UNIDAD I: EL MISTERIO DE LA EXISTENCIA a) El ser humano se pregunta
Qu problemas preocupaban a las mujeres y hombres que nos antecedieron cuando entraron por primera vez en contacto con el cristianismo? No tenemos certeza de ello; lo que s podemos decir es que, para algunas personas, el mensaje de Jess fue respuesta, luz y fuerza.
Cada generacin, cada mujer y cada hombre, vuelven a plantear esas y otras preguntas. Los seres humanos somos seres que interrogamos constantemente a la vida. De esta forma, nosotros, los cristianos, somos hombres y mujeres que preguntamos Ahora, qu papel juega nuestra fe dentro de esta realidad? Desde nuestra infancia estas dudas comienzan a aparecer y su sonido no se calla con la madurez ni el envejecimiento. De igual forma, cada quien plantea las preguntas a partir de su propia realidad: un estudiante plantea la pregunta de manera distinta que un obrero; quien se encuentra convaleciente por el dolor y la enfermedad lo hace de manera distinta que quien se encuentra sano, recostado al sol; el creyente se cuestiona de otro modo que el incrdulo; los hombres y mujeres del siglo XXI lo hacemos distinto que quienes vivieron durante el s. XIX Pero, en el fondo, se tratan de los mismos enigmas que claman por una respuesta y, difcilmente, podemos mantenernos inmutables frente a esas preguntas ya que afectan a nuestra propia vida, nuestros anhelos de felicidad.
Pero no ser, tal vez una pregunta superflua, para quienes disponen de tiempo? Quiz no nos percatamos de que nuestro trabajo, nuestra familia, todo aquello que nos ocupa se confunde con esa pregunta. As, el curso de nuestro trabajo, la vida ntima de nuestra familia, no son slo preguntas incesantes a la vida. Son tambin respuestas. Son ya cumplimiento de nuestro anhelo de que la vida tenga para nosotros un sentido.