeando éste con
neutrones. Tuvieron éxito, y en la actualidad se han creado artificialmente al
menos una docena de estos elementos transuránicos. A medida que continuaba
su trabajo se produjo un descubrimiento aún más importante. Irène Joliot-Curie,
los físicos alemanes Otto Hahn y Fritz Strassmann, la física austriaca Lise Meitner
y el físico británico Otto Robert Frisch comprobaron que algunos núcleos de uranio
se dividían en dos partes, fenómeno denominado fisión nuclear. La fisión liberaba
una cantidad enorme de energía debida a la pérdida de masa, además de algunos
neutrones. Estos resultados sugerían la posibilidad de una reacción en cadena
automantenida, algo que lograron Fermi y su grupo en 1942, cuando hicieron
funcionar el primer reactor nuclear. Los avances tecnológicos fueron rápidos; la
primera bomba atómica se fabricó en 1945 como resultado de un ingente
programa de investigación dirigido por el físico estadounidense J. Robert
Oppenheimer, y el primer reactor nuclear destinado a la producción de electricidad
entró en funcionamiento en Gran Bretaña en 1956, con una potencia de 78
megavatios.

La investigación de la fuente de energía de las estrellas llevó a nuevos avances. El


físico estadounidense de origen alemán Hans Bethe demostró que las estrellas
obtienen su energía de una serie de reacciones nucleares que tienen lugar a
temperaturas de millones de grados. En estas reacciones, cuatro núcleos de
hidrógeno se convierten en un núcleo de helio, a la vez que liberan dos positrones
y cantidades inmensas de energía. Este proceso de fusión nuclear se adoptó con
algunas modificaciones -en gran medida a partir de ideas desarrolladas por el
físico estadounidense de origen húngaro Edward Teller- como base de la bomba
de fusión, o bomba de hidrógeno. Este arma, que se detonó por primera vez en
1952, era mucho más potente que la bomba de fisión o atómica. En la bomba de
hidrógeno, una pequeña bomba de fisión aporta las altas temperaturas necesarias
para desencadenar la fusión, también llamada reacción termonuclear.

Gran parte de las investigaciones actuales se dedican a la producción de un


dispositivo de fusión controlada, no explosiva, que sería menos radiactivo que un
reactor de fisión y proporcionaría una fuente casi ilimitada de energía. En
diciembre de 1993 se logró un avance significativo en esa dirección cuando los
investigadores de la Universidad de Princeton, en Estados Unidos, usaron el
Reactor Experimental de Fusión Tokamak para producir una reacción de fusión
controlada que proporcionó durante un breve tiempo una potencia de 5,6
megavatios. Sin embargo el reactor consumió más energía de la que produjo.

Los comienzos
Desde que Hitler subió al poder, la tensión en Europa no paraba de crecer. Sus
ideas expansionistas y su carácter agresivo fomentaron esta tensión. Pese a las
imposiciones del Tratado de Versalles, la Alemania nazi comenzó a rearmarse. Al
principio de forma discreta, y más adelante, ante la pasividad de Reino Unido,
Francia y Estados Unidos, de forma descarada fabricando aviones de combate,
carros blindados, etc…

En aquella época se sucedían los descubrimientos en el campo de la física


nuclear. Ya en 1939, era seguro que aplicando las técnicas necesarias podría
lograrse una fisión nuclear que desencadenase una devastadora explosión, pero
aun no se había llegado siquiera a una fisión controlada y autosuficiente. No
obstante, el miedo generalizado a que Alemania se adelantase al resto de países
en sus investigaciones y lograse la fabricación de un arma nuclear fue creciendo,
sobre todo tras publicar los últimos avances logrados en este campo en la revista
Naturwissenshaften. En un artículo publicado el 6 de enero de 1939, los científicos
Otto Hahn y Lise Meitner comentaban
como habían logrado transmutar
Uranio 92 en 2 nuevos elementos.
Acababan de descubrir la fisión nuclear. A causa del creciente antisemitismo que
reinaba en el Tercer Reich, Lise Meitner se vio obligada a exiliarse a Suecia dada
su condición de judía. Una vez allí, junto con su sobrino y con Niels Bohr prosiguió
sus investigaciones. Finalmente, confirmaron la existencia de un proceso de fisión
nuclear en esas transmutaciones, tras lo cual Bohr partió hacia Washington para
comunicar sus descubrimientos a los estadounidenses. Desde luego los alemanes
andaban bien encaminados hacia la fisión nuclear, lo que motivó a Alber Einstein a
escribir una carta al presidente Franklin D. Roosevel instándole a incentivar las
investigaciones respecto a la fisión nuclear para lograr antes que Alemania la
bomba nuclear y evitar una catástrofe.

Por su parte, Alemania puso al frente de sus investigaciones nucleares a diversos


científicos, pero el que realmente llevaba la batuta era Werner Heisenberg,
destacado físico de la época famoso por sus investigaciones en ese campo y por
su “Principio de incertidumbre”. Asistente de Max Born y alumno de Niels Bohr,
Heisenberg fue atacado por la prensa nazi bajo la acusación de que su forma de
estudiar física era “judía”. La ignorancia y odio nazis habían llegado hasta tal punto
de distinguir entre ciencia aria y ciencia judía. Lo más curioso es que este no era
judío. A raíz de esto su familia medió con Himmler logrando que se retirasen todas
las acusaciones.
La fluorescencia es una propiedad que tienen algunas substancias
que consiste en emitir una luz de color o frecuencia diferente a la
que reciben. Un ejemplo de este material es el que forma la capa
blanca de los tubos fluorescentes. En el interior de estos tubos
hay un gas (vapor de mercurio de baja presión). Los átomos de
mercurio, excitados, producen luz ultravioleta, no visible. Pero al
chocar los fotones ultravioletas con el material fluorescente son
absorbidos, excitando los átomos del material. Al desexcitarse
emite fotones de colores visibles.

En uno de sus experimentos Röntgen observó que cuando


aplicaba tensión al tubo de rayos catódicos no solo se iluminaba el
trocito de papel que estaba enfrente de la ventana hecha en el
cartón, sino también los que estaban por los alrededores, incluso
debajo de la mesa. Como los rayos catódicos no se propagaban
por el aire a presión atmosférica, Röntgen sacó la conclusión de
que se estaban produciendo otros rayos que atravesaban no solo
el cartón sino incluso la madera de la mesa. Como desconocía su
naturaleza los llamó rayos X y se dedicó a estudiarlos en
profundidad.
En Diciembre de 1885 publicó un trabajo titulado "Sobre una
nueva clase de rayos" Röntgen descubrió que los rayos X se
propagan en línea recta, que impresionan los negativos
fotográficos, que no son sensibles al campo magnético y, sobre
todo, que son extremadamente penetrantes, para que fueran
parcialmente absorbidos por los materiales.

Los huesos absorben más radiación que los tejidos blandos y eso
le permitió obtener la primera radiografía de la historia, el 22 de
Diciembre de 1895: era la radiografía de una mano de su esposa.
A Röntgen le concedieron el primer premio Nóbel de la historia, en
1901; cedió el dinero asociado al premio a la Universidad de
Würzburg.

Hasta 1912 no se descubrió la verdadera naturaleza de los


misteriosos rayos X; son radiaciones como las de la luz, pero de
longitud de onda más corta pero esto es adelantar
acontecimientos.
Historia de la Radioactividad

La radiactividad, que está presente de forma natural en todos los lugares de


nuestro planeta y del universo, y forma parte esencial de nuestro entorno, fue
descubierta a finales del siglo XIX por Henri Becquerel quien descubrió, en marzo
de 1896, una radiaciones invisible, penetrante, espontáneamente emitida por el
uranio. Demostró que esos "rayos uránicos" impresionaban las placas fotográficas
y hacian que el aire condujera la electricidad.

A partir de ese momento, los médicos pretenden su utilización para desarrollar sus
técnicas diagnósticas (gracias a que los Rayos X permiten ver el interior del
cuerpo humano) y terapéuticas, desconociendo sus efectos biológicos, por lo que
muchos de ellos sufren efectos perjudiciales a causa de las dosis recibidas.

Pierre y Marie Curie descubrieron otros dos elementos que emitían radiaciones
parecidas. Al primero le dieron el nombre de polonio en Julio de 1898 y al segundo
lo llamaron radio en Diciembre del mismo año. Pierre y Marie Curie caracterizaron
el fenómeno que originaba dichas radiaciones y le dieron el nombre de
"radioactividad". A masas idénticas, el radio, el más activo de los "radioelementos"
emitía 1,4 millones de veces más radiaciones que el uranio.
Descubrimiento de la Radiactividad

Poco después de que se descubriera los rayos X, en 1895; Antoine Henri


Becquerel (1852-1908) trató de demostrar la relación entre los rayos X y la
fosforescencia de las sales de uranio. En uno de sus experimentos envolvió una
placa fotográfica en papel negro, colocó una muestra de sal de uranio sobre ella y
la expuso a la luz solar. Al revelar la placa apareció que los rayos emitidos por la
sal habían penetrado a través del papel. Tiempo después, Becquerel se preparaba
para repetir el experimento pero, como la luz solar era intermitente, colocó el
conjunto en un cajón. Días después reveló la placa, esperando encontrarla sólo
débilmente afectada. Se asombró al observar una imagen intensa en la placa.
Repitió el experimento en la oscuridad total y obtuvo los mismos resultados,
probando que la sal de uranio emitía rayos que afectaban la emulsión fotográfica,
sin necesidad de ser expuesta a la luz solar. De este modo fue que Becquerel
descubrió la radiactividad. Marie Curie, dos años después en 1898 dio a este
fenómeno el nombre de radiactividad. Radiactividad es la emisión espontánea de
partículas o rayos por el núcleo de un átomo. A los elementos que tienen esta
propiedad se les llama radiactivos. Posteriormente, Becquerel mostró que los
rayos provenientes del uranio podían ionizar el aire y también eran capaces de
penetrar a través de láminas metálicas delgadas.

En 1898, Marie Sklodowska Curie (1867-1934), con su esposo Pierre Curie (1859-
1906), dirigió sus investigaciones a la radiactividad. En corto tiempo los Curie
descubrieron dos elementos nuevos, el polonio y el radio, ambos radiactivos. Para
confirmar su trabajo sobre el radio, procesaron una tonelada de residuos de
mineral llamado pecblenda, para obtener 0.1 g de cloruro de radio puro, que
usaron para efectuar más estudios sobre las propiedades del radio y determinar su
masa atómica.

Ernest Rutherford, en 1899, comenzó a investigar la naturaleza de los rayos


emitidos por el uranio. Encontró dos tipos de rayos, a los que llamó rayos alfa y
beta. Pronto se dio cuenta que el uranio, al emitir estos rayos, se transformaba en
otro elemento. A la altura de 1912 se conocían ya más de 30 isótopos radiactivos y
hoy se conocen mucho más. Paul Villard descubrió en 1900, los rayos gamma, un
tercer tipo de rayos que emiten los materiales radiactivos y que es semejante a los
rayos X. De acuerdo con la descripción del átomo nuclear, Rutherford se atribuyó
el fenómeno de la radiactividad a reacciones que se efectúan en los núcleos de los
átomos.
La historiografía de la radiactividad ha experimentando una profunda
transformación en las tres últimas décadas. La renovación ha afectado tanto a la
forma de tratar las fuentes como a los temas abordados, y se caracteriza por una
crítica de la teleología implícita en las historias tradicionales de la radiactividad,
que se solía considerar como una “prehistoria” de la ciencia y tecnología
nucleares. Ya sea desde el análisis de controversias, la reconstrucción de
espacios de investigación, las relaciones de género o los vínculos investigación e
industria, las nuevas narrativas configuran una visión más compleja de la historia
de la radiactividad, que también aparece más integrada en su contexto económico,
social y cultural. Aguas, semillas y radiaciones contribuye a esta renovación a
partir de una reconstrucción detallada de la historia del Laboratorio de
Radiactividad de la Universidad de Madrid, y por extensión de la difusión de la
radiactividad en España.

Creado en 1904 y elevado a la categoría de instituto en 1911, el Laboratorio de


Radiactividad fue la primera y principal institución dedicada al estudio y promoción
de la radiactividad en España. Fue fundado por José Muñoz del Castillo,
catedrático de Mecánica Química en la Universidad Central de Madrid y miembro
de la Academia de Ciencias. A pesar de que su oposición a la hipótesis de la
desintegración radiactiva lo aisló de los principales grupos de investigación
europeos, sus relaciones privilegiadas con los centros de poder científico y político
español le permitieron adjudicarse el estatus de experto y movilizar importantes
recursos humanos y materiales para sus investigaciones sobre las radiaciones en
los seres vivos.

En una primera etapa, el laboratorio se convirtió en un centro de recogida de datos


sobre aguas minerales, que permitieron trazar el primer mapa de zonas radiactivas
de la península ibérica y establecer vínculos sólidos con la comunidad de
hidrólogos médicos, que en muchos casos usaron la actividad radiactiva de aguas
minerales para publicitar determinados manantiales o balnearios. En 1911, con su
transformación en instituto, el laboratorio dedicó la mayor parte de sus trabajos al
estudio de los efectos de la radiactividad en el crecimiento de las plantas. Las
investigaciones radio-agrícolas del instituto coincidieron con importantes
esfuerzos de divulgación, que se concretaron en la edición de una revista y cursos
para la promoción del uso de abonos radiactivos, y con intentos de establecer al
laboratorio como institución metrológica del radio. Sin embargo, la jubilación de
Muñoz en 1920 provocó una pérdida de sintonía con el poder político, lo que
provocó el declive del instituto tanto en términos financieros como en cuanto a
personal.

Más allá de una descripción de los acontecimientos, Aguas, semillas y radiaciones


pretende esclarecer las causas que motivaron tanto la adopción de estas líneas de
investigación como su desarrollo particular. Así, el papel central de las
investigaciones sobre aguas minerales y la radio-agricultura se explica no tanto
como un exotismo ibérico, sino por la aparición contemporánea de una industria
de los abonos radiactivos en Francia y Portugal, las prioridades de la política
científica española y el bagaje científico de Muñoz, que conocía de primera mano
la importancia económica del análisis de las aguas y la química agrícola. Por otra
parte, el aislamiento internacional y la decadencia del instituto en los años 20 no
fueron sólo resultados de la idiosincrasia del director del laboratorio, sino que
tienen su raíz en la características estructurales de la academia española (como
sistemas de acceso a la investigación, de comunicación de resultados y de
relación con el poder político) y en la inexistencia de una industria nacional de
radioelementos en España.

Estas conclusiones plantean, en suma, una interrogación sobre el estatus marginal


o periférico de la ciencia producida en España. Lejos de asumir esta condición
natural, el libro cuestiona sobre sus bases culturales, sociales y materiales. Al
mismo tiempo, y dando otra vuelta de tuerca al argumento, la historia de la
radiactividad en España puede iluminar el estudio de desarrollos en los países
“centrales” planteando nuevas preguntas. Por ejemplo, ¿qué papel jugaron las
investigaciones sobre aguas minerales en la emergencia de laboratorios de
radiactividad en países como Inglaterra o el Imperio Austro-Húngaro? ¿Qué
importancia y alcance tuvo la industria de los abonos radiactivos en Francia o
Estados Unidos? Estos desarrollos, que han sido poco estudiados en la literatura
internacional, podrían dar lugar a una interesante revisión historiográfica de las
relaciones entre ciencia e industria de la radiactividad en los inicios de esta
disciplina.

Otro aspecto relevante del libro es el uso original de las fuentes para reconstruir la
historia del laboratorio de radiactividad. Tanto el Laboratorio de Radiactividad
como su fundador y director, el catedrático José Muñoz del Castillo, habían
recibido poca atención por parte de los historiadores de la ciencia españoles. El
olvido es debido en parte al carácter marginal de la ciencia producida en su seno,
pero también a la aparente escasez de fuentes: los archivos personales e
institucionales del instituto se hallan desaparecidos desde la demolición del edificio
que los albergaba a principios de la década de 1980. Para reconstruir su historia,
se tuvo por tanto que recurrir a la información encapsulada en las publicaciones
del Laboratorio y contrastarla con artículos de prensa contemporáneos, archivos
de la administración del estado y la literatura sobre radiactividad publicada en
España en el primer tercio del siglo XX. Estas fuentes, además de proporcionar
información sobre el laboratorio o Muñoz del Castillo, abren también nuevas
perspectivas sobre la imagen pública de la radiactividad y, en particular, sobre la
apropiación de la innovación científica por parte de la medicina en la España de
principios de siglo XX.
LOS DESCUBRIDORES

Iniciemos nuestra historia con dos personajes que serán el origen de


nuestro relato sobre la radiactividad; éstos son Martin Heinrich Klaproth,
científico alemán, y Joens Jakob Berzelius, químico sueco. El primero
descubrió a fines del siglo XVIII el elemento uranio, y el segundo fue el
descubridor del elemento tono, a principios del siglo XIX.

Klaproth separó en 1789 del mineral pechblenda el uranio, que es un


polvo negro. A pesar de que desde entonces se encontró que sus
propiedades químicas eran muy diferentes a las de los elementos
conocidos, durante mucho tiempo se le consideró, sin embargo, como un
elemento de poca importancia y se utilizaba en raras ocasiones.

En esa época Klaproth se impresionó profundamente con el


descubrimiento del planeta Urano, por lo que bautizó el elemento recién
descubierto por él con el nombre de uranio.

Mucho tiempo después, en 1818, Joens Jakob Berzelius descubrió el


torio al separarlo de un mineral conocido actualmente como torita. Ni
Klaproth ni Berzelius sospecharon que los elementos descubiertos por
ellos llegarían a ser tan importantes en el desarrollo del conocimiento de
la ciencia y mucho menos que emanaran radiaciones de ellos. Este
descubrimiento fue realizado en el uranio por Antoine Henri Becquerel en
1896.
Los filósofos griegos no comprobaban experimentalmente sus teorías,
sino que llegaban a sus conclusiones por razonamientos sistemáticos; y
en parte fue debido a esto que los escritos de Demócrito desaparecieron
y sólo quedaron fragmentos de ellos. Pero hubo otra razón por la que fue
olvidado, y esa razón fue la teoría de Aristóteles sobre la materia.
Aristóteles creía que la materia estaba formada por sustancias básicas
llamadas "elementos": fuego, aire, tierra y agua, que, a diferencia de los
átomos, sí se podían ver y se podían sentir por el tacto. Las ideas de
Aristóteles tuvieron más peso que las de Demócrito y gobernaron el
conocimiento sobre la materia por casi 2 000 años.

A mediados del siglo XVII un francés, Pierre Gassendi, pensó


nuevamente en los átomos. Las ideas de Aristóteles estaban tan
afianzadas en la mente de los escolásticos de esa época, que las obras
de Gassendi no fueron publicadas hasta después de su muerte, cuando
ya no podían causarle daño. Posteriormente, los grandes científicos
europeos empezaron a creer cada vez más que toda la materia estaba
formada por átomos tan pequeños que resultaban invisibles.

Ya en la última década del siglo pasado se conocía el electrón, y el


alemán Roentgen hacía experimentos con la luz fluorescente producida
por los electrones. Construyó la pantalla fluorescente, una pieza de
cartón pintada con cierto compuesto químico de bario, de alta
fluorescencia. Un día Roentgen descubrió que la pantalla brillaba aun
cuando los electrones en ese momento no podían llegar hasta ella. Se
dio cuenta de que la fuente que tenía era el origen de otra nueva clase
de rayos que penetraban el cartón; luego colgó una hoja de metal entre
el tubo y la pantalla de metal y siguió observando fluorescencia, aunque
menos intensa. Después metió su mano entre el tubo y la pantalla. Lo
que vio debió de asustarlo sobremanera: en la pantalla se veía el
esqueleto de una mano. Al mover su mano el esqueleto se movía.
Roentgen estaba viendo el esqueleto de su mano en vida. Fue enorme el
impacto que causó el descubrimiento de estos rayos, que él llamó X por
desconocer de qué se trataban. No debe, pues, sorprendernos que en
esa época mucha gente se dedicara a estudiarlos.
Previamente a la propuesta de Rutherford, los físicos aceptaban que las cargas
eléctricas en un átomo tenían una distribución más o menos uniforme. Rutherford
trató de ver como era la dispersión de partículas alfa por parte de los átomos de
una lámina de oro muy delgada. Los ángulos deflactados por las partículas
supuestamente aportarían información sobre como era la distrubución de carga en
los átomos. En concreto, era de esperar que si las cargas estaban distribuidas
acordemente al modelo de Thomson la mayoría de las partículas atravesarían la
delgada lámina sufriendo sólo ligerísimas deflacciones en su trayectoria
aproximadamente recta. Aunque esto era cierto para la mayoría de partículas alfa,
un número importante de estas sufrían deflexiones de cerca de 180º, es decir,
prácticamente salían rebotadas en dirección opuesta a la incidente.

Rutherford apreció que esta fracción de partículas rebotadas en dirección opuesta


podía ser explicada si se asumía que existían fuertes concentraciónes de cargas
positivas en el átomo. La mecánica newtoniana en conjunción con la ley de
Coulomb predice que el ángulo de deflexión de una partícula alfa relativamente
ligera, por parte de un átomo de oro más pesado depende del parámetro de
impacto o distancia a la que la partícula alfa pasaba del núcleo:

La importancia del modelo de Rutherford residió en proponer la existencia de un


núcleo en el átomo. Término que, paradójicamente, no aparece en sus escritos. Lo
que Rutherford consideró esencial para explicar los resultados experimentales, fue
"una concentración de carga" en el centro del átomo, ya que si no, no podía
explicarse que algunas partículas fueran rebotadas en dirección casi opuesta a la
incidente. Este fue un paso crucial en la comprensión de la materia, ya implicaba
la existencia de un núcleo atómico donde se concentraba toda la carga positiva y
más del 99,9% de la masa. Las estimaciones del núcleo revelaban que el átomo
en su mayor parte estaba vacío.

Rutherford propuso que los electrones orbitarían en ese espacio vacío alrededor
de un minúsculo núcleo atómico, situado en el centro del átomo. Además se abría
varios problemas nuevos que llevarían al descubrimiento de nuevos hechos y
teorías al tratar de explicarlo
RUTHERFORD, sucesor de la cátedra de Thomson, Hans Geiger y Gregor
Marsden, discípulos de Thomson continuan con los trabajos de Tompson pero
enfocados a identificar la radiación de la urania a las que Rutherford, en 1898,
llamó alfa ( ) y beta ( ). Posteriormente se identificó otro tipo de radiación a la
que llamarían radiación gamma ( ), esta última identificada por Paul Villard.

Los trabajos de los tres discípulos de Thomson, antes mencionados, construyeron


un experimento en el que la experiencia consistía en bombardear láminas
delgadas de distintas sustancias, donde los proyectiles consistían de partículas
alfa ( ). Este trabajo rindió frutos, ya que en 1919 le otorgaron precisamente el
premio Novel de Química.

Para 1911 Ernest Rutherford realizo un experimento el cual consistía en


bombardear con partículas alfa una finísima lámina de oro, las cuales eran
recogidas en un pantalla de sulfuro de cinc. Un suceso importante que llamó la
atención de Rutherford fue el hecho de que la mayoría de partículas atravesaban
la lámina sin desviarse o desviadas en ángulos pequeños, mientras que unas
cuantas partículas eran dispersadas a ángulos grandes hasta 180º. Esto llevo a
Rutherfor a supones que las cargas positivas que las desviaban estaban
concentradas dentro de los átomos ocupando un espacio muy pequeño, es
comparación con el resto del átomo. A esta parte Rutherford le llamó núcleo.
Cada sustancia del universo está formada por pequeñas partículas llamadas
átomos; son estudiados por la química, que surgió en la edad media y que estudia
la materia.

Para comprender los átomos, cientos de científicos han anunciado una serie de
teorías que nos ayudan a comprender su complejidad. Durante el renacimiento, la
química fue evolucionando; a finales del siglo XVIII se descubren los elementos y
en el siglo XIX se establecen leyes de la combinación y la clasificación periódica
de los elementos y se potencia el estudio de la constitución de los átomos.

EL MODEL ATOMICO DE THOMSON

Joseph John Thomson (1856-1940) fue un físico británico; nació cerca de


Manchester, estudio en Owens College y en el Trinity College de la universidad de
Cambridge, aquí enseño matemáticas y física, fue profesor de física experimental
en el laboratorio de Cavendish y rector de Trinity College. También fue presidente
de la sociedad Real y profesor de filosofía natural de la institución regia de Gran
Bretaña.

Según su modelo el átomo consistía en una esfera uniforme de materia cargada


positivamente en la que se hallaban incrustados los electrones. Esto explicaba que
la materia fuese eléctricamente neutra pues en los átomos de Thomson la carga
positiva era neutralizada por la negativa.

Calculo la relación entre la carga y la masa de los átomos realizando un


experimento: hizo pasar un haz de rayos catódicos por un campo eléctrico y por
uno magnético; esto llevo a Thomson a suponer que las partículas que formaban
los rayos catódicos no eran átomos cargados, sino fragmentos de átomos, es
decir, partículas subatomicas a las que llamo electrones.
EL MODELO ATOMICO DE RUTHERFORD

Ernest Rutherford (1871-1937) nació el 30 de agosto en Nelson, Nueva Zelanda y


estudio en la universidad de Nueva Zelanda y en la de Cambridge. Fue profesor
de física en la universidad de McGill de Montreal, Canadá, y en la de Manchester
en Inglaterra. Se convirtió en director del laboratorio Cavendish en la universidad
de Cambridge y mantuvo una cátedra en la institución real de Gran Bretaña en
Londres.

En 1919 obtuvo el premio novel de química.

Su experiencia consistió en bombardear con partículas alfa una fina lamina de oro,
la partícula alfa atravesaban la lamina y eran recogidas sobre una pantalla de
sulfuro de cinc; resulto que mientras que la mayoría de las partículas la
atravesaban sin desviarse o solo desviándose en poco ángulos, este hecho hizo
suponer que las cargas positivas que las desviaban estaban dentro de los átomos
ocupando un espacio muy pequeño, esta parte positiva fue llamada núcleo.

Rutherford poseía información sobre la masa, el tamaño y la carga del núcleo ,


pero no tenia información acerca de la distribución o posición de los electrones.

En su modelo, los electrones se movían alrededor del núcleo; pero observo una
contradiccion: el electrón del átomo de Rutherford modificaba su dirección lineal
continuamente, ya que seguía una trayectoria circular, por tanto debería emitir
radiación electromagnética y esta causaría la disminución de la energía, así que
debería describir una trayectoria en espiral hasta caer en el núcleo.
En 1910 Rutherford y sus estudiantes realizaron un experimento que consistía en
bombardear una fina lámina de oro con partículas alfa que son átomos de He a los
que se le ha arrancado 1e-. Recogieron el resultado de este bombardeo en una
placa fotográfica y lo que observaron fue que la mayoría de las partículas alfa
atravesaron la lámina de oro sin desviarse y que un pequeño número rebotaba en
ángulos agudos.
Rutherford propuso un modelo atómico en el que la masa y la carga + se
encuentran en el núcleo pequeño a comparación con el tamaño del átomo y con
los e- girando en órbitas circulares como si fuese un sistema planetario. Esto
permite explicar los resultados experimentales. Al ser pequeña la probabilidad de
encontrar un núcleo pocas son las partículas alfa que rebotan las que no se
desvían es porque pasan lejos del núcleo y aquellas que sufren una pequeña
desviación es porque pasan próximas al núcleo que tiene carga +. Al estar las 2
cargadas positivamente se repelen.
En este modelo atómico la fuerza de atracción entre cargas viene expresado por la
ley de Coulomb.

F= K (q1-q2)/d(cuadrado)

Los e- están girando en órbitas concéntricas en torno al núcleo y no se caen sobre


el núcleo a pesar de la atracción entre cargas distintas. La explicación de
Rutherford es que los e- giran a gran velocidad lo que impide que con la atracción
caigan sobre el núcleo.
Otra aportación fue el cálculo del tamaño del átomo y núcleo el cual sería
10000veces más pequeño que el átomo.

Diámetro núcleo ~ 10 a la menos 12 cm.


Diámetro atómico ~ 10 a la menos ocho cm.

Nuevas experiencias demostraron que el modelo propuesto por Rutherford era


incompleto.
La velocidad de la luz en el vació es distinta a la velocidad de la luz en otro medio
como puede se el vidrio. Cuando la luz pasa de un medio a otro se desvía. Este
hecho es ya conocido desde la época de Isaac Newton (1642-1727) quien
demostró que la luz blanca estaba constituida de varios colores que van desde el
rojo hasta el ultravioleta. Lo demostró haciendo incidir un haz de luz blanca sobre
un prisma.
Cuando los distintos componentes de la luz se recogen en una placa fotográfica se
obtiene lo que se denomina espectro que está formando por una serie de líneas
espectrales características de la luz que está siendo analizada. Gran parte del
conocimiento de la estructura atómica llegó con la espectroscopia que es el
análisis de la luz y otras radiaciones absorbidas o emitidas por diferentes
sustancias. Algunos elementos cuando se calientan o cuando sus vapores son
expuestos a una descarga eléctrica emiten luz de un color característico.
El átomo de Bohr

Para explicar la estructura del átomo, el físico danés Niels Bohr desarrolló en
1913 una hipótesis conocida como teoría atómica de Bohr (o teoría cuántica).

Bohr supuso que los electrones están dispuestos en capas definidas, o niveles
cuánticos, a una distancia considerable del núcleo. La disposición de los
electrones se denomina configuración electrónica. El número de electrones es
igual al número atómico del átomo. Así, el hidrógeno tiene un único electrón
orbital, el helio dos y el uranio 92.

Las capas electrónicas se superponen de forma regular hasta un máximo de siete,


y cada una de ellas puede albergar un determinado número de electrones. La
primera capa está completa cuando contiene dos electrones, en la segunda cabe
un máximo de ocho, y las capas sucesivas pueden contener cantidades cada vez
mayores. Ningún átomo existente en la naturaleza tiene la séptima capa llena. Los
electrones más externos o los últimos en añadirse a la estructura del átomo
determinan el comportamiento químico del átomo.

Si recordamos el ejercicio mental que hicimos antes, sobre visualizar los


electrones que se desplazan alrededor del núcleo como si fueran planetas que
giran en torno al Sol, y lo comparamos con la visión actual sobre el átomo, la
primera resulta demasiado simple. Ahora se sabe que es imposible determinar con
exactitud la posición de un electrón en el átomo sin perturbar su posición. Esta
incertidumbre se expresa atribuyendo al átomo una forma de nube, en la que la
posición de un electrón se define según la probabilidad de encontrarlo a una
distancia determinada del núcleo. Esta visión del átomo como nube de
probabilidad ha sustituido al modelo de sistema solar.
Hasta los últimos años del siglo XIX, el modelo aceptado del átomo se parecía a
una bola de billar - una pequeña esfera sólida. En 1897, J.J. Thomson cambió
dramáticamente la visión moderna del átomo con su descubrimiento del
electrón. El trabajo de Thomson sugiere que el átomo no es una partícula
'indivisible' como John Dalton había sugerido, sino más bien un rompecabezas
compuesto de piezas todavía más pequeñas.
La noción de Thomson sobre el electrón se origina en su investigación sobre
una curiosidad científica del siglo XIX: el tubo de rayo catódico. Durante años,
algunos cientifícos habían tenido conocimiento del hecho que si una corriente
eléctrica pasaba a través de un tubo, se podía ver un rayo de material
resplandeciente. Sin embargo, nadie podía explicar el por qué. Thomson
descubrió que el misterioso rayo resplandeciente se torcía hacia una placa
eléctrica cargada positivamente. Thomson teorizó, y posteriormente se probó
que estaba en lo cierto, que, en realidad, el rayo estaba compuesto de
pequeñas partículas o pedazos de átomos que llevaban una carga negativa.
Más tarde, a estas partículas se las llamó electrones.
Thomson imaginó que los átomos parecían pedazos de pan con uvas pasas o
una estrucura en la cual grupos de pequeños electrones cargados
negativamente (las 'uvas pasas') estaban dispersas dentro de una mancha de
cargas positivas (el 'pan', ya que Eugen Golstein había descubierto en 1886 que
los átomos tenían cargas positivas). En 1908, Ernest Rutherord, un antiguo
estudiante de Thomson, probó que la teoría del pan con uvas pasas de
Thomson era incorrecta.
Rutherford ejecutó una serie de experimentos con partículas alpha radioactivas.
A pesar de que en ese momento no se sabía que era una partícula alpha, se
sabía que era muy pequeña. Rutherford lanzó pequeñas partículas alpha hacia
objetos sólidos como láminas doradas. Descubrió que la mayoría de las
partículas alpha atravesaban la lámina dorada, que un reducido número de las
partículas alpha atravesaban en un ángulo (como si se hubiesen chocado contra
algo), y que algunas rebotaban como una pelota de tenis que golpea una pared.
¡Los experimentos de Rutherford sugirieron que las láminas doradas, y la
materia en general, tenía huecos! Estos huecos permitían a la mayoría de la
partículas alpha atravesar directamente, mientras que un reducido número
rebotaba de vuelta porque golpeaba un objeto sólido.
En 1911, Rutherford propuso una visión revolucionaria del átomo. Sugirió que el
átomo consistía de un pequeño y denso núcleo de partículas cargadas
positivamente en el centro (o núcleo) del átomo, rodeado de un remolino de
electrones. El núcleo era tan denso que las partículas alpha rebotaban en el,
pero el electrón era tan pequeño, y se extendía a tan grande distancia que las
partículas alpha atravesaban directamente esta área del átomo. El átomo de
Rutherford se parecía a un pequeño sistema solar con el núcleo cargado
positivamente siempre en el centro y con los electrones girando alrededor del
núcleo.
Las partículas cargadas positivamente en el núcleo del átomo fueron
denominadas protones. Los protones contienen un número igual de cargas, pero
opuesto, a los electrones. Sin embargo los protones son mucho más grandes y
pesados que los electrones.
En 1932, James Chadwick descubrió un tercer tipo de partícula sub-átomica a la
que llamó el neutrón. Los neutrones ayudan a estabilizar los protones en el
núcleo del átomo. Ya que el núcleo es una masa tan compacta, los protones
cargados positivamente tienden a recharzase entre ellos. Los neutrones ayudan
a reducir la repulsión entre los protones y estabilizan el núcleo átomico. Los
neutrones siempre residen en el núcleo de los átomos y son aproximadamente
del mismo tamaño que los protones. Sin embargo, los neutrones no tienen una
carga eléctrica, más bien son eléctricamente neutrales.
Los átomos son eléctricamente neutrales porque el número de protones (cargas
+) es igual al número de electrones (cargas -). De esta manera se neutralizan.
Si se consideran átomos más grandes, el número de protones aumenta, y
también aumenta el número de electrones en el estado neutral del átomo. El
enlace a la siguiente ilustración, compara los dos átomos más simples, el
hidrógeno y el helio.
Los átomos son extramademente pequeños. Un átomo de hidrógeno (el átomo
más pequeño que se conoce) tiene aproximademente 5 x 10-8 mm de diámetro.
Para poner esto en perspectiva, habría que tomar casi 20 millones de átomos de
hidrógeno para hace una línea tan larga como este guión - . La mayoría del
espacio ocupado por un átomo está en realidad vacío porque el electron gira a
una distancia muy alejada del núcleo. Por ejemplo, si fuésemos a dibujar un
átomo de hidrógeno a escala y usásemos un protón de un centímetro (más o

menos del tamaño de este dibujo - ), el átomo del electrón giraría a una
distancia de ~0.5 km del núcleo. ¡En otras palabras, el átomo sería más grande
que una cancha de football!
Los átomos de diferentes elementos se distinguen entre si por el número de
protones (el número de protones es constante para todos los átomos de un
elemento, el número de neutrones y de electrones puede variar bajo cierta
circunstancias). Para identificar esta importante característica del átomo, se usa
el término número atómico (z) para describir el número de protones en un
átomo. Por ejemplo, z = 1 para el hidrógeno y z = 2 para el helio.
Otra importante caractéristica del átomo es su peso o su masa atómica. El peso
de un átomo está aproximadamente determinado por el número total de
protones y de neutrones en el átomo. Mientras que los protones y los neutrones
son más o menos del mismo tamaño, el electrón es más de 1,800 veces más
pequeño que estos dos. Es así que el peso del electrón es irrelevante al
determinar el peso del átomo. Es como comparar el peso de una mosca al peso
de un elefante.
Evolución e historia del modelo atómico

La estructura de la materia ha sido objeto de análisis y reflexión desde los albores


de la civilización moderna, la palabra átomo viene de la palabra griega de igual
sonido y que significaba indivisible. Es decir, la unidad mínima de la materia, masa
o como lo dijeran los griegos.

El significado actual de átomo proviene de su evolución del siglo XIX, y en el siglo


pasado se descubrió que había partículas subatómicas y se comenzó a elaborar la
estructura del átomo actual o interrelación de los tipos de partículas elementales
más pequeñas que lo componen.

Antes de exponer el modelo de átomo actual propuesto por la Mecánica Global,


dada la importancia que tiene la evolución de los diferentes modelos atómicos
desarrollados, vamos a comentar muy brevemente la historia del átomo en orden
cronológico:

• 450 a.c. - Modelo atómico de Demócrito.

El desarrollo filosófico de Demócrito postulaba la imposibilidad de la división


infinita de la materia y la consecuente necesidad de la existencia de una
unidad mínima de la cual estarían compuestas todas las sustancias.

Interesante el que se haya pensado durante 2500 años que Demócrito


pudiera haber acertado plenamente; la verdad es que lo parecía, pero
ahora uno de los postulados o principios más importantes de la Mecánica
Global es precisamente lo contrario.

En el modelo actual de la Teoría de la Equivalencia Global todas las


sustancias forman parte de una única partícula llamada Globus, constituida
por una red tridimensional reticular irrompible que se extiende por todo el
universo.

• 1808 - Modelo atómico de Dalton.

La evolución del modelo de Dalton apuntaba ya al átomo moderno pero


como una sola partícula; si bien al principio no estaba muy claro si el
modelo atómico de Dalton sería un átomo o una molécula.

• 1897 - Modelo atómico de Thomson.

El siguiente paso importante en la historia del átomo actual lo añade la


teoría atómica de Thomson con la división del átomo entre cargas positivas
y negativas, tipo pastel de frutas o sopa de ajo, con fuerzas de atracción
eléctricas.
• 1911 - Modelo atómico de Rutherford.

El modelo de Rutherford separa el núcleo con carga positiva de los


electrones con carga negativa. Los electrones estarían en órbitas circulares
o elípticas alrededor del núcleo. El neutrón se añadió al modelo de
Rutherford en 1920 de forma teórica y fue descubierto experimentalmente
en 1932.

El modelo de Rutherford es la imagen visual que todos tenemos del átomo


moderno, pero tenía dos problemas:

o Contradecía las leyes de Maxwell del electromagnetismo por las que


las partículas cargadas en movimiento deberían emitir fotones
continuamente. Por ello los electrones deberían perder energía y
caer al núcleo del átomo.
o La teoría atómica de Rutherford no explicaba los espectros atómicos.

• 1913 - Modelo atómico de Bohr.

La teoría atómica de Bohr introduce mejoras sustanciales al modelo de


Rutherford al incorporar aspectos energéticos derivados de la energía de
Planck y del efecto fotoeléctrico de Einstein.

Aunque una descripción detallada del modelo de Bohr es compleja, las


siguientes características son relevantes en relación al modelo que va a
introducir la Mecánica Global:

o Los electrones se sitúan en órbitas circulares estables; es decir,


donde no emiten energía y no todas están permitidas.
o Las órbitas permitidas de los electrones del modelo atómico de Bohr
tienen un momento angular que es un múltiplo exacto de hbar
(constante de Planck dividido por 2π)
o Los electrones emiten o absorben un fotón al cambiar de órbitas
atómicas, cuya energía coincide con la diferencia de energía de las
órbitas y no necesitan pasar por estados intermedios.
o En el átomo de Bohr, las órbitas de los electrones siguen las reglas
de la Mecánica Clásica pero no así los cambios de órbita.

Al margen del gran acierto de este modelo en muchos aspectos, el


problema del modelo de Bohr y de toda la Mecánica Cuántica es que se
van añadiendo supuestos a lo largo de la historia, pero sin explicar las
razones que los justifican, únicamente que funcionan y explican mejor la
realidad; lo cual, no estando nada mal, no ayuda mucho a la comprensión
de la realidad si se apoyan en principios físicos despistantes.
Para variar, podrían haber intentado una explicación plausible.

• 1916 - Modelo atómico de Sommerfeld.

Con la evolución, en el modelo de Sommerfeld se incluyen subniveles


dentro de la estructura del átomo de Bohr, se descartan las órbitas
circulares y se incorpora en cierta medida la Teoría de la Relatividad de
Einstein.

El modelo de Sommerfeld también configura los electrones como corriente


eléctrica y no explica por qué las órbitas han de ser elípticas, yo creo que
son elipsoides y que Sommerfeld lleva razón en que el electrón es un tipo
especial de onda electromagnética, al que la Mecánica Global denomina
ondón.

• 1926 - Modelo de Schrödinger o modelo actual según Wikipedia.

El modelo de Schrödinger cambia la filosofía de las órbitas, seguramente


por las nuevas aportaciones a la teoría atómica de De Broglie sobre la
naturaleza ondulatoria de la masa en 1924, y describe a los electrones con
funciones de onda. Dicha configuración permite obtener la probabilidad de
que el electrón se encuentre en un determinado punto del espacio. De esta
forma, se obtienen orbitales de densidad espacial de probabilidad de
encontrar un electrón.

Este modelo de átomo de Schrödinger se ajusta mucho mejor a las


observaciones; pero, al abandonar la visión anterior sobre la forma de las
órbitas se aleja de una explicación intuitiva de las causas de esas órbitas
tan caprichosas. Al mismo tiempo, Schrödinger se adentra en el mundo de
las probabilidades y de la abstracción matemática que, en grandes dosis,
podría llegar a ser muy perjudicial o negativa.
Introducción histórica.

El primer indicio que llevaría al establecimiento de la existencia del núcleo


atómico fue el descubrimiento de la radiactividad por Antoine Henri Becquerel en
1896. Éste observó que las sales de Uranio emitían unas radiaciones que eran
capaces de velar placas fotográficas en la oscuridad e incluso atravesar placas de
Aluminio y Cobre. Los esposos Curie descubren otros elementos que también son
emisores radiactivos, aún más activos que el Uranio, como son el Polonio y el
Radio.

Más tarde, en 1900, Ernest Rutherford y Paul U. Villard identifican en las


radiaciones emitidas tres componentes distintos: unas partículas positivas a, unas
negativas b o electrones, ya descubiertos anteriormente por J. J. Thomson y una
radiación electromagnética sin carga eléctrica, con una corta longitud de onda.

Todos estos hechos llevan a Marie Curie a escribir en 1903: " El átomo, indivisible
desde el punto de vista químico, es divisible en este caso (refiriéndose a los
procesos radiactivos), y los subátomos se encuentran en movimiento. La materia
radiactiva experimenta, pues, una transformación química que es fuente de la
energía radiada; pero no es una transformación química ordinaria, porque las
transformaciones químicas dejan al átomo invariable ". Empieza por lo tanto a
tomar cuerpo la idea de un átomo divisible, y por lo tanto compuesto de distintos "
subátomos ", distintas partes dentro del átomo.

Rutherford, que con la ayuda de Frederick Soddy esboza las familias radiactivas, y
tras recibir el premio Nobel de Química en 1908, es quien establece la existencia
del núcleo del átomo. Sus dos colaboradores, Hans Geiger y Ernst Marsden,
bombardean en 1911 una fina lámina de oro con partículas a, observando que
algunas partículas sufrían grandes desviaciones angulares, mientras que la
mayoría de ellas atravesaban la lámina sin desviarse. Estas desviaciones se
atribuyen a campos repulsivos muy intensos existentes en el átomo. La existencia
de estos campos tan intensos desacredita el modelo de átomo propuesto por el
descubridor del electrón, J. J. Thomson, que proponía un átomo donde la carga
positiva estuviera expandida por todo el átomo y sobre ella estaría situada la carga
negativa, en forma de electrones. Una carga extendida por todo el átomo en una
nube difusa produciría un campo repulsivo más débil, no capaz de dar los
resultados experimentales ya citados. Veamos en una animación un ejemplo de
este experimento. Comprobad como la mayoría de las partículas alfa no se
desvían.

Ernest Rutherford propone un átomo que tenga un núcleo, donde esté


concentrada la mayor parte de la masa del átomo y se encuentre la carga positiva,
rodeado de electrones. El tamaño de este núcleo sería el de una diezmilésima
parte del tamaño del átomo. Henry Moseley, ayudante de Rutherford, demostró
experimentalmente en 1913 que el número de electrones atómicos y el número de
cargas positivas que existen en el núcleo son iguales al número atómico ( Z ) del
elemento en la tabla periódica.
Niels Bohr en ese mismo año ya sitúa la radiactividad en el núcleo del átomo
mientras que responsabiliza a los electrones de las reacciones químicas.

Fue de nuevo Rutherford quien, en 1919, propuso que en los núcleos había
protones (o lo que él llamaba partículas primeras) identificándolos con núcleos de
Hidrógeno. Llegó a esta conclusión tras bombardear con partículas alfa átomos
ligeros, de número atómico bajo, como el Boro, Flúor, Sodio, Aluminio, Fósforo y
nitrógeno, y comprobar que en todos los procesos era capaz de arrancar núcleos
de Hidrógeno, que por lo tanto eran constituyentes comunes de esos núcleos. De
esta forma fue como Rutherford llevó a cabo en 1919 las primeras reacciones
nucleares o transmutaciones de un núcleo en otro, utilizando partículas alfa
naturales. Bombardeando con éstas núcleos de Nitrógeno obtuvo un nuevo
núcleo, que identificó como un isótopo del Oxígeno, a la vez que en la reacción se
desprendían protones.

También bombardeos con partículas alfa, en este caso sobre átomos de Berilio,
fueron los que condujeron al descubrimiento del neutrón por James Chadwick en
1932. En estos bombardeos con partículas alfa provenientes del Polonio se
produce una radiación neutra y muy penetrante, que muchos físicos confundieron
con radiación gamma. El omnipresente Rutherford había propuesto un núcleo con
protones y otras partículas neutras, mientras que la generalidad de los químicos
se decantaba por un núcleo con un número A (número másico) de protones y A-Z
electrones, teoría que principalmente se apoyaba en la emisión electrónica beta
del núcleo. Chadwick asoció estas partículas neutras predichas por Rutherford a la
radiación neutra penetrante. Diversos experimentos posteriores corroboraron su
teoría e incluso se pudó medir su masa (entre 1,005 y 1,008 veces la del protón)
en 1932.

La construcción de los primeros aceleradores de partículas, a partir de 1931,


permitió disponer de partículas aceleradas a altas velocidades. Fue así, como
Frédéric e Irene Joliot – Curie descubren la radiactividad artificial, pues
bombardeando con partículas alfa núcleos de aluminio encontraron que se
producía un nuevo elemento, que además era radiactivo. Se llega por primera vez
así al descubrimiento de nuevos elementos obtenidos de forma artificial.

Heisenberg, en 1932, propone que el núcleo está formado por dos tipos de
partículas: los protones y los neutrones (llamados colectivamente nucleones). Los
protones tienen carga positiva e, igual y opuesta a la del electrón, y los neutrones
son neutros eléctricamente. Si Z es el número atómico de un elemento, hay Z
electrones en la corteza de su átomo y su núcleo tiene N neutrones, siendo A = Z
+ N el número de nucleones, también llamado número másico.

Los nucleones tienen estructura interna y su diámetro es casi de 2 fermis. Su


masa es casi la misma (1,672.10-27 kg para los protones y 1,675.10-27 kg para los
neutrones). Ambas partículas son fermiones, partículas con spin semientero.
Recordemos que el spin es una característica cuántica de las partículas, que
podemos asimilar al giro sobre sí mismo de la partícula.
Hoy se sabe que estos protones y neutrones no son partículas elementales al
poder descomponerse en otras entidades más elementales, los denominados
quarks. Estas partículas que tienen carga fraccionaria y spin ½ se combinan para
dar lugar a los distintos protones y neutrones.

Los protones y neutrones del núcleo se encuentran en un espacio muy reducido, a


distancias muy cortas unos de otros. A estas distancias tan cortas es muy grande
la repulsión electromagnética entre protones, que de acuerdo a la ley de Coulomb
es inversamente proporcional al cuadrado de la distancia y directamente
proporcional a la magnitud de las cargas. La fuerza que vence a esta repulsión
electromagnética y es capaz de mantener el núcleo unido es otra de las 4
interacciones fundamentales conocidas, la fuerza nuclear fuerte. Es una fuerza
atractiva y muy intensa, por lo que domina a la repulsión culombiana de los
protones, pero tiene un muy corto alcance, sólo del orden de poco más de un
fermi. Las características de este tipo de fuerza son que es una fuerza saturada
(cada partícula sólo es capaz de interaccionar con un pequeño número de otras
partículas), dirigida (depende de la orientación de los espines) e independiente de
la carga ( la fuerza entre dos protones es igual que la existente entre dos
neutrones o entre protón y neutrón ).

Pese a la interacción fuerte, un núcleo puede ser inestable y desintegrarse por


radiactividad, e incluso fisionándose, rompiéndose en fragmentos. Núcleos
pesados, como por ejemplo el del Uranio, son capaces de hacerlo naturalmente.
Como bien conocemos, el proceso de fisión también puede darse por la acción de
neutrones sobre núcleos de determinados elementos, lo que produce una gran
liberación de energía, aprovechada en las centrales nucleares de fisión.

La radiactividad es un proceso estrictamente nuclear, es un proceso de


desintegración espontánea del núcleo. La estabilidad nuclear es el equilibrio
entre las fuerzas de repulsión eléctrica de los protones y la fuerza atractiva nuclear
de corto alcance, que experimentan los protones y neutrones del núcleo. La
relación entre el número de protones(Z) y neutrones(N) es por lo tanto clave para
la estabilidad del núcleo.
Demócrito pensó en la idea de que todos los cuerpos materiales son agregados de
innumerables partículas tan pequeñas que no son visibles por los ojos humanos ,
los llamaron átomos (del griego indivisibles). Creía que había cuatro clases
diferentes de átomos: los átomos de la piedra, pesados y secos; los átomos de
agua, pesados y húmedos; los átomos de aire, fríos y ligeros, y los átomos de
fuego, fugitivos y calientes.

Por una combinación en estas cuatro clases de átomos se suponía que están
hechas todas las materias conocidas. El suelo seria una combinación de átomos
de piedra y agua. Los de una planta serian átomos de piedra y agua, procedentes
del suelo y átomos de fuego procedentes del sol. Por esta causa los troncos de
madera seca que han perdido átomos de agua pueden arder, desprendiendo
átomos de fuego (llamas) y dejando átomos de piedra(cenizas).

Esta teoría que propuso Leucipo y Demócrito no tubo gran aceptación entre los
filósofos griegos y romanos, así que el átomo fue olvidado ya que la teoría de que
el universo estaba compuesto por cuatro elementos (tierra, agua, fuego y aire),
resulto mucho más popular, aceptada y propagada por “eruditos”, como
Aristóteles.
Física nuclear

La física nuclear es una rama de la física moderna que estudia las


propiedades y el comportamiento de los núcleos atómicos. La física nuclear
es conocida mayoritariamente por la sociedad en su papel en la energía
nuclear en centrales nucleares y en el desarrollo de armas nucleares, tanto
de fisión como de fusión nuclear. En un contexto más amplio, se define la
física nuclear y física de partículas como la rama de la física que estudia la
estructura fundamental de la materia y las interacciones entre las partículas
subatómicas.

Primeros experimentos

La radiactividad fue descubierta en las sales de uranio por el físico francés Henri
Becquerel en 1896.

En 1898, los científicos Marie y Pierre Curie descubrieron dos elementos


radiactivos existentes en la naturaleza, el polonio (84Po) y el radio (88Ra).

En 1913 Niels Bohr publica su modelo de átomo, consistente en un núcleo central


compuesto por partículas que concentran la práctica mayoría de la masa del
átomo (neutrones y protones), rodeado por varias capas de partículas cargadas
casi sin masa (electrones). Mientras que el tamaño del átomo resulta ser del orden
del angstrom (10-10 m), el núcleo puede medirse en fermis (10-15 m), o sea, el
núcleo es 100.000 veces menor que el átomo.

Ernest Rutherford en el año 1918 definió la existencia de los núcleos de


hidrógeno. Rutherford sugirió que el núcleo de hidrógeno, cuyo número atómico se
sabía que era 1, debía ser una partícula fundamental. Se adoptó para esta nueva
partícula el nombre de protón sugerido en 1886 por Goldstein para definir ciertas
partículas que aparecían en los tubos catódicos.

Durante la década de 1930, Irène y Jean Frédéric Joliot-Curie obtuvieron los


primeros nucleidos radiactivos artificiales bombardeando boro (5B) y aluminio (13Al)
con partículas α para formar isótopos radiactivos de nitrógeno (7N) y fósforo (15P).
Algunos isótopos de estos elementos presentes en la naturaleza son estables. Los
isótopos inestables se encuentran en proporciones muy bajas.

En 1932 James Chadwick realizó una serie de experimentos con una radiactividad
especial que definió en términos de corpúsculos, o partículas que formaban esa
radiación. Esta nueva radiación no tenía carga eléctrica y poseía una masa casi
idéntica a la del protón. Inicialmente se postuló que fuera resultado de la unión de
un protón y un electrón formando una especie de dipolo eléctrico. Posteriores
experimentos descartaron esta idea llegando a la conclusión de que era una
nueva partícula procedente del núcleo a la que se llamó neutrones.

Los científicos alemanes Otto Hahn y Fritz Strassmann descubrieron la fisión


nuclear en 1938. Cuando se irradia uranio con neutrones, algunos núcleos se
dividen en dos núcleos con números atómicos. La fisión libera una cantidad
enorme de energía y se utiliza en armas y reactores de fisión nuclear.

Los conceptos de fisión y fusión nuclear difieren en las características de formación de cada
uno. De esta forma se encuentra que la fisión (utilizada en las bombas y reactores
nucleares) consiste en el "bombardeo" de partículas subatómicas al uranio (o a cualquier
elemento transuránico, siempre y cuando sus características lo permitan), trayendo como
consecuencia la fisión (de allí su nombre) del átomo y con esto la de los demás átomos
adyacentes al bombardeado en reacción en cadena. Mientras que, la fusión es la unión bajo
ciertas condiciones (altas presiones, altas temperaturas, altas cargas, etc.) de dos o más
átomos y genera mucha más energía que la fisión.
Un poco de historia
Cinco siglos antes de Cristo, los filósofos griegos se preguntaban si la materia
podía ser dividida indefinidamente o si llegaría a un punto que tales partículas
fueran indivisibles. Es así, como Demócrito formula la teoría de que la materia se
compone de partículas indivisibles, a las que llamó átomos (del griego atomos,
indivisible).

En 1803 el químico inglés John Dalton propone una nueva teoría sobre la
constitución de la materia. Según Dalton toda la materia se podía dividir en dos
grandes grupos: los elementos y los compuestos. Los elementos estarían
constituidos por unidades fundamentales, que en honor a Demócrito, Dalton
denominó átomos. Los compuestos se constituirían de moléculas, cuya estructura
viene dada por la unión de átomos en proporciones definidas y constantes. La
teoría de Dalton seguía considerando el hecho de que los átomos eran partículas
indivisibles.

Hacia finales del siglo XIX, se descubrió que los átomos no son indivisibles, pues
se componen de varios tipos de partículas elementales. La primera en ser
descubierta fue el electrón en el año 1897 por el investigador Sir Joseph Thomson,
quién recibió el Premio Nobel de Física en 1906. Posteriormente, Hantaro Nagaoka
(1865-1950) durante sus trabajos realizados en Tokio, propone su teoría según la
cual los electrones girarían en órbitas alrededor de un cuerpo central cargado
positivamente, al igual que los planetas alrededor del Sol. Hoy día sabemos que la
carga positiva del átomo se concentra en un denso núcleo muy pequeño, en cuyo
alrededor giran los electrones.

El núcleo del átomo se descubre gracias a los trabajos realizados en la


Universidad de Manchester, bajo la dirección de Ernest Rutherford entre los años
1909 a 1911. El experimento utilizado consistía en dirigir un haz de partículas de
cierta energía contra una plancha metálica delgada, de las probabilidades que tal
barrera desviara la trayectoria de las partículas , se dedujo la distribución de la
carga eléctrica al interior de los átomos.
Radiactividad
a) Radiactividad Natural.

En Febrero de 1896, el físico francés Henri Becquerel


investigando con cuerpos fluorescentes (entre ellos el Sulfato de Uranio y el
Potasio), halló una nueva propiedad de la materia a la que posteriormente Marie
Curie llamó "Radiactividad". Se descubre que ciertos elementos tenían la
propiedad de emitir radiaciones semejantes a los rayos X en forma espontánea. Tal
radiación era penetrante y provenía del cristal de Uranio sobre el cual se
investigaba.

Marie y Pierre Curie al proseguir los estudios encontraron


fuentes de radiación natural bastante más poderosas que el Uranio original, entre
estos el Polonio y el Radio.

La radiactividad del elemento no dependía de la naturaleza física o química de los


átomos que lo componen, sino que era una propiedad radicada en el interior
mismo del átomo.

Hoy en día se conocen más de 40 elementos radiactivos naturales, que


corresponden a los elementos más pesados. Por arriba del número atómico 83,
todos los núcleos naturales son radiactivos.

b) Desintegraciones Alfa, Beta, Gamma.

La radiactividad es un fenómeno que se origina exclusivamente en el núcleo de los


átomos radiactivos. La causa que los origina probablemente se debe a la variación
en la cantidad de partículas que se encuentran en el núcleo.

Cuando el núcleo atómico es inestable a causa del gran número de protones que
posee (ocurre en los elementos más pesados, es decir con Z = 83 o superior), la
estabilidad es alcanzada, con frecuencia, emitiendo una partícula alfa, es decir, un
núcleo de Helio (2He4 ) formado por dos protones y dos neutrones.

Cuando la relación de neutrones/protones en un núcleo atómico es elevada, el


núcleo se estabiliza emitiendo un neutrón, o bien como ocurre con frecuencia,
emitiendo una partícula beta, es decir, un electrón.

Cuando la relación de neutrones/protones es muy pequeña, debe ocurrir una


disminución en el número de protones o aumentar el número de neutrones para
lograr la estabilidad del núcleo. Esto ocurre con la emisión de un electrón positivo o
positrón, o bien absorbiendo el núcleo un electrón orbital.

Los rayos gamma son ondas electromagnéticas de gran energía, muy parecidos a
los rayos X, y en ciertas ocasiones se presentan cuando ocurre una desintegración
de partículas beta, o bien una emisión de positrones. Por lo tanto, la radiación
gamma no posee carga eléctrica y su naturaleza ondulatoria permite describir su
energía en relación a su frecuencia de emisión.

c) Radiactividad Artificial.

Al bombardear diversos núcleos atómicos con partículas alfa de gran energía, se


pueden transformar en un núcleo diferente, por lo tanto, se transforma en un
elemento que no existe en la naturaleza. Los esposos Irene Curie y Frédéric Joliot,
experimentando con tales procesos descubren la radiactividad artificial, pues se
percatan que al bombardear ciertos núcleos con partículas procedentes de fuentes
radiactivas estos se vuelven radiactivos. Si la energía de las partículas es
adecuada, entonces puede penetrar en el núcleo generando su inestabilidad y por
ende, induciendo su desintegración radiactiva.

Desde el descubrimiento de los primeros elementos radiactivos artificiales, el


hombre ha logrado en el tiempo obtener una gran cantidad de ellos. Es clave en
este proceso la aparición de los llamados aceleradores de partículas y de los
reactores nucleares. Estos últimos son fuente importante de neutrones que son
utilizados para producir gran variedad de radioisótopos.
Niels Henrik David Bohr, tímido físico teórico danés; nacido en Copenhague el 7
de octubre de 1885. Estudió en la Universidad de su ciudad natal, doctorándose
en 1911. Ese mismo año marchó a Inglaterra a estudiar con una beca en el
Cavendish Laboratory de Cambridge, donde pasó seis meses bajo la dirección de
sir Joseph John Thomson, con la esperanza de ver traducida del danés al inglés
su exhaustiva tesis de su doctorado sobre los electrones. Cuando Thomson
mostró poco interés en el ensayo de Bohr, en 1912 se encaminó a la Universidad.
de Manchester, donde trabajó en la investigación de la radiactividad y de modelos
del átomo con Ernest Rutherford, con la idea de enseñar esos temas cuando
regresara a Dinamarca.

En Manchester, Bohr y Rutherford iniciaron una improbable amistad que


duró toda la vida. Los dos hombres formaban una extraña pareja. La
retumbante voz de Rutherford reverberaba fuertemente en los laboratorios
donde trabajaba. Bohr nunca hablaba más alto que un susurro. Sin
embargo, el hablar era esencial para su ser. No sólo hablaba tres idiomas
sino que, batallaba con las palabras, rectificando y corrigiéndose a sí
mismo, luchando con las paradojas, repitiéndose, buscando las frases
exactamente correctas. Si hablar era difícil, escribir resultaba un tormento:
Escribía borradores incluso en tarjetas postales, y revisaba lo que escribía
media docena de veces, distrayendo a sus colaboradores. La complejidad
de su vida intelectual puede que mejorara la receptividad de Bohr al átomo
que Rutherford había elaborado, un átomo que tenía sentido
experimentalmente pero que no podía existir bajo las leyes de la física
clásica. En un atrevido movimiento, el joven físico dio un rodeo al problema
declarando simplemente que los movimientos dentro de los átomos están
gobernados por otras leyes. En particular, afirmó que los electrones no
irradian energía cuando se hallan en ciertos «estados estacionarios».

En 1913 Bohr reveló su visión del átomo en tres ensayos que aparecieron
en el Philosophical Magazine británico, utilizando la constante de Planck y
las emisiones espectrales del átomo de hidrógeno como pincel y tela. En
esos ensayos describió tres postulados: 1) Cuantificación de las orbitas
permitidas para un electrón: un electrón sólo puede girar alrededor de su
núcleo en ciertas órbitas circulares para las que el momento cinético del
electrón es un múltiplo entero de h/21T (h, constante de Planck). 2) El
electrón gira alrededor de su núcleo en órbitas fijas, sin radiar ni absorber
energía. 3) La radiación o absorción de energía sólo tiene lugar cuando un
electrón pasa de una órbita de mayor (menor) energía a una de menor
(mayor), que se encuentra más cercana (alejada) al núcleo. La frecuencia f
de la radiación emitida o absorbida viene determinada por la relación: E1-
E2=hf, donde E1 y E2 son las energías correspondientes a las órbitas de
tránsito del electrón. Esto explicaba por qué, por ejemplo, los átomos de
hidrógeno ceden distintivas longitudes de onda de luz, que aparecen en el
espectro del hidrógeno como una distribución fija de líneas de luz conocida
como serie de Balmer: Los átomos emiten energía solamente en ciertas
cantidades exactamente calibradas.

ÁTOMO DE
BOHR
La mayoría de los científicos establecidos se sintieron desconcertados ante
el átomo de Bohr y sus implicaciones con respecto a la teoría clásica. Pero
Rutherford cantó sus alabanzas, llamándole «el tipo más inteligente que
jamás he conocido». Ese apoyo implicó que varios jóvenes físicos siguieran
el camino de Bohr. En Inglaterra y Alemania, así como en los Países Bajos,
Dinamarca y Suecia, una nueva generación de investigadores empezó a
desarrollar poderosas evidencias en apoyo de las ideas de Bohr. La nueva
teoría comenzó a ser aplicada con gran éxito al átomo de hidrógeno. El
modelo de Bohr fue generalizado posteriormente, a átomos de elementos
superiores, por A. Sommerfeld; no obstante, la teoría atómica de Bohr. se
considera como la base de la física atómica y nuclear modernas.

Bohr permaneció en Manchester hasta 1916, año en que volvió a


Copenhague al ser nombrado profesor de física teórica en la universidad de
dicha ciudad. En 1920, y gracias al respeto que había alcanzado, pudo
reunir los fondos necesarios para la creación de un nuevo centro llamado el
Instituto para la Física Teórica. Junto con las universidades alemanas de
Munich y Göttingen, el instituto emergió como un líder en la teoría atómica.
Pronto los físicos enzarzados en acalorados debates empezaron a viajar de
uno a otro de los tres centros de intelectualidad. Posteriormente marchó a
los EE.UU. trabajando en el Instituto de Estudios Avanzados de Princeton
(Nueva Jersey), donde, en colaboración con J. A. Wheler, enunció una
teoría sobre la fisión nuclear que dio lugar a la investigación conducente a
la realización de la primera bomba atómica. Volvió a su país, del que fue
obligado a salir por su origen judío en 1943 durante la ocupación nazi.
Regresó a los EE.UU. y trabajó como asesor científico para el proyecto
Manhattan, en el laboratorio de Los Álamos (Nuevo México). En 1945 volvió
a Dinamarca donde reasumió la dirección del Instituto de Física Teórica.

Bohr fue galardonado, en 1922, con el Premio Nobel de Física por sus
trabajos sobre la estructura atómica y la radiación. También fue el primero
que recibió, en 1958, el premio Átomos para la Paz. En 1958 publicó otra
obra famosa: Atomic theory and the human knowledge (Física Atómica y el
Conocimiento Humano). Murió en Copenhague el 18 de noviembre de
1962.

Considerado por muchos el segundo mejor científico del siglo XX después


de Einstein, Bohr es sin duda una figura esencial en el desarrollo de la
física de átomos y moléculas. El propio Einstein reconocía en él a "uno de
los más grandes investigadores científicos de nuestro tiempo". "El punto
esencial de todo lo que nos ha enseñado el desarrollo de la física atómica
estriba en habernos hecho reconocer la característica de totalidad que el
quantum de acción confiere a los procesos atómicos". Su entusiasmo por el
nuevo mundo atómico desvelado por la física del siglo XX estuvo de
manifiesto en su trabajo y en todas sus intervenciones públicas. "Nuestra
penetración en el mundo de los átomos – dice en uno de sus ensayos – es
sin duda una aventura comparable a los grandes viajes de los navegantes
en busca de nuevas tierras y a las denodadas exploraciones de los
astrónomos en las profundidades del espacio celeste." Los nuevos
hallazgos de la física suponían un «cambio radical» en la actitud hacia la
descripción de la naturaleza y permitieron un conocimiento profundo y
acelerado de las propiedades físicas y químicas de la materia en la primera
mitad de siglo.

Si se tuviese que indicar una cualidad característica de Bohr sería,


probablemente, la lentitud de su penetración intelectual. Su amigo el físico
soviético, nacionalizado americano, George Gamow, cuenta gran cantidad
de anécdotas en las que se ponen de manifiesto estas características de
Bohr; no obstante ha sido uno de los padres de la física moderna.

El núcleo atómico

El núcleo del átomo se encuentra formado por nucleones, los cuales pueden ser
de dos clases:

• Protones: Partícula de carga eléctrica positiva igual a una carga elemental,


y 1,67262 × 10–27 kg y una masa 1837 veces mayor que la del electrón
• Neutrones: Partículas carentes de carga eléctrica y una masa un poco
mayor que la del protón (1,67493 × 10–27 kg)

El núcleo más sencillo es el del hidrógeno, formado únicamente por un protón. El


núcleo del siguiente elemento en la tabla periódica, el helio, se encuentra formado
por dos protones y dos neutrones. La cantidad de protones contenidas en el
núcleo del átomo se conoce como número atómico, el cual se representa por la
letra Z y se escribe en la parte inferior izquierda del símbolo químico. Es el que
distingue a un elemento químico de otro. Según lo descrito anteriormente, el
número atómico del hidrógeno es 1 (1H), y el del helio, 2 (2He).

La cantidad total de nucleones que contiene un átomo se conoce como número


másico, representado por la letra A y escrito en la parte superior izquierda del
símbolo químico. Para los ejemplos dados anteriormente, el número másico del
hidrógeno es 1(1H), y el del helio, 4(4He).

Existen también átomos que tienen el mismo número atómico, pero diferente
número másico, los cuales se conocen como isótopos. Por ejemplo, existen tres
isótopos naturales del hidrógeno, el protio (1H), el deuterio (2H) y el tritio (3H).
Todos poseen las mismas propiedades químicas del hidrógeno, y pueden ser
diferenciados únicamente por ciertas propiedades físicas.

Otros términos menos utilizados relacionados con la estructura nuclear son los
isótonos, que son átomos con el mismo número de neutrones. Los isóbaros son
átomos que tienen el mismo número másico.

Debido a que los protones tienen cargas positivas se deberían repeler entre sí, sin
embargo, el núcleo del átomo mantiene su cohesión debido a la existencia de otra
fuerza de mayor magnitud, aunque de menor alcance conocida como la
interacción nuclear fuerte.
Historia de la teoría atómica
El concepto de átomo existe desde la Antigua Grecia propuesto por los filósofos
griegos Demócrito, Leucipo y Epicuro, sin embargo, no se generó el concepto por
medio de la experimentación sino como una necesidad filosófica que explicara la
realidad, ya que, como proponían estos pensadores, la materia no podía dividirse
indefinidamente, por lo que debía existir una unidad o bloque indivisible e
indestructible que al combinarse de diferentes formas creara todos los cuerpos
macroscópicos que nos rodean.

El siguiente avance significativo se realizó hasta en 1773 el químico francés


Antoine-Laurent de Lavoisier postuló su enunciado: "La materia no se crea ni se
destruye, simplemente se transforma."; demostrado más tarde por los
experimentos del químico inglés John Dalton quien en 1804, luego de medir la
masa de los reactivos y productos de una reacción, y concluyó que las sustancias
están compuestas de átomos esféricos idénticos para cada elemento, pero
diferentes de un elemento a otro.

Luego en 1811 Amedeo Avogadro, físico italiano, postuló que a una temperatura,
presión y volumen dados, un gas contiene siempre el mismo número de partículas,
sean átomos o moléculas, independientemente de la naturaleza del gas, haciendo
al mismo tiempo la hipótesis de que los gases son moléculas poliatómicas con lo
que se comenzó a distinguir entre átomos y moléculas.

El químico ruso Dmítri Ivánovich Mendeléyev creó en 1869 una clasificación de los
elementos químicos en orden creciente de su masa atómica, remarcando que
existía una periodicidad en las propiedades químicas. Este trabajo fue el precursor
de la tabla periódica de los elementos como la conocemos actualmente.

La visión moderna de su estructura interna tuvo que esperar hasta el experimento


de Rutherford en 1911 y el modelo atómico de Bohr. Posteriores descubrimientos
científicos, como la teoría cuántica, y avances tecnológicos, como el microscopio
electrónico, han permitido conocer con mayor detalle las propiedades físicas y
químicas de los átomos.
Modelo de Rutherford [editar]

Modelo atómico de Rutherford

Este modelo fue desarrollado por el físico Ernest Rutherford a partir de los
resultados obtenidos en lo que hoy se conoce como el experimento de Rutherford
en 1911. Representa un avance sobre el modelo de Thomson, ya que mantiene
que el átomo se compone de una parte positiva y una negativa, sin embargo, a
diferencia del anterior, postula que la parte positiva se concentra en un núcleo, el
cual también contiene virtualmente toda la masa del átomo, mientras que los
electrones se ubican en una corteza orbitando al núcleo en órbitas circulares o
elípticas con un espacio vacío entre ellos. A pesar de ser un modelo obsoleto, es
la percepción más común del átomo del público no científico. Rutherford predijo la
existencia del neutrón en el año 1920, por esa razón en el modelo anterior
(Thomson), no se habla de éste.

Por desgracia, el modelo atómico de Rutherford presentaba varias incongruencias:

• Contradecía las leyes del electromagnetismo de James Clerk Maxwell, las


cuales estaban muy comprobadas mediante datos experimentales. Según
las leyes de Maxwell, una carga eléctrica en movimiento (en este caso el
electrón) debería emitir energía constantemente en forma de radiación y
llegaría un momento en que el electrón caería sobre el núcleo y la materia
se destruiría. Todo ocurriría muy brevemente.
• No explicaba los espectros atómicos.
Modelo atómico de Thomson

Representación esquemática del modelo de Thompson.

El modelo atómico de Thomson, también conocido como el pastel de pasas, es


una teoría sobre la estructura atómica propuesta en 1904 por Joseph John
Thomson, descubridor del electrón, antes del descubrimiento del protón y del
neutrón. En dicho modelo, el átomo está compuesto por electrones de carga
negativa en un átomo positivo, como pasas en un puding. Se pensaba que los
electrones se distribuían uniformemente alrededor del átomo. En otras ocasiones,
en lugar de una sopa de carga positiva se postulaba con una nube de carga
positiva.En 1906 Thompson recibio el premio nobel de fisica por este
descubrimiento.

Dado que el átomo no deja de ser un sistema material que contiene una cierta
cantidad de energía interna, ésta provoca un cierto grado de vibración de los
electrones contenidos en la estructura atómica. Desde este punto de vista, puede
interpretarse que el modelo atómico de Thompson es un modelo dinámico como
consecuencia de la movilidad de los electrones en el seno de la citada estructura.

Si hacemos una interpretación del modelo atómico desde un punto de vista más
macroscópico, puede definirse una estructura estática para el mismo dado que los
electrones se encuentran inmersos y atrapados en el seno de la masa que define
la carga positiva del átomo.

Dicho modelo fue superado luego del experimento de Rutherford, cuando se


descubrió el núcleo del átomo. El modelo siguiente fue el modelo atómico de
Rutherford.
Núcleo atómico

Representación aproximada del átomo de Helio. en el núcleo los protones están


representados en rojo y los neutrones en azul. En la realidad el núcleo también
es simétricamente esférico.

El núcleo atómico es la parte central de un átomo, donde se concentra aproximadamente el


99.99% de la masa total y tiene carga positiva.

Está formado por protones y neutrones (denominados nucleones) que se mantienen unidos
por medio de la interacción nuclear fuerte. La cantidad de protones en el mismo determina
el elemento químico al que pertenece. Los núcleos atómicos con el mismo número de
protones pero distinto número de neutrones se denominan isótopos.

La existencia del núcleo atómico fue deducida del experimento de Rutherford.

Historia
El descubrimiento de los electrones fue la primera indicación de la estructura interna de los
átomos. A comienzos del siglo XX el modelo aceptado del átomo era el de JJ Thomson's
"pudín de pasas" modelo en el cual el átomo era una gran bola de carga positiva con los
pequeños electrones cargados negativamente incrustado dentro de la misma. Por aquel
entonces, los físicos habían descubierto también tres tipos de radiaciones procedentes de los
átomos : alfa, beta y radiación gamma. Los experimentos de 1911 realizados por Lise
Meitner y Otto Hahn, y por James Chadwick en 1914 mostraron que el espectro de
decaimiento beta es continuo y no discreto. Es decir, los electrones son expulsados del
átomo con una gama de energías, en vez de las cantidades discretas de energía que se
observa en rayos gamma y decaimiento alfa. Esto parecía indicar que la energía no se
conservaba en estos decaimiento. Posteriormente se descubrió que la energía sí se conserva,
con el descubrimiento de los neutrinos.

En 1906 Ernest Rutherford publicó "La radiación de las partículas α de Radium en pasar
por Matter", en Philosophical Magazine (12, p. 134-46). Hans Geiger amplió este trabajo en
una comunicación a la Royal Society (Proc. Roy. Soc. 17 de julio de 1908) con
experimentos y Rutherford se había hecho pasar aire a través de las partículas α, papel de
aluminio y papel de aluminio dorado. Geiger y Marsden publicaron trabajos adicionales en
1909 (Proc. Roy. Soc. A82 p. 495-500) y ampliaron aún más el trabajo en la publicación de
1910 por Geiger (Proc. Roy. Soc. Febrero 1, 1910). En 1911-2 Rutherford explicó ante la
Royal Society los experimentos y propuso la nueva teoría del núcleo atómico.

Por esas mismas fechas (1909) Ernest Rutherford realizó un experimento en el que Hans
Geiger y Ernest Marsden, bajo su supervisión dispararon partículas alfa (núcleos de helio)
en una delgada lámina de oro. El modelo atómico de Thomson predecía que la de las
partículas alfa debían salir de la lámina con pequeñas desviaciones de sus trayectorias
están. Sin embargo, descubrió que algunas partículas se dispersan a grandes ángulos, e
incluso completamente hacia atrás en algunos casos. Este descubrimiento en 1911, llevó a
el modelo atómico de Rutherford, en que el átomo esta constituido por protones y
electrones. Así, el átomo del nitrógeno-14 estaría constituido por 14 protones y 7
electrones.

El modelo de Rutherford funcionó bastante bien hasta que los estudios llevadas a cabo por
Franco Rasetti, en el Institute of Technology de California en 1929. En 1925 se sabía que
los protones y electrones tiene un espín de 1 / 2, y en el modelo de Rutherford nitrógeno -
14 los 14 protones y seis de los electrones deberían cancelar sus contribuciones al espín
total, estimándose un espín total de 1 / 2. Rasetti descubierto, sin embargo, que el nitrógeno
- 14 tiene un espín total unidad.

En 1930 Wolfgang Pauli no pudo asistir a una reunión en Tubinga, y en su lugar envió una
carta famoso con la clásica introducción "Queridos Señoras y señores radiactivos ". En su
carta Pauli sugirió que tal vez existía una tercera partícula en el núcleo, que la bautizó con
el nombre de "neutrones". Sugirió que era más ligero que un electrón y sin carga eléctrica,
y que no interactuaba fácilmente con la materia (y por eso todavía no se le había detectado).
Esta hipótesis permitía resolver tanto el problema de la conservación de la energía en la
desintegración beta y el espín de nitrógeno - 14, la primera porque los neutrones llevaban la
energía no detectada y el segundo porque un electrón extra se acoplaba con el electrón
sobrante en el núcleo de nitrógeno - 14 para proporcionar un espín de 1. Enrico Fermi
redenominó en 1931 los neutrones de Pauli como neutrinos (en italiano pequeño neutral) y
unos treinta años después se demostró finalmente que un neutrinos realmente se emiten en
el decaimiento beta.

En 1932 James Chadwick se dio cuenta de que la radiación que de que había sido
observado por Walther Bothe, Herbert L. Becker, Irène y Jean Frédéric Joliot-Curie era en
realidad debido a una partículas que él llamó el neutrón. En el mismo año Dimitri Ivanenko
sugirió que los neutrones eran, de hecho partículas de espín 1 / 2, que existían en el núcleo
y que no existen electrones en el mismo, y Francis Perrin sugirió que los neutrinos son
partículas nucleares, que se crean durante el decaimiento beta. Fermi publicó 1934 una
teoría de los neutrinos con una sólida base teórica. En el mismo año Hideki Yukawa
propuso la primera teoría importante de la fuerza para explicar la forma en que el núcleo
mantiene junto.
PROBLEMÁTICA; En algunas escuelas de nivel medio superior se quiere
empezar a trabajar en nuevos experimentos que se producen a la velocidad de la
luz o valores cercanos a ella cuyas escalas especiales son del orden del tamaño
del átomo. Pero se tiene muy poco conocimiento del tema ya que en los temarios
de sus materias manejan muy simplificado ese tema y por consecuencia no tienen
dominio de él y no pueden empezar a trabajar en algunos de estos fenómenos y
por lo tanto se pretenden implementar cursos de física nuclear para adentrar mas
a los alumnos en estos temas.

JUSTIFICACION; Para la selección del contenido de estos cursos se requiere


tener un gran conocimiento de física nuclear tanto en su historia como en sus
avances para poder cubrir la mayor parte de información importante y los alumnos
puedan trabajar.

OBJETIVO GENERAL; Adquirir conocimiento sobre física nuclear para poderlo


mostrar en los cursos.

OBJETIVO ESPECIFICO;

1° Recopilar las fuentes de información.

2° Verificar la veracidad de las fuentes de información.

3° Clasificar la información recabada.

4° Presentar informe.

MARCO TEORICO;

Marco contextual;
DEFINICION; El termino física nuclear se asocia a menudo con el de energía
nuclear y bombas nucleares debido en parte a la popularidad que tuvieron en los
años 60 durante la guerra fría.

CLASIFICACION; 1° HISTORIA DE LA FISICA NUCLEAR

2°AVANCES DE LA FISICA NUCLEAR

IMPLEMENTACION; Cursos escolares o una revista escolar para conocer mas el


tema y tener una mejor cultura.

DESARROLLO ACTUAL; Enrico Fermi fue un físico italiano conocido por el desarrollo
del primer reactor nuclear y sus contribuciones al desarrollo de la teoría cuántica, la física
nuclear y de partícula, y la mecánica estadística.
INSTITUTO TECNOLOGICO DE LA
PIEDAD

INGENIERIA EN ELECTRONICA

TALLER DE INVESTIGACION I

M.A. CLAUDIA RODRIGUEZ CORREA

ALFREDO VARGAS AGUIRRE

“4E”

23/06/09

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