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Robo que fue esclarecido, 'gracias' a la confesin de su parte, obtenida mediante apremios ilegales. La cuestin que aqu se sucinta es la de analizar el alor que se le di a dic!a declaracin, que desde "a decimos que es ilegal. #abe destacar el conte$to en el cual Montenegro fue %uzgado, que es en plena &ictadura # ico Militar " que los 'ribunales que lo condenaron le !a"an dado alor a la confesin es un poco ruidoso, al menos para m. 'eniendo esto en cuenta, La #orte trata el tema alrededor de la doctrina de la Regla de ($clusin, que uel e a citarla despu)s de 9* a+os cuando lo !izo en el precedente #!arles ,ermanos -1891. (sta Regla de ($clusin es el mero rec!azo !acia aquella prueba obtenida ilegalmente. es decir, que no se admite que para la resolucin de un delito se cometa otro "a que de esta forma se pro ocara una real contro ersia entre las garantas constitucionales de las personas, como en este caso son el de no estar obligado a declarar contra s mismo " por ende la debida defensa en %uicio. /s lo establece La #orte0 El acatamiento por parte de los jueces de ese mandato constitucional no puede reducirse a disponer el procesamiento y castigo de los eventuales responsables de los apremios, porque otorgar valor al resultado de su delito y apoyar sobre l una sentencia judicial, no slo es contradictorio en el reproche formulado, sino que compromete la buena administracin de justicia al pretender constituirla en beneficiaria del hecho ilcito." -#onsiderando 1.. 2e llega a la conclusin de que se poda resol er el caso con m3s pruebas m3s all3 de la declaracin de Montenegro, como di%o el &ictamen del 4rocurador 5eneral "...el secuestro de los efectos robados, la declaracin de la damnificada, sobre la e!istencia del hecho, y las circunstancias de que una de las alhajas incautadas tuviera grabadas las iniciales del testigo..." etc. 6 a7n con estas otras pruebas en contra de Montenegro que lo relacionan directamente con el !ec!o ilcito, el 'ribunal a quo no supo dar indicios de que sin la confesin del imputado pudiese resol er el caso. 8ueda en e idencia la iolacin del debido proceso !acia Montenegro, por parte del (stado " su poder puniti o, " tambi)n por parte de los 'ribunales que lo condenaron, que, contrario a lo que dice 9oaqun :. 5onz3lez, no !an respetado tales garantas, que deben ser aplicadas en plenitud " sin ninguna aga ni ambigua interpretacin que des irt7e su naturaleza.